Derecho Internacional Humanitario

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS ESCUELA DE DERECHO CÁTEDRA: DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO Profesora: Realizado por: Hernández, Larys Br. Peralta, Angely 24.241.094 Sección 011

Transcript of Derecho Internacional Humanitario

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELALA UNIVERSIDAD DEL ZULIA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICASESCUELA DE DERECHO

CÁTEDRA: DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

Profesora: Realizado por:

Hernández, Larys Br. Peralta, Angely

24.241.094

Sección 011

Maracaibo, enero de 2014

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Peralta Diaz, Angely Bettina. TEMA Nº13 EL DECHO INTERNACIONAL

HUMANITARIO. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Escuela de Derecho,

Maracaibo-Zulia, Venezuela. 2013. 36p.

RESUMEN

La investigación realizada tiene como finalidad aportar información respecto al derecho internacional humanitario, tanto tradicional como moderno. Este informe tiene como objetivo general analizar la doctrina del derecho internacional humanitario, abordando además sus fuentes y medidas de aplicación; se utilizaron diversos libros de texto realizando así la recopilación de diferentes puntos en cuestión.

Palabras clave: internacional, fuentes, aplicación, humanitario, derecho.

E-mail: [email protected]

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INDICE DE CONTENIDO

RESUMEN

INDICE DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

I PARTE: EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

1.- Estudio del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

1.1.- Origen y evolución del DIH.

1.2.- Caracteres y principios del DIH.

1.3.- El jus ad bellum y el jus in bello.

2.- Las fuentes del Derecho Internacional Humanitario.

2.1.- La costumbre.

2.2.- El Derecho de La Haya.

2.3.- Los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos Adicionales.

3.- Conflictos armados.

3.1.- Definición de conflicto armado.

3.2.- Distinción entre conflicto armado internacional y conflicto armado no

internacional.

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3.3.- Comparación entre los dos regímenes.

4.- Aplicación del Derecho Internacional Humanitario.

4.1.- Medidas de aplicación en el plano nacional.

4.1.1.- En tiempo de paz.

4.1.2.- En tiempo de guerra.

4.2.- Seguimiento y control.

4.3.- Resolución de los conflictos y la acción humanitaria como papel de las

Naciones Unidas.

4.4.- El enjuiciamiento de los crímenes de guerra.

II PARTE: ANÁLISIS DE LA PELÍCULA CINEMATOGRÁFICA “HOTEL RUANDA” Y

SUS CONSIDERACIONES SOBRE EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.

¿SE CUMPLE O NO EN DICHA PELÍCULA?

III PARTE: DESCRIPCIÓN DE LA CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS

HUMANOS (CADH). CONSIDERACIONES PERSONALES DE CADA MIEMBRO

SOBRE LA SALIDA DE VENEZUELA DE DICHO INSTUMENTO JURÍDICO.

CONCLUSIÓN

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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INTRODUCCIÓN

La meta principal de los miembros de la Comunidad Internacional, es abordar el

estudio minucioso de los conflictos y paradojas que se presentan, con el objetivo de

atacar las debilidades actuales y brindar una gestión capaz de proporcionar la

adecuada Asistencia Humanitaria que demanda cada situación imprevista. El Derecho

Internacional Humanitario se aplica a situaciones —los conflictos armados— que no

deberían existir si el Derecho fuese respetado. Su objetivo principal, garantizar un

mínimo de humanidad en una situación inhumana, no lo es menos. Las páginas que

siguen pretenden introducir al lector en el conocimiento de esta rama del Derecho

Internacional. Al hacerlo, no se ocultan las dificultades inherentes a las normas del

Derecho Internacional Humanitario; pero, al mismo tiempo, hay una opción clara y

constante por no perder de vista su objetivo pionero, que no es otro que preservar la

dignidad del ser humano en el marco de los conflictos armados.

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El Derecho Internacional Humanitario o el Derecho de los Conflictos Armados,

son establecidos a través de convenios y tratados universales, tales como: Las

diversas declaraciones y convenios de La Haya (1899, 1907, 1954, 1957, 1970,

1973) que rigen las normas para dirigir hostilidades, los cuatro Convenios de

Ginebra de 1949, que regulan y fijan los métodos de guerra y han añadido normas

relativas a la protección y socorro de no combatientes, los dos protocolos adicionales

a los Convenios de Ginebra, adoptados en 1977, para unificar y mejorar la protección

de víctimas de los conflictos, la Carta de las Naciones Unidas y otros instrumentos

importantes emanados de organizaciones subregionales como la Unión Europea, la

Organización de Estados Americanos, entre otras.

I PARTE: EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

1.- Estudio del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

1.1.- Origen y evolución del DIH.

Si bien los orígenes inmediatos de lo que hoy en día se conoce como DIH están

en el siglo XIX, sus antecedentes más remotos se ubican en tiempos ancestrales

debido a que el fenómeno de la guerra ha coexistido con el hombre. A lo largo de la

historia se libraron infinidad de enfrentamientos bélicos, unos con más crueldad que

otros, por lo que no pasó mucho tiempo para que se lograra reglamentar algunos

aspectos en cuanto a la conducción de las hostilidades. Antes de que naciera la etapa

moderna del DIH, existían normas, tanto de costumbre como de derecho, que podían

tener aplicación en los conflictos armados. Se trataba de acuerdos, generalmente

bilaterales, concluidos antes, durante o después de las hostilidades, y que buscaban

asegurar un tratamiento recíproco a los heridos o a los prisioneros, fijar los términos de

una rendición o de una capitulación, decidir una tregua o un cese al fuego, o

simplemente llevar a cabo las acciones humanitarias derivadas de la ejecución de un

tratado de paz. Sin embargo, estas normas dependían de negociaciones

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frecuentemente injustas, y no gozaban de un respeto universal. A lo largo del desarrollo

del DIH distintas teorías religiosas y pensamientos filosóficos van a influir en su

formación. Son los distintos acontecimientos ocurridos en el siglo XIX los que dan lugar

al DIH tal como se le conoce en la actualidad. Por una parte, los horrores de la batalla

de Solferino (1859) llevarán al banquero suizo Henry Dunant a proponer en su obra

Recuerdo de Solferino la adopción de dos medidas para aliviar el sufrimiento de

quienes se enfrentan en batalla. Las repercusiones provocadas por este libro

desembocaron en la formación, en 1863, de un “Comité internacional de auxilio a los

heridos en el campo de batalla”, integrado por Dunant, y cuatro ciudadanos ginebrinos

más. Comité que fue órgano fundador de la Cruz Roja y el promotor de los Convenios

de Ginebra; esta organización llegaría a ser reconocida como el “Comité Internacional

de la Cruz Roja” (CICR), nombre que ha mantenido hasta la actualidad. Por otro lado,

en 1868 se promulga la Declaración de San Petersburgo, que prohíbe el uso de ciertos

proyectiles, dando origen al «Derecho de La Haya», que limita el uso de ciertos

métodos y medios de combate. Este esfuerzo codificador va a continuar y en 1899 y

1907 se celebran las Conferencias de Paz de La Haya en las que se elaboraron un total

de diecisiete convenios limitando la utilización de ciertos métodos y medios de combate.

