Del castellano amazónico su vitalidad

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Artículo sobre el castellano amazónico, publicado hoy en El Dominical

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Lima, 17 de abril del 2011 • El Dominical • 7 D

FranciscoBardales*D

(*)Escritor.

Del castellano SU VITALIDAD

i yo le menciono la palabra “huam-b r i l l a ”, u ste d , ajeno(a) a la coti-

dianidad amazónica, pero cercano a los medios de comunicación y a la cultura global, puede descifrar el término como referido a una muchacha o chica. ¿Qué sucede, en cambio, si yo le nombro las palabras “aradú”, “shamiro” o “atashay”?, ¿las captará inmediatamente?

Aquellas palabras que

toman diversos significados son parte integrante de la di-námica del castellano ama-zónico, forma dialectal del español hablado en nuestra selva, considerado además como una de las variantes regionales más ricas y diver-sificadas del país.

Expansión verdeA decir del recordado crítico y analista literario Luis Her-nán Ramírez, el castellano amazónico se expande a tra-vés de una vasta extensión que comprende los actuales departamentos de Loreto, San Martín, Ucayali y Madre

de Dios, y las provincias de San Ignacio, Jaén y Bagua de Cajamarca, Bongará y Rodríguez de Mendoza de Amazonas, la selva central integrada por las provincias amazónicas de Huánuco, Pasco, Junín y Ayacucho, y

por los pueblos de la Conven-ción en Cusco. Es decir, toda la sábana verde que se dibuja alrededor del Perú.

El desarrollo de esta va-riante dialectal forma parte de una simbiosis histórica que se nutre del intercam-bio constante entre socie-dades diversas, además de procesos culturales que han tomado por igual manifes-taciones de las poblaciones originarias como referen-tes foráneos. El castellano amazónico se ha forjado por igual a partir del quechua, y se ha enriquecido en los si-glos siguientes al contacto

con la lengua portuguesa de los brasileños y términos de origen tupi-guaraní, comu-nes a algunas etnias indíge-nas locales.

Según el investigador Alberto Chirif, la incorpo-ración de nuevos temas y términos al castellano amazónico se debe al con-tacto cotidiano con la flora y la fauna. Además, los ele-mentos del medio ambiente ahora están más vigentes a la luz de una serie de deba-tes de orden multilateral. No olvidemos, por cierto, el factor de identidad cultural: las creencias y mitos que se pueden tomar por impor-tantes para los habitantes regionales adquieren rele-vancia en la iconografía pop y audiovisual de habitantes urbanos de varias latitudes.

Relaciones diversasAlgunas de las diversas ca-racterísticas fonológicas (cambio del sonido /j/ por /f/, omisión de algunas vo-cales) y morfosintácticas (anteposición del genitivo y doble posesivo), han adqui-rido característica de santo y seña del peculiar y recurren-te acento amazónico.

Lo mismo sucede con di-versas palabras que, en vir-tud de la constante relación geográfica-social-cultural, han tomado posición desta-cada en el castellano habla-do y escrito de la Amazonía, como destaca Chirif. Por ejemplo, aquellas que han sido incorporadas del que-chua, como “ayahuasca”,

“yacu” o “puca”. También, aquellas combinadas con el español como “buchisapa” (panzón), de “buche” más el aumentativo “-sapa”; las de-rivadas del quechua siguien-do la lógica española como “chapuy” (mezclar), de la que deriva “chapo”, una be-bida muy común en la selva.

Y también del portu-gués brasileñoNo olvidemos, tampoco, aquellas palabras de origen lingüístico tupí, incorpora-das al castellano regional, vinculadas básicamente con elementos de flora y fauna: “acarahuazú” (de “acará”, nombre de un pez) o “ara-zá” (de “ara’sá”, cierto árbol y fruto). Ni qué hablar de la influencia del portugués hablado, en palabras coti-dianas en la Amazonía como “fariña” (harina de yuca tostada), “bucilar” (tronar) o “cabaciña” (globo de jebe propio de los Carnavales).

El castellano amazónico, como vemos en esta muy apretada síntesis, se ha for-jado a través del tiempo y la experiencia constante de intercambio. Su valor en el desarrollo del idioma aún no ha sido del todo ponde-rado, aunque es innegable que ahora hay, no solo un mayor conocimiento, sino también una aprehensión y asimilación crecientes más allá de la latitud verde. Enhorabuena por ello.

Las voces del castellano amazónico nacen de las relaciones geográficas, sociales y culturales de los individuos. Hoy sabemos que sus influencias directas son el quechua, el tupí y el portugués brasileño, entre otras lenguas.

El castellano amazónico se ha forjado por igual a partir del quechua.

Acarahuazú. El nombre de este pez amazónico es de origen portugués.

Visiones de ayahuasca. Pintura ecológica shipiba.