DERECHO CIVIL – ENERO 2012 Coordinación de Legislación y ...
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DERECHO CIVIL – ENERO 2012
Coordinación de Legislación y Jurisprudencia
CONCURSO MERCANTIL. LA RESOLUCIÓN QUE DECIDE EN DEFINITIVA
UN INCIDENTE DE ACCIÓN SEPARATORIA CONSTITUYE UNA
SENTENCIA DEFINITIVA; POR LO QUE ES IMPUGNABLE A TRAVÉS DEL
JUICIO DE AMPARO DIRECTO.
La acción separatoria tiene por objeto separar de la masa concursal aquellos
bienes que no han sido transferidos al comerciante concursado en
propiedad por medio de un título definitivo e irrevocable, en virtud de que
estos bienes no estarían afectados en el concurso mercantil de mérito sino
que únicamente están en su posesión. La naturaleza de la acción separatoria
debe atender a las pretensiones planteadas y al fin que se persigue en dicho
incidente, mas no a la forma procesal en que se tramita. Así entonces,
debido al objeto litigioso del incidente de acción separatoria en un concurso
mercantil, éste debe entenderse como un juicio con sustantividad propia
dado que, si bien sigue una tramitación ligada al concurso mercantil, cuenta
con un objeto principal, en donde se encuentra perfectamente determinado
el derecho de acción y el de contradicción. Luego entonces, la remisión que
se hace al artículo 267 de la Ley de Concursos Mercantiles únicamente se
refiere a su regulación procesal mas no a la calificación sustancial del
mismo. Así pues, mientras que un incidente, propiamente dicho, resuelve
generalmente cuestiones adjetivas o procesales, la acción separatoria
resuelve una cuestión sustantiva como es el derecho de propiedad del
promovente respecto de los bienes que pretende separar, por lo que, si bien
está ligada de forma conexa al concurso mercantil, en realidad se trata de un
juicio y no de un incidente. Cabe señalar que al considerar que el incidente
de acción separatoria tiene el carácter de juicio autónomo, no se toma en
cuenta la calidad de las partes que intervienen, considerando que quien la
promueve puede ser tanto un tercero extraño al concurso mercantil como
uno de los involucrados en el mismo. En consecuencia, la resolución que
decide en forma definitiva el recurso de revocación contra la interlocutoria
dictada en el incidente de acción separatoria dentro de un concurso
mercantil, constituye una sentencia definitiva de conformidad con los
artículos 44, 46 y 158 de la Ley de Amparo, por lo que es impugnable a
través del juicio de amparo directo.
Clave: 1a./J., Núm.: 31/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 337/2010. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Primero y Tercero, ambos en Materia Civil del Cuarto Circuito. 2
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de marzo de 2011. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Fernando A.
Casasola Mendoza.
Tesis de jurisprudencia 31/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha nueve de marzo de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
CONDOMINIO. EL ADMINISTRADOR REQUIERE AUTORIZACIÓN
PREVIA DE LA ASAMBLEA PARA INICIAR PROCEDIMIENTOS
JUDICIALES EN CONTRA DE LOS CONDÓMINOS (INTERPRETACIÓN DEL
ARTÍCULO 43, FRACCIÓN XIX, DE LA ANTERIOR LEY DE PROPIEDAD EN
CONDOMINIO DE INMUEBLES PARA EL DISTRITO FEDERAL,
ABROGADA POR DECRETO PUBLICADO EL 27 DE ENERO DE 2011, EN LA
GACETA OFICIAL DEL DISTRITO FEDERAL).
El referido artículo 43, únicamente establece -como marco referencial-, un
desplegado de obligaciones y facultades relativas al administrador; entre
ellas la de iniciar procedimientos en contra de los condóminos que
incumplan con sus obligaciones y/o incurran en violaciones a la ley, a la
escritura del condominio o a su reglamento, pero es siempre la asamblea la
que precisa las obligaciones y facultades del administrador frente a terceros
y respecto de los condóminos, de acuerdo a la escritura constitutiva y al
reglamento de cada condominio, tal como lo dispone el artículo 35,
fracciones IV y XI de la referida legislación. De lo anterior se desprende que
el administrador de un condominio necesita autorización previa de la
asamblea general de condóminos, para poder entablar un procedimiento
judicial en contra de aquellos que no han cumplido con sus obligaciones.
Clave: 1a./J., Núm.: 129/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 148/2011. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Segundo y Séptimo, ambos en Materia Civil del Primer Circuito.
30 de septiembre de 2011. Cinco votos. Ponente: Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia. Secretario: Óscar Vázquez Moreno.
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Tesis de jurisprudencia 129/2011 (9a.). Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de fecha diecinueve de octubre de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA O DE LA RECONVENCIÓN EN
EL JUICIO ORDINARIO MERCANTIL. PARA ESTABLECER LAS
FORMALIDADES QUE DEBEN OBSERVARSE EN SU
FORMULACIÓN, ASÍ COMO LAS CONSECUENCIAS LEGALES POR
SU INCUMPLIMIENTO, PROCEDE APLICAR SUPLETORIAMENTE
EL ARTÍCULO 329 DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS
CIVILES.
El Código de Comercio solamente regula el término legal en que
debe contestarse la demanda, que a través de ésta el demandado
debe hacer valer sus excepciones y proponer, en el caso que
proceda, la reconvención, y que, una vez contestada se mandará
recibir el negocio a prueba (artículos 1378, 1379, 1380, 1381 y 1382).
Sin embargo, no establece cuáles son los requisitos de la
contestación de la demanda o de la reconvención, ni cuáles son las
consecuencias legales que, en su caso, llegaran a derivar de una
determinada conducta que asuma quien debe presentar alguna de
esas contestaciones (concretamente cuando al formularse no se
suscita controversia respecto de ciertos hechos). En ese contexto, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1054 del propio Código
de Comercio, lo procedente es aplicar supletoriamente el Código
Federal de Procedimientos Civiles, concretamente, su artículo 329,
que regula expresamente la forma en que debe contestarse la
demanda y las consecuencias legales que derivan del
incumplimiento de tales formalidades. Éstas resultan igualmente
aplicables para la contestación de la reconvención, pues así lo
dispone la norma supletoria.
Clave: 1a./J., Núm.: 2/2011 (10a.)
Contradicción de tesis 208/2011. Suscitada entre el Quinto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito y el Segundo y
Cuarto Tribunales Colegiados, ambos en Materia Civil del Primer
Circuito. 5 de octubre de 2011. Cinco votos. Ponente: Guillermo I.
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Ortiz Mayagoitia. Secretario: Óscar Vázquez Moreno.
Tesis de jurisprudencia 2/2011 (10a.). Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de fecha diecinueve de octubre de
dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
DAÑOS Y PERJUICIOS DERIVADOS DEL OTORGAMIENTO DE LA
SUSPENSIÓN EN UN JUICIO DE AMPARO INDIRECTO.
En los casos en que el tercero perjudicado dejó de recibir una suma de
dinero por el otorgamiento de la suspensión en un juicio de amparo
indirecto, es un hecho notorio que se generaron daños y perjuicios a su
favor. Para calcularlos, la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE)
constituye un indicador adecuado, ya que la misma integra tanto el valor
real del dinero, esto es, los daños que se pudieron ocasionar por la
depreciación de la moneda, debido a la inflación, así como el rendimiento
que dicha suma pudo generar, es decir, los perjuicios.
Clave: 1a./J., Núm.: 95/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 2/2010. Entre las sustentadas por el Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el Primer Tribunal
Colegiado del Décimo Segundo Circuito. 6 de julio de 2011. Cinco votos.
Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretarios: Carlos Enrique
Mendoza Ponce y Ana María Ibarra Olguín.
