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1 Paper preparado para presentación en el XXI Congreso Mundial de Ciencia Política de IPSA (International Political Science Association), en Santiago, Chile, de 12 a 16 de julio de 2009. Desarrollo, instituciones y agricultura: casos de Argentina y Brasil en el siglo XXI. Andrés del Río Bárbara Lamas

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Paper preparado para presentación en el XXI Congreso Mundial de Ciencia Política de IPSA (International Political Science Association),

en Santiago, Chile, de 12 a 16 de julio de 2009.

Desarrollo, instituciones y agricultura: casos de Argentina y

Brasil en el siglo XXI.

Andrés del Río

Bárbara Lamas

2

International Political Science Association – IPSA

Santiago de Chile – jul 2009

Desarrollo, instituciones y agricultura: casos de Argentina y Brasil em el siglo XXI.

Andrés del Río1

Bárbara Lamas2

Resumen El sector primario es fundamental para una mejor inserción internacional de Argentina y Brasil, en distintos grados, independiente de la perspectiva teórico-ideológica que se adopte. El desarrollo puede ocurrir tanto a partir de la especialización del país en el área en que presenta mejores ventajas comparativas – en el caso, el agronegocio –, o por la promoción de la industrialización. No obstante, ambos los países son fuertemente dependientes del incremento de los precios de las commodities para aplicar políticas de desarrollo. En ese sentido, se propone analizar, de forma comparada, como actúan los gobiernos progresistas de Argentina (Néstor Kirchner – 2003-2007 y Cristina Kirchner – 2007-actual) e Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva – 2003-actual) para orientar y fomentar políticas de crecimiento, teniendo en consideración el sector agropecuario y las estructuras institucionales existentes en los países en cuestión. Particularmente en el caso argentino, el desarrollo agropecuario ha sufrido una importante politización a nivel nacional, profundizando el conflicto entre el sector privado y el estatal. Por su parte, Brasil no ha sufrido tal politización y el papel del Estado en el proceso de desarrollo en el área agropecuaria ha sido diferente que en el caso argentino. De esta manera, las políticas de desarrollo agropecuarias han tenido un diferente apoyo estatal y con consecuencias bien diferentes en los casos de estudio. En el caso argentino, la actualidad del tema merece una mayor discusión y análisis a nivel Mercosur, para comprender mejor ciertas oscilaciones macroeconómicas en el área de estudio.

1. Introducción

Con la llegada del nuevo milenio, diversos países de Latinoamérica se han

orientado por medios democráticos hacia elecciones de gobierno progresistas y/o de

centro izquierda, quebrando especulaciones y miedos sobre la capacidad de

gobernabilidad, como así también, probando la institucionalidad de la democracia

(Diniz e Boschi, 2007, p.17). En este sentido, el ascenso de estos tipos de gobiernos,

en países como Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Chile, en

consideración con sus diferencias internas, detonaría un debate en torno a la

redefinición de las prioridades de la agenda pública, más allá de la estabilización y de

la rigidez fiscal. Temas como la reducción de la exclusión social, el inconformismo 1 Doctorando en Ciencias Políticas en Instituto Universitário de Pesquisa do Rio de Janeiro – Iuperj, becario CAPES e investigador de Núcleo de Estudos do Empresariado, Instituições e Capitalismo (NEIC). 2 Doctoranda en Ciencias Políticas en Instituto Universitário de Pesquisa do Rio de Janeiro – Iuperj y becaria CAPES

3

ante una posición periférica en el orden internacional, la aspiración por cambios en la

geopolítica mundial por las búsqueda de autonomía y por refuerzo en la integración

regional, el énfasis en las reformas sociales y la busca de nuevas modalidades de

inserción externa, serian debatidas ampliamente (Diniz, 2006, p.2).

En el caso brasileiro, esta dirección ha sido establecida con la victoria de Luiz

Inácio Lula da Silva, líder sindical y del PT, en las elecciones del 2002. En el caso

argentino, el cambio de norte se materializó con la llegada desde el sur de Néstor

Kirchner en el 2003, apoyado por el presidente de transición Eduardo Duhalde. En

ambos casos, a pesar de las diferencias programáticas importantes, se puede decir que

comparten por lo menos una característica en común: el cuestionamiento de la agenda

neoliberal, inspirada en el consenso de Washington e implementadas en la década del

90 (Lima e Coutinho, 2007).

Este cuestionamiento se implantó primero en el campo intelectual. Diferentes

autores han remarcado, cuestionado y reinterpretado el proceso experimentado en la

década del noventa3. Estas líneas críticas se encuentran sustentadas a partir de abiertos

cuestionamientos sobre ortodoxia implementada por los organismos multilaterales,

como el FMI y el Banco Mundial, cuyas prescripciones produjeron efectos contrarios

al desarrollo regional (Diniz, 2008, p.08). Entre las principales críticas formuladas al

modelo de desarrollo de los 90, se destacan: el rechazo a la suposición de la

convergencia y de la uniformización; crítica a la negación del Estado; recusa de la

postura pasiva; crítica a la idea de que existiría un sólo camino apropiado a la realidad

internacional. En ese sentido, resurge la discusión sobre las estrategias nacionales de

desarrollo y las distintas formas de inserción en el orden global. Los nuevos

abordajes, entonces, rescatan la relevancia del papel regulador, inductor y coordinador

del Estado. La naturaleza y la calidad del intervencionismo estatal se ponen en el

centro del debate sobre el desarrollo (Diniz, 2008).

En este escenario, con la ascensión de gobiernos progresistas en la región, el

Estado retomó algunas responsabilidades que se habían transferido al mercado en la

década anterior, constituyendo un nuevo patrón de relación entre Estado, mercado y

sociedad. No se trata de rescatar simplemente el desarrollismo de las décadas

posteriores a la Segunda Guerra Mundial (Evans 2006). Como argumentan Boschi y

3 Joseph Stiglitz (2002; 2003), Há-Joon Chang (2003; 2004), Dani Rodrik (2004), DINIZ e BOSCHI (2007)

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Gaitán (2008), no se puede desconsiderar el impacto de la experiencia sudamericana

de la década de 1990 sobre el Estado y su capacidad desarrollista, de manera que la

dependencia de trayectoria tiene efectos sobre las posibilidades de los gobiernos

progresistas de implementar la agenda progresista. No obstante, hay elementos que

permiten decir que un nuevo modelo de desarrollo puede estar formándose en la

región, que combina valores ortodoxos, como estabilidad monetaria, con la

revalorización de la intervención estatal. Es decir, en este nuevo escenario, es

importante remarcar el papel estratégico que asume el Estado en el sentido de superar

los factores de atraso económico que perduran y se expresan en las extremas

desigualdades estructurales y sociales al interior de cada país y entre los diferentes

países, en diversos grados. La nueva agenda significaría la inauguración de un distinto

grado de actuación del estado en el sentido de alterar el parámetro de la desigualdad

social, limitada por los dos nuevos vectores de transformación que caracterizan la

coyuntura actual: democracias de masa y economías abiertas (Boschi e Gaitán, 2008,

p.182-184).

Sin embargo, hay diferencias sustanciales en la manera como el Estado se

presenta en este nuevo contexto en Argentina y en Brasil. En términos

macroeconómicos, por ejemplo, el gobierno de Néstor Kirchner, en Argentina, adoptó

medidas heterodoxas, como control de precios y retenciones a exportaciones y otras

políticas de incentivo al consumo, mientras el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva,

en Brasil, ha preferido mantener prácticas más ortodoxas, como políticas monetarias

restrictivas para contener las expectativas de inflación (Vadell, Lamas e Ribeiro,

2009). La pregunta es: cómo se comportan los gobiernos progresistas de Argentina y

Brasil en relación a la agricultura?

