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    Sadhana, un camino de oracin.Antonio de mello, s. j.

    Introduccin.

    He pasado los quince ltimos aos de mi vida dando retiros y dirigiendoespiritualmente a las personas para que avanzaran en la prctica de la oracin.Cientos de veces he tenido que escuchar las quejas de quienes afirmaban no sabercmo hacer oracin. Me repetan que, a pesar de todos sus esfuerzos, parecan noprogresar en la oracin; que les resultaba tediosa y desalentadora. Oigo amuchos directores espirituales afirmar que se sienten totalmente desarmadoscuando tienen que ensear a orar o, para decirlo con mayor exactitud, cuando setrata de conseguir satisfaccin y plenitud en la oracin Todas estasmanifestaciones me producen sorpresa, ya que para m ha sido siemprerelativamente fcil ayudar a la gente a hacer oracin. Y no pienso que se debanicamente a un carisma personal que pueda yo poseer. Se debe, ms bien, aalgunas teoras muy sencillas que pongo en prctica en mi vida personal deoracin y cuando guo a otros en ese campo. Una de las teoras consiste en que

    la oracin es un ejercicio que confiere plenitud y satisfaccin y que esperfectamente legtimo buscar ambas cosas en la oracin. Otra es que la oracindebe hacerse menos con la cabeza que con el corazn. De hecho, cuanto antes seprescinda de la cabeza y del raciocinio, tanto ms jugosa y provechosa ser laoracin. Muchos sacerdotes y religiosos equiparan oracin y raciocinio. Aquradica su fracaso.En cierta ocasin me cont un amigo jesuita que haba recurrido a un guru hindpara iniciarse en el arte de orar. El guru le dijo: Concntrese en surespiracin. Mi amigo lo intent durante unos cinco minutos. Despus le dijo elguru: El aire que usted respira es Dios. Usted est aspirando y expirando aDios. Convnzase de ello y mantenga este convencimiento.Mi amigo hizo algunos esfuerzos mentales para encajar teolgicamente estasafirmaciones; despus sigui las instrucciones durante horas, da tras da, y

    descubri, para sorpresa suya, que orar puede ser tan sencillo como respirar.Adems descubri en este ejercicio una profundidad, una satisfaccin y unalimento espiritual que jams haba encontrado anteriormente en las innumerableshoras que haba dedicado a la oracin durante muchos aos.Los ejercicios que propongo en este libro sintonizan en gran medida con losplanteamientos de aquel guru hind de quien no he vuelto a tener noticias desdeentonces. Tambin yo tengo ciertas teoras sobre la oracin, pero las expondrcuando presente los ejercicios que vienen a continuacin. Entonces se ver cmose cumplen en cada uno de ellos.He propuesto estos ejercicios a grupos de personas en innumerables ocasiones. Merefiero a los Grupos de oracin o, exactamente, Grupos de contemplacin. Encontra de lo que comnmente se piensa, existe algo a lo que puede llamarse grupode contemplacin. Sucede adems que, en determinadas circunstancias, es msprovechosa la contemplacin cuando se hace en grupo que cuando se haceindividualmente.He trascrito los ejercicios que aparecen en este libro casi en la misma forma ylenguaje en que fueron propuestos a los grupos. Si usted intenta dirigir ungrupo de contemplacin y ha decidido servirse de este libro, tendr suficientecon tomar el texto de cada ejercicio, leerlo lentamente al grupo y hacer queste siga las instrucciones que usted lee. Naturalmente, la lectura deber sermuy lenta; ser preciso hacer muchsimas pausas, especialmente en los lugaresque se sealen...

    La mera lectura de este texto a otras personas no convertir a nadie en un buendirector de un grupo de contemplacin. Ser preciso, adems, que la persona encuestin sea experta en contemplacin. Necesitar haber experimentado conanterioridad algunas de las cosas que lea a los otros. Deber, adems, serexperta en el arte de la direccin espiritual. Estos ejercicios no sustituyen laexperiencia personal ni la pericia espiritual. Pero constituirn una buena ayudapara comenzar y sern de utilidad para usted y para su grupo. He tenido cuidado

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    de no incluir en este libro ejercicios que exigiran la gua de un especialistaen oracin. Caso de que alguno de los ejercicios pudiese encerrar algninconveniente, lo sealar e indicar el camino a seguir para evitar posiblesdaos.

    Dedico este libro a la Santsima Virgen Mara que es para m modelo supremo decontemplacin. Ms an: estoy convencido de que ella ha conseguido, para m y

    para otras muchas personas a las que he guiado, gracias en la oracin que deotra manera habramos logrado. Y aqu mi primer consejo para quien quieraprogresar en el arte de la contemplacin: es preciso buscar el patrocinio deMara, pedir su intercesin antes de echar a andar por el camino de la oracin.Ella recibi el carisma de hacer que descendiera el Espritu Santo sobre laIglesia. Sucedi esto en la Anunciacin y en Pentecosts, cuando se encontrabaorando con los Apstoles. Si logras que ella ore contigo y por ti, sersverdaderamente afortunado.

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    Consciencia.

    Ejercicio 1: La riqueza del silencio.

    El silencio es la gran revelacin, dijo Lao-tse. Estamos acostumbrados aconsiderar la Escritura como la revelacin de Dios. Y as es. Con todo, quisieraque, en este momento, descubrierais la revelacin que aporta el silencio. Pararecibir la revelacin de la Escritura tenis que aproximaros a ella; para captarla revelacin del Silencio, debis primero lograr silencio. Y sta no es tareasencilla.Vamos a intentado en este primer ejercicio.

    Que cada uno de vosotros busque una postura cmoda.Cerrad los ojos.

    Voy a invitaros a guardar silencio durante diez minutos. Intentaris, en primerlugar, hacer silencio, el silencio ms total, tanto de corazn como de mente.Cuando lo hayis conseguido, quedaris abiertos a la revelacin que trae consigoel silencio.Al final de los diez minutos os invitar a que abris los ojos y a quecompartis con el resto, si as lo deseis, lo que habis hecho y experimentadoen este tiempo.

    Para compartir con el resto lo que habis hecho y lo que os ha ocurrido, quecada uno cuente los intentos que hizo para lograr el silencio y en qu medida loha conseguido. Que describa ese silencio, si es capaz. Que cuente algo de lo queha pensado y sentido durante este ejercicio.

    Las experiencias de la gente que se somete a este ejercicio son infinitamentevariadas. Muchos descubren, para sorpresa suya, que el silencio es algo a lo queno estn acostumbrados en absoluto. Hagan lo que hagan, son incapaces de detenerel constante vagar de su mente y de acallar el alboroto emocional que sientendentro de su corazn. Otros, por el contrario, se sienten cercanos a lasfronteras del silencio. En ese momento sienten pnico y huyen. El silencio puedeser una experiencia aterradora.Con todo, no existe motivo para desanimarse. Incluso esos pensamientos alocadospueden ser una revelacin. No es una revelacin sobre ti mismo el hecho de quetu mente divague? Pero no basta con saberlo. Debes detenerte y experimentar esevagabundeo. El tipo de dispersin en que tu mente se sumerge, no es acasorevelador?En este proceso hay algo que puede animarte: el hecho de que hayas podido serconsciente de tu dispersin mental, tu agitacin interior o tu incapacidad delograr silencio, demuestra que tienes dentro de ti al menos un pequeo grado de

    silencio, el grado de silencio suficiente para caer en la cuenta de todo esto.Cierra los ojos de nuevo y percibe tu mente dispersa durante dos minutos...Siente ahora el silencio que te hace posible concienciar la dispersin de tumente...En los ejercicios que vienen a continuacin iremos construyendo este silenciomnimo que tienes dentro de ti. A medida que crezca te revelar ms y ms cosassobre ti mismo. Esta es su primera revelacin: tu propia identidad. En estarevelacin, y a travs de ella, alcanzars cosas que el dinero no puede comprar,tales como sabidura, serenidad, gozo, Dios.Para alcanzar estas realidades a las que no se puede poner precio no basta conreflexionar, hablar, discutir. Es preciso actuar. Poner manos a la obra ahoramismo.Cierra los ojos. Busca el silencio durante otros cinco minutos.

    Cuando termines este ejercicio, trata de ver si los esfuerzos que has realizadoen estos ltimos minutos han sido ms o menos positivos que los anteriores.

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    Observa si el silencio te ha revelado ahora algo que no habas percibidoanteriormente.No pretendas encontrar algo sensacional en la revelacin que el silencio teregala: luces, inspiraciones, perspectivas. Limtate a observar. Trata derecoger todo lo que se presenta a tu conciencia. Todo, aunque sea trivial yordinario, lo que te sea revelado. Quizs toda la revelacin se reduzca a caeren la cuenta de que tus manos estn hmedas, a hacerte cambiar de postura o a

    tomar conciencia de que ests preocupado por tu salud. No importa. Es realmentevalioso que hayas cado en la cuenta de todo esto. Es ms importante la calidadde tu toma de conciencia que sus contenidos. A medida que mejore la calidad, tusilencio ser ms profundo. Y a medida que tu silencio se profundiceexperimentars un cambio. Y descubrirs, para satisfaccin tuya, que revelacinno es conocimiento racional. Revelacin es poder; un poder misterioso quetransforma.

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    Ejercicio 2: Sensaciones del cuerpo.

    Sitate en una posicin que te resulte cmoda y relajante. Cierra los ojos.Voy a pedirte que te hagas consciente de determinadas sensaciones corporales quesientes en estos momentos, pero de las que no te das cuenta de manera refleja...

    Cae en la cuenta del roce de tu ropa en tus hombros... Ahora del contacto que seproduce entre tu ropa y tu espalda, del contacto de tu espalda con el respaldode la silla en la que ests sentado... Percibe la sensacin de tus manos cuan dose juntan o reposan en tu regazo... Hazte consciente de la presin que tusmuslos y nalgas ejercen sobre la silla... Cae en la cuenta de la sensacin detus pies al tocar los zapatos... Ahora hazte consciente reflejamente de lapostura en la que ests sentado... De nuevo: tus hombros... tu espalda... tumano derecha... tu mano izquierda... tus mus los... tus pies... la posicin enque ests sentado...Otra vez: hombros... espalda... mano derecha... mano izquierda... musloderecho... muslo izquierdo... pie derecho... pie izquierdo... tu posicin en lasilla...Contina girando en tomo a ti mismo, pasando de una parte de tu cuerpo a otra.Procura no detenerte en cada parte durante ms de dos minutos, hombros, espalda,muslos, etc. Pasa continuamente de uno a otro...Puedes concentrarte en las partes del cuerpo que yo he mencionado o en aquellasotras que t desees:cabeza, cuello, brazos, trax, estmago... Lo verdaderamente importante es quellegues a captar el sentir. la sensacin de cada parte; que la sientas duranteuno o dos segundos y que pases a otra parte del cuerpo...Cuando hayan pasado cinco minutos, te invitar a que abras los ojos despacio ypondremos fin al ejercicio.

