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BIBLIOT U N I V
DISCURSO
ACERCA DEL ORIGEN Y PROGRESOS
DE LA AGRICULTURA,
D E SUS V E N T A J A S ,
Y
D E L A N E C E S I D A D D E S U E N S E Ñ A N Z A .
CON QUE SE DIO PRINCIPIO .4 LAS LECCIONES PÚBLICAS DE ACHÍ-CULTURA Y BOTÁNICA EN EL SALÓN PRINCIPAL DEL REAL CONSULADO DE ALICANTE EL DÍA 1 4 OCTUBRE DE 1-816, EN CELEBRIDAD DEL FELIZ CUMPLE AÑOS DEL REY N . S.
P O R D O N C L A U D I O B O U T E L O U ,
T J T R E C T O R Y P R O F E S O R D E A < Í R I C V L T V R A Y B O T Á N I C A D E L E S T U D I O , QT/E
CON L A S O B E R A N A A P R O B A C I Ó N D E S . M. , S E HA E S T A B L E C I D O EN A L I C A N T E
P O R E L R E A L C O N S U L A D O D E D I C H A C I U D A D : A C A D É M I C O D E L A S R E A L E S
A C A D E M I A S M É D I C A M A T R I T E N S E , Y D E C I E N C I A S Y A R T E S D E B A R C E L O N A !
I N D I V I D U O D E M É R I T O D E L A R E A L S O C I E D A D E C O N Ó M I C A D E M A D R I D ;
Y S O C I O D E L A D E H I S T O R I A N A T U R A L D E P A R Í S .
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SE PUBLICA Á EXPENSAS SE DICHO REAL CONSULADO.
C O N L I C E N C I A :
EN ALICANTE ; EN LA OFICINA DE NI COLAS CAIIRATALÁ É mjoV. AÑO DE MDCCCXVI.
í SEÑORES.
• .
-
N o hubiera yo envidiado jamas los talentos del
orador , ni tenido la ambición que siento de poseer
aquel arte que encanta y que persuade, s ino me viera
constituido en el arduo empeño de demostrar la uti
lidad de la enseñanza agraria, y de disipar las pre
ocupaciones que por desgracia del estado reynan
contra ella, de hacer palpar sus ventajas, y dar al
guna idea de su mérito y de su dignidad. ¿Que n a
tenga yo el genio y la elocuencia de que en este dia
consagrado á la regeneración de la Agricultura, ne
cesitaba la patria? ¡Que apasionado á las flores de la
naturaleza no haya cultivado las del a r t e ! ¡Y que
deseando ardientemente atraeros á la profesión na
tural del hombre , la mas importante y mas dichosa,
me hallo embarazado y confundido, temiendo que
mi discurso haga una impresión contraria á mi obje
to y á.mis intenciones! N o , Señores, no juzguéis de
la Agricultura por el desorden y la rudeza de mis
Í4l ideas, ni atribuyáis al arte los defectos del profesor. N o faltan escritores elocuentes, como Plinio, Colu-mela , Catón , que os pinten su influxo y su nobleza, su encanto y sus inocentes placeres; pero yo que me conozco incapaz de realzar con palabras su mérito y sus atract ivos, solo puedo ofreceros, que empeñándoos en su estudio, os probaré con obras, ó por mejor decir, os haré experimentar que nada exageraron Horacio, Virgilio, Thompson , Darwing , St. Lambert , ni de Lisie quando con tanto primor nos retrataban Jas escenas del campo y las delicias dé l a vida rustica.
Puedo por mí mismo aseguraros que dedicado desde mis tiernos años á la Agricultura, que ha sido la profesión de mi padre y de mis abuelos, y espero en ]a Providencia serásiempre la de mi familia: dedicad o , pues , al arte hereditoria, en que cifro la felicidad de mi vida, y á que deseo inclinaros, he hallado cada dia en suestudio nuevo gusto, nuevo ínteres y un inefable placer. Asi es , que en los varios años que estuve recorriendo una gran parte de la Francia y da la Inglaterra con el objeto de adelantar mis cortos conocimientos en la Agricultura y Botánica, no acertaba á.salir de los jardines y grandes establecimientos rurales, en donde veia á cada paso tanta diversidad de máquinas y de instrumentos agrarios, y en donde tenia proporción de examinar continuamente tantas y tan diversas prácticas rurales., comparando
quanto allí observaba, con quanto había visto en Es
paña; y consultando con los mas respetables profeso
res y célebres agrónomos sobre sus propios escritos y
doctr ina, disfrutaba de una satisfacción viva y pura
que se puede sentir , pero que no puede pintarse sufi
cientemente. No la he tenido menor al publicar varias
obras de Agricultura, y principalmente los tratados'
de la btiertay de las flores i y al introducir en Espa
ña los nuevos métodos de cultivo que habia aprendi
do en mis viages, adoptándolos al clima-^ al terreno
y circunstancias locales; y ahora que se renueva en
nü imaginación la idea deliciosa de los placeres y fe
licidad que debo á la Agricultura, no puedo menos
de manifestar mi reconocimiento al benéfico Soberao
n o , y á los Señores de este Ilustre Consulado de Ali
cante , que encargándome esta nueva cátedra de Agri»
cul tura , me han sacado de la obscuridad y del silen
c io , á compartir con vosotros para colmo de. mi di
cha , ya que.no los grandes conocimientos y sabidu
ría que no tengo, á lo menos mí larga y ruda prácti
c a , y los gustos ó mas propiamente la fruiccion del
arte. N o dexareis de experimentarlo vosotros mismos
en esta misma Escuela, que con la soberana aproba
ción de S. M. se acaba de establecer con tanta muni
ficencia y esplendor por este Real Consulado, con el
fin de fomentar y. adelantar la Agricultura, que es
el-manantial inagotable de la riqueza y del poder de
los estados, y que á pesar de s-er la mas antigua y la
mas útil de todas las a r t e s , se halla todav ia por d e s
gracia la mas imperfec ta y a t r a sada .
E n este discurso t r a t a r é del origen y progresos de
Ja Agricultura, de su importancia y utilidades, y de
¿a necesidad de su enseñanza.
E s t u d i a r , d ice D u h a m e l , invest igar las obras del
C r i a d o r , y c o n t e m p l a r el espectáculo admirab le d e
la n a t u r a l e z a , es v e r d a d e r a m e n t e una ocupación dig
na del h o m b r e que sabe pensar . Po r qualesquiera par
t e que t i enda la vista , nada regis t ra que n o merezca
su a t e n c i ó n , nada que no le conduzca á las mas u t i
les reflexiones; pero en t r e la va r i edad infinita de ob
je tos que forman este i nmenso t o d o , aquellos que se
l l aman de p r imera neces idad , deben sin duda i n t e
resarle sobre todos los d e m á s ; tales son los var ios ra
mos que forman la A g r i c u l t u r a , c o m o el cu l t ivo de
los granos y semi l las ; el de las v i ñ a s , o l ivos , bosques
y m o n t e s ; y la mult ipl icación de los g a n a d o s : recur
sos principales para su subsistencia y s e g u r i d a d , y
aun para su diversion y recreo.
