De Luis, Pio - San Agustin, Historia de Una Inquietud

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    DE NUEVO EN TACASTETuve un amigoa quien am excesivamente

    C UANDO Agustn volvi a casa de su madrepadre haba muerto tres aos antes, no vsolo.Con l viajaban las telaraas del error manque le impedan ver la verdad y le cerraron las pula casa materna.

    Con l viajaba tambin una mujer, cuyo nonunca quiso revelarnos, y el hijo que le haba dquien llam Adeodato, que traducido equivale adado por Dios.

    Junto con la supersticin maniquea, le acaba la fe en los astrlogos.

    Pero sobre todo, iba acompaado de cuanto acumulado en los estudios de aquellos aos, hechseriedad, y que el da de maana iban a servirle tadedic a la enseanza, sin duda tambin para ganacomer y no ser una carga para Romaniano, sibenefactor, que le haba ofrecido hospitalidad. Dases de retrica, es decir, enseaba el arte del bien Con expresiones suyas, el arte de vencer con la po el arte de engaare (IV, 2, 2). Este juicio tan se

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    i A i d bi Si d d l d compaero suyo, era de la misma edad y ambos

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    emite Agustn siendo ya obispo. Sin duda, l desempesu oficio con dignidad y seriedad. De su buena fe en laenseanza, pone a Dios por testigo.

    Finalmente, le acompaaban tambin sus amigos. Atodos cuantos giraban en derredor suyo y a otros que sejuntaron ms tarde consigui arrastrarlos a la fe mani-quea, incluido el mismo R omaniano. Su personalidad eraarrolladora. Pero conocemos dos excepciones: Su madreMnica y su amante.

    Entre tanto, Mnica llora la muerte de su hijo y nocesa de rezar para que vuelva al redil verdadero deCristo. Para ella constituye una obsesin, reflejada en elsueo que nos cuenta Agustn. Se halla muy triste y deshecha en lgrimas, de pie sobre una regla de madera. Sele acerca entonces un joven resplandeciente, de rostroalegre y risueo. Le pregunta la causa de su dolor y continuas lgrimas, con el fin de consolarla. Ella le respondeque llora la prdida de su hijo. El joven le suplica que nose acongoje, que abra los ojos y observe que donde estella, se halla tambin el hijo. Mnica mira con atenciny ve a su lado a Agustn, de pie, sobre la misma regla. Apartir de entonces, la seguridad de Mnica acerca de lafutura conversin de su hijo es total, hasta el punto quedecide admitirle de nuevo bajo su techo. De nada sirveque Agustn intente torcer las palabras de aquel joven.

    Ella replica en seguida: No me dijo: donde est l, estars t; sino: donde ests t, estar l (III, 11, 20).

    Su estancia en Tagaste no durara mucho. El dolorpor la muerte de un amigo le har volver a Cartago.

    Desde los das en que asista a la escuela de Tagaste,Agustn conservaba all un amigo ntimo. Haba sido

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    compaero suyo, era de la misma edad y ambos ban en la flor de la juventud. Tal amigo fallecims tarde y' para mayor desdicha del joven mmuri despus de haber recibido el bautismo cno permitiendo que nadie se chancease de ellmejor que sus propias palabras para narrar los setos de entonces: Mi corazn se llen de tiniebtodas las cosas vea la muerte. El pueblo donde

    para m un suplicio y la casa paterna se me haportable. Las cosas que haba compartido con vertan sin l en cruelsimo tormento. Mis ojos ban por todas partes sin conseguir encontrarle. Tcosas se me hacan aborrecibles porque no haamigo entre ellas, ni me podan decir: Mrviene, como.antes, cuando volva despus de ucia. Llegu a hacerme insoportable para m mismel llanto me era dulce y en lugar del amigo fordelicias de mi alma (IV, 4, 8).

    Se maravillaba de que viviesen los dems mhabiendo muerto aqul a quien haba amado nunca fuese a morir. Se maravillaba tambin siguiese viviendo l mismo, habiendo muerto que era otro l. Porque senta que su alma y la deran una sola en dos cuerpos. Por eso le causabla vida: porque no quera vivir con la mitad de tal vez por eso tema morir, porque significara ltotal de aquel a quien haba amado sobremanera

    Aunque haya bastante de literatura, son heestos pensamientos con que Agustn, muchos atarde, recuerda aquellos acontecimientos, comosos son los que vamos,a transcribir como concleste captulo. Todo me causaba horror, hasta l

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    luz Todo lo que no era aquel hom bre me resultaba inso SIEMPRE CARTAGO

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    luz. Todo lo que no era aquel hom bre me resultaba insoportable y odioso. Slo en gemir y llorar hallaba descanso. As, hui de mi pueblo natal pensando que mis ojosle buscaran menos en lugares donde antes no solanverle. De la ciudad de Tagaste me fui a Cartago (IV, 7,12).Era el ao 376.

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    SIEMPRE CARTAGOCharlar y rernosjuntos.

    C ON la profunda herida en el corazn prosigvida en Cartago, esperando la curacin. Sreanimaban y confortaban los consuelos de los Encontraba su alivio en conversar con ellos y rercompaa y en las mutuas atenciones de amistad, otras cosas que l nos describe: Leer juntos librnos;bromear unos con otros dndose pruebas deestima; discutir sin apasionamiento; ensear o aalgo uno de otro; echar de menos con pena a lostes; recibirlos con alegra al regreso. Con estos ysignos semejantes, que nacen del amor del coraquienes mutuamente se aman y que se manifiestarostro, por la palabra, por los ojos y por otros miagradables, se fundan a su calor nuestras almamuchas se haca una sola (IV, 8, 13).

    La amistad fue el blsamo que poco a poco cuheridas.

    Durante esta segunda estancia en la capital afrilos 26 27 aos, compone su primera obra, perdnosotros,Lo bello y lo conveniente,y la dedica a unfamoso orador de Roma. Aunque no le conoca dlo apreciaba por la fama de su doctrina. Pero lo qle gustaba a l, era que agradaba a los dems hpunto de que todos se hacan lenguas de su artmarav illaban de que habindose educado en la ecia griega, hubiese llegado a ser orador admirabllatina.

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    En Cartago abre una escuela de retrica El tiempo las doctrinas maniqueas Al menos comenz a v

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    En Cartago abre una escuela de retrica. El tiempoque le queda libre lo emplea en completar su formacinintelectual. No le bastaba cuanto haba recibido en laescuela. Ahora se interesa sobre todo por la filosofa, porAristteles en concreto. Su privilegiado talento le ahorrala necesidad de maestros. Prueba de ello es que a la edadde veinte aos lee y entiende, sin que nadie se lo explique,un libro del mencionado filsofo que cay en susmanos,tituladoLas diez categoras:libro que o tros slocon dificultad conseguan entender, aun despus dehabrselo explicado de mltiples formas sabios maestros.

    Lea todo libro que llegaba a sus manos. No slo defilosofa, sino de lo que entonces denominaban las artesliberales: lo referente a la retrica y a la dialctica, a lageometra, a la msica y a la aritmtica. Todo lo entenda sin que nadie se lo expusiera, prueba evidente de unalcida inteligencia, como lo prueba la siguiente confesinde Agustn mismo: Solamente cuando tuve que explicrselo a otros me di cuenta de cuan difciles son deentender aun para las personas estudiosas e inteligentes.Entre mis alumnos era el ms sobresaliente el que notardaba en seguir mi exposicin (IV, 16, 30).

    Ante esto, la pregunta de Agustn, dirigida a Dios,suena as: Qu rne aprovechaba, pues, entonces, lainteligencia despierta para aquellas ciencias, y el haberpuesto en claro, sin auxilio de ningn maestro humano,tantos libros llenos de oscuridades, si en la doctrina de lareligin erraba monstruosamente y con sacrilega torpeza? (IV, 16, 31).

    Aunque pregunte fingiendo no saber, Agustn no desconoca que el provecho que sac fue inmenso. El estudio de las ciencias le capacit para percibir la falsedad de

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    las doctrinas maniqueas. Al menos, comenz a vcin entre la fe de Manes, el fundador de la secafirmaciones de la ciencia. Manes cae a sus ojoscrdito. Agustn no cesa de poner preguntas de tque nadie sabe responder. Quienes le haban prdar explicaciones de todo, le invitan a esperar. Egran doctor de la secta, de nombre Fausto. Mhablar Agustn de l como de un hbil lazo del

    en que caan muchos engaados por la suavidadpalabras, se lo haban presentado muy docto en tramos del saber y bastante instruido en las artes lEntre tanto, no perda el tiempo. Segn la marchlecturas, iba comparando ms y ms lo que defilsofos con las innumerables fbulas de los maEs fcil comprender que ya le pareca ms razoque decan los primeros que lo soado por los se

    Los ltimos aos que Agustn vivi en el

    quesmo fueron aos de espera por la llegada deMuchas eran las cosas que confiaba tratar en franco con l. Buscaba soluciones a problem as pey otros no tan personales, pero igualmente impo

    Por fin, lleg el momento del encuentro esperresultado fue una desilusin. Muy pronto se diode que era ignorante en las artes en las que le creLo cual significaba que deba ir perdiendo la esde hallar la solucin a los interrogantes que le i

    ban, como as fue. Pero Agustn alaba la prudenmaniqueo. Reconociendo su ignorancia, declin der a cuanto se le preguntaba. Desconoca aquelltiones y no se avergonz de confesarlo. No ignortodo su ignorancia, dir Agustn. No quiso entrarbatalla que le pondra en aprietos y de donde no ser fcil hallar una salida, sin tener tampoco pos

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    de retirada. Fue ste el gesto que ms agrad al joven. Y DE LA CAPITAL DE FRICA

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    g q g jda la razn: porque ms hermosa es la modestia de unalma que se conoce a s misma, que la ciencia que yodeseaba conocer (V, 7, 12).

    Ya obispo, Agustn escriba una obra monumentalpara rebatir al obispo maniqueo:Contra Fausto.Msimportante ahora para nosotros es el resultado de esteencuentro. Se apaga el entusiasmo con que se haba aplicado a los escritos de M anes. Su desconfianza se extiendea todos los doctores de la secta. El empeo que habaresuelto poner para progresar en ella, se viene a tierrauna vez conocido aquel hombre, aunque no hasta elpunto de separarse totalmente de los maniqueos. Peroslo hasta que descubriese otra cosa mejor. La decisinera provisional.

    La vida de Agustn fue la de un inquieto buscador.Muchas cosas conoci que, al tiempo que le dejabaninsatisfecho, le estimulaban a seguir en la bsqueda.Pero,aunque no fuesen de su total agrado, nunca lastiraba hasta no haber hallado algo superior. Eso loencontrar no tardando mucho y en otro lugar.

    Por las razones que diremos a continuacin, Agustnse traslada a Roma. Era el ao 383. Contaba entonces 29primaveras.

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    A LA CAPITAL DEL IMPERIOBuscabauna falsafelicidad.

