DEL 16 AL 20 DE 2017AGOSTO · a los cuatro vientos con esas pinturas ur-banas, “Imágenes que...

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DEL 16 AL 20DE AGOSTO

2017

Saludarear nuestro pasado, y contarlo y cantarlo a los cuatro vientos con esas pinturas ur-banas, “Imágenes que marcan la identidad de un pueblo”, “Puerta a puerta pintamos nuestra historia y nuestra vida”. Este es el mejor homenaje que podíamos hacer a nuestros antepasados y a nuestros mayo-res: mostrarlos con el orgullo del hijo que se sabe afortunado.

Un museo al aire libre habéis ido cons-truyendo, porque habéis sido los habitantes de Romangordo los que habéis inspirado estas obras, como también habéis sido es-tímulo en el trabajo incesante para saber más de ese pasado andalusí del que tam-bién queremos saber. Así somos en Ro-mangordo, incansables para conocernos. Y de ese afán, estos frutos. Hemos conse-guido llevar esa exposición tan nuestra del yacimiento de Majâdat al-Balât al Museo de Cáceres. Estuvo en Rabat y en París, lo sabéis, y era momento ya de mostrarse en nuestra tierra. Y en unos meses la tendre-mos aquí, en Romangordo.

Siento que todo aquello que iniciamos nace del compromiso, del trabajo, del em-puje y del ánimo de todos juntos, y así es como se hace realidad el Centro de De-pendencia Santa Catalina. Todos y todas sabíamos de su necesidad y de nuestra im-plicación para con aquellas personas que nos necesitan. A lo que hay que sumar la aportación que hacemos a la generación de empleo y, por lo tanto, al desarrollo, al mantenimiento y la defensa del mundo ru-ral. Pues eso, otra vez más, ¡lo hemos con-seguido, romangordeños y romangorde-ñas! Como también la entrega de viviendas

Querido Romangordo, volvemos a estar de fiesta. Volvemos a sentir la emoción

y el bullir de tus calles; la excitación de tus vecinos y vecinas, la agitación de los que te mantienen, Romangordo, en sus sueños. Vuelvo a sentir la misma emoción de toda la vida. Mi emoción sigue intacta.

Queridos romangordeños y romangorde-ñas, sois vosotros y vosotras los que me lle-náis de emoción, sois los que hacéis de este rincón de Campo Arañuelo el paraíso en el que vivimos y trabajamos y soñamos, este rincón que tiene rostro de futuro. “¡Qué co-sas tiene mi pueblo!”, que diría alguno de nuestros paisanos.

Un año más volvemos a vibrar con los preparativos de estas fiestas tan especiales, esas que llegan al ritmo de los que día a día vivimos y trabajamos en nuestro pueblo. Y con ellas también esperamos a los que re-gresan, tantos amigos y amigas, familiares, vecinos que nunca dejan de serlo. Llegan estos días y aquí estamos para abrazarnos unos y otros.

Es la grandeza de estas fiestas: que nos reúnen año tras año, que nos hacen recor-dar aventuras, juegos, promesas, susurros y sueños, sueños que vamos cumpliendo sin duda. Y qué habilidad –sensibilidad, diría para ser más exacta– tiene este Romangor-do nuestro que es capaz de caminar hacia el futuro sin abandonar jamás su pasado. Caminen, visitantes, amigos y amigas, ca-minen por nuestras calles, nuestra plaza y nuestros rincones y se encontrarán que el pasado luce orgulloso en murales y puer-tas. Lo hemos conseguido, romangordeños y romangordeñas, hemos conseguido colo-

de la Alcaldesa

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sociales. También con ella se han cumplido sueños de tres familias. Y así es como se-guimos haciendo pueblo, que es, en defini-tiva, lo que queremos: hacer Pueblo.

