Debate agrario rural. ruralidad y soberanía alimentaria en américa latina

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ECUADOR Debate CONSEJO EDITORIAL Jose Sanchez-Parqa, Alberto Acosta, Jose Laso Ribadeneira, Sim6n Espinosa, Diego Cornejo Menacho, Manuel Chiriboga, Fredy Rivera Velez, Marco Romero. Director: Francisco Rhon Davila. Director Ejecutivo del CAAP Primer Director: Jose Sanchez Parga. 1982-1991 Editor: Hernan Ibarra Crespo Asistente General: Margarita Guachamfn REVISTA ESPECIALIZADA EN CIENCIAS SOCIALES Publicaci6n peri6dica que aparece tres veces al ano, Los artfculos y estudios impresos son canalizados a traves de la Direcci6n y de los miembros del Consejo Editorial. Las opiniones, comentarios y analisis expresados en nuestras paqinas son de exclusiva responsabilidad de qufen los suscribe y no, necesariamente, de ECUADOR DEBATE. © ECUADOR DEBATE. CENTRO ANDINO DE ACCION POPULAR Se autoriza la reproducci6n total y parcial de nuestra informaci6n, siempre y cuando se cite expresamente como fuente a ECUADOR DEBATE. SUSCRIPCIONES Valor anual, tres nurneros: EXTERIOR: US$ 45 ECUADOR: US$ 15,50 EJEMPLAR SUELTO: EXTERIOR US$. 15 EJEMPLAR SUELTO: ECUADOR US$ 5,50 ECUADOR DEBATE Apartado Aereo 17-15-173B, Quito-Ecuador Telf: 2522763 . Fax: (5932) 2568452 E-mail: [email protected] Redacci6n: Dfego Martin de Utreras 733 y Selva Alegre, Quito. PORTADA PuntoyMagenta DlAGRAMACION Martha Vinueza IMPRESION Albazul Offset I ISSN-1012-1498 I <0 caap

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ECUADOR

Debate CONSEJO EDITORIAL Jose Sanchez-Parqa, Alberto Acosta, Jose Laso Ribadeneira, Sim6n Espinosa, Diego Cornejo Menacho, Manuel Chiriboga, Fredy Rivera Velez, Marco Romero.

Director: Francisco Rhon Davila. Director Ejecutivo del CAAP Primer Director: Jose Sanchez Parga. 1982-1991 Editor: Hernan Ibarra Crespo Asistente General: Margarita Guachamfn

REVISTA ESPECIALIZADA EN CIENCIAS SOCIALES I Publicaci6n peri6dica que aparece tres veces al ano, Los artfculos y '{;, estudios impresos son canalizados a traves de la Direcci6n y de los rl-L miembros del Consejo Editorial. Las opiniones, comentarios y anal isis 1\)(expresados en nuestras paqinas son de exclusiva responsabilidad de qufen los suscribe y no, necesariamente, de ECUADOR DEBATE.

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ECUADORDEBATE 79Qui to-Ecua dor, Abril del 2010

PRE SEN TA CION / 3-6

COYUNTURA

Diálogo sobre la coyuntura: La disputa por el modelo de desarrollo / 7-18Los cambios institucionales en el Banco Central del EcuadorLuis Rosero / 19-30Conflictividad socio-política: Noviembre 2009-Febrero 2010 / 31-46

TEMA CENTRAL

Perfil socio-metabólico de la Economía EcuatorianaMaría Cristina Vallejo / 47-60Si eres tan progresista ¿por qué destruyes la naturaleza? Neoextractivismo, izquierda y alternativasEduardo Gudynas / 61-82Extracción, territorio e inequidades: el gas en el Chaco bolivianoDenise Humphreys Bebbington y Anthony J. Bebbington / 83-104Modelo minero, resistencias sociales y estilos de desarrollo: los marcos de la discusión en la ArgentinaMaristella Svampa y Marian Sola Alvarez / 105-126Las actividades extractivas en EcuadorMarcelo Varela / 127-150

DEBATE AGRARIO

Ruralidad y soberanía alimentaria en América Latina y el CaribeRamón Espinel / 151-162

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ANÁLISIS

El déficit comunicacional de los partidos políticos en Ecuador y su conversión en “partidocracia”Consuelo Albornoz Tinajero / 163-180Visiones de la Sociedad en la Bolivia Contemporánea: La controversia entre dos grandes concepcionesH. C. F. Mansilla / 181-206

RESEÑAS

La reproducción de la dominación racial: las experiencias de una familia indígena en Quito / 207-210Las costumbres de los ecuatorianos / 211-214

