De La Regla de Abstinencia Al Deseo Del Analista- Isabel Dujovne

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45 ISABEL DUJOVNE DE LA REGLA DE ABSTINENCIA AL DESEO DEL ANALISTA agia, sugestión, transferencia…, significan- tes que nos convocan y que generan pre- guntas acerca de su mutua implicación. ¿Qué lugar tienen en la clínica psicoanalítica? ¿Debe- mos pensarlos en conjunción y/o en disyunción? Si bien el acta de fundación del psicoanálisis como praxis coincidió con el abandono de la hipnosis y de la técnica sugestiva, los une su presencia en las refle- xiones freudianas a lo largo de su obra. Momento inicial contemporáneo de la ruptura con Breuer que inaugura una ética cuyo núcleo será la regla de abs- tinencia. Donde al principio era el amor…será la transfe- rencia. ¿Qué queda de la magia y de la sugestión en la transferencia? ¿Qué papel juega la sugestión en la ins- talación y el sostenimiento del dispositivo analítico? Como idea preliminar, creo que la transferencia no es sin la sugestión, pero esta formulación no es reversible. A propósito de ello hay dos afirmaciones freudianas simultáneas y aparentemente contradictorias que me interesa poner en tensión. En el escrito titulado Sobre psicoterapia, discute la acusación de falta de rigor científico adjudicado al psicoanálisis en relación a los métodos físico-quí- micos y, en ese punto no vacila en reconocer una deuda con los métodos de la medicina primitiva y de los antiguos. Es necesario, sostiene Freud, apropiarse y servirse de la sugestión para guiarla y reforzarla. A renglón seguido asevera que entre tratamiento sugestivo y análisis hay oposición. He aquí una paradoja rica en consecuencias: ser- virse de…para privarse de…Consecuencias que nos llevan a pensar un punto de imposibilidad en la M posición del analista. Punto de imposibilidad ligado entre otros a la posición del psicoanálisis en rela- ción a otras disciplinas. Lacan en La ciencia y la verdadopone la condi- ción del psicoanálisis en tanto ciencia conjetural a las llamadas ciencias humanas. Oposición vincu- lada a la concepción del sujeto; sujeto escindido, dividido por la hendidura que implica la existencia del inconsciente. Un sujeto que además se encuen- tra en exclusión interna de su objeto. El objeto del psicoanálisis, el objeto aes el que se inserta preci- samente en la división del sujeto. Objeto que será causa del deseo En este mismo escrito destaca la relevancia de la magia y la religión para el sujeto sufriente. Sin embargo Lacan diferencia aquí la cuestión de la causa en el psicoanálisis de la magia y la religión. Tomando como referencia las cuatro causas formu- ladas por Aristóteles en la Metafísica dice que en la magia se trata de la verdad como causa bajo su aspecto de causa eficiente. En la religión es Dios quien queda a cargo de la causa como causa final. La demanda del creyente queda así sometida a la de un Dios al que hay que seducir, vía por la cual se pone en juego el amor. En la escucha psicoanalítica la materia prima son las palabras y por ello el signifi- cante que opera como causa material permite el advenimiento de una nueva significación, capaz de cambiar la posición del sujeto. PARADOJAS DE LA TRANSFERENCIA Sin pretender ser exhaustiva hay varias cuestiones en juego, en las cuales me quisiera detener para pen- sar algunas de las dificultades de la posición del ana- lista en la transferencia. Se trata del amor, el saber y el narcisismo, todas ellas enlazadas no solo con la posi- ción del analista en la sesión, sino también con el psi- * tel (054) (011) 4804-3422 / e-mail [email protected] De la regla de abstinencia al deseo del analista ISABEL DUJOVNE* 1. DE LA MAGIA Y LA SUGESTIÓN A LA TRANSFERENCIA:

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agia, sugestión, transferencia…, significan-tes que nos convocan y que generan pre-guntas acerca de su mutua implicación.

¿Qué lugar tienen en la clínica psicoanalítica? ¿Debe-mos pensarlos en conjunción y/o en disyunción?

