Desafío Vocacional de Las Parábolas-eBook

8/17/2019 Desafío Vocacional de Las Parábolas-eBook

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José Gea Escolano

DESAFÍO VOCACIONAL DE LAS PARÁBOLAS


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DESAFÍO VOCACIONALDE LAS PARÁBOLAS

JOSÉ GEA ESCOLANO

Editorial Letras Digitales

Colección Cruz Verde


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Desafío vocacional de las parábolas

© José Gea Escolano, 2014Primera edición: noviembre de 2014

Coordinación editorial: Rafael Manuel Barbudo GonzálezEditorial Letras DigitalesColección Cruz VerdeVolumen 1

C/Zigia, 12-3ºA. 28027. [email protected]


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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

(8)DOS REFLEXIONES ANTES DE LAS PARÁBOLAS

(12)

1 LA HISTORIA DEL PUEBLO DE DIOS

ES TU HISTORIA(12)

2 JESÚS ANUNCIA EL REINO

(22)

PARTE PRIMERA

TODOS LLAMADOS A LA VIDA

(28)

01 GRACIA Y UNIVERSALIDAD Invitados a las bodas (Lc. 14, 16-24).........................30

02 VALOR DEL REINO Tesoro escondido y Piedra preciosa (Mt. 13, 44-45)......36

03 SE VA DESARROLLANDO Semilla que se va desarrollando (Mt. 4, 26-29).........43


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04 APARIENCIA Y FUERZA Grano de mostaza y Fermento (Mt. 13, 31-33)..........49

05 DIFICULTADES Cizaña (Mt. 13, 24-43)...............................................57

06 OBSTÁCULO: AUTOSUFICIENCIA Fariseo y publicano (Lc. 18, 9-14).............................65

PARTE SEGUNDA

DISTINTAS ACTITUDES

(72)

07 DISTINTAS RESPUESTAS El sembrador (Mt. 13, 3-8; 18-23. Lc. 8, 11-15)........76

08 EL FUTURO SIN DIOS El rico necio (Lc. 12, 16-21).......................................90

09 RESPUESTA DE HECHO Los dos hijos enviados a la viña (Mt. 21, 28-32)........95

10 ESTERILIDAD Higuera estéril (Lc. 13, 6-9).....................................103

11 INGRATITUDViñadores perversos (Mt. 21, 33-43)........................108

12 PRESCINDIR DEL POBREEl rico epulón (Lc. 16, 19-31)...................................115


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PARTE TERCERAEN CAMINO HACIA LA PLENITUD

(122)

ESPERANDO LA PLENITUD

(125)

13 A LA ESPERA Las diez vírgenes (Mt. 25, 1-13)...............................126

14 SIEMPRE LA CARIDAD

Los criados vigilantes (Lc. 12, 35-48)......................132

15 PREMIO Y CASTIGO Red barredera (Mt. 13, 47-50)..................................139

PARTE CUARTANUESTRO ESTILO AL RESPONDER Y AL ACTUAR

(145)

16 SAGACIDADAdministrador inel (Lc. 16, 1-13)..........................147

17 LLAMADOS A COLABORARJornaleros (Mt. 20, 1-16)..........................................154

18 RESPONSABILIDAD Los talentos (Mt. 25, 14-30).....................................162

19 AMOR GRATUITO Y UNIVERSAL El buen samaritano (Lc. 10, 25-37)..........................170


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PARTE QUINTA

CARIÑO DE DIOS

(178)

20 CARIÑO DE DIOS QUE BUSCAOveja perdida (Mt. 18, 12-14)..................................180Moneda perdida (Lc. 15, 8-10).................................180

21 CARIÑO DE DIOS QUE ESPERA Hijo pródigo (Lc. 15, 11-32).....................................186

22 CONFIANZALa viuda y el juez (Lc. 18, 1-8)................................193


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INTRODUCCIÓN

Jesús expresa los misterios del Reino de ma-nera muy asequible al pueblo sencillo por medio de

as parábolas. Estas tienen la ventaja de presentar-nos la verdad en imágenes. En ellas nos descubreJesús el corazón del Padre y su manera de actuarcon los hombres, al mismo tiempo que puntualizaalgunas actitudes nuestras, sobre todo, en lo que se

eere a tomarnos en serio nuestra pertenencia aReino.

En la mayoría de las parábolas se nos insisteambién en la responsabilidad que tenemos todosos que hemos sido llamados, en cuanto a tomar enerio y hacer rendir los dones recibidos.

Si quisiéramos destacar algunas actitudes tan-o de parte de Dios como de parte del hombre queienen un relieve especial en las parábolas, en Dios

yo destacaría la PRINCIPALIDAD en todo lo re-ferente a su acción salvíca, la GENEROSIDADcon que siempre actúa, y la CONFIANZA que tiene

iempre en el hombre.


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Y por parte del hombre, habría que destacar lanecesidad de RESPONSABILIDAD, con que de-bemos asumir la misión recibida, una llamada y unestímulo a la GENEROSIDAD, y una CONFIAN-

ZA ciega y plena en el Señor.

En este juego de actitudes ha de haber siempre sintonía, porque el estilo de la actuación de Diosdebe reejarse en el estilo de nuestra propia actua-

ción. Y es que anda siempre de por medio el amor; eamor que el hombre ha recibido, ha de devolverlo aDios con la misma limpieza con que lo recibió.

Las reexiones que se proponen en el presen-e librito están dedicadas a los jóvenes con inquie-ud vocacional, tanto a los que están buscando su

propio camino como a los que han ingresado ya eneminarios o noviciados o en centros de preparación

para una consagración denitiva al Señor. Intentocon este librito ayudarles en la oración y animarlesa mantenerse eles al Señor a la hora de las deci-iones que hay que ir tomando en todo el proceso

vocacional.


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No es que quiera con ello “pescar” a nadieY eso por la sencilla razón de que no se le haríaningún favor a quien, sin tener vocación a la vidaconsagrada, se le empujase, más o menos namen-

e, a meterse por este camino; sería exponerle auna frustración personal.

Se trata más bien de ayudarles a encontrarsecon Jesús, a caminar con Él por la vida de juventud

a ser conscientes de lo que va queriendo de cadauno de ellos, y a ir viviendo, ya desde ahora, el esti-o de la propia vocación.

Mi insistencia en la vida consagrada es debi-da a que, en ocasiones, se tiene la impresión de queel matrimonio es un camino válido para todos. Esfrecuente oír, ante ciertas indecisiones vocacionalesque en el matrimonio también puede uno salvarse y

anticarse. Naturalmente que sí. Pero lo que cadaoven ha de plantearse no es el hecho de que el marimonio sea, como el sacerdocio o la consagración

un camino de santidad, que sí lo es; más bien lo quehan de preguntarse es si Dios quiere que se santi-

quen por ese camino o por otro.


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A veces se confunde el matrimonio con e“sacramento” del matrimonio. Este sacramento noes, como el bautismo, un camino de santicaciónválido para todos; como tampoco lo son el sacer-

docio o la consagración. Cada uno ha de encontraru propio camino de santicación obedeciendo lalamada de Dios y no inclinándose a lo que máse gusta o más le atrae, algo así como se hace a la

hora de buscar una profesión laboral o unos es-udios. Dios nos llama a cada uno a desarrollar

nuestra vida bautismal por un camino determina-do. Encontrar el propio camino, sea el que sea, yecorrerlo, es una de las tareas más importantes de

nuestra vida.Por último, indicar que los textos del Nuevo

Testamento que se citan, están tomados de la tra-ducción interconfesional.


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DOS REFLEXIONES ANTES DELAS PARÁBOLAS

1 LA HISTORIA DEL PUEBLO DE DIOSES TU HISTORIA

La historia del Pueblo de Dios comienza

cuando Abraham, sin que previamente descu-briese el giro que iba a darle a su vida, oye lalamada del Señor: “Sal de tu tierra y de tu pa-entela...” y empieza la historia de su vocación yunto con su vocación, la vocación de su pueblo

El pueblo irá pasando por distintas etapashasta llegar a la tierra prometida; y una de ellaserá la salida de Egipto y la peregrinación por e

desierto en busca del cumplimiento de las prome-

as de Dios. Será su camino de libertad; al ponere en marcha se libera de la esclavitud de Egipto

Ya en la tierra prometida, seguirá la historiadel pueblo hasta llegar al cumplimento de todas las

promesas de Dios que se centrarán en Jesús.


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La historia del pueblo de Dios se va repitiendoen cada uno de nosotros; y esto, tanto en cuanto aa vocación cristiana como en cuanto a la vocaciónacerdotal o de especial consagración.

Voy a referirme especialmente a los jóvenesque buscan su camino, que buscan lo que Diosquiere de ellos, y que lo buscan con sinceridad.

Al encontrar su propio camino, hay quienesno se atreven a adentrarse por él; y vienen las ex-cusas y el querer quedar bien con Dios y con loque les atrae; y viene el no atreverse a romper cono que sea para seguir la llamada del Señor.

También a ti te ha llamado el Señor como undía llamó a Abraham y debes ponerte en marchacomo él, dejando tu casa y tu parentela; y tambiénú, como el pueblo de Dios has de salir de tus es-

clavitudes como un día el pueblo de Dios salió dea esclavitud de Egipto. También has de ponerte en

marcha hacia la meta que Dios te ha señalado. Ló-gicamente has de preocuparte de cuál es tu meta

para poder ponerte en camino hacia ella y no ir a laderiva como van tantos.


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Dicultades para ponerse en camino de liber -ad, las tuvo el pueblo y las tendrás tú. Pero no es

éste el problema. El problema está en tu delidady en tu decisión de encontrarle sentido a tu vida; e

problema está en no echarte atrás en las dicultadesque vayas encontrando. El pueblo de Dios tuvo susaltibajos y es seguro que tú también los vas a tenerAunque también es cierto que en Jesús hemos lle-gado a la plenitud de la Historia y la fuerza que nosviene de Jesús nos puede permitir ir muy lejos en ecamino de la delidad.

Conocemos ya los planes de Dios que se nos

maniestan en Jesús, mientras que el pueblo de Is-ael caminaba en la oscuridad de una fe y de unaesperanza que tendrían posteriormente su cumpli-miento.