Y no quiero despedirme sin dedicar una mirada muy profunda y cariñosa a nues-tros mayores. Es claro, que mis palabras las dirijo a niños y niñas, jóvenes y menos jóvenes... pero hoy con una especial aten-ción a nuestros mayores. Este año celebra-mos nada más y nada menos que 25 años de la Asociación de la Tercera Edad. ¡Qué bonito cumplir años! Cumplirlos significa también cumplir sueños y uno de nuestros sueños es que nuestro pueblo sea un lugar fantástico, enriquecido por las experiencias de todos y de todas, y las experiencias de nuestros mayores son imprescindibles para seguir avanzando y para seguir, como de-cía, haciendo Pueblo.

Estas fiestas también contribuyen a ello.

El trabajo desafiante cada año de la Comi-sión de Festejos, en esta ocasión la Calle Llano y Travesía Llano, mi agradecimiento a todos y a todas por este trabajo desafiante del que hablaba, ese desafío que os impo-néis año tras año. Porque quién no quiere ese tan conocido “mejor que ayer, pero me-nos que mañana”. Este es el claro reflejo de la ilusión por seguir avanzando en todo lo que nos propongamos. Pero... ahora, escu-chad, escuchad la música, la charanga, la verbena, los bailes y los brindis, los juegos y la Gran Mojá... Es hora ya de dejarnos llevar por el pálpito de estas fiestas tan en-trañables que nos reúnen a todos y a todas un año más. ¡Ay que ver qué cosas tiene mi pueblo!

Felices fiestas y a disfrutarlas de corazón.

Vuestra alcaldesa

Charo Cordero

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Descenso de piraguas por el Tajo

Se nota en el ambiente, sus calles, sus gentes, Romangordo se prepara para vivir de nuevo sus Fiestas de Verano, y desde la Comisión 2017, este año tenemos el honor y

la responsabilidad los vecinos de las calles Llano y Travesía Llano, os animamos a que disfrutéis intensamente de estos días de encuentro de familias y amigos.

Por nuestra parte no faltará la ilusión y ganas para que así sea, para cumplir vuestras expectativas, si bien os pedimos comprensión y generosidad ante los fallos que seguro vamos a cometer. Parecerán menores si todos colaboramos para que Romangordo rebose vida y entusiasmo en estos días que, como cada año, pasarán demasiado rápido.

No queremos dejar pasar la oportunidad de agradecer también a las empresas que han colaborado económicamente, a los vecinos con sus consejos, fotos, etc., y por supuesto a la Corporación Municipal sin la que estas fiestas no podrían ser como son, “Las Mejores Fiestas”.

Disfrutad, disfrutemos, al máximo de estos días de bullicio, y hagamos un hueco tam-bién para todos los que ya no están con nosotros, y que su recuerdo y el recuerdo de los años disfrutados con ellos, hagan nuestros festejos más grandes.

Felices Fiestas 2017 a Tod@s!!

Saludade la Comisión de Festejos

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ProgramaDeportivo12 de Agosto - SÁBADO 20:00 h. Cross Urbano Romagordo.

13 de Agosto - DOMINGO 22:30 h. Ruta de Senderismo Nocturna.

14 de Agosto - LUNES 11:00 h. Aquaeróbic. 12:00 h. Comienzo de los Torneos de Tenis y Pádel. 20:00 h. Torneos de Fútbol 3x3 en la Pista Polideportiva.

15 de Agosto - MARTES 18:30 h. Comienzo Torneos de Fútbol Sala. Todas las categorías.

16 de Agosto - MIÉRCOLES 19:00 h. Acuatlón en la Piscina. 20:00 h. Carrera de Bicis en Fuentearriba. 21:00 h. Torneos de Fútbol Sala. Continuación.

17 de Agosto - JUEVES 19:00 h. Competición de Natación. 20:00 h. Torneos de Fútbol Sala. Continuación.

18 de Agosto - VIERNES 18:30 h. Torneo del Jamón.

20 de Agosto - DOMINGO 20:00 h. Concurso de Triples. Pista Polideportiva.

Programa de FestejosMIÉRCOLES 16 de Agosto

00:00 h. Show Infantil “La Patrulla Canina”.

00:30 h. Pregón de Fiestas.