Tesis de jurisprudencia 95/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha veinticuatro de agosto de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
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DEPÓSITO O GUARDA DE PERSONAS COMO ACTO PREJUDICIAL. EL
JUEZ DEBERÁ DARLO POR TERMINADO UNA VEZ QUE TRANSCURRA EL
PLAZO DE DIEZ DÍAS PARA PRESENTAR LA DEMANDA O ACUSACIÓN
RESPECTIVA, Y SIN MAYOR MOTIVACIÓN QUE LA ACTUALIZACIÓN DE
LA HIPÓTESIS NORMATIVA, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE SI
ADVIERTE QUE SE AFECTA EL INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR DEBERÁ
DAR VISTA AL MINISTERIO PÚBLICO.
De una interpretación de las disposiciones del Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Veracruz, relativas a la figura del depósito y
guarda de personas, ubicadas en el Capítulo II, del Título Quinto, "De los
Actos Prejudiciales", se advierte que para el caso de los menores no es
potestativo para el juez dejar o no sin efectos la medida prejudicial que
hubiere dictado una vez transcurrido el plazo de diez días a que se refiere el
numeral 163 del código invocado para que sea presentada la acusación o
demanda de divorcio respectiva en contra del otro cónyuge. Lo anterior,
porque los preceptos 163 y 167 le imponen tal actuar, al indicar que será de
oficio esa declarativa al no acreditarse haber intentado la demanda o
acusación dentro del término señalado, y el interesado no ha solicitado la
ampliación del plazo a que se refiere el diverso 165 del mismo
ordenamiento legal; en consecuencia, una vez transcurrido dicho término, el
juez deberá restituir las cosas al estado que guardaban con anterioridad, sin
más razonamiento que el debido cómputo del plazo descrito, es decir, que
se actualiza la hipótesis prevista por ese precepto sin que advierta la
interposición de la demanda de divorcio, como tampoco la petición de
prórroga de esa medida. Con independencia de lo expuesto, si el juzgador
advirtiera que con el levantamiento de la medida prejudicial y el ordenar
que las cosas se retrotraigan al estado que guardaban antes de que la
decretara se podría vulnerar el interés superior del menor, en aras de
proteger ese interés, una vez levantada la medida, con fundamento en el
artículo 13, apartado "C", de la "Ley para la Protección de los Derechos de
niñas, niños y adolescentes", deberá darle vista a la representación social
para los efectos correspondientes.
Clave: 1a./J., Núm.: 117/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 49/2010. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Primero y Segundo, ambos en Materia Civil del Séptimo
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Circuito. 24 de agosto de 2011. Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero
de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Tesis de jurisprudencia 117/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha cinco de octubre de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
DOCUMENTOS. SU INEFICACIA PROBATORIA DERIVADA DE LA
OBJECIÓN PLANTEADA EN UN JUICIO EN EL QUE SE EJERCITA LA
ACCIÓN REIVINDICATORIA, NO LLEVA IMPLÍCITA SU NULIDAD.
Cuando se objetan las documentales exhibidas en un juicio ordinario donde
se ejercita la acción reivindicatoria, debe entenderse que se cuestiona su
alcance y valor probatorio con el fin de que el juzgador declare su ineficacia
con efectos procesales o para evitar el perfeccionamiento tácito de la prueba,
lo que trasciende únicamente al procedimiento judicial. Por su parte, la
declaración de nulidad afecta a todo acto posterior que pretenda ejercerse
con sustento en el que fue declarado judicialmente nulo. En ese sentido, la
ineficacia de un documento en razón de objeción tiene efectos procesales y,
por ende, no puede llevar implícita su nulidad.
Clave: 1a./J., Núm.: 125/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 35/2011. Entre las sustentadas por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Décimo Sexto
Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.
7 de septiembre de 2011. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz.
Secretaria: Mireya Meléndez Almaraz.
Tesis de jurisprudencia 125/2011 (9a.). Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de fecha diecinueve de octubre de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
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PRUEBA PERICIAL CONTABLE OFRECIDA POR LA
CONTRAPARTE DEL QUEJOSO SOBRE LA CONTABILIDAD DE
ÉSTE. CONTRA EL AUTO QUE LA ADMITE PROCEDE EL AMPARO
INDIRECTO SIN NECESIDAD DE CUMPLIR CON EL PRINCIPIO DE
DEFINITIVIDAD, CUANDO EL RECURSO ORDINARIO QUE
PROCEDE EN SU CONTRA SE TRAMITA CONJUNTAMENTE CON
LA SENTENCIA DEFINITIVA (CÓDIGO DE COMERCIO
REFORMADO POR DECRETOS DE 17 DE ABRIL Y 30 DE
DICIEMBRE DE 2008).
El artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, prevé como uno de los principios rectores del juicio de
amparo el de definitividad, que se traduce en la obligación
impuesta al demandante de la acción constitucional de agotar el
recurso ordinario procedente que pudiera tener el efecto de revocar
o modificar el acto reclamado, previamente a recurrir a la instancia
constitucional. Ahora bien, en el caso del Código de Comercio,
reformado mediante decretos publicados en el Diario Oficial de la
Federación el 17 de abril y el 30 de diciembre de 2008, el legislador
adoptó un sistema de recursos con el fin de dar mayor celeridad al
procedimiento; así, conforme a este nuevo sistema de impugnación,
el artículo 1203 prevé que contra el auto que admite las pruebas
procede el recurso de apelación en el efecto devolutivo, de
tramitación conjunta con la apelación contra la sentencia de
primera instancia, es decir, dicho recurso será estudiado con el
recurso de apelación que en su caso se interponga contra la
sentencia definitiva una vez concluido el juicio. En ese tenor, si se
toma en cuenta que este alto tribunal ha considerado que la
admisión de la prueba pericial contable en los libros de una de las
partes ofrecida por su contraria, afecta directa e inmediatamente
sus derechos sustantivos protegidos por la Constitución ante la
posibilidad de quedar expuesta la secrecía y la confidencialidad de
la contabilidad que habrá de intervenirse, es evidente que la
interposición de un recurso ordinario en los términos establecidos
en dicho ordenamiento -que impide al quejoso cumplir con la carga
de agotar el recurso-, genera que la prueba pericial se desahogue,
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con lo que quedaría irremediablemente consumada la afectación a
su esfera jurídica sin posibilidad de repararse; ello, porque la
contabilidad ya no volverá al secreto ni a la confidencialidad,
tornándose nugatorio el objeto de las sentencias que conceden el
amparo conforme al artículo 80 de la ley de la materia. De manera
que aunque el Código de Comercio dispone la procedencia de un
recurso ordinario contra el auto que admite la prueba pericial
contable, debe estimarse un caso de excepción al principio de
definitividad, en el cual procede el juicio de amparo indirecto.
Clave: 1a./J., Núm.: 145/2011 (9a.)
Contradicción de tesis 218/2011. Entre las sustentadas por el Primer
Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Quinta
Región, en apoyo del Primer Tribunal Colegiado en Materias Civil
y de Trabajo del Quinto Circuito; el Noveno Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, el Décimo Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el Primer Tribunal
Colegiado del Décimo Quinto Circuito. 31 de agosto de 2011. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretaria: Mireya
Meléndez Almaraz.
Tesis de jurisprudencia 145/2011 (9a.). Aprobada por la Primera
Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha cuatro de noviembre
de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
SEGUROS. SI AL CONTESTAR LA RECLAMACIÓN DE PAGO O DURANTE
UN PROCEDIMIENTO CONCILIATORIO, LA ASEGURADORA NO EXPONE
TODAS LAS RAZONES POR LAS QUE NIEGA LA PRETENSIÓN DEL
ASEGURADO, NO SE VE LIMITADO SU DERECHO DE DEFENSA EN EL
JUICIO, NI EXIME DE LA CARGA DE LA PRUEBA A ESTE ÚLTIMO; PERO SÍ
LE IMPONE LA CARGA DE DESVIRTUAR LA PRESUNCIÓN A FAVOR DEL
ASEGURADO SOBRE CUESTIONES QUE NO SE ENCUENTREN
CLARAMENTE ESTABLECIDAS EN LA PÓLIZA.
