Desigualda y Pobreza America Latina y Europa Desde 1950

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    Desigualdad

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    E

    D esigualdad y pobrezaAm érica Latina y Europa

    desde 1950

    Pil ar Gangas Peiró* 

    D ESIG UALDAD Y PO BREZA,

    IN TERPRETAC IO N ES Y M ED ID AS

    ste artículo explora la evolución de la desigualdad y

    la situación de la pobreza en Am érica Latina y en

    Europa desde una perspectiva em pírica y com para-

    da. Se analiza su evolución desde los años cincuenta hasta finales del siglo XXen am bas regiones. Finalm ente, se evalúan las posibles interpretaciones de los

    datos e indicadores disponibles, así com o su validez, desde una perspectiva

    global. Aproxim arse al estudio de la desigualdad y la pobreza puede ser una

    experiencia desconcertante por la divergencia en las interpretaciones que sue-

    len prop onerse para am bas dim ensiones. Se puede encontrar un buen núm ero

    de investigaciones, con frecuencia realizadas por organism os internacionales,

    que advierten sobre los inaceptables niveles de desigualdad y de pobreza en el

    m undo. N aciones U nidas y organizaciones no gubernam entales (O N G )1 han he-

    cho públicos diversos inform es que aportan evidencias em píricas de que tanto

    la pobreza com o la desigualdad están creciendo en la m ayor parte del planeta.

    Con la excepción de los países integrados en la O rganización para la C oopera-

    ción y el D esarrollo Económ icos (O C D E), la m ayoría de los restantes países del* U niversidad de Salam anca, España.1 Human Rights Watch World Report 2002 , N ueva York, N aciones U nidas, 2002;Human D evelopment 

    Repo rt: Past, Present and Fu tur e , N ueva York, N aciones U nidas, 2002; tam bién, datos ofrecido s por

    w w w .freedom house.org.

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    m undo habrían increm entado tanto su pobreza com o su nivel de desigualdad

    en las últim as décadas o en los últim os años.El Inform e sobre el D esarrollo H um ano de N aciones U nidas del año 20022

    indicaba que en los años noventa, la pobreza y desigualdad de ingresos se

    increm entaron acusadam ente en los países de Europa central y oriental, así

    com o en la Com unidad de Estados Indep endientes. En estos países la renta per

    cápita cayó 2.4% al año en la década de 1990. Se ha producido un increm ento

    claro de la concentración de los ingresos en la antigua U nión Soviética, aunque

    otros países no han sufrido desarrollos sim ilares. El 5% m ás rico del m undo

    tiene 114 veces m ás ingresos que el 5% m ás pobre. En los años noventa, el

    núm ero de personas en condiciones de extrem a pobreza en África subsahariana

    creció desde 242 m illones hasta 300 m illones de p ersonas. Veinte países de esta

    área geográfica, con m ás de la m itad de la población de la región, eran m ás

    pobres en el año 2002 que en 1990. D e hecho, el desarrollo hum ano ha retroce-dido en los últim os años en el África subsahariana. Entre tanto, 72% , casi tres

    cuartas partes de los usuarios de internet, vive en los países de la O C D E, que

    representa sólo 14% de la población m undial. El inform e de N aciones U nidas

    califica de “grotesco”el nivel de desigualdad a com ienzos del siglo XX I. D e

    hecho, la desigualdad parece haber crecido en la últim a década entre regiones

    del m undo. H a habido un gran crecim iento de la renta per cápita de Asia en el

    últim o cuarto de siglo, m ientras que lo contrario ha ocurrido en el África

    subsahariana en el m ism o periodo.

    O tras investigaciones consideran positivas las tendencias globales a corto y

    largo plazos, y destacan el descenso de la pobreza y la desigualdad en el m undo

    en su conjunto. La m ayoría de las investigaciones llevadas a cabo desde la

    perspectiva económ ica defienden que la pobreza y la desigualdad no sólo noestán creciendo en el m undo, sino que en verdad se están reduciendo desde

    principios del siglo xx hasta la actualidad. En esta línea, se ha afirm ado que la

    falta de apertura aum enta la desigualdad entre países, ya que las econom ías

    cerradas han tenido resultados m ucho peores que las m ás abiertas.3 El profesor

    Robert H unter W ade4 afirm a que para los econom istas que han apoyado las

    políticas internacionales sobre desarrollo en los últim os veinte años —las vincu-

    ladas al Consenso de W ashington—,5 el efecto esperado de una m ayor interco-

    2Human Development Report 2002: Deepenin g Democracy in a Fragmented World , O xford, N uevaYork, O xford U niversity Press, 2002.

    3 Banco M undial. “Poverty in an Age o f G lob alization”, 2000, en w w w .w orldb ank.org, m arzo,

    2003.4 Robert H unter W ade, “The Rising Inequality of W orld Incom e D istribu tion”, Finance and 

    Development , vol. 38, núm . 4, W ashington, Fondo M onetario Internacional, 2001.5 John W illiam son, “W hat W ashington M eans by Policy Reform ?”, en J.W illiam son (ed.),Latin 

    American Adjustment: How Much H as Happened? , W ashington , Institute for International Econom ics,

    1990. En su versión original, según W illiam son, la exp resión “Consenso de W ashington”hacía referen-

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    nexión de las econom ías a través del com ercio y las inversiones sería una distri-

    bución de ingresos m ás igualitaria. D e hecho, señala este autor, la m ayoría delos econom istas occidentales estaría de acuerdo con la afirm ación de que en los

    últim os veinte años la distribución de la renta se ha vuelto m ás igualitaria,

    aunque algunos propondrían ciertas salvedades. Por ejem plo, un inform e del

    Banco M undial del año 20006 argum entaba que la desigualdad ha experim enta-

    do dos tendencias divergentes en las últim as décadas. Por una parte, la distancia

    entre los países m ás ricos y los m ás pobres se habría increm entado progresiva-

    m ente. La distribución de ingresos entre países habría por tanto em peorado.

