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  • DECIDIR SEGN DOS

    El m todo de Ignacio de Loyola

  • ColeccinPRINCIPIO Y FUNDAMENTO

    - 9-

  • Jacques Fdry, sj

    Decidir segn DiosEl mtodo de Ignacio de Loyola

    mensajero 2012 s a l te rra e

  • Ttulo del original en francs: 'bre pour se dcder.Lo maniere d'lgoace de Loyola

    2010 by dilions Vie Chrtlenne 47 ru de la Roquette - 75011 Pars www .viechretienne.fr

    Traduccin:Milagros Amado Mier Denise Gamier

    Imprimatur:* Vicente Jimnez Zamora Obispo de Santander 30-11-2011

    Diseo de cubierta:Mara Prez-Aguilera [email protected]

    Editorial Sal TerraePolgono de Raos, Parcela 14-1 39600 Maliao (Cantabria)Apartado 77 - 39080 Santander E-mail: [email protected] www.salterrae.es ISBN: 978-84-293-1974-3

    Ediciones Mensajero. S.A.l).Sancho de Azpeita, 2, Bilbao Apartado 73 - 48014 Bilbao E-mail: [email protected] www.mensajero.com ISBN: 978-84-271-3311-2

    Reservados todos los derechos.Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcialmente, por cualquier medio o procedimiento tcnico sin permiso expreso del editor.

    Depsito Legal: BI-3150-2011 Impreso en Espaa. Printed n Spain

    Impresin y encuadernacin: Grato, S.A. Basauri (Vizcaya)

  • NDICE

    Introduccin .......................... ............................... 9

    I. Ignacio de Loyola, un hombre de decisin. Aprender a elegir lo que Dios quiere1. Itinerario de una conversin ........................ 152. Algunas decisiones de la vida de estudiante . 413. El compaerismo

    en una misin comn recibida .................... 47

    II. Doce etapas para decidirse Aprender a elegirsin afeccin alguna que desordenada sea1. Salir de la indecisin .................................. 612. Descubre tu tesoro oculto:

    el deseo profundo, motor de la decisin . . . . 67

    3. La libertad interior,premisa de cualquier decisin .................... 73

    4. Las coartadas del imaginario ...................... 795. La tentacin debajo de especie de bien . . 856. En tiempos de confusin,

    no comprometer el futuro............................ 937. Cuando son muchas las ocupaciones............. 978. Fundar la decisin en la oracin ................ 107

  • Decidir segn Dios

    9. Releer y relacionar lo que nos sucede,como Mara en Beln .................... ............. 113

    10. Sentido de Iglesia ........................................ 11911. Cree en Dios y creers en ti ........................ 12912. Mi proceso personal .................................... 141

    Conclusin ............................................................ 145

    Anexos .................................................................... 1511. El misterio pascual

    en el centro de nuestras decisionespor Frangois Varillon .............................. ... 153

    2. Hacer obras por Dioso hacer la obra de Dios?por Thomas Green ...................................... 159

    3. El momento de la decisinpor Marie-Luce Brun .................................. 161

    4. La decisin en la empresa,iluminada por el discernimiento ignacianopor Laurent Falque y Bemard Bougon ___ 165

    Bibliografa 173

  • La decisin: de las races a los frutos

    Para guien tuviere deseo que dl salgan frutos notables y muy apacibles

    a Dios nuestro Seor (EE174)

    Cond dones

    r Confianza en Dios y en uno mismo

  • Irtfroducctn

    Introduccin

    Ejercicios Espirituales para vencer a s mismo y ordenar su vida sin determinarse por afeccin alguna que desordenada sea (EE 21). Este es el ttulo de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola. Determinarse supone, por tanto, que se renuncia a los planes propios para acoger el de Dios y dejarle realizarse. Esta es la experiencia de Ignacio, y es por haberla primero vivido, por lo que pudo exponer su modo de empleo en los Ejercicios.

    El ao 2006 celebramos el 450 aniversario de su muerte (al mismo tiempo que el 500 del nacimiento de sus dos primeros compaeros, Fabro y Javier) y tuvimos la oportunidad de recordarle, es decir, de reactua- lizar su carisma y de buscar y hallar los medios para vivirlo ms profundamente. A esto es a lo que este nmero especial de Vie Chrtienne querra contribuir.

    El plan seguido aparece claramente en el esquema de la pgina anterior, que hay que leer de abajo arriba, de las races a los frutos:

    En principio, evocar la decisin que se encuentra en el centro de la vida de Ignacio: cmo fue llevado a decidirse a lo largo de su vida, especialmente durante su periodo de estudios, buscando la

  • voluntad de Dios con sus compaeros. Itinerario de conversin, de una decisin tomada (de manera voluntarista) a una decisin recibida (en el discernimiento de la voluntad de Dios)*.

    A continuacin vienen los pasos para decidirse, para poner en prctica ese arte de la decisin segn san Ignacio, de manera adecuada y no desordenada: primero las condiciones: salir de la confusin de la indecisin, descubrir el deseo profundo, eludir las trampas del imaginario, de las cuales las que se presentan bajo la apariencia de bien no son las menos peligrosas; despus los medios: aprender a detenerse en medio de la multiplicidad de actividades para establecer prioridades, releer la propia vida, actuar con sentido de Iglesia, confiar en Dios y en uno mismo...

    Tres captulos (I, 3; D, 4 y 7) han sido publicados en Vie Chrtierme, el resto es indito. Las frecuentes referencias a la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) se explican por el hecho de que varios de estos textos responden a peticiones de grupos de esta familia en Camern. Este modo de composicin del libro es causa de algunas repeticiones que el lector sabr perdonar. A no ser que las acoja como una repeticin en

    * Las referencias a la Autobiografa de Ignacio (en especial cada vez que aparece la palabra decidir o decisin) vienen indicadas por la abreviatura Aut. seguida del nmero de prrafo. Las siglas EE remiten a los Ejercicios Espirituales, seguidas del nt- mero de prrafo.

  • introduccin

    el sentido ignaciano de la palabra: una repeticin que permite sentir y gustar de las cosas internamente.

    El anexo consta de cuatro textos de Fran?ois Va- rillon, Thomas Green, Marie-Luce Brun, Laurent Falque y Bernard Bougon, que nos ha parecido que proporcionan una ampliacin del tema pertinente e iluminadora.

    Al final de cada captulo se hacen unas breves preguntas para ayudar al lector a sacar algn provecho volviendo sobre su propia experiencia. Si el lector se siente tentado a encontrarlas demasiado simples, que recuerde la historia de Naamn (2 Reyes 1,13)...

    La persona que quiera conocer mejor a Ignacio y profundizar la cuestin de la decisin puede consultar la bibliografa selecta que se ofrece al final del libro.

    Agradezco la ayuda de Bernard Bougon, Claude Charvet, Jacques Jouitteau, Marie-Hlne Lerouge, Claire Racine, Alain Renard, Eric de Rosny, Domi ique Salin, Vinh Le, Bernard de Vregille; y ms especialmente de Louise Cuming, Adrien Demoustier, Pierre Maurel y Thomas Thophile Nug Bissohong. Sus comentarios adicionales me han permitido introducir notables mejoras.

    Los destinatarios de este libro son las personas que viven el carisma ignaciano, pero tambin las que desean conocerlo. Esperamos que estas ltimas se sientan animadas a profundizar lo que hayan descubierto aqu, principalmente atrevindose a lanzarse a la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Ojal que quienes se ven llevados a tomar decisiones, espe

  • Decidir segn Dios

    cialmente en el curso de sus estudios o al comienzo de su vida profesional, as como quienes deciden en puestos de responsabilidad, encuentren aqu una ayuda en su prctica cotidiana de la decisin, descubriendo poco a poco el tesoro escondido en ellos. Adems, quienes emprendan la lectura de este libro como un ejercicio sobre su propia vida (hasta el paso 12 incluido) obtendrn mayor provecho de l.

    Jacques Fdry , sj,

  • P rim era P a rte

    Ignacio de Loyola, un hombre de decisin

    Aprender a elegir lo que Dios quiere

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

  • Itinerario de una conversin

    1 Itinerario de una conversin

    Algn tiempo antes de su muerte, los compaeros de Ignacio de Loyola le suplicaban que les confiara el relato de su vida. Su insistencia logr finalmente acabar con la resistencia de Ignacio. Y es que ellos estaban convencidos de que la gracia otorgada a Ignacio no era nicamente para l, sino tambin para todos aquellos a los que Dios llamaba a vivir su carisma, es decir su manera de vivir, su manera de amar a Dios y a los dems. Al igual que los Ejercicios, el relato de la vida de Ignacio -E l relato del peregrino- es, efectivamente, una referencia esencial para los jesutas, los religiosos, las religiosas y los laicos de espiritualidad ignaciana. Nosotros vamos a intentar captar su dinmica releyendo ocho momentos importantes de su vida que contemplaremos mediante flashes sucesivos. Esos momentos pueden ordenarse esquemticamente segn una sucesin de tres actitudes:

    a) Hacer sus proyectos sin Dios (antes de su conversin).

    b) Hacer grandes proyectos para Dios (inicios de su conversin: Loyola y Manresa).

    c) Dejar a Dios realizar su proyecto en l y mediante l (a partir de su vuelta de Jerusaln).

  • Primera Parfe - Ignacio de foyoia, un hombre de decisin

    Ese proyecto de Dios se concretar cada vez ms: ayudar a las almas, proyecto esencialmente apostlico que exige un paciente desvo por los estudios. Los acontecimientos, esos maestros que Dios nos da, segn Pascal, llevarn a Ignacio a ir descubriendo progresivamente el proyecto de Dios, diferente de los suyos. Roma ocupar entonces el lugar de Jerusa- ln. El verbo decidir punta el itinerario del peregrino; a partir de la etapa parisina, comienza a ser conjugado en plural: se ve el paso de una decisin tomada (por s mismo) a una decisin recibida (de Dios), as como la inmersin de Ignacio en el grupo de los primeros padres.

    En las almenas de la ciudadela de Pamplona: una obstinacin quebrantada (1521)

    Nos encontramos en el norte de Espaa, en Navarra, en 1521, a comienzos del siglo XVI. Un ejrcito tiene sitiada la fortaleza de Pamplona: son los franceses, con una fuerte artillera, que quieren liberar Navarra, anexionada desde hace nueve aos al reino de Castilla. Un puado de resistentes, fieles al rey de Castilla, se haban refugiado en la ciudadela; despus de haber constatado la enorme superioridad del adversario, haban querido rendirse, pero un hombre les haba convencido de batirse hasta el final para defender su honor. Aquel hombre era el dcimo tercer y ltimo hijo de una familia de la pequea nobleza vasca, que estaba desde haca tiempo al servicio del rey de Castilla; tena treinta aos y se llamaba igo de Loyola. (Precisemos de paso que se trata de un gentil

  • Itinerario de una conversin

    hombre de la pequea nobleza local que haba adquirido en la corte de los prncipes una buena formacin basada en la administracin y la diplomacia, habiendo aprendido tambin el manejo de las armas, pero no de un militar, como se ha dicho a menudo). Despus de un buen tiempo de caoneo, una bala de can alcanz a Iigo, rompindole una pierna e hirindole en la otra. Al caer quien haba sido el alma de la resistencia, los dems se rindieron de inmediato. Los vencedores trataron con consideracin a aquel valeroso combatiente que se haba resistido con bravura y le hicieron llevar en camilla a su casa de Loyola {distante unos cien kilmetros).

