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Del error de tipo y el error de prohibición Sin perjuicio de la trascendencia que puede suponer el error en Derecho Penal, fue esta una de las figuras que estuvo más falta de regulación en nuestro ordenamiento. Esto es, durante mucho tiempo la doctrina y jurisprudencia venían reconociendo los efectos del error sobre la conducta criminal aún sin contar con una previsión legal. Una primera aproximación al error se produjo a raíz de la reforma operada sobre el Código Penal en 1983 con ocasión de la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978. Prevista por primera vez la figura del error de tipo y del error de prohibición, se declara que la apreciación de ambas figuras comportaría la exoneración de responsabilidad. La actual regulación del artículo 14 del Código Penal español (en adelante CP) ha supuesto un paso adelante en la evolución normativa zanjando con ello las disputas doctrinales surgidas en torno a si el criterio del llamado a aplicar dicha institución se situaba en las teorías causalistas o finalistas de la acción. En la regulación actual, el artículo 14 CP dispone que: “1. El error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error, atendidas las circunstancias del hecho y las personales del autor, fuera vencible, la infracción será castigada, en su caso, como imprudente. 2. El error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante, impedirá su apreciación. 3. El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal excluye la

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Del error de tipo y el error de prohibiciónSin perjuicio de la trascendencia que puede suponer el error en Derecho Penal, fue esta una de las figuras que estuvo más falta de regulación en nuestro ordenamiento. Esto es, durante mucho tiempo la doctrina y jurisprudencia venían reconociendo los efectos del error sobre la conducta criminal aún sin contar con una previsión legal.

Una primera aproximación al error se produjo a raíz de la reforma operada sobre el Código Penal en 1983 con ocasión de la entrada en vigor de la Constitución Española de 1978. Prevista por primera vez la figura del error de tipo y del error de prohibición, se declara que la apreciación de ambas figuras comportaría la exoneración de responsabilidad.

La actual regulación del artículo 14 del Código Penal español (en adelante CP) ha supuesto un paso adelante en la evolución normativa zanjando con ello las disputas doctrinales surgidas en torno a si el criterio del llamado a aplicar dicha institución se situaba en las teorías causalistas o finalistas de la acción.

En la regulación actual, el artículo 14 CP dispone que:

“1. El error invencible sobre un hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error, atendidas las circunstancias del hecho y las personales del autor, fuera vencible, la infracción será castigada, en su caso, como imprudente.

2. El error sobre un hecho que cualifique la infracción o sobre una circunstancia agravante, impedirá su apreciación.

3. El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal excluye la responsabilidad criminal. Si el error fuera vencible, se aplicará la pena inferior en uno o dos grados”.

El redactado literal del precepto sitúa a los dos primeros apartados del artículo 14 CP -1º y 2º- en la figura del error de tipo, mientras que el último -3º- hace alusión al error del prohibición.

El error de   tipo

Es el que tiene lugar sobre alguno de los elementos configuradores del tipo penal; en consecuencia, puede afectar tanto a la acción como al resultado o al curso causal del ilícito. Acostumbra a situarse en la antijuricidad o en la tipicidad, para algún sector jurisprudencial.

Tendrá trascendencia en cuanto al elemento subjetivo -el dolo- y excluirá la punibilidad según éste sea vencible o invencible.

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En cuanto a las manifestaciones en la que puede apreciarse, tanto doctrina como jurisprudencia convienen en señalar ejemplo tales como:

a. El error in obiecto. Concurrente cuando se dirige el acto ilícito sobre un objeto distinto del que realmente se quería actuar. Ejemplo habitual lo constituye el que Cayo dispara a Ticio en la oscuridad, pero le confunde y acaba por matar a Sempronio.

b. La aberratio ictus o error en el golpe. Se aprecia cuando la acción se dirige contra el objeto deseado, pero realmente recae sobre otro objeto distinto. Por ejemplo, Cayo quiere disparar a Ticio, pero por error en la manipulación del arma, dispara a Sempronio.

c. Error sobre el proceso causal. Sucede cuando se pretendía causar el resultado final, pero por otro medio distinto. Cayo pretende que caiga sobre Ticio una cornisa, pero esta no cede y sí lo hace un tablón situado sobre aquella, que igualmente acaba por causarle las lesiones deseadas.

El error de prohibición

El error de prohibición surge, a diferencia del anterior, ante el desconocimiento de que la acción acometida está prohibida por el ordenamiento. Se sitúa en la imputación personal del autor.

Manifestaciones del error de prohibición vienen dadas por:

a. Error sobre la   ilicitud   de la conducta.  Supone el despliegue de la conducta por parte del sujeto activo en su creencia de que la conducta no está prohibida. Por ejemplo, Lucrecia aborta en la creencia de que la conducta no resulta prohibida, al no serlo en su país de origen.

b. Error sobre la concurrencia de causas de justificación. Comprende los supuestos en los que el sujeto activo actúa en el error de que su conducta se encuentra justificada por el ordenamiento jurídico. Por ejemplo, Ticio roba a Cayo para saldarse con ello una deuda que el segundo mantenía con el primero.

A su vez, suele distinguirse dos subtipos de error de prohibición operante sobre causas de justificación, consistente en:

1. Error sobre los fundamentos fácticos de una causa de justificación; por ejemplo, al esgrimir la legítima defensa de quien creía que iba a ser agredido erróneamente.

2. Error sobre la propia existencia de una causa de justificación; por ejemplo, entiendo que el consentimiento de la víctima siempre justifica.

Cualquier modalidad de error conllevará un problema de prueba que supondrá, a efectos prácticos, una inversión de la carga de la prueba, comportando por tanto que deba ser probado por quien lo alega. Este es el parecer de nuestro Tribunal Supremo (en adelante TS) en sentencias tales como 340/03 de 28 de marzo o 163/03, de 10 de febrero. Tan es así

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que, incluso en supuestos de error de prohibición nuestra Jurisprudencia ha invocado la máxima que reza “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimento”, porque una mera sospecha sobre la ilicitud no dará lugar a su apreciación, así como tampoco invocar el error de prohibición en aquellas conductas en las que su ilicitud se hace más que evidente.

Es en este sentido, y para que la alegación por parte del imputado no quede únicamente al albur de criterios de corte subjetivo, el legislador incluye las menciones de “vencible” o “invencible“, que sin perjuicio de deber subsumirse en la persona que lo invoca, aportará criterios de orden objetivo.

En este sentido, el error resultará vencible cuando hubiera podido evitarse aplicando las más elementales normas de cuidado. Por su lado, resultará error invencible cuando, ni en aplicación de las más elementales normas de la diligencia exigible hubiera podido evitarse el resultado.

Resulta así que, en sede del error de prohibición, la mera alegación del error deba ser complementada con los criterios de la vencibilidad o invencibilidad, teniendo por presente que:

a. Deba rechazarse el error cuando los autores del hecho resultan profesionales (STS 1177/05 de 19 de octubre), y que

b. La situación deliberada del autor en posición de ignorancia comportará que no sea de aplicación el error (STS 22/07, de 22 de enero).

En consecuencia, y aún situándonos ante dos instituciones que comparten nomenclatura, cada una de ellas se sitúa en una posición distinta desde el plano de la dogmática penal, resultando determinante para su apreciación el análisis de los factores concurrentes en cada supuesto, así como la subsunción de las circunstancias en los elementos culturales y psicológicos del imputado que alega el error, resultando que -en palabras de nuestro TS- sea “más proclive a sufrir error una persona analfabeta o de baja cultura, que otra más culta” (por todas, STS 1321/00, de 20 de julio).

Un saludo,

Samuel Guerrero

@sguerrca

@guerreropenal

http://www.guerreropenalistas.com

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ERROR DE PROHIBICIÓN EN EL DERECHO PENALAutoras. MAGDA YOLIMA BALAGUERA CELIS1

LESBIA ELENA PALLARES RODRÍGUEZ2

RESUMENEl presente artículo, de manera breve, presentará una síntesis de losprincipales aspectos que deben tenerse en cuenta al momento de estudiar,analizar y aplicar el error de prohibición, recogiendo las posturas de los principalesdoctrinantes tanto colombianos como foráneos. Además, hará un recorrido desdesus antecedentes, pasando por su conceptualización, ubicación, clasificación yreglamentación actual, hasta llegar a los efectos que produce analizando de igualmanera, fallos jurisprudenciales que al respecto ha proferido la Sala Penal de laCorte Suprema de Justicia de nuestro país. Palabras Claves. Error de prohibición– Error de tipo – Vencible – Invencible –Participación –Tentativa – Norma penal -Error y causalidad.ABSTRACTThis article describes in a properly manner a summary of the main topics tobe taken in count at the moment of to study, analyze, and apply the forbiddenerror, collecting the positions of the main expositors, as Colombians as foreignmaking a route since their background, walking through their conceptualize,localization, classification, and current regulations, until to get the effects that they1 CC. 23.325.054 Belén (Boy.) Cel. 31157427462 CC. 32.683.381 Barranquilla Cel. 3002887100

Page 2produce, analyzing also judgments that have given by the Criminal division of theSupreme Court of Justice of our country.Key Words. Forbidden error, type error, vincible, invincible, participation, tentative,criminal law, error and causalityINTRODUCCIÓNTeniendo en cuenta que el conocimiento de la antijuridicidad espresupuesto necesario para determinar la culpabilidad y por ende, imponer unapena, se hace necesario estudiar el error de prohibición ya que se encuentraestatuido en el ordenamiento penal Colombiano, Ley 599 de 2000, como unacausal para que se dé ausencia de responsabilidad penal que en caso de serinvencible, dará lugar a la exclusión total de la culpabilidad haciendo imposible laimposición de una pena y en el caso de manifestarse vencible a la atenuación delquantum punitivo a fijar.Precisamente el error de prohibición se presenta como un tema álgido que

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aunque definido, ostenta una serie de situaciones que deben ponderarse yanalizarse para realizar una correcta adecuación de la conducta desplegada porun sujeto donde se requiere profundizar para llegar a entender su contenido,características, clasificación, circunstancias de aplicación y consecuenciasjurídicas que conducirán a una mejor comprensión de esta parte importante de lateoría del delito y a una visión más amplia y clara de la misma.ESTADO DEL ARTEEl Error de Prohibición es aquel que recae sobre el conocimiento delcarácter injusto del acto, sobre su comprensión o sobre la intensidad de la ilicitud.En tal situación, el autor tiene la convicción del obrar legítimamente, sea porqueconsidere que la acción no está prohibida, porque ignore la existencia del tipo

Page 3legal (ignorancia de la ley), porque dé a una causa justificación o un alcance queno tiene o porque juzgue que concurre una causal de justificación que la ley noconsagra o finalmente porque se considere legitimado para actuar. (GÓMEZ,2003)Obra en error de prohibición el sujeto que creyendo actuar lícitamenteperjudica el bien jurídico tutelado. Una creencia equivocada de su actuar lícitopuede provenir o de la ignorancia de que su comportamiento está prohibido por elordenamiento jurídico o del pensamiento de que le ampara una eximente porjustificación que realmente no se da o porque dándose, le otorga una amplitud talque supone haber obrado dentro de los fueros de la norma permisiva o finalmente,porque imagina la concurrencia de circunstancias ajenas al hecho que, si por elcontrario concurriesen, meritarían justificarlo. (ARMAZA, 1993)Es decir procede bajo el error de prohibición quien por una falsa o erradavaloración sobre una situación jurídica, considera que su acción es legítima seaporque crea equivocadamente que la norma prohibitiva no existe o porque laconsidera nula, inválida, derogada, inconstitucional o porque le da unainterpretación que no tiene, sea porque la interpreta en forma diferente o porquesupone erradamente que en su caso concurre un motivo de justificación que la leyno ha reglamentado; en todo caso, en el error de prohibición el autor cree queactúa legítimamente o aún cuando ni siquiera se ha planteado la licitud o ilicituddel hecho.De la misma manera, hay que tener en cuenta que existe un error deprohibición no sólo cuando el sujeto se representa positivamente que no actúa demodo antijurídico, sino ya cuando le falta la conciencia de la antijuridicidad sin quehubiera reflexionado nunca sobre tal posibilidad. (ROXIN CLAUSS, 2004)ANTECEDENTES DEL ERROR DE PROHIBICIÓN

Page 4El error tiene sus antecedentes inmediatos en el derecho romano dondeimperaba el principio del conocimiento de la ley según el cual “La ley se presumeconocida y su ignorancia no es excusa”, denominado “error iuris nocet”, el cualimperó por mucho tiempo en las legislaciones penales y que tuvo una limitadaaplicación en el Código Penal Colombiano de 1980 que en su artículo 10 rezaba:“La ignorancia de le ley penal no sirve de excusa, salvo la excepcionesconsagradas en ella”. Pero esta normatividad fue derogada por la Ley 599 de 2000Código Penal Vigente, pues tal previsión contrariaba la Constitución Política yaque desconocía la existencia de grupos sociales no integrados a la culturadominante, el autor de un hecho punible no podía alegar en su favor eldesconocimiento o ignorancia de la norma como motivo de inocencia, con lo cualtambién, se vulnera el principio de presunción de inocencia. Además que larealidad nacional nos muestra una inflación de normas penales y extra penales que el ciudadano común no puede conocer automáticamente por más que se

