Derechos Laborales

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EL DERECHO LABORAL entiende al trabajo como aquella actividad que un individuo desarrolla con el objetivo de transformar el mundo exterior, y mediante la cual obtiene los medios materiales o bienes económicos para su subsistencia. Es importante determinar que varias son las fuentes de las que bebe el citado derecho laboral para desarrollarse y establecer la justicia que se estima pertinente. En concreto, se establece que entre aquellas destacan la Constitución, los contratos de trabajo, los tratados internacionales existentes, la ley o los reglamentos.Como hecho social, el trabajo contempla el establecimiento de relaciones que no son simétricas. El empleador (es decir, quien contrata a un trabajador) cuenta con una mayor fuerza y responsabilidad que el empleado . Por eso, el derecho laboral tiende a limitar la libertad de cada compañía a fin de proteger al involucrado más débil de esta estructura.Esto supone que el derecho laboral se basa en un principio protector, a diferencia del derecho privado que se sustenta en un principio de igualdad jurídica. El derecho laboral, por lo tanto, debe aplicar, frente a la multiplicidad de normas, las reglas que resulten más beneficiosas para cada trabajador.Este principio protector es uno de los más importantes que existen dentro de este citado ámbito, sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que el derecho laboral también se basa en otros tales como es el caso del principio de razonabilidad. Este es aplicable tanto al propio empleador como al trabajador y viene a establecer que ambas figuras desarrollan sus derechos y sus deberes sin caer en conductas abusivas, lo harán en base al sentido común. De igual manera también es importante subrayar el valor del principio de irrenunciabilidad de derechos. Esta máxima deja claro que ningún trabajador puede llevar a cabo la renuncia de los derechos que se le establecen como tal por parte de la legislación laboral. Eso supone, por ejemplo, que no pueda ni trabajar más horas de las que están establecidas ni que tampoco renuncie a cobrar menos de los que está estipulado.Cabe resaltar que las relaciones laborales están regidas por una ley de contrato de trabajo y diversas normas complementarias. De todas formas, cada sector productivo cuenta con sus propias normas para regular las relaciones o ciertos aspectos de ellas, sin que estas normas impliquen una violación a la mencionada ley de contrato de trabajo.Por otra parte, existen convenios colectivos de trabajo que se aplican a distintos grupos profesionales. Estos convenios colectivos son acuerdos que se negocian entre los empleadores y los empleados y que deben ser aprobados por el Estado.Convenios estos que se deben caracterizar porque tienen que respetar en todo momento la legislación laboral existente. En concreto, se pueden establecer dos tipos: los convenios de empresa, en los que ejercen de interlocutores los delegados sindicales o los comités de empresa, y los convenios de rango superior donde son los sindicatos los encargados de tener la represe ntatividad. UN RECURSO RENOVABLE es un recurso natural que se puede restaurar por procesos naturales a una velocidad superior a la del consumo por los seres humanos. Laradiación solar, las mareas, el viento y la energía hidroeléctrica son recursos perpetuos que no corren peligro de agotarse a largo plazo. Los recursos renovablestambiénincluyen materiales como madera, papel, cuero, etc. si son cosechados en forma sostenible.Algunos recursos renovables como la energía geotérmica, el agua dulce, madera y biomasa deben ser manejados cuidadosamente para evitar exceder la capacidad regeneradora mundial de los mismos. Es necesario estimar la capacidad de renovación (sostenibilidad) de tales recursos. En comparación con los combustibles fósiles las energías que se obtienen de recursos renovables causan un menor impacto en el medio ambiente.Productos como la gasolina, el carbón, gas natural, diésel y otros productos derivados de los combustibles fósiles no son renovables o sea que no presentan sostenibilidad. Se diferencian de los recursos renovables porque estos pueden tener una productividad sostenible, es decir, que son inagotables.}Se considera RECURSO NO RENOVABLE a un recurso natural que no puede ser producido,

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derechos.

