Descartes

13
Andrés Luna Bermejo 48663391-Z Filosofía Moderna. Meditaciones metafísicas o Meditaciones de filosofía primera en las que se demuestra la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, René Descartes. (Traducción de Vidal Peña). Meditación primera. De las cosas que pueden ponerse en duda. “He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, había admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos tenía que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias. Mas pareciéndome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, tras ella, más apta para la ejecución de mi propósito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora me sentiría culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar”. De esta primera parte, ya se desprende claramente una idea, la cual, como se verá, dominará toda la meditación en cuestión. Esta idea no es otra que la de la duda. Descartes comienza reflexionando sobre su propia vida, sobre las opiniones que había tomado como verdaderas desde una edad temprana, opiniones que distan mucho de ser verdaderas, sino que más bien –dichas opiniones– le conducían al error. Estas opiniones constituyeron los cimientos sobre los que el propio Descartes construyó muchas de sus creencias, conocimientos, etc., de ahí que todo aquello que se sostuviera por dichos pilares sería de una naturaleza incierta, dudosa, al igual que se debe dudar de la estabilidad de una casa que se sostiene sobre unos malos pilares. Por tanto, la tarea que guiará a Descartes será deshacerse de todas estas opiniones que él había creído como verdaderas, esto es, revisar los fundamentos, los pilares, y eliminar aquellas opiniones que carecen de crédito. Esta tarea debe ser llevada a cabo con diligencia, ya que descubrir algo cierto, que no ceda terreno ante la duda es de gran importancia, en especial para el ámbito de las ciencias. (Ideas fundamentales: duda, pilares del conocimiento, ciencia y verdad).

description

Filosofía Moderna. Meditaciones.

Transcript of Descartes

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    !Filosofa Moderna. Meditaciones metafsicas o Meditaciones de filosofa primera en las que se

    demuestra la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, Ren Descartes. (Traduccin de Vidal

    Pea).

    !Meditacin primera. De las cosas que pueden ponerse en duda.

    !!He advertido hace ya algn tiempo que, desde mi ms temprana edad, haba admitido como verdaderas muchas opiniones falsas, y que lo edificado despus sobre cimientos tan poco slidos tena que ser por fuerza muy dudoso e incierto; de suerte que me era preciso emprender seriamente, una vez en la vida, la tarea de deshacerme de todas las opiniones a las que hasta entonces haba dado crdito, y empezar todo de nuevo desde los fundamentos, si quera establecer algo firme y constante en las ciencias. Mas parecindome ardua dicha empresa, he aguardado hasta alcanzar una edad lo bastante madura como para no poder esperar que haya otra, tras ella, ms apta para la ejecucin de mi propsito; y por ello lo he diferido tanto, que a partir de ahora me sentira culpable si gastase en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar.

    !De esta primera parte, ya se desprende claramente una idea, la cual, como se ver, dominar toda la

    meditacin en cuestin. Esta idea no es otra que la de la duda. Descartes comienza reflexionando

    sobre su propia vida, sobre las opiniones que haba tomado como verdaderas desde una edad

    temprana, opiniones que distan mucho de ser verdaderas, sino que ms bien dichas opiniones le

    conducan al error. Estas opiniones constituyeron los cimientos sobre los que el propio Descartes

    construy muchas de sus creencias, conocimientos, etc., de ah que todo aquello que se sostuviera

    por dichos pilares sera de una naturaleza incierta, dudosa, al igual que se debe dudar de la

    estabilidad de una casa que se sostiene sobre unos malos pilares. Por tanto, la tarea que guiar a

    Descartes ser deshacerse de todas estas opiniones que l haba credo como verdaderas, esto es,

    revisar los fundamentos, los pilares, y eliminar aquellas opiniones que carecen de crdito. Esta tarea

    debe ser llevada a cabo con diligencia, ya que descubrir algo cierto, que no ceda terreno ante la

    duda es de gran importancia, en especial para el mbito de las ciencias.

    !(Ideas fundamentales: duda, pilares del conocimiento, ciencia y verdad).