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n las últimas décadas predominóen las políticas dirigidas a la agri-cultura el concepto de seguridad

alimentaria que hace referencia a la dis-ponibilidad en una localidad, región opaís en un momento dado con respectoa la existencia de alimentos suficientes.Se postula que existe seguridad alimenta-ria cuando hay suficientes alimentospara satisfacer materialmente las necesi-dades alimentarias de una determinadasociedad. Pero esta medida resulta apa-rente, pues la satisfacción de las necesi-dades alimentarias de un grupo,población o sociedad está determinadapor el acceso que los individuos de talgrupo, población o sociedad ejercensobre estos alimentos. Aquello está de-terminado directamente por la capaci-dad que éstos tienen para adquirirlos ydisponer de ellos.

Es bien conocido que existen áreas alinterior de localidades, regiones y paísesdonde “sobran” alimentos, esto es dondeaparentemente existe la seguridad decontar con cantidades de alimentos queexceden a las necesidades de la pobla-ción. Pero esta medida ha demostradoser equívoca en áreas del mundo dondede súbito, a veces por el cambio inespe-rado de una tal o cual condición ajena ala producción misma, se produce una si-tuación de escasez y se genera una ham-bruna. Tal es el caso de sucesosocurridos en el Asia, como por ejemploen Bangladesh, o en países de condicio-nes extremadamente opuestas, como losEstados Unidos, donde en el entorno dela tragedia de New Orleans se evidencióuna pobreza que había estado oculta ala visión cotidiana y se tradujo en situa-ciones extremas de hambre.

DEBATE AGRARIO-RURAL

Ruralidad y soberanía alimentaria en América Latina y el CaribeRamón L. Espinel*

La definición y puesta en práctica de políticas que tengan como su eje a la soberanía alimen-taria, implica comprender adecuadamente las condiciones de existencia de las economíascampesinas. Ya no se trata solamente de la redistribución de la tierra, sino de potencializar lamultifuncionalidad de los productores rurales incluyendo el control de la biodiversidad paramejorar sus modos de vida. No obstante, las propuestas sobre seguridad alimentaria predomi -nan en los países del Norte y las agencias multilaterales.

E

* Ph. D en Economía Agraria.

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De acuerdo con el Premio Nobel deEconomía, Amartya Kumar Sen, las ham-brunas, el hambre y la desnutrición nose explican esencialmente por falta de laproducción de alimentos. En otras pala-bras, la llamada “seguridad alimentaria”no proviene del lado de la oferta, sinomás bien de la capacidad de compra delos que requieren los alimentos. De ahíque el problema de alimentar al mundo,especialmente a los más desposeídos delos países pobres, no es la falta de ali-mentos, sino el adecuado acceso a ellos.

Siguiendo a Sen, debemos distinguirclaramente la existencia de alimentos yla capacidad de acceso a ellos. En sulibro Poverty and Famines: an essay onEntitlement and Deprivation, hace unaclara explicación al surgimiento de con-diciones de deprivación, dígase ham-bruna, hambre o desnutrición, como unaconsecuencia de la inexistencia o de lapérdida de los derechos de acceso de lapoblación a los alimentos. Precisamentede la compleja relación entre derechosy deprivación es de donde surge el con-cepto de soberanía alimentaria, como larelación específica entre la existencia delos alimentos y la capacidad de los indi-viduos de disponer de ellos.

Así como en la teoría económicaconvencional se reconoce como la “so-beranía del consumidor” su capacidadde escoger el bien A, de mejor calidad,sobre el bien B, de calidad inferior, siem-pre y cuando posea los ingresos suficien-tes para expresar su demanda en formaefectiva, esto es con capacidad de com-pra, en la Teoría Social y en particular enla teoría del desarrollo económico seconstruye el concepto de soberanía ali-mentaria como la capacidad o acceso de

la población para acceder de maneradigna a los alimentos que requiere parasatisfacer adecuadamente sus necesida-des de nutrición y bienestar. Se diferen-cia así de la seguridad alimentaria enexigir no solo la existencia de alimentosde manera suficiente y adecuada, sinoque va más allá, en la exigencia de ga-rantizar el acceso a ellos de maneradigna y cualitativa para asegurar el bie-nestar del buen vivir.

Pero el acceso a cualquier bien pro-ducido de manera social, esto es un biencon un valor económico, requiere demanera previa la disposición de ingresossuficientes para poder adquirir el dere-cho a comandar sobre aquel bien. Asíentonces, si la soberanía alimentaria im-plica seguridad, esto es existencia sufi-ciente, y acceso sobre los alimentos,también de manera explícita exige queexista la disponibilidad de ingresos sufi-cientes para garantizarla. Por esto, la so-beranía alimentaria, más allá que ellimitado concepto de seguridad alimen-taria, se construye sobre la base de la eli-minación de la pobreza.