La Agr i cu l tu ra fue i n d u d a b l e m e n t e la p r imera
ocupac ión del h o m b r e r eun ido en soc i edad , y t u v o
su pr inc ip io en la du ra necesidad en que desde su
or igen se hallaba el género h u m a n o de procurarse las
cosas utiles para la comod idad y para la vida. Asi ,
p u e s , los pr imeros hombres exci tados por la miseria
en que se hal laban , faltos has ta de los a l imentos mas
necesarios pa ra su subs is tencia , y por el bien y co-
Í7l modidad á que aspiraban, produxeron sin duda alguna las primeras ideas directas de esta arte científica. Se debe presumir que en aquel primer estado era muy limitada, reduciéndose sus conocimientos al cultivo de un corto numero de plantas las mas usuales y de primera necesidad; pues la fuerza y la extensión del espíritu de los hombres son mas obra del tiempo, de la observación, y del estudio y educación, que de la naturaleza misma.
Esto nos indica que la Agricultura es la mas antigua de las artes, y la ciencia madre ó primitiva de la que proceden todas las demás artes y ciencias, hijas todas del hombre, é inventadas por él para su conveniencia y para su satisfacción y recreo. Esta es la principal base de la civilización del género humano, y ciertamente merece nombrarse santa, porque re-une las familias, y suaviza la fiereza natural del hombre silvestre, abandonado á su capricho y al impulso de sus pasiones. El primer paso que han dado las naciones para salir de su nulidad, fue constantemente la perfección de la Agricultura: ella promueve la virtud social, y hace que el hombre bravo y salvage abandone su vida errante, olvide sus inclinaciones sanguinarias é insociables, y se convierta en una criatura útil. Sobresale con efecto en toda 'nación agricultura una índole apacible, pacífica, benéfica y laboriosa, que pocas veces se nota en los pueblos errantes que carecen de hogar y de domicilio fixo, y
C s 3 que por lo regular se mantienen de la caza y de la pesca, y de los frutos y yerbas que espontáneamente les ofrece la naturaleza. Séase dicho también en honor de la misma Agricultura, que la-clase de labradores siempre se ha distinguido en todas las naciones cultas por su sinceridad, sencillez y virtudes., y que la honradez se halla como radicada en sus corazones. N o , no se encuentran en el campo, de donde huye la ociosidad, los vicios que ella ha producido, y que los enemigos del trabajo han llevado consigo á las grandes poblaciones, y sobre todo á las capitales.
Debemos presumir que los progresos de la Agricultura fueron muy lentos en sus principios, y que solo el aumento de las urgencias perentorias, á que se veia reducida la especie humana., obligaron á los hombres á estudiar y á observar la naturaleza, que es la progenitora fecunda de todas las artes y ciencias , para encontrar algún alivo en sus.males; porque no hay duda que este sentimiento interior de nuestros apuros y deseos, tiene sobre nosotros un im-perio dominante , eficaz y casi irresistible, que precisa á buscar los medios mas propios para evitar los unos , y satisfacer los otros. De esta observación que espontáneamente ofrece la naturaleza, con particularidad á los que la miran con algún cuidado, resultó sin duda el adelantamiento de la Agricultura en aquellos primeros tiempos. Ya he dicho que no fue-jcon rápidos s.us progresos i sino que se iba descuhrien-
do y adelantando poco á poco y tal vez con excesiva lentitud , á causa de lo poco sensibles que son y se presentan los fenómenos mas interesantes. Estos pues á la manera de los resortes íntimos de una preciosa máquina , los tiene custodiados la naturaleza, y cubiertos con un velo denso , que solo se rasga y se descubre á los solícitos y perspicaces indagadores, exercirados ya en el arte de acecharlos y reconocerlos. La casualidad presentaba en los tiempos sucesivos y de quando en quaudo algunos fenómenos, que por su singularidad y esplendor excitaban la a-tencion de aquellos aficionados y curiosos exploradores , y recogiendo después estos descubrimientos, que primero estaban como aislados , empezaron á compararlos entre s í , fueron descubriendo algunas de sus propiedades , exploraron su virtud , su naturaleza , y con este tal qual conocimiento reflexivo y combinatorio , fueron luego aplicándolos ya con algún género de discernimiento y artificio á los usos que mas necesitaban.
Asi se mantuvo Ja Agricultura por muchos siglos en tan sencillo é imperfecto estado. No me detendré á dar una explicación circunstanciada de la de los Caldeos, Egipcios, Fenicios, Cartagineses, Griegos y Romanos , ya por no abusar de vuestra a-tencion , ya porque todo seria congeturál , no habiendo quedado sino es en la Grecia y en el Lacio monumentos por donde formar completa y exacta
B
idea de los conocimientos y practicas rurales de tan
diversas naciones. N o puedo menos de indicar á este
proposito que ninguna parte de la historia es mas
instruct iva, ni de consiguiente mas impor t an te , que
la que nos explica ó da á conocer el descubrimiento
y progresos de las ciencias y artes útiles al hombie. Y
•siendo la Agricultura la primera y la mas útil de t o
das , nodexade parecer bien extraño que no tengamos
una historia completa de su origen y progresos , tal
es la debilidad del género humano , que los historia
dores mas célebres y los hombres de mas talento se
han dedicado siempre á escribir con preferencia las
hazañas de los grandes generales y conquistadores, de
sando olvidados á aquellos hombres pacíficos, aman
tes del bien y prosperidad de su patria , y que solo han
procurado hacer felices á sus semejantes. Hubieran
en hora buena celebrado en verso y prosa á aquellos,
héroes insaciables de gloria y de combates, que ins
pirados por el espíritu de la ambición , llevaban por
todas partes la muerte y el i ncend io , talaban los
campos, arrancaban y destruían las mas opulentas
ciudades y los mas grandiosos monumentos, escla
vizaban los pueblos y los afligían con todo género de
calamidades: ¿ P e r o P o r que dexaron sepultados en
el olvido los nombres de aquellos varones verdadera
mente filántropos que inventaron los instrumentos
de labor, que enseñaron el modo de cultivar las plan
tas útiles 3 que las introduxeron en su patr ia , que de-
tmi mostraron sus propiedades y usos , y los medios de
prepararlas , que desecaron los pantanos y lagunas,
que pusieron en estado de cultivo y fertilizaron los
terrenos mas estériles, y que finalmente han procu
rado aumentar de mil modos los productos de la
t ie r ra , que mantiene el género humano?
Conociendo muchas de las naciones antiguas que
la fuerza , población , riqueza y prosperidad de los
pueblos dependen principalmente del fomento y buen
estado de la Agricultura , la consagraron fiestas y
honores divinos , y llegó á tal punto el delirio de los
Egipcios, que no contentos con adorar á varias dei
dades que suponían ser las inventoras y protectoras
de un arte tan benéfica para el género humano , se de
gradaron al extremo de adorar también á los mismos
animales que les servían para labrar la tierra. Algu
nas otras naciones mas prudentes y políticas , como
los Persas y varias de las que habitan la India Orien
tal , instruían á sus sacerdotes en todo lo pertene
ciente á la Agricultura , para que la enseñasen des
pués á los pueblos , persuadiéndoles que ninguna co
sa era mas grata á la divinidad que su exercicio, y
que los hombres , que mas sobresalían en esta profe
sión , eran los que cumplían mejor con sus deberes
políticos y religiosos. Entre los antiguos Persas esta
ba establecida como una especie de ceremonia reli
giosa que el Emperador había de comer una vez al
mes con varios labradores, para manifestar pública-
mente el alto aprecio que merecía el arte de que
pendía la suerte del e s tado , y la conservación de
las costumbres públicas y de la probidad nacional.
