DE LA DECORACIÓN DE LAS SALAS REGIAS DEL ALCÁZAR … · Esos y otros escritores ponderan las...

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ÁLBUM CROMOLITOGRÁFICO DE LA DECORACIÓN DE LAS SALAS REGIAS DEL ALCÁZAR DE SEGOVIA Según los dibujos trabajados por D. José Avrial en 1844, antes del incendio del monumento. Publícalo, con notas ilustrativas, la Comisaria General de Bellas Artes y Monumentos. En la misma confluencia de los ríos Eresma y Clamores, al extremo Oeste de la ingente roca cretácea en que termina aquella cresta á guisa de península en que se asienta la ciudad de Segovia, el Alcázar de los Reyes castellanos gallardea con las altas torres medioevales, quizás recons- truidas todas después del trágico hundimiento de 1258 (26 de agosto) (1), ' coronadas en tiempos de Felipe II (en 1590) con monteras de empizarrada techumbre, que aún contribuyen más á la semejanza del célebre monu- mento arquitectónico con los castillos realengos ó señoriales del Norte de Europa, de la Francia en especial y de Alemania (2). Nada tan pintoresco en España como aquellos almenados torreones corona de bellísimo paisaje, singular en nuestra tierra. El Real Castillo-Palacio (que eso significa Alcá- zar) fue teatro de hechos inolvidables de nuestra Historia patria, cuyo recuerdo puede traerse á la memoria hojeando el tomo correspondiente de España, sus monumentos y artes, naturaleza é historia, que es el de Salamanca, Ávila y Segovia, de D. José María de Cuadrado (3), leyendo los artículos que le dedicó en El Arte en España, tomos I y II, D. Gregorio Cruzada Villamil (4), ó el recientísimo folleto titulado El Castillo de Loarre y el Alcázar de Segovia, publicado por el artista burgalés D. Isidoro Gil. Esos y otros escritores ponderan las bellezas de los muros y las torres del histórico recinto. Mas ya nadie pudiera dar idea de la rica ornamentación al menos de las principales estancias reales, pasto en absoluto de las llamas en el incendio de 1862 (6 de marzo), que dejó todo el monumento en ruinas, si diez y ocho años antes (en 1844) un modesto y á la vez distinguido artista, el pintor escenógrafo D. José Avrial, académico que fue de la Real de San Fernando (5), no hubiera dedicado sus ocios al traslado fiel, exactísimo al parecer, de las bellezas ornamentales de frisos y techumbres de majestuoso efecto, al álbum que completó escrupulosa- mente con notas ilustrativas. Adquirido en 1884 por el Estado (6), fue depositado primero por éste, el manuscrito, en las colecciones de la Real Academia de Bellas Artes y aprovechado después para los trabajos de restauración del monumento que dirigió D. Antonio Bermejo y Arteaga, por cierto con grandes fondos del crédito de construcciones civiles, aun- que el destino posterior del edificio ha venido á ser el de Archivos milita- res del Reino, volviendo al ramo de Guerra (7); siendo Academia militar había sufrido el incendio en 1862, como el Alcázar toledano el de 1887. Había decidido el Estado, el Ministerio de Fomento (8), multiplicar en algunas copias litográficas el álbum del Sr. Avrial, cuyo valor centuplicó la desgracia del incendio sobrevenido después. Mezquinamente se contrató con la casa de D. José María Alcaraz, y después, á su muerte, con D. Félix Lucio Arnáiz, la obtención de. solas seis docenas de copias litogra- fiadas, que sin propósito ni pensamiento serio de edición alguna hallá- banse arrinconadas hace varios años entre los papeles enlegajados y (1) No sé quién ha dictado al Baedeker fechas correspondientes al siglo xiv, como época de la construcción del Alcázar actual; son verosímiles (por razones de arte), pero absolutamente inciertas (por no tener fundamento en documento alguno, que yo sepa). (2) El estilo arquitectónico del monumento militar demuestra el absurdo de la opi- nión, sostenido en casi todos los libros que de él se han ocupado, suponiendo que se había labrado á imitación de los alcázares arábigos; nada de mudejar veo en la edificación. (3) Cuadrado examinó y estudió el Alcázar después del incendio de 1862, aunque antes, de joven y sin afán de investigación histórico - artística, lo había visto en el año de 1840. (4) La monografía del Alcázar, trabajada por Cruzada, se redujo, en los muchos ca- pítulos publicados, ala Historia política del mii&sno; la descripción y examen artístico pensó hacerlos en el último capítulo, que no llegó £'publicar. Ocurrióle la idea de escri- birla ante el memorable y luctuoso suceso del incendio. (5) D. José Avrial fue creado Académico de mérito poi la Pintura en 1837. Falle- ció en 28 de diciembre de 1891. En el texto del Álbum no hay alusión alguna al incen- dio , ni siquiera en nota marginal ó interpolada. (6) Era Ministro el Sr. D. Alejandro Pidal; el precio de adquisición fue de 7.000 pesetas. ¡ j (7) La retrocesión á Guerra se hizo en 14 de enero de 1896. (8) La decisión fue