    Este ejercicio sencillo produce en la mayora de las personas una sensacininmediata de relajacin. En bastantes grupos, cuando propuse por primera vezeste ejercicio, algunas personas se relajaron de tal manera que cayeron en unsueo profundo.Uno de los enemigos ms poderosos de la oracin es la tensin nerviosa. Esteejercicio trata de ayudarte a dominarla. La frmula es muy sencilla: te relajascuando llegas a tus sentidos; cuando tomas conciencia lo ms plenamente posiblede las sensaciones de tu cuerpo, de los sonidos o ruidos que te rodean, de turespiracin, del sabor de lo que tienes en la boca.La inmensa mayora de las personas viven excesivamente en sus cabezas: tienen encuenta los pensamientos y fantasas que emergen en ella pero son muy pococonscientes de la actividad de sus sentidos. Por esta forma de proceder, raravez viven en el momento presente. Se sitan casi siempre en el pasado o en elfuturo. En el pasado lamentando viejos errores, sintindose culpables deantiguos pecados, complacindose morosamente en triunfos pasados, recordandoinjurias que alguna persona les caus. O en el futuro temiendo posiblescalamidades y desgracias, anticipando futuras alegras o soando conacontecimientos venideros.Recordar el pasado para aprovechar sus lecciones o para gozamos de nuevo,anticipar el futuro para planificar de forma realista. es vlido a condicin deque no nos mantenga alejados del presente durante demasiado tiempo. Para tenerxito en la vida de oracin es decisivo. desarrollar la capacidad de entrar encontacto con el presente y de permanecer en l. Y el mejor mtodo que yo conozcopara permanecer anclado en el presente es abandonar la cabeza y volver a lossentidos.Siente el calor o el fro de la atmsfera que nos rodea. Percibe la brisa queacaricia tu cuerpo. El calor cuando el sol entra en contacto con tu piel. Eltejido y temperatura del objeto que tocas... y nota la diferencia. Observa cmoretornas a la vida a medida que te insertas en el presente. Cuando hayasdominado esta tcnica de tener en cuenta los sentidos, te sorprenders de los

    cambios que se producen en ti si eres de las personas que sienten frecuentementetristeza frente al futuro o culpabilidad frente al pasado.Una palabra sobre el salir de la cabeza: la cabeza no es buen lugar para hacer

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    oracin... Pero no es un mal sitio para comenzara. Si tu oracin permanecedurante demasiado tiempo en la cabeza y no pasa al corazn. se tomar rida y seconvertir en algo tedioso y desalentador. Debes aprender a salir del campo delpensamiento y de la locucin y emigrar a los dominios de los sentimientos, delas sensaciones, del amor, de la intuicin. Ese es el lugar donde lacontemplacin nace y donde la oracin se convierte en poder transformante y enfuente inagotable de felicidad y de paz.

    Es muy posible que algunas personas -muy pocas- sientan, como resultado de esteejercicio, no relajamiento y paz, sino aumento de tensin. Si te sucede esto,conciencia tu tensin nerviosa. Observa cul de las partes de tu cuerpo se hallaen tensin. Percibe con exactitud las caractersticas de la misma. Hazteconsciente de que eres t quien produce la tensin en ti mismo y observacuidadosamente cmo lo haces.Cuando empleo la palabra observar no me refiero a la reflexin, sino a lassensaciones y a los sentimientos. No puedo repetir en cada lnea que en esteejercicio se trata de sentir, no de pensar. Existen personas que, cuando se lesdice que sientan sus brazos o sus piernas o sus manos, no las sienten realmente.Se limitan a reproducir mentalmente alguno de esos miembros. Conocen dnde estnsituados y se limitan a tomar nota de ese conocimiento. Pero no llegan a sentirrealmente los miembros. Mientras que otras personas son capaces de sentir, stas

    no. A lo sumo, logran una reproduccin mental.El medio ms adecuado para superar este defecto (y para asegurar que no tomasuna reproduccin mental por la experiencia de un sentimiento) es tratar decaptar el mayor nmero posible de sensaciones en cada uno de estos miembros:hombros, espalda, muslos, manos, pies. Esto te ayudar, adems, a sintonizar conpersonas que no sienten sus miembros. Descubrirs probablemente que slo unaparte mnima de la superficie de tus miembros produce sensaciones al principio.No percibirs sensacin alguna en reas amplias de tu cuerpo. Esto se debe a quetu sensibilidad ha quedado adormecida por vivir demasiado en tu cabeza. Lasuperficie de tu piel est cubierta con trillones de reacciones bioqumicas alas que llamamos sensaciones y, mira por dnde, a ti te cuesta trabajo encontrarunas pocas. Has endurecido tu capacidad para sentir, quizs como consecuencia dealgn dao emocional o de un conflicto que has olvidado hace mucho tiempo. Y tu

    percepcin, tu consciencia, tu poder de concentracin y de atencin estn sincultivar, subdesarrollados.En otro lugar expondr la relacin que existe entre este ejercicio y la oracin.Indicar tambin cmo, para muchas personas, este ejercicio en s mismo es unaforma de contemplacin. Por el momento, bstenos recordar que es una preparacinpara la oracin y contemplacin, un medio para relajamos y conseguir la quietud,condiciones imprescindibles para orar.Cierra de nuevo los ojos. Entra en contacto con las sensaciones que se producenen diversas partes de tu cuerpo.Lo ideal sera que no pensases en las diversas partes de tu cuerpoconcibindolas como manos, piernas o espalda, sino que pasases de una sensacina otra sin etiquetar ni nombrar los miembros u rganos que sientes.Si adviertes un impulso a moverte o a cambiar de posicin, no consientas.

    Limtate a tener en cuenta esa incitacin y la molestia corporal que origina,quizs, ese impulso.Realiza este ejercicio durante algunos minutos. Sentirs crecer la calma en tucuerpo. No te solaces en esa tranquilidad. Contina en tu ejercicio y deja quela calma se cuide de s misma.Si te distraes en un momento determinado, vuelve a la percepcin de lassensaciones del cuerpo, pasando de una a otra, hasta que tu cuerpo recobre denuevo la calma, tu mente participe de la calma de tu cuerpo y seas capaz desentir esa tranquilidad que reporta paz y sabor anticipado de la contemplacin yde Dios. En cualquier caso, vuelvo a repetido, no acampes de manera refleja enla tranquilidad.

    Por qu no conviene detenerse en la calma que sentirs, probablemente, duranteeste ejercicio? Pararse en ella puede ser relajante e incluso placentero, perosi consientes en detenerte en ella corres el peligro de provocar un estadohipntico leve o un vaco mental y permanecer en ese trance que no conduce enmodo alguno a la contemplacin. Esta situacin se asemejara de alguna manera a

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    una autohipnosis, que nada tiene que ver con la profundizacin de la conscienciao de la contemplacin.Por consiguiente, es importante que no busques deliberadamente producir la calmao el silencio dentro de ti ni te detengas en ellos cuando se produzcan. Debersbuscar que se agudice tu consciencia, no el adormecimiento de ella, resultado deun trance aunque sea leve. As, en vez de la calma y dentro de ella, debesesforzarte en ejercitar tu percepcin y dejar que la calma se cuide de s misma.

    Habr momentos en los que la calma o el vaco sean tan intensos que te impidantotalmente realizar cualquier ejercicio o esfuerzo. En tales momentos no eres tquien busca la tranquilidad; la calma toma posesin de ti y te inunda. Cuando seproduzca una situacin de este tipo, ser conveniente y saludable que abandonestodo esfuerzo, (que, por otra parte, sera imposible), que te rindas a la calmaabrumadora que anida dentro de ti.

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    Ejercicio 3: Sensaciones del cuerpo. Control del pensamiento.

    Este ejercicio es una profundizacin del anterior. Quizs te haya parecido unejercicio muy sencillo hasta el punto de desilusionarte. Tengo que recordarteque la contemplacin es algo muy sencillo. Para avanzar en ella no es preciso

    emplear tcnicas cada vez ms complicadas, si no perseverar en la simplicidad,algo que a la mayora de las personas resulta muy duro. Librate del tedio.Resiste a la tentacin de buscar lo novedoso y, por el contrario, busca laprofundidad.Si deseas obtener los beneficios de este ejercicio y del anterior, deberspracticados durante un largo perodo de tiempo. En cierta ocasin form parte deun retiro budista en el que dedicamos nada menos que catorce horas diarias aconcentramos en nuestra respiracin, en el aire que entraba y sala por nuestrasfosas nasales. Ninguna variedad, ninguna excitacin, ningn contenido depensamiento con que mantener entretenida nuestra mente 1 Recuerdo con viveza elda en que dedicamos doce horas o ms a conscienciar todas las sensaciones en lareducida rea existente entre las fosas nasales y el labio superior. Muchos denosotros vivimos en el vaco durante horas sin fin, pero la paciencia. elesfuerzo perseverante de concentracin y toma de consciencia hicieron que estarea obstinada comenzara a producir sus sensaciones.Quizs preguntes: para qu sirve todo esto desde el punto de vista de laoracin? Por el momento voy a limitarme a responderte: No hagas preguntas. Hazlo que se te dice y encontrars la respuesta por ti mismo. La verdad seencuentra no tanto en las palabras y explicaciones cuanto en la accin y en laexperimentacin. As, pues, manos a la obra, con fe y perseverancia (necesitarsuna buena dosis de ambas!) Y en un corto espacio de tiempo experimentars larespuesta a tus preguntas.Experimentars tambin repugnancia a responder las preguntas, incluso aquellasde apariencia prctica, que otras personas planteen sobre estos temas. La nicarespuesta vlida para ellos ser: Abre los ojos y ve por ti mismo. Preferiraque caminases conmigo hasta la cima de la montaa Y experimentars la salida delsol en lugar de aventurarme en narraciones brillantes sobre los efectos queproduce en ti el sol naciente cuando lo contemplas desde la cima de la montaa.Venid y ved, respondi Jess a dos de sus discpulos que le preguntaban. Sabiarespuesta!Toda la brillantez de la salida del sol vista desde la montaa, y muchsimo ms,se encierra en un ejercicio tan montono como es tener en cuenta durante horas ydas sin fin las sensaciones de tu cuerpo. Ven y ve por ti mismo 1 Probablementeno dispondrs de horas y de das completos para dedicarlos a este menester. Tesugiero que comiences cada rato de oracin con este ejercicio. Mantente en lhasta que encuentres paz y sosiego y despus pasa a tu oracin, sea cual fuereel tipo de oracin que practicas ordinariamente. Puedes realizar tambin esteejercicio en otros momentos del da, en ratos libres, cuando esperas el autobso el tren, cuando te sientes cansado, tenso, y deseas relajarte, cuando disponesde algunos minutos y no sabes qu hacer.Espero que llegar un momento en que experimentes el gran deleite y placer deesta percepcin y no desees pasar a otra forma de oracin. Quizs debaspermanecer entonces en ella y descubrir la profunda y genuina contemplacin quese esconde en las entraas de este humilde ejercicio. Ms adelante hablar deeste tipo de contemplacin.Pasemos ahora al tercer ejercicio. Podemos describirlo en unas pocas frases.Pero es necesario repetirlo y practicarlo con frecuencia. En nuestros grupos decontemplacin jams omito comenzar dedicando, al menos, unos pocos minutos aestos ejercicios cada vez que nos juntamos. Adems, recomiendo a los componentesdel grupo que los practiquen durante algunos minutos a la maana, al medioda ya la noche.Cierra los ojos. Repite el ejercicio anterior pasando de una parte de tu cuerpoa otra y teniendo en cuenta todas las sensaciones que puedas recoger en cada

    parte. Dedica a esta tarea de cinco a diez minutos.Ahora cntrate en una rea pequea de tu rostro: tu frente, por ejemplo, unamejilla o el mentn. Intenta recoger el mayor nmero de sensaciones dentro de

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    esa rea.Quizs al principio parezca totalmente desprovista de sensaciones. Si te sucedeesto, pasa por unos momentos al ejercicio anterior. Despus retorna de nuevo aesta rea. Contina en esta alternancia hasta que comiences a sentir algo, portenue que sea. Cuando comiences a percibir alguna sensacin, permanece en ella.Quizs desaparezca. Quizs se transforme en otra sensacin. En torno a ellapueden germinar otras sensaciones.

