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DE LOS MESES EN LA ICONOLOGÍA DE CESARE RIPA Gorka López de Munain Iturrospe Universidad del País Vasco 1. Introducción La Iconología de Cesare Ripa, probablemente el tratado de alegorías más influ- yente en toda la Historia del Arte occidental, recoge entre sus páginas las represen- taciones alegóricas de los meses del año 1 . Esta iconografía tiene sus orígenes en el mundo clásico y gozó de una importante presencia en las obras artísticas medieva- les. El perugino contó por tanto con mucho material a su alcance para la elabora- ción de sus alegorías, lo que le llevó a organizar su propuesta de tres formas dife- rentes. La primera describe los meses de forma puramente alegórica atribuyendo a unas figuras masculinas los distintos atributos que definen cada mes. La segunda sigue detenidamente los textos de los tratadistas de agricultura clásicos denotando así mismo una fuerte influencia de los menologios medievales. Finalmente realiza un último comentario tomando como referencia al «filósofo Eustacio». En las próximas líneas elaboraremos un análisis detenido de los tres comentarios de Ripa prestando especial atención en las fuentes tanto literarias como visuales que pudo seguir este tratadista. 2. Los meses en la Iconología 2.1 Los meses como alegoría En primer lugar, convendría observar con cierto detenimiento el significado de la alegoría y el modo en que Ripa la utiliza. Según Panofsky, una alegoría sería una «imagen visual revestida de connotaciones filosóficas» 2 . Por su parte, Mâle apunta que las alegorías de Ripa enseñan cómo se pueden personificar las ideas abstractas 3 . En este caso, Ripa nos ofrece una serie de descripciones en las que unas figuras humanas están revestidas de diferentes atributos, formando en su conjunto una imagen alegórica personificada, definitoria del concepto formulado. Para ello, 1 Para el estudio de la iconografía de los meses del año, siguiendo el tratado de Ripa, debemos tener en consideración las diferentes ediciones que se hicieron del mismo. La edición princeps fue publicada en Roma en el año 1593, a modo de pequeño tratado en torno a diversas alegorías. La primera ilustrada se editó también en Roma en 1603 con pequeños añadidos y en ella aparecen ya los meses en sus tres variantes pero sin acompañamiento visual. En 1613, salió en Siena la quinta edición como fruto de un acuerdo entre Ripa y su impresor Matteo Fiorimi, con 200 alegorías más. En cuanto al tema que nos ocupa, esta edición ofrece el texto más extenso sobre las alegorías mensuales pero de nuevo recibe un cierto trato marginal al no aparecer acompañadas por imágenes. No será hasta la edición francesa de 1644, llevada a cabo por Jean Baudoin y publicada por Matuieu Guillemot, cuando aparezcan por primera vez las estampas de los meses acompañando el texto. 2 Panofsky, 1993, p. 172. 3 Mâle, 2001, p. 362.

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DE LOS MESES EN LA ICONOLOGÍA DE CESARE RIPA

Gorka López de Munain Iturrospe Universidad del País Vasco

1. Introducción

La Iconología de Cesare Ripa, probablemente el tratado de alegorías más influ-yente en toda la Historia del Arte occidental, recoge entre sus páginas las represen-taciones alegóricas de los meses del año1. Esta iconografía tiene sus orígenes en el mundo clásico y gozó de una importante presencia en las obras artísticas medieva-les. El perugino contó por tanto con mucho material a su alcance para la elabora-ción de sus alegorías, lo que le llevó a organizar su propuesta de tres formas dife-rentes. La primera describe los meses de forma puramente alegórica atribuyendo a unas figuras masculinas los distintos atributos que definen cada mes. La segunda sigue detenidamente los textos de los tratadistas de agricultura clásicos denotando así mismo una fuerte influencia de los menologios medievales. Finalmente realiza un último comentario tomando como referencia al «filósofo Eustacio».

En las próximas líneas elaboraremos un análisis detenido de los tres comentarios de Ripa prestando especial atención en las fuentes tanto literarias como visuales que pudo seguir este tratadista.