¿Que extraño es que progresase la Agricultura en
aquellos países , teniéndola los Soberanos en tanta
estimación , y mereciéndoles tantos honores y dis
tinciones los buenos labradores?
N o la honraron menos los Romanos en las pr ime
ras épocas de la República , quando nadie era mas
célebre ni mas aplaudido que el que mejor cult iva
ba y aprovechaba sus tierras. Los senadores mas ilus
tres se dedicaban á esta profesión , y hasta los gene
rales de mejor fama , después de conquistar ciuda
des y naciones enteras , volvian á cultivar sus t ier
ras , sin desdeñarse de tomar el arado en lugar de
armas. Tan respetable y honorífica era la profesión
de labrador, que los censores públicos solían castigar
á los delincuentes haciendo borrar sus nombres, y ex?-
cluyendolos de clase tan principal.
Para formarnos, pues , alguna idea del estadodela
Agricultura en aquellos tiempos remotos haré men
ción de varios de los autores que escribieron sobre la
materia. Hesiodo (que se cree contemporáneo de Ho
mero) fue el primero que escribió de Agricultura en
tre los Griegos, y siguiendo la costumbre de su tiem
po lo hizo en verso , titulando su poema obras y dias con alusión á que la Agricultura requiere cálcu
los exactos en los tiempos y estaciones del año. Sobren
salieron también en este ramo Demócríto de Abde-ra , Xenofonte, Archytas Taren t ino , Aristóteles, y su digno discípulo Teofrasto, que fue el primero que escribió científicamente del reyno vegetal, y aunque á la verdad sus obras son unos imperfectos bosquejos, tienen con todo un mérito muy singular, atendiendo al tiempo en que se hicieron. Magon, famoso general cartaginés, escribió veinte y ocho tomos sobre tan importante objeto , los quales se traduxeron al idioma latino por orden expresa del Senado Romano, lo que nos manifiesta el grande interés y particular empeño que tenían los romanos en fomentar y hacer prosperar su Agricultura. Con este mismo fin celebraban varias fiestas en distintas estaciones del año en honor de la Agricultura, la que decían que loa mismos dioses habían enseñado á los hombres ; y en efecto reconocían á varias de sus deidades por protectoras de las labores del campo y de las cosechas* Florecieron entre ellos varios escritores célebres en el ramo de Agricultura. Porcio Catón , el Censor, ilustre General Romano , después de haber hecho varias conquistas , fue el primero que escribió un tratado sobre el arte de labrar la t ierra: esta obra se la dedicó á su hijo , y la tenemos con la misma pureza que en su primer origen. Varron escribió después otro tratado sobre el mismo asunto. Por el mismo tiempo compuso Virgilio,-el príncipe de los poetas, sus geórgicas , que es el mejor poema que se ha es*
crito sobre Agricultura, y en el que amenizó é ilust ró los preceptos y máximas de Hesiodo , Magon, y Varron. Sucedió á todos estos el célebre Columela, que era natural de Cádiz , y que con razón se le llama el padre de la Agricultura i pues compuso sobre este objeto una obra muy voluminosa de que solo se conservan doce libros. Los excelentes preceptos que dá á los labradores, son de todos tiempos, y casi convienen á todos los países. Hanse traducido sus obras en casi todas los idiomas de Europa menos en el nuestro , que debia ser el primero en que se trasladasen los escritos de tan célebre español: en vista de esto hace bastantes años que la real sociedad económica de Madrid comisionó á uno de sus individuos para que se encargase de hacer esta traducción j pero hasta ahora no tengo noticia de que se haya concluido. Después de Columela escribió Plinio su historia natural que es la obra mas vasta , la mas interesante y curiosa, y la mas completa de la antigüedad: en ella trata también por extenso de todo lo perteneciente á la Agricultura con aquella elegancia, elocuencia , orden y método que caracterizan sus escritos. Principia demostrando la importancia y necesidad del estudio de esta primera de todas las a r tes , manifiesta la preferencia que los antiguos la daban subre todas las demás; y nos dá á conocer los nombres de los que por sus descubrimientos , industria y trabajo contribuyeron á sus progresos y adelantamiento j y por
último explica todo lo correspondiente á los varios ra-
jaios de la Agricultura , dando reglas y preceptos á
los labradores para que puedan instruirse y adelan
tar en su profesión. Esta obra se baila traducida al
castellano por el licenciado Gerónimo Huerta en dos
tomos en quarto. A todos estos siguió Paladío , ulti
mo escritor romano que t rató de Agricultura, y cu
yas obras aunque no se hallan escritas con la misma
elegancia que las de sus antecesores, son sin embargo
muy instructivas, porque reúnen todas las máximas
y preceptos de Agricultura que se hallaban en los de-
mas tratados.
En tan floreciente estado se encontraba la Agri
cul tura , quando los bárbaros del norte de Europa in
vadieron y se apoderaron de los países mas civiliza-
dos del mundo. Entonces se mudaron en gran ma
nera las costumbres de los hombres , se abandonaron
las artes y las ciencias; y todos se dedicaron casi ex
clusivamente al arte destructor de la guerra , menos
preciando á quantos no seguían la carrera de las a i -
mas. Pasaré, pues , en silencio aquellos tiempos de
barbarie é ignorancia que siguieron á la decadencia
y ruina del imperio romano , durante cuya época,
si hubo algún indicio de ciencias y ar tes , fue entre
los Árabes.
Son incalculables los daños que ocasionaron en los
mas abundantes y felices reynos de Europa los bár
baros del norte , después de haberlos conquistado..
[ 1 6 ]
Es tos hombres qué no tenían mas ocupac ión que
cus tod ia r sus g a n a d o s , y que acos tumbrados á una
v i d a e r r an t e , sin domic i l io fixo , se manten ían de la
caza y de la pesca ( c o m o hacen en el dia los T á r t a r o s
y los salvages de la A m é r i c a ) eran enemigos de toda
clase de trabajo y des t inaban exc lus ivamen te á los
esclavos para las labores y maniobras del c a m p o , en
v i l ec iendo asi el des t ino mas n a t u r a l , el mas noble
y mas propio del hombre c iv i l i zado . Este pr inc ip io
desolador , que por desgracia nuestra aun no se halla
o lv idado del t o d o , fue m u y perjudicial y con t ra r io
á la A g r i c u l t u r a ; y una de las causas pr incipales pa
ra hacer que muchos propietar ios descuidasen sus
hac iendas y encargasen su cu l t i vo á manos m e r c e n a
rias , que por cons iguien te no tenían ni el mismi»
i n t e r é s , ni los conoc imien tos suíicientes para benef i
ciarlas , ni hacer que rindiesen todo el p roduc to de
que eran susceptibles. A s i fue d e c a y e n d o cada v e z
mas este precioso arte hasta l legar al ú l t imo g r a d o
de aba t imien to . Por esto decia un autor célebre , que
la t ierra que hasta en tonces habia sido labrada por
manos libres y v ic to r iosas , parecía resistirse á rendir
las cosechas v iéndose cu l t ivada por manos esclavas
y las mas despreciables de la sociedad h u m a n a .