    Ten en cuenta el tipo de sensaciones que emergen; comezn, pinchazos, ardor,tirones, vibraciones, palpitaciones, entumecimiento...Si tu mente divaga, trata pacientemente de hacerla retornar al ejercicio tanpronto como te des cuenta de que anda errante.Quisiera terminar este captulo sugiriendo un ejercicio paralelo para utilizadofuera de los tiempos de oracin. Cuando camines, hazte consciente durantealgunos momentos del movimiento de tus piernas. Puedes realizar este ejercicioen cualquier parte, incluso en una calle abarrotada de gente. Pero no se tratade saber que tus piernas estn movindose, sino de lograr la sensacin demovimiento. Este ejercicio te producir un efecto sedante, tranquilizador.Puedes, adems, hacer un ejercicio de concentracin; para ello tendrs quebuscar un lugar tranquilo en el que no puedas ser visto por personas que, alcontemplar lo que haces, piensen que te ocurre algo serio. He aqu el ejercicio:

    Mientras paseas de un lado a otro de una habitacin o de un pasillo ralentizatus movimientos hasta el punto de caer en la cuenta plenamente de cada uno delos movimientos de tus piernas. Percibe lo siguiente: el levantar de tu pieizquierdo... el movimiento hacia delante de tu pie izquierdo... el pie izquierdocuando toca el pavimento... el peso de tu cuerpo cuando descansa sobre tu piernaizquierda...Ahora el levantar de tu pie derecho... su movimiento hacia delante... cuandocomienza a posarse sobre el suelo delante de ti... y as sucesivamente.

    Como ayuda para concentrarte puedes repetirte mentalmente cuando levantas tupie: Sube... sube... sube.... Cuando lo mueves hacia delante: Muvete...muvete... muvete... Y cuando lo posas sobre el suelo: Posando... posando...posando....

    Debo insistir en que este ejercicio no es recomendable cuando tienes prisa.Bastar con que lo realices una sola vez para comprender por qu no terecomendara que lo hicieses en un lugar en el que pudieras ser visto aunquefuera por el ms tolerante de los hombres.

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    Ejercicio 4: Control del pensamiento.

    Muchas personas sufren a causa de las distracciones que les vienen cuandorealizan ejercicios de autoconsciencia. Por esta razn quiero decir unaspalabras sobre cmo hay que actuar con estas distracciones.

    Quizs te sirva de ayuda para luchar contra las distracciones mantener los ojosentornados. brelos lo suficiente para que puedas ver a unos tres pasos pordelante de ti. Haz que tus ojos reposen sobre una mancha o un objeto. Trata, sinembargo, de no fijar la mirada sobre esa mancha u objeto; en cualquier caso, note concentres en l ni lo conviertas en objeto de tu atencin explcita.Algunas personas tienen dificultad para concentrarse cuando mantienen los ojostotalmente cerrados. Es como si sus ojos cerrados formasen una pantalla vacasobre la que su mente puede proyectar toda clase de pensamientos que les impidenconcentrarse. De ah la sugerencia de mantener los ojos medio abiertos,reposando sobre una mancha u objeto situado a unos tres pasos de distancia.Puedes hacer la prueba pero sigue el consejo tan slo si te sirve de ayuda.Quizs pertenezcas a ese tipo de personas que se encuentran tan expuestas a lasdistracciones con los ojos entornados como cerrados..Otra ayuda para dominar las distracciones es, lo creas o no, mantener la espaldaerguida. Debo confesar que hasta la fecha no he encontrado una explicacincientfica de este hecho. Pero mi experiencia personal y la de otras personas meha convencido de su validez. Para ello. la postura del loto. que se ensea a losaprendices de yoga. es ideal: piernas cruzadas de manera que el pie descansesobre el muslo del lado contrario y la espina dorsal erecta. Me han contado quelas personas expertas en esta postura tienen tan escasas dificultades paradominar las distracciones que, de hecho, encuentran problemas para pensar y parahacer que funcione su mente pensante. En consecuencia. se afirma que estaposicin es especialmente adecuada para la contemplacin y para concentrarse.Quizs la mayora de vosotros no tengis la perseverancia y decisin necesariaspara dominar a la perfeccin esta difcil, aunque gratificante postura. En talcaso, os tendrais que contentar con sentaros en una silla de respaldo verticalo en el borde de un taburete para mantener la espalda erguida. No pensis queesta postura es tan molesta como puede parecer a primera vista. Por elcontrario, llegaris a comprobar que es ms molesto mantener la espina dorsalcurvada durante largo espacio de tiempo. Probablemente lleguis a descubrir quemantener la espina dorsal erguida ayuda muchsimo a concentrarse. Un buenargumento de autoridad es el que algunos maestros del zen sean capaces de entraren una sala de meditacin y decir, mirando la espalda del que medita, si estdistrado o no. Todo esto parece un tanto exagerado, al menos para m. Recuerdo,en efecto, tiempos en los que mi espalda no se mantena erecta y, sin embargo,yo no sufra distracciones.Algunos defensores de la postura de espalda erguida llegan a aconsejar que sepermanezca rostro supino sobre una superficie dura, por ejemplo el pavimento, sino existe otro medio para mantener cmodamente la espalda erguida. Tal vez seasta una sugerencia valiosa. En cualquier caso. se puede hacer la prueba. Contodo, tengo alguna reserva contra el hecho de yacer de espaldas: la mayora delas personas se duermen cuando permanecen en esa postura. Se produce un estadode mente que es, generalmente, ms pernicioso para la contemplacin que lasmismas distracciones.Es muy probable que, a pesar de todos los intentos para dominar lasdistracciones mediante la posicin de los ojos y de la espalda, te atormente tumente dispersa. No tienes por qu alarmarte. Una mente errante es algo de lo quetendr que cuidar seriamente todo contemplativo autntico. La lucha paracontrolarla es larga y difcil, pero merece la pena intentar conseguirlo ya quesu dominio puede aportar frutos muy grandes. El nico camino que lleva a esameta es la perseverancia. la paciencia y la fe a toda prueba en que alcanzarsel xito; jams dejarte descorazonar por cualquier evidencia en sentidocontrario.

    Puedo ofrecerte an otra sugerencia. Es el camino ms eficaz, entre los queconozco, para luchar contra las distracciones. Lo presentar en forma deejercicio.

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    Cierra los ojos o mantenlos entreabiertos si te es ms til. Ahora observa cadauno de los pensamientos que vienen a tu mente. Existen dos formas de tratar lospensamientos: seguir sus evoluciones, al igual que un perrillo sigue por lascalles a todo par de piernas que vea moverse en cualquier direccin que sea, uobservarlos como una persona asomada a la ventana contempla a los que pasan porla calle. Yo te recomendara que empleases esta segunda forma.Una vez que hayas practicado esto durante algn tiempo, hazte consciente de que

    ests pensando. Puedes, incluso. decirte interiormente. Estoy pensando... estoypensando... o. ms breve. pensando... pensando... para mantenerte presente alproceso de pensamiento que est desarrollndose dentro de ti.Si observas que no existen pensamientos en tu mente y que sta se halla vaca,espera unos momentos a que aparezca el primero. Estate alerta y. tan pronto comoel pensamiento aparezca. percbelo o s consciente de que ests pensando.Haz este ejercicio durante tres o cuatro minutos.

    Cuando realices este ejercicio, llegars a descubrir con sorpresa que mientrastienes en cuenta el hecho de que ests pensando, toda actividad pensante tiendea pararse.Existe una manera sencilla de luchar contra una mente dispersa. Haz una brevepausa. pon atencin al hecho de que ests pensando y la actividad pensadora

    cesar temporalmente. Este ejercicio es especialmente til cuando se est msdistrado que de ordinario. Es casi imposible que no tengas distraccionesfrecuentes cuando te lanzas por primera vez al campo de la contemplacin. Lamayora de las distracciones desaparecen por el hecho de recordar a la mente lanecesidad de concentrarse cuando te has dado cuenta de la distraccin. Esteejercicio es necesario tan slo cuando tu mente est ms distrada que deordinario.Existe un tipo de distraccin que est cargado de una fuerte emocin: amor,temor, resentimiento o cualquier otra emocin. Este tipo de distraccin con unafuerte dosis emocional no puede ser tratada con el ejercicio que hemos apuntadoanteriormente. Tendremos que poner en prctica otros mtodos de los que hablarms adelante. Ser preciso, sobre todo, adquirir una pericia considerable en elarte de la concentracin y de la contemplacin para mantener la paz frente a ese

    tipo de distracciones.

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    Ejercicio 5: Sensaciones de la respiracin.

    Comienza este ejercicio dedicando unos cinco minutos a hacerte consciente de lassensaciones en las diversas partes de tu cuerpo...Pasa despus a percibir tu respiracin. El aire cuando entra y sale por tus

    fosas nasales...No te concentres en el aire que entra en tus pulmones. Limtate a hacerloconsciente cuando pasa a travs de tus fosas nasales...No controles tu respiracin. No intentes profundizarla. No estamos en unejercicio respiratorio sino de toma de conciencia. Por consiguiente, si turespiracin es poco profunda, no trates de cambiarla. No te interfieras en ella.Limtate a observarla.Cada vez que te distraigas, vuelve con vigor a tu tarea. De hecho, ya desde elcomienzo te ser una ayuda muy til decidirte firmemente a no pasar por alto nisiquiera una sola respiracin.A muchas personas les resulta ms difcil este ejercicio que los dos anteriores.En cualquier caso, para agudizar el hecho de hacerse consciente es el msfructfero de los tres. Posee tambin la virtud de producir calma y relajacin.Cuando trates de tener en cuenta tu respiracin. no tenses los msculos. No hayque confundir decisin con tensin nerviosa. Debes pensar que al principio esnormal tener bastantes distracciones. Por ms distrado que puedas estar, elsimple hecho de volver una y otra vez a tener en cuenta tu respiracin-. elesfuerzo que supone hacer esto- te reportar grandes beneficios que advertirsgradualmente.Cuando hayas adquirido cierta pericia en este ejercicio pasa a otro, unavariante algo ms difcil y ms eficaz:

    Consciencia la sensacin del aire cuando pasa a travs de tus fosas nasales.Siente su contacto. Advierte en qu parte de las fosas nasales sientes elcontacto con el aire cuando inspiras... y en qu parte de las fosas nasalessientes el contacto del aire cuando expiras...Hazte consciente, si puedes, del calor o del fro del aire... su fro cuandoentra, su calor cuando sale fuera.Puedes tambin percibir que la cantidad de aire que penetra por una fosa nasales mayor que la que entra por la otra...S sensible y presta atencin al sutilsimo y ligero tacto del aire en tus fosasnasales cuando inspiras y expiras... Contina notando esta sensacin duranteunos cinco o diez minutos.

