De La Garza Leyva Tratado de Metodologa de Las Ciencias Sociales Libro Completo

593
Tratado de Metodología de las Ciencias Sociales: Perspectivas actuales Coordinadores: Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva

Transcript of De La Garza Leyva Tratado de Metodologa de Las Ciencias Sociales Libro Completo

Tratado de Metodologa de las Ciencias Sociales: Perspectivas actualesCoordinadores: Enrique de la Garza Toledo y Gustavo Leyva

Introduccin

El concepto moderno de metodologa, en particular el de metodologa de las ciencias sociales, naci vinculado al de ciencia natural, comprendida sta como una ciencia que se valida en la experiencia independizando as al objeto y su conocimiento del sujeto (cfr., Adorno, 2001). Para realizar este proceso de construccin de conocimiento era necesario seguir un mtodo. Fue a partir del Renacimiento que cobr plena vigencia para la naciente ciencia moderna la exigencia de relacionar al pensamiento con el mundo sensible a travs de la experiencia reivindicando a sta como criterio ltimo de verdad (cfr., Duverger, 1974). Esta lucha de la filosofa renacentista en contra de la escolstica caracteriz el desarrollo de las ciencias naturales y, con ella, de un concepto de objetividad y verdad que se encontrarn a la base de la idea del mtodo (cfr., Kunne, 2003). Fue en esta lnea que Galileo pinsese, por ejemplo en obras como Saggiatore de 1623 plante que el mtodo de la ciencia natural deba desarrollarse a partir de las matemticas y vinculando en todo momento a la teora con la experiencia a travs de la observacin controlada en el experimento y buscando establecer leyes universales (cfr., Husserl, 1936 y Margolis y Laurence, 2005). Pocos aos ms tarde Descartes se empeara en exponer una suerte de mtodo filosfico y cientfico inicialmente en las Regulae ad directionem ingenii (Reglas para la direccin del espritu (1628) y, posteriormente, en el Discours de la mthode (1637) concebido en franca ruptura con los razonamientos escolsticos y con la silogstica aristotlica utilizada a lo largo de toda la Edad media. Se trataba, en consonancia con la preocupacin de Galileo, de extender la certeza de las matemticas al conjunto del saber humano dando lugar a una mathesis universales. As, todos los fenmenos de la naturaleza deban poder ser explicados conforme a leyes partiendo de las figuras y de los movimientos tal y como stos haban sido analizados por las matemticas, especialmente por la geometra. En las Reglas para la direccin del espritu (1628) Descartes defender y expondr de esta manera su intencin de orientar los estudios de modo que pueda accederse a juicios slidos y verdaderos (Primera Regla), sealando la necesidad de elaborar un mtodo para acceder a la verdad (Cuarta Regla). Los principios de un mtodo semejante se consideran ah como innatos y vlidos para conducir al espritu a la verdad en todos los mbitos del saber humano. Con Descartes se elabora de esta manera en forma explcita el problema de la necesidad del mtodo y se busca dar una respuesta a l. Fue en el marco de esta respuesta que se desplegar en las dcadas siguientes una intensa disputa entre el racionalismo y el empirismo que, al decir de algunos como Kuhn, no quedar 2

totalmente resuelta sino hasta mediados del siglo XIX cuando se imponga la idea de la prueba emprica cuantitativa para fundamentar la verdad (cfr., Kuhn, 1962 y 1977). Fue justamente en este contexto que hacia mediados del siglo XIX naci la sociologa inmersa en la concepcin de que la verdad se alcanza a travs de la prueba emprica de acuerdo a un mtodo que garantizara que las transiciones de la teora a los datos empricos fueran vlidas; de acuerdo a esto, en la sociologa el mtodo tena que ver sobre todo con los procedimientos a seguir de acuerdo con una lgica que recibira la validacin final de los datos empricos (cfr., Badiou, 2005). Los dos criterios de la primera versin del positivismo de Comte para llegar a la verdad seran as: metodologa y prueba emprica (cfr., Doston y Galison, 2007). Sin embargo, desde finales del siglo XIX apareci la llamada disputa por los mtodos en el marco de la discusin Geisteswissenschaften (ciencias del espritu)/ Naturwissenschaften (ciencias de la naturaleza) del neokantismo (Windelband y Rickert), del historicismo y, ms tarde, de la naciente hermenutica en un autor como Dilthey, por un lado, y del empirismo (Mill) al lado del naciente positivismo (Comte), por el otro. Fue, en efecto, desde el neokantismo, el historicismo y la naciente hermenutica a los que posteriormente se sumaran en un frente ciertamente no del todo unificado la fenomenologa y la teora crtica, que se plante un desafo a la comprensin de las ciencias ofrecida por el empirismo y el positivismo apuntalada sobre el espectacular ascenso de las ciencias naturales especialmente de la Fsica a finales del siglo XIX y principios del XX. En la versin de Wilhem Dithey, por ejemplo, habra dos ciencias y dos mtodos, a saber: por un lado, los de la naturaleza que se dejaban a la reflexin desarrollada por el empirismo el positivismo y, por el otro, los del espritu. Esta divisin se justificaba al referir los fenmenos de las ciencias del espritu ante todo a los motivos internos de la accin, motivos en ltimo trmino inobservables que planteaban por ello la necesidad de un acceso no a travs de la observacin y la experimentacin, sino por va de la comprensin de significados (Dilthey, 1910). No obstante, la disputa por los mtodos a la que se aludi anteriormente se resolvi finalmente con el predominio del positivismo y la marginacin de las concepciones emparentadas con el neokantismo, el historicismo y la hermenutica (Adorno, et al,, 1969). De tal forma que la idea de una sola ciencia, de la validacin de datos independientes del sujeto y de las teoras y de un mtodo cobraron carta de naturalizacin en las ciencias sociales hasta los aos setenta. Una tarea central para los adeptos del positivismo fue as la de intentar definir algo as como los pasos del mtodo de la ciencia. En el inicio de la nueva etapa del positivismo de los aos veinte, el Crculo de Viena plante que los conceptos cientficos 3

deberan de ser directamente observables, nica garanta de objetividad frente a una realidad emprica a la que se haba desprovisto de toda conexin con el sujeto (cfr., Cicourel, 1964). Sin embargo, los conceptos centrales de las ciencias se resistieron a ser directamente observables y as, incluso con el auxilio de la lgica y las matemticas, se debi reconocer finalmente que la ciencia maneja dos tipos de lenguaje, el terico y el observacional, subrayando que el primero no es directamente observable, pero que, a travs del mtodo cientfico, sera posible en una sucesin de deducciones pasar de las proposiciones en el primer nivel no-observacional hasta proposiciones observacionales y por lo tanto comunicables conectando directamente con los datos suministrados por la experiencia inmediata (cfr., Nagel, 1961). Es decir, el campo principal del mtodo era el de una lgica que permitiera esa transicin y vinculacin entre los enunciados tericos y los observacionales y la nica operacin lgica segura pareca ser no otra que la deduccin a pesar del hecho de que la validacin emprica era inductiva (cfr., Adorno, 1969). A esta tarea dedic esta corriente gran parte de sus esfuerzos en el siglo XX desde el fisicalismo hasta la teora de Carnap de dos niveles del lenguaje cientfico. Se trataba de tareas vinculadas a la definicin lgica de qu era una teora cientfica como un conjunto de proposiciones vinculadas entre s en forma deductiva a partir de axiomas y cerrada semnticamente, a la forma lgica de una hiptesis terica, al problema de cmo dicha hiptesis terica poda transformarse en otra emprica a travs de un proceso de deduccin que permitiera finalmente confrontarla directamente con los datos empricos (cfr., Kaplan, 1964). Como los datos se conceban como dados en la realidad emprica o, en el mejor de los casos, como un supuesto de lo anterior, el campo principal de la reflexin sobre el mtodo cientfico no fue sino el de la lgica de las proposiciones y sus combinaciones (cfr., Adorno, 2001). En esta lnea, el concepto ms aceptado de mtodo en las ciencias sociales entre los aos cuarenta y setenta del siglo anterior fue el que lo comprenda a la manera de un mtodo hipotticodeductivo. As, Nagel sostena que el ideal en metodologa era llegar a un sistema en el que pudiera deducirse el explicandum a partir de las premisas (cfr., Nagel, 1961); por su parte Kaplan sealaba que, a pesar de que podra haber una diferencia entre la lgica en uso de las diversas ciencias y la lgica reconstruida, el mtodo hipotticodeductivo ofreca la reconstruccin lgica ms aceptada si se atenda al problema de la relacin de los conceptos en la teora, al papel de las hiptesis, a la pregunta de cmo suministrar una explicacin adecuada y de qu modo lograr la verificacin (cfr., Kaplan, 1964); Bunge aada que por mtodo cientfico habra que entender los pasos a seguir en la investigacin y, as entendido, deba ser considerado como general e independiente tanto del sujeto como del 4

objeto de estudio (cfr., Bunge, 1975); incluso Popper, a pesar de sus crticas a los positivistas, lleg a afirmar que el camino de la ciencia no iba de lo emprico a lo abstracto, sino ms bien de las hiptesis a la experiencia (cfr., Popper, 1970). Es ello lo que llev a decir a Adorno que en el positivismo donde, acaso injustamente, colocaba a Popper haba un primado de la lgica y de la causalidad sobre lo que l denominaba la totalidad concreta (cfr., Adorno, 2001). En sntesis, pareca imponerse la idea de un mtodo cientfico y de que el camino de la investigacin desde la teora hacia los datos deba ser estrictamente lgico; este camino era el de la comprobacin de las hiptesis dentro de una lgica de primer orden de las proposiciones. Esta concepcin fue dominante durante muchos decenios. Primero result triunfante en la primera disputa por los mtodos con la hermenutica; no obstante, no pudo resistir la segunda gran disputa por los mtodos reiniciada por T. S. Kuhn (cfr., Kuhn, 1962 y 1977), las teoras del discurso (por ejemplo, Foucault y Derrida) y, finalmente, por la hermenutica contempornea (cfr., Gadamer, 1960 y Ricur, 1965). Los cuestionamientos internos a esa lgica de la investigacin cientfica y la pregunta en torno a si era capaz de proporcionar criterios claros de demarcacin entre ciencia y metafsica se haban hecho sentir ya desde el Crculo de Viena. As, por ejemplo, ya desde entonces se preguntaba si poda haber algo as como una observacin pura o si sta se encontraba siempre ya mediada por la teora, por el discurso; si podan verificarse leyes universales a partir de un conjunto de observaciones finitas; si las teoras realmente existentes eran sistemas hipotticodeductivos; si el camino de la investigacin era necesariamente el de la comprobacin emprica de las hiptesis; si podan definirse reglas de correspondencia entre conceptos tericos, por un lado, y observacionales, por el otro; si los datos estaban influidos por los conceptos utilizados y, en fin, si la regularidades sociales tenan un componente histrico, etc. (cfr., Jameson, 2010). En sntesis, la primera disputa por los mtodos, el predominio y posterior crisis del positivismo lgico dej como problemas antiguos y actuales entre otros los siguientes:

1.