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Conforme al artículo 36, fracción IV, de la Ley General de Instituciones y
Sociedades Mutualistas de Seguros, la aseguradora debe asesorar de buena
fe, en forma clara y precisa a sus clientes, acorde con las sanas prácticas
comerciales, por lo que cuando recibe una reclamación de pago, tiene la
obligación de informar de manera clara y precisa si procede o no el pago de
la suma asegurada, aduciendo las razones correspondientes y haciendo
referencia específica al alcance, términos, condiciones, exclusiones,
limitaciones, franquicias o deducibles y cualquier otra modalidad aplicable,
así como a la obligación que tiene el cliente de presentar determinada
información y los requisitos que la misma deba cumplir en los términos de
la póliza y las condiciones generales del seguro. Sin embargo, ese deber de
información no debe llevarse al extremo de limitar el derecho de defensa de
la aseguradora en el juicio en caso de que haya omitido alguna cuestión, ya
que ello, además de ocasionar un desequilibrio procesal, le privaría del
respeto a su garantía de audiencia contenida en el artículo 14 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Lo anterior tampoco
puede llevarse al extremo contrario, esto es, que la falta de información por
la aseguradora antes de iniciado el juicio tenga por efecto dejar en
indefensión al asegurado. Por tanto, para estos efectos cabe atender al citado
artículo 36, fracción IV, del que se advierte que dichos términos, condiciones
y limitaciones de la cobertura contratada deben ser claros y precisos "en la
póliza", al igual que los derechos y obligaciones de las partes. En ese tenor,
al asegurado, contratante o beneficiario de la póliza sólo le corresponde
probar que se actualizó el siniestro amparado por ésta en los términos ahí
establecidos -lo cual incluye las condiciones generales del seguro-, por lo
que cualquier interpretación, apreciación o detalle que no se derive
claramente de la póliza no es carga de la prueba del asegurado o
beneficiario, sino de la aseguradora, en el entendido de que queda a la
valoración del juez determinar si las pruebas presentadas por el asegurado o
beneficiario cumplen razonablemente con lo establecido en la póliza, o si se
trata de requisitos excesivos que son innecesarios para acreditar la
actualización de los siniestros y sus características, como pueden ser los
requisitos que deben satisfacer los comprobantes de pago o las
características de forma de la documentación emitida por terceros y que, por
tanto, son subsanables y no deben trascender al fondo de la controversia.
Clave: 1a./J., Núm.: 7/2011 (9a.)
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Contradicción de tesis 233/2011. Entre las sustentadas por el Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. 5 de octubre de 2011. Cinco
votos. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Rosa María Rojas
Vértiz Contreras.
Tesis de jurisprudencia 7/2011 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de fecha cuatro de noviembre de dos mil once.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
DIVORCIO NECESARIO. CUANDO SE EJERCE LA ACCIÓN RELATIVA
CON BASE EN LA CAUSAL DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, BASTA QUE
EN LA DEMANDA SE EXPRESEN LOS HECHOS DE MANERA CONCRETA
(INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 69/2006).
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la
jurisprudencia citada, sostuvo que cuando se ejerce la acción de divorcio
necesario con base en la causal de violencia intrafamiliar, no basta que en la
demanda se narren genéricamente los hechos que a juicio del actor
actualicen dicha causal, sino que es necesario expresar las circunstancias de
tiempo, modo y lugar en que acontecieron. Ahora bien, una nueva reflexión
lleva a apartarse del indicado criterio, ya que la exigencia pormenorizada de
"hechos" que revelen con precisión las circunstancias de modo, tiempo y
lugar de cada una de las conductas de violencia que motivan una demanda
de divorcio es extremadamente difícil de cumplir, además de que hace
prácticamente imposible que prospere una acción, pues para tener por
acreditada la indicada causal tendrían que demostrarse plenamente las
circunstancias mencionadas, es decir, documentar el día, mes y hora en que
sucedieron los hechos (tiempo), la forma detallada de cómo ocurrieron
(modo) y el sitio o lugar preciso en el que acontecieron (lugar), por lo que es
prácticamente imposible que una persona recuerde datos específicos de
todos y cada uno de los actos de violencia -maltrato físico, psicoemocional y
sexual- de los que fue objeto. Lo anterior es así, porque cuando una persona
invoca la violencia intrafamiliar como causal de divorcio, funda su acción
no sólo en un hecho particular y aislado, sino en un cúmulo de actos y
situaciones de maltrato. En ese tenor, cuando se ejerce la acción de divorcio
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necesario con base en esa causal, es innecesario expresar
pormenorizadamente las indicadas circunstancias, pues basta que en la
demanda se expresen los hechos de manera concreta, ya que al narrarse
ciertos sucesos de esta forma, la contraparte puede tener una idea clara de lo
que se le imputa y de las causas que motivan la demanda de divorcio, lo que
le permitirá preparar adecuadamente su defensa.
Clave: 1a., Núm.: CCXLVII/2011 (9a.)
Amparo directo 12/2010. 9 de marzo de 2011. Cinco votos. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Nota: La presente tesis interrumpe el criterio sostenido en la diversa 1a./J.
69/2006, de rubro: "DIVORCIO NECESARIO. CUANDO SE EJERCE LA
ACCIÓN RELATIVA CON BASE EN LA CAUSAL DE VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR, EN LA DEMANDA DEBEN EXPRESARSE
PORMENORIZADAMENTE LOS HECHOS, PRECISANDO LAS
CIRCUNSTANCIAS DE TIEMPO, MODO Y LUGAR EN QUE
OCURRIERON.", que aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXV, enero de 2007, página
173.
Tipo: Tesis Aislada
COMPENSACIÓN. LOS ARTÍCULOS 635 Y 640 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, QUE
REGULAN ESA EXCEPCIÓN, NO VIOLAN LA GARANTÍA DE IGUALDAD.
El primer párrafo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos consagra la garantía de igualdad, la cual es un principio
complejo que otorga a las personas no sólo la garantía de ser iguales ante la
ley -es decir, en su condición de destinatarios de las normas y de usuarios
del sistema de administración de justicia- sino también en la ley -esto es, en
relación con el contenido de la ley-, la cual tendrá que ajustarse a las
disposiciones constitucionales sobre igualdad para ser constitucional;
además de que éste debe entenderse como un principio que exige tratar
igual a los iguales y desigual a los desiguales. Así, para ajustarse a ello, en
ocasiones, hacer distinciones estará vedado, pero en otras estará permitido,
o incluso constitucionalmente exigido y, por tanto, el contenido de la citada
garantía exige razonabilidad en la diferencia de trato como criterio básico
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para la producción normativa. En ese sentido, los artículos 635 y 640 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado de Nuevo León no violan la
citada garantía constitucional, pues el hecho de que regulen que para el caso
de que el demandado, al producir su contestación oponga la excepción de
compensación, ésta debe cumplir con los requisitos del escrito inicial de
demanda, así como el trámite que se observará en cuanto a los plazos para
correr traslado a la contraparte en el juicio natural, no imponen mayores
cargas a quien la hace valer, porque ello no obedece al término o plazo que
el demandado tenga para producir su contestación de demanda, que es
menor que el del actor para ejercitar su acción, sino a la posición procesal de
demandado en la que hace valer su derecho y a las consecuencias legales
que habrá de generar la compensación. Lo anterior es así, porque la ley trata
igual a los actores, ya que el plazo para el ejercicio de la acción que ejerciten
dependerá del término para la prescripción que para ésta establezca el
código sustantivo, y la igualdad de trato también la tienen los demandados,
pues una vez que se entable la relación procesal, el código adjetivo prevé
para todos ellos el mismo término de nueve días para contestar la demanda
y oponer sus excepciones, así como los requisitos que deben cumplir si
oponen la excepción de compensación de un crédito. En consecuencia, el
hecho de que el actor tenga más tiempo para ejercer la acción y observar los
requisitos que para la demanda exige el artículo 614 del citado código y el
demandado cuente sólo con nueve días para cumplir con esas formalidades
si opone la compensación, obedece a que están en posiciones procesales
jurídicamente diferentes, en las que la ley ordinaria no puede otorgar
igualdad en los plazos.