2. Los meses en la Iconología2.1 Los meses como alegoría

En primer lugar, convendría observar con cierto detenimiento el significado de la alegoría y el modo en que Ripa la utiliza. Según Panofsky, una alegoría sería una «imagen visual revestida de connotaciones filosóficas»2. Por su parte, Mâle apunta que las alegorías de Ripa enseñan cómo se pueden personificar las ideas abstractas3. En este caso, Ripa nos ofrece una serie de descripciones en las que unas figuras humanas están revestidas de diferentes atributos, formando en su conjunto una imagen alegórica personificada, definitoria del concepto formulado. Para ello,

1 Para el estudio de la iconografía de los meses del año, siguiendo el tratado de Ripa, debemos tener en consideración las diferentes ediciones que se hicieron del mismo. La edición princeps fue publicada en Roma en el año 1593, a modo de pequeño tratado en torno a diversas alegorías. La primera ilustrada se editó también en Roma en 1603 con pequeños añadidos y en ella aparecen ya los meses en sus tres variantes pero sin acompañamiento visual. En 1613, salió en Siena la quinta edición como fruto de un acuerdo entre Ripa y su impresor Matteo Fiorimi, con 200 alegorías más. En cuanto al tema que nos ocupa, esta edición ofrece el texto más extenso sobre las alegorías mensuales pero de nuevo recibe un cierto trato marginal al no aparecer acompañadas por imágenes. No será hasta la edición francesa de 1644, llevada a cabo por Jean Baudoin y publicada por Matuieu Guillemot, cuando aparezcan por primera vez las estampas de los meses acompañando el texto.

2 Panofsky, 1993, p. 172.3 Mâle, 2001, p. 362.

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describe también las actitudes físicas con las que deben plasmarse las figuras (fero-císimo aspecto (agosto), alegre y reidor (septiembre), así como la edad de las mismas4.

Posteriormente, el tratadista añade toda una serie de atributos con los que termina por caracterizar alegóricamente cada mes. Es común en todos ellos la presencia de las alas, «para mostrar la continua carrera de los meses», justifican-do tal consideración en el Triunfo del Tiempo de Petrarca5. Éstas son evidentes en las representaciones de la fama6, la fortuna7, la victoria8 o el tiempo9 entre otras, siempre alusivas a la velocidad o rapidez del concepto expresado. En cambio, una consideración más detenida a la historia de la figuración del tiempo nos puede dar una respuesta satisfactoria a la elección del atributo por parte de Ripa. Ya desde la antigüedad el tiempo era ilustrado según dos conceptos: Kairos y Aion, ambos con figuras aladas. El primero alude al tiempo como ese instante breve y decisivo que puede hacer que todo cambie, y el segundo, se refiere al tiempo en su sentido más amplio, como eternidad10. En el Renacimiento y el Barroco, se adoptó la con-fusión formulada siglos atrás entre Kronos (tiempo) y Chronos (Saturno), siendo este dios pagano, regidor del tiempo, quien introdujo en su iconografía las alas11.

En la mano izquierda sostendrán un recipiente (cestilla, cornucopia, etc) con los frutos propios de cada mes y en la diestra el signo zodiacal correspondiente. Este esquema compositivo se advierte ya desde el manuscrito de Waldalbert (s. IX) donde vemos a una figura masculina, en representación de junio, sostenien-do con su mano izquierda el signo zodiacal de géminis. Además, Ripa atribuye a cada una de ellas un color en función de las características climatológicas del mes. Todas irán coronadas con las flores o frutos más abundantes en cada momento, salvo diciembre, enero y febrero «porque ya en dicho mes está la tierra despojada de todo su ornamento, siendo ésta igualmente la razón de que no tenga corona». Esta idea probablemente la tome Ripa de las alegorías estacionales de la antigüedad que, habitualmente, se representaban de busto y eran identificadas por las coronas que portaban en sus cabezas (corona de trigo en verano, de pámpanos en otoño, cubierta la cabeza en invierno y de flores en primavera).

4 «porque al dividirse el tiempo en horas, días, meses y años, hemos querido representar lógicamente las horas mediante la edad de la Infancia, siendo los días la Adolescencia, los meses la Juventud y los años la Madurez (…)». Cfr. Ripa, Iconología, Tomo II, p. 72.

5 «Vuelan los años, los meses, los días y las horas.»6 Ejemplo en Ripa, Iconología, Tomo I, p. 395, tiene dos grandes alas, yendo toda emplumada. Explica

siguiendo a Virgilio, que la fama lleva alas por ser un mal muy veloz. Podemos ver una muestra muy similar en el emblema 196 (CICVI) de Geffrey Whitney «Penne gloria perennis».

