De Rebus Bellicis Antecedente Histórico Del Derecho de Petición

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139 Temas Medievales, 17 (2009), 139-163. CONSIDERACIONES SOBRE EL AUTOR DEL DE REBUS BELLICIS Y SU VALORACIÓN EN LA HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA DARÍO N. SÁNCHEZ VENDRAMINI (CONICET – Universidad Nacional de Córdoba) 1. Introducción: Valoraciones contrapuestas del autor anónimo y su obra en la historiografía El De Rebus Bellicis (en adelante DRB) es un pequeño texto de petición dirigido a un emperador de la Antigüedad Tardía cuyo autor se ignora y que presenta una serie de propuestas de reforma económica, política y militar para mejorar la capacidad defensiva del Imperio Romano ante los bárbaros. El texto ha sido transmitido en el mismo manuscrito medieval –hoy perdido– que contenía la Notitia Dignitatum y otras pequeñas obras 1 . El DRB incluye doce ilustraciones que acompañan y explican las propues- tas del autor. No obstante, es imposible determinar en qué medida las copias presentes en la tradición manuscrita reflejan los originales anti- guos. Especial atracción han ejercido las representaciones de algunas novedosas máquinas de guerra que el anónimo autor propone introducir para mejorar la capacidad de acción del ejército romano. El interés en esta pequeña obra creció considerablemente desde la publicación del libro Aspetti sociali del quarto secolo 2 de S. Mazzarino en 1951 y desde la aparición de la edición crítica del texto con traducción y comentario realizada por E. A. Thompson en 1952 3 . Con el interés de los 1 Ellas son: Altercatio Hadriani Augusti et Epicteti philosophi, Notitia urbis Romae, Noti- tia urbis Constantinopolitanae y De gradibus cognationum. 2 Santo MAZZARINO, Aspetti sociali del quarto secolo. Ricerche di storia tardo-romana, Roma, Bretschneider, 1951. 3 Edward A. THOMPSON, A Roman Reformer and Inventor, Oxford, Clarendon Press, 1952.

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De rebus Bellicis, uno de los derechos de petición más famosos de la historia, en el cual el peticionario dirigió una serie de recomendaciones económicas, jurídicas y de defensa, a Constancio II (probablemente), en el año 360 D.C

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    Temas Medievales, 17 (2009), 139-163.

    CONSIDERACIONES SOBRE EL AUTOR DEL DE REBUS BELLICISY SU VALORACIN EN LA HISTORIOGRAFA CONTEMPORNEA

    DARO N. SNCHEZ VENDRAMINI(CONICET Universidad Nacional de Crdoba)

    1. Introduccin: Valoraciones contrapuestas del autorannimo y su obra en la historiografa

    El De Rebus Bellicis (en adelante DRB) es un pequeo texto de peticindirigido a un emperador de la Antigedad Tarda cuyo autor se ignora yque presenta una serie de propuestas de reforma econmica, poltica ymilitar para mejorar la capacidad defensiva del Imperio Romano ante losbrbaros. El texto ha sido transmitido en el mismo manuscrito medievalhoy perdido que contena la Notitia Dignitatum y otras pequeas obras1.El DRB incluye doce ilustraciones que acompaan y explican las propues-tas del autor. No obstante, es imposible determinar en qu medida lascopias presentes en la tradicin manuscrita reflejan los originales anti-guos. Especial atraccin han ejercido las representaciones de algunasnovedosas mquinas de guerra que el annimo autor propone introducirpara mejorar la capacidad de accin del ejrcito romano.

    El inters en esta pequea obra creci considerablemente desde lapublicacin del libro Aspetti sociali del quarto secolo2 de S. Mazzarino en1951 y desde la aparicin de la edicin crtica del texto con traduccin ycomentario realizada por E. A. Thompson en 19523. Con el inters de los

    1 Ellas son: Altercatio Hadriani Augusti et Epicteti philosophi, Notitia urbis Romae, Noti-tia urbis Constantinopolitanae y De gradibus cognationum.2 Santo MAZZARINO, Aspetti sociali del quarto secolo. Ricerche di storia tardo-romana,Roma, Bretschneider, 1951.3 Edward A. THOMPSON, A Roman Reformer and Inventor, Oxford, Clarendon Press,1952.

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    historiadores se increment el nmero de publicaciones y el debate entrelos especialistas4. El DRB es una de las fuentes ms enigmticas de esteperodo. La datacin y la interpretacin de este texto son intensamentediscutidas. Mientras que la mayora de los investigadores ubican la obraen la poca de los emperadores Valentiniano I y Valente (364-378), H.Brandt ha defendido una fecha ms tarda, en el siglo V5. Tambin lasvaloraciones de sus proyectos de reforma son muy diferentes y, en algunoscasos, incluso, contrapuestas. Igualmente antitticas son las evaluacio-nes que partiendo del texto se han hecho de su autor. Una lnea histo-riogrfica representada principalmente por investigadores alemanesha caracterizado muy negativamente las capacidades del annimo redac-tor de esta peticin, mientras que otra lnea predominantemente italia-na y anglosajona ha defendido visiones ms positivas del mismo. Para elhistoriador italiano S. Mazzarino, por ejemplo, el autor del DRB revelaunintensit di osservazioni dei fenomeni sociali veramente impressio-nante6. Para E. Thompson, el mismo era a man who believed, howevercrudely, that social problems can be solved by the use of reason7. J. H. W.G. Liebeschuetz entiende que dicho autor was a man of great intelligenceand insight who has taken thought and trouble over his treatise8. Por elcontrario, para O. Seeck el annimo debe ser calificado como ein verrc-kter Projektenmacher9. Esta visin negativa es defendida por H. Brandt,

    4 Para la bibliografa sobre el DRB vase: Hartwin BRANDT, Zeitkritik in der Sptantike.Untersuchungen zu den Reformvorschlge des Anonymus De rebus bellicis, Vestigia. Beitr-ge zur alten Geschichte, vol. 40, Munich, Beck, 1988 y F. PAGANO, Sulla Praefatiodellanonimo De rebus bellicis, Koinonia, 23 (1999), 15-38.5 La datacin ms aceptada fue propuesta por primera vez por Otto SEECK, art. Anonymi(3) de rebus bellicis, RE I (1894), col. 2325. Vase tambin A. CAMERON, The Date of theAnonymus De rebus bellicis, en M. W. C. HASSAL (ed.), Aspects of the De Rebus Bellicis.Papers presented to Professor E. A. Thompson, BAR, 63 (1979), 1-10 y Andrea GIARDINA,Anonimo. Le cose della guerra, Roma, 2001, pp. XXXVII-LII. La datacin ms tarda pro-puesta por H. Brandt no ha logrado modificar el consenso de los especialistas, vase BRAN-DT, op. cit., 151-162. La informacin disponible no permite una solucin definitiva del pro-blema, pero la fecha ms temprana parece contar con ms argumentos a su favor. He modi-ficado mi opinin sobre este punto: vase Daro N. SNCHEZ VENDRAMINI, Die Mnz-geschichte in der sptantiken Schrift De rebus bellicis, Historia, 55.1 (2006), 125-128.6 MAZZARINO, op. cit., p. 106.7 THOMPSON, op. cit., p. 89.8 John H. W. G. LIEBESCHUETZ, Realism and Phantasy: The Anonymus De rebus belli-cis and its Afterlife, en John H. W. G. LIEBESCHUETZ (ed.), Decline and Change in LateAntiquity: Religions, Barbarians and their Historiography, Roma, Ashgate, 2006, p. 137.9 SEECK, op. cit., 2325.

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    para quien las propuestas del autor del DRB son so einfach wie wirkli-chkeitsfremd10.

    Un anlisis detenido del DRB no justifica, sin embargo, estas postu-ras extremadamente positivas o negativas. En el presente trabajo seintenta una valoracin, en algunos aspectos ms mesurada, del autorannimo y sus propuestas de reforma. Tras resear brevemente el con-tenido y la estructura del tratado, una comparacin con la produccinescrita de la poca ayudar a situarlo en su contexto. El DRB se revelaas, sorprendentemente y sin negar sus muchas facetas originales, comouna obra tpica de su perodo. Finalmente, el anlisis de dos pasajesproblemticos demuestra que algunos investigadores modernos hanquerido leer demasiado en este breve escrito y que los fundamentos desus complejas construcciones interpretativas y de sus valoraciones delDRB no siempre son slidos.