Si bien el acta de fundación del psicoanálisis comopraxis coincidió con el abandono de la hipnosis y dela técnica sugestiva, los une su presencia en las refle-xiones freudianas a lo largo de su obra. Momentoinicial contemporáneo de la ruptura con Breuer queinaugura una ética cuyo núcleo será la regla de abs-tinencia.

Donde al principio era el amor…será la transfe-rencia.

¿Qué queda de la magia y de la sugestión en latransferencia? ¿Qué papel juega la sugestión en la ins-talación y el sostenimiento del dispositivo analítico?

Como idea preliminar, creo que la transferencia no essin la sugestión, pero esta formulación no es reversible.A propósito de ello hay dos afirmaciones freudianassimultáneas y aparentemente contradictorias que meinteresa poner en tensión.

En el escrito titulado “Sobre psicoterapia”, discutela acusación de falta de rigor científico adjudicado alpsicoanálisis en relación a los métodos físico-quí-micos y, en ese punto no vacila en reconocer unadeuda con los métodos de la medicina primitiva yde los antiguos.

Es necesario, sostiene Freud, apropiarse y servirsede la sugestión para guiarla y reforzarla. A renglónseguido asevera que entre tratamiento sugestivo yanálisis hay oposición.

He aquí una paradoja rica en consecuencias: ser-virse de…para privarse de…Consecuencias que nosllevan a pensar un punto de imposibilidad en la

Mposición del analista. Punto de imposibilidad ligadoentre otros a la posición del psicoanálisis en rela-ción a otras disciplinas.

Lacan en “La ciencia y la verdad” opone la condi-ción del psicoanálisis en tanto ciencia conjetural alas llamadas ciencias humanas. Oposición vincu-lada a la concepción del sujeto; sujeto escindido,dividido por la hendidura que implica la existenciadel inconsciente. Un sujeto que además se encuen-tra en exclusión interna de su objeto. El objeto delpsicoanálisis, el objeto “a” es el que se inserta preci-samente en la división del sujeto. Objeto que serácausa del deseo

En este mismo escrito destaca la relevancia de lamagia y la religión para el sujeto sufriente. Sinembargo Lacan diferencia aquí la cuestión de lacausa en el psicoanálisis de la magia y la religión.Tomando como referencia las cuatro causas formu-ladas por Aristóteles en la Metafísica dice que en lamagia se trata de la verdad como causa bajo suaspecto de causa eficiente. En la religión es Diosquien queda a cargo de la causa como causa final. Lademanda del creyente queda así sometida a la de unDios al que hay que seducir, vía por la cual se poneen juego el amor. En la escucha psicoanalítica lamateria prima son las palabras y por ello el signifi-cante que opera como causa material permite eladvenimiento de una nueva significación, capaz decambiar la posición del sujeto.

PARADOJAS DE LATRANSFERENCIA

Sin pretender ser exhaustiva hay varias cuestionesen juego, en las cuales me quisiera detener para pen-sar algunas de las dificultades de la posición del ana-lista en la transferencia. Se trata del amor, el saber y elnarcisismo, todas ellas enlazadas no solo con la posi-ción del analista en la sesión, sino también con el psi-

* tel (054) (011) 4804-3422 / e-mail [email protected]

De la regla de abstinencia al deseo del analista

ISABEL DUJOVNE*

1. DE LA MAGIAY LA SUGESTIÓN A

LA TRANSFERENCIA:

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coanálisis en extensión, tanto en lo que respecta a lasrelaciones entre analistas como en las cuestiones ins-titucionales.

Cuando el psicoanálisis deja de lado la hipnosise instaura la asociación libre, entroniza un saberque está en el decir del que consulta. Punto deinflexión que privilegia un saber que no pertenecea ningún sujeto.

