Deléitate en el señor capítulo 1

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Deleitarse en el Señor es el resultado de ciertas conductas moldeadas a la manera de Dios. Desde el verso 1 hasta el verso 9 David define una serie de pasos que son necesarias implementarlas para tener una vida deleitosa.

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Salmos 37:1-9

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Capítulo 1 Esa manera de impacientarnos, nos cambia todo el semblante y lucimos diferente

en nuestros rostros. Nuestros deseos están dirigidos por nuestros sentidos recibiendo mayor influencia por las cosas que queremos lograr pero se nos hacen difíciles de alcanzar.

David, quien nos escribe en este salmo no habla por querer brindarnos un mensaje

de motivación sin experimentos ya hechos por el mismo, este mismo hombre de Dios tuvo que vivir primeramente toda una etapa de minorista en la casa de su padre (1 Samuel 16:11), luego cuando entraba en popularidad por las cosas que el Señor hacía en él tuvo que correr el riesgo de vivir como fugitivo, mezclarse entre gentes enemigas, fingirse de loco (1 Sam. 21:12-15), engañado y perseguido por su rey, escapar por su vida, convertirse en guerrillero, pasar por el desierto donde muchos de sus mejores salmos (que se les atribuyen 73 los escritos por David) están escritos con un carácter de alabanza, clamor y reconocimiento a Dios. David es el hombre indicado para orientarnos donde debemos plantar nuestros pies para entender nuestra desesperación. Él dice que nos deleitemos en el Señor, pero cómo se siente una persona que día a día vive sin esperanzas de encontrar paz, que si mira a la derecha se siente solo y vacío y si mira a la izquierda se ve perdido y presionado. Esto no se entiende con mera simplicidad humana, se tiene que tener un corazón temeroso de Dios, un corazón que obedece plenamente y que está dispuesto a pasar por el desierto de la frustración agarrado de la mano del Señor.

Antes de poder elevar las emociones con las buenas noticias que nos tiene este salmo, debemos detectar donde David recibió la mayor parte de su vida las desventajas y cómo puede decirnos a nosotros que nos deleitemos en el Señor.

El inicio del celo

Saúl, primer rey de Israel, hijo de Cis de la tribu de Benjamín. Fue la persona que

echó mano a la persecución contra David, su melancolía y sus celos lo llevaron a romper relaciones con Dios, tanto por sus desesperos y por quedar bien entre el pueblo. La personalidad de Samuel y la de David llegaron a eclipsar la vida de Saúl, Samuel tuvo que reprenderlo por su desobediencia. La primera fue cuando Saúl desesperado ofreció holocausto sin el tener el derecho de hacerlo (1 Samuel 13:7-10). La segunda ocasión fue cuando se le advirtió que "obedecer es mejor que los sacrificios" (1 Samuel 15:1-9; 22). En la tercera ocasión Dios permitió una entrevista sobrenatural donde Samuel aparece después de su muerte para confirmar un juicio definitivo contra el rey (1 Samuel 28:3-19).

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Las personas tienden a sentir celo por diversas razones. Según nos expresa el diccionario celo es: “Una envidia que alguien siente por el éxito que otro disfruta”. A Saúl le comenzó con una expresión poética usual para definir un número grande "y exclamaban con gran regocijo: “Saúl destruyó a un ejército, ¡pero David aniquiló a diez!” (1 Samuel 18:7)". Haciendo un paréntesis entre la expresión de este verso, este mismo paralelismo lo encontramos en Salmos 91:7: “Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.” La intención de esta palabra no es establecer una comparación entre quién es mayor que el otro, sino más bien de definir grandes cantidades. Entonces escuchando esto Saúl sintió la forma de igualar la persona de David con su reinado "Disgustado por lo que decían, Saúl se enfureció y protestó: A David le dan crédito por diez ejércitos, pero a mí por uno solo. ¡Lo único que falta es que le den el reino!” (1 Samuel 18:8).

La vida de Saúl se comprime a pesar de los molestos intentos por dar caza al joven

David. De este rey solo podemos resumir “no es como empieza, sino cómo termina”. La mente humana puede generar muchas ideas para poder eliminar lo que se piensa dañino para el interior, Saúl pensaba que poniendo a David a prueba se encargaría del mal. Aun podemos notar que dentro de los intentos de Saúl por combatir la vida del joven David existía una esencia de reconocimiento o más en claro “Saúl sabía que el Señor lo había abandonado, y que ahora estaba con David. Por eso tuvo temor de David” (1 Samuel 18:12). El rey sabía que todos sus intentos eran vanos por que el muchacho contaba con la ayuda de Dios, sin embargo Saúl no se detuvo, podría decir en ese momento “si no lo hago yo, lo hacen ellos”. Luego de nombrarlo “jefe de mil” que probablemente se refiere a la división militar dada por un clan, cuyo número variaba dependiendo del tamaño de éste. El rey Saúl pensaba que de expedición en expedición pronto llegaría la noticia de que al fin a David lo derrotaron los filisteos. Desventajadamente todas las esperanzas celosas nunca se llegaron a cumplir como lo expresa el verso 14.

