De Catechizandis Rudibus

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De catechizandis Rudibus San Agustín INDICE: TITULO MOTIVO DE LA OBRA: NOVEDAD DE ESTA OBRA: TAREA DEL CATEQUISTA: PARTE PRIMERA : DEL MÉTODO Y TEORÍA DE LA CATEQUESIS DISPOSICIONES DEL CATEQUIZANDO CONDICIONES DEL CATEQUIZANDO NORMAS PARA LA EXPOSICIÓN DE LA FE CAUSAS DEL ABURRIMIENTO DEL CATEQUISTA PARTE SEGUNDA EJEMPLOS PRÁCTICOS DE CATEQUESIS A QUIEN VA DIRIGIDO COMIENZO DE LA INSTRUCCIÓN Historia de la Salvación Historia de la Iglesia Apología del dogma de la Resurrección de la carne Escatología Exhortación ética SERMÓN MÁS BREVE 1

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De catechizandis RudibusSan Agustín

INDICE:

TITULO

MOTIVO DE LA OBRA:

NOVEDAD DE ESTA OBRA:

TAREA DEL CATEQUISTA:

PARTE PRIMERA :

DEL MÉTODO Y TEORÍA DE LA CATEQUESIS

DISPOSICIONES DEL CATEQUIZANDO

CONDICIONES DEL CATEQUIZANDO

NORMAS PARA LA EXPOSICIÓN DE LA FE

CAUSAS DEL ABURRIMIENTO DEL CATEQUISTA

PARTE SEGUNDA

EJEMPLOS PRÁCTICOS DE CATEQUESIS

A QUIEN VA DIRIGIDO

COMIENZO DE LA INSTRUCCIÓN

Historia de la Salvación

Historia de la Iglesia

Apología del dogma de la Resurrección de la carne

Escatología

Exhortación ética

SERMÓN MÁS BREVE

TITULO: De Catechizandis Rudibus:

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De catechizandis RudibusSan Agustín

Catechizandis: deriva del verbo latino catechizare que a su vez

proviene del griego que significan en su sentido primitivo

“hacer resonar”y que con el tiempo pasa a significar enseñar o

instruir a alguien mediante las palabras orales

Rudibus: Esta palabra era empleada para designar en un principio a

lo que no había sido trabajado, tierra, mármol,. A partir de ahí

comienza a aplicársele el término a alguien que no está instruido, que

es ignorante en alguna disciplina y de ahí los autores cristianos

comienzan a usar este vocablo para designar a todos aquellos que

eran desconocedores de las verdades de la fe

Los rudes por lo tanto serían aquellos que son objeto de la acción

pastoral .

La palabra rudis aparece nueve veces en el texto y sus compuestos

verbales aparecen cinco y en todas ellas excepto una sola están

aplicados al plan religioso.

En esta obra el rudis es aquel que ocupa un lugar intermedio entre el

pagano y el catecúmeno propiamente dicho.

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MOTIVO DE LA OBRA:El motivo de la obra lo explica San Agustín al principio de la misma1.

Deogracias, diácono de Cartago, le pide que le de algunas normas

sobre cómo enfocar la educación de aquellos que deseaban recibir su

primera formación en la fe cristiana.

I 1. Las tres dificultades de Deogracias.—*Me pediste, hermano

Deogracias, que te escribiera algo que pudiera serte útil acerca de la

catequesis de los principiantes. Me decías, en efecto, que en Cartago, donde

eres diácono ', a menudo te presentan algunos que van a recibir su primera

formación en la fe cristiana, porque creen que tienes abundantes dotes de

catequista 2, por tus conocimientos de la fe y la persuasión de tus palabras.

Tú, en cambio, según confiesas, casi siempre te encuentras en dificultad

cuando tienes que exponer adecuadamente aquellas verdades que debemos

creer para ser cristianos. No sabes cómo ha de comenzar y terminar la

exposición3; si, terminada ésta, debes añadir alguna exhortación o más bien

los preceptos, mediante la observancia de los cuales el oyente debe aprender

a mantenerse cristiano de profesión y en la realidad. 2 Me confesaste

además y te quejabas de que a menudo, durante un discurso largo y

desgarbado, tú mismo te sentías insatisfecho y aburrido, y más aún las

personas que instruías con tus palabras y los que te escuchaban. Y ante

estos hechos te sentías obligado a pedirme, por la caridad que te debo, te

escribiera algo sobre este tema, si ello no me era muy gravoso en medio de

mis ocupaciones

Según el mismo San Agustín, Deogracias es una persona

perfectamente cualificada para el desempeño de la misión pero que

se sentía desorientado a la hora de poner en práctica sus

conocimientos.