HISTORIA QUE SE REPITE

El pueblo es esclavo en Egipto y Dios lo lla-

ma a la libertad. Le manda salir de Egipto y lo con-duce a la tierra prometida. Ahí empieza la historia


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de la liberación del pueblo, que es, más o menosa historia de nuestra propia liberación.

También tú sientes la esclavitud que te ata por

dentro; también suspiras por algo noble y dignoambién vives cierto descontento con lo que estáshaciendo; también sufres viendo sufrir al pueblo, yoyes la llamada de Dios que te dice, como le dijoun día a Moisés: “He oído el clamor de mi pue-

blo...”. Sal del Egipto de tus esclavitudes y ponteen marcha con el pueblo, a través del desierto, ha-cia la tierra prometida; conduce y acompaña a mpueblo hacia la libertad.

¿Cuál es esa tierra prometida? Moisés no la vepero camina hacia ella conando en el Señor y bajou guía.

Tampoco tú sabes exactamente dónde está laierra que Dios te ha prometido, pero también tú

como Moisés, has de ponerte en camino hacia ellaconando plenamente en el Señor.

A Moisés le llamó y se puso en marcha; lecostaba dar la cara ante el Faraón por el pueblo


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pero la dio. En esa marcha hacia la libertad en-contró grandes dicultades; hubo que atravesar edesierto durante cuarenta años. No les fue fácil.

También tú has de ponerte en marcha al oír lalamada de Dios; también has de ponerte en marchahacia la libertad y has de atravesar el desierto de tuvida de delidad al Señor; también te va a suponeruchas y dicultades. No es sólo cuestión de poner -

e en marcha. Es cuestión de atravesar el desiertoesto fue duro para ellos; para ti también, pero es ecamino que conduce a la libertad.

EL DESIERTO

El momento clave fue el paso del mar RojoDejaron atrás las esclavitudes y empezaron unanueva aventura, la aventura de la marcha hacia epunto que Dios les señalaba.

Tu paso del mar Rojo lo das cuando decidesalir de tu casa. Cuesta darlo. Dejas atrás muchas

cosas queridas. Empiezas una aventura nuevaHumanamente no ves salida: por detrás los egip-


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cios que quieren que vuelvas con ellos; por delan-e, el mar infranqueable. Pero Dios lo abrirá antei y podrás atravesarlo dejando atrás cosas que hay

que dejar.

Y, ante ti, el desierto. Es el tiempo de la prue-ba y de la delidad. Y toda la vida es una prueba yen toda ella has de vivir la delidad al Señor. Ha-brá momentos duros y momentos de gozo. El gran

gozo, servir al Señor y ayudarle en su empresa deconducir a su pueblo a la tierra prometida.

Para llegar a ella hay que decidirse a salir dea propia, y hay que arriesgarse a caminar por e

desierto.

Los egipcios, al ver que el pueblo salía de susfronteras, lo persiguieron; querían hacerlos volverpara seguir sometiéndoles como esclavos.

También a ti te persiguen los egipcios quehas abandonado al decidirte a obedecer la llamadade Dios. Tus señores de antes intentan volverte

a su obediencia. Les sabe mal perder clientela. Yentre los señores de antes podemos señalar amis-


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ades, familiares, compañeros de trabajo y de pro-fesión... incluso compañeros de apostolado que noacaban de comprender los caminos del Señor.

El pueblo de Dios después de cruzar el marRojo, dejó atrás a los egipcios pero seguían llevan-do dentro el recuerdo de lo vivido allí, incluso al-gunos ídolos escondidos; y en momentos difícilesdeseaban volver, a pesar de ser conscientes de que

en Egipto no eran libres.

También a ti al ponerte en marcha siguien-do tu vocación, llevas contigo el recuerdo de todoaquello que has abandonado. Y piensas en losamigos que te dicen que te vuelvas atrás; y en lavida cómoda que has dejado y sigue atrayéndotey piensas en la renuncia que has hecho a formarun hogar y una famila propios; y piensas que tu

porvenir humano no va a ser muy brillante sino depuro servicio... y sientes cierto miedo por lo quepuede sucederte en el futuro.

El punto nal al que hemos de llegar en

nuestra andadura por el desierto, es el encuentrodenitivo de Dios con su pueblo en el amor. E


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camino que nos conduce a esa tierra prometidaes Jesús. No hay otro. Y la tierra prometida esambién Jesús, de quien tomaremos posesión pora intimidad del amor.

Dios toma siempre la iniciativa y por mediode su Espíritu nos invita a ponernos en marcha. Ycuando nos hemos decidido a abandonar Egipto yhemos pasado nuestro mar Rojo, empezamos nues-

ra gran aventura vocacional: caminar hacia el Pa-dre bajo la acción del Espíritu, acompañados porJesús, camino, verdad y vida.

LOS FALSOS DIOSES

No tenemos otros dioses. Los hemos aban-donado al reconocer a Dios como único Dios. Los

falsos dioses seguirán siempre tirando de nosotrospero resonarán siempre en nuestros oídos las pala-bras del Maestro al diablo que, “mostrándole todasas naciones del mundo y su esplendor, le dijo: Yoe daré todo esto si te arrodillas ante mí y me ado-

ras. Pero Jesús le replicó: -Vete de aquí, Satanás


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porque la Escritura dice: Al Señor tu Dios adora-rás y sólo a él darás culto” (Mt. 4, 8-10).

Aparte de que no debemos tener otros dioses

Jesús pone una insistencia especial en mostrarnosel rostro de Dios, del único Dios, como Padre. Y unpadre no puede concebirse al margen de los hijosNos ha creado precisamente para estar con Él. Nosama y quiere que le amemos.

Por eso el Reino que vino a realizar Jesús, esel Reino del amor y de la intimidad con el PadreEl Padre nos hace hijos con el Hijo, nos ama comohijos y quiere que le amemos como Padre. Y es queel amor tiende a volver a su fuente. Tiende a la co-munión. Y es cuando surge la amistad, que sólo esposible entre iguales. Por eso Dios nos ha hechoemejantes a Él. Por eso nos invita a participar en e

banquete del Reino, es decir, en la esta del amor.Cuando no amamos nos salimos de la corrien

e de amor. Por eso cuando no amamos nos queda-mos solos. El amor recibido se estropea cuando no

e devuelve.


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Si la comunión se forja en el amor, toda la ge-nerosidad de Dios al amarnos ha de volver a Él connuestra generosidad al amarle.

Por eso le debemos amar como Él nos ha ama-do. Y aquí aparece con todo su esplendor y con todau fuerza, y como modelo de nuestro amor, el amor

de Cristo dando su vida por todos nosotros hasta lamuerte.

Dios, totalmente para ti. Cristo ha dado su vidapor ti. Algo vales, algo cuentas para Dios. Quizá nocuentes mucho para otros, pero sí para Dios.

En ese seguir la llamada del Señor, ESTÁSTÚ EN JUEGO. Tienes todo un futuro por delan-e. No sabrás nunca concretamente el punto hacia

el que caminas. Dios te lo irá descubriendo día adía. Habrás de dejarte llevar por la fe. Pero lo fun-damental será siempre arte de Dios, conar en Él

Tienes sucientes motivos para arte y paraconar. No olvides nunca al tomar tus decisiones

que Cristo ha dado su vida por ti. Más no pudo hacerPuedes conar en quien ha entregado su vida por ti.


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Por eso, al iniciar la marcha o a la hora deas dicultades para continuarla, sería convenien-e que te preguntases: ¿Qué busco? ¿Qué me está

ofreciendo la vida y qué me está ofreciendo Cristo?

¿Qué quiero conseguir? ¿Cómo quiero ser?

2 JESÚS ANUNCIA EL REINO

Jesús, en su predicación, habla constante-mente del Reino de Dios. Es la buena nueva queanuncia. “ Jesús recorría toda Galilea enseñandoen las sinagogas. Anunciaba la buena noticia dereino” (Mt. 4, 23).

Toda su obra está en función de anunciar eReino y de realizarlo. Su obra consistirá en reunir-nos a todos en el amor y conducirnos hacia el Padrepara participar de su misma gloria. En esto consiste

a misión que el Padre le ha conado.

Se siente enviado precisamente para anunciarel Reino: “ Les dijo: -Tengo que ir también a otrasciudades, a llevarles la buena noticia del reino de

Dios. Para eso he sido enviado” (Lc. 4, 43).


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Y envía a los apóstoles a continuar este anun-cio: “ Id y anunciadles que el reino de Dios está yacerca” (Mt. 10, 7).

En contra de las expectativas que hay en eambiente de un Reino de Dios concebido al modohumano, es decir, como medio para liberarse de laesclavitud política que pesa sobre el pueblo, Jesúsdice claramente: “ Mi reino no es de este mundo”

Jn. 18,36).

También dice que el Reino no vendrá lla-mando la atención de una manera extraordinaria“El reino de Dios no vendrá de una manera no-oria” (Lc. 17,20).

Por otra parte, el Reino ya está aquí y lo estápreparando para nosotros: “ No se podrá decir:“Está aquí” o “Está allí”. En realidad, el reino deDios ya está entre vosotros” (Lc. 17, 21).

“ Por eso estoy disponiendo un reino paravosotros, lo mismo que mi Padre ha dispuesto un

reino para mí ” (Lc. 22, 29).


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ENTRAR EN EL REINO

Al Reino es invitado todo el mundo. Primeo fueron invitados quienes pertenecían al pueblo

de Israel. No aceptaron la invitación y, en su lugarfueron invitados los gentiles.

“Y os advierto que vendrán muchos de orientey occidente y se sentarán a la mesa con AbrahamIsaac y Jacob en el reino de Dios. En cambio, losque primero fueron llamados al reino serán echa-dos fuera, a la oscuridad. Allí llorarán y les rechi-narán los dientes” (Mt. 8, 11-12).

“Por eso, os digo que el reino de Dios se osquitará a vosotros y será entregado a un pueblocapaz de dar los frutos que al reino correspon-den” (Mt. 21, 43).

El Reino de Dios les es quitado porque se han

hecho indignos de él. En primer lugar, los escribasy fariseos: “¡Ay de vosotros, maestros de la Ley yfariseos hipócritas, que cerráis a todos la entradaen el reino de Dios! Ni entráis vosotros ni dejáisque entren los demás” (Mt. 23, 13).