Sin embargo este dispositivo no se desentiendedel saber. Por el contrario su funcionamientodepende que se suponga un saber del cual el ana-lista se hace cargo como semblante. Esto tiene con-secuencias; la libido se dirige a investir al analistacomo objeto erótico, punto de arranque de la trans-ferencia. Aquí ya muy tempranamente Freudadvierte sobre los riesgos de la fijación de la libido ala persona del analista, en tanto dicha fijacióndepende de los componentes masoquistas de lapulsión sexual.1

He aquí otra formulación de la paradoja que enun-ciábamos antes: la cura se debe desarrollar en absti-nencia. El amor es un efecto de la transferencia, y estoentraña riesgos.

Si nos detenemos en los llamados “consejos técni-cos” freudianos comprobamos que en su mayorparte se trata de medidas negativas que apuntan adiversas modalidades de la abstinencia, resumidasen la evitación de encarnar el lugar del Ideal en rela-

ción al saber y de responder a lademanda de amor.

La demanda de análisis, demandade amor es también demanda derestitución del narcisismo perdido.Desvío del análisis en el que se poneen juego el narcisismo tanto del ana-lizante como del analista. El narci-sismo, núcleo del yo y del Idealimprime la marca de los deseos queno pueden cumplirse. Desde eselugar de falta habilita el amor y eldeseo como posibilidad.

La transferencia se inicia con elamor al saber; saber supuesto al que elanalista presta su soporte. Recorde-mos aquí a Freud cuando al observarla garganta de Irma encuentra en la“mancha blanca”, donde el sueñoconecta con lo no conocido por estruc-tura, lo genuinamente inconsciente.

Para ello el creador del psicoanálisishace un doble atravesamiento. En pri-mer término el de su propio narci-sismo en relación a la rivalidad entre

colegas y al anhelo de que su paciente “acepte su solu-ción”; atravesamiento también del anhelo de curar.

Pero además al no detenerse, buscando el sabersobre el deseo, encuentra la umbilicación de la faltaen el origen donde solo se puede inscribir unamarca vacía a partir de una fórmula química queestá en el texto del sueño.

La fórmula de la trimetilamina señala que sobre eldeseo solo hay escritura que bordea y marca la pér-dida de la cosa. Escritura que nos dice que el análisisno agota el sentido sino que reinscribe la diferenciacon pérdida en la repetición. Diferencia que marcaun límite a lo siniestro de lo siempre igual. Por eso esque la transferencia no es solo repetición y, es nece-sario separar ambos conceptos.2

La no respuesta a la demanda tanto en la ver-tiente del amor como del saber, abre una brecha;brecha en el discurso que evidencia la emergenciadel inconsciente en tanto quiebre, fisura del dis-curso. Abertura en la que se vislumbra, fulgura, lafalta de objeto de la pulsión. Este objeto, que Lacanllama “a” tiene su antecedente en la obra freudiana;corresponde a lo que del yo queda como dispar,matriz de lo siniestro, núcleo más íntimo y masajeno de si mismo, lo exterior al principio del placer,el campo del Unlust.

A propósito de ello, Freud destaca y alerta sobre elcarácter ominoso de la sugestión y sostiene que esta,

1 Tres ensayos para una teoría sexual.2 J.Lacan desarrolla exhaustivamente la diferencia entre los conceptos de transferencia y repetición en el

seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”.

s Michael Maier / Purificación

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como fenómeno parcial del estado hipnótico remitea la “historia primordial de la familia humana”.

En el caso de la neurosis demoníaca del siglo XVIIel padre aparece en sus dos versiones como Dios ycomo Demonio. ¿No es eso mismo lo que seobserva en ciertas vertientes imaginarias de latransferencia?

EL DESEO DEL ANALISTA:

Entre sugestión y transferencia está la regla deabstinencia. Regla que al hacer par con la asociaciónlibre, ubica una praxis en la que no se trata de unarenuncia de orden moral. Se trata del imperativoético freudiano.

Lacan nos advierte que no se debe confundir laposición del analista con la apatía estoica. El ana-lista, dice, está poseído por un deseo, un deseo quees más fuerte, al que nomina y desarrolla concep-tualmente como “deseo del analista”. Sin embargoseñala una raíz común entre la ética del análisis y laética estoica, que es el reconocimiento absoluto dela existencia del deseo del Otro. Pero el psicoanáli-sis se distingue porque apunta a atravesar esadimensión de plenitud del Otro.

