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DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y SISTEMA ELECTORAL 1 Alfonso Banda Vergara Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Austral de Chile RESUMEN A partir de un estudio de los sistemas electorales, con especial referencia al sistema chileno, interesa en esta ocasión examinar las características que en su evolución han tenido los siste- mas electorales, los objetivos de estos, las disfuncionalidades que presentan y responder la interrogante de si ¿hay un sistema electoral diseñado para alcanzar determinados “objeti- vos”?; para ello no sólo deberemos desentrañar los objetivos perseguidos por el sistema elec- toral sino que, al mismo tiempo, conocer los problemas que se plantean en la realidad en el funcionamiento del sistema, y los problemas vinculados al cumplimiento de los objetivos predeterminados. 1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES C ada cierto tiempo en el contexto del temario de las controversias políticas en nuestro país reaparece la cuestión relativa a si el sistema electoral vigente para la elección de parlamentarios –el denomina- do sistema binominal– es el adecuado para ello cumpliendo todos los objetivos que debe tener un sistema electoral desde el punto de vista del procedimiento o método para la de- signación de los escaños y de los efectos que su aplicación produce en la realidad. Así, al- gunos opinan favorablemente a su mantención o, a lo más, para reformularlo mediante algu- nas pequeñas modificaciones; otros, en cam- bio, propician su reemplazo total por otro sis- tema fundamentalmente basado en el principio proporcional. Además, y especialmente en este último tiempo, se ha formado un consenso en cuanto a que uno de los objetivos prioritarios del proceso de regionalización a que estamos abo- cados está constituido por el logro de una mayor descentralización política con mayor dispersión del poder, y una de las medidas que en el ámbito político administrativo se ha planteado para lograrlo es a través de la ge- neración democrática de las autoridades regio- nales, para que, de esta manera, éstas se legi- timen e identifiquen más plenamente con las respectivas comunidades que representan 2 . Prescindiendo, en lo posible, de las me- ras consideraciones políticas que pudieran es- tar presentes en la discusión de estos temas, nos proponemos abordar el problema desde 1 Este trabajo es parte del proyecto aprobado por la Dirección de Investigación y Desarrollo de la Universidad Austral de Chile, S-200060, “El ré- gimen de gobierno y de administración regional después de la Reforma de 1991. Las principales características que presenta y sus limitaciones es- tructurales”, en el cual es profesor investigador don JUAN CARLOS FERRADA BÓRQUEZ, y el autor de este artículo es investigador colaborador. 2 De esta manera lo expresa el Dr. HEINRICH VON BAER v. L., en discurso pronunciado en la in- auguración del Congreso Nacional de Consejeros Regionales intitulado “Descentralización ... ahora” publicado en la Revista Estudios Sociales N° 104, segundo trimestre, año 2000, páginas 187 y siguien- tes.

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2001] BANDA: DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y SISTEMA ELECTORAL 23

DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y SISTEMA ELECTORAL1

Alfonso Banda VergaraProfesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales,

Universidad Austral de Chile

RESUMEN

A partir de un estudio de los sistemas electorales, con especial referencia al sistema chileno,interesa en esta ocasión examinar las características que en su evolución han tenido los siste-mas electorales, los objetivos de estos, las disfuncionalidades que presentan y responder lainterrogante de si ¿hay un sistema electoral diseñado para alcanzar determinados “objeti-vos”?; para ello no sólo deberemos desentrañar los objetivos perseguidos por el sistema elec-toral sino que, al mismo tiempo, conocer los problemas que se plantean en la realidad en elfuncionamiento del sistema, y los problemas vinculados al cumplimiento de los objetivospredeterminados.

1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Cada cierto tiempo en el contexto deltemario de las controversias políticasen nuestro país reaparece la cuestión

relativa a si el sistema electoral vigente parala elección de parlamentarios –el denomina-do sistema binominal– es el adecuado paraello cumpliendo todos los objetivos que debetener un sistema electoral desde el punto devista del procedimiento o método para la de-signación de los escaños y de los efectos quesu aplicación produce en la realidad. Así, al-gunos opinan favorablemente a su mantencióno, a lo más, para reformularlo mediante algu-nas pequeñas modificaciones; otros, en cam-bio, propician su reemplazo total por otro sis-tema fundamentalmente basado en el principioproporcional.

Además, y especialmente en este últimotiempo, se ha formado un consenso en cuantoa que uno de los objetivos prioritarios delproceso de regionalización a que estamos abo-cados está constituido por el logro de unamayor descentralización política con mayordispersión del poder, y una de las medidas que

en el ámbito político administrativo se haplanteado para lograrlo es a través de la ge-neración democrática de las autoridades regio-nales, para que, de esta manera, éstas se legi-timen e identifiquen más plenamente con lasrespectivas comunidades que representan2.

Prescindiendo, en lo posible, de las me-ras consideraciones políticas que pudieran es-tar presentes en la discusión de estos temas,nos proponemos abordar el problema desde

1 Este trabajo es parte del proyecto aprobadopor la Dirección de Investigación y Desarrollo dela Universidad Austral de Chile, S-200060, “El ré-gimen de gobierno y de administración regionaldespués de la Reforma de 1991. Las principalescaracterísticas que presenta y sus limitaciones es-tructurales”, en el cual es profesor investigador donJUAN CARLOS FERRADA BÓRQUEZ, y el autor de esteartículo es investigador colaborador.

2 De esta manera lo expresa el Dr. HEINRICH

VON BAER v. L., en discurso pronunciado en la in-auguración del Congreso Nacional de ConsejerosRegionales intitulado “Descentralización ... ahora”publicado en la Revista Estudios Sociales N° 104,segundo trimestre, año 2000, páginas 187 y siguien-tes.

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el punto de vista tanto doctrinario como de larealidad empírica, de manera que, en defini-tiva, llegado el momento de adoptar la deci-sión sobre el cambio o la implementación deun determinado sistema electoral, recordemosque esta determinación no es tan simple comoaparenta, pues no se trata sólo de cambiar unsistema por otro o crear uno aplicable al ob-jetivo de elegir nuevas autoridades u órganosestatales, sino que los sistemas electorales tie-nen una incidencia quizá mayor de la que seles otorga pues no sólo sirven para decidirquiénes son los elegidos, sino que influyenabiertamente en cuestiones como el sistemade partidos políticos, el comportamiento delos electores, la gobernabilidad y funciona-miento de las instituciones democráticas y, enfin, como veremos, influyen de manera deter-minante en el resultado de la elección, favo-reciendo o perjudicando a algunos partidospolíticos o agrupaciones participantes del pro-ceso democrático.

Es por ello que nos interesa enfocar enesta oportunidad el tema a partir de un estu-dio, en general, de los sistemas electorales,con especial referencia al sistema chileno.Interesa examinar las características que ensu evolución han tenido los sistemas electo-rales. Analizaremos especialmente las dis-funcionalidades que presentan y por ello nosplanteamos la interrogante de si ¿hay un sis-tema electoral diseñado para alcanzar de-terminados “objetivos”, además, desde lue-go de incluir una mecánica destinada atraducir los votos populares en escaños?Para ello no sólo deberemos desentrañar ta-les objetivos perseguidos por el sistema elec-toral sino que, al mismo tiempo, conocer losproblemas que se plantean en la realidad enel funcionamiento del sistema, problemasvinculados al cumplimiento de los objetivospredeterminados.

Nos preocupa conocer, dentro del fun-cionamiento de nuestra democracia repre-sentativa, la manera como se ha dado solu-ción al tema de la representación territorial ysi los órganos de representación territorial re-presentan efectivamente a los ciudadanos, esdecir, ¿hay convergencia y coherencia entre

los representados y quienes asumen su repre-sentación? O, quizá, si mediante la aplicacióndel sistema se producen algunas brechas ovacíos que impiden lograr las metas buscadas(o que deberían buscarse).

Sartori se pregunta: ¿qué es lo que real-mente hacen los sistemas electorales? Es de-cir, ¿cuáles son sus efectos y en qué ámbitosde la realidad se producen dichas consecuen-cias y, cualesquiera que sean sus causas, ¿quées lo que causan?3. Así hay innumerablesinterrogantes que nos plantearemos y trata-remos de indagar en ese orden de ideas si soncerteras las opiniones de que en realidad noconstituyen una variable independiente o,como otros expresan, que “en el mejor de loscasos sus efectos son inciertos”4, o que, porel contrario, tienen una importancia relevantey traen consigo consecuencias en una serie deinstituciones del sistema político y en el des-envolvimiento de la sociedad.

Importante es, dentro de la mecánica delos sistemas electorales, revisar el papel queles cabe a los partidos políticos y la influen-cia que en el número y conformación de lospartidos ejerce el sistema electoral aplicado,o si por el contrario no existe una relaciónentre ambos, esto es, si no se dan determina-das consecuencias en la configuración de lospartidos políticos con motivo de la implanta-ción de un sistema electoral con determina-das características.

¿Lo que se espera alcanzar por la vía delsistema electoral es una mayor “representati-vidad”, es decir, que la distribución de los re-presentantes entre las diversas opciones quese presentan refleje lo más fielmente posiblela estructura del cuerpo electoral en sus va-riadas tendencias? O, en cambio, ¿es preferi-ble alcanzar, antes de más representatividad,una mayor “gobernabilidad”?5

3 GIOVANNI SARTORI, Ingeniería constitucio-nal comparada, Ediciones Fondo de Cultura Eco-nómica, Santiago de Chile, 1996, pág. 42.

4 GIOVANNI SARTORI, ob. cit., pág. 39.5 Los problemas de gobernabilidad referidos

al sistema electoral serán diversos según sea el ré-gimen político imperante.

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2. PRECISIONES CONCEPTUALES PREVIAS EIMPORTANCIA DE LOS SISTEMAS

ELECTORALES

Aunque parezca innecesario acotarlo –porlo obvio– diremos que este estudio lo plan-tearemos en el entendido que las hipótesis queformulemos supondrán como escenario lógi-co el de una sociedad política en que imperenplenamente los principios democráticos, ex-cluyendo situaciones que pudieran darse enpaíses con regímenes autocráticos. Por otraparte, muchas de las conclusiones serán di-versas según sea la forma de gobierno impe-rante, pues no podrían ser iguales los efectosque acarree la aplicación de un determinadosistema electoral, si los referimos a un siste-ma parlamentario o a uno presidencial. Loanterior, por cuanto es evidente que en el pri-mer caso, al elegirse el parlamento se estádesignando simultáneamente al Gobierno y aun Jefe de Gobierno, lo cual –desde luego–no ocurrirá en un régimen presidencial dondecon cierta frecuencia, como resultado de laelección parlamentaria, se obtiene un Congre-so adverso al Presidente. Es por ello que debetenerse presente que no siempre los proble-mas de gobernabilidad se deben a un efectoproducido por la aplicación de uno u otro sis-tema electoral.

Es trascendente, para los efectos del pre-sente estudio, acercarnos lo más posible auna noción de “sistema electoral”, efectuan-do algunas precisiones conceptuales previas,pues es inconcuso que la terminología utili-zada no es en absoluto unívoca y, por el con-trario, se emplean diversas denominacionespara ello sin que exista claridad en torno a susignificación6.

Un derecho fundamental reconocido uni-versalmente a todos los individuos-ciudadanoses el de participación en el ejercicio del poderpolítico de su país, directa o indirectamente através de sus representantes a los que concurrea elegir libremente7, 8. Lo que caracteriza a unademocracia es pues la intervención del puebloque, en la época moderna, por la impracticabi-lidad del gobierno directo se identifica con laidea de la representación, en que el cuerpo so-cial es regido por la “voluntad de la mayoría”que es evidente que difícilmente será unánime,por lo que la participación política nos condu-cirá al consenso, siendo legítimo también, endemocracia, el disenso. Tarea vital, en conse-cuencia, dentro del actual ideal democráticodominado por la doctrina de la representación9,

6 En relación con precisiones acerca de la ter-minología electoral, JOSÉ LUIS RUIZ-NAVARRO PI-NAR reconoce la diversidad de conceptos y se de-tiene a diferenciar lo que entiende por “fórmulaelectoral”, diferenciándola de ideas afines como“ordenamiento electoral” y “sistema electoral”.Según expresa, el ordenamiento electoral compren-de el conjunto de disposiciones jurídicas vigentesque conforman la normativa electoral de un Estadodeterminado y el sistema electoral lo define comoel procedimiento a través del cual las preferencias

electorales de los votantes se convierten en votos yéstos, a su vez, se traducen en mayorías o minoríasde gobierno de los partidos políticos que concu-rren a las elecciones. La fórmula electoral es elmecanismo que se aplica para la distribución de losescaños y puestos electivos con base en los resulta-dos de la votación. Ver en “Diccionario Electoral”.

7 La Declaración Universal de los DerechosHumanos, adoptada y proclamada por la Resolu-ción de la Asamblea General de las Naciones Uni-das, en su artículo 21, expresa que “toda personatiene derecho a participar en el gobierno de su país,directamente o por medio de sus representantes li-bremente elegidos”. (Texto obtenido de http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm.)

8 La Constitución chilena de 1980, por su par-te, estatuye que el titular del poder político es lanación, en quien hace residir la soberanía, pero suejercicio le corresponde al pueblo a través del ple-biscito y de las elecciones periódicas y, también,por las autoridades que la Constitución establece.(Art. 5° inciso 1°).

9 Sin duda nos referimos a la concepción mo-derna o actual, pues en su forma clásica la demo-cracia representativa, justificada por la incapaci-dad o imposibilidad del pueblo para enfrentar yresolver los complejos asuntos de gobierno, des-embocó en la concepción del mandato imperativopuro –opuesto al mandato imperativo derivado delas formas directas de gobierno– en que el represen-tante una vez elegido se divorcia del representado,gozando en el ejercicio del mandato de la libertadmás absoluta para hacer prevalecer, en las decisio-nes, su propia voluntad. Ello ha evolucionado su-friendo una profunda modificación por el refuerzoconstante de la acción de los partidos políticos. La

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es elegir, utilizando el sistema más adecuado, alos representantes del pueblo, constituyendo esteobjetivo la principal función del sistema electo-ral. Por ello, podemos afirmar fundadamente queel más importante elemento de las modernasdemocracias representativas está configuradopor el conjunto de métodos destinados a tradu-cir los votos ciudadanos en escaños.