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EL DERECHO LABORAL entiende al trabajo como aquella actividad que un individuo desarrolla con el objetivo de transformar el mundo exterior, y mediante la cual obtiene los medios materiales o bienes económicos para su subsistencia.Es importante determinar que varias son las fuentes de las que bebe el citado derecho laboral para desarrollarse y establecer la justicia que se estima pertinente. En concreto, se establece que entre aquellas destacan la Constitución, los contratos de trabajo, los tratados internacionales existentes, la ley o los reglamentos.Como hecho social, el trabajo contempla el establecimiento de relaciones que no son simétricas. El empleador  (es decir, quien contrata a un trabajador) cuenta con una mayor fuerza y responsabilidad que el empleado. Por eso, el derecho laboral tiende a limitar la libertad de cada compañía a fin de proteger al involucrado más débil de esta estructura.Esto supone que el derecho laboral se basa en un principio protector, a diferencia del derecho privado que se sustenta en un principio de igualdad jurídica. El derecho laboral, por lo tanto, debe aplicar, frente a la multiplicidad de normas, las reglas que resulten más beneficiosas para cada trabajador.Este principio protector es uno de los más importantes que existen dentro de este citado ámbito, sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que el derecho laboral también se basa en otros tales como es el caso del principio de razonabilidad. Este es aplicable tanto al propio empleador como al trabajador y viene a establecer que ambas figuras desarrollan sus derechos y sus deberes sin caer en conductas abusivas, lo harán en base al sentido común.De igual manera también es importante subrayar el valor del principio de irrenunciabilidad de derechos. Esta máxima deja claro que ningún trabajador puede llevar a cabo la renuncia de los derechos que se le establecen como tal por parte de la legislación laboral. Eso supone, por ejemplo, que no pueda ni trabajar más horas de las que están establecidas ni que tampoco renuncie a cobrar menos de los que está estipulado.Cabe resaltar que las relaciones

laborales están regidas por una ley de contrato de trabajo y diversas normas complementarias. De todas formas, cada sector productivo cuenta con sus propias normas para regular las relaciones o ciertos aspectos de ellas, sin que estas normas impliquen una violación a la mencionada ley de contrato de trabajo.Por otra parte, existen convenios colectivos de trabajo que se aplican a distintos grupos profesionales. Estos convenios colectivos son acuerdos que se negocian entre los empleadores y los empleados y que deben ser aprobados por el Estado.Convenios estos que se deben caracterizar porque tienen que respetar en todo momento la legislación laboral existente. En concreto, se pueden establecer dos tipos: los convenios de empresa, en los que ejercen de interlocutores los delegados sindicales o los comités de empresa, y los convenios de rango superior donde son los sindicatos los encargados de tener la representatividad.

UN RECURSO RENOVABLE es un recurso natural que se puede restaurar por procesos naturales a una velocidad superior a la del consumo por los seres humanos. Laradiación solar, las mareas, el viento y la energía hidroeléctrica son recursos perpetuos que no corren peligro de agotarse a largo plazo. Los recursos renovablestambiénincluyen materiales como madera, papel, cuero, etc. si son cosechados en forma sostenible.Algunos recursos renovables como la energía geotérmica, el agua dulce, madera y biomasa deben ser manejados cuidadosamente para evitar exceder la capacidad regeneradora mundial de los mismos. Es necesario estimar la capacidad de renovación (sostenibilidad) de tales recursos. En comparación con los combustibles fósiles las energías que se obtienen de recursos renovables causan un menor impacto en el medio ambiente.Productos como la gasolina, el carbón, gas natural, diésel y otros productos derivados de los combustibles fósiles no son renovables o sea que no presentan sostenibilidad. Se diferencian de los recursos renovables porque estos pueden tener una productividad sostenible, es decir, que son inagotables.}Se