    !

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    As pues, ahora que mi espritu est libre de todo cuidado, habindome procurado reposo seguro en una

    apacible soledad, me aplicar seriamente y con libertad a destruir en general todas mis antiguas opiniones.

    Ahora bien, para cumplir tal designio, no me ser necesario probar que son todas falsas, lo que acaso no

    conseguira nunca; sino que, por cuanto la razn me persuade desde el principio para que no d ms crdito

    a las cosas no enteramente ciertas e indudables que a las manifiestamente falsas, me bastar para

    rechazarlas todas con encontrar en cada una el ms pequeo motivo de duda. Y para eso tampoco har falta

    que examine todas y cada una en particular, pues sera un trabajo infinito; sino que, por cuanto la ruina de

    los cimientos lleva necesariamente consigo la de todo el edificio, me dirigir en principio contra los

    fundamentos mismos en que se apoyaban todas mis opiniones antiguas. Todo lo que he admitido hasta el

    presente como ms seguro y verdadero, lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he

    experimentado a veces que tales sentidos me engaaban, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes

    nos han engaado una vez. Pero, aun dado que los sentidos nos engaan a veces, tocante a cosas mal

    perceptibles o muy remotas, acaso hallemos otras muchas de las que no podamos razonablemente dudar,

    aunque las conozcamos por su medio; como, por ejemplo, que estoy aqu, sentado junto al fuego, con una

    bata puesta y este papel en mis manos, o cosas por el estilo. Y cmo negar que estas manos y este cuerpo

    sean mos, si no es ponindome a la altura de esos insensatos, cuyo cerebro est tan turbio y ofuscado por

    los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente ser reyes siendo muy pobres, ir vestidos de oro y

    prpura estando desnudos, o que se imaginan ser cacharros o tener el cuerpo de vidrio? Mas los tales son

    locos, y yo no lo sera menos si me rigiera por su ejemplo

    !Como se ha afirmado anteriormente, la tarea que pretende conseguir Descartes es destruir aquellas

    opiniones antiguas que, aunque en un principio haba considerado verdaderas, en el fondo no traan

    consigo ms que error y falsedad. La pregunta ahora es la siguiente: Cmo llevar a cabo tal

    cometido? Aunque, en primer lugar, parezca suficiente con demostrar que todas son falsas, se ha de

    advertir que esto conllevara un gran trabajo, de larga duracin. Para realizar tal designio bastar

    con encontrar en esas opiniones un mnimo motivo de duda, y es que la propia razn me dice que

    no debo tomar por ms verdaderas aquellas cosas de naturaleza dudosa (aunque sea muy pequea

    esa duda) que aquellas cosas que son falsas claramente. sta es la razn por la cual basta con atacar

    los cimientos para que todo lo dems caiga por su propio peso; Descartes intentar derruir todas sus

    antiguas opiniones en tanto que destruyendo los cimientos sobre los que se sostenan. Ahora bien,

    todas esas opiniones que Descartes ha credo desde gran tiempo atrs que eran verdaderas las ha

    aprendido siempre de los sentidos o por los sentidos, pero los sentidos, en ciertas ocasiones, dice el

    propio Descartes, le han engaado, y no es prudente fiarse de quien te engaa una vez. An as, se

    debe tener en cuenta que los sentidos es cierto que pueden engaar en lo referente a las cosas mal

    percibidas o lejanas, pero tambin, pero muchas veces proporcionan a su vez cierta informacin de

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    las que es imposible dudar (aparentemente, porque no se ha contemplado an la opcin de que uno

    se encuentre durmiendo), como por ejemplo, que l estado sentado al lado del fuego con una estufa

    y el papel entre las manos.