El dilema de la democracia representa-tiva actual no se traduce en la ecuación “másdemocracia aunque ello afecte la gobernabili-dad”, sino que urge superar las disfuncionesde la democracia mediante el expediente dereducir la distancia entre gobernantes y go-bernados abierta justamente por la aplicaciónmisma del sistema en que la representaciónpolítica inexorablemente abre esa brecha en-tre el representado y su representante. El idealdemocrático se traduce en que los represen-tantes elegidos encarnen la voluntad populardistanciándose de la teoría del mandato repre-sentativo puro. Es precisamente en este refe-rente en que aparece nítida la estrecha rela-ción entre el derecho electoral y la propiademocracia, pues entre la idea de democraciay de representación política, que se funden enla moderna democracia representativa, la cualenlaza dichos elementos en la mecánica elec-toral. Para un enfoque adecuado de la repre-sentación política, debemos considerar y ana-lizar los diversos sistemas electorales, desdeel momento de la democracia representativase traduce en hallar la más idónea manera deelegir a los representantes, implementando un

“sistema electoral” que satisfaga los objeti-vos buscados. Uno de los propósitos más re-levantes es que el sistema logre una mayor ymejor “representatividad” del elegido en rela-ción con el elector. De esta manera, indiscuti-blemente el sistema electoral se constituye enel elemento más importante de la democraciarepresentativa.

Si en las democracias “representativas”actuales una de las formas del funcionamien-to de sus instituciones básicas está sustenta-da en la elección periódica de ciertas autori-dades, juega un papel vital la “elección” derepresentantes. Conforme con su función téc-nica una elección es un medio para constituiruna asamblea o para determinar el titular deun cargo10.

Al repasar la bibliografía referida al temapodremos apreciar que suelen utilizarse va-rios términos o conceptos para tratar estasmaterias, muchas veces usados como sinóni-mos o indistintamente para hacer referencia acuestiones muy diversas. Así se habla de de-recho electoral, sistema electoral, procedi-miento electoral, entre los más importantes ya los cuales haremos alusión. Se usa la expre-sión derecho electoral, en sentido restringi-do, cuando aludimos al derecho subjetivo delindividuo de elegir y ser elegido y, en una con-cepción amplia, al referirnos al derecho queregula la elección de los representantes. Sinduda que todas las materias de que trata ladisciplina jurídica del derecho electoral tie-nen estrecha relación con los principios de-mocráticos, de tal manera que muchas vecespodremos sostener que del grado de observan-cia de la temática electoral dependerá granparte del vigor del sistema democrático comoun todo11, 12.

elección –dentro de las actuales democracias repre-sentativas– no recae ya sobre quien se consideramás capaz, sino que ha derivado a la opción a fa-vor de un partido y de un programa de acción polí-tica, siendo los representantes elegidos de entrelos presentados en sus listas por los partidos po-líticos y, en su actuación, carecen de independen-cia –sin duda con alguna excepción– respecto delpartido que los postuló y su programa político. Siel elegido pretende obtener un nuevo período se ce-ñirá a los mandatos del partido, pues si demuestrasu determinación independentista, difícilmente al-canzará una nominación en la próxima lista electo-ral del partido. De allí la importancia que ha alcan-zado el estudio del sistema de partidos políticos enuna democracia representativa, vinculado al análi-sis del sistema electoral.

10 DIETER NOHLEN Sistemas electorales delmundo, traducción de Ramón García Cotarelo, Cen-tro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1981,pág. 21.

11 D. NOHLEN y DANIEL SABSAY, Derechoelectoral, en “Tratado de derecho electoral compa-rado de América Latina”, Fondo de Cultura Eco-nómica, México, 1998, págs. 17-18.

12 Se mencionan como temas referidos al de-recho electoral, los siguientes: características de laselecciones y de los procesos electorales, principios

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Entre los contenidos fundamentales delderecho electoral se pueden distinguir doscampos bien determinados y que algunos au-tores lo plantean subdividiéndolo entre dere-cho electoral material, sustantivo o primario,y derecho electoral instrumental, adjetivo,procesal o secundario, aunque entre éstos noexista una marcada separación legislativa,como ocurre con otras áreas jurídicas –civil,penal, por ejemplo– e incluso en ocasionessolemos hallar en los catálogos electorales unentrecruce de estas materias con preceptosorgánicos, creando y organizando cuerposadministrativos y órganos jurisdiccionaleselectorales13. En suma, de un análisis de lanormativa que regula esta disciplina jurídicaconcluiremos que ella está integrada por dostipos de cuerpos normativos, uno que abordalo material o sustantivo y otro que se preocu-pa de lo estrictamente procedimental14.

Explica Nohlen que el concepto de régi-men electoral, correspondiendo a una expre-sión extensiva incluye todos los fenómenosrelacionados con la elección. Por su parte, lareferencia al “derecho electoral” nos indicaque se alude a todo lo regulado por ley conrelación a elecciones, coincidiendo con el sen-tido amplio o, bien, se refiere al sufragio encuanto a las condiciones para poder interve-nir en el proceso electoral y a la configura-ción misma de este derecho de participaciónen la elección15.

En cuanto al concepto de lo que debe-mos entender y abarcar cuando nos referi-mos a un “sistema electoral”, siguiendo aDieter Nohlen16, diremos que es común queen lenguaje político o científico se utilice in-distintamente esta expresión con otras comolas ya mencionadas y como si fuesen sinóni-mos, para referirse en verdad a cuestionesdiferentes o a las distintas variables o com-ponentes de una misma idea. Así, como sedijo, se emplea en ocasiones, además de laexpresión derecho electoral, la de sistemaelectoral, régimen electoral y ley electoral.Nohlen al referirse al sistema electoral dis-tingue entre un sentido amplio y otro res-tringido17, y expresa que en su concepciónamplia o difusa, abarca las normativas jurí-dico-positivas y consuetudinarias que regu-lan la elección de representantes o de perso-nas para cargos públicos. Entendido de estaforma, el sistema electoral incluye todo loque dice relación con la organización y elproceso electoral; es sinónimo de derechoelectoral, régimen electoral y proceso elec-toral, incorporando al concepto todo lo quese considera o se quiere tratar o reglamentaren esta materia, desde el sufragio hasta locontencioso electoral18.

Por el contrario, en sentido estricto y máspreciso, en que se alude al sufragio o modo

16 DIETER NOHLEN, Sistemas electorales ypartidos políticos, Fondo de Cultura Económica,México, 1996, págs. 34 y siguientes.

17 NOHLEN, “Sistemas electorales”, en Dic-cionario Electoral, ob. cit.

18 Incluso hace presente NOHLEN que en al-gún caso como lo es en la Constitución de Perú de1993, se suele identificar el concepto exclusivamen-te con los organismos electorales, al establecer queel sistema electoral está conformado por el JuradoNacional de Elecciones, la Oficina Nacional de Pro-cesos Electorales y el Registro Nacional de Identi-ficación y Estado Civil. (D. NOHLEN, “La natura-leza de los sistemas electorales y sus impactos enlo sistemas de partidos políticos”, IX Curso Intera-mericano de Elecciones y Democracia, México,texto obtenido en internet http://www.ife.org.mx/wwwcai/pdnhlen.htm.

y garantías, delitos e infracciones, sistemas electo-rales, campañas electorales, partidos políticos,financiamiento de elecciones y de partidos, formasde democracia semidirecta, normas de procedimientoelectoral, exigencias en materia de control y de fis-calización de actos electorales, autoridad electoral,normas en materia de observación de procesos elec-torales, según lo señalan D. NOHLEN y DANIEL

SABSAY, en Derecho electoral, ob. cit., pág. 18.13 Fernando FLORES García, El derecho

electoral mexicano, en “Tendencias contemporá-neas del derecho electoral del mundo”, Memoriadel II Congreso Internacional de Derecho Electo-ral, Universidad Nacional Autónoma de México,México, 1993, citado por D. NOHLEN y DANIEL

SABSAY, en Derecho electoral, ob. cit., pág. 19.14 D. NOHLEN y DANIEL SABSAY, en Dere-

cho electoral, ob. cit., pág. 19.15 NOHLEN, Diccionario Electoral, ob. cit.

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de convertir votos en escaños19. En lo que dicerelación con el concepto “sistema electoral”en sentido restrictivo es el concepto clásicousado por las Ciencias Políticas y se refiereal modo como los electores expresan sus pre-ferencias políticas mediante el voto y de cómoesos votos se traducen en escaños parlamen-tarios o en cargos de gobierno como cuandose trata de elegir presidente, alcalde o gober-nador en aquellas democracias en que estoscargos unipersonales son de elección popu-lar. De esta manera esta concepción restric-tiva se refiere al principio de representaciónque subyace al procedimiento técnico de laelección, y al procedimiento mismo, por me-dio del cual los electores manifiestan su vo-luntad política en una elección traducida envotos, los que, a su vez, se traducen en poderpúblico20.

Un sistema electoral –entendido en suconcepto restringido– dentro del desarrollopolítico de una nación constituye una varia-ble de gran complejidad, pues se vincula tan-to con la representación política el principioque la definirá, es decir, sea el principio ma-yoritario o el proporcional, y además se re-laciona con todos aquellos reglamentos téc-nicos que éste incluye y que abarcan todo elproceso electoral desde la división del terri-torio en circunscripciones electorales, la for-ma de las candidaturas, el procedimiento devotación propiamente tal, el procedimientode asignación de escaños, el ámbito de adju-dicación de los escaños21, el método de cóm-

puto22, y otros elementos adicionales comolas barreras legales o umbral mínimo quese establezcan y que interfieran en el proce-so de votación y en el comportamiento delelector23.

Aclarado el uso de diversos términos oconceptos –derecho electoral, sistema electo-ral, entre otros– dice el profesor de Heidelbergque “preferimos el término sistema electoralal de procedimiento electoral, ya que el con-cepto de sistema expresa de modo más ade-cuado la existencia e interdependencia de dis-tintos elementos que constituyen lo quellamamos un sistema. El concepto “sistema”implica, además, el hecho de que la transfor-mación de un elemento puede hacer cambiarde modo fundamental las funciones y las con-secuencias del sistema”24.

La relación entre un concepto amplio yuno más estricto de sistema electoral, la

19 Explica NOHLEN que los sistemas electo-rales contienen, desde el punto de vista técnico, elmodo según el cual el elector manifiesta a travésdel voto, el partido o el candidato de su preferen-cia, y según el cual esos votos se convierten en es-caños, y agrega que los sistemas electorales regu-lan ese proceso mediante el establecimiento de ladistribución de las circunscripciones, de la formade la candidatura, de los procesos de votación y delos métodos de conversión de votos en escaños.(NOHLEN, Sistemas electorales y partidos políti-cos, ob., cit., pág. 34).

20 D. NOHLEN, “Sistemas electorales”, enDiccionario Electoral, ob. cit.

21 Es decir, si lo es por circunscripción, agru-pación de circunscripciones o en relación a todo elterritorio nacional.

22 Será, por ejemplo, que en algunos casos seutilizará a este efecto el método D’Hondt o cifrarepartidora u otra variable de las existentes.

23 En el caso de algunos sistemas en que apli-ca el principio proporcional, se fijan umbralesmínimos o barreras legales o directas de represen-tación que deben ser sobrepasadas por los partidosen competencia para mantenerse vigentes. En esteevento lo que se busca mediante la operatoria deuna barrera legal es, desde luego, limitar el núme-ro de partidos con posibilidades de acceder a unarepresentación parlamentaria. También se aplicanen algunos casos barreras naturales o indirectas con-sistentes por ejemplo en el tamaño de las diversascircunscripciones electorales, todas las cuales tien-den a alterar de algún modo el efecto proporcional.Al establecerse estas barreras naturales de repre-sentación, se divide el territorio en distritos de ta-maño pequeño o mediano con el fin de impedir unefecto proporcional mecánico e inmediato queiguale el porcentaje de escaños con el de los vo-tos. La existencia de estas barreras legales o di-rectas de representación (umbrales mínimos) o delas barreras naturales o indirectas (tamaño de lascircunscripciones) se pretende desde luego alterarel efecto proporcional y constituyen una presiónpsicológica sobre el votante para estructurar suspreferencias políticas conforme a cálculos de “votoútil”.

24 D. NOHLEN, Sistemas electorales del mun-do, ob. cit., pág. 53.

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hallamos también en Schepis25 quien sos-tiene que se entiende por sistema electoralen general, la totalidad orgánica de lasdistintas normas jurídicas, de las técnicas yprocedimientos que se aplican al proceso,desde la apertura de las elecciones hasta laproclamación de los candidatos elegidos, yen un sentido específico, el proceso técnicoque subyace en la distribución de escaños.Una definición referida fundamentalmentea su sentido más restringido la cita Nohlende Douglas W. Rae26: sistemas electorales–electoral laws– son aquellos que gobiernanel proceso por el cual las preferencias elec-torales se articulan en votos y por el cualestos votos se traducen en la distribución dela autoridad gubernativa (el caso típico, losescaños parlamentarios) entre los partidospolíticos en competencia.