A pesar de e s t o , duran te la denominac ión de los
Á r a b e s en E s p a ñ a , l legó nuestra Agr i cu l t u r a al m a
y o r g rado de esplendor , c o m o lo a tes t iguan los v a
rios manuscr i tos que nos dexaron , de los que unos
E > 7 ] se hallan ya traducidos al castellano, corrió la Agri
cultura de Ebn el Awatn, y otros se conservan aun
en la biblioteca del monasterio del Real sitio de San
Lorenzo; por este motivo se aumentó la población
de estos reynos á un número tan prodigioso de ha
bi tantes , que apenas se podría dar entero crédito,
si no se hallase confirmada por las crónicas mas au
tenticas de aquellos tiempos. Florecía, pues, la Agri
cultura y prosperaba en nuestra España en una épo
ca en que estaba como olvidada, y apenas se cono
cía en las demás naciones de Europa. En t i e m p o
de los Árabes se hicieron en España los mas gran
diosos monumentos , se construyeron pantanos para
recoger las aguas y aprovecharlas después para r e
gar los campos, se hicieron varias acequias y otras
obras asombrosas que atestiguarán eternamente la in
dustria de aquellos pueblos, y la alta perfección á
que había llegado su Agricultura: obras de los A r a -
bes son las acequias de Valencia y de Granada , que
tanto han influido en el aumento de población , de
la industria y de la riqueza y prosperidad de estas
provincias. Con la expulsión de los Árabes de estos
dominios se desatendieron sus principios rurales, se
olvidaron sus sabias máximas, se abandonó en gran
manera la Agricul tura , quedando incultos varios
terrenos que hasta entonces habían producido abun
dantes cosechas. Las continuas guerras , jun tamen
te con el abandono de la Agricultura, fueron causa c
de que se disminuyese muy considerablemente la po
blación del pais,, y se sufriesen otros males y cala
midades.
Si examinamos con cuidado las causas del aba
timiento de nuestra Agricultura y del desprecio en
que por desgrack cayeron los labradores,, hallare
mos que no contribuyeron poco las ideas de aque
llos t iempos, esculpidas tan profundamente y tan
arraigadas en el genio Español , siempre amante de
g l o r i a y que dexándose llevar de su genio na tura l
mente fogoso y valiente, y habiéndose dedicado en
teramente a l a s conquistas y ocupaciones militares,
solo apreciaba el. valor y la, heroicidad , no teniendo
por honrosa otra ocupación que la de las armas. C o a
efecto nada se estimó en aquellos tiempos que no
fuese desprecio de la vida y arrostrar peligros- er*
la brillante carrera militar. Siendo este el único me
dio de adquirir gloria y nombre , y de alcanzar los
puestos eminentes, no tardó- la noble juventud en
abandonar el glorioso a r a d o , solicitando para dis
tinguirse las ocasiones de mostrar su valor , y em
puñar la rodela y ei hierro homicida en lugar de
la esteva y de la hazada. De este modo quedó aba
tida la ocupación primera y mas natural del hon>
bre , la mas útil y beneficiosa, la que le nutre y
conserva, y ocupó su lugar el arte destructor de
la especie humana,
¡Desdichado pais el que convirtiendo sus labra-o
í ' 9 ] dores eri soldados se ve obligado á abandonar su
Agricultura ó á confiarla á manos ignorantes y es
clavas que la envilezcan y la degraden! ¡Quan d i
ferente ha sido siempre la política de los Chinos!
¡Y qué exemplo presenta aquel gran pueblo del mo
do de promover y fomentar la Agricultura, y de
lo que ella influye en el poder, en el verdadero
engrandecimiento, en las sólidas riquezas, en las
costumbres públicas, en el orden social y en la du
ración de los imperios! \ H a y acaso otro mas an
t iguo , mas poblado, mas rico, mas pacífico, ni mas
dichoso? Permi t idme, señores, detenerme algunos
momentos á admirar cómo se honra , cómo se dis
t ingue , cómo se respeta allí la Agricultura, y los
bienes y prosperidad inalterable que produce.
Fundado por labradores el imperio Chino en aque
lla edad afortunada en que el cultivo de la tierra era
la ocupación mas noble y mas digna del hombre , ha
conservado siempre tan alta idea de la Agricultura,
que para ascender alli á las dignidades y á los e m
pleos eminentes, se necesita sobresalir en su estu
dio y conocimientos. Hónrase al que hace algún des
cubrimiento impor tante , elevándole á la clase de
mandar ín , y mandándole á viajar con distinción y autoridad por el imperio , para que enseñe practica-
mente su doctrina y método. Son aquellos mandari
nes unos verdaderos profesores que van por todas
partes instruyendo á los pueblos en sus propios cam-
№1 pos y haciéndoles conocer y apreciar las mejoras del a r t e : mejoras que no alcanzarían á comprehender, n i menos á practicar por los libros, que solo se han hecho para los hombres de luces y de educación.
N o solamente se halla honrada y protegida la Agricultura, elevada á las primeras dignidades y la profesan los mas respetables magistrados; sino que para mantenerla en tan alta estimación, la practican los primeros magnates del imperio y el mismo Soberano. Es muy solemne la ceremonia del rompimiento de las tierras que hace el Emperador con la mayor ostentación todos los años al principiar la primavera-Va entonces con gran pompa al campo destinado para la ceremonia, acompañado de los príncipes, ministros y personas mas condecoradas,.y despojándose de las vestiduras imperiales á vista de los labradores y del pueblo , empuña la esteva y abre algunos surcos en toda la extensión del terreno. Imí-tanle algunos de los príncipes y magnates hasta que queda labrado todo el campo, y luego que llega la, estación de la sementera, vuelve el Emperador coa el mismo aparato y siembra la tierra. Esta, misma-ceremonia se executa en un mismo dia en todas las provincias por los vireyes, gobernadores y principales magistrados con pompa y solemnidad.
Honrando asi á la Agricultura, distinguiendo tanto á los que la enseñan, recompensando tan magníficamente á los que la mejoran y adelantan, no
hay que admirarnos que el imperio Chino se haya conservado por tantos siglos en una prosperidad inalterable : siempre industrioso, siempre ricoy siempre bien poblado, t ranqui lo , a c t i v o , laborioso- y Heno de bienes y de felicidad:
Pero dexando á parte estas reflexiones volveré w t ratar del estado y progresos rápidos de la Agricultura en las varias naciones de Europa después del ;
restablecimiento de las ciencias y artes. Renacieron' estas en el siglo- XIV y desde luego se principia^ ron á estudiar con el- mayor empeño las obras de los antiguos-* Inspiraron estas- con el gusto de las-letras el de la Agricultura, en cuyo ramo sobre-" salieron en diversos paises algunos hombres- céle- ;
bres que contribuyeron muy particularmente á su-' restablecimiento y progresos. Pedro Crecentino fue el primero que escribió un tratado completo de Agricultura en idioma italiano; Florecieron en Francia en los siglos XV y XVI Palyssi, E t ienne , Lie-ba-ult, Olivier de Serres y algunos otros de m e nor nota,, pero que no dexaron de influir poco ó' mucho en las mejoras del arte. Poco después esca--bieron los dos célebres Rapin y Vaniere sus dos poemas latinos t i tulados: Hortarum y Pracdium rusti-eum en que tratan por extenso de todos los ramos de la Agricultura, reproduciendo las máximas y preceptos de los autores antiguos y de los que últimamente habiaa tratado- de tan importante atúfete
Estos dos libros merecieron el mayor aprecio y acep
tación de las naciones sabias, se reimprimieron en
casi todos los estados de Europa y se traduxeron
en varios idiomas.