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encuentre integrado a la sociedad mayoritaria.REGLAMENTACIÓN DEL ERROR DE PROHIBICIÓN EN LA LEGISLACIÓNPENAL VIGENTELa ley 599 de 2000, Código Penal Colombiano en su artículo 32 numeral 11regula el error de prohibición señalando que habrá ausencia de responsabilidad,cuando “Se obre con error invencible de la licitud de su conducta. Si el error fueravencible la pena se rebajará en la mitad”.Es así como el error de prohibición en el aludido código se refiere al error sobrela existencia de una norma justificativa, al error sobre los límites y alcances de unmotivo de justificación, al error sobre la existencia, vigencia de la normaprohibitiva. (GÓMEZ, 2003)CONCEPTUALIZACIÓN DEL ERROR DE PROHIBICIÓN

Page 5El error de prohibición recae sobre el carácter ilícito del acto, esto es, sobre laconciencia de la antijuridicidad, parte de considerar que el conocimiento de lailicitud no es presupuesto del dolo sino elemento de la culpabilidad. Por lo tantoexcluyéndose la conciencia de la ilicitud se presenta inculpabilidad si el error esinvencible, pero en caso de error vencible de prohibición subsiste el dolo, sinembargo la culpabilidad se atenúa. Quien actúa en situación de error de prohibición la convicción de que suacción, no obstante ser típica, está justificada, bien sea por que considera ignorala existencia de la norma prohibitiva, o por que considere erradamente existenteuna norma que justifica la conducta o le dé una extensión a una causa legal dejustificación que esta no tiene.El error será inaceptable cuando el autor “haya tenido la oportunidad entérminos razonables, de actualizar el conocimiento de lo injusto de su conducta”pues en esa situación de conocimiento actualizable el error no era invencible.DIFERENCIA ENTRE EL ERROR DE PROHIBICIÓN Y EL ERROR DE TIPOEntre el error de prohibición y el error de tipo existen claras diferencias deobjeto: en el error de tipo el objeto recae sobre uno cualquiera del elemento queintegran el tipo penal, sea de carácter fáctico o normativo, de tal suerte que elsujeto no quiere realizar el tipo o no sabe que lo ha realizado. Así el autor por error considera que no concurren alguno o algunos de loselementos necesarios para que la acción sea típica, es decir, que desconoce laconcurrencia de elementos que pertenecen a la descripción típica; como el dolopresupone el conocimiento de todos los elementos del tipo, el error sobre algunode ellos excluye el dolo. En el error de tipo el autor supone que su acción es un

Page 6acto de la vida ordinaria y por consiguiente no desarrolla ningún tipo penal; el errorde tipo puede ser no sólo por apreciación equivocada de hechos. (GÓMEZ, 2003)Por su parte, en el error de prohibición el actor es consiente que su acciónse adecua a una de las normas que describen la figura típica, esto es, realiza laacción con conocimiento de la formal adecuación a un tipo, pero juzga que suacción no es injusta, bien porque considera erradamente existe una normapermisiva o por que desconoce la prohibición misma, esto es, que la conciencia dela antijuridicidad del hecho está excluida y por tanto se suprime la culpabilidad.En el error de tipo se excluye la tipicidad de la acción; en el error deprohibición la acción es típica, antijurídica, pero no culpable. Así por ejemplo, siuna persona paga una cuenta desconociendo que los billetes son falsos, enatención a que "poner en circulación moneda falsa" es elemento propio del tipo defalsedad en dinero se trata de un error de tipo. Si por el contrario, el tenedor deuna cosa ajena no la entrega a su dueño por considerar equivocadamente quetiene derecho de retención (ejercicio legítimo de un derecho), estará en error de

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prohibición, pues se trataría de un error acerca de una causa de justificación.Es así, como la claridad conceptual entre error sobre el tipo y error sobre laprohibición, parte de entender cuáles son los elementos del tipo y cuales integranla antijuridicidad pues lo que permite diferenciar las formas de errado conocimientoes el objeto sobre el cual recae el conocimiento y el errado conocimiento. Tradicionalmente, el tipo se integra por todos los elementos que conformanla determinación legal de la conducta punida (sean descriptivos, normativos,subjetivos, motivacionales, finalísticos o fácticos); la antijuridicidad es el carácterinjusto o prohibido de la acción misma y se concreta en la falta de una normapermisiva que haga legítima la afectación del bien protegido, por lo tanto es undesvalor del acto frente al ordenamiento jurídico en general. El error de tipo recae

Page 7sobre los elementos del tipo, el error de prohibición sobre la realidad del desvalordel acto frente al orden jurídico. (GÓMEZ, 2003)UBICACIÓN DEL ERROR DE PROHIBICIÓNEl error de prohibición recae sobre la ilicitud de la conducta, la acción esinjusta pero el autor erradamente la considera legítima, por tanto, no afecta ni eldolo ni la culpa, ni los elementos del tipo legal. Tampoco la antijuridicidad del actodesaparece por el error sobre la misma, pues como ya se dijo, un erradoconocimiento no cambia la naturaleza del objeto a conocer. Si un sujeto creeequivocadamente que lo que tiene es oro y no cobre, que A, es B, que 15 más 13suman 39, su error no cambia la realidad, de esta forma la ignorancia sobre lailicitud del acto no hace legítima la acción, de esta manera el error de prohibiciónse ubica en la culpabilidad, excluyendo o disminuyendo el juicio exigibilidad.Quien actúa en error invencible de prohibición realiza una acción injusta(aunque no culpable) por lo tanto, puede ser rechazado en legítima defensa puesla agresión que permite la defensa sólo requiere que ésta sea injusta y no que seatambién inculpable.CLASES DEL ERROR DE PROHIBICIÓNDirecto e Indirecto. Será directo el error sobre la ilicitud si el sujetodesconoce el contenido de la norma penal. Puede suceder, incluso, que tenga unconocimiento completo de la norma pero que, por razones ulteriores, no la creavigente. En este último caso, procederá la aplicación de las reglas del error deprohibición.El error será indirecto si recae el error en la autorización delcomportamiento ya porque se crea que lo beneficia una norma permisiva querealmente no esté reconocida en la ley o ya porque se tenga la convicción de que

Page 8se actúa justificadamente ante la necesidad de salvarse o salvar a un tercero deun peligro inexistente. (ARMAZA, 1993).VENCIBLE E INVENCIBLEError vencible, evitable o superable es aquel que podía exigírsele al autorlo superase, que hubiese salido de él y por ello mismo, podía exigirse al autor quecomprendiera la ilicitud del hecho. El error es una idea o valoración deformadarespecto de un objeto, un conocimiento que no encaja con la realidad, porconsiguiente para haber llegado al error debió producirse previamente un procesoperceptivo, una representación, un proceso ideativo, esto es, todo un proceso deconocimiento del cual surgió la errada valoración. (GÓMEZ, 2003)Entonces, el error vencible es aquel que procede de las mismas fuentesque la culpa: es decir, la imprudencia y la negligencia. En consecuencia, el errorvencible o culpable, lo que hace es eliminar el dolo dejando subsistente laresponsabilidad culposa o bien disminuye la reprochabilidad del autor,reflejándose esta en la cuantía de la pena. En tanto que respecto del error

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invencible o inculpable, lo que se elimina es la culpabilidad, es decir, no hayreprochabilidad del injusto. (CALVO, 2008)Así, “el error de prohibición evitable deja subsistente el cuadro global deun hecho delictivo doloso, pero crea la posibilidad de aplicar una pena atenuadadebido a una culpabilidad disminuida” (MAURACH, 1994.)Por su parte, Zaffaroni entiende que el concepto de culpabilidad, es decir,la evitabilidad o inevitabilidad del error, debe valorarse siempre en relación alsujeto en concreto y a sus posibilidades. (1999)De otro lado, el error de prohibición invencible hace referencia al error quehabría podido superarse si el autor hubiera realizado el esfuerzo del que era

Page 9capaz; por el contrario, el error vencible será el superable para el autor concretoatendidas sus fuerzas y capacidades individuales; "cuando la ignorancia es lacausa de una acción, el agente obra involuntariamente y es por ello inocente,excepto en el caso en que él mismo sea la causa de su propia ignorancia".(GÓMEZ, 2003). Nuestro ordenamiento penal exige que para que el error excluya laculpabilidad ha de ser invencible y recaer sobre la antijuridicidad del acto. De esta manera, el error será invencible cuando el autor no tuvoposibilidad exigible, atendidos su conocimiento, las circunstancias fácticas ymodales que rodearon el hecho, para conocer la ilicitud de su actuar. Si el autortuvo a mano medios expeditos qué lo hubiesen llevado a no caer en el error, siatendidas sus posibilidades el error no dependió de descuido, desidia o inactividadde su parte, será invencible y por lo tanto excluirá el juicio de culpabilidad. Laexistencia de un grado de información o instrucción en materia jurídica, si serefiere al tema concreto, hace inaceptable el error; mas lo anterior no significa queun abogado no pueda incurrir en error, pero tratándose de situaciones de derechosu conformación y aceptación será mucho más exigente, pues un jurista puedeequivocarse en materia de situaciones de hecho como cualquiera persona, peroen materia de derecho le será exigible un mayor grado de esfuerzo en lacomprensión del valor jurídico del acto. (GÓMEZ, 2003). DOBLE ERROR DE PROHIBICIÓN.En doctrina también ha surgido la problemática con respecto al llamado“Doble error de prohibición”, que se manifiesta en casos en que el agente noposee el conocimiento de antijuridicidad de un determinado tipo penal y sinembargo cree que su accionar no está permitido por razones de cualquier otraíndole, entiéndase razones morales, religiosas, sociales o pudiendo ser razonesde tipo jurídico, por interpretaciones erróneas de tipos que en realidad están

Page 10permitidos. Para resolver el problema ha de determinarse que existirá un error deprohibición cuando el conocimiento de la antijuridicidad falte respecto del tipo quees penalmente relevante.EFECTOS JURÍDICOS DEL ERROR DE PROHIBICIÓNEn conclusión y para finalizar la breve exposición del tema en referencia,es importante señalar las consecuencias jurídicas del error de prohibición tantodirecto como indirecto, vencible o invencible. Así, los errores directos vencibles, disminuyen la culpabilidad y por tanto,la pena a imponerse, dejando incólume el dolo. Los errores indirectos vencibles,reciben idéntico tratamiento.Cuando el error es directo e invencible, anula la culpabilidad yconsecuentemente, queda exento de pena quien comete la acción. Los erroresindirectos vencibles, surten iguales efectos e igualmente permanece intacto eldolo.

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SITUACIÓN JURISPRUDENCIAL DEL TEMARespecto al error de prohibición la línea jurisprudencial ha sido continuapues la Corte Suprema de Justicia ha mantenido el mismo criterio sobre el temareiterándolo en sus fallos y a través del tiempo.En principio señala que el error de prohibición consiste en la valoraciónequivocada de la permisividad de la conducta que hace un particular individuo(C.S.J. M.P. Jorge Luís Quintero Milanés, 2011) y considera que quien obra bajoel supuesto de encontrarse amparado por la “legítima defensa” considerada comouna causa excluyente de la antijuridicidad -porque la conducta de quien actúa endefensa de un derecho propio o ajeno, contra una agresión que es injusta, actual o

Page 11inminente, se halla justificada-, está soportado en el error de prohibición, tambiéndenominado defensa putativa o presunta, porque quien procede lo hace bajo elerrado convencimiento de que ha sido objeto de un indebido ataque, cuando enrealidad no ha existido la embestida, real o apremiante, luego el comportamientodel agente está determinado por una deformación de la verdad que da lugar aexcusar la responsabilidad siempre y cuando el error sea invencible, dado que sifuere vencible, “la conducta será punible cuando la ley la hubiere previsto comoculposa”. (Concejo Superior de la Judicatura. Rad. No. 27109 de 2010)De la misma manera, en reiterados pronunciamientos de los años 2003,2008, 2009, 2010 y 2011 resalta la diferencia entre el error de tipo y el error deprohibición manifestando que el error de prohibición difiere del error de tipo en queel agente conoce la ilicitud de su comportamiento pero erradamente asume que elmismo le está permitido y que, por lo tanto, lo excluye de responsabilidad penal.En otras palabras, supone que hay unas condiciones mínimas pero serias que enalguna medida hagan razonable la inferencia subjetiva que equivocadamente sevalora.Por su parte, en el error de prohibición la falla en el conocimiento del agenteno reside en los elementos estructurales del modelo de conducta prohibida por laley, las cuales conoce, sino en la asunción que tiene acerca de su permisibilidad.Para que el mismo tenga relevancia jurídica, es decir, excluya al sujeto deresponsabilidad penal, debe ser invencible, pues, si fuere superable, deberáresponder por el delito ejecutado de manera atenuada, como lo prevé el numeral11 del artículo 32 de la ley 599 de 2000.Es así como la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia haprecisado acerca de la forma como el error de prohibición es tratado en la ley 599de 2000 lo siguiente (Concejo Superior de la Judicatura. Rad. 20929. 2005)