01:00 h. Música con “ESTO ES LO QUE HAY”. Según avance la noche se ofrecerá un refuerzo para seguir aguantando.

01:00 h. Discoteca Móvil con animación. Producciones DJ TITO

01:00 h. PEDRÁ Tributo a: EXTREMODURO en la plaza.

JUEVES 17 de Agosto

VIERNES 18 de Agosto

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14:30 h. Tradicional comida en la Plaza.

16:00 h. “Gran Mojada”, acompañada por la Charanga “LOS DESPISTAOS”.

20:00 h. Atracciones Infantiles (Fiesta de la Espuma, Maquillaje, Globoflexia,JuegosGigantes).24:30 h. Verbena Popular con la orquesta CUARTETO EVANIX.

13:00 h. Sangría y Charanga “LOS DEL BARRIO”.

17:30 h. “Parque Infantil”, Tren, Pista deslizante, Castillos acuáticos y Pista de Kars.

01:00 h. Verbena Popular con la orquesta MIAMI SHOW.

04:00 h. Chocolate con churros para todos.

SÁBADO 19 de Agosto

DOMINGO 20 de Agosto

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Aunque parte de la raza humana es pacífica, bon-dadosa y admirable, la historia de la humanidad

siempre estará escrita por la sangre que hacen de-rramar los violentos, egoístas y poderosos.

Es así que en la lid de una de esas batallas, cuyo objetivo era “la posesión territorial”, ocurrió allá por mayo de 1812, en el llamado Lugar Nuevo, dentro de la zona de Albalat, colindando con el río Tajo y en el término municipal de Romangordo, el siguien-te relato:

Este enclave era un lugar perfecto para el avance de las tropas francesas en la conquista de Extre-madura, que ya asentadas en Talavera de la Reina, tenían como paso del Tajo sobre el puente de Alba-lat, asegurado su avance. Para ello construyeron un robusto fuerte en una empinada cima próxima a la orilla izquierda del Tajo vigía de dicho puente, al que nombraron Fort Napoleón, justo donde se encon-traba las ruinas de la iglesia El Salvador y la ermita a Ntra. Sra. Del Agua.

Desde este fuerte, además de controlar la impor-tante ruta, repelían los escasos escarceos del po-bre y peor dirigido ejército extremeño, que apenas sin honor y control, retrocedía despavorido hacia Trujillo sin previsión de reorganización.

Por suerte y paralelamente en el tiempo, desde Lisboa marchaba hacia estas tierras extremeñas un potente y bien armado ejército Inglés comandado por el Teniente General Sir Marcial Hill y dirigi-do por su Excelencia el Gene-ral Duque de Wellington Angel Square, cuyo principal interés, no era ayudar a los españoles obviamente, sino luchar contra Napoleón en previsión de que su imparable imperio pudiera llegar algún día a la invasión de las Islas Británicas. Tam-bién hay que hacer constar que iban ayudados de vale-rosas tropas portuguesas con las mismas pretensiones.

Pues bien, después de lu-char y vencer a los franceses por Badajoz y su provincia, llegaron hasta el Puerto de Miravete a primeros de mayo, con la intención de establecer-se unos días para preparar el asalto al Fort Napoleón. Una vez descansados y recupera-

das las fuerzas, decidieron estudiar sobre planos en el pueblo de Casas de Miravete, cuál sería la ruta más adecuada para llevar a cabo el asalto por sorpresa, para acto seguido pedir apoyo logístico a los habitantes del pueblo en busca de los sen-deros más viables. Enseguida encontraron al más atrevido y adecuado llamado Nicolás (aunque por todos era conocido como Colás el “Barriguilla”), pero cada vez se iban sorprendiendo más y más los arrogantes ingleses de la continua e incesante palabrería de todos los miraveteños, hasta el punto que decidieron irse sin dilación hacia el siguiente pueblo llamado Romangordo e instalarse allí para preparar el asalto. Mientras seguían soportando las abrumadoras pláticas, buscaron al guía Barriguilla, al cual encontraron bastante somnoliento y muy “bajo de ánimos”, pues como él no era de muchas palabras, mientras, había dado buena cuenta de una bebida blanca que traían los ingleses y que lla-maban ginebra, provocando que no pudieran hacer uso de sus servicios.