    2. Estructura y contenido del DRB

    Si bien el autor se dirige a los emperadores resaltando la felicidad de sureinado (la saeculi vestri felicitas11), el sentimiento de que el Imperio Ro-mano se encuentra ante una situacin crtica que requiere la introduccinde cambios profundos es claramente reconocible en la totalidad del texto.La creciente amenaza militar representada por los pueblos brbaros y lasdificultades del Estado para lidiar con la misma son mencionadas expre-samente por el annimo12. La delicada situacin de las finanzas estatalesy la excesiva presin fiscal sobre los contribuyentes son los motivos queimpulsan la mayora de sus propuestas.

    El prlogo algo extenso para las dimensiones de la obra contiene unaelaborada y original presentacin del texto, uno de cuyos objetivos es,indudablemente, la captatio benevolentiae de los destinatarios imperia-les. Junto a este prefacio, el DRB incluye dos secciones claramente dife-renciadas. Los captulos I-V y XX-XXI contienen propuestas de reformagenerales en el mbito de la moneda, los impuestos, el derecho y la orga-nizacin del ejrcito. Los captulos VI-XIX se abocan ms especficamentea la descripcin de toda una serie de mquinas o invenciones militaresdestinadas a mejorar la efectividad de las fuerzas romanas. Como corres-

    10 BRANDT, op. cit., p. 163.11 DRB praef. 9.12 DRB 6.1.

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    ponde a un texto de peticin destinado a ser tratado en los ms altos cr-culos del poder imperial, el autor es muy diplomtico a la hora de presen-tar sus propuestas. Sus argumentos se basan en los beneficios que propor-cionaran las mismas pero el tratamiento que se otorga a cada una esaltamente superficial. Se trata de sugerencias y esbozos antes que de unprograma poltico acabado.

    El eje unificador de los primeros cinco captulos es econmico. El autorse concentra, en este caso, en las finanzas estatales y en la necesidad dedisminuir la presin fiscal sobre los habitantes del Imperio. Se trata,evidentemente, de un ncleo central de sus preocupaciones. El progra-ma de reforma expuesto parece, a primera vista, verdaderamente mo-derno: reduccin de las larguezas imperiales, mejora de la calidad de lamoneda, combate de la corrupcin y disminucin de los gastos militaressin por ello sacrificar la efectividad del ejrcito. Pero un anlisis deteni-do del texto corrige esta primera impresin. Las medidas para llevar acabo estos objetivos se encuentran, en la mayora de los casos, tan slobosquejadas en sus trazos ms generales o son impracticables. La nece-sidad de disminuir los gastos es ilustrada con el austero modo de vida dela Roma primitiva. La mejora en la moneda debe ser alcanzada aislandoa los acuadores en una isla para evitar todo contacto externo y dismi-nuir as el fraude13. La solucin al problema de corrupcin consiste enelegir gobernadores ntegros.

    Ms elaboradas parecen, en cambio, las propuestas para alcanzar unadisminucin en los gastos militares. El annimo propone el retiro de losoficiales con mucha antigedad y su reemplazo por otros con menos aosde servicio. Esto producira un ahorro en costos de personal, dado que losingresos de los militares se incrementaban proporcionalmente a su tiem-po de servicio. Los veteranos deban ser ubicados en las provincias comoagricultores de manera que, adems de dejar de ocasionar gastos, pudie-ran proporcionar ingresos al Estado como contribuyentes impositivos. Otroefecto de esta medida sera el hecho de que el ejrcito se volvera msatractivo como ocupacin al acelerarse las promociones. El annimo tam-bin propone el reclutamiento de un cuerpo de iuniores como fuerza dereserva para acrecentar la capacidad defensiva a bajo costo14.

    13 Sobre este punto vase lvaro SNCHEZ-OSTIZ, La congregatio in insulam del Derebus bellicis (cap. III): utopa, arbitrismo o tpico retrico?, en Ignacio ARELLANO AYU-SO (ed.), Loca Ficta. Los espacios de la maravilla en la Edad Media y el Siglo de Oro. Actasdel Coloquio Internacional, Pamplona, Universidad de Navarra, 2002, pp. 379-394.14 DRB 5 (De relevando militari sumptu). Al respecto, vase BRANDT, op. cit., pp. 103-124.

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    Tras el anlisis de este primer conjunto de propuestas de reforma, elannimo presenta la descripcin de las invenciones militares cuyo usopropone introducir15. El captulo VI (De bellicis machinis) funciona casicomo una introduccin a esta seccin, la ms extensa de la obra. La ideade mejorar el desempeo militar de un ejrcito mediante la incorporacinde tecnologa es ciertamente moderna y distingue al annimo. Sin embar-go, su tratamiento especfico del tema decepciona, una vez ms, por susuperficialidad. Como seala Liebeschuetz, la presentacin de las distin-tas invenciones pone el nfasis en el colorido retrico antes que en la pre-cisin tcnica16. El autor declara expresamente en el prefacio que introdu-ce estas descripciones principalmente para aliviar el aburrimiento: fasti-dii levandi gratia (praef. 11). El tratamiento poco profundo de las inven-ciones propuestas y la escasa originalidad de la mayora de las mismashacen creer que como seala Th. Wiedemann el principal objetivo delautor no es acrecentar verdaderamente la eficacia del ejrcito sino tanslo disminuir las necesidades de personal reduciendo as el gasto. Esdecir que las invenciones slo constituyen uno ms de los medios por losque pretende llegar a su objetivo principal, un uso ms eficiente de losrecursos fiscales17. La prioridad de lo econmico y lo fiscal por sobre lotcnico, en los intereses del annimo, es claramente visible (como lo sealael mismo Wiedemann) en el resumen de la obra que el autor annimocoloca en el prlogo:

    Referemus enim quemadmodum, remissa tributorum medietate, in ro-bur proprium provinciarum cultor habeatur; unde etiam, ratione exac-tionum cessante contumelia, limitum solitudinem erectis castrorum muni-tionibus, incola securus illustret; quo etiam pacto auri argentique modussine dantium poena duplicetur, vel quo argumento extra solitam largitatemcumulatus honoribus miles exultet18.

    Las mquinas militares son slo un aadido, como se declara expresa-mente a continuacin: His etiam adnectenda credidimus quae bellorumnecessitatibus terra vel mari in acquirendis victoriis procurentur19.

    15 Para un comentario general sobre esta seccin del DRB, vase THOMPSON, op. cit., pp.41-73.16 LIEBESCHUETZ, op. cit., p. 12717 Thomas WIEDEMANN, Petitioning a Fourth-Century Emperor: The De Rebus Belli-cis, Florilegium, 1 (1979), 140-150.18 DRB praef. 10. Utilizo aqu el texto de R. IRELAND, Anonymi auctoris de rebus bellicis,Leipzig, Teubner, 1984.19 DRB praef. 11.

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    No sorprende, en consecuencia, que el lenguaje utilizado sea demasia-do general e inexacto como para proveer de una idea clara acerca del fun-cionamiento de algunas de sus mquinas, probablemente aun para untcnico militar experimentado de la poca. Es difcil determinar en qumedida las ilustraciones que acompaan el texto sufrieron modificacionesen la transmisin manuscrita de la obra; en su estado actual, las mismaspresentan slo muy generalmente las invenciones mencionadas. Sin em-bargo, es difcil de concebir que el original antiguo hubiera incluido dibu-jos de un carcter ms tcnico. Ms probable parece, en cambio, que lasimgenes se refirieran a los inventos en forma tan superficial como eltexto.

    Las indicaciones sobre algunos de los inventos son tan vagas que lainterpretacin es difcil, como en el caso del tichodrifus, que parece seralgn tipo de pantalla mvil para proteger a los que se preparaban a esca-lar un muro o a una pieza de artillera20. Algo ms claras son las dos ver-siones mejoradas de catapulta propuestas por el annimo, la ballista qua-drirotis y la ballista fulminalis. La primera, como su nombre lo indica, sedistingue por la movilidad que le proporcionan sus ruedas y est eviden-temente pensada como una pieza de artillera de campo para operarjunto con las tropas durante la batalla21. La ballista fulminalis, por elcontrario, es una pieza fija de artillera defensiva diseada para protegerfortificaciones y que se distingue por su largo alcance22. Menos prcticoparece el currodrepanus presentado por el annimo en diversas varian-tes: se trata de un carro tirado por caballos con armas cortantes en suscostados para herir a la infantera o caballera enemiga, del tipo de losnormalmente identificados como carros escitas23. Se trata de un armaarcaica cuyo uso en el contexto militar de la Antigedad tarda es difcil deconcebir.