Si hay un mtodo de la ciencia o bien mtodos por disciplina, si el mtodo

depende de tal forma del objeto que, ms que hablar de el mtodo, a lo sumo podra hablarse de principios epistemolgicometodolgicos que tendran que concretarse en cada disciplina y aun en cada situacin de investigacin. Al respecto deca Bourdieu que no era vlido separar al mtodo del objeto (cfr., Bourdieu, 1975) y ya Adorno haba sealado anteriormente que la sociologa no tena objetos ni mtodos ltimos (cfr., Adorno, 2001); incluso Lazarsfeld agregara que la metodologa lo nico que haca era explicitar procedimientos, supuestos y estilos de explicar. A este nfasis 5

sobre la pureza del mtodo para llegar a la verdad Bourdieu lo denomin metodologismo (cfr., Bourdieu, 1992) y llam a evitar en la investigacin emprica la extrema cautela epistemolgica (lgica), comparando lo anterior con una cita de Freud en la que ste hablaba del enfermo dedicado a limpiar los anteojos sin llegar nunca a ponrselos. As, la obediencia incondicional a un organon de reglas de mtodo tenda a provocar un efecto de clausura prematura en el contenido de los conceptos y sus relaciones.

2.

Si el mtodo se reduca o no a una lgica estricta que, al lado de la verificacin

emprica, asegurara llegar a la verdad.

3.

Si el camino de la ciencia era la prueba de la hiptesis o poda haber mtodos

de construccin de teoras.

La segunda disputa por los mtodos introdujo, despus de haber sido expulsado varios siglos antes, el problema del sujeto, de la teora y del discurso en la construccin del conocimiento. Sea el sujeto como comunidad de intereses que lucha por imponer sus paradigmas, sea por la reintroduccin del campo de los significados, de la relacin de stos con la realidad social o de la forma de aprehenderlos (cfr., Bachelard, 1975). Para Kuhn el paradigma aceptado implicaba en su interior el problema del mtodo; no obstante, la piedra de toque del cambio paradigmtico no resida en ste. Ello significaba que un cambio de paradigma podra suponer un cambio de mtodo poniendo as en cuestin la pretendida universalidad de ste ltimo en relacin con teora. Feyerabend hablaba en esta poca del mtodo comprendindolo como el empleo racional de una multiplicidad de procedimientos (cfr., Feyerabend, 1975) y Bourdieu sostena que el mtodo, ms que consistir en un conjunto procedimientos seguros para hacer ciencia, tendra que considerarse ante todo con una funcin heurstica (cfr., Bourdieu, 1975). Pero fue sobre todo el retorno y, al menos en una amplia gama de disciplinas sociales, la reintroduccin del problema del significado en y de la accin e interaccin social en la propia investigacin lo que hizo inclinar en otro sentido el fiel de la balanza tan favorable anteriormente al positivismo. Las crticas a la idea del mtodo ofrecida por el positivismo lgico se haban acumulado previamente: falsacin contra verificacin; perfil epistemolgico contra teoras como sistemas hipottico-deductivos. Las concepciones alternativas posestructuralistas al concepto estndar de teora a travs del de red o rbol terico y el uso de 6

lgicas de segundo orden en lugar de las proposicionales parecan confluir en la misma direccin (cfr., McCarthy, 2002). Sin embargo, la piedra de toque que inclin la balanza fue el problema del dato emprico (Smith, 2002). En efecto, como ya se ha mencionado, ya desde el Crculo de Viena fue imposible demostrar que el dato emprico estaba simplemente dado en la realidad; por el contrario, aun la percepcin ms simple dependa del lenguaje, en particular del lenguaje terico utilizado por los investigadores, de tal forma que el dato emprico era ms una construccin en el marco de una determinada teora, de los discursos y lenguajes comunes al investigador y a los investigados. En esta concepcin haba espacio para todos los atributos reivindicados en los aos setenta de interaccin, intersubjetividad, negociacin de significados, polisemia de los lenguajes, etc.1 De esta forma, concepciones que haban sido relegadas de los aos cuarenta a los setenta del siglo anterior, como la fenomenologa, el interaccionismo simblico o la etnometodologa junto a la nueva hermenutica y las nuevas teoras interpretativas de la cultura y el discurso emergieron como rivales poderosos del ya menguado positivismo lgico (cfr., McCarthy, 2002). Especialmente la idea de una realidad no dada en forma directa a la observacin en la que estas propuestas haban insistido especialmente al lado del papel central del mundo simblico contribuyeron a reorientar la disputa por los mtodos. Para las versiones constructivistas extremas (Lock y Strong, 2010) la realidad quedaba definida por su referencia al sujeto, a la teora, al orden simblico de los discursos, y por ello habra que desechar la idea de dato duro o dado sin ms a la observacin directa y verlo ms bien como construido a partir de lenguajes, abandonando con esto el viejo problema de la pretensin de correspondencia entre pensamiento y realidad. En lo sucesivo el mtodo se entendera ms bien como comprensin de significados, de entramados lingsticos y discursivos en el interior de los cuales los sujetos aprehenden la realidad social. De este modo, unos pensaron que esta hermenutica no podra estar sujeta a un mtodo puesto que no habra interpretacin verdadera y por lo tanto no se podra encontrar el significado ltimo (cfr., Toulmin, 2001); a la vez, otros pensaron que podran desentraarse las formas de construccin de significados a travs de operaciones del pensamiento cotidiano por ejemplo, tipologas, indexalidad, etc., o de la nueva retrica (cfr., Perelman, 1958) e, incluso, que podra hablarse de una epistemologa del sentido comn (cfr., Moradi, et al., 2007). Aunque otras perspectivas alejadas del subjetivismo replantearon en este nuevo contexto que podra haber unaEsto remita a un antiguo problema ya planteado siglos antes incluso por los empiristas clsicos. As, por ejemplo, para Locke slo era posible comparar a pensamientos no con datos empricos sino slo con otros pensamientos (cfr., Locke, 1690). En forma anloga, para Berkeley toda percepcin implicaba reflexin (cfr., Berkeley, 1710).1

7

comprensin explicativa que combinara comprensin con explicacin a partir de datos empricos siguiendo en ello a Weber (cfr., Weber, 1958) o bien a Adorno cuando criticaba a Dilthey diciendo que la comprensin del significado era parcial para explicar la accin social porque exclua a lo objetivado (estructural) y a lo ininteligible (que para l sera la distancia entre lo socialmente objetivado y la conciencia de dicha objetivacin) (cfr., Adorno, 2001). De la misma forma, Adorno criticaba a la fenomenologa al decir que la vida social no se derivaba exclusivamente de la interaccin con significado sino que haba que atender a la vez a las estructuras que la limitan enfatizando as que no era posible explicar la accin social slo a travs de los significados o reducir la explicacin de ella a la que dan los propios actores (cfr., loc.cit.). Es en una direccin similar que Schtz sealaba que la fenomenologa sociolgica no supona, a diferencia de la trascendental, suspender la creencia en la realidad material. De este modo la comprensin del mtodo no poda ser disociada de una determinada concepcin de la realidad, fuera sta dada, sujeta a leyes universales o bien historizada, construida, reducida a la subjetividad o bien a la articulacin sujetoobjeto. Los problemas que se planteaban son as el de la teora utilizada (pinsese a este respecto, por ejemplo, en teoras que definen todos su conceptos en forma cuantitativa como la main stream en Economa), el de la consideracin sobre el conocimiento como permeado por relaciones de poder o culturales, el de la actitud contemplativa con respecto de la realidad social (la experiencia reducida a la observacin) donde, como dice Adorno, el objetivo no sera saber si A=A sino como A puede ser B (cfr., Rusconi, 1974); el del concepto que se haya de tener de qu sea una teora y cul sera su funcin en la construccin de conocimiento (sistema hipottico deductivo vs. configuracin terica que admitiera contradicciones,

discontinuidades u obscuridades junto a causalidades y funcionalidades) fuera sta deductiva a partir de hiptesis o bien heurstica y reconstructiva de la propia teora (Archer, et al., 1999); el del pensar que el camino de la ciencia es el de la comprobacin de las hiptesis o bien que la realidad en transformacin implicaba historizar las regularidades, no independizarlas del sujeto ni de las teoras y discursos y, por tanto, lo que caba era pensar en mtodos de reconstruccin de teora; el de las relaciones entre conceptos tericos e indicadores y el de la univocidad en estas relaciones (por lo que haba que plantear, ms que deducciones lgicas, conglomerados de indicadores que rodean al concepto); el de si el dato est dado mediante la observacin emprica controlada y cules son sus vnculos con el sujeto y con las teoras slo en el interior de las cuales el puede presentarse y aparecer como dato; el de si la explicacin lograda est vinculada necesariamente a la verificacin, lo que a su vez supone interrogarse 8

sobre cmo tendra lugar la subsuncin del hecho emprico bajo la hiptesis terica general; el de si la explicacin debe incluir y cmo la comprensin del significado, o si se reduce a sta o bien si implica una reconstruccin concreta de lo que Adorno denomin en el marco de su discusin con el racionalismo crtico la totalidad de la relacin sujeto-objeto especfica; el de si habra que insistir en un criterio de demarcacin entre ciencia y no-ciencia o si habra o no diferencias entre pensamiento cotidiano y cientfico, si ambos no seran sino juegos de lenguajes o si se tratara de un continuum gradual entre ciencia y pensamiento cotidiano y, finalmente, el de si el conocimiento cientfico es indiferente a las transformaciones no solo del objeto y del sujeto sino del propio mtodo con su componentes lgicos y no lgicos.