    M UCHAS veces habra visto Agustn en Czarpar las naves rumbo a Roma. En ms ocasin habra soado con hacerse l mismo a venciendo el horror que senta por aquella enormde agua, personificacin del mal. Ms all del estaba Roma, la gran Roma, la capital del imperitumbrado al triunfo, debi pensar que all habtener los suyos ms resonancia; con mayor facilidran llegar a odos del emperador sus mritos; ltas de los honores eran ms numerosas y era precpresente para poder entrar por ellas. Puertas quecan igualmente a las riquezas. Qu importaba qafricano? No haba triunfado all Hierio, provcomo l, sirio para ms datos?

    No debieron fatigarse mucho sus amigos para dirlo a abandonar Cartago. Motivos no le faltabfue de l de quien surgi la idea de dejar frica.sus amigos quienes le impulsaron a que se traslRoma y ensease lo que enseaba en Cartago. sera ms fcil adquirir riquezas. Pero, aunque es

    bin pesaba en su nimo, no fue, sin embargo, lprincipal por la que se decidi a secundar los deaqullos. Otras cosas pesaron ms en su mente. cionado y casi desvinculado interiormente delquesmo, se encontraba a disgusto en el escenariproselitismo. Adems haba odo que los estudiamanos eran de mejores costumbres y ms discip

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    que ni entraban en tropel en las aulas de quienes no eran i d t ti P l i t d q l

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    que ni entraban en tropel en las aulas de quienes no eransus maestros, ni salan de ellas de forma inesperada. Lascostumbres que no quiso aceptar como estudiante, tampoco quera sufrirlas co mo profesor. Por esto le agrad laidea de irse a Roma. Tras habernos narrado estas cosas,Agustn con una frase digna de s mism o, reflexiona sobretodo ello: Yo que en Cartago detestaba una verdaderamiseria, buscaba en Roma una falsa felicidad (V, 8, 14).

    Mnica se opone a tal viaje y Agustn ha de servirse deuna mentira para deshacerse de ella. Mientras se va arezar a una capilla cercana al puerto, l finge ir a despedirse de un amigo que esperaba el viento favorable parahacerse a la mar. Quien, en cambio, se hace a la mar esl mismo. Pasarn los aos y Agustn seguir dolindosede haber engaado a su madre que a la maana siguiente sinti profundamente la pualada de la traicin, queintent lavar con lamentos y plegarias. As ment a mimadre, y a qu madre! (V, 8, 15).

    Lamentos y plegarias que no fueron vanos. Agustnles atribuye el haber salvado su vida, habindole evitadoas una muerte lejos de los brazos de Dios. Al llegar aRoma, su salud se resinti. Cay gravemente enfermo,pero esta vez' no pidi el bautismo como haba hecho encircunstancias similares, cuando era nio.

    A medida que transcurra el tiempo, Agustn se encontraba ms desilusionado respecto a los maniqueos, apesar de que ellos le haban recibido y en casa de ellos sehaba albergado. Se senta engaado. Le haban prometido la verdad y le entregaron una coleccin de fbulasms ignominiosas de cuanto ponan en boca de los catlicos.Ofreciendo razones, le exigan credulidad. Nada extrao que ya no defendiese el maniquesmo con el entu-

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    siasmo de otros tiempos. Pero la amistad que lmiembros de la secta le haca perezoso para bverdad en otro lugar. Pensar en la Iglesia Catlque los maniqueos le haban separado era una dad descartada. Y era muy comprensible su postsiderando que lo que l opinaba de la fe catlicmuy lejos de la verdadera realidad.

    Con dudas poderosas acerca del maniquesmdesconfianza total en la Iglesia Catlica, Agustndona al escepticismo. Qu se puede afirmar de en todas partes he encontrado el error? Mejor senerse de afirmar nada, dudar de todo; as se evitequivocacin.

    Agustn continu ejerciendo en Roma su activprofesor de Retrica. Si los estudiantes haban motivo que le impuls a salir de Cartago, stos mharan ingrata su estancia en la capital del impepronto tuvo que enterarse de que en Roma sucesas que no haba tenido que aguantar en la capitana. Era cierto, como le haban asegurado, que noall aquellos alborotos provocados por los estuPero, no era ms desagradable que aquello el alumnos no le pagasen lo merecido por su trabajdo llegaba la hora de pagar, se ponan de acuerpasaban a otro profesor. Ello hizo que tampoco sse a gusto.

    Pronto se le present la ocasin para abaRoma. De Miln, residencia entonces de los emres,haban pedido al Prefecto de la Urbe un profRetrica. Sus amigos maniqueos se movieron pfuese l el destinado. As sucedi, despus de unaSin duda, al Prefecto Smmaco, pagano que se e

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    t l ligi d t d l d bi d AQUEL HOMBRE DE DIOS:

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    por restaurar la religin de sus antepasados, le debi deparecer una solucin muy aceptable: un anticatlico quepoda hacer frente y sombra al indomable Ambrosio.

    Y emprendi el camino a Miln. Era el otoo del ao384.

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    AQUEL HOMBRE DE DIOS:SAN AMBROSIO

    No conoca l miscongojas.

    L LEGA a Miln. Tarda poco en ir a"Visitar al ode la ciudad, San Ambrosio, clebre ya emundo entero. A l era llevado por Dios, sin sadice Agustn, para ser llevado a Dios por l sabiAquel hombre santo le recibe paternalmente y se ipor su llegada. Pronto el africano comenz a amaprincipio no como a un maestro de la verdad, pan no tena esperanza de hallarla en la Iglesia CLe amaba slo como a un hombre que haba sidocon l.

    Asista a sus sermones, que escuchaba con inaunque slo para comprobar si hablaba tan bien cgente deca. Estaba colgado de sus palabras, aunqprestar atencin al contenido de las mismas. Porentonces lo despreciaba. Pero, poco a poco, fuerobndose en su alma las verdades contenidas en apalabras que escuchaba con agrado. Al abrir el cpara percibir cuan brillantemente hablaba, al mtiempo perciba con cunta verdad hablaba (V, 1Fue,sin duda, un proceso lento. Ahora pensaba q

    podan defender cosas que antes le parecan absursentido espiritual, del que era maestro Ambrosio,caba m uchos pasajes oscuros de la Biblia. Esto hizxionar a Agustn sobre lo infundada que era su dfianza de encontrar la verdad en las Escrituras. Eprimer paso e importante.. Pero l estaba todava ldecidirse a seguir el camino de los catlicos, pues

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    la religin de su madre no le pareca vencida tampoco la mente su situacin pero no le fue posible Siem

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    la religin de su madre no le pareca vencida, tampoco ladaba por vencedora.

    Escuchando a Ambrosio, aumenta tambin su desconfianza hacia los maniqueos, hasta hacerse ya total.Ahora percibe la falsedad de muchas de las acusacionescontra la doctrina catlica. En consecuencia, aun enmedio de abundantes dudas, determina desligarse por

    completo de ellos. Su doctrina le pareca ya del todoinsostenible. Pero tampoco quiso confiarse a los filsofospara que curasen su alma enferma, porque en sus escritosno hallaba el nombre de Cristo. En medio de estas incer-tidumbres, opt por hacerse catecmeno de la IglesiaCatlica, al menos hasta que encontrase otra va mejor.Iniciaba as el regreso a la fe de Mnica.

    En esta situacin le encontr su madre que haba idoa su lado, siguindole por mar y tierra, segura del Seoren todos los peligros. Luego se puso en contacto conAmbrosio al que amaba como a un ngel de Dios,amor que demostr en el sometimiento a todas las normas dadas por l, aun cuando eran contrarias a las quehaba seguido con anterioridad en tierra africana.

    Durante este perodo, Ambrosio ocupaba permanentemente el pensamiento de Mnica y, sobre todo, deAgustn. Aunque no comprenda su celibato, lo consideraba un hombre feliz porque todo el mundo, aun las msaltas autoridades del imperio, le honraban y respetaban.Pero dir el mismo Agustn yo no poda sospecharlas luchas que mantena contra las tentaciones de su propia grandeza. Cierto que tampoco Ambrosio se imaginaba las congojas que atormentaban a Agustn, ni tenapor qu conocerlas. Muchas veces intent el profesorafricano en trevistarse co n el obispo y exponerle detenida-

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    mente su situacin, pero no le fue posible. Siemencontraba ocupado en atender a las muchedumbacudan a su despacho o, cuando le quedaba tiempo libre de esto, adems del empleado en la absorto en la lectura. Muchas veces quiso entrar gar con l, mas al pasar el umbral de la puerta, vtan abstrado con los libros, se daba media vueldejaba para el prximo da. Pero tal da no lleg.

    Para Agustn era el momento de abrir bien los su inteligencia y de establecer las lneas precisas cierto y lo incierto. Importante era el que se habcuenta de que los maniqueos atribuan a la Iglesilica lo que ella no profesaba. Las Escrituras deccosa y sus adversarios le hacan decir otra. Ni la Bla Iglesia conceban a Dios en forma humana. Tcontrario: el hombre fue creado a imagen de Diohay en la Escritura que sea absurdo, inmoral o indDios.Solamente hay que comprender el texto. Es plevantar el velo mstico e interpretarlo en sentidotual como haca Ambrosio.

    Agustn aprendi bien la leccin, aunque, por tsufrir un nuevo descalabro, no osaba decidirse. acontecer, escribir l mismo, que quien ha camanos de un mal mdico, desconfa aun del buen4, 6). Agustn, engaado por los maniqueos, temde nuevo en manos de otros embaucadores.

    El resultado de esto fue la aceptacin de las Eras,de su autoridad y de la Iglesia que las conseSobre todo, Agustn acepta la fe. Una de las causacada en el error maniqueo haba sido la pretensquerer explicarlo todo .por la razn. Entre raznhaba elegido la primera. Ahora se ha dado cuenta

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    estaba fuera de la justa va. Plantear el dilema: o razn o

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    jfe, es equivocado. Ms importante es comprender, perolo primero es creer. Comienza creyendo y acabars comprendiendo.

    Haba superado el racionalismo. No obstante, lasdudas de Agustn subsistan. Se ver a continuacin.

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    III

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    IIIUN AFN:

    ENCONTRAR A DIOS

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    f

    QUE HACER?Habamos pensadovivir juntosponiendo todo en comn.

    AGUSTN comparta sus problemas con los amsobre todo con Alipio y Nebridio a quienunan fuertes lazos de amistad. Mutuamente se laban de la situacin de incertidumbre en que se ha

    Ambas amistades duraron tanto como las videllos.La de Nebridio, poco, porque muri no m

    despus. Alipio, en cambio, ser su brazo dedurante los aos del episcopado. En Tagaste y en Chaba sido discpulo suyo. El afecto era recproco.quera a Agustn porque le consideraba bueno yAgustn a Alipio por su buen carcter y su bondadhaca sobresalir por encima de los dems. El torde las costumbres de Cartago le haban hecho un fde los juegos del circo, una locura de la que Amismo le librara.

    Nebridio haba abandonado su casa y su madrhaba trasladado a Miln para consagrarse, juntAgustn, al estudio de la sabidura y a la bsquedverdad. Participaba de los deseos y ansias del grucaracterizaba por ser un fervoroso investigador de feliz, sin detenerse nunca ante ninguna clase de dtad.