Un país o región puede, a través dedonaciones y transferencias de exceden-tes agrícolas, vivir situaciones prolonga-das de existencia suficiente de alimentossin que esto signifique cambiar la situa-ción global de pobreza de sus habitan-tes; pero esta seguridad alimentaria seráfrágil frente a eventos que hagan cambiartal disponibilidad de alimentos. En talocurrencia se volverá a hacer evidente elproblema central que no fue resuelto porla seguridad alimentaria: la pobreza.

En los países pobres del mundo, peroen especial en los países de América La-tina y el Caribe, la concentración de la

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pobreza se produce de manera domi-nante en zonas rurales. Es en este sectorproductor de alimentos, donde conmayor fuerza se expresa la inmensa pa-radoja de la existencia del hambre. Éstase manifiesta, a veces, como la escasezde alimentos de manera coyuntural evi-denciada por eventos externos que afec-tan a localidades o regiones específicas;pero de manera permanente se la en-cuentra en el deficitario balance nutri-cional que afecta a toda la poblaciónrural pobre, en especial a los niños, a lasmadres embarazadas y a aquellos afecta-dos por discapacidades. Es en este sec-tor en particular, donde se requiereenfrentar el desafío de la soberanía ali-mentaria atacando la pobreza.

En efecto, uno de los medios, no elúnico, para eliminar la pobreza es desa-rrollar e implementar fuentes permanen-tes de ingresos dignos y seguros a lapoblación rural para que logre satisfacersus necesidades y alcanzar bienestar.Como lo dice Armando Bartra en su libro“El Capital en su Laberinto: de la rentade la tierra a la renta de la vida”, la acti-vidad propia del ser humano, aquellaque le genera capacidades para coman-dar recursos, en especial sus alimentos:su derecho al trabajo, la que lo distinguede las demás especies del planeta.

Volviendo a Amartya Sen, el derechoal trabajo da a los individuos otra seriede derechos (entitlements) que les per-miten comandar cosas tales como bienesy servicios que garantizan la satisfacciónde sus necesidades y deseos, esto es, les

permite el buen vivir, el Sumak Kawsayque consagra la actual constituciónecuatoriana, en su primer Mandato.

En su reciente libro Matthieu Ca-lame, “La Tourmente Alimentaire: pourune politique agricole mondiale”, insisteen la afirmación que indica que el únicocamino posible para lograr el desarrollorural consiste en asumir como tema cen-tral, el combate a la pobreza y esto essolo posible creando las condiciones po-líticas y sociales que garanticen el ac-ceso de los habitantes rurales,campesinos, al trabajo.

Los medios para llegar a una acepta-ble situación que mejore las condicionesde vida en el campo y garantice la sobe-ranía alimentaria de la población, espe-cialmente de la población campesina denuestros espacios rurales, reconociendoexplícitamente que existen varios otrosaspectos que complementan las políticasy los programas de desarrollo rural,quiero exponer cuatro que consideroesenciales. Dos de ellos, los primeros, serefieren a políticas y programas que res-ponden a decisiones internas y sobera-nas de nuestros países; los otros dos,aunque afectan nuestra soberanía y re-quieren de decisión interna, respondenen mucho a condiciones externas y sonparte de lo que Rainelli1 analiza en elbalance entre los perdedores y los gana-dores de la mundialización como resul-tado del esquema que se adopte en loque él llama la agricultura del mañana.

El primer aspecto central, con im-pacto decisivo sobre la capacidad de ge-

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1 P. Rainelli, (2007). L’Agriculture de demain: gagnants et perdants de la Mondialisation. París: Editions duFelin.

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nerar el derecho a obtener ingresos dig-nos que garanticen la soberanía alimenta-ria en el medio rural es la generaciónmasiva de trabajo. Dado que la gran ma-yoría de la población rural está desemple-ada y que la agricultura empresarial degran capital no puede absorberla, vistoademás que existen grandes áreas incul-tas y deficientemente cultivadas, una ma-nera directa de generar empleo espermitiendo el acceso a la tierra a las fa-milias campesinas. Esto además, en res-puesta a que la región se presenta la peory más inequitativa distribución de la tierraen el mundo, pues según la Organizaciónpara la Agricultura y la Alimentación delas Naciones Unidas, FAO, el coeficienteGini de tenencia de tierra promedio parala América Latina y el Caribe de 0.81 essuperior a los promedios para Africa, Asiay Oceanía, cuyos coeficientes están todospor debajo de 0.70.