En general, el sector agropecuario ha sido analizado como un elemento pasivo

del desarrollo. Es decir, tradicionalmente, se considera que las grandes

transformaciones ocurren en otros sectores – el secundario, por ejemplo – y se

transmiten a la agropecuaria. De esa manera, correspondería a la agricultura el

cumplimiento de cinco funciones básicas: liberar mano de obra para el resto de la

economía; fornecer aumentos y materia-prima para el sector urbano industrial;

generar divisas a partir de las exportaciones de commodities; transferir ahorros para

inversiones en el sector urbano industrial; y, finalmente, constituir mercado para

bienes industriales (Souza, 1988). Así, de forma general, cuando se trata del estudio

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del desarrollo de los países, se da un énfasis primordial a la capacidad industrial de

los Estados.

No obstante, Souza (1988) argumenta que el complexo agrícola ejerce un

papel activo en el desarrollo, especialmente cuando se exploran las funciones de

generación de divisas y de constitución de mercado para los bienes industriales. O

sea, la agricultura puede contribuir al desarrollo tanto más expanda el mercado de

bienes industriales (insumos bioquímicos, maquinaría agrícola, bienes de consumo

final) y genere renta en el área rural vía pago de sueldos, alquileres y ganancia

(Souza, 1988). En el mismo sentido, analizando las trayectorias de desarrollo de los

países capitalistas avanzados, Senghaas (1985) concluyó que, independiente de las

estrategias adoptadas, hay por lo menos un factor en común a todos los países

desarrollados: la modernización de la agricultura interrelacionada a la

industrialización.

If agriculture succeeds in producing a sufficient amount of food for a growing urban-industrial population, and sufficient quantities of raw materials for industrial processing ate the same time that it is shedding labour, industry can develop and the rural areas can become markets for indstrially produced consumer goods and equipment. The more efficient is agriculture, the closer the potencial interrelationship between agriculture and industry and the greater the chance of a gradually emerging dynamics of intra-industrial linkages which become – against a back-cloth of growing agricultural productivity – the basis for self-sustaining economic growth (Senghaas, 1985, p.47)

En sentido contrario, las sociedades que no pasaran por el proceso de

modernización del sector agrícola acabaron periferizándose. Así, Senghaas argumenta

que, para explorar las causas de distintas trayectorias de desarrollo, particularmente

las de industrialización exitosa, mal conducida y fracasada, uno debe analizar el nivel

de desarrollo de las fuerzas productivas en agricultura antes de la industrialización.

Hubo, por supuesto, una variedad de trayectorias de desarrollo agrario, que se

fue construyendo dependiendo de las características iniciales de las sociedades,

aunque esas sociedades hayan terminado más o menos con el mismo perfil: densidad

poblacional; existencia de recursos naturales abundantes; consolidación territorial

temprana del Estado-nación; existencia de infraestructura; inversión extranjera y

transferencia de tecnología; adopción de políticas económicas de libre mercado o

proteccionistas; factores culturales. Sin embargo, Senghaas (1985) remarca, la simple

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existencia de esos factores no implica el desarrollo automático de las sociedades. Al

contrario, esos factores impulsaron o retardaron el desarrollo dependiendo del

contexto institucional y socio estructural en que operaron.

Argentina y Brasil presentan ventajas comparativas en lo que se refiere a la

producción agropecuaria: poseen grandes extensiones territoriales, tierras fértiles,

mano de obra abundante, grandes mercados, recursos energéticos, biodiversidad, etc.

Además, la coyuntura internacional desde inicios del siglo XXI, especialmente desde

el 2003 hasta el 2008, ha sido bastante favorable para ambos los países. Los precios

de las commodities en los mercados internacionales han batido récordes sucesivos,

debido principalmente al crecimiento de China e India (Lamas, 2007; Lehmann,

Moreno e Jaramillo, 2007). Los altos precios de las commodities más el alejamiento

de las “nuevas amenazas a la seguridad internacional” después de los ataques

terroristas del 11 de septiembre constituirían, según Vadell (2006), un factor de

aumento del margen de maniobra de estos Estados.

El escenario futuro también parece bastante promisorio en lo que se refiere a la

demanda de productos primarios. Se proyecta un aumento de la población mundial de

casi 2 mil millones de personas en los próximos 20 años, siendo el incremento más

grande en Asia (1,21 mil millones de personas entre 2010 y 2030) (Contini, Gasques

et al., 2006a; FAO, 2008). También se prevén un aumento de la población urbana

mundial, que llegará a 60% en 2030 (Contini, Gasques et al., 2006a), y cambios en los

hábitos alimenticios, con un aumento significativo de la demanda mundial por canes,

sobretodo avícolas, como se ve en la tabla abajo (Contini, Gasques et al., 2006b,

p.80).

Tabla 1: Cambio en el consumo mundial de productos alimenticios –

kg/persona/año

Fuente: Contini, Gasques et al., 2006a

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Figura 1: Demanda total de cereales por región

Fuente: Contini, Gasques et al., 2006a

De esa forma, a partir de las proyecciones generadas por las más diversas

organizaciones internacionales, se puede concluir que las oportunidades a largo plazo

tanto de Argentina como de Brasil son reales y promisorias (Schnepf, Dohlman e

Bolling, 2001, p.70). En ese sentido, las políticas de desarrollo implementadas y a ser

implementadas en el agronegocio en esos países, a partir de una correcta lectura de las

diversas variables existentes tanto a nivel nacional como internacional, se ubican

como prioritarias.

Así, en este breve trabajo intentaremos mostrar diversas trayectorias a partir de

cifras ya consumadas en el área en cuestión, con foco en el sector de carnes,

particularmente la vacuna. Este corte se justifica porque en este sector se ven

claramente las diversas políticas de desarrollo aplicadas por los países en estudio.

Finalmente realizaremos breves comentarios sobre ciertas ausencias o mejoras a

realizar por estos países. En definitiva, a partir de lo realizado hasta el momento en

los países analizados, podremos observar las diferentes trayectorias y diferentes

políticas en el área particular. Antes, analizaremos brevemente el actual coyuntura

mundial, especialmente en lo que se refiere a la carne

2. La situación mundial y la carne

Con la crisis financiera mundial, desatada a fines del 2008, se proyecta que la

actividad económica mundial sufrirá una contracción de 1,3% en 2009, a pesar de las

enérgicas medidas tomadas para restablecer la salud del sector financiero y el uso

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continuo de mecanismos de política macroeconómica para apoyar la demanda

agregada. Es decir que esta sería, por un amplio margen, la recesión más profunda

desde la segunda guerra mundial. Además, la desaceleración es de carácter

verdaderamente mundial; según las proyecciones, el producto per cápita se contraerá

en los países que representan las tres cuartas partes de la economía mundial. El

crecimiento retornará en 2010, pero solo a un nivel de 1,9%, que sería flojo en

comparación con otras recuperaciones (IMF, 2009a, p.1). En este sentido, la caída del

precio de las commodities está afectando a las mayores economías de la región –

Argentina, Brasil, Chile, Mexico y Venezuela, las cuales se encuentran entre las

principales exportadoras del mundo de productos primarios (IMF, 2009b, p.87).

En primer lugar la producción mundial en el área de carnes ha tenido un

aumento significativo. Tanto en su producción como en su consumo. Tomaremos

particularmente el caso de la carne vacuna, producto de mayor valor de exportación

entre las carnes, y de importancia significativa en los países en estudio.

Tabla 2. Producción mundial de carnes, (mil ton.)