    Hizo falta, pues, una bala de can para romper la pierna, y tambin para acabar con los proyectos de aquel obstinado que no quera ceder en nada.

    Convalecencia en la casa de Loyola: una larga curacin

    En Loyola, los mdicos y cirujanos consideran que la pierna del herido deba serle rota de nuevo para poner los huesos en su sitio: una verdadera carnicera que Ignacio soporta sin mostrar ms signo de dolor que apretar fuertemente los puos... Despus su estado empeora, y se teme por su vida. Para sorpresa de los mdicos, su estado mejora de manera inesperada el da de la festividad de san Pedro y san Pablo. Los huesos vuelven a soldarse. Ignacio constata que forman una prominencia fea por debajo de la rodilla, que es imposible de aceptar por un hombre como l, tan deseoso de complacer a las mujeres. Y todava l se

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    determin martirizarse por su propio gusto (Aut. 4) e hizo que le volvieran a romper la pierna... Seguir una larga convalecencia durante la cual, mientras los huesos se ponen en su lugar, se opera lentamente en l otro trabajo interior que va ordenando su vida dispersa, entregada hasta entonces a la vanidad.

    El enfermo pide libros de caballera para distraerse, pero en el castillo no hay ms que dos libros: La vida de Cristo, de Ludolphe le Chartreux (f 1377) y la Leyenda dorada (un florilegio de la vida de los santos), de Jacques Vorgine (t 1298). En su cama, el convaleciente se entrega a largos ensueos cuyos efectos comienza a distinguir en s: por un lado, las hazaas caballerescas por una dama de muy alta alcurnia que ocupa su corazn; por otro lado, una vida de renuncia y pobreza a la manera de san Francisco y santo Domingo. Y constata que los dos sueos seducen su corazn durante horas, pero el primero le deja despus seco y descontento, mientras que el segundo se ve seguido de una alegra interior que perdura. Es el inicio de sus observaciones sobre la diversa accin de los espritus que sern consignadas ms adelante, cuando haya adquirido mayor experiencia, en las reglas del discernimiento de espritus de los Ejercicios Espirituales.

    El proyecto de una vida nueva se confirma en l. Una noche que estaba despierto ve una imagen de Nuestra Seora con el Nio Jess, una visitacin (Aut. 10) que le proporciona una inmensa alegra y un disgusto por las cosas de la carne, cuyo efecto duradero y purificador constata ms tarde. Una vez restablecido, y a pesar de las maniobras de su hermano

  • Itinerario de uno conversin

    Martn que se haba dado cuenta de su cambio y adivinaba sus intenciones, le pareci que era tiempo de partirse. Ignacio deja, pues, la morada familiar, en la que no volver a poner los pies, ni siquiera cuando vuelva a pasar brevemente por su pueblo de Azpeitia quince aos despus... Se va lejos de su casa, a unos quinientos kilmetros al este, a Catalua, una regin donde no es conocido. Quiere efectuar su cambio de vida en el clebre santuario mariano de Montserrat, por entonces un eminente enclave espiritual de Europa. Su confesor (un benedictino francs) fu el primer hombre a quien descubri su determinacin {Aut. 17). Deja su mua en la abada y cuelga en la iglesia, en el altar de Nuestra Seora, su espada y su pual (que pueden verse hoy en la iglesia de los jesutas de Barcelona). Despus de tres das de preparacin para el sacramento de la reconciliacin, de noche, la vspera de la festividad de la Anunciacin (25 de marzo), entrega sus vestidos a un mendigo para vestirse con la tela de saco de peregrino; pasa una noche entera, unos ratos de pie y otros de rodillas, ante el altar de Nuestra Seora, segn la tradicin de la vela de armas de los caballeros; es el comienzo de la aventura del Peregrino.

    Vestido de saco en Manresa:once meses para un renacimiento (1522)

    El Peregrino deja Montserrat a pie. Desvise a un pueblo, que se dice Manresa, donde determinaba estar en un hospital algunos das (Aut. 18). De hecho,

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    se quedar once meses. Encuentra asilo en un hospital, pasando el tiempo en un ayuno muy riguroso y largas plegarias. Decide dejarse crecer el cabello y las uas sin cortarlos, porque considera que anteriormente se haba preocupado demasiado por su aspecto (Aut. 19). Despus de un primer periodo vivido con tranquilidad, Ignacio va a pasar por una prueba terrible que le purificar, como el metal pasa por el fuego. Es una depresin severa, una desolacin en la que ya no siente el gusto de vivir. La enfermedad del escrpulo le destroza interiormente, vuelve interminablemente sobre los pecados de su juventud, recordndolos sin cesar en interminables confesiones, atrapado en una culpabilidad morbosa que le desalienta, sin medio de salir de ella. Siente incluso la tentacin de suicidarse arrojndose a un pozo... En lo ms profundo de su depresin, Ignacio ser salvado por su vigoroso sentido eclesial, pues para obtener la gracia de Dios de ser liberado de sus escrpulos se determin de hacello, diciendo consigo mismo que ni comera ni bebera hasta que Dios le proveyese o que se viese ya del todo cercana la muerte (Aut. 24); despus de haber ayunado as durante una semana, da cuenta detallada a su confesor, segn su costumbre, de lo que hace y, por lo tanto, de su ayuno, que el confesor le ordena finalizar. El Peregrino obedece. l mismo aconsejar en los Ejercicios hacer fracasar al Maligno, que tiene siempre tretas secretas, sacndolas a la luz del da al revelrselas a un gua espiritual (EE 326). Despus de algunos das de prueba, de manera inesperada sobreviene la liberacin. Se deter-

  • Itinerario de una conversin

    min con grande claridad de no confesar ms ninguna cosa de las pasadas; y as de aquel da adelante qued libre de aquellos escrpulos, teniendo por cierto que nuestro Seor le haba querido librar por su misericordia (Aut. 25). Esta vez la decisin fue fruto de una gracia recibida.

    El ltimo periodo de Manresa ser de una intensa consolacin, de unas gracias excepcionales. As, cuando se encuentra sentado un da a la orilla de un ro, el Cardoner, recibe una extraordinaria gracia de iluminacin de su inteligencia, hasta tal punto que al final de su vida declara no haber nunca aprendido y recibido tanto de Dios, hasta sus ms de sesenta y dos aos, que en ese solo instante de su vida. Como la iluminacin fue tanto de cosas espirituales, como de cosas de la fe y de letras (Aut. 30), puede pensarse que se trata de una inteligencia unificada del mundo en su relacin con Dios. Las realidades de este mundo no son despreciadas, sino puestas en su lugar, como medios gados a su fin, que es Dios. Todos los bienes y dones descienden de arriba... as como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas (EE 237). Este mundo es el lugar de nuestro encuentro con Dios, no hay ningn otro1.

    En este tiempo le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un nio, ensendole (Aut. 27). Poco a poco, Ignacio va as a renunciar a sus grandes proyectos, grandes hazaas

    1. J.-C. D h t e l , Qui est-tu, gnace de Loyola?, cf. Bibliografa.

  • Primera Parts - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    como Francisco y Domingo o incluso mayores que las de ellos, en los que l era an quien estaba al mando, para disponerse a descubrir el proyecto de Dios con respecto a l y a realizarlo. Se deja llevar. Renuncia a s atuendo excntrico, se corta las uas y los cabellos, y decide comer carne (Aut. 27). Despus de haber experimentado la alternancia de consolaciones y desolaciones, comprende mejor las fuerzas contrarias que le habitan y le agitan, y consigna esta experiencia en los Ejercicios Espirituales, que podrn resultar de provecho a otros para dejarse guiar por Dios. En efecto, desde este periodo Ignacio gusta de hablar de las cosas de Dios con algunas personas. Varias de ellas, mujeres en concreto, han sido atradas por aquel extrao hombre de Dios y le ayudarn a financiar sus estudios.

    Despus de este largo tiempo en Manresa, donde su objetivo inicial de peregrinaje a Jerusaln es purificado y madura mediante el descubrimiento de la discreta caritas, es decir, el amor iluminado por el discernimiento, Ignacio siente que ha llegado el momento de realizarlo, a fin de poner sus pasos tras los del Hijo de Dios hecho hombre.

    En el barco hacia Tierra Santa: siguiendo a Cristo (septiembre 1523)

    Sin compaa, sin dinero, solo con su confianza en Dios y una pequea provisin de bizcocho que despus de muchas vacilaciones finalmente ha llevado por consejo de su confesor, a quien se determin de

  • Itinerario de una conversin

    ponerse en manos (Aut. 36), se embarca en Barcelona para Italia. Va ante todo a Roma para recibir la bendicin que el papa da a los peregrinos, despus zarpa de Venecia para una larga travesa a merced de los vientos, escapando de los piratas.

    Finalmente, he ah la Tierra Santa, el lugar donde vivi Jess. Ignacio obtiene un gran gozo espiritual de su estancia en Palestina. Quiere permanecer en Je- rusaln, donde Jess vivi y sufri. Sin decirlo abiertamente, espera tambin dedicarse a convertir musulmanes. Pero los franciscanos son pobres. No pueden acogerle mucho tiempo. Dudan, sobre todo, por las complicaciones con los turcos, que no vacilan en tomar a los peregrinos como rehenes a fin de obtener fuertes rescates. Ignacio persiste en querer permanecer a pesar del peligro. El superior de los franciscanos no quiere or hablar del tema y le ordena marcharse, queriendo mostrarle las cartas y documentos del papa que le autorizan a echarle. Es interesante ver a un franciscano decir al peregrino obsesionado por el deseo de hacer lo que ha hecho san Francisco que no era a eso a lo que l era llamado. Ignacio tiene el suficiente sentido de Iglesia para obedecer, porque comprende que no es voluntad de Dios que se quede en Palestina.

    De modo que vuelve a Italia. Afronta entonces la pregunta fundamental en una encrucijada de caminos: Quid agendum? Qu hacer? El deseo de ayudar a las almas se ha confirmado en l. A principios del siglo XVI, la Iglesia est en plena crisis. Una parte importante de la cristiandad est separndose de

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre efe decisin

    Roma: Alemania, para empezar, siguiendo a Lutero, despus Suiza y los Pases Bajos con Calvino, Inglaterra finalmente, tras el matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena. Es la Reforma, de la que surgieron las diferentes iglesias protestantes de hoy. En Espaa, donde se permanece fiel a Roma, circulan las nuevas ideas. Los iluminados pregonan opiniones y maneras de vivir extraas, a veces portadoras de una autntica vuelta al espritu del Evangelio, pero tambin de errores de toda clase. Las autoridades de la Iglesia, con el terrible tribunal de la Inquisicin, persiguen a todos cuantos son sospechosos de hereja y los envan a la hoguera... Para ayudar a las almas en aquel tiempo de crisis, Ignacio comprende que le es indispensable estudiar. Se determinaba ir a Barcelona (Aut. 50), adonde lleg despus de haber atravesado el norte de Italia a pesar de la guerra.