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    Eran tres bocas hambrientas que suspiraban por unalimento ms slido del que les ofreca la duda en que todos. El grupo lo constituyen unos diez amigos. i l i R i

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    alimento ms slido del que les ofreca la duda en quevivan. Las tinieblas espirituales constituan el medioambiente en que se desarrollaba su vida. En ellos se mezclaba el ansia de encontrar algo nuevo con la pereza decambiar. Lo que tenan no les satisfaca, pero dndehallar algo que les llenase ms?

    No podemos transcribir las hermosas pginas de lasConfesionesque describen su estado de nimo recordando los 11 aos que haban transcurrido desde queempez a ilusionarse con el deseo de la sabidura, despus de los cuales an no haba levantado las alas. Sonlas vacilaciones del hombre que espera en el maana;que examina los progresos hechos y lo mucho que lequeda por avanzar; que nada encuentra seguro: lo queantes le pareca absurdo, las Escrituras, ahora se le mostr no ser tal. Es el hombre que se anima a s mismo a

    seguir buscando, pero las dificultades le salen al paso:Quin le ayudar?, de dnde sacar el tiempo?, quinle prestar los libros?, cundo preparar las clases quelos estudiantes le pagan?, por qu no abandonar todo yocuparse plenamente en la bsqueda de la sabidura, dela verdad? O no ser mejor esperar a obtener un buenpuesto, lograr un afortunado matrimonio y despusentregarse con mayor libertad a la sabidura, solucionadoya el problema del con qu vivir?

    Planean proyectos concretos. Han pensado y hastadeterminado alejarse del mundanal ruido y vivir en latranquilidad de un lugar retirado. Se trata de vivir juntosponiendo todo en comn, de manera que en virtud de lasincera amistad q ue les une, todo sea de todo s y no unacosa de uno y otra de otro. Lo que se obtenga con laaportacin de todos ha de ser todo de cada unoy todo de

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    tector en otros tiempos, el rico Rom aniano , es unilusionados. El se encargar, adems, de soluciproblema econmico. Todo estaba programadocuando empezaron a hablar de las mujeres, aquel to tan perfectamente planeado se les cay compmanos y se hizo pedazos. Unos, en efecto, ya casados y otros, como Agustn, pensaban llegar Cambiadas las circunstancias, el proyecto se hardad unos aos ms tarde.

    Le insistan en que contrajera matrimonio. Msu madre, fue quien ms se movi en esta direccicando una chica para l. Lleg a pedir la man nia a la que faltaban dos aos para poder casarsela ley romana. Agustn tena ya 30 aos y ella slsacrificio que se le exigi para ello fue enorme: anar a la mujer que lo haba acompaado duranaos. Nos lo cuenta l con estas palabras: Cuarrancaron de mi lado, como un estorbo para elmonio, la mujer con quien yo sola compartir miel corazn me qued desgarrado por don de estabaQued llagado y sangrante. Ella se march para haciendo voto a Dios de no volver a conocer alguno y dej conmigo al hijo que de ella haba Yo, en cambio, desdichado, siendo incapaz de imuna mujer, no pudiendo esperar tanto tiempo, mcur otra, hasta que pudiese tomar a la que estabanada a ser mi esposa... Pero la herida que me hecho al arrancar de mi lado a la primera no curaba; al contrario, pasado el agudsimo ardor yinicial, empezaba a pudrirse: un dolor ms fro, pedesesperado (VI, 15, 25). Pgina emocionante qmuestra con cunta intensidad la amaba Agustn.

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    LOS PROBLEMAS DELA INTELIGENCIA

    tasen de la fe por la que crea en su existencia, quno estaba sujeto a cambio alguno, que tena prov

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    LA INTELIGENCIAAntes dudara de que vivo.

    AGUSTN se hallaba atormentado no slo por estas

    vacilaciones sobre el plan de vida a realizar. Otrosproblemas de orden puramente intelectual ocupaban losespacios de su m ente. El primero de todos: Cmo concebir el ser de Dios? Rechazaba que Dios tuviese la formade hombre; al mismo tiempo daba por descontado que elser divino era incorruptible, inmutable. Pero siendo incapaz de figurarse un ser espiritual, se vea obligado a imaginarlo como algo corpreo, que se extenda por el espacio.Las imgenes que circulaban por su mente eran lasmismas que aquellas por donde solan andar sus ojos.

    Entre tanto segua buscando razones y argumentospara desechar de un modo definitivo el fantasma del Diosmaniqueo y los dems que le seguan con lgica precisa.Le preocupaba de modo especial el problema del mal.Quin haba plantado en su interior un semillero deamargura, dado que haba sido creado por Dios, dulceen extremo? Con tales pensamientos se hunda una vezms y casi se ahogaba, pero ya sin sumergirse en aquelinfierno del error maniqueo.

    La ignorancia en torno al origen del mal, se hallabaunida a no pocas certezas; algunas que nunca le habanabandonado; otras reconquistadas en aquel perodo debsqueda y reflexin. Yo son palabras suyas seguabuscando el origendel mal sin hallar salida. Pero Dios nopermiti que las olas de aquellos pensamientos me apar-

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    no estaba sujeto a cambio alguno, que tena provde todos los hombres y que los haba de juzgar. Cvaba la fe en Jess y crea en las Sagradas Escritucomo las explicaba la Iglesia. Estaba ya convencque en ellas haba puesto Dios el camino para lacin eterna (VII, 7,11).

    Pronto se aclararon los enigmas y se sumar

    nmero de las certezas. Dios quiso que cayeran manos los libros de algunos filsofos neoplatnicfamoso orador pagano, convertido al cristianismoVictorino, los haba traducido del griego al latnhaba teido de Evangelio. Tales libros le resolproblemas que poco antes le parecan poco meninsolubles. Le permitieron conocer el verdadero Dios, ser espiritual. D ios le hizo ver algo que an tescapaz de ver. Con expresin suya, Dios deslumhdbiles ojos, reverberando en ellos de lleno, y se eci de amor y de horror. Se dio cuenta de que se hen una regin lejana, desde donde Dios le hablabdecirle: Manjar soy de grandes: crece y me coPero no me transformars t en ti, como el manjacarne, sino que t te cambiars en m (VII, 10, 1

    La certeza adquirida fue absoluta y total. Oycomo se oyen las cosas en el corazn, sin poder tamente dudar. A ntes que dudar de la existencia dlla verdad, dudara de que estoy vivo yo(id.).Descubierto el verdadero Dios, descubre el verdadero secosas, participacin del ser de Dios; que, por tantbuenas como El y que sola su existencia es un caalabanza a quien las cre.

    Al mismo tiempo, encontr solucin al problemmal. El mal fsico, lgica consecuencia del hecho

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    a creacin no es Dios. Todo lo creado participa del ser,no es el ser; en un sentido es y en otro no es. En este

    La solucin definitiva la hall en el nico lugapoda encontrarla. Despus de ledos los libros

    l i l i l S

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    ; yno-ser consiste el mal; es falta de perfeccin. Tambinhall la solucin al mal moral. No es otra cosa que undesvo de la voluntad que se aparta de Dios para volversehacia lo que no es Dios, hacia las criaturas.

    Los progresos realizados eran grandes, mas todava noestaba el camino libre para entregarse totalmente a Dios.

    Ya no amaba un fantasma en lugar de Dios, sino a Diosmismo. Pero algo le impeda todava gozar con plenitudde El y confiarse sin reservas. Era el peso de la costum brecarnal que le mantena apegado a la tierra.

    Agustn ha descubierto a Dios, patria y gozo definitivo. Ha averiguado hacia dnde debe caminar, peroignora por dnde; desconoce el camino que conduce, noslo a divisar la patria bienaventurada, sino tambin ahabitarla.

    El camino no es otro que Jess. Pero de El tenanAgustn y Alipio una opinin equivocada. Todava nosentan respecto de Cristo lo mismo que senta la Iglesia.Mientras ella ve en Jess al Hijo de Dios, al Verbo delPadre y, por tanto, Dios como El, Agustn vea en El aun hombre extraordinario, cuya sabidura nadie podaigualar; hombre extraordinario tambin en cuanto quehaba nacido maravillosamente de una virgen para darnos ejemplo de cmo despreciar las cosas terrenas paraalcanzar las eternas. Por todo ello haba merecido serconsiderado como un gran maestro. Pero an no comprenda qu quera decir aquello que tantas veces habaodo:El Verbo se hizo carne.Es ms, ni poda sospecharlo.Cmo es posible su ignorancia en este campo? No lehaba enseado Mnica la verdadera fe de la Iglesia?Tan lejos le haba llevado su error?

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    platnicos, se puso a leer con entusiasmo las SEscrituras, en especial al apstol San Pablo. Ecomenz a comprenderlas. Ya no vea contradentre unos libros y otros, entre el Antiguo y Nuetamento. Se descubri a mis ojos dir el ntro de las castas palabras de Dios y aprend a alecon temor (VII, 21, 27). Qu diferencia entre etura y la primera vez que accedi a la Biblia! No haban pasado ya ms de 10 aos de angustias y bre espiritual.

    Superado el materialismo, las dudas de su intelestaban despejadas. Sera capaz de entregarseCristo totalmente descubierto en su divinidad? iba a impedir tal generosidad? Mejor, quin le aa dar el salto vital hasta las manos de Dios?

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    TOMA Y LEEArrjate a El; no se apartar para que

    tud, historias que haban causado gran conmocitiempo. El gran orador Mario Victorino se haba tido y prefiri abandonar su carrera antes que ren

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    caigas.

    A GUSTN haba encontrado a Dios y el medio parallegar a El. Sus aspiraciones sern, pues, otras. Loque deseaba no era ya estar ms cierto de Dios, sino ms

    unido a El. Descubierta la meta, buscaba cmo andar elcamino que conduce a ella. Tuvo una inspiracin: dirigirse al sacerdote Simpliciano, a quien consideraba comoun santo siervo de Dios. A l podra contarle todas lascongojas que no pudo contar a Ambrosio. Tambin lpodra indicarle el modo ms adecuado de caminar porlas sendas del Seor.

    Se le planteaba el problema de elegir la forma de vidapara el futuro. Saba que a Dios se le puede servir de

    mltiples maneras dentro de la Iglesia. Cul escoger?La ms perfecta? Algunas cadenas lo retenan, Estabadescontento escribe en lasConfesiones de lo queestaba haciendo. Era para m mismo una carga muypesada. Ya no tena, como antes, el afn de riquezas ni laesperanza de gloria, que me ayudasen a soportar aquellaesclavitud. Estas cosas ya no me causaban deleite, unavez conocida la dulzura y la hermosura de Dios. Perotodava estaba tenazmente encadenado a la mujer. No meprohiba el Apstol casarme, pero me exhortaba a algomejor, deseando con ardor que todos los hombres fuerancomo l. Yo, dbil como era, escoga la vida ms muelle(VIII, 1,2).

