Desastre natural en el paraíso

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DESASTRE NATURAL EN EL PARAÍSO SRI LANKA 10 AÑOS DESPUÉS

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DESASTRE NATURAL EN EL PARAÍSO

SRI LANKA 10 AÑOS DESPUÉS

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DESPEGAMOS

Serendipity; causa, coincidencia, accidente por el cual sin buscarlo, se produce el hallazgo de algo afortunado. Su etimología procede de un cuento persa llamado “Las tres princesas de Serendip”, cuyos héroes realizaban impresionantes descubrimientos los cuales no estaban programados o

surgían inesperadamente.

Sandra Cáceres Guindal

El visado de turista necesario para entrar en Sri Lanka, el cual se solicita desde tu lugar de origen en la correspondiente página web, te permite estar en el país un máximo de 30 días. Las restricciones son claras, la que tiene que ver con desarrollar una labor informativa me llama la atención especialmente, hay que solicitar otro tipo de ETA (Electronic Travel Authorization) específica para ello y explicar una serie de cuestiones para que te concedan este tipo de visado. Nosotros entramos con turista.

Bajé de aquel avión, aturdida y a la vez feliz por haber llegado al lugar de nuestro destino casi 13 horas después de dejar tierra en Londres. Me esperaba un mundo distinto.Cuando viajamos, la mayoría de las veces, tenemos en mente que el sitio al que vamos es tan idílico como nos lo pintan en las películas, anuncios o fotografías de las agencias de viajes. Muchos turistas lo consiguen, me refiero a quienes eligen esos complejos hoteleros de todo incluido, me refiero a esos viajes de meditación y espiritualidad en un país en el que, en ese caso, hay que elegir primero entre las cuatro religiones que conviven.

Todo viajero que agarre su mochila y se ponga en camino siempre tiene que saber que hay un alto grado de probabilidades referentes a los sentimientos encontrados que provoca estar en un entorno desconocido. Y eso es exactamente lo que me ocurrió tras unos días

en la isla que tanto nombré, que tanto indiqué en el mapa antes de partir y que nadie parecía conocer demasiado bien, la isla de ponte 30 vacunas para ir a ese lugar, la isla abandonada por los turistas desde 2004 cuando un terrible tsunami lo arrasó todo. Sri Lanka, Lanka, Serendip, Ceilán, la que fue conocida en la antigüedad como “la isla de los mil nombres”.

Eso, que más tarde experimentaría, esos sentimientos encontrados, me hacían recordar otros países que había visitado, el comportamiento de las personas hacia los turistas y la desesperada forma de tratarles intentando vender arena en el desierto si es necesario, será por su forma de vida, será por su forma de ver la nuestra. Reconozco esas miradas, esa mirada de admiración y temor, esa mirada de los locales imaginándote como algo parecido a un negocio andante con tu mochila de 13kg, esa mirada de las mujeres analizando tu ropa con un reconocimiento en plano contrapicado, llegando incluso a pararse en seco a tu paso, esa mirada de los niños entre amable y burlona que te hace pensar qué les habrán contado sus padres sobre los turistas.

Este es el lugar más natural en el que he estado, todo a mi alrededor me cubre de una abrumadora naturaleza y de una notable humedad que junto con el calor tropical, se vuelve por momentos insoportable.

<<Prohibido realizar ninguna labor periodística

dentro del país>>

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Mi primera parada es Colombo, capital del país, capital que nadie recomienda visitar por ser más de lo mismo, lo cual no coincidía con mis planes de desconectar de la vida urbana, así que directamente desde el aeropuerto de Colombo Bandaranaike viajo a Kandy, a 116 kilómetros de distancia, conocida como la capital de las montañas y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, donde voy a pasar los primeros días. En ese mismo momento en el cual me monto en la furgoneta que me llevará hasta allí, empiezo a descubrir la increíble necesidad que sufren de hacer ruido en la carretera. Ruido, mucho ruido, todo el mundo conduce, si se puede llamar así, como si el de delante supiese con un pitido que vamos a adelantarle por el arcén, esquivando a la vez a una vaca y cuatro Tuk-Tuks, triciclos motorizados cubiertos para transportar pasajeros.