2002 2003 2004 2005 2006 2007 Carne vacuna

51.241 50.095 51.327 52.454 53.838 54.796

Fuente: INTA

Para comprender el horizonte, tanto de la producción como de oscilación de

precios, el stock ganadero es importante. India es el país con el mayor stock vacuno a

nivel mundial, pero son los Estados Unidos el país de mayor producción de carne. La

producción de carne vacuna no ha experimentado importantes aumentos en los

principales países ganaderos, con la excepción de Brasil, China y la India. Por su

parte, la Argentina ha reducido tanto su stock ganadero como hectáreas para su

producción (Rearte, 2007c, p.3-5, 2008, p.1).

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Tabla 4. Stock vacuno de los mayores países ganaderos (mill.de cab.)

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 India 314 317 323 327 330 332 331 Brasil 150 156 162 166 170 174 180 China 129 128 131 135 138 141 144 USA 97 97 96 95 95 97 99 UE 91 90 89 88 86 86 85 Argentina 53 53 54 54 53 53 54 Australia 28 28 28 27 27 28 29 Fuente: INTA

Con relación al consumo, este ha aumentado firmemente, siendo la carne

porcina la más consumida, seguida por la aviar y finalmente por la carne vacuna.

Tabla 5: Consumo mundial de carnes (mil ton.)

2002 2003 2004 2005 2006 2007 Carne porcina

87.829 90.297 92.139 95.204 98.136 100.794

Carne aviar

57.634 57.664 58.902 62.149 63.674 64.233

Carne vacuna

50.277 49.049 49.875 50.851 51.725 52.641

Fuente: INTA

Exportación Las exportaciones mundiales de carnes han exhibido un considerable

incremento en los últimos años después de un periodo de estabilización. El repunte de

las exportaciones de carne vacuna ha sido simultaneo a los problemas en la

exportación de la carne aviar por problemas sanitarios (gripe aviar) (Rearte, 2007c,

p.8).

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Tabla 6. Exportaciones cárnicas (mil ton.)

2002 2003 2004 2005 2006 2007 Carne porcina

3.898 4.255 4.861 5.210 5.325 5.557

Carne aviar

6.313 6.586 6.635 7.425 7.116 7.483

Carne vacuna

6.274 6.339 6.496 7.091 7.273 7.571

Fuente: INTA

Exportaciones de carne vacuna.

De los países exportadores de carne vacuna, el país que logró destacarse,

convirtiéndose en la novedad, fue Brasil. A partir del año 2004 se convertiría en el

nuevo líder desplazando a Australia y Estados Unidos. En el caso brasileño, las

exportaciones han aumentado significativamente, convirtiéndose en el nuevo líder con

cerca de 2 millones de toneladas anuales. Incremento que tiene su fundamente en el

crecimiento de su stock y de su producción de carne. Por su parte, la Argentina

exhibió una notable recuperación en el mercado internacional, después de la crisis del

2001, logrando en el 2005 el récord de los últimos 15 años de 760 toneladas

exportadas. Pero esta recuperación se vería empañada en los últimos dos años, ya que

las exportaciones volvieron a caer a causa de medidas oficiales que restringieron las

mismas con el objetivo de impedir la falta de carne en el mercado interno (Rearte,

2007c, p.10). Recordemos que la Argentina pos crisis 2001 carecería de

financiamiento externo y esto repercutiría en las políticas que adoptaría el gobierno en

el transcurso del nuevo milenio (IMF, 2009b, p.87). Es aquí que las políticas

tributarias al sector precisan de ser sumergidas en la realidad argentina de ausencia de

créditos y financiamiento externo. En el caso argentino la disminución tanto de stock

como de exportaciones es previsto por varias organizaciones a partir de las políticas

implementadas por el gobierno argentino de restricción de exportaciones,

beneficiando particularmente al Uruguay (FAO, 2008, p.47-48).

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Tabla 7. Exportación de carne vacuna en los principales países ganaderos (mil.ton.)

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Brazil 748 881 1.175 1.628 1.867 2.109 1.985 Australia 1.399 1.366 1.264 1.394 1.413 1.459 1.495 India 370 417 439 499 620 750 800 N.Z. 496 486 558 606 589 541 570 Canadá 575 610 384 560 553 440 440 Argentina 169 348 386 623 762 556 600 Uruguay 145 262 325 410 487 510 520 USA 1.029 1.110 1.142 209 313 523 680

Fuente: INTA

Precios de las carnes en el mercado internacional

Cuando hablamos de mayor producción y exportación, tenemos la obligación

de hacer una especial referencia a la oscilación de los precios, que en los últimos años

ha gozado de un aumento sostenido, particularmente en el caso de la carne vacuna.

En este sentido, la fuerte suba de precios incentivó la inversión y la expansión de la

producción (Schnepf, Dohlman e Bolling, 2001, p.6). El índice de precios

internacionales de la Food and Agriculture Organization (FAO) para los productos

cárnicos ha ido subiendo constantemente desde enero a agosto de 2008, cuando se

estableció en un 18% por encima del nivel de agosto de 2007, debido a una

combinación de factores tales como una demanda firme y el estancamiento de los

suministros mundiales. Pero a partir de septiembre 2008, los precios comenzaron a

dar muestras de debilitamiento, debido principalmente a una disminución de la

demanda, particularmente en los países desarrollados. Se supone que los precios

continuarán bajando en los meses venideros (FAO, 2008, p.47).

Consideraciones a la situación mundial.

En primer lugar, el incremento mundial es notorio tanto en la producción, el

consumo y las exportaciones de carnes. Se destaca que dentro del incremento de la

producción y el consumo la carne porcina fue la que más ha aumentado, mientras que

en lo referente a las exportaciones predomina el crecimiento de la carne vacuna. De

forma simultánea al crecimiento de las exportaciones se registra el aumento en los

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precios internacionales de las carnes en los últimos años, particularmente de carne

vacuna.

Brasil lidera las exportaciones a nivel mundial. El aumento sostenido de su

stock lo ha ubicado en una situación de liderazgo. Por su parte, en el caso argentino,

el stock ganadero y la producción de carne está estabilizada alrededor de los 54

millones de cabezas. Sin embargo, en un último informe de Federación Agraria

Argentina (FAA) ha remarcado que el stock de carne en la Argentina ronda en los 48

millones de cabezas, es decir, 7 millones menos que en los últimos años, la peor en 45

años (Contigiani, 2009).

Argentina continua liderando el ranking de los países consumidores de carne

vacuna, con un consumo per cápita de 70 kg anuales, Brasil con 38kg se encuentra

entre los 10 mayores consumidores. A nivel mundial el aumento del consumo de

carne se a sostenido, particularmente con la carne porcina (Rearte, 2007c, p.11).

Ahora bien, nos sumergiremos en el caso argentino, para después realizar

pequeñas notas del caso brasileiro.

3. Aproximación al caso argentino.

La argentina pose una larga tradición en la producción de materias primas en

general y de producción ganadera en particular. El papel de la agricultura en el país

siempre ha sido significativa, tanto a nivel doméstico como internacional. El papel del

Estado implementando las más diversas políticas en el sector determina la actividad

de forma sustancial. En este sentido, después de la crisis del 2001, el país eligió en el

2003 a Néstor Kirchner como presidente de la República. El mismo asumió con la

intención de recuperar la población marginada en la década del noventa. Así que la

distribución de riqueza y las políticas de desarrollo nacional fueron una prioridad.

Con relación al sector agropecuario, el gobierno de Kirchner capitalizó en el

corto plazo la bonanza de precios internacionales del sector. Pero tal aprovechamiento

no significó la implementación de políticas de desarrollo a mediano o largo plazo. En

este sentido, la trayectoria del sector ganadero en el nuevo milenio sufrió varias

alteraciones. A nivel producción, la Argentina continúa siendo un jugador

internacional importante. La exportación de los productos de carne bovina alcanzó su

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mejor desempeño en el año 2005. Los precios internacionales cooperaron con la

mejora del sector. Pero esto cambiaría a partir del año 2005. El Estado argentino

ejecutó medidas de restricción a la exportación para contener los precios internos.