    Se acerca a Simpliciano, quien le recibe paternalmente. Como un abuelo le cuenta historias de su juven-

    68

    tido y prefiri abandonar su carrera antes que renCristo. La conmocin se repite ahora en el inteAgustn. Despus de escuchar la narracin de banciano, se enciende en deseos de imitarle. Ahorcon claridad y no le sirven, por tanto, las excuantes para no entregarse a Dios. Pero segua apegtierra y rehusaba alistarse en las banderas de Dio

    sus palabras y tema verse desatado de aquellaras tanto cuanto deba temer verse atado con ellSeor me haca ver la verdad y convencido de tena absolutamente nada que responder, a no sebras perezosas y soolientas: "Ahora, ahora mismme un poco". Pero aquel "ahora, ahora" no llegaca; y aquel "djame un poco" iba para largo (V12).

    En otra ocasin recibe la visita de un oficial dcio,Ponticiano, africano como l y Alipio, que enle acompaaba. Le encuentra con el libro de lasdel apstol San Pablo. Comienzan a hablar y el vles cuenta el caso de San Antonio, clebre moEgipto. Aunque su nombre corra ya de boca eAgustn y sus compaeros no haban odo hablacosa que sorprende a Ponticiano. Luego, pasa a hde la muchedu mbre de cristianos que poblaban yces los monasterios, del perfume divino de sudes, de todo lo cual nada saban ellos. Como t

    saban que hasta en la misma ciudad de Miln, en las afueras, haba un monasterio, poblado dehermanos y gobernado por San Ambrosio (V14-15).

    La charla se prolonga. Agustn y su compaertambin cmo dos servidores de la corte imperia

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    dente en Trveris, se haban entregado a Dios. Es el inicio de un nuevo combate, ms violento, en su interior.

    Entonces relata l dentro de m se produjo una gran

    todo mi ser, sino una parte solamente. No se podelante de m para cerrarme el paso, sino que lo bb d d l ld d l j b l

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    Entonces relata l dentro de m se produjo una granlucha, que yo m ismo haba provocado. Con el rostro y elalma turbados, me acerqu a Alipio y, a voces, le dije:"Qu es esto que nos pasa? Que es esto que hemosodo? Se levantan los ignorantes y conquistan el cielo, ynosotros con nuestra ciencia, faltos de corazn, nosrevolcamos en la carne y en la sangre! Vamos a tenervergenza de seguirlos, slo porque se nos han adelantado? Tendremos tan poca vergenza para ni siquieraseguirlos?". Si no exactas, al menos parecidas eran laspalabras que pronunci y enojado me apart del lado deAlipio que, asombrado, me miraba y callaba. Vea queno hablaba yo como era mi costumbre y, ms que laspalabras que deca, eran la frente, las mejillas, los ojos, elcolor y el acento de la voz, los que declaraban el estadoen que se hallaba mi alma (VIH, 8, 19).

    Y se apart al huerto de su casa, para all, a solas, serel nico testigo de la batalla que se libraba en su corazn.Alipio, paso a paso, se fue tras l. Cmo iba a dejarlesolo en aquel estado? Ambos se sentaron lo ms lejos dela casa que les fue posible.

    Una vez ms, sern las propias palabras de Agustnlas que describan su situacin de entonces. Me retenancosas frivolas y vanas en grado sumo, antiguas amigasmas. Me tiraban del vestido de mi carne y por io bajome decan: "Nos dejas? Desde este momento ya noestaremos ms contigo? Desde este momento jams teser lcito esto y aquello? i Y qu cosas me sugeran, Diosmo,en lo que yo llamo esto y aquello! Qu cosas mesugeran, Dios mo! Tu misericordia las aparte de tusiervo! Qu suciedades me sugeran! Pero ya no las oa

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    ban desde la espalda y cuando me alejaba me pelcomo a hurtadillas, para que volviese los ojos a mPero me retardaban, porque vacilaba en arrancsacudirme de ellas y pasar de un salto a donde eme llamaba. La costumbre, que siempre ejerce visegua dicindome: "Piensas t que podrs viestas cosas?".

    Pero ya lo deca con gran tibieza. En aquelhacia donde yo tena dirigida mi vista se me descbelleza de la castidad, serena y alegre sin liviandagaba hacia m, para recibirme y abrazarme, sus pmanos, llenas de multitud de buenos ejemplos: nsos nios y nias, gente joven y de todas las edaddas venerables y vrgenes ancianas. En todos elplandeca la castidad, que no es estril, sino

    fecunda de hijos... Ella se burlaba de m y con hualentaba diciendo: No podrs t lo que stos yAcaso stos y stas lo pueden por s mismos y nSeor su Dios? El Seor tu Dios me entreg a ellqu te apoyas en ti que no puedes tenerte en piejate a El, no temas; no se apartar para que caigajate seguro que El te recibir y te sanar". Sentvergenza de m porque todava senta el murmaquellas cosas frivolas y segua indeciso y susPero Alipio, pegado a mi lado, esperaba en siledesenlace de aquella agitacin desacostumbrada (VIII, II, 26-27).

    Agustn necesitaba estar completamente sollevanta de donde estaba Alipio, porque la soleparece ms adecuada para llorar y se retira lejos

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    no le sea estorbo ni su presencia. Se tumba debajo de unahiguera, suelta las riendas a las lgrimas y rompierond d i j D b l ti g t

    ms adelante. El texto continuaba con estas palabrRecibid al dbil en la fe.Se lo aplic a s mismo y me

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    dos ros de mis ojos.... Daba voces lastimeras preguntndose:Hasta cundo? Hasta cundo dir: maana,maana? Por qu no ahora? Por qu no pongo en estemomento fin a mis torpezas? (VIII, 12, 28).

    El momento es decisivo. Las consecuencias sernenormes no slo para Agustn, sino para la Iglesia. Agus

    tn est a punto de romper todos los lazos y dejarse caeren manos de Dios. Pero dejemos que sean sus mismaspalabras las que lo cuenten: Mientras deca esto, micorazn lloraba con amarga contricin. De pronto, desdela casa vecina, oigo una voz, no s si de nio o de nia,que deca cantando y repeta muchas veces: "T om a y lee;toma y lee". Reprimidas las lgrimas, me levant. Interpret aquel canto como la voz de Dios que me invitaba aque abriese el libro y leyese el primer captulo queencontrase... As que volv a toda prisa al lugar dondeestaba Alipio sentado, en que haba dejado el libro quecontena las Cartas del apstol San Pablo. Lo arrebat, loabr y le en silencio el primer captulo que cay ante misojos:No en com ilonas ni embriagueces; noen fornicaciones ni en rivalidad, ni envidia; sino revestios de NuestroSeor Jesucristo y no hagis caso de la carne para satisfacer sus concupiscencias(Rom., 13, 13-14). No quiseleer ms n i fue necesario, porque apenas lea esta frase, seextendi sobre mi corazn una luz de seguridad y sedisiparon las tinieblas de la duda.

    Entonces, poniendo el dedo o no s qu otra seal,cerr el libro y ya con el rostro sereno se lo cont aAlipio. Me indic a su vez lo que le estaba pasando a lmismo, sin que yo lo sospechara. Me pidi ver lo quehaba leido yo. Se lo mostr, y sigui leyendo un poco

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    cibid al dbil en la fe.Se lo aplic a s mismo y me indic. Tranquilo y sin tardanza se asoci a mi decpropsito, que iba en perfecto acuerdo con sus cbres,en que desde mucho antes me sacaba gran ve(VIII, 12, 30).

    Despus van a ver a Mnica y le cuentan lo ocuComo es fcil de comprender, ella desborda de go

    Tal escena tena lugar a finales de julio o a pride agosto del ao 386. Agustn contaba 32 aosnueva etapa iba a comenzar en su vida.

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    IV

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    UN IDEAL:CONOCER A DIOS

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    EN LA TRANQUILIDADCON SUS AMIGOS

    El puerto de la filosof

    L A decisin de Agustn era definitiva: enttotalmente a la conquista de la sabidura, vslo para Dios. Su alma ya estaba libre de las pciones de ambicionar honores, de ganar dinerevolcarse y rascarse la sarna de la lascivia. Diosu honor, su riqueza, su salud. Le quedaba por hopcin an ms concreta: seguir como profesor hllegase el fin de curso, o romper estrepitosamele pareci esto ltimo lo ms adecuado. Por dichban ya pocos das para las vacaciones de la veResolvi soportarlos con paciencia y retirarse aacostumbrado y rescatado por Dios, no volvederse (IX, 2, 2).

    Encontr una fcil disculpa, a la vez motivo

    causa del excesivo trabajo de las clases, aquelverano sus pulmones hablan empezado a resentrespirar con dificultad. Los dolores de pecho quindicaban que haba alguna lesin. Lo cierto erapoda hablar con voz clara y sostenida duranttiempo. Al principio esto le haba inquietado, pobligara a renunciar, casi por necesidad, a la en

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    o, al menos, a interrumpirla. Pero ahora se alegraba deque se le presentase esta excusa, no falsa, que disminu irael descontento de los padres al ver que sus hijos queda

    personaje de primera fila; se haba convertido en cipal interlocutor de Agustn. Con El deba repepasado programar su futuro Haba sentido su

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    el descontento de los padres al ver que sus hijos quedaban sin profesor.

    As lleg el da en que renunci efectivamente a lactedra de retrica. Dios libr su lengua de donde habalibrado ya su corazn. Como haba pensado, acabadas lasvacaciones de la vendimia, avis a los milaneses que bus

    casen para sus estudiantes otro vendedor de palabras,porque l, a causa de la dificultad de respiracin y eldolor de pecho, no tena fuerzas. A causa tambin, aunque esto no se lo dijo, de que haba determinado servir aDios.

    Abandonada su antigua profesin, Agustn y sucrculo de amigos se retiran a una finca que en las afuerasde Miln posea el amigo Verecundo, quien la habapuesto a disposicin de ellos. Su nombre es ya clebre:Casiciaco. Despus de arreglar los ltimos asuntos en laciudad, se dirigen a ella en los primeros das de noviembre.Con l iban dos alumnos: Licencio, hijo de Roma-niano, su benefactor en otro tiempo, y Trigecio; los primos Rstico y Lastidiano; Alipio, Adeodato, su herm anoNavigio y la madre Mnica.

    La estancia en Casiciaco fue para Agustn un perodode vacaciones. Nada ms justo, concluido el curso y conproblemas de salud. Nada ms necesario, despus de largos meses de angustia y de tensin, de problemas intelectuales y de incerdidumbres morales, de lucha y agonainterior, cuya dureza slo conoce quien la ha experimentado.Su espritu necesitaba paz y tranquilidad hasta volver a encontrar la serenidad completa.

    Fue tambin un perodo de penitencia, de oracin ymeditacin. En la nueva situacin Dios pasaba a ser el

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    pasado, programar su futuro. Haba sentido suliberadora, era preciso darle gracias. Experimenpropia incapacidad no poda prescindir de El paravenir. Cualquier proyecto haba de ser contemplaluz y a la luz de la experiencia y errores pasados. era inclinado a la introspeccin. Deba proyectarrecin descubierta sobre s mismo, sobre las persolo acompaaban, sobre la naturaleza y el mundoque lo rodeaba, ahora que lo vea de distinta formformaba una hermosa meloda; slo era necesariobirla: sus tonos, sus sonidos. Durante muchas hornoche, mientras los dems dorman, l meditaba y

    Aquel perodo de unos cinco meses significAgustn ver realizado lo que antes se haba mocomo solamente un sueo: vivir en comn con un

    de amigos, todos interesados en la bsqueda de la ra. A las horas de trabajo manual, de refeccin, cin, sucedan las empleadas en charlas, en discublemas profundos. Se conservan los libros escriaquel entonces, fruto de la participacin de incluso de la abuela Mnica. Tres dilogos, hermolos que Agustn se lleva siempre la parte del len:Contralos escp ticos, La vida feliz, Elorden.Aparecen los temasque preocupaban y ocupaban a aquellos amigos: everdad: podemos estar seguros de conocer la verdfelicidad: qu es?, en qu consiste?, cmo conseel orden presente en la creacin, el mal y la proviun programa de estudios, etctera.