considera RECURSO NO RENOVABLE a un recurso

natural que no puede ser producido, regenerado o reutilizado a una escala tal que pueda sostener su tasa de consumo. Estos recursos frecuentemente existen en cantidades fijas o son consumidos mucho más rápido de lo que la naturaleza puede recrearlos.Se llama reservas a los contingentes de recursos que pueden ser extraídos con provecho. El valor económico (monetario) depende de su escasez y demanda, y es un tema que preocupa a la economía. Su utilidad como recursos depende de su aplicabilidad, pero también del costo económico y del costo energético de su localización y explotación. Por ejemplo, si para extraer el petróleo de un yacimiento hay que invertir más energía que la que va a proporcionar, no puede considerarse un recurso. Algunos de los recursos no renovables son: el petróleo, los minerales, los metales, el gas natural y los depósitos de agua subterránea (siempre que sean acuíferos confinados sin recarga).La contabilidad de las reservas produce muchas disputas, con las estimaciones más optimistas por parte de las empresas, y las más pesimistas por parte de los grupos ecologistas y los científicos académicos. Donde la confrontación es más visible es en el campo de las reservas de hidrocarburos; aquí, los primeros tienden a presentar como reservas todos los yacimientos conocidos más los que prevén encontrar. Los segundos ponen el énfasis en el costo monetario creciente de la exploración y de la extracción, con solo un nuevo barril hallado por cada cuatro consumidos, y en el costo termodinámico (energético) creciente, que disminuye el valor de uso medio de los nuevos hallazgos.

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VALORES CULTURALES

El Valle de Lecrín presenta un rico y variado patrimonio ecocultural, entendido como el conjunto de bienes de valor histórico, artístico, científico y natural, herencia acumulada durante siglos y huella de

la íntima relación entre hombre y medio, que aparte de su valor como referente de la identidad comarca¡, puede convertirse en un factor potenciador de nuevas iniciativas de desarrollo económico y social. El necesario nivel de compatibilidad entre el respeto a los valores inherentes al patrimonio con

su propia capacidad para generar desarrollo, garantizando la conservación, acrecentamiento y transmisión a las futuras generaciones, es motivo suficiente para su análisis e inclusión como

parámetro de valorización del territorio, con especial incidencia sobre los bienes culturales declarados monumentales o de alto valor etnológico y aquellos elementos del patrimonio natural que por su

singularidad o fragilidad de sus ecosistemas son objeto de protección y de regulación de uso a través de alguna de las figuras de protección medioambiental existentes.

UN RICO PATRIMONIO CULTURALEl patrimonio cultural puede ser entendido como las propias señas de identidad de la población, es decir, aquellas tradiciones, costumbres, modos de vida, valores y formas de relación social que hoy son referentes de una identidad local o comarca¡ percibida como herencia colectiva, creada, transformada y transmitida de generación en generación. Estas señas de identidad constituyen el legado colectivo que se condensa en la historia local, se manifiesta en una serie de costumbres y de saberes y se materializa en edificaciones y en "paisajes culturales".Pero hay que tener en cuenta que no todo el legado colectivo puede ser considerado patrimonio. Lo que diferencia a los bienes patrimoniales del resto es la tradición y la relevancia cultural; criterios que le confieren su singular valor, basado en su antigüedad, en su contenido artístico o su carácter monumental.Esta interpretación globalizadora del patrimonio cultural es la que recoge la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía de 1.991 al definirlo como el conjunto de "todos los bienes de la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, en cuanto se encuentren en Andalucía y revelen un interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico o técnico para la Comunidad Autónoma".

EL PATRIMONIO ETNOLÓGICOEl Patrimonio Etnológico tal y como se entiende en la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, está compuesto por "los lugares, bienes y actividades que alberguen o constituyan formas relevantes de expresión de la cultura y modos de vida propios del pueblo andaluz". Desde este supuesto, el ámbito del Patrimonio Etnológico está compuesto por las manifestaciones de carácter inmaterial, es decir, las actividades, procedimientos, costumbres, usos y creencias; y por aquellas otras de carácter material (bienes muebles e inmuebles) que son manifestación concreta de las anteriores y, por tanto, están íntimamente relacionados con las activiades que les han dado razón de ser.Sin embargo, en este trabajo se ha extraído el Patrimonio Arquitectónico para su estudio individualizado, y se ha considerado al patrimonio etnológico como el conjunto de manifestaciones culturales, de carácter inmaterial, que sean representativos del modo de actuar y de concebir el mundo por parte de una sociedad en un momento y lugar determinados.