Como es conocido, para la familiacampesina la tierra es más que una mer-cancía, ya que constituye de forma si-multánea su medio de producción, lugarde asentamiento y pilar de un sistema devida. Por ello, el acceso a la tierra debeser el eje central en toda política agrariade desarrollo rural y constituye por tantoun requisito indispensable para garanti-zar la soberanía alimentaria. Pero el ac-ceso a la tierra como requisito para lasoberanía alimentaria no es simplementetransferir la tierra a las familias campesi-nas; hemos experimentado en nuestraAmérica intentos fallidos y experienciasfracasadas en las que se repartieron tie-

rras y no se eliminó la pobreza y menosse resolvió el problema alimentario. Parael caso ecuatoriano analizo en detalle enuna publicación realizada en la Univer-sidad de California en Berkeley.2 En pri-mer lugar, no basta afectar la estructurade propiedad de la tierra si no se cambiaparalelamente la estructura de tenencia,pues el proceso lleva a situaciones per-versas que pasan por la minifundizacióny desembocan en nuevas formas de con-centración e inequidad.

Así el acceso a la tierra debe ser rea-lizado de forma tal que permita un in-greso digno que sustente a la familiacampesina para lo cual, siguiendo el pa-radigma propuesto por el Premio Nobelen economía el norteamericano T.W.Schultz, debe ir acompañado de accesoa los medios para hacerla producir, en es-pecial crédito, dotación de infraestruc-tura e insumos, transferencia detecnologías apropiadas y garantías de co-mercialización y mercados.3 De esta ma-nera, el acceso a la tierra se convierte enmotor central de la economía y consti-tuye el primer requisito para la sobera-nía alimentaria.

El segundo aspecto, necesario com-plemento del anterior, tiene relación conla capacidad productiva de la tierra enmanos de la familia campesina. Es bienconocido que la agricultura campesinatiene como característica negativa gene-ralizada la baja productividad. Las par-celas de campesinos pobres, se dice, sonineficientes con producciones que estánmuy por debajo de la agricultura mo-

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2 Ramón Espinel, (1991). The Modernization of Ecuadorean Agriculture. University of California, Berke-ley: Disertación Doctoral.

3 T.W.Schultz, (1964). Transforming Traditional Agriculture. New Haven: Yale University Press.

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derna empresarial. Esto incluso generaen su mayor parte la visión del problemaque aparece como central en la agricul-tura de nuestros países. Tenemos la per-cepción equivocada de que los preciosaltos son el problema de nuestra agricul-tura, pero en realidad los precios altos delos productos agrícolas de nuestros paí-ses son un fenómeno estructural que res-ponde a intereses que se explican desdela economía política. John McMurtry loexplica al analizar la ética de los merca-dos, de hecho bajo la percepción de laineficiencia campesina que, por su bajaproductividad, genera altos costos deproducción, se requiere de altos preciospara compensar a los productores gene-rándoles un ingreso mínimo que les per-mita mantenerse; pero en paralelotenemos a la agricultura eficiente, la agri-cultura empresarial moderna, cuya altaproductividad inmediatamente conviertea los precios altos en una forma de renta,que termina siendo una forma de transfe-rencia desde la pobreza. En la medida enque esta situación se traduce en un juegode intereses a favor de unos y en desme-dro de otros, se genera un círculo viciosoque tiende a perpetuar el sistema, con-virtiendo a los precios en un fenómenoestructural que rompe incluso la lógicade los mercados.4

Como se puede colegir del análisisanterior, el problema de nuestras agricul-turas no está en los precios, éstos son tansolo un efecto. La causa está más bien enla productividad. Si medimos las produc-

tividades medias de los principales pro-ductos agrícolas de nuestros países, en-contramos que la mayoría están pordebajo de la media mundial y dramáti-camente por debajo de los países desa-rrollados. Pero también podemospercatarnos fácilmente de que existendisponibles medios inmediatos de mejo-rar la productividad. De ahí que el desa-rrollo rural que permite la soberaníaalimentaria requiere de manera urgenteque identifiquemos las causas más im-portantes en la baja productividad denuestros pequeños agricultores. Como lohe dicho hace poco tiempo, es posibleaprovechar la globalización, especial-mente en lo que respecta a la informa-ción y difusión de tecnología, para lograrelevar el nivel de nuestras agriculturas,especialmente al nivel de los pequeños ymedianos productores. Temas tales comosemillas mejoradas, calidad de suelos,irrigación, prácticas agronómicas, técni-cas post cosecha, cadenas agroalimenta-rias, capacitación y tecnologías delconocimiento, como la agricultura deprecisión, pueden ser rápidamente desa-rrollados y puestos en ejecución con co-munidades campesinas.5 Su receptividady capacidad adaptativa, por tanto supuesta en efecto de manera eficiente,han sido demostradas en varios estudiosen diferentes partes del mundo, siendotal vez el realizado por Wilkes hace yaalgunos años en el sur de México suma-mente importante para entender elnuevo paradigma que proponemos

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4 J. McMurtry, (1998). Unequal Freedoms: the Global Market as an Ethical System. Connecticut: KumarianPress.