Manifestación sin límites de una jungla inmensa y verde que recoge a humildes familias trabajando en plantaciones de arroz, a sonrientes mujeres sin dientes que se encuentran hasta las rodillas en las aguas repletas de serpientes y diversos animales que espero, por ahora, no conocer de cerca.

Entre todo aquello que en un primer momento contemplo, esta ciudad alberga el templo considerado como el más importante edificio religioso para los seguidores del budismo. Sri Dalada Maligawa o también conocido como Templo del Diente de Buda, este lugar y lo que contiene en su interior hacen que cada día miles de peregrinos y budistas lleguen a Kandy para visitarlo. Cuando Buda murió, según cuenta la historia y la tradición budista, su cuerpo se incineró y sus cenizas se repartieron por determinadas partes del mundo, fueron estos lugares los que motivados por ello construyeron grandes templos para rendir culto a los restos del fundador histórico de esta religión.

Según la leyenda este gran centro religioso alberga uno de los dientes del profeta, el cual más de cinco siglos antes de Cristo fue trasladado desde la India por la princesa Hemamala y el príncipe Danta hasta llegar a Anuradhapura, capital de la época. Así guardaron a buen recaudo tan valiosa reliquia.

Esta historia me fascina en el momento en el que Peter me la cuenta mientras compramos un King Coco andando por la calle, los venden en cada esquina, cortando con un cuchillo, que se podría

llevar por delante a cualquiera en un segundo, la parte superior y te lo dan con una pajita para que bebas el agua, no del todo dulce, que contiene en su interior. Así me recomienda visitar aquél histórico lugar.

Peter será, estos primeros días, mi guía y consejero en cuanto a todo lo que hacer y cómo hacerlo, respondiendo a preguntas inevitables sobre costumbres y forma de vida. Él nacido en Londres y habiéndose dedicado al negocio de las agencias de viajes durante muchos años , decidió dar un giro radical a su manera de vivir, cambiando su Inglaterra natal por palmeras, monos en las ventanas, y una vida “humilde y sencilla” ,como él mismo la definía, en Kandy.

Manifestación sin límites de una jungla inmensa y

verde que recoge a humildes familias trabajando en plantaciones

de arroz.

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Intentando escapar una vez más del concepto de ciudad que teníamos tras unos días en Kandy, y habiéndonos medianamente acostumbrado a lo que sería aquello, pusimos rumbo hacia Nilaveli.

Después de dos autobuses llegamos a la costa, donde todavía no es temporada, por lo que no hay turista alguno con quien cruzarse y los dueños de los tres hoteles vacíos que encontramos con suerte, se rifaban nuestra estancia. Aún fuera de temporada, el tiempo es agradable, húmedo y cálido, algo a lo que ya había empezado a acostumbrarme.

Finalmente, ya caída la tarde, decidimos acomodarnos en uno de los Bed & Breakfast que se encontraban más cerca de la orilla de la fascinante playa que rodea este lugar. En mi caso, aún no me

había percatado, desde que estábamos allí, de que nos movíamos en dirección a las zonas costeras que hace 10 años fueron totalmente devastadas.

Empieza a ser común escuchar hablando con locales la palabra antes. Antes venían, antes turistas, antes excursiones, antes del tsunami.

Husaam Udin es un hombre de 58 años que trabaja como director y gerente del hotel Saahira en el que nos hospedamos, tras regatear cinco minutos por el precio de la habitación, a ellos les encanta discutir los precios, comienza a contarnos:

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SUDESTE.PRIMER ACERCAMIENTO

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- Todas las instalaciones del hotel son nuevas, a partir del 2010 comenzamos con las obras para volver a levantar 24 habitaciones, ahora estamos vacíos porque no hace buen tiempo en este lado de la isla, pero en temporada comienza a verse poco a poco la recuperación y todos los clientes salen muy contentos del Saahira.

- Eso es una buena señal, esta zona de la isla es increíble, sin duda.

- Lo es, antes había muchos más hoteles, El Nilaveli beach hotel, uno de los más lujosos de la zona estaba aquí al lado, tenía más de 30 años de antigüedad y también quedó totalmente destruido. Estas cosas llevan tiempo, además, tras la gran ola nadie quiso volver aquí.

Las negociaciones con compañías aseguradoras fueron muy largas, tardaron años en comenzar a llevarse a cabo y nunca se llegó a estimar de una forma certera la cuantía de los daños provocados.