3. ELEMENTOS RELEVANTES A CONSIDERAR

EN LA MECÁNICA DE LOS SISTEMAS

ELECTORALES

Comúnmente suelen clasificarse los sis-temas electorales atendiendo a la fórmulaelectoral que utilizan, esto es, al procedimien-to matemático empleado para convertir losvotos en escaños o para dilucidar quien resul-ta electo en una elección de un solo cargo.Así, se clasifican en mayoritarios o propor-cionales, encuadrándose en los primeros aaquellos que usan una fórmula electoral enque el o los escaños son adjudicados al can-didato o candidatos que hayan alcanzado lamayoría, sea absoluta o relativa, según el caso.Tratándose de fórmulas proporcionales loscargos se distribuyen entre los participantesen proporción a los votos que hayan obteni-do. Los mixtos usan la fórmula mayoritariapara elegir una parte de los cargos en disputa

y la proporcional para los restantes cargos. Seha sostenido27 que esta clasificación puede daruna idea errónea acerca del sistema electoralpuesto que podría darse el caso que, utilizan-do una fórmula proporcional, se busquen y al-cancen resultados en que se subrepresentefuertemente a las minorías y asegure la ma-yoría de los cargos a una lista que escasamentesupere el cincuenta por ciento de los votos.Para salvar este inconveniente es preferibleusar el principio de representación, en virtuddel cual los sistemas electorales también sonclasificados en mayoritarios y proporcionales,pero será mayoritario aquel sistema que, con-forme a su diseño, produzca una tendencia enque se subrepresente a las minorías, y la pri-mera fuerza política alcance la mayoría de loscargos aunque no reciba la mayoría absolutade los votos. En tal categoría entran todos lossistemas de fórmula mayoritaria, pero tambiénalgunos que usan la fórmula proporcional.Conforme a tal principio, un sistema será pro-porcional cuando tiende a distribuir los esca-ños entre los candidatos, de modo que en elresultado de quienes alcanzan los cargos endisputa se aprecia un reflejo del apoyo popu-lar y la asamblea elegida, aplicando tal siste-ma, es una reproducción de la composiciónpolítica del electorado28.

Todo sistema electoral está constituidopor una serie de elementos que integran unaestructura más o menos compleja, requirien-do una regulación en distintas áreas, entre lasque destacamos: la distribución de los distri-tos o circunscripciones electorales; la formade las candidaturas; el procedimiento de vo-tación y el mecanismo de conversión de vo-tos en escaños.

a) Importancia de la distribución de lascircunscripciones electorales

Este es un asunto de relevancia al tiem-po de implantar o evaluar un sistema electo-25 GIOVANNI SCHEPIS, “I sistemi elettorali,

teoria, tecnica, legislacion positive”, Empali, 1955,citado por DIETER NOHLEN, Sistemas electoralesdel mundo, 1981, ob. cit. pág. 55.

26 DOUGLAS W. RAE, “The poli t icalconsequences of electoral laws”, Yale UniversityPress, New Haven, 1967, citado por D. NOHLEN,Sistemas electorales del mundo, ob. cit., pág. 56.

27 En este sentido JOSÉ ENRIQUE MOLINA

VEGA, en Los sistemas electorales de América La-tina, ob. cit., citando al efecto a D. NOHLEN.

28 JOSÉ ENRIQUE MOLINA VEGA, en Los sis-temas electorales de América Latina, ob. cit.

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ral, pues frecuentemente las críticas a un sis-tema apuntan al modo como se han distri-buido las circunscripciones electorales másque a otros aspectos del sistema mismo. Loscambios demográficos, especialmente ladespoblación de las áreas rurales y el consi-guiente crecimiento –desmesurado las másde las veces– de los núcleos urbanos, consti-tuyen un elemento vital al definir la distri-bución de las circunscripciones, pues éstasno deben crearse sin atender a los cambiosdemográficos futuros, debiendo adecuarseante una mutación relevante, sea el tamañodel distrito o el número de escaños que se leatribuyen.

Lo que interesa es que el sistema fun-cione de tal manera que exista una igual oequilibrada representación de todos los sec-tores, grupos sociales o partidos políticos sinque se manipule la conformación de la cir-cunscripción en vista de obtener ventajas29,pero –al mismo tiempo– sin apartarse del prin-cipio universal de “un hombre, un voto”. Laigualdad que se busca se obtendrá cuando,como resultado de la aplicación del sistema,se logra que cada escaño signifique un núme-ro equivalente de habitantes o electores encada uno de los distritos electorales y, al mis-mo tiempo, se alcanza una representaciónequilibrada de todos los sectores y partidosque compiten en la elección. Cuando la des-proporción es muy grande se ven favorecidasdeterminadas áreas o grupos, por lo que, si setraspasan los límites tolerables de la desvia-ción del principio igualitario –producto de lasmanipulaciones–, se eliminará la caracterís-tica igualitaria del sufragio, convirtiendo elresultado electoral en una distorsión de lavoluntad del electorado30.

Indudablemente que existen muchas ma-neras de manipular la estructura de las cir-cunscripciones, con fines distintos; por ellopara los efectos del estudio sólo nos ocupare-mos de mencionar algunas de ellas con el pro-pósito principal de visualizar de esta forma laimportancia de este elemento dentro de unsistema electoral. Una forma de manipulareste elemento se conoce como “gerryman-dering”31, mediante la cual se efectúa unaconformación sesgada de los distritos elec-torales con criterios político partidistas, puesconscientemente se aprovecha la variación dela distribución geográfica de los simpatizan-tes de los diversos partidos políticos, crean-do distritos ad hoc y trazando la frontera delos mismos, de tal manera que se determineintencionalmente el grupo que ganará en esacircunscripción32, 33.

En cuanto al tema del tamaño de las cir-cunscripciones electorales, no se trata de laextensión geográfica de éstas sino que delnúmero de escaños que le corresponde elegira cada una. Al respecto debemos distinguirentre distritos uninominales y plurinominales,

29 Algunas constituciones se ocupan del pro-blema para eliminar las posibles desviaciones; así,la Carta de Portugal de 1976 establece que en lascircunscripciones plurinominales, los escaños de-ben ser proporcionalmente distribuidos en relacióncon los electores inscritos. (Ejemplo obtenido deD. NOHLEN, en ob. cit., págs. 49 y 50).

30 D. NOHLEN, ob. cit., pág. 49.

31 Nombre derivado de su autor, ELBRIDGE

GERRY, gobernador de Massachusetts, quien en1812 tuvo la sagaz idea de trazar un distrito en for-ma de salamandra que concentraba sus votos y es-parcía el de sus adversarios. (Ver G. SARTORI, In-geniería constitucional comparada, ob. cit., págs.34-35.)

32 D. NOHLEN, ob. cit., págs. 50-52.33 En este sentido, sería interesante analizar cui-

dadosamente el sistema de distribución de los 60 dis-tritos electorales creados por la ley N° 18.799 de 26de mayo de 1989, modificatoria de la N° 18.700 or-gánica constitucional de Votaciones Populares yEscrutinios, desde el momento que éstos fueron dis-tribuidos conociendo el resultado del reciente ple-biscito de octubre de 1988, para concluir si se uti-lizaron o no –por sus autores– manipulaciones endicha conformación con fines político partidistas.Dicha manipulación tendería por una parte a evitarque una alianza política alcance en muchos distri-tos una votación tal que le permita obtener los doscargos en disputa en ese distrito al superar en másdel doble a la lista que le siguiera en votación, con-forme a las normas del sistema binominal introdu-cido según reforma de la LOC N° 18.700, por lacitada Ley 18.799 de 26 de mayo de 1989.

2001] BANDA: DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y SISTEMA ELECTORAL 31

y para los primeros sólo podemos concebir laaplicación del principio de decisión por ma-yoría, sea absoluta o relativa y, en los segun-dos, podemos aplicar el principio decisorioproporcional. Las circunscripciones plurino-minales –que eligen dos o más cargos– pue-den ser pequeñas, medianas o grandes34 ycuanto más pequeña sea menor será el efectoproporcional del sistema electoral reducién-dose o anulándose –según los casos– las po-sibilidades electorales de los pequeños parti-dos. El tamaño de las circunscripciones nodeterminará el efecto “representativo” del sis-tema, así, si consideramos circunscripcionesbinominales, como lo es el caso chileno paralas elecciones parlamentarias, veremos quedicho sistema no se implanta en vista de fa-vorecer al partido o la coalición mayoritaria,sino que se busca un efecto reductivo en elsistema de partidos y, al mismo tiempo, unequilibrio de fuerzas, privilegiando a la se-gunda mayoría. En efecto, en dicho sistemacuentan sólo las dos más altas mayorías re-sultando que el segundo partido o lista quesigue al de mayor votación puede igualar elnúmero de escaños del conglomerado gana-dor, siempre que no sea superado por más deldoble de los votos. Esto quiere decir que enuna circunscripción la lista o partido que al-cance más del tercio de la votación lograráun escaño, al igual que el partido o lista quealcance los dos tercios de las preferencias. Setrata sin duda de un efecto reductivo en elnúmero de partidos que alcanzan representa-ción y, a la vez, produce una distorsión de lavoluntad popular en directo detrimento delpartido o conglomerado mayoritario. En cir-cunscripciones de tres escaños, trinominales,un partido puede alcanzar representación conel 18% de los votos y, en una de nueve car-gos, se requiere aproximadamente el 9% de

los sufragios35, 36. Al reducirse el tamaño delas circunscripciones, se aumenta la despro-porción entre votos y escaños, e inversamente,se refuerza el efecto proporcional de un siste-ma electoral al aumentar el tamaño de los dis-tritos electorales37. El efecto proporcional selimita, si se combinan dentro de un mismosistema, circunscripciones electorales de di-ferentes tamaños, ya que el efecto obtenidono será muy proporcional debido a la exis-tencia de distritos pequeños y medianos, nitampoco el efecto será reductor o concentra-dor de partidos, puesto que los partidos peque-ños se verán beneficiados alcanzando repre-sentación en las circunscripciones grandes38.

34 NOHLEN entiende que son pequeñas lascircunscripciones a las que les corresponde elegirde 2 a 5 cargos, medianas las que eligen de 6 a 10puestos, y circunscripciones grandes aquellas a lasque les toca elegir 10 o más escaños. (Vid. D.NOHLEN, Sistemas electorales y partidos políticos,ob. cit. pág. 52-53.)

35 Según estimaciones y cuadros estadísticosdetallados en D. NOHLEN, Sistemas electorales ypartidos políticos, ob. cit., págs. 54-57.

36 La relación entre el tamaño de la circuns-cripción, el umbral de representación –o númeromínimo de votos necesarios para alcanzar un car-go– y el efecto proporcional es el siguiente(NOHLEN, ob. cit., pág. 54):Tamaño de la Umbral de Efectocircunscripción representación proporcional

– pequeña – alto – bajo– mediana – medio alto – medio alto– grande – bajo – alto

37 NOHLEN, ob. cit., pág. 56.38 Una cuestión que no deja de tener relevan-

cia para el efecto que se produce en la representa-ción aplicando uno u otro sistema, es el de la dis-tribución regional de las circunscripciones contamaños diferentes. En efecto, aunque se apliquecorrectamente el principio de la proporcionalidad,pueden darse significativas distorsiones de la re-presentación política según sea la distribución delas circunscripciones –de diversos tamaños– en elterritorio nacional. El fenómeno se produce comoconsecuencia de la distinta densidad de poblacióncon motivo de la migración desde las zonas ruralesa las urbanas –que constituye una realidad actualen todos los países– y si, unido a ello, el tamaño delas circunscripciones se define por el número dehabitantes o conforme a la división administrativa,los grandes centros urbanos con alta densidadpoblacional constituirán circunscripciones grandes,en tanto las zonas rurales serán circunscripcionespequeñas o medianas. En las grandes concentracio-nes poblacionales la aplicación de la fórmula pro-porcional se traducirá, al mismo tiempo, en unarepresentación proporcional de los distintos parti-dos, en tanto en los distritos pequeños y medianos

32 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XII

b) La presentación de candidaturas

La candidatura es la oferta política res-pecto de la cual emiten su pronunciamiento,en una elección, los votantes39, y en la quedistinguimos, por una parte, regulaciones le-gales relativas a cuestiones jurídico-adminis-trativas que influyen en el proceso electoralconforme a criterios de garantía y justiciaelectoral y, por otra parte, están las regula-ciones técnicas integrantes del sistema elec-toral con incidencia fundamentalmente en lorelativo a la formación de preferencias políti-cas del elector y, consiguientemente, en elvoto y el resultado de las elecciones40. En lasleyes electorales hallamos las regulacioneslegales de las candidaturas, especialmente encuanto resuelven acerca de quienes se encuen-tran habilitados para postular, plazos y for-malidades de presentación de las candidaturas,órganos competentes, calificación y régimende recursos, temas que en el presente análisisno abordaremos.

Las regulaciones técnicas dicen relacióncon las formas de la candidatura, de maneraque el elector encara diversas alternativas dedecisión política y aquí distinguimos entre lascandidaturas unipersonales y la lista de candi-

datos. Las formas de las listas pueden variardesde una lista cerrada y bloqueada, que sóloposibilita al elector dar su preferencia en blo-que por un partido o lista en que el orden delos postulantes está previamente determinadopor el partido u organización que la ha presen-tado. Como consecuencia de este tipo de vota-ción el representante se torna más dependientede su partido y permite a éstos planificar lacomposición de sus grupos parlamentarios con-forme a sus intereses. La lista cerrada y no blo-queada permite al elector decidir quien o quie-nes representarán al partido y le otorga alelegido una doble legitimidad, pues no sólocuenta con el respaldo de su partido sino quetambién tiene la preferencia del elector que lamarcó en el voto. Por último, la lista abiertada plena libertad al elector para formar su pro-pia lista sin ajustarse a las determinacionespartidistas las que, en este caso, sólo confor-man una propuesta presentada al votante.

c) Los procedimientos de votación

Estos procedimientos se relacionan conla forma de las listas, de tal manera que entreambos se pueden formar las siguientes com-binaciones, según Nohlen41:

–rurales desde luego– se quiebra el principio pro-porcional favoreciéndose al partido mayoritario. Deesta forma resulta beneficiado el partido que do-mine en las zonas rurales y éste obtendrá, a nivelnacional, según la distribución de los distritos deacuerdo al tamaño, más escaños que votos. Distin-to, evidentemente, sería el resultado si, en tal hipó-tesis, se configuraran distritos de igual tamaño enlas zonas urbanas con gran concentración de elec-tores y en las zonas rurales, de manera que en am-bas zonas impere equilibradamente el principio pro-

porcional, esto es, que el partido triunfador, es de-cir, el que obtenga más escaños, sea al mismo tiem-po el que obtenga más votos, y los escaños seandistribuidos proporcionalmente a la votación al-canzada con umbrales de representación más bienmedios.