La función “deseo del analista” abre a mi modode ver una nueva línea de pensamiento en las para-dojas arriba mencionadas. Es un punto privilegiado,un punto absoluto sin ningún saber. El analista sesitúa allí como objeto “a”, en su máximo punto dedeser, lugar desde el cual el discurso se ordena en lamedida que el analista no apuesta a completar unasignificación. El deser3 lee la regla freudiana comoabstinencia con respecto al goce y al saber.

La praxis del análisis supone para el analista,tomar en cuenta su lugar en la transferencia conrespecto a los tres registros (real, simbólico, ima-ginario).Si bien su posicionamiento como objeto“a” habilita la interpretación en el punto de sumáxima destitución subjetiva, en otros momentosocupa un lugar más ligado a lo imaginario o a losimbólico.

La transferencia se organiza en torno a momen-tos alternantes en los que se juegan dos modalida-des de identificación. Hay un tiempo en el que latransferencia se sirve de la sugestión y la relacióncon el analista ocurre a nivel del Ideal del yo, desdedonde el sujeto puede sentirse amado.

Pero la lógica del análisis impone otro paso, laseparación, y es en este paso donde opera el deseodel analista. El analista se ubica en otra posición que,insistimos, no es moral ni tampoco teórica. En tantoes una posición subjetiva no está garantizada y está

ligada al atravesamiento del análisis por parte decada analista; posición que a su vez se pone en juegoen la sucesión de instantes de cada análisis singular.

La vía es la de la escucha del significante en tantoeste no está unido a una significación fija. Por elcontrario el significante anuda la representacióndesconocida con una posible cadena asociativa.Novedad que la interpretación crea en el mismoacto de su producción.

Si bien es el analista quien garantiza la instaura-ción de un saber supuesto, el Sujeto supuesto alSaber (S.s.S), en ese primer tiempo de la transfe-rencia, su fundamento no es el saber, tampoco es suyo, dado que el S.s.S. no es ningún sujeto psicoló-gico. El fundamento de la transferencia que se pro-duce como resultado del juego significante es elobjeto “a”. Objeto que ubicamos en la posición deeclipse yoica del analista.

Como consecuencia del acto analítico el sujeto sesepara de su objeto y no le cabe ya la identidad queconcierne al yo. Por el contrario se encuentra atra-vesado por el objeto que es en relación al Otro.

El deseo del analista (y aquí Lacan se inspira en“Psicología de las masas”) se ubica en las antípodasde la hipnosis, en la medida en que el analista envez de encarnar el punto del ideal, en lo quedesigna como “hipnosis al revés” se posiciona en ellugar del objeto.

Si al comienzo del análisis se trata de llevar elplano de la demanda al de la identificación, dichaidentificación es destituida por la separación. Paraello opera el enigmático deseo del analista cuyosentido no va en la dirección de la identidad sino enla del encuentro con la diferencia.

¿Qué queda para el sujeto de ese encuentro sinreferentes en el Otro? Ese encuentro temido delque se protege con los síntomas, la religión, lamagia, el amor y los fármacos tiene otra vía que noserá sin el malestar propio de la cultura.

Se trata de la creación desde un nuevo saber, unsaber sin contenidos fijos y sin la garantía del Otro.Un saber en el cual lo que se sabe es que sobre lamuerte y la sexualidad no hay saber. En mi lecturaesto es lo que se pone en juego cuando en Análisisterminable e interminable, Freud habla de la rocade base del análisis. Roca de base que Lacan pro-pone trasponer mediante la invención del objeto a.4

Lo que se inscribe en el límite del decir habilita elrescate del lugar del deseo como indestructible, peroal mismo tiempo hace límite a la intrusión del Otro.Límite que no será sin resto y cuyo destino ya nopertenece al campo de la transferencia sino al delsujeto que ha atravesado la experiencia del análisis.