Culturas y saberes tradicionalesEntre las actividades tradicionales más representativas de la cultura del Valle de Lecrín se encuentra la agricultura, dentro de la cual destacan las distintas técnicas y tipos de cultivo como elementos integrantes de este tipo patrimonial intangible.La situación agraria actual del Valle se inicia en el siglo XVI, cuando se produce la expulsión de los moriscos tras su sublevación contra Felipe II. El rey dividió sus tierras en parcelas de tamaño muy pequeño, llegando incluso a ser inferior a media hectárea en el caso del regadío, de forma que fueran cultivadas por los nuevos pobladores.En todos los municipios, exceptuando Dúrcal y Pinos del Valle, predominaba el secano sobre el regadío; sin embargo, hay que destacar la importancia de este último debido a su mayor valor y rendimiento.Las técnicas de regadío que emplearon los cristianos eran herencia de los musulmanes, que fueron los que establecieron las bases de distribución del agua, la red de acequias para el riego, etc., que todavía hoy siguen vigentes en su totalidad o han sufrido modificaciones mínimas. Para la implantación del regadío, además de tener disponibilidad de agua, es necesario que el suelo tenga de manera natural o adquiera de forma artificial una horizontalidad conveniente para hacer posible la asimilación del agua por la tierra sin favorecer la acción erosiva del suelo. Al no disponer el Valle de Lecrín de grandes superficies horizontales, los musulmanes abancalaron las laderas o vertientes de la montañas hasta convertirlas en pequeños escalones donde desarrollaban la todavía existente agricultura de regadío en bancaleras. Estas prácticas tradicionales han convertido el paisaje de Valle de Lecrín en una sucesión de escalinatas, cuyos escalones son unas veces amplios y de poca altura y otras estrechos y de gran desnivel, surcadas por sofisticados sistemas de acequias.Los principales cultivos de regadío han sido el olivar, el cereal y los cítricos, y en especial, estos últimos confieren al Valle una de sus características más originales, siendo la única comarca naranjera y limonera de toda la provincia.El cultivo de los cítricos, debido al carácter microclimático del Valle, ha estado presente en esta comarca desde muy antiguo y hoy constituye un elemento característico de su paisaje y una de las más firmes bases de su futuro económico. Empezaron a extenderse a partir de Béznar y después hacia Melegís, posteriormente Chite, Murchas, Restábal, Saleres y Pinos del Valle. Este cultivo adquiere destacada originalidad ya que desde el primer momento aparece asociado al olivo (y, en menor proporción, al almendro). Ambos se benefician de esta convivencia, al mismo tiempo que dan un carácter especial y típico al paisaje, a lo que contribuye la constitución de los olivos con

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gran desarrollo vertical y abundancia de follaje por beneficiarse de los cuidados que se les da al frutal, que, de esta forma, proporcionan abrigo a los naranjos frente a las heladas y más a menudo contra los impetuosos y fríos vientos que suelen azotar la zona.Íntimamente relacionada con la producción agrícola, en el Valle de Lecrín se desarrolló una actividad industrial de transformación agraria de fuerte componente artesanal. Como resultado de los procesos industriales que se llevaban a cabo: trilla, molienda del cereal, molturación de la aceituna, etc., nos ha sido legado un sencillo pero rico patrimonio: eras de trilla, molinos, almazaras, etc., el cual se tratará en el epígrafe correspondiente al Patrimonio Arquitectónico.Las actividades tradicionales desarrolladas en espacios públicos, como el "lavar en los lavaderos", el abastecimiento de agua en las fuentes o la compra en los mercados y plazas de abastos, también nos legan un rico Patrimonio Arquitectónico (Lavadero del Tío Bayo en Albuñuelas, la Fuente "El Chorreón" en Béznar, etc.). Su importancia radica en las relaciones sociales que favorecían, por lo que muchos de los espacios donde se realizaban se vieron transformados en lugares para la interacción.Las actividades realizadas en el ámbito doméstico, como las matanzas, conservas de alimentos, artesanías, etc., tuvieron gran relevancia antaño como complemento de las economías domésticas, y fueron determinantes en la configuración de la estructura de la vivienda tradicional, de forma que las huertas, corrales y cuadras se incluían en las viviendas compartiendo espacio con la propia zona habitada. A pesar de que la mayoría de estas actividades ya no se llevan a cabo en el contexto de la vivienda, sí se mantienen como celebraciones colectivas como es el caso de la fiesta de la naranja y de la fiesta de la matanza.

