De La Libertad a La Comunidad. Luis Villoro

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  • Detengmonos un momento en este concepto. Los valores que persiguen las distintas sociedades pueden variar considerablemente, algunas pueden proyectar como valor comn la gloria, el honor, el prestigio; otras, la armona csmica, la santidad, la salvacin personal; otras ms pueden perseguir como valor comn la liber-tad, la fraternidad, etctera. Cada asociacin puede esta-blecer distintos valores comunes, pero por distintos que stos sean, sern valores objetivos, deseables para todos los miembros de la asociacin, en la medida en que todos y cada uno los compartan. Que unos valores sean compartidos por todos supone que sean iguales para to-dos; pero la igualdad es un valor de categora diferente.

    Una asociacin puede perseguir como fin ltimo la armona csmica, como las sociedades precolombinas, por ejemplo, o bien, el honor y la gloria, como tantas asociaciones polticas en el mundo; tambin puede se-guirse como valor supremo la libertad personal, tal es el caso de las sociedades modernas democrticas, o incluso la salvacin, como muchas asociaciones polticas que siguen valores religiosos. Cualesquiera que sean estos valores, si son comunes a toda la asociacin deben ser iguales para todos. Podemos decir que dos personas o dos grupos son iguales porque comparten determinadas propiedades comunes; afirmar, por ejemplo, que todos los jugadores de un equipo de futbol son iguales en la camiseta que visten cuando juegan o que todos los miembros de una escuela lo son tambin en el sentido de que comparten el mismo sistema de inscripcin; pode-mos decir que dos personas son iguales en estatura o en inteligencia. Este tipo de igualdad establece una relacin entre propiedades. Pero tambin podemos afirmar que varias personas, situadas en una misma relacin, estn sometidas a un juicio igual porque comparten la igual-

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    dad de las reglas con las cuales son juzgadas. Por ejem-plo, se puede decir que los nios de una misma escuela tienen igual trato porque todos, por diferentes que sean, reciben una calificacin evaluada por igual segn el re-sultado de sus exmenes. Los distintos individuos de esta escuela estn sometidos a un trato igual, aunque sean diferentes en muchas otras propiedades; unos son rubios y otros son morenos, unos son altos y otros bajos, unos tontos y otros inteligentes, pero todos estn sometidos a iguales requisitos cuando presentan un mismo examen. Hay igualdad en el trato? S, si todos son evaluados igual por el mismo tipo de examen. Podemos afirmar, entonces, que en una asociacin poltica todos tienen igualdad en la medida en que todos sean sometidos al mismo trato.

    En el caso que nos ocupa, podemos decir que todos reciben satisfaccin a sus necesidades de sobrevivencia y convivencia si a todos se les trata por igual para cumplir-las. Los diversos miembros de una sociedad pueden ser muy diferentes: provenir unos de una cultura y otros de otra ser de un gnero o de otro; tener determinadas cua-, . . lidades unos y otros, pero los valores de conVIvencta y sobrevivencia sern satisfechos por igual en la medida en que la asociacin poltica cumpla con estas necesidades en condiciones de igualdad para todos sus componentes por distintos que stos sean. Slo entonces la asociacin poltica podr decir que se justifica realmente en el cum-plimiento de valores objetivos comunes para todos.

    En resumen, la asociacin para el orden cumple con el derecho a la vida, el derecho a la seguridad y el dere-cho de pertenencia de todos sus miembros en la medida en que estos derechos son asegurados para todos los individuos; slo as se justifica la asociacin para el orden. Pues bien, este cumplimiento de ciertos valores con

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  • equidad para todos es el signo de la justicia. La justicia social consiste en la aplicacin de la misma regla para todos, de tal manera que al aplicarla se cumplan determi-nados valores por igual para todos. Supongamos que en una clase se establece la costumbre de entregar un cara-melo al final a todos los nios. stos pueden ser muy diferentes, sin embargo, podemos decir que este trato, la entrega de los caramelos, ser justo si no hace excepcin de personas, si se entregan a todos los nios por igual. la relacin de justicia no consiste, por lo tanto, en una pro-piedad que sea comn a todos los nios, sino en tratarlos a todos conforme a una pauta, a una regla igual, la cual se aplica a todos independientemente de las diferencias que existan entre ellos. Justa ser la regla si se entrega el caramelo a todos y cada uno de los individuos que com-ponen la clase e injusta ser si se excluye a algunos de ellos por ser ms feos o ms bajos de estatura que otros.

    Justa es una relacin de competencia si se da el pri-mer lugar, el primer premio, a quien vence en la com-petencia; injusto ser, en cambio, no entregar este pre-mio a quien alcance el primer lugar. En la competencia los participantes son muy diferentes entre s y ocupan lugares distintos; la justicia no consiste en igualar en propiedades a todos, sino en aplicar a todos la misma regla de que el primero en llegar ser el que obtenga el primer premio. La justicia no establece uniformidad en las diferencias, sino igualdad de trato a las mismas. Muy a menudo se dice que una sociedad justa es una socie-dad uniforme. No, eso es una sociedad homognea; una sociedad justa admite todas las diferencias, es aque-lla que da el mismo trato a todas las diferencias, no aquella que uniformiza las diferencias.

    Si esto es as, una sociedad para el orden que privile-gia los valores de la sobrevivencia y de la convivencia

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    sobre los dems mediante la garanta del orden y la paz pblica, ser tambin una sociedad conforme a la tica si satisface esta necesidad de justicia, el aseguramiento de los valores de la vida, de la sobrevivencia y de la convi-vencia por igual conforme a las mismas normas por todos y para todos. No ser, en cambio, una s?ciedad co~forme a la tica si el orden, la paz, la segundad, la satisfac-cin de la pertenencia de todos a la misma comunidad, se satisfacen excluyendo a unos frente a otros. Justicia implica no exclusin, es claro, puesto qu~ la justicia c?-rresponde al trato igual a todos para satisfacer los rms-mos valores para todos a pesar de las diferencias.

    La exclusin, en cambio, de ciertos individuos frente a otros ser causada por la preeminencia del inters particu-lar de los individuos que excluyen a los dems. Una socie-dad excluyente es una sociedad injusta. En la sociedad para el orden, por lo tanto, los criterios de eticidad y de justicia consisten en que las necesidades bsicas elementales sean satisfechas para todos; una sociedad que no lo haga ser excluyente en la medida en que prevalezca el inters de un grupo social frente al de los dems y las necesidades de una parte de la sociedad frente a las de los dems. . ..

    Por ltimo, para terminar el tema de la pos1bilidad de un comportamiento tico en una sociedad para el orden es claro que esta sociedad, que concede principal impor~ancia a los valores del orden, acepta la domin~cin necesaria en todo orden poltico, acepta la auton-dad con el objeto de que garantice este mismo orden. Tal tipo de sociedad es la deseada, la propuesta por a~,uellos grupos sociales que suelen tener mayor preocupac1on por el establecimiento y la conservacin del orden y mayor miedo por todo aquello que lo altere; corresponde, por lo tanto, al programa de aquellos grupos sociales que, por ser ms privilegiados dentro de la sociedad y dispo-

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  • ner de condiciones de vida preferenciales respecto de las de otros grupos sociales, otorgan mayor importancia al establecimiento y mantenimiento del orden, la paz y la seguridad sociales sobre otros valores como los de la libertad o los que rompen el orden para establecer cam-bios sociales. Corresponden estos tipos de programas a ideologas, a modos ms o menos conservadores de con-cebir la sociedad al privilegiar valores que aseguran el no cambio, la seguridad, la estabilidad, la paz, sobre valores que son vistos con miedo porque pueden romper el orden.

    Este tipo de asociacin poltica que privilegia los valo-res del orden no por ello rehusa una forma de tica; pue-den ser asociaciones polticas morales, a pesar de esta limitacin, en la medida en que los valores del orden que implican la satisfaccin de los bienes primarios sean ase-gurados, en justicia, en la misma forma para todos los miembros de la asociacin, de tal modo que nadie quede excluido; en esa medida la asociacin para el orden cum-ple con bienes objetivos, comunes a todos y por lo tanto realiza valores de justicia, esto es, valores ticos. Pero la asociacin para el orden pertenece a un primer nivel de asociacin poltica que da prioridad a estas necesida-des elementales y que no satisface todava otro tipo de necesidades de nivel superior.

    La filosofa no es una ciencia oculta ni una ciencia tcnica; no es como la qumica, por ejemplo, en la que hay que utilizar un lenguaje muy preciso; desde luego, tampoco como la fsica, en la que es necesario recurrir a teoras con proposiciones y conceptos muy claros y dis-tintos. La filosofa, en realidad, es una disciplina en la cual se busca hacer racionales los pensamientos, nuestras maneras de ver el mundo; es un intento de racionali-zacin de lo que todos sabemos.

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    Coloquio

    Llama la atencin que los valores que est manifestando son aquellos que uno aplica hacia el hombre, hacia uno mismo; es decir, el orden, la moral, la tica, todo lo que va hacia nuestro interior, y de algn modo estos valores de pronto se vierten al exterior, se externan y empiezan a motivar o a generar dominio pblico. No en el sentido de que se den a conocer, sino que se empiezan a aplicar en el terreno del orden o de la tica, pero per-tenecen al mismo individuo, ste los aplica como una especie de autoconciencia o de autorregulacin sobre si mismo y, de pronto, como le parecen bien para l mismo, le parecen bien para los dems. En la actualidad, en la mayora de las sociedades se apli-ca un fenmeno semejante. Usted ha mencionado a Pinochet y yo pienso en l con ese estilo de gobierno que impuso en los setenta y en los ochenta y que benefici solamente a un sector de la poblacin, lo vemos cuando entrevistan a miembros de ese sector en Inglaterra o en Chile, y dicen: No, nosotros estamos bien, el que est mal es se, que es un rebelde. Cmo se aplica o en qu terreno cabe la tica cuando sta no es un bien comn aceptado por todos?

    Hay dos puntos importantes en su intervencin. El primero es que seala la necesidad de establecer una distincin clara entre valores subjetivos y valores objetivos. Usted afirma que son va-lores que uno ve por s mismo; efectivamente, el valor es, ante todo, aquello que es deseado por uno y que satisface una acti-tud positiva propia. A qu le llamo yo valor? A aquello que estimo, deseo, quiero, y hacia lo cual mantengo una actitud positiva, independientemente de cualquier meta.fisica. Un valor, es decir, algo que considero valioso, es aquello que esti-

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  • mo porque de algn modo satisface una carencia o una nece-sidad ma. Hasta aqu estamos en lo que podemos llamar valor subjetivo, algo que considero deseado por m, bueno para m. Pero no todo lo que yo considero valor para m, es valor obje-tivo, esto es, bueno o benfico para todos, para cualquier ente

    racional. No digo para todos los que estamos aqu, sino para cualquier miembro de la especie humana o incluso, si hay habitantes en otros planetas, para cualquier ente racional de

    cualquier planeta. Esto sera un valor objetivo. Ahora bien, cul es el criterio del valor objetivo? Pues que sea trmino de una actitud favorable no slo ma, sino de cualquier ente ra-cional que lo considere.