Estas políticas estatales determinarían el desarrollo del sector ganadero, aumentando

la conflictividad entre los sectores privados y públicos. El pico de tal conflicto se dio

tras la intención de pasar una legislación tributaria por el Congreso con la cual se

aumentaban los impuestos del sector. Recordemos que la argentina tiene un

limitadísimo acceso al financiamiento externo pos crisis 2001. De esta manera, las

políticas tributarias en sectores de exportación son relevantes cuando hablamos de

equilibrios macroeconómicos nacionales. Actualmente, la Argentina se encuentra en

un periodo pre-elecciones legislativas a nivel nacional, y el conflicto del sector

agropecuario es uno de los temas más importantes en el debate electoral.

Además de las medidas restrictivas a las exportaciones, es importante observar

otras variables que influenciaron e influencian al sector ganadero. En primer lugar, la

disminución del área ganadera. Es decir, el aumento del cultivo de la soja ha

deslocalizado a la ganadería significativamente, territorialmente hablando. En este

sentido, las políticas estatales hacia el sector ganadero no han sido particularmente

estimulantes. En segundo lugar, la Argentina se encuentra en pleno proceso de

reducción de stock ganadero nacional. Según el Instituto Nacional de Tecnología

Agropecuaria (INTA), órgano oficial, el stock de hacienda nacional ha disminuido en

3 millones de cabezas, pero según fuentes privadas o sectoriales (FAA) la reducción

alcanzaría las 7 millones de cabezas. De esta manera, Argentina poseería un stock de

48 millones de cabezas, la cifra mas baja de los últimos 45 años.

En tercer lugar, el sector ha aumentado la faena de hembras, superando la

barrera del 43% (punto de equilibrio), llegando a superar el 50%. Este dato nos

induciría a varias complicaciones en el mediano plazo. Es decir, en el corto plazo,

Argentina tendría mucha producción, pero esta producción sería en contraposición al

mediano plazo. En definitiva, el país reduce de manera acelerada las máquinas

productivas, existiendo una notoria liquidación de vientres. Esta reducción es

consecuencia de políticas estatales implementadas en el área y la falta de políticas de

promoción y ayuda a los pequeños y medianos productores. En cuarto lugar, la

deslocalización territorial en la producción ganadera generaría la necesidad de la

utilización de mayores cantidades de fertilizantes y tecnología dadas las

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características de estas nuevas zonas4. En el primer caso, los precios de los productos

para mejoras de tierra han aumentado sensiblemente (Rearte, 2008, p.26),

disminuyendo la posibilidad de utilización por parte de la gran mayoría de los

productores5. En este sentido, la falta de financiación al sector es notable, mas si

tenemos en consideración al caso brasileiro y su fuentes de crédito como lo son el

Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) y Banco do

Brasil (el último es el actor más importante cuando hablamos de créditos al sector

agropecuario). En el segundo caso, la Argentina posee buenos lazos para la

cooperación científica en el sector. Tanto el INTA como la Universidad de

Agronomía (entre otros) son fuentes inestimables para el sector, existiendo fuertes

lazos. Pero la necesidad de mayores inversiones oficiales para la tecnología del sector

es vital para una mejora en la producción nacional, tanto en la ganaderia como en la

agricultura. Recordemos que en materia de fertilizantes, clave para una mejora e

intensificación en la producción agrícola – ganadera, Argentina importa

sostenidamente estos productos, aunque en los últimos años han existido desarrollos

de producción nacional como por ejemplo el fertilizante - nitrógeno (Schnepf,

Dohlman e Bolling, 2001)

Finalmente, no existen en el país políticas de promoción de carnes sustitutas a

la bovina. El argentino es el mayor consumidor de carne bovina del mundo con 70

kilos de carne por año, casi duplicando a sus seguidores más próximos. Se destina al

mercado nacional el 80% de lo producido, siendo solamente el 20% para exportación.

El papel del Estado en este sentido es vital ya que la carne vacuna es la que mayores

aumento de precios posee a nivel internacional generando importantísimos ingresos

por exportación.

En definitiva, desde el 2003 Argentina ha tomado un nuevo rumbo

agropecuario, que posee claras deficiencias en políticas de desarrollo. No podemos

evitar remarcar que la banda de oscilación que tuvo el gobierno para implementar

4 En este sentido, el sector ganadero perdió 7 millones de hectáreas (aproximadamente) a favor de la agricultura (Weiss, 2007).

5 En el país existen 252.907 explotaciones agropecuarias con ganado, según la Encuesta Nacional Agropecuaria del año 2000 llevada a cabo por el SENASA, de los cuales el 90 %, unas 226.480 explotaciones, maneja un rodeo no superior a 500 cabezas. Sólo el 10 % (26.427) de los establecimientos ganaderos tiene existencias superiores a las 500 cabezas (Contigiani, 2009).

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políticas de desarrollo no fueron amplias. Posteriormente a la crisis del 2001, el

gobierno tuvo que enfrentar una pesada cantidad de frentes conflictivos. El

agronegocio precisa del sector público. La relación de sector público y privado, en

este sentido, sólo ha conocido conflictos que no desembocan en consensos. Sin una

política de desarrollo agropecuario con visión de largo plazo, incluyendo las diversas

visiones del sector, y incluyendo mas actores en el proceso, difícilmente se traten de

políticas exitosas.

Caso argentino

La Argentina es un importante actor en el mercado mundial como principal

exportador de aceite y harina de girasol y soja, primer productor y exportador de

limón y yerba mate, y primer exportador de pera, miel y hasta de carne de caballo. En

2005 también fue el tercer exportador y el quinto productor mundial de carne vacuna.

A nivel interno, la actividad agropecuaria es una gran generadora de empleo, la

principal vía de ingreso de divisas por exportaciones y un eje articulador de las

economías regionales.

Producción de Carne.

La Argentina ha experimentado un gran incremento en las exportaciones

cárnicas, lográndose en 2006 la cifra de 546 mil toneladas de carne vacuna por un

valor de 1.520 millones de dólares. Del total de carnes exportadas más del 78%

corresponde a carnes vacunas. La producción de carne bovina es una actividad

importante para la economía argentina representando el 35%-40% del Producto Bruto

Agropecuario Nacional. La Región Pampeana es el área ganadera por excelencia

conteniendo el 57% de la población vacuna nacional y donde se produce el 80% de la

carne del país (Rearte, 2007b, p.7).

Tabla 8. Producción y comercio internacional de las carne vacuna argentinas 2007

Producción Producción Exportación Exportación Consumo (toneladas) (miles u$s) (toneladas) (miles u$s)

Mano de obra (kg/hab/año)

C. vacuna 3.018.000 3.966.514 546.000 1.528.800 570.000 65 Fuente: INTA

16

De acuerdo a estimaciones recientes, la producción de carne vacuna alcanzó

un volumen de alrededor de 830 mil toneladas res con hueso en el primer trimestre de

2009. De esta manera, la producción de carne habría aumentado 18,0% interanual.

Este crecimiento es totalmente explicado por la reducción del 3,3% de la producción

observada en marzo de 2008, producto del inicio del paro agropecuario (ONCCA,

2008, p.8; CICCRA, 2009, p.12). Recordemos que el paro iniciado en marzo del 2008

desencadenó el mayor conflicto entre el sector agrícola y el gobierno de los últimos

años, y aun se encuentra sin solución ni consenso en el horizonte, convirtiéndose en

unos de los temas determinantes en las elecciones legislativas de este año. Se destaca

que por primera vez en la historia de país, entre ocho y diez miembros del sector rural

podrían ingresar al Congreso como diputados, ocurriendo de la misma manera a nivel

provincial. Este fenómeno es consecuencia directa del extenso conflicto por las

retenciones móviles, conflicto iniciado en marzo del 2008 y que aun divide tanto a

oficialistas como la oposición ("Agro diputados,"", 2009; Naishtat, 2009).