5 R. Espinel, (2006). La Globalización y sus efectos en la Agricultura: los pequeños y medianos producto-res y sus alternativas. México: ALASRU, N° 4: 265-280.

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como eje del desarrollo rural y la sobera-nía alimentaria. Elevar la productividad anivel de la agricultura familiar de nues-tros pequeños productores campesinoses la manera más directa y eficiente,complementando el acceso a la tierradiscutido antes, para garantizar la sobe-ranía alimentaria.

El tercer aspecto importante a consi-derar tiene relación con la comercializa-ción agrícola y los mercados. Encon-tramos que en nuestros países una granparte de la producción de los pequeñosproductores rurales se pierde por malmanejo post cosecha; según Marc Dufu-mier6, esta pérdida llega a promediarhasta un cuarenta por ciento de la pro-ducción en perecederos y al dieciséis porciento en granos. En gran parte esto sedebe a la mala organización de las ca-denas agroalimentarias que afectan a laproducción campesina. El impacto di-recto que este efecto tiene sobre la situa-ción alimentaria es evidente, si lorelacionamos con el hecho de que lamayor parte de los alimentos que consu-mimos en nuestros países viene de laproducción de la agricultura familiar ycampesina. En Ecuador, alrededor delnoventa por ciento de los alimentos queconsume la población proviene de estospequeños productores.

De aquí la necesidad de desarrollarsistemas de almacenamiento y distribu-ción de alimentos que permitan manejarde forma adecuada la producción cam-pesina. El desafío que se nos presenta esel de aprender a aglutinar pequeñas pro-ducciones para generar economías deescala que faciliten no solo la disminu-

ción de costos de embalaje, transporte ymanejo, sino especialmente la homoge-neización y control de calidad, poniendoen principal relieve la inocuidad y traza-bilidad que garanticen los más altos es-tándares en cuidado de la calidad devida de nuestras poblaciones. Esto solose puede lograr si desarrollamos con in-tensidad y profundidad sistemas asocia-tivos y de amplia participación de lospropios campesinos en el manejo de suscosechas y el desarrollo de sus merca-dos. El esfuerzo de establecer comerciojusto, circuitos cortos, ferias locales y sis-temas de mercados populares urbanosdebe ir acompañado por la presencia delEstado en programas que generen la in-fraestructura, promuevan la participa-ción e incentiven a la formalización enla comercialización interna.

Pero adicionalmente, dadas las nue-vas condiciones alimentarias en elmundo, impulsadas por la presencia dela demanda de alimentos de países degran densidad poblacional como Chinae India, por primera vez observamos quela situación que caracterizaba a la pro-ducción de alimentos se ha revertido.Hasta hace pocos años la tasa de creci-miento de la población iba por debajode la tasa de producción de alimentos enel mundo; hoy esto ya no es así: en lamedida en que grandes masas de pobla-ción se suman explícitamente a la de-manda mundial de alimentos, seempiezan a evidenciar condiciones geo -gráficas de escasez. Esto se ha reflejadoen el crecimiento de los precios de ali-mentos, fenómeno que aparece coyun-turalmente con el inicio de la gran crisis

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6 M. Dufumier, (2004). Agriculture et paysanneries des tiers monde. París: Karthala.

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financiera que afecta al mundo capita-lista, pero que cada vez se revela de ma-nera más estructural provocando unanecesaria revisión de los conceptos quenos sirvieron hasta hace poco para ana-lizar términos de intercambio.

Como siempre sucede, una situaciónde crisis trae aparejada una posibilidadde oportunidad. En la medida que la de-manda de alimentos se incrementa en elmundo y dada la especialización de laproducción campesina en su produc-ción, se presenta la oportunidad de di-versificar las exportaciones de nuestrospaíses y de incluir nuevos actores socia-les en el comercio exterior. Pero esto im-plica un nuevo ordenamiento internosobre comercio, especialmente encuanto al rol que el Estado debe cumplircomo dinamizador y facilitador.