    Pero, por otra p arte, se habría acelerado el crecim iento de m uchos países en

    desarrollo, de m odo que la distancia entre ellos y los países industrializados

    habría com enzado a estrecharse. Al com parar am bas tendencias, la desigualdad

    entre países ponderada por su población habría descendido, concluye.

    Las políticas económ icas internacionales de los próxim os años, que puedenreforzar las tendencias existentes, dependerán de lo que se concluya respecto

    de la desigualdad y la pobreza en el periodo anterior. Com prender la relación

    entre pobreza y desigualdad, señala A m artya Sen,7 es esencial para poder dise-

    ñar políticas que contribuyan a reducir am bas. La teoría económ ica clásica,

    afirm a, explica en form a insatisfactoria el increm ento de desigualdades en los

    últim os veinte años y su relación con la reducción de la pobreza. En la m ism a

    línea crítica se m anifiesta A ndrea Cornia, en el año 2000,8 al resaltar la paradoja

    de que la tendencia hacia una m ayor concentración de los ingresos ha sido

    aceptada por las m ism as instituciones que han intentado erradicar la pobreza.

    Afirm a este autor que una m ayor concentración de ingresos se ha considerado,

    desde algunas interpretaciones económ icas, o com o fuente de incentivos em -

    presariales, o com o un efecto colateral inevitable. Pero puede haber algunosefectos indeseados de que se increm enten las desigualdades, que tal vez no

    hayan sido debidam ente evaluados previam ente. En concreto, señala que un

    increm ento de la distancia social en un país dado puede com prom eter el pacto

    social sobre el que se basa el crecim iento económ ico. La reducción de la pobre-

    za y el crecim iento económ ico puedan, de este m odo, verse com prom etidos si

    no se presta la suficiente atención al increm ento de desigualdades sociales.

    cia a diez proposiciones de las m edidas de política económ ica que podrían ser beneficiosas para

    A m érica Latina: disciplina fiscal; m ayor gasto público en partidas tales com o salud, educación prim aria

    e infraestructuras; reform a fiscal para dism inuir los tipos m arginales e increm en tar la base de cotización;

    liberalización de las tasas de interés; tipos de cam bio com petitivos; liberalización del com ercio; libera-

    lización de los flujos financieros; privatización; desregulación, en el sentido de abolir las barreras a la

    entrada y salida; afianzar los derechos de p ropiedad.6 B anco M undial. “Poverty in an A ge of G lobalization”, op. cit .7 Am artya Sen, Inequali ty Reexamined , O xford, Clarendon Press, 1992.8 G iovanni Andrea Cornia, “Rising Incom e Inequality and Poverty: A re They C om patible?”, en

    docum entos adjuntos a la base de datos Worl d Income Inequali ty Database , N ueva York, Banco M un-

    dial, 2000, w w w .w orldbank.org.

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    La respuesta a la pregunta de si la desigualdad se ha increm entado o no en

    las últim as dos décadas depende en gran m edida de las com binaciones deindicadores utilizados, com o se dem uestra en este artículo. Se utilizan varias

    bases de datos elegidas por su alta confiabilidad y exhaustividad. Se evalúa en

    detalle la calidad de las m edidas y de los datos em pleados, pudiendo así alcan-

    zar un adecuado diagnóstico de situación, adem ás de una visión longitudinal a

    largo plazo desde los años cincuenta en Am érica Latina y Europa. Este trabajo

    contribuye a responder la pregunta sobre la situación de la desigualdad y de la

    pobreza en Am érica Latina y Europa, situándolas posteriorm ente en una pers-

    pectiva global com parada. La com paración de la veracidad del índice de G ini

    frente al análisis de concentración de riqueza por quintiles perm itirá concluir

    que lo m ás adecuado será la com binación de am bas para el estudio com parado

    y longitudinal. Tam bién se argum enta que las m edidas de p obreza relativa de-

    ben igualm ente com plem entar a las de pobreza absoluta. Finalm ente, se m ues-tra que por debajo de las tendencias globales, tan difíciles de valorar, aparece

    una gran diversidad de patrones de cam bio según los países. H ay evoluciones

    m uy diferentes y en m uchas ocasiones aparentem ente no relacionadas, en los

    niveles de desigualdad y pobreza en los países estudiados de A m érica Latina,

    que se evidencian en este artículo. Es un estudio en gran m edida descriptivo

    y exploratorio; en posteriores investigaciones se habrán de analizar las variables

    explicativas de la evolución de la desigualdad y la pobreza en am bos continen-

    tes. N o obstante, se incluyen algunas referencias a las consecuencias sociales de

    am bos fenóm enos.

    PO BREZA Y D ESIG U ALDAD EN AM ÉRICA LATINA Y EURO PAD ESD E LA SEG UN D A M ITAD D EL SIG LO XX

    Esta investigación no habría sido posible sólo diez años atrás por la falta de

    datos em píricos en los que sustentarla. En este trabajo se exploran algunas

    de las fuentes m ás com pletas disponibles a com ienzos del siglo X XI para com -

    prender la situación y evolución de la desigualdad y la situación de la pobreza.

    En efecto, desde la década de los noventa ha tenido lugar una considerable

    expansión de la construcción, recopilación y distribución de indicadores econó-

    m icos y sociopolíticos com parados. Se ha hecho un enorm e esfuerzo por parte

    de organizaciones internacionales, gobiernos nacionales y O N G  para exp andir

    los datos existentes y p ara crear bases de datos longitudinales y com paradas

    usando criterios sim ilares para la construcción de los indicadores ofrecidos.Cabe destacar, entre todas, a N aciones U nidas y el Banco M undial com o las

    instituciones desde las que em ana una m ayor cantidad de datos con un nivel

    aceptable de confiabilidad y p rogresivam ente m ás com pletos.