    A los treinta y cuatro aos, en los bancosde la escuela con los nios en Espaa (1524-1527)

    Y ah tenemos a Ignacio, en los bancos de la escuela con unos nios para aprender los rudimentos del latn. Sus progresos son rpidos, puesto que al cabo de dos aos es admitido para seguir en Alcal estudios de filosofa. Como se impone un rgimen alimentario y un estilo de atuendo de los ms austeros, como habla tambin de las cosas de Dios y algunos compaeros comienzan a gravitar en tomo a l, se hace notar y se sospecha de l, de modo que la omnipresente Inquisicin decide interrogarle: habla en virtud de su

  • Itinerario de una conversin

    ciencia o en virtud del Espritu Santo? Ciertamente, no de su ciencia, porque no tiene diploma alguno; por lo tanto, es el Espritu el que le dicta las enseanzas y los consejos que da a los dems. Se atrever a decir abiertamente que es del Espritu Santo? l rechaza la alternativa, rechaza la condicin de predicador con la que se le quiere catalogar, pero reivindica el derecho a hablar familiarmente de los vicios y las virtudes, de Dios, de la Trinidad... Las sospechas, el acoso, los interrogatorios e incluso los encarcelamientos ocasionales se suceden en Barcelona, Alcal y Salamanca, donde estudia sucesivamente durante cuatro aos.

    Lejos de desanimarle, estas contradicciones le reafirman en su voluntad de proseguir y de servir a la Iglesia. Se determin de ir a Pars a estudiar (Aut. 71), cuya universidad estaba reputada como una de las mejores de la poca para las artes (letras y filosofa) y la teologa. En Francia hay ms tolerancia que en Espaa. Cuando se marche, nadie podr reducirle al silencio. Deja en Espaa a los compaeros que ha reunido y que se dispersarn algn tiempo despus.

    Solo y a pie: camino de Pars, para realizar unos estudios ms profundos (1528-1535)

    Y hele ah, una vez ms, por los caminos, cojeando unos mil kilmetros, al lado de un pequeo asno cargado con unas pobres pertenencias y algunos libros (entre ellos el manuscrito de los Ejercicios, donde ha ido recogiendo el fruto de sus siete ltimos aos de

  • Primera Parte - Ignacio de loyofa, un hombre de decisin

    experiencia espiritual). Atraviesa un pas enemigo dnde, al parecer, empalan vivos a los espaoles!

    La Universidad se compona por entonces de un conjunto de colegios donde los estudiantes vivan, en internado, con sus profesores. Llegado a Pars, desposedo rpidamente del dinero recibido de sus bene- factoras espaolas2, Ignacio vive de la mendicidad, alojndose en el hospital Saint-Jacques, en la orilla derecha del Sena; estudia, en el barrio latino, al otro lado del ro, primero humanidades (letras, sobre todo latn) en el colegio de Monteagudo, con los nios. Se inscribe en este establecimiento (como externo libre) por varias razones: reputacin intelectual del colegio y arraigo en la devocin moderna que l ha descubierto en Montserrat, y deseo de encontrar a otros espaoles. Pasa a continuacin a la filosofa en el colegio Santa Brbara (de octubre de 1529 a marzo de 1533), Esta vez es un estudiante de pago, porque, para encontrar de qu vivir, ha ido entre tanto, en 1530, a pedir ayuda a mercaderes espaoles ricos de Brujas, Amberes e incluso Londres (Aut. 76)3. Gracias a esta ayuda, y a algunos subsidios llegados de Espaa, los problemas econmicos van alivindose. Despus de siete aos de duro trabajo, terminar convirtindose en bachiller en 1533 (el equivalente de nuestra licenciatura actual) y en maestro en letras en 1534. Despus har un ao y medio de teologa con los dominicos en el convento de los jacobinos.

    2. Cf. p. 93.3. Cf. p. 45.

  • itinerario be una conversin

    AI mismo tiempo que es estudiante, ofrece a los dems su experiencia espiritual haciendo hacer algunos ejercicios espirituales para identificar la llamada de Dios y responder a ella reorientando la vida. Tres estudiantes espaoles (Peralta, Castro y Amador) comienzan as a cambiar de vida bajo la direccin de Ignacio, pero esto suscita tal oposicin en la colonia espaola que la experiencia se malogra.

    Lo imprevisto va a surgir en el Colegio Santa Brbara. Cuando Ignacio entre en l en 1529, a los treinta y ocho aos de edad, se alojar en una habitacin en la que ya viven desde hace dos aos Pedro Fabro, saboyano, y Francisco Javier, navarro quince aos ms joven que l. Fabro, buen helenista, es el encargado de guiar a Ignacio. Enseguida se hacen amigos, y el tutor en griego se hace discpulo en materia espiritual. Francisco Javier desconfiar de Ignacio ms tiempo4. Sin embargo, emana de Ignacio una fuerza y un encanto interior que seducen. Los que le trataron en la poca dicen de l que tena unos ojos risueos y que estaba siempre dispuesto a hacer favores, ya fuera compartiendo con ellos su dinero y sus provisiones, ya fuera buscando para ellos puestos remunerados de profesor o de tutor5. Otros cuatro estudiantes se irn uniendo a los tres primeros: Simn Rodrigues, Diego Lanez, Alfonso Salmern y Nicols Bo- badilla. Instruido sin duda por sus dos experiencias

    4. Cf. p. 48.5. Andr C nokaeict, Dominique Bertrand y Rolad F rancart,

    Ignace de Loyola, Frafois Xavier et Pierre Fravre, p. 10. Cf. Bibliografa.

  • Primera Parte - Ignodo de loyola, un hombre de decisin

    fracasadas de reunin de compaeros (en Alcal y en Pars), Ignacio se toma ahora su tiempo: propone a esos nuevos compaeros que reorienten su vida mediante la confesin regular de sus pecados, la comunin frecuente y el examen de conciencia6. Y entre ellos se crea una amistad: comen de vez en cuando juntos en casa de uno u otro, hacen picnics en el campo, extramuros, en Saint-Germain des Prs o en la colina de Montmartre7, y se encuentran regularmente en los cartujos para la Eucarista y para hablar fraternalmente8. Hasta despus de tres o cuatro aos de preparacin no les har hacer ntegramente la experiencia de los Ejercicios Espirituales de treinta das, pero Ignacio s se encontraba cotidianamente con ellos para guiarlos. Segn dice Rodrigues, cada uno de los compaeros, seguido personalmente por Ignacio, ha tomado la decisin de cambiar de vida sin saber lo que los otros han decidido: Solo despus de haber decidido espontneamente y de buen grado consagrarse a Dios [viviendo pobremente y yendo a Jeru- saln], se enteraban de que otros se haban consagrado tambin a un gnero de vida semejante. La alegra, el gozo, la consolacin y el nimo que experimentaban ante esta nueva no pueden expresarse con palabras9. Revelador modo de actuar: Ignacio quiere que

    6. Cf. testimonio de Fabro, p. 61.7. C nokaert, op. cit., p. 12,8. Sylvain Cajrou-Chakton, Amis dans le Seigneur, avec {guace de

    Loyola, Frangois Xavier et Fierre Favre, p. 12; cf. Bibliografa.9. Simn Rodrigues, Origine et dveloppemeni de la Compagtiie,

    Textes ignatiens, pp. 17-18; cf. Bibliografa.

  • Itinerario de una conversin

    cada uno se decida por s mismo, no en funcin del grupo. Esta experiencia personal de los Ejercicios ser determinante para todos; saldrn de ella transformados y ser el cimiento de su unin. No es an la Compaa de Jess, sino un grupo de siete cristianos, amigos en el Seor, que, juntos, se estimulan a vivir el Evangelio lo mejor posible y se preparan para predicar en pobreza. Haban decidido lo que iban a hacer: ir a Venecia y a Jerusaln y all gastar su vida en provecho de las almas, y si no obtuvieran el permiso para permanecer en Jerusaln, volveran a Roma y se presentaran ante el Vicario de Cristo para que los emplease donde considerase que fuese mayor gloria de Dios y provecho de las almas (Aut. 85).

    El 15 de agosto de 1534, en la capilla del martirio de san Denis en Montmartre (una colina de Pars, por entonces en el campo), se ofrecen juntos a Dios haciendo votos de una vida de castidad y pobreza. Terminarn sus estudios con vistas a hacerse sacerdotes para ayudar a las almas.

    De Pars a Roma: hacia la fundacin de la Compaa de Jess (1535-1540)

    Unidos por los votos de Montmartre y la maduracin que los ha preparado, los Compaeros pueden separarse momentneamente, debido a los imperativos de la vida. Ignacio, puesto a prueba por una enfermedad persistente (la autopsia practicada despus de su muerte descubrir que se trataba de clculos biliares), debe interrumpir sus estudios de teologa: los

  • Primera Parte - Ignacio de toyolo, un hombre de decisin

    mdicos no ven otro remedio que ir a respirar el aire natal... Ignacio vuelve, pues, a Espaa para curarse, encargado de diversas comisiones para las familias de sus compaeros, que s proseguirn sus estudios. Despus de trece aos de ausencia, vuelve por primera vez a su pueblo, Azpeitia, deseoso de dar testimonio de su nueva vida. Se aloja en el hospital, no en la mansin familiar, como quera su hermano. Mendiga su alimento, da catecismo a los nios, emprende la lucha contra ciertos desrdenes y triunfa en el empeo. Adems, toma contacto con las autoridades de Azpeitia para que se subvenga a la miseria de los pobres, no mediante la limosna individual de los ricos, sino mediante una ayuda legal del municipio, as como mediante el trabajo para quienes eran capaces de desempearlo10.

    Despus de esta breve estancia en Espaa, Ignacio toma un barco en Valencia para Italia. Llega a G- nova y desde all gana Bolonia y, finalmente, Venecia. All es donde ha de encontrarse con sus compaeros de Pars. Da los Ejercicios a algunas personas, entre ellas un joven sacerdote espaol, Diego Hoces, que decide unirse al grupo de los compaeros (y morir dos aos despus).