39 D. NOHLEN, Diccionario Electoral, ver tér-mino “candidaturas”; ob. cit.

40 D. NOHLEN, Diccionario Electoral, ob. cit.41 D. NOHLEN, Sistemas electorales y parti-

dos políticos, ob. cit., pág. 63.

Formas de lista

– Lista cerrada y bloqueada: orden de candi-datos es fijo.

– Lista cerrada y no bloqueada: orden de can-didatos puede ser modificado ya sea median-te votos preferenciales o mediante reubica-ción en la lista.

– Lista abierta: libre reubicación de los can-didatos dentro de la lista y entre ellas.

Procedimiento devotación

– El elector tiene un voto y vota por la listaen conjunto.

– El elector tiene un voto por un candidato.Con éste puede variar el orden de postu-lación de la lista.

– El elector tiene dos votos como mínimo (unopor la lista y uno por el candidato), o tantosvotos como candidatos por elegir. El elec-tor puede acumular varios votos a favor deun candidato.

– El elector tiene varios votos y puede confi-gurar “su” lista a partir de los candidatospropuestos por los partidos (panachage).

2001] BANDA: DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y SISTEMA ELECTORAL 33

d) La conversión de votos en escaños

Este elemento –después de la configu-ración de las circunscripciones electorales– esel de mayor importancia para definir el resul-tado electoral, constituyendo las más de lasveces en el factor decisivo para convertir vo-tos en escaños, llegando en ocasiones a limi-tar la participación, en la distribución de losescaños, de algunos partidos políticos o sim-plemente dejándolos fuera de las posibilida-des de obtener cargos42. Esto es, la aplicaciónde una determinada técnica para la asignaciónde los cargos puede dar por resultado que seafavorecido abiertamente un partido o partidosen desmedro de los restantes.

Evidentemente que el sistema de conver-sión de votos en escaños no sólo tiene decisi-va incidencia en el resultado de las eleccio-nes, sino que también produce efectos en elcomportamiento electoral del votante, pues sies proclive a un partido pequeño, y ante elriesgo de que éste no logre superar alguna delas barreras legales43 impuestas por el siste-ma, para no “perder su voto”, preferirá dárse-lo a otro partido más grande.

En cuanto a las fórmulas para convertirvotos en escaños, la distinción debe hacerseentre los sistemas de mayoría y los propor-cionales como principios decisorios. Las fór-mulas mayoritarias son la de mayoría relativay la de mayoría absoluta y, en este último caso,por lo general deberá haber segunda vuelta

electoral si ningún candidato alcanza dichamayoría en la primera44. Si la fórmula paraconvertir votos en escaños se rige por el prin-cipio proporcional, los métodos de cómputosutilizables son el procedimiento del divisor ode la cifra mayor, que se caracteriza porquelos votos obtenidos por cada partido en luchadeben dividirse por una serie de divisores,produciendo por resultado una secuencia decuocientes decrecientes para cada lista, atri-buyéndose los escaños a los mayorescuocientes o cifra mayor. El más conocidoentre estos métodos es el denominado méto-do D’Hondt45. El otro método utilizable en lossistemas proporcionales es el procedimientodel cuociente electoral que consiste en la de-terminación de un cuociente o cantidad míni-ma de votos requeridos para obtener un esca-ño, de manera que los partidos políticos encontienda obtienen tantos escaños como ve-ces quepa en el cuociente electoral el númerode votos obtenidos46, 47.

42 Un claro ejemplo al respecto presenta enChile el sistema binominal que se aplica para laelección de parlamentarios, en virtud del cual lasdemás fuerzas políticas, fuera de las dos que se re-parten prácticamente todos los cargos, quedan to-talmente excluidas en la distribución de los esca-ños. Lo anterior, sin perjuicio de destacar que lasegunda fuerza electoral queda abiertamente favo-recida pues le basta obtener, como resultado en cadacircunscripción electoral, una votación tal de for-ma de no ser superada por más del doble por la pri-mera fuerza para obtener –al igual que ésta– unode los dos cargos en disputa.

43 Se habla de “barreras legales” cuando laparticipación de los partidos políticos en la distri-bución de los escaños está condicionada a que lo-gren alcanzar un mínimo de votos o ganen un de-terminado número de escaños directos en lascircunscripciones.

44 En el caso que deba hacerse una segundavotación –segunda vuelta– es importante destacarque en ella adquieren relevancia los partidos pe-queños, a diferencia del principio de la mayoríarelativa, pues en esta situación dichos conglomera-dos, aunque con poca votación, se tornan intere-santes para los grandes partidos que se disputan elcargo pues les pueden ofrecer a éstos el apoyo parasus candidatos a cambio de la cesión de algunascircunscripciones.

45 De acuerdo al método D’Hondt, los votosobtenidos por cada partido se dividen –en opera-ciones consecutivas– por una serie de divisores (1,2, 3, 4, 5, 6, etc.) y la asignación de los escaños serige por el cuociente mayor o la cifra mayor, demanera que, si se trata de asignar cuatro cargos, elprimero de ellos será obtenido por el partido o listaa quien le haya cabido el cuociente mayor, y asísucesivamente hasta llenar todos los cargos.

46 El cuociente se obtiene dividiendo el nú-mero de votos obtenidos por un divisor variablesegún sea la fórmula utilizada; si éste es igual alnúmero de cargos por llenar estamos ante el proce-dimiento de cuociente electoral simple o natural,llamado método de Hare; si el divisor se componedel número de escaños a elegir más uno, se trata dela fórmula Hagenbach-Bischoff. Si se aumenta eldivisor aún más (es decir, número de escaños en lacircunscripción más dos, por ejemplo) se trata dela fórmula del cuociente electoral modificado. Des-de el momento que, por aplicación de estas fórmu-

34 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XII

4. EFECTOS DEL SISTEMA ELECTORAL

Una cuestión crucial es de resolver si elsistema electoral tiene –como algunos preten-den– una significación poco relevante en eldesarrollo político de una sociedad determina-da y que existirían factores más sustancialesy de mayor preponderancia en tal sentido,otros en cambio le otorgan un protagonismotal hasta el punto que de él dependería no sólola gobernabilidad de una nación sino que in-cluso la viabilidad del sistema democrático,y que, constituyendo uno de los hechos másestudiados y demostrados en el campo de laCiencia Política, los sistemas electorales in-fluyen en aspectos significativos del sistemapolítico, tales como la composición políticade los parlamentos, la gobernabilidad, el com-portamiento electoral de los ciudadanos, yhasta en quién es o no electo presidente48.

Pero, en definitiva pareciera que el sis-tema electoral sí que constituye una variablemuy influyente en el desenvolvimiento polí-tico de un país, pero no es el causante de todolo bueno ni todo lo malo que pudiera suceder,es una variable que incide desde luego en larepresentación política y en la conformaciónde los sistemas de partidos políticos y a tra-vés de dichas opciones tiene influencia en lagobernabilidad.

El sistema electoral influye directamen-te en dos direcciones interrelacionadas entre

sí: por una parte incide en la estructuraciónde las preferencias políticas en la elección, esdecir, influye en la votación misma al colocaral elector ante la coyuntura de decidir, y sudeterminación estará marcada por las distin-tas posibilidades de los candidatos y de lospartidos políticos, según el sistema electoralaplicable. Se trata más bien de un efecto psi-cológico y, por lo mismo, es de difícil mensu-ra. Por otro lado, el sistema electoral produ-cirá diferentes resultados constituyendo unefecto de carácter mecánico apreciable, espe-cialmente allí donde se da, por la aplicaciónmisma del sistema una notoria despropor-cionalidad en la relación votos-escaños, re-duciéndose en muchos casos los partidos polí-ticos que tienen representación parlamentaria.En este sentido, no será lo mismo que si, tra-tándose de una elección presidencial, al apli-car el sistema de mayoría relativa puede darcomo resultado que alcance el cargo un can-didato que sólo obtenga un tercio de los vo-tos, lo que es imposible si se trata de un siste-ma en que se exige mayoría absoluta.

El efecto del sistema electoral no se tra-duce en una simple relación votos-escaños oal efecto reductivo o no producido al momen-to de votar, porque más que afectar al sistemade partidos, produciendo su fragmentación oun mayor o menor número de éstos y la capa-cidad de ellos para formar coaliciones mayo-ritarias en el parlamento, dichos sistemas in-terfieren en las relaciones votante-elegido,pudiendo darse una más amplia o una menorcercanía entre ambos debido a factores comoel tamaño de las circunscripciones electora-les, la forma del voto, es decir, si se vota porun nombre (sistema uninominal) o por una lis-ta (en los proporcionales), sin perjuicio de lapresencia de otros elementos técnicos que seincorporen.

Nohlen establece que, además de estascuestiones, puede concluirse que en el estu-dio de los diversos sistemas electorales éstostienen incidencia en los siguientes problemaso fenómenos: la polarización ideológica y po-lítica a nivel del electorado y a nivel del sis-tema de partidos políticos; la estructuraciónde los partidos políticos en un doble sentido,estructuración interna y relación de los parti-

las, no todos los escaños a llenar podrán ser asig-nados de una sola vez, la variación del divisor per-mite controlar el número de escaños restantes, losque se asignan en una segunda operación aplican-do en ese caso ya sea el método del resto mayor,método del resto menor, el de reparto de restos (se-ries de divisores similar a D’Hondt) o el métododel medio o residuo mayor (división del resto entreescaños ya obtenidos más uno).

47 En NOHLEN, Sistemas electorales y parti-dos políticos, ob. cit., se pueden ver ejemplos ycuadros respecto de las diversas fórmulas para laconversión de votos en escaños, en págs. 66 a 85.

48 MOLINA VEGA, JOSÉ ENRIQUE, Los siste-mas electorales de América Latina, Instituto Intera-mericano de Derechos Humanos IIDH, Cuadernosde CAPEL 46, obtenido en Internet en http://www.iidh.ed.cr/siii/Publicaciones_CAPEL/Capel46/Cuaderno%20CAPEL46%20para%20SIII.htm.

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dos con el electorado; la representación de losintereses de diferentes sectores de la socie-dad, es decir, representación de las regiones,etnias, confesiones y otros segmentos mino-ritarios de la sociedad, representación queprocura la integración política en el ámbitodel Estado; el tipo de competencia política;las formas de participación política prevale-cientes incluyendo tipos de comportamientoelectoral (voto racional-útil y votación tácti-ca) que ayuden o no al dinamismo político(como ser, la alternancia en el poder); las ca-racterísticas o modelos de las campañas elec-torales; la capacidad del sistema político degenerar el bienestar de su población en lamedida en que su logro dependa del buen fun-cionamiento de las instituciones políticas(ejemplo: el sistema de partidos políticos); yfinalmente incide en la legitimidad del siste-ma político, en la percepción del ciudadanoelector y en el grado de su compromiso conel sistema político establecido49.

En suma, los sistemas electorales gene-ran tendencias que, de encontrar un contextohistórico-político favorable, se traducen enresultados concretos, relativamente predeci-bles50. En las relaciones entre sociedad, sis-tema electoral y sistema de partidos no seráposible –de entrada– asignar a estos factoresla función de variables independientes o de-pendientes, pero sí es dable afirmar que lascondiciones constitutivas de los sistemaselectorales determinan sus efectos. Las estruc-turas sociopolíticas específicas no sólo soncorresponsables en la decisión acerca del sis-tema electoral, sino también los efectos deéstos dependen parcialmente de aquéllas51.

5. SISTEMA ELECTORAL Y SU INFLUENCIA EN

EL SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS

¿Tiene incidencia el sistema electoral enla conformación del sistema de partidos po-

líticos? ¿Propicia la existencia y superviven-cia de pocos o de muchos partidos u obliga aéstos a formar coaliciones? ¿Es suficiente elsistema electoral para crear un sistema bipar-tidista, de utilizarse determinados métodos enque impera el sistema mayoritario, y la solaimplantación de un sistema basado en unaecuación proporcional derivará necesariamen-te hacia un multipartidismo?

a) Las leyes sociológicas

Fundamentalmente los estudiosos que sehan ocupado del tema lo han planteado conrelación al sistema de partidos políticos, yquien primeramente se refirió con mayorprecisión52 a la vinculación entre sistemaelectoral y sistema de partidos fue el profesorfrancés Maurice Duverger53, formulando lasdenominadas “leyes sociológicas”, que se

49 DIETER NOHLEN, en Diccionario Electo-ral, “Sistemas Electorales”, ob. cit.

50 JOSÉ ENRIQUE MOLINA VEGA, Los siste-mas electorales de América Latina, ob. cit.

51 DIETER NOHLEN, Sistemas electorales ysistemas de partidos, ob. cit., pág. 350.

52 JUAN RIAL en el Diccionario Electoral, ob.cit., en el vocablo de referencia “Leyes sociológi-cas de Maurice Duverger”, reseña una serie de an-tecedentes importantes que precedieron a la formu-lación de DUVERGER. Menciona, entre otros, aHENRY DROOP que en 1869 sostuvo que los gran-des partidos de Gran Bretaña y Estados Unidos sehabían formado y mantenido debido al sistema devoto mayoritario, y RAMSAY MACDONALD, que en1909 planteó la necesidad de la existencia de la re-gla de la mayoría, como única forma para imponery aplicar el programa de un gobierno laborista, puesla representación proporcional conducía a la nece-sidad de entrar en negociaciones, a la formaciónde alianzas que impedían llevar adelante ese pro-grama partidario. También hubo planteamientoscontrarios a la representación proporcional en re-lación a lo que había sido la experiencia de Alema-nia e Italia, argumentándose que dicho sistema tra-jo consigo la inestabilidad de dichos regímenespolíticos y facilitó con ello el ascenso del nazismoy del fascismo.

53 DUVERGER reformuló sus “leyes” en 1959,que es la versión que se enuncia, puesto que la pri-mera vez que lo hizo, en 1951, fue de la siguientemanera: 1° El sistema de mayoría simple tiende aafirmar un sistema partidario dual y, 2° El sistemaproporcional o el de mayoría obtenida tras una se-gunda vuelta electoral lleva al pluripartidismo. (Ver,al respecto “Leyes sociológicas de MauriceDuverger” de JUAN RIAL, en Diccionario Electo-ral, ob. cit.)