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    Las bases de datos que han posibilitado esta investigación han sido tres. En

    prim er lugar, los datos recopilados por Przew orski, Álvarez, Cheibub y Lim ongi(2000) para el proyecto Democracy and Development: Poli tical Institutions and Material Well -Being in the World, 1950-1990.  En esta base de datos se recogeinform ación de 135 países entre 1950 y finales del siglo X X.9  En la versión acce-sible en la red se ofrecen datos del índice de G ini desde 1950 hasta 1990. La

    segunda fuente utilizada es la base de datos W IID , basada a su vez en los datos

    com pilados para el Banco M undial por D eininguer y Squire (1997).10 Esta base

    de datos contiene inform ación sobre desigualdad, m edida tanto a través del

    coeficiente de G ini com o de los porcentajes de riqueza correspondientes a pro-

    porciones de población desde 1890 hasta finales de los años noventa del siglo XX,

    cuando éstos estuvieron disponibles. Es la base de datos m ás com pleta sobre

    desigualdad de las utilizadas, ya que recopila inform ación de otras m uchas

    fuentes y evalúa hasta qué punto los datos pueden ser acep tados sin reservas.M ucha de la inform ación de la prim era base de datos,ACLP, ha sido selecciona-

    da a partir de lo recopilado por D eininguer y Squire. Pese a que la m ayoría de

    los datos no superan los requisitos m etodológicos propuestos por los autores

    de W IID , son en todo caso adecuados para com paraciones longitudinales de un

    único país.11 Para esta investigación se han seleccionado los datos del índice de

    G ini, sobre ingresos para toda la población en las fechas m ás cercanas a los

    años m arcados en las tablas. Finalm ente, se ha utilizado la base Easterly (1999)12

    para com pletar los datos relativos a porcentajes de riqueza acum ulados por

    quintiles de población en los países seleccionados de A m érica Latina y Europa.

    Los datos de pobreza proceden de diversos inform es publicados por N aciones

    U nidas.

    En prim er lugar, analicem os indicadores y tendencias de desigualdad. Lapreocupación por la adecuada m edición de la desigualdad, com o la de la po-

    breza, ha sido uno de los tem as centrales de interés del prem io N obel de econo-

    m ía Am artya Sen, que ha inspirado en gran m edida el objeto de estudio de esta

      9 ACLP Politi cal and Economi c Database Codebook  (2003), qu e puede descargarse en http://

    w w w .ssc.up enn.edu/-cheibu b/data/default.htm . D atos recogidos de la base de datos del Instituto Juan

    M arch de M adrid: w w w .m arch.es, 14 de m ayo de 2003.10 D eininguer y Squire,World I ncome Inequ ality Database, The U nited N ations University,W IND ER,

    2000. w w w .w orldb ank.org. Base de datos com parada del Banco M undial, dispon ible en la base de

    datos del Instituto Juan M arch, w w w .m arch.es.11 Estos datos incluyen diferentes unidades de análisis para calcular los índices de G ini sobre

    ingresos: unidad fam iliar, persona, personas fiscales. Tam bién distinguen en algunos casos entre toda lapoblación, urbana o rural. O frecen asim ism o detalles sobre la población cubierta, su p orcen taje, perfil

    profesional o económ ico.12 W illiam Easterly, “Life D uring G row th”,Journal of Economic Gr ow th 4 (3), septiem bre, pp. 239-

    275, 1999. B ase de datos disponible en w w w .w orldbank.org/research/grow th/datlife.exe , disponibles

    tam bién en el archivo digital del Instituto Juan M arch, w w w .m arch.es.

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    investigación.13  A rgum enta este autor que las características de la desigualdad

    en diferentes ám bitos, tales com o el ingreso, la riqueza o la felicidad, tienden aser divergentes entre sí. D e este m odo, la igualdad m edida en una dim ensión

    puede no coincidir con otras. Sería entonces im portante delim itar qué entende-

    m os por igualdad, si de partida o de resultado, así com o elegir cuidadosam ente

    los indicadores para poder m edirla. Los indicadores disponibles para estudiar la

    desigualdad en el m undo, por el m om ento, son el coeficiente de G ini y los por-

    centajes de riqueza que concentran porcentajes correspondientes de población,

    en cada p aís. La m edida m ás utilizada para analizar la desigualdad ha sido hasta

    el m om ento el índice de G ini, que refleja el porcentaje o proporción de riqueza

    desigualm ente distribuida en un país dado. H ay que tener en cuenta cuando se

    com paran los valores que ese índice varía m ucho dependiendo de si está calcu-

    lado sobre los ingresos brutos o sobre los netos, siendo el prim ero generalm en-

    te entre 5 y 10 puntos m ayor que el segundo. A su vez, este cálculo del índicede G ini sobre ingresos es de 5 a 10 puntos m ás alto que los basados en datos de

    gasto.14 Tam bién varía considerablem ente según cuál sea su unidad de base

    (personas o fam ilias) y si el cálculo se hace sobre el total de la población o si se

    ha realizado para algunos subgrupos de la m ism a. Su representación gráfica

    coincide con el área delim itada por la curva de Lorenz. En el eje horizontal se

    sitúa el porcentaje de la población —desde los m ás pobres, a la izquierda, a los

    m ás ricos, a la derecha—. En el eje vertical se representa el porcentaje acum u-

    lado de ingresos o gastos asociados con las unidades del eje horizontal. U na

    distribución com pletam ente igualitaria coincidiría con la línea que divide en 45º

    el cuadrado. Cuanto m ás desigual, m ás se parecería la curva de Lorenz al ángulo

    de 90º com prendido en el m argen inferior derecho del cuadrado (figura 1).