    En dnde radica el error de una persona al concebir que ciertos

    valores que estableci como correctos, que pens correctos para l,

    constituyen el bien comn? Por ejemplo, el caso de Chile. ste es el terror del planeta ahora, lo estamos viviendo en Chechenia, lo

    acabamos de vivir en Kosovo, estamos terminando de vivirlo en

    Yugoslavia, se est viviendo en Africa, en Oriente Medio, y en el

    sur de Mxico enfrentamos un planteamiento semejante en el

    estado de Chiapas.

    Yo no dira que es un error, sino un dao; es decir, si conside-ro que en esto que es bueno para m no deben participar los dems y lo impongo; si considero que es bueno para mi bien y el de mi grupo, pero excluyo a los dems de ese bien, en ton-ces causo un dao a los otros; ah est el ejemplo de Pinochet, que ya citamos, o de cualquier dictador o sistema autoritario. Al excluir a los dems de ese bien, les causo un dao. El sim-ple hecho de que un bien o un valor sea no compartible, que no sea considerado para todos los individuos que pudiesen tener acceso a l, sino que por principio sea privativo mo o de mi grupo, y del cual se excluya a los dems, provoca necesa-

    riamente una situacin de dao para los dems. La definicin

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    misma de un valor moral implica que sea benfico para todos

    y que no cause dao a nadie. Justamente, un valor objetivo _es aquel que es deseable para todos y que no excluye a nadie. Pero tambin un valor subjetivo puede ser objetivo. Puedo considerar subjetivamente que algo es bueno, que una deter-minada cosa que me gusta mucho, una sinfona de Beethoven,

    por ejemplo, puede gustar tambin y ser un bien para cual-quiera otro a pesar de que sea un valor subjetivo, pero lo que constituye el dao moral es que el valor subjetivo que yo creo bueno para m excluya a los dems y pueda realizarse slo a costa de esta exclusin. En el caso de Pinochet slo poda rea-lizarse el bien de una mayor prosperidad econmica -porque

    indudablemente en Chile hubo una mayor prosperidad eco-nmica para un sector- a costa de excluir a muchos: meterlos

    en la crcel, torturarlos, exiliarlos, etctera.

    Entonces, en este caso, entenderamos que no se dio de manera

    plena la asociacin para el orden.

    As es no se concret. Esa era la pretensin, porque si nos . ' preguntamos por qu Pinochet toma el poder, la respuesta es

    porque se dijo: Esto es un caos, un desorden, vamos a esta-blecer el orden, la ley, la paz, la seguridad. Esa era la preten-sin, pero no se logra porque no hay este elemento tico del que hemos hablado antes que es la realizacin de los valores de seguridad, de paz, para todos conjuntamente, sin excluir a nadie. Pero en Chile no se realiza, es decir, una sociedad que

    no es tica no se realiza plenamente. Esa es la tesis.

    Pero cmo lograr que la poblacin del mundo est enterada de

    estos pequeos detalles de sabidura para que no incurramos en

    esas frustraciones, en esos intentos que de antemano sabemo~ ~an a ser frustrados? No dudo que Augusto Pinochet y su famJlJa Y sus amigos hayan tenido la gran oportunidad de su vida de

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  • desarrollar emporios, grandes industrias, de ser excelsos en 141

    cuestiones econmicas de su pais, pero el dolor mundial es muy

    grave en el nimo de las realizaciones de la humanidad, es un

    retraso muy grande porque hay mucha poblacin en Chile qu1

    permanece con un resentimiento que no le permite vivir con

    libertad. Si Pinochet no hubiera existido, la vida de los chilent11

    hubiera podido ser otra1 habran dedicado> tal vez, un poco mdt de tiempo a la filosofia1 al arte, a la cultura.

    Claro, cmo se podra? Slo si el valor objetivo es compart ble por todos, si asegura su realizacin por igual para todos,

    que es lo que afirmamos antes acerca del criterio de justicia. Si esto es as, si el valor objetivo es deseable para cualquiera en-to~c~s la mejor manera de asegurar que se cumplan valores obJetivos es que todos participen en su realizacin. Pero este ~s ~1 ideal, porque es evidente que los hombres somos muy limitados y. no podemos realizar esas posibilidades porque nuestras ~asiones, nuestros intereses particulares, se oponen a ello. Ese I9.eal es el de la participacin de todos en una comu-

    nidad en la que todos confluyan en la realizacin de un valor Lo ms aproximado a ello, pero lejano todava, es la democracia: El de la democracia es un valor tico porque es la mejor manera

    de a~e~~arse a, 1~ posibilidad de que los valores comunes que la asOCiaaon poltica garantice sean buenos para todos y que todos decidan lo que sea bueno para ellos. En una democracia se inten-ta que todos decidan lo que es deseable para todos.

    No es utpico su planteamiento? Cul es su punto de vista acer-ca de la tolerancia?

    Ha! dos maneras de concebir la utopa. Una es pensar que la soae~ad perfecta se va a realizar maana. As, utpico es aquel q~e piensa: Yo no voy a hacer concesiones a lo que est suce-diendo ahora, tengo que buscar sociedades mejores que esta.

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    Voy a tratar de realizar la sociedad perfecta maana a como d lugar. Yo apuesto por acciones polticas y sociales que vayan a r-ealizar esta sociedad perfecta cueste lo que cueste. En este sentido, utopa es la concepcin de que la sociedad perfecta es realizable en una sociedad determinada. A causa de ello el uto-

    pista puede emplear la ms terrible de las viol~nci~. Y ~os utopistas en la Edad Media eran justicieros muy b~en mtenciO-nados uno de los santos ms grandes de ese penodo fue san

    ' , Francisco de Ass; los fraticcelli, los hermanitos que lo segman, eran gente absolutamente santa, pero crean que su sociedad estaba corrompida, empezando por la Iglesia, y entonces haba que instaurar el reino de Dios en la Tierra, haba que establecer-lo ya, la sociedad perfecta estaba ah; as, estos santos e~pezaron a practicar las ms atroces violencias, porque los obispos,. los curas estaban a su lado llenos de joyas, de oro, eran abomma-

    bles. i-faba pues que instaurar el reino de la pobreza e~ang~ca en la Tierra y se dedicaban a practicar las ms terribles vt~lena~.

    Los utopistas son capaces de destruir con una vtolenCia espantosa todo aquello que no sea la sociedad perfecta, y creen que la sociedad perfecta se puede realizar aqu, en est~ mundo. Utopa, en este sentido, no tiene que ver con una actitud mo-

    ral, responsable, poltica. . Pero la utopa puede entenderse tambin en el sentido de

    que existe una sociedad buena que realiza los valores hum~nos como un ideal al que debemos ir poco a poco aproXI-m~donos sin pretender que se vaya a realizar en una sociedad en particular, que probablemente no se realizar nun~a por-que el hombre est sometido a muchas. limitaciones~ Imper-fecciones, impurezas; est regido por sus mtereses particulares, por los deseos de dominar al otro. Pero podemos acercarnos al ideal poco a poco. Para ello necesitamos esa socied~d como una gua, como una especie de estrella. En este s~nndo toda posicin poltica de carcter tico mantiene este tipo de uto-

    pa y no puede negarla.

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  • Por otra parte, en nuestro pas tenemos la suerte de que existan ciertas comunidades indgenas que, por ms atrasadas que puedan considerarse a los ojos de la mentalidad moderna, por ms pobres que sean, han conservado el ideal de la comu-nidad. No es que lo cumplan cabalmente, pues si ustedes acu-den a estas comunidades, en muchas de ellas predominan los caciques, los intereses particulares, en fin, perversiones de diversa ndole. Pero aun as, persiste en ellas el ideal, un ideal que ahora estn recuperando; es el caso, por ejemplo, de las comunidades de Chiapas que he visitado. Es un ideal de co-munidad que podramos calificar tal vez de premoderno, que corresponde a sociedades agrarias atrasadas, pero debemos preguntarnos si en sociedades modernas, por ejemplo en Monterrey, en la ciudad de Mxico, en Guadalajara, podemos o no recuperar ciertas virtudes morales, ticas, que correspon-den a estas comunidades primitivas. No somos comunidades agrarias, no tenemos la necesidad del trabajo colectivo como la tienen ellos, no vivimos en comunidades como las de ellos

    ' llevamos un tipo de vida completamente diferente. Entonces, es posible o no?

    Persiste el problema de la existencia de dos Mxicos: el que tiene posibilidades relativas de disponer de educacin, cuida-do de la salud, una manera de vivir decorosa, y el Mxico desprovisto de la satisfaccin de las necesidades primarias. Hemos hablado de las necesidades fundamentales de toda aso-ciacin poltica, las ms bsicas: sobrevivencia y convivencia. En Mxico, desgraciadamente, una gran parte de la poblacin no puede satisfacer estas necesidades elementales: alimenta-cin, vestido, cuidado de la salud, igualdad de oportunidades, etctera. As, podemos decir que dentro de una sociedad para el orden, mientras est excluida una parte, no se realizan ple-namente estos valores. Esta es la exclusin en el seno de la sociedad y existe en todo el planeta, hay grandes sectores de la humanidad en esta situacin en frica, en Asia, en Amrica

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    Latina; estamos en un momento en que los regmenes polticos todos tienen que cambiar para dar prioridad a encontrar la solu-cin a esta exclusin, darle prioridad sobre cualquier otra cosa.

    Ningn rgimen o sistema poltico cumple a cabalidad estos objetivos, somos humanos. Pero en mi opinin, en Mxico se logr mucho despus del caos y la violencia revolucionarios. Los gobiernos posrevolucionarios, a partir de 1917 sobre todo, empiezan a establecer un sistema que se aproxima a un rgi-men de orden y logran muchos progresos; sin duda alguna, hubo mayores oportunidades para un porcentaje ms amplio de la poblacin, seguro social, aumento de la salud, aumento de la escolaridad, mayor igualdad, servicios sociales; en cierta medida se logr asegurar las necesidades fundamentales de so-brevivencia y convivencia, pues hubo un mayor sentido de pertenecer todos a una misma nacin, sentido de unidad na-cional. Si comparamos, por ejemplo, la situacin de la mayora de los pases de Amrica del Sur, que constantemente estuvieron sujetos durante este periodo a golpes de Estado, a rebeliones, a dictaduras sangrientas, Mxico fue, relativamente, un oasis de seguridad y de paz. Esto no se puede negar. Pero despus vino otro proyecto: el neoliberalismo, es decir, el proyecto nacional de esa poca se empez a terminar. Dnde est el proyecto nacional revolucionario actualmente? Se ha terminado des-pus de las reformas al artculo 27, la globalizacin, la privati-zacin de todos los recursos del Estado. Parece haber termi-nado ese ciclo con la exclusin de gran parte de la poblacin. Estamos en el momento de buscar otro proyecto nacional.