    El concepto de machina del annimo es, por otra parte, bastanteamplio. Se incluyen bajo el mismo algunos elementos de equipamientomilitar que difcilmente puedan ser descriptos de tal modo, como por ejem-plo el thoracomachus una especie de vestimenta protectora para utilizardebajo de la armadura, el clipeocentrus que parece ser simplemente un

    20 DRB 8.21 DRB 7.22 DRB 18. Los aspectos tcnicos de esta catapulta son debatidos en la historiografa. VaseTHOMPSON, op. cit., pp. 61-65 y Revilo P. OLIVER, A Note on the De Rebus Bellicis, CPh,50.2 (1955), 113-118.23 DRB 12-14. Poco realista parece el currodrepanus singularis, que es una especie de cruzaentre un catafracta y una carro escita.

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    escudo pequeo y manejable o los diferentes tipos de plumbatae que eraun arma arrojadiza con punta de plomo muy utilizada por los ejrcitos dela Antigedad tarda. Tampoco es demasiado original el ascogefyrus, unpuente porttil improvisado de pieles inflables, pues Amiano Marcellinodescribe el uso de uno similar en la campaa del emperador Juliano enPersia en el ao 363 d.C. (Am. 24.3.11).

    Uno solo de los inventos propuestos por el annimo se distingue por suoriginalidad y por estar, en lneas generales, muy adelantado a su tiempo:su tipo especial de liburna. Esta clase de navos constitua, desde la Rep-blica tarda, el ncleo de la flota romana; se trataba de galeras especial-mente veloces propulsadas generalmente a remo y vela. La liburna pre-sentada por el annimo cuenta, por el contrario, con ruedas de propulsinen sus laterales. Su aspecto en la ilustracin que acompaa el texto esciertamente moderno. La fuerza motriz de las mismas es proporcionadapor traccin animal, es decir, por bueyes transportados en la nave!24 Setrata de un destello de genialidad pero no ms que eso. Su luz se extingueabruptamente. Ms all de algunas consideraciones generales sobre laefectividad y superioridad de este tipo de navo, no se presentan detallessobre su funcionamiento, ni sobre el mecanismo que permitira transfor-mar la traccin animal en movimiento de propulsin, ni sobre la forma enque dicho mecanismo sera montado en la nave. Los conocimientos tcni-cos de la poca hubieran hecho difcil que esta idea, a pesar de su moder-nidad, realmente pudiera ser llevada a la prctica25. Las exageradas ex-pectativas del autor sobre la eficacia de este tipo de nave y su proclamadasuperioridad sobre los navos conocidos en la poca revelan la completaignorancia tcnica del annimo26.

    Los dos ltimos y breves captulos del DRB dejan de lado la tcnicamilitar y presentan propuestas generales de reforma. El captulo XX se-ala la necesidad de fortificar con muros, torres y fuertes (separados stospor cortas distancias) la totalidad de las fronteras imperiales. Para que loscostos de esta actividad constructora no consumieran los recursos del fis-co, el annimo propone cargarlos a los terratenientes. No es necesariodetenerse demasiado en la inviabilidad de estas ideas. Finalmente, elcaptulo XXI contiene slo una exhortacin dirigida al emperador a fin deque solucione los problemas originados en los procesos judiciales por las

    24 DRB 17. El principio es repetido tambin en DRB 18.9: rotis et bubus subacta...25 Vase LIEBESCHUETZ, op. cit., p. 130.26 DRB 17.3: haec eadem tamen liburna pro mole sui proque machinis in semet operantibustanto uirium fremitu pugnam capescit ut omnes aduersarias liburnas comminus uenientesfacili attritu comminuat.

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    contradicciones y confusiones en las leyes existentes. Un reclamo frecuen-te en la poca que sera atendido en el ao 438 mediante la publicacin delCodex Theodosianus como nica compilacin vlida.

    Ms all de todos los defectos de sus propuestas, la originalidad delannimo radica en que sus soluciones a los problemas contemporneos noconsisten solamente en una vuelta al virtuoso pasado de la Roma republi-cana como, por ejemplo, es el caso con el De re militari de Vegecio. ElDRB presenta, por el contrario, algunas respuestas novedosas; su enfoqueno est solamente orientado al restablecimiento de una edad de oro sinoque, de forma ms concreta, se piensa en soluciones especficas para pro-blemas determinados27. Esta originalidad no justifica, sin embargo, lasexageradas valoraciones positivas de las capacidades del autor del DRBdefendidas por algunos historiadores. El annimo no se encontraba ver-daderamente adelantado a su tiempo; su obra presenta, por el contrario,caractersticas tpicas de la Antigedad tarda.

    3. El DRB en su contexto

    Una de las peculiaridades que primero llama la atencin al lector con-temporneo del DRB es el complicado y extravagante lenguaje utilizado.A pesar de un evidente esfuerzo del autor por introducir clusulas rtmi-cas y otros recursos estilsticos, el resultado no puede calificarse comoartsticamente logrado. El annimo prefiere los perodos largos y las es-tructuras complejas, las figuras retricas, el uso de sinnimos, superlati-vos y arcasmos, la introduccin de lugares comunes y sentencias morali-zantes28. La ampulosa retrica del DRB es comprensible en un escrito deeste gnero, en el que se tiene el atrevimiento de pretender instruir a unemperador que, segn la concepcin de la poca, es omnipotente y omnis-ciente. Diplomacia y tacto son, en consecuencia, dos de los ejes principalesen torno a los que gira su estilo. En general, el texto transmite la impre-sin de que se privilegia la forma por sobre el contenido. Se sacrifica, porej., la claridad y la precisin tcnica en aras a la variedad y riqueza devocabulario y del despliegue de una panoplia de recursos retricos. Todo

    27 La originalidad del annimo en el contexto del pensamiento y la prctica militar antiguaes destacada por John LENDON, Soldiers and Ghosts. A History of Battle in Classical An-tiquity, New Haven y Londres, Yale University Press, 2005, p. 288.28 Para un listado de las locuciones y palabras notables del DRB vase el Index vocabulorumet locutionum notabiliorum en THOMPSOM, op. cit., pp. 127-132. Sobre el estilo del DRBvase tambin Barry BALDWIN, The De rebus bellicis, Eirene, 16 (1978), p. 34 y ss.

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    ello hace que, en algunos puntos, el sentido pretendido sea oscuro y lasinterpretaciones de los especialistas, diversas. Desde la perspectiva delhistoriador, esto es especialmente frustrante en las descripciones de lasmquinas militares, donde el estilo del autor dificulta considerablementela comprensin de la breve presentacin de cada invento.

    En lneas generales, el lenguaje es el propio de los documentos pblicosy legales de la Antigedad tarda, producto de la particular concentracinen la retrica y la cultura literaria que como seala R. MacMullen erala marca distintiva de la burocracia del perodo29. De hecho, el estilo delDRB es considerado, con frecuencia, un indicio a favor de una identifica-cin del annimo con un miembro retirado de la burocracia imperial30.Considerado desde esta perspectiva, este pequeo texto de peticin se revelacomo un producto tpico de su poca. El mismo presenta todos los rasgoscaractersticos de la jerga comn entre los crculos ligados al aparato defuncionarios estatales: el predominio de lo estilstico por sobre lo tcnico,un uso casi barroco de todos los recursos de la retrica, una fuerte tenden-cia a la abstraccin y una alta valoracin de la cultura literaria que nopuede, sin embargo, encubrir la tan slo superficial familiaridad con lamisma. Mucho de lo que algunos estudiosos sealan como deficienciasdel annimo la ligereza en el tratamiento de sus propuestas, la falta declaridad, la reduccin de problemas a lugares comunes moralizantes noson ms que las normas de la poca. Sera injusto esperar que nuestroautor hubiera podido colocarse por encima de ellas.

    Ms all de esta clara cercana con las fuentes legales y burocrticas,muchas de las caractersticas del DRB se encuentran muy difundidas enla literatura del siglo IV. Adems de lo meramente estilstico, el DRBcomparte, con las obras de este perodo, el nfasis en la erudicin, el inte-rs por lo cientfico (en este caso, desde la tcnica militar) y por el pasadode Roma y su conexin con el presente. Todas estas temticas fueron iden-tificadas por S. Dpp, en un importante estudio, como claves en el ambien-te literario de la poca31. La gran riqueza y variedad de la produccin es-

    29 Vase Ramsay MACMULLEN, Roman Burocratese, en Ramsay MACMULLEN (ed.),Chages in the Roman Empire. Essays in the Ordinary, Princeton, Princeton University Press,1990, pp. 67-77.30 BRANDT, op. cit., p. 10.31 Sigmar DPP, Die Bltezeit lateinischer Literatur in der Sptantike (350-430 n. Chr.).Charakteristika einer Epoche, Philologus, 132.1 (1988), 19-52. Vase tambin A. CAME-RON, Education and Literary Culture, en Averil CAMERON y Peter GARNSEY (eds.),The Cambridge Ancient History. Vol XIII.- The Late Empire A.D. 337-425, Cambridge, Cam-bridge University Press, 1998, pp. 665-707.