El diácono aparece como una persona muy preocupada e involucrada

en el cumplimiento de su deber. Además no se debe olvidar que

Deogracias era diácono en Cartago, zona en la que algunas de las

polémicas más fuertes, entre las que se encontraba el maniqueísmo,

1 DCR I, 1-2

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con las que el cristianismo primitivo se tuvo que enfrentar, tuvieron

un mayor arraigo.

NOVEDAD DE ESTA OBRA:

El De Catechizandis Rudibus es un tratado único en su género ya que

es un manual práctico tanto para el catequista como para el

catecúmeno y al mismo tiempo es una valiosa contribución al

contenido y al método de las catequesis con algunas innovaciones:

1. San Agustín incluye en su tratado no solo la historia bíblica sino

también la historia de la Iglesia hasta su época.

2. Pone de relieve el Decálogo como resumen de los dos grandes

mandatos del amor: El amor a Dios y el amor al prójimo y como

fundamento de la moralidad cristiana.

3. Fue el primero en apreciar el valor e interés de las preguntas y

respuestas al estudiar las condiciones del candidato y al

analizar y sopesar sus motivos para decidirse a abrazar el

cristianismo

4. Es un autor de una notable gran sensibilidad psicológica y

pedagógica . Propone remedios prácticos y actuales.

5. La novedad principal que introduces en la catequética es la

observación psicológica y la reflexión metodológica acerca del

acto mismo de la enseñanza.

6. En esta obra aparece por primera vez el catecúmeno con toda

su carga de humanidad, con sus cualidades y sus defectos, con

sus virtudes y sus miserias

7. Induce a la búsqueda del maestro interior como fuente

inagotable de alegría que ayudará al catequista no solo en su

función sino es vida diaria

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TAREA DEL CATEQUISTA:

En respuesta a los temores de Deogracias, San Agustín le responde

que antes que nada lo que debe tener en cuenta no es lo que sus

palabras le parezcan a él sino como éstas son entendidas por

aquellos que las demandan 2 tu debes pensar que que tus palabras no

desagradan a los demás como te desagradan a ti, ni debes considerarte

inútil cuando no llegas a explicar tus propias ideas según tus deseos, pues

a veces ni siquiera intuyes las cosas que desearías”

Termina este apartado en el que se refiere a la tarea del catequista

con una llamada a cuidar los medios que el catequista emplee y que

los reparta con generosidad y alegría pues 3si Dios ama al que reparte

con alegría las cosas materiales ¿con cuánta más razón amará al que

distribuye las espirituales? Pero el que esta alegría aparezca en el momento

oportuno corresponde a la misericordia de aquel que nos ordena la

generosidad”

2 DCR II: 4 93 DCE II, 4, 14

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PARTE PRIMERA :

Del método y teoría de la catequesis:

Disposiciones del catequizando:Cuando uno de estos rudes ha decidido prepararse para el Bautismo

tiene que presentarse ante los doctores que les hacen un examen

para saber si están en condiciones para ingresar.

San Agustín expone de manera rápida alguno de los motivos por los

que un catequizando quiere hacerse cristiano 4 en verdad muy raras

veces , por no decir nunca, sucede que el que se presenta para hacerse

cristiano no esté movido por un cierto temor de Dios. Si en realidad quiere

hacerse cristiano porque espera lograr algún beneficio humano de parte de

personas , a las que, de otra manera, no podría agradar, o para evitar la

enemistad de otros cuya hostilidad y malos tratos teme, ese tal no quiere

serlo realmente, sino simularlo. Sabemos que la fe no es objeto del cuerpo

reverente, sino del alma, creyente.

Pero como el catequista no puede saber el motivo por el que un

catequizando se acerca a solicitar instrucción San Agustín aconseja 5

por eso debemos obrar con él de modo que llegue a esa decisión, si es que

no la tiene ya. Porque si está decidido, nada se pierde, pues nuestro modo

de proceder le anima, aunque no sepamos en qué momento o en qué

circunstancias se ha producido su decisión.

A continuación el catequista deberá intentar averiguar cuales son

realmente los verdaderos motivos ya sea 6 que nos enteremos a tiempo

de parte de os que le han conocido acerca de su estado de ánimo y de los

motivos que le han empujado a abrazar nuestra religión....preguntárselo a

él mismo.

4 DCR V, 9, 2-35 DCR V, 9, 4 6 DCR V,9, 5

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Si el catequista cree que finge se puede optar por mantener la

mentira de tal modo que ésta sea útil para hacerle ver que en

realidad si que desea la instrucción más profundamente de lo que

cree

Pero si la respuesta que da se aleja mucho de lo que deben ser los

sentimientos propios de alguien que quiere ser cristiano San Agustín

aconseja que se le reprenda con dulzura puesto que es hombre rudo

e ignorante y mostrarle las benevolencias de la doctrina cristiana

pero sin imposición intentando que quiera aquello que en un principio

deseaba por motivos erróneos.