La evolución de los derechos humanos tanto en el ámbito interno como

internacional estuvo y está relacionada a posiciones político filosóficas que han dado

lugar al desarrollo de ideologías contrapuestas en cuanto al verdadero contenido y

alcance de los derechos sujetos a una debida protección estadual y a un adecuado

control internacional. Por su parte el DIH irrumpe en las relaciones entre estados

durante la segunda parte del siglo XIX como una respuesta de la comunidad

internacional a los horrores de la guerra. En este sentido el DIH nace y se desarrolla

como un movimiento no politizado, tomando distancia de las corrientes del pensamiento

político en general. La necesidad de limitar los sufrimientos innecesarios de los

combatientes heridos y enfermos en el campo de batalla fue el eslabón inicial de una

cadena de protecciones acotadas a categorías específicas de individuos afectados por

los conflictos armados. La incorporación de nuevas categorías de víctimas de los

conflictos implicó una evolución constante en cuanto a la ampliación del ámbito de

aplicación personal del DIH. A los heridos y enfermos en el campo de batalla le siguió

en el tiempo la regulación de la protección debida a los náufragos, luego la de los

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prisioneros de guerra y como consecuencia de las traumáticas experiencias vividas

durante la segunda guerra mundial, finalmente se reguló la protección debida de la

población civil afectada por conflictos armados. Existen hoy día nuevas categorías

específicas de personas protegidas, como así también se protege dentro del DIH a

determinados grupos de personas vulnerables (mujeres, niños) dentro de situaciones

de conflictos armados.

1.2.- Caracteres y principios del DIH.

A diferencia del Derecho Internacional tradicional, el Derecho Internacional de

nuestros días tiene como una de sus preocupaciones fundamentales la protección y

promoción de la dignidad del ser humano en la esfera internacional. El DIH tiene una

serie de caracteres particulares que se perciben tanto en el proceso de generación de

sus normas como en su interpretación y aplicación.

EL CARÁCTER NO SINALAGMÁTICO DEL DIH El DIH y el Derecho

Internacional de los Derechos Humanos (DIDH) comparten, a pesar de las diferencias

existentes, una filosofía común que consiste en la preservación y protección del ser

humano. Este hecho determina que los tratados que los contienen se asemejen en una

característica esencial que, a su vez, marca la diferencia con el común de los tratados.

En efecto, los tratados de DIH, al igual que los tratados de derechos humanos,

comparten todo el acervo conceptual de los tratados en general pero, a diferencia de la

mayoría de los tratados, no establecen solamente obligaciones entre los sujetos que los

celebran, sino que establecen obligaciones con los individuos que están sometidos o

pueden estar sometidos (en caso de ocupación, por ejemplo) a la jurisdicción de

aquellos. En esta medida, no solo los estados, sino también los individuos son los

beneficiarios principales de las obligaciones humanitarias.

EL CARÁCTER GENERAL DEL DIH El carácter general o consuetudinario del

DIH se manifiesta en sus orígenes mismos a través de la cláusula Martens. Esta

cláusula se incorporó en el II Convenio de La Haya, de 1899, relativo a las leyes y

costumbres de la guerra terrestre. Antes que a un propósito humanitario, obedeció a

una estrategia de negociación ante la falta de acuerdo entre los representantes de los

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estados participantes en la Conferencia acerca de la incorporación de las disposiciones

sobre ocupación de territorio, contenidos en la Declaración de Bruselas de 1874. La

finalidad de la cláusula Martens era cubrir jurídicamente aquellas situaciones que

pudieran surgir en el curso de las hostilidades y no estuvieran contempladas por las

normas convencionales. La Cláusula Martens evidencia, por tanto, que los estados

codificaban normas consuetudinarias, ya existentes, fundadas en principios generales

que mantienen su validez fuera del contexto convencional. Contemporáneamente,

además, esto se reafirma en que las normas del DIH son cada vez más consideradas

como consuetudinarias y, en tanto tales, como normas que deben ser aplicadas por

todos los estados en una base de universalidad.

EL CARÁCTER IMPERATIVO DEL DIH Los tratados de DIH constituyen, desde

un punto de vista jurídico, normas internacionales y, como tales, tienen por definición

carácter obligatorio. Es decir, el Estado que es parte de un tratado, en general, y de un

tratado de DIH, en particular, incurrirá en responsabilidad internacional si incumple con

las disposiciones del mismo. La irrenunciabilidad de las normas de DIH significa que no

se puede disponer de los derechos que ellas confieren en perjuicio de aquellos a

quienes se busca proteger. Los derechos salvaguardados por estas normas

constituyen, por tanto, un conjunto mínimo irrenunciable que tiene como objetivo

garantizar la protección de las personas protegidas por los cuatro Convenios de

Ginebra. De esta manera, los tratados establecen que las personas protegidas no

podrán, en ninguna circunstancia, renunciar total o parcialmente a sus derechos.

Ciertamente la definición de ius cogens apunta a que los estados no puedan alterar el

contenido de las normas, pero estas restricciones a la voluntad particular de las

personas protegidas no puede sino ser vista como una restricción más al limitado

voluntarismo que se plasma en las disposiciones humanitarias.

Los Principios generales del Derecho Internacional Humanitario representan el

mínimo de humanidad aplicable en todo tiempo, lugar y circunstancia y sirven,

fundamentalmente, para interpretar las normas aplicables en los conflictos armados. 

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PRINCIPIO DE HUMANIDAD.  Se debe tratar con humanidad a todas aquellas

personas que no participen en las hostilidades (incluso miembros de las Fuerzas

armadas que hayan depuesto las armas y las personas que hayan quedado fuera de

combate por enfermedad, herida, detención o cualquier otra causa). 

PRINCIPIO DE IGUALDAD ENTRE LOS BELIGERANTES.   La aplicación del

DIH no afecta al estatuto de las partes en conflicto, ya que el ius in bello es

independiente del ius ad bellum, de forma que una vez iniciado un conflicto armado se

aplica de forma indiscriminada a todas las partes enfrentadas. 

PRINCIPIO DE NECESIDAD MILITAR.  El DIH establece un delicado equilibrio

entre las necesidades de la guerra y los condicionamientos humanitarios, de forma que

no se deben causar al adversario males desproporcionados en relación con el objetivo

del conflicto armado, que es vencer al enemigo. Supone optar por el mal menor para no

causar a la parte adversa mayor violencia que la exigida por el desarrollo de las

hostilidades.

PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIÓN. Se prohíbe toda distinción desfavorable

en la aplicación del DIH por razones de raza, color, sexo, lenguaje, religión o creencias,

opiniones políticas o de otro género, nacionalidad u origen social, fortuna, nacimiento u

otra condición o cualesquiera otros criterios análogos. No obstante, puede haber

diferencias de trato, en beneficio de determinadas personas, con el fin de solucionar las

desigualdades derivadas de su situación, necesidades o desamparo. 

PRINCIPIO DEL DERECHO DE GINEBRA. Las personas fuera de combate y las

personas civiles que no participan directamente en las hostilidades deben ser

respetadas, protegidas y tratadas con humanidad. Se refiere este principio a los

heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra y población civil, víctimas de los

conflictos armados. 

PRINCIPIO DE INMUNIDAD.  Las personas civiles y la población civil gozarán de

la protección general contra los peligros que procedan de las acciones militares. No

serán objeto de ataques la población civil como tal ni las personas civiles que no

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participen en las hostilidades. Se prohíben las represalias contra personas y bienes

protegidos por el DIH. 