*

*

*

Es preciso ahora interrogarse sobre las relaciones entre la pregunta por el mtodo a la que nos hemos referido anteriormente y el problema epistemolgico de las ciencias sociales, especialmente el de su estatuto y su fundamentacin. Hemos mencionado ya la discusin desarrollada en el siglo XIX por el neokantismo (Wilhelm Windelband y Heinrich Rickert), el historicismo y la naciente hermenutica (ante todo Wilhelm Dilthey) sobre la distincin entre las Naturwissenschaften y las Geisteswissenschaften. Especial importancia merece en el marco de esta discusin la obra de Wilhelm Dilthey. En efecto, en su obra inconclusa Der Aufbau der geschichtlichen Welt in den Geisteswissenschaften [La construccin del mundo histrico en las ciencias del espritu] (1910), Dilthey se ocupaba de la delimitacin de las Geisteswissenschaften [ciencias del espritu] trmino con el que, como se sabe, tradujo al alemn la expresin inglesa moral sciences empleada por John Stuart Mill en su A System of Logic, Ratiocinative and Inductive, Being a Connected View of the Principles of Evidence, and the Methods of Scientific Investigation (1843) para caracterizar a disciplinas como la psicologa, la etnologa y la naciente sociologa, del nexo estructural que ellas mantienen con el resto del saber y con el papel que en ellas desempea la comprensin (Verstehen). En efecto, Dilthey constataba, en primer lugar, el modo en que, a lo largo del siglo XIX, haban surgido un conjunto de ciencias justamente las llamadas Geisteswissenschaften al lado de las Naturwissenschaften. Entre ellas se encontraban la historia, la economa, la ciencia poltica, el derecho, la ciencia de la literatura [Literaturwissenschaft], la arquitectura, la msica y, especialmente, la psicologa (cfr., Dilthey, 1910). Estas ciencias, sealaba Dilthey en segundo lugar, tenan como objeto de estudio al hombre. En ellas se describe y narra, se formulan juicios y se forman conceptos y teoras con relacin a ese objeto peculiar que es el 9

ser humano en sus diversos planos y formas de aparicin: como individuo, en el interior de una familia, de una sociedad, de un Estado, etc. Lo que Dilthey se propona era analizar qu clase de relacin exista entre las Geisteswissenschaften y su objeto, mostrando cmo esta relacin era distinta a la que se encontraba entre las Naturwissenschaften y sus objetos. As, mientras en stas ltimas el objeto de investigacin estaba constituido por la naturaleza que deba ser observada empricamente y cuyos acontecimientos se consideraban como un caso especial de leyes universales y susceptibles por ello de una explicacin [Erklren] en ltimo anlisis causal, en las primeras se diriga la atencin no a los objetos de la naturaleza, sino a objetos que tenan un carcter especial porque eran producto de la accin de los seres humanos que, en razn de haber sido creados por stos, podan tambin ser comprendidos por los propios hombres. A diferencia de los objetos y fenmenos de la naturaleza, estos objetos podan ser objeto de una comprensin [Verstehen] en la que se enlazaban en forma indisoluble el que comprende y lo comprendido, lo propio y lo extrao. De este modo, en las llamadas Geisteswissenschaften, al comprender, el hombre que comprende volva a s mismo al encontrarse en aquello que comprenda. En esta suerte de retorno de la comprensin sobre s misma se abra, segn Dilthey, el horizonte de significacin que caracterizaba al mundo de las ciencias del espritu a diferencia del que nos ofrecan las ciencias de la naturaleza. De acuerdo a lo anteriormente sealado, las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espritu tenan efectivamente en comn y en este punto la concepcin que Dilthey tena incluso ya de las propias ciencias de la naturaleza se apartaba decididamente de toda forma de empirismo radical el que los objetos de ambas no se encontraba constitudos por impresiones [Eindrcke], sino por objetos [Objekte] creados (schaffen es el verbo usado por Dilthey) por el propio proceso del conocer algo de especial importancia, segn habremos de ver ms adelante. As pues, en uno y otro casos, tanto las Naturwissenschaften como las Geisteswissenschaften construyen los objetos que estudian. La diferencia enre ambas se localizaba para Dilthey ms bien en el procedimiento [Verfahren] para construir sus objetos. En efecto, mientras que en las primeras se construye un objeto fsico, en las segundas el proceso de la comprensin [Verstehen] crea un objeto intelectual [geistiges Objekt] dotado de significacin y en el que quien comprende se encuentra de nuevo a s mismo porque esa objetividad que comprende es resultado de la propia accin de los sujetos, de los seres humanos es en este sentido que Dilthey remite el trmino alemn de Geisteswissenschaften no slo a aqullo a lo que, como ya se ha dicho, Mill se refiriera con el de moral sciences, sin tambin a lo que Montesquieu denominara lesprit des lois, Hegel objektiver Geist [espritu objetivo] y un jurista como Jhering Geist [espritu] al hablar, por ejemplo, del 10

espritu del Derecho romano. En las Geisteswissenschaften apareca as un nexo indisoluble entre la vida [Leben], las expresiones objetivas [Ausdrcke] de sta en el mundo exterior objetivo al modo de una suerte de segunda naturaleza, de un espritu objetivo, y su comprensin [Verstehen] por parte del investigador que dirige su atencin a ellas con quienes est enlazado en una misma trama de significacin. Este indisoluble nexo entre vida [Leben], expresin [Ausdruck] y comprensin [Verstehen] apareca en las acciones y en los discursos, en las palabras y en los gestos, en las instituciones y, en general, en todos los productos creados por la actividad humana, fuera en obras literarias y artsticas en general, en objetivizaciones sociales instituciones en plexos sociales e incluso tambin en la propia vida psquica individual, en la interioridad del sujeto es en este sentido que, apuntaba Dilthey, al dirigir la atencin hacia s mismo se advertan en forma clara los lmites del mtodo introspectivo de autoconocimiento, pues solamente las acciones, las exteriorizaciones de uno mismo, los efectos de ellas sobre los dems, podan suministrar a los hombres el conocimiento de quines son ellos mismos: el sujeto se puede conocer a s mismo solamente a travs de la va de la comprensin del mundo en el que vive y de los otros con quienes se encuentra en ese mundo compartido en comn. Hacia el final de su vida Dilthey llegar a la conclusin, que no pudo desarrollar en la forma que habra deseado debido a su muerte, de que este proceso de comprensin se desarrollaba en y tena a la vez como su condicin al lenguaje por lo que deba ser concebido bajo la forma de una interpretacin de sentido en el marco de una hermenutica. Podramos decir que desde entonces se delinearon dos grandes vertientes en la discusin en torno al mtodo de las ciencias de la naturaleza y al de las ciencias del espritu: por un lado, las propuestas vinculadas al positivismo y al naturalismo; por el otro, las localizadas tanto en la vertiente fenomenolgica (Alfred Schtz) como en la hermenutica (HansGeorg Gadamer y Paul Ricur) y en la proveniente de la teora crtica (Theodor W. Adorno y Jrgen Habermas) al igual que en aqullas otras asociadas al estructuralismo y postestructuralismo (Michel Foucault, Jacques Derrida) y al pensamiento francs (Cornelius Castoriadis, Alan Touraine, Pierre Bourdieu), al pragmatismo anglosajn sea en la lnea que proviente de Charles Sanders Peirce, John Dewey y George Herbert Mead o sea en aquella otra que se remonta al poderoso inflijo del Wittgenstein de las Philosophische Untersuchungen [Investigaciones Filosficas] (1953) y a propuestas como la teora de la estructuracin de Anthony Giddens2. stas ltimas propuestas parecen compartir en comn la idea de que el mbito de objetos del que se ocupan las ciencias del2 Es en este sentido que ya en 1976 se hablaba de una reestructuracin de la teora social y poltica (cfr., Bernstein, 1976).

11

espritu o, para el caso que nos ocupa, las ciencias sociales se halla preestructurado simblica, discursivamente, por lo que el acceso al mismo tiene que estar mediado por una comprensin de sentido. En efecto, a diferencia de las ciencias naturales, las ciencias sociales investigan un mundo que ha sido producido por los seres humanos y al cual se accede siempre desde el horizonte de una precomprensin. Con ello se delinea lo que en la hermenutica se denomina el crculo hermenutico por medio del cual se expresa la aparente paradoja de que la comprensin de la sociedad por parte del investigador implica siempre ya una precomprensin de la misma tanto por parte de l como por parte de los propios actores sociales. No hay por ello ni puede haber una suerte de acceso directo e inmediato y sin una comprensin previa a la sociedad. Este crculo, como bien lo seala Habermas, no puede romperse por medio de ninguna inmediatez sea sta a priori o emprica del acceso [al mundo social, EG y GL], sino que debe pensarse en forma dialctica slo en vinculacin con la hermenutica natural del mundo de la vida social. En lugar del nexo hipottico deductivo entre proposiciones aparece entonces la explicacin hermenutica del sentido; en lugar de una relacin ordenada unvoca de smbolos y significados, las categoras precomprendidas adquieren su determinacin en forma sucesiva con la posicin que adquieren en el nexo desarrollado [] Teoras de este tipo ms mvil asumen [] en forma reflexiva que ellas mismas son momentos del nexo objetivo que en ellas se somete al anlisis (Habermas , 1982:18). Todo esto conduce a una modificacin en la relacin entre la teora, la ciencia, y su objeto que transforma a su vez la relacin existente entre la teora y la experiencia. En efecto, de acuerdo a esto, en el mbito de las ciencias sociales la experiencia no puede ser entendida bajo la forma de la observacin controlada de fenmenos fsicos que a su vez suministraran la base emprica sobre la cual reposan las propias teoras cientficas si es que las hiptesis establecidas deductivamente han de ser no slo lgicamente correctas sino tambin comprobables empricamente. A diferencia de ello, en el caso de las ciencias sociales, la construccin formal de la teora, la estructura de los conceptos, la eleccin de las categoras y modelos e incluso la formulacin y exposicin de los resultados no pueden ser comprendidos de acuerdo a las reglas generales de una metodologa de pretensiones universales sino que, en primer lugar, tienen que adecuarse a un objeto en este caso la sociedad preformado ya por la propia actividad humana y precomprendido ya siempre tanto por el investigador como por los propios actores, objeto del que son tambin parte las propias teoras que se proponen estudiarlo. La comprensin de este nexo indisoluble debe hacer claro, adems, en segundo lugar, que no todos los conceptos y teoremas de las ciencias sociales pueden ser traducidos sin ms en el lenguaje formal de un esquema hipotticodeductivo ni 12

tampoco pueden ser contrastados siempre en forma directa con datos empricos accesibles a la observacin inmediata. Es preciso por ello someter a una crtica la autocomprensin objetivista que caracteriza a la reflexin sobre las ciencias sociales. En efecto, de acuerdo a lo anteriormente sealado, la objetividad de la comprensin por la que se afanan las ciencias sociales no supone en modo alguno que el investigador deba abstraer de su precomprensin de los problemas que analiza. Como Habermas lo ha sealado, la objetividad se enlaza en el caso de estas ciencias con una reflexin sobre el nexo que enlaza ya desde siempre al sujeto que investiga con el objeto investigado (cfr., Habermas, 1982:337338). De acuerdo a esto, los textos, las acciones y los acontecimientos histricos no son slo objetos al modo de los objetos de los que se ocupan las ciencias naturales sino que devienen tales slo en la medida en que estn integrados en un nexo de sentido, en un horizonte de comprensin e interpretacin terica que puede estar formulado en forma ms o menos difusa, ms o menos expresa tanto por los actores sociales que se encuentran inmersos en el acontecer social como por el propio investigador. De esta manera, en el caso de las ciencias sociales, su acceso al mbito de objetos que le es propio no est dado ni puede estar slo dado mediante la observacin controlada. Es por ello que los conceptos tericos a los que se recurre en estas ciencias no pueden ser operacionalizados sin ms en el marco de procesos de medicin fisicalista. Tampoco es posible apelar o decidir por el recurso a la observacin directa, a datos empricos incontrovertibles, ni decidir la eleccin de las estrategias de investigacin ni tampoco la construccin y examen de las teoras relevantes atendiendo slo a una suerte de observacin o de experiencia inmediata y no interpretada. En el caso de las ciencias sociales se plantea, en fin, el problema del enlace del anlisis y la comprensin que desarrolla el investigador, por un lado, con la comprensin prctica y el horizonte interpretativo que caracteriza en forma innegable a los propios actores sociales. Esto tiene que ver con la relacin entre la la teora y el mundo de la vida, entre la ciencia y la praxis, entre la reflexin terica y la accin (incluida aqu, desde luego, la accin poltica de los actores sociales como ciudadanos ilustrados [aufgeklrt] por la propia teora), entre la ciencia social y el horizonte normativo que la anima y orienta sus preguntas. El complejo nexo de relaciones anteriormente mencionado ha sido tematizado de diversas maneras. As, en una forma en algunos puntos cercana a la de Habermas, otro terico como Anthony Giddens ha sealado que las ciencias sociales plantean un problema peculiar en la medida en que tienen como objeto de investigacin algo que ellas presuponen en s mismas, a saber: la actividad social humana y la intersubjetividad (cfr., Giddens, 1976: vii). Es as que Giddens seala cuatro aportaciones significativas de las que l mismo denomina sociologas 13