    De aquel tiempo es tambin la obra famossimaminadaSoliloquiosy que consiste en un dilogo entrrazn y el alma de Agustn. Original en todo, c

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    zando por el mismo ttulo. Es un primer autorretrato ment. Le recomend la lectura del profeta Isaa

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    p pescrito para los amigos y para la posteridad. Encontramos all las metas intelectuales a que se propona llegar.

    Qu deseas conocer?Deseo conocer a Dios y al alma.

    Nada ms?Nada ms.Dios a quien comienza invocando con una oracin

    que ha adquirido celebridad por su contenido y por suforma. Alma que debe purificarse para poder llegar algoce de Dios. La meditacin del antiguo profesor se prolonga con reflexiones sobre la inmortalidad del alma. Laobra qued incompleta.

    En las obras a que hemos hecho referencia, se contempla a un Agustn que evoluciona, que se va adecuando a la nueva situacin creada en su vida. Lamxima autoridad la tiene ya Cristo. Todo saber ha defundamentarse sobre dos pilares: la razn y la autoridadde Cristo que impedir a aqulla extraviarse. Se sientemiembro de la Iglesia. En otras palabras, el Agustnpagano va cediendo el puesto al Agustn cristiano. Labsqueda de la sabidura se identifica con la bsqueda delDios de Jesucristo; la purificacin del alma se lleva aefecto cu mp liendo sus mandam ientos, etc.

    Ante todo, sin embargo, las vacaciones de Casiciacofueron un periodo de preparacin para el bautismo. Conanterioridad haba escrito al obispo San Ambrosio informndole de sus antiguos errores y de su actual propsito,para que le aconsejase qu libros de la Escritura le serams til leer como preparacin para recibir el sacra-

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    pcrey Agustn anuncia con ms claridad otros el evangelio y ia vocacin de los gentiles. sigui el consejo del Santo, pero no entendi su

    Ms tarde, al acercarse la cuaresma, cuando inscribirse en el nmero de los candidatos al ba

    dejando el campo, volvieron a Miln. Finalmenpus de haber asistido a la catequesis dirigida obispo, Agustn fue bautizado por m anos de San sio.Era la noche del 24 al 25 de abril del ao 38l entr a formar parte de la Iglesia de Dios, revestido ya de humildad cristiana y gran dde su cuerpo, hasta el punto de atreverse a recorcalzo el suelo helado de Italia. Y con los dos, Anacido carnalmente de m, fruto de mi pecado14).

    Juntamos tambin con nosotros al nio Adeodato, nacido carnalmente de m, fruto de mipecado. T lo habas hecho bien. Era como dequince aos y, en ingenio, aventajaba a muchosvarones graves y doctos. Yo te confieso tus doneSeor y Dios mo, creador de todas las cosas y mupoderoso para reformar todas nuestras deformidades; porque en aquel ao yo n o tena ms parte qumi pecado; pues tambin el criarlo nosotros en tudoctrina, T nos lo inspirabas, ningn otro. Yo teconfieso tus dones. Hay un libro mo que se titulEl maestro,en que Adeodato dialoga conmigo. Tsabes que son suyos todoslos pensamientos que allse ponen en boca de miinterlocutor, cuando estabaa las puertas de sus diecisis aos. Muchas otrascosas ms adm irables ech dever en l. Me espantaba aquel ingenio; yquin sino T es el autor de

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    talesmaravillas? Pronto quitaste su vida de sobre latierra; y con gran seguridad me acuerdo de l no

    NUEVO RUMBOCuantos esto leyeren,

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    tierra; y con gran seguridad me acuerdo de l, norecelando absolutamente nada por l en la niez nien la adolescencia, ni en edad alguna de su vida.Lo asociamos a nosotros como a coetneo nuestroen tu gracia, para educarle en tu enseanza(IX,6, 14).

    Recibieron el bautismo y huy de ellos toda inquietud por la vida pasada. Fueron das de entusiasmo en queAgustn no se cansaba de considerar la grandeza del plansalvador de Dios. Cunto llor en vuestros himnos ycnticos, fuertemente conmovido por las voces de tu Iglesia, que con suavidad cantaba! Entraban aquellas vocesen mis odos y vuestra verdad se derreta en mi corazn;con esto se inflamaba el afecto de piedad y corran laslgrimas y con ellas me encontraba a gusto(id.).Es

    Agustn quien habla y es Dios aquel con quien esthablando.En la poca en que escribe lasConfesionesan con

    serva fresco el recuerdo: Cuando pienso en las lgrimasque derram al or los cnticos de la Iglesia poco tiempodespus de haber recobrado la fe, reconozco una vez msla utilidad de esta costumbre de cantar en la Iglesia. Anahora me conmuevo, o con el canto, sino con las cosasque se cantan, cuando se hace con voz suave y modulada (X, 33, 50).

    Pero su mente ya pensaba en abandonar aquellas tierras.

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    Cuantos esto leyeren,acurdense ante vuestroaltar de Mnica.

    E N efecto, la permanencia en Miln fue bjevmucho tiempo despus, Agustn y los semprendieron viaje a Roma, como primera etaproyectado retorno a Tagaste. En Ostia, junto a tomaran la nave que los devolvera a las costas afPero el puerto se hallaba bloqueado por la flota depador Mximo. Tal imprevisto les oblig a quedahasta que fuese posible la navegacin. Tom cocon nobles familias cristianas y probablemente se en casa de una de ellas.

    Dos acontecimientos de distinto signo tuvieronen Ostia. El primero, el xtasis de Agustn y Mninos lo cuenta l: Se acercaba el da de la muertemadre. Aconteci que ella y yo nos hallbamosapoyados en una ventana, desde donde se descuhuerto interior de la casa en que habitbamos... Csbamos a solas muy dulcemente... Hablbamossabidura de Dios, que desebamos con ardor y lla tocarla un poco con nuestro corazn (IX, 10, 2

    El segundo fue la muerte de Mnica. Al poco tcae gravemente enferma y a los nueve das de su cia, cuando contaba ella 56 aos de edad y Agusaquella alma religiosa y piadosa fue desatada depo (IX, 11,28).

    La emocin y la pena que sinti fueron inmMientras le cerraba los ojos, aflua a su coraz

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    enorme tristeza, que se transformaba en lgrimas. Elesfuerzo por contenerlas era grande y esta lucha aumen

    existen en las cercanas, al mismo tiempo que ena la actividad literaria. Poseemos las obras de fil fi l i i l l

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    esfuerzo por contenerlas era grande y esta lucha aumentaba an ms su dolor, como lo aumentaba tambin elescuchar el llanto del hijo Adeodato cuando la abuelaexhal el ltimo aliento.

    Mnica encontr sepultura all mismo. Durante elentierro, Agustn consigui contener las lgrimas, pero

    luego en el transcurso del da se vio oprimido por latristeza. Para alejarla decidi ir a tomarse un bao. Seba, pero como se encontraba antes, as se hall despus. No fue capaz de trasudar de su corazn la amargura de la tristeza. Luego me dorm dir y al despertar hall no poco mitigado mi dolor (IX, 12, 32).

    Grande haba sido el amor de la madre hacia el hijo,pero no menor el del hijo por la madre. Las siguientespalabras de Agustn, de gran belleza y riqueza de sentimientos, son muestra de ello: Sent ganas de llorar en lapresencia de Dios sobre ella y por e lla, sobre m y po r m.Solt rienda a las lgrimas que tena reprimidas, para quecorrieran cuanto quisieran, haciendo de ellas un lechopara que descansara mi corazn, que en l encontr efectivamente reposo, porque all estaban los odos de Dios,no los de hombre alguno que interpretase despectivamente mi llanto. Ahora, Seor, te lo confieso en esteescrito. Lalo quien qu iera e interprtelo como quiera. Ysi hallare pecado en que llorase yo durante una pequeaparte de una h ora a mi madre recin muerta delante demis ojos, a mi madre que durante tantos aos me haballorado delante de los tuyos, no se ra; antes, si tienecaridad, llore l tambin por mis pecados a Ti, Padre detodos los hermanos en Cristo (IX, 1 2,33).

    Agustn vuelve a Rom a hasta qu e sea posible hacersea la mar. All pasa los das visitando los monasterios que

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    filosfico y apologtico escritas por l en aquel El mismo fervor que aos atrs le haba impudifundir el error maniqueo lo despliega ahora patarlo y contrastarlo con la verdad de la Iglesia cNo puede tolerar que los maniqueos conviertan pias costumbres, que l tan bien conoce, en apo

    la verdad de su religin. El argumento es vlidest mal aplicado. Es la vida de los cristianos todo la caridad de los monjes la que testimonia lcatlica, les dir.

    Por fin lleg la hora de atravesar, por segultima vez para Agustn, las aguas delMarenostrum(como le llamaban los romanos) o mar Mediterrel 388 arribaba a Cartago, es decir, cinco aos dehaber engaado a su madre en aquel mismo puque ahora regresaba no era el mismo que haba La nave de su vida acababa de emprender unrumbo.

    Esta vez su estancia en Cartago no fue muyTagaste le esperaba. Sus proyectos iban a converrealidad.

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    SIERVO DE DIOSMeditando da y noche

    miembro de una Iglesia que se encuentra atribumaniquesmo , el donatismo y los paganos amenazgarla. Hay que lograr, s, la ascensin persona

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    Meditando da y nochela divina ley.

    E N compaa de su hijo y amigos ha regresado aTagaste. Como primera medida, vende las posesiones de sus padres, da a los pobres lo obtenido, quedndose nicamente con la casa para vivir con sus amigoscomo siervo de Dios.

    Los bienes a los que Agustn renunci no fueron ciertamente muchos, porque no los posea. Pero l dejarescrito ms tarde que mucho abandona quien no sloabandona lo que tiene sino hasta lo que desea tener(Comentario al Salmo103, III, 16). Es la expresin de unestado de nimo pronto a sacrificar todo en aras del ser

    vicio del Seor. En efecto, haban llegado a Tagastecomo siervos de Dios. Se poda pensar en el primerensayo de monasterio agustiniano.

    Lo que haba experimentado por breve tiempo y enotras circunstancias en Casiciaco, va a convertirse ahora,en sus planes, en realidad duradera. La bsqueda de lasabidura se llamar en adelante con otro nombre: bsqueda y conquista de Dios. Cristo y la Escritura abrirnel camino. La razn avanzar por ese sendero abierto, sin

    apartarse de l ni a la derecha ni a la izquierda. Salir del equivaldr a entrar en el error. El viaje es largo; senecesita la purificacin. Es preciso desprenderse de todo.El alma ha de caminar libre, sin nada que retrase supartida o retarde su paso.