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    crita latina del siglo IV tanto cristiana como pagana dificulta la realiza-cin de generalizaciones vlidas. Sin embargo, el DRB parece una obratpica del perodo. Muchas de sus preocupaciones centrales se encuentranpresentes en los textos de sus contemporneos.

    La necesidad de introducir reformas en el sistema militar para mejo-rar la capacidad defensiva ante las incursiones germanas y ante las ofen-sivas de los persas sasnidas es claramente visible en el De re militari deVegecio, una obra de gran semejanza con el DRB32. Vegecio tambin dirigesus propuestas directamente al emperador como centro de la decisinpoltica en el aparato estatal y argumenta a partir de la utilidad de susideas. Sin embargo, su foco se concentra exclusivamente en lo militar,dejando de lado lo econmico y fiscal. En el libro IV, dentro de su discusinde los asedios, Vegecio incluye un muy completo catlogo de las diferentesmquinas militares que pueden utilizarse en este tipo de operaciones33.Su presentacin de estos inventos blicos carece de la originalidad delDRB pero es, en rigor, mucho ms realista. Vegecio se limita a describiraquellos ingenios que se empleaban en su poca o se haban utilizado enperodos anteriores, sin pretensin de innovar. Sus descripciones son sen-cillas y superficiales pero ms claras que las del annimo. El nfasis no secoloca en lo tcnico sino en el modo de uso y la utilidad especfica de cadamquina.

    Pero Vegecio y el annimo no son los nicos autores que atestiguan lacuriosidad de la poca por la maquinaria militar. El inters por estos in-ventos blicos tambin es reconocible en un famoso excursus del historia-dor Amiano Marcellino34. Al relatar el inicio de la campaa del emperadorJuliano en Persia, tras describir el arribo a la base romana en Callinicumde una flota llegada por el ro ufrates y cargada con provisiones y equiposentre ellos, algunas mquinas de este tipo, el historiador interrumpe sunarracin para explicar los diferentes modelos de las mismas y sus carac-tersticas. Amiano presenta cinco armas: ballista, onager, aries, helepolis

    32 La datacin del De re militari tambin es intensamente debatida por los especialistas.Algunos autores ubican la obra en el siglo V pero ms convincente es la datacin en el reinadode Teodosio el Grande, a fines del siglo IV. La fecha tarda fue propuesta por Otto SEECK,Die Zeit des Vegetius, Hermes ,11.1 (1872), 61-83 y es defendida por Arnold H. M. JONES,The Later Roman Empire, Oxford, Blackwell, 1964, p. 642 y Walter GOFFART, The Dateand Purpose of Vegetius De re militari, Traditio, 33 (1977), 65-100. Los argumentos a favorde la fecha ms temprana son reseados en Timothy D. BARNES, The Date of Vegetius,Phoenix, 33.3 (1979), 254-257.33 De re militari, 4.13-23.34 23.4. Las digresiones son una caracterstica peculiar del estilo de Amiano, vase J. MA-TTHEWS, The Roman Empire of Ammianus, Londres, Duckworth, 1989, p. 462 y ss.

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    y malleolus. Este pasaje fue considerado por algunos autores como unaevidencia de que el historiador se habra desempeado como oficial deartillera35. Pero esta opinin hoy es generalmente rechazada: el conoci-miento de Amiano sobre el tema es slo general y no tcnico36. Sus descrip-ciones son breves y, al igual que en el DRB, el florido estilo del autor difi-culta la comprensin. El historiador refiere la composicin y estructura delas mquinas pero sin dar detalles demasiado precisos. Uno hubiera espe-rado, de un oficial veterano como Amiano, un tratamiento ms profundodel tema, enriquecido por su experiencia personal. Sin embargo, comoconcluye D. den Hengst en su detallado estudio del excursus, la forma enque los contenidos del mismo son presentados hace pensar en un conoci-miento derivado de literatura antes que de un contacto directo con estetipo de armas37.

    Pasajes semejantes son comunes en las obras de historiadores poste-riores y atestiguan el continuado inters en este tipo de ingenios militaresdurante la Antigedad tarda38. No slo los historiadores se interesabanpor las invenciones blicas de la poca. El emperador Valentiniano I esdescripto por Amiano como scribens decore, venusteque pingens et fingens,et novorum inventor armorum39. Esta inclinacin del emperador hacia laingeniera militar es confirmada por el autor del Epitome de Caesaribus:pingere venustissime . . . nova arma meditari, fingere cera seu limo simu-lacra40. Por esta razn, Valentiniano ha sido propuesto como el destinata-rio del DRB41. El inters generalizado por estas invenciones es, por otraparte, plenamente comprensible en una poca en que el Imperio Romanolibraba sobre todo campaas defensivas, en las que mquinas de asedio,fortificaciones y artillera desempeaban un papel central. En este aspec-to, el DRB tambin es una produccin tpica del perodo.

    35 Es el argumento esgrimido por J. W. MACKAIL, Ammianus Marcellinus, JRS, 10 (1920),103-118.36 MATTHEWS, op. cit., pp. 301-302.37 Vase Daan den HENGST, Preparing the Reader for War: Ammianus digression onsiege engines, en Jan WILLEN DRIJVERS y David HUNT (eds.), The Late Roman Worldand its Historian. Interpreting Ammianus Marcellinus, Londres & Nueva York, Routledge,1999, pp. 29-39.38 Vase, por ej., Procopio de Cesarea, De Bello Gothico 5.21.14-17, donde se encuentra unexcurso semejante en relacin con el relato del sitio de Roma en el ao 534. Vase tambinTheophylactus Simocatta 11.13.10-11.39 30.9.440 45.6. Vase tambin Themistius, Or. 10.136a.41 WIEDEMANN, op. cit., pp. 140-150.

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    Igualmente, la agenda econmico-fiscal presentada en el DRB dista deser una exclusividad del annimo. Las crticas por la excesiva presinimpositiva sobre la poblacin y los efectos agravantes de la corrupcin delos funcionarios estatales son omnipresentes en la literatura de los siglosIV y V. La crisis del Imperio Romano en el siglo III slo logr ser superadamediante la introduccin de profundas reformas en el Estado, especial-mente en funcin de la reorganizacin y ampliacin de ejrcito42. El man-tenimiento del nuevo aparato blico y administrativo haca necesaria latransferencia de un volumen mayor de recursos de la sociedad al Estado43.Para garantizar esa recaudacin se recurri a medidas autoritarias y re-presivas, como la responsabilidad patrimonial de los curiales y el carcterobligatoriamente hereditario de sus posiciones o la inmovilidad de los coloni.Desde finales del siglo III, la annona se transform en la principal fuentede ingresos del Estado romano. Controlada por los Praefecti Praetorio, serecaudaba generalmente en especie pero poda ser remplazada por unpago en efectivo (adaeratio). Esto ltimo se hizo normal en el siglo IV trasla estabilizacin de la moneda durante el reinado de Constantino median-te la introduccin del solidus. Con la annona se abasteca el ejrcito y laburocracia y se obtenan los recursos para las distribuciones gratuitas dealimentos y otros bienes a los habitantes de Roma y luego, tambin, deConstantinopla.

    Diocleciano se esforz por lograr una distribucin sistemtica, justa yequilibrada de la annona, introduciendo para ello censos fiscales regula-res (indictiones). La cuota correspondiente a cada contribuyente se deter-minaba, por una parte, segn la superficie, el uso y la capacidad produc-tiva de sus tierras (iugatio) y, por otra, segn las fuerzas de trabajo y elganado de que dispona (capitatio). De esta forma se remplazaban losantiguos tributum capitis y tributum soli con una medicin abstracta quetena, en el momento de su introduccin, la ventaja de ser independientede la inestable moneda de la poca44. La adicin de iugum y capitatio de-terminaba cuanto deba aportar una propiedad especfica.