tomada en el mismo año de 1884; primero se peasó en una tirada de 12 ó 25 ejemplares, contratándose al fin una de 70 por Ja cantidad dé 4.975 pesetas. El litógrafo no hizo nada en doce años, sin qué por la Administración se tomara providencia alguna hasta 1896; en julio de ese año ordenó el Sr. Linares Rivas que se cumplimentara el encargo y contrato celebrados en 1884, bajo la inspección de un¿ Junta receptora de las cromolitografías que formaron D. Fernando Arbós, I). Enrique Repullés Segarra y D. Arturo Navascués, arquitectos. Todo quedó ultimado en 24 de febrero de 1900. atados con balduque que llenan los rincones de las covachuelas adminis- trativas de España. Habían desaparecido ya bastantes láminas cuando la Comisaría General de Bellas Artes y Monumentos dio con aquel nido. Falta de recursos para la publicación íntegra del texto del Sr. Avrial, que tiene además carácter de testimoniada explicación descriptiva, ha creído que aprovechando alguna parte del mismo y las noticias pertinentes al caso contenidas en otros trabajos impresos, y procurando la determina- ción precisa del lugar de cada una de las piezas, no señalada con fijeza por el Sr. Avrial, así como un juicio más en armonía con el criterio de la moderna Arqueología al interpretar y aplicar á las obras las seculares no- ticias referentes á su labra, quedarían las láminas perfectamente explicadas é ilustradas y podían destinarse á las Colecciones públicas los 63 ejem- plares del álbum litográfico que hoy se pueden formar. En la Biblioteca de la Academia de San Fernando quedará de nuevo el álbum, con las ilumi- naciones originales y el texto del Sr. Avrial, para quien quiera confrontar un dato ó completar una investigación. Á falta de plano, conviene decir que avanzando al Oeste, á la confluen- cia de los ríos Eresma al Norte y Clamores al Sur, y aceptando la cono- cida y repetida comparación, diremos que el castillo de proa de esa su- puesta nave del Alcázar es el donjon ó torre del homenaje; el castillo de popa junto al puente levadizo, ingreso único del recinto frente á la ciudad, la torre gentil de Juan II, algo ladeada á la izquierda, á babor; el centro de la nao tiene el patio de estilo escurialense que Felipe II (arquitectos Gaspar Vega y Francisco de Mora) mandó hacer en la antigua plaza de Armas; á un lado y otro de ese patio se dice que hubo habitaciones rea- les; Avrial no llegó á conocer más que las de la derecha, las de estribor, y de ellas solamente las más notables, las de riquísimos artesonados (que Felipe II mandó dorar de nuevo), las más inmediatas á la banda de estribor, frente al Norte, sobre el Eresma, fueron las que merecieron su trabajo y su fructífero entusiasmo. Desgraciadamente no dejó Avrial noticia gráfica de los zócalos de azulejos que, según nos manifiesta, todas las salas tenían; las paredes quedaban, por lo demás, desnudas de decoración; las vestían sin duda muy suntuosamente con tapices franceses ó flamencos, ó quizás con guadamecíes ó cueros grabados ó repujados de fabricación nacional. Estudió y dibujó Avrial solamente las seis piezas que en la parte Norte del Alcázar gozaban de vistas sobre el Eresma, hundido 80 metros debajo de los pies, y el entonces Parque ó Huerta del Rey, (1) como sobre la Fuen- cisla, la Veracruz, el Parral, Santa Cruz, San Marcos y San Vicente. Las bellísimas vistas (recuérdese el adagio «huertas del Parral, Paraíso terre- nal») atractivo supremo de esa crujía de seis estancias, debieron solicitar á los Monarcas hasta obligarles á prodigar en ellas su magnificencia como en ningún otro de los palacios de la Corona castellana. Si Enrique IV quiso eclipsar la belleza de la Sala Rica del Castillo de Escalona, morada de, aquel antes aborrecido suyo, D. Alvaro de Luna, sin duda se adelantó vencedor á la rivalidad de los salones que más tarde los Mendozas habían de enriquece!", á imitación suya, en el Palacio del Infantado, de Guadala- jara. El Sr. Avrial no dibujó más que esas piezas, declarando que en su tiempo (en 1844) la capilla (que aún conservaría la Adoración de los Re- yes, de Bartolomé Carducho), el suntuoso comedor regio y otras cuatro estancias que, recibiendo, las seis, luces del interior, completaban, con las seis estudiadas, la parte Norte del Alcázar, no llegaban al mérito de estas últimas en riqueza y suntuosidad, ni aun por los artesonados del comedor y su antesala, teniéndolas algunas otras piezas (dos) cubiertas por lienzos y bastidores blanqueados las techumbres que suponía deterioradas. A la parte Sur del patio, mirando al otro río, al Clamores, no quedaban ya ha- bitaciones reales en tiempo del Sr. Avrial. Si la estrecha bellísima torre de Juan II, al Este, á la entrada, ó la poderosa torre del homenaje, al 1 (1) Supongo que en ese parque es en donde tendría Enrique IV su leonera ó colec- ción de fieras de que hablan los cronistas.