PRINCIPIO DE PRIORIDAD HUMANITARIA. En los supuestos de duda se debe

conceder prioridad a los intereses de las víctimas sobre otras necesidades derivadas

del desarrollo del conflicto armado. Las normas de DIH han sido elaboradas para

garantizar la protección de los que sufren las consecuencias de la guerra y deben ser

interpretadas de la forma más favorable a la defensa de sus intereses. 

PRINCIPIO DE DISTINCION.  Las partes en conflicto deben distinguir en todo

momento entre la población y los combatientes. Los ataques deben ser dirigidos

únicamente contra los combatientes y no contra la población civil. Se hará también

distinción entre los bienes civiles y los objetivos militares. Los ataques no pueden ser

dirigidos contra los bienes civiles. 

PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD.  Se prohíben las armas y los métodos

que causen a las personas civiles y a sus bienes daños excesivos con respecto a la

ventaja militar concreta y directa prevista. Así, se prohíbe lanzar ataques cuando sea de

prever que causarán incidentalmente muertos y heridos entra la población civil, o daños

a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos en relación con la

ventaja militar prevista.

PRINCIPIO DE LIMITACIÓN DE LA ACCIÓN HOSTIL. No es ilimitado el derecho

de las partes en conflicto a elegir los medios y modos de combatir contra la aparte

adversa. De manera que existen medios (armas) lícitos e ilícitos y formas de emplearlos

(modos) permitidos o contrarios al DIH.

1.3.- El jus ad bellum y el jus in bello.

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) o ius in bello no permite ni prohíbe

los conflictos armados, tanto internacionales como internos, sino que, frente a su

desencadenamiento, se aboca al fin de humanizarlos y limitar sus efectos a lo

estrictamente necesario. Se trata de un conjunto de normas, de origen convencional o

consuetudinario, cuya finalidad específica es solucionar los problemas de índole

humanitaria directamente derivados de los conflictos armados y que, por razones

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humanitarias, restringe la utilización de ciertos métodos o medios de combate. Así

entendido, el DIH pretende un equilibrio entre las necesidades militares y el principio de

humanidad, es decir, entre lo que es necesario para vencer al adversario y lo que

simplemente denota crueldad. En suma, oponer la civilización de los límites ante el

desenfreno de la barbarie que pueden suponer per se los enfrentamientos armados. El

vasto número de normas que conforman el DIH protege, de un lado, a las víctimas de

los conflictos armados y, de otro, limita los medios y métodos de combate, es decir,

busca proteger la dignidad e integridad de las personas en el marco de los

enfrentamientos armados. Como estableció la Comisión para el Esclarecimiento

Histórico de Guatemala: “El Derecho Internacional Humanitario procura el respeto de

derechos mínimos o inderogables en caso de conflicto armado, intenta civilizarlo

mediante la aplicación de principios tales como el respeto a la población civil, la

atención y cura de heridos, el trato digno a las personas prisioneras y la protección de

los bienes indispensables para la supervivencia. Esta normativa crea un espacio de

neutralidad en la medida en que pretende disminuir las hostilidades, minimiza sus

efectos sobre la población civil y sus bienes y busca un trato humanitario para los

combatientes, heridos o prisioneros.”

Desprovisto, por tanto, de cualquier papel legitimador, no corresponde al DIH

determinar las situaciones en que resulta válido el recurso a la fuerza armada, es decir,

el ius ad bellum (o derecho a hacer la guerra). En efecto, es el Derecho Internacional

general el que contiene tales previsiones prohibiéndola de manera general (artículo 2,

inciso 4 de la Carta de las Naciones Unidas) o permitiéndola, de manera excepcional,

en situaciones de legítima defensa frente a un ataque armado (artículo 51 de la Carta

de las Naciones Unidas) o cuando el propio Consejo de Seguridad decide su uso frente

a una amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión (capítulo VII de

la Carta de las Naciones Unidas). Por su parte, será la legislación interna de los

estados la que regule las situaciones de insurgencia interna habilitándola o

prohibiéndola.

En conclusión, la situación de conflicto armado, cualesquiera sean sus causas,

genera la obligación de aplicar las normas humanitarias, lo que, en última instancia,

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equivale a aceptar que ninguna situación de conflicto armado justifica la comisión de

actos de violencia contrarios a las normas del DIH. El jus ad bellum (el derecho sobre el

empleo de la fuerza) o el jus contra bellum (el derecho sobre la prevención de la guerra)

procura limitar el recurso a la fuerza entre Estados.

2.- Las fuentes del Derecho Internacional Humanitario.

2.1.- La costumbre.

El artículo 38 del estatuto del Tribunal Internacional de Justicia define la

costumbre internacional como "prueba de una práctica generalmente aceptada como

Derecho" por la cual la costumbre es una forma espontánea de creación del derecho,

porque surge por la práctica seguida por los Estados de forma uniforme y que, con el

paso del tiempo, acaba consolidándose como Derecho.

El DIH nace como un Derecho claramente consuetudinario que solo

posteriormente se vuelve también convencional, de allí que se diga con acierto que la

costumbre es la fuente originaria de este Derecho.64 De otro lado, la evolución

progresiva del DIH convencional no hubiera sido posible sin las normas

consuetudinarias sobre la guerra preexistentes a la codificación. Y precisamente la

Cláusula Martens refleja esta coexistencia entre el DIH consuetudinario y el DIH

convencional que se soluciona a favor de la opción que mejor responda a la finalidad

primaria del DIH, que no es otra que la protección de las víctimas de los conflictos

armados. Así entendido, el DIH consuetudinario puede cumplir una importante función

colmando las lagunas del Derecho convencional que, por definición, solo vincula a los

estados que lo han ratificado. No obstante, a diferencia de las normas humanitarias

plasmadas en tratados, el contenido de las normas consuetudinarias es menos claro

pues no hay que olvidar que el Derecho consuetudinario se forja en la práctica

generalizada, representativa y uniforme de los estados y, para determinarlo, es

necesario examinar amplia y detenidamente dicha práctica en un contexto de escaso

cumplimiento.

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2.2.- El Derecho de La Haya.

Esta rama del DIH se encuentra compuesta por las normas que limitan los

distintos métodos y medios de combate. Los primeros comprenden las distintas formas

como se pueden conducir las hostilidades (así por ejemplo, se prohíbe el terror como

método de combate o las represalias contra las personas protegidas), mientras que los

medios se refieren a los instrumentos a ser utilizados.

Este Derecho parte del principio fundamental de que las partes no tienen un

derecho ilimitado para escoger los métodos y medios de hacer la guerra. Con ello se

busca evitar causar sufrimientos innecesarios y males superfluos dado que el objetivo

durante las hostilidades consiste en debilitar las fuerzas del enemigo, lo que, a su vez,

constituye norma fundamental desde los inicios de la regulación de este tema.

Asimismo, aparece también como objetivo de este Derecho de La Haya evitar causar

daños al medio ambiente natural teniendo en cuenta su importancia para la

supervivencia de la humanidad en su conjunto.

Ahora bien, las normas sobre la materia van a prohibir el uso de ciertos medios y

métodos de combate en forma absoluta (por ejemplo la prohibición de hacer padecer

hambre a la población civil), pero también habrá casos en los que esta prohibición será

más bien relativa (es el caso de la necesidad militar imperiosa que justifica el

incumplimiento de la obligación de no realizar desplazamientos forzosos) en tanto que

dependerá de ciertas circunstancias el recurso a tales medidas.