interpretativas que han analizado justamente los problemas a los que nos hemos venido refiriendo: en primer lugar, la consideracin de la comprensin [Verstehen] no como un mtodo o tcnica de investigacin particular de las ciencias sociales sino como algo que caracteriza a toda interaccin social; en segundo lugar, el sealamiento de que en toda investigacin social el terico utiliza los mismos recursos que los actores sociales legos para comprender las interacciones y fenmenos sociales que aqul se propone analizar y que, a la inversa, la teorizacin prctica de los legos no puede ser dejada de lado por el investigador porque es sobre la base ofrecida por ella que los actores sociales pueden efectivamente desarrollar su accin y producir a la sociedad como un resultado de sus acciones e interacciones; en tercer lugar, la idea de que el conocimiento y la comprensin que permite a los actores producir la sociedad en el sentido anteriormente descrito se basa en un conocimiento prctico que no siempre se puede expresar en forma proposicional ni articular de modo expreso y, finalmente, en cuarto lugar, la idea de que los conceptos empleados por el cientfico social se encuentran enlazados en forma indisoluble con la comprensin que tienen los actores sociales legos y a la que recurren para constituir a la sociedad como un complejo dotado de materialidad, de objetividad, y, a la vez, de sentido (cfr., Giddens, 1976: 5960)3. Podramos decir, a modo de una suerte de consideracin final a partir de todo lo expuesto anteriormente, que en el mbito de las ciencias sociales se ha planteado prcticamente desde su emergencia una reflexin en torno a cuatro diversos tipos de relaciones: en primer lugar, con respecto a la relacin entre teora e investigacin emprica; en segundo lugar, alrededor de la relacin entre la teora y las diversas imgenes del mundo incluidas aqu tanto aqullas que remiten a la religin como aquellas otras que se refieren a ideologas polticas; en tercer lugar, sobre la relacin entre la teora y las preguntas normativas que orientan y dan sentido a la propia investigacin y, finalmente, en cuarto y ltimo lugar, en torno a la relacin entre el saber y la comprensin tericos por parte de los investigadores, por un lado, y el saber y la comprensin prcticos de los actores sociales legos, por el otro (cfr., Joas/Knbl, 2004:13 y ss.). Es en torno a todos estos problemas que giran los trabajos que presentamos al lector en este volumen. En todos ellos se plantea, en diversas formas, desde diversas perspectivas y orientaciones tericas, con distintos recursos conceptuales y argumentativos, la necesidad para las ciencias sociales de pensar en forma diferenciada, ms all de toda simplificacin, las complejas relaciones entre la teora y la experiencia, entre la ciencia y la realidad, entre la

3 Es aqu donde Giddens localiza su famosa tesis de la doble hermenutica de las ciencias sociales (cfr., Giddens, 1976: 1215 y 166167).

14

ciencia y las grandes preguntas normativas que la han imulsado prcticamente desde sus orgenes. Queremos agradecer a todos lo(a)s colegas, dentro y fuera de Mxico, que con su participacin hicieron posible la elaboracin de esta obra; a las autoridades de nuestra Universidad, especialmente al Dr. Javier Velzquez Moctezuma, Rector de la Unidad Iztapalapa, y al Dr. Octavio Nateras Domnguez, Director de la Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades de esta misma Unidad, por su generoso apoyo, sin el cual no habra sido posible que esta obra viera la luz. De la misma manera, deseamos dejar un testimonio expreso de nuestro agradecimiento a las autoridades del Fondo de Cultura Econmica, especialmente a su Director, Mtro. Joaqun DezCanedo, al igual que al Mtro. Mart Soler, quienes apoyaron con inters la publicacin de este libro.

Enrique de la Garza Toledo Gustavo Leyva Martnez

Diciembre del 2010.

15

BibliografaAdorno, T. W., et al. (1969): Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie. Neuwied : Luchterhand (Tr. esp: La Disputa del Positivismo en la Sociologa Alemana. Mxico, D.F.: Grijalbo, 1973). Adorno, T. W. (2001): Epistemologa y Ciencias Sociales. Valencia: Ctedra (Coleccin Frnesis). Arche, M., et al. (editors) (1999): Critical Realism. London: Rutledge. Bachelard, G. (1975): Epistemologa: Barcelona: Anagrama. Badiou, A. (2005): Being and Event. London: Continuum. Berkeley, George (1710): A Treatise Concerning the Principles of Human Knowledge, Part I . Ed. by Jonathan Dancy. Oxford New York: Oxford University Press, 1998. Bernstein, Richard (1976): The Restructuring of Social and Political Theory. Pennsylvania: Univ. of Pennsylvania Press. Bourdieu, P, Chamberedon, J.C. y Passeron, J.C. (1975): El Oficio de Socilogo. Mxico, D.F.: Siglo XXI. Bourdieu, P. y L. Wocquant (1992): An Introduction to Reflexive Sociology. Chicago: The University of Chicago Press. Bunge, M. (1975): La Investigacin Cientfica. Barcelona: Ariel. Cicourel, A. (1964): Methods and Measurement in Sociology. N.Y.: Free Press. Derrida, Jacques (1967): Lcriture et la diffrence. Paris: Seuil (tr. esp.: La escritura y la diferencia. Antrhopos, Barcelona, 1989). Dilthey, Wilhelm (1910): Der Aufbau der geschichtlichen Welt in den geisterwissenschaften, en Dilthey, W. Gesammelte Schriften, Band VII, Stuttgart, 1957. Doston, L. y P. Galison (2007): Objectivity. N.Y. : Zone Books. Duverger, M. (1974): Mtodos de las Ciencias Sociales. Barcelona: Ariel Feyerabend, Paul (1975): Against Method: Outline of an Anarchistic Theory of Knowledge. London: New Left Books. Foucault, Michel (1966): Les Mots et les choses. Paris: Gallimard (Tr. Esp.: Las palabras y las cosas, trad. Elsa Cecilia Frost, Siglo XXI Editores, Mxico, 1968). Gadamer, HansGeorg (1960): Wahrheit und Methode: Grundzge einer philosophischen Hermeneutik). Tbingen: J.C.B. Mohr. 16

Giddens, Anthony (1976): New rules of Sociological Method. Stanford: Stanford University Press. (Se cita segn la 2a. ed. de 1993). Habermas, Jrgen (1982): Zur Logik der Sozialwissenschaften. Frankfurt am Main: Suhrkamp (5e. Erweiterte Auflage). Husserl, Edmund (1936): Die Krisis der europischen Wissenschaften und die transzendentale Phnomenologie: Eine Einleitung in die phnomenologische Philosophie. Hamburg: Felix Meiner. Jameson, F. (2010): Valences of Dialectics. N.Y.: Verso. Joas, Hans y Knbl, Wolfgang (2004): Sozialtheorie. Zwanzig einfhrende Vorlesungen. Frankfurt am Main: Suhrkamp. Kaplan, Abraham (1964): The Conduct of Inquiry. Chandler: San Francisco, Cal. Kuhn, T.S. (1962): The Structure of Scientific Revolutions. Chicago: University of Chicago Press. Kuhn, T.S. (1977): The Essential Tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change. Chicago and London: University of Chicago Press. Knne, W. (2003): Conceptions of Truth. Oxford: Clarendon Press. Lock, A. y T. Strong (2010): Social Constructionism. Cambridge: Cambridge University Press. Locke, J. (1690): An Essay Concerning Human Understanding. Ed. by Peter H. Nidditch. Clarendon Edition of the Works of John Locke. Oxford New York. Oxford University Press, 1975. Margolis, E. y S. Laurence (2005): Concepts. Cambridge: The MIT Press. McCarthy, T. (2002): La Teora Crtica de Habermas. Madrid: Tecnos Meszros, Istvn (2010): Social Structure and Forms of Consciousness. N.Y.: Monthly Labor Review. Moradi, A., et al. (2007): Metodologa de las Ciencias Sociales. B.A.: emec Nagel, E (1961): The Structure of the Science. N.Y: Free Press. Perelman, Chaim (1958): Trait de lArgumentation, PUF, Paris. Ricur, Paul (1965): De l'interprtation. Essai sur Sigmund Freud. Paris: Seuil. Rusconi, (1974): Teora Crtica de la Sociedad. Barcelona: Martnez Roca 17

Smith, A.D. (2002): The Problem of Perception. Cambridge: Harvard University Press. Toulmin, (2001): Return to Reason. Cambridge: Harvard University Press. Weber, Max (1958): Ensayos sobre metodologa Sociolgica. B.A.: Amorrotu.