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Por eso insiste ante el pueblo en que no imitena los escribas y fariseos en su obrar: “Y os digo esto:Si vosotros no sois mejores que vuestros maestrosde la Ley y que los fariseos, no entraréis en el reino

de Dios” (Mt. 5, 20).Ser o no dignos, no es cuestión de ocialidad

en la fe, ni de cargos, ni de genealogías, ni siquierade prácticas religiosas, sino de aceptar la voluntad

de Dios y de cumplirla: “No todos los que dicen:“Señor, Señor” entrarán en el reino de Dios, sinoos que hacen la voluntad de mi Padre celestial”Mt. 7, 21).

De ahí, la llamada a la conversión, condiciónnecesaria para entrar en el Reino y a la que invitaa todos: “ Decía: Convertíos, porque el reino deDios está muy cerca” (Mt. 3, 2).

COMO NIÑOS

Entrar en el Reino nos debe suponer una actiud de conanza y de receptividad. Jesús compara esa

actitud a la sencillez de los niños; actitud de corazón

abierto, de docilidad y de generosidad:


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“Jesús dijo: Dejad que los niños vengan amí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios esde los que son como ellos” (Mt. 19, 14).

“Os aseguro que, si no cambiáis de conductay volvéis a ser como niños, no entraréis en el reinode Dios. El más importante en el reino de Dios esaquel que se humilla a sí mismo y es capaz de vol-verse como este niño” (Mt. 18, 3-4).

Por eso el más importante en el Reino de loscielos no es quien ostenta cargos y tiene cierta rele-vancia social o religiosa, sino quien acoge el Reino

como un niño; por eso, Jesús llama felices a los deespíritu sencillo: “Felices los de espíritu sencilloporque suyo es el reino de Dios” (Mt. 5, 3).

VOLVER A NACER Para acoger así el Reino, hay que volver a

nacer. Hay que cambiar de estilo, de criterios, deenfoques, de actitudes, de obras. Hay que reestruc-

urar todo y empezar a vivir una nueva vida.


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Jesús es claro al respecto. No se anda con sutiezas ni ambigüedades. Hay que volver a nacer. Hay

que empezar de nuevo. Recordemos sus palabras aNicodemo: “ Jesús le contestó: Te aseguro que na-

die puede entrar en el reino de Dios si no nace deagua y del Espíritu” (Jn. 3, 5).

Precisamente por esto hay que dejar atrás muchas cosas; o, mejor, todo. Si se ha nacido de nuevoodo empieza a ser nuevo. De ahí las renuncias exi-

gidas por la nueva vida del Reino.

Lo que dice Jesús de la gente de su tiemponos lo dice también a nosotros: hemos de reestruc-urarnos interiormente para ser dignos.

Y nuestra participación se concreta en seguirnuestra vocación. Porque si hemos sido invitados a

ocupar un lugar en el banquete del Reino, tambiéne nos ha asignado un lugar en la tarea de la cons-rucción del mismo.

Hay que portarse dignamente en la tarea para

participar como comensales en el banquete.


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PARTE PRIMERA

TODOS LLAMADOS A LA VIDATodos estamos invitados a participar de la vida

y de la felicidad de Dios; en plenitud. Es una invita-ción inesperada. La iniciativa parte de Dios. Es una

nvitación a ser lo que debemos ser; a ser hombres ymujeres a imitación de Jesús. Es decir, a serlo desdeel amor y desde nuestra vinculación con Cristo. Noiene otro sentido nuestra vida; pero hay que descu-

brirlo, hay que valorarlo y después... Hay que hacer

o que sea para vivirlo sin mediocridades.

La parábola de los invitados a las bodas la po-nemos en primer lugar pues toda nuestra vida cristia-na parte de la invitación gratuita del Señor.

El Reino es de un valor tan alto que nada se lepuede comparar; merece la pena desprendernos deo que sea para centrarnos en él, como nos dice la

parábola del tesoro escondido.


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Ese Reino se va desarrollando en nosotrosbajo la acción de Dios como la semilla sembra-da en el campo, que germina sin saber por qué ncómo; y aunque tiene una apariencia muy peque-

ña como la tiene el grano de mostaza, se desarro-la como éste y tiene una fuerza capaz de cambiar

el mundo como el fermento la tiene para hacerfermentar toda la masa.

Vivir dentro del Reino tiene sus dicultadescomo nos dice la parábola de la cizaña; y la vidaen el Reino es incompatible con la actitud de au-osuciencia según la lección que se nos da en la

parábola del fariseo y del publicano.Todos llamados a participar en el Reino, pero

no con actitudes de pasividad, sino con sentido deesponsabilidad. Cada uno desde su puesto. Res-

ponder a nuestra vocación no consiste simplementeen entrar, sino en participar con el Señor y con loshermanos en la marcha del Reino. Se trata de ocu-par un puesto y desempeñar una tarea.

Estos son los temas de la primera parte.


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Cuando uno se siente llamado al sacerdocio oa la vida consagrada, el primer paso en la respuestaerá ingresar en el seminario o en el centro de for-

mación. Y ahí empieza una nueva responsabilidadDespués habrá que dar nuevos pasos a situacionesnuevas, como la ordenación sacerdotal o la consa-gración; y ahí habrá que seguir dando pasos de -delidad al Señor. Hay que estar siempre en actitud

de respuesta.

1 GRACIA Y UNIVERSALIDAD

Invitados a las bodas (Lc. 14, 16-24)

Esta primera parábola nos maniesta quea llamada al Reino es algo gratuito, es una invi-ación. El Reino no es algo que nos pertenezca,

ni algo a lo que tengamos derecho; es un ofreci-miento de gracia, una invitación totalmente gra-uita del Señor.


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Pero también entra en juego el enviado que in-vita en nombre del Señor a participar en el banquetede esta. Es el que, desde su vocación, tiene la tareade salir por los caminos invitando a quienes encuen-

re. A ello se dedica en exclusiva; es su profesión.

Se trata de una invitación universal. Primeroestaba centrada en un pueblo, pero en Jesús se haceextensiva a todos los hombres.

A) RESUMEN DE LA PARÁBOLA

Hay una gran cena y se ha invitado a mu-

chos. Pero se excusaron alegando distintos moti-vos y no asistieron. El amo invitó a los humildes;aceptaron pero todavía quedaban lugares vacíos. Yenvió a su criado para que invitase en su nombre a

odos los que encontrase.

B) ESCUCHAR

Una vez, un hombre dio una gran cena envitó a muchos. Cuando llegó el día de la cena


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envió a su criado a decir a los invitados: “Venid,que ya está todo preparado”.

Pero todos ellos comenzaron a excusarse.

Uno dijo: “He comprado unas tierras y tengoque ir a verlas”.

Otro dijo: “Acabo de comprar cinco yuntas

de bueyes y tengo que ir a probarlas”.El tercero dijo: “No puedo ir, porque acabo

de casarme”.

Entonces el amo, muy enojado, le ordenó:“Sal en seguida por las plazas y las calles de laciudad y trae aquí a los pobres, los inválidos, losciegos y los cojos”.

El criado volvió y le dijo: “He hecho lo queme ordenaste y aún quedan lugares vacíos”.

El amo le contestó: “Pues sal por los cami-nos y veredas y haz entrar a otros hasta que m

casa se llene”.


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C) REFLEXIÓN

Todos estamos invitados a participar en elbanquete del Reino; en el banquete de la esta de

fraternidad universal.Destaca la generosidad de Dios y su amor a

hombre y su empeño en que se llene la sala.

Destaca también la respuesta: el desprecio, landiferencia y las excusas ante la invitación.

Sin el amor no se comprende nada de los pro-yectos de Dios.

Pero hay que saber estar en la esta: Si esa esta de fraternidad, hay unas reglas de juegoque hay que observar: el amor a Dios y al prójimoSólo quienes los guardan pueden permanecer en laesta.

A veces hablamos mucho de la esta peropoco de la fraternidad y de la responsabilidad.

La esta se celebra después del éxito que se

ha tenido y en el que se ha colaborado; de lo con-rario, participar en la esta no tiene sentido.


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D) PIENSA EN TU VIDA

¿Concibes la Iglesia como una reunión enun banquete de bodas?

Todos invitados. También tú.

Cuando el Señor te ha invitado, ¿le vas poniendo excusas? ¿Cuáles?

¿Qué es lo que te impide asistir al encuentrofestivo con el Señor?

¿Cuáles son los intereses que te atan para noparticipar en la esta? o, mejor, ¿cuál es el motivo

por el que no te decides a tomar parte en la esta?Quizá no te decides a romper con algo muy

querido para poder entrar por el camino de tu pro-pia vocación.

Quizá vas poniendo excusas porque no te sienes libre para seguir la llamada del Señor.

Quizá..., pero recuerda la frase: Os digo queninguno de los que estaban invitados llegará a pro-bar mi cena.


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E) MIRANDO AL FUTURO

Alguien te ha invitado en nombre del SeñorUn amigo, una amiga, un sacerdote...

Dios te ha invitado sirviéndose de cualquiercosa, de cualquier circunstancia, de cualquier acon-ecimiento, de cualquier persona... Te ha ayudado

a pensar.

Has aceptado la invitación, pero piensa si estásactuando de manera que puedas estar en el banquetein ruborizarte.

Acostúmbrate a ver a Dios junto a ti.

Y una vez seas de los íntimos de Dios, Él teenviará a invitar a otros en su nombre porque quie-e llenar la mesa del banquete. Sal por los caminos

de la vida invitando a quienes encuentres. PorqueDios sigue enviando mensajeros hasta que se llenea sala.

¿No te gustaría ser ese mensajero?


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Dos pasos hay que dar: aceptar la intimidadcon Dios y aceptar salir por los caminos y veredasnvitando en su nombre.

¿No te parece ésta una vocación maravillosa?