    Los de Pars quieren continuar sus estudios dos aos ms, durante los cuales Pedro Fabro desempear un importante papel en el mantenimiento del grupo. Muy dotado para los contactos y la direccin

    10. J.-C. Dh tel, op. cit, cf. Bibliografa.

  • Itinerario de una conversin

    espiritual, se gana para el grupo a tres nuevos miembros: Claude Jay de Saboya, Paschase Broet de Picarda y Jean-Baptiste Codure de Provenza. El carcter internacional del grupo se refuerza. A principios de 1537 van a Venecia para el encuentro fijado con Ignacio. All se alojarn en los hospitales y se dedicarn a las tareas ms humildes al servicio de los pobres: cuidar a los enfermos, socorrer a los mendigos, preparar a los muertos para su entierro... Siguen hablando de las cosas de Dios11. Son ordenados sacerdotes en junio con Ignacio. Para prepararse para su primera misa, se dispersan en grupos de dos o tres por las ciudades de Italia, a fin de pasar cuarenta das en oracin, que es un tiempo fuerte de unin con Dios y de profundizacin de sus relaciones de amistad y comunin. Ignacio, por su parte, haba decidido que despus de ser ordenado sacerdote estara un ao sin decir misa (Aut. 96), para prepararse mejor, pero quiz an con la secreta esperanza de decirla en Tierra Santa; sin embargo, la guerra que enfrenta a turcos y venecianos les impide embarcarse. Entonces decidieron ir a Roma (Aut. 96). Se dividen en pequeos grupos, sirven en los hospitales, dan los Ejercicios, predican en un cierto nmero de ciudades universitarias: Padua, Ferrara, Bolonia, Siena. Es un tiempo de gran maduracin espiritual despus de los aos de estudio. Predican por todas partes en el ca

    l i . Augustin L a r e k e z i, Ignace de Loyola et les premiers compag- nons, p. 24; cf. Bibliografa.

  • Primero Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    mino que los conduce a Roma. El grupo debe tambin hacer frente a sospechas de hereja.

    Al llegar a los accesos a la ciudad, Ignacio entra en la pequea capilla de la Storta. Se produce entonces un nuevo acontecimiento para l. Oye al Padre decir a Jess que porta su cruz: Quiero que tomes a este como tu servidor. Luz interior de fundamental importancia, respondiendo a la peticin que Ignacio haca a Mara los meses precedentes, pidindole que lo quisiese poner con su Hijo (Aut. 96). Ignacio se referir sin cesar a esta visin que confirmar el nombre de Compaa de Jess, elegido por los primeros compaeros unos meses antes en Venecia.

    En 1539, constatada la imposibilidad del viaje a Tierra Santa, los compaeros se presentan al papa, disponibles para cualquier misin entre fieles o infieles (es decir, cristianos o no cristianos). Como el papa puede enviar a cada uno de ellos12 donde quiera (este era ya el caso de dos de ellos), presienten que el grupo va a deshacerse. Cuestin capital que va a ocuparlos durante varios meses para discernir juntos la voluntad de Dios con respecto a ellos: Debemos permanecer unidos? Y si queremos que sea as, mediante qu vnculo?. La discusin dura casi tres meses, pero la respuesta es clara y unnime: queremos formar un solo cuerpo, y nuestro lazo de unin ser la obediencia a uno de nosotros. Fueron precisas muchas vigilias, oraciones y fatigas espirituales y

    12. Cf. p. 51.

  • Itinerario de una conversn

    corporales antes de llegar a esta conclusin y decisin13. As es cmo el grupo de los diez primeros compaeros funda la Compaa de Jess, que el papa Pablo III aprobar oficialmente, despus de un tiempo de espera, el 27 de septiembre de 1540. Entre tanto, Ignacio exige un proceso pblico para limpiar a su grupo de las acusaciones de hereja lanzadas por algunas personas malvolas.

    Se establece en Roma: unido constantemente a Dios y a sus compaeros, Ignacio da cuerpo a la Compaa de Jess (1541-1556)

    En 1541, Ignacio es elegido por sus compaeros superior general de por vida. l se niega. Pero es su nombre el que sale de nuevo en la segunda votacin. Termina por aceptar el cargo, por consejo de su confesor, al que se remite. Lo mantendr hasta su muerte, en 1556, no movindose casi de su pequea habitacin de Roma (conservada en el mismo estado hasta hoy), donde se mantiene ligado por una abundante correspondencia con todos los compaeros dispersos por el mundo. Durante quince aos trabajar a la vez en coordinar y orientar las mltiples actividades apostlicas en el exterior y en construir en el interior el cuerpo de la Compaa mediante la elaboracin progresiva de las Constituciones, dcil a los impulsos de Dios y de los acontecimientos.

    13. Ignacio d e L o y o la , crits, DDB, p. 281.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    En el exterior, el campo es vasto, porque la orden va a desplegarse muy rpidamente. Aquellos sacerdotes reformados, con un nuevo estilo, viven pobremente, bien formados intelectual y espiritualmente, disponibles para cualquier misin, son enviados por el papa o reclamados por los obispos para la predicacin, la enseanza del catecismo, la reforma de las comunidades religiosas, la docencia, la publicacin de escritos para defender la fe catlica.., Ignacio coordina toda esta actividad multiforme que responde a las necesidades ms acuciantes de su tiempo: donde l se encuentra, en Roma, asistencia a los pobres, los enfermos, las prostitutas, los nios que estn sin catequizar..., pero tambin envo de compaeros, con consignas y sugerencias detalladas, para misiones delicadas en pases tocados por la Reforma protestante (Alemania, Inglaterra), e investigacin teolgica cara al cuestionamiento de la Reforma (Concilio de Trento). Promueve la educacin de la juventud mediante colegios, previstos en principio para los miembros de la orden en formacin, pero que se abrirn enseguida a otros a peticin acuciante de autoridades civiles y religiosas, por la gran necesidad que se siente. Comienzan las misiones lejanas. Francisco Javier parte para la India en 1541, despus llegar hasta Japn y se quedar a las puertas de China. En vida de Ignacio, otros misioneros sern enviados a Brasil, el Congo y Etiopa. Una intensa red de comunicaciones une a los compaeros dispersos en la unidad de un mismo cuerpo (un millar a la muerte de Ignacio, repartidos en diez provincias), mediante el in-

  • Itinerario de una conversin

    tercambio regular de noticias (casi siete mil cartas enviadas por Ignacio o por su eficaz secretario, Juan Po- lanco; una de las correspondencias ms abundantes del siglo XVI) y mediante la oracin apostlica. En Roma, Ignacio saca buen provecho de la asombrosa habilidad diplomtica adquirida en el pasado al servicio de los reyes de Castilla14).

    Al mismo tiempo, en el interior Ignacio emprende la construccin del cuerpo de la Compaa, en particular mediante la unin de los nimos gracias a la obediencia. Ignacio se encarga de la primera iniciacin espiritual en Roma de los jvenes que piden entrar en la orden y elabora, en concertacin con otros compaeros, su proceso de formacin acadmica. Debe velar por reorientar con firmeza y dulzura las tendencias de algunos hacia la vida contemplativa o las mortificaciones corporales mal concebidas: la renuncia a uno mismo en la obediencia es para l una manera mejor de disponerse para la accin de Dios que prolongadas horas de oraciones o que penitencias excesivas. El genio de Ignacio consistir durante esos quince aos en comunicar a los compaeros de la segunda generacin, entrados en la Compaa despus de los primeros padres del grupo de Montmartre, la inspiracin original para encamarla en instituciones duraderas respondiendo a las necesidades de los tiempos. Hombres notables, como Nadal, Polanco, Canisio o Borja, van a conocer as desde el interior el

    14. C n o ck aek t, op. cit., p. 23.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    pensamiento y el modo de proceder de Ignacio y a prolongar su obra despus de l.

    Para ello, la tarea ms importante que le han confiado sus compaeros es la redaccin de las Constituciones. Ignacio dedica a ella la mayor parte de su tiempo, pidiendo sin cesar que le ilumine la luz del Espritu. As toma Ignacio, segn una confidencia hecha al padre Luis Gonijalvez da Cmara, determinaciones sobre las que estuvo diciendo misa cada da durante cuarenta das, y siempre con muchas lgrimas (Aut. 100): se trataba de saber si la Orden podra tener ingresos para las iglesias confiadas a su cuidado. Ignacio opta por la negativa, segn la mocin recibida de Dios y confirmada en varias ocasiones. Gracias a la ayuda de Juan Polanco, dotado de una inteligencia extraordinaria, a partir de los principales documentos de fundacin elaborados ya con los primeros compaeros, Ignacio redacta las Constituciones en relacin constante con los compaeros dispersos, teniendo en cuenta su experiencia. En 1551, propone a los primeros padres el borrador de lo que ha redactado y recoge sus comentarios. Las Constituciones sern puestas a punto despus de continuos retoques; promulgadas oralmente por algunos compaeros (Nadal y Lanez), permanecern abiertas durante la vida de Ignacio, no se adoptarn definitivamente hasta la Congregacin General que se celebrar en 1558, dos aos despus de su muerte, y no sern impresas hasta mucho ms tarde. La obediencia es el lazo que une el cuerpo entero, no tanto como una exigencia de la organizacin prctica como en el

  • Itinerario de una conversin

    ejrcito, cuanto como una mstica de unin con Dios, recibiendo de l lo que se debe hacer por mediacin del superior. La apertura de conciencia a los superiores es una caracterstica de la Compaa de Jess, as como la movilidad de sus miembros. No sometidos al rezo del oficio en el coro -una innovacin para la poca-, estos contemplativos en la accin se esforzarn por buscar y hallar a Dios en todas las cosas. El ncleo de su oracin ser una evaluacin exigente de su vida cotidiana a la luz de Dios y para su mayor gloria. Ignacio mismo es el modelo viviente de esta mstica en la accin: sus compaeros de Roma han notado su profunda unin con Dios en medio de todas las preocupaciones de la orden naciente, en su manera de actuar uniendo la atencin a las llamadas de Dios y el empleo inteligente de todos los medios humanos.

    Este hombre tan bien informado de la realidad poltica de su tiempo, que ha escrito un largo memorial preciso y bien argumentado sobre las razones que deban impulsar a Carlos V a equipar una flota poderosa para neutralizar la de los turcos y recuperar as la libre circulacin en el Mediterrneo, y que mantiene correspondencia con los grandes de este mundo, es tambin ese mstico que han descubierto los prximos a l en Roma, en los ltimos aos de su vida:

    Subase a un terrado o azotea, de donde se descubra el cielo libremente; all se pona en pie quitado su bonete, y sin menearse estaba un rato fijos los ojos en el cielo, luego hincadas las rodillas haca una humillacin a Dios; despus se asentaba en un banquillo bajo, porque la flaqueza del cuerpo

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    no le permita hacer otra cosa: all se estaba la cabeza descubierta, derramando lgrimas hilo a hilo, con tanta suavidad y silencio, que no se le senta ni sollozo, ni gemido, ni ruido, ni movimiento alguno del cuerpo (Pedro Ribadeneira)'5.

    Ignacio muere solo en su habitacin, despus de haber dictado a un secretario una carta de negocios para la compra de una casa, el 31 de julio de 1556. Fue proclamado santo por la Iglesia en 1662, al mismo tiempo que su compaero Francisco Javier.

    Ignacio un voluntarista? Se ha dicho a menudo. Pero este hombre decidido es un mstico que quiere hallar a Dios en todas las cosas . Nuestra decisin no es nunca tan nuestra como cuando, libres de toda afeccin desordenada y disponibles a la accin de Dios, la recibimos de l.

    15. Vie de Saint Ignace, citado por J.-C. D h t e l , p. 65.

  • Itinerario de una conversin

    Reflexin personal' **! t ' ' ' * j . i r ' ~ " 1 ' " n ", - t ! i" i 1 fc, * * ' " l

    Qu decisiones de Ignacio me han impresionado ms?