Fiestas tradicionalesLas fiestas populares son las expresiones culturales más externas de la forma de sentir de un pueblo y de su adscripción a un territorio concreto, por lo que marcan sus transiciones culturales en el tiempo, la estacionalidad de las tareas productivas tradicionales, etc.Para el presente estudio, interesan aquellas manifestaciones festivas que aún se conservan y que se llevan a cabo en plena naturaleza, que son aquellas que pueden verse afectadas por la instalación de parques eólicos, ya que se celebran en potenciales emplazamientos. Algunos ejemplos de las mismas son la Romería de Dúrcal y la tradicional fiesta de Hornazos, de Dúrcal, Cozvijar, Nigüelas y Albuñuelas, que se celebran en el campo donde se reúnen amigos y familiares en torno a exquisitos platos tradicionales.

EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICOEl Patrimonio Arquitectónico engloba aquellos elementos inmuebles representativos de la cultura material andaluza en todas sus actividades y manifestaciones, que fuesen significativos o tuviesen interés histórico, artístico, ambiental o antropológico. Por tanto, está integrado por edificaciones de carácter religioso, cultural, defensivo, etc.; edificaciones o infraestructuras relacionadas con actividades productivas, como son los cortijos, eras, molinos, acequias, etc.; infraestructuras de comunicación; y espacios públicos de relación como plazas, mercados, lavaderos o fuentes. Su importancia radica en que posee la cualidad de caracterizar el paisaje y singularizar cada uno de sus pueblos, y en él se pueden leer las antiguas formas de vivir y trabajar unidas a las características económicas y sociopolíticas del devenir histórico del pueblo andaluz.