    ¿H a descendido la desigualdad en Am érica Latina y Europa desde m ediadosdel siglo XX? Los cuadros 1 y 2 recogen los datos de la evolución del índice de

    G ini en estas regiones en 1960, 1970, 1980 y 1990, así com o la diferencia entre

    la cifra m ás antigua y la m ás reciente. Faltan algunos países, com o N icaragua,

    H aití, Paraguay o Suiza, porque no se dispone de series tem porales con al

    m enos dos de estos datos. Éste es un problem a constante a la hora de analizar

    la evolución de las desigualdades y la pobreza, com o se verá en este epígrafe,

    que aconseja tom ar con cierta prudencia las conclusiones alcanzadas.

    En Am érica Latina se puede com probar que en la segunda m itad del siglo XX

    se redujo la desigualdad en una m edia de 3.3 puntos porcentuales. Los países

    que m ás se aproxim an a esa cifra m edia son U ruguay, donde ha habido un

    descenso gradual del índice de G ini desde 45.8 en 1960, hasta 42.3 en 1989;

    Venezuela, desde 47.3% en 1960 hasta 44.1 en 1990; El Salvador, algo m enos,

    13 A m artya Sen,op. cit.14 Base de datosWorld I ncome Inequality Database, N ueva York, B anco M undial, w w w .w orldbank.

    org, m arzo, 2003.

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    entre 1960 y 1980. En el resto de los países podem os encontrar una gran diver-

    sidad en la evolución de sus niveles de desigualdad. Los casos de descensos

    m ás acusados tuvieron lugar en Panam á, 21 puntos porcentuales, pues bajó

    desde 50.9 hasta 29.9% entre 1960 y 1990, o Perú, 19% , donde se redujo desde

    61.8% en 1960 hasta 42.8 en 1990. Panam á y Perú son los países de m ayor

    reducción del índice de G ini de todo el periodo. O tros cuantos países han

    descendido en su nivel de desigualdades en m enor proporción, pero por en-

    cim a de la m edia: Bolivia (–7.6% ), H onduras (–7.5), Colom bia (–6.7), Argenti-

    na (–5.6), Costa Rica (–4.7). Finalm ente, hay otro grupo de países que han

    reducido sus desigualdades m enos de la m edia (M éxico, –0.3) o que las han

    visto increm entadas (Brasil, 6.6; Ecuador, 8), en algunos casos severam ente (Chile,11.1; G uatem ala, 13.9). N o hay, por tanto, tendencias generales para todos los

    países analizados: hay resultados variados. Posteriorm ente se analizará en qué

    m edida otros datos e indicadores pueden contribuir a hacer un diagnóstico

    adecuado de la evolución de la desigualdad en Am érica Latina.

    En Europa, la reducción m edia del índice de G ini entre 1960 y 1990 (–5.62% )

    casi ha duplicado la de A m érica Latina, a pesar de haber partido en la m ayoría

    de los casos de cifras m ás bajas que las correspondientes a los países latinoam e-

    ricanos. En una cuarta parte de los casos se han conseguido reducciones acusa-

    das de su nivel de desigualdad: Finlandia (–16.8% ), Francia (–16.3), H olanda

    (–13.9), Bélgica (–12.6), G recia (–8.7), Alem ania (–8.3), Italia (–7.3); otros han

    experim entado descensos m oderados: D inam arca (–3.5% ), Austria (–3.2), Irlan-

    da (–2.1), N oruega (–4.4); finalm ente, hay aún algunos casos en los cuales la

    reducción ha sido por debajo de la m edia o han increm entado su nivel de

    desigualdad: Irlanda (–2.1% ), España (0.5), Suecia (0.3), Reino U nido (5.9) y

    Portugal (6.1). N ueve de los países para los que se dispone de series tem porales

    FIG U RA 1.Coeficiente de Gini. Curva de Lorenz 

    Porcentaje acumulado

    (ingresos o gastos)

    Porcentaje acumulado de la población

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    C U A D R O  2.Evolución del índi ce de Gin i en Europa, 1960-1990 

    Diferencia Países 1960 1970 1980 1990 1990-1960  

    A ustria — 30.2 28.7 27 –3.2 

    B élgica — 39.2 27.9 26.6 (1988) –12.6 

    D inam arca 37 32 31 33.5 –3.5 

    Finlandia 43.02 27.9 30.9 26.2 –16.8 

    Francia 49 44 34.9 32.7 –16.3 

    A lem ania 38.3 32.8 31.1 30 (1994) –8.3 

    G recia 43.9 41.7 33.5 35.2 –8.7 

    Irlanda — 36.7 35.6 34.6 –2.1 

    Italia 40 (1948) 35.8 34.3 32.8 –7.3 

    H olanda 43.5 29.9 27.4 29.6 –13.9 

    N oruega 37.5 (1962) 36.8 31 33.1 –4.4 

    Portugal — 30.6 (1973) 36.8 36.86.1 España 25.4 (1965) 28.5 26.8 25.9 0.5 

    Suecia — 31 32.4 31.3 0.3 

    Reino U nido 25.3 25.1 24.9 31.2 5.9 

    FU E N T E: elaboración propia sobre las bases de datos ACLP, Easterly y D einniguer y Squire.