Clave: 1a., Núm.: XIII/2011 (10a.)
Amparo directo en revisión 1409/2011. César Roberto Muñiz López. 19 de
octubre de 2011. Mayoría de tres votos. Disidentes: José Ramón Cossío Díaz
y Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Tipo: Tesis Aislada
COMPENSACIÓN. LOS ARTÍCULOS 635 Y 640 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN QUE
REGULAN ESA EXCEPCIÓN, NO VIOLAN LA GARANTÍA DE ACCESO A LA
JUSTICIA.
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El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
consagra, entre otras garantías, el derecho a la tutela jurisdiccional, la cual
despliega sus efectos en tres momentos distintos: 1. En el acceso a la justicia
para evitar que éste se obstaculice y que se excluya el conocimiento de las
pretensiones en razón de su fundamento; 2. Una vez logrado el acceso para
asegurar que ante los tribunales se siga un proceso que permita la defensa
efectiva de los derechos y obtener la solución en un plazo razonable; y, 3.
Una vez dictada la sentencia, a través de su ejecución. Por ello, ese precepto
ha de interpretarse en el sentido de que se otorga al legislador la facultad
para establecer límites racionales para el ejercicio de los derechos de acción
y defensa. Ahora bien, los artículos 635 y 640 del Código de Procedimientos
Civiles del Estado de Nuevo León, al establecer que si en el escrito de
contestación a la demanda se opusiere como excepción la de compensación,
se correrá traslado al actor en términos del artículo 624 del mismo
ordenamiento, para que dentro del término de nueve días produzca su
contestación a esa excepción, no violan la citada garantía constitucional,
porque la regulación que establecen sobre la formalidad procesal para la
interposición y trámite de la excepción de compensación, atiende a la
naturaleza propia de esta figura jurídica que constituye una acción en la que
se requiere una sentencia declarativa sobre el derecho de crédito que se hace
valer, y para lo cual es necesario que la contraparte sea oída y vencida en
juicio.
Clave: 1a., Núm.: XII/2011 (10a.)
Amparo directo en revisión 1409/2011. César Roberto Muñiz López. 19 de
octubre de 2011. Mayoría de tres votos. Disidentes: José Ramón Cossío Díaz
y Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Tipo: Tesis Aislada
COSTAS. LA CONDENA QUE EN TAL CONCEPTO ESTABLECE EL
ARTÍCULO 140, FRACCIÓN IV, DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS
CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL, SIN CONDICIONARLA A LA
EXISTENCIA DE MALA FE O TEMERIDAD DEL LITIGANTE, NO LIMITA LA
GARANTÍA DE ACCESO A LA JUSTICIA.
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El hecho de que la condena al pago de costas prevista en el indicado
precepto legal, no se encuentre condicionada a la existencia de mala fe o
temeridad por parte del litigante que se inconforma con una sentencia de
primer grado, no limita la garantía de acceso a la justicia contenida en el
artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
pues no impide que los gobernados acudan a los tribunales solicitando que
se les administre justicia, ni que éstos la impartan; además, su finalidad no
es intimidar a los posibles recurrentes que, haciendo uso de los medios de
defensa legales, pueden impugnar una sentencia de primera instancia, pues
el citado artículo 17 constitucional prevé que la administración e
impartición de justicia debe darse en los plazos y términos que fijen las
leyes, lo cual implica que éstos se fijen por el legislador ordinario en uso de
su libertad de configuración, con tal de que lo establecido al respecto tenga
un fin constitucionalmente válido. De ahí que si el legislador, haciendo uso
de esa libertad, estableció en el artículo 140 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal dos sistemas para la condena en costas, uno
subjetivo, aplicable cuando a criterio del juzgador alguna de las partes se ha
conducido con temeridad y mala fe durante el procedimiento, y otro
objetivo, que no deja a criterio del juzgador esa condena, sino que obliga a
condenar al pago de ellas cuando se actualiza alguna de las hipótesis
previstas en sus fracciones, es claro que si para la condena establecida en la
fracción IV basta la existencia de dos sentencias conformes de toda
conformidad en su parte resolutiva sin tomar en cuenta la declaración sobre
costas, es porque se basa en el sistema objetivo, lo cual no transgrede la
citada garantía, pues la finalidad del legislador al establecer esa condena no
fue intimidar al recurrente, sino asegurar que al vencedor le fueran
resarcidas las erogaciones causadas en un juicio que se vio forzado a seguir
en dos instancias.
Clave: 1a., Núm.: XV/2011 (10a.)
Amparo directo en revisión 1994/2011. Proveedora Nacional de Medicinas,
S.A. de C.V. 4 de noviembre de 2011. Cinco votos. Ponente: Jorge Mario
Pardo Rebolledo. Secretaria: Mercedes Verónica Sánchez Miguez.
Tipo: Tesis Aislada
PRUEBA PERICIAL. EL ARTÍCULO 286 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL ESTADO DE TABASCO, QUE
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ESTABLECE QUE LOS HONORARIOS DEL PERITO NOMBRADO POR EL
JUZGADOR DEBERÁN SER CUBIERTOS POR EL OFERENTE, TRANSGREDE
EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
Al establecer el mencionado precepto legal que los honorarios del perito
nombrado por el juez para auxiliarlo en la apreciación de las circunstancias
de los hechos, o de los hechos mismos, deben ser cubiertos única e
íntegramente por el oferente de la prueba pericial, bajo la pena de que en
caso de incumplimiento se le tendrá por desistido de dicha prueba,
transgrede la garantía consagrada en el artículo 17 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, ya que arroja una carga
económica extraordinaria en perjuicio de una de las partes en el juicio,
dificultando su acceso pleno a la administración de justicia expedita y
gratuita; es decir, con la aplicación del referido artículo 286 no existe una
distribución proporcional hacia las partes, para el debido desahogo de la
prueba pericial, ya que sólo el oferente está obligado a efectuar el pago de
los honorarios del perito auxiliar.
Clave: 1a., Núm.: III/2012 (10a.)
Amparo directo en revisión 1621/2011. Zózimo Vázquez García. 23 de
noviembre de 2011. Cinco votos. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.
Secretario: Alejandro García Núñez.
Tipo: Tesis Aislada
PERSONALIDAD EN MATERIA CIVIL. CONTRA LA RESOLUCIÓN QUE,
SIN ULTERIOR RECURSO, RESERVA PROVEER SOBRE LA OBJECIÓN DE
LA DE UNA DE LAS PARTES DEL JUICIO RESPECTIVO, POR ESTAR
SUSPENDIDO EL PROCEDIMIENTO EN LO PRINCIPAL, ES
IMPROCEDENTE EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO.
La resolución dictada en un juicio de naturaleza civil que, sin ulterior
recurso, reserva dar trámite a una excepción o incidente de falta de
personalidad, por estar suspendido el procedimiento en lo principal con
motivo de la sustanciación de una cuestión de previo y especial
pronunciamiento, es un acto contra el cual procede el juicio de amparo
directo y no el indirecto, pues no conlleva perjuicios análogos a cuando se
desestima o desecha la objeción de la personalidad. Esto es así, pues la
referida resolución no decide el fondo de la cuestión, ya que no determina si
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la personalidad está acreditada, sino sólo evidencia la imposibilidad de
pronunciarse al respecto, postergando la declaración judicial relativa. Es
decir, la indicada resolución no es constitutiva en relación con el
reconocimiento o desconocimiento del carácter con que comparece una
persona a juicio en representación de otra, por lo que los efectos de las
violaciones eventualmente cometidas en ella no tienen una extrema
gravedad y trascendencia específica, que determine inmediatamente el
destino del procedimiento; lo que impide considerar que en relación con el
acto en cuestión cobre aplicación el régimen excepcional basado en la
afectación en grado predominante o superior. Lo anterior, con
independencia de que ese acto intraprocesal verse sobre una institución
procesal de esencial importancia, y que de su correcta emisión pueda
depender que el juicio se siga con estricto respeto a las garantías procesales
de las partes o se impida la ociosa e innecesaria tramitación del juicio, pues
lo relevante es que los efectos de las eventuales violaciones cometidas en
dicha resolución no son determinantes, sino que pueden desaparecer sin
dejar rastro que perjudique a las partes, dentro del ámbito del propio juicio
del que emanan.