Page 12Una enorme discusión se ha dado en la doctrina y la dogmática, que aún noculmina en torno de este concepto, que nuestro ordenamiento jurídicosuperó con la definición trascrita (artículo 32, numeral 11), incorporada alordenamiento jurídico, sobre lo cual la sala (sic) ha de pronunciarse porqueen ello se introdujo una modificación de índole “copernicana” en nuestralegislación penal.En efecto, en el estatuto penal anterior, tanto el error de prohibicióncomo el de tipo excluían la culpabilidad con la misma metodología, consecuentecon el causal mismo natural que lo caracterizó: si el error, uno u otro, provenía dela culpa, el hecho se convertiría en culposo y como tal se sancionaría si la ley lotuviere previsto como culposo. Se trata de la denominada teoría estricta del dolo,también conocida como teoría del dolo malo, en la que el dolo y la culpaconformaban especies de la culpabilidad y por consiguiente, tanto el conocimientode la tipicidad como el de la antijuridicidad obran en condiciones de igualdad. En el Código Penal de 2000, el sistema adopta el concepto de injusto,

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en el cual se engloban tres elementos sustanciales del delito: la conducta, típica yantijurídica, entendiendo éste último como primario, puesto que la razón de latipicidad radica en la contradicción de una conducta con lo justo (contra-ius), por lotanto, el legislador no podría tipificar como punible una conducta conforme alderecho (secundumius).En este orden de ideas, la tipicidad implica la prohibición que ellegislador describe de una conducta que quiere evitar por ser contraria al derechoy en tal epistemología, es comprensible que el dolo y la culpa formen parte de laconducta y ya no de la culpabilidad. De ahí la razón del artículo 21, según el cualel dolo, la culpa y la preterintención son modalidades de la conducta punible, comoantes lo fueron especies de la culpabilidad.

Page 13Podría entonces colegirse dentro de este orden sistémico que si dentrode la noción de injusto se incluye la conducta típica, el dolo y la culpa formaránparte del llamado tipo subjetivo y la conciencia de la antijuridicidad formaría partedel aspecto subjetivo de la misma, (de la antijuridicidad) todo ello, se repite,enmarcado en un solo concepto de tipo de injusto. Sin embargo, la dogmática sobre el injusto también ha distinguido dosteorías de la culpabilidad, a saber, la teoría limitada y la teoría estricta. En laprimera, el error sobre los presupuestos de las causas de justificación o sobre lailicitud influye en el dolo y por consiguiente, han de tratarse como si fuera error detipo, puesto que si la tipicidad es prohibición y la justificación es permisión, elefecto de la permisibilidad anula el de la prohibición.En la comprensión de la teoría estricta de la culpabilidad, el dolo, quesistemáticamente obra en la tipicidad, es un dolo natural ypor consiguiente, laconciencia del injusto es un estado subjetivo diferente que opera en el proceso dela formación de la voluntad del sujeto que puede ser posterior al conocimientopropio del dolo. (J. BUSTOS R., HORMAZÁBAL M., 1999)Por ello es que, dentro de esta teoría, cuando se alude a la conciencia delinjusto se refiere al conocimiento potencial como posibilidad de conocimiento. Asílas cosas, esa conciencia de antijuridicidad no opera en el campo del tipo sino enel espacio de la culpabilidad. Es por esta razón que en el tratamiento del error vencible hay unadiferencia con el tratamiento que se le da al de error de tipo, porque allí, loconvierte en conducta culposa, pero cuando es error vencible en la ilicitud, la penase reducirá en la mitad, porque el dolo del tipo subsiste (artículo 32.11 del CódigoPenal vigente).

Page 14Así, es importante señalar que el pronunciamiento anteriormente transcritose ha mantenido incólume a través de las diferentes providencias proferidas por lapublicitada corporación, del cual se puede colegir en principio que el error deprohibición no puede excluir nunca el dolo, pero puede desplazar la culpabilidad siel error era inevitable, pero si dicho error era evitable la responsabilidad dolosa yculposa subsiste.Por otra parte se mantiene la importante y clara diferenciación entre errorde tipo y error de prohibición conceptos ampliamente diferentes e inclusoincompatibles debiendo elegirse uno u otro, so pena de fenecer en una totalconfusión.PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA¿Se presenta error de prohibición cuando existe conciencia eventual deantijuridicidad?Teniendo en cuenta que existe conciencia eventual de antijuridicidad cuando elsujeto tiene duda en lo referente a la criminalidad de su actuar, es decir, considera

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probable que su conducta esté permitida, pero cuenta también con la posibilidadde que esté prohibida por la ley penal, se evidencia la existencia de unaproblemática al vislumbrar un panorama en el que se deja entrever que laaplicación del error de prohibición no es clara y por el contrario es menesteranalizar si cuando el agente tiene dudas sobre la permisión o prohibición dedeterminada actuación estará actuando al menos con un potencial conocimientode la antijuridicidad y esto permitirá o no, adecuar dicho actuar en el marco delerror de prohibición, tornándose en un tema difícil y por tanto susceptible deestudio.

Page 15SOLUCIÓN Y POSICIÓN PERSONALPara plantear una solución al problema presentado es pertinente revisar lasposiciones predominantes en los sistemas penales mundiales pues de ellas sederiva la aplicación que se da al error de prohibición en los casos de conocimientoo conciencia eventual de la antijuridicidad de determinada actuación.En principio es menester definir que se presenta conciencia eventual de laantijuridicidad cuando el agente tenga dudas con respecto a la criminalidad de suconducta, siempre y cuando este mismo agente tenga la posibilidad de actuarconforme a derecho. (CEBALLOS, 2011)Así por ejemplo, el tratadista Clauss Roxin afirma que quien posee larepresentación de que posiblemente comete algo injusto y asume esa posibilidaden su voluntad, posee conciencia de la antijuridicidad. En un caso en que el sujetotuvo dudas sobre el carácter permitido de su hecho no pueden encontraraplicación los principios del error de prohibición. A ello subyace la idea de que laconciencia de obrar posiblemente de modo injusto debería mover ya al sujeto aabstenerse de su conducta. (2004)De esta manera, y según la posición mayoritaria, cuando el agente tienedudas sobre la permisión o prohibición de determinada actuación, estará actuandoal menos con un potencial conocimiento de la antijuridicidad, quedando excluidocualquier supuesto de error de prohibición inevitable y siendo muy discutible laadmisión del error de prohibición evitable, pues queda subsistente el deber deinformación que tiene el agente. (ROXIN, 2004)Ahora bien, es objeto de discusión si deben existir diferenciaciones en eltrato que debe darse a los efectos del error de prohibición cuando existeconciencia eventual de antijuridicidad y aquellos supuestos en que se actúa conconocimiento seguro de la misma. La disminución facultativa por la que optan

Page 16muchos códigos bien podría ser un mecanismo idóneo para tratar este supuesto,sin embargo, la aplicación de la figura es conflictiva si se admite que ante laconciencia eventual de antijuridicidad queda excluido el error de prohibición y portanto, se estaría afirmando la existencia de culpabilidad lo que en principiosupondría un tratamiento igual en el caso planteado.Por otro lado, según el citado tratadista Roxin, existe hoy acuerdo en loesencial sobre que en caso de dudas irresolubles sobre el injusto ha de serposible una exención de pena al menos cuando el sujeto sólo puede elegir entredos modos de conducta que considera posiblemente punibles. En tales casos se habrá de exigir que el sujeto lleve a cabo unaponderación en la que se habrán de tener en cuenta sobre todo el valor de losbienes jurídicos en conflicto y la probabilidad de que uno de los posibles modos deconducta sea el conforme a Derecho. Si a pesar de todo elige la alternativaequivocada, su impunidad se deriva inmediatamente del principio de culpabilidad,porque el sujeto no pudo actuar sino con conciencia eventual de la antijuridicidad,de modo que no se le puede hacer tampoco un reproche por su conducta. El caso

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debería tratarse por analogía con él como un error de prohibición invencible.(ROXIN, 2004)Sin embargo, y atendiendo a lo dispuesto en la doctrina colombiana en loreferente a la conciencia eventual de la antijuridicidad, se trata como duda,manifestando que la situación de error de prohibición supone un actuar conconciencia de la justeza del mismo, por tanto, difiere de la duda la cual es unasituación de incertidumbre, pues en ella se tienen elementos de juicio para creerque la acción está prohibida penalmente y a la vez para considerar que es lícita;quien se decide a obrar en situación de duda acerca del carácter prohibido de laacción, no actúa en error, pues este es un conocimiento equivocado, en cambio laduda en una dualidad de representaciones y si hay una resolución de actuar noobstante, se estaría corriendo el riesgo, aceptando la probabilidad de cometer un

Page 17injusto, es decir, la acción sería realizada con un conocimiento de la posibleilicitud por lo tanto la culpabilidad no quedaría excluida. (DONA, 1998)En la ignorancia o error se presenta ausencia de conocimiento deformado ofalso que mueve la acción, en cambio quien obra en incertidumbre, actúaconsiderando varias posibilidades, entre ellas la que del acto que se pretenderealizar es una conducta constitutiva de delito. De esta manera, quien se decide aun hecho aceptando lo dudoso, es decir, considerando que su acto puede serdelictivo, está obrando con dolo eventual y no sería posible adecuar su proceder aldel error de prohibición. Así pues, de lo anteriormente esbozado se puede colegir que es doctrinadominante la que sostiene que también el conocimiento eventual es conocimientode la antijuridicidad suficiente para excluir el error de prohibición y hacer al sujetopenalmente responsable como en los casos de conocimiento seguro. Se piensanormalmente que las dudas en torno a la infracción del deber deben resolverse enfavor del cumplimiento de éste y es lógico que el no hacerlo, dé lugar aresponsabilidad, incluso en la misma medida que si no hubiera duda alguna sobrela antijuridicidad del hecho.POSICIÓN PERSONALPartiendo de lo anteriormente señalado, es preciso indicar que en principiose está de acuerdo con la posición dominante en el entendido que no puedeexcluirse la culpabilidad cuando existe conocimiento o conciencia eventual de laantijuridicidad de determinada conducta, pues si se presenta una duda respecto asi el actuar encuadra en un hecho prohibido por la legislación penal lo másrazonable sería solucionar dicha incertidumbre previo a ejecutar la acción. Es asícomo se entiende que no sería correcto encuadrar el posible conocimiento de lacriminalidad del proceder dentro del error de prohibición invencible.

Page 18Sin embargo, el grupo discurre que en determinadas situaciones laconciencia eventual de la antijuridicidad podría circunscribirse en un caso de errorvencible considerando las situaciones particulares de cada caso en concreto ydando cabida a la posible disminución de la pena, gracia aplicable a los errores dedicha naturaleza; es decir, que no se cierre la puerta de plano a otorgar untratamiento diferente que el que se le da a quien conoce plenamente la ilicitud dela conducta que pretende consumar.La cuestión que se plantea pretende proponer que, en caso de dudas sobreel injusto, será decisivo además de que el sujeto considere probable laconformidad a derecho del proceder planeado, ponderar qué intereses están enjuego para el que actúa y qué perjuicios acarrearía, cuestiones que deben tenerseen cuenta al momento de realizar el estudio de culpabilidad, toda vez que asícomo no resulta lógico excluir de culpabilidad a quien aduce dudar de la ilicitud de

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su proceder sin que dicho supuesto se encuentre debidamente fundamentado,tampoco es razonable de manera radical considerar que todo el que actúa conduda lo hace bajo las líneas del dolo eventual y no el error de prohibición venciblepara lo cual deberán ponerse en consideración además de circunstanciaspeculiares del caso, aspectos particulares del actor, esto es razones de índolecultural social, entre otros. CONCLUSIONESEl error de prohibición se encuentra regulado en el ordenamiento penal de nuestro país ley 599 de 2000 artículo 32 como una causal de ausencia deresponsabilidad.Concurre un error de prohibición cuando el sujeto, pese a conocercompletamentela situación o supuesto de hecho del injusto, no sabe que suactuación no está permitida.

Page 19El error de prohibición no afecta en ningún momento el dolo, por el contrario lodeja incólume y únicamente afecta la culpabilidad.El error de prohibición se divide en invencible y vencible; si el error deprohibición es invencible, elimina la culpabilidad y si por el contrario, es sólovencible, disminuye el juicio de reproche sobre la culpabilidad y atenúaobligatoriamente la pena.En la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia se ha mantenidoincólume a través de las diferentes providencias proferidas la manifestaciónreferente a que el error de prohibición no puede excluir nunca el dolo, peropuede desplazar la culpabilidad si el error era inevitable, pero si dicho error eraevitable la responsabilidad dolosa y culposa subsiste solo que atenuada estaúltima.Se evidencia la existencia de una problemática al vislumbrar un panorama enel que se deja entrever que la aplicación del error de prohibición no es claracuando se presenta conciencia eventual de antijuridicidad, es decir, cuandoexiste duda sobre la tipicidad de la conducta desplegada.La conciencia eventual de la antijuridicidad podría circunscribirse en un casode error vencible considerando las situaciones particulares de cada caso enconcreto y dando cabida a la posible disminución de la pena.