2 VALOR DEL REINO

Tesoro escondido y Piedra preciosa(Mt. 13, 44-45)

No sé si se valora debidamente la vocación de

dedicación en exclusiva al Señor. A veces se miracomo una opción que, de alguna manera, dependede nosotros. Decidirse a seguir el camino del Señory aceptar como propio su proyecto de vida, supo-ne una fuerte dosis de fe y de disponibilidad. Para

ello, hemos de ser conscientes del valor que tienepara un cristiano ser llamado a participar del mismoproyecto de vida de Jesús. Sin esta visión no es fácienunciar a muchas cosas a las que también renunció

Jesús en función de su proyecto.


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Un hombre encuentra un tesoro escondidoen un campo. Lo esconde de nuevo, vende todas

us cosas y compra el campo. Lo mismo, un mer-cader en piedras preciosas. Encuentra una de granvalor y vende todo para comprarla.

B) ESCUCHAR

El reino de Dios puede compararse a unesoro escondido en un campo. El que lo encuen-

ra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo;uego, lleno de alegría, va a vender todo lo queiene y compra aquel campo.

También puede compararse el reino de

Dios a un comerciante que busca perlas fnas.Cuando encuentra una de mucho valor, va avender todo lo que tiene y la compra.


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C) REFLEXIÓN

El hombre siempre busca algo. Tú, tam-bién. ¿Qué estás buscando? Algo que te llene y

e haga feliz.Dios trasciende todo. Nada puede comparar

e a la posesión de Dios. Ahí está su valor. Por esoodo es nada comparado con el Reino.

Hay que captar su valor; de lo contrario no seaprecia. Esto es algo que sólo desde la fe se puedeentender y vivir.

Sólo cuando se es consciente de su valor, se

puede dar el paso de vender todas las cosas paraquedarse con el tesoro.

Lo que llama la atención es la decisión devender todos los bienes para comprar el campo

donde se encontró el tesoro: o la piedra de granvalor. Se destacan tres actitudes: decisión, alegríay sensibilidad. “Lleno de alegría, va a vender todoo que tiene y compra aquel campo”. Lo mismo e

mercader que encuentra una piedra de gran valor

“Va a vender todo lo que tiene y la compra”.


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En la parábola del tesoro hay que destacar egesto de ir “corriendo de alegría” a vender todo.

En la de la piedra preciosa habría que destacar

a sensibilidad, el saber apreciar el valor de lo queodos ven pero que pocos son capaces de apreciar

Es el caso de la vocación.

Para apreciar su valor hay que tener sensibili-

dad; es cuando se puede saborear. Como la amistado la maternidad o la paternidad. Hay que vivirlopara apreciarlo.

Ser como Dios supera de tal manera nuestrasposibilidades que el simple hecho de querer conseguir serlo por sí mismo fue el pecado de Adán. Laentación fue: Seréis como Dios. Ser como Dios es

el proyecto de Dios sobre el hombre. Es su proyec-

o sobre ti. Pero es un proyecto de Dios, no nuestro

Hay distintas clases de vida. Piensa en la di-ferencia que hay entre la vida vegetal y la animal; yentre ésta y la humana.


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Dios, que tiene su propia vida, te invita aparticipar de ella. Te invita por tanto, a tener susmismos sentimientos, proyectos, estilo, felicidad..encillamente, te invita a ser como Él. Y dentro

de esta vocación cristiana, te invita a asumir comopropio, el proyecto de Jesús.

Cuando uno se siente amado y querido por

Dios es cuando se siente con fuerzas para dejarodo aquello que le impide gozar del único amordel amor inmenso de Dios, del amor fuente y raízde todos los amores.


Te ha revelado la existencia del tesoro.

Fíate de Él. La valía del tesoro es extraordi-naria. Nada se le puede comparar. El tesoro es nadamenos que participar de su mismo ser y del mismo

proyecto de vida de Jesús.


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¿Qué has sido capaz de vender para conseguirese tesoro? ¿Vale la pena quedarte con algo que tempida conseguirlo?

¿Te ha costado venderlo o lo has vendido co-rriendo de alegría?

¿Te estás desprendiendo de verdad o estásiempre con indecisiones?

¿Estás siempre pendiente de lo que has ven-dido dando gracias por lo que has conseguido? Noeas inconsecuente.

¿Sabes apreciar el don de Dios que has recibido?No olvides que quien elige, renuncia. Elige lo

mejor y renuncia a todo aquello que es incompatiblecon lo que has elegido.

Hay que decidirse a recibirlo como regalo deDios. Este regalo es incompatible con otras cosasSi lo aceptas has de renunciar a ellas. Por eso hayque arriesgarse a vender, si te decides a aceptar e

egalo.


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La vocación es un regalo de Dios. Es un teso-o escondido. Hay que decidirse a vender muchas

cosas si la quieres seguir. Hay que vender de ver-dad si quieres seguirla de verdad. Hay que vendero que es incompatible con ella aunque sea moneda

corriente en los demás.

Hemos de estar dispuestos a desprendernos deo que sea, si queremos ser como Dios quiere queeamos.

Hay por delante todo un proyecto de vida que

es un tesoro, una predilección del Señor.

Quizá tienes TU PROYECTO. ¿No valdría lapena descubrir cuál es EL PROYECTO DE DIOSobre ti?

Ese proyecto es el tesoro escondido. Cuandoo encuentres, no temas. Arriésgate. Vende lo queea. Dios no defrauda a nadie que se arriesga por Él


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3 SE VA DESARROLLANDO

Semilla que se va desarrollando (Mt. 4, 26-29)

Quizá no te sea fácil señalar el momento enque descubriste tu vocación. Y es que entra a for-mar parte de nuestra personalidad; no es algo aña-dido externamente o de manera accidental. Es nadamenos que el camino propio para el que el Señor te

ha creado. Cada uno somos un proyecto de Diosno una masa de gente.

Quizá ha habido un tiempo en que has esta-do un poco al margen de tu vocación; después has

visto que, aunque quizá querías olvidarte de ellaa tenías siempre presente en tu conciencia. Hasta

que, quizá, has sentido la necesidad y la urgenciade decirle que sí al Señor... y ahí estás con tu voca-ción que ha ido creciendo y te ha ido cambiando ye ha ido fortaleciendo sin que, como en el caso dea semilla, sepas cómo ni por qué.


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El Reino de los Cielos es como la semilla quee ha sembrado en el campo. Va creciendo y se va

desarrollando hasta producir fruto. Dios es quien lava haciendo crecer y fructicar.

B) ESCUCHAR Tanto si duerme como si está despierto, as

de noche como de día, la semilla germina y crece,aunque él no sepa cómo... primero brota la hierba,

uego se forma la espiga, y por último el grano quelena la espiga.

C) REFLEXIÓN

El Reino de Dios tiene un proceso de creci-miento; en cada uno y en la Iglesia. En la mayoríade los casos es imperceptible. No se sabe cómopero uno va anando más en el cumplimiento de

a voluntad del Señor. Dios va realizando su obraen nosotros. Insensiblemente nos va conduciendo


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A nivel personal, nos vamos encontrando enun nuevo mundo. Dios se nos va metiendo muydentro a medida que le vamos dando entrada ennuestra vida.

El Señor va como a la conquista de nuestrocorazón. Con la particularidad de que cuanto másuyo es, es también más nuestro; porque se pose-iona de nosotros al mismo tiempo que nos permite

posesionarnos de Él.

Dios, a través de su Espíritu, va sembrandovida; vida que, sin apenas percibirlo, va madurandohasta dar fruto abundante.

A nivel eclesial, tampoco se sabe cómo, perouno ve que una comunidad concreta va ancándosey creciendo en la fe y el amor. Van saliendo las co-as mejor de lo que uno las planica.

Uno, aunque no sepa cómo, ve que van sur-giendo brotes de vida por aquí y por allá, y se llevagrandes sorpresas al descubrir, con mirada de fe, la

acción del Espíritu en el mundo.


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El crecimiento de la Iglesia también es unaobra del Espíritu por mucho que podamos tener lampresión de que es obra de unos o de otros. No-otros somos los receptores del Espíritu del Señor

que se nos ha infundido a nosotros y a la Iglesia yealiza su obra en nosotros y en ella.

Es el reino del amor, que no sabemos cómoe va intensicando tanto a nivel personal como

eclesial, pero el hecho es que cada día nos senti-mos más a gusto con Él como amigo, y más a gus-o en la Iglesia como comunidad. El Señor sigue

actuando aunque no sepamos cómo. No se cansa.


Piensa en la historia de tu propia vida y tratade ver la actuación de Dios en ti.

Te quiere con locura.

Sembró en tu bautismo la semilla de la fe. Ladepositó en ti como el gran regalo que te hizo junto

con el regalo de la vida.


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No sabes cómo, pero se ha ido desarrollando

Han contribuido en su desarrollo muchas peronas que te han ayudado, que te han hecho mucho

bien, que se han preocupado de ti, que te han dadobuenos ejemplos, que te han animado, que te hanquerido...

En la actualidad también ha puesto junto a tipersonas que te quieren y que te aprecian.

Has tenido altibajos pero te mantienes en lafe, y quieres seguir al Señor y quieres serle el.

No estaría de más que para ser más conscientedel proceso de tu fe y de tu amor al Señor, te hiciesesunas preguntas:

¿Sigues siendo como siempre, o notas quevas mejorando?

¿Notas que algunos defectos que antes teníasy a los que quizá no les dabas mucha importancia

van desapareciendo?


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¿Notas que haces ahora cosas a las que antesno te atrevías?

¿Ves que no te cuesta tanto hacer lo que antes

e resultaba difícil?¿Vas viendo con más naturalidad tu delidad

al Señor?


¿Vas siendo más consciente de que Diosconfía en ti?

El crecimiento y la maduración son obra deDios. Es Dios quien te va trabajando y conduciendoPero hay que dejarle las manos libres para trabajarHas de permitirle trabajarte. Esto signica dejarle

hacer de ti lo que quiera.Nuestros caminos no son los suyos. Es É

quien te indica el camino y va cambiando el queú te has trazado.

Fíate y déjate conducir.


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Quizá tienes otros proyectos que no son los deDios sobre ti. ¿No crees que vale la pena descubrirus proyectos y decidirte de verdad a seguirlos?

Valdría la pena mirar la acción de Dios en tuvida. Ver el camino que has recorrido bajo la mira-da amorosa de Dios. Ese camino tiene una direc-ción y un nal.