Condiciones del catequizando:1. Si son personas cultas probablemente sean ya conocedoras de

las Escrituras y de los escritores así que con ellos el catequista

ha de ser breve. También deberá tratar de averiguar de que

fuente ha recibido esa información, si ha sido de libros

canónicos o otros valiosos deberá alabarlo y felicitarlo por saber

entender lo que ha leído. Pero si por el contrario leyó libros de

algún hereje habrá que educarlo con cuidado presentándole la

autoridad de la Iglesia universal y de los escritores más

brillantes sobre el caso particular.

2. Gramáticos y oradores: Están en un nivel intermedio entre los

iletrados y los anteriores. Según San Agustín con estos

catecúmenos se ha de pasar más tiempo intentando que

escuchen las Escrituras de tal modo que las respeten a pesar de

que su lenguaje no les atraiga demasiado. Deberán aprender a

escuchar con el corazón antes que con los oídos.

3. Con los más torpes habrá que usar una explicación más

detallada y de más ejemplos para atraer su atención.

Normas para la exposición de la fe:El primer consejo que San Agustín da es el de resumir, escogiendo los

hechos mas admirables, aquellos que se escuchan con más agrado,

destacándolos y deteniéndose más en ellos y exponiendo de una

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forma más rápida aquellos que se consideren secundarios pero sin

olvidar que todo lo expuesto en las Sagradas Escrituras fue puesto allí

para poner de relieve la figura de Cristo y presentarlo ante los

hombres como mediador entre ellos y Dios, así como la gratuidad del

Amor de Dios que envió a su único hijo para que nos salvara. La

venida de Cristo a este mundo es una prueba de cuan grande es el

Amor de Dios.

Es en este apartado donde San Agustín hace una férrea defensa del

Antiguo Testamento como necesario, indispensable e inseparable del

Nuevo Testamento7 Por esta razón, en el Antiguo Testamento está velado

el Nuevo y en el Nuevo está la revelación del Antiguo. Esta defensa puede

deberse a contrarrestar la herejías Marcionitas que habían surgido en

el S.II y que defendían que el Dios de Antiguo Testamento no era el

mismo que el del Nuevo Testamento.

Causas del aburrimiento del catequista:A continuación y para cerrar esta primera parte San Agustín responde

a la petición de Deogracias sobre consejos para evitar el tedio en las

explicaciones.

Le escribe seis consejos:

1. Remedio contra la primera causa. Buscar la alegría en la

exposición.

San Agustín remarca que es tan importante no aburrir al oyente como

que el orador no esté aburrido. Hay que saber transmitir todo el

interés, la pasión que se siente por el tema que se está explicando

para que el catecúmeno lo perciba y lo llegue a sentir también.

Menciona varios problemas que pueden interferir en el estado de

ánimo a la hora de realizar el discurso, interrupción en un trabajo,

dolor por algún escándalo, pero lo que hay que hacer es disminuir la

tensión, alegrarse con el fervor de espíritu y gozar de la tranquilidad

de una buena obra.

2. Remedio frente a la cortedad del oyente:

7 DCR 4, 8

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Si el orador es consciente de que el oyente no alcanza a comprender

los términos de su oratoria debe saber rebajarla hasta que éste sea

capaz de entender el mensaje igual que hizo Dios cuando tomó forma

de siervo, hasta la muerte en la cruz.

3. Remedio contra el disgusto ante el resultado incierto:

Si el catequista se da cuenta de que ha cometido algún error, que la

explicación no ha sido del todo clara o que pueden haber inducido al

catecúmeno a un error no deberá asustarse ni deprimirse sino que

deberá alegrarse puesto que la obra que se está a realizar es buena y

la intención del que la realiza se ve movida y estimulada por la

caridad.

4. Peligro de repetirse en las explicaciones:

Si el catequista está cansado de repetir las mismas cosas debe unirse

a sus oyentes de tal modo que le parezca como si las escuchara por

vez primera.

5. Peligro de hastío por la actitud del oyente:

Si el oyente no se conmueve con la explicación se deben buscar las

palabras necesarias para motivarlo e incluso preguntarles cual es el

motivo de su aburrimiento. El oyente tendrá en cuenta la postura de

su cuerpo, si bosteza, si está cansado...de tal modo que se tenga en

cuenta el lugar en donde vaya a tener lugar el discurso, si van a estar

de pie o sentados, y adaptar la extensión de la exposición a esas

circunstancia.

6. Como actuar en casos concretos de tedio:

a. Ante casos imprevistos que alteren la planificación

hecha, San Agustín aconseja planificar las cosas

exhaustivamente y si aún así surgen imprevistos

adaptarse sin enfado.

b. Contra los escándalos impíos aconseja no dejarse

derrotar por la ira o el dolor sino apoyar al catecúmeno

para que no decaiga y busque ejemplo en los cristianos

auténticos y no solo en aquellos que lo son de nombre.