Una vez en formación las tropas inglesas y lu-sas, fueron arengadas por Sir Marcial Hill y Angel Square en el punto de partida llamado la Ventilla, incidiendo ambos en la importancia que tenía para el futuro de la contienda la victoria y que el gran

esfuerzo y sacrificio de sus vidas, sería recordado para siempre y reconocido como héroes.

Partieron de madrugada abriendo paso la infantería, secundados en retaguardia por más de cien mulas portu-guesas encargadas de llevar a lomos seis cañones con toda la munición, doce escaleras de asalto y el arrastre de seis pontones de lata y demás per-trechos.

Con todo caminaron lentos pero seguros y con aplomo por retorcidos y estrechos caminos de bajada hasta la garganta de la Canaleja, ya en término de Romangordo, sin poder recrearse de la florida y exuberante primavera que testimoniaba su hazaña. A su paso por el puente de las Por-tezuelas y casi de uno en uno pudieron hacer un descanso y refrescarse de la cristalina

Ruta de los Ingleses

agua que bajaba del manantial del Venero en la fal-da de la sierra. Después de una escalofriante subi-da, al llegar a lo alto de la Asomá, pudieron divisar por fin el pueblo de Romangordo.

Nada más llegar a la localidad, pronto pudieron olvidar los casi doce kilómetros de agotamiento al comprobar que estas gentes eran acogedores, amables y dispuestos a escuchar y colaborar en la trágica contienda que se preveía.

Una vez instaladas las tiendas en las “eras”, a la entrada de la localidad, se dirigieron y asentaron en la plaza del pueblo, donde recibieron la bienvenida en primer lugar por la alcaldesa del pueblo –algo insólito para la época, que ese cargo fuera osten-tado por una mujer, lo que demostraba el nivel y la buena convivencia de los cerca de ochocientos habitantes de este pueblo, pues el anterior alcalde Dionisio se había ido a combatir a los franchutes a tierras cordobesas–, para después ser agasajados con bebida y comida que como podían traían de sus casas aún privándose de sus propias raciones.

Y he aquí, que tal día como el 12 de mayo de 1812, casualmente una joven morena, esbelta y de dulce sonrisa, tocó en llenar de su cántaro de agua el vaso del también joven inglés, medio rubio, alto y cuya mirada denotaba pasión e inteligencia –era el capitán Grant– y que por causas del destino al cruzarse sus miradas, se alteraron tanto sus co-razones, que ese largo instante sin pestañear, les trasladó al mágico mundo del amor..., tras reaccio-nar al instante de levitación, la joven algo aturdida y dubitativa siguió repartiendo agua, pero sintió la ne-cesidad de volver la vista hace el capitán, quien al mismo tiempo también se giraba, volviendo de nue-vo a cruzarse sus ansiadas miradas, sintiendo en sus almas la cupida atracción del enamoramiento.

A la mañana siguiente, el propio capitán Grant–que ya dominaba el castellano– fue el encargado de reclutar los guías romangordeños que les lleva-ran por las rutas más asequibles y sigilosamente posibles hacia el destino de la batalla. Ante un nutri-do grupo de expertos voluntarios, sólo podrían ser elegidos tres, recayendo el honor en Miguel Manga, Miguel Matías y Tomás Algaba. De inmediato se pu-sieron a visionar las rutas más adecuadas a seguir y una vez concluido el debate señalando la más conveniente, ya con algo de confianza, el capitán, les preguntó con cierta diplomacia: ¿Dónde y cuán-do? Podría contactar con la joven de sus sueños, ellos le aconsejaron que a eso del atardecer, las mocitas del pueblo iban con sus botijos y cántaros de barro –hechos en la casa del señor Cordero– a por agua a la fuente de arriba.