Ibase ya acercando aquella época Feliz en que
aparecieron algunos varones profundamente filóso
fos que supieron recoger, examinar y comparar en
tre &í todos los ramos que componen la Agr icu l
tura , y descubrieron con la meditación y el exer-
cicio sus verdaderos principios y las relaciones mu
tuas que tiene con las ciencias. Reunieron luego
aquellos ilustres sabios sus luces y conocimientos
.en un cuerpo de doctrina racional, y pusieron glo
riosamente los sólidos y verdaderos fundamentos
de la Agricultura científica.
Esta grande revolución agraria se hizo mas prin
cipalmente en España en el año de 1513 elevan
do tan suntuoso edificio con los varios materiales
que hasta entonces habían estado como desordena
dos el inmortal Gabriel Alonso de Herrera, que
es con justa causa la gloria de España, y debe mi
rarse como el verdadero restaurador del arte. Este
célebre autor preservándose de preocupaciones y de
hipoteses arbitrarias -? desconfiando con una exacta
lógica y severa crítica de las analogías, no mirán
dolas sino como medios oportunos que sugieren y
facilitan la repetición de experimentos; consultan
do á la naturaleza de un modo preciso y unifor*
m e ; no pretendiendo adivinar los resultados de sus
tentativas, sino esperándolos para averiguar escru
pulosamente su exactitud; siguiendo como guia la
antorcha luminosa de la experiencia; desechando
los .prestigios de la imaginación y lo& razonamien
tos vagos y fútiles;-y en fin reuniendo en sí mis
mo una imaginación fecunda y penetrante, un jui
cio el mas sano y exacto, y una paciencia lenta y
sosegada, aunque la mas» solícita, dio una brillan
te l uz , un rigoroso arden, un encadenamiento cien
tífico y una reflexión severa y circunspecta á. 1» Agricultura.
Gabriel Alonso de Herrera,, labrador, hijo de
labrador y natural de Talavera de la Reyna recor~
rió la España y una gran parte de la Italia para per
feccionarse en todos los ramos de la Agricultura : ha
bía estudiado y registrado cuidadosamente todas las
obras que escribieron los autores geopónicos G r i e
gos y Latinos, las de los Árabes y todas las demás que
tratan sobre tan importante asunto, y viendo que
todavía distaba mucho de su perfección se dedicó
á formar un tratado completo de Agr icu l tura , que
sirviese para instrucción de todos- los labradores del
reyno. Asi lo verificó felizmente á instancias y
por mandado del cardenal Cisneros , publicando su
incomparable obra en 1 5 1 3 á expensas de dicho
cardenal, que hizo repartir toda esta primera edi
ción entre sus diocesanos los labradores del arzo-
[ 2 4 ]
bispado de Toledo para que de este modo se instruyesen en su profesión y pudiese progresar la Agricultura del pais con mas seguridad y acierto. ¡ Rasgo heroico propio de este ilustre y sabio prelado, y exemplo digno de imitarse!
La obra de Agricultura de Herrera , aunque tan ant igua , es aun ei dia de hoy uno de los tratados mas completos que tenemos sobre esta mater ia , é indispensable para todos los que se dedican á su estudio. N o debo omitir que Herrera escribió en estilo ameno y elegante y en castizo lenguage su Agricultura general, que por todos títulos es sin duda la mas completa en su clase, si se atiende al tiempo y circunstancias en que se publicó. . Con justa causa puede vanagloriarse España de haber producido en todas épocas varones verdaderamente instruidos, ó por mejor decir maestros de la Agricultura. Vivió Columela en tiempo de los Romanos, y como ya he dicho antes , escribió sus obras de Agricultura en idioma lat ino, y fue tan* to el aplauso y crédito que adquirió, que mereció le apellidasen Padre de la /agricultura. Florecieron después en nuestro mismo suelo, en una época en que la Agricultura era casi desconocida en las mas de las naciones de Europa , varios autores Árabes, cuyos escritos manifiestan su.grande erudición, el estado de prosperidad en que estaba su Agricultura, y ,1o muy atrasados que respecto de ellos nos ha-
l lamos, y mas si se atiende á que cultivaban en sus campos muchas semillas y plantas de utilidad y lu-x o , entonces usuales y hoy desconocidas. Comprueba esta verdad el tratado completo de Agricultu- ' ra compuesto en el siglo XII por Ebn-el -Awam, a u - 1
tor Árabe , natural de Sevilla, que con tanta elegancia , exactitud y erudición se halla traducido al, castellano por el sabio Banquieri. En esta obra se citan continuamente los escritos de muchos otros autores Árabes nacionales y extrangeros, que también escribieron de Agricultura, lo que manifiesta lo muy adelantados que se hallaban en este ramo. Por ú l t imo, como acabo de decir mas arriba, Gabriel Alonso de Herrera publicó tres siglos después de Ebn-e l - A w a m , es decir en 1 5 1 3 , s u Agricultura genera l , que es una de las obras maestras que tenemos, y que en aquellos tiempos mereció que se tradu-xese en varios idiomas.
Desde los tiempos de Herrera ha tenido nues-í tra Agricultura varias épocas diferentes, habiendo prosperado en unas y decaído en otras, del mismo modo que ha sucedido en las demás naciones de Europa ; por no abusar demasiado de vuestra paciencia dexo de insinuar estos diversos puntos, en que pudiera dilatarme, si lo juzgara necesario. Tampoco insistiré en hacer mas palpables las utilidades que resultan de la Agricultura, porque estas son tan obvias, que basta indicarlas para que todos queden
[ 2 6 ]
convencidos. ¿Quien ignora que el cultivo científi
c o , y aun el material de la tierra es una de las ocu
paciones mas dignas del hombre , y la mas útil y
mas necesaria, como que sin ella no puede existir
la sociedad humana l Cicerón decia que de todas las
cosas de que se desea sacar 'algún provecho, nada
hay mas fecundo, mas agradable, ni mas digno de
un hombre generoso que la Agricultura. Y por lo
tanto pasaré: á tratar del último punto de mi discur
so , que se reduce á demostrar lo útil y necesaria
que es la enseñanza de la Agricultura, y los incal
culables beneficios que pueden resultar á la nación
Española con el. establecimiento, de las cátedras en
que se enseñe publicamente esta arte científica.
Las únicas naciones, que pueden siempre soste
ner su independencia r son las-que fundan todo su
poder en la riqueza terri torial , pues Las que cifran
su gloria y su importancia en otros objetos mera
mente industriales, suelen perecer al. menor vayven,,
y están sujetas al capricho de la fortuna y de los
hombres. Terribles monumentos históricos tenemos
á la vis ta , si reflexionamos y atendemos.al origen
y causas de la destrucción y abatimiento de m u
chas naciones antiguas que asombraron con su po
der y riquezas al universo. La única riqueza cier
t a , permanente y menos sujeta á las vicisitudes hu
manas es la que nace de la tierra. Beneficiemos,
pues, tan rica mina , manantial inagotable de abua-
[ 2 7 ] dancia y de p rosper idad , y de este m o d o a c r e c e r emos el poder d e la mona rqu í a .