    La famosa economa de mercado, el neoliberalismo, no ha dado

    buen resultado en la forma en que se ha aplicado. No existe

    alguna otra va que se pueda adaptar a las condiciones de nues-

    tro presente? Giddens, en su nuevo concepto del neoliberalismo,

    propone una tercera va con una mayor participacin de la

    sociedad civil. Si el capital humano se volviese fuerte y la socie-

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  • dad civil participara en ese proyecto, en el cual tenemos adems recursos limitados, carga pohlacional, glohalizacin :ubcultu:

    ' ' ras, etcetera, cree usted que podramos lograr algo mejor?

    ~e est toc:mdo jus~ente el tema del mercado y la posibi-lidad de la IntervenCin del Estado para rectificar las desigual-dades que genera. Ante los hechos histricos recientes es evi-dente que fall la planificacin econmica como se pretenda hacer en los paises del socialismo real y en cambio el mercado cumple una necesidad indispensable para la produccin y el desarrollo de un pas. El mercado es inevitable, pero por s solo crea grandes injusticias. Entonces, la necesidad de un Esta-do que modere o incluso logre rectificar estas injusticias pare-ce una necesidad creciente. Las poticas liberales estrictas no toman en consideracin este papel del Estado.

    Cul es 1~ teora aterrizada de Luis Vi/Joro, su mensaje prcti-co, no tenco, para los jvenes que estn ahora en formacin, res-pecto de los actuales cambios pollticos que vive Mxico?

    Lo nico que puedo decirles es que tengan fe en la demacra_ cia Y que, por lo tanto, pongan su grano de arena participan-do en las elecciones democrticas y exijan que los funcionarios que resulten electos cumplan. Que tengan una participacin real como miembros de la sociedad, como ciudadanos con plenos derechos, eso es la democracia. Que participen y que ~o se dejen llevar por los lemas absurdos de la mercadopo-ttca que slo emite slogans, sino que examinen en cada caso quin~s son las personas que pretenden realizar un programa Y analicen los valores impcitos en esos programas y a las per-sonas detrs de ellos; no por sus lemas de tipo mercantil, sino por lo que han hecho y lo que pretenden hacer. En esta coyuntura es indispensable que todos los ciudadanos tenga-mos esa actitud.

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    N

    La asociacin para la libertad: el modelo liberal

    As como la asociacin poltica para el orden trata de satisfacer necesidades comunes a todo individuo y, por lo tanto, tiene como valores prioritarios los del orden, la paz y la seguridad, as en la asociacin para la libertad se toma en consideracin y se le da prioridad a otro valor superior. No se suprimen los valores necesarios para dar satisfaccin a las necesidades de sobrevivencia y de con-vivencia, que deben estar presentes tambin en una aso-ciacin para la libertad, pues de lo contrario sta no podra ejercerse. Pero por sobre los valores de conviven-cia y sobrevivencia hay uno fundamental, propio del ser humano, que no compartimos con ninguna otra especie animal: la necesidad de dar sentido a nuestra vida, de que no sea aleatoria, de que no sea una vida absurda sobre la cual no tengamos ningn control; la necesidad de esti-pular propsitos valiosos a nuestra vida y de encontrar los medios adecuados para lograrlos; la necesidad, por lo tanto, de elegir nuestra vida.

    El hombre y la mujer, todo ser humano, necesita, para serlo, establecer un plan de vida, naturalmente den-tro de las circunstancias que le ha tocado vivir: no puedo elegir como mi plan de vida volar por los aires o vivir como un mandarn de China. Pero s puedo, dentro de

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  • 1 . . as crrcunstanctas ffsicas s 'al

    elegir un programa d ' ~dI es, que me han tocado vivil e VI a aquello . '

    como los medios adecu d ' que qUiero ser, asJ blecer un plan de vida a os para tratar de lograrlo. Esta fundamental para y pdoder realizarlo es la condici6Jl

    que ca a qui . personal en la cual en tenga una Identidad

    . reconocerse Cad . di . nusmo en la medida h a m VIduo es J

    . en que a eleuid 1 . es libre para ejercerlo. o- o un pan de VIda y

    Este valor superior es lo Podemos dar una defini . , que llamamos libertad. d cton muy ese . e lo que entendemos por lib d ueta, muy Simple, Muchos autores lo han . erta en el campo social. 1 Intentado po 1 a definicin de un a t . , ' r eJemp o, veamos ~y u or mgles Carritt 1aci1 Y adecuada. T -lib d ' ' muy sencilla li' Lit erta es el pod d h '

    e )amos sin interferencia de la . , der e acer lo que y, acciOn e otr en gamos presente esta den . . , as personas. una asociacin para 1 lib ructon para ~ntender qu es ciacin poltica cuu aal ertad, es dectr, aquella aso-

    ;O v or prim dial . cual supone el orde or es la libertad, la d n, pues no pued e hacer lo que eli].anlo . . e eXIstir el poder

    s sm Interfere d 1 . otras personas s no . . neta e a acctn de VIVImos en un . d

    asegure la sobrevivencia y 1 . a socte ad que nos ese valor es un ru've1 . a conVIvencia; por lo tanto

    supenor m' 1 . ' orden, pero no lo suprime T _'libas co~p eJo que el del d d Lit ertad 1m li 1 a de elegir pero tamb., 1 . P ca a capad-elijamos, de ejercer de rieealin. a capacidad de hacer lo que

    E ' zar eso que h 1 . n la teora poltica tr di . emos e egtdo. tres tipos o niveles de libert:d c;~almente se. distinguen podemos llamar neg ,.; . nmero, una libertad que

    auva segund li va; y por ltimo un l'b' o, una bertad positi-1 ' a 1 ertad que n os autores pero que considero fund o aparece en todos llamar de realizacin. amen tal y que voy a

    La libertad negativa es la e . ser obligado, sin ser coart d apactdad ~~ obrar o no sin

    a o por la acciOn de otras per-

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    mas. Concretamente, puesto que estamos hablando de ti bertades polticas, es la capacidad de obrar o no fuera de la obligacin del poder poltico, la libertad de elegir lo que yo quiera sin coacciones, sin trabas por parte de la autoridad o de la ley. Mi capacidad de elegir, en una asociacin poltica, puede estar trabada por una autori-dad ms o menos desptica que me obligue a hacer tal o cual cosa. En una sociedad democrtica, en un Estado de derecho, en una sociedad de leyes, la libertad perso-nal de elegir est tambin limitada por el marco de la ley, pues sta me dice lo que me est prohibido hacer y me deja libre, en cambio, respecto de todo lo que la ley me permite. La libertad negativa puede definirse como lo hace Thomas Hobbes: La libertad es aquello que puedo hacer en el silencio de la ley. Es decir, lo que la ley no me prohbe, aquello respecto de lo cual la ley guarda silencio, es el mbito, el marco en el que puedo ejercer mi libertad negativa. Por ejemplo, en nuestra so-ciedad, las leyes me prohben robar, asesinar o incluso ven-der o comprar en determinados trminos que estn fuera de la ley. Todo esto coarta mi libertad porque no puedo hacer esas cosas que la ley me prohibe. Pero en todo aque-llo que la ley no me prohbe, por ejemplo, el hecho de que estemos aqu juntos tratando de adelantar un poco nues-tro conocimiento acerca de las asociaciones polticas o lo que yo haga en mi casa como me d la gana, mis despla-zamientos en la nacin o fuera de ella, en fin, todo esto que la ley no me prohibe, es el mbito de la libertad negativa.

    Otro autor, Montesquieu, un filsofo francs del si-glo XVIII, defina la libertad negativa como el derecho de hacer aquello que las leyes permiten. Es por ello que la libertad negativa en una asociacin para la libertad impli-ca que el individuo tenga una serie de derechos a su libertad que no estn coartados por la ley.

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  • Como todos sabemos, en la Constitucin mexica11

    ,1 se han consagrado una serie de garantas individual lo

    11 derechos humanos, por ejemplo, el derecho a pensar co~o me venga en gana, a expresarme o a opinar como qwera, a reunirme con otras personas dentro de lo qur las leyes permiten, a realizar asociaciones polticas, a des plazarme por el territorio nacional o abandonarlo si as lo deseo, en fin, los famosos derechos humanos indivi-duales de que ~to se habla. Estos derechos constituy la esfera de la libertad negativa que est a salvo de las coacciones del Estado y, por lo tanto, de las prohibido-. nes de las leyes promulgadas por ese Estado. Es por ello que la doctrina de los derechos hwnanos es una salva-guarda de la libertad personal vlida en todos los Esta-dos democrticos. Claro que en un Estado autoritario no sucede as, por ejemplo, en la poca de Pinochet en Chile. Pero en un Estado democrtico no est pernriti-do a~entar contra ninguna de estas libertades que son las propias de un Estado liberal.

    La Revolucin de Independencia estadunidense en el siglo xvm, fue la primera en establecer, en el Bit! of ;ights. los derechos individuales; luego, la Revolucin france~ sa los hizo. universales y los precis ms, y despus todas las revoluciOnes posteriores, de independencia, como la nuestr~ en ~xico, o democrticas como en otros pases de .frica, Asia o Europa, siguieron este patrn de esta-blec~r asocia~iones polticas en las cuales el Estado ga-rantlzara las libertades individuales.

    Se le llama libertad negativa en el sentido de tener la libertad de no ser coartado. Constituyen, por lo tanto Ji-b~rtades privadas del individuo, lo que puedo hacer' en 1lll casa, que es inviolable en el marco de esta libertad ~egativa. Pero tambin lo que puedo y debo hacer como Ciudadano sin que el Estado interfiera conmigo.

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    Todo rgimen, toda asociacin poltica par~ la liber-ltd sea del modelo que sea, como veremos mas adelan-ll tiene como prioridad asegurar estas libertades.

    ' .y las libertades positivas? Si bien las libertades nega-IIVa~ son la prioridad de un Estado liberal, l~s liber~ades >ositivas son la prioridad de una democra~ta. La liber-tad positiva no consiste slo, como la negatlva, en. obrar 0 no en congruencia con el Estado o e~~ las ley~, s~o en ser dueo de m mismo, en elegir, dectdir y regrr 1lU p~opia vida conforme a mis propias reglas, a lo que yo d~ctda que es bueno, independientemente de 1? que me diga la sociedad. En efecto, las libertades negatlvas pueden coe-xistir con lo que Kant llamaba la heteron?ma, de het~ros, el otro, y nomos, ley. La libertad negatlva es compatl-ble con que yo rija mi vida de acuerdo con ~~ reglas que otros han establecido; por ejemplo, en cualqmer co~portamiento, moral o no, convencional los nios stguen generalmente lo que les dicen sus padres. o sus maestros, y an de adultos, muchos ciudadanos stguen lo que es costumbre, lo que es propio, lo que es usual dentro. de una sociedad debido a la moral pblica que establece cter-tas reglas este es un comportamiento heternomo por-que sigu; las reglas que otros han establecido.