    C U A D R O  1.Evolución del índ ice de Gini en América Latina,

    1960-1990 Diferencia 

    País 1960 1970 1980 1990 1990-1960  

    Costa Rica 50.8 44.9 46.2 46.1 –4.7 

    República D om inicana — 45 44.1 50.5 5.5 

    El Salvador 50.6 44.2 48.4 — –2.2 

    G uatem ala — 45.2 50.7 59.1 13.9 

    H onduras 61.5 61.1 57.2 54 –7.5 

    M éxico 55.3 57.8 50.2 55 –0.3 

    Panam á 50.9 57 47.5 29.9 –21 

    A rgentina 43.4 44 41 37.8 –5.6 

    B olivia 49.6 53 (1968) — 42 –7.6

    B rasil 53 57.6 57.8 59.6 6.6 

    Chile 46.8 45.9 53.2 57.911.1 

    Colom bia 57.9 52 53.8 51.2 –6.7 

    Ecuador 35 65.4 44.5 43 8 

    Perú 61.8 55 42.7 42.8 (1986) –19 

    U ruguay 45.8 42.8 (1967) 42.37* 42.3 (1989) –3.5 

    Venezuela 47.3 47.6 41.1 44.1 –3.2 

    FU E N T E: elaboración propia sobre las bases de datos ACLP, Easterly y D eininguer y Squire.

    * Los datos elegidos son del índice de G ini calculado sobre ingresos para toda la población y

    tom ando las unidades fam iliares. En este caso, se refiere a la población de la cap ital únicam ente.

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    Políti ca y Cul tu ra, otoño 2003, núm. 20, pp. 29-51 

    Desigualdad y pob reza: América Lati na y Europ a desde 1950  37

    han reducido su desigualdad por debajo de la m edia, o la han increm entado,

    com o ocurre en el Reino U nido y Portugal, a pesar de la tendencia europea areducir ese nivel de desigualdad.

    Adem ás del índice de G ini, para m edir la desigualdad se utiliza otro indica-

    dor: el porcentaje de riqueza acum ulado por los m ás ricos y pobres de un país

    —en deciles o quintiles—, así com o la distancia entre unos y otros. Este indica-

    dor refleja con m ayor claridad cóm o se distribuye la riqueza en cada país, es

    m ucho m ás intuitivo y contiene m ás inform ación. D e hecho, si se com paran los

    datos m edidos por el índice de G ini con los de la evolución de la concentración

    de riqueza en Am érica Latina y en Europa (cuadros 3 y 4), se pueden identificar

    tendencias diferentes en m uchos de los casos analizados. El núm ero de p aíses

    incluidos es m enor por haber m enos datos disponibles, y se tienen series tem -

    porales com pletas únicam ente para D inam arca, H olanda, N oruega, Reino U ni-

    do, Chile y Colom bia; sólo 6 de los 27 países analizados.La evolución de la concentración de la riqueza en Am érica Latina entre

    1960 y 1990 refleja un descenso casi im perceptible de –0.25% com o m edia en

    la concentración de la riqueza de los m ás ricos, así com o un descenso, en este

    caso considerable por los bajos porcentajes iniciales en la concentración de

    renta del 20% m ás pobre, que en las últim as décadas ha perdido 3.1% de la

    riqueza respecto de la década de los sesenta. En Europa, en cam bio, los datos

    ofrecen evidencias de que ha tenido lugar una m ayor redistribución de la

    riqueza en las últim as décadas, al concentrar el 20% m ás rico 4.8% m enos en

    1990 que en 1960, m ientras que el 20% m ás pobre ha increm entado su por-

    centaje de riqueza en una m edia de 2% . El único país europeo en el que se

    evidencian increm entos claros de la desigualdad con este indicador ha sido el

    Reino U nido. En cam bio, en Am érica Latina se pueden identificar algunosresultados preocupantes, que confirm an las tendencias divergentes que suge-

    ría el índice de G ini, así com o algunas inform aciones adicionales que el ante-

    rior indicador no refleja. En prim er lugar, 9 de los 14 casos han experim entado

    em pobrecim ientos del 20% m ás pobre de la población. Ú nicam ente en H on-

    duras, M éxico, Bolivia, Colom bia y Perú se ha increm entado ligeram ente la

    riqueza en m anos de los m ás pobres (con un m áxim o de 2.1% en Bolivia).

    Adem ás, las poblaciones acom odadas de un buen núm ero de países latinoa-

    m ericanos han reducido sus porcentajes de riqueza, en algunos casos en por-

    centajes m uy altos: Perú (–17.8), Costa Rica (–16.6), Colom bia (–13.7), Bolivia

    (–12.8), hecho que sugiere increm entos de la igualdad inadecuadam ente re-

    flejados por el índice de G ini. A m bos indicadores reflejan la gran redistribución

    de los ingresos en Perú, pero difieren en casos com o el de Panam á, que a

    pesar de haber reducido m ás de 20% ese índice, de hecho parece haber

    increm entado la distancia entre el 20% m ás rico y el m ás pobre en 2.4 puntos

    porcentuales.

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    Desigualdad y pob reza: América Lati na y Europ a desde 1950  41

    Para poder llevar a cabo una com paración m ás sistem ática de los dos

    indicadores de desigualdad propuestos —y adem ás para com pletar la serie tem -poral con los datos m ás recientes disponibles, correspondientes a la década de

    los noventa—, se han incluido en el cuadro 5 datos de la concentración de

    riqueza por deciles y quintiles, así com o la distancia entre los grupos m ás extre-

    m os.15 En la últim a colum na se presenta el índice de G ini para los países y años

    seleccionados, de m odo que se puedan com parar los resultados. Se han ordena-

    do los datos de m enor a m ayor desigualdad, m edida por la distancia en acum u-

    lación de riqueza entre el 20% m ás rico y el m ás pobre.