Page 20REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Armaza G, J. (1993). Revista de derecho y ciencas politicas. Vol. 50.Clauss, R. (2004). La Estructura de la Teoria del Delito. En: Derecho Penal ParteGeneral. Fundamentos. (D. M. PEÑA, Trad.).Dona, E. A. (1998). Teoria del Delito. Tomo II. Editorial Astrea. Gomez L., J. O. (2003). Teoria del Delito. Bogota D.C: Ediciones Doctrina y LeyLtda.Maurach. (1994). Derecho Penal parte general. Tomo I. Astrea.Zaffaroni, E. R. (1999). Manual de Derecho Penal. Parte Geberal. Ediar.WEBGRAFÍA- Calvo S., D. G. (s.f.). (2011). Error de Prohibicion. Extraido dehttp://www.espaciosjuridicos.com.ar/datos/AREAS%20TEMATICAS/PENAL/errorprohibicion.htm.- Ceballos P., P. (s.f.). (2011). El error de prohibicion: Institucion necesaria enla legislacion penal ecuatoriana. Revista Juridica. Faculad de Juispruencia yCiencias Sociales y Politicas. Extraido dehttp://www.revistajuridicaonline.com/index.php

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La teoría del delito es un sistema categorial clasificatorio y secuencial en el que, peldaño a peldaño, se van elaborando, a partir del concepto básico de la acción, los diferentes elementos esenciales comunes a todas las formas de aparición del delito.[1]

Esta teoría, creación de la doctrina, aunque basada en ciertos preceptos legales, no se ocupa de los elementos o requisitos específicos de un delito en particular (homicidio, robo, violación, etc.), sino de los elementos o condiciones básicas y comunes a todos los delitos.

Históricamente, se puede hablar de dos enfoques principales a la hora de abordar este concepto: la teoría causalista del delito y la teoría finalista del delito.

Para la explicación causal del delito, la acción es un movimiento voluntario, físico o mecánico, que produce un resultado previsto por la ley penal sin que sea necesario tener en cuenta la finalidad que acompañó a dicha acción. Esta corriente atiende, principalmente, a los elementos referidos al desvalor del resultado, es decir, a la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico.

En cambio, la teoría finalista del delito considera que cualquier conducta humana se rige por una voluntad cuya manifestación exterior no puede dejar de ser tenida en cuenta a la hora de valorar el hecho delictivo. Este punto de vista pone mayor énfasis en el desvalor de la acción, es decir, en el reproche sobre el comportamiento del delincuente, sea este intencionado (dolo) o negligente (culpa).

Más recientemente, la teoría funcionalista intenta constituir un punto de encuentro entre finalistas y causalistas, destacando en esta línea Claus Roxin en Alemania y Paz de la Cuesta en España, entre otros.

La mayoría de los países de la tradición jurídica de Derecho continental utilizan la teoría finalista del delito. A partir de los años 90, en Alemania, Italia y España, aunque parece imponerse en la doctrina y jurisprudencia la estructura finalista del concepto de delito, se ha iniciado el abandono del concepto de injusto personal, propio de la teoría finalista, para introducirse paulatinamente las aportaciones político-criminales de un concepto funcionalista del delito orientado a sus consecuencias. Quizá la aportación más significativa

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a la teoría de delito del funcionalismo moderado sea la denominada teoría de la imputación objetiva, que introduce el concepto de riesgo en la tipicidad, buscando la moderación, en unos casos, de la amplitud de las conductas inicialmente susceptibles de ser consideradas como causa y en otros, la fundamentación de la tipicidad en base a criterios normativos en aquellos supuestos en los que ésta no puede fundamentarse en la causalidad (como sucede en los delitos de omisión, algunas modalidades de delitos de peligro, entre otros).

Índice

1 Introducción o 1.1 Elementos del delito o 1.2 Estructura del delito

2 Sujetos del delito 3 La acción

o 3.1 El concepto de acción 3.1.1 Concepto causal de acción 3.1.2 Concepto finalista de acción: Hans Welzel

3.1.2.1 El concepto de acción o 3.2 La ausencia de acción

3.2.1 Fuerza irresistible 3.2.2 Reflejos condicionados 3.2.3 Estados de inconsciencia

4 La tipicidad o 4.1 Faz objetiva del tipo

4.1.1 Conducta 4.1.2 Nexo entre la conducta y el resultado

4.1.2.1 Teoría de la equivalencia de condiciones 4.1.2.2 Teoría de la imputación objetiva

4.1.3 Resultado o 4.2 Faz subjetiva del tipo

4.2.1 Dolo 4.2.1.1 Clases de dolo

4.2.2 Culpa 4.2.2.1 Formas de culpa

o 4.3 Causas de atipicidad 4.3.1 Atipicidad objetiva 4.3.2 Error de tipo

4.3.2.1 Clasificaciones del error de tipo 4.3.3 Caso fortuito 4.3.4 Ausencia de un elemento subjetivo del tipo

5 La antijuridicidad o 5.1 Antijuridicidad formal y material o 5.2 Tipicidad y antijuricidad o 5.3 Causas de justificación

5.3.1 Consentimiento del titular 5.3.2 Legítima defensa 5.3.3 Estado de necesidad

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5.3.4 Ejercicio de un derecho 5.3.5 Cumplimiento de un deber

6 La culpabilidad o 6.1 Elementos de la culpabilidad o 6.2 La imputabilidad

6.2.1 Enfermedad mental 6.2.2 Trastorno mental transitorio 6.2.3 Actio libera in causa

o 6.3 La conciencia de antijuridicidad 6.3.1 Error de prohibición

o 6.4 La exigibilidad 6.4.1 Fuerza moral irresistible 6.4.2 Miedo insuperable 6.4.3 Obediencia debida

7 Referencias 8 Véase también 9 Bibliografía

Introducción[editar]

Elementos del delito[editar]

Los elementos del delito son los componentes y características, no independientes, que constituyen el concepto del delito.

"Estudiemos analíticamente el delito para comprender bien la gran síntesis en que consiste la acción u omisión que las leyes sancionan. Solo así escaparemos, a la par, del confusionismo dogmático y de la tiranía política."[2]

Estructura del delito[editar]

A partir de la definición usual de delito (conducta típica, antijurídica, culpable y punible), se ha estructurado la teoría del delito, correspondiéndole a cada uno de los elementos de aquélla un capítulo en ésta. Así se divide esta teoría general en: tipos de sujeto (pasivo o activo) , acción, omisión o conducta, tipicidad, antijuricidad, culpabilidad y la punibilidad). No obstante, aunque hay un cierto acuerdo respecto de tal definición, no todos le atribuyen el mismo contenido. Así son especialmente debatidas las relaciones entre sus diversos elementos y los componentes de cada uno de ellos.

Sujetos del delito[editar]

Sujeto activo es la persona física que puede cometer un ilícito penal. Una persona jurídica no puede ser sujeto activo de un delito.

Sujeto pasivo es aquella persona que sufre el delito. Se suele dividir en dos, sujeto pasivo impersonal y sujeto pasivo personal.

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o Sujeto pasivo impersonal: la víctima del delito es una persona moral o jurídica. Por ejemplo: el robo a una sociedad anónima.

o Sujeto pasivo personal: la víctima del delito es una persona física. Por ejemplo: la víctima de homicidio.

Existen otros dos tipos de sujeto pasivo, que van dependiendo conforme se vayan dando las circunstancias del delito. Se dividen en sujeto pasivo de la conducta y sujeto pasivo del delito.

Sujeto pasivo de la conducta: es aquella persona que se ve afectada directamente por la acción llevada a cabo por el delincuente (sujeto activo).

Sujeto pasivo del delito: es la persona que ve consecuencias de manera indirecta a partir de la acción del sujeto activo.

Un ejemplo de estos dos últimos sería: el empleado se dirige al banco para hacer un depósito en nombre de la empresa en la que trabaja, pero a mitad del trayecto es asaltado. El delincuente lo agrede y le causa varias lesiones. El empleado es el sujeto pasivo de la conducta (en él recae directamente la acción), mientras que la empresa es el sujeto pasivo del delito (se ve afectada indirectamente porque el dinero pertenecía a esta).

La acción[editar]

La conducta humana (acción u omisión) es la base de toda la estructura del delito, por lo que se considera a la acción como núcleo central y el sustrato material del delito. Sin embargo, el concepto de acción engloba igualmente el de omisión, en la cual existe una conducta en la que conscientemente se evita una acción concreta. Constituye el soporte conceptual de la teoría del delito y el eje de la consideración axiológica y natural del hecho punible.

El concepto de acción[editar]

Una de las principales funciones del concepto de acción es servir de límite o filtro para seleccionar previamente las acciones que pueden ser relevantes para el Derecho penal. El concepto de acción ha experimentado una evolución en la que se han entremezclado puntos de vista filosóficos, político-criminales y dogmáticos.

Concepto causal de acción[editar]

La acción es la "conducta voluntaria humana, que consiste en un movimiento de su organismo destinado a producir cierto cambio, o la posibilidad, en el exterior del mundo vulnerando una norma prohibitiva."[3]

El concepto natural de acción es creación de Franz von Liszt y Ernst von Beling, quienes son los fundadores del sistema clásico del delito. Franz von Liszt define por primera vez el concepto de acción como la producción, reconducible a una voluntad humana, de una modificación en el mundo exterior. En este concepto, para la modificación causal del

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mundo exterior debía bastar cualquier efecto en el mismo, por mínimo que sea. Debido a la imposibilidad del concepto señalado de explicar la omisión, von Liszt formula más tarde una segunda descripción, diciendo que "acción es conducta voluntaria hacia el mundo exterior; más exactamente: modificación, es decir, causación o no evitación de una modificación (de un resultado) del mundo exterior mediante una conducta voluntaria." Correlativamente, Beling sostiene que existe acción si objetivamente alguien "ha emprendido cualquier movimiento o no movimiento", a lo que subjetivamente ha de añadirse la comprobación de "que en ese movimiento corporal o en esa falta de movimiento animaba una voluntad". En resumen, el concepto de Beling consiste en que "la acción debe afirmarse siempre que concurra una conducta humana llevada por la voluntad, con independencia de en qué consista esa acción" (es decir, no considera dentro de su concepto el contenido de la finalidad perseguida mediante la acción -o inacción- comportada).

Concepto finalista de acción: Hans Welzel[editar]

Toda la vida comunitaria de los seres humanos se estructura sobre la actividad final de éstos. Los miembros de la sociedad pueden actuar conscientes del fin, es decir, proponerse fines, elegir los medios requeridos para su obtención y ponerlos en movimiento con conciencia del fin. Esta actividad final se llama acción.

Cuando el ser humano es corporalmente causal sin que pueda dominar su movimiento a través de un acto de voluntad, sea porque obre como simple masa mecánica (al ser empujado por otra persona, por ejemplo) o porque ejecute movimientos reflejos, su quehacer queda excluido del ámbito de las normas del Derecho penal. La exigencia de la voluntariedad de la conducta humana es un presupuesto esencial del juicio jurídico penal. Voluntariedad es la posibilidad de dominio de la actividad o pasividad corporal humana.

El objeto de las normas penales es la conducta humana, esto es, la actividad o pasividad corporal del hombre sometida a la capacidad de dirección final de la voluntad. Esta conducta puede ser una acción, el ejercicio efectivo de actividad final, o la omisión de una acción, es decir, el no ejercicio de una actividad final posible.

El concepto de acción[editar]

Una acción humana es un ejercicio de actividad final. La finalidad o el carácter final de la acción se basa en que la persona humana, gracias a su saber causal, puede prever, dentro de ciertos límites, las consecuencias posibles de su actividad. Puede proponerse fines diversos y dirigir su actividad, conforme a un plan previamente trazado, a la consecución de esos fines.

Actividad final es un obrar orientado conscientemente hacia el fin perseguido. En cambio, el acontecer causal no está dirigido al fin previsto, sino que es la resultante del efecto de la acción sobre los componentes iniciales existentes en cada caso, incluyendo las consecuencias involuntarias e imprevistas que configuran el resultado final. Por eso, suele decirse que la finalidad es «vidente», y la causalidad «ciega».

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La dirección final de una acción se lleva a cabo en dos etapas:

1. La primera transcurre totalmente en la esfera del pensamiento. Empieza con la anticipación o proposición del fin que el autor quiere realizar y continúa con la selección de los medios para la consecución del objetivo. El autor determina los factores causales necesarios para el logro del mismo.

2. De acuerdo con la anticipación mental del fin y la elección de los medios, el actor efectúa su acción en el mundo real. Ejecuta, conforme a su plan, los medios de acción escogidos con anterioridad para obtener la realización del fin.