El tsunami se llevó consigo la vida de 600 personas solo en esta localidad cercana a Trincomalee, lo que provocó un importante descenso de la capacidad económica de sus habitantes, los cuales vivían principalmente del turismo que llegaba a esta preciosa playa. Hasta lo sucedido en 2004 esta localidad estaba considerada uno de los puntos de interés turístico más destacados de Sri Lanka.

Con motivo del décimo aniversario de la tragedia National Geographic publica en una de sus redes sociales una imagen que se dio un par de días después del maremoto, en ella aparece un hombre sobre los restos de la que era su casa. La fotografía estaba tomada en la región de Trincomalee, cuando la vi algo se removió dentro de mí. Estuvimos justo allí, en ese mismo lugar y todo parecía tan diferente ahora, aunque esa clase de imágenes habían quedado grabadas a fuego en la retina de

todo aquél que volvió por allí en esos días.

Es algo imposible de borrar, Jhon Stanmeyer, fotoperiodista que ha colaborado con publicaciones tan importantes como Time Magazine o la anteriormente citada National Geographic explicaba el momento en el que llegó a ese lugar.

<<Yo estaba en alguna parte de indonesia, mi teléfono móvil comenzó a sonar, Lisa Botos editora de Time Magazine al otro lado de la línea: “¿Has oído algo sobre la gran ola de Tailandia?” No, Dije yo. “Coge ahora mismo un avión y ve a Puckett”. Llegué a Bangkok el 26 de diciembre por la mañana, y al encender mi teléfono un mensaje de solo cuatro palabras llegó: “Ve a Sri Lanka”. El 27 de diciembre de 2004 nos encontrábamos en Trincomalee, todo el pueblo estaba totalmente destruido, un hombre andaba descalzo sobre los restos de las viviendas que se esparcían por todo el suelo, él me contestó que no y compartió con nosotros bajo su llanto que esa era su casa, y él el único superviviente de su familia. Yo estaba totalmente desesperado, sin saber qué hacer ni cómo ayudar, no era como una guerra, conflicto u otro desastre creado por los humanos, cuando ocurre un desastre natural de este tipo, no hay nadie a quien culpar. El Tsunami del Océano Índico fue un periodo en mi vida y mi carrera profesional que a día de hoy sigue persiguiéndome.>>

SUR, LO QUE SEPARA Y UNE

Pasados unos días decidimos viajar al sur de la isla, una prometedora zona turística, donde se suponía que encontraríamos un mejor clima después de haber conocido en varias ocasiones lo que significa una verdadera tormenta tropical.

Tangalle será nuestra siguiente parada, nuestra nueva casa. Una playa paradisiaca habitada por tortugas marinas que asoman al anochecer, hamacas de tela que cuelgan de las palmeras, atardeceres de postal e historias que calan muy hondo…

La segunda noche en el hotel decidimos quedarnos después de cenar en la playa, que se encontraba justo debajo del porche, con los dueños de este y charlar un poco.

Después de semanas explorando este país aún vive esa curiosidad por hablar con los locales y hacer preguntas que parezcan banales sobre su estilo de vida, costumbres o gustos.

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Son tan diferentes a los nuestros, qué humildes son sus necesidades, qué poco se necesita en realidad y qué tranquilidad se respira en este lugar. A medida que hablamos con más personas, más me cuestiono si realmente es tan necesario todo aquello que gira alrededor de nuestras necesidades en el mundo occidental más desarrollado. La prisa aquí no existe.

Sachit Warnasooriya tiene 26 años, dirige el Breeze Hostel desde hace tres. Él y su hermano se encargan de todo lo relacionado con este lugar junto con la ayuda de chavales que viven por la zona. Jugamos a las cartas con ellos y algunos amigos locales mientras probamos el famoso Arak. Un licor de coco que tumbaría al mayor bebedor.

Comienza el juego mientras charlamos, sin abandonar yo del todo mi actitud curiosa y periodística.Y como en todas las conversaciones que se suelen mantener con los turistas por la zona , llega el tema, aparece la conversación en la que todavía me resulta extraño aportar ningún tipo opinión.Aunque para Sachit resulta algo gracioso mencionarlo cuando se va la luz, como de costumbre. En Sri Lanka los cortes de electricidad son constantes y ocurren unas tres veces al día.