18

PresentacinEn el primero de los trabajos que presentamos al lector con el ttulo El Empirismo Lgico y el Problema de los Fundamentos de las ciencias Sociales, lvaro Pelez Cedrs hace una recapitulacin sinttica pero rigurosa acerca del proyecto del empirismo lgico, normado, entre otras cosas, por la concepcin de unidad de la ciencia. Sin embargo, el autor reconoce que la reflexin de esta perspectiva sobre las ciencias sociales es menos abundante y precisa, aunque la hayan abordardo Carnap y Neurath entre otros. En el anlisis de dichos autores, lvaro Pelez defiende la tesis de que estos no sostuvieron posiciones reduccionistas, en cuanto a asimilar los fenmenos sociales a los fsicos o a los psquicos, incluso que la tesis fisicalista expresar las ciencias en el lenguaje de la Fsica habra que tomarla ms como metfora que como aplicacin literal. Al respecto, el autor de este captulo discute el alcance del reduccionismo e introduce la polmica de Carnap con la Hermenutica en cuanto a la comprensin del significado, as como la tesis estructuralista (propiedades de objetos o sus relaciones) en torno a la idea de objetos culturales y de si estos objetos seran reducibles a otros objetos, planteando el no monismo en el marco de la Fsica sino otro de carcter ms bien pragmtico. Sin embargo, al analizar finalmente la obra de Neurath se desvanece la distincin entre las ciencias naturales y las del espritu, porque ambas buscaran relaciones causales y la sociologa es concebida como un conductismo social. Andrs Rivadulla, por su parte, en el captulo Racionalismo Crtico y ciencias Sociales: Karl Popper, inicia discutiendo las crticas al principio de racionalidad y a la lgica situacional como fundamentos explicativos de las conductas. Para el autor, Popper piensa su filosofa de la ciencia social a partir de las ciencias naturales y en La Miseria del Historicismo critic la posibilidad de una ciencia social histrica inclinndose, en cambio, por la homologacin del mtodo. En especial en este captulo se analiza la tesis de la unidad del mtodo desde la perspectiva de Popper desde la idea de la verdad como correspondencia y de su antinductivismo, que se compaginaran en l con su tesis del realismo cientfico vinculado a una comprensin de la verdad como independiente del observador. Asimismo, Rivadulla, plantea que la tesis de la falsacin como alternativa a la verificacin positivista no lleva a Popper al agnosticismo, sino a una concepcin de aproximaciones sucesivas a la verdad y de aprendizaje de los errores a travs de la crtica. Aunque el autor reafirma que Popper concibe una sola metodologa para la ciencia y sta es la del mtodo hipottico-

19

deductivo, Rivadulla se inclinar ms bien por la pluralidad de los mtodos y en contra del fetichismo de la metodologa. En ciencias sociales y Thomas Kuhn: expandiendo (o deformando) la naturaleza epistmica de las ciencias sociales?, Godfrey Guillaumin inicia con la tesis de que las ciencias sociales no tienen porqu ser comparadas con el modelo de Kuhn, apoyado en las dudas del propio Kuhn en torno a si su modelo podra aplicarse a las ciencias sociales. Este problema es aun ms complejo en l por la funcin que tiene en las ciencias naturales la medicin, a diferencia de muchas de las ciencias sociales. En este punto, el autor del captulo hace una reflexin amplia del concepto de lo social y su relacin con el mtodo. Jochen Dreher, en su ensayo Fenomenologa: Alfred Schutz y Thomas Luckmann, se remite inicialmente a la relacin entre subjetividad del actor individual y la sociedad, sobre todo al concepto clsico de significado subjetivo de la accin. En este camino distingue entre Fenomenologa, entendida como una proto-sociologa, y la Sociologa como ciencia de la experiencia. Sin embargo, entre ambas puede haber un fructfero vnculo que sera, a su vez, entre la constitucin de la conciencia subjetiva y la constitucin de los mundos histricos, porque dice el autor la base de toda ciencia sera el sentido y este es precientfico. Luego hace un anlisis muy detallado de la obra y el contexto norteamericano en el que escribe Alfred Schtz, otorgando un peso fundamental a los conceptos de motivos para y motivos porque de Schtz para poder penetrar en el significado. Porque el punto de partida sera la actitud natural, por la que se aceptara la realidad de la vida, conformando esto un mundo preterico que sera a la vez intersubjetivo. En seguida se analiza el concepto de ciencia social en Schtz, as como el de objetividad y el escape del individualismo a travs del reconocimiento de objetos construidos de segundo orden, como objetos principales para las ciencias sociales. Tambin resulta relevante el estudio de la obra de Luckmann, su concepto de ciencia social de la intersubjetividad, del tiempo, de la identidad, de la comunicacin y sus relaciones con la discusin actual acerca de mtodos cualitativos vs. cuantitativos. En el siguiente ensayo con el ttulo La Hermenutica clsica y su impacto en la epistemologa y teora social hoy, su autor remite inicialmente al origen etimolgico de la expresin hermenutica como una reflexin sobre el enunciar, el interpretar y el traducir. En todos los casos ella se vincula a distintos modos de la comprensin. El autor ofrece as una reconstruccin histrica del desarrollo de la hermenutica moderna a partir de la obra de Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher, Wilhelm Dilthey y Martin Heidegger para centrarse, finalmente, en la figura de Hans-Georg Gadamer en quien la hermenutica asume la forma de una reflexin sobre la continuidad de la tradicin y el modo en que sta se articula en el orden 20

del lenguaje, lenguaje que, a su vez, abarca tanto a lo interpretado como al propio intrprete, subrayando en todo momento la posibilidad del dilogo y el camino de la conversacin como la va para resolver las rupturas y extraamientos operados en el seno de la tradicin en el marco de un incesante proceso de fusin de horizontes en el que el pasado de la tradicin y el presente de la interpretacin pueden mediarse ininterrumpidamente. Especialmente se destaca en este ensayo la crtica que la hermenutica realiza a la autocomprensin objetivista de las ciencias modernas al mostrary ello es central en el marco de la presente obra que la pretendida objetividad por la que se afana la ciencia se encuentra siempre ya mediada por una estructura irrebasable de precomprensin que convierte a la experiencia a la que apelan las ciencias, a la propia experiencia del mundo en su sentido ms amplio, en algo posible slo en el interior del lenguaje y de un horizonte de interpretacin que no puede ser jams denegado. Es sobre estos mismos problemas que vuelve el ensayo Hermenutica y Ciencias Sociales de Ambrosio Velasco. En efecto, en l se insiste, en primer lugar, en el modo en que las propuestas de corte hermenutico se delinearon como una alternativa frente al modelo naturalista de las ciencias. En segundo lugar, Velasco llama la atencin sobre la manera en que, a lo largo del siglo XX, la hermenutica ha sufrido una suerte de desregionalizacin que la ha conducido fuera del mbito de la Teologa en el que ella surgi originalmente para ofrecer una propuesta epistemolgica y metodolgica tanto para las ciencias sociales y la historia como para las humanidades e, incluso, para la poltica. Todo ello lleva, en tercer lugar, a ofrecer una visin compleja, a la vez plural y diferenciada, de las ciencias sociales en donde y ello, lejos de ser visto como un defecto, se considera ms bien como una virtud que expresa cabalmente la dinmica de estas cienciasel pluralismo de tradiciones y enfoques constituyen una condicin fundamental para una discusin constante que promueve la revisin continua de presupuestos tericos, metodolgicos y epistmicos al interior de cada tradicin. Con ello se plantea, finalmente, la tarea no tanto de pretender integrar las diversas lneas y vertientes que se han desarrollado dentro de la reflexin hermenutica en una nica propuesta comprehensiva sino, mejor, de desarrollar y dirigir las tensiones dentro de esta diversidad en direccin de una comprensin ms abierta, plural y crtica de la sociedad y la cultura contemporneas. En el siguiente trabajo que ofrecemos al lector con el ttulo La metodologa marxista y el configuracionismo en Amrica Latina su autor comienza ofreciendo una sugerente reconstruccin del marxismo que fue, como se sabe, no slo una propuesta metodolgica y terica sino tambin, a la vez, poltica, sindical y de Estado. El marxismo pretendi ser ciencia y, a la vez, proyecto poltico revolucionario y fue en esa medida que ejerci un 21

poderoso influjo no slo sobre la academia sino tambin sobre la poltica a travs de partidos polticos, sindicatos y gobiernos. Aunque inicialmente comprendido ante todo como una propuesta social y poltica, por lo menos desde Historia y Conciencia de Clase (1923) de Georg Lukcs, de los trabajos de los tericos agrupados en torno a la Escuela de Frankfurt y de las tentativas de Gramsci por analizar el problema de la cultura, el marxismo comenz a incidir en los debates tericos y acadmicos, inicialmente en Europa y posteriormente en el resto del mundo en un doble frente: por un lado en contra del positivismo; por el otro, en contra del marxismo dogmtico de corte estalinista. Fue as en los aos setenta que el marxismo desempe un vigoroso papel en los debates acadmicos. Obras como las de los ya mencionados Lukcs y Gramsci, al lado de Adorno y Habermas, de Althusser y E.P. Thompson, de marxistas heterodoxos como los de la Escuela de Budapest, de la exYugoslavia aglutinados en torno a la revista Praxis y de otros provenientes de la exChecoslovaquia como Karel Kosk, comenzaron a permear buena parte de las discusiones tericas y polticas en Europa y en Amrica Latina la teora de la Dependencia puede ser as considerada como una heredera del marxismo. No obstante, para volver al hilo conductor de este libro, en este perodo no logr articularse una propuesta metodolgica sistemtica que ofreciera una respuesta al positivismo reflexionando especialmente sobre las relaciones entre la teora y la experiencia sin dejar de lado, a la vez, la reflexin sobre las posibilidades de transformacin del orden imperante por parte de la accin de los sujetos. Los aos ochenta, el derrumbe de los pases socialistas de Europa del Este, la cada del Muro de Berln y el ascenso de los programas de corte neoliberal llevaron a una debilitamiento de la presencia del marxismo en los debates acadmicos y polticos. No obstante, especialmente en Amrica Latina las preocupaciones metodolgicas continuaron en la agenda acadmica y se centraron en el problema de la construccin de los significados, de las nociones de sujeto y de configuracin, volviendo la atencin hacia autores olvidados como, entre otros, Norbert Elas y Mijail Bajtin. Especialmente el concepto de configuracin ofrece as una va prometedora al enlazar al sujeto con las estructuras y a stas con las significaciones e interacciones, evitando caer en los dos extremos que parecen haber amenazado a las ciencias sociales: o bien el subjetivismo ciego a las determinaciones estructurales, o bien el objetivismo cerrado a la accin e interaccin de los sujetos. Es sobre una vertiente emparentada con la del ensayo anterior que los autores de Teora Crtica: El indisoluble vnculo entre la teora social y la crtica normativa inmanente ofrecen, en primer lugar, una reconstruccin histrica del contexto de surgimiento de la Teora Crtica mostrando el modo en que en ella se busca reflexionar y, al mismo tiempo, enlazar sobre 22