Clave: 2a./J., Núm.: 37/2011 (10a.)
Contradicción de tesis 268/2011. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Segundo del Vigésimo Cuarto Circuito y Quinto en Materia
Civil del Tercer Circuito. 9 de noviembre de 2011. Cinco votos. Ponente:
Sergio A. Valls Hernández. Secretario: José Álvaro Vargas Ornelas.
Tesis de jurisprudencia 37/2011 (10a.). Aprobada por la Segunda Sala de este
Alto Tribunal, en sesión privada del dieciséis de noviembre de 2011.
Tipo: Jurisprudencia por Contradicción
CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN MATERIA MERCANTIL. EL
TRIBUNAL DE ALZADA DEBE DECRETARLA DE OFICIO, AUN ANTE LA
AUSENCIA DE AGRAVIOS AL RESPECTO, SI SE ACTUALIZÓ DURANTE
LA TRAMITACIÓN DE LA PRIMERA INSTANCIA (CÓDIGO DE COMERCIO
POSTERIOR A LAS REFORMAS DE 24 DE MAYO DE 1996).
La caducidad de la instancia es una forma excepcional de extinción de la
relación jurídico-procesal, es decir, constituye una modalidad de
terminación del procedimiento seguido ante los órganos jurisdiccionales,
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por medio de la cual cesa la obligación de éstos para resolver la contienda a
través del pronunciamiento de una sentencia; de manera que no se trata de
un presupuesto procesal ni de una excepción de carácter superveniente. En
efecto, dicha figura se diferencia de los presupuestos procesales porque no
constituye una condición para el nacimiento o subsistencia de la acción, ya
que la ausencia de uno de ellos implica la imposibilidad de resolver el fondo
de la cuestión debatida y conduce a la improcedencia de la acción; en
cambio, la sola actualización de la caducidad de la instancia excluye la
posibilidad de que se dicte sentencia en cualquier sentido, pues un
procedimiento jurisdiccional no puede concluir al mismo tiempo de dos
formas distintas. Consecuentemente, la caducidad de la instancia no tiene
las mismas características que los presupuestos procesales y, por ende, su
tratamiento no debe ser el mismo que se otorga a éstos. Ahora bien, el
artículo 1076 del Código de Comercio, posterior a las reformas publicadas
en el Diario Oficial de la Federación el 24 de mayo de 1996, establece que la
caducidad de la instancia opera de pleno derecho y puede ser advertida de
oficio o a petición de parte, por ende, el tribunal de alzada tiene la misma
obligación que el Juez natural de advertir, aun de oficio, la actualización de
dicha figura, pues si bien es cierto que su actuación como tribunal de
segundo grado consiste en juzgar la legalidad de la sentencia de primera
instancia, a la luz de los agravios que se aduzcan para impugnar ese fallo,
también lo es que la caducidad de la instancia implica la perención del
proceso, sin que sea legalmente admisible concluirlo en forma diversa, y
precisamente de ello deriva la ineludible obligación del tribunal de alzada
de analizar de oficio, es decir, aun ante la ausencia de agravios al respecto,
la actualización de dicha figura durante el procedimiento de primer grado,
pues si la constata, habrá de concluir necesariamente en la ilegalidad
generada por el dictado de la sentencia de primera instancia, por estar ante
un juicio que terminó por la inactividad de las partes.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO
CIRCUITO.
Clave: VI.2o.C., Núm.: J/1 (10a.)
Amparo directo 156/2007. María del Rosario Méndez Sánchez y otro. 30 de
agosto de 2007. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel.
Secretario: Juan Carlos Cortés Salgado.
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Amparo directo 130/2008. Rodrigo López Farfán y otra. 24 de abril de 2008.
Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Juan
Carlos Cortés Salgado.
Amparo directo 341/2008. Modesto Pérez Martínez. 17 de octubre de 2008.
Unanimidad de votos. Ponente: Ma. Elisa Tejada Hernández. Secretario:
Crispín Sánchez Zepeda.
Amparo directo 242/2008. Basilisk Ocho, S. de R.L. de C.V. 12 de febrero de
2009. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario:
Juan Carlos Cortés Salgado.
Amparo directo 324/2011. 31 de octubre de 2011. Unanimidad de votos.
Ponente: Ma. Elisa Tejada Hernández. Secretario: Crispín Sánchez Zepeda.
Tipo: Jurisprudencia por Reiteración de Criterios
DAÑO MORAL. ES LA ALTERACIÓN PROFUNDA QUE SUFRE UNA
PERSONA EN SUS SENTIMIENTOS, AFECTOS, CREENCIAS,
DECORO, HONOR, REPUTACIÓN, VIDA PRIVADA,
CONFIGURACIÓN Y ASPECTOS FÍSICOS, O BIEN, EN LA
CONSIDERACIÓN QUE DE SÍ MISMA TIENEN LOS DEMÁS,
PRODUCIDA POR HECHO ILÍCITO.
El derecho romano, durante sus últimas etapas, admitió la
necesidad de resarcir los daños morales, inspirado en un principio
de buena fe, y en la actitud que debe observar todo hombre de
respeto a la integridad moral de los demás; consagró este derecho
el principio de que junto a los bienes materiales de la vida, objeto
de protección jurídica, existen otros inherentes al individuo mismo,
que deben también ser tutelados y protegidos, aun cuando no sean
bienes materiales. En México, la finalidad del legislador, al
reformar los artículos 1916 y adicionar el 1916 Bis del Código Civil
para el Distrito Federal, mediante decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación el treinta y uno de diciembre de mil
novecientos ochenta y dos, y posteriormente modificar los párrafos
primero y segundo del artículo 1916, consistió en hacer responsable
civilmente a todo aquel que, incluso, ejerce su derecho de expresión
a través de un medio de información masivo, afecte a sus
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semejantes, atacando la moral, la paz pública, el derecho de
terceros, o bien, provoque algún delito o perturbe el orden público,
que son precisamente los límites que claramente previenen los
artículos 6o. y 7o. de la Constitución General de la República. Así,
de acuerdo al texto positivo, por daño moral debe entenderse la
alteración profunda que una persona sufre en sus sentimientos,
afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada,
configuración y aspectos físicos, o bien, en la consideración que de
sí misma tienen los demás, producida por un hecho ilícito. Por
tanto, para que se produzca el daño moral se requiere: a) que exista
afectación en la persona, de cualesquiera de los bienes que tutela el
artículo 1916 del Código Civil; b) que esa afectación sea
consecuencia de un hecho ilícito; y, c) que haya una relación de
causa-efecto entre ambos acontecimientos.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL
PRIMER CIRCUITO.
Clave: I.3o.C., Núm.: J/71 (9a.)
Amparo directo 8633/99. Marco Antonio Rascón Córdova. 8 de
marzo de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López
Ramos. Secretario: Rómulo Amadeo Figueroa Salmorán.
Amparo directo 399/2008. Gloria Susana Nava Rodríguez. 11 de
septiembre de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López
Ramos. Secretario: Román Fierros Zárate.
Amparo directo 661/2008. Rodrigo Toca Austin. 19 de febrero de
2009. Mayoría de votos; unanimidad en relación con el tema
contenido en esta tesis. Disidente: Víctor Francisco Mota
Cienfuegos. Ponente: Benito Alva Zenteno. Secretario: Vidal Óscar
Martínez Mendoza.