3 Término utilizado por Lacan en el Seminario “El acto psicoanalítico”.4 Aquí nos apoyamos en los desarrollos de Lacan a partir de la clase del 5/12/62 del Seminario “La angustia”

y, en el Seminario “El acto psicoanalítico”.

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Para ese sujeto existe el privilegio del recurso alhumor ante los desbordes del superyó y del “saberhacer” con los restos incurables del síntoma.

Bibliografía

Dujovne I.; Paulucci O. Saber del Límite.Letra Viva.Buenos Aires. 2006.

Freud S. Estudios sobre la histeria.A.E. Tomo II.______ La interpretación de los sueños.A.E.Tomo IV yV.______ Tres ensayos para una teoría sexual.A.E.

Tomo VII.______ Sobre psicoterapia.A.E. Tomo VII.______ Consejos al médico en el tratamiento

psicoanalítico.A.E. Tomo XII.______ Introducción del narcisismo.A.E. Tomo XIV.

______ Más allá del principio del placer.A.E. TomoXVIII.

______ Una neurosis demoníaca en el siglo XVII.A.E.Tomo XIX.

______ El malestar en la cultura.A.E. Tomo XXI.______ Análisis terminable e interminable A.E. Tomo

XXIII.Lacan J. La ciencia y la verdad. en “Escritos I”. Siglo

XXI.México.1972.______ “El seminario libro 8”, La transferencia.

Paidós. Buenos Aires.______ “El seminario libro 10. La angustia.”

Paidós. Buenos Aires.______ “El seminario libro11. Los cuatro

conceptos fundamentales delpsicoanálisis.” Barral. Barcelona.

______ “El seminario libro XV. El actopsicoanalítico.” Inédito.

______ “La proposición del 9 de octubre de1967.” Manantial. Buenos Aires 1987.

emos elegido como epígrafe una palabra perte-neciente a la magia, que suele ser invocada uni-versalmente y sin traducción. Esta palabra caba-

lística era utilizada por los gnósticos del siglo II para curarenfermedades y/o obtener el auxilio debuenos espíritus. Solía escribirse en oncerenglones, cada uno con una letra menos,de tal manera que formaran un triánguloinvertido, escrito sobre un trozo de perga-mino virgen, que era doblado y colgadocon una cuerdecilla de lino al cuerpo delenfermo para su sanación. La letra A re-presentaría la unidad del primer princi-pio, intelectual y activo que, unida a la Brepresenta la fecundación del binario porla unidad, mientras que la R es el signoternario o representación de la fusión delos dos principios.El número de la totalidad de las letras de abracadabra es el

11, que agrega la unidad del iniciado a la década –tetraktyo–de Pitágoras. El número 66, que es la totalidad de las letrasdel triángulo, recuerda el atributo mágico del número 6 (su-mando, restando o multiplicando sus divisores: 1, 2, y 3, ob-tenemos siempre 6). Por último, el 12, cabalísticamente es el

cuadrado del ternario y la cuadratura mística del círculo.De origen remoto, su etimología da lugar a varias hipóte-

sis: una es el Arameo avrah kahdabra, que significa ‘crearélo que digo’ o ‘yo creo como hablo’. Otra hipótesis la hace

provenir del Caldeo abbada kedabra conel oscuro significado de ‘perezca comola palabra’. Una tercera fuente es el He-breo Aberah KeDabar ‘iré creando con-forme hable’. Finalmente, la secta gnós-tica de Alejandría –Basilindians– parecebasarse en el nombre de una deidad su-perior, Abrasax, que en latín es Abraxas.Efectivamente Abraxas es una palabra

mística atribuida al filósofo pitagóricoBasilides de Alejandría, circa 90 d.C,quién se refería con ella a la DivinidadSuprema de las Siete, dotada de 365

virtudes. En la numeración griega encontramos la siguien-te correspondencia: A=1; B=2; R=100; A=1; X=60; A=1;S=200; que hacen un total de 365 virtudes y atributos dela divinidad solar, correspondientes a un ciclo de acción di-vina, la división en días del año solar. El término era gra-bado sobre piedras –las Piedras Abraxas– que las sec-tas gnósticas solían usar como talismán.

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