La ausencia de acción[editar]

Puesto que no hay delito sin acción, obviamente cuando no existe acción tampoco hay delito. Invariablemente ocurre así cuando falta una manifestación exterior, o sea, una modificación externa.

No obstante, se prestan a duda aquellos casos en que existe un hecho externo, pero respecto del cual hay una ausencia de voluntad que lo haya dirigido. Para resolverlos se ha establecido, como criterio general, que no hay acción cuando se puede afirmar que la persona involucrada sólo ha tomado parte físicamente en el hecho, pero sin intervención de voluntad consciente en la conducción de dicho proceso causal.

Fuerza irresistible[editar]

El concepto de fuerza irresistible ya era contemplado en el Derecho romano y en el Derecho común con el nombre de vis physica absoluta o ablativa. Puede definirse como una situación en la que el sujeto no tiene la posibilidad de actuar de otra forma. Es una fuerza externa (proveniente de la naturaleza o de la acción de un tercero) sobre el cuerpo del actor, que hace que esté sea utilizado como un instrumento o como una mera masa mecánica. Por ejemplo: se produce un terremoto y las personas que viven en un edificio pugnan por salir, al llegar a las escaleras, una resbala y cae sobre otra produciéndole la muerte; en este caso el sujeto que resbaló actuó con fuerza física irresistible - el temblor -, por lo que no hay acción. Un caso diferente se da si fue una persona la que produjo la fuerza física irresistible, pues ésta si responde, por ejemplo: si "A" empuja a "B" para que impulse a "C" que se encuentra en el borde de un barco y, efectivamente "C" cae y muere, "A" responde por la muerte de "C", mientras "B" sólo fue víctima de una fuerza irresistible - empujón - producido por "A".

El concepto de fuerza irresistible también es de gran importancia en el Derecho penal, porque excluye la acción del individuo, ya que quita toda voluntariedad a su conducta. O si queremos ser más preciso, el individuo que se ve afectado por una vis physica, no se da en él una conducta humana.

Por supuesto, si el individuo no ejecuta una acción, puede realizar el hecho típico, antijurídico y penado en el Derecho positivo, pero no podemos, en puridad, hablar de

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comisión de delito: el actor del "delito" (entendamos ahora como hecho típico, antijurídico y penado), es inimputable.

Así, y repitiendo lo dicho, para poder hablar de delito o falta a la ley penal, debe haber una acción o una omisión, y la vis physica excluye la misma.

Reflejos condicionados[editar]

No constituyen acción ya que dichos movimientos no son controlados ni producidos por la voluntad de la persona. Como indica el profesor Francisco Muñoz Conde: «El estímulo del mundo exterior es percibido por los centros sensores que lo trasmiten, sin intervención de la voluntad, directamente a los centros motores».[cita requerida]

Estados de inconsciencia[editar]

Excluyen la acción por cuanto no interviene la voluntad del sujeto y ello ocurre tanto en los casos ejecutados durante el sueño normal o anormal (sonambulismo). También se excluye como causa de exclusión de la acción la denominada embriaguez letárgica, donde se produce una total anulación de la conciencia, pero también una paralización del cuerpo. Por último, se ha discutido si cabe incluir la hipnosis en los estados de inconsciencia. Actualmente la psiquiatría ha puesto de manifiesto que los hipnotizados nunca pierden por completo la consciencia de sus actos. Por tanto, la sugestión hipnótica no puede dar lugar a la exclusión de la voluntad y de la acción; o de la capacidad de acción inherente a la omisión, sino únicamente a una exclusión o atenuación de la imputabilidad o capacidad de culpabilidad, pudiendo aplicarse la eximente completa o incompleta de anomalía o alteración psíquica.

La tipicidad[editar]Artículo principal: Tipicidad

Se denomina tipicidad al encuadramiento o adecuación de la conducta humana en un tipo penal. Cuando la ley describe el homicidio diciendo «el que matare a otro [...]», el tipo está constituido por el hecho concreto de matar a otro. La tipicidad nace del principio de legalidad, según el cual, todos los delitos provocados por la acción u omisión voluntaria del sujeto, deben estar regulados por la ley.

En el tipo se incluyen todas las características de la acción prohibida que fundamentan positivamente su antijuricidad.

El tipo es una figura que crea el legislador haciendo una valoración de una determinada conducta delictiva. Se puede decir que es una descripción abstracta de la conducta prohibida. Es un instrumento legal, lógicamente necesario y de naturaleza predominantemente descriptiva, que tiene por función la individualización de las conductas humanas penalmente relevantes.

Existen, principalmente, dos posturas que sirven de fundamento al principio de tipicidad:

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1. La llamada certeza subjetiva. El sentido de las acciones penales es modelar el comportamiento de los ciudadanos para que se ajusten a las normas de conducta cuya infracción está asociada a una sanción. Por tanto, si las normas penales no existen o no son lo suficientemente claras, perderán su sentido y serán ilegítimas.

2. La tesis limitativa del poder estatal. Bajo este punto de vista, el principio de tipicidad supone un incremento del estándar de protección de los ciudadanos frente al poder coercitivo del Estado.

Faz objetiva del tipo[editar]

Conducta[editar]

Es toda actuación controlada y dirigida por la voluntad del hombre que causa un resultado en el mundo fenomenológico.

Nexo entre la conducta y el resultado[editar]

La prueba de la relación de causalidad es un elemento imprescindible en los delitos de resultado para la calificación como típica de la conducta.

Teoría de la equivalencia de condiciones[editar]

La teoría causal más extendida y comúnmente admitida es la teoría de la equivalencia de condiciones, si bien no en su versión tradicional (conditio sine qua non), sino como teoría causal que explica lógicamente por qué a una acción le sigue un resultado en el mundo exterior según las leyes de la naturaleza.[cita requerida] Una vez constatada la existencia de una relación de causalidad, en algunos supuestos será necesario comprobar que, además, la conducta es imputable a su autor. Esta atribución se realiza, según la teoría de la imputación objetiva, con base a criterios normativos limitadores de la causalidad natural. En primer lugar, habría que constatar que la conducta o acción incrementó el riesgo prohibido y, a continuación, que el riesgo creado fue el que se materializó efectivamente en el resultado producido.

Teoría de la imputación objetiva[editar]

Ante la crítica doctrinal de la teoría de la causalidad en España y Alemania, se elaboró esta teoría alternativa. Existen tipos penales de cuya causalidad se duda o que, siendo causales, se duda de su tipicidad. El ejemplo más claro de esta crítica son los delitos omisivos. En estos tipos, la no realización de una conducta es lo que se pena, pero no es racionalmente posible atribuir a esa inacción el posible resultado posterior, pues no se sabe qué sucedería si el agente hubiese actuado como se lo pide la norma.

Ante este obstáculo, la doctrina ha elaborado la teoría del riesgo típicamente relevante, para poder atribuir tipicidad a una acción. En primer lugar se analiza si, efectivamente, la conducta realizada despliega un riesgo de entre los tutelados por la norma penal. Así, en caso de un delito comisivo, el análisis de una conducta homicida deberá determinar que,

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por ejemplo, disparar a otro con un arma de fuego es una conducta que despliega un riesgo, de los contemplados por la norma, que prohíbe el homicidio; es decir, que es idóneo para entrar dentro de la descripción normativa de homicidio. De esta forma, causar la muerte a otro clavándole una aguja en el dedo, provocando así una reacción química inesperada no es un riesgo de los previstos por la norma penal, pues el clavar una aguja a otra persona no es una conducta socialmente vista como suficientemente riesgosa para causar un homicidio (aunque, efectivamente, exista una relación causal).

Por el otro lado, en el supuesto de un delito omisivo, como el de no socorrer a alguien que está en peligro, la conducta de no hacer nada no es causal del posible daño posterior, pero sí despliega un riesgo de los previstos por la norma. Es decir, no hacer nada ante esa situación es justamente aquello que la norma penal busca prevenir. A partir de la constatación de ese riesgo típicamente relevante, se debe comprobar si el resultado (la muerte, las lesiones, etc.) es expresión de ese riesgo y no fruto de otras conductas o eventos ajenos al agente. Este último análisis no se realiza en delitos llamados «de mera actividad» en los que no hace falta un resultado para que haya delito (por ejemplo, el de allanamiento de morada).

Exponentes claros de la teoría de la imputación objetiva son los profesores Claus Roxin o Günther Jakobs, en Alemania, o la profesora Paz de la Cuesta, con su libro Tipicidad e imputación objetiva (1995 y 1998).

Resultado[editar]

El resultado es la consecuencia externa y observable derivada de la acción (manifestación de voluntad). Los códigos penales castigan en algunos casos la acción (delitos de simple actividad) y en otros el resultado que se deriva de ésta (delitos de resultado). Pero también puede haber conductas de no hacer o dejar de hacer que traen como consecuencia un resultado y puede ser formal o material.

Faz subjetiva del tipo[editar]

Dolo[editar]Artículo principal: Dolo

El dolo ha sido definido por numerosos e importantes autores, entre los que destacan Hernando Grisanti, Francesco Carrara, Manzini y Luis Jiménez de Asúa, quienes han emitido un concepto completo de lo que se entiende por el dolo.

Según Hernando Grisanti, el dolo es la voluntad consciente, encaminada u orientada a la perpetración de un acto que la ley tipifica como delito.

Según Francesco Carrara, el dolo es la intención más o menos perfecta de hacer un acto que se sabe contrario a la ley.

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Manzini define al dolo como la voluntad consciente y no coaccionada de ejecutar u omitir un hecho lesivo o peligroso para un interés legítimo de otro, del cual no se tiene la facultad de disposición conociendo o no que tal hecho está reprimido por la ley.

Luis Jiménez de Asúa dice que el dolo es la producción del resultado típicamente antijurídico con la conciencia de que se está quebrantando el deber, con conocimiento de las circunstancias de hecho y del curso esencial de la relación de causalidad existente entre las manifestaciones humanas y el cambio en el mundo exterior, con la voluntad de realizar la acción u con representación del resultado que se requiere.

En suma, puede decirse que el dolo es conocimiento y voluntad de realizar un delito o una conducta punible. El dolo está integrado entonces por dos elementos: un elemento cognitivo: conocimiento de realizar un delito, y un elemento volitivo: voluntad de realizar un delito o en pocas palabras significa: "El querer de la acción típica".

En las diversas escuelas penales modernas la discusión en relación con el dolo se ha escenificado sobre el alcance que se le da al elemento cognitivo del dolo y la ubicación sistemática del dolo:

Es así como para el causalismo (clásico y neoclásico) -escuela penal alemana que tuvo su auge entre 1870 y 1930 aproximadamente en ese país-, el elemento cognitivo del dolo comprende el conocimiento de los hechos, esto es, el conocimiento del comportamiento que se está realizando, y el conocimiento de la antijuridicidad del hecho, es decir, el conocimiento de que el comportamiento que se está realizando se encuentra prohibido por el derecho penal. El dolo en el causalismo es concebido como un elemento o característica de la culpabilidad, categoría en la cual se evalúan la mayor parte de los aspectos subjetivos o psicológicos del hecho punible.

Por el contrario, para el finalismo -escuela penal germana que tuvo su esplendor entre 1945 y 1960 aproximadamente en el país teutón-, el elemento cognitivo del dolo sólo abarca el conocimiento de los hechos, valga decir, el conocimiento del comportamiento que se está realizando. El dolo en el finalismo es ubicado como un elemento de la tipicidad, conformando el denominado tipo subjetivo del delito doloso. El conocimiento de la antijuridicidad, o sea, el conocimiento de que el comportamiento que se realiza está proscrito por el derecho penal, es deslindado del dolo y es concebido como un elemento de la culpabilidad.

Clases de dolo[editar]

Dolo directo : Se produce cuando un sujeto se representa en su conciencia el hecho típico, es decir, constitutivo de delito. En el dolo directo el autor tiene el total control mental de querer y saber cuál es la conducta típica que se plantea realizar y la comete, independientemente de que aquella acción dé sus resultados esperados. Ejemplo: "Juan decide matar a Diego por envidia, llega a la puerta de su casa, lo espera, lo ve y le dispara al corazón".

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o Dolo de primer grado : predomina la voluntad de la persona de realizar el hecho punible.

o Dolo de segundo grado : predomina el elemento conocimiento. el saber lo que se está realizando, combinación de voluntad y conciencia, siempre el dolo va tener el volitivo y cognoscitivo.

Dolo indirecto : es aquel que se materializa cuando el sujeto se representa el hecho delictivo, pero no como un fin, sino como un hecho o efecto inevitable o necesario para actuar o desarrollar la conducta típica. Ejemplo: "Roberto quiere dar muerte a Pedro, le pone una bomba en el auto, la bomba explota y producto de ello mueren la señora y los hijos de Pedro". La finalidad no es matar a la familia, pero es necesario.