La Ocupación del Valle: el legado patrimonialEl Valle de Lecrín tiene una situación privilegiada entre la Depresión del Genil y el litoral mediterráneo, lo que lo convierte en un lugar de paso obligado entre la costa, la Alpujarra y Granada, de forma que su ocupación data de muy antiguo. A pesar de ello, es durante la ocupación musulmana cuando se configura la fisonomía agrícola y urbana del Valle, que se va a prolongar, con las transformaciones lógicas aportadas por las sucesivas repoblaciones, hasta bien entrado el siglo XX.La práctica totalidad de los pueblos del Valle, incluyendo los desaparecidos, fueron alquerías o barrios integrados enentornos agrícolas irrigados y defendidos por fuertes o castillejos de mayor o menor envergadura. Esto es consecuencia de la gran importancia que tuvieron dentro de la sociedad musulmana las construcciones defensivas, no sólo a nivel militar sino también como núcleo catalizador en torno al cual se desarrollaban las poblaciones al amparo de su seguridad. Hacia mediados del siglo XVI, en el Reino de Granada se cifran en 61 los castillos en torno a los cuales se asentaba un núcleo poblacional y 140 alquerías; pero la mayoría de estas aldeas han desaparecido o permanecen como cortijos o haciendas de mínima importancia actual, a pesar del esplendor que tuvieron en la época nazarí.Entre las edificaciones defensivas más antiguas del Valle cabe mencionar, como único castillo de la época califa¡, el Castillo de Murchas o de Lojuela, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Se levanta sobre una ladera que cae abruptamente desde el río Dúrcal y, al ser uno de los mejores conservados de toda la comarca, se pueden distinguir sus principales elementos: el torreón y el recinto.En el corazón del Valle, colgado sobre un escarpe de 879 metros entre los Barrancos de Fuentezuela y del Castillo,seerige el célebre Castillo de Mondújar, también con la categoría de BIC.En Dúrcal se conservan otros dos baluartes defensivos de época musulmana, los cuales también han sido declaradosBIC. El Fuerte de "Máhina" o "Márgena", del que queda en pie únicamente la esquina de un edificio o amurallamiento, que pudo pertenecer al "barrio de Márgena", mencionado en la célebre historia de la rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada del gran historiador granadino Luis delMármol Carvajal (s. XVI). Y el Peñón de los Moros, datado de época nazarí por la cerámica en él encontrada, que fue una fortaleza que dominaba una vasta extensión del Valle de Lecrín y el paso medio del río Dúrcal.Además de estos elementos y otros muchos como el Castillo de Restábal, el Castillo de Albuñuelas, El Castillejo de Nigüelas (BIC), etc., que se encuentran en peores condiciones de conservación, el sistema defensivo del Valle de Lecrín fue reforzado con una serie de atalayas como la de Cónchar o la de Saleres.La posterior ocupación del Valle por los cristianos deja como legado una gran cantidad de iglesias y ermitas, que poseen gran valor patrimonial y paisajístico ya que las torres de las iglesias son visibles desde puntos alejados y, de igual forma, la localización estratégica de las ermitas las convierten en hitos paisajísticos. Además, la mayoría rondan los 500 años de antigüedad, ya que empezaron a levantarse a mediados del siglo XVI por los alarifes moriscos cuando la cristianización del Reino de Granada impulsa la sustitución de las mezquitas por iglesias con el fin de instaurar el culto al nuevo estado, y encierran entre sus muros una serie de imágenes, retablos u otros enseres que engloban los diferentes estilos artísticos de estas épocas pasadas, siendo uno de los sitios donde mejor se refleja nuestro más reciente

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pasadohistórico.Posiblemente, la más antigua de estas iglesias moriscas sea la Iglesia de Béznar. De entre las numerosas ermitas es destacable, por su atractivo paisajístico, la Ermita del Santo Cristo del Zapato de Pinos del Valle, que se encuentra integrada en la roca de la cúspide del monte del que recibe su nombre, siendo su elemento más característico una gran cruz en la cúspide del monte. También tienen un interés especial la Ermita del Santo Cristo de Talará, la Ermita de San Sebastián (BIC) de Pinos del Valle y la Ermita de la Virgen de las Angustias de Tablate.