    42 Sobre los nmeros de tropas en la Antigedad tarda vase Hugh ELTON, The MilitaryForces, en Philip SABIN, Hans VAN WEES y Michael WHITBY (eds.), The CambridgeHistory of Ancient Warfare, Vol. II.-Rome from the Late Republic to the Late Empire, Cam-bridge, Cambridge University Press, 2007, pp. 284-286.43 Para una introduccin a las problemticas de la crisis del siglo III y a los debates histo-riogrficos en torno a las mismas, vase Andrea GIARDINA, The Transition to Late Anti-quity, en Walter SCHEIDEL, Ian MORRIS y Richard SALLER (eds.), The Cambridge Eco-nomic History of the Greco-Roman World, Cambridge, Cambridge University Press, 2007,pp. 757-764.44 Arnold H. M. JONES, Capitatio and Iugatio, JRS, 47 (1957), p. 94.

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    El proceso de la recoleccin de impuestos era lento y complejo. En pri-mer lugar, los Praefecti deban determinar qu cantidades de los diferen-tes productos en especie y qu sumas de dinero se necesitaban para cubrirel presupuesto anual de su jurisdiccin. La suma total era dividida deacuerdo a la cantidad de iuga y de capites fijada en el ltimo censo. Elresultado era luego precisado para las diferentes ciudades de la prefectu-ra y dado a conocer pblicamente. Finalmente, la recoleccin era llevadaa cabo en cada ciudad por un exactor civitatis que, por lo general, era uncurial45. El efecto de estas medidas sobre la poblacin es difcil de determi-nar con exactitud. Si bien los contribuyentes podan beneficiarse del pro-ceso ms preciso de determinacin de los montos a pagar, es probable quela presin fiscal se acrecentara como consecuencia del aumento en el n-mero de soldados y funcionarios. Las fuentes literarias presentan unavisin muy negativa de la introduccin del nuevo sistema impositivo: elejemplo paradigmtico es Lactancio, quien describe la realizacin del cen-so fiscal del ao 306 como una coleccin de atrocidades46.

    Tradicionalmente, los estudiosos consideraban la presin fiscal en laAntigedad tarda como elevada47. Pero esta visin ha sido rechazada enlas ltimas dcadas. A partir de la evidencia excepcional proporcionadapor papiros de Fayum (Egipto), R. Bagnall investig el impacto fiscal enlos pueblos de esa regin durante la Antigedad tarda, llegando a la con-clusin de que los impuestos eran relativamente bajos48. Pero los mismosse encontraban distribuidos en forma muy desigual, lo que representabauna pesada carga para algunas aldeas con tierras de mala calidad49. Egip-to era una provincia sumamente peculiar dentro del Imperio y es difcilrealizar generalizaciones vlidas a partir de las realidades de la misma.Ms all de las exigencias del Estado, la corrupcin de los funcionarioscontribua, en muchos casos, a hacer prcticamente intolerable la presinfiscal para los contribuyentes. Para R. MacMullen, incluso, todo el incre-mento impositivo reconocible en la Antigedad tarda sera el resultadode la creciente autonoma y corrupcin de la burocracia imperial50.

    45 JONES, The Later Roman, p. 456.46 De mortibus persecutorum, 23.1-3 y 6-7.47 Vase, por ej., Peter BROWN, The World of Late Antiquity, Londres, Thames & Hudson,1971, p. 36.48 Roger BAGNALL, Agricultural Productivity and Taxation in Late Roman Egypt, TA-PHA, 115 (1985), 289-308.49 Ibid., p. 307.50 Ramsay MACMULLEN, Tax Praessure in the Roman Empire, Latomus, 46 (1987),737-754, vase especialmente p. 754.

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    La venalidad de los funcionarios es un communis locus aceptado comoverdad incuestionable por las fuentes del perodo. As, por ej., san Ambro-sio afirma omnia pretio distrahebantur51 y el orador Libanio declara sobrelos funcionarios: Por todas partes se exige dinero, por todas partes se loacepta y nunca se est satisfecho52. En una ley del perodo se encuentraincluso la expresin consuetudo fraudium53. Tambin otros autores comoAmiano Marcellino54 o l ms tardo Salviano55 denuncian, al igual queel DRB, la excesiva presin impositiva y los abusos de los funcionarios.stos llegaban habitualmente a sus puestos mediante la compra directay trataban, en consecuencia, de recuperar su inversin y lograr gananciassuficientes para garantizarse la subsistencia tras su retiro56. Poda inclu-so suceder que alguien comprara un cargo mediante un crdito con la es-peranza de cancelarlo gracias a los ingresos ilegales obtenidos en el des-empeo del mismo!57

    La compleja y poco sistemtica estructura de la burocracia tardorro-mana facilitaba la corrupcin. Mientras que la annona era controlada porlos prefectos del pretorio, ciertos impuestos eran recaudados por otrassecciones como la res privata y la sacrae largitiones. La primera se ocupa-ba de la administracin del patrimonio del emperador, consistente casiexclusivamente de tierra arrendada a largo plazo58. La segunda, que consus recursos financiaba la vestimenta de la corte, el ejrcito y los funcio-narios, controlaba la recaudacin de algunos impuestos indirectos, comoaqullos derivados de las ventas y del trnsito de bienes (portoria). Loslmites de la responsabilidad de cada departamento de la administracinno estaban claramente determinados y existan pocos controles sobre laconducta de cada funcionario59. Los emperadores se demostraron incapa-

    51 Vita Sancti Ambrosii, Mediolanensis Episcopi, a Paulino eius Notario ad beatum Augus-tinum conscripta, 41b.52 Or. 39.10.53 Citada por Ramsay MACMULLEN, Corruption and the decline of Rome, New Haven &Londres, Yale University Press, 1988, p. 149.54 Vase, por ej. 30.4.1. Los ejemplos de su obra son cuantiosos, vase R. I. FRANK, Ammi-anus on Roman Taxation, AJPh, 93 (1972), 69-86.55 Vase, por ej. De gubernatione Dei, 4,21 y 5.28.56 W. SCHULLER, Prinzipien des sptantiken Beamtentums, en W. SCHULLER (ed.),Korruption im Altertum. Konstanzer Symposium Oktober 1979, Munich & Viena, Olden-bourg, 1982, p. 203.57 Ibid. p. 206.58 Vase JONES, The Later Roman..., p. 417.59 Los agentes in rebus, frecuentemente presentados por los historiadores como la polica

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    ces de erradicar la corrupcin y se conformaron con intentar controlarla ylimitarla, legalizando las exacciones y determinando tarifas fijas para lasmismas60. La frecuente repeticin de medidas de este tipo en la legislacinde la poca demuestra cabalmente que el xito fue escaso.

    Otros temas aludidos ms brevemente en el DRB tambin forman partedel ambiente intelectual de la poca, como la importancia de las fortifica-ciones para la defensa del territorio imperial frente las incursiones brba-ras y la necesidad de organizar y depurar la innumerable, compleja y con-tradictoria legislacin imperial61. El DRB alude, entonces, a las problem-ticas reconocidas como centrales por sus contemporneos y puede califi-carse, por lo tanto, como una obra tpica de este perodo. Esto no significa,sin embargo, desconocer la originalidad de este pequeo tratado. La mis-ma proviene ms bien de la perspectiva y el enfoque de algunas de lassoluciones que recomienda, antes que del diagnstico que realiza de losmales que aquejan el Estado romano. El nfasis puesto en la originalidaddel DRB ha llevado a que algunos de sus pasajes hayan sido interpretadoserrneamente, porque se ha querido reconocer demasiadas cosas tantoen sentido positivo como negativo en algunas breves indicaciones delannimo. Pero estos pasajes no resisten las complejas estructuras inter-pretativas que se han elaborado acerca de ellos.

    4. Reinterpretacin de algunos pasajesproblemticos del DRB

    4.1. La historia de la moneda en el DRB62

    En el primer captulo del DRB, al presentar el annimo sus argumen-tos sobre la conveniencia de reducir los gastos del Estado, se introduce

    secreta de los emperadores, eran en realidad antes que nada mensajeros y supervisores delcorreo imperial. Su efectividad como organismo de contralor era limitada. Vase Christo-pher KELLY, Emperors Government and Burocracy, en CAMERON y GARNSEY (eds.),op. cit., p. 159 y ss. Vase tambin W. G. SINNIGEN, Two Branches of the Late RomanSecret Service, AJPh, 80.3 (1959), 238-254 y Glen W. BOWERSOCK, Peter BROWN y OlegGRABAR (eds.), Late Antiquity: A Guide to the Post-Classical World, Cambridge Ma., Har-vard University Press, 1999, pp. 278-279.60 Vase MACMULLEN, Corruption, pp. 148-167.61 BRANDT, op. cit., pp. 119-133.62 Algunos de los argummentos de esta secin fueron presentados ya en SNCHEZ VEN-DRAMINI, op. cit., pp. 125-128.