    Para Europa se dispone únicam ente de siete casos con inform ación com ple-

    ta, que ap arecen en los prim eros lugares del cuadro. Se confirm a que Portugal

    y Reino U nido son los dos casos m ás inequitativos de Europa. En el caso britá-

    nico hay que destacar la distancia entre el 10% m ás rico y el m ás pobre. Así,

    parece que nuevam ente se puede confirm ar, excepción hecha de Portugal yReino U nido, una tendencia sostenida a la reducción de desigualdades en Euro-

    pa en las últim as décadas. En cam bio, para A m érica Latina resulta m ucho m ás

    difícil identificar tendencias generales. Com o se había adelantado, en los años

    noventa se m antuvieron niveles de desigualdad m uy diferentes en esta región

    del m undo. Las cifras de Ecuador, Perú, Costa Rica y R epública D om inicana, si

    bien casi duplican la distancia m edia europea, se sitúan en niveles m oderados

    para el contexto regional de hasta alrededor de 10% . O tro grupo interm edio lo

    form arían Bolivia, Panam á, G uatem ala, M éxico, El Salvador, Venezuela y C hile,

    con niveles inferiores a 20% . Finalm ente, el grupo con desigualdades m áxim as:

    Brasil, H onduras, N icaragua y Paraguay, con distancias en la concentración de

    riqueza cercanas a 30 por ciento.

    Se puede com probar cóm o el orden de países se alteraría en form a significa-tiva si se utilizase la distancia entre los extrem os de la distribución, elratio entreel 10% m ás rico y el m ás pobre. U na cifra elevada en este indicador refleja una

    desigualdad m ás acusada que en el anterior, ya que se están valorando los extre-

    m os de la distribución. Si se hace así, Reino U nido sigue siendo el país m ás

    inequitativo de Europa. Las diferencias entre Europa y Am érica Latina, utilizando

    esta m edida, se agrandarían m ucho. Ú nicam ente Ecuador (15.4), República D om i-

    nicana (18.0), Costa Rica (20.4), Perú (22.3) y B olivia (24.6) presentan cifras de

    distancia entre la concentración de riqueza del decil m ás rico y m ás pobre m eno-

    res de 25. El resto de los países tendría niveles m ucho m ás altos de desigualdad,

    entre 29.7 en Panam á, 71.2 en H onduras, 69.7 en N icaragua y 87.6 en Paraguay,

    en 1998. Estas cifras no invitan en absoluto al optim ism o, y arrojan dudas sobre

    la supuesta reducción de las desigualdades en Am érica Latina y en el m undo.

    15 M edida en am bos casos com o el ratio del decil o quintil m ás rico entre el m ás pobre. Enocasiones se ha calculado sobre ingresos y en o tras sobre gastos, por lo que a veces las cifras no

    corresponden exactam ente con las de las colum nas previas.

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    Finalm ente, al com parar cualquiera de los indicadores de concentración de

    riqueza y sus distancias, con el índice de G ini, se com prueba que la covariaciónes m ucho m ás ajustada para los casos europeos (que tienen m ayores concentra-

    ciones de riqueza en las clases m edias) que en Am érica Latina. El índice de G ini

    parece adem ás insuficiente para reflejar la distribución de la renta; países con

    niveles sim ilares, com o la República D om inicana y Panam á, con índices de G ini

    de 47.4 y 48.5, respectivam ente, tienen concentraciones de riqueza en el decil

    m ás pobre m uy diferentes; el porcentaje dom inicano es casi el doble que el

    panam eño.

    A continuación se aborda el análisis de la evolución de la pobreza, segunda

    dim ensión de estudio de esta investigación. La persistencia de la pobreza en

    países con riqueza, dice A m artya Sen, es una paradoja que necesita ser explica-

    da m ediante el estudio de la pobreza y de la desigualdad en el m undo. H ay un

    conflicto entre los objetivos agregados y distributivos en las sociedades que nopuede ser ignorado. Los argum entos previam ente expuestos para las desigual-

    dades sociales se reproducen en gran m edida al abordar la evaluación de la

    pobreza en el m undo. Am artya Sen destaca las dificultades para encontrar m e-

    didas adecuadas al estudio global de la pobreza y, en definitiva, para poder

    m edir los pobres en el m undo. U na prim era m edida, que A m artya Sen considera

    inacep table,16 es la tasa de incidencia de la pobreza, es decir, la relación del

    núm ero de pobres y la población total de la com unidad. La tasa de incidencia

    de la pobreza, a pesar de ser la m ás utilizada, es inaceptable desde dos puntos de

    vista: por una parte, porque no refleja la m agnitud de la brecha entre los ingre-

    sos de los ricos respecto de los pobres, m anteniéndose igual aunque la pobreza

    se haga m ás severa para los considerados pobres. Y, por otra parte, porque no

    refleja los cam bios de ingresos de los pobres, las posibles transferencias entreellos. D e este m odo, la tasa que m ás habitualm ente se utiliza no es lo suficien-

    tem ente precisa para identificar a los pobres ni la evolución de su situación

    económ ica en el tiem po. Pobreza y desigualdad están relacionadas, afirm a, pero

    son diferentes. N o se p uede resum ir una en la otra absolutam ente. M antenién-

    dose la m ism a desigualdad, se puede increm entar la pobreza, para lo que se

    necesitan indicadores adicionales. O tra dificultad surge de que la fam ilia, y no el

    individuo, sea la unidad natural de consum o.

    O tro concepto que Sen cuestiona es el de privación relativa, por incluir

    elem entos subjetivos difícilm ente cuantificables para com pararlos sistem ática-

    m ente. ¿Cuáles han de ser los grupos sociales de referencia respecto de los

    cuales los considerados pobres se ven privados objetiva o subjetivam ente? Ade-

    m ás, hay m edidas objetivas de pobreza, com o por ejem plo una ham bruna, que

    16 Am artya Sen, “Sobre con ceptos y m edidas de pob reza”,Comercio Exterio r , vol. 42, núm . 4, abril,M éxico, 1992.

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    no tienen que ver con las condiciones particulares relativas de cada sociedad.