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ÁLBUM CROMOLITOGRÁFICODE LA

DECORACIÓN DE LAS SALAS REGIAS DEL ALCÁZAR DE SEGOVIASegún los dibujos trabajados por D. José Avrial en 1844, antes del incendio del monumento.

Publícalo, con notas ilustrativas, la Comisaria General de Bellas Artes y Monumentos.

En la misma confluencia de los ríos Eresma y Clamores, al extremoOeste de la ingente roca cretácea en que termina aquella cresta á guisade península en que se asienta la ciudad de Segovia, el Alcázar de losReyes castellanos gallardea con las altas torres medioevales, quizás recons-truidas todas después del trágico hundimiento de 1258 (26 de agosto) (1),

' coronadas en tiempos de Felipe II (en 1590) con monteras de empizarradatechumbre, que aún contribuyen más á la semejanza del célebre monu-mento arquitectónico con los castillos realengos ó señoriales del Norte deEuropa, de la Francia en especial y de Alemania (2). Nada tan pintoresco enEspaña como aquellos almenados torreones corona de bellísimo paisaje,singular en nuestra tierra. El Real Castillo-Palacio (que eso significa Alcá-zar) fue teatro de hechos inolvidables de nuestra Historia patria, cuyorecuerdo puede traerse á la memoria hojeando el tomo correspondientede España, sus monumentos y artes, naturaleza é historia, que es el deSalamanca, Ávila y Segovia, de D. José María de Cuadrado (3), leyendo losartículos que le dedicó en El Arte en España, tomos I y II, D. GregorioCruzada Villamil (4), ó el recientísimo folleto titulado El Castillo de Loarrey el Alcázar de Segovia, publicado por el artista burgalés D. Isidoro Gil.Esos y otros escritores ponderan las bellezas de los muros y las torres delhistórico recinto. Mas ya nadie pudiera dar idea de la rica ornamentaciónal menos de las principales estancias reales, pasto en absoluto de lasllamas en el incendio de 1862 (6 de marzo), que dejó todo el monumentoen ruinas, si diez y ocho años antes (en 1844) un modesto y á la vezdistinguido artista, el pintor escenógrafo D. José Avrial, académico quefue de la Real de San Fernando (5), no hubiera dedicado sus ocios altraslado fiel, exactísimo al parecer, de las bellezas ornamentales de frisosy techumbres de majestuoso efecto, al álbum que completó escrupulosa-mente con notas ilustrativas. Adquirido en 1884 por el Estado (6), fuedepositado primero por éste, el manuscrito, en las colecciones de la RealAcademia de Bellas Artes y aprovechado después para los trabajos derestauración del monumento que dirigió D. Antonio Bermejo y Arteaga,por cierto con grandes fondos del crédito de construcciones civiles, aun-que el destino posterior del edificio ha venido á ser el de Archivos milita-res del Reino, volviendo al ramo de Guerra (7); siendo Academia militarhabía sufrido el incendio en 1862, como el Alcázar toledano el de 1887.

Había decidido el Estado, el Ministerio de Fomento (8), multiplicar enalgunas copias litográficas el álbum del Sr. Avrial, cuyo valor centuplicóla desgracia del incendio sobrevenido después. Mezquinamente se contratócon la casa de D. José María Alcaraz, y después, á su muerte, con D. FélixLucio Arnáiz, la obtención de. solas seis docenas de copias litogra-fiadas, que sin propósito ni pensamiento serio de edición alguna hallá-banse arrinconadas hace varios años entre los papeles enlegajados y

(1) No sé quién ha dictado al Baedeker fechas correspondientes al siglo xiv, comoépoca de la construcción del Alcázar actual; son verosímiles (por razones de arte), peroabsolutamente inciertas (por no tener fundamento en documento alguno, que yo sepa).

(2) El estilo arquitectónico del monumento militar demuestra el absurdo de la opi-nión, sostenido en casi todos los libros que de él se han ocupado, suponiendo que se habíalabrado á imitación de los alcázares arábigos; nada de mudejar veo en la edificación.

(3) Cuadrado examinó y estudió el Alcázar después del incendio de 1862, aunqueantes, de joven y sin afán de investigación histórico - artística, lo había visto en el añode 1840.

(4) La monografía del Alcázar, trabajada por Cruzada, se redujo, en los muchos ca-pítulos publicados, ala Historia política del mii&sno; la descripción y examen artísticopensó hacerlos en el último capítulo, que no llegó £'publicar. Ocurrióle la idea de escri-birla ante el memorable y luctuoso suceso del incendio.

(5) D. José Avrial fue creado Académico de mérito poi la Pintura en 1837. Falle-ció en 28 de diciembre de 1891. En el texto del Álbum no hay alusión alguna al incen-dio , ni siquiera en nota marginal ó interpolada.

(6) Era Ministro el Sr. D. Alejandro Pidal; el precio de adquisición fue de 7.000pesetas. ¡ j

(7) La retrocesión á Guerra se hizo en 14 de enero de 1896.(8) La decisión fue tomada en el mismo año de 1884; primero se peasó en una

tirada de 12 ó 25 ejemplares, contratándose al fin una de 70 por Ja cantidad dé 4.975pesetas. El litógrafo no hizo nada en doce años, sin qué por la Administración se tomaraprovidencia alguna hasta 1896; en julio de ese año ordenó el Sr. Linares Rivas quese cumplimentara el encargo y contrato celebrados en 1884, bajo la inspección de un¿Junta receptora de las cromolitografías que formaron D. Fernando Arbós, I). EnriqueRepullés Segarra y D. Arturo Navascués, arquitectos. Todo quedó ultimado en 24 defebrero de 1900.

atados con balduque que llenan los rincones de las covachuelas adminis-trativas de España. Habían desaparecido ya bastantes láminas cuando laComisaría General de Bellas Artes y Monumentos dio con aquel nido.Falta de recursos para la publicación íntegra del texto del Sr. Avrial, quetiene además carácter de testimoniada explicación descriptiva, ha creídoque aprovechando alguna parte del mismo y las noticias pertinentes alcaso contenidas en otros trabajos impresos, y procurando la determina-ción precisa del lugar de cada una de las piezas, no señalada con fijezapor el Sr. Avrial, así como un juicio más en armonía con el criterio de lamoderna Arqueología al interpretar y aplicar á las obras las seculares no-ticias referentes á su labra, quedarían las láminas perfectamente explicadasé ilustradas y podían destinarse á las Colecciones públicas los 63 ejem-plares del álbum litográfico que hoy se pueden formar. En la Biblioteca dela Academia de San Fernando quedará de nuevo el álbum, con las ilumi-naciones originales y el texto del Sr. Avrial, para quien quiera confrontarun dato ó completar una investigación.