    !(Ideas principales: destruir los pilares, motivo de duda, sentidos y falsedad)

    !Con todo, debo considerar aqu que soy hombre y, por consiguiente, que tengo costumbre de dormir y de

    representarme en sueos las mismas cosas, y a veces cosas menos verosmiles, que esos insensatos cuando

    estn despiertos. Cuntas veces no me habr ocurrido soar, por la noche, que estaba aqu mismo, vestido,

    junto al fuego, estando en realidad desnudo y en la cama! En este momento, estoy seguro de que yo miro este

    papel con los ojos de la vigilia, de que esta cabeza que muevo no est soolienta, de que alargo esta mano y

    la siento de propsito y con plena conciencia: lo que acaece en sueos no me resulta tan claro y distinto

    como todo esto. Pero, pensndolo mejor, recuerdo haber sido engaado, mientras dorma, por ilusiones

    semejantes. Y fijndome en este pensamiento, veo de un modo tan manifiesto que no hay indicios

    concluyentes ni seales que basten a distinguir con claridad el sueo de la vigilia, que acabo atnito, y mi

    estupor es tal que casi puede persuadirme de que estoy durmiendo.

    !Ahora bien, en tanto que se es humano, uno tiene la disposicin natural al sueo, en el cual uno

    puede representarse las mismas cosas que cuando est despierto, o ms inverosmiles que las que un

    loco podra pensar cuando est despierto. An as, parece que lo que el propio Descartes ve y siente

    en ese momento (que se encuentra frente al papel, que no tiene sueo, que mueve el cuerpo

    conscientemente) se presenta como ms claro que lo que ocurre cuando suea. Pero, en realidad,

    todo esto que se le presenta por los sentidos tambin se presenta en los sueos de una manera

    semejante. Basndose en este pensamiento, Descartes termina planteando que realmente no hay

    indicios, seales, que basten para poder distinguir con fiabilidad el sueo de la vigilia.

    !(Ideas principales: sueo, semejanza entre sueo y vigilia).

    !As, pues, supongamos ahora que estamos dormidos, y que todas estas particularidades, a saber: que

    abrimos los ojos, movemos la cabeza, alargamos las manos, no son sino mentirosas ilusiones; y pensemos

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    que, acaso, ni nuestras manos ni todo nuestro cuerpo son tal y como los vemos. Con todo, hay que confesar

    al menos que las cosas que nos representamos en sueos son como cuadros y pinturas que deben formarse a

    semejanza de algo real y verdadero; de manera que por lo menos esas cosas generales a saber: ojos,

    cabeza, manos, cuerpo entero no son imaginarias, sino que en verdad existen. Pues los pintores, incluso

    cuando usan del mayor artificio para representar sirenas y stiros mediante figuras caprichosas y fuera de lo

    comn, no pueden, sin embargo, atribuirles formas y naturalezas del todo nuevas, y lo que hacen es slo

    mezclar y componer partes de diversos animales; y, si llega el caso de que su imaginacin sea lo bastante

    extravagante como para inventar algo tan nuevo que nunca haya sido visto, representndonos as su obra

    una cosa puramente fingida y absolutamente falsa, con todo, al menos los colores que usan deben ser

    verdaderos.

    !Siguiendo la lnea de la argumentacin anterior, Descartes supone que sea cierto que uno est

    dormido, soando, y que todo aquello que antes crea, esto es, que tiene los ojos abiertos, que puede

    mover su cuerpo, son meras ilusiones carentes de verdad alguna, e incluso supone que nuestras

    extremidades, nuestro cuerpo en general no es verdaderamente como lo se imagina en sueos. Sin

    embargo, argumenta Descartes que, al igual que ocurre en la pintura, en el sueo uno no puede

    representarse cosas que no tengan semejanza alguna con algo real y cierto; de igual manera, los

    pintores que realizan cuadros donde representan seres mitolgicos o fantsticos, en ltimo trmino,

    estos les atribuyen a dichos seres formas que no son inventadas, sino que realizan tal labor

    mezclando componentes, partes, de otros seres vivos. Si se diera el caso en el que la pintura

    ilustrar algo nuevo, nunca visto y, por tanto, absolutamente ilusorio y falso, entonces, nos dice

    Descartes que al menos los colores usados si que deben ser verdaderos. Ntese que Descartes est

    hilando, podra decirse que cincelando, una idea que estar presente en las dems meditaciones, y es

    que todo lo compuesto, donde parece poder hallarse la duda, como, por ejemplo, que uno est

    sentado junto al fuego de la chimenea y alarga la mano para coger la pluma es verdadero en tanto

    que est relacionado con algo ms general y simple, donde la duda no puede hacer mella, pues,

    parece cierto que uno posee ojos, manos, cuerpo, etc., aunque como se ver ms adelante, hay

    incluso otras cosas ms universales y simples.