Dolo eventual : cuando el sujeto se representa el resultado delictivo de su acción como posible pero supeditado a la misma y, por tanto, lo incluye y asume en su voluntad. Ejemplo: "Miguel, pretendiendo llegar a tiempo al aeropuerto para coger su avión, decide manejar su automóvil a una velocidad muy alta cuando atraviesa una zona escolar. Es consciente de que, si conduce de esa manera, puede llegar a atropellar a algún ser humano, pero incluye dicha posibilidad en su voluntad porque lo importante, para él, es conseguir embarcar en su avión."

Culpa[editar]Artículo principal: Culpa

El tipo culposo individualiza una conducta (al igual que el doloso). La conducta no se concibe sin voluntad, y la voluntad no se concibe sin finalidad, la conducta que individualiza el tipo culposo tendrá una finalidad, al igual que la que individualiza el tipo doloso.

Pero el tipo culposo no individualiza la conducta por la finalidad sino porque en la forma en que se obtiene esa finalidad se viola un deber de cuidado.

Formas de culpa[editar]

Imprudencia: Afrontar un riesgo de manera innecesaria pudiendo evitarse (hacer de más). Negligencia: Implica una falta de actividad que produce daño (no hacer). Impericia: Se presenta en aquellas actividades que para su desarrollo exigen

conocimientos técnicos especiales (no saber hacer). Inobservancia de reglamentos: Puede implicar dos cosas. O conociendo las normas se

vulneran, lo que implica "imprudencia". O, teniendo obligación de conocer los reglamentos, se desconocen y se despliega, entonces, una actividad que implica "negligencia".

Causas de atipicidad[editar]

Las causas de atipicidad se dan en los supuestos en los que concurren unas determinadas circunstancias que suponen la exclusión de la tipicidad de la conducta, negando con ello su inclusión dentro del tipo penal.

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Atipicidad objetiva[editar]

Se da cuando en los elementos objetivos del tipo uno de ellos no encuadra en la conducta típica o simplemente no se da. Se dice que existe ausencia del tipo cuando en la ley no se encuentra plasmada o regulada alguna prohibición de alguna conducta, acorde al principio de legalidad penal.

Por ejemplo, la blasfemia no está tipificada como delito en la mayoría de los países. Aunque para muchos pueda ser una actitud reprochable, esta no será castigada por la ley o el Estado, ya que no es una conducta recogida y penada en el código penal.

Error de tipo[editar]

El error de tipo es el aspecto negativo del elemento intelectual del dolo. Es la falla de la conciencia de los elementos del tipo penal, ya sea por error o ignorancia. Es el desconocimiento de las circunstancias objetivas del tipo.

El error de tipo tiene como efecto principal eliminar el dolo. Si el dolo es la voluntad de realizar el tipo objetivo con conocimiento de todos y cada uno de sus elementos, evidentemente el error que recae sobre el conocimiento de alguno de los componentes objetivos, eliminará el dolo en todos los casos.

En efecto, el error de tipo se presenta bajo dos formas: a) Invencible. b) Vencible. En los dos casos se elimina el dolo, pero en el segundo de los supuestos deja subsistente la imprudencia, siempre y cuando se encuentre incriminado el tipo culposo.

La consecuencia que se prevé para este tipo de error es -al desaparecer el dolo- la atipicidad de la conducta si el error es invencible, y el castigo con la pena del delito culposo, cuando el error es vencible, siempre que esté tipificado, ya que hay un sistema cerrado con relación a los tipos penales culposos. Resulta entonces que si no hay tipo culposo, aunque el error sea vencible, la conducta resultará atípica.

La teoría del error pretende establecer un margen de flexibilidad a la eficacia erga omnes del Derecho, evitando que esta consista en una aplicación del summum ius summa iniuria. Como reconoce en la mayoría de los códigos civiles, el principio de ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. En herencia del Derecho Romano, los ordenamientos jurídicos continentales se rige por el principio ignorantia vel error iurisnon excusat ("La ignorancia o error de derecho no excusa.").

La primera distinción que se hace al definir el concepto penal de error es la diferencia entre error e ignorancia; ya que el primer concepto hace referencia al conocimiento deformado de la realidad o de su significación social o jurídica, y el segundo es la ausencia total de conocimiento perceptivo o valorativo sobre algo. Aunque se presentan como dos ideas diferentes, que tiene los mismos efectos jurídicos, será indiferenciable que el sujeto menoscabe un bien jurídico por que pareció un error invencible o por que simplemente

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ignoraba que era un bien jurídico valioso para los demás y protegido por un sistema coercitivo penal.

En cuanto a la distinción en las clases de error, la doctrina está muy dividida. La doctrina alemana moderna niega la distinción clásica entre error de hecho y de Derecho, y acepta la división que hace Carrara entre error de Derecho penal y error de Derecho no penal (Beling, Liszt). La división actual entre error del tipo, referida a los elementos que forman parte del mismo, que pueden ser fácticos, valorativos e incluso normativos, y el error de prohibición atañe a la valoración de la conducta frente al ordenamiento jurídico en su totalidad, comprendiendo que el error no solo como la significación antijurídica general del hecho, sino como el error sobre la personal legitimación del autor para llevarlo a cabo. Cabe advertir que la frontera para distinguir ambas clases de error no es del todo nítida, por lo que no está exenta de defectos o inconvenientes al analizar los elementos normativos del tipo como ya apunto el profesor Mezguer.

En el error sobre el tipo el sujeto no percibe de forma correcta la realidad de su conducta, ya que conoce algunos de sus elementos pero no todos. En el error de prohibición el sujeto no conoce que lo que está realizando es un hecho ilícito.

Los supuestos psíquicos en caso del error del tipo, donde conoce algunos de los elementos del tipo pero no todos, se pueden clasificar en error vencible e invencible.

En el error de prohibición, el sujeto conoce todos los elementos del tipo penal, sabe lo que está haciendo aunque en algunos casos desconoce que el hecho en si es típico, y en otro sabe que es típico pero cree que no es antijurídico. Le falta la conciencia de antijuricidad o cree que su acción es lícita. Aunque en estos casos se puede atenuar la pena debido a la falta de dolo con conocimiento de la antijuricidad, no se puede prescindir de ella, ya que su conducta negligente, que no ha actuado con el debido deber de cuidado y ha llevado al perjuicio de un bien jurídico permite afirmar la tipicidad. Situación muy diferente del error vencible del tipo en los que ni siquiera se actúa con conocimiento de la peligrosidad de la conducta para un determinado bien, doctrina minoritaria defendida por Hans Welzel.

Clasificaciones del error de tipo[editar]

Las consecuencias derivadas del error del tipo siempre excluyen el dolo, pero no significa que el sujeto activo del delito que ha actuado bajo un error de tipo no incurra en responsabilidad penal. Las consecuencias jurídico penales de su conducta dependerán si el error cometido recae sobre los elementos esenciales o sobre los accidentales.

Los elementos esenciales son aquellos elementos objetivos que caracterizan la conducta típica, y que configuran el “tipo básico”.

Error invencible: es aquél que no tenía la posibilidad de evitarse. Cualquier persona en la situación del autor y aún actuando con la máxima diligencia hubiera cometido el mismo error. El autor ni sabía ni tenía la conciencia de que realizaba una conducta típica

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Error vencible: es el error que se podía haber evitado si el sujeto activo hubiera actuado observando el cuidado debido. El sujeto no actúa con dolo pero se tiene que comprobar si ha actuado con imprudencia, es decir si ha superado el riesgo permitido infringiendo el deber de cuidado que se exige. El castigo realizado con el error del tipo vencible sólo será posible si está tipificada la comisión imprudente del delito, ya que si ésta no se encuentra positivada en el código penal quedará impune (Principio de Legalidad por el que se rige todo nuestro Ordenamiento Jurídico). Ejemplo: Si A mantiene relaciones sexuales con B, con una niña de 15 años, creyendo que por su desarrollo físico tenía como mínimo 18 años, no está cometiendo un delito doloso de abusos sexuales, ya que desconocía un elemento esencial del tipo. Este error, aunque podría haberlo evitado excluye la responsabilidad penal en todo momento ya que en el código no aparece el delito de abusos sexuales con imprudencia. Un caso especial a tener en cuenta es cuando el sujeto activo incurría en un error vencible, siendo este no solo evitable sino que hubo un desinterés por parte del autor para conocerlo “ceguera sobre los hechos”.

El error puede recaer sobre los diferentes elementos típicos, de acuerdo con esto podemos distinguir:

Error sobre el objeto de la acción (error in objeto vel in persona):

En principio no tiene una especial trascendencia la cualidad del objeto o de la persona sobre la que recae la acción. Es irrelevante que Juan se haga con el collar de Pepa creyendo que su dueña era Luisa, o que mate a Pepe en vez de a Pablo. El error es irrelevante cunando los objetos son homogéneos, es decir de igual naturaleza; aunque no ocurre lo mismo si los objetos son heterogéneos, por ejemplo: Juan quiere matar al pájaro del vecino y mata al vecino, el error causará un concurso de delito que el autor quería realizar, un delito en grado de tentativa y un delito imprudente consumado. A partir de esto podemos distinguir dos supuestos:

El error sobre una persona que goza de una protección especial. En este caso el error es relevante.

El error sobre una persona que está protegida de la misma forma: el error es irrelevante porque en ambos casos concurre el mismo tipo de homicidio, donde lo necesario es que se mate de forma voluntaria a otro.

Error sobre la relación de causalidad

Las desviaciones inesenciales o que no afectan a la producción del resultado pretendido por el autor son irrelevantes. Sin embargo si el resultado se produce de un modo desconectado de la acción del autor, como mucho se le podrá imputar el hecho como tentativa. A la vista de esto puede suceder:

Que la desviación en el proceso causal excluya la posibilidad de imputación objetiva del resultado por la ruptura necesaria de la relación del riesgo con la conducta. Verbigracia, se quiere matar a Juan a causa de un envenenamiento, pero el sujeto pasivo muere días

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después por una negligencia médica. En este caso aunque se dé el tipo subjetivo del delito doloso de homicidio, falta la realización en el resultado del peligro implícito de la acción lesiva inicial, y la falta de la relación de causalidad del resultado con la acción.

Que la desviación no excluya la imputación objetiva del resultado causado. El error será irrelevante si el riesgo realizado no constituye una clase de riesgo distinta a la abarcada con dolo directo eventual. Pedro dispara contra Juan directo al corazón, la bala finalmente alcanza el pulmón pero le causa de igual forma la muerte. La equivocación no causa un cambio de delito ni de circunstancias, por lo que el error es irrelevante. En cambio el error sí que será relevante cuando este suponga un cambio en la calificación de hecho o en sus circunstancias influyentes al imputar la responsabilidad penal o cuando el riesgo realizado sea de otre clase que el que abarca el dolo. Aquí podemos incluir los casos en los que el hecho se produce por una acción anterior o posterior dolosa. Tu intentas matar a tu amante de un golpe en la cabeza, creyendo que esta sin vida solo le has dejado inconsciente, le entierras, y la autopsia posterior determina que se a muerto por asfixia debido al enterramiento.

Error en el golpe (aberratio ictus):

Se suele dar en los delitos contra la vida y la integridad física. El sujeto activo, por su mala puntería mata a Carmen en vez de a José. En este caso se considera que hay tentativa de delito doloso en concurso con un delito imprudente consumado:

Un sector doctrinal considera que al ser resultados típicos equivalentes la solución debe ser igual que en el error sobre la persona y aparecería un único delito consumado. Según el profesor Muñoz Conde, esta solución seria injusta cuando además de la tercera persona alcanzada por el disparo, también es dañado la persona a la que pretendía herir, y desde luego no se puede aplicar con resultados heterogéneos.

El dolus generalis:

El sujeto activo cree haber consumado el delito, cuando en verdad ha sido causado por un hecho posterior.( Un marido celoso atropella a su mujer, con la creencia de que esta ya había muerto la tira al río, siendo que la víctima que estaba inconsciente muere por ahogamiento )Aunque en la práctica lo que parece más justo es apreciar un solo delito consumado doloso, el sujeto quería matar a la persona, y ha logrado su objetivo. Lo que le diferencia de la aberratio ictus, es que aquí no se pone en peligro ni se lesiona a otra persona.

El error sobre los elementos agravantes o cualificantes hace que no puedas conocer las circunstancias agravantes o en su caso el tipo cualificado.

El problema legal que suscitan las hipótesis de error sobre circunstancias atenuantes o error sobre la concurrencia de elementos configuradores de un tipo privilegiado aún está sin

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solventar. Podría resolverse por la vía de las atenuantes de análogo significado y la analogía in bonan partem, respectivamente.

Error del tipo permisivo: o el error sobre los presupuestos fácticos de una causa de justificación (como es la legitima defensa putativa), es interpretado por los seguidores de la teoría finalista estricta de la culpabilidad como un error de prohibición. Otro importante sector, del que es partidario Mir Puig, partidarios de la Teoría restringida de la culpabilidad y la teoría de los elementos negativos del tipo, propone aplicar las reglas del error del tipo. Por esta última vía se amplia el ámbito del error relevante penalmente dado el sistema de incriminación específica de la imprudencia.