En el ámbito del comercio exteriortambién es decisivo el rol de la comuni-dad internacional, en especial el que co-rresponde a los países desarrollados. Esnecesario que en el marco de la Organi-zación Mundial del Comercio se cum-plan las decisiones tomadas de maneraequitativa, no podemos seguir midiendocon diferentes mesuras a los países delnorte y a los países del sur.

En materia de agricultura, en directarelación con el objetivo de alcanzar so-beranía alimentaria, los dos temas centra-les sobre los saberes ancestrales y lossubsidios agrícolas tienen que ser tratadosa favor de las grandes mayorías de la po-blación del mundo. La expectativa sobrela nueva Ronda de Doha es llegar a acuer-dos vinculantes, que expresen claramentelos intereses de los países pobres.

También es necesario que se reco-nozca la asimetría que existe entre lospaíses desarrollados y aquellos en víasde desarrollo. El comercio internacionales condición crítica en los programas dedesarrollo. Si bien los países pobresdeben construir espacios crecientes a tra-vés de alianzas entre pares, como loconstituyen los procesos de integraciónque se han venido realizando en el Ca-ribe, América Central, Región Andina yel Cono Sur, además de la institucionali-dad reciente como la ALBA y UNASUR,es necesario acrecentar la relación conotros países del sur en los continentes deAsia, África y Oceanía, como alternati-vas importantes donde debemos encon-trar complementaridad en nuestrasproducciones campesinas.

En la relación con los países desarro-llados la tendencia ha ido en la concer-tación de acuerdos bilaterales paradesarrollar el comercio. Los Tratados deLibre Comercio impuestos por los paísesdel norte han sido planteados como laalternativa de comercio. Sin embargo, talcomo lo expone Ronaldo Munck en sutrabajo sobre globalización y exclusiónsocial, se ha visto claramente que la asi-metría entre economías de peso desigualpuede causar efectos desastrosos sobrelas menos desarrolladas y, por tanto, vul-nerables. Uno de los mayores peligros deeste intercambio que no reconoce lasasimetrías entre países es afectar a gran-des grupos de productores, especial-mente agrícolas, llevando a la exclusiónsocial precisamente a los pequeños pro-ductores campesinos.7 Por esto debemos

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7 R. Munck, (2005). Globalization and Social Exclusion. Connecticut: Kumarian Press.

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insistir en que las relaciones bilateralesentre países o bloques no solo deben in-cluir el levantamiento de barreras para ellibre comercio, sobre lo cual existeacuerdo básico a nivel de casi todos lospaíses. Lo que debe quedar claro es que,siendo la economía un ámbito social yel comercio una expresión de aquello,los tratados de comercio involucran a so-ciedades enteras y por tanto junto a ellos,más bien como parte integral de ellos, sedeben incluir temas cruciales para per-mitir la paridad en las decisiones comer-ciales. Por esto, al hablar de tratadosentre países asimétricos, se trata másbien de incluir aspectos que equilibrenlos acuerdos de comercio compensandolas ventajas de unos sobre las deficien-cias de otros; para esto, preferimos ha-blar de Tratados de Comercio para elDesarrollo en lugar de Tratados de LibreComercio, no solo como una declara-ción espúrea con términos vacíos, sinoexpresando que junto a las decisionescomerciales deben ir sistemas de com-pensación expresados en tratados vincu-lantes de cooperación, sellados conacuerdos políticos que sean reconocidosexplícitamente como parte de los trata-dos negociados de manera soberana. Sinuestros países no ejercen presión sufi-ciente sobre estas líneas de negociación,los tratados de comercio ahondarán la si-tuación de pobreza, como estamos hoypresenciando en nuestras Américas, ynos alejarán aún más del cometido de al-canzar la soberanía alimentaria.

Por último, pero no menos impor-tante, debemos tocar dos temas que tie-nen directa relación con la agriculturacampesina: el cambio climático y la bio-diversidad.

Respecto al primero, es conocido yaceptado que los países pobres son losmenos responsables de los trastornoscausados en el clima del planeta, ocasio-nado por el calentamiento global pro-ducto de las emisiones de los paísesindustrializados. Si bien el tratado deKyoto es un paso inicial que debe po-nerse en práctica y ser exigido de ma-nera imperante, es necesario que demospasos en iniciativas ingeniosas que nospermitan, como países del sur, hacer pro-puestas viables que signifiquen, si no lareversión, por lo menos el amortigua-miento de los procesos que siguen cau-sando daño irreversible al mundo entero.En nuestras Américas tenemos importan-tes espacios a ser conservados para pro-teger al mundo, como por ejemplo laselva amazónica que es el más impor-tante pulmón del planeta y cuya contri-bución en la limpieza de nuestraatmósfera debe ser garantizada. En estecamino, Ecuador ha propuesto a los pa-íses desarrollados la iniciativa Yasuní ITTcomo una muestra clara de su compro-miso con la estabilidad del ambiente aescala global. Es necesario que la comu-nidad internacional, especialmente anivel de los países ricos, reconozca estosesfuerzos que no solo deben servir paradisminuir el riesgo a escala mundial, sinoque además se presentan como unaoportunidad para retribuir a los paísespobres por el esfuerzo de preservar de laexplotación a sus recursos naturales sa-crificando ingresos que son necesariospara financiar su desarrollo.