Y así sucedió que caminando la abstraída joven pensando en el inglés, cuál fue su agradable sor-presa, que al llegar a la fuente, allí se le encontró sentado sobre el brocal del pilón. Al instante él se

puso de pie en clara pose militar y dándose las bue-nas tardes con palabras entrecortadas por la emo-ción, tras una breve pausa, Grant comenzó a trans-mitir a la chica lo que sentía por ella, para terminar rodilla en tierra, ofreciéndola su vida y su amor de aquí a la eternidad.

Ella conmocionada y sin poder articular palabra, tras una larga pausa, le respondió que también sen-tía lo mismo por él, pero que su corazón ya estaba comprometido con su novio del pueblo (el cual no estaba durante la semana en Romangordo, porque trabajaba en las plantaciones de algodón precisa-mente en el Lugar Nuevo, para sólo venir al pueblo los domingos).

Pero como no podía ser de otra manera y el amor siempre triunfa por encima de cualquier adversidad, se citaron para ir a pasear los siguientes atarde-ceres por donde paseaban las parejas de Roman-gordo en el camino hacia la fuente de la huerta del Rincón, donde la tarde del 18 se prometieron amor para siempre y que después de la batalla se irían los dos a vivir juntos y felices a la ciudad de Cáce-res, de la que el Capitán quedó impresionado por su imponente monumentalidad, sellándolo con un apasionado beso de enamorados.

Esta misma tarde y después de tomar el té, los ingleses y el aromático café los portugueses que compartieron con los romangordeños, en perfecta formación militar en la plaza del pueblo, fue oficiada una misa por el Padre Ángel Barquilla, para des-pués aparecer tres señoras mayores con túnicas negras (Carmelita, Mari Tere y Chiqui), las cuales al unísono profetizaron la victoria inglesa y que de las pocas bajas mortales que se producirían, una sería especialmente dolorosa para alguien del pueblo.

Tras la última arenga de Sir Marcial Hill y del du-que Angel Square, con toda la discreción posible comenzó el desplazamiento de todo el contingente, con el añadido de más mulas y carros aportados por las gentes de Romangordo.

Al partir desde la plaza a la calle Nueva y ha-biendo convencido a Pedro para que no tocara las campanas para no alertar a los franchutes, justo al entrar por la calle en el umbral de la puerta de la casa de Antonia, ésta y su más que amiga Pilar, agasajaron a sir Hill y a lord Square con un bonito pañuelo bordado a manos de ellas, que tarde tras tarde se dejaban su cansada vista entre charlas y bordados de manteles de Lagartera como la mayo-ría de las mujeres del pueblo.

Una vez abandonada la calle Nueva, al llegar al retamar y con el último cruce de miradas entre los dos nuevos y ardorosos amantes, esa mirada que transmite más de un millón de palabras, a él le llenó de vida y valentía mientras que unas débiles lágri-mas invadían las rojizas mejillas de ella.

(sigue en la página siguiente)

Como unos diez minutos antes el vigía Miguel Manga ya había tomado la delantera para ir com-probando que todo estaba despejado por el camino elegido paralelo al arroyo por donde transcurrían las todavía revoltosillas aguas que regaban las huertas y que para seguridad, cada cierto tiempo, si todo iba bien emitiría un silbido cual si de un mirlo se tratara, que sería contestado por Miguel Matías, el cual iba abriendo paso al grupo de infantería. Si urgía algo sospechoso, Manga emitiría dos silbidos simultáneos. Cerraba toda la comitiva el vigía To-más ayudando en las labores de transporte y arras-tre de todo el material bélico.

Al cabo de un par de agotadoras horas de cami-no y tras escuchar un solo silbido del mirlo Manga, nada más cruzar el arroyo por el lugar llamado las Machaconas, se asentaron todas las tropas en la amplia y verde explanada protegida por encinares y un alargado cerro, donde una vez hecho todo el recuento, se instalaron para descansar y pernoctar hasta las seis de la madrugada.