Generando las malas intenciones

Cuando queremos contrarrestar lo que nos hace daño lo hacemos de cualquier

forma. Le brindamos toda nuestra atención, tiempo, voluntad y sentimos ese ardor mental de que nos está tomando terreno si lo dejamos un rato más en presencia. Una intención maligna despertada por Saúl comienza a trabajar en su mente “Un día Saúl le dijo a David: —Aquí tienes a Merab, mi hija mayor. Te la entrego por esposa, con la condición de que me sirvas con valentía, peleando las batallas del Señor. Saúl pensaba: “Será mejor que no muera por mi mano, sino a mano de los filisteos.” (1 Samuel 18:17).

Si bien la idea fundamental de Saúl era hacer que David hiciera frente en batalla

contra los filisteos y que el perdiera, no le importaba entregar a su hija, aunque realmente en la antigüedad era lo correspondiente, que a la persona victoriosa en batalla se le entregara la hija del rey como obsequio a su valor. Saúl ciertamente tenía una intención de aniquilación. Implícitamente ya cuando David da razones culturales de que su estatus familiar le impedía hacerse "yerno del rey" (v. 18) Merad se convierte en esposa de Adriel

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de Mejolá (v.19). En la segunda ocasión Saúl le parece bien entregar a su segunda hija, luego de un tiempo en que David no quiso la mano de Merab. No simplemente por convertirlo en miembro de la familia real, la maldad de Saúl buscaba una forma de como eliminar al joven, es por esto que no le interesa la dote, sino más bien que David se enfrentara contra los filisteos y tomara doscientos prepucios. Saúl se daría cuenta de que estos prepucios si eran de filisteos ya que muchos de los otros pueblos vecinos de Israel practicaban la circuncisión. Finalmente como la gracia de Dios estaba con David, él logra los doscientos prepucios y la mano de Mical le es cedida, a lo que trae como resultado el incremento de la furia de Saúl.

Deléitate en el Señor

David se podía deleitar en Dios porque conocía todas las instrucciones para hacerlo. La pregunta es ¿Qué hay que hacer para deleitarnos en el Señor? Acaso tendremos que pasar una serie de obstáculos así como la vida de David antes de poder llegar al trono prometido por Dios, probablemente hay que tener una vida de valentía para vencer las duras dificultades que nos llegan o tal vez hay que vivir una vida de obediencia plena donde si pueda deleitarme en el Señor. Deleitarse en el Señor es el resultado de ciertas conductas moldeadas a la manera de Dios. Desde el verso 1 hasta el verso 9 David define una serie de pasos que son necesarias implementarlas para tener una vida deleitosa. El doctor Charles Stanley en su predicación “Las peticiones del corazón” nos detalla como tener una vida de deleites en Dios: “Nuestros deseos impactan cada aspecto de la vida; nuestra relación con Dios, nuestra salud y cada estado de nuestras vidas. Y si nos preguntáramos ¿Cuál es el mayor deseo de nuestro corazón? Fácilmente nos vamos a volver por las cosas que producen bienestar personal en todos los ámbitos físicos más que en lo espiritual. El salmista menciona tres veces una prohibición “no te irrites” porque sabe muy bien que nos es muy fácil irritarnos cuando no vemos los resultados que esperamos… a veces decimos: ¡estoy enojado con Dios! Porque le he pedido y pedido y aun no me responde, bueno es porque Dios nos ama demasiado para permitirnos jugar con fuego sin antes probarnos.” Lo primero que David nos aconseja es que no nos irritemos (impacientarnos, sentir ira, escandalizarnos). Irritarse por varias razones tales como: no hemos recibido de Dios lo que deseamos, o no podemos realizar o tener los deseos de nuestra propia vida. Pero aquí dice claro “a causa de los impíos” hay personas que nos elevan los estribos, nos dicen y hacen cosas intencionales o tal vez no pero nos hacen perder el sueño muchas veces por el furor contenido en nuestro interior. Nuestra preocupación no daña a nadie excepto a nosotros mismos ¡no es bueno hacer esto!