Amparo directo 428/2009. Domingo Alejo López Cortés. 20 de
agosto de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Francisco
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Mota Cienfuegos. Secretario: Erick Fernando Cano Figueroa.
Amparo directo 412/2009. 8 de octubre de 2009. Unanimidad de
votos. Ponente: Benito Alva Zenteno. Secretario: Vidal Óscar
Martínez Mendoza.
Tipo: Jurisprudencia por Reiteración de Criterios
TARJETAS DE CRÉDITO. LAS INSTITUCIONES BANCARIAS
EMISORAS DE LAS MISMAS, TIENEN LA OBLIGACIÓN LEGAL DE
RESGUARDAR EN SUS ARCHIVOS, LOS VOUCHERS O PAGARÉS
QUE FIRMA EL TARJETAHABIENTE EN EL MOMENTO DE LAS
OPERACIONES DE COMPRA DE BIENES O SERVICIOS.
De la interpretación armónica y sistemática de los artículos 6o.,
fracciones I y II, 46, fracción VI y 77 de la Ley de Instituciones de
Crédito, 170, fracción VI, de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, así como de las reglas primera, tercera,
cuarta, novena, décimo quinta y vigésima octava a las que habrán
de sujetarse las instituciones de banca múltiple en la emisión y
operación de tarjetas bancarias, en relación con la jurisprudencia
por contradicción de tesis número 1a./J. 11/2007, de la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXV, abril de 2007, página 143, cuyo rubro
es: "NULIDAD ABSOLUTA. PROCEDE CUANDO SE ALEGA LA
FALSEDAD DE LA FIRMA IMPRESA EN UN PAGARÉ
(VOUCHER) SUSCRITO EN VIRTUD DE UNA COMPRA
REALIZADA A TRAVÉS DE UNA TARJETA DE CRÉDITO."; se
desprende que una de las actividades autorizadas a los bancos es la
expedición de tarjetas de crédito y que los bancos deben prestar sus
servicios con apego a la ley y normas administrativas, así como a
las sanas prácticas que propicien seguridad de las operaciones a
sus clientes. De lo que se concluye que el pago a terceros que se
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obligan a realizar las instituciones bancarias a cuenta del
acreditado, por operaciones realizadas a través de tarjetas de
crédito (adquisición de bienes o servicios), mediante la firma de
vouchers o pagarés, está limitado a la observancia de diversos
requisitos, a saber: a) Que se haya tenido a la vista la tarjeta de
crédito en el momento de la operación; b) Que el proveedor del
bien o servicio haya cotejado que la firma impuesta en el voucher
respectivo, corresponda a la del tarjetahabiente por su similitud a
simple vista; c) Que el banco realice el pago a la filial de los
servicios y bienes adquiridos, teniendo a la vista los pagarés o
vouchers respectivos que documentan la operación; d) Que en caso
de objeción o aclaración de un cargo por parte del usuario el banco
tenga a la vista el pagaré-voucher para dictaminar lo procedente y
anexar al dictamen una copia legible de tal documento que ampara
la operación. Así, se evidencia que para realizar el cargo de las
operaciones documentadas en los citados vouchers o pagarés, es
obligación de las instituciones bancarias emisoras de las tarjetas,
tener aquéllos a la vista para verificar que la firma impuesta en
tales documentos que amparan la operación, corresponde a la del
tarjetahabiente o usuario, en atención al principio de seguridad que
deben observar dichas instituciones en beneficio de sus clientes.
Máxime que al compartir los vouchers la naturaleza de los títulos
de crédito denominados pagarés, es un requisito esencial para
realizar los cargos respectivos, que tales documentos hayan sido
suscritos precisamente por el usuario o cuentahabiente de la tarjeta
crediticia; lo que trae consigo la obligación de que los bancos
tengan necesariamente en su poder los denominados vouchers que
documentan las citadas operaciones y que hayan pagado a un
tercero, a cuenta del tarjetahabiente, puesto que todo el marco
normativo que regula las transacciones hechas a través de las
tarjetas de crédito, obligan al banco emisor de las mismas, a cubrir
el pago de bienes y servicios, así como a cargar su monto a la
cuenta del acreditado, sólo si los vouchers fueran firmados
precisamente por el titular de la tarjeta respectiva. De tal suerte,
que es obligación del banco emisor tener a su alcance esos
documentos, ya que incluso de acuerdo con lo sustentado por el
Máximo Tribunal del País, en la ejecutoria que da origen a la
jurisprudencia citada con antelación, los citados vouchers son
remitidos por las empresas filiales a través de los denominados
volantes de control de depósito, por lo que jurídicamente, cuando
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ya se ha realizado el pago y el cargo correspondiente a la cuenta del
tarjetahabiente, el banco debe tener a su disposición los
documentos que amparan la operación, sobre todo si ésta es
materia de reclamación del cuentahabiente.
DÉCIMO PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL
DEL PRIMER CIRCUITO.
Clave: I.11o.C., Núm.: J/21 (9a.)
Amparo directo 158/2009. Banco Inbursa, S.A., Institución de Banca
Múltiple, Grupo Financiero Inbursa. 23 de abril de 2009.
Unanimidad de votos. Ponente: María Concepción Alonso Flores.
Secretaria: Laura Ivón Nájera Flores.
Amparo directo 532/2009. Banco Santander, S.A., Institución de
Banca Múltiple, Grupo Financiero Santander. 22 de octubre de
2009. Unanimidad de votos. Ponente: María Concepción Alonso
Flores. Secretaria: Laura Ivón Nájera Flores.
Amparo directo 175/2011. Banco Azteca, S.A., Institución de Banca
Múltiple. 31 de marzo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:
María del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretario: Lucio Leyva Nava.
Amparo directo 315/2011. Banco Azteca, S.A., Institución de Banca
Múltiple. 16 de junio de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:
María del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretaria: Alicia Avendaño
Santos.
Amparo directo 558/2011. 14 de octubre de 2011. Unanimidad de
votos. Ponente: María Concepción Alonso Flores. Secretaria:
Xóchitl Vergara Godínez.
Tipo: Jurisprudencia por Reiteración de Criterios
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ACCIÓN. EL JUZGADOR DEBE INTERPRETAR EL ESCRITO DE DEMANDA
EN ARMONÍA CON LAS PRUEBAS Y ANEXOS EN QUE SE SUSTENTA.
Este tribunal ha establecido mediante criterio jurisprudencial (I.3o.C. J/40)
de rubro: "DEMANDA. COMO ACTO JURÍDICO ES SUSCEPTIBLE DE
INTERPRETACIÓN INTEGRALMENTE.", que de existir en el escrito de
demanda palabras contrarias, el juzgador debe realizar una interpretación
integral de la demanda para armonizar los datos en ella contenidos y fijar
un sentido que sea congruente con los elementos que la conforman, a efecto
de dilucidar las verdaderas pretensiones sometidas a litigio. Ahora, en una
nueva reflexión, se debe establecer que para una debida integración de la
acción no basta con que el juzgador realice una interpretación del contenido
del escrito de demanda, sino que ésta se debe armonizar con las pruebas y
anexos a la misma, al constituir la demanda y los documentos fundatorios
de la acción un todo, de tal forma que si de los documentos anexos se
desprende que alguno de los datos asentados en la demanda son incorrectos
o inexactos, debido a un mero error mecanográfico, se resuelva sobre la
acción efectivamente planteada. Sin que se pueda considerar que con dicha
actuación se deje en estado de indefensión a la parte demandada, en virtud
de que a ésta se le emplaza con la copia no sólo del escrito inicial de
demanda sino también de las pruebas y anexos a la misma.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: I.3o.C., Núm.: 1009 C (9a.)
Amparo directo 185/2011. Pluvioso, S.A. de C.V. 2 de junio de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Francisco Mota Cienfuegos.
Secretaria: Ariadna Ivette Chávez Romero.
Nota: La tesis de jurisprudencia I.3o.C. J/40 citada, aparece publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXVI, agosto de 2007, página 1240.