Á falta de plano, conviene decir que avanzando al Oeste, á la confluen-cia de los ríos Eresma al Norte y Clamores al Sur, y aceptando la cono-cida y repetida comparación, diremos que el castillo de proa de esa su-puesta nave del Alcázar es el donjon ó torre del homenaje; el castillo depopa junto al puente levadizo, ingreso único del recinto frente á la ciudad,la torre gentil de Juan II, algo ladeada á la izquierda, á babor; el centrode la nao tiene el patio de estilo escurialense que Felipe II (arquitectosGaspar Vega y Francisco de Mora) mandó hacer en la antigua plaza deArmas; á un lado y otro de ese patio se dice que hubo habitaciones rea-les; Avrial no llegó á conocer más que las de la derecha, las de estribor,y de ellas solamente las más notables, las de riquísimos artesonados (queFelipe II mandó dorar de nuevo), las más inmediatas á la banda de estribor,frente al Norte, sobre el Eresma, fueron las que merecieron su trabajo ysu fructífero entusiasmo. Desgraciadamente no dejó Avrial noticia gráficade los zócalos de azulejos que, según nos manifiesta, todas las salas tenían;las paredes quedaban, por lo demás, desnudas de decoración; las vestíansin duda muy suntuosamente con tapices franceses ó flamencos, ó quizáscon guadamecíes ó cueros grabados ó repujados de fabricación nacional.

Estudió y dibujó Avrial solamente las seis piezas que en la parte Nortedel Alcázar gozaban de vistas sobre el Eresma, hundido 80 metros debajode los pies, y el entonces Parque ó Huerta del Rey, (1) como sobre la Fuen-cisla, la Veracruz, el Parral, Santa Cruz, San Marcos y San Vicente. Lasbellísimas vistas (recuérdese el adagio «huertas del Parral, Paraíso terre-nal») atractivo supremo de esa crujía de seis estancias, debieron solicitará los Monarcas hasta obligarles á prodigar en ellas su magnificencia comoen ningún otro de los palacios de la Corona castellana. Si Enrique IVquiso eclipsar la belleza de la Sala Rica del Castillo de Escalona, moradade, aquel antes aborrecido suyo, D. Alvaro de Luna, sin duda se adelantóvencedor á la rivalidad de los salones que más tarde los Mendozas habíande enriquece!", á imitación suya, en el Palacio del Infantado, de Guadala-jara. El Sr. Avrial no dibujó más que esas piezas, declarando que en sutiempo (en 1844) la capilla (que aún conservaría la Adoración de los Re-yes, de Bartolomé Carducho), el suntuoso comedor regio y otras cuatroestancias que, recibiendo, las seis, luces del interior, completaban, con lasseis estudiadas, la parte Norte del Alcázar, no llegaban al mérito de estasúltimas en riqueza y suntuosidad, ni aun por los artesonados del comedory su antesala, teniéndolas algunas otras piezas (dos) cubiertas por lienzosy bastidores blanqueados las techumbres que suponía deterioradas. A laparte Sur del patio, mirando al otro río, al Clamores, no quedaban ya ha-bitaciones reales en tiempo del Sr. Avrial. Si la estrecha bellísima torrede Juan II, al Este, á la entrada, ó la poderosa torre del homenaje, al

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(1) Supongo que en ese parque es en donde tendría Enrique IV su leonera ó colec-ción de fieras de que hablan los cronistas.

Oeste, sobre la confluencia de los dos ríos, tenían piezas dignas, por suornamentación interior, de especial estudio, nada dice; serían las talescuadras para la gente de armas. En ocasiones, en tiempos de la Reina Ca-tólica, se defendió la guarnición en la segunda, perdido ya el resto delAlcázar.

Las seis piezas, todas á la altura del piso del patio (que es la altura dela plazoleta del Alcázar y del puente levadizo), son, por su orden, de Esteá Oeste, las del Solio, la Galera, las Pinas, los Reyes, el Cordón y elTocador ( i ) .

S A L A DEL SOLIO

Era la primera, la más al Levante de las que formaban la crujía delNorte sobre la escarpada ribera del Eresma. Era una Sala cuadrada, ó cua-dra, de 8 metros de lado, que también se llamó «del Trono» y «del Pabe-llón». La inscripción, en la parte baja del friso más bajo, decía así: ?Estacuadra mandó faser el muy alto e muy poderoso ilustre señor el rrey don En-rique el quarto, la qual se acabó de obrar en el anno del nascimiento denuestro señor Jesu Cxpto. de mili e quatrocientos e cinquenta e seis annos,estando el señor rrey en la guerra de los moros, quando gano á Ximena,la qual obra fiso por su mandado Francisco de Avila mayordomo de laobra, seyendo alcaide Pero de Muncharas criado del rrey. la qual obra or-denó e obró maestro Xadel alcalde.» (2).

El nombre del artífice, moro ó mudejar, sin duda, «maestro Xadel»,y la fecha, 1456, tienen excepcional importancia en labor trabajada, comoésta, con elementos de dibujo gótico flamígero, armonizados con las ará-bigas lacerías y estalactitas.

Aparece en las litografías de Parcerisa y Unceta (3) que la cúpula nodejaba de acusarse al exterior en la alta fachada Norte del Alcázar.

Faltan en el dibujo de esta Sala y de las restantes los zócalos de azu-lejos que existían en 1844.

Lámina 1." Sala del Solio. (Obra de D. Enrique IV, año de 1456.) Vista general,tomada desde la única ventana al Norte, por la que, según tradición, cayó en 1366 elniño D. Pedro, hijo de Enrique I I , y la descuidada nodriza se arrojó tras de él. Alfrente la portada más bella, ingreso á otra Sala muy desmantelada ya antes del incendio.A la izquierda (lado Este) pared lisa, en donde supongo estaría «el Solio suntuoso, consus adornos y sitiales, de un valor y mérito inapreciables », pasto también de las llamasen 1862, según un testigo presencial, D. José Losañez; á la derecha (lado Oeste) lapuerta comunicación á la Sala de la Galera, que dejaría ver, á través de ella, y desdelas salas siguientes, el Solio en el fondo de ésta.

Lámina 2.a Arco que está en la Sala del Solio, más detallado que en la lámina 1."El incendio dejó algunos fragmentos de este arco.