la localizacin de la ciencia y de la propia razn en la historia y la sociedad mostrando al mismo tiempo su vnculo con un proyecto de crtica animado por la idea de emancipacin. Es as que los autores se detienen en un primer momento en la formulacin del programa original de la Teora Crtica desarrollado por Max Horkheimer al inicio de los aos treinta, detenindose, en un segundo momento, en la reflexin de Max Horkheimer y Theodor W. Adorno en el curso de los cuarenta. En un tercer paso, dirigen su atencin a la brillante reformulacin del programa de la Teora Crtica ofrecida por Jrgen Habermas para concluir, finalmente, con un anlisis de la manera en que especialmente Axel Honneth ha intentado replantear el proyecto de la Teora Crtica en el marco de una teora del reconocimiento. A lo largo de todo este recorrido se subraya como una suerte de motivo rector la manera en que la investigacin social dirige su mirada hacia el modo en que los valores e ideales normativos que orientan a una sociedad pueden ir ms all de sus respectivas articulaciones sociales e institucionales en una sociedad y en un momento histrico especficos para ofrecer as la posibilidad de criticar y eventualmente corregir a la luz de ellos carencias y limitaciones, de superar exclusiones sociales fcticas injustificadas atendiendo as a la distancia, a las disonancias cognitivas entre la pretensin normativa y su denegacin fctica en la sociedad vigente. Constructivismo: Epistemologa y metodologa en las ciencias sociales de Martn Retamozo se ocupa de un conjunto de posiciones que en las ltimas dcadas han logrado una presencia insoslayable en el mbito de las ciencias en general y de las ciencias sociales en particular. Se trata del constructivismo que ha jugado un papel importante en el escenario de la filosofa postempirista de la ciencia, de la hermenutica, la teora crtica y el postestructuralismo. En l se reconoce al sujeto, recuerda Retamozo, un papel activo, tanto en el plano individual como en el colectivo, subrayando, adems, el proceso de la construccin de la realidad que tiene lugar tanto por la accin de los sujetos en general como por la aprehensin cognitiva que ellos realizan de ella en el marco del proceso de conocimiento, cuestionado de esa manera la vieja idea de la verdad como correspondencia de la proposicin con la realidad es en este sentido que algunas vertientes constructivistas se han aproximado a propuestas de corte relativista para las que la realidad sera no slo una construccin sino, incluso, una invencin. Sea el constructivismo social en la lnea de Schtz, Berger y Luckmann, sea el constructivismo sistmico-operativo en la vertiente de Maturana, von Forester y Luhmann o en un constructivismo cercano al postestructuralismo, como en Castoriadis y Laclau, la propuesta constructivista ha ofrecido para Retamozo aportaciones que no pueden ser dejadas de lado. Se requiere ms bien pensar sus logros escapando tanto al peligro del relativismo como a la 23

tentacin del posmodernismo en una comprensin de la sociedad y del orden social que se muestran en ltimo anlisis como resultado de la produccin de los sujetos. Prcticamente en el extremo opuesto a las posiciones constructivistas se encuentra la de la llamada Grounded Theory. En efecto, en La poco fundada Grounded theory su autor se refiere a una propuesta que, aunque surgida en los aos sesenta, ha recobrado actualidad en ciertas discusiones acadmicas en el presente. La Grounded Theory surgi, en efecto, en los aos sesenta como un mtodo inductivo de construccin de teora que deba partir desde los datos empricos duros al margen de toda presuposicin terica. El autor del ensayo intenta mostrar en su anlisis de esta propuesta que la Grounded Theory no ofrece una reflexin metodolgica ni epistemolgica seria. En ella se expresa ms bien una oferta cercana a la que en su momento planteara dcadas antes el positivismo y, en este mismo sentido, insostenible hoy en da. El siguiente trabajo que con el ttulo El mtodo funcional en la teora de sistemas presenta Jorge Galindo se plantea abordar el mtodo funcional en la teora de sistemas desarrollada por Niklas Luhmann. Una de las preocupaciones de Galindo es, desde luego, salir al paso a las interpretaciones estrechas y a las crticas infundadas que creen ver en el funcionalismo de Luhmann una apuesta polticamente conservadora. Para ello Galindo se detiene inicialmente en la manera en que Durkheim y Parsons comprendieron y aplicaron el mtodo funcionalista. En el caso especfico de Luhmann, Galindo muestra las afinidades electivas entre el mtodo funcional y la teora de sistemas justamente debido a que sta ltima comprende la emergencia de los sistemas como una suerte de solucin evolutiva al problema de la complejidad del mundo circundante, en particular con la complejidad derivada de la emergencia de los sistemas psquicos. El funcionalismo luhmanniano permite observar as al orden social no como un orden necesario, sino como un orden siempre contingente. El ensayo de Lidia Girola, Representaciones e Imaginarios sociales. Tendencias recientes en la investigacin es, por su parte, un recuento detallado y preciso de las principales teoras que abordan esas dos temticas. La autora empieza por el recorrido de las corrientes que hablan de representaciones, partiendo de Durkheim. Para este autor, las representaciones expresaran relaciones sociales y del hombre con la naturaleza, tendran sobre todo un carcter cognitivo y guiaran la accin. Al pasar a Moscovici se apunta como este autor destaca que las representaciones se objetivan, que estas surgen de prcticas recurrentes y son construcciones simblicas del sentido comn que sirven para interpretar y guiar la accin. Sin embargo, en este autor siguen siendo representaciones de algo. Se entra posteriormente a explicar 24

categoras analticas de la corriente francesa de las representaciones como actitud, ideologa, creencia, estereotipo, opinin, imagen, as como objetivacin, ncleo figurativo y anclaje. De la misma forma se especifican los mtodos asociados a esta perspectiva tales como el anlisis de correspondencias y las diferencias entre escuelas actuales como la de Ginebra o la de Aixen Provence. En cambio, para la autora, la corriente de Imaginarios los pensara sin correspondencia o representacin de algo externo a la propia subjetividad. Sin embargo, la conclusin en este captulo es que ambas perspectivas podran ser complementarias sin olvidar los contextos y la historia. En el captulo " Pierre Bordieu. Bourdieu: Etnlogo, socilogo y antroplogo" redactado por Ral Nieto Calleja, se hace un recorrido de una parte de la biografa intelectual de Bourdieu para tratar de entender el papel central que en su obra tuvo la Etnologa y cmo este autor se mantuvo siempre fiel al rescate de la Sociologa y la Antropologa como campos privilegiados de las ciencias sociales, siguiendo sobre todo la lnea del entendimiento de los fenmenos culturales. En este recorrido el autor da especial importancia a la experiencia vivencial en la poblacin en que naci Bourdieu, a su carcter de estudiante provinciano en las grandes instituciones educativas francesas, as como a los aos de investigacin etnolgica en Argelia. La resea biogrficointelectual lleva a entender el porqu de la adhesin inicial de Bourdieu al estructuralismo de Levi-Strauss, tambin de cmo termina rompiendo con su antiguo maestro por la va de la reivindicacin del sujeto con capacidad de agencia, recorrido que terminar con el rechazo del autor a la Antropologa postmoderna. En la primera parte del ensayo se destaca primordialmente el uso de los mtodos etnogrficos para la comparacin cultural y en la segunda parte la importancia que Bourdieu otorg a al la actividad Laboral. En el ensayo Bourdieu aparece sobre todo como el gran impulsor de la comunin entre Antropologa y Sociologa. En el ensayo de Sergio Prez Corts, La crtica metdica de Michel Foucault, se aborda una perspectiva crtica del mtodo, con una concepcin del objeto como entramado de categoras y discursos, analizables a travs de las categoras de superficies primarias de emergencia, instancias de delimitacin, reglas de especificacin, que conduciran a la crtica del objeto inmediato y a la concepcin del objeto irrepetible, con discontinuidades y rupturas. No sera la conciencia reflexiva del sujeto la que creara al objeto, sino el cambio en el objeto el que provocara otro en la conciencia. Aqu se delnea de este modo la crtica de Foucault al sujeto pensante, porque las relaciones estaran en el propio discurso. En efecto, la clave no estara ni en el sujeto ni en el objeto sino en el discurso, discursos constitutivos de la experiencia, impregnados de poder y que establecen un saber, saber nunca separado de la 25

ideologa. En este camino Sergio Prez nos muestra los cambios en la perspectiva de Foucault del planteamiento de la Arqueologa al de la Genealoga, que sera del nfasis en el discurso al del sujeto como objeto. Por tanto no habra un mtodo en Foucault, segn Sergio Prez, sino una crtica al mtodo, as como a sus categoras fundadoras, en especial las de objeto y sujeto. En una direccin anloga al trabajo anterior se mueve el ensayo de Stefan Moebius Postestructuralismo y ciencias sociales. En l se presenta inicialmente una localizacin del postestructuralismo en el marco de la tradicin del pensamiento estructuralista iniciando con de Saussure presentando a continuacin las caractersticas centrales del pensamiento y de las ciencias sociales postestructuralistas y detenindose posteriormente en conceptos

fundamentales centrales de las ciencias sociales postestructuralistas como "discurso", "poder", "subjetivacin", "praxis" y "sociedad". La expresin "postestructuralismo designa a diferentes concepciones tericas desarrolladas en el curso de los aos sesenta en Francia que tiene n como principales exponentes a Jacques Derrida, Michel Foucault, Jacques Lacan, Jean-Luc Nancy, Gilles Deleuze, Judith Butler y Ernesto Laclau. En ellas se dan cita, como lo recuerda Moebius, no slo la tradicin del estructuralismo que se remonta al ya mencionado de Saussure, sino tambin otras como la del pensamiento socio-etnolgico de Marcel Gauss y Robert Hertz, al igual que motivos provenientes del surrealismo, de la heterologa elaborada en el Collge de Sociologie y de una recepcin de izquierda de Nietzsche a travs de pensadores como Georges Bataille, Pierre Klossowski y Michel Leiris. Entre los temas centrales de la reflexin postestructuralista se encuentran as los de la trascendencia de lmites, la locura, la sexualidad, la des-subjetivacin, as como la localizacin y tentativa de reflexin sobre lo totalmente Otro y excluido tal es el sentido, precisamente, de la llamada heterologa. Estos temas se insertan a su vez, segn Moebius, en una singular comprensin del tiempo en donde el pasado, el presente y el futuro se conciben al margen de toda relacin linealen sus interferencias histricas, en una sugerente comprensin de los procesos de desarrollo y articulacin de las sociedades modernas donde se atienden no tanto a los procesos de diferenciacin sino, por el contrario, a los de de desdiferenciacin, a las hibridaciones y a la transgresin y mezcla de cdigos y rdenes, en una crtica a las estrategias de universalizacin desde el horizonte de lo que ellas excluyen y reprimen y, en fin, en una crtica a toda tentativa de invisibilizacin y naturalizacin de la contingencia

que caracteriza a las sociedades y a la existencia humanas.