Es importante remarcar que la diferencia de performance entre volúmenes y

valores exportados se explicó por la caída del precio internacional de la carne vacuna

medido en dólares estadounidenses, producto del cambio que se produjo en el

contexto internacional a partir del segundo trimestre de 2008. La crisis desató un

brusco enfriamiento de la economía mundial, que en el caso de los países

desarrollados se transformó en una significativa recesión, dando lugar a un proceso de

enfriamiento de la demanda internacional (CICCRA, 2009, p.12).

Cuando analizamos los destinos a los cuales se exportó de enero a marzo de

2009, los principales fueron Rusia, Hong Kong, Israel, Alemania, Chile, Venezuela,

Holanda, Italia, Congo (ex Zaire) y Angola, que en conjunto representaron 76,4% del

total. La Unión Europea como región fue el segundo destino en importancia, con

18,7% del total. En materia de ingresos por ventas, los destinos más importantes

fueron, en orden descendente, Alemania, Rusia, Holanda, Italia, Israel, Hong Kong,

Chile, Venezuela, EE.UU. y Brasil. Estos compradores representaron 82,7% del total

facturado. Si consideramos a la Unión Europea como región, fue la más importante

con 40,5% del total (CICCRA, 2009, p.13)

17

Tabla 9. Exportación de carne vacuna en los principales países ganaderos

2002 2003 2004 2005 2006 2007 Brasil 881 1.175 1.628 1.867 2.109 1.985 Argentina 348 386 623 762 556 600 USA 1.110 1.142 209 313 523 680

Fuente: Rearte (2007b, p.9)

El Consumo en la Argentina

Argentina hasta hace unos años era el quinto país mundial en consumo de

carnes en general, con 96 kg per cápita anuales, detrás de Estados Unidos, Australia,

Nueva Zelanda y Canadá, pero se ubico en el segundo lugar debido a los aumentos

registrados en el consumo de carne vacuna y carne aviar. Este consumo de carnes se

distribuye de la siguiente manera: Argentina lidera el consumo de Carne Vacuna 68

kg (Mathews e Vandeveer 2007, p.5), Carne Aviar, 29 kg (sexto lugar), Carne porcina

6.5 kg y carne ovina 0.9 kg (Rearte, 2007b, p.7). Se remarca que el consumo per

cápita de carne vacuna total de los últimos años se mantiene alrededor de los 68 kg,

alcanzando recientemente los 70kg. Sin embargo, se encuentra distante de los 80 Kg

de consumo per cápita de la década del 70 (Contigiani, 2009, p.5).

La Argentina es el único país que sustenta el alto consumo de carnes,

particularmente vacuna, ya que en el resto de los países la base lo constituye la carne

porcina. La carne vacuna en Argentina tiene un trasfondo cultural que le ha dado un

valor no solo nutricional sino también económico y político (Rearte, 2007b, p.7). De

esta manera, la carne de cerdo, la carne ovina y en menor escala la caprina,

constituyen los productos cárnicos de mayor potencialidad productiva y de

incorporación en la dieta de la población, sustituyendo la carne vacuna de alto valor

para exportación. Pero para que esto se pueda materializar, el papel de políticas

estatales para la promoción de dichas carnes es fundamental. Dado que el creciente

consumo interno, de la población y de la demanda externa de carne, estos se

convirtieron en factores excluyentes con relación la producción de carne bovina. La

ausencia de política estatal en este sentido determinará el desarrollo en el escenario

nacional.

18

Expansión de la agricultura

La ganadería vacuna argentina ha visto reducida su superficie a causa de la

importante expansión de la agricultura. Se observa que en los últimos 14 años el

incremento en la superficie sembrada con cosecha gruesa supera los 11 millones de

hectáreas. Este incremento tuvo obviamente al cultivo de la soja como principal

protagonista que en dicho período pasó de 5.8 a 16.1 millones de hectáreas. Esta

tendencia puede ser aún más manifiesta en los próximos años a partir del

protagonismo que el maíz está adquiriendo a nivel mundial como materia prima de

biocombustibles. A ellos hay que agregar la aparición en el mercado de nuevas

tecnologías que amplían las posibilidades del cultivo en zonas no tradicionales.

Tabla 10: Superficie sembrada de cosecha gruesa en los últimos años Total 17.341 18.660 19.907 20.386 21.347 22.810 Sorgo 591 592 545 617 577 700 Soja 11.639 12.606 14.527 14.400 15.320 16.100 Maíz 3.061 3.084 2.988 3.403 3.190 3.570 Girasol 2.050 2.378 1.847 1.966 2.260 2.440

2002 2003 2004 2005 2006 2007 Fuente: Rearte (2007b, p.12)

Ahora bien, el aumento de superficie para la agricultura no se traduce en

complicaciones para la ganadería, siempre y cuando existan políticas que puedan

encauzar este nuevo escenario. Por ejemplo, debido a la menor disponibilidad de

tierra a causa de la expansión del cultivo de la soja, parte de los terneros producidos

en las regiones extrapampeanas son recriados y engordados en la misma región. Esta

recría y terminación se logra a través de la suplementación del pastoreo con granos de

cereales o a corral en encierres de muy corta duración. De lo contrario, el panorama se

complica. La subalimentación a la que son sometidos los rodeos de cría surgen, en

general, de la sobre carga de los campos como consecuencia de haber mantenido el

stock en una superficie ganadera disminuida a causa del paso de más de 11 millones

de hectáreas ganaderas a la agricultura. También, la deslocalización de la ganadería a

zonas no tradicionales aumenta la necesidad de nuevas tecnologías y de particulares

técnicas de producción. De esta manera, el papel del Estado para reencauzar este

nuevo escenario es fundamental (Rearte, 2007b, p.19). Es decir, políticas de

desarrollo en regiones no tradicionales para la ganadería y mejoras para aquellas

19

zonas que continúan manteniendo el mismo stock pero en una superficie menor

exigiendo mejoras en la eficiencia, tecnologías aplicadas para aumentar la

producción, mayor control sanitario y financiación para mejoras de infraestructura.

Evolución del stock vacuno nacional

A pesar de la reducción de la superficie ganadera estimada en unas 11

millones de hectáreas, el stock ganadero hasta el 2006 se ha mantenido estabilizado

alrededor de los 54 millones de cabezas. Actualmente se encuentra en franca caída. La

existencia de ganado vacuno (stock) caería entre el 2009 y 2010 a 47,9 millones de

cabezas, de las 55,3 millones de cabezas correspondientes al último año 2008. Esto

representa una merma de más de 7 millones de cabezas. El stock ganadero 2009/2010

representaría unos de los extremos más bajos de los últimos 45 años (junto a las 47,1

millones de cabezas del año 1988) (Contigiani, 2009, p.3).

Pero no sólo existe una reducción en el stock nacional, también existe una

deslocalización de la actividad a nivel nacional. Sin embargo, la región pampeana

continúa siendo la principal contenedora de hacienda en nuestro país. Mientras en

1994, previo al boom de la soja la Región Pampeana contenía el 62.4% del stock,

actualmente se estima que el 56.7% se localiza en la Región. Esta disminución en 5.7

unidades porcentuales sobre un stock nacional de 55 millones significa que más de 3

millones de cabeza dejaron la Región en los último 14 años (Rearte, 2007a, p.13).