7 Ejemplos en los emblemas de Jean Cousin, CXXIII «Fortuna rotans rotam»; Jean Cousin, CXV «Fortuna Volubilis»; Hadrianus Junius, Emblemata, XXVI «Fortunae inestabilitas».

8 En cuanto a las victorias aladas, podemos ver una gran variedad de modelos en las medallas recogidas por Antonio Agustin, Dialogos de Medallas Inscripciones y otras antigüedades, Diálogo Segundo, XXII, «Victoria, una doncella que en la una mano trahe un ramo de palma, y en la otra una corona de laurel, y tiene alas».

9 En este punto, sirva la significativa cita de Ripa en su alegoría del Tiempo: vuela sin remedio el tiempo.

10 Panofsky nos ofrece un recorrido pormenorizado de estos conceptos en el arte, Panofsky, 2006, pp. 96-98.

11 Panofsky, 2006, pp. 97-100.

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Como hemos comentado, estas alegorías fueron debidamente ilustradas en la edición de Jean Baudoin de 1644 siguiendo las indicaciones del texto, aunque por motivos de simetría no fue respetada la disposición de los atributos dada por Ripa. Para esta edición se suprimieron los Meses según la Agricultura y Meses según nos los describe el filósofo Eustacio. Cabe señalar un más que notable paralelismo entre los grabados abiertos por Jacques de Bie para la citada edición y ciertas medallas de victorias recogidas en el Diálogo Segundo de Antonio Agustín12.

2.2 Los meses según los describe el filósofo EustacioPara esta descripción de los meses, Ripa no cita la fuente en concreto de donde

fue extraída. Sólo nos deja un nombre, Eustacio. En su alegoría de la Medida, a pro-pósito de los sombreros que ésta debe llevar, cita como autoridad a Eustacio y su Canto primero de la Odisea. Es todo cuanto tenemos en la Iconología de este autor ya que en otra ocasión se vuelve a citar su nombre, pero nada más.

En un principio todo parece indicar que se trata de Eustacio de Tesalónica (1115-1195), un destacado religioso nacido en Constantinopla que tuvo nume-rosos cargos importantes como profesor «publico» (dèmosios didaskalos), diácono de la Iglesia de Constantinopla o maestro de retórica, hasta llegar a ser Arzobispo de Tesalónica. Entre sus obras, destacan los comentarios a la Ilíada y la Odisea de Homero que fueron considerados como la más importante aportación al estu-dio de los textos homéricos de toda la Edad Media13. Estas obras llegaron a Italia en el siglo XVI y fueron editadas en Roma por Antonium Bladum en griego14. Unos años más tarde se volvieron a editar en Basilea (1559-1560) en la Officina Frobeniana15.

Sin embargo, a pesar de que todas pistas nos dirigen a dicho erudito tesaloni-cense, parece más probable que Ripa siguiera la obra (texto en griego) de Eustacio de Macrembolite (S XII). Según Keil, existen dos versiones posteriores en prosa de su texto: la novela Lybistros y Rhodamne y una variante abreviada acompañada de miniaturas16. Muy probablemente, nuestro tratadista manejaría alguna versión ilustrada y abreviada de Eustacio ya que resulta extraña la omisón de cita alguna conociendo la generosidad que le caracteriza a la hora de ofrecer sus fuentes. Stern17 nos ofrece en su estudio una tabla que resume las escenas propuestas por el filósofo para cada mes y la comparación con las alegorías de la Iconología nos muestra una concordancia total en todos los casos. La diferencia más notable con los ciclos occidentales la vemos en los meses de marzo, abril, mayo y agosto que se mantendrán fieles a las representaciones antiguas. Un destacado ejemplo de la

12 Antonio Agustin, Dialogos de Medallas Inscripciones y otras antigüedades, Diálogo Segundo, XXII, «Victoria».

13 Cheynet, 2007, Tomo II, p. 365.14 Eustathiou archiepiskopou Thessalonikes Parekbolai eis ten Homerou Iliada kai

Odysseian meta euporotatou kai panu ophelimou pinakos, 1542-1550.15 Eustathiou archiepiskopou Thessalonikes Parekbolai eis ten Homerou Odusseian, 1559-

1560.16 Keil, pp. 94-142. Cfr. Stern, 1953 p. 229.17 cacería de la liebre / viejo al fuego / marzo-marte / pastor, cabrito / hombre, flores / siega del

heno / recolección de las mieses / hombre sediento, baño / vendimia / cazador de pájaros / labranza / sembrador. Stern, 1953, p. 367.