    Y en mi caso, cules han sido las decisiones ms importantes de mi vida?

    Prever lo que hay que hacer,y evaluar lo que se ha hecho:he aqu dos reglas seguras del recto obrar.

    Nadie hace ms que aquelque no hace ms que una sola cosa.

    Ignacio de Loyola Selectae S. Patris Nostri Ignatii sententiae,

    Thesaurus spiritualis Societatis Jesu16

    16. crits, Descle de Brouwer, Brujas 1991, p. 450.

  • Algunas decisiones de la vida de estudiante

    2Algunas decisiones

    de la vida de estudiante

    La decisin de ponerse a estudiar

    Ignacio ha regresado de su peregrinacin a Tierra Santa, donde el superior de los franciscanos no le ha autorizado a quedarse.

    Despus que el dicho pelegrino entendi que era voluntad de Dios que no estuviese en Jerusaln, siempre vino consigo pensando quid agendum, [qu hacer] y al fin se inclinaba ms a estudiar algn tiempo para poder ayudar a las nimas, y se determinaba ir a Barcelona (Aut. 50).

    Obsrvense las cuatro fases de la decisin:

    Referencia a la voluntad de Dios.>- Bsqueda de qu hacer.>> Inclinacin de la voluntad hacia un objetivo.>- Finalmente, decisin que zanja la cuestin

    y la hace realidad.

    Primera decisin, seguida de muchas otras que la confirmarn. No sin superar tres tentaciones, debajo de especie de bien, de apartarle de sus estudios: la

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    piedad inoportuna, el apostolado prematuro y la austeridad mal entendida.

    Decisin de ir a ver a un profesor para superar una dificultad

    Ignacio se ha puesto a estudiar con determinacin. Pero surge una dificultad inesperada: cada vez que estudia, le vienen impulsos piadosos que le impiden concentrarse. Reconoce en esto una tentacin y decide ir a ver a su profesor:

    Despus de hecha oracin se fu a santa Mara de la Mar, junto a la casa del maestro, habindole rogado que le quisiese en aquella iglesia or un poco. Y as sentados, le declara todo lo que pasaba por su alma fielmente, y cun poco provecho hasta entonces por aquella causa haba hecho; mas que l haca promesa al dicho maestro, diciendo:

    - Yo os prometo de nunca faltar de oros estos dos aos, en cuanto en Barcelona hallare pan y agua con que me pueda mantener.

    Y como hizo esta promesa con harta eficacia, nunca ms tuvo aquellas tentaciones (Aut. 55).

    Buen ejemplo de lucidez que puede sernos til: el Enemigo puede a veces apartar a un estudiante de su primer deber, que es el estudio, proponindole miles de actividades religiosas. En tal caso es necesario el discernimiento, y una decisin tomada ante un acompaante puede resultar eficaz.

  • Algunas decisiones de la vida de estudiante

    Decisin del lugar de estudios

    Ignacio ha estudiado durante dos aos en Barcelona, y despus un ao y medio en Alcal. El apostolado que realiza entre algunos compaeros suscita sospechas entre los responsables de la Iglesia, y es encarcelado cuarenta y dos das. Despus se le pone en libertad, pero sin derecho a hablar... No sabe qu hacer.

    Con esta sentencia estuvo un poco dubdoso lo que hara, porque parece que le tapaban la puerta para aprovechar a las nimas, no le dando causa ninguna, sino porque no haba estudiado. Y en fin l se determin de ir al arzobispo de Toledo, Fon- seca, y poner la cosa en sus m anos (Aut. 63).

    El obispo le aconsej ir a estudiar a otra ciudad, a Salamanca. Lo que Ignacio hizo. Leccin para nosotros: cuando se est bloqueado, saber ir a pedir consejo, y remitirse al juicio de otro, en particular de una autoridad.

    Decisiones de estudios ms profundos en Pars

    Ignacio encuentra en Salamanca las mismas dificultades que en Alcal por parte de las autoridades religiosas (con la crcel de nuevo). Por fin es liberado: puede ensear el catecismo, pero no puntos de doctrina ms delicados, como determinar qu es pecado venial y qu es pecado mortal. Ignacio se encuentra de nuevo bloqueado.

    Luego fueron sacados de la crcel, y l empez a encomendar a Dios y a pensar lo que deba de hacer.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    Y hallaba dificultad grande de estar en Salamanca; porque para aprovechar las nimas le pa- resca tener cerrada la puerta con esta prohibicin de no difinir de pecado mortal y de venial.

    Y ans se determin de ir a Pars a estudiar (Aut. 70-71).

    Ignacio termina por sacar una leccin de los acontecimientos: decide dejar Espaa, partir al extranjero a pesar de todas las dificultades, para estudiar en una de las mejores universidades de la poca.

    Ejemplo de decisin audaz que el Espritu de Dios -que ve ms all que nosotros- nos lleva a veces a tomar.

    En Pars, decisin sobre los medios materiales

    Ignacio retoma sus estudios en Pars. Se aloja en un hospital, mendiga cada da su alimento. Pero ve enseguida que esta manera de vivir le impide estudiar debidamente.

    Pasando algn tiempo en esta vida del hospital y de mendicar, y viendo que aprovechaba poco en las letras, empeg a pensar qu hara; y viendo que haba algunos, que sirvan en los colegios a algunos regentes [profesor ayudante] y tenan tiempo de estudiar, se determin de buscar un amo (Aut. 74).

    Ignacio renuncia a sus austeridades en funcin del objetivo que pretende, que es estudiar. Contempla entonces la posibilidad de trabajar como sirviente de un profesor ayudante, a fin de subvenir a sus necesida

  • Algunas decisiones de la vida de estudiante

    des materiales sin dejar de estudiar. Pero esta solucin finalmente resultar imposible.

    Decisin de buscar limosnas en el extranjero

    Y al fin, no hallando remedio, un frayle hespaol le dixo un da que sera mejor irse cada ao a Flan- des, y perder dos meses, y aun menos, para traer con qu pudiese estudiar todo el ao; y este medio, despus de encomendarle a Dios, le paresci bueno. Y usando deste consejo, traa cada ao de Flan- des con que en alguna manera pasaba; y una vez pas tambin a Inglaterra, y truxo ms limosna de la que sola los otros aos (Aut. 76).

    Como muchos estudiantes actuales, Ignacio tuvo que afrontar problemas econmicos. Y lo hizo con realismo, buscando el mejor medio de hacer la voluntad de Dios.

    Si la vida espiritual, al cabo de los aos, no favorece en nosotros el sentido de la realidad y el crecimiento de nuestra libertad interior, no est siendo bien llevada' (Jean Gouvernaire).

    Reflexin personal

    Qu decisin del Ignacio estudiante me impresiona ms?

    Ser esto una llamada para que revise mi manera de decidir?

    Actitud de Ignacio ante el dinero; y la ma?

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    3El com paerism o

    en una misin comn recibida

    La experiencia fundante de Ignacio y sus compaeros tiene el valor de modelo de una manera de vivir y amar que supera los antagonismos1.

    Ignacio y Francisco Javier. Estos dos hombres son los dos jesuitas ms clebres. Dos grandes amigos: Francisco deca que lea de rodillas, con intensa emocin, las escasas cartas de Ignacio que reciba en la India despus de meses de espera. Pues bien, en principio, todo les opona. Dos hombres que sin duda hablaban la misma lengua vasca, pero originarios de dos provincias opuestas por la historia. En otro tiempo Navarra haba sido un reino independiente, a caballo sobre los dos lados de los Pirineos, con una parte espaola y una parte francesa (la Baja Navarra). A lo largo de los siglos, esta regin ha sido tomada tanto por los franceses como por los espaoles del reino de

    1. Este captulo apareci en Vie Chrtienne 471 (1 de febrero de 2002), con el ttulo Tous diffrents au Service dune mme mission, pero presenta una serie de aadidos.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    Castilla. En cuanto a los vascos, estn repartidos en tres provincias (Vizcaya, Guipzcoa - la de Ignacio- y lava) que no han constituido nunca un reino, y sus notables han estado unas veces bajo la influencia de Navarra y otras bajo la de Castilla.

    Cuando Ignacio llega a Pars en 1527 como estudiante tardo de treinta y seis aos, Francisco Javier es ya estudiante desde hace dos aos y tiene veintiuno. Como otros espaoles que estudian en Pars, ha odo hablar de aquel extrao alumno que ha tenido problemas con las autoridades eclesisticas espaolas, lo que le hace desconfiar. Adems, cuando los franceses atacaron la ciudadela de Pamplona en mayo de 1521, para arrancarle Navarra a Castilla, Ignacio fue el caudillo de los defensores de la ciudadela, mientras que dos hermanos de Javier estuvieron del lado de los asaltantes... Esto nos permite comprender la actitud de Javier hacia Ignacio en los primeros tiempos de su encuentro en Pars; Francisco se mofaba de l. Qu dulzura y qu paciencia tuvo que desplegar Ignacio para cambiar los sentimientos de Javier con respecto a l y terminar persuadindole de hacer el retiro de los Ejercicios Espirituales de treinta das! Al hacerse compaeros de Jess, enteramente consagrados a su servicio, los dos hombres se hicieron amigos en el Seor.

    Compaa de Jess significa compaa de amor, deca Javier basndose en esta experiencia vivida.

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    Ignacio, un vasco bien enraizado en su tradicin

    El Pas Vasco, con su lengua y su cultura originales, ha sabido siempre mantener su identidad hasta hoy. En Espaa, los vascos han obtenido incluso un Estatuto de Autonoma, con un parlamento. Ignacio est bien enraizado en su tradicin. Un ejemplo revelador: siendo general de la Compaa en Roma, sobrecargado de trabajo, un da bail una danza de su tierra (los vascos son considerados grandes bailarines) para animar a uno de sus compaeros enfermo y deprimido.

    Sin embargo, recibi su formacin de gentilhombre y administrador fuera de su regin, al servicio de los reyes de Castilla, como su padre, lo que pudo hacerle distanciarse; y su conversin le llev tambin a una fuerte ruptura con el medio familiar (no volvi ms que una sola vez a Loyola, como se ha visto anteriormente). Otro signo de ruptura: en Pars, por devocin por el mrtir san Ignacio de Antioqua, abandona su nombre de nacimiento (vasco) Iigo por el nombre latino Igna- tius, que no tiene relacin alguna con su nombre de origen. Es bien sabida la importancia del nombre para la identidad personal; en el caso de Ignacio, su opcin indica una preocupacin por la universalidad.

    El tiempo de Ignacio, un tiempo de guerra

    Ignacio atraves una poca de guerras y conflictos. Es una bala de can en Pamplona lo que va a marcar el comienzo de su nueva existencia. Ya su padre, Beltrn, haba combatido al lado de los Reyes Catlicos (reino de Castilla) contra Francia y Portugal.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    Recordemos que en el momento en que Ignacio parte en peregrinacin a Tierra Santa, el Mediterrneo no es seguro: los turcos estn en guerra contra los pases cristianos, y tambin hay piratas en el mar.

