Dei Filius

4
Dei Filius (Resumen) Dei Filius es uno de los frutos del Concilio Vaticano I. Se refiere sobre todo a la Constitución dogmática sobre la fe católica, que son muy importante. Consta de dos secciones. Una donde especifica la constitución de los dogmas de la fe. La otra sección hace referencias concretamente a los cánones sobre la fe católica. La primera sección tiene cuatro capítulos. A continuación lo más resaltante de cada uno de ellos: El primer capítulo habla de Dios, como el Creador de todas las cosas. La Iglesia católica cree y confiesa rotundamente en un solo Dios, a quien se atribuye una serie de características: omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito. Dios es distinto del mundo, real y esencialmente. Es excelso por encima de todo. Para manifestar su perfección, desde el principio del tiempo, creó de la nada a una y otra criatura, tanto espiritual y corporal, es decir, la angélica y la mundana, y luego la humana, como común, constituida de espíritu y cuerpo. Todo lo creado Dios lo conserva y gobierna. Todo está ante los ojos de Dios, incluso lo que acontecerá. En el segundo capítulo, expone sobre la Revelación. La misma Iglesia cree que a la luz natural de la razón humana, Dios puede ser conocido con certeza. Dios se hace visible es todo lo creado. Pero además, por bondad revela al género humano la experiencia sobrenatural y los decretos eternos de su voluntad. Esta revelación es necesaria, no por su accesibilidad a la razón humana, sino porque Dios ordena al hombre a fin sobrenatural. Esta revelación tiene como fuentes los libros escritos: Antiguo y Nuevo Testamentos, reconocidos como sagrados, escritos por inspiración el Espíritu Santo y tienen a Dios como autor. Las otras 1 UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - BOGOTÁ LICENCIATURA EN TEOLOGÍA MATERIA: Historia de la Iglesia Contemporánea y Colombiana PROFESOR: José Fernando Rubio ESTUDIANTE: Rodble Reátegui Inga FECHA: 13 – 08 – 15 CÓDIGO: 20121410041

description

Dei Filius

Transcript of Dei Filius

Page 1: Dei Filius

Dei Filius (Resumen)

Dei Filius es uno de los frutos del Concilio Vaticano I. Se refiere sobre todo a la Constitución dogmática sobre la fe católica, que son muy importante. Consta de dos secciones. Una donde especifica la constitución de los dogmas de la fe. La otra sección hace referencias concretamente a los cánones sobre la fe católica. La primera sección tiene cuatro capítulos. A continuación lo más resaltante de cada uno de ellos:

El primer capítulo habla de Dios, como el Creador de todas las cosas. La Iglesia católica cree y confiesa rotundamente en un solo Dios, a quien se atribuye una serie de características: omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito. Dios es distinto del mundo, real y esencialmente. Es excelso por encima de todo. Para manifestar su perfección, desde el principio del tiempo, creó de la nada a una y otra criatura, tanto espiritual y corporal, es decir, la angélica y la mundana, y luego la humana, como común, constituida de espíritu y cuerpo. Todo lo creado Dios lo conserva y gobierna. Todo está ante los ojos de Dios, incluso lo que acontecerá.

En el segundo capítulo, expone sobre la Revelación. La misma Iglesia cree que a la luz natural de la razón humana, Dios puede ser conocido con certeza. Dios se hace visible es todo lo creado. Pero además, por bondad revela al género humano la experiencia sobrenatural y los decretos eternos de su voluntad. Esta revelación es necesaria, no por su accesibilidad a la razón humana, sino porque Dios ordena al hombre a fin sobrenatural. Esta revelación tiene como fuentes los libros escritos: Antiguo y Nuevo Testamentos, reconocidos como sagrados, escritos por inspiración el Espíritu Santo y tienen a Dios como autor. Las otras fuentes de la revelación son las tradiciones no escritas; aquello que nos anunciaron los apóstoles sobre Jesús como de mano a mano.