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c. Por errores o defectos del catequista hay que buscar el

consuelo en que la obra que se esta realizando es más

grande que los posibles fallos que el catequista pueda

cometer

Concluye esta primera parte San Agustín con un consejo sobre como

hay que adaptar siempre el sermón a los oyentes puesto que lo que

sirve para unos no es apto para otros.

PARTE SEGUNDA

Ejemplos prácticos de catequesis:

Comienzo de un sermón largo.

1. A quien va dirigido:Cuando se presenta ante el catequista un catecúmeno si este

responde que ha decidido ser cristiano por la paz de la vida futura se

le dará entrada y se le recibirá con unas palabras que le sirven al

autor para relatar los males que acechan a la sociedad de su tiempo:

a. Búsqueda de riquezas y bienes perecederos

b. Búsqueda de placeres, lujuria, espectáculos

c. Los que promueven y apoyan las guerras

d. Los que se arrepienten a última hora por temor

Aquellos que se acercan a la Iglesia con el ánimo de buscar la

felicidad eterna y el descanso sin fin son los verdaderos cristianos.

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2. Comienzo de la instrucciónUna vez aceptados como catecúmenos se los instruye en la historia

de la Salvación tocando aquellos momentos que se consideran más

relevantes y siguiendo las pautas que dictó en la parte anterior.

Pero San Agustín no detiene su relato en la Historia de Jesús sino que

lo amplía e incluye ya la historia de la Iglesia hasta ese momentos.

Al final de esta obra San Agustín hace una breve apología del dogma

de la resurrección del cuerpo que era objeto de burla en la época:

XXV 46. La resurrección de la carne.—* Por eso, hermano, confírmate en la

fe y en el nombre de aquel en quien crees, contra las lenguas de los que se

burlan de nuestra fe y por medio de los cuales el demonio pronuncia

palabras seductoras, sobre todo cuando quiere mofarse de la creencia en la

resurrección. 2 Pero tú cree, por tu propia experiencia, que un día

resucitarás tú que has sido, puesto que antes no eras y ahora ves que eres.

¿Dónde estaba esta masa de tu cuerpo y esta forma y estructura de tus

miembros hace unos pocos años, antes de haber nacido o incluso antes de

que hubieras sido concebido en el vientre de tu madre? ¿Dónde estaba esta

masa y esta estatura de tu cuerpo? ¿Acaso no han salido de los secretos

arcanos de esta creación gracias al Señor Dios, artífice invisible, y fueron

creciendo hasta llegar al tamaño y la forma actual, según un crecimiento

propio de la vida?3 ¿Y habrá de ser difícil para Dios que, en un instante, arrastra desde lo

escondido montones de nubes y con ellas cubre el cielo en un momento,

devolver a tu cuerpo la mole que antes tenía, él que pudo crearla antes de

que existiera? 4 Cree, pues, firme e inquebrantablemente que todas las

cosas que parecen sustraerse a los ojos de los hombres, como si perecieran,

permanecen íntegras e intactas en virtud de la omnipotencia de Dios. El las

restaurará sin tardanza y sin dificultad alguna cuando quiera, al menos las

que su justicia juzgue que deben ser restauradas, con el fin de que los

hombres den cuenta de sus acciones en los mismos cuerpos con que las

llevaron a cabo, y que en esos cuerpos merezcan los hombres o la

transformación de la incorruptibilidad celestial, según los méritos de su

piedad, o la condición corruptible del cuerpo según los méritos de mala vida,

condición que no será destruida por la muerte, sino que suministrará

materia a los sufrimientos eternos

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A continuación viene una escatología, una llamada a la vida eterna, a

compartir una vida futura al igual que los santos en donde no habrá

ninguna de las cosas que atormentan al ser humano en este mundo.

Por último viene una exhortación etica que es la aplicación práctica

de toda la narratio. Deberá evitar las tentaciones de todo tipo, de

bienes materiales, de lujuria, de juego, de artes blasfemas.

Deberá sentir que es cristiano y actuar como tal de lo contrario será

juzgado con una gran dureza

Para lograrlo deberá buscar la compañía de los buenos, con los que

aman a su rey pero solo deberá buscar su compañía su esperanza

solo debe ponerla en Dios, que es inmutable y del único que se puede

fiar.

Una vez expuesta la fe y sus exigencias si el catecúmeno las acepta

pasará a tomar parte en los ritos de iniciación.

Pero no termina en este punto la obra de San Agustín sino que ofrece

una versión reducida de todo lo dicho hasta el momento por si

Deogracias considera el anterior sermón demasiado largo.

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