    La libertad positiva consiste en pasar de la heterono-ma a la autonoma, en regir mi propia vida no por lo que otros me dicen o establecen, no ~or lo que el Esta-do o la sociedad me induce a hacer, smo por lo que yo, conforme a mi propia razn, mi propio crite~o y con-vicciones decido que es bueno. Entonces soy libre, ple-namente libre porque sigo mi propia voluntad~ .no la voluntad de otro, entonces ejerzo la libertad posttlva.

    Segn ya vimos, Montesquieu defini la libertad ne-gativa como el derecho de hacer aquello que las leyes permiten, es decir, lo que puedo hacer dentro del marco

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  • de la ley. En cambio, la definicin de libertad de Rous-seau corresponde a la libertad positiva: La obediencia a las leyes que uno mismo ha prescrito. Veamos la dife-rencia. La libertad negativa consiste en poder elegir todo a~u~llo que est dentro de las leyes, pero, quin pres-cnbt las leyes? Otros, el Estado, la sociedad, la tradicin o la moralina tradicional catlica, protestante, islmica. En cambio, la libertad positiva consiste en obedecer las leyes o reglas que yo mismo he prescrito; esa es la auto-noma. La autonoma es para Kant el signo claro de la libertad moral: slo es libre moralmente el que es aut-nomo, el que acta conforme a su propia voluntad dn-dose a s mismo las leyes que su razn le dicta.

    En la asociacin poltica, la libertad negativa no im-plica necesariamente que quienes obedecen las leyes las hagan, porque la libertad negativa es simplemente la li-bertad de elegir individualmente en la vida privada sin que las leyes lo impidan. De tal modo que la libertad negativa puede coexistir perfectamente con un tipo de rgimen poltico en el cual sean otros los que dicten la ley y no yo. Por ejemplo, en ciertas monarquas ilustra-das. del siglo XVII~ haba, sin duda, un amplio margen para la libertad negativa, o en la poca romana de los Anto-ninos, periodos de Estados tolerantes hacia las libertades priva~as. Haba un amplio margen de libertad negativa ~ut?~zado P?r el Estado, lo cual no quiere decir que los mdiVIduos rmsmos legislaran; en modo alguno, lo hacan otros.

    La libertad positiva, en cambio, en el mbito del Esta-do, consiste en que cada quien obedece sus propias reglas conforme a su propia razn, en poder obedecer-me a m mismo, obedecer lo que dicto con mi propia razn; supone que sea el mismo sujeto de la libertad el que dicte las leyes, el que de algn modo sea responsable

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    de ellas, de tal modo que stas no sean ajenas ~ suj~~o que las obedece, sino que sean resultado de la propta acaon del sujeto esto es la democracia.

    Por lo 'tanto la democracia es un intento no slo de alizar la liber~d negativa, sino tambin las libertades

    re . di 'd positivas. Esto es, un sistema en el cual el m VI uo no slo tiene libertad en su vida privada dentro del margen de lo que la ley determina, sino que adems participa en la elaboracin de la ley, de una u otra forma. Por supues-to, hay muchas formas de democracia, muchas formas de participar en la eleccin de la ley, pero debe hacerse de tal modo que se ejerza la libertad no slo en el marco. de lo que las leyes dicen, sino en la elaboraci?n de las rmsmas.

    Esto quiere decir que un rgimen hb~ral no es nece-sariamente democrtico, son dos cosas diferent~s. ?e.ne-ralmente en el lenguaje cotidiano, en el penodsttco,

    ' . solemos confundir liberalismo y democracta; g~av~ ~rror. El liberalismo es un rgimen que garantiza el eJercici? de las libertades negativas que permiten las leyes, pe~o es~as podran no ser resultado de la accin de 1?~ propios CIU-dadanos. En cambio, un rgimen democrattco, qu~ tam-bin permite la libertad negativa, igu~. que el It?eral, tiene como fin, adems, la libertad posltlva, es decrr, los individuos que se someten a la ley son coautores de la misma en alguna medida.

    Ahora bien, hay muchos procedimientos para que los individuos sean coautores de la ley. Pongamos el caso de J ohn Locke, de quien podemos decir que es un ~utor liberal pero no demcrata, porque sostiene una se~e de ideas que garantizan los derechos individuales, la liber-tad negativa, pero no tiene una doctrina clara acerca ~e cmo el conjunto de los ciudadanos, homb~es Y ~UJe~ res deben ser los autores de la ley. En cambio, qmen SI tie~e una doctrina democrtica es Rousseau, Y Montes-

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  • quieu tambin, y Kant y los posteriores a l, Tocqueville, J:ffer~on en Estados Unidos. Y entre nosotros, Jos Ma na Lws Mora, por ejemplo.

    Pasemo~ ahora al tercer tipo de libertad, al que yo he llamado li~ertad de realizacin. Recordemos lo que hemos defirudo hasta ahora; Carritt afirma: La libertad es el poder de hacer lo que elijamos sin la interferencia de la accin de otras personas. La libertad negativa es el poder de hacer lo que est en nuestra mano en el marco de la ley. La libertad positiva consiste en poder decidir ~uestros propios fines y valores. Pero hay otro nivel de libe~tad indispensable, el de poder ejecutar, convertir en realidad aquello que hemos elegido y decidido. Pode-mos ~:UUar a.e~te tercer tipo de libertad, que es una forma t~bien positlva pero ms radical, libertad de realiza-CIOn. Naturalmente que este tipo de libertad est limi-tado por las circunstancias. No tengo libertad de realizar ~o lo que he imaginado; de poseer, por ejemplo, la . erza de un len o de saltar como un gamo; no tengo

    libertad de ser astronauta (a mi edad y en Mxico?). No te~go libertad de encontrar las leyes de la gravitacin uruversal porque no tengo las condiciones para hacerlo. Pero en principio la libertad de realizacin radica en poder realizar lo que yo elija sin interferencia de la accin de otras personas. Puedo no realizar lo que elijo por in-terferencias de la naturaleza o por la escasez de mi socie-dad, porque en Mxico somos pobres y no podemos ser astronautas ni realizar un plan como los de la NASA. As ~ntonces, si las imposibilidades de la realizacin de mi libert~d se deben a factores que no dependen de la inter-ferenaa ~e la accin de otras personas, entonces no pode-mo~ dectr que no haya libertad, simplemente no podemos realizar lo que imaginamos, pero existe la libertad de rea-lizacin.

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    Pongamos un ejemplo sencillo. Supongamos un cam-pesino pobre de un pueblo de Oaxaca: tiene liberta~ negativa, esto es, puede actuar en el marco de la ley; si hay un Estado de derecho, en su casa no se va a ~eter nadiel a no ser que haya bandidos, en fin, puede libre-ment~ opinar lo que quiera. Si, insisto, estamos en un Estado de derecho, tambin tiene libertad positiva: lleva-do o no de la mano por algn organismo del PRI, puede, de todos modos, depositar un voto. El Estado nacional, la Constitucin, autorizan a este ciudadano a participar en las leyes, aunque ms all de stas haya otros proble-mas de corrupcin o de no cumplimiento del resultado de las elecciones, pero si la ley le permite participar, en-tonces tiene libertad positiva en el sentido de que puede elaborar sus propias leyes. Sin embargo, debemos pre-guntarnos lo ms importante: tiene libertad de re~zacin?, puede realmente realizar aquello que ha eleg~~' la forma de vida que quisiera llevar dentro de las posibi-lidades que le ofrece su medio? Lo ms probable es que no, porque no tiene las condiciones para re~zar la fo~ma de vida que elegira, el mnimo de educac10n o de ms-truccin para obtener un trabajo determinado, proba-blemente no tiene los servicios de salud suficientes para poder realizar esa mejor forma de vida, y as s~cesi.~amente. Estas coacciones para su libertad de re.alizaaon se deben a la interferencia de la accin de otras perso-nas, es decir, a la interferencia de la sociedad de la que todos formamos parte, y nosotros, esas otras per-sonas, al participar en la vida poltica y social de nues-tra sociedad no le damos a ese campesino de Oaxaca las posibilidade~ de realizar lo que elige. En esa medida, es la interferencia de otras personas, es decir, de nosotros, la que le impide su libertad; as, no es libre en este ter-cer sentido.

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  • Siempre estamos con la palabra libertad en la boca y decimos: Mxico es un pas libre. S, lo es en el senti-do de libertad negativa. En la medida en que se cumple un Estado de derecho, tenemos libertad negativa; en esa misma medida, si adems existen las facilidades necesa-rias para que todos los ciudadanos coadyuvemos en la eleccin de las leyes, en la medida en que haya demo-cracia plena, tenemos libertad positiva. Pero libertad de realizacin, slo una parte de Mxico la tiene, porque hay muchas poblaciones del pas que carecen de ella debido a la interferencia de la accin de otras personas y, por ello, no pueden realizar lo que eligen, no tienen las condiciones para hacerlo. Entonces podemos decir que estn excluidos de la libertad; en la medida en que no pueden realizar su libertad estn excluidos de ella.

    Consideremos ahora los distintos modelos de aso-ciacin para la libertad, que diferirn entre s segn el tipo de libertades que garanticen: libertad positiva, liber-tad negativa, libertad de realizacin, segn la relacin de la libertad con la equidad, con la justicia, y segn la idea que tengan del fin o del bien comn que es preferible realizar.

    Hay dos grandes modelos de la asociacin para la li-bertad. Al primero vamos a llamarle modelo liberal porque tiene como fin primordial las libertades negativas y, en la medida en que sea democrtico, porque el mode-lo liberal puede serlo o no, tendr tambin como fin las libertades positivas, no as las libertades de realizacin. Al segundo modelo le denominaremos modelo iguali-tario por su insistencia en que las libertades individua-les del modelo liberal sean compartidas por todos con igualdad.

    Tratemos esquemticamente de las tres caractersticas del modelo liberal. Decimos que los dos modelos difie-

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    ren por el alcance de las libertades. El liberal se propone como fin primordial garantizar la libertad individual, por lo tanto las libertades negativas. Hemos ya dicho que las libertades negativas son las de cualquier individuo en el marco de la ley y que si ese modelo liberal es democr-tico (actualmente la mayora lo son, pero en el siglo XVIII an haba liberalismos no democrticos, eran monrqui-cos o jerrquicos, como en Inglaterra) entonces garantiza, adems de las libertades negativas, las libertades positivas en el sentido de participacin de todos los ciudadanos por igual en la elaboracin de las leyes mediante proce-dimientos llamados democrticos; ese es el primer punto.