    Pero ahora ya no estn en Casiciaco. Los proyectos deanlao no bastan. frica es un campo de batalla. El es

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    garla. Hay que lograr, s, la ascensin personaDios; pero es necesario tambin formar un ejrcluche en defensa de esta Iglesia. A ambas cosas car Agustn.

    En Tagaste se vive un ambiente asctico, dondes comn. Al cuerpo lo doman con ayunos y el alimentan con la oracin y la meditacin. All se se reflexiona, se lee, se consulta, se recoge unointerior hasta llegar a ver a Dios a travs de lacreadas. Nuevos intereses han penetrado en la pciudad de Numidia. El conjunto de amigos formcentro de estudios. El trabajo intelectual ocupa lde las horas del da. Agustn es el padre comn dellos, el director espiritual, el maestro de filoteologa, y de Sagrada Escritura. Lo que l reci

    cielo en su estudio y oracin lo reparte a los demde dentro con su palabra y sus escritos. Con stobin a los de fuera.

    Despus de recibir el bautismo juntamente conotros compaeros y amigos, que tambin servan aSeor, plgolevolverse al frica, a su propia casa yheredad; y una vez establecidoall, por espacio decasi tres aos, renunciando a sus bienes, en compaa de los dems que se le haban unido,viva paraDios con ayunos, oracin y buenas obras, medi-tanto da y noche la divina ley. Comunicaba a losdems lo que reciba delcielo con su estudio y oracin, enseandoa presentes y ausentes con su palabra y escritos(Vida de .San Agustn, escrita porPosidio, cap. III).

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    La primera instruccin es filosfica. Variados son lostemas que se proponen a la discusin y al dilogo: laexistencia de Dios, los grados de ascensin hasta El, la

    entera. Todos le conocen, le admiran y le alaban;ciencia y por su gnero de vida. Otros le odian: loqueos contra quienes ha escrito ya varias obras; habi t h t l h t id l

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    , g ,libertad, el origen del mal, el maestro interior, la providencia, etc. Agustn dirige, aclara, distingue, explica, sintetiza. Junto con los temas filosficos van los teolgicos:relacin entre la fe y la razn; la Trinidad y la Encarnacin, pecado original y gracia, credibilidad de la IglesiaCatlica, signos de la verdadera religin, etc. La teologase convierte en apologtica, contra paganos y herejes. Sesirve a la Iglesia.

    El joven Adeodato muere. Haba dado pruebas de sutalento en el libro tituladoEl maestro.Fallece tambinen Cartago el amigo Neonidio, que no haba podidoacompaarles en el retiro de Tagaste. Fueron dos prdidas dolorosas para Agustn.

    Los intereses de quienes viven reunidos van cambiando. Les preocupan cuestiones bblicas. Se hallansumamente interesados en conocer la Escritura, su significado. Esto no es fcil; en todas partes ven pasajes oscuros y cuestiones difciles. Son las cuestiones del da, lasque barajan los herejes contra la Iglesia. La mejor raznque se les puede oponer es la autntica palabra de Dios.Indispensable es conocerla. Lo que antes era instrumentode perfeccin personal, est ahora al servicio de la Iglesia. Agustn responde a las preguntas como puede.Improvisa con frecuencia y ms tarde tendr que cambiarde opinin. Ensea las normas para interpretar la Escritura, para entender los antropomorfismos, la diferenciaentre el Antiguo y el Nuevo Testamento, etc.

    Los libros de Agustn se copian, se regalan, corren deman o en m ano. Su fama se ha extendido por la p rovincia

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    bierto sus errores y hasta les ha puesto en ridculoAgustn no quiere renunciar a su gnero de vi

    mismo tiempo se esfuerza por ganar nuevos mipara su ideal. Va personalmente a buscarlos. Antomado precauciones. Sabe a dnde puede ir, a d

    Conoce las ciudades donde hay obispos y donde lsitan. Evita estas ltimas. Podra ser peligroso pPero Hipona tiene todava pastor. Ningn peligro por tanto, de que lo capturen para el servicio pastaquella ciudad. Y se va sin mayores cuidados. Era391.

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    VUNA VOCACIN:

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    SERVIR A LA IGLESIA

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    DIOS LO QUIEREAmaron en mel haberodo que mehabaconvertido a la libreservidumbre de Dios,desdeando lasposesiones paternas.

    L LEGABA a un puerto, el segundo de frica, pus de Cartago. Aqu se embarc Agustn eviaje que durara toda su vida. Su destino ser nRoma, sino el servicio directo de la Iglesia. La conno ser la de un simple pasajero. Sin pretenderlo nrerlo le nombran timonel. A l corresponder gunave.

    En efecto, le fallaron los clculos en el viaje a HiPor doble motivo: el personaje que quiere ganar pcausa no se muestra muy convencido ni Agustn copersuadirlo. Por otro lado, el obispo es viejo, habla latn por ser griego. Los donatistas le estn gananpartida. Necesita alguien que le ayude, alguien quebien. Expone al pueblo lo urgente de esta necesAgustn se halla presente en la Iglesia. La gentconoce. Comienzan a volverse hacia l las miradas asistentes. Han reconocido, en l la persona que ntan. Le eligen para sacerdote; nadie mejor preparad

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    l. Profesor de retrica en otro tiempo, ahora siervo deDios.Que lo demuestre al servicio de la Iglesia. Agustnllora. Han abusado, no han contado con l, ni con sus

    i bi l l d H

    tres meses para leer y estudiar en profundidad ltura. No quiere verse condenado; tan grande es lasabilidad. Me atrevo a confesar que con plena fel i i l d M h d

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    amigos, que tambin le queran a su lado. Han roto enpedazos los planes que se haba trazado para la vida.Llora. No falta quien piensa mal; intentan consolarle.Agustn considera que la voluntad de Dios. Slo El puede ejercer este tipo de violencia. Es imposible resistirle.Cede.

    Lo apresaron y, como ocurre en tales casos, lopresentaron aValerio para que le ordenase, segnlo exigan el clamor unnime y grandes deseos detodos, mientras l lloraba copiosamente. No faltaron quienes interpretaron mal sus lgrimas, segnnos refiri l mismo y como para consolarle, ledecan que aunque era digno de mayor honra, contodo,su grado de presbteroera prximo al episcopado,siendo asi que aquel varn de Dios como los por confidencia suya, elevndose a ms altasconsideraciones, gema por los muchos y gravespeligros que vea cernirse sobre sicon el rgimen ygobierno de la Iglesia; y poreso lloraba. As se hizolo que ellos quisieron(Vida, cap. IV).

    Agustn es ordenado. Pero antes pone condiciones:que se le permita vivir con sus amigos. El viejo obispoValerio accede. Le permite levantar un monasterio en unhuerto propiedad de la Iglesia. Agustn vuelve a Tagaste.Ha de dar la triste noticia a sus compaeros de siempre.No va a poder vivir con ellos como antes. Quiere llevarseconsigo a algunos para quele ayuden a levantar el nuevomonasterio. La comunidad va a ser dividida. Ni Agustnni los dems quieren que regrese luego a Hipona. Escribea su obispo una carta. Necesita una prrroga de al menos

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    lo que atae a mi propia salud. Mas, cmo he dnistrarlo a los dems sin buscar mi propia utilidla salvacin de los otros?... Cmo puede consegusino pidiendo, llamando y buscando, es decir leyendo y llorando, como el mismo Seor percCon este fin me val de los hermanos para solicitsincersima y venerable caridad alguna prrrogejemplo, hasta Pascua; ahora repito mi peticin ppreces. Acaso habr de responder al divino Juepude informarme convenientemente, pues me lodieron los negocios eclesisticos?". El me replicarsiervo, suponte que le hubiese salido un pretendlos bienes de la Iglesia, en la que tanto trabajo separa recoger los frutos..."(Carta,21 , 4-5).

    Agustn vuelve a Hipona. Se dedica de lleno a vidad sacerdotal, sobre todo a la predicacin. Lluecrticas. Es contra la costumbre de toda frica quque un sacerdote estando presente el obispo. Siglante con el apoyo del mismo. Recoge los primerofos y las primeras desilusiones. Dirige la palabrconcilio de obispos y sigue escribiendo. Ahora loya no los escoge l. La vida y necesidades de la Iglos imponen. Su fama se extiende con velocidad ichada. Hasta el mismo Valerio teme que Agustn a sufrir violencia, que o tras ciudades sin pastor se baten. Para evitarlo, le consagra obispo de Hiponbin contra las normas establecidas. Era el ao 39su sucesor cuando l muera, ya anciano, solameao ms tarde. No todos fuera de Hipona estn dedo. Los ms envidiosos levantan acusaciones y de

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    nula la consagracin de Agustn. La verdad triunfa; setrataba de puras calumnias. Para siempre ser yaElObispo de Nipona.

    EL TIEMPO PRECIOSODe da trabajaba,

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    Dnde estn los planes de no hace muchos aos?Tanto han cambiado las cosas! Qu sueo ms hermosohabra sido el poder dedicarse a la contemplacin de laverdad, libre de todo cuidado temporal!

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    j ,de noche meditaba

    E L gran nmero de obras escritas por Agustnllevarnos a engao. Puede hacernos creer qms de las horas del da las empleaba en estudiarbir. Nada ms lejos de la realidad. Para Agustn solamente un sueo, lo deseado. Tena otras ocupms enredosas y menos agradables para l.

    La mayor parte del da y de los das los pasabnistrando justicia, resolviendo pleitos y contiendatn era una figura vital de su comunidad. El obipersona importante en la ciudad. Ante la corrgeneral y la ley del ms fuerte, l se presentaba

    arbitro que no se deja sobornar; que administra con rectitud, rapidez y por amor, sin acepcin dnas. Numerossimos eran los que recurran a l,todo los indefensos, y tanto paganos como cricatlicos o herejes. Todos se confabulaban para su precioso tiempo. A veces duraba la audiencla hora de comer; otras pasaba el da en ayunas, oresolviendo pleitos, nos dice San Posidio(Vida,19).

    Otros menesteres consuman el ya escaso tiemAgustnrvisitaba las prisiones, intercediendo en fquienes all se hallaban, para que no fuesen maltLo haca con tanta modestia y recato que no cninguna molestia y pesar, sino admiracin(Vida,20).Por el bien de aquellos infelices sometidos a la justicia, o injusticia, del. tiempo, hubo de enfrentpocas veces a autoridades paganas o donatistas

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    ojos no era bien visto. Sus respuestas no fueron siemprelas que esperaba y deseaba Agustn.

    En las visitas guardaba la moderacin recomendada

    noticias, informarse, pedir cuanto se necesitase. Rtaba imprescindible para mantener el calor de la ampara ejercer la propia influencia. Por otra parte, Ag

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    gpor el Apstol, yendo slo a visitar a las viudas y pupilosque padecan alguna tribulacin. Si algn enfermo lepeda que rogase por l y le impusiese las manos, locumpla sin dilacin (Vida,27).