26

Quiz sea en el horizonte abierto por el ensayo anterior que pueda apreciarse el sentido del trabajo presentado por Birgit Riegraf y Brigitte Aulenbacher Investigacin feminista quo vadis? Recuento metodolgico histrico y perspectiva epistemolgica a futuro. En l sus autoras comienzan recordando cmo ya desde el inicio de su institucionalizacin la investigacin feminista y de gnero ha sometido a una interrogacin radical el canon del saber, las teoras del conocimiento que a l subyacen y las premisas metodolgicas del sistema cientfico dominante y ello tanto en las ciencias sociales como en las naturales mostrando de qu manera la forma misma de entender la actividad cientfica, su modo de desarrollarla y sus resultados se basan sobre representaciones cotidianas no cuestionadas y sobre supuestos esencialistas de las diferencias entre los sexos Aunque realizado teniendo en mente la discusin europea, es indudable que los anlisis de Riegraf y Aulenbacher son de especial relevancia tambin para el contexto latinoamericano. En especial es importante destacar el modo en que se plantea la necesidad de integrar la perspectiva de gnero en la investigacin deconstruyendo al mismo tiempo la idea de una lgica binaria, esencialista y reificada en la comprensin del gnero cuya base se encontrara en la biologa y, en ltimo anlisis, en la naturaleza. Cerramos finalmente el arco de reflexin abierto a lo largo de este volumen con una productiva reflexin sobre el espacio y el modo en que, desde las ciencias sociales, se ha tematizado tanto al espacio como a su indisoluble relacin con la sociedad. En efecto, en La concurrencia de lo espacial y lo social, Alicia Lindn nos ofrece un interesante anlisis sobre la dimensin espacial de lo social. La autora recuerda as al inicio de su ensayo la curiosa paradoja de que, a pesar de que la vida social est eminentemente espacializada, las ciencias sociales han sido, no obstante, notoriamente aespaciales y han omitido la dimensin espacial de lo social en comparacin con la atencin que le han otorgado, por ejemplo, a la temporal. Es justamente aqu donde se localiza la aportacin de una disciplina como la Geografa en donde ha habido tres concepciones del espacio que centran el trabajo de Lindn, a saber: el espacio como localizacin, el espacio como producto social y, finalmente, el espacio como construccin social y en este punto las reflexiones de Lindn se enlazan en forma interesante con las presentadas en el ensayo de Retamozo. A lo largo de su trabajo, especialmente en la parte final, Lindn ofrece un interesante tratamiento del modo en que han encontrado una singular confluencia las geografas de corte constructivista con propuestas provenientes de la teora social por ejemplo la de Berger y Luckmann al igual que la de Goffmann y, sobre todo, la de Anthony Giddens.

27

El espectro temtico y de reflexin abierto en el libro que ahora presentamos al lector es ciertamente amplio y muy diferenciado. Esperamos slo que los trabajos que ofrecemos en l constituyan una aportacin para la comprensin de las ciencias sociales en el mbito iberoamericano, de sus problemas metodolgicos, de la construccin, deconstruccin y reconstruccin de sus conceptos y categoras centrales, del sentido y alcance de sus propuestas ms relevantes y de los debates que la caracterizan en el presente.

Enrique de la Garza Toledo Gustavo Leyva Martnez

Diciembre del 2010.

28

El empirismo lgico y el problema de los fundamentos de las ciencias socialeslvaro Pelez Cedrs UAM-Cuajimalpa 1. Introduccin

En 1969, Carl Gustav Hempel escribi: La principal tarea de la filosofa, de acuerdo con el positivismo lgico o el empirismo lgico, es el anlisis de los conceptos, teoras, y mtodos de las diversas ramas de la investigacin cientfica, que van desde la lgica y las matemticas a travs de la fsica, la qumica y la biologa, a la psicologa, las ciencias sociales y la historiografa. Curiosamente, no obstante, la mayora de los estudios analticos llevados a cabo por los empiristas lgicos han estado interesados, o bien con la lgica y las matemticas, o con las ciencias fsicas; la biologa, la psicologa, y las disciplinas sociales e histricas han recibido una atencin y cuidado mucho menor. (Hempel 1969/2001: 253-54). Desde mi punto de vista, este diagnstico de Hempel es en general correcto. Como l mismo lo seala, las razones de esta falta de consideracin de las ciencias sociales por parte de los empiristas lgicos, tienen que ver tal vez con su formacin disciplinaria, fundamentalmente en lgica, matemticas, y fsica. No obstante, a esto podra agregarse el hecho de que tanto la fsica como las matemticas ofrecan al analista ejemplos de disciplinas cientficas tericamente maduras y con una metodologa bien cristalizada. Frente a esto, las ciencias sociales mostraban no slo una extrema vaguedad incluso en sus conceptos ms fundamentales, sino tambin metodologas contrarias, cuando no serios presupuestos de orden metafsico que las hacan dudosas frente a la mentalidad de cientficos formados en el campo de las as llamadas ciencias duras. Sin embargo, a pesar de esta falta de simetra en la atencin filosfica concedida a las diferentes disciplinas cientficas, hubo algo que conmin a algunas figuras centrales del empirismo lgico a considerar la cuestin de las ciencias sociales, a saber, la tesis de la unidad de la ciencia. Aqu, las dos figuras ms importantes, desde mi punto de vista, son las de R. Carnap y Otto Neurath4. Ambos defendieron desde muy temprano, la tesis de la unidad del conocimiento y por ello, - aunque tal vez en el caso de Neurath tambin por su formacin en economa-, tuvieron que dar cabida a las ciencias sociales.

Estoy fundamentalmente de acuerdo con la observacin de T. Uebel acerca de que habra dudas razonables para incluir entre los empiristas lgicos a gentes como K. Menger, F. Kaufmann, o E. Zilzel, quien sin duda alguna hicieron contribuciones importantes al campo. Vd. su (2007).

4

29

La atribucin ms usual al punto de vista de los empiristas lgicos en torno al estatus de las ciencias sociales ha sido la de un reduccionismo fenomenalista o fisicalista, ya se trate del caso de Carnap o de Neurath5. En esta colaboracin intentar mostrar que, aunque por vas totalmente diferentes, Carnap y Neurath no defendieron visiones reductivistas en torno a las ciencias sociales, sus objetos y sus mtodos. Del primero considerar su teora de la constitucin expuesta en su primera gran obra, La construccin lgica del mundo (1928). La tesis principal de Carnap en este libro concerniente a los conceptos de las ciencias sociales, es que si bien los mismos son reducibles a conceptos psquicos y fsicos, no deben verse como una mera suma de esos objetos, por lo que poseen independencia ontolgica. Del segundo, en tanto, expondr su tesis del fisicalismo, segn la cual los objetos de las ciencias sociales y sus correlaciones son expresables mediante enunciados que utilizan el lenguaje de la fsica actual, as como parte de su concepcin sobre la unidad de la ciencia. De ello se concluir, que de la combinacin de ambas tesis no se sigue un reductivismo en relacin a los mtodos o presupuestos ontolgicos de la fsica, sino uno de tipo pragmtico.

2.

El Aufbau y las ciencias de la cultura

La construccin lgica del mundo (en adelante Aufbau por su nombre en el original alemn), la primera gran obra de Rudolf Carnap publicada en 1928, tuvo como propsito desarrollar un sistema lgico-epistemolgico de los objetos o de los conceptos, llamado sistema de constitucin (Carnap 1928/1988: 3). Este sistema de constitucin tendra la tarea no meramente de organizar los conceptos en diferentes clases y explorar sus relaciones, sino en derivarlos paso a paso desde algunos pocos conceptos bsicos. El mundo del que se habla en el ttulo del libro y que se pretende construir o constituir de manera lgica, incluye como clases de objetos fundamentales: los objetos de la psique propia, los objetos fsicos, los objetos de la psique ajena, y los objetos culturales. La atencin que el Aufbau ha provocado en la mayora de los exgetas y filsofos, tanto en los primeros aos de su recepcin como en tiempos ms recientes, ha sido principalmente en lo que tiene que ver con la constitucin del mundo fsico6. En esta5 Resulta curioso que Uebel, en el artculo citado en la nota anterior, rechace el cargo de reductivismo en relacin a Neurath, mientras que tome de manera aproblemtica el que el propio Neurath le atribuyera al proyecto de Carnap en el Aufbau. 6 Entre los estudios clsicos, me refiero, en primer lugar, al libro de N. Goodman The Structure of Appearance, de 1951. Asimismo, de la vasta coleccin de ensayos editados por P. A. Schilpp, The Philosophy of Rudolf Carnap, slo uno de ellos trata el tema de los juicios de valor, aunque sin referencias al Aufbau. Entre la revisin reciente de la obra de Carnap, llevada a cabo por numerosos eruditos en la obra del filsofo alemn, slo un ensayo de Thomas Mormann, Werte bei Carnap, ha tratado la cuestin de la construccin de los valores y el estatus de las ciencias de la cultura en la primera obra de Carnap.

30

colaboracin deseo recuperar los aportes de Carnap al problema del fundamento de las ciencias de la cultura desde el contexto de la teora de la constitucin desarrollada en el Aufbau. Despus de algunos preliminares conceptuales, me centrar en los pasajes del libro dedicados a la constitucin de los objetos culturales, as como sobre algunas observaciones acerca de la unidad de los objetos cientficos.

2.1 Constitucin, reducibilidad y estructura El concepto clave para comprender qu significa constituir en el Aufbau es el de reduccin. De acuerdo con Carnap, un objeto es reducible a otro u otros si todas las proposiciones acerca del primero pueden ser transformadas en proposiciones acerca de los ltimos. Ms exactamente, se dice que un objeto a es reducible a otros, b, c, si para cada funcin proposicional7 en la que figuran los objetos a, b c, hay una funcin proposicional coextensiva8 en la que figuran slo los objetos b, c. Entonces, constituir un objeto o concepto a partir de otros, significa dar una definicin constitucional o regla de traduccin mediante la cual se indica cmo toda funcin proposicional en la que aparece a puede ser transformada en una funcin proposicional coextensiva en la que a ya no aparece, sino solamente b, o c. El propsito del sistema de constitucin consiste en derivar, va definiciones constitucionales, la totalidad de los objetos o conceptos que constituyen el sistema conceptual de la ciencia, con el fin de mostrar su unidad objetiva. Sin embargo, esta unidad obtenida a travs de la constitucin no significa que no haya diferencia entre los diversos niveles de objetos resultantes. Los objetos pertenecientes a diferentes niveles de constitucin lo son debido a que poseen parentesco de esfera. Dos objetos tienen parentesco de esfera si hay un lugar de argumento en una funcin proposicional en la cual los dos nombres de objetos son argumentos permisibles. Por ejemplo, si se considera la funcin proposicional x es una ciudad de Alemania, tendremos que Berln y Hamburgo son argumentos permisibles que convierten a la funcin proposicional en enunciados verdaderos. Tambin Pars es un argumento permisible, aunque hace a la funcin una enunciado falso. Pero si saturamos la funcin con un signo como la Luna entonces la funcin no es ni

Como es bien sabido, el concepto de funcin proposicional se debe a Frege. Si en un enunciado eliminamos uno o ms nombres de objetos, decimos que el signo incompleto o insaturado restante designa una funcin proposicional. Esos lugares vacos de la funcin o lugares de argumentos pueden ser nuevamente sustituidos por nombres de objetos para resultar en enunciados que sern verdaderos o falsos. Las funciones proposicional de un solo lugar de argumentos constituyen lo que llamamos usualmente propiedades, mientras que a las de n lugares las llamamos relaciones. 8 Se dice que dos funciones proposicionales son coextensivas si cada uno de los objetos que satisface una tambin satisface la otra.