    El tiempo indicado para cada ejercicio es el mnimo exigido para que te hagasidea del valor del mismo y, para que obtengas provecho de l. Pero cuanto mstiempo seas capaz de dedicar al ejercicio, mayor ser, obviamente, el fruto quesaques.Deseara hacer una acotacin a lo que acabo de decir: no permanezcas ms de doso tres das en el solo ejercicio de concienciar, durante varias horas, larespiracin.

    Puede, en efecto, suceder que este ejercicio te comunique gran paz y unasensacin de profundidad y plenitud placenteras. Quizs sientas entonces latentacin de practicarlo varias horas, cuando ests en silencio, durante unnmero de das. No lo hagas a no ser que dispongas de un gua competente. Hagoesta observacin porque la concentracin prolongada en una funcin tan sutilcomo es la respiracin puede fcilmente producir alucinaciones o sacar asuperficie materiales del subconsciente que no podrs controlar. El peligro es,ciertamente, remoto y la probabilidad de que alguien realice este ejerciciodurante horas es muy escasa. De cualquier modo, me gustara que tuvieras encuenta la advertencia que acabo de apuntar.No me cansara de ponderar el valor de este ejercicio para personas que deseen

    alcanzar paz, control de s mismos y profundo gozo interior en medio de lasdificultades que la vida les presenta. Un famoso maestro oriental dira a susdiscpulos: Tu respiracin es tu mayor amigo. Recurre a l siempre que tengas

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    problemas y encontrars consuelo y gua. Afirmacin sorprendente que hars tuyacuando hayas empleado el tiempo suficiente para dominar el difcil arte dedevenir consciente.

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    Consciencia y contemplacin.

    Quizs sea ahora el momento adecuado para enfrentamos con la objecin, escuchadacon frecuencia en mis grupos de contemplacin, de que estos ejercicios de

    hacerse conscientes son vlidos para relajarse pero nada tienen que ver con lacontemplacin entendida en sentido cristiano y con la oracin.Tratar ahora de poner de manifiesto que estos sencillos ejercicios pueden serconsiderados como contemplacin en sentido cristiano estricto. Si la explicacinque voy a proponer no te satisface o te crea problemas, te sugiero que no latomes en cuenta y que practiques estos ejercicios de conscienciacin comosimples medios para disponerte a la oracin y a la contemplacin. O, si loprefieres, ignora, completamente estos ejercicios y pasa a los restantes que seencuentran en este libro y que sean ms de tu agrado.Permteme que explique lo que entiendo por oracin y por contemplacin. Empleola palabra oracin para designar la comunicacin con Dios cuando sta seestablece principalmente por medio de palabras, imgenes y pensamientos. En otrolugar presentar muchos ejercicios a los que encasillo en el apartado de

    oracin. Entiendo la contemplacin con Dios en la que se emplea el menor nmeroposible de palabras, imgenes y conceptos o se prescinde totalmente de ellos. Deesta forma de oracin habla san Juan de la Cruz en su Noche oscura de lossentidos y el autor de Cloud of unknowing en su admirable libro. Algunos de losejercicios que presento en este libro, relacionados con la oracin de Jess,podran ser considerados como oracin o como contemplacin --o como una mezclade ambas- segn el nfasis que se ponga sobre las palabras y los pensamientos alrealizar esos ejercicios.Vayamos al ncleo del problema: Cuando practico el ejercicio de tomar concienciade las sensaciones de mi cuerpo o de mi respiracin, puedo decir que me comunicocon Dios? La respuesta es afirmativa. Permtaseme que explique la naturaleza dela comunicacin con Dios que se establece en los ejercicios de conscienciacin.Muchos msticos afirman que -adems de la mente y del corazn, con los que nos

    comunicamos con Dios. - todos nosotros estamos dotados de una mente y de uncorazn msticos. Se trata de una facultad que nos permite conocer a Diosdirectamente, comprenderle e intuirle en su ser autntico, aunque de maneraoscura, sin necesidad de usar palabras, imgenes o conceptos.De ordinario, nuestro contacto con Dios es indirecto, a travs de imgenes oconceptos que, necesariamente, distorsionan su realidad. La capacidad decaptarlo sin necesidad de imgenes o de ideas es el privilegio de esta facultada la que, en el curso de esta explicacin, llamar Corazn (trmino entraablepara el autor de Cloud of Unknowing), aunque nada tiene que ver con nuestrocorazn fsico o con nuestra afectividad.En la mayora de nosotros este Corazn se encuentra dormido y subdesarrollado.Si lo despertsemos tendera constantemente hacia Dios y, si le diramosoportunidad, empujara la totalidad de nuestro ser hacia l. Pero para ello esnecesario que se desarrolle, que se libere de las escorias que lo envuelven ypueda ser atrado por el Imn Eterno.La escoria es el amplio nmero de pensamientos, palabras e imgenes queinterponemos entre Dios y nosotros cuando entramos en comunicacin con l. Enmuchas ocasiones, las palabras, en lugar de ayudar, impiden la comunicacin eintimidad. El silencio de pensamientos y de palabras- puede, a veces, ser laforma ms idnea de comunicacin y de unin cuando los corazones estn inundadosde amor. Nuestra comunicacin con Dios no es, sin embargo, un tema sencillo. Yopuedo mirar con amor a los ojos de un amigo ntimo y comunicarme con l sinnecesidad de palabras. Pero, dnde fijar mi mirada cuando, desde el silencio,miro intensamente a Dios? Una realidad sin imagen, sin forma! El vaco!Esto es lo que se pide a algunas personas que desean entrar en comunicacinprofunda con el Infinito, con Dios: mirar fijamente durante horas al vaco.Algunos msticos recomiendan que miremos este vaco amorosamente. En verdad,requiere una buena dosis de fe mirar intensamente, con amor y anhelo, lo queparece nada cuando entramos por primera vez en contacto con ello.Normalmente, jams logrars ni siquiera aproximarte al vaco, aunque desees

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    intensamente pasar horas sin fin mirndolo fijamente, si no has hecho elsilencio en tu mente. Mientras la mquina de tu mente contine tejiendo millonesde pensamientos y de palabras, tu mente mstica o Corazn permanecersubdesarrollado. Piensa en la enorme agudeza de odo y de tacto que poseen losciegos. Han perdido la facultad de ver y esto les fuerza a desarrollar lasrestantes facultades de percepcin. En el mundo mstico ocurre algo similar. Si,por decirlo de alguna manera, pudisemos convertirnos en mentalmente ciegos, si

    pudisemos colocar una venda en nuestra mente mientras nos comunicamos con Dios,nos veramos obligados a desarrollar alguna otra facultad para comunicarnos conl -aquella facultad que, segn numerosos msticos, tiende a ir hacia l si leconcedemos la oportunidad de desarrollarse: el Corazn.Cuando nuestro Corazn logra el primer atisbo directo y oscuro de Dios, deseavislumbrar el vaco. Las personas que alcanzan este estadio se lamentan confrecuencia de que no hacen oracin, de que malgastan el tiempo, de que estnociosos, de que se encuentran sumergidos en la oscuridad total. Para escapar deesta situacin desagradable, recurren, de nuevo para desgracia suya, a sufacultad de pensar, quitan la venda de su mente y comienzan a pensar y a hablarcon Dios; hacen justamente lo contrario de lo que deberan hacer.Si Dios es benvolo con ellos -y lo es con frecuencia-impedir que empleen sumente en la oracin. Cualquier tipo de pensamiento les resultar desagradable;

    la oracin vocal les parecer insoportable porque las palabras se les antojarncarentes de sentido. Se sentirn totalmente secos siempre que intentencomunicarse con Dios por cualquier camino que no sea el del silencio. Alprincipio, incluso este silencio resultar penoso y seco. Quizs entonces caiganen el peor de todos los males: abandonar de plano la oracin porque se sientenforzados a elegir entre la frustracin de ser incapaces de utilizar su mente yla sensacin hueca de desperdiciar el tiempo y de no hacer nada, en medio de laoscuridad que les envuelve, cuando hacen el silencio en la misma.Si no caen en esa tentacin y perseveran en el ejercicio de la oracin y seentregan con fe ciega al vaco, a la oscuridad, a la inactividad, a la nada,descubrirn gradualmente -al principio en breves destellos y ms tarde de formams permanente- que en medio de la oscuridad se esconde un resplandor, que elvaco llena misteriosamente su corazn, que la ociosidad est llena de la

    actividad de Dios, que en la nada su ser es recreado y configurado de nuevo... ytodo esto de una manera que no pueden describir. Despus de cada una de estassesiones de oracin o de contemplacin -llmesela como se quiera- perciben quealgo misterioso ha estado trabajando dentro de ellos, regalndoles frescura,alimento y bienestar. Comprobarn que tienen un hambre voraz de volver a esaoscura contemplacin que parece carente de sentido y, sin embargo, les llena devida hasta el punto de alcanzar un embeleso que difcilmente pueden percibir consu mente ni sentir con sus emociones pero que est inequvocamente presente, estan real y satisfactoria que no la cambiaran por todos los embelesas que puedenofrecer los deleites del mundo de los sentidos, de las emociones y de la mente.Es curioso que al comienzo pareciese tan seco, oscuro e inspido.Si quieres alcanzar este estadio, sumergirte en esta oscuridad mstica ycomenzar a comunicarte con Dios a travs de este Corazn del que hablan los

    msticos, el primer paso a dar ser encontrar un medio para hacer silencio en tumente. Existen algunas personas afortunadas (es muy importante que sepas esto,de lo contrario caeras en el error de pensar que toda persona que quieraprogresar en la contemplacin tiene que pasar necesariamente por este proceso deconfrontacin con la oscuridad) que alcanzan espontneamente ese estado sintener necesidad de imponer el silencio a su mente discursiva ni bozal a suspalabras y pensamientos. Se asemejan a aquellas personas que poseen toda lasensibilidad que los ciegos concentran en sus manos y odos y continandisfrutando del ejercicio pleno de la visin. Saborean con fruicin la oracinvocal, aprovechan intensamente su imaginacin durante la oracin, dan riendasuelta a sus pensamientos cuando tratan con Dios y en medio de toda estaactividad su Corazn intuye directamente lo Divino.Si perteneces a los que no se cuentan entre estas personas afortunadas, tendrsque hacer algo para desarrollar este Corazn. Directamente no puedes hacer nada.Lo nico que est en tu mano es silenciar tu mente discursiva, abstenerte detodo pensamiento y palabra mientras ests en oracin y permitir que el Coraznse desarrolle por s mismo.