Sobre estas horas comenzó el avance hacia el fortín francés, con la estrategia perfectamente pro-gramada, hasta que próximo a las nueve horas y perfectamente conducidos por el vigía Manga, pues sin ser avistados por los franceses, todo el batallón luso-inglés estaba perfectamente perpetrado y co-locado a unos ochocientos metros del fuerte para atacar conjuntamente por el ala izquierda desde las orillas del Tajo, frontalmente y por el ala derecha donde estaba el pórtico de entrada al fuerte.

En este instante, hasta las aves quisieron colabo-rar al tenso silencio que se produjo antes de escuchar la ronca pero firme voz del

teniente coronel Marcial Hill de-cir “al ataqueee” para así trans-

formar ese silencio en un clamor estruendoso de voces humanas acompañadas por los atronadores tambores de guerra y con el único objetivo de llegar lo antes posible a la profunda zanja que bordeaba el fuerte, para desde allí, además de refugio como trinchera, se continuaría sin tregua hasta el asalto defintivo.

Como escribiría después el capitán Patterson, los perplejos y sorprendidos franceses, una vez que consiguieron desordenada y lentamente orga-nizarse, acogieron amablemente la visita inglesa, lanzándoles multitud de balazos e incesantes caño-nazos. Con pocas bajas los ingleses consiguieron llegar a la zanja donde protegerse, pero de nuevo la amabilidad francesa les obsequió lanzándoles piedras de gran tamaño, botellas de cristal y otros enseres como souvenires, que mataron e hirieron varios ingleses más.

Sin esperar, los portadores de escaleras, inten-taron colocarlas desde la base de la zanja, pero se quedaban cortas, con lo que por su propio pie te-nían que escalar la zanja para desde arriba colocar las escaleras para el asalto, lo que les hizo en prin-cipios muy vulnerables, no obstante la insistencia de las balas inglesas y los cañonazos con algo de metralla, consiguieron abrir un boquete en el muro del fuerte por donde hallaron un pasadizo que fue-ron ocupando paulatinamente los ingleses y donde se hizo un verdadero tapón que a base de bayo-netazos consiguieron sobrepasar e incluso herir y hacer prisionero a un comandante francés.

Al mismo tiempo varios cañonazos ingleses consiguieron derribar y abrir la principal puerta de entrada, por donde ya pudieron pasar bastantes ingleses, casi ignorando la fuerte pendiente que acababan de escalar. Dentro del fuerte se entabló una encarnizada batalla, donde las balas buscaban destinos sin elegir y las bayonetas encontraban su estancia en cuerpos que caían inertes por doquier.

En el fragor de la batalla, varios veteranos y curti-dos franchutes no daban crédito a cómo tres espa-ñoles más bien bajitos, pero que con una derecha vara de jaranzo, vencían y liquidaban a todo fran-cés que se les aproximaba y que como parecer ser, nunca van a admitir ni asimilar esta evidencia.

Con poca resistencia y menor actitud, la frágil moral francesa fue buscando con mayor ahinco la rendición y huida que la defensa de su fuerte, pare-cer ser que sólo estuvo a la altura el general Aubert Griezmann que murió luchando abatido por las ba-yonetas inglesas.

Según contaría después el capitán Patterson, que si los franceses hubieran ofrecido una digna defensa, seguramente el resultado hubiera sido otro y muy sangriento, pero la realidad fue que en apenas cuarenta minutos, los ingleses se hicieron con la fortaleza, consiguiendo más de cien rehenes

y los pocos franceses que consi-guieron huir, lo hicieron por dos puentes de campaña sujetos por sogas a ambos lados del río y sucedió que los primeros en lle-gar a la otra orilla, cortaron con gran celeridad las sogas, para que no pudieran ser perseguidos por los ingleses, sin importarles que muchos de sus compañe-ros, gritando con desesperación para que no las cortaran todavía, cayeran a las aguas del Tajo, pe-reciendo ahogados. C’est la vie et sont donc les français.