    Para identificar a los pobres, dado un conjunto de “necesidades básicas”, esposible utilizar por lo m enos dos m étodos. U no consiste sim plem ente en deter-

    m inar el conjunto de personas cuya canasta de consum o actual deja insatisfecha

    alguna necesidad básica. En contraste, en el que puede llam arse el “m étodo del

    ingreso”, el prim er paso consiste en calcular el ingreso m ínim o o línea de po-

    breza (LP), en el cual todas las necesidades m ínim as especificadas se satisfacen.

    El siguiente paso es identificar aquellos cuyo ingreso actual está por debajo de

    dicha línea de pobreza. En un sentido obvio, argum enta este autor, el m étodo

    directo resulta superior al del ingreso, ya que el prim ero no se basa en supues-

    tos particulares sobre el com portam iento del consum o que pueden ser correc-

    tos o equivocados. Concluye A m artya Sen acerca de la m edición de la pobreza:

    “Cuantificar la pobreza exigiría, entonces, una conjunción de consideraciones

    de privación absoluta y relativa, incluso después de haber definido un conjuntode necesidades m ínim as y haber fijado una línea de pobreza”.17

    Las dos m edidas para pobreza absoluta en Am érica Latina que suelen usarse

    son el porcentaje de personas que viven con m enos de un dólar por día y con

    m enos de dos dólares por día. Tam bién ha sido posible incluir una variable que

    m ide la pobreza relativa: el porcentaje de personas que viven por debajo del

    nivel de pobreza nacional. Se com prueba en el cuadro 6 que los niveles de

    pobreza absoluta son m uy altos en algunos de los países latinoam ericanos. La

    población de Ecuador que vive con m enos de dos dólares al día supera la m itad

    (52.3% ), cifra que casi alcanzan Paraguay (49.3) y Venezuela (47.0). El Salvador

    tiene 44.5% de personas que viven con m enos de dos dólares al día. Cercanos a

    un tercio de los ciudadanos con m enos de esa cantidad viven en M éxico, Co-

    lom bia, Bolivia y G uatem ala. En torno a una cuarta parte, en Brasil y C osta Rica.Chile y U ruguay aparecen com o los únicos dos países con porcentajes de po-

    breza absoluta m enores de 10% . Adem ás, en 12 de los 17 países el crecim iento

    anual del índice de precios al consum o fue de dos dígitos y el crecim iento del

    PIB per cápita anual, m enor de 3% o negativo en todos los casos, excep to en

    Chile y República D om inicana. A lgunos de los países m ás pobres, com o Para-

    guay, son adem ás de los m ás desiguales. Pero no existe tam poco una correla-

    ción clara entre nivel de desigualdad y de pobreza. Venezuela o El Salvador

    aparecían com o países interm edios en desigualdad en Am érica Latina, m ientras

    que se com prueba que tienen los m ayores niveles de pobreza absoluta

    Si se contrastan estos datos con los de pobreza relativa, el diagnóstico de la

    situación es m uy distinto. El país en el cual hay un porcentaje de población m ás

    num eroso por debajo del nivel de pobreza nacional es G uatem ala, con 57.9% , la

    m ayoría población indígena. El segundo país con niveles de pobreza relativa

    17 Loc. cit .

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    m ás altos es N icaragua (50.3), seguido de Perú (49.0) y El Salvador (48.3). Ex-

    cepto este últim o, los países con niveles m ás altos de pobreza absoluta apare-cen com o países m edios para el contexto regional en cuanto a pobreza relativa:

    Ecuador (35.0), Paraguay (21.8), Venezuela (31.3). En algún caso, el descenso

    de las cifras es por dem ás llam ativo, com o se puede com probar para la dispari-

    dad de datos en M éxico, que tiene 37.7% de población con m enos de dos

    dólares al día, pero sólo 10.1% de pobreza relativa, o Colom bia, donde las cifras

    se dividen por dos (36% de pobreza absoluta, 17.7 de pobreza relativa). N o

    obstante, en algunos casos el nivel de pobreza relativa es m ucho m ayor del que

    reflejaban las cifras absolutas, com o es el caso de G uatem ala, ya m encionado,

    pero tam bién de República D om inicana, Panam á o Chile (que casi se triplica).

    El indicador de p obreza relativa resulta por tanto adecuado, en la m edida de lo

    posible com binado con el de pobreza absoluta, por cuanto refleja realidades

    diferentes.Si se analizan los efectos sociales de am bos indicadores, se com prueba que

    resulta m ás ajustada la m edida relativa que la absoluta para anticipar qué conse-

    cuencias pueda tener un elevado nivel de pobreza en una sociedad dada. En el

    cuadro 7 se incluyen los datos correspondientes a siete países de la m uestra. Las

    disparidades en el acceso a los servicios m édicos durante el parto, diferencias

    en los niveles de desnutrición infantil y tasas de fecundidad entre el 20% m ás

    rico y el m ás pobre en G uatem ala son m áxim os. Así, entre la población m ás

    desfavorecida únicam ente 9 de cada 100 m ujeres tienen atención m édica cuan-

    do traen a sus hijos al m undo, m ientras que 92% de las m ás acom odadas sí la

    tienen. La prevalencia de desnutrición infantil es la m ás alta de Am érica Latina,

    igual que la tasa de fecundidad para las m ujeres m ás pobres. D el m ism o m odo,

    las cifras m ás altas de m ortalidad infantil tienen lugar en Bolivia (para el que notenem os datos de pobreza relativa) y en Perú, el segundo p aís con un nivel m ás

    alto de pobreza relativa después de G uatem ala. Para poder confirm ar que existe

    una correlación entre niveles de pobreza relativa y sus efectos sociales, será

    necesario en futuros análisis am pliar los datos con inform ación sobre los países

    en los cuales se han encontrado niveles reducidos de pobreza relativa en Am é-

    rica Latina.