Tipo: Tesis Aislada
ACCIÓN HIPOTECARIA. PUEDE INTENTARSE CON LOS
CONTRATOS CELEBRADOS POR EL INSTITUTO DEL FONDO
NACIONAL DE LA VIVIENDA PARA LOS TRABAJADORES
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CUANDO SE ENCUENTREN INSCRITOS EN EL REGISTRO
PÚBLICO DE LA PROPIEDAD DE LA ENTIDAD, SIN OBLIGAR A
QUE SEA EN ESCRITURA PÚBLICA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE YUCATÁN).
El artículo 584 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Yucatán prevé que para que proceda el juicio hipotecario para el
pago o la prelación de un crédito hipotecario, es necesario que éste
conste en documento debidamente registrado, sin obligar a que sea
escritura pública. Por otra parte, el artículo 42 de la Ley del
Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores
establece que los contratos y las operaciones relacionados con los
inmuebles destinados a ser adquiridos por los trabajadores podrán
hacerse constar en documentos privados, ante dos testigos e
inscribirse en el Registro Público de la Propiedad que corresponda,
con la constancia del registrador sobre la autenticidad de las firmas
y de la voluntad de las partes; es decir, del antepenúltimo y
penúltimo párrafos del numeral en comento se advierte que en
forma general señala a los "contratos y las operaciones relacionadas
con los inmuebles", lo que significa que se encuentra incluido el de
la hipoteca. Así, al haberse inscrito en el Registro Público de la
Propiedad del Estado, el contrato en que se constituyó la hipoteca
sobre determinado predio, aquél adquiere la calidad de público,
por ser aquella dependencia una institución pública. En
consecuencia, la acción hipotecaria puede intentarse con ese
contrato conforme al invocado numeral 584, sin obligar a que sea
en escritura pública.
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y
ADMINISTRATIVA DEL DÉCIMO CUARTO CIRCUITO.
Clave: XIV.C.A., Núm.: 47 C (9a.)
Amparo en revisión 220/2011. Ismael Alfonso Aguilar Cruz y otra.
7 de septiembre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Elvira
Concepción Pasos Magaña. Secretaria: María Elena Valencia Solís.
Tipo: Tesis Aislada
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ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN. CALIFICACIÓN DE TÍTULOS CON
MEJOR DERECHO.
La acción plenaria tiene por objeto determinar a quién asiste un mejor
derecho a poseer un inmueble, en dicha acción no existirá pronunciamiento
sobre la propiedad, sino únicamente el mejor derecho a poseer que puede
asistir a las partes. Conforme al artículo 1281 del Código Civil para el
Distrito Federal la herencia es la sucesión en todos los bienes del difunto, en
tanto que el artículo 291 Quáter del citado ordenamiento legal refiere que el
concubinato genera entre los concubinos derechos alimentarios y sucesorios.
En ese contexto, el derecho personal del concubino no puede oponerse al
derecho real del heredero a título universal y adjudicatario de los bienes del
de cujus, de modo que éste prevalece frente al derecho personal de la
concubina, que es insuficiente para destruir el justo título del heredero y
adjudicatario.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: I.3o.C., Núm.: 1011 C (9a.)
Amparo directo 370/2011. Guillermina Domínguez Gregorio. 8 de
septiembre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos.
Secretario: Mariano Suárez Reyes.
Tipo: Tesis Aislada
ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN. EL TÍTULO DEL ADJUDICATARIO
POR HERENCIA CONSTITUYE UN DERECHO REAL QUE PREVALECE
SOBRE EL PERSONAL DEL CONCUBINO.
La acción plenaria protege la posesión jurídica del bien adquirido de buena
fe (la cual se presume siempre, salvo prueba en contrario), mediante un
justo título y su finalidad es incorporar la posesión material de la cosa a los
derechos del actor, por lo que requiere para su ejercicio la justificación de
que quien la promueva sea poseedor originario de la cosa que reclama; que
acredite por medio de justo título su derecho a poseer por haber adquirido
la cosa de buena fe; que contra quien se enderece no tenga derecho a retener
la cosa o bien que su derecho sea inferior al del actor. Por consiguiente, no
debe perderse de vista que la acción indicada no protege la propiedad sino
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la posesión legítima de los bienes adquiridos por el demandante, lo que
implica que el juzgador debe examinar si el documento exhibido por el actor
como justo título es suficiente para creer fundadamente que adquirió de
buena fe el bien, y decidir a cuál de las partes contendientes le asiste el
mejor derecho para poseerlo. El artículo 1281 del Código Civil para el
Distrito Federal refiere que la herencia es la sucesión en todos los bienes del
difunto. Por su parte el artículo 291 Quáter del citado ordenamiento legal
dispone que el concubinato genera entre los concubinos derechos
alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás derechos
reconocidos en dicho código. En ese contexto, el derecho del universal y
adjudicatario de los bienes del de cujus constituye un derecho real puesto
que deriva de la herencia, el cual prevalece frente al derecho personal de la
concubina. A partir de esa distinción aquél tiene un mejor derecho a poseer
porque su justo título es ser heredero universal y adjudicatario frente al
derecho personal de la concubina, que con independencia de que con ese
carácter pueda tener derechos sucesorios no justifica un mejor derecho para
poseer al del heredero y adjudicatario de los bienes del de cujus.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: I.3o.C., Núm.: 1012 C (9a.)
Amparo directo 370/2011. Guillermina Domínguez Gregorio. 8 de
septiembre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos.
Secretario: Mariano Suárez Reyes.
Tipo: Tesis Aislada
APELACIÓN. ES PROCEDENTE ESE RECURSO EN CONTRA DEL AUTO
QUE TIENE POR PERDIDO EL DERECHO A DESAHOGAR UNA PRUEBA
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).
El artículo 435 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco,
que regula los supuestos de procedencia del recurso de apelación, en la
fracción VII establece la procedencia de tal recurso, contra los demás autos y
resoluciones que por disposición expresa de la ley admitan dicho recurso.
Por su parte, el diverso numeral 291, segundo párrafo, de la codificación
aludida, dispone que procede la apelación en contra de los autos que
nieguen algún medio de convicción y que, respecto de aquellos en que se
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conceda, no admiten recurso. Luego, si en términos del Diccionario de la
Lengua Española, de la Real Academia Española, el vocablo negar, significa
decir que no a lo que se pretende, o se pide, o bien, no concederlo; de ello se
sigue que es procedente el recurso de apelación en contra del auto que
declara por perdido el derecho al desahogo de alguna probanza, en razón
de que tal resolución se equipara a la de un desechamiento de prueba, pues
en ambos casos implica negar al oferente un medio de convicción; hipótesis
que regula el citado artículo 291, segundo párrafo, toda vez que dicho
rechazo, tratándose del actor, le priva del derecho de demostrar los
elementos de la acción ejercida y los hechos en los cuales sustenta sus
pretensiones; y en el caso del demandado, se le limita el derecho de
justificar los elementos de sus excepciones y defensas y los hechos en los
cuales funda éstas. En ese contexto, si el juzgador, luego de que no fue
factible notificar a uno de los testigos designados por una de las partes, tuvo
por perdido el derecho al desahogo de la testimonial relativa, es inconcuso
que tal resolución se equipara al de un desechamiento de prueba, al impedir
el desahogo de ese medio de convicción; motivo por el cual sí es
impugnable en vía de apelación, al tenor de lo dispuesto por el artículo 435,
fracción VII, en relación con el numeral 291, segundo párrafo, ambos del
referido código.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER
CIRCUITO.
Clave: III.2o.C., Núm.: 198 C (9a.)
Amparo directo 417/2011. Javier Tapia Orozco. 30 de septiembre de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Jáuregui Quintero. Secretario:
Armando Márquez Álvarez.