¿Por dónde te ha ido dirigiendo el Señor? Apesar de los altibajos que hayas podido tener en tuespuesta, no ha de resultarte difícil conocerlo.

Por último, y teniendo en cuenta tu propiahistoria, ¿hacia dónde crees que te quiere conducir?

4 APARIENCIA Y FUERZA

Grano de mostaza y Fermento (Mt. 13, 31-33)

Es maravilloso el ejemplo y el testimonioque dan cantidad de personas consagradas. Haymuchos que, humanamente, son bien poquitacosa, pero están haciendo y hacen cosas extraor-


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dinarias. Quizá hay muchos que actúan sin relie-ve social pero que están dando un testimonio deamor y dedicación al Señor y a los hermanos demanera humilde pero con total gratuidad.

Y pienso sobre todo en sacerdotes de pequeñasparroquias dedicados al servicio de todos, viviendocon la mayor sencillez y naturalidad su entrega a

Señor en aldeas, barriadas, pueblecitos, donde seienten padres y hermanos de cualquiera que puedanecesitar de ellos.

Y pienso en religiosos y religiosas que tanto

en la vida contemplativa como en la activa, estánmanifestándonos con su alegría y con su testimo-nio, que Dios es el único Señor a quien debemosamar y servir. Y vemos a miles de ellos atendiendoa subnormales y cuidando ancianos y a huérfanos y

a desvalidos y elevando el nivel de vida dentro demundo de la marginación y de la pobreza.

Y pienso en los miembros de Institutos secuares actuando en medio de ambientes nada fáciles

ratando de testimoniar su fe trabajando en la mis-


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ma profesión y en los mismos lugares de trabajo y enos mismos ambientes donde trabaja todo el mundo

Y ahí están procurando transformar al mundo desdedentro mismo del mundo.

Y lo que más llama la atención es que todoesto lo hacen, no dedicando unas horas al día, sinodedicando la vida, que es mucho más.


El Reino de los cielos es semejante al pe-queñísimo grano de mostaza que se desarrolla y se

convierte en un gran arbusto. También es semejan-e al poquito de fermento que la mujer mezcla cona masa y la hace fermentar toda.

B) ESCUCHAR El reino de Dios puede compararse al grano

de mostaza que el labrador siembra en el campoSe trata, por cierto, de la más pequeña de todas lassemillas, pero luego crece más que las otras plan-as del huerto y llega a hacerse como un árbol...


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El reino de Dios puede compararse a la le-vadura que una mujer mezcló con tres medidas deharina para que fermentara toda la masa.

C) REFLEXIÓN

A Dios le gusta contar con lo poco del hom-bre para que aparezca mejor su gloria. Dios paraus obras se complace en lo pequeño, en lo que no

cuenta, en lo débil.

Vemos que muchos santos tenían muy pocascualidades humanas. Aquello de San Pablo: “ Noabundan entre vosotros los considerados sabiospor el mundo, ni los poderosos, ni los aristócra-as” (1 Cor. 1, 26).

Precisamente por eso, porque las obras queemprendieron superaban todas sus posibilidades,e veía que no era obra suya sino del Señor. Era

Dios quien actuaba a través de ellos.

Dios quiere que su fuerza se manieste ennuestra debilidad: “Que no en vano lo que en Dios


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parece absurdo, aventaja, con mucho, al saber deos hombres, y lo que en Dios parece débil, es más

fuerte que la fuerza de los hombres” (1Cor. 1, 25)

El Reino de Dios y su valor hay que descubriro por medio de la fe. Desde una perspectiva humanaes inconcebible. Ni se entiende ni se valora.

Es pequeño y crece y se desarrolla y da fruto

Es pequeño comparado con la sociedad peroa va fermentando y le va inyectando ese espíritu

nuevo que Cristo ha venido a traernos.


Eres poca cosa. Humanamente también lo

era la Virgen, y Dios se jó en la pequeñez de suesclava; también lo eran los grandes santos.

Una cosa es ser grande para los hombres yotra, serlo para Dios. Los hombres miran las apa-

iencias; Dios, el corazón.


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También tú eres un poquito de barro en ma-nos del Señor. Ciertamente, barro; no otra cosaPero si te pones en manos del Señor, puede hacercontigo una obra maravillosa.

¿Tienes la convicción de que aunque no cuenes para los hombres cuentas para Dios?

¿Confías en la fuerza de Dios o en tus propiasfuerzas?

¿Sabes estar en el mundo sin ser del mundo?

¿Te acomodas al estilo de vivir de la genteporque todos viven así?

¿Colaboras en la conversión del mundo o tevas convirtiendo al mundo?

¿Eres consciente de que no podemos ser demundo, pero de que, al mismo tiempo, debemosestar metidos en el mundo como el fermento estádentro de la masa?


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Dios te ha mezclado con los hombres. Cuen-a contigo, se fía de ti y te encomienda una misión

hacer un mundo nuevo.

¿Formas grupo aparte del mundo o te mezclascomo el fermento?

¿Formas grupo aparte dentro de la Iglesia oprocuras estar en el lugar donde más necesaria es tupresencia?

¿Estás donde más a gusto te encuentras odonde debes estar?


Has iniciado quizá tu camino vocacional;

vale la pena. Quizá has querido ver frutos tangiblesy es posible que, al no verlos, te hayas desanimado.

Debes jarte en lo que estás haciendo y en loque estás queriendo hacer más que en lo que estánhaciendo los demás.


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No te preocupes del fruto que puedan dar losdemás; el fruto es obra de Dios. Preocúpate másbien de si estás creciendo y dando fruto tú.

Nunca te desanimes por no conseguir lo quententas. En todo caso, piensa si estás actuando

como fermento y si lo que haces lo estás haciendoen nombre del Señor y, por tanto, con la fuerza de

fermento, o lo estás haciendo a título personal ycon sólo tus fuerzas.

No te inquietes porque seamos sólo un gra-nito de mostaza, ni porque seamos sólo un poquito

de fermento. Llevamos por dentro mucha fuerzaa fuerza del Espíritu que es capaz de cambiar e

mundo. Ya lo está cambiando y, para ello, cuentacontigo.

Sigue adelante. A medida que vayas avan-zando, irás descubriendo la belleza de tu voca-ción. La que sea, siempre que se trate de una res-puesta generosa.


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5 DIFICULTADES

Cizaña (Mt. 13, 24-43)

Siempre hay dicultades y obstáculos paraquien quiere seguir a Jesús. Y de manera especiaos hay para quienes desean ser eles a la llamada

del Señor a una vida de consagración.

Tenemos tendencia a pedirle al Señor que nosquite las dicultades. Pero el Señor no nos las quitaino que nos ayuda a superarlas; Él es fuerte y no se

asusta ante el mal como nosotros. Nuestra vocación

igue creciendo en medio de malos ejemplos, de fal-os profetas, de fallos en la Iglesia, de escándalos..

Al nal el Señor hará justicia.

No hemos de ponernos nerviosos. Al Señor no

e le van de las manos las riendas de la Historia ni lasde nuestra vida.


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Después de haber sembrado buen trigo en uncampo, aparece también cizaña. Ha sido sembrada

por el enemigo. ¿Arrancarla? No, porque se podríaperjudicar al trigo. Cuando llegue la siega se apar-ará la cizaña y se quemará; y el trigo se guardará.

B) ESCUCHAR

¿Cómo es que hay cizaña en el campo, sia semilla que sembraste era buena? Si te parece,

remos a arrancar la cizaña.Pero él les dijo: “No lo hagáis ahora, no sea

que, por arrancar la cizaña, arranquéis también erigo”.

El labrador que siembra la buena semilla esel Hijo del hombre, y el campo es el mundo.

El enemigo del dueño, aquel que sembró la

cizaña, es el diablo; la siega representa el fn delmundo, y los segadores son los ángeles.


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Del mismo modo que se recoge la cizaña y sehace una hoguera con ella, así sucederá al fn de

mundo.

El Hijo del hombre enviará entonces a susángeles, y ellos recogerán y apartarán de su reinoa todos los que son causa de pecado y a los quehacen el mal.

Y los arrojarán al horno encendido; allí llo-rarán y les rechinarán los dientes.

Entonces los justos resplandecerán como esol en el reino del Padre.

C) REFLEXIÓN

Cuando los habitantes de una aldea de Sa-maria se negaron a recibir a Jesús, Santiago y Juane dijeron: “Señor, ¿quieres que los destruyamos

con fuego del cielo?” (Lc. 9, 54). Es esa primeraentación que sentimos ante el mal que vemos en e

mundo: la de imponer el bien. Naturalmente, Jesúsno quiere imposiciones.


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No todo funciona como debiera ni en el mundo ni en la Iglesia; ni dentro de nosotros ni fuera. Nnosotros ni los demás somos como debemos.

Para crecer el trigo, es decir, para desarro-larnos como hombres y mujeres de fe, se necesita

cuidado; más si hay cizaña junto a nosotros. Y esque crecer en el amor supone esfuerzo constante

donación, servicio, desinterés, gratuidad.A esta dicultad propia para el crecimiento

del trigo del amor se añade la dicultad de los ma-os ejemplos que recibimos, de las insinuaciones

a una vida más cómoda, más fácil, a una vida deconfort y bienestar.

A veces quisiéramos una sociedad y una Igleia más limpias, pero sin considerarnos nosotros su-

cios y manchados. Quisiéramos una vida en que lasactitudes evangélicas surgiesen casi como espontá-neamente y nos olvidamos de que crecen juntos erigo y la cizaña.


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Si no hubiese junto a nosotros cizaña, nosquedaríamos a medio hacer. La cizaña es la prue-ba. Junto al trigo está el poder de Dios y preci-amente porque tiene el señorío sobre todas las

cosas, es paciente. Los que somos débiles nos po-nemos nerviosos y quisiéramos, como los após-oles, que viniese fuego sobre quienes no aceptan

el mensaje ni nos aceptan como mensajeros.

Quisiéramos arrancar la cizaña pero con laparticularidad de que nosotros nos consideramoscomo trigo, y del bueno.

No acabamos de conar en el poder de Dios

El trigo y la cizaña tienen clavadas las raícesen la misma tierra; se la disputan pero Dios haráusticia. La hará al nal, en el momento de la siega

No quiere perjudicar al trigo.