36 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN XII

enuncian de la siguiente manera: 1° El es-crutinio mayoritario a una sola vuelta tiendeal bipartidismo: 2° La representación propor-cional tiende a un sistema de partidos múlti-ples e independientes unos de otros, 3° El es-crutinio mayoritario a dos vueltas tiende a unmultipartidismo atemperado por alianzas54.

Estos planteamientos de los efectos dela “ingeniería electoral”, las fórmulas de asig-nación de asientos parlamentarios divididasen proporcionales y mayoritarias, sobre la“arquitectura política”, sobre el sistema departidos políticos y más generalmente sobreel sistema político, tuvo gran impacto en losmedios académicos de Europa y América La-tina55.

Duverger explica la incidencia del siste-ma electoral sobre el sistema de partidos conrelación a las consecuencias que acarrea “labrutalidad del escrutinio mayoritario a unavuelta”56, de la siguiente manera: si los elec-tores moderados están divididos en dos parti-dos puede darse el caso que en una eleccióntriunfe el candidato de tendencia “revolucio-naria”57 y, para evitarlo, obliga a las tenden-cias afines –moderadas– a reagruparse en elsiguiente escrutinio, por el peligro de ser aplas-tadas y, si no lo hicieren, la más débil seráeliminada poco a poco por un doble efecto de“subrepresentación” y de “polarización”. Lasubrepresentación constituye un “fenómenomecánico” en virtud del cual un partido ob-tiene una proporción de escaños inferior a suproporción de sufragios y existe cuando di-

cho sistema funciona con sólo dos partidos58,y en el esquema de existencia de un tercerpartido, éste resulta aún más subrepresentadoque el segundo e incluso arriesga el peligrode ser barrido, pues la subrepresentación tien-de a hacer perder los votos que van inútilmenteal tercer partido. Los electores, percatándosede ello, de que la división de sufragios entrelas tendencias más próximas favorece al ad-versario común, en la siguiente elección aban-donarán al más débil de los moderados, de talforma, agrega Duverger, los electores tiendena dejar el tercer partido para dirigir sus votoshacia los dos más fuertes. Esta polarización,fenómeno psicológico59, refuerza los facto-res mecánicos –subrepresentación– que con-ducen al bipartidismo60.

En un sistema mayoritario a dos vuel-tas, explica Duverger, habrá gran cantidad departidos, pues la segunda vuelta permite acada cual probar suerte en la primera sin queel desmembramiento de las tendencias afi-nes en la primera provoque su desaparición

54 MAURICE DUVERGER, “Instituciones Polí-ticas y Derecho Constitucional”, Ediciones Ariel,Barcelona, 1970, págs. 171 y 172.

55 JUAN RIAL, en Diccionario Electoral, ob.cit., en el vocablo de referencia “Las leyes socio-lógicas de Maurice Duverger”.

56 MAURICE DUVERGER, ob. cit., pág. 172.57 En el ejemplo que presenta DUVERGER

plantea que, en una circunscripción determinadadonde 100.000 electores moderados se oponen a80.000 electores comunistas, si los moderados es-tán divididos en dos partidos resultará elegido elcandidato comunista si uno de sus adversarios mo-derados obtiene más de 20.000 votos, pues ello bas-ta para que triunfe y resulte elegido el candidatocomunista. Ver, DUVERGER, ob. cit., pág. 172.

58 El partido ganador es favorecido y el otroes perjudicado, es decir, el primero con un de-terminado porcentaje de votos obtiene un porcen-taje muy superior de escaños por efecto de laaplicación del escrutinio mayoritario a una vuelta(“el ganador obtiene todo”). DUVERGER, ob. cit.,pág. 172.

59 En esto del efecto psicológico actuando so-bre votantes y dirigentes políticos Duverger se an-ticipa a las formulaciones teóricas que posterior-mente se conocieron con el nombre de “elecciónracional”. Así, se dice (Anthony Downs, 1957) queun votante “racional” decide primero cuál partidocree que lo beneficiará más; luego tratará de esti-mar si ese partido tiene alguna posibilidad de triun-far, y hace esto porque es parte de un proceso deselección, no de una expresión de preferencia. Porello, aun si prefiere el Partido A, él desperdiciarásu voto si A tiene poca chance de ganar dado quepercibe que la masa de votantes decide entre lospartidos B y C, de modo que la “elección relevan-te” es entre B y C, por lo cual un voto para A no es“útil” y en ese proceso “racional”, elegir a A, re-sulta “irracional”. (Anthony Downs, An EconomyTheory of Democracy, citado por JUAN RIAL en Dic-cionario Electoral, ob. cit., vocablo de referencia“Leyes sociológicas de Maurice Duverger”.

60 MAURICE DUVERGER, ob. cit., pág. 173.

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o aniquilamiento, desde el momento que elreagrupamiento puede producirse en la se-gunda vuelta. En la primera elección cadaelector marcará su preferencia por el candi-dato de su predilección y en la segunda bus-cará el candidato más cerca de sus preferen-cias para marcar a quien tenga verdaderasprobabilidades de surgir como elegido y nodesperdiciar su voto. Así, dice Duverger61, sien la primera elección una tendencia conser-vadora recoge 60.000 votos y otra 40.000,mientras que los comunistas alcanzan 80.000en el primer escrutinio, habrá segunda vuel-ta y en ella el segundo candidato conserva-dor de retirará y sus preferencias se vuelcanhacia el más votado quien seguramente con100.000 adherentes resultará electo. En con-secuencia, según ello, se posibilita la multi-plicación de los partidos, pero los obligará apactar alianzas para derrotar al adversario“común”62.

La situación es totalmente distinta enun sistema proporcional –en el planteamien-to de Duverger– pues la multiplicidad de par-tidos que el mismo sistema propicia, permi-te a cualquier tendencia minoritaria, por débilque ella sea, alcanzar una representación ynada impide que una misma familia políticaparticipe fragmentada en varias diversas ten-dencias y al final alcance la misma represen-tación parlamentaria que obtendrían si parti-ciparan en la elección como una sola fuerzapolítica. El mecanismo del escrutinio no fuer-za a las diversas tendencias afines a unirse,pues electoralmente tal alianza resulta inútil,ya que el sistema mismo permite a cada cualparticipar aisladamente en la elección ju-gándose su propia suerte63. En suma, la in-fluencia de un sistema electoral determinadoen la conformación o estructura del sistemade partidos variará según cual sea el sistemaaplicable y depende igualmente si se trata departidos grandes o pequeños o partidos tradi-

cionales o aquellos que responden a “modaspasajeras”64.

b) Una crítica a las leyes sociológicas: lasleyes tendenciales

En cuanto al punto que nos interesa di-lucidar referente a la influencia de los siste-mas electorales, Giovanni Sartori65 sostieneque éstos producen dos efectos que deben eva-luarse separadamente, uno en el votante y otroen el número de partidos66. El efecto sobre elnúmero de partidos no es una consecuenciaderivada sólo del comportamiento de los elec-tores, sino que también de la fórmula utiliza-da para convertir sus votos en escaños. El efec-to sobre los votantes lo define como “efectorepresor”, o manipulador, y puede ser muyfuerte en un sistema mayoritario o francamen-te inexistente en un sistema de representaciónproporcional puro67. El efecto sobre el núme-

61 MAURICE DUVERGER, ob. cit., pág. 173 y174.

62 MAURICE DUVERGER, ibídem.63 MAURICE DUVERGER, ob. cit., págs. 173,

174.

64 También deben considerarse las relacionesentre el régimen electoral y el comportamiento delos electores, pues existen diferencias entre el re-parto de escaños y el reparto de sufragios y dichadiferencia varía en amplitud y sentido según sea elsistema electoral aplicable. Pero, la influencia delos regímenes electorales no sólo se manifiesta enel reparto de los escaños, también incide en el re-parto de los sufragios. Los electores no votan porlos mismos partidos en régimen mayoritario que enrégimen proporcional, en escrutinio a una vuelta oa dos vueltas. El comportamiento de los electores,se manifiesta de una u otra manera según cual seael sistema electoral que se aplica. M. DUVERGER,ob. cit., pág. 176.

65 Los planteamientos de GIOVANNI SARTORI

pueden confrontarse en: SARTORI, Ingeniería cons-titucional comparada. Una investigación de estruc-turas, incentivos y resultados; JUAN RIAL en la obraDiccionario Electoral por la locución “Leyestendenciales de Sartori”, obras citadas.

66 GIOVANNI SARTORI, ob. cit., pág. 46.67 Entendemos por sistema de “representa-

ción proporcional puro” aquel en el cual no se hanincorporado elementos que tienden a desvirtuarlo,es decir, aquellos que le restan “proporcionalidad”,como ser por ejemplo: el tamaño relativamente pe-queño de los distritos electorales, las cláusulas deexclusión o barreras legales, los premios a la ma-yoría y la conversión “desproporcionada” de votosen escaños.

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ro de partidos lo denomina “reductor”, pueso reduce su número o el sistema electoral noproduce efecto alguno, con lo que –conclu-ye– no existe un efecto multiplicador.

Sartori critica las formulaciones de Du-verger, especialmente en el plano metodo-lógico al sostener que las generalizaciones68

no son sino “tendencias” y no “leyes deter-ministas”, pues una ley –una generalizacióncausal– debe poder verificarse en todos loscasos69. La causa y el efecto deben ser preci-sos y comprobables empíricamente70. Luegoexpresa que “si se supone que una ley esdeterminista, en el sentido de que si se da lacausa se da el efecto, y por tanto es conocidoy cierto ex ante, entonces una sola excepciónbasta para anular la ley”71, y agrega “pero lasleyes de las ciencias sociales no pueden ser

ni nunca han sido deterministas, y en conse-cuencia toleran alguna desviación”72, peroaunque no sea inmediatamente anulada dichaley por sus excepciones, éstas crean dificul-tades, lo que puede resolverse sea incluyendouna condición necesaria que restringe la apli-cabilidad de la ley –así la excepción ya no estal– o incorporando las excepciones en unareformulación de la ley73. Apunta algunas desus críticas a la llamada “segunda ley socio-lógica” que se formula afirmando que la re-presentación proporcional lleva al multipar-tidismo, es decir, tendría un efecto multiplicador,lo que califica como una formulación ambi-gua que no define claramente al “multi-partidismo”74 y que tampoco toma en consi-deración el problema de la doble vuelta. Así,expresa que la representación proporcional “seasocia” generalmente con la existencia delmultipartidismo, lo cual no conduce necesa-riamente a que ello constituya “una ley”75.

Sartori formula sus conocidas “leyestendenciales” afirmando que las asociacionesque se realicen, en términos de correlación,permiten concluir que existen condiciones quefacilitan y otras que obstruyen un determina-do evento, como sería, por ejemplo, la siguien-te: “la fórmula de pluralidad es sólo una delas condiciones suficientes para la existenciade un sistema bipartidario”76. Razone expre-sando que en un sistema plural de distritos deun solo representante la elección del votanteestará restringida –limitada– a los principa-les contendores, a menos que quiera “des-

68 SARTORI, en Ingeniería constitucionalcomparada, ob. cit., pág. 43 expresa al respecto,citando a Bogdanor y Butler, que “las relacionesentre los sistemas electorales, los sistemas de par-tido y los procesos de cambio social son de tal na-turaleza que no pueden ser condensados en leyescientíficas” y que “el estudio comparativo de lossistemas electorales y de los sistemas de partidoprobablemente será más útil para aclarar lo que essingular, que para encontrar generalidades”, con-cluye por consiguiente sosteniendo que es opiniónpredominante en el ramo de que no podemos obte-ner generalizaciones comparativamente válidas.

69 SARTORI, en Ingeniería constitucionalcomparada, ob. cit., pág. 42 y ss. explica: las fór-mulas de Duverger y los razonamientos dados poréste para fundamentarlas, han sido fácilmentedestruibles pues parte del supuesto que es posibledemostrar una relación causal mediante una corre-lación, no captando la diferencia entre “causa de”y “asociado con”; por otra parte, agrega que sóloes posible hacer una generalización causal solo sise especifican claramente causa y efecto, y en rela-ción a la primera ley de Duverger no se ha podidofundamentar el efecto –el bipartidismo– y tampo-co se ha precisado el efecto de la segunda ley –elmultipartidismo.

70 Una ley se mantiene en la medida que nosea falsa, debe formulársele de tal manera que per-mita su confirmación o su negación empíricas.SARTORI, ob, cit., pág. 44.

71 SARTORI, en Ingeniería constitucionalcomparada, ob. cit., pág. 45.

72 Ibídem nota anterior.73 Idem.74 SARTORI, afirma que una ley que propone

efectos sobre el número de partidos debe estable-cer de qué manera se determina ese número, y lue-go, criticando a Duverger expresa que éste nuncasigue una regla de cuenta congruente, pues en al-gunos casos cuenta todos los partidos, en otros des-carta a los que considera locales, semipartidos oefímeros y, en suma, nunca identifica claramenteel efecto del supuesto factor causal. (SARTORI, ob.cit., pág. 43.)

75 Ver al efecto, SARTORI, Ingeniería consti-tucional comparada, ob. cit., págs. 56 (regla 4), 60,61 y 73.

76 Ibídem nota anterior.

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perdiciar” su sufragio, pero –agrega– aunquese presione al elector dónde emitir su voto77

en una elección con dos opciones, ello no trae-rá necesariamente por consecuencia la reduc-ción de los partidos a dos solamente. Hay unefecto sobre el votante –presionado a no des-perdiciar su voto y elegir entre los dos candi-datos con mayores posibilidades– pero no sig-nifica necesariamente que ello tienda a crearun esquema bipartidista. Califica de confusoel “dualismo partidista” de Duverger78.