Tipo: Tesis Aislada
BURÓ DE CRÉDITO. LEGITIMACIÓN PASIVA AD CAUSAM DE LAS
SOCIEDADES DE INFORMACIÓN CREDITICIA CUANDO SE LES
RECLAMA LA MODIFICACIÓN DEL HISTORIAL CREDITICIO DE
PERSONAS FÍSICAS O MORALES CONTENIDA EN SU BASE DE DATOS.
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Si lo que la actora le reclamó al buró de crédito fue una obligación de
"hacer", es decir, de modificar el reporte de antecedente negativo a su
nombre, derivado de una tarjeta de crédito en razón del dato erróneo que el
banco codemandado le proporcionó, tal prestación, evidentemente, sí le es
exigible si se toma en cuenta que en su calidad de sociedad de información
crediticia, es el único encargado de eliminar o modificar materialmente de
su base de datos los historiales crediticios de las personas físicas o morales.
Máxime que la publicación que el buró de crédito haga del historial
crediticio de los clientes de los "usuarios", es la que precisamente le irroga
perjuicios a la parte actora, al ser consultada por las instituciones de crédito
y comerciales, y sirve para determinar si una persona puede ser candidata o
no a una línea de crédito. De ahí, que el buró de crédito esté legitimado
pasivamente en la causa y, por tanto, se encuentre constreñido a realizar la
obligación de "hacer" consistente en modificar de forma inmediata de su
base de datos la nota negativa en comento, al haberse declarado en el fallo
reclamado la nulidad de una obligación que supuestamente contrajo la
actora, así como el error en que incurrió la institución bancaria de girar
instrucciones a la sociedad de información crediticia a efecto de que
registrara en su base de datos el antecedente crediticio negativo derivado de
ciertos cargos hechos a una tarjeta de crédito que ni siquiera solicitó y
mucho menos recibió. Ello, con independencia de que la sociedad de
información crediticia alegue estar imposibilitada de realizar la
modificación de manera directa, al prohibírselo tanto la ley como el
clausulado del contrato de prestación de servicios que celebró con la
institución bancaria codemandada, pues incluso eso puede ser motivo de
una sanción, ya que la modificación no puede quedar supeditada a las
instrucciones que el banco le gire, dado que de estimarse así la declaración
judicial de cancelación de la nota negativa en el historial crediticio de la
actora carecería de un efecto práctico, motivo por el cual el buró de crédito
debe cumplir con lo ordenado en la sentencia reclamada en el plazo que se
le ordenó. Cuenta habida que la obligación de "hacer" impuesta al buró de
crédito quedará justificada con la orden judicial emitida por el Juez natural,
quien vela para que se cumplan las sentencias en los términos que dispone
la ley al tratarse de una cuestión de orden público. Además, en el supuesto
de que la sociedad de información crediticia referida no acate el mandato
judicial podría incurrir, entonces sí, en algún tipo de responsabilidad civil,
pues de acuerdo con el artículo 51 de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia, el buró de crédito tiene el deber de analizar
cuidadosamente las circunstancias particulares de cada caso para no actuar
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Coordinación de Legislación y Jurisprudencia
con culpa grave, dolo o mala fe en el manejo de la base de datos.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: II.4o.C., Núm.: 326 C (9a.)
Amparo directo 72/2011. Trans Unión de México, S.A., Sociedad de
Información Crediticia. 19 de mayo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:
Francisco J. Sandoval López. Secretaria: Nashieli Simancas Ortiz.
Amparo directo 592/2011. Juan Hernández Silva. 19 de mayo de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Patricia Mújica López. Secretaria: Norma
Leonor Morales González.
Tipo: Tesis Aislada
BURÓ DE CRÉDITO. RESPONSABILIDAD CIVIL DE LAS SOCIEDADES DE
INFORMACIÓN CREDITICIA SOBRE EL CONTENIDO DE LA
INFORMACIÓN QUE ALBERGAN EN SUS BASES DE DATOS.
En principio, no es dable imputar a las sociedades de información crediticia
responsabilidad civil objetiva o conjunta con los "usuarios" (instituciones
bancarias), respecto de la falta de información veraz contenida en su base de
datos, al ser su creador el responsable. Sin embargo, la interpretación del
artículo 51 relacionado con el diverso 20, ambos de la Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia, permite estimar que el buró de
crédito está obligado a responder por los daños causados a los clientes
(público en general), cuando exista culpa grave, dolo o mala fe en el manejo
de la base de datos. Lo anterior converge con la doctrina española, ya que al
hacer referencia a los prestadores de servicios de intermediación (en lo
particular de hosting), indica que para evitar que aquéllos incurran en algún
tipo de responsabilidad civil, deben cumplir con alguna de las dos
condiciones siguientes: 1) No deben tener conocimiento efectivo de que la
actividad o información almacenada es ilícita o que lesiona bienes o
derechos de un tercero susceptibles de ser tutelados a través de la figura de
responsabilidad civil. Este conocimiento efectivo que ha de probar quien
pretenda una indemnización a cargo del prestador del servicio
intermediario de hosting, puede obtenerse por cualquier mecanismo o
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procedimiento. Como ejemplo de ello, se cita el conocimiento que se hace a
través de una notificación de una resolución dictada por una autoridad
judicial o administrativa competente que declare la ilicitud del contenido
alojado. Otro supuesto ilustrativo, es cuando se haga sabedor de la ilicitud
del contenido alojado en virtud de los procedimientos puestos en marcha
por el prestador, a razón de acuerdos voluntarios de los que forme parte o
de cualquier medio de detección aplicado por el propio prestador e incluso
previsto como cláusula contractual expresa. 2) Que el prestador del servicio,
una vez que tenga conocimiento de la ilicitud de ciertos contenidos, haya
actuado con diligencia procediendo a retirar los datos o informaciones o
impidiendo el acceso a los mismos. Cabe hacer notar que el encargado del
tratamiento de los datos puede incurrir en responsabilidad, cuando los
destine a una finalidad distinta a la prevista contractualmente, estando
legitimado pasivamente en la acción de responsabilidad que ejercite el
perjudicado. De lo que precede se colige, que identificado el autor del
contenido o de la información ilícita o dañosa, sobre éste recaerá la
responsabilidad civil, de manera que el prestador del servicio de hosting
sólo será responsable en el caso de que incumpla con cualquiera de las dos
exigencias referidas o bien cuando se ubique dentro del supuesto descrito
con antelación.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: I.4o.C., Núm.: 325 C (9a.)
Amparo directo 72/2011. Trans Unión de México, S.A., Sociedad de
Información Crediticia. 19 de mayo de 2011. Unanimidad de votos. Ponente:
Francisco J. Sandoval López. Secretaria: Nashieli Simancas Ortiz.
Amparo directo 292/2011. Juan Hernández Silva. 19 de mayo de 2011.
Unanimidad de votos. Ponente: Patricia Mújica López. Secretaria: Norma
Leonor Morales González.
Tipo: Tesis Aislada
CLÁUSULA PENAL EN EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO.
A través de la cláusula penal se pretende inhibir el incumplimiento de las
obligaciones por alguna de las partes celebrantes, pues se establece como
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sanción para aquel que viola el pacto asumido o prever el monto del daño y
perjuicio ocasionado por el incumplimiento. El arrendador pretende inhibir
la conducta del arrendatario para el caso de que éste continúe ocupando el
inmueble, no obstante la terminación del contrato, fijando un aumento del
cien por ciento de la última renta mensual vigente que se pactó en el
contrato. En esta perspectiva la referida cláusula debe analizarse en
términos del artículo 1843 del Código Civil para el Distrito Federal que
establece que la cláusula penal no puede rebasar el monto de la obligación
principal.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER
CIRCUITO.
Clave: I.3o.C., Núm.: 1004 C (9a.)
Amparo directo 305/2011. Roberto Abad Sánchez y otra. 30 de junio de 2011. Unanimidad
de votos. Ponente: Benito Alva Zenteno. Secretaria: Sandra Luz Marín Martínez.
Tipo: Tesis Aislada