- ¡Cuidado! ¡Que alguien encienda una vela no vaya a ser que venga otro Tsunami y no nos demos cuenta!

Todos se ríen y alguien se levanta a por algunas velas que colocamos en la mesa para continuar el interesante juego de cartas.

- Sachit, qué bueno que podáis hablar de ello con naturalidad y después de este tiempo os lo toméis con tanto humor.- Bueno, ya han pasado bastantes años, si no fuese por mí éste que tengo a mi lado ahora mismo no estaría ganando la partida.

Agarra a su hermano con un brazo por el cuello, quien se ríe y le mira escondiendo su abanico de cartas bajo la mesa.

- La noche de antes celebramos en la playa la Full Moon Party (una fiesta muy señalada en todo Asia que se hace una vez al mes, muy típica también en Tailandia). Yo había salido toda la noche, llegué a casa después de las seis de la mañana. De repente, oí a mi madre chillar, pero ni si quiera abrí los ojos, (se ríe) seguía borracho, ¡solo quería dormir! Entonces me di cuenta de que podía tocar el techo con las manos desde la cama, estaba empapado, de un salto empecé a nadar, no podía creer lo que estaba viendo, era mi casa. Saqué a mi hermano por la ventana y…(deja de hablar al ver la cara de su hermano). Antes de la ola nosotros vivíamos aquí con nuestros padres, luego todo el pueblo quedó arrasado, incluida nuestra casa. No eran más que hojas de palmeras y barro por todo este terreno. Entonces, mis padres se alejaron de la costa, se fueron a vivir a otro pueblo a unos kilómetros de aquí. Perdimos a casi todos nuestros amigos, familiares…Pero la vida sigue, así que mi hermano y yo decidimos reconstruir nuestra casa y lo convertimos en el hotel que estáis viendo ahora mismo, aún quedan algunas cosas que reformar pero nos va bien, cada vez vamos viendo más turismo.

Al entrar en el pueblo nos sorprende encontrar una escultura conmemorativa del suceso, no habíamos visto antes ningún objeto o signo que hiciese mención a ello anteriormente.No es nada exagerado ni llamativo, no mide cuatro metros ni se encuentra en un punto de suma importancia para el pueblo, ni si quiera lo consideraría un lugar muy transitado. Apuesto a que no hubo políticos a nivel nacional, ni cámaras, ni demasiadas noticias que hablasen del momento en el que se descubrió por primera vez este conmemorativo símbolo.

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En una de las calles que salen de la carretera que cruza Tangalle, en una de las que se meten hacia las casitas pequeñas, los hostales de costa y las playas. Ahí se encontraba una piedra rectangular, grabada con los nombres de los fallecidos. Muchos de ellos turistas, la mayoría locales.

Cinco, siete, nueve. Sí, esta vez han sido nueve las picaduras de mosquito que he localizado en todo mi cuerpo después de esta noche, no entiendo su estrategia para atravesar la mosquitera, parece ser totalmente inútil dormir bajo esta y estoy empezando a replantearme si el gasto en Relec (¿repelente? para insectos) merece o no la pena.

Ducha fría, más bien templada, y nos ponemos en marcha en busca del típico desayuno cingalés. Fideos de arroz con curry, roti de coco, un zumo de thambili (coco) y hoppers, una especie de pan fino crujiente con huevo frito en su interior.Seamos sinceros, solo lo probé una vez, el picante y yo no nos llevamos demasiado bien y eso fue desde el principio una barrera divisoria entre la gastronomía de este país y mi paladar.

En el restaurante que se encontraba pegado a nuestro hostal iba a celebrarse una boda ese mismo día, todos los invitados llegaban con sus trajes tradicionales, coloridos, brillantes.Un hombre con bermudas y apariencia de turista nos invita a quedarnos en la celebración de la boda, es el único entre los asistentes que no va vestido para la ocasión, pero parece más emocionado que cualquiera de los demás invitados. Nos explica que hoy es la fiesta para la novia, la que corresponde al novio se hace otro día. Aquello nos llama bastante la atención. Hablamos un rato con él hasta que nos recomienda andar un poco por la calle más cercana a la playa para encontrar el mejor lugar donde desayunar de todo el pueblo.