    !(Ideas principales: relacin entre sueo y pintura, sueo y pintura copias/semejanza con algo ms

    real, lo compuesto es verdadero en virtud de algo ms general y simple).

    !

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    Y por igual razn, aun pudiendo ser imaginarias esas cosas generales a saber: ojos, cabeza, manos y otras semejantes es preciso confesar, de todos modos, que hay cosas an ms simples y universales

    realmente existentes, por cuya mezcla, ni ms ni menos que por la de algunos colores verdaderos, se forman

    todas las imgenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, ya sean verdaderas y reales, ya fingidas

    y fantsticas. De ese gnero es la naturaleza corprea en general, y su extensin, as como la figura de las

    cosas extensas, su cantidad o magnitud, su nmero, y tambin el lugar en que estn, el tiempo que mide su

    duracin y otras por el estilo.

    !Retomando la argumentacin anterior, Descartes aclara que particularidades citadas con

    anterioridad ojos, cabeza que pueden ser tomadas como las ms simples y universales no son

    ciertamente de tal ndole, sino que realmente existen cosas ms simples y universales, que por cuya

    mezcla, como si se trataran de los colores que el pintor utiliza (1), se forman todas aquellas

    imgenes que habitan en nuestro pensamiento, imgenes que pueden ser tanto falsas, como

    verdaderas. Descartes termina calificando la propia naturaleza corprea y su extensin, al igual

    que la figura, cantidad, nmero, lugar en el que estn y el tiempo de duracin de sta (2) como

    aquella que pertenece al gnero de las cosas que son simples y universales y que por tanto existen

    realmente.

    !(1) Descartes utiliza la metfora de los colores como si su gnero fuera igual al de aquellas cosas

    que son simples y universales, a partir de las cuales el surgen las dems, que son compuestas.

    (2) En la meditaciones segunda y tercera, Descartes pone el ejemplo de una cera, que somete a

    distintos experimentos con el fin de aclarar que podemos encontrar en ella de una forma clara y

    distinta. Descartes termina diciendo que lo nico que hay claro y distinto en las cosas corpreas

    como en la cera son:

    La extensin: el lugar que ocupa un cuerpo en el espacio.

    La magnitud: la extensin en longitud, anchura y profundidad.

    La figura: los lmites de esa extensin.

    El movimiento: el cambio de situacin de un cuerpo.

    Duracin, nmero, substancia.

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    Por lo cual, acaso no sera mala conclusin si dijsemos que la fsica, la astronoma, la medicina y todas las dems ciencias que dependen de la consideracin de cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas;

    pero que la aritmtica, la geometra y dems ciencias de este gnero, que no tratan sino de cosas muy

    simples y generales, sin ocuparse mucho de si tales cosas existen o no en la naturaleza, contienen algo

    cierto e indudable. Pues, duerma yo o est despierto, dos ms tres sern siempre cinco, y el cuadrado no

    tendr ms de cuatro lados; no pareciendo posible que verdades tan patentes puedan ser sospechosas de

    falsedad o incertidumbre alguna.

    !Ahora bien, la distincin entre cosas compuestas y cosas simples y generales, donde la verdad de las

    primeras depende de las segundas, lleva a Descartes a diferenciar a su vez entre las ciencias que se

    ocupan de estas cosas compuestas como la fsica, la medicina, etc. y aquellas que se centran en

    otras cosas ms simples y universales como la aritmtica y la geometra, pues, tal y como dice el

    propio Descartes, ya sea soando o en vigilia, dos ms tres siempre sern cinco y el cuadrado no

    tendr ms de cuatro lados. Puede decirse que estas ltimas son verdades porque reposan en un

    terrero yermo de dudas.