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llegada de estas iconografías de corte bizantino al mundo occidental lo vemos en el magnífico menologio que decora la portada central de la fachada occidental de San Marcos de Venecia (1240-1275).

Así pues podemos concluir que el texto empleado por Ripa para su tercera pro-puesta sería alguna de las variantes de la obra de Eustacio de Macrembolite, a pesar de que las pistas iniciales pudieran hacernos pensar en el obispo de Tesalónica.

2.3. Los meses según la agriculturaDe las tres soluciones ofrecidas por el perugino, ésta es probablemente la más

trabajada y compleja en cuanto a sus fuentes literarias y artísticas. Es ahora cuan-do toma las riendas de una tradición medieval, muy difundida y viva hasta bien entrado el siglo XVI. Se podría interpretar como una metódica y fundamentada continuación iconográfica de los calendarios en los que cada mes era ilustrado con sus ocupaciones agrícolas propias18. Toma para ello como fuente literaria a los más importantes eruditos y tratadistas de agricultura de la antigüedad como son Hesíodo (S. VIII a.C.)19, Magón (IV- III a.C.), Catón (234-149 a.C)20, Plinio (I d.C.)21 y sobre todo, Columela (I d.C)22 y Paladio (IV-V d.C.)23. Parece tener un gran conocimiento de la tratadística agrícola y a buen seguro debió manejar los libros de todos ellos salvo el de Magón que muy probablemente lo cite siguiendo a Columela o Plinio. A este respecto, Aldo Manucio editó en Venecia en el año 1514 un gran libro sobre agricultura en el que recopilaba las obras de Catón Varrón Columela y Paladio24. Esta debió ser la obra de consulta para la Iconología pues agrupa en ella a los tratadistas que cita con más frecuencia.

Ripa ofrece unas descripciones algo caóticas ya que en algunos casos presenta una gran cantidad de elementos para la escena y en otros sólo describe la acción de un único individuo. Así, para enero, plantea una animada escena en el interior del hogar, añadiendo además la anécdota del esclavo G. Furio Cefrina y, en cambio, para febrero, solamente describe la poda de una viña en apenas dos líneas. Esto, que

18 En este punto, debemos poner en valor la importancia de estos tratadistas para el estudio de los calendarios medievales, pues como veremos, siguiendo la Iconología de Ripa que describe lo apuntado para cada mes por dichos eruditos, podemos encontrar numerosas obras artísticas cuya correspondencia iconográfica es completa. Cabe por tanto apuntar como fuente para el estudio de los menologios me-dievales los textos de los agrónomos romanos, entre quienes destaca con diferencia Paladio, el tratadista de agricultura más influyente en el mundo medieval.

19 Hesíodo, Trabajos y Días, 380-615. En su obra aconseja a los nuevos pequeños campesinos propie-tarios de tierras comentando las labores que deben hacerse en cada período estacional.

20 Marcus Poncius Cato, De Re Rustica. Con su obra, el Censor inaugura la tratadística agrícola romana en latín. Recopila en forma de manual información sobre las diferentes prácticas agrícolas. Es muy importante por ser el precursor de Varrón y Columela.

21 Cayo Plinio Segundo, Historia Natural. Una gran parte de su vasta obra está dedicada a las labores del campo.

22 Lucius Iunius Moderatus Columella, Res Rustica. obra de enorme valor tanto por su contenido práctico como por su forma literaria.

23 Paladio Rutilio Tauro Emiliano, Opus Agriculturae, Tratado heredero de toda la tradición agronó-mica anterior. Destaca por ser una compilación de las más importantes obras predecesoras en un tono conciso y claro, cuya principal novedad es aparecer por primera vez ordenado a modo de almanaque.

24 M. Catonis, M. Terentii Varronis, L. Iunii Moderati Columellae, Palladii, Libri de Re Rustica, 1514. Posteriormente volvió a editarse esta misma obra por el mismo editor en Venecia, 1533.

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en un principio puede parecer baladí, nos aporta unas interesantes pistas sobre las fuentes visuales que pudo manejar.