Adam Patterson. Tiene 66 años, de nacionalidad estadounidense, vive en Sri Lanka desde hace 10, es viudo. Es muy conocido en el pueblo donde no viven muchos extranjeros. Da clases de inglés a los niños de los Sanjeewa y a algún otro chaval del pueblo. Vive con la familia Sanjeewa, les ayuda también en otras labores. Ayudó a estos a reconstruir su casa desde los escombros tras la ola. Sobrevivió al Tsunami, estaba de vacaciones en Sri Lanka hace 10 años en diciembre, cuando conoció a esta familia por casualidad. Nunca había estado antes allí.

<<Entonces me di cuenta de que podía tocar el techo con las manos desde la cama, estaba empapado, de un salto empecé a nadar, no podía creer lo que estaba

viendo. Era mi casa. >>

Llegamos por fin al restaurante donde íbamos a desayunar, las vistas nos regalan una playa vacía que parece puesta en ese lugar para ser contemplada.

Creo que pediré un café con el desayuno, ¿sabéis aquello de los posos con el té?, aquí ocurre lo mismo con el café y es mucho más dulce que de costumbre, aguado y dulce. Aunque a mí no acaba de desagradarme del todo, la gente suele quejarse de ello en los hoteles a menudo. Adam se enamoró de este País, en medio de la tragedia, en medio del caos, en medio de la nada, decidió quedarse aquí.

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DATOS.AYUDA INTERNACIONAL

El IECHA publicó en el 2004 unos documentos en los que se recogen los datos del mayor desastre natural que se ha vivido en las últimas décadas. Estas cifras ascienden a 288.376 muertos, un número incalculable de desaparecidos y un detalle que sobrecogió al mundo entero, casi un tercio de las víctimas mortales eran niños.

Sri Lanka, como uno de los lugares más afectados por la gran ola, quedó totalmente devastada, las personas vieron como sus pueblos se encontraban sepultados por un cúmulo de madera y barro que el agua había arrastrado, lo que una vez fue su casa había desaparecido. Más de un millón y medio de personas se quedaron sin hogar. Como casi siempre ocurre con este tipo de catástrofes, hacer una estimación acertada de la ayuda necesaria es muy difícil, y en la mayoría de los casos hasta pasado un tiempo las organizaciones gubernamentales y ONGs manejan un baile de cifras con las que es complicado realizar un plan de ayuda consecuente, así lo afirmó OXFAM en un estudio que publicó meses después, en el que puso de manifiesto el confuso balance de la ayuda que se recibió en esos primeros momentos .La presencia de las Naciones Unidas y la OCHA (Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios) era esencial.

La ayuda internacional fue llegando a cuenta gotas aunque la población comienza a tener la posibilidad de acceder a esta y poco a poco empieza a ser visible. Pasados ya tres meses desde que ocurrió la tragedia, se terminaron los trabajos de emergencia por lo que la mayoría de las personas que cooperaban con estas labores abandonaron el lugar del sucesoEl presidente de la unidad especial de policía Special Task Force de Sri Lanka lanzó unas decla-raciones en las que hablaba de las tareas de reconstrucción que se llevaron a cabo en el país. “Si hubiéramos actuado como queríamos probablemente ya habríamos completado los proyectos. Sin embargo aún estamos en una fase en la que la reconstrucción está por comenzar”. Las cifras necesarias que salieron a la luz sobre lo que sería necesario para completar esta reconstrucción eran desorbitadas, en el caso de Sri Lanka la cantidad ascendía a 1.424 millones de dólares. Cifras que a su vez solo representan el comienzo de las labores de recuperación de unos requisitos básicos para sustento de las víctimas y el comienzo de labores de desarrollo que se darían, obviamente, a largo plazo. La ONU llega a reconocer en estos días que nunca se sabrá el número oficial de muertos.

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PERIODISMO.EL TRATAMIENTO INFORMATIVO DE

LAS CATÁSTROFES NATURALES

Sucedió, un 26 de diciembre a las 07:58, hora local. Todo comenzó a partir de un terremoto con epicentro en el sudeste asiático, a unos 150 km de la costa de Sumatra donde se pudo percibir con claridad.Cuando pasaron entre una hora y media y dos horas tras el gran terremoto submarino, las olas comenzaron a alcanzar las costas de Sri Lanka, la India, Bangladesh…

Así comenzaban a informar los medios de todo el mundo sobre el maremoto. Durante la última década hemos sido testigos de grandes catástrofes naturales a través de estos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas…todos ellos pasan a ser objeto de interés informativo desde el primer momento, pero su tratamiento mediático depende de distintos factores, la mayoría de ellos tienen que ver con las consecuencias que traiga consigo el suceso y su magnitud.