En cuanto al origen de esta rama del DIH, si bien su nombre nos remite a la

ciudad de La Haya, geográficamente podríamos ubicar su origen en las ciudades de

Washington y San Petersburgo.

2.3.- Los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos

Adicionales.

El DIH, en su versión contemporánea, está constituido por los Convenios de

Ginebra, conformados por cuatro tratados internacionales que aprobó el 12 de agosto

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de 1949 la Conferencia Diplomática reunida en Ginebra. Estos convenios constituyen la

expresión más completa y lograda de los esfuerzos de la comunidad internacional por

codificar las normas que protegen a la persona humana contra las calamidades de la

guerra

El   Primer Convenio . Este tratado se aplica en caso de guerra declarada o de

cualquier otro conflicto armado que surja entre las partes contratantes, aunque una de

ellas no haya reconocido el estado de guerra. También se aplica en caso de ocupación

total o parcial del territorio, aunque la misma no encontrase resistencia. Todas las

personas que no participen en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas

armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate,

serán tratadas con humanidad, sin distinción alguna. Se prohíben los atentados contra

la vida y la integridad corporal, la toma de rehenes, los atentados contra

la dignidad personal, las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante

tribunal legítimo y con garantías judiciales. Los heridos y los enfermos serán recogidos

y asistidos. En cada conflicto cada parte podrá tener una Potencia Protectora o un

organismo que ofrezca garantías de imparcialidad, para ocuparse de salvaguardar sus

intereses. Los miembros de las fuerzas armadas que estén heridos o enfermos tienen

que ser respetados y protegidos en todas las circunstancias.

El   Segundo Convenio . Este tratado tiene normas similares a las del Primer

Convenio pero referidos a los miembros de las fuerzas armadas navales y a los

náufragos. Legisla sobre las garantías de los barcos hospitales y sobre los transportes

sanitarios. Incluye también la protección para el personal médico, sanitario y religioso

de los barcos hospitales y sus tripulaciones.

El   Tercer Convenio .  Tiene las mismas Disposiciones Generales de los dos

convenios anteriores. Este instrumento internacional protege a los prisioneros de guerra

que están en poder de la potencia enemiga. Es esta la responsable de los mismos y no

los individuos o los cuerpos de la tropa que los hayan capturado. No podrán ser.

Transferidos sino a otra potencia que sea miembro del Convenio. Los prisioneros de

guerra deben ser tratados humanamente en toda circunstancia. Se prohíben los actos u

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omisiones que causen la muerte o pongan en peligro la salud de los prisioneros. Los

prisioneros tienen derecho al respeto de la persona y de su honor. El prisionero no está

obligado a declarar mas que sus datos personales y número de matrícula y, menos las

armas, puede guardar sus objetos personales. Los prisioneros deben ser evacuados,

con humanidad, lejos de la zona de combate para no correr peligro y pueden ser

internados en un campamento en tierra firme y con todas las garantías de higiene y

salubridad. El convenio legisla sobre el alojamiento, alimentación y vestimenta de los

prisioneros de guerra y sobre la higiene y asistencia médica. El personal sanitario y

religioso que hubiera sido retenido por la potencia detentará para asistir a los

prisioneros no será considerado prisionero de guerra y deberá contar con facilidades

para prestar la asistencia médica y el auxilio religioso. Los oficiales prisioneros serán

tratados con las consideraciones a su grado y edad.

El   Cuarto Convenio . Este tratado se refiere a la protección general del conjunto

de la población de los países en conflicto, sin distinción alguna, contra ciertos efectos

de la guerra. Contiene las mismas disposiciones generales que los otros tres convenios.

Las partes en conflicto podrán, de común acuerdo designar zonas neutralizadas para

los heridos y enfermos, combatientes o no, y para las personas civiles que no participen

en las hostilidades. Los heridos y los enfermos, así como los inválidos y las mujeres

encinta serán objeto de protección y de respeto particulares. En ningún caso podrá

atacarse a los hospitales, pero estos deberán abstenerse de efectuar actos

perjudiciales para el enemigo. También se respetaran los traslados de heridos y de

enfermos civiles, de los inválidos y de las parturientas.

Una nueva Conferencia diplomática sobre la Reafirmación y

el Desarrollo del Derecho Humanitario Internacional volvió a reunirse en Ginebra, desde

1974 a 1977, con el objeto de actualizar los cuatro convenios anteriores. Como

resultado de sus tareas se aprobaron dos protocolos adicionales:

Protocolo I . Adicional a los Convenios de Ginebra, relativo a la protección de las

víctimas de los conflictos armados internacionales (1977). Aprobado el 4 de septiembre

de 1991. Se desarrollan en él las normas relativas a la función que les corresponde a

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las potencias protectoras designadas por cada parte en un conflicto con el fin de

supervisar la aplicación de los cuatro convenios y sus protocolos adicionales. Incluye

decisiones para mejorar el estado de los heridos, enfermos y náufragos y prevé la

recopilación y el suministro de información sobre las personas que hayan desaparecido

o que hayan fallecido durante la guerra. Todo combatiente que caiga en manos del

adversario será prisionero de guerra. Ni los espías ni los mercenarios tienen derecho al

estatuto de prisionero de guerra. Existen protecciones especiales para mujeres y niños.

Protocolo II . Adicional a los Convenios de Ginebra, relativo a la protección de las

víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (1977). Aprobado y

ratificado por la Ley 171 de 1994. Ninguna disposición de este Protocolo puede

invocarse para menoscabar la soberanía de un Estado o la responsabilidad que

incumbe al gobierno de mantener o restablecer la ley y el orden o defender la unidad

nacional y la integridad territorial por todos los medios legítimos. Todas las personas

que no participen en las hostilidades tienen derecho a ser respetadas y ser tratadas con

humanidad.

Se prohíben los atentados contra la vida, la salud y la integridad física o mental

de las personas, en particular el homicidio y los tratos crueles tales como la tortura, las

mutilaciones y los castigos corporales, los castigos colectivos, la toma de rehenes, los

actos de terrorismo, los atentados contra la dignidad de las personas (en especial los

tratos humillantes y degradantes, la violación, la prostitución forzada y cualquier forma

de atentado al pudor), la esclavitud y la trata de esclavos, el pillaje y las amenazas de

realizar los actos mencionados.

Se contemplan tratos especiales para los niños menores de quince años (los que

no podrán ser reclutados) y para las personas privadas de la libertad.

El protocolo también prevé los casos de enjuiciamiento y la sanción de infracciones

penales cometidas en relación con el conflicto armado. Se otorgan garantías para un

enjuiciamiento ecuánime y se prohíbe la pena de muerte a menores de 18 años, a las

mujeres encinta y a los niños de corta edad.

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Ambos protocolos instan a las partes a otorgar un tratamiento humanitario a

todas las personas que no toman parte de las hostilidades, o que han dejado de tomar

parte. Están totalmente proscriptos el homicidio, la tortura, las mutilaciones y las penas

corporales. Se prevé la atención a los enfermos, heridos y náufragos y la protección de

los civiles contra actos o amenazas de violencia, el hambre como método de combate y

movimientos forzados. Se prohíben los actos de hostilidad dirigidos contra los

monumentos históricos, obras de arte o lugares de culto, o su utilización en apoyo del

esfuerzo militar.