Tiene un carácter excepcional.

La creencia errónea debe ser probada por quien la alega ( inversión de la carga de la prueba).

La incidencia del error debe medirse acudiendo al caso concreto, de modo que se vean las circunstancias objetivas concurrentes de cada supuesto y en particular las características personales del sujeto activo en la acción

Caso fortuito[editar]Artículo principal: Caso fortuito

Supone la inexistencia del tipo doloso o del tipo imprudente debido al carácter de imprevisibilidad de la situación típica. El caso fortuito puede suponer también una causa de justificación, cuando supone una exclusión de antijuridicidad por no existir desvalor alguno de la acción

Ausencia de un elemento subjetivo del tipo[editar]

aspecto negativo: [tipicidad]] noción de atipicidad: la atipicidad es la no adecuación de la conducta al tipo penal, por la

cual da lugar a la no existencia del delito. Ausencia de tipo: La ausencia de tipo es la carencia del mismo. Significa que en el

ordenamiento legal no existe la descripción típica de una conducta determinada.

La antijuridicidad[editar]Artículo principal: Antijuridicidad

La antijuridicidad es aquel desvalor que posee un hecho típico contrario a las normas del Derecho en general (no sólo al ordenamiento penal). Es lo contrario a Derecho, por lo tanto, no basta que la conducta encuadre en el tipo penal, se necesita que esta conducta sea antijurídica, considerando como tal, a toda aquella definida por el ordenamiento, no protegida por causas de justificación.

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La antijuridicidad precisamente radica en contrariar lo establecido en la norma jurídica. Para que sea delictuosa, la conducta ha de ser típica, antijurídica y culpable. La antijuricidad es otro de los elementos estructurales del delito.

Se le puede considerar como un "elemento positivo" del delito, es decir, cuando una conducta es antijurídica, es considerada como delito. Para que la conducta de un ser humano sea delictiva, debe contravenir el Derecho, es decir, ha de ser antijurídica.

Se considera un concepto jurídico que supone la comparación entre el acto realizado y lo establecido por el ordenamiento y que denota como ésta es una conducta contraria a Derecho, "lo que no es Derecho", aunque en realidad la conducta antijurídica no está fuera del Derecho, por cuanto este le asigna una serie de consecuencias jurídicas.

Antijuridicidad formal y material[editar]

Por tradición se ha venido distinguiendo entre la antijuridicidad formal, que es aquella que viola lo señalado por la Ley, y la material, cuando se trata de una conducta antisocial.

En realidad una antijuridicidad material sin la antijuridicidad formal no tiene ninguna relevancia para el Derecho. Por otro lado la antijuridicidad material sirve de fundamento para la formal, de tal modo que aquella conducta prohibida por la Ley debe serlo porque protege un bien jurídico (antijuridicidad material).

Antijuridicidad formal: se afirma de un acto que es "formalmente antijurídico", cuando a su condición de típica se une la de ser contrario al ordenamiento, es decir, no ésta especialmente justificado por la concurrencia de alguna causa de tal naturaleza (por ejemplo: defensa propia).

Por lo tanto, la antijuricidad formal no es más que la oposición entre un hecho y el ordenamiento jurídico positivo, juicio que se constata en el modo expuesto.

Antijuridicidad material: se dice que una acción es "materialmente antijurídica" cuando, habiendo transgredido una norma positiva (condición que exige el principio de legalidad), lesiona o pone en peligro un bien jurídico que el derecho quería proteger.

La antijuricidad propiamente dicha también se entiende cuando se vulnera el bien jurídico que se tutela (la vida, la libertad, etc)

Tipicidad y antijuricidad[editar]

La antijuricidad es un juicio negativo de valor que recae sobre un comportamiento humano y que indica que ese comportamiento es contrario a las exigencias del ordenamiento jurídico.

Por el principio de legalidad y de seguridad y certeza jurídicas, sólo los comportamientos antijurídicos que son típicos pueden dar lugar a una reacción jurídico penal.

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La tipicidad, para algunas corrientes doctrinarias, se considera indicio de que el comportamiento puede ser antijurídico (ratio cognoscendi). Para éstas, el tipo y la antijuricidad son dos categorías distintas de la teoría del delito. El tipo puede desempeñar una función indiciaria de la antijuricidad, pero no se puede identificar con ella.

Para otros, existe una cierta identificación entre tipo y antijuricidad, es decir, existe una directa relación entre éstas (ratio essendi). Se critica esta posición, pues conduce a considerar las causas de justificación como elementos negativos del tipo. Se añade que en la cotidianidad, es difícil equiparar una conducta atípica (por ej. matar un insecto) con una conducta típica, pero realizada en una causa de justificación (matar en defensa propia). Las consecuencias de identificar o diferenciar claramente tipo y antijuricidad se reflejan en la teoría del error (error de tipo y error de prohibición).

Causas de justificación[editar]

Las causas de justificación son situaciones reconocidas por el Derecho en las que la ejecución de un hecho típico se encuentra permitida, es decir, suponen normas permisivas que autorizan, bajo ciertos requisitos, la realización de actos generalmente prohibidos.

Vienen a ser normas dirigidas a situaciones específicas que excluyen la antijuridicidad de un determinado comportamiento típico, que a priori podría considerarse antijurídico.

Cabe destacar que la comprobación del carácter antijurídico de la conducta tiene un carácter negativo, de manera que una vez identificada la conducta típica, habrá de analizarse su eventual inclusión dentro de las causas de justificación, excluyendo el delito si encuadra en ella, y suponiendo antijuridicidad si no encajase.

Consentimiento del titular[editar]

Se actúe con el consentimiento del titular del bien jurídico afectado, siempre que se cumplan los siguientes requisitos:

que se trate de un bien jurídico del que pueda disponer el titular; que el titular del bien tenga la capacidad jurídica para disponer libremente del mismo; que haya consentimiento expreso, tácito o presunto, sin que exista vicio alguno.

Sin embargo, en la doctrina europea existen dudas acerca de la función del consentimiento en el concepto de delito. Aunque tradicionalmente era considerado causa de justificación supralegal (Alemania) más modernamente se distingue entre consentimiento (causa de justificación) y acuerdo de voluntades (causa de exclusión de la tipicidad). Finalmente, alguna doctrina, considera que el consentimiento habría de ser analizado como elemento determinante del ámbito del riesgo permitido en la teoría de la imputación objetiva.[4]

Legítima defensa[editar]Artículo principal: Legítima defensa

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Se repela una agresión real, actual o inminente, y sin derecho, en protección de bienes jurídicos propios o ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa y racionalidad de los medios empleados y no medie provocación dolosa suficiente e inmediata por parte del agredido o de la persona a quien se defiende.

Se presumirá como defensa legítima, salvo prueba en contrario, el hecho de causar daño a quien por cualquier medio trate de penetrar, sin derecho, al hogar del agente, al de su familia, a sus dependencias, o a los de cualquier persona que tenga la obligación de defender, al sitio donde se encuentren bienes propios o ajenos respecto de los que exista la misma obligación; o bien, lo encuentre en alguno de aquellos lugares en circunstancias tales que revelen la probabilidad de una agresión.

Estado de necesidad[editar]Artículo principal: Estado de necesidad

Se obre por la necesidad de salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, de un peligro real, actual o inminente, no ocasionado dolosamente por el agente, lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que el peligro no sea evitable por otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de afrontarlo.

Ejercicio de un derecho[editar]Artículo principal: Ejercicio de un derecho

El ejercicio de un derecho se da cuando se causa algún daño al obrar en forma legítima, siempre y cuando exista la necesidad racional del medio empleado.

Cumplimiento de un deber[editar]Artículo principal: Cumplimiento de un deber

El cumplimiento de un deber consiste en causar daño actuando de forma legítima en el cumplimiento de un deber jurídico, siempre que exista la necesidad racional del medio empleado. El cumplimiento de un deber se encuentra derivado del ejercicio de una profesión.

La culpabilidad[editar]Artículo principal: Culpabilidad

Bajo la categoría de la culpabilidad, como tercer elemento del concepto de delito se agrupan aquellas cuestiones relacionadas con las circunstancias específicas que concurrieron en la persona del autor en el momento de la comisión del hecho ya calificado como típico y antijurídico. Se trata del elemento del delito en el que la persona del autor se relaciona dialécticamente con el detentador del ius puniendi (estado)[5]

Es común definir la culpabilidad como la reprochabilidad de un acto típico y antijurídico, fundada en que su autor, en la situación concreta, lo ejecutó pudiendo haberse conducido de una manera distinta, es decir, conforme a Derecho. Algunos códigos penales, como el de

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Paraguay de 1998 llegaba a hacer desaparecer el término "culpabilidad" que era sustituido por el de reprochabilidad. Sin embargo, la doctrina española pone de manifiesto como el término reprochabilidad se asocia al reconocimiento de la existencia del libre albedrío, algo imposible de probar en el caso concreto (Gimbernat Ordeig), por lo que desde teorías preventivas de la pena se propugna su sustitución por la idea de motivabilidad o de exigibilidad (de la Cuesta Aguado).

Elementos de la culpabilidad[editar]

Determinantes de su existencia: o Valoración de conducta : La culpabilidad exige inexcusablemente una valoración

del comportamiento humano, y allí donde pueda hacerse un juicio de reproche puede existir una culpabilidad.

o Juicio de reproche : Es la valoración que se hace en el individuo que cometió un ilícito y su correspondiente acción. En el juicio de reproche se individualiza la pena, es decir, se vincula al hecho injusto con su autor.

Estructurantes: o La imputabilidad: la capacidad de conocer lo injusto del actuar, así como de

reconocer la posibilidad de actuar de otra manera.o La conciencia de antijuridicidad: la posibilidad de comprender lo injusto del acto

concreto.o La exigibilidad de actuar de forma diferente: la posibilidad de autodeterminarse

conforme al Derecho en el caso concreto.

La imputabilidad[editar]

Establece la capacidad de conocer lo injusto (su "maldad") o inconveniencia para la sociedad, o simplemente, que esta no es apropiada; así como de reconocer la posibilidad de actuar de otra manera.

Un imputable es capaz de comprender el elemento de reproche que forma parte de todo juicio penal, y por lo tanto, si se le halla culpable, será acreedor de una pena. Si no lo puede comprender, será inimputable, no podrá serle reprochada su conducta y el juez, llegado el caso, podrá someterlo a una medida de seguridad y no a una pena.

Enfermedad mental[editar]

La generalidad de los Códigos Penales incluyen en un mismo artículo dos supuestos, la anomalía o alteración psíquica y el trastorno mental transitorio. Se considera que tales supuestos constituyen una situación de inimputabilidad para el sujeto.

La alteración psíquica trata sobre trastornos mentales psíquicos u orgánicos en los cuales se encuentra presente una desorganización profunda de la personalidad, alteraciones del juicio crítico y de la relación con la realidad, trastornos del pensamiento, ideas y construcciones delirantes, así como trastornos sensoriales, en definitiva, estímulos que anulan el equilibrio psíquico y la capacidad de obrar. Pudiendo englobar este glosario en el concepto más

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amplio de Enajenación Mental, excluyendo las neurosis y psicopatías y considerando las psicosis y enfermedades orgánico cerebrales.

Según J. Homs Sanz de la Garza, la enajenación mental (EM) es una figura jurídica determinada con importantes relaciones con el trastorno mental transitorio (TMT), con entidad propia que exige un tratamiento y estudio diferenciado de la EM.

Las siguientes patologías quedan encuadradas por la jurisprudencia y por la doctrina (Joaquín Homs Sanz de la Garza, Francisco Javier Álvarez García) bajo la figura jurídica de la EM, dichas patologías son las siguientes: psicosis tales como la esquizofrenia, la paranoia, los trastornos bipolares maniaco-depresivos, determinadas neurosis graves como la histeria o la obsesiva. Además también se tienen en cuenta otras psicopatías y patologías como el alcoholismo degenerativo crónico, drogadicción con menoscabo de la capacidad intelectiva, ludopatía, oligofrenia, personalidad delirante y trastornos de la personalidad.

No obstante, determinadas enfermedades mentales dan lugar a episodios transitorios, que tras desarrollar su virulencia desaparecen sin ningún rastro aparente. Sin embargo, no es así en los casos de EM, ya que la duración del trastorno es crónica y larga, en consecuencia, en la EM, la prueba de que el sujeto activo sufre una patología mental grave crónica, es fundamental para apreciar la inimputabilidad del sujeto aunque debido precisamente al carácter crónico de su enfermedad mental se exigirá una condena con medidas de seguridad.

Trastorno mental transitorio[editar]

Patología caracterizada por manifestaciones psíquicas de entidad patológica que emergen en forma de brotes puntuales causando trastornos de corta duración, quedando el sujeto en situación de inimputabilidad para a continuación remitir y desaparecer completamente.