En el caso de la representación propor-cional, para enunciar las leyes tendenciales,sostiene que es necesario considerar tambiénel efecto que causan estos métodos en dife-rentes circunscripciones. Habría tres variablesimportantes en las que actúa la representaciónproporcional, que son: el tamaño de la asam-blea parlamentaria o número de bancas a dis-tribuir, el promedio de asientos por distrito yel número de distritos existentes. Los efectosde los sistemas electorales serían más rele-vantes conforme a la configuración de las cir-cunscripciones y atendido dicho referente

Sartori distingue sistemas electorales fuertesy débiles79 y así, los de mayoría simple, aso-ciados a circunscripciones uninominales sonfuertes y los de representación proporcionaldonde se toman en consideración los votosde la circunscripción nacional y sin cláusulade barrera explícita, son débiles, pero entreambos pueden darse múltiples fórmulas in-termedias.

Sartori analiza los efectos manipulativosdel sistema de partidos políticos condicionan-do al votante tanto como el propio sistemaelectoral y para tal efecto distingue entre par-tidos estructurados de aquellos que no lo son.Cuando el elector vote por un notable o algu-na clase de cacique local, estaremos en pre-sencia de un sistema de partidos no estructu-rado; sin embargo, cuando el votante adoptasu determinación en relación ya no al notablesino que lo hace respecto de imágenes abs-tractas del partido y, a medida que se desa-rrolla el proceso, el sistema de partidos llegaa ser equivalente a un sistema natural de ca-nalización de la sociedad política y, si el elec-torado lo “elige” en consideración a estos re-ferentes, entonces dicho sistema partidario “hallegado a la etapa de consolidación estructu-ral.”80 Relacionando los conceptos de siste-ma electoral fuerte o débil y sistema de parti-dos estructurado o no, concluye que, en unsistema de mayoría simple que coincide conuno de partido estructurado, hay influencianotoria del partido sobre el elector. Respectoa la representación proporcional rechaza el po-sible efecto multiplicador sobre el sistema departidos políticos, sosteniendo que la adop-ción de tal sistema es resultado de la presiónde las fuerzas políticas que hasta el momentono tenían representación. En cuanto a sus efec-tos considera que la falta de pureza del siste-ma, el tamaño de las circunscripciones, la

77 Las limitaciones o restricciones en estesentido se aplican en la medida que se desea «pre-sionar» al elector por la vía de la configuración delos distritos electorales (que éstos sean más o me-nos grandes con muchos electores) o que la con-formación del distrito se maneje de tal manera quela decisión del votante pueda alterarse incluyendopor ejemplo en dicho distrito una gran concentra-ción urbana de tendencia renovadora o importan-tes zonas rurales con claras inclinaciones conser-vadoras.

78 SARTORI aclara en varios acápites de suobra qué entiende “bipartidismo”: como un siste-ma de dos partidos y que algunos suelen calificarcomo tal a países con 3, 4 y más partidos en inclu-so llega a decir que “si el Reino Unido tiene 8 par-tidos ¿cómo es posible que todavía existan tontosque lo consideren un sistema bipartidista?” (Inge-niería constitucional comparada, ob. cit., págs. 46y 47), y también se pregunta “¿cuándo dos es ver-daderamente dos?”, (Ingeniería constitucionalcomparada, ob. cit., pág. 53). Explica que es unhecho que en todo sistema político hay partidos “sinimportancia” que no hacen ninguna diferencia y quepueden aparecer o desaparecer sin “casi nadie sedé cuenta” (Ingeniería constitucional comparada,ob. cit., pág. 47).

79 La clasificación en sistemas electorales“fuertes” y “débiles” atiende a la incidencia queellos pueden alcanzar en distintos aspectos de lasociedad política, sea en el sistema político pro-piamente tal, en el sistema de partidos políticos,etc.

80 GIOVANNI SARTORI, Ingeniería constitucio-nal comparada, ob. cit., págs. 51 y 52.

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cláusula barrera, sí tienen efectos y éstosapuntan no a la multiplicación de partidos,sino que, todo lo contrario, conducen a res-tringirlos. Establece Sartori una influenciaconjunta de los mecanismos electorales y delos partidos sobre el elector y el sistema elec-toral. Considera sistemas electorales fuertesno sólo al mayoritario en circunscripcionesuninominales, sino que igualmente lo son lasformas impuras de representación proporcio-nal, especialmente cuando van asociadas acircunscripciones pequeñas y/o incluyendocláusulas barreras importantes, en tanto con-sidera que sólo los sistemas proporcionalespuros pueden ser considerados formas débi-les, sin efectos notorios81. En aquellas situa-ciones en que la representación proporcionalrelativamente pura se combina con un siste-ma de partidos no estructurado, ni el sistemaelectoral ni el sistema de partidos tienen unefecto relevante en el proceso político82.

¿Cómo formula sus “leyes tendenciales”Sartori? Precisando la formulación de sus le-yes de tendencia, considera que para tal pro-pósito deben existir condiciones necesariasque describe así: por un lado, la estructuraciónsistémica (de los partidos) a diferencia de lafalta de estructuración y, por otra parte, con-centraciones mensurables (de votantes) porencima de la pluralidad o sobre la cuota dadaen un sistema de representación proporcional,y, bajo dichas premisas, formula sus “leyes”de la siguiente manera:

Ley 1. Con estructuración sistémica ydispersión similar en todos los distritos elec-torales, como dos condiciones necesariasconjuntamente los sistemas pluralistas cau-san –son una condición suficiente– de un for-mato bipartidista83.

1.1. En cambio, una estructura sistémicaparticularmente fuerte es, por sí sola, la con-dición suficiente sustitutiva necesaria paraoriginar un formato bipartidista84.

Ley 2. Si existe un sistema de partidosestructurado, pero no existe una dispersiónsimilar a través de todos los distritos, los sis-temas pluralistas causan (son una condiciónsuficiente para) la eliminación de los parti-dos cuyo número de votos es menor que lapluralidad, pero no pueden eliminar a aque-llos partidos –fuera de los dos más votados–permitiendo tantos partidos como lo haganposible las concentraciones que superan lapluralidad85.

Ley 3. Dado un sistema estructurado departidos, la representación proporcional tie-ne un efecto reductor causado –como condi-ción suficiente– por su falta de proporciona-lidad86. O sea, cuanto menos pura sea la

81 En relación con esta cuestión cfr. GiovanniSARTORI, Ingeniería constitucional comparada,ob. cit., especialmente págs. 51 a 54 y 58 y si-guientes.

82 GIOVANNI SARTORI, ob. cit., pág. 61.83 Para explicar su primera “ley” SARTORI

basa su fundamentación en algunas “reglas”: en pri-mer lugar, sostiene que en un sistema pluralista (sis-tema mayoritario de mayoría relativa, como de In-glaterra), dicho sistema no puede producir, por símismo, un formato nacional bipartidista, pero pue-

de ayudar a mantener uno ya existente; agrega queun sistema plural producirá, a la larga, un formatode dos partidos si se dan dos condiciones: la pri-mera, que el sistema de partidos esté estructuradoy, la segunda, que el electorado no sometido a lapresión del sistema electoral esté disperso en pro-porciones menores a la pluralidad relativa en to-dos los distritos. Cfr. GIOVANNI SARTORI, ob. cit.,págs. 55 y 56.

84 En suma, sostiene SARTORI que las leyes,a lo más, son sólo cuatro, pues la que incluye comonúmeros 1.1 y 3.1, explica, sólo permiten incorpo-rar y/o descartar excepciones aparentes bajo el su-puesto de que si varía la condición puede ocurrir elmismo efecto, porque una condición suficiente essustituida por otra. (G. SARTORI, ob. cit., pág. 62.

85 A este respecto, expresa que un formatobipartidista es imposible, bajo cualquier sistema elec-toral, si las minorías interesadas en un problemaparticular (minorías raciales, lingüísticas, etc.) es-tán concentradas en proporciones superiores a lapluralidad en algunos distritos o regiones geográfi-cas. Cfr. GIOVANNI SARTORI, ob. cit., págs. 55 y 56.

86 Generada esta falta de proporcionalidadpor diversas razones, como ser el tamaño relativa-mente pequeño de los distritos electorales, las cláu-sulas de exclusión, los premios a la mayoría y tam-bién la conversión desproporcionada de los votosen escaños. Por ello, sostiene SARTORI que “siem-pre que la representación proporcional tiene efec-tos manipuladores, los mismos son restrictivos yno multiplicadores”. (en ob. cit., pag. 64.)

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representación proporcional, mayores seránlas dificultades de los partidos pequeños paraentrar al sistema y más fuerte el efecto reduc-tor y, a la inversa, cuanto más pura es la re-presentación proporcional, producirá un me-nor efecto reductor87.

3.1. Un sistema de partidos fuertementeestructurado es, por sí solo, la condición ne-cesaria y suficiente para mantener cualquierformato de partidos existentes antes de la in-troducción de la representación proporcio-nal88.

Ley 4. Si no existe un sistema estructu-rado de partidos y con una representación pro-porcional pura o casi pura, esto es, con uncosto de ingreso igual para todos, el númerode partidos puede ser tan grande como lo per-mita la cuota de ingreso89.

c) Dieter Nohlen: crítica a losplanteamientos de Duverger y Sartori

Desde un estudio sistemático empíricoha sido uno de los más crít icos de lasformulaciones de Duverger, considerando quelas relaciones entre el sistema electoral y elsistema de partidos no es posible encapsu-larlas en fórmulas causales pues cada uno delos sistemas expresa necesidades diferentesdel sistema político vigente y son resultadodel proceso histórico que llevó a la adopciónde cada uno de ellos. Agrega que las vincula-ciones entre sociedad y sistema político, eigualmente las relaciones entre partidos y sis-temas electorales no pueden reducirse a una

mera explicación causa-efecto sobre la basede ciertos mecanismos de ingeniería electo-ral90.

Para Nohlen las leyes de Duverger nopueden sostenerse científicamente, pues,como leyes sociológicas, éstas no son deter-ministas, situando las deficiencias que obser-va en tres ámbitos: el empírico, el teórico y elmetódico91. En lo empírico: expresa que losefectos que las leyes atribuyen a los tiposbásicos de los sistemas electorales son refu-tados en un número demasiado grande de ca-sos, pues se dan sistemas multipartidistas ensistemas de mayoría relativa y bipartidismosen sistemas de representación proporcional.En el aspecto teórico sus críticas apuntan aque, en vista de las excepciones que presen-tan las supuestas relaciones causales, habríade especificarse bajo qué condiciones posi-bles las leyes tienen validez. En cuanto a lometódico, sostiene que no se compara un sis-tema electoral con otro, sino que se comparael sistema de la mayoría relativa en circuns-cripciones uninominales con un principio derepresentación, el de la representación propor-cional92.

Cita también con relación a las leyes deDuverger, el trabajo de Douglas W. Rae93

quien en una investigación estadístico empí-rica sostiene haber comprobado en lo esen-cial la tesis de Duverger en cuanto a que elsistema de mayoría relativa en circunscripcio-nes uninominales favorece un sistema bi-partidista, pero concluye que la tesis sóloenuncia que allí, donde existen las condicio-nes para formar un sistema bipartidista (faltade partidos o de minorías locales o naciona-les), tanto un sistema de mayoría relativa

87 En suma, según SARTORI, la representaciónproporcional eliminará en definitiva a aquellos par-tidos más pequeños cuyos votantes estén dispersosen diversas circunscripciones electorales, pero in-cluso una representación proporcional muy impu-ra –con poca o escasa “proporcionalidad”– no pro-ducirá el efecto reductor sobre el número departidos, eliminando a los más pequeños, especial-mente si éstos disponen de reductos en que su vo-tación se concentra en términos superiores a la cuo-ta de ingreso establecida. (cfr. GIOVANNI SARTORI,ob. cit., págs. 56, 62 y 63.

88 Ver nota al pie en Ley 1.1.89 GIOVANNI SARTORI, ob. cit., págs. 61 y 62.

90 Diccionario Electoral, en vocablo de refe-rencia “Leyes tendenciales de Sartori”, ob. cit.

91 DIETER NOHLEN, Sistemas electorales ypartidos políticos, ob. cit., pág. 335.

92 DIETER NOHLEN, ob. cit., pág. 335.93 NOHLEN en su obra Sistemas electorales y

partidos políticos, ob. cit., págs. 336 y 337, citade DOUGLAS W. RAE The political consequencesof Electoral Laws, de Yale University Press, NewHaven, 1967, pág. 92 (hay una segunda edición de1971).

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como la representación proporcional, puedencoexistir con sistemas bipartidistas por lo queestá lejos esta tesis de insinuar una relacióncausal u ofrecer una explicación para la rela-ción entre sistema electoral y el sistema departidos94.

En cuanto a la posición de Nohlen fren-te a las leyes tendenciales sartorianas95, ex-presa que en dichas leyes éste introduce doscondiciones, la primera de ellas dice relacióncon la existencia de partidos políticos estruc-turados, los que, en caso de ser relativamenteestables los sistemas partidarios, ellos sonpocos sensibles a los efectos provenientes deun determinado sistema electoral. La otra va-riable que introduce Sartori está referida a ladistribución geográfica del electorado parti-dista de los cuales dependen, en el hecho, losefectos de los sistemas electorales. Agrega quelas leyes tendenciales de Sartori han sido for-muladas en forma determinista y, de esta for-ma, no podrían jamás fracasar, pues de ellasno puede sino desprenderse –en la realidadde su aplicación concreta– el preciso resulta-do que ha sido vaticinado. Para ello, explicalas leyes tendenciales expresándolas en otraspalabras, pero conservando el sentido de suformulación y con ello demuestra que estánexpresadas en términos tales que su conteni-do jamás podrá dejar de darse, pues de ellasno puede sino darse el resultado previs-to96. Por ello, concluye Nohlen que estas

formulaciones de Sartori son de un contenidoinformativo reducido y, en definitiva, son “tri-viales”97.

Las tesis que concluyen que los sistemaselectorales tienen efectos con carácter de leyson teóricas y prácticamente insostenibles,pues en definitiva todos los sistemas contri-buyen o pueden contribuir a la reducción delnúmero de partidos participantes en una elec-ción parlamentaria, y todos tienden a privile-giar los grandes partidos o alianzas, pero sepueden establecer algunas diferencias segúnsea el grado en que contribuyen a producirefectos reductivos en el número de partidos oel grado en que favorecen a los partidos máspoderosos98. Entonces, los sistemas electora-les desde este punto de vista constituyen sólouno de los diferentes factores que inciden so-bre la estructura del sistema partidario. Nohay, en consecuencia, una relación causal en-tre sistema electoral y sistema de partidospolíticos99. Así a la representación por ma-yoría puede asignársele un efecto más concen-trador del número de partidos en comparacióncon el sistema de representación proporcio-nal, que produce un efecto contrario100.