3.- Conflictos armados.

3.1.- Definición de conflicto armado.

Existe conflicto armado cuando: Se recurre a la fuerza entre estados o hay una

situación de violencia armada prolongada entre autoridades gubernamentales y grupos

armados organizados o entre estos grupos dentro de un Estado.

Un conflicto armado internacional (CAI) es aquel en que se enfrentan “Altas

Partes Contratantes”, en el sentido de Estados. Un CAI ocurre cuando uno o más

Estados recurren a la fuerza armada contra otro Estado, sin tener en cuenta las razones

o la intensidad del enfrentamiento. Las normas pertinentes del DIH pueden ser

aplicables incluso si no hay hostilidades abiertas. Además, no hace falta que se haga

oficialmente una declaración de guerra o un reconocimiento de la situación.

3.2.- Distinción entre conflicto armado internacional y conflicto armado no

internacional.

A diferencia del conflicto armado internacional (CAI) donde se enfrentan estados

y, eventualmente, pueblos que luchan contra la dominación colonial, racista u

ocupación extranjera, en el caso del conflicto armado no internacional (CANI) se

enfrentan grupos de un mismo Estado. De esta manera, podría tratarse de luchas entre

las propias fuerzas armadas, por rebelión en su seno, o de estas contra grupos

armados o de grupos de población que se enfrentan entre sí. El verdadero criterio

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diferenciador entre el conflicto internacional y el interno es la calidad de los sujetos que

se enfrentan. Esto va a determinar que el propio conflicto, más que afectar o

encontrarse prohibido por el orden internacional, sea contrario al ordenamiento jurídico

del Estado por alterar su orden interno. En efecto, el ius ad bellum prohíbe el uso de la

fuerza entre estados pero no el uso de la fuerza al interior de un Estado. De esta

manera, el CANI no resulta ser ilegal respecto al Derecho Internacional Público, pero sí

lo será respecto del Derecho interno del Estado donde se verifique esta situación. Será

por tanto el ordenamiento interno del Estado el que condene duramente la rebelión toda

vez que no puede permitir una acción autodestructiva siendo, por el contrario, su

prohibición garantía del mantenimiento de la paz y del orden. En cualquier caso, lo que

sí se encuentra prohibido por el DIH de manera general, sea en el marco de un conflicto

internacional o interno, es la comisión de violaciones a sus disposiciones

fundamentales, supuesto en el que se aplica la faceta sancionadora del mismo. No son,

por tanto, ni la extensión territorial (por cuanto el conflicto internacional también podría

tener como escenario el territorio de un solo Estado) ni la intensidad del conflicto

factores que puedan marcar la diferencia con el CAI. Sin embargo, la intensidad del

enfrentamiento sí va a incidir decididamente en el régimen jurídico aplicable a las

hostilidades internas. Efectivamente, si en el marco de un CAI resulta irrelevante

jurídicamente la intensidad de las operaciones porque siempre será aplicable el

conjunto del DIH; en el marco de un CANI, por el contrario, la intensidad determinará el

régimen jurídico aplicable a tal punto que los cambios en el devenir del mismo pueden

generar el «tránsito de regímenes jurídicos». De esta manera habrá conflictos internos

que serán regulados exclusivamente por el artículo 3 común de los Convenios de

Ginebra; y otros, en los que existe un elemento de control territorial y nivel de

enfrentamientos armados abiertos y continuados, a los que se les aplicará el artículo 3

común y el Protocolo Adicional II.

3.3.- Comparación entre los dos regímenes.

EL RÉGIMEN DE LAS PERSONAS QUE PARTICIPAN DIRECTAMENTE EN

LAS HOSTILIDADES: Al igual que en el caso del CAI, el DIH también brinda protección

a los que participan directamente en las hostilidades en el marco de cualquier clase de

CANI. El objetivo es similar: buscar un punto de equilibrio entre la necesidad militar y el

20

principio de humanidad llegándose, por ejemplo, a prohibir el daño innecesario al

adversario, es decir, el daño que va más allá de la necesidad militar como el uso de

ciertas armas indiscriminadas o métodos como el de dirigir intencionalmente ataques

contra la población civil. Se trata, por tanto, de la aplicación de los principios del

Derecho de La Haya al supuesto específico de un CANI, lo que encuentra amplio

sustento tanto en las normas positivas (como el artículo 8,2e del Estatuto de Roma que

penaliza ciertos incumplimientos de este Derecho en el caso específico de un CANI)

como en la jurisprudencia y la doctrina internacionales.

EL RÉGIMEN DE LAS PERSONAS QUE NO PARTICIPAN DIRECTAMENTE EN

LAS HOSTILIDADES: La protección de esta categoría de personas parte de la

obligación de trato humano y es aplicable tanto en un CANI de alta como de baja

intensidad. Esta obligación exige la prohibición, en todo tiempo y lugar, de los atentados

a la vida y a la integridad física o mental, por lo que además del homicidio están

prohibidas también las mutilaciones, los tratos crueles, torturas y toda forma de pena

corporal. Además, constituyen actos prohibidos la toma de rehenes en general, los

actos de terrorismo y los castigos colectivos, así como la violación de las garantías

mínimas procesales. La toma de rehenes afecta la dignidad personal al poner en peligro

la libertad e integridad personal de aquellos retenidos, al responder con su vida por la

ejecución de las órdenes dadas por las personas en cuyo poder están, o de los actos

hostiles cometidos contra ellas. La violación, prostitución forzada y cualquier forma de

atentado al pudor, la esclavitud y la trata de esclavos en todas sus formas, así como las

amenazas de realizar tales actos se encuentran también prohibidas. En efecto, a pesar

de que el artículo 3 común omite hacer referencia expresa alguna a tales actos, se

entiende que tales prohibiciones están implícitas en los actos prohibidos contra la

dignidad personal y lo que hace el Protocolo Adicional II, en su artículo 4.2.e, es

precisar esto con su inclusión. De otro lado, el respeto a las garantías fundamentales

que imponen tanto el Protocolo Adicional II como el artículo 3 común se deriva también

del trato humano, porque las autoridades gubernamentales podrían verse tentadas a

llevar a cabo acciones expeditivas contra los rebeldes. Así, se prohíbe condenar y

ejecutar a los rebeldes o a cualquier persona sin previo juicio por un tribunal regular con

medios de defensa adecuados. Ahora bien, esta disposición está esencialmente

21

pensada para regular la conducta de autoridades civiles y militares, pues no es tan fácil

que el mando rebelde pueda disponer de estos tribunales, salvo que controlasen

poblaciones importantes y los jueces de estas actuasen aplicando las normas dictadas

por autoridades rebeldes. En todo caso, los rebeldes estarían obligados, en los mismos

términos que las autoridades, a no llevar a cabo una ejecución o imponer una pena

privativa de la libertad sin previo juicio.

4.- Aplicación del Derecho Internacional Humanitario.

4.1.- Medidas de aplicación en el plano nacional.