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    una larga referencia a la prudencia de otras pocas en torno a este tema.La interpretacin del pasaje es difcil. Tradicionalmente, se ha reconocidoen el mismo una breve y curiosa historia de la moneda que demuestra laincompetencia del autor63:

    3 Quamobrem patrum nobis est paulisper providentia referenda quamin rebus egenis habuerint, vel quae nunc in tanta facultatum licentiavideatur. 4 Rectores superioris vitae non otiosis opibus sed condendis potiusmoenibus laetabantur, in quorum decorem universam auri argentiquemateriam conferebant. 5 Aeris quoque copiam in simulacris propriis advirtutis suae testimonia figurabant. 6 Ut vero emendi et vendendi utilitas[] et ut facultas regiae largitati suppeteret, in aeris usum excultam poli-tius terram et igne solidatam, certis quoque expresionis figuratam, auroargentoque reposito usui habuerunt. 7 Sed posteriores, fastidientes priscaevilitatis inventum, formatos e coriis orbes auro modico signaverunt, quibusregum munificentia et commutationum necessitas intactis collatoribus ute-batur. 8 Sequentior vero aetas, aeris redundante materia quam publicusiam moenium recusabat ornatus, diuturna ut prior monumenta meditata,aes validum ipso pondere pretiosius figuravit; cuius species pro qualitate,ut diximus, ponderis diuturnior fuit, sed potentia regalis pro licentia spe-ciem suam tantum in auro argentoque signavit, quae pro reverentia figuraenullis usibus proficiens ad honorem regium sacrata permansit. 9 Aeris autemmateria, quae iam pro copia vilior erat, ad dona militaria et varia popula-rum commercia signabatur64.

    Thompson y Brandt identifican en este pasaje una resea histrica deldesarrollo de la moneda en Roma, evolucin compuesta de cuatro fases65:

    a) una primera etapa sin monedas metlicas, en la que el oro y la plataeran utilizados solamente para adornar edificios;

    b) una segunda etapa, en la que se utilizaban monedas de cuero y arcilla;c) una tercera etapa, en la que monedas de cobre eran empleadas para el

    63 Una specie di storia della moneta costruita su presupposti moralistici mescolati ad ele-mentari considerazioni economiche, G. BONAMENTE, Considerazioni sul De rebus belli-cis, AFLM, 14 (1981), p. 33. La sua storia della moneta deve dunque rispondere alla tesi chegli importa dimostrare e, a questo fine, la intelligenza del tecnico, cede il posto al romanticodel passato, S. CONDORELLI, Riforme e tecnica del De rebus bellicis (testo con comento eversione), Messina, Sortino, 1971, p. 20.64 DRB 1.3-9.65 Vase BRANDT, op. cit., pp. 22-24; THOMPSON, op. cit., pp. 26-31. Neher identific slotres etapas, Condorelli cinco. Vase R. NEHER, Der Anonymus De Rebus Bellicis, Diss.,Tbingen, 1911, p. 21 y CONDORELLI, op. cit., p. 21.

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    comercio y el pago a los soldados pero el oro y la plata slo para meda-llones;

    d) una cuarta etapa, que comienza con el reinado de Constantino y no estincluida en este pasaje sino en el inicio del captulo dos del DRB.

    En opinin de H. Brandt, el annimo introduce en este caso un curiosoresumen de la historia de la moneda en Roma para demostrar que unsistema monetario que prescinde del oro y la plata es especialmente bene-ficioso para el contribuyente66. Esta interpretacin contradice, sin em-bargo, el texto del DRB, que en ninguna parte recomienda un sistema queno haga uso del oro y la plata. El annimo autor slo afirma que se deno-mina generalmente doradas a las pocas que no usaron este metal (DRB2, 9: certe aurea nuncupamus quae aurum penitus non habebant). Por otraparte, el annimo luego aconseja expresamente al emperador la acua-cin de nuevas monedas de bronce y oro e introduce imgenes de las mis-mas para ilustrar su idea. En consecuencia, no puede caber duda algunade que el annimo no pretende prescindir del uso de este metal precioso(DRB 3, 4: verum ut qualitas futurae discussionis appareat, formas etmagnitudinem tam aereae quam aureae figurationis pictura praenuntiantesubieci).

    El autor no pretende con esto, como ya reconoci Thompson67, escribiruna historia completa de la moneda. Su objetivo slo es comparar la rea-lidad de la Roma primitiva con la situacin de su tiempo. Por ello, exclu-sivamente se menciona a reyes y no a magistrados. Una prueba de esto esla alusin al dinero de cuero, que la tradicin conecta con el legendarioreinado de Numa Pompilio68. En consecuencia, no es por ignorancia que elannimo no menciona monedas de plata sino slo porque el perodo de lasmismas no resulta comprendido en su comparacin. El autor del DRB nopresenta una historia de la moneda, nicamente coloca la patrum provi-dentia como un ejemplo a seguir. Los tres estadios que se reconocen en elpasaje citado corresponden todos a este perodo que, para el annimo,encarna la antigua virtus.

    Al final del segundo captulo se encuentra una comprobacin de estalectura. En este pasaje, el annimo aconseja una vez ms al emperadorrecordar los famosos reinos del pasado, que cultivaban los campos y recha-zaban las riquezas y que, por su frugalidad, obtuvieron gloria eterna:

    66 BRANDT, op. cit., p. 22.67 THOMPSON, op. cit., p. 28.68 BRANDT, op. cit., pp. 23-24.

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    Denique paulisper felicium temporum revolve memoriam, et antiquaepaupertatis famosa regna considera quae agros colere et opibus abstinerenorant, qua haec honoris laude per omne aevum frugalitas incorrupta com-mendet69.

    Los antiquae paupertatis famosa regna son los legendarios reinados dela Roma primitiva. Ellos son el modelo que el annimo describe en el pri-mer captulo y que el emperador debe imitar, no prescindiendo de losmetales preciosos sino reintroduciendo su ejemplar frugalidad.

    Algunos de los historiadores que analizaron este pasaje presentaroninterpretaciones muy diferentes de las distintas etapas de la historia dela moneda del DRB. Resumo en la siguiente tabla sus conclusiones:

    Etapa Thompson Reece70 Brandt

    A Reinados de la Roma Sin identificar Reinados de laprimitiva Roma primitiva

    B Reinados de la Roma Siglo I d.C. (!) poca de Numaprimitiva Pompilius

    C poca de Numa Pompilius Siglo I d.C. (!) Sin identificar

    D poca de Constantino poca de poca deConstantino Constantino

    En mi opinin, la cuarta etapa no puede ser conectada con las otrastres. El paso de un captulo a otro marca una ruptura demasiado impor-tante. Es probable, adems, que el autor annimo, con su mencin deConstantino, se refiera a algo completamente diferente, la introduccinde un impuesto en oro y plata que este emperador aplic a los comercian-tes (el Chrysargyron), como F. Kolb argument en un artculo del ao 198071.

    No puede haber dudas de que las etapas A y B pertenecen a la historiaprimitiva de Roma pero la mencin de las monedas de cuero permite

    69 DRB 2.8.70 R. REECE, The Anonymus: a Numismatic Commentary, en HASSAL (ed.), op. cit., 59-66.71 Frank KOLB, Finanzprobleme und soziale Konflikte bei zwei sptantiken Autoren, enW. ECK, H. GALSTERER y H. WOLFF (eds.), Studien zur antiken Sozialgeschichte. Fests-chrift Friedrich Vittinghoff, Colonia y Viena, Bohlau, 1980, p. 519 y ss.; vase tambinBRANDT, op. cit., pp. 40-42.

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    como ya se mencion una identificacin ms precisa de B con el mticoreinado de Numa Pompilio. Slo la etapa C continua siendo problemtica.En mi opinin, existen fuertes argumentos a favor de su identificacin conel reinado de Servio Tulio, pues una versin referida por Plinio el Viejoubica durante el mismo la primera acuacin en bronce: Servius rex pri-mus signavit aes. antea rudi usos Romae Timaeus tradit. signatum estnota pecudum, unde et pecunia appellata72. Plinio describe en este caso elremplazo del aes rude por el aes signatum o el aes grave y menciona aTimeo como fuente de esta afirmacin. La interpretacin de este pasaje escompleja, pues se sabe que la introduccin de la moneda ocurri en Romamucho ms tarde73. Lo ms probable es que, como seala J. G. Milne, Pli-nio resee aqu la introduccin del aes signatum74. Ms importante es queesta versin era conocida en la Antigedad tarda, como lo prueba unareferencia de Casiodoro75.