Lámina 3.a Detalles del arco que está en la Sala del Solio. Se advierte que lasllamadas (letras) corresponden á las de lá lámina 2.a

Lámina 4.a Puerta árabe. La mitad de una de las dos hojas que tenía la que estabapuesta en el arco de la Sala del Solio.

Lámina 5.a Muestra en detalles del primer cuerpo del friso en la Sala del Solio.Palta por bajo de él la inscripción dicha en letra gótica en relieve dorado sobre fondo azul.

Lámina 6.a Detalles del segundo cuerpo del friso en la Sala del Solio.Lámina 7.a Uno de los ocho lados que componen el primer cuerpo de la cúpula de

la Sala del Solio.Lámina 8.a Parte superior de la cúpula en la Sala del Solio. Uno de los ocho lados

de que se compone.

SALA DE LA GALERA

Es la segunda de la crujía, inmediata á la Sala del Solio. Le vino elnombre por supuesta semejanza de la techumbre en forma de artesa enor-me (ya que el salón mide 21 Va metros por 8) con una de las naves anti-guas llamadas galeras. Entre las zonas del friso había dos inscripciones,devota la segunda en latín, y en castellano la más baja, que decía así:«Esta obra mandó faser la muy esclarecida Señora rreyna dona Cata-lina [de Lancáster], tutora rregidora madre del muy alto é muy nobleesclarecido Señor rrey don Juhan [II] que Dios mantenga e dexe vevire rreynar por muchos tiempos e buenos, amen. E fisola faser por man-dado de la dicha Señora rreyna Diego Fernandes, vecero de Arebalovasallo de dicho Señor rrey. Acabóse esta dicha obra en el anno delnascimiento de nuestro Señor Jehu Xro. de mili quatrocientos e doceannos. En el nombre del Padre e del Fillio e del Espíritu Sancto, amen.Señor Jehu Cpo. lo protesto delante de la vuestra Sanctisima magestatque en este día e por siempre jamás yo quiero vevir e morir en la vues-tra sancta Fe Católica, amen. Reparólo el rrey don Phelipe Z, annode 1592.»

(1) Cuando ocurrió el incendio de 1862 la Sala del Solio era Sala de Juntas de laAcademia, la de la Galera Aula de Dibujo y Fortificación, la de las Pinas era Gabinetede máquinas y modelos, la de los Keyes contenía la Biblioteca y la del Cordón se utilizabapara Sala de Armas.

(2) Cean Bermúdez leyó, equivocadamente, Xa por Cristóbal, '.del Alcalde».(3), En la lámina del tomo de Parcerisa, Recuerdos y Bellezas de España: Salaman-

ca, Avila y Segovia, á la pág. 422, y en la de Unceta en El Arte en España, tomo I,página 122, se ve el octógono chapitel muy apuntado puesto sobre la techumbre de laSala del Solio, y más allá, más á la derecha del lector, todas las ventanas y balcones delas cinco salas restantes estudiadas en este álbum; todas cinco en un cuerpo de edificiocuyo tejado se ve interrumpido por pequeñas ventanas abuhardilladas.

Lámina 9.a Sala de la Galera. (Obra de la reina Doña Catalina, año de 14 lí "La puerta del fondo (cuyos batientes tenían también otros cuatro escudos al revés) ela que comunica (al Este) con la sala anterior ó del Solio, pues la vista está tomada desdeel Oeste ó sea desde la entrada de la Sala de las Pinas. Los dos ventanales góticos y elbalcón moderno (con el óculo de encima y dos ventaiiitas interrumpiendo el friso) son,pues, los que dominaban al Norte el valle del Eresma (1).

Lámina 10. Algunos de los cuadros de que se compone la parte inferior del frisode estuco blanco en la Sala de la Galera. Nótese que por bajo de él corre la inscripcióndicha en castellano y por encima la plegaria y letanía latinas, como se ebserva en lalámina siguiente.

Lámina 11. Muestra del friso de la Sala de la Galera, en su totalidad.Lámina 12. Muestra del adorno del techo en la Sala llamada de la Galera, que era

de los llamados de par y nudillo.

SALA DE LAS PINAS

Llamada así por las 392 que pendían del techo alternando sus recua-dros con otros tantos de casetones cóncavos (lámina 18). El ancho ylargo de esta cuadra eran iguales á la Sala del Solio y al ancho de la Salaintermedia de la Galera; tenía un solo balcón al parque del Eresma. Porreducirse su decoración al friso (que reprodujo poco menos que íntegro)y á la techumbre plana (de la que dio dibujo parcial) no dibujó el SeñorAvrial la vista general de la pieza. Bajo del friso corría la inscripción si-guiente: «Esta Cámara mando faser el muy alto e muy poderoso esclare-cido Principe don Enrrique [después Enrique IV] filio primogénito delmuy alto e muy poderoso esclarecido Principe e Señor el rey don Juhande Castilla e de León el segundo. La qual se acabo de obrar en el mesde noviembre del anno del nuestro Señor Jehu Xpo. de mili e CCCC eL e í annos».

Es notabilísimo el techo y frisos por la ausencia de elementos orna-mentales mudejares y la pureza del dibujo gótico flamígero con predo-minio de las formas no muy sabiamente estilizadas del roble y la viña;demuéstrase que en 1451 aún no había llegado al Alcázar ni el moro Ja-del que en 1456 trabajó la cuadra del Solio, ni los artistas goticistas deFlandes y Alemania, cuya estilización es más realista y cuyos trazos yano suelen ser jlamboy'antes.

Lámina 13. Uno de los lados del primer cut^po del friso en la Sala de las Pifias.Lámina 14. Friso del segundo lado de la Sa'a de las Pinas.Lámina 15. Friso del tercer lado de la Sala ¡i? las Pinas.Lámina 16. Friso del cuarto lado de la Sala ¿ó las Pinas. Es el del Norte.Lámina 17. Un trozo del friso en su totalidad desde la Inscripción hasta el techo

con la ventana que da al parque en la Sala de las Pinas. Es el del Norte y por bajo deesa ventana semicircular estaba el balcón de la Sala.