Las huellas del aguaEn una zona como el Valle de Lecrín, dominada por grandes complejos serranos como Sierra Nevada e irrigada por importantes cursos fluviales como el río Dúrcal, Torrente, Albuñuelas e ízbor, el agua es el elemento que más ha determinado históricamente la morfología del paisaje, cobrando una gran importancia los denominados "paisajes del agua".En la prehistoria el agua era aprovechada mediante las infiltraciones de los sistemas calizos, generando uno de los principales hábitats en torno al agua, las cuevas.Los romanos aprovecharon los cursos fluviales para poner en práctica una ingeniería hidráulica consistente en la conducción del agua a través de canales que sorteaban obstáculos y grandes distancias, y así llevar a cabo la explotación de los recursos del territorio. Los árabes reaprovecharon la infraestructura del regadío romano, ya deteriorada, ampliando e intensificando su utilización, y crearon acequias mayores, menores y brazales, con un ingenioso sistema de distribución del agua, base de su emergente agricultura. Por tanto, la mayoría de las acequias del Valle datan del 1.400. Además, utilizaron una gran cantidad de ingenios como molinos, almazaras, acequias, albercas, etc. que también salpican nuestro paisaje agrícola actual.Las acequias moriscas de Dúrcal (acequia de la Moranja, que toma el agua del río Torrente y las acequias de Márgena y de Marchena, que la toman del río Dúrcal) tienen un valor patrimonial destacable entre las numerosas acequias que recorren el Valle. Servían para el riego y el abastecimiento de unos aljibes de donde se cogía el agua para las casas. Por tanto, son las venas principales, a partir de las cuales salen infinidad de pequeñas acequias que se distribuyen por cada una de las fincas. Las acequias de Márgena y de Marchena se caracterizan por tener un sistema mediante el cual entra el agua por un orificio inferior y cuando están llenas, el agua sobrante sale por otro orificio superior de manera que es devuelta al río.Otra acequia destacable es la acequia de los Arcos o Acueducto Romano de Cónchar-Murchas, que toma el agua del río Dúrcal, en la jurisdicción de Cónchar, para regar la vega de Melegís. Tiene unos arcos de procedencia romana, situados cerca de los "Peñones Negros", que marcan el límite de Cónchar, muy cerca del Castillo de Murchas. Parte de los arcos se han caído recientemente y han sido sustituidos por bloques para que pueda seguir pasando el agua.También tienen especial valor el Puente de los Moros, que es un acueducto situado en Pinos del Valle, y la alberca de los Llanos, que se encuentra en el antiguo camino que unía Chite con Pinos del Valle.Otras construcciones que forman parte de la cultura del agua que los musulmanes legaron al Valle son los molinos hidráulicos, que hasta finales del siglo XIX y principios del XX fueron utilizados como las principales fuerzas motrices de la molienda. El principal tipo de molino utilizado por los pueblos musulmanes fue el horizontal, constituido por una rueda motril horizontal con palas. La fuerza motriz la obtenían a partir de una corriente de agua natural, que era desviada y conducida por la red de acequias hasta el lugar de la molienda.La mayor parte de estos molinos están muy derruidos, pero algunos han sido restaurados y en la actualidad son hospedajes rurales, como es el caso de los molinos de Dúrcal.En Acequias se encuentra uno de los dos únicos molinos de aceite con sistema de torre que existen en la comarca, junto con el Molino de Mondújar. Esta antigua almazara está situada en el entorno de las "Alberquillas", en el Pago del Olivón, por lo que se llama Molino del Pago del Olivón. En este mismo entorno se sitúan otros dos molinos; el Molino del Sevillano, que ha sido restaurado para convertirse en un museo y centro de estudio dedicado al agua, y el Molino de las Alberquillas, que es un molino con sistema de rampa del que hoy en día sólo quedan los cárcavos y el cubo.Otros molinos de gran valor son el Molinillo de Mondújar, el Molino de Lojuela, la Fábrica de Harina de Murchas, el Molino de Piedra Orondas Hordadas de Melegís, entre otros.

La vivienda tradicionalEn la construcción de las viviendas más antiguas se usaron materiales de la naturaleza, como piedra y arcilla, mezcla de cal, grasa y arena, etc. Además, el exterior de las viviendas se encalaba, de forma que adquirían una blancura característica. El tipo de cubierta más usual era el tejado construido de tejas curvas (teja morisca), lo que diferencia a las viviendas del Valle de las viviendas con cubierta plana características de Ia Alpujarra. Además, la vivienda tradicional cumplía dos funciones fundamentales: a parte de servir como refugio para el hombre, constituía un instrumento de trabajo al servicio de las actividades agrícolas y ganaderas; de forma que los dos tipos de dependencias aparecen mezclados entre sí, constituyendo un ejemplo típico de casa-bloque con desarrollo en altura y planta pequeña, que carece de patio. Este tipo de vivienda está relacionado con el carácter agreste de la comarca, que no ofrece grandes espacios horizontales y, por tanto, ha impedido que en el Valle de Lecrín se desarrolle el tipo de cortijo o casa- patio característico de la Vega de Granada, a pesar de la proximidad entre ambas. únicamente en las viviendas de labradores muy acomodados surge una separación entre la parte habitada y la dedicada a la agricultura, llegando a distribuirse en torno a un patio central, como es el caso del Cortijo de la Mezquita en Marchena