P o r esta razón queria C o l u m e l a que se estableciesen escuelas pábücas de A g r i c u l t u r a , c o m o las habia de las demás c iencias . O i g a m o s c o m o se explica aque l g r a n maestro en el pró logo de su o b r a , hab lando c o n Pubi io S i lv ino . F r e c u e n t e m e n t e d i c e , o i g o que-xarse á los pr incipales de nuestra c i u d a d , y a de la i n fecund idad de los c a m p o s , y a de la an t igua y c o n t inuada in temper ie del c ie lo c o m o noc iva á los frutos. A l g u n o s suelen m i t i g a r estas que ja s , j u z g a n d o que la i ie r ra cansada y desus tanc iada con la fecund idad en los siglos a n t e r i o r e s , no puede ahora s u min is t ra r los a l imen tos á los h o m b r e s con la b e n ign idad que lo h a c i a an tes . Y o t engo por c i e r t o , Pub l io Si lv ino , que estas causas están m u y d i s t a n tes de la ve rdad . N o se debe c reer q u e h a b i e n d o c o n ced ido aquel p r imer c r i ador del m u n d o una fertil idad pe rpe tua á la t i e r r a , se halle la na tu ra leza de esta poseída de es ter i l idad c o m o de una especie de do lenc ia . N i es prudencia j u z g a r que la t ierra se ha enve jec ido c o m o el h o m b r e , hab i endo logrado una d i v i n a y eterna j u v e n t u d , y l l amándose madre c o m ú n , porque s iempre lo ha p r o d u c i d o todo y lo p roduc i rá en adelante . T a m p o c o m e persuado que suceden estas cosas por la in temper ie del c i e l o , s ino mas bien por nuestra c u l p a , que hemos d e x a d o las cosas rúst icas á los peores esclavos c o m o una espe-
cié de pena con que sean a tormentados , siendo asi que el mas excelente de nuestros mayores era el que mejor las trataba. Por tanto no acabo de maravillarme bastantemente, porque los amantes de la oratoria escogen un orador , cuya elocuencia imiten i los que desean instruirse en la aritmética y geometría eligen un maestro de estas facultades ; y no menos los deseosos de aprender la música y el bayle buscan escrupulosamente un hombre perito en la voz y en los movimientos del cuerpo: también los que quieren edificar buscan carpinteros y arquitectos; los que destinan al mar sus naves pilotos idóneos los que intentan hacer la guerra capitanes hábiles en la milicia y en las a rmas; y para no hacer mención individualmente de cada profesión de por s í , todo el que intenta aplicarse á determinado género de estudio se vale de un preceptor de los mas sabios en la mater ia , y finalmente el que desea para sí un director de su alma y maestro de la virtud , le busca entre el número de los sabios : solamente á la Agricultura, que ciertamente es un arte próximo y como consanguíneo de la sabiduría, faltan discípulos y maestros. Aun subsisten, según he o ido, y también he visto por mí mismo) escuelas de oradores, y como ya he dicho de geómetras y músicos, y lo que también es digno de la mayor admiración , hay oficinas de los vicios mas despreciables t y hombres destinados á dar pábulo
l>9l é la gula con el condimento de los manjares, á fo
mentar la lascivia con la delicadeza de hacer las ca
mas y adornar las cabezas y los cabellos. Pero en
orden á la Agricultura no he conocido discipulos ni
maestros que hiciesen profesión de ella, siendo asi
que aun quando faltasen en la ciudad los profeso
res de aquellas artes podría muy bien florecer 1-a
república , como sucedió en tiempo de nuestros an
tepasados. Pues en otro tiempo fueron muy felices
las ciudades y lo serán siempre sin estas artes fri
volas y aun sin ' tener eausidicos ; pero es constan
te que sin la Agricultura ni pueden subsistir los hom
bres, ni tener con que alimentarse. Parece que C o -
lumela está reprendiendo en este pasage sublime, que
no he podido menos de repetir , las costumbres vicio
sas de nuestro siglo mas bien que las de su tiempo,
en que aun no se habian multiplicado tanto las ofi
cinas del luxo y de la vanidad.
Con justa causa se quejaban casi todos los sabios
y los hombres mas instruidos del reyno del aban
dono en que se hallaba nuestra Agricultura respec
to de las demás artes , habiendo maestros , escuelas
y talleres para enseñarlas, y foliando únicamente
maestros y discipulos en el ramo de Agricultura,
que es el mas esencial para la conservación del género
humano. Por esto sin duda han sido tan pocos sus-
progresos en tantos siglos , porque los labradores
fuertemente adheridos á las prácticas y rutinas del
[ 3 o ]
cu l t ivo que hab ían he redado de sus m a y o r e s , ni cu i
d a b a n de ap rende r otros métodos mas ventajosos c o
nocidos en otros países , ni t a m p o c o les i m p o r t a b a
q u e los demás adoptasen sus buenas práct icas r u
rales, ¡ T a n t a es la indiferencia con que mi raban t a n
út i l y necesaria ocupación ! N a d a nos demues t r a mas
bien que el mi smo a t raso en que se halla la Agri
cu l tura , ía absolu ta necesidad de enseñar la pub l i
c a m e n t e , , y de d e s t i n a r t e r renos capaces p a r a po
der hacer ensayos y pruebas en g r a n d e , s i endo la
exper ienc ia el mejor maes t ro del a¿ ó n o m o y del l a
brador . N i n g ú n a r t e necesita mas que este r eun i r el
es tudio ó la exper i enc ia , ó sea la teórica y la p r á c
tica- , - s t r rcuyo auxilio s imul táneo s iempre le ve r emos
a t rasado .
T o d o s los gobiernos de E u r o p a se h t n e smerado
en proteger y fomen ta r la Agr i cu l tu ra por todos los
medios i m a g i n a b l e s , e s t ando p l enamen te c o n v e n
cidos de que :las sólidas y ve rdade ras r iquezas de
u n pais dependen mas p r inc ipa lmente de los p r o
duc tos de la t ierra . N o han c o n t r i b u i d o poco á rea
n i m a r l a el es tablec imiento de las sociedades econó^
micas y pat r ió t icas en Europa. , y la publ icación de
t a n t a s obras de Agr i cu l tu ra y de Economia ru ra l ,
c u y o influxo en la i lustración pública., en la re fo rma
de abusos per judicia les , y en la propagación d é l a s
ideas úti les y de los descubr imien tos i m p o r t a n t e s
h a n conoc ido m u y bien todos los gobiernos sabios.
Í3ll Pero nada ha producido tan prontos y seguros efec
tos coaio la fundación' de las cátedras de Agricul
tura y de los. establecimientos rurales- por cuyo me
dio se ha logrado en toda Europa adelantar prodi
giosamente los conocimientos agronómicos, y pro
pagarlos prácticamente. Faltaba sin embargo una sa
bia inst i tución, cuyo influxo poderoso-nadie habia
calculado, y cuyas ventajas ha experimentado ya la
Inglaterra, y sucesivamente irán experimentando las
naciones que como la-Francia fueren imitando su
exemplo. ¿Quien ignora que la Agricultura Inglesa
ha llegado-á un punto de perfección que asombra,
desde que se estableció en Londres un Consejo de
Agricultura compuesto de un determinado número
de labradores y hacendados inteligentes, que siem-'
pre tratan de desterrar abusos y rutinas perjudicia
les , y dar á conocer los mejores~métodos de cul
tivo- y los mas ventajosos y lucrativos para el Es
tado y para los mismos labradores? Por su a t i
nada alternativa ó cambio de cosechas han supri
mido enteramente el año de barbecho ó descanso
de las t i e r ras , cuya práctica, funesta á la- Agri
cul tura , , les- privaba de la mitad de los frutos que
podian coger, y cuya reproducción- perenne,;en vez
de desustanciar ó esquilmar el terreuo,- cada veas
lo fertiliza mas. Asi mismo hatr dividido el produc
to de sus tierras era cosechas que sirven para ali
mento del h o m b r e , y en las- que se emplean para
[ 3 * j pasto de los ganados, logrando de este modo en todos
tiempos una abundancia extraordinaria de granos y de carnes. ¿Y á no ser asi cómo habria podido sub
sistir la Inglaterra sin el auxilio de las potencias del
continente? Pero afuerza de la industria de sus habitantes y de la protección del gobierno ha llega
do su Agricultura al mayor grado de perfección, sir
viendo de modelo y de exemplo á las demás nacio
nes , y demostrando que con el trabajo y la constan
cia se fertilizan hasta las tierras mas estériles é infe-
cundas , se superan todas las dificultades y se t r iun
fa del mal clima y de todos los contratiempos.