Lámina 18. Un 9/784 del techo de la Sala de las Pinas.

SALA DE LOS REYES

Era la más importante y lujosa y la que se ha tenido por más antigua,suponiéndola del tiempo de D. Alfonso el Sabio que encargó 34 estatuasde las 56 que llegó á tener al completar su decoración, con 10, Enrique IVprimero y Felipe II, con otras 10, por último. Su ancho era de 11 % metrosmayor que el uniforme de las tres salas anteriores, permitiendo dos en-tradas por pequeñas puertas en cada uno de sus extremos. En cambio, porsu largo (17 l/a metros) cedía en dimensiones á la Sala de la Galera, noteniendo más que dos balcones al Eresma.

Solamente los dibujos del Sr. Avrial permiten hoy restablecer la ver-dad en la Historia arqueológica de esta pieza famosa: la techumbre parece,desde luego, obra de la reconstrucción de Felipe II, pues es artesonadode verdaderos artesones estilo del Renacimiento, y la ornamentacióngótico - flamígera de los casilicios de los Reyes, con la flora estilizada desu corrido pedestal por un lado, y las estalactitas por otro, deciaran per-tenece la labor al siglo xiv ó xv, con mayor probabilidad al xv, y contoda evidencia son extraños al arte alfonsí del siglo sfní. Lo mismo con-firman y con la misma evidencia las efigies de los 3? primeros Reyes varo-nes (desde Pelayo á San Fernando), excluyendo, para la cuenta, los dosReyes privativos de León y las de Fernán-González y El Cid que, habién-dose dicho siempre por los autores quilas encargó Alfonso el Sabio, noaparecen en manera alguna del arte de su siglo, y corresponden, á todasluces, al mismo arte de los 10 Reyes varones restantes (de Alfonso elSabio á Enrique IV) que se sabe labraron artistas desconocidos por en-cargo de Enrique IV. Éste no solamente completó hasta su tiempo la serieregia, sino que debió arrinconar la antigua del siglo xm, encargando á losescultores de su tiempo una serie completa de 42 Reyes y los dos héroescastellanos El Cid y Fernán-González. Nótese, sin embargo, que salvoestos dos, que estaban en dos de las hornacinas sobrepuertas, las otras 32estatuas que se suponían del tiempo de Alfonso el Sabio llenarían tan so-lamente las paredes laterales (á 16 por lado); y que Enrique IV con 10

(1) El incendio dejó al descubierto en esas ventanas restos de unas más antiguas,ajimezadas (es decir, con parteluz) y de arco de medio punto. Lo románico es sabido queperduró en tierra segoviana siglos después del triunfo del arte ojival.

más ya dejaría ocupados tres lienzos de pared (10 efigies); siendo cierto I(pues lo comprueban los documentos) que con otras 10 de Reyes (yotras dos de capitanes esforzados parientes de Reyes, para las otras doshornacinas sobrepuertas) completó las series Felipe II.

Este Rey encargó doce estatuas, y como solamente faltaban hasta élcuatro Reyes varones, decidió, con el consejo de Esteban de Garibay, noincluir á ningún Austria, ni siquiera á su abuelo Felipe I, incluir, en cambio,á todas las Reinas propietarias (aunque sin excluir á sus maridos, porqueen España, salvo Don Francisco de Asís, en nuestros días, los consortesreinaron y gobernaron, cubriendo cifra siempre en la numeración heráldicaó genealógica) y poner también á los dos Reyes privativos de León antesexcluidos. Garibay quedó encargado de las sendas inscripciones, que copiófielmente, íntegras, el Sr. Avrial en su manuscrito, quien quedó sorpren-dido por cierto del cambio en la numeración de los Alfonsos, que atribuyóá error de Garibay, cuando es lógico y consecuente, llamando al Batallador,consorte de Doña Urraca, Alfonso séptimo, consumiendo turno como seacepta siempre de los otros dos consortes, el Católico Fernando quinto yel Hermoso Felipe primero; el supuesto error de Garibay se ha deshechoartificiosamente en la reproducción litográfica, para atenerse al criteriomoderno en lo posible, dando los números 10 y n á Alfonso el Sabio yá Alfonso el del Salado, que Garibay con rigor lógico apellidó, respecti-vamente, I I . ° y 12.', al presentar en 10 de febrero de 1595 el proyectode las inscripciones que el activísimo F'elipe II examinó y devolvió apro-badas á las veinticuatro horas. La colocación de las siete Reinas propieta-rias y de los dos Reyes de León, que con Fernando el Católico y los Con-des de Borgofia, D. Raimundo y D. Enrique, yernos de Alfonso VI, troncosde sendas dinastías en Castilla y Portugal, fueron las estatuas labradas porlos escultores Aragón, Juan de Rivera y Agustín Ruiz en tiempo de Fe-lipe II, exigía una ordenación general de las anteriores: se hizo así, co-nenzariuo la serie real en el centro del paramento Oeste de la sala, y sin¿trda ite trastornó no el orden, sino la correspondencia fortuita de las esta-tuas (que de retratos nada tenían, ni las unas ni las otras), y una de lasnuevas, cambiada, pasó á ser Alfonso III, y una de las viejas en cambiovino á ser el Rey leonés Fernando II. En definitiva son, á mi parecer,obra del tiempo de Felipe II: las siete Reinas, Alfonso III, Alfonso IX deLeón, Fernando el Católico y los dos Condes borgoñones de Galicia yde Portugal, y quizás alguna otra que se restaurara por andar deteriorada;todas las demás son (,'el arte del siglo xv, digan lo que digan los autores,¡os libros ó los pápele- subsistentes. Téngase presente que la litografía esen estas láminas meno;' exacta en la reproducción de las iluminaciones deAvrial.