    Segunda caracterstica del modelo liberal: puesto que trata de garantizar las libertades individuales, ve a todos los ciudadanos, hombres o mujeres, como iguales ante la ley; no iguales en condiciones econmicas o sociales, slo iguales ante la ley. Se trata, pues, de un modelo que considera que cualquier ciudadano tiene los mismos derechos, de ah que insista tanto en los derechos indivi-duales y en el Estado de derecho frente a la ley.

    Tercer punto. Puesto que todos los ciudadanos son iguales y el fin del Estado es garantizar la libertad indivi-dual, entonces el Estado liberal debe respetar las diferen-cias en la eleccin de valores y fines de los ciudadanos. Puesto que todos los ciudadanos son iguales y tienen el derecho individual de opinar y pensar como les d la gana, entonces se debe admitir la multiplicidad de valo-res que componen a los individuos y grupos del Estado. Por lo tanto, el Estado liberal, en principio, debe respe-tar todas las opiniones y, por lo tanto, permitir todos los partidos polticos, por ejemplo, que responden a opinio-nes diferentes: conservadores, disidentes, de oposicin, todos los partidos deben tener su lugar en este Estado y se deben respetar todas las opiniones. Es un Estado en el

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  • cual el gobierno tiene que ser neutro frente a las opinio-nes variables de grupos, partidos e individuos que asu-men elecciones diferentes en la sociedad. Por lo tanto, si es neutro, no debe perseguir un bien o un valor comn a todos; debe dejar a la gente conforme a sus fines sin intervenir ms que con la ley para impedir que se come-tan crmenes en los que las libertades de uno se opongan a las libertades de los otros, pues su papel es mantener las libertades de todos. As pues, la virtud fundamental de un Estado liberal es la tolerancia.

    En la llamada transicin a la democracia de Mxico se habla mucho de tolerancia, virtud de un Estado liberal democrtico. Es decir, tolero las opiniones del PAN o las del PRD o las del PRI, aunque no me gusten, y vamos a ponemos a discutir todos y a toleramos mutuamente, y el Estado debe ser neutro frente a esto. La tolerancia, la aceptacin de las libertades del otro, es virtud funda-mental de un Estado liberal. Evidentemente, el Estado liberal tiene muchas virtudes; frente al Estado conforme al orden, el modelo liberal garantiza las libertades indi-viduales y sta es una enorme virtud; garantiza la convi-vencia de todas las opiniones y de todas las libertades. Pero no tiene tambin su lado oscuro? S, y muy terri-ble. En primer lugar, el Estado liberal es necesariamente individualista, pues tiene corno fin garantizar las liberta-des individuales, las negativas o de participacin; es un Estado que tolera todas las opiniones pero tolera tam-bin la competencia de todos los individuos; es, pues, un Estado en el cual cada quien tiene la libertad de compe-tir econmicamente en el juego del mercado, en el juego profesional, para la bsqueda de trabajo; en el terreno potico, a ver quin gana ms. Es un Estado que se basa en la libertad de los individuos para competir entre s y para que gane el ms apto, en el cual necesariamente la

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    libertad de cada quien se rige por sus propsitos e inte-reses individuales, de tal manera que en esta competen-cia cada quien quiere ganar ms al menor costo compi-tiendo con todos los dems y si es posible vencindolos. Es lo que tratan de hacer los competidores en el merca-do del trabajo: ganar ms, tener los mejores puestos con el menor dao posible y dejar a un lado a los dems.

    La tolerancia no es incompatible con la competencia a muerte. Puedo tolerar perfectamente las opiniones del otro, pero en el juego trato de ganarle a corno d lugar, y si se queda fuera a costa de mi xito, mejor, pues este es el juego. La competencia necesariamente trae corno consecuencia, a pesar de la tolerancia, que los ms capa-ces ganen y dejen fuera del juego a los dems; necesaria-mente una situacin competitiva, por ms que queramos remediarlo, va a dejar en ltimo lugar, marginados de la competencia, a quienes no tienen las mismas armas que aquellos que ganan, que tienen xito. Un rgimen de este tipo produce necesariamente la marginacin de algu-nos, los vencidos, en la competencia frente a los vence-dores. La desigualdad, la marginacin, es un elemento esencial del Estado liberal que analizarnos, un Estado en el cual hay indefectiblemente divisin, desigualdad y exclu-sin de muchos elementos.

    Tercer rasgo. Puesto que el Estado tiene corno fin garantizar las libertades individuales en competencia, y corno medio la tolerancia de todo lo que hagan los indi-viduos sin meterse l a hacer nada, dado que es neutral frente a los bienes colectivos, entonces el Estado no tiene ya la misin de establecer bienes comunes para todos y, por lo tanto, pierde la funcin tradicional de los Estados: mantener unido el tejido social. Y esto es as porque la unin social supone un tejido comunitario en el cual los intereses de cada quien cooperan con los del otro. El

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  • tejido social necesita, adems de la tolerancia, la coope-racin; si no, no existe. El Estado liberal no tiene entre sus fines expresos la cooperacin, sino la tolerancia.

    Estas fallas son inherentes al modelo de Estado liberal, no son circunstanciales: Es que funciona mal el Esta-do ... Es que la corrupcin ... . No, son fallas inherentes al modelo de Estado liberal porque las caractersticas que hemos sealado necesariamente llevan a esto. Por lo tanto, resulta indispensable pensar en otro modelo de Estado para la libertad que nazca del intento de evitar estas fallas, no del intento de destruir el Estado liberal, sino de, aceptando las libertades que el Estado liberal consagra, poder evitar estas fallas necesarias; este sera lo que he lla-mado el Estado igualitario, un Estado que no slo acep-ta como fines ltimos de la asociacin poltica la libertad negativa y la libertad positiva o democrtica, sino que tambin acepta adelantar hacia la libertad de realizacin, la tercera de que hemos hablado. Al hacerlo, el Estado igualitario intenta superar las fallas propias del Estado li-beral.

    Ambos modelos han sido tratados por otros autores; hagamos algunas referencias. Un autor estadunidense excelente, Ronald Dworkin, llama a estos dos modelos . de Estado liberalismo de la neutralidad y liberalismo de la igualdad. Yo los he llamado modelo liberal y modelo igualitario porque el trmino liberalismo no me parece muy adecuado; Dworkin habla del liberalismo de la neutralidad, que corresponde al que hemos expues-to bajo el nombre de modelo liberal, y liberalismo de la igualdad, al que denominamos modelo igualitario. Este liberalismo de la neutralidad frente al liberalismo de la igualdad corresponde tambin grosso modo a formas de ideologa diferentes que en otros pases tienen otros nombres. Lo estadunidenses no entienden por liberalis-

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    mo lo mismo que nosotros. Para ellos el liberal es un hombre ms preocupado por las cuestiones sociales; a aquello que nosotros llamamos neoliberalismo en Estados Unidos se le llama conservadurismo y corresponde al programa del partido republicano o de sectores conser-vadores de ste. Por liberalismo nosotros entendemos exclusivamente liberalismo de la neutralidad o neolibe-ralismo, como se le conoce ahora. En Estados Unidos, en cambio lo que yo llamo modelo igualitario y Dwor-

    ' d kin denomina liberalismo de la igualdad correspon ena a los programas de los partidos demcratas, en ~l. senti-do estadunidense, que tienen mucha preocupac10n por la igualdad social, como Roosevelt en su momento.

    En Europa los socialistas democrticos corresponde-ran al modelo igualitario, con muchas variantes, y los partidos conservadores de derecha correspond~ran al liberalismo de la neutralidad. Los nombres vanan, no nos fijemos mucho en ellos sino en el modelo que repre-sentan, en los principios que siguen.

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  • Coloquio

    A lo lat;!JO de la historia hemos visto cmo el poder depositado en las manos de unos cuantos hace SUt;!Jir en ellos el egosmo, con lo que el apego a la justicia pierde todo sentido. Er irremediable que esto suceda en cualquier asociacin poltica para el orden?

    Toda asociacin para el orden supone, sin duda, dominacin, pu~ tiene como fin fundamental no la libertad, que es el pro-psito de la asociacin para la libertad, sino establecer la armo-na, la paz a como d lugar; esta es su primera intencin, su valor ms alto, prioritario. Por ello toda asociacin para el orden supone siempre dominacin. Ahora bien, puede a su vez ser una asociacin basada en una autoridad, en una domi-nacin arbitraria no justificada; pensemos en las dictaduras, en las monarquas absolutas, en los Estados integristas. 0 bien puede ser una asociacin para el orden que permita que haya paz Y armona sin exceso de violencia. En el primer caso, como en toda tirana, como en todo rgimen arbitrario, est exclui-da cualquier posibilidad de justicia. Pero hay asociaciones para el orden que pueden mantener un sentido de justicia. Los cl-sicos antiguos definan el sentido de justicia como dar a cada quien segn su mrito, definicin de Aristteles. Pero, qu se entenda por mritor Aquello que le corresponde al individuo segn su situacin social. As, dar a cada quien segn su mri-t.o, ~n la defucin aristotlica, no supone una sociedad igua-litana en la que todos tengan los mismos derechos, sino una sociedad aristocrtica o esclavista en la que quien es libre reci-be segn su mrito, es decir, su situacin de ciudadano libre el esclavo recibe conforme al mrito que corresponde a s~

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    situacin de esclavo; la mujer, conforme al mrito que corres-ponde a su situacin subordinada, que no le da muchos dere-chos, y as sucesivamente. Esta es la defucin de justicia de Aristteles; por lo tanto, puede existir una sociedad para el orden con un sentido de justicia que responda a esta idea cl-sica que es compatible con la dominacin. Ese sentido est excluido, desde luego, en regmenes arbitrarios, dictatoriales y tirnicos, como tambin lo deca Aristteles, quien tambin deca que en un rgimen aristocrtico o monrquico s se puede dar este tipo de justicia.

    Cmo se relaciona el hecho de que el Estado de alguna manera define la concepcin de la libertad con la necesidad de concebir al Estado como una asociacin para la libertad, en sus distintas variantes, con el discurso respecto del modelo econmico? Porque en Mxico, cuando se firm el Tratado de libre comercio con EEUU, de manera muy tramposa se manej en la prensa que era automtico nuestro ingreso como pas a la democracia, y ya se ha visto que esta es una transicin con debilidades mayores.

    El liberalismo tiene dos acepciones: una, meramente econ-mica, consiste en dejar libertad a las fuerzas del mercado para que compitan entre ellas y que el Estado no intervenga. Lais-ser faire, laisser passer, decan los liberales clsicos del siglo XIX, dejar hacer, dejar pasar. El liberalismo econmico permite que, en el mercado donde todos compiten, el ms poderoso econmicamente pueda acabar con el econmicamente ms dbil. La libertad econmica es parte del liberalismo clsico. El que hemos tratado aqu es ms bien el liberalismo poltico, en el cual se antepone como funcin principal de la asociacin poltica la conservacin y garanta de las libertades individua-les. Ahora bien, qu relacin hay entre ambosr La tesis ms aceptada actualmente es que el liberalismo poltico no puede existir sin el liberalismo econmico, lo que en Mxico se acos-

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  • tumbra llamar neoliberalismo. Incorrectamente, me parece, porque no sabemos bien qu es eso, creo muy dificil que los que hablan tanto del neoliberalismo lo puedan definir. Sin em-bargo, lo que solemos entender por esta palabra es justamente liberalismo econmico y poltico conjugados. Una tesis, cuyo autor ms influyente es Hayek, pretende que sin liberalismo econmico no puede haber democracia, porque se entiende como democracia el liberalismo poltico que garantiza las li-bertades de todos los ciudadanos y se opone a la intervencin del Estado en la economa.