El tercer capítulo contiene proposiciones sobre la fe como tal. La fe en la Iglesia es el principio de la humana salvación. Es una virtud sobre natural, que por inspiración y ayuda de la gracia de Dios, creemos verdadero lo que Él ha revelado. La fe es la sustancia de las cosas que se esperan, argumento de lo que no aparece. Esta fe está en conformidad con la razón. Y eso se evidencia en los milagros y profecías, como esos son signos certísimos y acomodados a la inteligencia de todos, de la revelación divina. La fe es un don de Dios y su acto es obra que pertenece a la salvación; obra por la que el hombre presta a Dios mismo libre obediencia, consintiendo y cooperando a su gracia, a la que podría resistir.

La fe permite creer en todo lo que contiene la palabra de Dios, tanto la escrita o tradicional, ambas son revelación. Por lo tanto, hay necesidad de abrazar la fe. Sin ella no se agrada a Dios, tampoco se alcanza la justificación ni la salvación eterna. Es la Iglesia la encargada de hacer que abracen la fe verdadera y perseverar en ella y así todos lleguen al conocimiento de la verdad.

1

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - BOGOTÁ LICENCIATURA EN TEOLOGÍAMATERIA: Historia de la Iglesia Contemporánea y ColombianaPROFESOR: José Fernando RubioESTUDIANTE: Rodble Reátegui IngaFECHA: 13 – 08 – 15 CÓDIGO: 20121410041

Page 2: Dei Filius

Y el cuarto capítulo se refiere a la fe y a la razón. Para la Iglesia hay doble orden de conocimiento: por razón natural y por fe divina. La razón ilustrada por la fe alcanza por don de Dios alguna inteligencia de los misterios. Nunca se vuelve idónea para entenderlos totalmente, porque siguen encubiertos por el velo de la misma fe y envueltos de cierta oscuridad. La fe está encima de la razón, pero no por eso hay disensión entre ellas. De ahí que toda aserción contraria a la verdad de la fe iluminada, es absolutamente falsa. La Iglesia tiene el derecho y el deber de proscribir a ciencia de falso nombre y mientras haya opiniones contrarias a doctrina de la fe está obligada a tenerlas por errores que atentan contra la verdad.

La fe y la razón se prestan mutua ayuda. La recta razón demuestra los fundamentos de la fe y cultiva la ciencia de las cosas divinas. La fe, por su parte, libra y defiende a la razón de los errores y la provee de múltiples conocimientos. La iglesia no se opone al cultivo de las artes y disciplinas humanas, que más bien lo ayuda y fomenta de muchos modos, pero en justa libertad, con mucho cuidado para que no reciban en sí mismas errores, al oponerse a la doctrina divina, o traspasando sus propios límites invadan y perturben lo que pertenece a la fe. La doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada.

Y en la segunda sección hace referencia a los cánones en relación a los cuatro capítulos de la primera sección. Es decir, cánones sobre Dios creador, la revelación, la fe y sobre la relación fe- razón. Cada canon termina con una sentencia: quien no cree en lo que cada canon enseña, es anatema. Por eso quien no cree que Dios es creador de todo, es anatema. Además, se refieren a algunas controversias heréticas: al panteísmo, materialismo güntherianismo, hermesianismo. También es anatema quien niegue la teología natural y esté a favor de los deístas y progresistas. Es considerado anatema quien cree en la autonomía de la razón y quien niegue todo misterio, la revelación, los dogmas de fe.

Dei Filius es un documento fundamental para todo cristiano católico, ya que en él se encuentra la base de la fe. Los cánones están detallado, claros y concisos. La Iglesia está llamada a cuidar de estas enseñanzas y a transmitir en libertad a los demás, para que lleguen al conocimiento de la verdad, desde una experiencia no solo de fe, sino unida a la razón.

Bibliografía:

DENZINGER, Enrique. El Magisterio de la Iglesia. Manual de símbolos, definiciones y declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres. Barcelona: Herder, 1963.

2