La iconografía de los meses en época medieval permaneció a grandes rasgos fiel a los nuevos cánones establecidos a partir de los manuscritos carolingios del siglo IX25. En éstos, los meses fueron ilustrados en su mayoría con escenas de las principales ocupaciones agríco-las. Esta tradición pasó directamente al mundo románico donde se vio sensi-blemente ampliado el abanico de po-sibilidades iconográficas para cada una de las imágenes. En los tiempos góticos, las representaciones fueron ganando en naturalismo y poco a poco añadieron más personajes. De esta manera, se creó el caldo de cultivo necesario para que nacieran los calendarios que ilustraban la primera sección de los libros de horas miniados26, martirologios y salterios27. Sin embargo, todavía permaneció viva la primera corriente como lo demuestran las entalladuras alemanas del siglo XV28, en las que a modo de almanaque aparecen ilustrados los meses del año, las miniaturas de la bottega de Francesco di Antonio del Chierico29 o sobre todo las entalladuras del XVI abiertas por Jost Amman30.

Por tanto, Ripa debió conocer tanto las obras medievales así como los alma-naques alemanes en los que se escenificaba el mes con una sola acción, además de los manuscritos y grabados posteriores en los que se aumentaban los motivos representados. Para verlo más claramente, realizaremos un estudio más detallado de varios ejemplos donde podamos observar las diferentes fuentes visuales que pudo manejar nuestro tratadista.

Como hemos apuntado, para el mes de febrero sugiere la poda de las vides en apenas una línea:

Hombre de edad madura, que aparece en medio de una viña y en actitud de podarla.

25 Se trata de dos manuscritos elaborados en la escuela de iluminación de manuscritos de Salzburgo. El primero de ellos se localiza en Munich (Munich, Staatsbibliothek, MS. Clm. 210, cim. 309) y es ela-borado en el año 818, el segundo fue elaborado en Viena (Viena, Staatsbibliothek, MS. 387.) en fechas no más tardías del 830. Se observa en ambos la adopción de modelos que desarrollan en su mayoría las escenas ocupacionales propias de cada mes. Cfr. Webster, 1938 p. 37.

26 Wieck, 1988, p.45.27 Ross, 1994, págs. 27-28.28 Deutscher Kalender, I, recogido en Bartsch, 1481/3 - 1481/14.29 London, British Library, ms. Add. 25697 (fol. 1, 1v – 6, 6v).30 Jost Amman, Les douze mois de l’année, recopilado en Bartsch, 354.

Fig. 1. Detalle marzo, Fontana Maggiore, Perugia

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Parece probable que para la elección de esta escena, el tratadista pensara en las numerosas escenas de poda asignadas habitualmente al mes de marzo en los menologios medievales más importan-tes. En su ciudad natal, concretamen-te en la Fontana Maggiore de Perugia (1278), obra de Nicola Pisano, encon-tramos un bello ejemplo de poda de la vid (Fig. 1).

En esta misma línea, propone Ripa para el mes de junio:

Dice Palladio en su lib. VII, que es en el presente mes cuando comienza la siega de la cebada, y luego la del trigo; por cuya razón ha de pintarse un cam-pesino joven con los brazos desnudos, sosteniendo con la diestra una hoz afi-lada con la que va cortando las espigas, recogiéndolas luego con la siniestra y distribuyéndolas en gabillas. De lo con-trario podrá pintarse también tras haber segado, atando y empaquetando el trigo.

Esta descripción se ajusta con abso-luta fidelidad al mes de agosto31 ubica-do en las jambas de la portada norte de la fachada occidental de Notre Dame de Paris (1210), pero sin salirnos del territorio italiano, encontramos tam-bién muestras que confirman la depen-dencía del texto con ellas. Es el caso del junio de la citada Fontana Maggiore de Perugia donde vemos un campesino segando la mies en clara conexión con el texto de Ripa (Fig. 2)32.

Todavía más elocuente nos parece el siguiente ejemplo. Dice el tratadista para el mes de junio:

Lo más notable del presente mes es la cosecha del trigo, por cuya razón lo hemos de pintar poniendo en mitad de

31 Las variaciones en los meses elegidos para cada tema son constantes, por ello nos fijaremos prin-cipalmente en la iconografía representada sin atender necesariamente al mes asignado en cada caso.

32 La siega en los meses de verano es una de las iconografías más repetidas, pero son en cambio mucho menos abundantes las que muestran los detalles ofrecidos por Ripa. La entalladura de agosto de Jost Amman (s. XVI), nos muestra a un campesino muy en la línea de lo descrito en la Iconología.