“Confía en el Señor y haz el bien” la manera de como vencer la irritación aportada por los impíos es confiando, cuando se confía entonces se puede actuar porque sabemos que hay una seguridad de nuestro lado para actuar de forma positiva así logramos hacer el bien. El Comentario Bíblico William McDonald nos aclara: “Esta confianza no quiere decir un

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optimismo liviano y pasajero que espera que todo acabe bien. Al contrario, significa una profunda y duradera confianza en Dios, creyendo en Aquel que ha prometido castigar a los impíos y premiar a los justos.” David, tuvo que aprender a vivir en la tierra rodeado de persecución sin causas, tuvo que huir muchas veces y sin embargo no perdió la fidelidad hacia Dios mientras fue perseguido por Saúl. “y él te concederá los deseos de tu corazón”, que fácil sería para nosotros conseguir las cosas que Dios ha puesto para nuestras vidas que realizar la prueba primero. Para que Dios nos conceda lo que deseamos hay que hacer algo primero “deleitarnos en el Señor”. Nos gusta hablar con Dios, nos agrada escucharlo, nos gusta pasar tiempo con Él, nos simpatiza ofrendarle, experimentamos su palabra o somos de este tipo de persona: asisto a la iglesia de vez en cuando, a veces leo la biblia, oro cuando tengo una dificultad, no tengo mucho dinero para ofrendar y dudo mucho que pueda diezmar. Deleitarse en Dios es tener placer en su voluntad, es interesarnos con Dios y tener una relación sólida donde nos agradan las cosas que él hace. El mismo comentario bíblico nos dice: “Ahora bien, supongamos que tengas grandes deseos de llevar a cabo cierto ministerio para el Señor. Te sientes seguro de que Él te ha estado guiando, y tu deseo es tan solamente glorificarle a Él. Pero un adversario potente ha impedido, bloqueado y frustrado tus planes continuamente. ¿Qué debes hacer en un caso así? La respuesta es “deleitarse en el Señor”

Poner nuestros planes a manos de Dios nos cuesta mucha espera, tenemos una mente tan audaz que queremos hacer las cosas por nuestra propia cuenta, nos surge la idea “Dios aguántate un poco en lo que yo hago esto” cuando nos sale mal entonces venimos ante Dios, “Padre, tú conoces mi vida y sabes todo de mí, ayúdame en esta situación porque solo tú puedes darme la respuesta”. Para no actuar por impulsos es bueno hacer esto “Encomienda al Señor tu camino” sí, y luego de encomendar mis planes a Dios que más hay que hacer, bueno, no solo basta con entregar la agenda para que Dios me dirija, hay que confiar en que Dios va a actuar. Recuerde esto, si Dios lo hace, aunque sea tarde pero si él lo hace es siempre mejor. Existe la idea de que si encomendamos a Dios nuestros planes pasamos por una etapa de miedo, porque se piensa que no va a salir como lo esperamos. Si dejamos que Dios actúe, es que sabemos que él está en control. Nadie se casa con alguien si primero no confía con su pareja.

Si permitimos que Dios dirija nuestros planes podemos estar seguros de que garantía

existe. David conocía la relación con Dios tan buena y maravillosa, es por eso que en su vida se reflejaba toda esa justicia dada por Dios. En una ocasión cuando Saúl le ordena a su hijo Jonatán y sus ayudantes cuales eran las intenciones de matar a David, Jonatán le avisó a David sobre estos planes (ver 1 Samuel 19:2-3). Razonando con su padre Saúl acerca del valor, la lealtad y el éxito de David en frente de sus enemigos, Jonatán logró reconciliar a Saúl temporalmente con David. “Sin embargo, un espíritu maligno de parte del Señor se apoderó de Saúl. Estaba sentado en el palacio, con una lanza en la mano. Mientras David tocaba el arpa,” (v. 9). Los celos de Saúl subieron de nuevo. Haciendo un paréntesis para explicar el caso del espíritu maligno que atormentó a Saúl. La web Shepherd Serve fundada por David Servant explica el caso:

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“Hay muchos ejemplos de Dios usando a Satanás y a sus espíritus malvados como agentes de su ira en el Antiguo Testamento. Por ejemplo (Jueces 9:23, 1 Samuel 16:14, 1 Samuel 19:9). Esta situación obviamente ocurrió debido a la disciplina de Dios por la desobediencia de Saúl. La pregunta es, ¿Cuál es el significado de la frase, "un espíritu malo de parte de Jehová"? ¿Significa que Dios mandó a un espíritu malo que vive con él en el cielo, o significa que Dios soberanamente permitió que uno de los espíritus malos de Satanás afligiera a Saúl? Pienso que la mayoría de los cristianos tienden a aceptar la segunda posibilidad a la luz de lo que la Biblia enseña. La razón por la que esta Escritura dice que era un espíritu de parte de Dios era porque la aflicción del espíritu maligno era el directo resultado de la disciplina divina sobre Saúl. Por esto vemos que los espíritus malvados están bajo el control de Dios. Los espíritus malos no pueden trabajar exitosamente en contra de alguien sin el permiso de Dios. Si esto no fuera verdad, entonces Dios no sería todopoderoso.” Volviendo al caso de Saúl, lleno de celos, intentó clavarlo contra la pared a lo que David sale ileso, en esa misma noche David emprende una fuga. Utilizando la estrategia de matar a David mientras estuviese en su casa “Pero Mical, la esposa de David, le advirtió: “Si no te pones a salvo esta noche, mañana serás hombre muerto.” (v. 11b)

La estrategia de proteger a David por parte de Mical le dio nuevas oportunidades

para que este escapara (ver 1 Samuel 12-17). Saúl se entera de que David estaba habitando en Nayot de Ramá junto con Samuel, envía a sus hombres para que atraparan a David. Los profetas que estaban ahí por parte de Samuel estaban profetizando “Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético.” (v. 20b). Saúl envía dos grupo más y pasa lo mismo también hasta que finalmente Saúl se decide ir personalmente hacia el lugar “Saúl se dirigió entonces hacia allá, pero el Espíritu de Dios vino con poder también sobre él, y Saúl estuvo en trance profético por todo el camino, hasta llegar a Nayot de Ramá.” (v. 23).

La justicia de Dios siempre va obrar a favor de nosotros, siempre y cuando le

permitamos a Dios que actué sobre nuestras vidas “Hará que tu justicia resplandezca como el alba;” ¿Sabes qué es el alba? se refiere al amanecer o a la primera luz del día antes de que salga el Sol. “tu justa causa, como el sol de mediodía”. El mediodía presenta el cuadro de que el sol está más cerca del cénit (Es el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza), entonces Dios va hacer que nuestros planes brillen porque él tiene todo el control y nos pone en un lugar alto para que veamos cuan grandes cosas Dios hace por nosotros.

“Guarda silencio ante el Señor” el Dr. Charles Stanley nos da unos detalles sobre este

pasaje: “Guardar silencio es significado de dependencia totalmente ante Dios, y es desde ahí que Dios nos va a indicar cuál es una petición correcta y una incorrecta, que nos indique cuales son las consecuencias de las peticiones que obtenemos sin ser la voluntad de Dios, es lo mismo que descansar en Dios, depender de Dios y serle paciente”. Nos alteramos, nos desequilibramos por las cosas que podemos alcanzar con nuestra vista pero recordemos que Dios nos pide que hagamos pausa ante nosotros mismo y que dejemos que él actué por

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nosotros. “no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.” Si Dios lleva nuestras cargas, no es necesario llevarlas con él. Con reservas ponemos en Sus manos nuestros problemas, y en seguida los tomamos de nuevo. El Comentario Bíblico William McDonald dice: “Aunque el malo prospere en su camino, aunque tenga éxito al llevar a cabo sus malvados planes, el cristiano no debe dejar que esto le estorbe emocionalmente, ni que le provoque a ira, resentimiento, malicia u odio. Si nos permitimos estas actitudes, ellas nos pueden conducir a palabras y hechos violentos. Entonces nosotros nos volveríamos los ofensores.” Sin murmurar, sin irritación, sin hablar con Dios con enojo. Esto es lo que debemos hacer cuando esperamos en Dios, no debemos dejarnos llevar por los hechos de las demás personas. Los consejos de David son importantes para llevar una vida que sabe esperar en Dios, él mismo dice “Refrena tu enojo, abandona la ira; no te irrites, pues esto conduce al mal.” (v. 8). Aprendamos a dominar nuestros deseos y nuestras pasiones, con la ayuda de Dios todas las cosas son posibles.

La vida del rey David estuvo llena de muchos problemas y muchas preocupaciones,

Dios lo libró y perdonó y esto hacía que David no se cansara de vivir bajo la voluntad de Dios. Es por esto que David habla bajo experiencias personales, recordemos siempre este texto: “He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan.” (Salmos 37:25)