Dios es respetuoso con los buenos.

El pecado que llevas dentro, al manifestarsefuera, es lo que te convierte en cizaña.


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Dentro llevas el pecado que se maniesta demuchas maneras: malos hábitos adquiridos, como-didad, conveniencias personales y egoístas, sexua-idad descontrolada, orgullo...

Puedes ser cizaña para otros. Piensa si hayalgo de esto en tu vida. Puedes impedirles a losdemás ser como Dios quiere.

También hay cizaña junto a ti que puede im-pedirte realizarte como debes. Son los que se burlanal ver tu amistad con Jesús, los que te invitan a algonnoble o a vivir sin complicarte la vida, los que te

dan malos ejemplos, los que actúan en contra de tusproyectos de bien...

¿Te desanima el hecho de que haya personasndignas o incoherentes dentro de la Iglesia? Aun-

que las haya, ¿te impide esto desarrollar el trigoque hay en ti y en los otros?

¿Intentas justicar el hecho de que puedas ser

de alguna manera cizaña con el hecho de que tam-bién hay otros que lo son?


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¿Sigue creciendo tu trigo a pesar del pecadode dentro y de la cizaña de fuera?

¿Respetas al trigo como lo respeta el Señor a

no arrancar la cizaña por si perjudica al trigo?

¿Intentas arrancar la cizaña marginando aos otros? ¿No te parece mejor imitar la paciencia

de Dios?

No olvides que el juicio es del Señor. ¿Sabesdejarlo en sus manos?


Dios tiene paciencia. Tiene el señorío de lascosas. No tiene prisa.

Tolera y permite el mal, pero lo juzgará. Diospremia y castiga.

A veces nos encontramos con legislaciones ycon conductas que son pura cizaña. Hay que levan-ar la voz, hay que actuar.


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Pero no hay que ponerse nerviosos. Hay queer capaces de aguantar. Sin violencia, pero con

fortaleza. Sin desterrar a los malos aunque esto nosfuera posible, pero cuidando a los buenos, cuidan-

do el trigo.

Tu vocación va creciendo. Vas dando pasosQuizá has dado ya algunos importantes como en-rar en el seminario o en el noviciado.

Pero tu vocación ha de ir forjándose cada díaHay junto a ti mucha cizaña. Has de esforzarte paraque no muera tu vocación.

Ves a tus amigos pendientes de muchas cosasque también a ti te atraen. Algunas no son malason incluso caminos de santidad como es el caso

del matrimonio.

Dios te va dando fuerzas, te va cuidando; teposibilita que puedas llegar a convertirte en una es-piga cargada de fruto.

Confía en Él; que ya que empezó en ti su obra

a llevará hasta el nal. Valen las palabras de San Pa-


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blo: “Él mismo lleve a feliz término entre vosotrosesta generosa empresa” (2 Cor. 8, 6).

6 OBSTÁCULO: AUTOSUFICIENCIAFariseo y publicano (Lc. 18, 9-14)

Todos estamos llamados a la vida. Todos te-

nemos dicultades. Y todos podemos también po-ner obstáculos insalvables que nos incapaciten paraparticipar en el banquete de la fraternidad.

El gran obstáculo es la autosuciencia. Es lo

más opuesto a la gratuidad. Consiste en creernoscon derechos cuando todo es gracia; en creernosmejores y superiores a los demás; consiste en creer-nos justos y no pecadores. Con esas actitudes nopodemos entrar en el Reino.

Tampoco podemos vivir debidamente nuestravocación; para ello debemos movernos dentro de lagratuidad y de la delidad a quien nos ha llamado.


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Van a orar un fariseo y un publicano. El fariseoe dirige a Dios dándole gracias porque no es como

os demás, que son pecadores. No los considera tanbuenos como él. En su oración desprecia también apublicano que está allí orando en un rincón.

El publicano es consciente de ser pecador y

e pide a Dios misericordia, sin atreverse a levantaros ojos. Es ésta la oración que le gusta a Dios, laoración que justica.

B) ESCUCHAR

A unos que alardeaban de su propia justiciay despreciaban a todos los demás...

El fariseo, de pie, muy plantado, oraba de estamanera: “Dios, te doy gracias porque yo no soy comoos demás: ladrones, malvados y adúlteros. Tampocosoy como ese publicano que está ahí”.


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En cambio, el publicano, que se había que-dado a distancia del fariseo, ni siquiera se atrevíaa levantar la vista del suelo, sino que se golpeabael pecho y decía: “Dios, ten compasión de mí, que

soy pecador”.

Todo el que pretenda ser superior a los de-más, será humillado; pero el que a sí mismo sehumille, ése será ensalzado.

C) REFLEXIÓN

Debemos situarnos correctamente ante Dios

econocer lo que somos: pecadores, no sólo criatu-as. Es necesario reconocerlo, porque desde el reco-

nocimiento de nuestro pecado arranca la aceptaciónde la salvación.

Nuestra actitud debe ser de continua acciónde gracias por lo que Dios ha hecho por nosotrosY de pedirle perdón por lo que no estamos hacien-

do por Él, es decir, porque somos pecadores.


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Si algo hay de bueno en nosotros es porqueDios lo ha sembrado en nuestro corazón. ¿Qué se-ía de nosotros sin Dios?

Por otra parte, ¿cómo es posible que, dándolegracias a Dios, lleguemos a despreciar al hermano?

La acción de gracias es todo lo contrario de

engreimiento.

El engreimiento lleva a despreciar a los de-más; mientras que la acción de gracias lleva a lafraternidad y a la comprensión.

Hemos de complacernos en Dios y no en no-otros. Nada de complacerse en lo bueno que tene-

mos. Todo es gracia de Dios, todo es regalo.

Es el caso de la Virgen: porque hizo en mmaravillas.

La acción de gracias, el arrepentimiento ya humildad van juntos siempre. Son inseparables


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Porque parten de la conciencia de ser amados porDios y de no haberle amado sucientemente.

Quien se siente amado y ama, nunca despre

cia a nadie. A nadie.


Piensa en todo lo bueno que has recibido deDios. Piensa en las muchas cosas que Dios ha he-cho por ti. Y en las que está haciendo.

Dale gracias a Dios por lo que ha hecho con-

igo, no por lo que tú puedas estar haciendo por Élpor mucho que sea, siempre será poco.

¿Le das gracias a Dios porque te ha ayuda-do y te está ayudando y te está salvando, o le das

gracias porque no eres como “ésos”? Y ésos son..cualquiera a quien consideras inferior a ti.

¿No es posible que esos a quienes no conside-as tan buenos, hayan recibido muchos menos dones

de Dios que tú?


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¿No es posible que si tú hubieses crecido enel mismo ambiente que ellos, serías peor de lo queellos puedan ser?

¿No es posible que ante Dios sean muchomejores que tú?

Nunca desprecies a nadie y menos, a la horade ir a la oración; sea quien sea y sea como sea.


Dos puntos fundamentales que has de tenermuy presentes son que jamás haremos nada deprovecho si nos creemos los buenos, y que hemosde vivir ante Dios siempre en actitud de acción degracias.

En Dios todo es misericordia, perdón y aco-gida de cara a ti. Nunca te creas superior a nadie.

Ante Dios y ante nuestra propia concienciahemos de tener siempre sicología de pecadores

pero de pecadores queridos y perdonados.


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Por tanto, nuestra actitud de cara a Dios ha deer siempre de agradecimiento.

Tu sicología de pecado te ayudará a ser humil

de, a comprender y a estimular a los otros de cara aalir de la propia situación de pecado.

Sólo los humildes son capaces de ayudar. Nun-ca se atreven a despreciar.

¿No es fundamental esta actitud para realizar-e correctamente en tu vocación?

La persona consagrada, al mismo tiempo que

debe darle constantemente gracias a Dios, ha de mi-ar con simpatía al mundo. Ha de saber comprenderacoger, animar... ha de ser una presencia en el mun-do del amor misericordioso de Dios.


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PARTE SEGUNDADISTINTAS ACTITUDES

EXIGENCIAS

Una vez se ha optado por el Reino, empiezaa aventura de su vivencia. Nada de facilidades

ni blandenguerías. Son muchas las exigencias. Locual hace que algunos se vuelvan atrás o que vi-van en el Reino sin el gozo y la alegría de quienha encontrado un tesoro.

Hay que optar día a día. Ciertamente es Diosquien siembra y quien da el crecimiento, pero no-otros hemos de colaborar en esta obra suya. Cola-

borar supone, en primer lugar aceptar la Palabra tacomo se nos indica en la parábola del sembrador.

La semilla ha de calar en la tierra y ha de de-arrollarse hasta dar fruto. Depende de muchas circunstancias el hecho de que llegue a feliz término.

Las cuatro actitudes distintas que se dan en la

parábola del sembrador, se reejan también en cua-ro parábolas que pondremos a continuación.


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La del rico necio reeja la misma situaciónde la semilla que cae junto al camino: al margen deDios; en la de los dos hijos enviados a trabajar, seeeja, en uno, la situación de la semilla que cae

entre piedras y, en el otro, la que cae en tierra bue-na; y en la de la higuera estéril se expresa la mismadea que en la semilla que cae entre cardos: crece

pero sin dar fruto.

Dentro de este apartado pondremos tambiéndos parábolas, la de los viñadores perversos y la deico epulón; en ellas se ven las consecuencias de nolegar a dar fruto, sea cual sea la causa.

Es lógico que si no se obedece a Dios se obe-dezca a otros dioses.

Estos otros dioses son las riquezas. Jesús in-iste en este tema tanto en la predicación del Reino

como en estas parábolas; pero no confundamos lasiquezas tal como las entiende Jesús con las sim-

plemente económicas.

Y esto no lo digo para quitarle importancia apeligro de las riquezas económicas, sino, más bien


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para incluir en el concepto de riquezas a todo loque nos pueda tener atados y privarnos de libertad aa hora de dar los pasos necesarios de cara al Señor

“Os aseguro que a los ricos les va a ser muydifícil entrar en el reino de Dios. Mirad lo que osdigo: más fácil será para un camello pasar porel ojo de una aguja que para un rico entrar en ereino de Dios” (Mt. 19, 23-24).