7

31

verdadera ni falsa, sino un sinsentido. Por ello decimos que la Luna es un argumento impermisible en relacin a la funcin proposicional x es una ciudad de Alemania9. Ahora bien, al lado de la tesis de la reducibilidad de las proposiciones de la ciencia, lo cual mostrar su eficacia en lo tocante al problema de la unidad de su dominio de objetos, encontramos otra tesis sustantiva del proyecto del Aufbau, a saber, la tesis de que todas las proposiciones de la ciencia versan sobre propiedades estructurales de los objetos. En efecto, desde el punto de vista de Carnap, existen al menos dos formas de describir los objetos de cualquier dominio: mediante una descripcin de propiedades o mediante una de relaciones. La primera consiste en especificar qu propiedades se le atribuyen a los objetos particulares de un dominio. La segunda seala las relaciones que existen entre los objetos, sin atender a los objetos particulares aislados. Segn Carnap, aunque es posible ir de un tipo a otro de descripcin, y en cierta forma ambos son genuinos modos de describir los objetos, los estadios ms avanzados de la ciencia excluyen las descripciones del primer tipo, mientras que intentan acercarse lo ms posible al ideal de una teora pura de relaciones. As, Carnap parte de una primaca de las relaciones frente a las propiedades, pero su mtodo descriptivo no consiste en la mera enumeracin de las distintas relaciones; antes bien, lo que le interesa de las relaciones son sus propiedades estructurales, esto es, aquello que puede decirse de una relacin haciendo abstraccin no slo de los trminos del dominio, sino tambin de la relacin misma. De esto se sigue que una relacin puede compartir las propiedades estructurales con otra y consistir en relaciones completamente diferentes. En este caso se dice que las relaciones tienen la misma estructura o son isomrficas. La clave, por supuesto, para caracterizar los objetos mediante sus propiedades estructurales lo constituye la teora de relaciones desarrollada por Whitehead y Russell, donde se provee un inventario completo de las propiedades estructurales de las relaciones. La tesis estructuralista tiene, dentro de la concepcin carnapiana, el principal cometido de fundar la objetividad del conocimiento cientfico. En efecto, segn Carnap, si bien el conocimiento parte indiscutiblemente de las vivencias subjetivas, no se detiene all, sino que intenta superarlas y en cierta manera sustituirlas por una realidad formal intersubjetivamente compartida. En su opinin, slo elevndose desde el material divergente de las experiencias subjetivas es que podemos alcanzar la objetividad, y esta consiste en la ordenacin formal de las experiencias subjetivas, en la estructura que las domina.

9 Como es claro, y el propio Carnap reconoce, el concepto de parentesco de esfera constituye una aplicacin de la teora de tipos de Russell a conceptos extralgicos.

32

As, constitucin-reducibilidad y estructura constituyen los conceptos fundamentales del Aufbau. Juntos posibilitan la unidad objetiva de la ciencia, esto es, la idea de que toda proposicin cientfica puede en principio ser transformada de tal manera que sea solamente una proposicin acerca de una estructura (Ibd: 29). Sin embargo, como se ha dicho antes, esto no significa que no exista diferencia entre los diversos gneros de objetos, los cuales se caracterizan por pertenecer a diferentes niveles del sistema de constitucin y por las diferentes formas de constitucin de las entidades del mismo nivel. A continuacin veremos estas diferencias, centrndonos en el nivel de los objetos culturales y sus relaciones con los otros niveles. Asimismo, nos detendremos en el concepto de unidad de la ciencia propuesto.

2.2 Los objetos culturales dentro del sistema de constitucin Las primeras referencias a los objetos culturales en el Aufbau, aparecen en las secciones 23 y 24, las cuales se inscriben dentro de una presentacin esquemtica de los diferentes gneros de objetos y sus relaciones. A pesar de ese carcter esquemtico conviene prestar atencin a ciertas distinciones generales que se plantean, as como a algunas observaciones tambin generales sobre los objetos culturales. Se dijo con anterioridad que la teora de la constitucin tiene la pretensin de presentar un sistema de gneros de objetos o conceptos cada uno de los cuales surge a partir del nivel anterior. Asimismo, desde un punto de vista epistemolgico, esto es, de la forma en que conocemos los diferentes gneros de objetos, tambin existen ciertas relaciones entre los mismos. Por ejemplo, el conocimiento de los contenidos mentales de otras personas est mediado por el conocimiento de los objetos fsicos. En este caso, la relacin que se da entre estos objetos es una relacin expresiva. En el caso de los objetos culturales, los cuales se conocen por intermediacin de los objetos fsicos y psquicos, la relacin puede ser de manifestacin o documentativa. Pero antes de elucidar estas relaciones, conviene tener en mente qu significa aqu relacin cuando hablamos de relaciones entre objetos. Desde el punto de vista de Carnap, en toda relacin hay dos especies de problemas: los problemas de la correspondencia, y los problemas de la esencia de una relacin. El primer problema se expresa en la pregunta simple entre cules pares de objetos existe una relacin?, o ms exactamente: cul es la ley general de correspondencia de la relacin por investigar?, tomando la respuesta la forma siguiente: si el trmino anterior tiene tales y cuales caractersticas, el trmino posterior tendr tales y cuales caractersticas. Es claro que el asunto aqu se agota en el sealamiento de ciertas relaciones especficas. Por ejemplo, en el caso de la relacin causal, el problema de la correspondencia consiste en investigar qu causa 33

est conectada con cules efectos. Esta investigacin le compete a la ciencia emprica, la cual plantea por medio de una ley general de dependencia funcional. De este problema de la correspondencia debe distinguirse cuidadosamente el problema de la esencia de una relacin, el cual no cuestiona por los trminos que componen una relacin, sino por la conexin esencial que une a dichos trminos. Este gnero de problemas no pertenece a la ciencia emprica sino a la metafsica10. Ahora bien, bajo la categora de objetos culturales incluye Carnap los eventos particulares o procesos vastos, como los grupos sociales, las instituciones, las tendencias y las corrientes de todos los dominios de la cultura, as como tambin las caractersticas y las relaciones de esos procesos y estructuras (Ibd.: 41). La primera observacin de importancia que hace Carnap sobre los objetos culturales es acerca de la falta de atencin que, como gnero de objetos independientes, recibieron desde la epistemologa tradicional, restringida al campo de lo fsico y lo psquico11. Reconoce que al igual que los objetos psquicos, los objetos culturales estn ligados a los sujetos, sus portadores, pero a diferencia de los objetos psquicos, los portadores de los objetos culturales pueden cambiar. Por ejemplo, un Estado o una costumbre pueden persistir, mientras que los sujetos portadores desaparecen y otros toman su lugar. Asimismo, los objetos culturales tampoco estn compuestos de objetos fsicos. Esto se expresa, desde el punto de vista del sistema de constitucin, bajo la idea ya explicada de que a pesar de que los diferentes gneros de objetos se constituyen unos a partir de otros, dichos gneros pertenecen a esferas de objetos diferentes. Pero ahora permtaseme aclarar el tipo de relaciones, ya mencionadas antes, en que los objetos culturales se encuentran con otras clases de objetos. Estas son las relaciones de manifestacin y documentativa. Un objeto cultural que existe durante un cierto lapso no tiene que ser actual en todos los puntos temporales de ese lapso, es decir, no tiene que presentarse. Cuando lo hace, puede hacerlo a travs de una manifestacin psquica o fsica. Por ejemplo, la costumbre de saludar, que no existe nicamente en los momentos en que alguien la ejecuta, aparece tanto en la decisin instantnea de un sujeto al quitarse el sombrero ante otra persona, o en los movimientos fsicos asociados con dicha decisin. A estos dos modos de aparecer el objetoEn el apartado 161, Carnap distingue entre esencia constitucional y esencia metafsica. La esencia constitucional de un objeto tiene que ver con el lugar que dicho objeto ocupa dentro del sistema de constitucin en el que aparece, especialmente el problema de cmo se deriva desde los niveles inferiores. Por esencia metafsica, en cambio, se remite a la pregunta tradicional de la metafsica por la esencia del objeto considerado en s mismo. Dado que estas preguntas cuestionan por la existencia de objetos fuera de un marco conceptual, objetos que no nos hacemos accesibles a travs de la experiencia, carecen de sentido cognoscitivo. 11 Carnap reconoce en este punto la importancia de Dilthey y de la escuela historicista en la atencin que prestaron a las ciencias de la cultura y sus objetos.10

34

cultural les llama Carnap la relacin de manifestacin o relacin manifestativa. Por otro lado, a los objetos fsicos perdurables asociados a los objetos culturales, por ejemplo, obras, testimonios escritos y documentos de lo cultural, se les llama documentos de un objeto cultural. En virtud de esta dependencia epistemolgica de los objetos culturales y otros objetos, la tarea de las ciencias de la cultura consiste en establecer en qu actos psquicos o fsicos se manifiestan y documentan los objetos culturales. Esto es, en sealar las relaciones (de correspondencia, no de esencia), entre los objetos culturales y los objetos psquicos, por un lado, y entre los objetos culturales y los fsicos, por el otro. Como es obvio, esta ltima tarea es de vital importancia para las ciencias de la cultura, pues la investigacin de los objetos culturales que ya no existen infiere sus conocimientos casi exclusivamente a partir de los objetos existentes, es decir, a partir de documentos escritos, imgenes, edificios, y otras cosas producidas. En este punto, es interesante notar la pequea discusin que Carnap plantea en el apartado 55, con la idea fundamental de la Lebensphilosophie acerca del mtodo propio de las ciencias del espritu, a saber, la comprensin12. Carnap acepta que las ciencias de la cultura no obtienen el conocimiento de sus objetos de manera estrictamente discursiva, sino mediante la empata o la comprensin intuitiva. Sin embargo, afirma que dicha empata toma indefectiblemente como punto de partida las manifestaciones o los documentos. Pero este tomar como punto de partida no debe ser entendido como que dicha comprensin es meramente ocasionada por los objetos psquicos o fsicos, sino que su contenido se determina completamente por las caractersticas de los objetos mediadores (Ibd: 102). Esto no significa que la comprensin, por ejemplo, del contenido esttico de una estatua sea idntica a la percepcin de las propiedades sensibles de la pieza en cuestin, pero dicha comprensin tampoco es algo independiente de la percepcin sensible ni de su contenido. En su opinin, existe una relacin funcional entre las caractersticas fsicas de la pieza escultrica y el contenido esttico del sentido de la obra de arte representada en la misma. Esto quiere decir que el contenido esttico de la obra se expresa directamente en la disposicin material de sus partes, de sus caractersticas fsicas. No hay una comprensin directa y no mediada del sentido de la obra, sino siempre a travs de sus manifestaciones, pero esto no significa que el12

Recientes investigaciones sobre la obra de Carnap han revelado ciertas influencias de la filosofa de Dilthey sobre Carnap. Como este mismo lo dice en su autobiografa la influencia puede haber provenido de su relacin estrecha con el educador y filsofo H. Nohl, quien fue