íQue no debemos esperar después que elimpulso co
municado por .una á otra de las naciones mas ilustra
das, se ha hecho general-: ahora que en todas partes
se dedican á su estudio y á su práctica hombres muy
célebres por su sabiduría, y distinguidos por s.u eleva-
clon ó por su clase.; y que en todas partes se p ro
mueve con premios, con escritos y por medio de la enseñanza y del exemplol Estaba reservado á nues
tro augusto Soberano hacer que España no cediese £
Jas demás naciones en el empeño de engrandecer la Agricultura y perfeccionarla, y á S. M. se debe ha
berla restablecido entre nosotros ó mas bien rege
nerado , quitando todas las trabas y obstáculos que
se oponían á sus progresos y adelantamiento, abo
liendo todas las gabelas arbitrarias y perjudiciales
al Es tado, y concediendo plena libertad á los la-
[ 3 3 ] bradores para que puedan cultivar quantas cosechas
quieran sin necesidad de sujetarse á los caprichos
ágenos , ni de solicitar permisos muchas veces gra-
vosos.
Tales son los beneficios que debe prometerse la
España de las varias cátedras de Agricultura que la
piedad de S. M. ha mandado establecer en las diver
sas provincias del reyno. Nueva prueba y bien con
vincente de esta verdad tenemos á la vista en esta
nueva escuela de Agricultura, que da motivo á la
unión de tan sabio, respetable y brillante audito
rio en este día tan feliz y venturoso, en que por
todos los dilatados dominios de la monarquía Espa
ñola se celebra á porfía con fiestas y regocijos el
cumpleaños de nuestro Soberano i y que con esta
misma idea ha elegido este Real Consulado para ce
lebrar con mas solemnidad la apertura é instalación
de esta nueva enseñanza.
El augusto y benéfico Monarca que nos gobier
n a , y el ilustrado y sabio ministro que le sirve de
auxilio, y que sostiene y apoya sus soberanas pro
videncias, han completado en fin con la erección
de este nuevo establecimiento rura l , que está desti
nado á servir de modelo á otros muchos , y á for
mar desde luego hábiles agrónomos, aquel indispen
sable cúmulo de medios que necesita la Agricultu
ra- para mejorarse y engrandecerse. ¡Quan acree
dores son á. la estimación y aprecio^ general no solo
•
[ 3 4 ] de esta ciudad y provincia, sino también de todo el r eyno , todos los señores de este ilustre y Real Consulado de Alicante , y en particular los señores individuos que actualmente exercen los destinos de prior y de cónsules, de asesor y de secretario, á saber : les señores Don Pasqual Vassallo, prior, Don Francisco Piqueres y Don Luis Belion-, cónsules, Don Tomas Pro, asesor y Don Vicente Rovira, secretario, y los que forman la junta de gobierno, que animados de un zejo verdaderamente patriótico, y desentendiéndose de críticas y de opiniones infundadas han procurado con el mayor esmero y eficacia mejorar la educación pública en esta c iudad, antes de ahora descuidada ó casi desatendida del todo¿ á pesar de lo mucho que influye en la prosperidad de las naciones y en el bien estar individual. A estos señores se debe el establecimiento dé las escuelas públicas gratuitas de Dibuxo, de Náut ica , de Comercio , y de Agricultura y Botánica : la formación de un suntuoso y magnífico jardín-, que al mismo tiempo que está destinado mas principalmente para la enseñanza de la Botánica y de la- Agricultura, y para la reunión y aclimatación de todas las plantas mas preciosas del globo para poderlas propagar y multiplicar después por todo el-rey no-, sirva-también de adorno á la ciudad y de recreo y paseo al público; finalmente estos señores que no quieren omitir aingun medio de los que están á-sa alcance, y creen
que pueden contribuir ai adelantamiento y progresos
de las varias ciencias y artes que se enseñan baxo su
inmediata protección , me han ofrecido que me a n
ticiparán generosamente los fondos necesarios para
la impresión de los Elementos de Agricultura que
tengo compuestos y han de servir para la enseñanza
de este establecimiento rural. Tributemos , pues,
nuestro reconocimiento á estos ilustres varones, que
con tanto empeño promueven todos los ramos do ins
trucción pública , y que aspiran coa el mayor conato
á que las artes útiles al hombre lleguen al alto gra
do de perfección de que son susceptibles en un pais
tan favorecido de la naturaleza, como el que la d i
vina providencia ha concedido á España.
Por m^dio de la enseñanza y de la instrucción pú
blica bien dirigida se ha de reponerla nación E s
pañola de las inmensas pérdidas que ha tenido du
rante la ú l t ima , injusta y atroz guerra , que con
tanto tesón, gloria y heroicidad ha sostenido con
tra el t irano de la Europa; asi se podrá restablecer
en poco tiempo y hacer que vuelvan á florecer la
.Agricultura , las artes y el comercio.
Quando una monarquía se halla aba t ida , a r ru i
nada y combatida por todas las calamidades que
traen consigo la guerra y las vicisitudes humanas,
se ve esclavizada por los enemigos, ó amenazada de
la anarquía i quando llegan á faltar su industria
y comercio, y á decaer su Agricultura y las artes
С зб л útiles envueltas entre las ruinas de la nación t o da ; entonces el don mas apreciable que puede hacer la divina providencia á este infeliz reyno, es. el de enviarle un Soberano magnánimo y benéfico , amante de sus pueblos, que reuniendo los ánimos de todos sus vasallos, reedifique en todas sus partes el inmenso edificio, y le restablezca en su consistencia y belleza ant igua, dándole todas aquellas perfecciones de que es. capaz. ¿No es. esta por ventura la situación en que actualmente se encuentra nuestra España? ¿No vemos á nuestro amabilísimo padre y católico Monarca erigir á costa, de crecidísimas sumas , y dar permiso para que se funden á expensas de varias corporaciones (como- actualmente se verifica con este Real Consulado) ja r dines botánicos y establecimientos rurales para el adelantamiento de las ciencias y artes útiles?. Sostener y proteger con el mayor amor en casi todas las provincias de España sociedades que se emplean en fomentar y adelantar por todos los medios posibles la educación pública en todos sus ramos, la Agricultura, las artes y el comercio. Dirígense al mismo objeto otras providencias no menos benéficas y gloriosas, cuyo efecto no puede ser otro que restablecer nuestra Agricultura, honrando, como se hace en toda Europa, á los agrónomos sabios, y á los cultivadores y propietarios ilustrados que procuran propagar su aplicación y amor al arte y los сойот
[ 3 7 3 cimientos propios de su experiencia y de su prác
tica. Asi se irán viendo en España los grandes efec
tos y ventajas que en todas partes ha producido
la. franca comunicación de ideas y de industria, y
recobrando la Agricultura su primitivo lustre,; no
se dará á las artes de puro lujo la necia y funesta
preferencia que han obtenido en perjuicio del Esta
do y de ellas mismas sobre la que sostiene los im
perios y conserva el género humano. Tan importan
te resultado tendrán las brillantes recompensas que
prepara el gobierno á los agrónomos y cultivado
res ilustrados, si contribuyendo el público á los de
signios benéficos del R e y , se empeñase en celebrar
y aplaudir á los. que mas se fueren distinguiendo.