    Tampoco le era posible emplear a su gusto las horaslibres de tales trabajos. Agustn viaj mucho y por distintas causas. Lo hizo por los caminos ms inslitos defrica. Ms que horas, fueron muchos los das seguidosque pas a caballo. Los motivos de tales traslados erandiversos: asistir a concilios, arreglar asuntos polticos,encontrarse con otros obispos para trazar planes deaccin; visitas pastorales para instruir y fortalecer la fe delos catlicos, para discutir con representantes de sectasherticas, etc. Viaj en todas las direcciones: de Cartago a

    Cesrea de Mauritania; al este, al oeste y hacia el interior; cuando era joven y cuando los aos le abrumabanya. En 30 aos visit Cartago en 33 ocasiones. A veceslos fieles se mostraban celosos y disgustados por las largasausencias de su obispo. Sera curioso llegar a conocer loslibros que tuvieron su gnesis sobre los lomos del caballo.

    Los hermanos que vivan en el monasterio fuerontambin unos robatiempos para Agustn. Aunque le acosaron no pocos y graves problemas siempre les atendagustoso sin reparar en las horas. Eran la nia de sus ojos.

    El cultivo de la correspondencia: he aqu otra de lasmltiples ocupaciones del santo. Cuando an no existanperidicos, ni radio, ni televisin, ni revistas de tipoalguno, constitua el nico medio de mantenerse en contacto con el mundo exterior. Era necesario buscar las

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    p j p p p gera el sabio de su tiem po, en las ciencias profanas y religiosas. A l acudan numerosas gentes. Unas parles resolviese sus cuestiones; otras para hacerse valel y merecer una alabanza de su pluma; otras parabarle: ser su ciencia tanta cuanta el vulgo pregon

    este modo, nos han quedado numerosas cartas que parentan al Agustn hombre, amigo, culto, filsofologo,apologista, controversista; ansioso de aprender dar cuanto posee. Cartas de gran inters para conouna poca y al hombre que configur esa misma p

    Por ltimo, hay que considerar tambin el tieempleado en la predicacin y actividad litrgica.

    Qu le quedaba para sus estudios, para sus lectuLa noche. La luz de la lamparilla de aceite, porque sol alumbraba otros asuntos. Tal era su ocupacinbajando de da y meditando por la noche (Vida,24).

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    DIOS NOS BASTACuan hermoso y alegre esconvivir loshermanos juntos!

    San Lucas en losHechos de los Apstoles4, 32: Lamuchedumbre de los que haban credo tenan un zn y un alma sola, y ninguno tena por propia

    lg t bi t d l t C

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    hermanos juntos!

    A GUSTN ya es clrigo; ms exactamente, sacerdote.Pero sacerdote monje para toda su vida. En laintencin y en la realidad. Ser tambin, por tanto unobispo monje. Conviven con l en el monasterio fundadoen el huerto junto a la Iglesia antiguos compaeros, aunque no todos. Alipio volver pronto a su ciudad natal, de donde pronto ser obispo. As escribe Posidio,uno de sus acompaantes: Ordenado, pues, presbtero,luego fund un monasterio junto a la Iglesia, y comenza vivir con los siervos de Dios segn el modo y la reglaestablecida por los Apstoles. Sobre todo miraba a quenadie en aquella comunidad poseyera bienes, que todo

    fuese comn y se distribuyese a cada cual segn su necesidad, como lo haba practicado l primero, despus deregresar de Italia a su patria (Vida,5) .

    El tipo de vida que llevaba este grupo de amigos nopoda no verse influenciado por la nueva situacin enque se encontraba el alma de todo: Agustn. Ordenadosacerdote, est al servicio directo de la Iglesia. Los afanespu ram ent e filosficos h an cedido del todo . N o en vanoha pasado tres meses de dedicacin exclusiva al estudio

    de la Sagrada Escritura. De aqu tomar la inspiracin.Ella le indicar las exigencias de la vida cristiana, lo quees bueno y lo que es mejor. Le propondr el ideal aseguir, el ejemplo que imitar.

    Ideal y ejemplo que encuentra en la vida de la primitiva comunidad cristiana de Jerusaln, tal como lo relata

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    alguna, antes bien todo lo tenan en comn.. . Cuaeran dueos de casas o haciendas las vendan y lleel precio de lo vendido y lo depositaban a los pies dApstoles, y a cada uno se le reparta segn su nedad.Una vez, ledo este texto en pblico, Agustn dir: Ya veis qu es lo que buscamos. Orad parapodamos realizarlo(Sermn 356, 2). Sobre tal textolevanta el Santo su idea del monacato. Sobre aquel modela su comunidad de forma rayana en la intranscia.

    Herman os mos, si queris dar algo a los clrigos, os exhorto: ofreced a todos lo que queris, ofre-cedlo espontneamente. Pero ser comn y se distribuir a cada uno segn la necesidad lo pidiere.Cuidad el cepillo y todos tendremos lo suficiente. Esalgo que a mi me deleita sobremanera: ese cepilloes nuestro pesebre, nosotros somos el ganado deDios y vosotros el campo de Dios. Nadie regale unbirro o una tnica o una cosa semejante, sino slocosas que puedan ser comunes. Tambin yo tom otodo del comn, pues s que es del comn lo quetengo. No quiero que vuestra santidad ofrezca cosasque solamente yo pueda decentemente utilizar, porejemplo, un birro precioso. Quiz conviene al obispo, pero no a Agustn, hombre pobre, nacido depobres(Sermn 356, 9).

    Quienes opten por vivir con Agustn, han de ser tinentes, es decir, han de renunciar al matrimonio;de someterse al superior y obedecerle; pero sobre han de hacer voto de pobreza. As vive Agustn.

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    quiere a quienes convivan con l. Antes de entrar han dedar todos sus bienes. A quienes quieran; pueden donarlosa los pobres, a la Iglesia o al mismo monasterio. Al ingre

    h d i di i i d l I l i Ell

    ms viva de la misma. Es el corazn del Cuerpo Mde Cristo. Vive dentro de ella y para ella. En ella entra a Dios. Por medio de ella recibe al Espritu Santinfunde en cada uno el amor para que pueda logr

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    sar en ste han de ir dispuestos a vivir de la Iglesia. Ellales ha de alimentar. Del mismo modo que la comunidadde Jerusaln se mantena con las colectas de las demsIglesias, as el monasterio, y quienes en l viven, ha desubsistir con las limosnas de los fieles.

    Nadie ha de poseer nada propio. Hacer lo contrarioser un robo. Todo, absolutamente todo, ha de sercomn y cada uno ha de recibir segn su necesidad. Lacomunidad de bienes abarca tanto los temporales comolos del espritu. Hasta el alma ha de ser comn. El monacato de San Agustn ha surgido de un grito: Cuan hermoso y alegre es convivir los hermanos juntos(Salmo132,1). El monacato tiene tambin una finalidad: Paraesto os habis congregado en comn: para que tengis unalma sola y un solo corazn en y hacia Dios. Ascomienza laReglade Agustn. Dios, por tanto, es la metaltima a lograr en unidad de corazones, impulsados porla caridad. Dios ser para los monjes la grande y riqusima posesin. Quien viva con Agustn no tendr msbien que a Dios. Pero Dios basta, y sobra para todos.

    Los medios para lograrlo no son distintos de los quetienen los restantes cristianos para acceder a Dios. Losmonjes de Agustn, no son seres extraos, son cristianoscomo los dems. En la Iglesia primitiva la comunidad deJerusalem viva de una forma ms perfecta que las demscomunidades, que tambin eran cristianas. Quienesentran en el monasterio agustiniano intentarn imitar aaquella comunidad de donde sali la fe al mundo.

    El monje que desee vivir como Agustn propone noest fuera de la vida de la Iglesia. Al contrario, es la parte

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    infunde en cada uno el amor para que pueda logrunidad de corazones y as alcanzar a Dios. Sin la Ino habra monacato agustiniano porque tampoco Espritu ni caridad.

    Agustn concibi el monacato ante todo como uvicio a la Iglesia. Quienes entraban en sus monaseran seglares. Pero haban de estar preparados parponder dignamente si algn da la Iglesia necesitabservicios especiales. La gran novedad de Agustn cti en convertir sus monasterios en seminarios. Lsia catlica africana se hallaba humillada hasta enpor el donatismo. La nica forma de conseguirlevantara la cabeza era comenzar con la reformclero.Era preciso desterrar del pueblo muchas cosbres menos cristianas que los adversarios de la Cano cesaban de reprochar. Se necesitaban para ello dotes y obispos capacitados. Era tambin necesario rrar los vicios del clero, de modo especial su orgucasta y su avaricia. Para ello nada mejor que tener escoger y tomar solamente los ms dignos. Se neceuna vida casta y una instruccin conveniente. La rancia haba que desterrarla completa y definitivade los pastores. De estos monasterios sali la reforla Iglesia africana. Los monasterios de Agustn proron de obispos a numerosas ciudades africanas. AIglesia catlica comenz de nuevo a revivir.

    Quien era llamado al sacerdocio deba seguir simonje, viviendo en el monasterio, en pobreza. Aen esto no admita excepciones. Deberan vivir co

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    en el monasterio, como los dems monjes no ordenados.Viviendo solamente del comn.

    Agustn viva, pues, en el monasterio con sus monjes.

    limitase, ni siquiera en la mesa. Si alguien se deslizaba en esta materia, perda una porcin de laspermitidas, pues lo mismo para los que morabancon l como para los convidados, estaba tasado el

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    Pero tena que prestar los servicios de hospitalidad paracon los huspedes y peregrinos, a quienes no queraintroducir en el monasterio. Tal vez, si se trataba de obispos, para que no le llevasen los mejores monjes a susdicesis. O tambin para que no se llevasen los malos, a

    quienes l no permita que fuesen ordenados. Para poderrecibirlos funda un segundo monasterio en Hipona. Lacasa episcopal ser ahora un monasterio ms en el queAgustn vivir con sus monjes clrigos.

    La rigidez mostrada por Agustn en tema de pobrezafue causa de que no faltasen hipcritas que posean bienes e hicieron testamento. Esto le llev primero a haceruna inspeccin de todos sus monjes. Encontr la situacin mejor de lo que opinaban las malas lenguas. Pero

    este hecho h izo que cambiase su modo de actuar. No sertan intransigente. El clrigo que as lo desee podr abandonar el monasterio y vivir de sus bienes. Son palabrassuyas: S cmo aman los hombres ser clrigos; no se loquitar al que se niegue a vivir en comn conmigo. Peroquien quiera quedarse conmigo tendr a Dios. Si estdispuesto a dejarse alimentar por Dios, por medio de laIglesia, a no tener nada propio repartindolo entre lospobres, o amasndolo en comn, qudese conmigo.Quien no quiera, es libre, pero mire si podr conseguir lafecilidad eterna.(Sermn,355, 6).

    Vivan con l los clrigos con casa, mesa yajuar comn. Para evitar el peligro del perjurio enlos habituados al juramento, instrua al pueblo fiel,y a los suyos les tena mandado que nadie se exra-

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    con l como para los convidados, estaba tasado elvino que haban de beber. Las trasgresiones de laregla y de la honestidad las correga o tolerabasegn la prudencia, insistiendo sobre todo en quedeban desterrarse las palabras maliciosas...(Vida, 25).