Nota curiosa: en este salón vio Ponz, en el siglo xvnr, la silla de caba-llo que se atribuía al Cid y su Babieca.

Lámina 19. Sala de los Beyes. (Obra empezada por Don Alfonso el Sabio en elágc-SAii y acabada por Don Felipe II en 1596). Vista desde el Este al Oeste.

Lámina 20. Una parte del friso en la Sala de los Reyes. Era el centro de la paredOeste, principio y fia de la serie regia. Los Reyes de Asturias y los de León tenían enesta Sala escudo de León, así como el águila imperial la tenían los titulados Empera-dores de España, Alfonso el de Toledo, el Batallador, Urraca y el de Almería, y Alfonsoel Sabio, electo de Alemania. Las inscripciones las pintaron, bajo la inspección ocular de

Felipe I I y por el texto de Garibay, el pintor Hernando de Ávila, y á su fallecimientoBaltasar Ordóñez y Juan Lagarto.

Lámina 21. Una parte del techo en la Sala de los Reyes.Láminas 22 á 35. Contienen la serie de las estatuas ó, mejor, alto relieves polí-

cromos ya estudiados.

SALA DEL CORDÓN

Llamada así del cordón franciscano que se ve en sus paredes, recor-dando la leyenda del rayo y tempestad repentina que amedrentó á Alfonsoel Sabio, dicen si en esta pieza ó en la del Solio, cuando envanecido desu ciencia astrológica se mostró contumaz á las predicaciones de un fraileque le exhortó á penitencia de blasfemo por haberse dejado decir < que siél hubiera asistido á la creación del mundo, algunas cosas de otro modose hubieran hecho.» El cordón recordaría aquí la pública penitencia delMonarca. Esta pieza estrechísima (menos de 3 metros) aunque no corta(10 3/4 metros) era gabinete ó despacho de los Reyes, con cuatro balconesal Eresma y á continuación del Salón de Reyes tomando para entrar enella la puerta de la derecha de las dos de la lámina 19. La inscripción, bajoel friso de esta Sala, decía así: «Esta obra mando faser el muy alto i muypoderoso esclarecido señor el rrey D. Enrrique quarto al qual Dios todopoderoso dexe vevir é rreynar por muchos tiempos é buenos. La qual seacabó de obrar en el anno del nascimiento del nuestro Sr. Jehu Xpo. demili e quatrocientos e cincuenta e ocho annos. La qual fiso por su man-dado Francisco Arias rregidor de Segovia su Mayordomo de las dichasobras e seyendo su alcayde en los Alcázares Pero rruiz de Muncharas Ca-marero de su Senoria».

Lámina 36. Sala del Cordón. (Obra de D. Enrique IV, año de 1458). Vista entrandodesde la Sala de los Reyes, esto es, desde Levante á Poniente. Nótese la belleza de losarquitos cairelados del artesonado, en número de 39.

Lámina 37. Uno de los cuatro lados de la Sala del Cordón. Es la parte de frisodel lado Oeste, sin la inscripción.

EL TOCADOR DE LA REINA

Era una pieza cuadrada de lado igual al ancho (2 m. 97 cm.) de la Saladel Cordón, pieza reducidísima, en consecuencia, con techo bajo copiadoíntegramente en la lámina siguiente, en la que falta el color azul y todaslas molduras, filetes, hojas y florones, que no eran, por cierto, de relieve,dorados. Por friso tenía repetida la misma faja del techo (A. A.). No teníainscripciones. El trabajo del Sr. Avrial deshace por completo el error deCuadrado y otros escritores, que dicen que la Sala del Cordón y el Toca-dor eran una misma pieza. Cuatro ventanas pequeñas daban al Eresma,y era la última (al Oeste) de las piezas de la crujía Norte del Alcázar,estudiadas aquí todas sucesivamente.

Lámina 38. Techo del Tocador de la Reina. íntegro. Parece también del siglo xv.

Madrid, Junio igoj.

Elias Tormo y Monzó,

JMAvml d¡b° Lit. de EL Arnaiz J.GJkaraz Iit°

Sala del Solio

(obra del Rey I.Enrique IV. año de 1^56.J

ii/'de KL. Arnaiz

Arco que está en la Sala del Solio

asi

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JM. Avrial dib° J&. Alcariz nomo k°

Puerta Árabe

l a mitad de una de las dos hojas que tiene la c p está en el arco de la Sala del Solio.

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de los 8 lados que componen dprimer cuerpo de h Cúpula de ¡a Sala del Solio.

13. p:\fte señalada con c c.c.c. es la inferior de la curva de la cúpuh itfiíal en un todo ¿ las

otras 7partes.

A.A es un trozo, en escala mayor, de las fajas o cintas pe corren por toda la cúpula

tanto en lo representado en esta hoja como en la siguiente.

\

l.h. Parte superior de la Cúpulaen la sala del Solio: uno de los8 lados de que se compone; Japarle señalada con •& * seune a la que tiene la misma señal en Ja oja anterior.

a a a a 8c. II anillo que

sirve de coronación ¿ la

Cúpula, a cuyos 8 lados

se unen los otros 8 de .

ella del mismo modo que

se une a a con Ai.

J.MAvrial áii°~ " J.G.Ákiriz crmoíiC

- i -

Algunos íe los cuadros de que se compone k parle inferior del friso de estuco

.blanco en h Saía de la Galera.

J. M Avrial iib. lit.ie I. l.Ain&iz.J. G. hlcívii cromo-lif?

JM~.Avrial dib" hí. de Fl Ávna.i2 J Q.Alcaraz cromo ¡•i1'

Muestra del friso de h Sala, de Ja Galera en su totalidad.

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Xit de F.LArnaiz

Muestra del adorno del techo en la sala llamada de la Galera.