Tabla 11: Distribución territorial de la actividad ganadera

1994 2003 2004 2005 2006 Región Pampeana, % 62,4 59,4 58,5 57,5 56,7 Región NEA, % 21,5 23,3 23,8 24,2 24,8 Región NOA, % 7,3 7,4 7,8 7,9 7,8 Región S.A., % 6,6 7,3 7,4 7,8 8 Patagonia, % 2,2 2,5 2,5 2,7 2,7 Fuente: Rearte (2007a)

Con relación al resto de las regiones, el NEA, segunda región ganadera del

país fue el primer receptor de una gran parte de la migración de la zona pampeana,

pasando de tener el 21,5% al 24.8% del stock nacional. Llevado a números de cabezas

significaría un incremento de más de 1.9 millones de animales. El NOA, si bien no

20

muestra un gran incremento al comparar los porcentuales del año 1994 con el 2006,

esta Región constituye sin dudas la que más crecimiento está teniendo en este

momento. Según varios especialistas la región cubre buena parte de las exportaciones

de carne para la cuota Hilton. Dicha región puede crecer en cría hasta duplicar su

producción e invernar cantidades crecientes de terneros, aunque se precisaría

profundizar técnicas de producción (Boletim Eletrônico Agroalimentar do Cone Sul.

Boletim nº 16 / 2008. Novidades Legislativas., 2008, p.8).

Faena

La disminución del stock bovino afecta negativamente a la faena. En el 2008

se faenó 14.5 millones de cabezas. Las proyecciones 2009 a 2010 indican que la faena

puede estar entre 11 y 12 millones de cabezas. Esto representaría una merma en la

faena entre 2,5 y 3.5 millones de cabezas (Contigiani, 2009, p.5).

La faena de hembras en el primer semestre del 2006 fue inferior a la faena de

hembras del mismo período del 2005 (consecuencia de las restricciones impuestas a la

faena de terneras). La situación se revierte en la segunda mitad del 2006, donde la

faena de hembras supera a la registrada en el año anterior. Pero la situación es

complicada si se tiene en consideración a la faena de terneras, por tener éstas un

incremento en la faena mucho más marcado que el de las vacas y vaquillonas. La

principal causa del incremento en la faena de terneras está relacionada con la

eliminación de la restricción que existía en el peso mínimo de faena. La faena de esta

categoría es la que pone en riesgo la producción de futura de terneros al verse

atentado el stock futuro de vacas (Rearte, 2007b). Esta política afectó directamente la

producción nacional.

Desde el 2002 en adelante se inicia (salvo en el 2006) un periodo de

liquidación de vientres en la ganadería (descapitalización) que la compromete hacia el

futuro y expresa complejo momento del presente. En el 2008 el 48.7% de la faena

nacional fueron hembras y se proyecta que para el 2009 a 2010 pasaría el 50%. Estos

porcentajes de faena de hembras están muy por encima de los valores considerados de

equilibrios para el mantenimiento de las existencias que es del 43 %, lo que va a

repercutir negativamente en la producción ganadera (Contigiani, 2009, p.5).

21

Tabla 12: Faena por categorías entre el período Nov 06- Marzo 07 comparado con Nov 05-Marzo 06

Categorías Nov05-Mayo06

Nov06-Mayo07

Incremento %

Novillos 1.845.524 1.933.212 87.688 4,8 Novillitos 1.708.957 1.892.835 183.878 10,8 Toros 97.888 116.170 18.282 18,7 Vacas 1.027.833 1.339.834 312.001 30,4 Vaquillonas 1.038.888 1.316.199 277.311 26,7

Terneros 135.538 304.239 168.701 124,5 Terneras 430.014 995.964 565.950 131,6 Total 6.284.642 7.898.453 1.613.811 25,7 Hembras 2.496.735 3.651.997 1.155.262 46,3

Fuente: Rearte (2007b).

Teniendo en consideración en los últimos 2 años de mayor participación de

hembras y particularmente de terneras en el mercado de faena nos indica una

peligrosa política en el sector. Si la reducción del plantel de hembras esta

acompañado por profundas mejoras en la producción, mayor efectividad, se trataría de

una clara política de reducción del stock nacional. Pero si la reducción no posee un

acompañamiento para contrarrestar esta disminución, la producción ganadera en el

mediano plazo caería de forma notoria y surgirían nuevos interrogantes: ¿alcanzará la

producción nacional para el alto consumo interno? ¿Cómo se afrontará la constante

disminución de exportaciones de carne vacuna con la correlativa reducción de

ingresos?

Consideraciones sobre el caso Argentino.

El escenario mundial y nacional hace que la cadena de valor de la carne

vacuna se encuentre en inmejorable situación en lo que respecta a las posibilidades de

crecer tanto en el mercado interno como en el de exportación. En este sentido, la

cadena de valor de la carne vacuna tiene su principal restricción en la insuficiente

producción de carne con limitada capacidad de abastecer los crecientes mercados

internos y externos.

22

Por otra parte, la reducción en la superficie ganadera a favor de la agricultura

hace que difícilmente pueda vislumbrarse un crecimiento del stock nacional con miras

a aumentar la producción de carne. Se remarca, que la reducción territorial para la

ganadería aumenta la presión sobre los productores hacia una mayor eficiencia y

mayores inversiones en mejoras de pasturas. De esta forma, el papel del Estado en el

apoyo del pequeño y mediano productor puede ser vital para una maximización de

producción en espacios reducidos. También, la producción vacuna en regiones no

tradicionales requiere de políticas de fomento y de promoción. Recordemos que si

bien la región pampeana continúa siendo la principal tanto en stock como en

producción, su incidencia a nivel nacional a disminuido recientemente. Es decir,

anteriormente la región pampeana contenía el 62.4% del stock nacional, actualmente

se estima que el 56.7% se localiza en la Región. Recordemos que es significativo el

crecimiento de la ganadería en otras regiones incorporando al sector nuevos

productores que ingresan con emprendimientos productivos de gran escala y

tecnológicamente más desarrollados que los productores tradicionales de la zona. El

aumento de pools de producción a nivel nacional, tanto en zonas tradicionales como

en zonas no tradicionales, incrementa la utilización de mejores tecnologías y

profundización de técnicas de avanzada. Finalmente, la reducción del stock ocurrido

en la Región Pampeana no es de una magnitud que mude completamente el mapa

ganadero nacional. El mantenimiento del stock nacional en una superficie ganadera

reducida en más de 11 millones de hectáreas nos indica una intensificación de la

actividad. El significativo aumento del área destinada a agricultura en la región

pampeana no desembocó en una emigración en masa de la producción ganadera. Esto

significa que la reducción de la superficie ganadera se tradujo en una mayor

concentración y carga animal por hectárea en la región pampeana, exigiendo mejoras

de infraestructura como tecnológicas.

Sin dudas, la producción de carne podría verse disminuida en el futuro a causa

de una disminución en el número de vientres como consecuencia de la faena creciente

de hembras, principalmente de terneras. La imposibilidad de crecer en número de

cabezas, hace necesario el aumento de la eficiencia se presente como el principal

objetivo para lograr el aumento de producción que el sector necesita. Se agrega que el

mantenimiento del stock en una superficie que se ha reducido, genera una sobrecarga

23

de los campos que ocasiona subalimentación de los rodeos de cría y mermas en los

índices de preñez, es decir, una menor producción.

De esta manera y ante este escenario, el incremento de la producción forrajera,

tanto por fertilización y manejo de las pasturas es indispensable y prioritario si se

quiere mantener el stock nacional y simultáneamente mejorar los índices de procreo.

En este sentido, el papel de políticas de incentivos, y de ayuda a los pequeños y

medianos productores es vital. La Argentina no posee un sistema sólido de créditos

para estos productores, generalmente los créditos son adquiridos por grande

conglomerados . Por otra parte, y con nuevas zonas de producción, la intensificación

en el manejo sanitario y alimenticio de los rodeos de cría constituye la única

alternativa posible en el corto o mediano plazo para aumentar la producción de carne.