    Posteriormente, cuando Ignacio se apresta a partir a pie a Pars, en Espaa sus amigos intentan disuadirle, porque el rey de Francia acaba de romper el tratado de Madrid de 1526, quedndose con el ducado de Borgoa y enviando un ejrcito a Italia. Esto no impide que Ignacio parta con el corazn tranquilo.

    En este mundo en crisis va a formarse en torno a Ignacio un pequeo grupo de estudiantes en Pars, de varias nacionalidades y de varias regiones (obsrvese que en aquel momento, las naciones europeas tal como nosotros las conocemos hoy no se han constituido an): Javier (navarro), Pedro Fabro (savoyano) Simn Rodrigues (portugus), Diego Lanez (castellano de origen judo), Alfonso Salmern y Nicols Bo- badilla (los dos igualmente castellanos). La Compaa de Jess es internacional desde su origen. Y estos siete estudiantes van a convertirse en amigos en el Seor, superando los antagonismos regionales, como Ignacio con Javier. Lo que les unir es un mismo amor por el Seor Jess y la misin recibida juntos para anunciarlo. La misin comn es el fundamento de la comunidad.

    Recordemos la partida del grupo de compaeros al final de sus estudios en Pars: han tenido que retrasar un ao su viaje a Italia a causa de las guerras y se ven obligados a cambiar su itinerario, y en lugar de pasar por el sur de Francia, inmerso en la guerra, debern

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    atravesar la Lorena, al nordeste de Francia, y Alemania, para llegar a Italia (Aut. 86). Como se trata de regiones y de lenguas distintas, en el curso de este peligroso viaje en medio de combatientes de diferentes ejrcitos, convienen en dejar hablar por tumo nicamente a los que hablan la lengua de sus interlocutores.

    En Roma se repartirn en tres grupos, mezclando siempre las nacionalidades.

    La unin de los nimos en una misma misin

    Una vez llegados a Italia, los compaeros tienen el proyecto de partir para Tierra Santa, pero ningn barco se arriesga a zarpar aquel ao, debido al conflicto entre los turcos y Yenecia. Entonces es cuando los compaeros se plantean la cuestin decisiva, como hemos dicho anteriormente: deben dispersarse e ir cada uno all donde el papa le enve sin mantener ningn lazo orgnico entre ellos o deben permanecer formando un solo cuerpo, prestando obediencia a uno de ellos? Van a deliberar sobre este tema varios meses, poniendo en comn cada noche el fruto de su reflexin y de su oracin durante la jomada. Aqu tenemos una exposicin de esta deliberacin crucial para el futuro del grupo:

    Siendo algunos de nosotros franceses, otros espaoles, otros saboyanos, otros cntabros, nos dividamos en diversidad de pareceres y opiniones... Despus de habernos nosotros y nuestra vida ofrecido y dedicado a Cristo Nuestro Seor y a su legtimo y verdadero Vicario en la tierra para que este dispusiese de nosotros y nos enviase a donde

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    juzgase que podamos fructificar ms, ya fuese entre los turcos o los indios o los herejes o cualesquiera fieles o infieles, convendra ms quedar unidos y ligados entre nosotros en un cuerpo, de manera que ninguna distancia corporal, por grande que fuese, nos tuviese separados, o si quizs no convendra aquella unin. Pongamos como ejemplo que, habiendo recientemente enviado el Sumo Pontfice a dos de entre nosotros a la ciudad de Siena, debemos cuidar de los que all van, y ellos de nosotros, y mutuamente entendernos, o acaso no ms cuidar de ellos que de quienes no son de la Compaa?

    Al fin nos determinamos por la parte afirmativa, a saber: que habindose dignado el clementsimo y piadossimo Seor unirnos y congregamos no obstante nuestra debilidad y diversidad de procedencia de Dios, antes bien confirmarla y mantenerla reunindonos en un cuerpo en que, para mayor fruto de las almas, tuvisemos cuidado y entendimiento unos de otros2.

    Zanjado este primer punto, los compaeros proseguirn su discernimiento comunitario de la voluntad de Dios para encontrar el medio de mantener esta unidad del cuerpo en la dispersin de la misin; medio que ser la obediencia prestada a uno de ellos. Ignacio es encargado de inscribir esto en las Constituciones.

    Y las Constituciones recomendarn la unin de los nimos:

    2. J.-C. D h t e l , Discemer ensemble, p. 8 (trad. cast.: Discernir en comn, pp. 14-15); cf. Bibliografa.

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    El vnculo principal por ambas partes, para la unin de los miembros entre s y con la cabeza, es el amor de Dios nuestro Seor. Porque, estando el Superior y los inferiores muy unidos con su divina y suma Bondad, se unirn muy fcilmente entre s mismos, por el mismo amor que de ella descender y se extender a todos los prjimos, y en especial al cuerpo de la Compaa (Constituciones 671).

    Para preservar y desarrollar esta unin entre los miembros, Ignacio encuentra un cierto nmero de medios: adoptar un mismo estilo de vida, evitar las divergencias de opinin, abstenerse en comunidad de hablar de temas de nacionalidades que puedan dividir a los compaeros, intercambiar noticias por correspondencia, separar sin tardanza a quien resulte autor de divisin, como peste que puede contagiar mucho (Constituciones 664).

    La co-fundacin de la Compaa de Jess

    Ignacio es el fundador de la Compaa de Jess, pero en colaboracin con otros cofundadores. Si buscamos el hilo conductor que orienta el conjunto de su aventura, qu vemos? A un hombre que ha ido aprendiendo progresivamente a ponerse a la escucha de Dios, a discernir su voluntad, a decidirse sin ninguna afeccin desordenada, aprendiendo as a desprenderse de sus proyectos propios (como, por ejemplo, el de ir a vivir a Palestina) para dejar a Dios realizar en l su proyecto divino. Y lo ha hecho mediante la combinacin de tres docilidades: la docilidad a las mociones de Dios en la oracin, la docilidad a Dios reco

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    nocido en los acontecimientos, y la docilidad a Dios hablando por la boca de los compaeros. Ignacio tena una aguda conciencia de que la pequea compaa, como l deca, era obra de Dios, no creacin de un estratega solitario...

    Docilidad a las inspiraciones de Dios en la oracin de Ignacio, cuyo rastro aparece en su Diario espiritual, para ser iluminado en la redaccin de las Constituciones: por ejemplo, sobre la pobreza en la Compaa o para cuestiones de la vida ordinaria, como la decisin que ha tomado en la oracin, con una gran firmeza, de hacer todo lo posible para impedir el nombramiento de Francisco de Borja como cardenal.

    Docilidad a los acontecimientos por dos veces en lo que atae al sueo abandonado de Palestina (afortunadamente, decimos nosotros a posteriori), o al desarrollo de los colegios, al principio no previstos, pero creados en respuesta a las necesidades de la poca manifestadas por algunas autoridades y animados por el xito de compaeros como Lanez.

    Docilidad a Dios en la escucha de sus compaeros: es en la amistad con Fabro y Javier primero, y despus con Lanez, Bobadilla, Salmern y Rodrigues, como se formar el primer grupo de siete compaeros que se ofrecen a Dios en Montmartre, sin saber an claramente lo que harn despus. Es con ellos, seis aos despus, con quienes tomar en Roma la decisin de formar un cuerpo apostlico, y son tambin ellos quienes confiarn a Ignacio la misin de redactar las Constituciones. Ignacio se remitir

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    constantemente a la a la opinin de aquellos a quienes llamaba los prim i patres, los primeros padres, para todo punto en discusin. De ellos recibir la misin de dirigir la Compaa, carga que pedir dos veces que le sea quitada. Y tambin se plegar a su insistencia en que haga un relato de su itinerario, que confiar oralmente a uno de sus compaeros, que tenan la intuicin de que ese testimonio era otra manera de fundar la Compaa. Para finalizar, es significativo que Ignacio muriera sin que las Constituciones hubieran sido publicadas; no lo sern hasta dos aos despus de su muerte, cuando se celebre la primera Congregacin General de la orden, como si hubiese querido dejar a sus compaeros el cuidado de dar los ltimos toques.

    Para nosotros que queremos seguir las huellas de Ignacio, ya sea en la Compaa de Jess, ya sea en nuestra familia religiosa, ya sea en la CVX, esta manera ignaciana de dejarse guiar por Dios es el bien ms preciado. En la CVX hemos hablado mucho de la misin como de algo recibido de la comunidad, sostenido y verificado por ella, y no como algo que se da uno a s mismo. La manera de formarse lentamente la Compaa de Jess en el discernimiento comunitario de la voluntad de Dios es para nosotros un modelo al que tenemos siempre que volver para vivirlo ms. Una decisin tomada no puede ser ms que una decisin ante todo recibida. Ignacio y sus primeros compaeros as nos lo ensean.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    Vivir el espritu de Ignacio hoy

    Cuando Ignacio muere el 31 de julio de 1556 en Roma, la Compaa de Jess, fundada diecisis aos antes por un decreto oficial del papa, cuenta con alrededor de un millar de compaeros repartidos en doce provincias. A qu se debe un desarrollo tan fulgurante? En el mundo en crisis de la poca, desgarrado por guerras, conflictos polticos y religiosos, y divisiones de toda clase (es tambin la poca en que la brujera est en su punto culminante), muchos jvenes se han sentido atrados por la manera de vivir de los primeros compaeros, esos amigos en el Seor unidos en un cuerpo apostlico por un mismo amor a Cristo al servicio de su Iglesia, fuertemente ligados los unos a los otros y a Dios por el lazo de la obediencia amante.

    La experiencia fundadora de Ignacio y de sus compaeros es una fuente siempre vivificante para nosotros hoy. En un mundo en profunda mutacin como era el suyo a comienzos del siglo XVI, podemos testimoniar una manera de vivir y de amar que supera los antagonismos regionalistas, tribales y nacionalistas, al servicio de una misma misin. Como para los primeros compaeros, es ante todo porque lo vivimos entre nosotros, jesuitas, personas consagradas de espiritualidad ignaciana o CVX, por lo que nuestro testimonio ser una luz en un mundo que est a la espera de ella. No era la manera de vivir de los primeros cristianos lo que suscitaba esta reaccin de los paganos: Ved como se aman!?

  • El compaerismo en una misin comn recibida

    Reflexin personal

    Cmo vivimos los antagonismos en mi comunidad, mi parroquia, mi medio profesional o mi barrio?

    Cul es mi testimonio?Cul es mi manera de colaborar?

    Novedad de Ignacio

    Ignacio es heredero de la gran tradicin cristiana del discernimiento. Lo que l aporta de especfico es la aplicacin de ese discernimiento a la toma de decisiones.! . . '

    Segn la lgica del amor, que consiste ms en las obras que en las palabras o los sentimientos, la decisin, desde las elecciones cotidianas hasta las grandes opciones de la vida, es el verdadero lugar del encuentro con Dios. As es como Dios mismo, Trinidad Santa, ha amado al mundo, decidiendo en su eternidad que el Verbo se hara carne para salvacin del gnero humano.