Fig. 2. Detalle junio, Fontana Maggiore, Perugia

Fig. 3. Detalle agosto, Piacenza, Biblioteca Capitular, Manuscrito (Webster)

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una era un robusto campesino medio desnudo, sujetando con ambas manos unvaral de los que se usan para batir el trigo, cosa que estará haciendo muy ené-rgicamente. Toda la era se llenará de tri-go, poniéndose además por el suelo y a los lados de la figura una pala, un rastrillo y otros aperos y utensilios semejantes.

Si observamos atentamente el agos-to de un manuscrito conservado en la Biblioteca Capitular de Piacenza (S. XII-XIII) y lo comparamos con el tex-to de Ripa, todo comentario al respec-to resulta innecesario (Fig. 3)33.

De similar naturaleza es el agosto de la Iconología donde leemos:

Hombre maduro, que ha de estar re-parando algunas cubas, toneles, barricas, barriles, teniendo junto a él todos los instrumentos necesarios para el oficio que decimos.

Resulta difícil elegir uno de los múltiples ejemplos de toneleros exis-tentes34, pero el conservado en el bap-tisterio de Parma (1196), nos parece sugerente en tanto que se encuentra en plena acción (Fig. 4).

En cambio para el mes de marzo, Ripa combina dos elementos diferen-ciados en una misma escena:

Joven que sujeta con la mano una azada, viéndose cómo remueve la tierra entre las vides, poniéndose un caballo a uno de sus lados. (…) por ser en el pre-sente mes cuando (…) entran en celo.

Por una parte tenemos al hombre escardando, imagen habitual de los ca-lendarios esculpidos medievales, y por otra, el caballo en celo. Esta última me-rece una mención ya que existen algu-

33 En la Fontana Maggiore de Perugia encontramos de nuevo al mismo campesino golpeando enérgicamente con un varal la mies esparcida por el suelo.

34 Otros ejemplos en el arquitrabe del pórtico de la fachada occidental de San Zenon el Mayor de Verona (principios de XIII), en la arquivolta del pórtico que cubre la portada central de la fachada occidental de la catedral de Parma (1220-1240), o el mosaico pavimental de San Michele de Pavia entre otros.

Fig. 4. Detalle agosto, Baptisterio de Parma

Fig. 5. Detalle meses primaverales, Puerta de Marte, Reims, siglo III d.C.

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nos ejemplos en calendarios de la antigüedad donde vemos animales apareándose asociados a los meses primaverales. Buena muestra de ello es la puerta de Marte de Reims, obra del siglo III d.C. (Fig. 5).

Pero como habíamos señalado anteriormente, en la Iconología también aparecen descritos los meses con mayor profusión de elementos. Tal es el caso del mes de octubre para el que nos dice Ripa:

Hombre que sostiene con la izquierda un cesto lleno de trigo que ha de ir cogiendo con la diestra, esparciendo por tierra dicho grano. Tras él ha de venir cubriéndolo un segundo campesino, que va aguijando unos bueyes que tiran del arado.

Esta descripción encuentra una semejanza absoluta con las escenas de siembra habituales en los libros de horas miniados. De nuevo, dos imágenes de muestra cuya similitud con el texto resulta incontestable (Figs. 6 y 7)35.

Vistos estos ejemplos, podemos concluir que Ripa, apoyándose en la justifi-cación de autoridad que ofrecen los tratadistas de agricultura clásicos, elaboró un calendario siguiendo fielmente los ejemplos de una tradición anterior que co-menzaba a agonizar. Como hemos podido comprobar tuvo una fuerte influencia de la obra que más cerca tenía, la Fontana Maggiore de Perugia, pero no obstante podemos rastrear relaciones llamativas en manuscritos medievales o grabados re-nacentistas. Su aportación fue por tanto uno de los últimos coletazos de estos testimonios gráficos que hoy nos enseñan una vida rural olvidada. Tanto es así que resulta dificilísimo encontrar una sola obra de arte que tome como fuente los meses según la agricultura de la Iconología.

35 Además conviene apuntar que esta misma escena de siembra manual y arado con bueyes aparece de nuevo en la nombrada Fuente Mayor de Perugia.

Fig. 6. Detalle octubre Las muy ricas horas del Duque de Berry, hermanos Limbourg, S XV..

Fig. 7. Setalle septiembre, Simon Bening S XVI

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