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    Imponer silencio a la mente es tarea extraordinariamente difcil. j qu duroresulta lograr que la mente se abstenga de pensar y pensar, de producirconstantemente pensamientos en sucesin interminable. Los maestros indes de laIndia tienen un refrn: una espina se saca con otra. Con ello quieren dar aentender que lo sabio es emplear un pensamiento para librarte de los restantespensamientos que se amontonan en tu mente. Un pensamiento, una imagen, unafrase, sentencia o palabra que sea capaz de atraer la atencin de tu mente.

    Pretender conscientemente que la mente permanezca sin pensar, en el vaco, espretender lo imposible. La mente debe encontrarse siempre ocupada en algo. Siesto es as, dale algo en lo que pueda estar ocupada, pero dale solamente unacosa. Una imagen del Salvador a la que miras amorosamente y a la que te vuelvescada vez que te distraes; una jaculatoria repetida incesantemente para evitarque la mente vague por doquier. Llegar un momento en que la imagen desaparezcadel campo de lo consciente, en que tu boca deje de pronunciar palabras, tu mentediscursiva guarde silencio perfecto y tu Corazn se sienta del todo libre paramirar fijamente, sin impedimento alguno, a la Oscuridad.Es claro que no has alcanzado an el estadio en el que la imagen desaparece ylas palabras guardan silencio para que funcione tu Corazn. Pero el que tu mentediscursiva haya reducido su actividad drsticamente es ya una ayuda inmensa paraque el Corazn se desarrolle y funcione. De esta manera, aun cuando jams

    alcances el estado en el que la imaginacin y las palabras guardan silencio.-tal como t quisieras- irn creciendo en la contemplacin.Observa que los dos medios sugeridos por m, la imagen del Salvador y larepeticin de una jaculatoria, son religiosos por naturaleza. Recuerda, noobstante, que nuestra primera intencin en este ejercicio no apunta al tipo deactividad en el que la mente se ocupa; nos interesa abrir y desarrollar elCorazn. Si se logra la finalidad, importa realmente que la espina empleada parasacar las restantes sea de naturaleza religiosa o no lo sea? Si pretendes que sehaga la luz en medio de tu oscuridad, importa realmente que el cirio que esparcela luz en tu oscuridad sea sagrado o no? Tiene alguna importancia que teconcentres en una imagen del Salvador, en un libro, en una hoja o en una manchadel suelo? Un amigo jesuita interesado en todas estas cosas (y que sospechoexamina todas las teoras religiosas con una sana mezcla de escepticismo) me

    aseguraba que, diciendo constantemente uno-dos-tres-cuatro rtmicamente,alcanzaba resultados msticos idnticos a los que sus compaeros ms religiososafirmaban alcanzar mediante la devota y rtmica recitacin de algunajaculatoria. Y le creo. Existe, indudablemente, un valor sacramental en elempleo de la espina religiosa, pero, por lo que atae a nuestra finalidad, tanbuena es una espina como otra.De este modo hemos llegado a la conclusin, aparentemente desconcertante, de quela concentracin sobre la respiracin o sobre las sensaciones del cuerpo es unacontemplacin ptima en el ms estricto sentido de la palabra. Esta teora mafue confirmada por unos jesuitas que hicieron un retiro de treinta das bajo midireccin y que accedieron a dedicar, adems de las cinco horas destinadas a loque llamamos ejercicios ignacianos, cuatro o cinco horas diarias a este sencilloejercicio de hacerse conscientes de su respiracin y de las sensaciones de su

    cuerpo. No me sorprend cuando me dijeron que durante estos ejercicios (una vezque desarrollaron cierta familiaridad con ellos) sus experiencias eran idnticasa las que tenan cuando practicaban lo que en terminologa catlica se conocecomo oracin de fe u oracin de quietud. La mayora de ellos llegaron, incluso,a decirme que estos ejercicios llevan a una profundizacin de las experienciasde oracin que ellos haban tenido con anterioridad, dndolas -por hablar dealguna forma- mayor consistencia y agudeza.A partir del prximo ejercicio de este libro propondr prcticas que son,manifiestamente, ms religiosas en cuanto al tono. Quiero salir con ello alencuentro de los que temen estar perdiendo lamentablemente su tiempo de oracindedicndolo a ejercicios de consciencia. Los mencionados ejercicios,manifiestamente ms religiosos, ofrecern los frutos que pueden obtenerse pormedio de los primeros. Contendrn reducidas dosis de reflexin que no tienenaqullos. Con todo, la dosis es tan reducida que resulta casi despreciable. Asque, si te sientes ms a gusto, no dudes en recurrir a ellos en vez de a losejercicios de conscienciacin.En el prrafo anterior he empleado deliberadamente la expresin tiempo de

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    oracin. No quiero pedirte que abandones toda tu oracin (comunicacin con Diosque implica el empleo de palabras, de imgenes y de conceptos) en favor de lacontemplacin pura. Hay tiempo para la meditacin y oracin y tiempo para lacontemplacin, al igual que hay tiempo para la accin y tiempo para lacontemplacin. Con todo, mientras ests ocupado en lo que he llamadocontemplacin, cuida de no caer en la tentacin de pensar, por ms santo quepueda ser el pensamiento que quiera robar tu atencin. As como en el tiempo de

    oracin rechazaras pensamientos santos relacionados con tu trabajo, y queseran ptimos en su momento adecuado pero no en tiempo de oracin, de igualmanera debes rechazar vigorosamente durante tu tiempo de contemplacin todopensamiento de cualquier tipo que sea. Debers considerarlo como destructor deesta forma particular de comunicacin con Dios. Es el momento de exponerte, ensilencio, al sol divino, no de reflexionar sobre las propiedades y virtudes delos rayos del sol; ahora es el momento de clavar la mirada amorosamente en losojos de tu amante divino y de no romper esta intimidad especial con palabras oreflexiones sobre l. La comunicacin por medio de palabras debe quedar relegadaa otro momento. Ahora es el tiempo de la comunicacin sin palabras.Hay un punto importante sobre el que, desgraciadamente, no puedo ofrecerte ayudaen este libro. Para ello necesitars la gua de un maestro experimentado queconozca tus necesidades espirituales. Se trata de lo siguiente: del tiempo que

    dedicas diariamente a comunicarte con Dios. Cunto deberas dedicar a la oraciny cunto a la contemplacin? Sobre este punto puedes decidir con tu directorespiritual. Con su ayuda tendrs que decidir tambin si debes continuar buscandoeste tipo de contemplacin del que hablo o no. Quizs perteneces al grupo depersonas afortunadas del que he hablado antes; personas que mantienen el plenoejercicio de sus manos y de sus odos sin haber tenido necesidad de vendar susojos; cuyo Corazn mstico mantiene la comunicacin ms profunda posible conDios mientras su mente comunica con l a travs de palabras y de pensamientos;que no necesitan guardar silencio para establecer con su Amado el tipo deintimidad que muchas otras personas alcanzan nicamente por medio del silencio.Si eres incapaz de encontrar un director espiritual, pide a Dios que te gue ycomienza dedicando algunos minutos diarios a la contemplacin ya sea en la formade ejercicios de conscienciacin o siguiendo alguno de los ejercicios ms

    sencillos que vienen a continuacin. Incluso en tu tiempo de oracin trata dereducir poco a poco la actividad pensante y ora ms con el corazn. Santa Teresade vila sola repetir: Lo importante no es pensar mucho, sino amar mucho. Porconsiguiente, ama mucho durante tu tiempo de oracin. Y Dios te guiar aunquesea por medio de un perodo de prueba y de error.

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    Ejercicio 6: Dios en mi respiracin.

    En el captulo anterior anunci que ofrecera algunos ejercicios de tono msreligioso y que contienen, al mismo tiempo, las ventajas de los ejercicios deconscienciacin. He aqu el primero:

    Cierra los ojos y practica los ejercicios de hacerte consciente de lassensaciones de tu cuerpo durante algunos minutos...Pasa despus a caer en la cuenta de tu respiracin tal como lo hemos descrito enel ejercicio precedente y mantente ah durante algunos minutos...Piensa ahora que el aire que respiras est cargado del poder y de la presenciade Dios... Concibe el aire como un ocano inmenso que te rodea... un ocanodivinamente coloreado por la presencia y por el ser de Dios... Cuando introducesel aire en tus pulmones ests metiendo a Dios en ellos. Ten en cuenta que cadavez que respiras ests sostenido por el poder y por la presencia de Dios...Permanece ah el tiempo que puedas...Toma nota de lo que sientes cuando te das cuenta que introduces a Dios dentro deti cada vez que aspiras...

    Existe una variante de este ejercicio. Arranca de la mentalidad de los hebreostal como la encontramos reflejada en la Biblia. Para ellos, la respiracin de lapersona es su vida. Cuando una persona ha muerto, Dios le ha retirado sualiento. Esto ha sido la causa de su muerte. Si una persona vive es porque Diosmantiene su aliento, su espritu, en ella. La presencia de este Espritu de Diosmantiene viva a la persona.

    Cuando aspiras, hazte consciente de que te invade el Espritu de Dios... Llenatus pulmones de la energa divina que trae consigo...Cuando expiras, piensa que expulsas todas las impurezas que anidan dentro deti... tus temores... tus sentimientos negativos...Imagina que ves cmo tu cuerpo entero se torna, radiante y lleno de vida pormedio de este proceso de respirar al Espritu de Dios, dador de vida; queexpiras todas las impurezas que se esconden dentro de ti...Mantente en este ejercicio todo el tiempo que puedas permanecer libre dedistracciones...

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    Ejercicio 7: Comunicacin con Dios por la respiracin.

    En repetidas ocasiones he distinguido entre oracin y contemplacin. Es posibletambin expresar esta distincin hablando de dos tipos de oracin, la dedevocin y la intuitiva.

    La oracin intuitiva coincidira aproximadamente con lo que yo llamocontemplacin. La oracin devota con lo que denomino oracin. Ambas formas deoracin llevan a la unin con Dios. Cada una de ellas se acomoda mejor a lasnecesidades de unas personas que de otras. Incluso una misma persona puedecomprobar que la misma forma de oracin se adapta mejor a sus necesidades enunos momentos que en otros.La oracin de devocin est, tambin relacionada ntimamente con el corazn. Enefecto, una oracin que se limitase a la mente dejara de ser oracin. Servira,a lo sumo, de preparacin a la oracin. Incluso en el plano puramente humano noexiste comunicacin personal genuina si no est dotada, al menos en gradomnimo, de comunicacin cordial, de una dosis, aunque sea pequea, de emocin.Si la comunicacin, la participacin de pensamientos, carece por completo deemocin, puedes estar seguro de que est totalmente ausente la dimensinpersonal, ntima. En tal caso no hay una comunicacin que lleve a la intimidad.Voy a presentarte una variante del ejercicio anterior; har al ejercicio msdevoto que intuitivo. Observars, sin embargo, que el contenido de pensamientoes mnimo; de esta manera, el ejercicio puede pasar fcilmente de lo devoto a lointuitivo, del corazn al Corazn. De hecho, ser una combinacin equilibrada delo devoto y de lo intuitivo.