    Claude Flipo3

    3. Visages ignatiens, p. 16; cf. Bibliografa.

  • Primera Parte - Ignacio de loyola, un hombre de decisin

    He aqu la asombrosa novedad que aporta san Ignacio por haber hecho l mismo la experiencia. Es posible buscar y hallar la voluntad de Dios, no solo en las directrices venidas del exterior, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, aunque no los desprecia en absoluto, sino tambin y sobre todo en esa comunin y ese dilogo entre el Creador y la criatura en el que Dios ser revela en lo ntimo del corazn.

    sasiiiui^M^ Jean-Claude Dhtel4

    4. Ibid., p. 22.

  • Segunda P arte

    Doce etapas para decidirseAprender a elegir

    sin afeccin alguna que desordenada sea

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    1 1 > > tijy * t > i ji 1 | p f i m i ' 5> i i s i i i Principio y fundamento

    El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Seor y, mediante esto, salvar su nima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecucin del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedro y no le est prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte ms salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo dems; solamente deseando y eligiendo lo que ms nos conduce para el fin que somos criados.

    Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, n. 23

  • Salir de la indecisin

    1 Salir de la indecisin

    El testimonio de Pedro Fabro

    Pedro Fabro, primer compaero de Ignacio en Pars, desempe un papel decisivo en la constitucin del ncleo fundador de lo que sera la Compaa de Jess. Ahora bien, Fabro era en principio un indeciso. En su Memorial testimonia la manera en que Ignacio le orient, ayudndole a salir de su indecisin.

    [igo en Pars] me orient en las cosas espirituales, mostrndome la manera de crecer en el conocimiento de la voluntad divina1.

    [Iigo] me aconsej que hiciese confesin general con el Dr. Castro y confesarme y comulgar despus semanalmente, dndome como ayuda el examen diario de conciencia. No quiso darme por entonces otros ejercicios, aunque el Seor me daba grandes deseos de ellos. As se pasaron unos cuatro aos2.

    Tiempo atrs, antes de afirmarme en el modo de vida que por medio de Iigo me concedi el Seor, anduve siempre confuso y agitado de muchos vientos; unas veces me senta inclinado al matri-

    1. Memorial 8; cf. Bibliografa.2. Memorial 10.

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    monio; otras quera ser mdico o abogado, o regente o doctor en teologa. A veces quera tambin ser clrigo sin grado, o monje. En estos bandazos me mova yo, segn fuera el factor predominante, es decir, segn me guiase una u otra afeccin. De estos afectos, como ya dije antes, me libr el Seor y me confirm de tal manera con la consolacin de su Espritu, que me decid a ser sacerdote y dedicarme a su servicio en tan alta y perfecta vocacin. Nunca merecer servirle en ella ni permanecer en tal eleccin, que deber reconocer como muy digna de entregarme a ella con todas las fuerzas de mi alma y cuerpo3.

    Sacramento de la reconciliacin, examen de conciencia cotidiano: he ah los medios a los que Fabro va a recurrir durante una preparacin de cuatro aos antes de hacer los Ejercicios Espirituales de treinta das. La atencin a la accin de Dios en l mediante el examen de conciencia, unida al acompaamiento de Ignacio, va a ayudar a Fabro a no ser ya llevado por sus impulsos personales para dejarse conducir por las consolaciones del Espritu Santo y desembocar en la decisin de consagrarse al servicio de Dios como sacerdote.

    Salir de la confusin decidindose

    Quien de nosotros no se reconocer a s mismo en algn momento de su vida en la situacin de incerti- dumbre de la que habla Fabro?

    3. Memorial 14.

  • Decidirse es zanjar la cuestin. Nosotros nos encontramos a menudo en una zona de incertidumbre y bruma, una zona de confusin, porque tenemos miedo a tomar postura. En este confuso magma de deseos dispersos, sueos, proyectos inconcretos, y yo querra..., an no hemos nacido verdaderamente. Es el acto de nuestra libertad, a travs de la decisin mediante la palabra, lo que nos hace salir de esa confusin, a imagen de la palabra creadora que decide y separa en el caos original (Gn 1).

    Por qu nos resulta tan difcil decidir?

    Indecisin para conservar todas las posibilidades

    La primera dificultad procede sin duda del hecho de que nosotros queremos permanecer el mayor tiempo posible a la espera, intentando tener abiertas todas las posibilidades. No queremos cerrarnos ninguna va, aunque no hagamos ms que posponer la decisin. Adolescencia interminable: un rasgo de nuestra poca...

    Indecisin por miedo al enfrentamiento

    Es frecuente tambin que pospongamos las decisiones que, sin embargo, sabemos que son necesarias, porque nos da miedo hacer frente a las personas a quienes tales decisiones pueden incomodar. No obstante, tendremos que afrontar obligatoriamente la necesidad de elegir entre complacer a Dios o complacer a los hombres.

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    Indecisin por negativa a desprendernos de nuestras afecciones desordenadas

    En la tipologa de los tres binarios de hombres -tres actitudes ante la decisin- presentada en los Ejercicios, es la actitud del primer grupo: querra quitar el afecto que a la cosa adquisita tiene... y no pone los medios hasta la hora de la muerte (EE 153).

    El condicional es significativo: querra..., pero nunca quiere. Parlisis de la voluntad, que se llama veleidad: vivir en el condicional. La imprevisin, el olvido y los retrasos suelen ser su signo.

    Es significativo tambin el comentario no pone los medios. Quien quiere el fin quiere los medios, dice el proverbio, pero a menudo mltiples afecciones desordenadas nos impiden pasar a la accin poniendo los medios. Tardamos en decidir actuar, porque no queremos cortar los lazos que nos paralizan (cf. Me 9,43: Si tu mano te es ocasin de pecado, crtatela).

    En sus Confesiones, san Agustn refiere el combate que tuvo que entablar para dar el paso de la conversin, a pesar de los deseos que tena de hacerlo.

    Toda la pedagoga de Cristo con sus discpulos en el Evangelio podra leerse como una invitacin progresiva a decidirse con respecto a l: Y vosotros quin decs que soy yo? (Mt 16,15); Tambin vosotros queris marcharos? (Jn 6,67); Para un ju icio he venido a este mundo (Jn 9,39, donde la palabra griega krima podra traducirse tambin por decisin), dice Jess despus de la curacin del ciego,

  • Salir de la indecisin

    que obliga a todos a revelarse y a tomar postura con respecto a l.

    La gestin del tiempo, cuestin de decisin

    El tiempo no es una cosa, a pesar de nuestra manera de referimos a l (ganar/perder tiempo); es el espacio de nuestras decisiones. Gestionar el tiempo es gestionar la libertad. Nosotros siempre encontramos tiempo, es decir, sabemos estar disponibles para quienes amamos. No he tenido tiempo de hacer lo que me has pedido: si soy honrado, debo ms bien reconocer que no me he tomado el tiempo necesario para hacerlo; dicho de otro modo: que no he estado disponible para ello. O, por el contrario, me he dejado acaparar por lo que se me presentaba, sin saber dejar tiempo para m, es decir, sin tener el control de mis decisiones.

    Para caer en la cuenta de lo dicho anteriormente basta con revisar la jornada por la noche, con el fin de ver cmo se ha empleado el tiempo: cmo se han tomado decisiones y a qu se ha dado prioridad.

    Decidirse: responder a una gracia recibida

    Las consideraciones sapienciales precedentes podran hacer pensar que se trata de hacerse cargo enrgicamente de uno mismo y organizarse. Ahora bien, todos nosotros hemos podido tener la experiencia de que estas resoluciones voluntaristas no funcionan.

    Emplear todas las energas de que se dispone en un acto, en un proyecto, en ese mbito que est en el

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    centro de nuestra humanidad (nuestra libertad), solo puede realizarse como una respuesta de amor a alguien. Es reconocindonos como fruto de una decisin de amor como sacamos de la fuente de nuestra existencia la fuerza para orientamos en la vida y decidimos a nuestra vez.

    Dichoso aquel que toma su pobre vida en sus manos con afecto y dulzura, como un agua preciosa sacada de un pozo misterioso, y sin amargura ni pesar hace ofrenda de ella al Seor.

    Ese pozo misterioso es nuestro deseo profundo, como se explica en el captulo siguiente.

    Reflexin personal

    - Me cuesta decidirme?- En qu terrenos sobre todo?- A qu se debe?

    La experiencia nos ensea siempre que all donde hay muchas contradicciones, all tambin puede esperarse un gran fruto.

    Ignacio de Loyola, Selectae S. Patris Nostri Ignatii sententiae,

    Thesaurus spiritualis Societatis Jesu4.

    4. Descle de Brouwer, Brujas 1928, p. 451; cf. Bibliografa.

  • Descubre tu tesoro oculto

    2Descubre tu tesoro oculto

    (El deseo profundo, motor de la decisin)

    Ignacio, hombre de deseo

    Ignacio era un hombre de decisin, y puede decirse adems que era un hombre de deseo. Pas del deseo de realizar su proyecto (de grandes hazaas) al de dejar que se hiciera realidad en l el proyecto de Dios.

    El magis [ms] no es ignaciano sino en la medida en que se aprende a insertarlo en el deseo personal que vive y habla en el corazn de cada hombre. Para Ignacio fue una liberacin descubrir que su deber no era inventarlo todo l mismo, sino que Dios hablaba en lo ms profundo de su corazn y le impulsaba delicadamente hacia un plus de vida. As, poco a poco, desarroll y refino su arte del discernimiento de espritus.

    Ignacio fue convirtindose en san Ignacio a medida que aprenda a escuchar el soplo del Espritu orando en lo ms profundo de su corazn. Aprendi a discernir entre las mociones que invitan a un plus de vida, gozo, paz y esperanza (el buen espritu), y otras que, pese a lo atractivas que puedan parecer en un principio, conducen finalmente al impasse, la angustia, la tristeza o el vaco (el mal espritu).

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirseA menudo el magis llevar a un plus de activi

    dad, pero partir siempre de la escucha de esa voz silenciosa que habla en nuestro corazn. Por eso nos gusta calificar la espiritualidad ignaciana de contemplativa en la accin. De ello se sigue que edificar la vida sobre el fundamento del magis no es una tarea limitada a un periodo concreto de la vida. Se trata ms bien de una actitud y una sensibilidad continuas y dinmicas, un modo de vida que hace que se desee crecer y afirmarse. No al precio de esfuerzos voluntaristas y obsesivos, sino porque se han descubierto en lo ms profundo del corazn las huellas de una presencia viva que nos impulsa y que proporciona por s misma la fuerza requerida. En efecto, cuanto ms podemos aproximamos a la fuente que es nuestro deseo personal, tanto ms hacemos la experiencia de que se nos otorga una energa casi ilimitada1.

    Descubrir el tesoro oculto

    El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que un hombre encuentra... (Mt 13,44). Pues bien, ese tesoro est en nosotros. La palabra no est en los cielos... ni al otro lado del mar...; sino que la palabra est bien cerca de ti, en tu boca y en tu corazn, para que la pongas en prctica (cf. Dt 30,11-14). Decidir la propia vida es buscar y encontrar ese tesoro oculto, nuestro deseo profundo.