La aplicación del derecho internacional humanitario en el nivel nacional es un

proceso permanente, que necesita la cooperación de diversos ministerios y/o

autoridades nacionales. Así, la creación de Comisiones Nacionales de Aplicación del

Derecho Internacional Humanitario puede constituir, aunque no es una obligación

respecto del derecho internacional humanitario, un medio eficaz para garantizar que los

Estados aprueben medidas nacionales. Esta modalidad fue lanzada, y más tarde

confirmada, por varias recomendaciones y resoluciones que se aprobaron en diferentes

reuniones internacionales. El Estado debe dictar leyes, instrucciones y demás

disposiciones para garantizar el cumplimiento de sus obligaciones internacionales. En

especial, las relacionadas con los "crímenes de guerra", así como los abusos que se

cometan contra sobre el emblema de la cruz roja o de la media luna roja o su mal uso.

4.1.1.- En tiempo de paz.

Los derechos humanos son exigibles en tiempo de paz, es decir que sus normas

son plenamente operativas en circunstancias normales dentro de un esquema

institucionalizado de poderes en el que el estado de derecho es la regla. El DIH se

aplica durante conflictos armados tanto de carácter interno como de carácter

internacional. El DIH es en esencia un derecho de excepción.

22

4.1.2.- En tiempo de guerra.

Los convenios de Ginebra indican estándares en el derecho internacional para el

tratamiento humanitario de soldados heridos, prisioneros de guerra y civiles durante la

guerra, el conflicto interno y la ocupación militar. Además estos reconocen derechos

humanos a periodistas.

Cuarto Convenio, Artículo 3

Que es común a los cuatro convenios, refiere a los derechos de civiles en

territorio enemigo o territorio ocupado en conflictos no internacionales. Éste afirma que

todos los civiles deben ser tratados humanidad, sin discriminación “basada en la raza,

el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro

criterio análogo”. Éste prohíbe los siguientes actos contra civiles:

- Cualquier forma de violencia, incluida el asesinato, mutilación tratamiento

cruel o tortura;

- Toma de rehenes;

- Tratos humillantes o degradantes;

- Ser sentenciado o ejecutado sin un juicio por un tribunal reconocido.

El artículo 3 también establece que “heridos y los enfermos serán recogidos y

asistidos”.

Artículo 4

Define quien es protegido por la convención. Sólo aquellos que se encuentran en

territorio ocupado o son tomados prisioneros por un país del que ellos no son

nacionales son protegidos. “No protege el Convenio a los súbditos de un Estado que no

sea parte en él. Los súbditos de un Estado neutral que estén en el territorio de un

Estado beligerante y los súbditos de un Estado beligerante no serán considerados

como personas protegidas, mientras que el Estado de que sean súbditos tenga

representación diplomática normal ante el Estado en cuyo poder estén”

23

Artículo 27

Describe los derechos de los civiles: “Las personas protegidas tienen derecho,

en todas las circunstancias, a que su persona, su honor, sus derechos familiares, sus

convicciones y prácticas religiosas, sus hábitos y sus costumbres sean respetados.

Siempre serán tratadas con humanidad y protegidas especialmente contra cualquier

acto de violencia o de intimidación, contra los insultos y la curiosidad pública. Las

mujeres serán especialmente protegidas contra todo atentado a su honor y, en

particular, contra la violación, la prostitución forzada y todo atentado a su pudor. Habida

cuenta de las disposiciones relativas al estado de salud, a la edad y al sexo, todas las

personas protegidas serán tratadas por la Parte en conflicto en cuyo poder estén con

las mismas consideraciones, sin distinción alguna desfavorable, especialmente por lo

que atañe a la raza, a la religión o a las opiniones políticas. No obstante, las Partes en

conflicto podrán tomar, con respecto a las personas protegidas las medidas de control o

de seguridad que sean necesarias a causa de la guerra.”

Protocolo 2

Refiere a los conflictos no internacionales y ampliando los Convenios de Ginebra para incluir los conflictos civiles a gran escala entre fuerzas armadas de un estado y disidentes o grupos armados organizados in su territorio. Se excluyen disturbios internos tales como los motines aislados o esporádicos y que no están clasificados como de los conflictos armados.

Artículo 4 del Protocolo 2

Describe cómo el trato humano deber ser extendido a los civiles: Civiles

(incluyendo los combatientes o soldados que hayan depuesto sus armas), sin importar

si son prisioneros o no, tienen el derecho a que “se respeten su persona, su honor, sus

convicciones y sus prácticas religiosas” y debe siempre darse un trato humanitario, sin

discriminación.

El Protocolo contiene una lista específica y prohíbe las violaciones de los derechos

civiles siguientes:

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- Los atentados contra la vida, la salud y la integridad física o mental de las

personas, en particular el homicidio y los tratos crueles tales como la tortura y

las mutilaciones s o toda forma de pena corporal;

- Los castigos colectivos;

- La toma de rehenes;

- Los actos de terrorismo;

- Los atentados contra la dignidad personal, en especial los tratos humillantes y

degradantes, la violación, la prostitución forzada y cualquier forma de

atentado al pudor;

- La esclavitud y la trata de esclavos en todas sus formas;

- El pillaje;

- Las amenazas de realizar los actos mencionados.

En 1993 el Consejo de Seguridad de la ONU decidió que los convenios de

Ginebra pasarían a ser parte de derecho internacional, haciéndolos jurídicamente

vinculantes para todos – signatarios y no signatarios de los Convenios – en el momento

en que se involucraran en conflictos armados.

Los derechos de los periodistas

Los Convenios de Ginebra categorizan a los periodistas que se unen a los

ejércitos como no uniformados participante en la guerra. Esto significa están protegido

según el derecho internacional humanitario, periodistas que están acreditados para

viajar con (están “integrados” en) un ejército son legalmente parte de la fuerza militar. Si

son capturados por el enemigo, ellos serán tratados como prisioneros de guerra.

Como prisionero de guerra:

- Periodistas tienen el derecho de no responder a interrogatorios (a mantener

silencio)

- Sus notas, grabaciones y equipos pueden ser legalmente confiscados

- Ellos no deben ser tratados como espías a menos que exista evidencia que

demuestre lo contrario.

25

Periodistas que no son parte de los ejércitos, pero son independientes, son

protegidos según el Protocolo 1 de los Convenios de Ginebra, adoptado en 1977. El

artículo 79 del Protocolo 1 dice que los periodistas que son independientes de las

fuerzas armadas deben ser protegidos como civiles y como todos los civiles, los

periodistas no están sujetos a la disciplina militar y no debe ser blancos de ataques o

sufrir represarías por cualquiera de las partes del conflicto. Sin embargo, perderán su

condición como civiles si ellos realizar cualquier acción que sugiera o muestre que ellos

apoyan un a algún lado del conflicto, por ejemplo, cargando un arma, dando

información o algún tipo de ayuda a un lado u otro en el conflicto.

Resumen del Artículo 79:

- Los periodistas que realicen misiones profesionales peligrosas en las zonas

de conflicto armado serán considerados personas civiles.

- Serán protegidos como civiles, a condición de que se abstengan de todo acto

que afecte a su estatuto de persona civil (por ejemplo: tomando parte del

conflicto o espionaje)

- Podrán obtener una tarjeta de identidad, que será expedida por el gobierno

del estado de su país que confirme su estatus como periodista pero esto no

es obligatorio.

Protocolo 3 Emblemas de protección

Emblemas de protección son símbolos en los uniformes, vehículos y

construcciones que son usados en los conflictos armados para llamar la atención de

que estos están protegidos por el derecho internacional humanitario. En general,

personas u objetos que tienen emblemas de protección no deben ser atacados. La

figura, forma y color de los emblemas son definidos por la reglas del derecho

internacional humanitario.