    Hazte consciente de tu respiracin durante un momento...Reflexiona sobre la presencia de Dios en la atmsfera que te rodea... Reflexionasobre su presencia en el aire que respiras... S consciente de su presencia enel aire que aspiras y expiras... Observa lo que sientes cuando tomas en cuentasu presencia en el aire que aspiras y expiras...Ahora exprsate con Dios. Pero hazlo sin emplear palabras. Con frecuencia,cuando nos expresamos por medio de una mirada o de un gesto, la expresin es msintensa que a travs de las palabras. Expresa a Dios diversos sentimientos pormedio de la respiracin, sin palabras. Expresa, en primer lugar, un gran deseode l. Sin que medie palabra alguna, mentalmente, dile: Dios mo, tengo ansiasde ti! Para ello, srvete de tu respiracin. Quizs puedas expresado respirandoprofundamente, inhalando ms profundamente...Trata ahora de expresar otra actitud o sentimiento, el de confianza o entrega.Sin emplear palabras, con tu respiracin, dile: Dios mo, me entrego porcompleto a ti...! Quizs desees dar a entender estos sentimientos poniendonfasis en la exhalacin, respirando cada vez como si suspirases profundamente.Cada vez que expiras, siente que te entregas por completo en las manos deDios...Ahora escoge otras actitudes ante Dios y exprsalas por medio de tu respiracin.Amor... Proximidad e intimidad... Adoracin... Agradecimiento... Alabanza...Si te fatiga este ejercicio, cominzalo de nuevo y reposa tranquilamenteteniendo en cuenta que Dios te envuelve y est presente en el aire querespiras... Cuando notes que te distraes, pasa a la segunda parte de esteejercicio y trata de expresarte a Dios sin emplear palabras...

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    Ejercicio 8: Quietud.

    Este es un ejercicio para lograr la quietud. Dice el Seor: Permanecedtranquilos y saber que yo soy Dios. El hombre moderno es, por desgracia, presade una tensin nerviosa que le impide permanecer tranquilo. Si desea aprender a

    orar, tendr que esforzarse previamente por estar tranquilo, por acallar sustensiones. De hecho, la quietud verdadera y el silencio se conviertenfrecuentemente en oracin cuando Dios se manifiesta en el ropaje del silencio.

    Repite el ejercicio de hacerte consciente de las sensaciones de tu cuerpo. Slopor una vez recorre todo tu cuerpo, comenzando por la coronilla hasta las puntasde los dedos de los pies, sin omitir parte alguna de tu cuerpo...Consciencia todas las sensaciones que se producen en cada una de las partes...Quizs adviertas que alguna de las partes de tu cuerpo carece por completo desensaciones... Detente en ella durante algunos segundos... Si no emergesensacin alguna, pasa a otra parte...Cuando adquieras prctica en este ejercicio, agudizars de tal manera tupercepcin, que no existir parte alguna de tu cuerpo en la que no experimentesmuchas sensaciones... Por el momento tendrs que conformarte con permanecer enel vaco y pasar a otras partes en las que percibas ms sensaciones... Pasalentamente de la cabeza a los pies... y de nuevo de la cabeza a los pies... yas durante unos quince minutos...A medida que se agudice tu percepcin, experimentars sensaciones queanteriormente no habas advertido... captars tambin sensaciones extremamentesutiles, tan sutiles que pueden ser percibidas nicamente por una persona dotadade concentracin y paz profundas.Experimenta tu cuerpo como un todo... Siente la totalidad de tu cuerpo como unamasa dotada de diversos tipos de sensaciones... Permanece en este ejerciciodurante unos momentos y vuelve despus a tener en cuenta cada una de las partes,desde la cabeza hasta los pies... A continuacin, vuelve de nuevo a percibir tucuerpo como un todo...Advierte ahora la quietud profunda que te ha invadido. Observa la calma perfectade tu cuerpo... Cuida, sin embargo, de no recrearte en la calma hasta el puntode que no percibas tu cuerpo...Si adviertes que te acosa la distraccin, imponte la tarea de pasar de nuevodesde la cabeza hasta los pies teniendo en cuenta las sensaciones de cada una delas partes de tu cuerpo... Acto seguido presta atencin a la quietud que reinaen todo tu cuerpo... Si realizas este ejercicio en grupo, presta atencin alsilencio que reina en la sala...Es de suma importancia que no muevas parte alguna de tu cuerpo mientras realizaseste ejercicio. Al principio te costar trabajo conseguido, pero cada vez que tesientas impulsado a moverte, a rascarte, a agitarte, experimenta este impulso...No cedas a la tentacin; limtate a percibido con la mayor nitidez posible...Desaparecer gradualmente y recobrars de nuevo la calma...

    A muchas personas les resulta extremadamente penoso permanecer tranquilos. Lesresulta incluso fsicamente penoso. Cuando te sientas tenso, dedica todo eltiempo que sea preciso a hacerte consciente de la tensin nerviosa dnde lasientes, qu caractersticas presenta y mantente ah hasta que desaparezca latensin.Quizs llegues a sentir dolor fsico. Por ms cmoda que sea la postura queadoptes para este ejercicio, tu cuerpo protestar, probablemente, contra lainmovilidad desarrollando dolores fsicos intensos y fatiga en diversas partes.Cuando suceda esto, resiste a la tentacin de mover tus miembros o de cambiar depostura para mitigar la fatiga. Limtate a percibir la fatiga.Durante un retiro budista se nos pidi que permanecisemos por una hora enterasin cambiar de postura ni movemos. Me sent con las piernas cruzadas y el doloren mis rodillas y espalda se hizo tan intenso que resultaba inaguantable. No

    recuerdo haber padecido un dolor fsico tan intenso en ningn otro momento de mivida. Se supona que durante esa hora percibiramos las sensaciones de nuestrocuerpo, pasando de una parte del cuerpo a otra. Mi atencin qued absorbida

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    Ejercicio 9: Oracin del cuerpo.

    Presento aqu otra variante piadosa de los ejercicios de sensaciones corporales:

    Ante todo, tranquilzate por medio de la percepcin de sensaciones en las

    diversas partes de tu cuerpo... Agudiza esta toma de conciencia recogiendoincluso las sensaciones ms sutiles, no slo las ms crasas y evidentes...Ahora, muy suavemente, menea tus manos y dedos de manera que lleguen a descansarsobre tu regazo, las palmas hacia arriba, los dedos juntos... El movimiento debeser muy, muy lento... imitando la apertura de los ptalos de la flor... Ymientras realizas este movimiento, hazte consciente de cada una de sus partes...Una vez que tus manos reposen en tu regazo, las palmas hacia arriba, percibe lassensaciones de las palmas... A continuacin conciencia el gesto: es un gesto deorar a Dios, comn a la mayora de las culturas y religiones. Qu significadotiene este gesto para ti? Qu quieres decir a Dios por medio de l? Exprsalosin palabras, nicamente identificndote con l...

    Esta forma de comunicacin no verbal que acabas de hacer se puede practicar engrupo y no requiere cambio alguno importante en la postura. Quizs te concedasaborear, en alguna medida, el tipo de oracin que puedes practicar con tucuerpo.Presento a continuacin algunos ejercicios que puedes realizar en la intimidadde tu habitacin, donde puedes expresarte a tus anchas con tu cuerpo sin lasdificultades de ser visto por otros.

    Colcate de pie, erguido, con las manos colgando, relajadas, a los lados de tucuerpo. Toma conciencia de que te hallas en la presencia de Dios...A continuacin, trata de encontrar alguna manera de expresarle, por medio degestos, los sentimientos siguientes: Dios mo, me ofrezco enteramente a ti!...Realiza este gesto muy lentamente (recuerda los ptalos de una flor que seabre), consciente plenamente de tus movimientos y asegurndote de que expresentus sentimientos...He aqu una manera de expresar la actitud de entrega: levanta las manos muylentamente hasta que las tengas estiradas perfectamente delante de ti, losbrazos paralelos al pavimento... Ahora gira lentamente tus manos de forma quelas palmas miren hacia el techo, los dedos juntos y estirados... A continuacin,eleva lentamente la cabeza hasta que te encuentres mirando al cielo... Si tieneslos ojos cerrados, brelos con idntica lentitud... Mira fijamente a Dios...Mantn esta postura durante un minuto... A continuacin, deja caer lentamentelas manos hasta que recobren su posicin inicial, flexiona la cabeza haciaadelante hasta que mire al horizonte. Cesa por un momento en la oracin deofrecimiento que has realizado sin palabras... y comienza de nuevo el rito...Realzalo tres o cuatro veces... o tantas cuantas te inspire la devocin...Una alternativa al gesto que te he sugerido para expresar entrega: levanta tusmanos como te he sugerido anteriormente, vuelve las palmas hacia arriba, losdedos juntos y estirados... A continuacin junta las palmas de la mano formandoun cliz o copa... Acerca lentamente esa copa hacia tu pecho... Levantalentamente tu cabeza hacia el cielo como he indicado antes... Mantn estapostura durante un minuto.Otro modelo, ste para expresar deseo de Dios, saludo a l o a toda la creacin:Levanta las manos y los brazos hasta estirados totalmente delante de ti,paralelos al pavimento... Ahora brelos semejando un abrazo... Mira amorosamentehacia el horizonte...Mantn esta postura durante un minuto; despus vuelve a recobrar la posicininicial; descansa por un momento de hacer la oracin que has realizado. Despusrepite el gesto tantas veces como quieras o tenga sentido para ti...Los gestos que te he sugerido en el ejercicio son simples modelos. Trata deinventar tus propios gestos para expresar amor... alabanza... adoracin...