Desde el punto de vista de la biodi-versidad también existe la necesidad deevidenciar una agenda que apoye al de-sarrollo en aras de eliminar la pobreza.

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Es claramente conocido que se puede di-ferenciar entre dos tipos generales deagriculturas, la una, la del monocultivo,identificada como la agricultura mo-derna, empresarial, de gran capital y altatecnología. La otra, la agricultura fami-liar campesina de los espacios rurales denuestros países desde México hasta Ar-gentina y el Caribe, se caracteriza porfincas de superficie reducida pero quecontiene varios tipos de culturas, son fin-cas multiproducto en las que los campe-sinos cultivan más de una docena dediferentes producciones. De éstas, talvez una o dos están destinadas al mer-cado en que se tranzan por especies mo-netarias para satisfacer necesidades quesolo pueden lograrse fuera del ámbito dela finca. El resto son producciones de usolocal, que incluyen a la comunidad en elentorno de la familia campesina. Peroademás de estas producciones prove-nientes de especies cultivadas, en las pe-queñas fincas campesinas tambiénexisten varias otras plantas no cultivadas,pero permitidas y, más aún, deliberada-mente mantenidas en el campo. Éstas,que en la agricultura convencional mo-derna reciben el calificativo y trata-miento de malezas y por tanto sonerradicadas, en la agricultura campesinason plantas que cumplen propósitos aveces no evidenciados. Pero si se lasmira de cerca se entiende que están ahípor un propósito: proteger del viento,conservar la humedad, curar una dolen-cia o alejar malos espíritus. Son parte delos sistemas agrícolas campesinos y portanto tienen un rol en la producción dela agricultura familiar de los pequeñosproductores.

Es necesario conocer más este tipode agricultura. A partir de la investiga-

ción que he venido realizando en los úl-timos seis años en los trópicos húmedosde Ecuador, se evidencia la riqueza deeste tipo de agricultura y por tanto debeser explícitamente introducida en la for-mulación de las políticas agrícolas e in-corporada a los programas adesa rrollarse sobre la agricultura de nues-tros países, ya que es indispensable pro-teger a estos sistemas, amenazados porpresiones de mercado a convertirse cadavez más hacia el monocultivo.

Pero estos sistemas agrícolas en labiodiversidad, además de constituir elmeollo de la ruralidad de nuestros paí-ses, tienen un rol que cada vez se hacemás evidente como una necesidad a es-cala global. Es bien conocido que la evo-lución de la agricultura moderna, a partirde la Revolución Verde de mediados delsiglo pasado, ha requerido del continuomejoramiento genético para su progreso.En principio la mejora genética se rea-lizó en estaciones experimentales concruzas y selección dirigidas, pero luegoesta técnica fue evolucionando pasandode una mejora genética in situ a técnicasde laboratorio con manejo embrionariorealizado in vitro. Desde hace pocosaños se ha dado un salto importantísimoen la mejora genética que afecta a la pro-ducción de la agricultura, se ha produ-cido una nueva revolución que afectahasta los cimientos al futuro de la agri-cultura, esto es, se ha iniciado el desa-rrollo de la biotecnología, pasándoseahora a una mejor genética que se rea-liza in silicon en la medida que se basaen la secuenciación del ADN de lasplantas y animales para lograr su mejora-miento.

Pero la biotecnología requiere per-manentemente recurrir a nuevos genes

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que permitan la renovación de plantas ysu readecuación a condiciones ambien-tales, como clima y plagas, que les per-mitan supervivencia y progreso. Para queesto sea posible, es necesario que existadiversidad genética, pues como sabemosla condición de variabilidad es requisitoindispensable. En la agricultura mo-derna, intensiva en capital y extensiva entierra, esto es la agricultura de monocul-tivo especialmente de los países desarro-llados, no existe esa variabilidad genética,por tanto la mejora por biotecnologíadebe mirar hacia las fuentes de genes quese encuentran en la biodiversidad. Dehecho, las grandes multinacionales queestán en el desarrollo biotecnológico con-tinuamente buscan genes en nuestros tró-picos como lo evidencia el ilegal tráficode especies desarrollado por “científi-cos” recolectores de los países desarro-llados recorriendo nuestros campos enlas áreas campesinas de gran biodiversi-dad.