    !(Idea principal: ciencias con objetos dudosos versus ciencias con objetos claros y distintos)

    !Y, sin embargo, hace tiempo que tengo en mi espritu cierta opinin, segn la cual hay un Dios que todo lo

    puede, por quien he sido creado tal como soy. Pues bien: quin me asegura que el tal Dios no haya

    procedido de manera que no exista figura, ni magnitud, ni lugar, pero a la vez de modo que yo, no obstante,

    s tenga la impresin de que todo eso existe tal y como lo veo? Y ms an: as como yo pienso, a veces, que

    los dems se engaan, hasta en las cosas que creen saber con ms certeza, podra ocurrir que Dios haya

    querido que me engae cuantas veces sumo dos ms tres, o cuando enumero los lados de un cuadrado, o

    cuando juzgo de cosas an ms fciles que sas, si es que son siquiera imaginables. Es posible que Dios no

    haya querido que yo sea burlado as, pues se dice de l que es la suprema bondad. Con todo, si el crearme

    de tal modo que yo siempre me engaase repugnara a su bondad, tambin parecera del todo contrario a

    esa bondad el que permita que me engae alguna vez, y esto ltimo lo ha permitido, sin duda.

    !Aqu Descartes da un giro respecto a su argumentacin anterior, y es que el autor tras toda su

    exposicin anterior acerca de la duda, el conocimiento verdadero, el sueo y la vigilia, etc., que el

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    mismo mismo parece dar por buena propone un caso en el que todo explicado con anterioridad no

    tendra valor alguno. Segn Descartes, puede que haya un Dios omnipotente, el cual le ha creado.

    Partiendo de esta idea, es legtimo, para Descartes, preguntarse si tal Dios ha procedido de tal

    manera al crear todo aquello que l haba credo como existente, esto es, la extensin, figura,

    magnitud, etc., no exista realmente, sino que ese Dios le ha creado de tal manera que l lo cree as.

    Pero esto puede extenderse an ms, pues tambin parecera legtimo pensar que ese mismo Dios

    acte de tal manera que incluso en las cosas que parecen indubitables, como que dos ms tres son

    cinco, o que un cuadrado tiene cuatro lados, uno mismo se engae. An as, dice Descartes, esta

    hiptesis parece poder salvarse, ya que parece ser que lo que se dice de tal Dios es que es

    infinitamente bondadoso y bueno. Empero, si esto fuera as, a saber, que Dios es infinitamente

    bondadoso y bueno, no ocurrira que uno se engaase siempre, pero tampoco debera suceder que

    se engaase alguna vez, cosa que s que sucede sin duda alguna.

    !(Ideas principales: Dios omnipotente, Dios engaador, bondad divina versus engao).

    !Habr personas que quiz prefieran, llegados a este punto, negar la existencia de un Dios tan poderoso, a creer que todas las dems cosas son inciertas; no les objetemos nada por el momento, y supongamos, en

    favor suyo, que todo cuanto se ha dicho aqu de Dios es pura fbula; con todo, de cualquier manera que

    supongan haber llegado yo al estado y ser que poseo ya lo atribuyan al destino o la fatalidad, ya al azar,

    ya en una enlazada secuencia de las cosas ser en cualquier caso cierto que, pues errar y equivocarse es

    una imperfeccin, cuanto menos poderoso sea el autor que atribuyan a mi origen, tanto ms probable ser

    que yo sea tan imperfecto, que siempre me engae. A tales razonamientos nada en absoluto tengo que

    oponer, sino que me constrien a confesar que, de todas las opiniones a las que haba dado crdito en otro

    tiempo como verdaderas, no hay una sola de la que no pueda dudar ahora, y ello no por descuido o ligereza,

    sino en virtud de argumentos muy fuertes y maduramente meditados; de tal suerte que, en adelante, debo

    suspender mi juicio acerca de dichos pensamientos, y no concederles ms crdito del que dara a cosas

    manifiestamente falsas, si es que quiero hallar algo constante y seguro en las ciencias.