    La etapa C de la historia de la moneda del annimo puede referirsea esta tradicin. El texto del DRB lo confirma. En l se explica que laprimera acuacin de bronce era ms valiosa y duradera a consecuenciade su peso (DRB 1.8: aes validum ipso pondere pretiosius figuravit; cuiusspecies pro qualitate, ut diximus, ponderis diuturnior fuit) y esto puedeslo significar que se refiere al aes signatum o al aes grave. En conclusin,el annimo no presenta en este pasaje una historia de la moneda sino slouna comparacin de la situacin de su poca con el virtuoso ejemplo delpasado primitivo de Roma. El objetivo es reforzar su propuesta de unareduccin del gasto. La argumentacin del autor es tpica para la poca;toda reforma debe entenderse como un regreso a las antiguas costumbres.Este pasaje no puede, por lo tanto, ser presentado como prueba de la in-competencia del redactor.

    72 Plin., N. h. 33.43.73 Vase Michael H. CRAWFORD, Coinage and Money under the Roman Republic, Lon-dres, Methuen, 1985, pp. 17-24. Para un comentario del pasaje de la Naturalis Historia,vase Michael H. CRAWFORD, Roman Republican Coinage, Cambridge, Cambridge Uni-versity Press, 1974, pp. 35-37.74 J. G. MILNE, The Aes Grave of Central Italy, JRS, 32 (1942), p. 27.75 Variae, 7.32.4: Proinde te, cuius nobis laudata est integritas actionis, ab illa indictioneper iuge, quinquennium monetae curam habere praecipimus, quam Servius rex in aere pri-mum inpressisse perhibetur: ita ut tuo periculo non dubites quaeri, si quid in illa fraudispotuerit inveniri. nam sicut casus asperos subibis, si quid fortasse deliqueris, ita inremune-ratum non derelinquimus, si te egisse inculpabiliter senserimus.

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    4.2. La corrupcin de los funcionarios (DRB 4)

    De iudicum pravitate

    1 - Ad haec igitur incommoda, quae provincias avaritiae artibus vexant,accedit etiam iudicum execranda cupiditas, collatorum utilitatibus inimi-ca. 2.- Nam hi, despecta reverentia dignitatum, velut mercatores in provin-cias se missos existimant, eo graviores quod ab his procedit iniquitas undedebuit separi medicina. 3.- Et tamquam sua rebus sufficere non possit ini-quitas, exactores in profligandis rebus huiusmodi dirigit unusquisque quidiversis rapinarum artibus collatorum vires exhauriant; videlicet quasiparum notabiles haberentur si soli peccarent. 4.- Quae enim ab his occasiofiscalium titulorum inlibata peracta est? Quae conventio sine praeda dis-cessit? 5.- Illis tironum comparatio, equorum vel frumenti coemptio, expen-sa moenibus profutura, sollemnia lucra sunt et votiva direptio. 6.- Quod siprovincias casti et integritatis cupidi moderentur, nec fraudi usquam relin-quetur locus et res publica moribus ditata firmabitur.

    Como seala Thompson, el autor del DRB no poda evitar el clsicotema de la mala administracin de las provincias76. ste critica la corrup-cin de los funcionarios pero limita sus comentarios slo a los gobernado-res (iudices) y a sus dependientes, los exactores. Es, en mi opinin, eviden-te que este captulo no es de importancia central para la argumentacindel DRB, slo se describen en l los sufrimientos de los contribuyentespara demostrar la necesidad urgente de introducir las medidas de ahorroque son la propuesta central del texto. Esto es visible en el arriba yacitado resumen de su obra, que el annimo introduce en el prefacio.77

    En este captulo del DRB pueden distinguirse tres partes. Primero,una introduccin en la que el annimo describe la corrupcin de los gober-nadores, presentndola como una pesada carga para los contribuyentes;una segunda parte en la que se mencionan los impuestos a partir de loscuales los funcionarios obtienen sus beneficios ilegales; finalmente, en latercera parte, se considera la solucin a este problema. Los especialistashan dedicado su atencin casi exclusivamente a la segunda parte, de laque han presentado complejas interpretaciones. Las otras dos seccionesproporcionan, sin embargo, importantes informaciones que no deben serdejadas de lado.

    En la introduccin de este captulo, el annimo describe un problemaque, al igual que la fraus monetae, afecta gravemente a los contribuyentes

    76 Vase THOMPSON, op. cit., pp. 37-38.77 Sobre el prefacio del DRB vase PAGANO, op. cit., pp. 32-35.

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    y, con ellos, a las provincias. El tono es moralizante pero el pasaje no dejade brindar informaciones significativas. El autor iguala a los funcionarioscon comerciantes (mercatores). Adems de constituir un insulto, esta com-paracin expresa con claridad que los gobernadores slo se interesan porsu ganancia personal. Estos agentes del Estado deberan, segn el anni-mo, representar la solucin al problema pero constituyen la causa princi-pal del mismo. El historiador italiano S. Mazzarino afirma que el autor delDRB crtica aqu un sistema de explotacin sancionado legalmente enbeneficio de los burcratas, sistema que afecta principalmente a los pe-queos contribuyentes78. Se trata de una lectura excesivamente moder-nizante del DRB. Para el annimo, el problema no radica en el sistemaimpositivo definido por la legislacin sino en los hombres. No rechaza lapresin fiscal determinada por las leyes sino las exacciones ilegales reali-zadas en contra de las mismas. El annimo reconoce que dicha presinfiscal es excesiva, por eso afirma en el prefacio que quiere reducirla a lamitad pero en el captulo en cuestin se trata otro problema. El cargo deexactor fue creado a principios del siglo IV para supervisar la recaudacinde impuestos en cada ciudad. Se trataba de una posicin que, con seguri-dad, abra las puertas a grandes ganancias. Muchos estaban dispuestos acomprar este puesto ya que era, sin duda, un buen negocio79. Una ley delao 386 determinaba que los exactores seran nombrados por los goberna-dores a partir de una lista propuesta por los curiales de cada ciudad80. Peroesto no puso fin a la colusin entre gobernadores y exactores.

    En la segunda parte de este captulo, el annimo presenta los diferen-tes impuestos a partir de los cuales los exactores obtienen sus ingresosilegales. En realidad, l afirma en estilo dramtico y con dos preguntasretricas que ellos utilizan todas las oportunidades disponibles para re-colectar botn: Quae enim ab his occasio fiscalium titulorum inlibataperacta est? Quae conventio sine praeda discessit? A continuacin, semencionan algunos impuestos. Los historiadores han presentado comple-jas interpretaciones de los medios de que se valan los funcionarios paraenriquecerse. Pero, en mi opinin, el annimo slo introduce algunos ejem-plos y no proporciona un catlogo exhaustivo de los impuestos que eranutilizados para obtener ingresos ilegales.

    Se mencionan cuatro tituli fiscales:

    78 MAZZARINO, op. cit., pp. 137-150.79 Vase THOMPSON, op. cit., p. 36.80 Cod. Th. Xii, 6, 20.

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    1) equorum coemptio: este impuesto, cuyo objetivo era obtener caballospara el ejrcito, no aparece con este nombre en el Codex Theodosianus,denominndoselo, en cambio, equorum praestatio o exactio81. Se desco-noce cundo fue introducido pero se sabe que muy pronto la regla fueel pago en metlico y no en especie. El annimo no explica cmo losfuncionarios obtenan sus ganancias con este impuesto, probablemen-te porque ello era de conocimiento general en la poca82;

    2) tironum comparatio: a diferencia de lo que ocurra durante el principa-do, cuando el ejrcito romano se compona principalmente de volunta-rios, en la Antigedad tarda se recurra, con frecuencia, a la conscrip-cin forzosa para completar el reclutamiento83. Pronto se hizo posiblereemplazar esa contribucin por un pago en metlico (llamado aurumtironicum), pues ello era ventajoso tanto para los terratenientes queno perdan valiosa fuerza de trabajo como para el Estado que poda,de esta forma, librarse de reclutas no deseados y reemplazarlos poraquellos de regiones del Imperio con una buena reputacin militar ocon brbaros84;

    3) frumenti coemptio: cuando la annona se cobraba en especie, el cerealera una de las formas de pago ms comunes. Pero, en el siglo IV, seimpuso el cobro en metlico de esta contribucin. Ello tena para elEstado grandes ventajas, pues ste se encontraba, por lo general, cr-nicamente necesitado de dinero en efectivo para sus gastos. De estaforma se evitaban, adems, los complejos problemas asociados con elalmacenamiento y el transporte del grano85;

    4) expensa moenibus profutura: no est claro a qu se refiere precisamen-te el annimo con estos trminos, ni cmo ello poda ser una fuente deingresos para los recaudadores de impuestos. Tradicionalmente seinterpreta como una alusin a contribuciones requeridas para finan-ciar obras de fortificacin en ciudades del imperio. Thompson lo conec-ta con el programa de construcciones defensivas de los emperadoresValentiniano y Valente86. H. Brandt pretende, por el contrario, que el

    81 CTh XI 17 (De equorum collatione).82 Vase BRANDT, op. cit., pp. 61-69.83 Vase Andrew FEAR, War and Society, en SABIN, VAN WEES y WHITBY (eds.), op.cit., pp. 429-434.84 Vase BRANDT, op. cit., pp. 69-7885 Ibid., pp. 82-87.86 THOMPSON, op. cit., p. 40.