Cuando los daños personales y materiales son importantes, el interés informativo asciende creando, una relación directa entre el grado de afectación, el número de damnificados y la atención mediática. En ocasiones, si existe una mayor proximidad geográfica con el suceso un desastre de menor importancia se puede convertir también en noticia de portada ya que este está medido, lógicamente, bajo otros criterios.

La cuestión es cómo se tratan realmente este tipo de sucesos en los medios más allá de las cifras o los datos oficiales que nos proporcionan las noticias ¿son realmente rigurosas cuando se trata de este tipo de acontecimientos? ¿la información es suficiente y está dada de una manera correcta?

Las informaciones sobre este tipo de tragedias despiertan en el espectador sentimientos de impotencia y al mismo tiempo solidaridad, reacciones que también tienen mucho que ver con los términos que utilizamos para referirnos a ellas: “desastre, “desgracia irremediable”, “tragedia inesperada”. Todos ellos me recuerdan a las palabras de Stanmeyer “no hay nadie a quien culpar”.

Si algo tienen en común las noticias cuando se trata de este tipo de sucesos, es una improvisación en los primeros momentos, en los que los datos van cambiando constantemente y se intenta dar al espectador una noción general de lo ocurrido. Ocupando en la mayoría de los casos el arranque de los informativos o la portada, si se trata de medios impresos, en este caso las redacciones echan humo e intentan que sus contenidos digitales logren salvar la inevitable carencia de actualización que poseen sus ediciones impresas, mientras, estas acuden a los grandes titulares acompañados de llamativas tipografías y gran tamaño de letra para conseguir impactar al lector, todo ello acompañado de imágenes

Cuando ya han pasado estos primeros momentos de información, los medios en su mayoría se centran en conseguir ese fin solidario que cale hondo en la audiencia, o como podemos llamarlo también, un tipo de impacto social que nada tiene que ver con una profundización informativa. Es realmente un buen momento para proceder a la divulgación del perfil más científico de la noticia, y más cuando se trata de estos casos relacionados directamente con causas naturales, el por qué, que en tantas ocasiones queda escasamente reducido a ese impacto más primario del que hablamos, por lo que el rigor informativo se ve reducido.

“La información ya tiene en nuestro mundo el carácter de una mercancía de consumo, consumimos información como consumimos el resto de productos que están a nuestro alcance y podemos encontrar en un supermercado. La información se va desplazando en función de factores que no tienen que ver con la importancia de ella misma, sino con hábitos de consumo”.

Juan José Millás

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El impacto social también se ve, como en muchos otros casos de otro tipo de noticias en los que hay víctimas o grandes daños materiales, cercado por la espectacularidad de las imágenes o la búsqueda de una estética informativa que ante todo destaque la importancia de los daños personales. A través de ese tipo de imágenes en ocasiones repetitivas y de mala calidad por ser vídeos tomados en el momento del suceso, parece que se busca una justificación de la importancia de la noticia, en vez de ahondar más sobre otras cuestiones que la rodean.

DESPUÉS DE 10 AÑOS.CRECIMIENTO ECONÓMICO

No visitamos el norte, los atentados y conflictos con el grupo terrorista de los Tamiles siguen estando presentes a día de hoy. El peligro que podamos encontrar no es motivo de peso, pero los controles y la policía siguen teniendo una presencia importante en esta zona de la isla.

Sri Lanka entra en el año 2009 en la postguerra después de 26 años de conflictos con el grupo separatista de los Tigres Tamiles. Todo este tiempo generó en los visitantes un sentimiento de hostilidad a la hora de decidirse por el país y fue sinónimo de obstáculos y retraso en la construcción de nuevas infraestructuras que diesen una vuelta a la realidad tras la catástrofe que vivían los cingaleses. El gobierno, tras el pacto por la paz con dicho grupo, puso entonces en marcha una gran campaña para impulsar la economía. Comenzaron entonces a construirse nuevas viviendas y complejos de lujo como hoteles y casinos, la mayoría de ellos en la capital (Colombo) para intentar atraer turismo proveniente de Asia e India. Encontraron en ello la oportunidad de otro tipo de turismo al que acostumbraba Sri Lanka, que siempre ha sido un destino para mochileros. Las infinitas oportunidades aventureras que ofrece su entorno han hecho que, en los últimos 10 años, el turismo europeo también se sienta atraído por ello. En el mes de diciembre, fuera de temporada

alta, los hoteles y lugares de descanso que se encuentran aún abiertos y a disposición de los turistas, se ven obligados a bajar sus precios adaptándolos a precios más bajos.