94 Dieter NOHLEN, ob. cit., pág. 336 y 337.95 Dieter NOHLEN, Sistemas electorales y

partidos políticos, ob. cit., págs. 337 a 340.96 Para demostrar su aserto, NOHLEN refor-

mula la primera de las leyes tendenciales deSARTORI, que está planteada en los siguientes tér-minos. “dado un sistema de partidos estructuradoy una distribución pareja de los votos en las cir-cunscripciones electorales (como condiciones ne-cesarias conjuntas), los sistemas electorales de re-presentación por mayoría relativa causan ( es decir,son condición suficiente para) un sistema biparti-dista. Correspondientemente, un sistema de parti-dos con estructura particularmente fuerte es por símismo la condición necesaria y suficiente para pro-vocar una competencia bipartidista.” NOHLEN lareformula de la siguiente manera: “si ningún tercer

partido (además de los dos grandes) alcanza la ma-yoría relativa de los sufragios en una circunscrip-ción electoral, existe un sistema bipartidista”. Dela misma forma hace un replanteamiento de las de-más leyes de Sartori concluyendo que si éstas sonexpresadas en otras palabras –como en el ejemploreferido a la primera de ellas– dichas leyes resul-tan triviales y de éstas no puede sino desprender elresultado que ha sido previsto sin agregar ningúncontenido informativo de relevancia para el análi-sis de la cuestión.

97 DIETER NOHLEN ob. cit., pág. 339.98 DIETER NOHLEN, Sistemas electorales y

partidos políticos, ob. cit., pág. 341.99 Dieter NOHLEN, ob. cit., pág. 341.100 Esta constituye una conclusión lógica y

evidente que basta para arribar a ella atender sola-mente a la definición misma de los sistemas demayoría o proporcionales.

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6. LAS NUEVAS TENDENCIAS EN EL

DESARROLLO DE LOS SISTEMAS

ELECTORALES101

En la observación de los sistemas elec-torales –en su actual dimensión– siguiendo lasúltimas tendencias, distinguiremos (como lohace Nohlen), por una parte, los elementostécnicos incorporados, entre los que más re-levancia han denotado, las barreras legales yla lista nacional102, y por otro lado, y referi-do a los sistemas electorales propiamente ta-les, veremos que la tendencia actual se ha tra-ducido en introducir “sistemas combinados”siguiendo en esto al sistema alemán. Sin de-tenernos en los referidos elementos técnicos,por no ser importantes por el momento en esteestudio, abordaremos la cuestión acerca deestos sistemas combinados, para saber en quéconsisten. En una primera aproximación, di-remos que, difiriendo de los sistemas clási-cos en que el debate se centra entre los de re-presentación por mayoría103 y el sistema derepresentación proporcional puro104, los sis-temas combinados extraen elementos técnicos

tradicionalmente asociados, ya sea a los sis-temas de mayoría o pluralidad105 o con el olos sistemas de proporcionalidad. Es decir, loque se combina generalmente en estos nue-vos sistemas es el distrito uninominal queimplica la regla decisoria de la mayoría o dela pluralidad, por un lado, con la lista regio-nal o nacional, por otro, lo que supone la apli-cación de una u otra forma de la regla deci-soria proporcional.

a) Los sistemas combinados

El profesor de Heidelberg destaca fun-damentalmente tres tipos de sistemas combi-nados: el sistema alemán llamado sistemaproporcional personalizado, que es conocidoen Nueva Zelanda como sistema de propor-cionalidad por miembros mixtos; el sistemasegmentado o paralelo como se le conoce enJapón, que combina distritos uninominalescon otros en que impera la representación pro-porcional, y finalmente tenemos el denomi-nado sistema proporcional compensatorio,aplicable en Italia desde la reforma de 1993.

1. El sistema proporcional personalizado

Establecido en Alemania en 1949, en suesencia combina un voto personal en distritosuninominales con el principio de representa-ción proporcional. Actualmente el Bundestagtiene 656 asientos (sin considerar los posiblesescaños sobrantes). ¿Cómo funciona este sis-tema? Cada votante cuenta con dos votos, elprimero es un voto personal dado a un candi-dato particular en uno de los 328 distritosuninominales; en tanto el segundo voto es unvoto de partido dado a una lista partidaria anivel estatal federal (landesliste). Los candi-datos pueden competir en distritos uninomi-nales así como simultáneamente por la listadel partido. El candidato que logre la plurali-

101 En esta parte del estudio seguiremos prin-cipalmente los planteamientos desarrollados por elprofesor de la Universidad de Heidelberg, DieterNohlen, especialmente en lo expuesto en una con-ferencia dictada en México en el marco de un se-minario auspiciado por el Instituto de Investigacio-nes Jurídicas de la Universidad Nacional Autónomade México, UNAM, el Tribunal Electoral de PoderJudicial de la Federación, TEPJF, y el Instituto Fe-deral Electoral, IFE, conferencia en que abordó“Las nuevas tendencias en el desarrollo de los sis-temas electorales”, texto extraído de Internet, enwww.ife.org.mx/wwwcai/pondiet.htm.

102 Según lo expresado por D. NOHLEN, enla referida conferencia, la “lista nacional” ha sidoincorporada en todas las nuevas democracias de Eu-ropa del Este, surgidas luego de la caída de los re-gímenes comunistas.

103 Aquí incluimos los sistemas de mayoríarelativa, como el inglés y los de mayoría absoluta,como el sistema francés.

104 Nos referimos en este sentido a un siste-ma clásico como el de representación proporcionalen distritos plurinominales de tamaño variable, queconstituye sin duda lo más “representativo” del sis-tema proporcional.

105 Son sistemas de mayoría aquellos queexigen mayoría “relativa” y conocemos como sis-temas de pluralidad los que, como el sistema fran-cés, requieren de una mayoría “absoluta” para al-canzar la meta de resultar electo un candidato enuna circunscripción determinada.

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dad en los distritos uninominales es elegido(direktmandate); sin embargo, el segundo votodetermina cuantos representantes de cada par-tido serán enviados al Bundestag. En el ámbi-to nacional se suman todos los segundos votospara partidos y únicamente los que superen elumbral de 5% en la votación nacional o, alter-nativamente, los que tienen tres miembros elec-tos directamente (direktmandate) en distritosuninominales, son considerados en la distribu-ción de los escaños de representación propor-cional de lista. El número de representantes quecada partido, que ha superado el umbral míni-mo legal, se calcula de acuerdo a la fórmula deHare. Los escaños son distribuidos dentro delos dieciséis Estados Federales. El número deescaños ganados directamente en distritosuninominales de un Estado Federal en particu-lar, son sustraídos del número total de escañosdistribuidos a esa lista de partido. Si un parti-do ganara más escaños direktmandate en unEstado particular que el número de escaños quele han sido asignados por medio de los segun-dos votos, el partido se queda con esos asien-tos adicionales (berhangmandate). En tal caso,el número total de escaños en el Bundestag seincrementará temporalmente. El sistema ale-mán no es un sistema mixto, sino un sistemade representación proporcional, en que el votopersonal para un candidato en los distritosuninominales busca asegurar la relación entrelos votantes y sus representantes106, 107.

2. El sistema segmentado o paralelo

Este sistema se emplea en Japón y estáconstituido por un sistema paralelo de repre-sentación proporcional y distritos uninomi-nales, y funciona de la siguiente manera: hay300 escaños que son electos sobre la base dedistritos uninominales y 200 cargos son ele-gidos en un sistema de representación propor-cional en once bloques desde distritos de sie-te a treinta y tres cargos. No hay mezcla dedistritos uninominales y votos de represen-tación proporcional. La única conexión en-tre las dos partes del sistema es prohibir ladoble candidatura, es decir, que un candidatopueda correr en un distrito uninominal y serincluido en una lista de representación pro-porcional.

3. El sistema proporcional compensatorio

En este caso, se adjudica, en una prime-ra fase de la conversión de votos en escaños,una determinada cantidad de escaños direc-tos en circunscripciones uninominales segúnuna de las fórmulas de mayoría. En una se-gunda o tercera fase de la conversión de vo-tos se compensa, por lo menos aproximada-mente, el efecto no proporcional resultante delas circunscripciones uninominales a través dela adjudicación de escaños de lista según lafórmula proporcional. Para ello, se desfavo-rece o excluye en las fases siguientes a lospartidos grandes que resultaron exitosos en lascircunscripciones uninominales. Este sistematiene aplicación en Italia desde la reforma de1993108.

106 Esta es una ventaja que, en la práctica, nodebe ser sobrestimada, pues frecuentemente la elec-ción en los distritos uninominales se basa en prefe-rencias de partidos y no en las cualidades persona-les de un determinado candidato. En este sentidover “Alemania: el original sistema Proporcionalde Miembros Mixtos”, en Indice de Sistemas Elec-torales, ob. cit.

107 Además, el sistema de dos votos posibili-ta que los votantes distribuyan estratégicamente susvotos entre los socios de una coalición, así los vo-tantes de partidos pequeños cuyos candidatos tie-nen escasas o nulas posibilidades en distritos uni-nominales suelen entregar su primer voto a uncandidato de un partido más grande dentro de sucoalición, y los seguidores de estos partidos gran-des llegan a “prestar” sus segundos votos a un par-tido minoritario en la coalición para asegurarle eltraspaso del umbral mínimo legal. “Alemania: elorginal sistema Proporcional de Miembros Mix-tos”, en Indice de Sistemas Electorales, ob. cit.

108 El sistema italiano introduce la uninomi-nalidad combinándola con la proporcionalidad a tra-vés de una distribución compensatoria de los esca-ños proporcionales. Para la elección de diputadosexisten 475 circunscripciones uninominales (75%de los escaños) y, por otra parte, hay 155 (25%)escaños de lista de tipo cerrado y bloqueado. Elelector cuenta con dos votos, uno para losuninominales y el otro para los escaños de lista. Enlas circunscripciones uninominales triunfa el can-didato que alcance la mayoría relativa. D. NOHLEN,ob. cit., pág. 315.

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b) ¿Por qué implantar nuevos sistemas?

¿Cuáles son los principales motivos quecondujeron a la implantación de los nuevossistemas? Para responder tal interrogante,Nohlen explica que, como primer motivo,se manifiesta una crítica a fondo al sistemaelectoral vigente en los lugares donde se ma-terializó la reforma, responsabilizándolo dela crisis del sistema político mismo. El pro-blema a resolver básicamente es lograr unperfeccionamiento de la representación, puesno sólo se cuestiona el sistema electoral mis-mo sino que con igual o mayor fuerza se si-túa en el centro de la crítica el papel de lospartidos políticos, la actuación de la clase po-lítica, la manera misma de hacer política,pero la variable decisiva se la sitúa en el sis-tema electoral, de manera que su reforma esvista como necesaria e impulsada las más delas veces por la opinión pública ante la iner-cia de la clase política. Un segundo motivolo encontramos en los nuevos desafíos a en-carar por la representación política, buscan-do un cambio o una nueva visión de la de-mocracia, con mayor participación, másrepresentatividad, o con una mutación desdela idea de la democracia confrontacional ala de las políticas consorcionales. Así, el sis-tema electoral vigente debe adecuarse a estarealidad si no responde a estos nuevos reque-rimientos democráticos. Finalmente, Nohlenubica un tercer motivo surgido de los cam-bios implementados en las nuevas democra-cias de la Europa oriental, como un compro-miso de las fuerzas políticas para introduciruna determinada opción entre los diversossistemas electorales. De esta forma, las elitesdel régimen comunista y las de la oposicióndemocrática consensuaron un sistema com-binado, tipo segmentado o compensatoriopara dar cabida a sus respectivas aspiracio-nes: la elite del antiguo sistema defendía loselementos mayoritarios, y la nueva, la demo-crática, los elementos proporcionales de losnuevos sistemas electorales. Nohlen, al res-pecto expresa que “la génesis de los siste-mas electorales en estos casos muestra porlo demás a los sistemas electorales como va-

riables dependientes de intereses de coyun-tura y expectativas de poder, por lo que re-sulta imposible pensar la relación entre sis-tema electoral y partidos políticos sólo endimensión sartoriana, es decir, consideran-do el sistema electoral como variable inde-pendiente.”109

7. CRITERIOS PARA EVALUAR LOS SISTEMAS

ELECTORALES

Los sistemas combinados pueden cum-plir ventajosamente frente a los clásicos conmuchos de los propósitos exigidos a los sis-temas electorales, pues los tradicionalesatienden sólo a algunos de éstos (en formaóptima quizá) y los combinados pueden aten-der a todos o a varios al mismo tiempo, peroen forma menos óptima. ¿Cuáles son los cri-terios de evaluación de los sistemas electo-rales que nos permitan conocer las exigen-cias que se les plantean? En síntesis, la ideaes introducir un sistema o reformar el vigen-te de manera de lograr el cumplimiento delas exigencias fundamentales de un sistemaelectoral. Se trata de evaluarlos según crite-rios de búsqueda de una mayor consolida-ción democrática a través de una adecuadarepresentación y, por otra parte, medirlossegún parámetros tales que conduzcan a unamayor efectividad en su funcionamiento paragenerar gobiernos estables, es decir, segúncriterios de gobernabilidad. Aquí se confron-tan los sistemas clásicos mayoritarios, por unlado, que dan por resultado una mayorgobernabilidad, a diferencia de los propor-cionales que reflejan más exactamente lasdiversas tendencias políticas y sociales, estoes, su aplicación da por resultado una ma-yor coherencia entre la composición del elec-torado y la distribución de los escaños. Porello, es que la instauración de sistemas com-binados pretende rescatar los aspectos posi-tivos de ambos extremos: representatividady gobernabilidad.