No se ocupa el hombre con ardor y constancia, ni
se resuelve á.dirigir su aplicación y sus estudios, sino'
á objetos que le proporcionen fama y utilidad. Asi lo*
testifica la historia literaria,. que representándonos
las vicisitudes de las artes y de las ciencias, nos mues
tra siempre y en todas partes á los grandes talen
tos aspirando á distinguirse en el ramo que mas
admiraban su nación y su siglo. ¡Quantos hombres
eminentes degradaron su ingenio y su imaginación
en objetos que ahora solo merecen desprecio!
N o necesita nuestra Agricultura mas que esti
mación y honor para hacer que florezca el Estado
y se reformen las costumbres públicas, que jamas
habrian degenerado si ella; no hubiera decaído. Ve -
C 38 ] mos en efecto que generalmente' hay mas buena fe, mas honradez y mas virtudes en los labradores que en las otras clases del Estado; que ellos están exentos de la ambición de empleos, que no es menos funesta á las familias que á la monarquía, y en fin que solo entre ellos se ve que el hijo siga la profesión de su padre. N o solo la siguen sino que la aman , y nada sentiría mas un propietario que por sí mismo dirigiese la economía y labores de su heredad que separarse de ella para ocupar alguno de esos puestos eminentes, por cuya posesión se atormentan en las capitales, y cada dia se hacen mas infelices tantos ambiciosos, mientras el cultivador pacifico y dichoso mira las dignidades como el mayor sacrificio que puede hacer á su patria. N o es mi animo deprimir las demás ocupaciones ni empleos del estado, sino solamente realzar la importancia de la Agricul tura, y manifestar que es la primera y mas agradable de las artes, y que sin su apoyo ninguna puede prosperar, ni aun subsistir. N o negaré por eso que ella también necesite del auxilio de las demás.; no lo n iego, antes bien voy á manifestarlo; pero solo las necesita para engrandecerse y perfeccionarse, no pata existir ni para sostenerse , quando no hay ciencia ni arte que no le deba su ser y su conservación. Todas deben protegerse porque todas se necesitan mutuamente, y por que .todas contribuyen al adelantamiento del co-
[ 3 9 ] mercio, de Jas fábricas y de la Agricultura mis'ma~, que son las fuentes-de la prosperidad pública-y del
poder del Estado; pero como todas nacen de la Agri
cultura y por ella subsisten ; la- Agricultura- debe
preexistir y merece fixar principalmente la atención
del gobierno-y de los sabios que ilustran- la nacioto
Necesi ta , pues, la Agricultura del auxilio de otras
ciencias y artes para llegar á la alta perfección de que
es capaz, y de cuyas ventajas prontas y seguras no
se podrá juzgar hasta que comiencen á -verse los efec
tos. Pero aunque todas contribuyen mas ó meno3
á- su ilustración- y prosperidad-, ninguna t a n t o , ni
tan activa y poderosamente como la Botánica, sin
cuyo apoyo está-expuesta á tropezar- y caer á- cada
paso. La Botánica (que también-formará-parte de la
enseñanza de este establecimiento,.y cuyas lecciones
explicaré alternativamente coa las de Agricultura
para la instrucción de los que gusten dedicarse al
estudio de tan importantísima ciencia) da á cono
cer al agricultor las diversas especies y variedades
de plantas que cult iva, el modo y tiempo de ele
gir sus semillas bien sazonadas y nutr idas , y le in
dica los diferentes terrenos y climas en que ve
getan las diversas especies de p lantas : circunstan^-
cias sumamente esenciales para el buen éxito de to*
do cultivo. La Botánica igualmente le hace conocer
y distinguir innumerables vegetales, que aunque pi
sados con desprecio y desconocidos-por-ei vulgo, son
E ' 4 ° ü útilísimos erí la economía; tales son las numerosas gramíneas tan .ap.reeiabl.es para el importantísimo ramo de la formación de los prados artificiales y para mejorar los naturales, examinando primero aquellas que mas apetecen los diferentes ganados, y en qué clase de terrenos prevalecen mejor, pudiéndolas distinguir un botánico sin la menor equivocación por sus caracteres fixos aunque diminutos. Nada diré de la grandísima utilidad que debe resultar t a m bién del estudio de esta ciencia para el importantísimo ramo de la repoblación de los bosques y montes del reyno y para la formación de nuevas alamedas , dándonos á conocer todas las especies de árboles asi indígenos como exóticos, que se pueden propagar y distribuir ventajosamente según la calidad de los terrenos y climas en que-prevalecen. Con la sabia conciliación que se ha hecho de la Agricultura con la Botánica. ] Que nuevo aspecto no presentará dentro de poco nuestra península! ¡Quan rápidamente se extenderán nuestras relaciones comerciales! ¡Y quanto prosperarán las artes y las cien-» cias, las manufacturas y la industria ! Por toda la superficie inculta y descuidada de la península resue-r na ya su voz prometiéndonos abuudancia y gloria, riquezas y población.
Y vosotros, jóvenes ilustres, que atraídos por el amor de la patria y de Ja gloria, vais á dedicaros á la profesión de los héroes y de los grandes
[ 4 1 ] hombres , emprended con ardor y con entusiasmo
tan noble y tan honrosa carrera. N o os desalien
ten las dificultades que acaso encontrareis al prin
cipio , ni os aterre la idea de una arte inmensa y
al parecer ingrata , porque bien pronto veréis alla
nados todos los obstáculos por vuestra aplicación:
comenzareis á disfrutar de las satisfacciones puras
é inocentes que dan el estudio y práctica de la Agr i
cultura y solo aspirareis á la tranquilidad y á las de
licias del campo. Frecuentad esta cátedra en don
de se os franquearán gustosamente todos los me
dios de instrucción, que en las circunstancias del
dia ha sido posible reunir , en donde nada se os
reservará y en donde este ilustre Consulado os facili
tará quanto necesitéis para adelantar vuestros cono
cimientos , y se complacerá en contribuir á vuestros
progresos y á vuestra gloria. Por mi parte siempre me
hallareis pronto no solamente á enseñaros como m a
estro , sino también á trabajar con vosotros como com
pañero y como amigo. Alentaos, pues, mutuamen
te á contribuir á las miras benéficas de un Rey , que
cifra su poder en la regeneración de la Agricultura,
cuya grande empresa estáis vosotros destinados á rea
l i z a r ^ esforzaos á merecer su paternal protección,
contando siempre con el apoyo de este Real C o n
sulado, tan generoso y tan lleno de zelo y patriotis
m o , y con la benevolencia del público ilustrado que
jamas dexa de conceder al mérito y á los talentos la re
compensa inmortal de su concepto y de su estimación.