Para que la agricultura moderna em-presarial de los centros desarrolladospueda mantenerse y continuar, cada vezmás se hará evidente la necesidad depreservar la biodiversidad. Como sabe-mos, la diversidad genética está en lospaíses en vías de desarrollo precisamentecomo un aspecto constitutivo de su ru-ralidad: la agricultura familiar campesinase constituye en ser la guardiana de labiodiversidad y de manera cada vez másevidente se dilucida la paradoja dandopaso a una visión racional en la quequeda claro que la supervivencia de laagricultura del norte dependerá cada vez

más de lo que suceda en los sistemasagrícolas de los países del sur. El desafíoque tenemos nosotros en nuestros paísesde ruralidad campesina es cómo defini-mos políticas de preservación de estasagriculturas que, basándose en aspectosprácticos, incentive a las familias cam-pesinas a utilizar su control sobre la bio-diversidad para mejorar sus sistemas devida.

VanHuylenbroeck y Durand, acadé-micos universitarios europeos, planteanel concepto de multifuncionalidad de laagricultura, esto es la agricultura produ-ciendo simultáneamente productos deconsumo en alimentos y fibras, pero ade-más produciendo otros bienes como ser-vicios ambientales, paisaje, recreación,etc., que son contribuciones de la agri-cultura campesina al resto de la socie-dad.8 Estos servicios, según el nuevoparadigma europeo, están siendo inclui-dos como parte de la retribución que re-ciben los productores rurales.

Siguiendo un modelo de este tipo, laagricultura biodiversa de los sistemascampesinos en nuestra ruralidad debenser compensados por pagos que retribu-yan el esfuerzo de conservar la biodiver-sidad, amenazado por las diversasformas de exclusión que sufren las fami-lias campesinas por presión de los mer-cados. Encontrar la forma deinstitucionalizar aquello es un impor-tante cometido para combatir la pobrezay asegurar la consecución de la sobera-nía alimentaria.

En el contexto de esta reunión sobrela agricultura y la ruralidad de nuestras

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8 G. VanHuylenbroeck, y G. Durand (2003). Multifunctional Agriculture. England: Ashgate.

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Américas, siendo el tema central el queatañe a la seguridad y, yo insisto, la sobe-ranía alimentaria, para concluir debohacer mención a algo que ya para todoses conocido. Siguiendo la iniciativa delGrupo de los Ocho extendido, el G-8plus, reunido en L’Aquila en Julio 2009,se resolvió destinar la suma de 20 milmillones de dólares en los tres próximosaños para combatir el hambre en elmundo. A continuación, la Secretaria deEstado de los Estados Unidos de Nortea-mérica, Hillary Clinton, y el SecretarioGeneral de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, invitaron a un taller de trabajo enNueva York el 26 de Septiembre delmismo año, en el seno de la reunión dela Asamblea General de las NacionesUnidas. El objeto de esta invitación eraconstituir una Alianza Mundial para laAgricultura y la Seguridad Alimentaria,para lo cual hacían una propuesta bajoel lema “Aliándonos para la SeguridadAlimentaria”.

El fondo que se está constituyendopara promover la seguridad alimentariaen el mundo se presenta como una opor-tunidad para reforzar nuestras propues-tas y políticas de desarrollo rural en lasAméricas. Pero debemos estar claros quesi las propuestas que vienen de los paísesdesarrollados no son compatibles con lostemas fundamentales que surgen de lascondiciones de pobreza en nuestros paí -ses, el esquema de ayuda que se planteano pasará de ser otro intento fallido queno produce los cambios esperados.

Por esto es esencial tener clara la in-suficiencia de la ayuda para la seguridadalimentaria. Nuestros países deben serfirmes en mantener su decisión por la so-beranía alimentaria, que significa desa-

rrollar capacidades propias para asegu-rar nuestra alimentación, erradicando elhambre y la desnutrición, como parte degarantizar el buen vivir de nuestras co-munidades rurales. Esto constituye pasoindispensable para incluir en el buenvivir a todos los grupos de pobreza, in-cluyendo los marginales urbanos.

Si los fondos de ayuda que hoy seproponen se manejan en forma de dona-ciones y colocación de excedentes agrí-colas, el efecto coyuntural de mitigar elhambre y la desnutrición en el mundo y,particularmente en nuestra América, noserá suficiente para erradicar la pobreza,esto es, la verdadera causa del hambre.

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