109 D. NOHLEN, Las nuevas tendencias en eldesarrollo de los sistemas electorales, ob, cit.

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El requisito de mayor “representativi-dad”110 como exigencia al sistema electoralbusca que por su aplicación puedan reflejarseadecuadamente los intereses sociales y lasopiniones políticas en los diversos cuerposrepresentativos, obteniendo tanto una ampliarepresentación –representación para “todos”–como también que ésta sea justa, o sea, lo másexacta o “proporcional” a las distintas fuer-zas sociales o políticas, permitiendo una re-lación equilibrada entre votos y escaños. Eneste sentido es dable esperar la no-exclusiónde las minorías111.

En cuanto a la exigencia de que el siste-ma electoral traiga consigo una mayor “gober-nabilidad”, expresaremos que las eleccionesdeben ser miradas como un acto de formación

de la voluntad política más que como un sim-ple reflejo o medición de las opiniones domi-nantes en la población; para ello el sistemaelectoral debe dar cumplimiento a ciertos ob-jetivos básicos, generalmente aceptados: unoreductivo con relación a los partidos políti-cos que obtienen escaños –desde luego paraposibilitar la “gobernabilidad”– y otro ten-diente a formar una mayoría partidaria (o coa-lición) estable que permita a su vez generarestabilidad en el funcionamiento del sistemapolítico. Los sistemas multipartidistas tien-den a las mayorías de gobierno caracteriza-das por la inestabilidad y por ser problemá-ticas, y ello no traduce el propósito centralbuscado por el sistema electoral implemen-tado, que pretende lograr que las institucio-nes democráticas fundamentales –gobierno,parlamento, y el proceso político mismo– fun-cionen adecuadamente propiciando la “gober-nabilidad”. Es obvia la conclusión de Nohlenen cuanto a que no podemos esperar que todogobierno estable sea un buen gobierno, peroes muy improbable que la inestabilidad polí-tica llegue a generar un buen gobierno112.

El sistema de mayoría relativa en cir-cunscripciones uninominales genera la ten-dencia a la concentración de los votos en lospartidos que tienen posibilidades de ganar elescaño, y en el caso de los regímenes parla-mentarios este sistema propicia gobiernos demayoría unipartidistas, lo que aboga por unamayor gobernabilidad, aunque potencialmentesu representatividad sea baja, pues sectoresimportantes quedan fuera del parlamento onotoriamente subrepresentados en relación alcaudal de votos obtenidos113.

Otro requisito exigido a los sistemaselectorales es el de la participación, especifi-cando que, desde luego, en toda elección hayinvolucrado un acto de participación política,pero la exigencia se traduce en que esta parti-cipación no se reduzca a marcar una prefe-rencia el día de la votación, sino que se tratadel denominado “voto personalizado” en an-

110 Respecto al tema de la evaluación de losdiversos sistemas electorales puede consultarse deD. NOHLEN, Sistemas electorales y partidos políti-cos, ob. cit., especialmente págs. 301 a 33 y 343 a366; del mismo autor, Las nuevas tendencias en eldesarrollo de los sistemas electorales, ob, cit. Eneste último trabajo Nohlen señala cinco requisitosque, según él, deberían exigirse a los sistemas elec-torales, a saber: la representación, es decir, quesean un reflejo adecuado de los distintos interesessociales y políticos; la concentración y efectividad,de manera que no sólo produzcan un efecto reduc-tor en los partidos políticos sino que igualmentelogren la conformación de una mayoría partidariao de una coalición estable de gobierno; el de la par-ticipación, de forma que el voto del elector sea enlo posible lo más personalizado que sea dable es-perar y no se limite al elector mediante un voto delista bloqueada; la transparencia, cuyo instrumen-to esencial es la sencillez del sistema sin que sedeforme por su aplicación la voluntad del elector yque tampoco produzca como efecto una distorsiónde los resultados alimentándose en la poblaciónuna sospecha de fraude, y, finalmente, el requisitode la legitimidad del sistema, ya sea por el valordemocrático que contiene el sistema aplicado (ge-neración del mismo mediante amplio consenso) ylegitimidad que recibe de parte de la sociedad, dela opinión pública en general.

111 En este sentido cfr. En D. NOHLEN, Lasnuevas tendencias en el desarrollo de los sistemaselectorales, según documento obtenido de Internet,ya citado, especialmente el párrafo III titulado“Evaluación de los sistemas electorales según cri-terios como gobernabilidad, profundización y con-solidación de la democracia”.

112 D. NOHLEN, Las nuevas tendencias en eldesarrollo de los sistemas electorales, ob. cit.

113 JOSÉ ENRIQUE MOLINA VEGA, en Los sis-temas electorales de América Latina, ob. cit.

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tinomia frente al “voto de partido o de lis-ta”, caso este último en que el elector se li-mita a marcar preferencia a una lista de nom-bres impuesta por el partido sin que lo haga aconciencia de que con su voto contribuye aelegir a un candidato que es el de su predilec-ción114. Lo deseable es un mayor grado deconocimiento, de relación, de identificaciónentre electores y elegidos. La antítesis del lla-mado voto personalizado la constituye aque-lla forma totalmente impersonal en que elvotante lo hace por una lista impuesta por elpartido, o “lista bloqueada”. La participacióndebe darse también en la etapa de designa-ción de los postulantes a los cargos, y, ensuma, que el sistema no ponga al elector en lasituación de ofrecerle sólo como alternativade sufragar por una lista bloqueada y no porla persona de su preferencia dentro de ésta,pues así se pierde el verdadero sentido quedebe dársele a la participación: que el electorse sienta partícipe de un proceso en el cual,con su voto, contribuye a elegir a una perso-na determinada que es aquella que cuenta consu preferencia.

Enseguida, el sistema debe ser evaluadoen cuanto a su transparencia, para lo cual unelemento fundamental lo constituye su senci-llez. En tal sentido el que más cerca estaríaen cuanto a esta exigencia es el de mayoríarelativa en distritos uninominales, pero cum-pliendo con la mayoría de las exigencias de-talladas, desatendería la función de represen-tación. La transparencia no sólo abarca lo

relativo a la implementación de un sistema enque el elector comprenda fácilmente que laestructura de la boleta no sea compleja, sinoque también es fundamental que capte clara-mente qué ocurre con su voto y cómo éste in-cide en el resultado final. No cumple este ob-jetivo aquel sistema en que por su aplicaciónse obtiene por resultado que el voto emitidopueda generar un efecto contrario a la inten-ción con que éste fue emitido. Transparenciaentonces no sólo para respetar la decisión delelector, sino también transparencia en la apli-cación del sistema por las autoridades electo-rales. Un sistema demasiado complejo no sólopuede superar la competencia de las autori-dades electorales, sino que su propia comple-jidad puede alimentar sospechas de fraude sisu complejidad ocasiona una demora en elconocimiento público del resultado115.

8. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Tal como lo plantea Nohlen116 las nue-vas tendencias en relación con los sistemaselectorales es el gran reto para las cienciassociales, pues su estudio adolece de varias ca-rencias, entre éstas la de no contar con unaterminología y una conceptualización especí-ficas. Con la aparición de los nuevos “siste-mas combinados” se ha vuelto más notoria aúnla falla, pues no parece adecuado hablar sim-plemente de “sistemas combinados” y entreellos incluir una diversidad indeterminada devariables y al fin nos planteamos la preguntade ¿cuántos son los nuevos tipos que hay enrealidad y cuál es la relación que cada uno deellos tiene con los conceptos clásicos de re-

114 La mayor distorsión en este sentido laapreciamos precisamente en el sistema binominalchileno para las parlamentarias, puesto que el elec-tor en varias situaciones marca una preferencia sinque adquiera la conciencia de que elige al candida-to preferido, por ejemplo: aquel elector que prefe-riría un candidato de un partido o coalición connulas posibilidades de alcanzar un escaño se veráenfrentado a desperdiciar su voto o marcará prefe-rencia al postulante no querido (el mal menor); oaquel que, dentro de una coalición, siendo simpati-zante de un partido tal, si éste no lleva candidatoen esa circunscripción conforme a la distribuciónde las postulaciones efectuada por ese bloque, seve impelido a manifestar su preferencia por un can-didato que no es plenamente de su agrado.

115 Un ejemplo en este sentido lo constitui-rían las últimas elecciones presidenciales norteame-ricanas que, ante la imposibilidad de lograr cono-cer y publicar el resultado definitivo, el transcursode los días y la incertidumbre condujeron a mu-chos entendidos a opinar que el sistema debía sercambiado por su ineficiencia claramente demos-trada.

116 En su trabajo intitulado Las nuevas ten-dencias en el desarrollo de los sistemas electora-les, ob. cit.

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presentación por mayoría o de representaciónproporcional? Finaliza Nohlen resumiendosus inquietudes en la interrogante siguiente:“¿Cómo entendernos en esta rama del sabersi compartimos tan poco en cuanto a termi-nología, conceptos y clases de sistemas elec-torales?”117

Es conveniente, siguiendo las nuevastendencias apreciadas en el desarrollo de lossistemas electorales, inclinarse por los llama-dos “sistemas combinados”118 y, ello motiva-do principalmente por las siguientes razones:

a) Como una crítica a fondo del sistemaelectoral vigente, ya que se le considera fac-tor responsable en gran medida en la crisisglobal del sistema político mismo. En estecaso se trata de una crítica que apunta al sis-tema de representación y que abarca tambiéna los partidos políticos, a la clase o élite po-lítica, a la manera de hacer política como res-ponsables en gran medida de los males exis-tentes, pero centrada fundamentalmente en elsistema electoral como variable decisiva119.De tal forma que la reforma o adecuación delsistema electoral aparece como una reformanecesaria impulsada por todos los sectores dela opinión pública, y así ha ocurrido en va-rios países estos últimos años (Italia, Alema-nia, México, Japón, entre otros países, handebido introducir reformas a sus sistemaselectorales adecuándolos a los requerimien-tos actuales).

b) El cambio también obedece a los nue-vos escenarios que debe enfrentar la represen-tación política, pues incluso en el nivel doc-

trinario se habla de un cambio de concepto dedemocracia apuntando a una mayor inclusión,mayor representatividad, mayor competitivi-dad o un cambio de un tipo de democracia depolíticas adversas a otro de políticas consor-cionales. En este aspecto puede darse que elsistema electoral vigente no cumpla con losobjetivos buscados a través de estas nuevasconcepciones o se piense que un sistema elec-toral nuevo estaría en mejores condiciones delograrlo120.

c) Otro motivo es el de un compromisoentre las opciones de las fuerzas políticas res-pecto al sistema electoral, lo que se pudo ob-servar en el proceso de democratización delos países de Europa del Este, en que las élitesdel régimen comunista y las de oposición de-mocrática acordaron en buen número de paí-ses un sistema combinado tipo segmentado ocompensatorio para satisfacer algunos de suspropósitos. Así, la élite antigua defendía loselementos mayoritarios, en tanto la nueva élitedemocrática hacía fuerza por los principiosproporcionales de los nuevos sistemas elec-torales121.

Todo lo anterior, es conveniente tenerloen consideración, en el caso chileno, princi-palmente para el eventual reemplazo del ac-tual sistema binominal aplicable a la elecciónde parlamentarios o para implementar un sis-tema aplicable a la elección por votación po-pular de los representantes ante el ConsejoRegional e incluso para la elección directa delEjecutivo del Gobierno Regional.

Los sistemas combinados presentan –fren-te a los clásicos– la ventaja de cumplir en granmedida con los distintos requerimientos queactualmente se le plantean a los sistemas elec-torales, puesto que los sistemas tradicionalesatienden sólo a uno o a algunos de éstos –qui-zá en forma óptima– pero dejando de lado losotros. En cambio los sistemas combinadosatienden a todas o a casi todas las exigencias,aunque, sin duda, en forma no tan óptima.

117 Ibídem nota anterior.118 Conforme a la terminología utilizada por

NOHLEN, especialmente en “Las nuevas tendenciasen el desarrollo de los sistemas electorales”, sepuede ver también en relación a los denominados“sistemas combinados”, a NOHLEN en las siguien-tes publicaciones: Sistemas electorales parlamen-tarios y presidenciales, en “Tratado de derechoelectoral comparado de América Latina”, ob. cit.,págs. 160 y ss.; La naturaleza de los sistemas elec-torales y sus impactos en los sistemas de partidospolíticos, ob. cit.

119 D. NOHLEN, en su trabajo intitulado Lasnuevas tendencias en el desarrollo de los sistemaselectorales, ob. cit.

120 D. NOHLEN, Las nuevas tendencias en eldesarrollo de los sistemas electorales, ob. cit.

121 D. NOHLEN, Las nuevas tendencias en eldesarrollo de los sistemas electorales, ob. cit.

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A lo que debería apuntar el sistema elec-toral que se implemente es, en primer lugar, aalcanzar la mayor “representatividad” posibledentro de ciertos parámetros mínimos, de ma-nera que, mediante su funcionamiento, sea parala elección del parlamento o de los integrantesdel consejo o el gobierno regional, estén debi-damente representados no sólo las diversas ten-dencias políticas y partidos sino que igualmen-te, mediante una representación “sociológica”,lo estén también los diversos sectores sin omi-tir las minorías discriminadas (mujeres, juven-tud, minorías étnicas) y, finalmente, que se lo-gre una adecuada representación territorial. Enel ámbito regional, está claro que no se debeimplementar un sistema que necesariamentebusque una conformación bipartidista, pues

resulta evidente que debe privilegiarse aquelsistema que dé por resultado en la realidad unaadecuada representación de las diversas tenden-cias y especialmente de la diversidad social decada región y, sin duda, la adecuada represen-tación de los distintos territorios que integranla región y que dicha representación –lo másfiel posible a dichos parámetros– debe ser tam-bién proporcional a los elementos que se handebido considerar para la implementación delsistema electoral. Todo lo anterior, utilizandolas experiencias de otros países –en lo que pu-dieran ser útiles pues ningún sistema es“trasplantable” totalmente– o la denominada“ingeniería electoral” con el claro propósito dealcanzar la ecuación más idónea entre“representatividad” y “gobernabilidad”.