Con la euforia de la victoria, la calma del esfuerzo y ahumados por la pólvora, los supervivien-tes se esforzaron por encontrar entre los cadáveres algún herido que diera señales de vida y así coincidió que Miguel Matías encontró a un balbuceante, empapado el pe-cho en sangre y mortalmente herido, comprobando enseguida que se trataba del capitán Grant, Miguel levantó con sus manos la cabeza del capitán, es-cuchándole decir que su deseo era ser enterrado en Romangordo y que comunicara a su amada que su último pensamiento sería para ella..., mientras Miguel asentía con su cabeza, el valeroso capitán Grant exhaló su último aliento.

Así se hizo cumplir su deseo, siendo enterrado en el cementerio de Romangordo, con todos los hono-res militares y el llanto sobrecogedor de su amada.

A partir de entonces, la joven solo salía de su casa para ir al cementerio y depositar una rosa en la tumba de su querido capitán y justo cuando ha-bía transcurrido un mes, ya no quedaban rosas que llevar a la tumba, por lo que decidió pasear hacia el arroyo por donde terminaban las primeras huertas regadas por sus aguas y con el pensamiento en el cielo, fue sorprendida por su antiguo novio, el cual con clara expresión de muy exaltado y tono agresi-vo, pedía a la joven que volviera con él, la respues-tas fue que ella pertenecía para siempre al fallecido capitán Grant.

El desdeñado novio y ante una desmesurada ira y rabia de celos, con su alfanje, hirió de muerte a la joven, que cayó desplomada al suelo, sin vida, pero sin perder la tierna sonrisa que enamoró al Capitán.

Su cuerpo fue enterrado junto a su amado y suce-dió que al cabo de varios días, un lugareño llamado José Cachapo iba a ojear sus tierras y al pasar por el lugar donde murió la joven, justo donde se derra-mó su sangre, habían brotado varios rosales, por lo que desde entonces ese lugar fue conocido como “los rosales”, y que cada primavera siguen brotando y floreciendo para recordarnos aquellos sucesos.

El novio cobarde y asesino, consiguió huir y enrolarse en el ejército francés en Talavera de la Reina. Los franceses pronto se enteraron que era un convic-to y le enviaron a un batallón de presos españoles para luchar a las órdenes del mismísimo Na-poleón en las gélidas estepas rusas.

Se supo que el batallón de es-pañoles luchó con tal bravura, que hasta Napoleón les puso como ejemplo a seguir para los franceses, pero sin saber éste que ellos luchaban buscando su propia libertad entre las filas ru-sas, lo que por una serie de cir-cunstancias no pudo ser y cuan-do tuvieron que retirarse con los

franceses, acosados por los rusos, el hambre y el frío, fueron siendo comida de los carroñeros, inclui-do nuestro triste protagonista romangordeño.

Cada año y en las mismas fechas se rememo-ra la batalla acaecida en Lugar Nuevo, realizando el mismo recorrido más de 500 senderistas, que partiendo desde la Ventilla, haciendo escala en la plaza de Romangordo, se baja caminando hasta las ruinas del fuerte Napoleón. Todo ello escenificado en cada punto por gentes de Romangordo, desde los generales ingleses y franceses hasta los solda-dos de ambos bandos, con sus arengas, ambiente de época en la plaza del pueblo y la batalla final en el fuerte con balas de fogueo, para terminar todos juntos ingleses y franceses, haciendo una ofrenda floral a todos los caídos, mientras escuchamos a la famosa clarinetista Belén Domínguez tocando la canción del silencio. Siempre con la amena y elo-cuente narración de Pedro Prieto, que gracias a sus estudios e investigaciones, conocemos en toda su amplitud aquel gran acontecimiento.

En su 200 aniversario de la batalla, la actual al-caldesa de Romangordo, acompañada por todo el pueblo y con la presencia de una familiar directo del Capitán Grant, inauguró un museo del evento, siempre abierto a todo aquél que quiera visitarlo.

Los senderistas aunque tienen un agotador reco-rrido, están atendidos continuamente por el equipo sanitario con ambulancia, dirigido por la doctora Ire-ne Domínguez.

Se concluye la jornada con la degustación de una sabrosa paella para todos en el merendero de la fuente del caño, prometiendo en repetir de nuevo para el próximo año.

Juan Antonio Domínguez Álvaro

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