Desde la perspectiva de turista europeo con mochila:

Cuando llegas a Asia, esperas unos precios casi raquíticos e incomparables con lo que puedes encontrar en Europa. Y esa es una de las razones por las que la gente opta por este tipo de destinos para sus viajes de bajo presupuesto. Aunque la realidad es, que en este lugar en concreto, y precisamente por tratarse de una isla, los precios son un poco más altos en general que en el resto de países asiáticos.

El nivel de desigualdad en Sri Lanka en la actualidad no es ni mucho menos la idea que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de su vecina de arriba, la India. La pobreza en la calle solo es visible en zonas céntricas y grandes ciudades como Colombo o Kandy.

La tasa de desempleo no supera el 5% y en las zonas rurales el sustento proviene de actividades primarias como la agricultura, la cual concede el 12’6% del PIB según las últimas estadísticas. De hecho Sri Lanka es uno de los principales productores de té, situándose en el tercer puesto entre los países asiáticos exportadores.

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Desde hace un par de años el turismo se ha consolidado como una de las principales fuentes económicas del país. En el año 2013 la conocida guía Lonely Planet lo eligió como el mejor destino turístico, y los datos apuntan a que para el 2016 serán más de 2’5 millones de extranjeros quienes lo visiten.

Nos remontamos al año 2013 para conocer los últimos datos sobre el índice de desarrollo humano (IDH), la mejora desde los años anteriores fue notable, situándose Sri Lanka en el puesto 69 del ranking que constituye este estudio a nivel mundial. Este índice tiene como base tres variables distintas: nivel económico, conocimientos, longevidad y salud de la población. En la actualidad, de acuerdo con datos proporcionados por el fondo monetario internacional, Sri Lanka se sitúa en el puesto 106 en cuanto a su PIB de acuerdo con valores de paridad de poder adquisitivo (2014). Lo que significa la suma de todos los bienes y servicios finales producidos por un país en un año divididos entre el total de la población.

Dentro de todo este contexto vemos como en poco tiempo, no solo después de una catástrofe como la que tratamos de explicar, sino tras 26 años de guerra civil en el país, Sri Lanka se encuentra inmerso en un proceso de evolución tanto económica como de crecimiento a nivel cultural y de bienestar social.

CONCLUSIÓN.EN RESUMIDAS CUENTAS

Ayuda, sin duda en su día este país necesitó mucha ayuda. Cómo se plantea comenzar a abordar un desastre así, cómo después de una década se ve como algo pasado e incluso las historias que hablan de ello, las que nos cuentan y nos conmueven, tienen un final feliz, positivo, reflejando un gran espíritu de superación. Todavía son comunes los proyectos de voluntariado que se realizan por todo el sur de la isla, en las zonas que fueron más devastadas.

Si hay algo que se puede destacar es que, tras lo ocurrido, el miedo calló sobre occidente, siendo casi generalizado ante planear un viaje a las costas de indonesia. De la misma forma, el miedo fue justo lo que faltó en este paraíso asiático. Miguel Ángel Rodríguez, delegado internacional de La Cruz Roja lo expresó de esta manera cuando llegó al foco de la tragedia, horas después de que ocurriese: “La mirada de la población obliga a seguir trabajando, es una extraña mezcla de esperanza y desolación”.Un sentimiento de lucha por parte de los locales permitió al país insular salir adelante, la localización e innumerables cualidades del entorno natural de Sri Lanka han hecho que, poco a poco, la llegada de turistas torne a ser un elemento principal en su economía.

30.240 muertos, 3.858 desaparecidos, 15.683 heridos y 833.780 desplazados. La naturaleza es la naturaleza, comodijo Stanmeyer: “no hay nadie a quién culpar”. Aunque sin embargo en este caso, sí que hay a quien aplaudir.