Desde que era pequeñita siempre me ha gustado el fuego. El primer regalo que pedí a los reyes fue un soplete, pero no me lo

trajeron. Siempre me quedaba embelesada mirando el fuego. Con siete años tenia mi propia colección de zippos. una colección que ni la

de planeta de agostini. Empecé quemando pequeños juguetes, no hacia daño a nadie. A los diez años tenia una colección de pequeños explosivos, es decir

petardos, que ni los Power Rangers. Todos pensaban que estaba loca, que era una pirómana en potencia.

hasta que un día decidí hacer algo grande, algo colosal.

Tardé cuatro meses en reunir cien kilos de plastilina y ocho meses en construir una figura majestuosa de 2x1.

No se porqué lo hacia, pero algo en mi interior me decía que tenía que hacerlo. disfrutaba viendo aquella figura, incluso la expuse para mis familiares y amigos.

Hasta que un día decidí que había que hacer algo con la figura así que decidí quemarla y explotar todos mis petardos.

No caí en la cuenta de que esa plastilina era superinflamable, así que QUEME TODA LA CASA!!!

Decidieron llevarme al psiquiátrico, con 12 añitos. No entendían mi obsesión hasta que mi madre cayó en la cuenta y dijo:

“Mi hija no está loca, fue concebida en alicante en la época de hogueras”

y es que estas cosas sólo pasan en alicante, es algo normal…