    Para Agustn el hombre era libre de elegir el cde la perfeccin o no. Pero una vez elegido, no ldaba otra opcin que elegir tambin la pobreza pePor necesidad, el clrigo ha de ser aspirante a la pcin y en consecuencia ha de vivir en pobreza. Dla advertencia de Agustn: mire si podr obtener cidad eterna.

    Pero Agustn no quera tener hipcritas dentrcasa. El que falta a un voto cay a mitad; pero simula lo que no tiene cay entero. Por tanto, quiera quedarse con l sabe ya a qu atenerse. Y Atambin: Si alguien vive con hipocresa, si algupropietario, no le permito hacer testamento, sino borrar de la lista de los clrigos. Puede citar conmil concilios, o navegar contra m a cualquier pastenga la seguridad: Dios me ayudar para que donsea obispo l no pueda ser clrigo. Lo habis odo, odo.(Sermn,356, 14).

    Palabras duras y claras. El obispo de Hiponsoportaba la hipocresa a su lado. El monacato apoyarse en la verdad y en la sinceridad. La dispointerna de cada uno que entra en un monasterio aniano ha de ser siempre la de quien est dispues

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    cada momento a interrogar su corazn. Es decir, a jugarlimpio. La verdad es presupuesto irrenunciable. Verdadque,a su vez, es conquista permanente.

    EN EL MONASTERIO

    S US vestidos calzados y ajuar domstico

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    En el m onacato agustiniano todo es de todos. Y todoshacen todo. Todos contemplan, todos se dedican al servicio activo de la Iglesia. Todos trabajan manualmente. Sino en su persona, en la del hermano. Basta que ames lodel hermano y eso ser tuyo.

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    S US vestidos, calzados y ajuar domsticomodestos y adecuados: ni demasiado preni demasiado viles, porque estas cosas suelen ser hombres motivo de jactancia o de abyeccin, al car por ellas los intereses de Jesucristo, sino los Pero l, como he dicho, iba por un camino metorcerse ni a la derecha ni a la izquierda.

    La mesa era parca y frugal, donde abundabanras y legumbres, y algunas veces carne, por miramlos huspedes y a personas delicadas. No faltabael vino, porque saba y enseaba como el apstoda criatura es buena, y nada hay reprobable tocon accin de gracias, pues con la palabra de Diooracin queda santificado (1 Tim,4, 4-5).

    De plata usaba slo las cucharas; todo el restvajilla era de arcilla, de madera o de mrmol; y por una forzada indigencia, sino por voluntaria p

    Se mostraba tambin siempre muy hospitalariY en la mesa le atraa ms la lectura y la conve

    que el apetito de comer y beber. Contra la pestilela murmuracin tena este aviso escrito en verso:

    el que es amigo de roer vidas ajenas,no es digno de sentarse a comer en esta mesa.Y amonestaba a los convidados a no salpicar

    versacin con chismes y detracciones. En cierta en que unos obispos rnu.y familiares suyos dabansuelta a sus lenguas, contraviniendo a lo prescr

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    amonest muy severamente, diciendo con pena que ohaban de borrarse aquellos versos o l se levantara de lamesa para retirarse a su habitacin. De esta escena fuimos testigos yo y otros comensales

    TODO ES BUENOYo no puedo ser cruel con vosot

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    mos testigos yo y otros comensales.Nunca olvidaba a los compaeros en su pobreza,

    socorrindoles de lo que se provean l y sus comensales,esto es, o de las rentas y posesiones de la Iglesia, o de lasofertas de los fieles. Y como a causa de las posesiones, elclero era el blanco de la envidia, como suele suceder, elSanto, predicando a los feligreses, sola decirles que prefera vivir de las limosnas del pueblo a sobrellevar laadministracin y cuidado de las propiedades eclesisticas,y que estaba dispuesto a cedrselas para que todoslos siervos de Dios viviesen del servicio del altar. Peronunca los fieles aceptaron tal propuesta(Vida,22-23).

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    D URANTE su sacerdocio y episcopado, Acontinu la tarea emprendida apenas baurebatir el maniquesmo, la religin que le tuvo pr

    durante nueve aos. Nadie se hallaba en mejoreciones que l para hacerlo. Su adhesin al mismsido fervorosa y con ejemplar aplicacin se habcado a la lectura de los libros de la secta.

    El maniquesmo, grupo religioso procedente sia, se haba difundido con sorprendente rapidez el imperio romano de oriente y occidente. La cladad haba sido su normal modo de vida. Proscritoleyes imperiales, los paganos lo consideraban coy los cristianos ortodoxos con temor y odio. Era groso competidor; tambin l se haca pasar ptiano,aceptando a su modo el Nuevo Testamerechazando el Antiguo por ignominioso.

    La doctrina de Manes, su fundador, se basabdualismo; al comienzo, existan dos principios, nos,enemigos e irreconciliables entre s; uno bueotro malo: el Reino de la luz y el Reino de lblas. Este, envidioso de la felicidad de aqu l, lo otro,para defenderse, le entrega una parte de s mque es devorada al instante por el principio maparte de la luz se encuentra aprisionada en las tiEn este momento comienza la historia. La creacmundo se llev a cabo para poder ejecutar la libTodos los seres vivientes constan de esos dos pr

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    la materia, intrnsecamente mala en cuanto que est formada con elementos del reino de las tinieblas, y unaporcin de luz, buena por tanto.

    El h b l id D d l h l

    Finalmente, sean crueles con vosotros quienenunca se han visto entrampados en elerror, en elcual os ven a vosotros.

    Con todo, el maniqueo tena unos deberes m

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    El hombre no est excluido. Dentro de l hay un elemento bueno y otro malo que obran respectivamente elbien y el mal. No existe libertad para el hombre mani-queo. No es el hombre quien peca, sino el principio maloque habita en su interior. Nada extrao es que Agustnencontrase atrayente esta doctrina que le explicaba, poruna parte, el origen del mal no procede del Diosbueno, cosa inconcebible, y por otra crea que lelibraba de la responsabilidad de sus pecados.

    Sean crueles con vosotros quienes ignorancunto cuesta encontrar laverdad, y cuan difcil esevitar los errores.

    Sean crueles con vosotros quienes desconocencuan pocas veces y con cunta dificultad sucede elpoder superar las imgenes carnales con la serenidad de una mente piadosa.

    Sean crueles con vosotros quienes no saben loque cuesta sanar elojo interior del hombre de modoque pueda ver susol: No ste a quien vosotros adoris, dotado de un cuerpo celeste, que brilla y emitesus rayos a los ojos crneos de hombres y animales,sino aquel de quien escribe el profeta:Me ha nacidoel sol de justicia;y en el Evangelio:la luz verdaderaque ilumina a todo hombre que viene a estemundo.

    Sean crueles con vosotros quienes desconocencunto es preciso suspirar y gemir hasta llegar apoder comprenderalgo de Dios.

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    Con todo, el maniqueo tena unos deberes mcretos: Liberar a su dios. Liberar del poder de lala partcula de luz presente en toda la creacinpiedras, en las plantas, en los animales, en el hombre. En el maniquesmo no es Dios quien rehombre; es el mismo hombre quien redime a Dio

    De aqu proceden las normas a que debe ajuconducta todo fiel maniqueo: Losoyentes,categora inferior, en la medida de lo posible y loselegidos,o perfectos,de forma absoluta. Tales normas se contenanque llamaban los tres sellos: de la boca, de las mdel vientre. Por el sello de la boca se les prohibamar y comer carne por considerarla pertenecireino de las tinieblas. El de las manos, les prohibla vida a cualquier clase de ser viviente, aun vegmismo coger higos, pues era maltratar a Dios. vientre les impeda contraer matrimonio, pues crear hijos significaba aumentar el nmero de para la divinidad.

    Loselegidos,a quienes estaba prohibido romperguno de tales sellos, eran alimentados por losoyentesyde forma totalmente vegetariana. En las oficinasestmagos se efectuaba la liberacin deseada. Lcula de luz que haba recobrado la libertad era llreino del Padre. Medio de transporte era el sol yque peridicamente hacan su recorrido. Cuandohallaba en cuarto creciente, iba; cuando en cuarguante, vena. As continuaban con una serie enmitos que Agustn se encarg de poner en ridculpretndolos en su sentido literal.

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    Como en las dems controversias, los caminos seguidos por Agustn para combatir el error fueron mltiples:escritura de libros, predicacin, encuentros personalescon m iembros del otro band o, debates pblicos, etc.

    le ata. El mal que el hombre siente dentro de s yinclina al pecado, tuvo su origen en el pecado de

    El verdadero Redentor es Cristo, no el hombredimido es el hombre, no Dios.

  • 7/27/2019 De Luis, Pio - San Agustin, Historia de Una Inquietud

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    No es difcil enum erar las verdades de las que Agustnse convirti en abogado contra los maniqueos. Lo primero de todo, l delat el carcter fabuloso y mtico deaquella construccin, que se opona ostentosamente atodas las afirmaciones de la ciencia, en especial de laastronoma. Los que, a su modo de ver, prometan sercientficos, exigan que se creyese lo que iba contra lasverdades ms ciertas y seguras de la ciencia.

    Les niega la denominacin de cristianos. No corresponde a quienes no aceptan ntegro el Antiguo y elNuevo Testamento, ni a quienes rechazan a Cristo tal ycomo aparece en los Evangelios, es decir, un Jesucristo,verdadero Dios y hombre, con carne y hueso. El Cristode ellos era una especie de fantasma, sin carne, aunque lasimulase. Tampoco podan arrogarse el nombre de cristianos quienes negaban verdades fundamentales queAgustn defendi con ahnco contra ellos.

    Principio Supremo slo hay uno, el Dios bueno, creador de todo cuanto existe con absoluta libertad. Creadorpor amor, no por necesidad.

    En consecuencia, la creacin es buena. Todo cuantoexiste, en cu anto creado por Dios, es bueno .

    El mal moral tiene su origen en la voluntad del hombre que decidi libremente apartarse de Dios. No procedede ningn otro principio. El mal fsico en el mismo ser delas criaturas , ser deficiente, no pleno com o el de Dios.

    El hombre es libre para escoger el bien o el mal. Diosal crearle le dot de ese don . N ingu na fuerza irresistible

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    redimido es el hombre, no Dios.Los tres sellos maniqueos son un absurdo evide

    carne es obra de Dios; por tanto, es buena y comerse. La creacin ha sido puesta por el Semanos del hombre para que se sirva de ella. Nadamatar animales o servirse de plantas para nuesttento. El matrimonio es cosa santa y buena. P rohapartarse de la verdad. Lo cual no impide que mbuscando una perfeccin superior, renuncien a entregarse total e ntegramente a Dios.

    Pero yo, que hinchado de enorme jactanciadurante mucho tiempo, al fin que pude contemplaen qu consiste aquella sinceridad que se percibesin necesidadde fbulas vacas de contenido.

    Que, miserable, apenas m ereca con la ayuda deDios vencer las vanas imaginaciones de mi ment