Slo un incremento de la producción de forraje simultáneamente con un apropiado

manejo sanitario de los rodeos permitirá lograr con el mismo stock el incremento en

la tasa de extracción y correlativamente un aumento en la producción de carne que

pueda satisfacer la creciente demanda externa sin afectar el consumo local.

La Argentina es el único país que sustenta el alto consumo de carnes,

particularmente vacuna. La carne de cerdo, la carne ovina y en menor escala la

caprina, constituyen los productos cárnicos de mayor potencialidad productiva y de

incorporación en la dieta de la población, sustituyendo la carne vacuna de alto valor

para exportación. Pero para que esto se pueda materializar, el papel de políticas

estatales para la promoción de dichas carnes es fundamental. Dado que el creciente

consumo interno, el crecimiento de la población y la demanda externa de carne se

convirtieron en factores excluyentes con relación la producción de carne bovina, la

ausencia de política estatal en este sentido influenciará el escenario nacional. Estos no

son datos menores si tenemos en consideración una perspectiva más amplia. Es decir,

en el 2010 la Argentina podría tener serios problemas para cubrir la demanda interna

dada la combinación de una menor producción de carnes fruto de la caída de la faena

y del stock ganadero y dado un alto consumo interno per cápita de 68/70 kg. En el

mismo sentido, Argentina perdería importantes ingresos por exportaciones. Es así,

que dado el alto consumo interno y la ausencia de políticas de diversificación, la

Argentina reduce significativamente las entradas futuras por ingreso de exportación

de carne vacuna (Contigiani, 2009, p.6). El interrogante sería si la Argentina se

encamina paulatina a una producción de carne insuficiente para abastecer al mercado

24

interno y generar saldos exportables como en la actualidad. Este escenario acumulado

a la falta de financiamiento externo nos devuelve una imagen complicada de la

Argentina en el mediano plazo.

Por otra parte es importante destacar la importancia de los productores tanto

pequeños como medianos en la producción de carne vacuna. Es aquí que ante un

escenario incierto, baja ayuda estatal y pocas políticas de fomento, la reducción del

stock ganadero puede significar también una reducción en los pequeños productores.

Recordemos que en el año 2008 existió una fuertísima sequía a nivel nacional, y una

importante escasez de lluvias en el inicio del 2009, profundizando crisis en varios

productores de pequeño porte. Sin dudas, no existe una clara política de protección a

los pequeños productores, que se encuentran en el medio de conflicto entre el sector y

el Estado.

Finalmente, el factor político es determinante. En este sentido, Argentina tuvo

una rápida recuperación desde la crisis del 2001, llegando al punto más alto de

exportaciones ganaderas en el año 2005. Si bien en el transcurso de esos años, no

existieron políticas sólidas ni de mediano plazo para el sector, el contexto

internacional de importantes subas de precios, benefició rotundamente a ambos

sectores, tanto público y privado. Pero exactamente, la sobrevivencia de la bonanza

no produjo resultados sustantivos en el sector. La problemática estalló al gobierno

privilegiar el mercado interno, e implementar medidas restrictivas a las exportaciones,

según el gobierno, necesarias para la distribución de riquezas. En este sentido, la

pérdida de varios mercados, algunos absorbidos por el Uruguay y el Brasil, ha

generado un amplio malestar en el sector. El conflicto llegó a las calles de la capital,

con el inicio del paro en marzo del 2008, mostrando el sector una capacidad de

movilización y cohesión sin precedentes (Fraga, 2008). El gobierno y el kirchnerismo

recibirían el golpe más duro desde el 2003, el 16 de julio del 2008, cuando el

vicepresidente de la República decidió con un “no positivo” el destino del proyecto

legislativo del gobierno que trataba el tema impositivo del sector. A partir de ese

momento, el sector rural comenzaría a ganar espacio en el escenario político. Desde

aquel evento, la mesa del enlace (sector rural) y el gobierno han tenido un mar de

intenciones pero ninguna resolución sustantiva, con constantes idas y vueltas. Es

decir, el consenso fue el gran ausente. En las vísperas de una nueva elección

legislativas el 28 de junio de este año, el escenario político se encuentra plagado de

25

representantes del sector en las más diversas listas, tanto a nivel nacional como

provincial. Uno de los debates en el ámbito político, es la creación de una sólida

bancada agropecuaria transversal. Recordemos que si bien el agro ganó la pulseada

política en el 2008, en los hechos sus reclamos no fueron plasmados. Además, en el

2008 existió una profunda sequía, y en el 2009 una importante escasez de lluvias que

afectó duramente al sector. Sin dudas, el conflicto no ha llegado a un fin, sino las

inquietudes del sector se están orientando a ser canalizadas en el Parlamento.

4. El caso brasileño

Si bien en el tratamiento de la situación mundial como en el estudio del caso

argentino, el caso brasileño siempre estuvo presente, a seguir remarcaremos ciertas

particularidades del caso.

Desde del punto de vista internacional, la participación brasileña en el

mercado de carnes es considerablemente importante. La producción mundial de carne

esta básicamente concentrada en los Estados Unidos, Unión Europea, China y Brasil.

Estos cuatro países representan un poco más del 70% de la producción mundial de

carne vacuna, un 80% de la producción de la carne porcina y un 60% de la carne

aviar, si tomamos el período de 1995 a 2004 (Gazzola, Motta Coelho et al., 2006,

p.86).

El mercado de carnes es de extrema importancia para Brasil, teniendo en

consideración su participación en las exportaciones brasileiras. El agronegocio

brasilero representa el 37% de las exportaciones, 18% del total de agronegocios es

referente a la participación de la carnes (Gazzola, Motta Coelho et al., 2006, p.86). La

importancia del agro negocio en el Brasil es notoria. El agronegócio corresponde a

cerca del 30% do PIB brasileiro, o sea, cerca de 728 mil millones de reales en 2008, a

precios corrientes. También el agronegócio emplea cerca de 26 millones de

trabajadores (según datos del 2006), correspondiendo a casi el 28% de toda a

población ocupada total ("O agronegócio dentro da economia brasileira,"", 2009).

El caso brasileño es considerado un suceso en el sector agropecuario. Su

participación en el mercado mundial de la carne pasó del 8,55% en el 2000 a 26,43%

en el 2005. En el mismo lustro, la carne aviar pasó del 17,78% al 39,88%, y la

porcina, del 5,14% al 14,05%. Con eso, Brasil se convirtió en el mayor exportador

26

mundial de carne bovina y aviar, el cuarto productor mundial de carne porcina y

cuarto exportador mundial (Contini, Gasques et al., 2006a). Además, Brasil aumentó

significativamente su plantel, es decir, su stock vacuno. Así, el país consiguió

colocarse por detrás de Índia en la lideranza de stock vacuno mundial.

Tabla 13: Evolución de la exportación brasileña de carne

(millones de toneladas)

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 Vacuna 748 881 1.175 1.628 1.867 2.109 1.985

Funte: Contini, Gasques et al (2006a)

Por su parte, Brasil es un gran consumidor de carnes en general, pero el

consumo de carne vacuna no es tan alto como el argentino, llegando a los

38kg/persona anuales. En el caso de la carne porcina el consumo asciende a

12kg/persona anuales y 37kg/persona anuales de carne aviar. O sea,

comparativamente a Argentina, Brasil posee una mayor diversificación en el consumo

de carne. Eso le proporciona un margen de maniobra más grande en lo que se refiere a

políticas que puedan tener impactos fuertes en la oferta doméstica de carne.