Esta restringido usar emblemas de protección en los conflictos armados. El mal uso

de emblemas de protección es una violación al derecho internacional humanitario.

26

- La cruz roja, la media luna roja y el cristal rojo para las personas y los objetos

bajo la protección de los Convenios de Ginebra

- Un triángulo azul sobre fondo naranja como el signo de la defensa civil, para

el personal y los objetos de las organizaciones de defensa civil (de rescate

humanitario u otros organismos que protegen a los civiles)

- Las letras "PG" o "PW" para marcar un campo de prisioneros de guerra y las

letras "IC" para marcar un campo de internamiento para los civiles

- Una banda roja sobre fondo blanco para los hospitales y zonas de seguridad

- La bandera blanca es utilizada por los negociadores desarmados pidiendo un

alto el fuego o como símbolo de rendición

- El emblema de la ONU y las letras "UN" para las misiones de paz

- La marca del Pacto Roerich (un tratado sobre la protección de sitios históricos

y culturales) para identificar los monumentos históricos, museos, científicos,

artísticos, instituciones educativas y culturales

- La marca de los bienes culturales para marcar la propiedad de gran

importancia para el patrimonio cultural.

- Tres círculos de color naranja brillante para identificar los lugares de peligro,

como las represas, centrales nucleares, centrales eléctricas, etc.

4.2.- Seguimiento y control.

El seguimiento y control tiene la finalidad de garantizar el cumplimiento de las

normas humanitarias. Entre estos mecanismos se encuentran: las potencias

protectoras, la investigación de hechos que constituirían infracciones graves a las

Convenciones de Ginebra, que está a cargo de la Comisión Internacional de Encuesta.

La clave para garantizar una eficiente aplicación del DIH es una cuidadosa

planificación y la evacuación de consultas periódicas. Muchos Estados han creado

comisiones nacionales de aplicación del derecho internacional humanitario, u órganos

similares, integrados por representantes de ministerios, de organizaciones nacionales,

de órganos profesionales, etc., responsables o con experiencia en materia de

aplicación. Por lo general, se considera que dichos órganos son un valioso medio para

27

promocionar la aplicación a nivel nacional. En algunos países, también las Sociedades

Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja pueden prestar asistencia por lo

que atañe a aplicación. El Comité Internacional de la Cruz Roja, por mediación de su

Servicio de Asesoramiento en Derecho Internacional Humanitario, está a disposición de

los Gobiernos para asesorar y proporcionar documentación en materia de aplicación de

medidas nacionales.

Medios de control (previstos para toda la duración de los conflictos y que

permiten velar constantemente por la observancia de las disposiciones del derecho

humanitario):

- Intervención de las Potencias protectoras o de sus sustitutos;

- Acción del Comité Internacional de la Cruz Roja.

- Cooperación con las Naciones Unidas.

4.3.- Resolución de los conflictos y la acción humanitaria como papel de las

Naciones Unidas.

La resolución de conflictos es un proceso por el cual un conflicto de carácter

interpersonal, intergrupal, interorganizacional o internacional de raíces profundas es

resuelto por medios no violentos y de forma relativamente estable, a través, primero, del

análisis e identificación de las causas subyacentes al conflicto, y, consiguientemente,

del establecimiento de las condiciones estructurales en las que las necesidades e

intereses de todas las partes enfrentadas puedan ser satisfechas simultáneamente.

Las Fuerzas de Paz de la ONU (los "cascos azules") son enviadas a varias regiones

donde han cesado conflictos armados, para de este modo, hacer cumplir los acuerdos

paz y disuadir a los combatientes de reanudar las hostilidades. Debido a que la ONU no

mantiene un ejército independiente, los efectivos son suministrados por estados

miembros, y su participación es opcional. La autoridad para enviar o retirar a los

contingentes de mantenimiento de la paz está en manos del gobierno que los aporta, al

igual que la responsabilidad en relación con la paga y cuestiones disciplinarias y de

personal.

28

El papel de la ONU para el Derecho Internacional Humanitario es de vital

importancia. Como máxima exponente para la protección de la paz mundial y

representante de 192 países, tiene entre sus filas un grupo de instituciones que

salvaguardan y velan por que se cumplan los principios del Derecho Internacional

Humanitario y no se violen los derechos adquiridos a través de tantos años de guerras y

conflictos armados.

La función fiscalizadora de la ONU respecto al DIH se ha llevado a cabo a través

de la inclusión en sus operaciones de paz de mandatos de supervisión de dicho

derecho. Así mismo, aunque las Naciones Unidas no son Parte de los Convenios de

Ginebra, por cuanto no son un Estado, las actuaciones en defensa propia por parte de

sus tropas, los cascos azules, está limitada por otro principio general del derecho

internacional, como es el de proporcionalidad en el uso de la fuerza. Otra muestra de la

preocupación de la ONU por la observancia del DIH está en la aproximación habida

entre el concepto de paz y seguridad internacionales, y el de cumplimiento del DIH. En

este sentido, numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad adoptadas en la última

década del siglo XIX exigen la observancia del DIH en aras a la consecución

y mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. En este orden, el Consejo de

Seguridad constituyó los tribunales ad hoc para ex Yugoslavia y para Ruanda, con

objeto de juzgar a las personas responsables de violaciones graves del DIH. Sin

embargo, no es suficiente lo que la ONU hace y debe realizar ante las violaciones y

atrocidades cometidas por algunos países, que se dicen defensores de la paz y las

costumbres internaciones.

4.4.- El enjuiciamiento de los crímenes de guerra.

La comunidad internacional ha reaccionado tratando de restablecer la justicia, y

es así como, después de la Segunda Guerra Mundial, entre tratados, aparecen los

Tribunales Militares Internacionales de Nüremberg y Tokio, y con posterioridad, el

pronunciamiento del Tribunal Internacional para la Ex Yugoslavia, y sus semejantes tres

años después, el Tribunal Internacional para Ruanda. Estos tribunales cargaron con la

característica de ser creados ad hoc, en circunstancias extremas, con

29

sus funciones limitadas temporalmente, y sus decisiones recaídas sobre determinadas

personas. La aparición de estos tribunales destacó, entre otras cosas, la configuración

de la responsabilidad penal de la persona, ante delitos de tipo internacional, no

contemplados hasta entonces por el DI, dado que la responsabilidad sólo era atribuida

a los Estados partes en el conflicto.

Corte Penal Internacional, la cual esta vez será permanente, con jurisdicción

mundial, (no perdiendo de vista las consideraciones en relación a la competencia),

encargada de procesar a individuos acusados de la comisión de los más graves

crímenes contra el derecho internacional humanitario: el genocidio, los crímenes de

guerra y los crímenes de lesa humanidad.  Esta Corte podrá imponer directamente a los

individuos la obligación de respetar los derechos fundamentales de las personas,

pudiendo actuar cuando los sistemas judiciales de los países afectados estén

incapacitados de juzgar a un individuo o no tengan la intención de hacerlo.  Uno de los

objetivos del derecho internacional es el mantenimiento de la paz y seguridad

internacional. La CPI contribuirá a que ello sea posible mediante la aplicación de la

justicia, logrando así "cerrar heridas y resentimientos generados por los conflictos del

pasado, superando de esta manera la violencia como respuesta a la injusticia".