    !En este prrafo, Descartes extrae las consecuencias de lo expuesto anteriormente, y es que, segn lo

    dicho con anterioridad, puede suceder que ciertas personas se inclinen a negar la existencia de un

    Dios antes de aceptar como incierto lo dicho antes. Es cierto que errar es una imperfeccin, y a estas

    personas que argumentan que cuanto menos poderoso sea el Dios creador, hay ms posibilidades

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    de que yo sea un ser harto imperfecto no hay nada que reprocharles en cuanto a sus argumentos,

    dice Descartes, pues, como comenzaba exponiendo l mismo al comienzo de esta meditacin, no

    hay una sola opinin que l diera por verdadera tiempo atrs de la que no pudiera dudar ahora.

    Aunque habra que destacar, como apunta el propio autor, que dicha duda no se debe a pequeos

    detalles en las antiguas opiniones, sino a fuertes argumentos sobre los que ha reflexionado

    profundamente. Debido a esto, dice Descartes, uno debe suspender su juicio* acerca de estas

    opiniones, y no creerlas ms verdaderas que otras que son claramente falsas, ya que sta es la nica

    manera de encontrar algo verdadero y universal en las ciencias.

    !(Ideas principales: suspensin del juicio*/epoj influencia escptica).

    !Pero no basta con haber hecho esas observaciones, sino que debo procurar recordarlas, pues aquellas

    viejas y ordinarias opiniones vuelven con frecuencia a invadir mis pensamientos, arrogndose sobre mi

    espritu el derecho de ocupacin que les confiere el largo y familiar uso que han hecho de l, de modo que,

    aun sin mi permiso, son ya casi dueas de mis creencias. Y nunca perder la costumbre de otorgarles mi

    aquiescencia y confianza, mientras las considere tal como en efecto son, a saber: en cierto modo dudosas

    como acabo de mostrar, y con todo muy probables, de suerte que hay ms razn para creer en ellas que

    para negarlas. Por ello pienso que sera conveniente seguir deliberadamente un proceder contrario, y

    emplear todas mis fuerzas en engaarme a m mismo, fingiendo que todas esas opiniones son falsas e

    imaginarias; hasta que, habiendo equilibrado el peso de mis prejuicios de suerte que no puedan inclinar mi

    opinin de un lado ni de otro, ya no sean dueos de mi juicio los malos hbitos que lo desvan del camino

    recto que puede conducirlo al conocimiento de la verdad. Pues estoy seguro de que, entretanto, no puede

    haber peligro ni error en ese modo de proceder, y de que nunca ser demasiada mi presente desconfianza,

    puesto que ahora no se trata de obrar, sino slo de meditar y conocer.

    !Ahora bien, todas estas observaciones que se han hecho a lo largo de esta meditacin, dice

    Descartes, no deben ser olvidadas, sino que deben estar siempre presentes, pues en la medida en

    ciertas opiniones han sido dueas del espritu de uno, siempre habr una pretensin a otorgarles

    confianza y consentimiento, aunque, como se ha mostrado, sean en realidad opiniones donde la

    duda hace mella. El verdadero propsito ser apartarse de ese mal hbito de confiar ciegamente en

    ciertas opiniones, creyndolas falsas, hasta que uno alcance un punto intermedio, donde los

    prejuicios no puedan desequilibrar el buen hacer. ste ser, dice Descartes, el buen mtodo, alejado

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    del error, a saber, valerse duda para deshacerse de ciertos prejuicios que interfieren en el camino de

    la verdad, una duda que nunca se podr considerar excesiva, por mucha desconfianza que uno se

    proponga adoptar frente a ciertas opiniones, porque no se trata de obrar (donde la duda puede tener

    efectos negativos) sino de conocer, reflexionar.

    !(Idea principal: la duda como el mtodo correcto a seguir).

    !As pues, supondr que hay, no un verdadero Dios que es fuente suprema de verdad, sino cierto genio

    maligno, no menos artero y engaador que poderoso, el cual ha usado de toda su industria para engaarme.