“Jesús, mirando a su alrededor, dijo a susdiscípulos: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos en-rar en el reino de Dios!” (Mc. 10, 23).

DIFICULTAD Y CONSTANCIA

Quizá al escuchar estas palabras fuertes deJesús, pensemos en los grandes capitalistas. Perocada uno hemos de pensar en cuáles son nuestrasiquezas, es decir, en todo aquello de lo que no nos

atrevemos a desprendernos y que nos impide entrary vivir en el Reino.


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En denitiva, de lo que se trata es de si esta-mos dispuestos a una vida nueva en que cambianodos los valores y, por tanto, los pilares y las bases

de nuestra conanza, que hemos de poner sólo en

Dios, o si seguimos poniendo nuestra conanza enalgo distinto de Dios por muy valioso que sea.

Es lógico que si nos amos en serio de Dioshemos de renunciar a tener otras seguridades. Siem-

pre hay algo que nos cuesta dejar, algo a lo quenos sentimos muy vinculados y que nos da ciertaeguridad. Pensemos en la cantidad de renuncias

que exige toda vocación. Hay que estar dispuestos

a dejarlo todo por el Señor. De ahí las palabrasambién fuertes y exigentes del Señor, que sÉl las dice refiriéndose a la entrada en el Reinoambién se pueden aplicar a la permanencia en e

mismo: “ Si tu ojo va a ser causa de que caigas

en pecado, arrójale lejos de ti. Porque más te valeentrar tuerto en el reino de Dios que con tus dosojos ser arrojado a la gehena” (Mc. 9, 47).

Hay que tener constancia en la continua viven

cia de los bienes del Reino a pesar de las dicultades


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a constancia muestra que, a pesar de todo, creemosy conamos. De ahí, la llamada exigente del Señor aquienes quieren seguirle: “ Deja que los muertos en-ierren a sus muertos. Tú dedícate a anunciar el rei-

no de Dios... Quien pone su mano en el arado y miraatrás, no es apto para el reino de Dios” (Lc. 9, 60.62)

7 DISTINTAS RESPUESTAS

El sembrador (Mt. 13, 3-8; 18-23. Lc. 8, 11-15)

La parábola del sembrador nos presenta dis-intas respuestas a la palabra, que el Señor, día a

día, va sembrando en nosotros. A veces no la valoradebidamente; a veces no hay clima adecuado paraaceptarla; a veces uno no se atreve a desprender-e de determinadas cosas a las que se siente muy

vinculado; y a veces se arriesga uno conando úni-camente en el Señor y tratando de darle gusto enodo. Son las cuatro actitudes a las que se alude ena parábola.

El problema está en que puedo quedarme ena esterilidad o puedo dar mucho fruto. Y esto, tanto


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a nivel cristiano como vocacional. Después de darpasos en la entrega de mi vida al Señor, puedo estarpendiente de otras cosas que no son el Señor y aca-bar mi vida sin dar fruto o sin dar el fruto esperado


Al sembrar un campo, parte de la semilla cae

obre el camino, parte entre piedras, parte entre ma-as hierbas y parte en tierra buena. Sólo la que cae enierra buena produce fruto. La interpretación de esta

parábola nos la da el mismo Jesús.

B) ESCUCHAR

Hay quienes oyen el mensaje del reino, perono le prestan atención, y el maligno llega y les

arranca lo que ya tenían sembrado en el corazónEstos son como la semilla que cayó al borde decamino.

Otros son como la semilla que cayó entre

as piedras. Oyen el mensaje y de momento lo


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reciben con mucha alegría... pero no tienen raí-ces y son volubles... Son tan superfciales, que,

aunque de momento creen, en cuanto llegan lasdifcultades abandonan.

La semilla que cayó entre los cardos repre-senta a los que escuchan el mensaje, pero siguensu propio camino, preocupados sólo por los pro-blemas, los negocios y los placeres de esta vida, demanera que no llegan a madurar y dar fruto.

La semilla que cayó en tierra fértil represen-a a los que oyen el mensaje... le prestan atención

y lo guardan con corazón noble y bueno.

C) REFLEXIÓN

Es la misma Palabra la que recibimos unos y

otros. En unos arraiga y crece hasta dar fruto; en otrosno. En todos ha sembrado una semilla que es la vo-cación. Cada uno tenemos la nuestra. Hay distintasvocaciones y tú tienes la tuya. Cada uno respondemosa nuestra manera.


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SOBRE EL CAMINO

Ciertamente en la base de toda vocación está laniciativa de Dios. Pero ha de estar también nuestra

espuesta personal. Cuando no la damos, es señal deque no nos atrevemos a complicarnos la vida. Nosgusta más seguir a nuestro aire, ir tirando. Comodice el Señor, es la actitud de aquellos que oyen emensaje del reino, pero no le prestan atención.

ENTRE PIEDRAS

Quizá hay algo en nosotros de deseos ineca-

ces. Nos gusta el Evangelio pero no llega a com-prometernos. O nos comprometemos sin demasiadoentusiasmo. Queremos una vida sin compromisosvivimos un poco de ilusión; no nos tomamos en se-io el Evangelio; queremos ser como los santos peroin complicarnos demasiado la vida. En resumen, serata de aquellos que, como dice el Señor, Son tan

superfciales, que, aunque de momento creen, en

cuanto llegan las difcultades abandonan.


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ENTRE CARDOS

Pero a todos nos llega el momento de dar epaso decisivo de cara al Señor. Es el momento deos compromisos, de las grandes decisiones, el mo-

mento de apostar fuerte. Es el momento de adentrarnos por el camino que Dios nos indica, aunque nosgusten más otros caminos. Y aquí es donde la semila sembrada en nosotros puede frustrarse como laemilla que cae entre cardos. Dice el Señor que este

caso es el de los que escuchan el mensaje, perosiguen su propio camino, preocupados sólo por losproblemas, los negocios y los placeres de esta vida

Cierto que comprometernos, y más si es en

erio, siempre cuesta; pero si no lo hacemos, a lacorta o a la larga, la Palabra recibida se pierde enpura esterilidad. Nos hemos echado atrás.

EN TIERRA BUENA

Y están los que producen fruto. Cierto quepara ello se requiere esfuerzo. No hay automatis-mos en la vida cristiana. Pero hay algo previo aesfuerzo para que la Palabra dé fruto. Se trata de

ener una actitud correcta ante la palabra que seecibe. Dice el Señor que se trata de los que oyen


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el mensaje... le prestan atención y lo guardan concorazón noble y bueno. Hay que prestarle atenciónhay que plantearse en serio lo que nos dice el Se-ñor; y no sólo en un momento; hay que guardar y

meditar la palabra recibida, pero con corazón nobley bueno, no con un corazón mezquino, interesado ydistraído en mil cosas.

Atentos, pues, siempre, a lo que el Señor nos

va diciendo cada día y en cada momento.


Indudablemente también en tu propia voca-

ción puedes aplicarte la parábola del sembradorBrevemente te presento cuatro actitudes. En algu-na de ellas te encontrarás. Tú verás si tu actitud esa correcta.

A lo mejor, ni te has planteado en serio cuáes tu vocación, cuál es tu futuro, qué es lo queDios quiere de ti.

A lo mejor has visto que era muy bonito el ca-

mino que te abría el Señor pero quedó allí, trazadoante ti para que caminases por él y no te decidiste.


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A lo mejor has querido compaginar opcionesy renuncias y te has quedado a mitad de caminoHas empezado a tomártelo en serio; quizá te hasadentrado, pero, a las primeras dicultades, te has

vuelto atrás.

Y a lo mejor estás en marcha caminando porél y cada día con mayor ilusión hacia tu meta. Si-gue adelante, no te detengas, no tengas miedo. Darásmucho fruto.

SOBRE EL CAMINO

Dios te ha ido descubriendo tu vocación, loque quiere de ti. Y te la ha descubierto de muchasmaneras. ¿Le prestas atención? ¿Le escuchas?Y si le escuchas, esa Palabra de Dios que lees

o meditas ¿te la aplicas a ti o se la aplicas a losdemás, situándote tú al margen?

Porque hay quien arregla muy fácilmente todoo defectuoso que hay en la Iglesia y en la sociedad

y en la comunidad y en el grupo en que vive, dicien-do lo que deberían hacer unos y otros..., pero no se


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plantea qué es lo que él debería hacer. Sencillamen-e, pasan la Palabra a otros. Como la semilla que

cae sobre el camino: no penetra la tierra, desapare-ce. No seas tú así.

ENTRE PIEDRAS

Es posible que estés entre aquellos en los que

a Palabra no se desarrolla, como tampoco la semila que cae entre piedras: La reciben con mucha

alegría; pero no tienen raíces y son volubles.

Quizá has tenido muchas ilusiones y muchos

proyectos; quizá has querido seguir al Señor porcaminos difíciles de compromiso; quizá has tenidomuy buenos propósitos pero han durado poco. Si esasí, te faltan raíces; éstas están bajo tierra, pero son

as que le permiten a la planta arraigar rmementey las que le dan estabilidad.

Hay que tener cierto hábito de tratar de túa tú con el Señor, y de actuar de acuerdo con lo

que Dios quiere de nosotros. Estos hábitos son losque dan la humedad requerida para que arraigue


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a planta y desarrolle sus raíces. Son los que forjanuna recia personalidad. De lo contrario, se vive depura ilusión. Es lo que llamamos supercialidad.

La supercialidad es la actitud que impideener la humedad necesaria para que las raíces pe-netren la tierra y absorban el alimento que harácrecer a la planta y la hará fructicar.

Piensa un poco si es ése tu estilo de vida. Svas adquiriendo, a través de las dicultades con quee encuentras, una auténtica personalidad cristiana, oi te estás moviendo dentro de una cierta supercia-idad, es decir, sin criterios rmes, sin conviccioneserias, sin asumir responsabilidades, sino más bien

viviendo a lo que salga, sin un proyecto de vida deacuerdo con lo que el Señor quiere de ti. No temaser lo que el Señor quiere que seas; de lo contrario

estarías en el grupo de los superfciales a los quealude el Señor; todo va bien mientras no haya queomar las cosas muy en serio.