En el caso del trastorno mental transitorio es fundamental poder apreciar que tales manifestaciones patológicas han sido un brote puntual y de carácter exógeno. Ante estas circunstancias, el Ordenamiento Jurídico aprecia que la enfermedad mental y el trastorno mental transitorio difieren en la duración del trastorno y en las causas que lo provocan, por tanto se consideran típicas del trastorno mental transitorio, aquellas manifestaciones psíquicas de entidad patológica de carácter puntual y exógenas. Ya que el sujeto activo, al no ser un auténtico enajenado, no puede ser sometido a internamiento, y tras probarse la falta de peligrosidad del sujeto, se deberá de omitir las medidas de seguridad.

Dentro del mismo se encuadran aquellos trastornos del control de los impulsos y otras manifestaciones psicológicas que anulan la imputabilidad temporalmente, tales como el trastorno explosivo aislado, trastornos por consumo de drogas y tóxicos, la piromanía, cleptomanía y el juego patológico o ludopatía, como afecciones que inciden en la conciencia hasta el punto de anularla. Se incluyen también aquellos supuestos de hipnosis e inconsciencia por sueño, que producen fenómenos repentinos, y comportan una grave interferencia en la elaboración mental propia del sujeto, para luego desaparecer y no dejar huella. Son todos, supuestos de inimputabilidad.

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Aunque el TMT y la EM están relacionados con otros fenómenos patológicos como el arrebato o la obcecación, y presentan rasgos paralelos, en ningún momento se llega a anular la capacidad de valoración general del sujeto, sino que más bien es una pérdida momentánea del dominio a consecuencia de la ira o sentimientos afectivos. El estado de obcecación o arrebato puede ser producido por múltiples causas, pero nunca con la intensidad suficiente como para ser considerada como un hecho revelador de inimputabilidad. Se consideran atenuantes.

Actio libera in causa[editar]Artículo principal: Actio libera in causa

Según la actio libera in causa, se puede imputar a quien comete un acto típico y antijurídico en un estado de inconsciencia provocado por alcohol o estupefacientes, en el cual él mismo se introdujo, que en principio le haría irresponsable por falta del requisito de la culpabilidad, pero el análisis de este es llevado al momento en que se causa el estado de ebriedad, momento en el cual el sujeto pudo haber actuado con culpa o dolo. También por medio de esta doctrina se puede llegar a la conclusión de que el sujeto activo del presunto delito carece de responsabilidad, por haber sido introducido en estado de inconsciencia por un tercero que, por error, dolo o violencia, quebrantó o vició su voluntad.

Los detractores de la acto libera in causa señalan que no se puede construir un delito (acción típica, antijurídica y culpable) sumando la tipicidad y antijuricidad de una acción no culpable, y la culpabilidad de una acción atípica.

La conciencia de antijuridicidad[editar]

Para que exista culpabilidad es necesario que el sujeto tenga conciencia y conocimiento de la antijuricidad del hecho; basta con que el autor tenga motivos suficientes para saber que el hecho cometido está jurídicamente prohibido y es contrario a las normas más elementales que rigen la convivencia.

La conciencia (o conocimiento) de la antijuridicidad del hecho como elemento en la categoría de la culpabilidad está admitido comúnmente en la doctrina y la jurisprudencia que lo considera elemento indispensable para la declarión de culpabilidad. Sin embargo, en la práctica, el conocimiento de la antijuridicidad se presume por los tribunales (véase De la Cuesta Aguado, Conocimiento de la ilicitud. Madrid, 2007). El desconocimiento del carácter ilícito del hecho se trata como error de prohibición.

Error de prohibición[editar]

Déficit cognitivo del autor de una conducta típica en relación a la antijuridicidad de la conducta. Dependiendo de su carácter de "vencible" (superable) o "invencible" (insuperable) se determina la ausencia o no de culpabilidad. En el caso del vencible solo será tenido en cuenta al momento de individualizar la pena.

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El error de prohibición puede ser directo, cuando el sujeto desconocía la existencia de la norma que prohíbe la conducta (una embarazada aborta creyendo que en el país en el cual se encuentra el aborto es legal, ya que en su país lo es) o indirecto, cuando el sujeto sabe que existe una norma jurídica que prohíbe la realización de la conducta, pero el sujeto cree erróneamente que en su caso concreto concurre una causa de justificación. Algunos supuestos de legítima defensa putativa podrían tratarse también como error de prohibición indirecto. (Cree que se trata de una agresión ilegítima, por lo que responde creyendo que actúa en legitima defensa matando al agresor, pero en realidad se trataba de una broma).

Error vencible: Su consecuencia es que, en el momento de la individualización de la pena, ésta será menor por tratarse de un error.

Error invencible: Su consecuencia es que se excluye la culpabilidad, y tal acción no merecerá ser castigada con una pena.

La exigibilidad[editar]

Es la posibilidad de autoderminsarse conforme a Derecho en el caso concreto. Se admite que el ordenamiento jurídico penal no puede exigir al ciudadano comportamiento heroico. Surge así la posibilidad de excluir la imposición de la pena (exculpar) por la existencia de circunstancias que sitúen al autor del delito en una situación según la cual adecuar su comportamiento a las exigencias normativas hubiera supuesto una exigencia intolerable para el "hombre medio".

El juicio de exigibilidad se realiza mediante la comparación de las características personales o circunstanciales del destinatario de la normas y de un modelo idealizado construido mediante la generalización.[6] Cuando de esta comparación se deduzca que al sujeto no le era exigible actuar conforme al mandato normativo, su conducta típica y antijurídica no merecerá reproche penal, y como consecuencia, no se podrá afirmar la existencia de un delito por ausencia de culpabilidad.

La mayoría de la doctrina configura dentro de la categoría de la culpabilidad, a exigibilidad de otra conducta en sentido negativo, como "causas de no exigibilidad". Ahora bien, recientemente se propugna desde una perspectiva dialéctica y democrática de la culpabilidad, en España, la consideración de la exigibilidad entendida como posibilidad de reclamar e imponer por parte del ius puniendi un comportamiento acorde con la norma jurídico-penal como el auténtico fundamento material de la culpabilidad. Cuando por razones excepcionales ajenas a su persona el sujeto destinatario de la norma no pudiera adecuar su comportamiento al mandato normativo, surgirían las causas de disculpa o exculpación basadas en la inexigibilidad de otra conducta.

Como causa de inexigibilidad se suelen enumerar el miedo insuperable o el estado de necesidad disculpante (aquel en el que el mal causado es igual que el que se trata de evitar o aquel en el que no se puede determinar cual de los dos males es mayor). También, aunque escasamente admitido por la jurisprudencia, se incluyen como supuestos de no exigibilidad el hurto o el robo famélico.

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Los diversos códigos penales admiten estos supuestos con diversos enunciados, pero si el juicio de exigibilidad es un juicio que debe realizar el juez podrían surgir otros supuestos, distintos a los tradicionalmente reconocidos que deberían admitirse como causa de exculpación, aunque la mayoría podría ser considerados como supuestos de estado de necesidad.

Fuerza moral irresistible[editar]

Ocurre cuando la voluntad del sujeto se ve afectada por un evento externo a su esfera de decisión y gravita de manera inevitable sobre el aspecto decisorio de la persona. Pues si fuese fuerza física o vis absoluta no habría voluntad, por tanto, no habría acción y, lógicamente, no se podría dilucidar la culpabilidad.

Cuando la persona se encuentra bajo una amenaza real e inminente que la obliga a llevar a cabo determinada acción, no le es reprochable el haber obrado de esa manera. El Estado en este caso no le puede exigir a la persona actuar de otra manera.

Los requisitos de la fuerza moral irresistible en materia penal suelen ser iguales que en materia civil (fuerza como vicio del consentimiento), esto es:

existencia de un evento que sea ajeno a la esfera de acción del sujeto, sea de las cosas o de otra persona;

que ese evento sea grave, es decir, que tenga la capacidad suficiente para afectar al sujeto en atención a sus características personales;

que sea determinante, es decir, cuando tiene como consecuencia directa la realización del acto;

en caso de ser un hecho de otra persona, que sea injusto, es decir, que el que ejerza la fuerza moral no tenga derecho a ejercerla o lo haga de forma distinta a lo permitido por el derecho.

Miedo insuperable[editar]

El miedo insuperable consiste en la ausencia total de representación en el actor de la acción delictiva de las consecuencias de su proceder en el resultado a causa del temor que siente y que es provocado por la persona causante del miedo.

Obediencia debida[editar]Artículo principal: Obediencia debida

La obediencia debida es una eximente de responsabilidad penal, por delitos cometidos con motivo de la ejecución de una orden impartida por un superior jerárquico, que beneficia al subordinado dejando subsistente la sanción penal del superior.

Habitualmente se relaciona con la actividad castrense, debido a la subordinación que los miembros de una jerarquía militar deben rendir a sus superiores, en las acciones que competen al servicio prestado. No obstante, puede presentarse en otras actividades de

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Derecho público, como la administración. En el ordenamiento penal español democrático no se admite la obediencia debida como causa de justificación a diferencia de lo que sucedía en épocas anteriores.

Referencias[editar]

1. ↑ Muñoz Conde, Francisco; García Arán, Mercedes (2004). Derecho Penal. Parte General (6.ª edición). Valencia: Tirant lo Blanch. p. 205. ISBN 9788484561163. OCLC 318274714.

2. ↑ Jiménez de Azúa, Luis, Principios del Derecho Penal. La ley y el delito, Buenos Aires, Argentina: Abeledo–Perrot: 4.ª, 2005, p. 208.

3. ↑ Machicado, J., La acción y la omisión en la teoría de la causalidad.4. ↑ De la Cuesta Aguado, en Tipicidad e imputación objetiva, Cuyo (Argentina), 2006.5. ↑ De la Cuesta Aguado, Culpabilidad. Exigibilidad y razones para la exculpación. Madrid,

2004.6. ↑ De la Cues Aguado, P. M., Culpabilidad. Exigibilidad y razones para la exculpación.

Véase también[editar]

De los delitos y las penas (ensayo) Derecho penal Iter criminis pena teoría de la culpabilidad

Bibliografía[editar]

De la Cuesta Aguado, Paz M. (1995). Tipicidad e Imputación Objetiva (1ª edición). Tirant lo Blanch.

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Política de privacidad Acerca de Wikipedia Limitación de responsabilidad La conciencia o conocimiento de la antijuricidad del hecho (o de su significación

antijurídica, de su ilicitud, etc.) constituye como se vio uno de los requisitos necesarios para poder atribuir y reprochar al autor la realización de la conducta típica y antijurídica.

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Los supuestos de error de prohibición (regulados en el artículo 14.3 CP) son casos de ausencia de conciencia de la antijuricidad del hecho. En ellos el sujeto actúa creyendo que el comportamiento que realiza es lícito, esto es, conforme a Derecho. Cree que el ordenamiento le permite comportarse como lo está haciendo, a pesar de ser consciente de que realiza un hecho típico (por ejemplo quien mata creyendo que está en legítima defensa sabe que está matando y quiere matar -dolo-, pero piensa erróneamente que el ordenamiento en esos casos le permite matar).

Es preciso tener en cuenta que "ignorancia" no es lo mismo que "error". En este sentido, el artículo 6.1 del Código Civil establece que "la ignorancia de las Leyes no excusa de su cumplimiento", pero continúa señalando que "el error de derecho producirá únicamente aquellos efectos que las leyes determinen". Es por ello que el artículo 14.3 CP otorga relevancia a esta clase de error.

No se considera error dudar sobre los hechos o la relevancia jurídico-penal de la conducta, es decir, cuando el sujeto tiene dudas o ni se plantea si lo que está sucediendo es lícito o ilícito, limitándose a no indagar. Según el Tribunal Supremo, "en estos casos el autor sólo tiene una duda pero no obra por error o ignorancia, ya que sabe que los hechos pueden ser delictivos y, sin embargo, acepta realizar la acción".

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Si el error de prohibición es invencible (esto es, el sujeto no podría de ningún modo haber salvado su error, dadas las circunstancias del caso concreto), el artículo 14.3 del Código Penal lo declara exento de responsabilidad penal. Por el contrario, si el error de prohibición es vencible (esto es, el sujeto podría haberse percatado de su error si hubiese prestado una atención media o si se hubiere informado), el artículo 14.3 CP establece que la pena a imponer al sujeto será la inferior en uno o dos grados a la prevista en el tipo.

La determinación del grado de "vencibilidad" del error no puede basarse obviamente sólo en las declaraciones del propio sujeto, sino que precisa de otros elementos de juicio objetivos. El análisis debe efectuarse sobre el caso concreto, tomando en consideración las condiciones del sujeto en relación con las de la "persona media", y ha de partir necesariamente de la naturaleza del tipo analizado, pues no cabe invocar el error cuando la ilicitud del hecho es de común conocimiento (todo el mundo sabe que está prohibido matar). No obstante, tampoco debe acogerse un concepto tan estricto de "invencibilidad" que haga imposible imaginar una situación a la que pudiera acogerse.

Fuente:Esther Hava García (@sterhava)

Publicado por Derecho en Red en 9:10 Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con

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