    Pensar que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y las dems cosas exteriores, no

    son sino ilusiones y ensueos, de los que l se sirve para atrapar mi credulidad. Me considerar a m mismo

    como sin manos, sin ojos, sin carne, ni sangre, sin sentido alguno, y creyendo falsamente que tengo todo eso.

    Permanecer obstinadamente fijo en ese pensamiento, y, si, por dicho medio, no me es posible llegar al

    conocimiento de alguna verdad, al menos est en mi mano suspender el juicio. Por ello, tendr sumo

    cuidado en no dar crdito a ninguna falsedad, y dispondr tan bien mi espritu contra las malas artes de ese

    gran engaador que, por muy poderoso y astuto que sea, nunca podr imponerme nada.

    !Aplicando lo expuesto en el prrafo anterior, uno debe suponer entonces que no hay un Dios

    infinitamente bueno y bondadoso, sino ms bien un cierto genio maligno, que ha utilizado todo su

    poder para engaar a su propia creacin, por lo que uno debe suponer que todo aquellas cosas

    exteriores que cree conocer como el cielo, la tierra, los colores, etc. son meras ilusiones, creadas

    para urdir un astuto engao. Acto seguido uno deber intentar aplicar lo dicho: creer falso todo

    aquello que ve, toca, oye, saborea u olfatea, pero tambin creer falso el que tenga manos, ojos,

    carne, etc.. Una vez que se haya puesto en marcha tal empresa, mantenindose uno fijo en ella,

    deber intentar comprobar si siguiendo tales indicaciones puede obtener conocimiento de alguna

    verdad, ya que si no es posible, le ser lcito suspender el juicio. Por esto mismo, si no es posible

    encontrar alguna verdad en virtud de creer que uno es engaado por un genio maligno, entonces se

    deber ser precavido y no dar crdito a ninguna falsedad, de manera que ese gran genio poderoso y

    astuto no podr imponer nunca ningn pensamiento falso.

    !(Ideas principales: genio maligno, suspensin del juicio en ausencia de evidencia de verdad)

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    !Pero un designio tal es arduo y penoso, y cierta desidia me arrastra insensiblemente hacia mi manera

    ordinaria de vivir; y, como un esclavo que goza en sueos de una libertad imaginaria, en cuanto empieza a

    sospechar que su libertad no es sino un sueo, teme despertar y conspira con esas gratas ilusiones para

    gozar ms largamente de su engao, as yo recaigo insensiblemente en mis antiguas opiniones, y temo salir

    de mi modorra, por miedo a que las trabajosas vigilias que habran de suceder a la tranquilidad de mi

    reposo, en vez de procurarme alguna luz para conocer la verdad, no sean bastantes a iluminar por entero las

    tinieblas de las dificultades que acabo de promover.

    !Descartes termina la primera meditacin sopesando no slo la dificultad general de la tarea que se

    ha propuesto, sino tambin lo difcil y angustioso que le resulta llevarla a cabo, ya que hay cierta

    desgana, desidia, que le arrastra hacia las comodidades ms ordinarias, dejando a un lado la

    reflexin y meditacin. Y no slo desidia, sino que existe en l tambin cierto temor a escapar de

    ese sueo que subyuga su espritu y percatarse de que el trabajo emprendido, en lugar de arrojar

    algn haz de luz sobre la verdad, no sea capaz de alumbrar las distintas dificultades que ha revelado

    con su empresa al igual que ocurre con el esclavo que vive maravillado en un mundo de libertad

    onrico comienza a temer en cuanto sospecha que esa libertad no es ms que mero ensueo, y en

    lugar de intentar despertar, conspira con l mismo para hacerse creer que ese mundo es verdadero.