    Para cada pequea decisin, con la intuicin de un zahori, nos aproximamos a nuestra fuente secreta,

    1. N ik o la a s S in t o b in , e n C a ir o u -C h a r t o n , p p . 8 6 -8 7 ; c f. B ib lio g ra fa .

  • Descubre tu tesoro oculto

    que es lo mejor que Dios ha puesto en nosotros. El deseo es la piedra angular de la decisin, el punto de partida de una opcin2.

    El rabino Zousya deca poco antes de su muerte: En el mundo venidero, la pregunta que se me va a hacer no es: Por qu no has sido Moiss?; no. La pregunta que se me va a hacer es: Por qu no has sido Zousya?3. Esta sabidura de los jassidim est en lo cierto: cada uno de nosotros es nico e irremplaza- ble. A cada cual le toca descubrir su camino personal e inimitable, as como su manera de amar y de servir, su carisma y su ministerio propios4.

    El signo seguro que nos permitir detectar sin riesgo de error lo mejor de nosotros es el gusto interior, el gozo. Al ver la estrella, los magos se llenaron de inmensa alegra (Mt 2,10). En el caso de un estudiante, gracias al gusto profundo que experimentar por un autor, una materia, un deporte o una actividad, ir descubriendo poco a poco su tesoro oculto. El gozo es la brjula de la vida, la estrella de la verdadera felicidad.

    Esta bsqueda de nuestro tesoro exige paciencia y escucha, es decir, atencin y disponibilidad a las seales que Dios nos hace, en nosotros mismos y a nuestro alrededor. La filsofa juda Simone Weil presenta esto cuando escriba en su libro Atiente de Dieu5\ Los bienes ms preciados no deben ser buscados, sino es

    2. M.-L. Brun, p. 34; cf. Bibliografa.3. Martin B u b e r , Le chemin de l'homme, Alphe 2005, pp. 19-20.4. Vase en Suzanne P a c o t , Reviens a la vie, Cerf 2002, el aparta

    do La dcouverte de sa forme de fcondit, pp. 225-221.5. La Colombe 1950, p. 120.

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    perados, porque el hombre no puede encontrarlos por sus propios medios. Lo ms profundo de mi voluntad es algo que tengo que descubrir y recibir all donde Dios est esperndome en la fuente de mi ser.

    El deseo pasa la prueba de la realidad en el servicio

    Ese tesoro oculto no lo descubrimos a fuerza de introspeccin, sino en la accin y el servicio a los dems. Como el grano, ese tesoro nicamente se revela dando fruto. Es en la accin como descubrimos lo mejor que Dios ha puesto en nosotros; es en la accin donde nuestro deseo profundo se revela, se fortifica, se unifica y se purifica en la prueba de la realidad, en el encuentro con los dems. Es por la entrega de la propia persona por donde hay que comenzar, proseguir y terminar, deca san Alberto Hurtado, apstol social de Chile. Si aprendemos a revisar continuamente lo que se nos da cuando nos damos a nosotros mismos, descubriremos ms claramente su origen: Dios en nosotros. Entonces sabremos dejarle que nos conduzca y nos oriente cada vez ms en cada una de nuestras decisiones.

    El deseo unificado, fuerza de la decisin

    Si nos fijamos en la vida de los santos y santas, cada uno de ellos con su carisma propio, reconocemos en todos un rasgo comn: estar fuertemente unificados por una fuerza interior, un deseo, una manera de amar y de servir. De ah su eficacia en la accin y su capacidad de atraccin. Saben lo que quieren, van directos a su objetivo, lejos de la disgregacin de nuestra

  • Descubre tu tesoro oculto

    voluntad, a menudo bambolendose en funcin de nuestras inclinaciones y repulsiones.

    En otro plano, el de la empresa, en quienes han triunfado de manera excepcional se constata que su xito es fruto de una idea-fuerza que ha orientado y unificado sus decisiones6.

    Reflexin personal

    Est vivo en m el deseo? Unifica mi existencia?He descubierto mi forma personal de fecundi

    dad, mi carisma propio?

    Modo bueno y sano de hacer una eleccin

    Es menester tener por obyecto el fin para que soy criado, que es para alabar a Dios nuestro Seor y salvar mi nima; y con esto hallarme indiferente, sin afeccin alguna desordenada. De manera que no est ms inclinado ni afectado a tomar la cosa propuesta que a dejarla, ni ms a dejarla que a tomarla; mas que me halle como en medio de un peso, para seguir aquello que sintiere ser ms en gloria y alabanza de Dios nuestro Seor y salvacin de mi nima.

    Ignacio de Loyola

    (EE 179)

    6. Vase p. 165.

  • La libertad interior, premisa de cualquier decisin

    3La libertad interior,

    prem isa de cualquier decisin

    Para empezar, nos hacemos disponibles

    En el Principio y Fundamento (EE 231), especie de prlogo al proceso de los Ejercicios, Ignacio recuerda de inmediato el propsito de nuestra existencia, que es Dios y su servicio. Todas las realidades de esta tierra pueden ser ayudas u obstculos con vistas al fin; de ah la necesidad de hacemos indiferentes, es decir, libres interiormente ante toda cosa creada, solamente deseando y eligiendo lo que ms nos conduce para el fin que somos criados.

    Hacernos indiferentes, porque no lo somos espontnea ni naturalmente. Es preciso que nos liberemos de todas nuestras afecciones desordenadas, que estemos dispuestos a desprendernos de nuestros proyectos para acoger el de Dios. Si no se realiza esta tarea de liberacin interior, la decisin no se tomar de manera debida, porque las cosas estarn retorcidas de entrada. Solo realizaremos lo que pensamos que Dios quiere, no lo que efectivamente quiere.

    1. Vase p. 60.

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    La falta de libertad interior falsea a menudo las decisiones que toman los hombres, solos o en grupo. Los especialistas en auditora han constatado que las personas que solicitan sus servicios suelen hacerlo con el fin de confirmar una orientacin ya tomada.

    Tres clases de hombres

    En los Ejercicios, en el momento en que el ejercitante se prepara para la eleccin, es decir, para la decisin vital que debe tomar, se le propone la historia de tres hombres que adquieren una fortuna de manera indebida. Los tres quieren salvarse y hallar en paz a Dios nuestro Seor. Se nos presentan, pues, tres actitudes diferentes:

    - El primer hombre querra quitar el afecto que a la cosa adquisita tiene, para hallar en paz a Dios nuestro Seor y saberse salvar, y no pone los medios hasta la hora de la muerte [cf. captulo anterior],

    - El segundo quiere quitar el afecto, mas ans le quiere quitar que quede con la cosa adquisita, de manera que all venga Dios donde l quiere. Y no determina de dejarla para ir a Dios, aunque fuese el mejor estado para l.

    - El tercero quiere quitar el afecto, ms ans le quiere quitar que tambin no le tiene afeccin a tener la cosa adquisita o no la tener, sino quiere solamente quererla o no quererla, segn que Dios nuestro Seor le pondr en voluntad, y a la tal persona le parecer mejor para servicio y alabanza de su divina majestad. Y, entre tanto, quiere hacer cuenta que todo lo deja en afecto, poniendo fuerza de no querer aquello ni otra cosa ninguna, si no le

  • La libertad interior, premisa de cualquier decisin

    moviere slo el servicio de Dios nuestro Seor; de manera que el deseo de mejor poder servir a Dios nuestro Seor le mueva a tomar la cosa o dejarla(EE 153-155).

    En el Evangelio podemos ver un ejemplo de la primera actitud en la persona de Herodes, ese hombre dividido que hace encarcelar a Juan el Bautista sabiendo que es un hombre justo al que, por otra parte, escucha con agrado (Me 6,17-20); y un ejemplo de la segunda actitud lo tenemos en el joven rico, de una gran generosidad, pero incapaz de dar el paso de renunciar a sus bienes para seguir a Jess (Me 10,17-23).

    En nosotros hay espacios cerrados, y mientras no salte el cerrojo, la orientacin de nuestra vida estar bloqueada. Pero si nos disponemos para la accin de Dios, l puede hacer saltar el cerrojo, como atestigua una joven miembro de una Comunidad de Vida Cristiana (CVX) del Camern.

    Hasta los treinta y seis aos yo he sido soltera sin hijos, soltera hasta la mdula, como suele decir una de nuestras hermanas de la CVX. Cuando el Seor me sedujo, mi opcin fue la de servirle en mi estado. Me complaca en ello, porque dispona de todo el tiempo necesario para servir al Seor sin obstculo alguno. Me confortaban en este sentido las palabras de san Pablo, 1 Co 7,34b: La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Seor, de ser santa en el cuerpo y en el espritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cmo agradar a su marido.

    Adems, al ver a mi alrededor la resignacin de las mujeres casadas, me alegraba de estar en mi es-

  • Segunda Parte - Doce etapas para decidirse

    tado, reforzada por mi espritu de independencia. No quera de ninguna manera estar bajo el yugo de ninguna persona, porque, adems, encontraba a los hombres muy machistas con su autoritarismo.

    Yo avanzaba con una gran conviccin de estar cumpliendo la voluntad de Dios. Hoy no puedo decirlo con el mismo orgullo ni la misma conviccin. De hecho, me forjaba mi camino por mis propias fuerzas, por mi voluntad. Y experimentaba esto debido a una profunda insatisfaccin en mi interior. Senta, pese a haber hecho Ejercicios en la vida corriente durante un ao, como si mi corazn estuviera dividido en varios cajones. Algunos estaban ya abiertos y permitan al Seor actuar en mi vida siempre que quisiera; yo era de su propiedad, mi vida dependa de l, yo no tena miedo a que alguien pudiera hacerme dao; no se trataba de resignacin, sino de una confianza perfecta en L. Pero otro cajn permaneca decididamente cerrado sin que yo supiera ni cmo ni por qu. Termin mis Ejercicios en la vida corriente sin que ese cajn se abriera; de ah los grandes periodos de aridez, de desolacin. Yo me preguntaba por qu. Sin embargo, todo mi caminar, todos mis esfuerzos, todos mis sacrificios... se fundamentaban en el amor a Dios; al margen de l, no tengo otras opciones posibles. Mi vida solo tiene sentido en el Seor, pero por qu ese problema?

    Es importante observar que la llamada al matrimonio apareci durante los Ejercicios en la vida corriente, pero haba en m una cierta resistencia; la idea no encontraba mi entera adhesin ni mi consentimiento. Yo esperaba que el Seor culminara lo que haba comenzado, un poco como hizo caer el man en el desierto. Segu mi caminar hasta mi retiro anual, donde la misma sensacin de

  • La libertad interior, premisa de cualquier decisin

    cajn cerrado sigui presente con mayor agudeza. Pero, entre tanto, haba recibido dos peticiones de matrimonio.

    Mi retiro no se centraba en absoluto en ellas, yo quera simplemente precisar la situacin. Qu haba sido de mi amor por el Seor, de mi trabajo, de mi compromiso permanente con la CVX? En esto pensaba, convencida de que servira al Seor en mi celibato no consagrado, no en el matrimonio. Porque las exigencias de la CV