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( O k a del Príncipe D. Enrique ano 145lJ

J. II Avna! dio." lit ie T. L.Amaiz.

Uno de los lados del primer cuerpo del friso en la Sala ie las Mas: ai- los extremos. Jj.fi. el centro.

J.M.Avrial ñibc Lit de I. L Aman

Tuso del tercer lado de la .Sala de las Pinas.

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Si

Don Peía/o único, &y primero de ¡as Asturias, Mjo de favila Duquede Cant3iria,elecfo en el ano de 716, comenzó ¡a restauración deIspaña cobrando de los moros á León y otros jwbíosj im¡-nó sn Cano/as áe fluís en si ie 7J5 y allí se enterró en S*0k-Ha úd Tille ie iiaraía por él fundada cerca del lugar tí tíemúo.

Doña Jrana Vlí reina propietaria de estos reinos por ¡aDoña Isabel su.madre ylí ief.Tipn ySicilia por eírei B.Ferjian-fe su paJre, Casó con el reí D. leJipe el 1° Archiduque íe Austria. JÍurió en Tordfcillas í 14 (ie alril viernes soneto de 1535.Je saricía Clara ác allí fui ¡[evada el de 1574 a Granada

á.

íMÁviiál flil S.ítícíiíz cromoht'

Una parte del friso en la Sala de los Reyes.

j . ; ' - •

J. M.Avrial dib° Lit. deF.L.Amah

UM parte dd fecho en ¡a Sala de los Reyes.

1.2.

D.Pelayo D. Favila.

3.

D.Alonso el Io •

./. M. Avjva.', ¿ib".

D;:* Ormísenda láReina.

Lil; ii's i'! [i.-Arnaíz 8. Eeyu ilta, croiñc-lit?

5. 6.

Don Fruela. 1° Don Aurelio.

7. 8.

Don-Silo. Doña Usenda 2a Rema.

J. ArrUd, pintó.. Lit. F. Ariaizj Maíz-id. J- G. Alcuruz, cromu-lit.

9. lo,

Don Alonso 2? el Cssto. Don Maurefeto

íi. 12.

11XJ nn R'/3 -~<lili Uüi Don Ramiro í°.

J. Áxix&l, pintó hit as F. L •Atnaix,Madrid- B • Revuelta., iit,"

1 4 .

Don Ordono 1? Don, Alonso 3? di Magno

15.

Don García, Don Ordoño 2°

J.Avnal,-pintó. Lit- le F.L.Arnaiz . J.G.AlcarázJit?

il

D. Alonso IVel Monje.

20.

D. Ramiro íí ñey de León.

J. ylvriaJ pinto Líe.ce l'.L Arnaiz Maíná.

D. Ordoño III.

Son Sancho leí Gordo Uon Ramiro III.

DpnBermucfoJ/.e/So¡úsa Don Alonso V.

J.AVRIAL.PJNTQ LlT^ DE F.L ARNA12 F.SDMEZLIT!

o fc; 2 6 .

Don Bermudo 3?

27

Bon Femando el Magno, B^y deCastilla.

2 0o

Doña Sancha 3aReina y Emperatriz. Bon Sancho 2oel Valiente.

J. Avnal, pintó. Lit. de F. L.Arnaiz J. G.Alearaz,lit.

B.Alonso VIel Bravo,Rey de Castülayleon.

Urraca IV Rey na y Emperatriz

B. Alonso VIL el Batallador,Emperador ieEspañayReyde Castilla.

32 i

D.Alonso VIII,Rey deCastilhyLeon.y último Emperador de España

J. AvTÍal,pínf ó Lit. de Arnaiz, Madrid. B. Reneltalit.

IJ. Sancho III, el Deseado.Rey de Castilla y Toledo.

D. AIQTISO IX.

U. Enrique Io I). Fernán do II, Rey de L son y Galicia.

J.Avrial.pmtc JLit. ieAvnaiz, \Z:<•"".'••'••.

3 7.

Don Alfonso 9?

39.

Don Fernando 3o el Santo

36.

DoñaBeren^uela 5* Reina.

4 0.

Don Alfonso 10 el Sabio.Lit. de j?" Araam,Madrid.

Don Sancho 4? al Bravo. Don Fernando 4? el Emplazado.

Don Alfonso XI,

Lit -deF. L-

Don Pedro.

F. Gómez lit.

Don Enrique 2? Don Juan Io.

\\

Don Enrique Z°. el Doliente Don Juan 2.°

J.Avrfal finió. • Lti.de F. L. Aruaiz F.<?0m«g~,7tt?

4-9. 50.

líon.Enriaue 4-? Don Fernando 5?

51.

Doña Isabel 6?Reina.

J. Avriai.p, Litd-e F.Arn3Íz,Matírid~.

Doña Juana 7? Rema.

B. Revuelta., lit(.

JJonFsrnan González!'Conde de Castilla.. Don RmBiaz de Vivjr. (el Cid)

DoniRamondeBorboña. Conde de Baltcia • ' BonEnriQiwdeLoren&.CondQcíePorluhd

J . ^ E E F.L,.AR..NA1Z F.&OMEZ LTT<r

J. Mivnal áii? M M"ore¡! lií 2it.de T L Armíz

Sala, de ¡os Reyes.(Oka empezada por B. Alfonso el Sahio en el siglo 13 y ¿cabala por D. Felipe 2o en 15%.)

J.M.Avnal dihcht de T.L.Ámaiz J.GAkaráz Ht?

Sala del Cordón.otra de D.Enrique IV. año de 1458.)

J Ma AvríaZ dib" M. Morell, cromolit." Iit. de F.L.Arnaiz.

Uno de Jos cuatro Jados de la Sala del Cordón.

2.

J. JVf. Avrial, diJ° M. Moteíl,cromo]it Xif.de F.i.^rnaíz

Techo del Tocador de la fíeyua