    O expresa algo que desees decir a Dios... Hazlo despacio y con la mayor graciaposible, de manera que se convierta en un movimiento lento de danza ritual...Si te sientes desamparado e incapaz de hacer oracin. si te encuentras sin

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    recursos, expresa todo esto despojndote de tus ropas, postrndote en el suelo yextendiendo tus brazos en forma de cruz... esperando que Dios derrame susgracias sobre tu forma postrada...Cuando oras con el cuerpo das poder y cuerpo a tu oracin. Esto esparticularmente necesario cuando te sientes incapaz de hacer oracin, cuando tumente se distrae. tu corazn se vuelve de piedra y tu espritu parece muerto.Trata entonces de permanecer delante de Dios en posicin muy devota, con las

    manos juntas delante de tu pecho, los ojos vueltos hacia l en miradasuplicante... Algo de la devocin que expresas por medio de tu cuerpo sefiltrar en tu espritu y, probablemente, despus de unos momentos te resultarms sencillo hacer oracin.Algunas personas encuentran, a veces, dificultades en la oracin porque noaciertan a implicar a su cuerpo en ella; no saben introducir sus cuerpos en eltemplo santo de Dios. Dices estar de pie o sentado ante la presencia del SeorResucitado pero en realidad ests derrengado en tu asiento o permaneces de pieen posicin desaliada... A todas luces, no ests an posedo por la presenciaamorosa del Seor. Si estuvieses plenamente pendiente de l lo notaramos en tucuerpo.Quiero terminar este captulo con otro ejercicio que puedes practicar en grupo,al igual que el ejercicio relacionado con las palmas de tus manos:

    Cierra los ojos. Logra la calma por medio de uno de los ejercicios deconscienciacin...Ahora levanta lentamente tu rostro hacia Dios... Mantn los ojos cerrados... Quests expresando a Dios a travs de tu rostro vuelto hacia l? Permanece con esesentimiento o comunicacin durante algunos momentos... Despus percibe con lamayor agudeza posible, la posicin de tu rostro... la sensacin de tu rostro...Pasados unos momentos pregntate a ti mismo qu ests expresando a Dios pormedio de tu rostro levantado y permanece as algunos instantes...

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    Ejercicio 10: El toque de Dios.

    Esta es una variante piadosa de los ejercicios sobre sensaciones corporales. Teser til si tienes ciertos reparos en llamar a estos ltimos verdadera oracino contemplacin.

    Repite uno de los ejercicios sobre las sensaciones del cuerpo... Tmate algntiempo para experimentar el mayor nmero de las sensaciones ms sutiles en lasdiversas partes de tu cuerpo...Ahora reflexiona: ninguna de las sensaciones que he percibido, por ms tenue quesea el resultado de la reaccin qumica, se dara si no existiese laomnipotencia de Dios... Siente la actuacin del poder de Dios en la produccinde cada una de las sensaciones...Sintele tocndote en cada una de esas sensaciones que l produce... Siente eltacto de Dios en diferentes partes de tu cuerpo: spero, suave, placentero,doloroso...Personas deseosas de experimentar a Dios y conscientes de que an no lo hanlogrado, me preguntan con ansia cmo pueden llegar a tener esta experiencia del. La experiencia de Dios no tiene por qu ser algo sensacional o fuera de locorriente. Existe; sin duda, una experiencia de Dios que difiere del cursoordinario de las experiencias a las que estamos habituados: se trata delsilencio profundo del que he hablado anteriormente, la oscuridadresplandeciente, el vaco que trae plenitud. Se producen destellos, repentinos,inenarrables. de eternidad o de infinitud que nos vienen cuando menos losesperamos, en medio del juego o del trabajo.

    Cuando nos hallamos ante la presencia de la belleza o del amor tenemos lasensacin de salir fuera de nosotros Rara vez juzgamos esas experiencias comoextraordinarias o fuera de lo corriente. Apenas les prestamos atencin. No lasapreciamos en todo su valor y continuamos buscando la gran experiencia de Diosque transformar nuestras vidas.En realidad, se requiere muy poco para experimentar a Dios. Basta con que nostranquilicemos, con que alcancemos el silencio y tomemos en cuenta la sensacinde nuestra mano. Ser conscientes de las sensaciones que se dan en nuestra manoAh est Dios, viviendo y actuando en ti, tacndote, intensamente prximo ati... Sintelo... Experimntalo...Muchas personas consideran estas experiencias como algo carente designificacin. Sin duda que sentir a Dios es algo ms que la simple constatacinde las sensaciones de nuestra mano derecha. Hay personas que, como los judos,clavan sus ojos en el futuro esperando la venida de un Mesas glorioso,sensacional, mientras que el Mesas autntico se encontraba entre ellos, en laforma de un hombre llamado Jess de Nazaret.Olvidamos con demasiada facilidad que una de las lecciones ms grandiosas de laencarnacin es que Dios se encuentra en las cosas ordinarias. Deseas ver a Dios?Mira el rostro de la persona que se encuentra junto a ti. Quieres escuchado?Presta atencin al llanto de un nio, al tumulto de una fiesta, al viento quesusurra en los rboles. Quieres sentido? Extiende tu mano y siente su caricia. Otoca la silla en la que ests sentado o el libro que lees. O haz la calma dentrode ti y percibe las sensaciones de tu cuerpo, siente actuar en ti todo su podersin lmite y experimenta cun prximo est de ti. Emmanuel. Dios con nosotros.

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    Ejercicio 11: Sonidos.

    Si no pongo mucho cuidado en escoger un lugar tranquilo para los grupos decontemplacin, algunos miembros del grupo se quejan invariablemente de losruidos que les rodean. El trfico de las calles, el sonido estridente de la

    radio. Una puerta que chirra. El telfono que suena Todos estos ruidos estorbansu quietud y tranquilidad y les sumergen en distracciones.Algunos sonidos favorecen el silencio y la oracin. Escuchar el sonido lejano dela campana de una iglesia, por ejemplo, o el gorjeo de los pjaros al amanecer oescuchar las melodas del rgano en una iglesia grandiosa no producen molestiaalguna. Y con todo, ningn sonido, a no ser algn ruido tan fuerte que teestropee los tmpanos, tiene por qu perturbar tu silencio, quietud ytranquilidad. Si aprendes a llevar a la contemplacin todos los sonidos que terodean (suponiendo que interfieran en tu acto de consciencia cuando ests encontemplacin), descubrirs que existe un silencio profundo en el corazn de losruidos. Me gusta, por este motivo, tener las sesiones de oracin en grupo enlugares que no estn en silencio total. Una sala situada al lado de una calle deintenso trfico se acomoda admirablemente a mis preferencias.A continuacin, presento un ejercicio que te ayudar notablemente a lograr lacontemplacin en medio de los sonidos que te rodean:Cierra los ojos. Tapona tus odos con los pulgares. Cubre los ojos con laspalmas de tus manos.Ahora no escuchas sonido alguno de los que te rodean.Escucha el sonido de tu respiracin.Despus de respirar diez veces profundamente, lleva tus manos muy despacio sobretu regazo. Que tus ojos permanezcan cerrados. Presta atencin a todos lossonidos que te rodean, el mayor nmero posible de ellos, los sonidos intensos,los tenues; los que se oyen cerca, los que suenan ms alejados... Durante unrato escucha estos sonidos sin tratar de identificarlos (ruido de pasos, tic tacdel reloj, ruido del trfico...) Escucha todo el mundo de sonidos que te rodeanconsiderndolos como un todo...

    Los sonidos distraen cuando luchas por escapar de ellos, cuando intentasexpulsarlos fuera de tu conciencia, cuando protestas de que no tienen derecho aestar all. En esta ultima eventualidad, adems de molestar, irritan. Si, por elcontrario, los aceptas y los conciencias se convertirn para ti no en fuente dedistraccin o de irritacin sino en un medio para lograr el silencio. Aprenderspor experiencia cun relajante resulta este ejercicio.Pero no solamente eso. Es tambin una buena contemplacin. Podras aplicar aqula teora sobre el desarrollo del Corazn dentro de ti para captar a Dios. Envez de ocupar tu mente en las sensaciones de tu cuerpo, podras ocuparlahacindote consciente de los sonidos que te rodean mientras tu Corazn sedespliega gradualmente y comienza a tender hacia Dios.Pero si esta teora no te agrada, te presento otro medio para lograr que lacontemplacin, en este ejercicio, sea ms explcita:

    Escucha todos los sonidos que te rodean, como hemos indicado en el ejercicioanterior...Asegrate de que puedes escuchar hasta los sonidos ms leves. Con frecuencia, unsonido se compone de otros muchos... tiene diferencias de nivel e intensidad...Averigua cuntos de estos matices puedes captar...Toma en cuenta ahora no tanto los sonidos que te rodean, sino tu acto de or...Qu sientes cuando percibes que posees la facultad de or? Agradecimiento...alabanza... gozo... amor...?Vuelve de nuevo al mundo de los sonidos y alterna entre la toma de conciencia delos sonidos y tu actividad auditiva... Piensa ahora que cada uno de los sonidoses producido y sostenido por la omnipotencia de Dios... Dios est sonando a tualrededor... Descansa en este mundo de los sonidos... Descansa en Dios...

    Tpico de la mentalidad hebrea que encontramos en la Biblia es la capacidad paraver a Dios actuando en cada una de las cosas. Mientras nosotros nos quedamos

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    exclusivamente en las causas segundas, los hebreos se situaban exclusivamente enla Causa Primera. Haban sido derrotados sus ejrcitos? Dios los habaderrotado, no la impericia de los generales Llova? Dios haca caer la lluvia.Eran destruidas sus cosechas por las langostas? Dios enviaba las langostas.Es cierto que su visin de la realidad era parcial. Parecan ignorar porcompleto las causas segundas. Tambin la visin del mundo que tenemos ennuestros das es igualmente imperfecta y parcial ya que parecemos ignorar por

    completo la Causa Primera. Ha desaparecido tu jaqueca? Los hebreos diran: Dioste ha curado. Nosotros decimos: Deja a Dios en paz! Te ha curado la aspirina. Enrealidad, Dios te ha curado por medio de la aspirina. Es una lstima: estamosrodeados de bienes de todo tipo pero hemos perdido el sentido del Infinitoactuando dentro de nosotros... Ya no sentimos a Dios guindonos por medio de losgobernantes, a Dios sanndonos de nuestras heridas emocionales por medio de laspersonas que nos aconsejan, a Dios que nos da la salud por medio de los mdicos,a Dios que configura cada uno de los acontecimientos que acaecen, a Dios queenva a cada una de las personas que entran en nuestra vida, a Dios produciendola lluvia, a Dios que juega en la brisa y nos toca en cada una de lassensaciones que experimentamos y en los sonidos que nos rodean, de tal maneraque nuestro odo los registre y nosotros los oigamos.Un aadido agradable al ejercicio puede consistir en que el grupo o quien lo

    dirige reciten una antfona con voz suave. Recitar la palabra snscrita OM,puede ser de gran ayuda. En cualquier caso, se trata de recitar una lnea o unapalabra, permanecer despus en silencio durante unos instantes y volver arecitada de nuevo. Puedes intentado t mismo si haces la contemplacin ensolitario. Lo importante no es escuchar nicamente el sonido, sino tambin elsilencio que se produce despus de cada lnea o palabra que recitas.Suelo introducir con frecuencia un recitado en determinados momentos en que elgrupo contempla en silencio. Esto contribuye a profundizar el silencio si elgrupo sabe escuchado convenientemente. Efecto similar puede obtenerse golpeandortmicamente un gong. Golpear el gong, escuchar la resonancia, percibir cmomuere el sonido, escuchar el silencio que se produce a continuacin.

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    Ejercicio 12: Concentracin.