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ENTRE CARDOS

Puede que la Palabra que recibes caiga en tcomo la semilla entre cardos. Ya sabes de quién

e trata; de quienes se echan atrás a la hora de loscompromisos. Y el gran compromiso puede sereguir la llamada del Señor, la propia vocación

Como dice Jesús, son los que escuchan el mensa-e, pero siguen su propio camino. Ahí puedes en-

contrarte tú siguiendo tu camino y tus proyectos.

Pero llega un día en que te encuentras con Jeús y te invita a adentrarte por otro camino. Lo ves

más difícil, más arriesgado, no te atreves; tampoco te

atreves a decirle que no a Jesús; y vienen las justi-caciones: mis padres no quieren, cuando sea mayorno veo claro, he de acabar los estudios... En resumenque no te atreves, que tienes miedo.

Al nal, sigues tu propio camino; y tratas deusticarte pensando que también por otro caminoe puede uno salvar y santicar; y es cierto. Pero

piensa si lo que Dios quiere es que te salves y teantiques por el camino que te gusta a ti o por e

camino que te indica Él. Ese es el problema.


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¿Hay algo que te impida seguir hasta el nal?¿Qué es? En la explicación de la parábola, al refe-irse Jesús a los que siguen su propio camino dice

que lo hacen preocupados sólo por los problemas,

os negocios y los placeres de esta vida.

¿Qué es lo que te trae de cabeza? No siempre esuna cosa mala que hay que dejar; se trata de centrar tuvida en lo que Dios quiere de ti. Eso es lo tuyo; no lo

que te gusta y te atrae. Piensa qué es lo que quiereY a dialogar con el Señor; pero a dialogar con ecorazón abierto, sin miedos y sin preocupacionesy siempre con la disposición de seguirle y de hacer

fructicar la semilla de la vocación que ha sem-brado en ti; de la vocación que sea. De la cristianacierto; de la matrimonial, sacerdotal o de la vidaconsagrada; de la que sea. Consúltalo muy en seriocon Él. Te va mucho en ello.

EN TIERRA BUENA

Puedes también estar recibiendo la Palabra de

Dios y el llamamiento vocacional como la tierra bienpreparada recibe la semilla del sembrador. Sabes que


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éstos son los que oyen el mensaje... le prestan aten-ción y lo guardan con corazón noble y bueno.

Presta atención a todo lo que va diciéndote

el Señor.Y prestar atención supone ver lo que te ha

dado y por qué te lo ha dado; supone ver los pro-blemas de la Iglesia y del mundo bajo la mirada de

Jesús; supone actitudes de generosidad para con eSeñor; supone seguir los buenos propósitos que teuscita la Palabra de Dios.

Piensa también si tu corazón es noble y bue-

no. Piensa si, de verdad, prestas atención a lo quee va diciendo el Señor, y si vas guardando en tu

corazón lo que te dice y traduciéndolo en tu vida.

Sólo unas preguntas que te puedan ayudar a

entrar dentro de ti y a dialogar con el Señor, perodesde el conocimiento y la conciencia de tu cora-zón noble y bueno.

¿Verdad que, cuando has sido noble con e

Señor, te has sentido más feliz?


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¿Te desanimas con frecuencia? ¿por qué?

¿Notas que la Palabra va produciendo fruto?

¿Ves que estás trabajando por el Señor?

¿Notas que quieres trabajar cada día máspor Él?

¿Vas notando que cada día le estás queriendo

un poquito más?


Somos hombres y mujeres de futuro.Hay quienes se encuentran con un futuro que

ni han elegido ni han preparado debidamente. Enealidad no se han encontrado a sí mismos. Y no se

han encontrado a pesar de que, como suele decirsees ha sonreído la vida. Ciertamente parece que lesha sonreído por fuera. Pero, ¿por dentro? Hay mu-chos fracasados en el esplendor.

Tú no debes ser así. Piensa en la llamada vocacional, esdecir, en tu futuro, y planifícalo con Dios.


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Tendrás dicultades, claro que sí. Pero escu-cha a Jesús que te dice a ti como dijo un día a losapóstoles: “Os he dicho todo esto para que podáisencontrar la paz en vuestra unión conmigo. En e

mundo tendréis sufrimientos; pero ¡ánimo!, yo hevencido al mundo” (Jn. 16, 33).

Si estás viviendo con cierta ligereza tu fe, noharás nada de provecho en tu vida.

Con buenos deseos y vanas ilusiones no seoluciona nada. Hay que arriesgarse.

Dios quizá está esperando mucho de ti.

Y por si acaso te sirve, ten en cuenta que emejor medio para encontrar tu propio camino ena vida, no es huir. No huyas nunca del Señor nehúses nunca tu encuentro con Él. El camino no se

encuentra huyendo, sino buscando.


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8 EL FUTURO SIN DIOS

El rico necio (Lc. 12, 16-21)

Esta parábola se parece al caso de la semillaque cae sobre el camino. El rico necio es quienhace sus proyectos prescindiendo de Dios. Vive amargen de los intereses de Dios; vive preocupadopor sus cosas. Busca asegurar su futuro para pa-

arlo bien.Es posible que en tus proyectos de futuro es-

és pendiente de situarte bien en la vida. Es posiblencluso, que, habiendo dado pasos de cara a seguir

u vocacion, cortes el hilo que te une al proyecto deDios y empieces a tener proyectos de futuro que noon precisamente los suyos.


Un hombre obtiene una cosecha tan abundan-e que, al no caberle en sus graneros, decide hacer

otros más grandes y con todas esas riquezas, se laspromete muy felices en el futuro. Pero Dios le dice

“Estúpido, vas a morir esta misma noche”.


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B) ESCUCHAR

Luego podré decirme: “Ahora que tienes ri-quezas acumuladas para muchos años, ya puedes

descansar, comer, beber y divertirte”. Pero Dios le dijo: “¡Estúpido! Vas a morir

esta misma noche. ¿A quién le aprovechará todoeso que has almacenado?”.

Y Jesús terminó diciendo: -Esto es lo que lesucede al que acumula riquezas pensando sólo ensí mismo, pero no se hace rico a los ojos de Dios.

C) REFLEXIÓN

Es así como piensa mucha gente. Tambiénmuchos jóvenes: tengo que sacar un título, buscar

un empleo, ganar dinero, forjarme un porvenir y avivir. Lo que está en juego es el para qué de la viday de las cosas y de lo que hacemos y de nuestrosproyectos.

Cada uno tenemos un puesto en el mundoun puesto de responsabilidad. Y hay jóvenes que n


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iquiera se plantean cuál es el suyo. Quieren vivira su aire.

Cuando a uno le van bien las cosas, con faci-

idad prescinde de Dios. Por el contrario, cuando levan mal, es más fácil que se vuelva a Él. Pero, tantoen un caso como en otro, puede uno estar buscán-dose a sí mismo, como se dice en la parábola, pen-sando sólo en sí mismo, es decir, estar buscando

que le rueden bien las cosas; satisfecho cuando leuedan bien y angustiado cuando le van mal.

Quien está con Dios no puede fracasar. Quienvive al margen de Él, cuando cree que está en plenoéxito, puede encontrarse al borde del fracaso.

Resulta trágico estar pendiente de ventajas entereses personales. Equivale a romper el sentido

de la vida.

Si uno hace sus proyectos al margen de Diosolvidando que está totalmente en sus manos, estosproyectos no tienen salida.


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Puede que también tú estés pensando en unfuturo brillante y, si te van rodando bien las co-

as, es posible que pienses como el rico necio ye digas: “Ya puedes descansar, comer, beber ydivertirte”. Puede que estés totalmente al mar-gen de todo lo que signica pensar en los demásayudarles, trabajar en cosas que puedan hacer más

felices a los otros... totalmente al margen de loque pueda signicar Dios para ti como centro ymotivación de toda tu actividad.

Si todo lo has recibido de Dios, ¿te parece deecibo prescindir de Él en tus proyectos de futuro?

¿Te das cuenta de lo que eso supone?

¿No debieras preguntarte qué está querien-do de ti?

¿Es posible que estés siempre pensando eni cuando hay tanta gente que sufre y que necesita

que se le tienda una mano amiga?


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¿Te das cuenta de que el momento de tu muere puede ser esta misma noche? ¿Verdad que no te

gustaría presentarte ante Dios con las manos vacías?


Tu futuro: ¿Cómo lo vas planicando?

Es posible que como muchos: estudiar, co-ocarte, situarte, casarte... montarte bien la vida...

¿Cómo cuenta Dios en ese futuro? ¿Está enel centro de tus proyectos o estás planicando tu

vida y tu futuro como si Dios no existiese?¿Tus proyectos están en sintonía con los pro-

yectos de Dios sobre ti?

¿Has pensado que Dios puede esperar muchode ti de cara a tu posible vocación?

¿Te has planteado en serio todo el bien quepuedes hacer a la Iglesia y a los hombres si te de-

cides a entrar y a caminar por el camino que Diose ha trazado?


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Estás en manos de Dios. Cualquier acciden-e, cualquier hecho desgraciado o imprevisto puede

dar al traste con todos tus proyectos. No tienes en tninguna seguridad de cara al futuro. Ni tu vida ni tu

futuro son tuyos.

¿Vale la pena estar jugando y programandoen el vacío?

Al nal de tu vida, cuando estés a punto decomparecer ante Dios, que no tengas que escucharesa misma palabra que Dios dijo al rico necioEstúpido!

9 RESPUESTA DE HECHO

Los dos hijos enviados a la viña (Mt. 21, 28-32)

También en esta parábola podemos ver comodos actitudes que también se indican en la paráboladel sembrador: la semilla que cae entre piedras o enierra buena.

A veces le decimos que sí al Señor y le manifestamos nuestra buena voluntad, pero no entramos


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a fondo en lo que el Señor quiere de nosotros. A lahora de la verdad le defraudamos y no acudimos arabajar. Somos buenos de boquita.

Pero hay también quien se rebela cuando veo que el Señor le está pidiendo; y cuando no com-prende los porqués de lo que le pide y le protestapero llega el momento y allí está dispuesto a lo queea, por amor al Señor.


Un hombre que tiene dos hijos los manda a

rabajar a la viña. Uno le dijo que no quería, perodespués cambió de opinión y fue. El otro le dijoque sí que iría, pero n

Desafío Vocacional de Las Parábolas-eBook

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