Para llegar a ser un éxito en materia agropecuaria, Brasil ha superado

obstáculos importantes. Uno es considerado el establecimiento de un sistema de

financiamiento relativamente eficaz. El crédito rural en Brasil de BNDES y Banco do

Brasil – aunque BNDES haya empezado a reducir su participación en el sector – es

significativo y sustancial, presentando un crecimiento sostenido en los últimos años

(BNDES, 2007). Eso no significa que no haya, todavía, trabas que impiden el mayor

desarrollo agropecuario brasilero, como el deterioro de las condiciones

infraestructurales, el surgimiento de enfermedades, el proteccionismo de los países

avanzados y, más coyunturalmente, la caída de la demanda internacional por la crisis

económica global (Rodrigues, 2006). O sea, sería necesaria una acción estatal en el

sentido de mejorar las rutas y las capacidades de los puertos, de implementar

controles sanitarios rígidos para no perder mercados ganados recientemente y,

finalmente, una política externa fuerte para abrir nuevos mercados.

27

Conclusiones Brasil

De todos los segmentos del agronecio, el sector carnes es el que viene

presentando mayores crecimiento en lo que se refiere al consumo y al comercio.

Hasta el ano 2015, la carne aviar será el tipo más consumido tanto por los países de la

OCDE como por los países en desarrollo (Contini, Gasques et al., 2006a).

El agronegocio en Brasil tiene un amplio potencial para crecer. Los aumentos

de la población y de la renta elevaran la demanda de alimentos. Los países con

mayores poblaciones, como es el caso de China e India, tendrán dificultades para

atender a las demandas internas debido al agotamiento de las áreas agrícolas. En este

sentido, Brasil tiene una importante extensión territorial disponible a ser utilizada. El

caso de la carne vacuna es quizás el caso que tendrá un aumento relativo mayor

(Contini, Gasques et al., 2006b).

Pero existen una serie de factores a tener en cuenta para políticas de

desarrollo nacionales en Brasil. El primer punto es la infraestructura precaria que

aumenta los costos generales de producción. Brasil deberá invertir fuertemente en

almacenes y depósitos para materias primas en general, particularmente en la región

Centro-Oeste (Contini, Gasques et al., 2006b). Por otro lado, a pesar del crecimiento

en el transporte acuático y ferroviario, la matriz de transporte en Brasil es

mayoritariamente rutas y caminos (62%), siendo una dependencia excesiva. No sólo

la dependencia de las rutas es un factor importante, sino también que el 74,7% de las

rutas brasileras presentan algún tipo de imperfección (36,4% deficientes, 23,7%

malas, 14,6% pésimas). Esta situación conlleva un impacto negativo en las cargas

agrícolas, encareciendo el precio final, y reduciendo la competitividad del brasil en el

exterior (Contini, Gasques et al., 2006b, p.79). De esta forma, Brasil deberá invertir

fuertemente en esta área, particularmente en el interior (Schnepf, Dohlman e Bolling,

2001, p.6 e 72). En el caso argentino, la infraestructura ha sido renovada en la década

del 90, con las privatizaciones realizadas por el gobierno menemista, contribuyendo a

la expansión y crecimiento de la producción (Schnepf, Dohlman e Bolling, 2001,

p.74)

Por otra parte, el área de tecnología es fundamental para una mejora

productiva nacional. En este sentido el atraso en esta área afecta a la producción y

competitividad. La participación de EMBRAPA y otros grupos privados de

investigación están orientando positivamente en el área tecnológica (Schnepf,

28

Dohlman e Bolling, 2001, p.72), pero el Estado deberá realizar esfuerzos especiales

para dispobilizar esas tecnologías y para profundizar el sistema de control sanitario

nacional (Contini, Gasques et al., 2006b, p.55). La investigación y la adopción de

tecnologías deben tornarse ejes principales de las empresas del sector, con la clara

ayuda estatal.

5. Consideraciones Finales

La agropecuaria es, algunos autores destacaron, un sector extremamente

importante en lo que se refiere a la dinamización de la economía (Senghaas, 1985;

Souza, 1988). Según Souza (1988), las actividades vinculadas a la agropecuaria

ejercen importantes efectos de encadenamiento sobre el empleo, las exportaciones,

producción y renta. En ese sentido, el crecimiento de las actividades agropecuarias

tenderían efectos desarrollista sobre el resto de la economía. Eso se daría por la

integración intersectorial de la economía y, particularmente respecto a las actividades

del complexo agrícola, porque tienen elevados índices de encadenamiento en el

proceso productivo, se vinculan a la base productiva agropecuaria en las regiones

periféricas, incorporan tecnología relativamente simple y adaptada a las regiones

menos industrializadas (Souza, 1988). No obstante, como se argumentó, las ventajas

comparativas no son suficientes para que esos efectos ocurran satisfactoriamente. Hay

necesidad de una actuación activa del Estado en el sentido de incentivar los agentes

económicos en un contexto institucional adecuado.

En la década de 1990, tanto Argentina como Brasil adoptaron las políticas

sugeridas por las instituciones de Washington (FMI, Banco Mundial, etc.), basadas,

en términos generales, en la creencia en le poder del mercado para mejor alocar los

recursos en la economía. En el inicio del sigo XXI, gobiernos progresistas asumieron

el poder en ambos países. Así, teniendo en mente la importancia del sector

agropecuario para el desarrollo de los países periféricos, la pregunta que orientó este

trabajo fue: cuáles han sido las políticas de esos gobiernos a este sector?

Hay diferencias sustanciales en términos de políticas implementadas en

Argentina y en Brasil en el siglo XXI, en lo que se refiere a capacidad de

financiamiento, incentivos a la producción, organización de los productores rurales,

etc. Además, en el caso argentino, el desarrollo agropecuario ha sufrido una

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importante politización a nivel nacional, profundizando el conflicto entre el sector

privado y el estatal. Por su parte, Brasil no ha sufrido tal politización y el papel del

Estado en el proceso de desarrollo en el área agropecuria ha sido diferente. En Brasil

la bancada rural se encuentra establecida de forma sólida desde la vuelta a la

democracia. Este factor es sin duda una gran diferencia con el caso argentino, que

todavía sólo posee intenciones de generar ese espacio en el Parlamento. El modelo

agropecuario brasileiro se profundiza desde la administración de Lula, convirtiéndose

el 2002 como el año de despegue del agro negocio brasileiro en el mundo. A partir de

ese ano, las políticas de desarrollo se fueron aplicando de forma progresiva y con

constancia. El papel del BNDES, como así también y en mayor medida, del Banco do

Brasil, ha sido determinante en el financiamiento del sector. Brasil, precisa de

mayores inversiones a nivel infraestructura, pero en contra posición del caso

argentino, posee fuentes de financiamiento, llegando a medianos productores. De esta

manera, las políticas de desarrollo agropecuarias han tenido un diferente apoyo

estatal y con consecuencias bien diferentes en los casos de estudio.

En realidad, esas diferencias deben ser analizadas teniendo en consideración el

contexto más amplio de Argentina y Brasil, particularmente el legado que las políticas

anteriores dejaron sobre la coyuntura actual. Las reformas pró-mercado

implementadas en Argentina a partir de 1976, pero más intensamente en la década de

1990, significaron no sólo el deterioro de las condiciones sociales de la populación,

pero también el desmantelamiento de las capacidades estatales, incluso la extinción

del Banco Nacional de Desarrollo (Banada), institución similar al BNDES brasilero,

entre otros organismos. El presidente Carlos Menem (1989-1999) intentó crear el

Banco de Inversión y Comercio Exterior, pero sin mucho éxito. En Brasil, al

contrario, varias instituciones fueron preservadas de la ola privatizadora, algunas que

se presentan hoy como fundamentales para el desarrollo.

Además, la crisis por que pasó Argentina en 2001/2002 ha sido un fuerte

elemento de restricción a la capacidad del país de se recomponer. El default decretado

en 2002 retiró Argentina del sistema financiero internacional, imponiéndole

dificultades extra de financiamiento externo. Así, muchas de las políticas de la pareja

Kirchner ha sido en el sentido de resolver ese problema.

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