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    trmino moenia designa aqu edificios pblicos de todo tipo y no slo losmuros87.

    Para Mazzarino, el pago en efectivo de todas estas contribuciones eraparte, como ya se mencion, de un sistema de explotacin sancionado le-galmente en beneficio de los recaudadores. Segn el historiador italiano,los montos fijados en la legislacin para remplazar la contribucin en es-pecie por un pago en dinero se encontraban muy por encima del valor realde mercado de los respectivos bienes. Ello permita a los funcionariosenriquecerse enormemente pues, en su opinin, stos embolsaban la dife-rencia (interpretium) entre la elevada tarifa determinada por el Estado yel bajo valor al que posteriormente obtenan esos productos en el merca-do88. H. Brandt analiza este captulo del DRB en profundidad con el obje-tivo de rebatir la interpretacin de Mazzarino. A partir de papiros y otrasfuentes de la poca se esfuerza por demostrar que los montos fijados porel Estado eran adecuados y reflejaban el costo aproximado de los bienesrequeridos. El objetivo de la administracin era, precisamente, establecerun valor conocido para evitar reclamos exagerados por parte de los exac-tores89. Pero la informacin disponible en las fuentes acerca de los preciosde productos en este perodo es muy escasa y, a fin de cuentas, insuficientetanto para aceptar como para descartar definitivamente los argumentosdel investigador italiano. Su tesis debe, sin embargo, ser rechazada por-que contradice expresamente las afirmaciones del annimo quien, comovimos, es claro respecto de que el problema radica en la corrupcin de losfuncionarios y no en el sistema.

    Es este punto el que permite comprender su propuesta de solucin alproblema ofrecido en la tercera parte de este captulo: la seleccin de fun-cionarios ntegros. Si el asunto radicara en el sistema impositivo tal comoste es definido por la ley segn afirma Mazzarino entonces esta solu-cin carecera de sentido. Slo una reforma legislativa podra modificar lasituacin de los contribuyentes. La dificultad no radica, entonces, en lalegislacin sino en que la misma no es respetada por los agentes del Esta-do. La lectura modernizante del historiador italiano pretende extraer elDRB de su contexto histrico y transformarlo en un crtico visionario contendencias sociales adelantadas a su tiempo. Pero semejante caracteriza-cin carece de fundamentos slidos en el texto; se trata, ms bien, de unaproyeccin hacia el pasado de ideologas modernas.

    87 BRANDT, op. cit., p. 78.88 MAZZARINO, op. cit., pp. 137-175.89 BRANDT, op. cit., pp. 61-94.

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    Brandt rechaza, por su parte, la solucin del annimo como mero idea-lismo y ve en ella un nuevo argumento para presentarlo, en total contra-posicin a Mazzarino, como un simpln totalmente desconectado de larealidad y de los problemas de su tiempo90. Como se indic antes, estecaptulo no constituye un punto central en el desarrollo de la argumenta-cin del annimo sino slo un ejemplo ms tendiente a reforzar su pro-puesta central de una disminucin del gasto estatal. El redactor no propo-ne en este pasaje ninguna reforma, por lo que la valoracin de Brandt estfuera de lugar. El annimo argumenta, por lo general, mejor sus propues-tas como se puede ver en sus sugerencias para reducir el gasto military no slo a partir de lugares comunes moralizantes, si bien stos represen-tan un papel importante en su pensamiento.

    Pero si la ganancia de los recaudadores no se obtena mediante la dife-rencia entre el valor de la adaeratio y el precio de mercado, cmo se en-riquecan entonces los exactores? Salviano es, en mi opinin, el autor quemejor explica cmo los recaudadores se aprovechaban de estos y otrosimpuestos (recordemos que el annimo nombra slo algunos ejemplos peroafirma que los funcionarios no dejan pasar ninguna oportunidad de bene-ficiarse). Contribuciones y tributos son utilizados slo como una excusapara expropiar por la fuerza a los pequeos contribuyentes de su propie-dad. Por eso, el annimo utiliza en este contexto la palabra rapina. Losfuncionarios no necesitaban de un complejo sistema legal, ni de elevadastarifas de conversin para los pagos en metlico; ellos simplemente po-dan recurrir a la fuerza para aduearse de los bienes de los pequeoscontribuyentes, tomando mucho ms de lo que la ley les permita. Lossiguientes pasajes de Salviano son muy ilustrativos al respecto. En ellosse afirma, incluso, que algunos romanos huan y se retiraban a vivir conlos brbaros, pues stos eran ms benvolos que los exactores:

    Quid est enim aliud dignitas sublimium quam proscriptio civitatum?aut quid aliud quorundam, quos taceo, praefectura quam praeda? nullasiquidem maior paupercularum est depopulatio quam potestas; ad hoc enimhonor a paucis emitur, ut cunctorum vastatione solvatur: quo quid esseindignius, quid iniquius potest?91

    Sed quid possunt aliud velle miseri qui adsiduum, immo continuumexactiones publicae patiuntur excidium, quibus imminet semper gravis etindefessa proscriptio, qui domus suas deserunt, ne in ipsis domibus tor-queantur, exilia petunt, ne supplicia sustineat? Leniores his hostes quam

    90 BRANDT, op. cit., pp. 93-94.91 De gubernatione Dei 4.21

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    exactores sunt. Et res ipsa hoc indicat: ad hostes fugiunt, ut vim exactionisevadant92.

    5. Conclusin

    El DRB es una de las fuentes ms problemticas pero tambin msfascinantes de la Antigedad tarda. Sin duda, algunas de las ideas pre-sentes en este breve tratado se distinguen por su originalidad en el contex-to de su poca. Sin embargo, ello no debe hacer perder de vista que, consi-derado en conjunto, el mismo es, por encima de todo, un producto tpico delperodo final del Imperio Romano de Occidente. As lo demuestran losnumerosos paralelos temticos con otras obras del perodo como el De remilitari de Vegecio y las Res Gestae de Amiano Marcellino, por mencionarslo los ejemplos ms prominentes.

    Las interpretaciones de los historiadores modernos han puesto el n-fasis en los aspectos ms originales del DRB y ello ha conducido, en algu-nas ocasiones, a valoraciones extremas de sus propuestas de reforma y delas capacidades de su autor. Una evaluacin del mismo a partir de lascaractersticas generales del perodo comprendido entre el 350 y el 450d.C. (en el que la gran mayora de los especialistas lo ubican cronolgica-mente) no justifica las conclusiones presentes en la historiografa. La re-interpretacin de algunos pasajes ofrecida en estas pginas ilustra cmo,en ciertos aspectos fundamentales, esas valoraciones carecen, a menudo,de fundamentos firmes en el texto del DRB.

    El autor annimo no es el crtico social sagaz y adelantado a su tiempoque algunos proponen pero tampoco un improvisado totalmente desconec-tado de las problemticas profundas de la acuciante crisis experimentadapor el Estado y la sociedad de su tiempo. El redactor de este breve escritode peticin es, aunque la afirmacin pueda parecer trivial, antes que nadaun hombre de su poca, con las posibilidades y limitaciones que ello impli-ca. Su obra se concentra en los temas que estaban en el centro de la aten-cin de sus contemporneos. En ello radica la riqueza del DRB como fuen-te histrica.

    92 Ibid., 5.28.