De acuerdo al Protocolo I de 1977, las infracciones graves son calificadas como

crímenes de guerra; se encuentran enumeradas en los tratados de Ginebra siempre

que se cometan contra personas y bienes protegidos.

Son crímenes de guerra:

- Homicidio internacional.

- Tortura, tratos inhumanos y experimentos biológicos.

- Omisión deliberada que ponga en peligro la integridad personal de una

persona que se encuentra en poder de una parte contraria de aquella de la

que depende.

- Deportación o traslados ilegales.

- Detención ilegal.

- Obligar a una persona a servir en las Fuerzas Armadas de la Potencia

enemiga.

30

- Privar a una persona de su derecho de ser juzgada regular e imparcialmente.

- Toma de rehenes.

- Destrucción y apropiación no justificada de bienes por necesidades militares,

realizadas arbitrariamente.

También constituyen crímenes de guerra los siguientes actos, siempre que se

cometan con dolo y que ocasionen la muerte o perjudiquen gravemente la integridad

personal o la salud:

- Ataques a la población civil y contra los bienes de civiles.

- Ataques indiscriminados o ataques contra obras o instalaciones que

contengan fuerzas peligrosas, con conocimiento de que este ataque causará

pérdidas de vidas humanas, heridos, daños a los bienes civiles que sean

excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista.

- Ataque contra localidades no defendidas y zonas desmilitarizadas.

- Ataques contra las personas reconocidas fuera de combate.

- Uso pérfido del signo de la Cruz Roja (o la Media Luna Roja) u

otros signos protectores reconocidos.

También se califican como infracciones graves:

- El traslado por la Potencia ocupante de parte de la propia población civil al

territorio que ocupa.

- La deportación de la totalidad o una parte de la población de ese territorio.

- La demora injustificada en la repatriación de prisioneros de guerra o de

personas civiles.

31

II PARTE: ANÁLISIS DE LA PELÍCULA CINEMATOGRÁFICA “HOTEL RUANDA” Y

SUS CONSIDERACIONES SOBRE EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.

¿SE CUMPLE O NO EN DICHA PELÍCULA?

En esta película se ponen de manifiesto las dificultades y limitaciones, tanto

políticas como jurídicas, ante las que se encuentra el Derecho internacional a la hora de

hacer respetar los Derechos Humanos en situaciones de conflicto. Asimismo, permite

reflexionar otras dos importantes cuestiones: el papel de la ONU en este tipo de

situaciones; y el enjuiciamiento de los responsables de estos crímenes por tribunales

internacionales.

Los organismos internacionales, poco o nada hicieron para evitar el genocidio de

1994, ninguna de las instituciones encargadas de mantener la paz pudo emitir una

resolución que permitiese la intervención. La actuación internacional en este conflicto

dejó mucho que desear.

Si bien los “cascos azules” permanecieron un tiempo en Ruanda, ni siquiera

tenían el permiso de disparar, realmente no ofrecían ningún tipo de protección. Podía

criticar mucho dicha situación, pero qué puede esperarse del Consejo de Seguridad si

éste es manejado por países poderosos para los que si no existe ningún interés se

mostrarán apáticos ante la situación.

La actuación llevada a cabo por la ONU y la Cruz Roja no fue la más adecuada,

no cumplieron con sus objetivos principales de mantener la paz así como de salvar

vidas en situaciones como las ocurridas en Ruanda durante el conflicto.

La Cruz Roja sin embargo actuó de manera incansable haciendo lo posible por

asistir a las víctimas del conflicto.

Respecto a lo que concierne al Derecho Internacional Público, éste cumplió su

objetivo principal al momento de juzgar a los responsables del genocidio y las

violaciones a las normas mediante el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado

por el Consejo de Seguridad de la ONU; al sentenciar a los criminales responsables, se

justificó en cierta forma la actuación de la misma.

32

III PARTE: DESCRIPCIÓN DE LA CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS

HUMANOS (CADH). CONSIDERACIONES PERSONALES DE CADA MIEMBRO

SOBRE LA SALIDA DE VENEZUELA DE DICHO INSTUMENTO JURÍDICO.

Los venezolanos estaremos bajo la protección de la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela avanzada en materia de derechos humanos y bajo el Sistema

de Protección Internacional de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Somos

miembros del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, hemos ratificado el

Protocolo de Derechos Humanos del Mercosur, además, hemos firmado y ratificado los

Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos tales como: La Convención

Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial; El Pacto

Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; El Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos; Primer Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos; Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de

Derechos Civiles y Políticos; Convención sobre la eliminación de todas las formas de

discriminación contra la mujer; Protocolo Facultativo de la Convención sobre la

eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer; Convención contra la

tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes; Convención sobre los

derechos del niño; Protocolo Facultativo de la Convención sobre los derechos del niño

relativo a la participación de los niños en conflictos armados; Protocolo Facultativo a la

Convención sobre los derechos del niño relativo a la venta de niños y niñas, prostitución

y la utilización de niños en la pornografía; Protocolo Facultativo sobre Pacto

Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos destinado a abolir la pena de muerte.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos no cumple con los principios

que deben regir los sistemas de protección de los derechos humanos como lo son: la

universalidad, imparcialidad, objetividad, no selectividad y transparencia.

En julio de 2012 el entonces Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, anunció que

Venezuela se retiraría del organismo “por dignidad”, tras mencionar el caso de Raúl

Díaz, quien fue acusado por la justicia venezolana de poner bombas en la embajada de

España y el consulado de Colombia en Caracas en 2003, y condenado a nueve años

de prisión, pero la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió un fallo contra el

33

Estado venezolano y a favor de Díaz días antes por violación del derecho a la

integridad física y tratos inhumanos durante la detención del acusado.

En 2002, el entonces Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos, Santiago Cantón reconoció a Carmona en la instauración de un

gobierno de facto luego del Golpe de Estado ocurrido el 11 de abril de ese mismo año,

esto habla de su postura parcializada.

Entonces, respecto a lo antes expuesto, no me parece estrictamente necesario

pertenecer a la CIDH.

— Br. Angely Peralta.

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CONCLUSIÓN

El Derecho Internacional Humanitario surgió y evolucionó para el bien de la

humanidad, y aunque ha necesitado de grandes acontecimientos para aumentar la

protección de los bienes e individuos, su papel ha sido vital para las partes beligerantes.

Se ha profundizado la relación que existe entre la ONU y el DIH, haciendo énfasis en la

importancia que tienen ambos para los conflictos armados. En la misma medida en que

ha crecido la comunidad internacional, ha aumentado el número de Estados que ha

contribuido al desarrollo del DIH. Actualmente, éste puede considerarse como un

derecho universal, éste derecho ha de ser respetado en todas las circunstancias para

garantizar la pervivencia de los valores de la humanidad y para proteger vidas

humanas. Las normas que dicta son el resultado de un delicado equilibrio entre las

exigencias del desarrollo de la guerra y las leyes de la humanidad.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- Introducción al Derecho Internacional Humanitario. Elizabeth Salmón (2004).

- Derecho Internacional Humanitario. Serie: Estudios de Derechos Humanos.

Tomo II. Gérard Peytrignet.

- El Derecho Común de la Humanidad. C. Wilfred Jenks.

- La Justicia Social en el Derecho de las Naciones. C. W. Jenks.

- Tratado de Derecho Internacional Público. Tomo I. Traducción de J. López

Olivan.

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