    !~o~

    !Ahora bien, ya desarrollada la argumentacin seguida por Descartes, terminar por concluir con una

    valoracin crtica, que basar en lo que otros doctos personajes hayan objetado acerca de esta

    cuestin que nos atae. De entre todas las opiniones, me gustara destacar, por ejemplo, la de

    Thomas Hobbes, el cual dice lo siguiente acerca de la primera meditacin:

    !Resulta bastante claro, en virtud de lo dicho en esta meditacin, que no hay seal cierta y evidente mediante la cual podamos distinguir nuestros sueos respecto de la vigilia y la verdadera percepcin de los

    sentidos; y, por tanto, que las imgenes de las cosas que tenemos estando despiertos, no son accidentes

    unidos a objetos exteriores, ni arguyen prueba suficiente de que esos objetos exteriores realmente existan.

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    Por ello, si nos guiamos tan slo por los sentidos, sin recurrir a razonamiento alguno, justo ser que

    dudemos de si existe algo o no. Reconocemos, pues, la verdad de esta meditacin. Mas como ya Platn

    habl de tal incertidumbre de las cosas sensibles, y lo mismo otro antiguos filsofos antes y despus de l, y

    como la dificultad que hay para discernir la vigilia del sueo no es nada difcil de advertir, hubiera yo

    preferido que tan excelente autor de nuevas especulaciones se hubiese abstenido de publicar cosas tan

    viejas.

    !En ltimo trmino, Hobbes no arremete contra lo dicho en la propia meditacin, pues lo considera

    vlido, sino que reprocha a Descartes el haber publicado cosas que ya antes otros haban dicho o

    cuya solucin no requiere una gran reflexin, como puede ser diferenciar entre el estado de sueo y

    vigilia.

    !Descartes responder a Hobbes declarando que todo lo que se ha expuesto en la primera meditacin

    se ha hecho no con intencin de presentarlo como una novedad, sino ms bien para preparar el

    espritu de los lectores a la consideracin de las cosas propias del entendimiento, dice el propio

    Descartes, y sigue diciendo acerca de las consideraciones de la primera meditacin que no las he

    trado a colacin por nimo de gloria, sino que pienso que me he visto obligado a explicarlas, no

    menos que un mdico viene obligado a describir la enfermedad cuya curacin quiere ensear.

    !Puede decirse que la objecin realizada por Hobbes concierne al contenido en general, a lo que se

    dice en la meditacin, mientras que otros, como Gassendi, arremeten contra la manera de

    argumentar cartesiana.

    !Gassendi aprueba que Descartes quiera deshacerse de todo prejuicio, pero le reprocha su modo de

    proceder, a saber, tomar todas sus antiguas opiniones por falsas, por lo que, segn Gassendi, no se

    libera de ningn prejuicio, ya que se despoja de uno (el creer que todas son verdaderas) para tener

    otro (creer que todas son falsas), pues, tal y como le objeta el propio Gassendi, hubiera bastado con

    tener por inseguras todas las cosas que hasta entonces habais conocido. Proceder de tal manera,

    objeta Gassendi, ha llevado al propio Descartes a la invencin de artificios que podra haber

    obviado como un genio maligno o a fingir estar dormido. Para Gassendi, hubiera sido ms propio

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    del proceder de un buen filsofo decir las cosas tal y como son, ya que el propio objetor afirma que

    nadie es capaz de creer que Descartes crea que no hay nada cierto en sus antiguas opiniones.

    !Para Descartes, la objecin de Gassendi supone una crtica muy leve, propia de aquel que toma la

    tarea del filsofo muy a la ligera. Para Descartes, el filsofo procede de la misma manera que los

    astrnomos cuando imaginan en el cielo un ecuador, un zodaco y otros crculos, o los gemetras

    cuando aaden lneas nuevas a figuras dadas, por todo esto, le advierte al propio Gassendi que

    quien dice que eso es recurrir a artificios, inventar ilusiones y maquinar rodeos, afirmando que ello

    es impropio de la honestidad filosfica y el amor a la verdad, muestra bien a las claras que es l

    quien no quiere usar de honestidad filosfica ni de razones sino adornar las cosas con los afeites y

    colores de la retrica.

    !!

    !

    !!!!!!!!!!!

  • Andrs Luna Bermejo 48663391-Z

    !!!!!!!!!!!!!