    Este es un ejercicio de pura toma de conciencia:

    Elige un objeto sensible como centro bsico de atencin: te sugiero que elijas o

    bien las sensaciones de una parte del cuerpo o la respiracin o los sonidos quete rodean.Centra tu atencin en ese objeto pero hazlo de manera que, si sta se desva acualquier otro objeto, te des cuenta inmediatamente de esa desviacin.Supongamos que has escogido como objeto bsico de atencin tu respiracin Bien!Concntrate en tu respiracin!... Es probable que, despus de algunos minutos,tu atencin se desplace a cualquier otro objeto, un pensamiento, un sonido, unsentimiento... Si tienes en cuenta este desplazamiento, no debes consideradocomo una distraccin. Es importante, sin embargo, que lo conciencies cuando estproducindose o inmediatamente despus de haber tenido lugar. Lo considerarscomo distraccin slo en el caso de que te des cuenta de l bastante despus dehaberse producido. Supongamos que tomas como objeto de atencin tu respiracin.En tal caso, tu ejercicio podra recorrer los pasos siguientes (voy a describirel proceso de toma de conciencia): Estoy respirando... Estoy respirando... Ahoraestoy pensando... pensando... pensando... Ahora estoy escuchando un sonido...escuchando... escuchando... Ahora estoy irritado... irritado... irritado...Ahora me siento cansado... cansado... cansado...Cuando realizamos este ejercicio no hay que pensar que la dispersin de la mentesea una distraccin, a no ser que no te des cuenta de que tu mente divaga, quetu atencin se desplaza de un objeto a otro... Una vez que hayas tomado encuenta este desplazamiento, permanece centrado en el nuevo objeto (pensar,escuchar, sentir...) durante unos momentos; despus retorna al objeto bsico detu atencin (respiracin)...

    Tu pericia en la auto-conscienciacin puede desarrollarse de tal manera que tehagas capaz de percibir no slo el desplazamiento de tu atencin a otro objeto,sino incluso del deseo de cambiar, del impulso a pasar a cualquier otro objeto.Igual que cuando deseas mover tu mano, hacerte consciente de que consientes enl, de la puesta en prctica del deseo, del primer movimiento ligero de tumano...Todas las actividades que componen este proceso se realizan en una fraccininfinitesimal de segundo. De ah que nos resulte imposible distinguir cada unade ellas hasta que no hayamos logrado que reinen dentro de nosotros el silencioy la calma y que nuestra toma de conciencia haya adquirido la agudeza del filode una navaja.A veces consideramos la auto-consciencia como una forma de egosmo y exhortamosa las personas a que se olviden de s mismas y piensen en los dems. Paraentender hasta qu punto puede ser nocivo este consejo, basta con or algunaentrevista grabada de un consejero bien intencionado, comunicativo peroinexperto, con su cliente. Si aqul no tiene en cuenta lo que ocurre en suinterior, de seguro que no ser consciente de lo que suceda en la interioridadde su cliente y de lo que acaezca en el intercambio que se establece entre losdos. En tal caso, ser muy escasa la ayuda que pueda prestarle; incluso estaren peligro de daarle.Tenerse en cuenta a s mismo es un medio eficacsimo para crecer en el amor aDios y al prjimo. La auto-consciencia incrementa el amor. El amor, cuando esautntico, profundiza la auto-consciencia.No busques medios recnditos para desarrollarla. Comienza por cosas sencillas,como es percibir las sensaciones de tu cuerpo o las cosas que te rodean y pasadespus a ejercicios como el que te recomiendo en este captulo. Al cabo de pocotiempo notars los frutos de quietud y de amor que la auto-conscienciaejercitada te dar.

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    Ejercicio 13: Encontrar a Dios en todas las cosas.

    Esto es una recapitulacin de la mayora de los ejercicios precedentes.Realiza algunos de los ejercicios de toma de conciencia expuestos en las pginasanteriores.

    Fija, por ejemplo, la sensacin de tu cuerpo como punto de atencin... Observano slo las sensaciones que se ofrecen espontneamente a tu conciencia, las msintensas, sino tambin las ms sutiles... Si es posible, abstente de dar nombrea las sensaciones (ardor, entumecimiento, pinchazo, comezn, fro...). Trata desentirlas sin darles nombre...Acta de igual manera con los sonidos... Trata de captar el mayor nmero deellos... No busques identificar su fuente... Escucha los sonidos sin darlesnombre...A medida que avances en este ejercicio notars que te invade una gran calma, unsilencio profundo... Ahora percibe, por un instante, esta quietud y silencio...Experimenta qu bien se est aqu ahora. No tener nada que hacer. Simplementeser.Ser.

    Para los que se sienten ms inclinados a lo devoto:Realiza el ejercicio precedente hasta que sientas la quietud que trae consigo...Percibe, durante un momento, la quietud y el silencio... A continuacin,comuncate con Dios sin emplear palabras. Imagina que eres mudo y que puedescomunicarte tan slo con los ojos y con la respiracin. Dile al Seor sinPalabras: Seor! Qu bien se est aqu contigo!.O no te comuniques con el Seor. Confrmate con permanecer en su presencia.

    Tambin para los que se sienten inclinados a lo devoto: un ejerciciorudimentario de encontrar a Dios en todas las cosas.

    Retorna al mundo de los sentidos. Percibe con la mayor agudeza posible el aireque respiras... los sonidos que te rodean... las sensaciones que experimentas entu cuerpo...Siente a Dios en el aire, en los sonidos, en las sensaciones... Permanece en elmundo de los sentidos Permanece en Dios... Entrgate al mundo de los sentidos(sonidos, sensaciones del tacto, colores...) Entrgate a Dios

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    Ejercicio 14: Hacerse consciente de los dems.

    Hasta el presente, todos los ejercicios que has realizado se basaban en laconsciencia del yo y de Dios a travs del yo. Esto se debe a que t eres para tila realidad ms cercana a Dios. No podrs experimentar nada que se encuentre ms

    prximo a Dios que t mismo. San Agustn insistira con acierto en que tenemosque devolver el hombre a s mismo para que ste haga de s una pasarela haciaDios. Dios es el fundamento verdadero de mi ser, el Yo de mi yo, y no puedoprofundizar dentro de m sin entrar en contacto con l.Conscienciarse a uno mismo es tambin un medio para desarrollar la conscienciade los dems. En la medida en que sintonice con mis propias sensaciones sercapaz de percibir los sentimientos de los dems. Slo en ]a medida en que tengaen cuenta mis reacciones frente a los dems ser capaz de salir a su encuentrocon amor, sin causarles dao alguno. Cuando tomo en cuenta mis propiassensaciones desarrollo la capacidad de tener en cuenta a mi hermano. Si tengodificultades para percibir lo que es ms cercano, a m mismo. Cmo podr evitartener dificultades para conscienciar a Dios y a mi hermano?El ejercicio de conscienciar al otro que voy a proponerte no parte, como quizspiensas, del prjimo. Voy a fijarme en algo que es mucho ms sencillo:conscienciar el resto de la creacin. Partiendo de ah, podrs llegargradualmente al hombre. En este ejercicio pretendo que desarrolles una actitudde reverencia y de respeto hacia toda la creacin inanimada: hacia todos losobjetos que te rodean. Algunos grandes msticos nos dicen que, cuando alcanzaronel estadio de iluminacin, se sintieron misteriosamente llenos de un sentido dereverencia profunda. Reverencia ante Dios, ante la vida en todas sus formas,reverencia ante la creacin inmensa tambin... Y se sintieron empujados apersona1jzar toda la creacin. En adelante dejaron de tratar a las personas comocosas. Y a las cosas como cosas: era -como si incluso las cosas se hubiesenconvertido en personas. Como consecuencia, creci en ellos el respeto y amor quetenan a las personas.Francisco de Ass fue uno de estos msticos. El vea en el sol, en la luna, enlas estrellas, en los rboles, en los pjaros, en los animales, hermanos yhermanas suyos. Formaban parte de su familia y les hablaba amorosamente. SanAntonio de Padua lleg a predicar a los peces! Una locura!, pensaremos nosotros.Actitud profundamente sabia, personalizad ora y santificadora desde un punto devista mstico.Deseara que experimentases por ti mismo algo de esto en lugar de conformartecon leerlo. De ah que te proponga este ejercicio. Es necesario que dejes unlado tus prejuicios de adulto y te hagas como un nio que habla con su juguetecon la misma seriedad con que Francisco de Ass hablaba con el sol, la luna, losanimales. Si te haces como un nio, al menos por unos momentos, podrs descubrirel reino de los cielos y aprenders secretos que Dios oculta, de ordinario, alos sabios y a los prudentes.Elige uno de los objetos que utilizas frecuentemente: la pluma, una copa...Debera ser un objeto que puedas mantener fcilmente en tus manos...Mantn ese objeto en las palmas de tus manos extendidas. Ahora cierra los ojos ytrata de sentirlo en tus manos... Percbelo con la mayor agudeza posible. Enprimer lugar, su peso... despus, la sensacin que produce en las palmas de tusmanos...

    Ahora explralo con los dedos o con ambas manos. Es importante que lo hagasdespacio y con reverencia: explora su aspereza o tersura, su dureza o blandura,su calor o su fro... Ahora haz que toque otras partes de tu cuerpo y observa siproduce sensaciones diferentes. Acrcalo a tus labios... a tu pecho... a tufrente... al reverso de tu mano...Te has informado sobre el objeto por medio del sentido del tacto... Infrmateahora percibindolo por medio de la vista. Abre los ojos y contmplalo desdediferentes ngulos... Observa todos los detalles: su color, su forma, sus partes

    diversas...Hulelo, degstalo, si es posible... escchalo colocndolo muy prximo a tuodo...

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    Ahora, lentamente, coloca el objeto frente a ti, o en tu regazo, y habla con lComienza hacindole preguntas referentes a l, a su vida, a sus orgenes, a sufuturo... Escchale con atencin mientras desvela para ti el secreto de su ser yde su destino... Escchale mientras te explica lo que significa para lexistir...Tu objeto esconde un conocimiento sobre ti que quiere revelarte... Pregntale dequ se trata y escucha lo que tiene que decirte... Hay algo que puedes dar a

    este objeto. Qu es? Qu quiere de ti?..Ahora coloca este objeto y a ti mismo en presencia de Jesucristo, Palabra deDios, en quien y para quien todo ha sido creado. Escucha lo que tiene quedecirte a ti y al objeto... Qu le responderis ambos?...Mira de nuevo a tu objeto... Has cambiado tu actitud respecto de l?... Se haproducido algn cambio en tu actitud respecto de los dems objetos que terodean?...

    Beneficios personales que derivan de la consciencia.

    Cuando te inicias en el tipo de contemplacin propuesto en los ejercicios

    precedentes, es posible que desconfes del valor que encierran. Parecen noencajar en la meditacin ni en la oracin tal como se las entiendetradicionalmente. Si concebimos la oracin como hablar con Dios, aqu se hablamuy poco o nada. Si meditacin significa reflexin, luces, pro