    El liberalismo poltico basado en el liberalismo econmico es lo opuesto a la planificacin de la economa por el Estado

    d ,

    como suce a en los pases del socialismo real, como todava sucede en Cuba, en alguna medida, o en China, en alguna medida tambin. La intervencin del Estado en la planificacin de la economa, segn la tesis de Hayek, llega a coartar las libertades individuales, por lo tanto llega a coartar el liberalis-mo poltico. Segn esta tesis, la nica forma de asegurar el liberalismo poltico y la democracia es el liberalismo econmi-co. La apertura a las fuerzas del mercado corresponde, en lo econmico, a un rgimen de competencia en el cual el Estado no interviene. En contra de esa tesis, el Estado debe interve-m: no para coartar o para planificar la economa, sino para eli-mmar las descompensaciones y desigualdades que se producen en la competencia dentro del mercado. Son dos cosas diferen-tes. El mercado econmico necesariamente produce la elimi-nacin de los menos dotados y el xito de los ms fuertes eco-nmicamente. Conduce tambin a la concentracin de la riqueza en pocas manos; es el juego del mercado. Un Estado que procurara intervenir polticamente no para eliminar el mercado, sino para evitar o compensar las desigualdades a que ste da lugar y evitar as la destruccin de los ms dbiles por las fuerzas econmicas, superara el modelo liberal de que hemos hablado, pero en el modelo liberal no se da esta nter-

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    vencin, por lo tanto, se acepta el liberalismo econmico. Esa es la tesis de Hayek, la que llev a cabo Ronald Reagan desde el gobierno de Estados Unidos, o Margaret Tatcher desde el gobierno de Inglaterra; la misma que en Mxico ha tratado de

    imponerse desde hace varios sexenios.

    Entonces el sistema liberal, en su lado oscuro, al establecer la competencia por la economa de mercado no es un Estado libre o que permita la libertad, ms bien es un Estado que coarta la libertad de realizacin y al hacerlo coarta a los grupos ms limi-tados por las consecuencias olrPias de un desarrollo, de una dis-tribucin del ingreso o calidad de educacin, salud, vivienda,

    muy desiguales.

    Por eso hice la distincin de tres tipos de libertad. Es un Esta-do que s permite la libertad negativa; no hay libertad de rea-

    lizacin, es cierto, pero no metamos todo en el mismo saco, pues hay libertad negativa y positiva. Es decir, existe libertad en el sentido de que s hay un Estado de derecho, nadie me va a estar coartando mis libertades de opinin, de que me asocie con quien quiera o que viaje a travs del pas como quiera, etc.

    En el caso de la competencia, hablando del modelo liberal que implica una economa de mercado, no siempre e~entamos una doble competencia, la interna y la externa. El unpe-rialismo, en sus nuevas formas, nos coarta ms por lo que re~pecta a libertad de realizacin y agudiza las divisiones, ya no en el mismo Estado, sino entre Estados diferentes, entre pases

    diferentes, entre el norte y el sur.

    Pero en este tipo de Estado necesitamos tambin de la inversin

    extranjera. Hay entonces una contradiccin?

    No hay contradiccin alguna; sera absurdo poner trabas a las

    inversiones extranjeras en la actual situacin globalizadora.

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  • Puede perfectamente existir libertad de inversin en un Esta-do por parte de los consorcios extranjeros, pero eso no impi-de que el Estado tenga como misin reparar de algn modo las injusticias y desigualdades que el capitalisro"o mundial puede causar. En tomo al tema del proteccionismo econmico, en Mxi-co contamos con leyes antimonopolio, lo mismo que en otros pases. Este tipo de proteccionismo econmico puede llegar a damos una libertad de realizacin1 Sera un elemento que ayudara, sin duda, pero no suficiente. Para obtener libertad de realizacin hacen falta medidas positivas que compensen las desigualdades mediante polticas sociales de Estado.

    Al liberalismo en Mxico el ex presidente Salinas le llam libe-

    ralismo social, no hay una contradiccin en cuanto a incluir

    al otro? El programa social Solidaridad pretenda, y creo que el Progresa tambin, lograrlo. Cmo lo ve en este esquema polti-ca y econmicamente?

    Salinas tom el concepto de liberalismo social de Reyes Hero-les, quien lo acu justamente porque era consciente de los excesos de marginacin social a que llevaba el liberalismo de mercado competitivo. No que fuera ningn socialista, pero era un hombre inteligente y consciente. Inspirado en nuestro libe-ralismo tradicional del siglo XIX, el de Zarco y otros autores de la poca de la repblica restaurada, Reyes Heroles crea la idea, que luego acogi Salinas, de liberalismo social, es decir, el pro-grama de tratar de compensar los estragos de marginacin social que estaba causando la nueva poltica liberal mediante una poltica de asistencia del Estado hacia los ms pobres. De ah nacieron Solidaridad y Progresa.

    Ahora bien, independientemente de la corrupcin que puede haber invadido esos programas, de la desviacin de su objeti-vo primordial en favor de intereses particulares o de partido, en mi opinin la intencin era buena, pues se intentaba com-

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    pensar las marginaciones con una pequea ~bra del Esta~o en favor de los menos favorecidos, pero resulto totalmente msu-ficiente porque fue apenas una pequea ayuda que se le dio a los ms pobres sin cambiar la estructura misma del Estado,

    aunque constituy un paliativo. Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en El Gatopardo, dijo que

    hay que cambiarlo todo para que nada cambie. Es decir, hay que hacer los cambios necesarios para que el sistema permanezca.

    El gobierno neutro favorece ese liberalismo que provoca la com-

    petencia y, por lo tanto, la injusticia. Estamos preparados para tener un gobierno con valores, que realmente favorezca la co~peracin? Usted dice que se permite la solidaridad, la cooperaun,

    d . ? qu tan preparados estamos para un gobierno e este tJpo.

    No creo que sea cuestin de preparacin, sino de disponer de la voluntad poltica que recoja las propuestas de quienes tie-nen inters en que no haya exclusin, en que el tejido social sea cooperativo, de tal manera que no sean unos cuantos los que tienen todo y los muchos queden exc~uidos. ~uines son los que manifiestan ese inters? Los proptos exclmdos .. No es una cuestin de preparacin acadmica o intelectual, smo de organizacin y voluntad de aquellos que tengan inters en no ser excluidos. Organizacin y voluntad de todos aquellos gru-pos sociales, por diferentes que sean, que tengan la. necesidad de una libertad igualitaria con los dems, de una libertad de realizacin que no sea ya exclusiva de un grupo al cual noso-tros pertenecemos. No me refiero nada ms a los grandes millonarios, sino a todos nosotros, la clase media.

    Los excluidos son los que pueden cambiar la situacin. As por ms preparacin que tengamos, nosotros no vamos

    ' h a cambiarla, sino aquellos que estn excluidos, y lo aran me-diante organizaciones que, si queremos un orden no violento,

    tendrn que ser organizaciones democrticas.

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  • V

    La asociacin para la libertad: el modelo igualitario

    Hemos hablado de los dos modelos que corresponden a dos formas del liberalismo y que Dworkin llama libe-ralismo de la neutralidad>>, el primero, en el que el Esta-do es fundamentalmente neutral, y liberalismo de la igualdad, el segundo, donde el Estado trata de realizar, entre sus fines, precisamente, la igualdad. En otros pa-ses el primer modelo se conoce como liberal a secas, in-cluso en nuestro pas se le pone el mote de neoliberal. El segundo modelo corresponde a lo que nosotros lla-maramos ms bien un modelo de socialismo democrtico o de socialdemocracia. Socialismo, con tal de no enten-derlo en sus versiones que conducen a regmenes tota-litarios, como se dieron en los pases del este de Europa, sino de acuerdo con la definicin que se da en los progra-mas de los actuales partidos socialistas europeos, por ejem-plo, o de los partidos socialdemcratas. En nuestro pas, en cierto modo, durante un tiempo respondieron a este modelo los movimientos nacionalistas y populistas pro-ducto de la Revolucin mexicana, aunque hay que sea-lar que este tipo de programas se debilitaron, si no es que fueron hechos a un lado, en los ltimos sexenios, de mane-ra que ahora los programas de los gobiernos se inclinan hacia el primer modelo, el que denominamos modelo liberal.

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  • Hemos sealado tambin que los dos modelos, el li-beral y el igualitario, difieren en tres puntos fundamen-tales. En primer lugar, en el alcance de las libertades que el modelo considera prioritarias. En el modelo liberal son las llamadas libertades negativas, adems de la libertad positiva que consiste en participar en la designacin de fun-cionarios pblicos, participacin, por lo tanto, de todos los ciudadanos en el gobierno. El primer aspecto, el respeto a las libertades neg~tivas, esto es, las libertades privadas y familiares a las que todo individuo tiene derecho, sin coaccin por parte de la ley o del poder pblico, corres-ponde a la teora tradicional del liberalismo y es requisi-to de toda asociacin poltica que se quiera respetuosa de las libertades, desde las revoluciones liberales y demo-crticas de fines del siglo XVIII y de todo el siglo XIX, y en nuestro pas a partir de la revolucin de independencia. A estas libertades, que constituyen los derechos funda-mentales de una democracia, la democracia aade la li-bertad de que todos los ciudadanos contribuyan a la promulgacin de las leyes que deben regir su conducta dentro del Estado.

    En este primer punto, el modelo igualitario difiere del liberal en que no slo establece como prioridad de la asociacin poltica las libertades negativa y positiva, sino que, adems, hace especial hincapi en la posibilidad de garantizar, aunque sea parcialmente, lo que he llamado libertades de realizacin, es decir, las condiciones para que lo que una persona elija y decida hacer de su vida pueda efectivamente ejercerse. Hacen falta ciertas condi-ciones mnimas con las que todo individuo debe poder contar para intentar ejecutar lo que elige. Las libertades de realizacin, son, pues, diferentes a las simples liberta-des negativas si, como deamos, las libertades negativas estn limitadas por el marco de la ley.

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    La segunda diferencia radica en que el modelo libe~al establece una relacin de igualdad entre todos los cm-dadanos que se suponen libres. La igualdad define la ciudadana, de tal manera que el modelo liberal de aso-ciacin poltica trata a todos los ciudadanos por igual bajo los preceptos de la ley establecida. Es, por lo tanto, igualdad ante la ley sin coaccin ni arbitrariedad. Por eso un Estado liberal se presenta tambin a s mismo como un Estado de derecho en el cual todos los individuos deben ser tratados igualmente por las mismas leyes. Esta igual-dad se basa, fundamentalmente, en el respeto a ciertos derechos o garantas que la ley defiende como privilegio de cualquier ciudadano; son los llamados derechos huma-nos individuales, que en nuestra Constitucin se expresan en las llamadas garantas individuales y que aparecen en todas las constituciones democrticas y liberales del mundo.

    El modelo igualitario difiere en este punto en que, si bien tambin pretende ser un Estado de derecho, si bien acepta como base inviolable de cada ciudadano los dere-chos humanos individuales, pretende, asimismo, que la igualdad que se proponga el Estado borre las desigu~dades reales producto de condiciones sociales, econrm-cas y polticas diferentes de los distintos grupos o clases de ciudadanos y que, por lo tanto, vaya ms all de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, hacia un~ ~ituacin en la que se favorezca la igualdad de condiCiones para lograr la libertad de realizacin. .

    Si el Estado igualitario pretende respetar la Igualdad de realizacin para todos los miembros de la asociacin, es claro que para ello tiene que impulsar la igualdad de condiciones para realizar la libertad. Esta igualdad de con-diciones es tambin un derecho del ciudadano, tanto como los derechos humanos individuales, en lo que algunos tratadistas han llamado derechos de segunda generacin,

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  • o sea los derechos sociales. Por ejemplo, el derecho al trabajo se establece desde el siglo xrx despus de la revo-lucin de 1848 en Francia y posteriormente en todo el mundo. Derecho al trabajo, a la educacin, a la salud, a un mnimo de bienestar, a un mnimo de ingresos eco-nmicos que permitan dar satisfaccin a las necesidades elementales. Esta igualdad rebasa, no elimina pero reba-sa, las igualdades proclamadas por la asociacin de tipo puramente liberal.

    El tercer elemento que diferencia a estos dos mode-los, es que en el modelo liberal tradicional el Estado es neutral y debe aceptar todos los diferentes valores que libremente los ciudadanos se propongan. En un Estado mltiple, democrtico, se expresan muchas concepcio-~es acerca del bien y del valor de la vida, tanto del bien personal como del bien colectivo; hay muchas opiniones en conflicto y el Estado debe respetarlas todas y ser, por lo tanto, neutro frente al valor. Ser neutro no quiere decir carecer de capacidades administrativas o de recaudacin econmica, sino ser imparcial frente a todas las distintas opiniones que se presenten en una sociedad democrti-ca y que compitan entre s, aceptando la que venza por voto de las mayoras. En los Estados liberales democr-ticos, si lo son plenamente, se debe aceptar que puedan cambiar los partidos en el gobierno y, por lo tanto, los programas de gobierno, los valores, Jos fines que los ciu-dadanos se proponen. As pues, el Estado no tiene un bien comn propio que proponer, ms all de Ja impar-cialidad y la neutralidad frente a Jos bienes que Jos gru-pos de ciudadanos propongan.

    El modelo igualitario sostiene tambin que el Estado debe respetar Ja multiplicidad de opiniones y, si es demo-crtico, aceptar que las mayoras de los ciudadanos pue-dan inclinar el Estado hacia un programa que persigue

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    ciertos fines y no hacia otros. Este respeto por la plura-lidad, por la diversidad de opini?, ~~ comn a .los dos modelos pues es propio de la asociac10n para la hbertad. Pero, por su parte, el Estado igualit~o aade que, pese a este respeto por las diferentes oprmones Y, valores~ el Estado tiene la salvaguardia de un valor comun, un b~en comn, que debe ser gozado por igual por todos los .ciU-dadanos: la equidad. El Estado es garante de ella y nene como misin la realizacin de este bien comn . par:a todos los ciudadanos. La equidad es el signo de la J.Ustl-cia social puesto que consiste en dar un trato semeJante a todos de manera que puedan realizar por igual su propio plan de vida; es, por lo tanto, un fin del Esta~~' el cual en este modelo igualitario, no puede admitir las desi~aldades que impidan la equidad, por el contr~rio, debe promover la supresin al ~ximo de las desi-gualdades y, al mismo tiempo,. rectificar aquellas que crea la competencia entre los ffilembros Y grupos de la asociacin. As pues, al Estado neutral se opone un Esta-do con un propsito especfico: equidad para que to~os los ciudadanos tengan la libertad de realizar sus prop~as elecciones en condiciones igualitarias; equidad en e~ dis-frute de los mismos derechos sociales. El Estado nene, por lo tanto, un fin que no es neutral y que no se ?~one, desde luego, a la diferencia de valores, fines Y oprmones de los distintos grupos del Estado.

    Recordemos que el modelo liberal de asociacin para la libertad tiene una virtud pblica fundamental. En efec-to si el modelo liberal se basa en el respeto a todas las o~iniones, en la neutralidad del Estado frente a todas ellas y en la garanta de asegurar las libe~tades personales y los derechos individuales para todo cmdadano dentro de la ley, es claro que una virtud mxima fundamental de la convivencia social ser la tolerancia. Todos debemos

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  • tolerar la diversidad de opiniones, esto es lo que hace posible la competencia poltica en un mbito democrti-co sin violencia y en paz.

    Por supuesto, el modelo igualitario acepta la toleran-cia, puesto que busca la igualdad de oportunidades de realizacin para todos, pero dado que tiene como fin comn disminuir en lo posible las desigualdades, crear una situacin de equidad, no le basta con la tolerancia

    ' porque sta supone simplemente que el que tiene mejo-res condiciones de vida en la sociedad, acepte y tolere las opiniones del menos fuerte, pero con ello no remedia la desigualdad entre uno y otro. Para remediar las desi-gualdades y establecer la equidad es menester que sobre la tolerancia se implante la cooperacin, la cual implica la accin en comn para lograr la equidad y debe ser pro-movida e impulsada por el Estado.

    La cooperacin puede tener muchos niveles, es un trmino muy general que estaba ya contemplado en el programa de la Revolucin francesa en su famoso lema: Libertad, igualdad, fraternidad. Este tercer trmino fraternidad, es la virtud que apunta a este tipo de aso~ ciacin poltica. Hemos sealado ya las fallas y el lado oscuro del modelo liberal; precisamente, el modelo igua-litario surge para tratar de evitar algunas de estas fallas. En efecto, histricamente los programas de asociacin poltica que corresponden al modelo igualitario frente al modelo liberal se deben justamente a una lucha contra las desigualdades, malformaciones o errores de un mode-lo puramente competitivo de corte liberal; los mov-mientos obreros, sindicales, revolucionarios del siglo XIX Y del XX intentan superar estas fallas y en la actualidad, aun cuando muchos de estos modelos han mostrado sus propias carencias y han debido ser abandonados sobre

    ' todo los que nacieron de revoluciones violentas, persiste

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    esta alternativa entre los dos modelos, la cual se manifies-ta en las luchas polticas de las democracias contempor-neas, aunque parezca, en terminos generales, prevalecer el primer modelo.

    Sin embargo, sobre todo en las democracias avanza-das esta batalla en la arena democrtica se libra entre

    ' programas polticos puramente liberales que insisten en los derechos fundamentales del individuo, en la neutra-lidad del Estado y en la tolerancia entre todas las opinio-nes, y los modelos igualitarios que, aceptando estas ideas, les aaden la necesidad de procurar la libertad de reali-zacin para todos, las condiciones iguales para todos y la posibilidad de que el Estado tenga como fin esta dismi-nucin de las desigualdades.

    Esta pugna se da con muchos membretes; no todos los partidos que impulsan una u otra de estas alternati-vas tienen los mismos nombres. En Mxico tenemos, por una parte, la versin neoliberal propiciada por muchos sectores antes herederos de una revolucin social y que ahora ya no lo son; este modelo es propuesto por una parte del sector poltico de la poblacin, mientras que el modelo igualitario es defendido por otros grupos de la sociedad civil y partidos polticos que critican al primero.

    Detengmonos en los tres puntos del modelo iguali-tario de que hemos hablado. El primero es asegurar la libertad de realizacin, lo cual supone que los indivi-duos, hombres y mujeres, que pertenecen a la asociacin poltica satisfagan las necesidades bsicas cuya realiza-cin les permite ejercer un cierto grado de libertad: que todos tengan el mnimo de acceso a la vivienda, a la ali-mentacin, a la seguridad personal, a la salud; pero tam-bin necesitan ser aseguradas condiciones mnimas que permitan abrir frente a ellos un abanico de posibilidades de realizacin de sus elecciones. Para que cualquier per-

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  • sona pueda realizar un mnimo de libertad de eleccin necesita, en primer lugar, condiciones culturales: no puedo elegir un programa de vida fuera de las alternati-vas que la cultura en la que estoy inserto me ofrece, por lo tanto es menester, para garantizar esta libertad de rea-lizacin, que se respeten las formas culturales. En un pas rnulticultural corno Mxico, lo cual est aceptado inclu-so en el artculo cuarto de su Constitucin (no perda-mos de vista que la mayora de los pases son rnulticul-turales, y Mxico no es excepcin), una manera de permitir que cualquiera realice su programa de vida es respetar el mbito cultural que ofrece alternativas de rea-lizacin; por lo tanto, el derecho de los pueblos a que sean respetadas sus culturas y la aceptacin de un Estado rnulticultural que brinde iguales oportunidades a todos los pueblos que pertenecen e integran una nacin, per-mite la libertad de realizacin.

    Otros elementos son ms generales, por ejemplo la educacin. Es evidente que entre las alternativas para realizar mi vida no slo intervienen los elementos cultu-rales heredados de mi comunidad, sino tambin una capacitacin mnima para alcanzarlas. Es obvio que slo corno un ideal utpico podernos establecer la meta de que todos tengan la misma capacitacin educativa, sera un ideal regulativo a largo plazo; pero lo que s podernos exigir corno derecho humano fundamental en una socie-dad que responda a un modelo igualitario, es que haya un mnimo de capacitacin educativa para que un indi-viduo pueda realizar la eleccin de su plan de vida. Otra condicin es la salud; es claro que nadie puede realizar su plan de vida si no es mediante un cuidado mnimo de salud. Tambin es utpico pensar que en una socie-dad de escasez corno la nuestra (todas las sociedades tie-nen un ndice de escasez, aun las ms ricas, corno EU)

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    pudiese proporcionarse el mismo cuidado de la salud a todo el mundo, pero hay un mnimo que el Estado debe

    garantizar. Esto por lo que respecta al primer punto, satisfaccin

    de las necesidades bsicas de sobrevivencia y de convi-vencia para todos. El segundo punto es la igualdad, no slo frente al derecho sino igualdad sobre todo en las condiciones que permiten la realizacin de la libertad, lo cual supone iguales oportunidades para todos. No nece-sariamente que tengan el mismo ingreso econmico, pues tambin esto sera imposible -lo ha demostrado claramente la historia-, quizs hasta indeseable, pero s supone igualdad de oportunidades, que es mucho ms que igualdad ante la ley. Igualdad de oportunidades quie-re decir no discriminacin para acceder a un puesto, a una funcin, a una situacin de privilegio econmica, poltica, social, cultural; quiere decir, por lo tanto, no exclusin de nadie. En el modelo liberal, sin poderlo evi-tar, la competencia universal necesariamente conduce a que ciertos grupos y personas excluyan a otros de la capacidad de participar activamente en un mercado eco-nmico, de la educacin, en general de los puestos y ser-vicios. La igualdad de oportunidades supone una socie-dad que busque disminuir la exclusin, cualquiera que sta sea, y digo disminuir porque se trata de regulacio-nes sujetas al elemento de escasez del Estado. Es claro que una asociacin para la libertad no puede, de la noche a la maana, eliminar todas las desigualdades ni satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos por igual para permitirles realizar su libertad, y no lo podr mientras tenga niveles de escasez. Tal vez podra lograr-lo en una situacin ideal en la que hubiera recursos para todos, pero desgraciadamente esto, por lo menos en el actual nivel del desarrollo histrico, no es posible.

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  • Lo que busca un modelo igualitario es tener la posi-bilidad de acercarse a esta situacin de igualdad de opor-tunidades, de no exclusin, en los lmites en que la esca-sez general lo permita, lo cual quiere decir que para enfrentar las desigualdades debemos seguir ciertos prin-cipios. El filsofo estadunidense John Rawls, cuyo princi-pal libro es Teora de la justicia, partiendo de una visin de pas desarrollado establece dos principios fundamen-tales -que seguiremos con las correcciones necesarias a nuestro punto de vista de pas subdesarrolladcr- en que debe basarse la equidad, o sea la justicia. El primero es respeto a las libertades bsicas.

    Cualquier asociacin poltica debe respetar las liber-tades bsicas de todos los ciudadanos, las cuales no pue-den ser reducidas ni eliminadas por ningn concepto. En este punto Rawls sostiene la vigencia de la asociacin para la libertad. Por lo que toca al segundo principio, afirma que se pueden aceptar las desigualdades econ-micas y sociales existentes si y slo si cumplen estas dos condiciones: primera, que redunden en beneficio de todos; por ejemplo, puede aceptarse el hecho de que unos tengan ms dinero que otros si esto redunda en beneficio comn, es decir, en una mayor produccion tanto para el Estado como para la sociedad. Dentro de una economa de mercado parece indispensable que haya inversiones de capital suficientes as como compe-tencia entre capitales, y para que as suceda es menester que algunos posean capital; entonces, las desigualdades en este campo son aceptables si y slo si redundan en una mayor produccin. Es claro que el peso de la prue-ba recae en quien es desigual y que, para aceptar estas desigualdades, los favorecidos con mejores niveles eco-nmicos deben mostrar, para justificar la desigualdad, que sta es necesaria para producir ms en beneficio de

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    todos: crear ms fuentes de trabajo, colocar ms mer-cancas en el mercado a mejores precios. Se justifica entonces la existencia social del inversionista en la medi-da en que produce en beneficio de todos; pero, cmo sabemos si realmente es en beneficio de todos? En la medida en que beneficia a los menos favorecidos, a los excluidos, slo en esa medida las desigualdades son jus-tificadas. Como vemos, se trata de una teora de la igual-dad social que toma en cuenta las necesidades del mer-cado capitalista, no plantea que para lograr la igualdad sea necesario eliminar el mercado y establecer una doctrina de planificacin econmica, como fue el caso del llama-do socialismo real del este de Europa, sino que busca la equidad respetando las condiciones de una economa de mercado capitalista.

    Segunda condicin: las desigualdades son aceptables si y slo si se acompaan de una igualdad absoluta de oportunidades, es decir, si el acceso a las oportunidades y a las funciones no est ligado a la mayor disponibilidad econmica; debe haber igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su situacin econmica Y social ms o menos favorecida. En mi opinin, estos dos principios de Rawls, que me parecen lgicos y estn muy bien argumentados, deberan someterse a una rectifica-cin tomando el punto de vista de quienes pertenece-mos a sociedades no desarrolladas. Y es que para poder realizar los dos principios de que habla Rawls, deben estar precedidos por otro principio, el de que todos los individuos de la sociedad tienen derecho a las condicio-nes mnimas para ejercer las libertades bsicas, porque si vivimos en una sociedad en la que hay muchos ciudada-nos excluidos de las condiciones que permiten nuestras libertades bsicas, debe existir un principio anterior que establezca como fundamental el principio de acceso de

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  • todos los individuos al disfrute de las condiciones que permitan la realizacin de estas libertades. El propio Rawls, en un escrito posterior, parece aceptar, aunque de pasada y quizs de mala gana, esta condicin.

    El tercer punto es el Estado. Es evidente que en este modelo el Estado debe procurar los fines de que hemos hablado. El modelo igualitario tiende a una situacin que no se realiza plenamente, pues de realizarse pasara-mos a la asociacin para la comunidad que sintetiza la asociacin para el orden con la asociacin para la liber-tad. La asociacin para la comunidad, que no se realiza cabalmente en ningn Estado actual, aunque s en pe-queas comunidades locales, sera el fin ltimo a conse-guir para realizar plenamente un modelo igualitario de asociacin para la libertad que cumpliera cabalmente sus fines.

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    Coloquio

    Respecto al libro de ]ohn Rawls que coment, si nos remont-

    ramos a la teora de la acumulacin originaria de capital, se

    explicara muy bien por qu en el actual proceso de globaliza-

    cin, en el modelo liberal, unos paises, como el nuestro y muchos otros, quedan completamente rezagados aunque aparentemente

    estn insertos. Podra ahondar en esto?

    Como dije antes, no soy economista y mis conocimientos en esa materia son muy limitados. Lo que puedo decir es que definitivamente es acertado afirmar que los problemas econ-micos estn en la base de todo esto. La produccin capitalis-ta, ya lo sealaban todos los crticos del capitalismo, empe-zando por Marx, es un movimiento econmico que logra aumentar considerablemente los productos, la riqueza, y en ese sentido la produccin capitalista es sumamente avanzada y progresista para la humanidad porque aumenta el caudal de productividad considerablemente. En la poca contempor-nea hemos visto cmo todo intento de eliminar el mercado, la competencia de los capitales en favor de una economa plani-ficada, ha fracasado, por eso entonces la alternativa a la acu-mulacin capitalista que hizo adelantar mucho la productivi-dad no puede ser la eliminacin del mercado, sino el aumento de los consumidores en el mercado por medio del aumento de sus posibilidades de adquisicin de productos. Sin eliminar el mercado puede haber una poltica redistributiva que permita ampliarlo de tal manera que al mismo tiempo se eleve el nivel de capacidad de consumo de los individuos que pertenecen a ese mercado. Por otra parte, tambin la poltica puede influir

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  • en la economa limitando las inversiones capitalistas de talma-nera que no sean especulativas sino productivas.

    Desgraciadamente, en la poca contempornea el capitalis-mo ha evolucionado hacia una situacin en la que el capital financiero, con su movilidad enorme, predomina sobre el capi-tal de inversin industrial. Pero las polticas del Estado pueden muy bien obstaculizar este dominio del capital financiero y pro-piciar que los beneficios de la produccin capitalista en el mer-cado se desparramen a todos aquellos que colaboran en la pro-duccin de la empresa, es decir, que los trabajadores participen de los beneficios de las empresas en que trabajan. Estas medidas pueden poner obstculos y paliar las injusticias generadas por el mercado, pero no lo eliminan. Y no podemos decir que sean las medidas radicales de un gobierno que pretendiendo eliminar las injusticias del capitalismo, elimina la competencia en el mer-cado, que fue la que hizo posible la productividad capitalista.

    Desde el sitflo pasado, desde las guerras de independencia, se ha

    luchado porque Amrica Latina est siempre unida. Bolvar,

    como Morelos, pensaba posiblemente en las libertades del ser

    humano. Usted cree que los tratados de libre comercio ayuden a

    que el panamericanismo sea real? A qu nos llevara en Am-

    rica Latina que no nada ms la conciencia, sino que los merca-dos y los capitales se unificaran?

    Son preguntas muy dificiles y no tengo respuestas claras. El ideal de la unin latinoamericana ha sido siempre, desde Bol-var justamente, ms cultural y poltico que econmico, es evi-dente. Las dificultades enormes para realizar de hecho esta unin latinoamericana son de muy distinta ndole: geogrficas -nuestras distancias son enormes-, las comunicaciones -tene-mos ms comunicacin con Texas que con Argentina-, de in-tercambios econmicos, lo mismo que culturales, aparte de las dificultades polticas que siempre ha habido.

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    La unin latinoamericana me parece un ideal cultural y poltico que tendr que realizarse, creo que nunca lo hemos perdido de vista ninguno de los pases latinoamericanos, pero enfrenta muchas dificultades. Sobre el mercado de libre co-mercio creo que inevitablemente el mundo va hacia la inte-gracin progresiva de las economas de los Estados nacionales, en formas multinacionales de economa; me parece que es muy claro que la competitividad econmica slo puede ejercer-se en la medida en que los estados nacionales abandonan su cerrazn de estructuras proteccionistas y se abocan a mante-ner relaciones en entidades regionales ms amplias. Es el caso de la Unin Europea y del Mercosur en Sudamrica; es el ca-so tambin del Pacfico y las naciones de Asia sudorienta! que tratan, por su parte, de realizar un mercado comn.

    Considero que, en principio, la historia va en ese sentido; es natural que Mxico se integre ms f.cilmente con Canad y Estados Unidos que con Sudamrica por razones geogrficas, econmicas. Por otra parte, ya desde antes del establecimien-to del mercado de libre comercio, Mxico tena una relacin econmica privilegiada con Estados Unidos, con ellos se lle-vaba a cabo la mayora de sus exportaciones e importaciones; realmente no fue un paso revolucionario el haber conseguido esto, sino slo seguir la tendencia natural de la economa.

    Acerca de un juicio concreto sobre este tratado, he odo muchas crticas de economistas, ms competentes que yo en este dominio, que piensan que el tratado es modificable y que hay muchsimos elementos que no hemos sabido aprovechar; que no hemos sabido defender las suficientes garantas para proteger nuestra pequea y mediana industria; que muchos de nuestros productos deberan estar protegidos, durante un tiempo por lo menos, para evitar la competencia excesiva de otros que resultan ms baratos en el mercado mexicano y que vienen de fuera. Pero el principio general, me parece que est dentro de la linea histrica y que no podemos hacernos a un

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  • lado. Cul sera la manera de evitarlo1, volver a una economa cerrada que produce ineficiencia y corrupcin