    La m ayor diferencia entre A m érica Latina y Europa se evidencia al com parar

    los niveles de pobreza en am bos continentes. Se incluye para Europa un indica-

    dor de pobreza absoluta que se ha ajustado a los niveles de ingreso y gasto de

    los países europeos, $11 al día. Parece claro que los niveles de pobreza absoluta

    son m ucho m enores que los correspondientes a Am érica Latina, pues sólo un caso

    supera los dos dígitos (Reino U nido, 15.7% ). D e igual m odo que en los casos

    latinoam ericanos, el inform e de situación ha de cam biar si se tiene en cuenta la

    m edida de pobreza relativa incluida en la prim era colum na. Los niveles de

    pobreza relativa con dos dígitos crecen de un país a cinco países: Reino U nido,

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    Austria, Irlanda, Italia y España. El crecim iento del PIB per cápita fue m oderado

    en todos los casos, ya que únicam ente Irlanda consiguió superar el 3% anual. Lavariación anual del índice de precios al consum o en la década de los noventa se

    caracterizó asim ism o por su m oderación, superando únicam ente en G recia el

    5% . En el crecim iento de los precios se pueden por tanto identificar aún otras

    diferencias claras con Am érica Latina, donde hubo patrones m uy variados de

    crecim iento de precios (en Panam á fue de 1.1% , m ientras que en Brasil fue de

    199.5 en la década de los noventa).

    Se han podido identificar descensos lentos de la desigualdad en Europa, junto

    con tendencias variadas y dispares en Am érica Latina. Los indicadores utilizados

    afectan de m anera im portante al diagnóstico del nivel de desigualdad de un país

    y su evolución en el tiem po. La com paración de Europa con Am érica Latina ha

    perm itido poner a prueba la confiabilidad de los indicadores m ás utilizados para

    estudiar la desigualdad y la pobreza, así com o destacar las fortalezas relativas ydebilidades de los m ism os. Se ha podido com probar que los resultados varían

    considerablem ente según se utilice el indicador de G ini, que refleja m uy bien los

    cam bios en la concentración de la riqueza de las clases m edias, o el análisis de la

    concentración de la riqueza del decil m ás rico y m ás pobre, que refleja de m odo

    m ás preciso las desigualdades m ás extrem as. Lo m ism o se ha podido com probar

    para los indicadores de pobreza absoluta y relativa, que conviene presentar con-

    juntam ente porque aportan inform aciones diferentes sobre los niveles de pobreza

    de un país. Se ha com probado asim ism o que el indicador utilizado con m ayor

    frecuencia, el de pobreza absoluta, es m enos adecuado para determ inar conse-

    cuencias sociales de la pobreza, que el de pobreza relativa. En lo que respecta a

    las tendencias, se ha com probado un descenso de la desigualdad en la m ayoría

    de los países europeos, pero los datos sobre reducción de las desigualdades sonespecialm ente am bivalentes en A m érica Latina. Adem ás, no hay una correlación

    clara entre desigualdad y pobreza. El contraste de Europa con A m érica Latina es

    claro en térm inos de la situación actual de la pobreza, pero no coincide en todos

    los casos con los de países m ás inequitativos.

    D ESIG U ALDA D , ¿SE PU ED E AFIRM AR Q U E H A D ESCEND ID O ?

    ¿Se puede afirm ar que ha descendido la desigualdad? Se ha com probado que los

    datos para Europa resultan m ás claros de interpretar y que perm iten afirm ar que

    ha tenido lugar un descenso de la desigualdad en la m ayoría de los países. En

    cam bio, los datos de A m érica Latina son variados, no perm iten afirm ar que ladesigualdad se haya reducido. En el resto del m undo, las tendencias son tam -

    bién variadas. Robert H unter reflexiona sobre el uso de diferentes indicadores

    de desigualdad y concluye que “ninguna de las ocho m edidas alternativas m uestra

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    claram ente que la distribución de ingresos m undiales se haya hecho m ás igual

    en los últim os veinte años. Siete de las ocho m uestran varios grados de des-igualdades crecientes”.18 D e hecho, la única que no m uestra cam bios significati-

    vos en la distribución de ingresos m undial es la m edida que con m ayor frecuen-

    cia se utiliza, el coeficiente de G ini, que da excesivo peso a los cam bios en el

    m edio de la distribución e insuficiente peso a los cam bios en los extrem os.

    Cuando ese sesgo en favor de los países que crecen m ás rápidam ente se corri-

    ge, “incluso la m ás favorable com binación de m edidas m uestra desigualdad

    creciente de la distribución de ingresos en los últim os veinte años”.

    El estudio de los datos disponibles no parece avalar las interpretaciones m ás

    optim istas sobre los descensos de la desigualdad en el m undo. Al analizar la

    evolución de los indicadores em píricos de desigualdad en el m undo desde

    m ediados del siglo X X hasta avanzada la década de los noventa, se pueden

    identificar algunos rasgos. Los rangos m áxim os del índice de G ini se han situa-

    do en cifras de hasta 79.5% en Zam bia en 1970, 75.8 en Perú en 1961, o 70 en

    C U A D R O  8. Ind icadores de pob reza en Europa, crecimiento delPIB  per cápita 

     y del índ ice de p reci os al consumo Variación anual 

    Cr ecimi ento anual del índi ce de  

    50% del PIB  per cáp ita p recios al consumo 

    del ingreso medio $11 por día (1990-2000) (1990-2000)  

    N oruega 6.9 4.3 3.1 2.2

    Suecia 6.6 6.3 1.6 1.9

    B élgica 8.2 — 1.8 1.6

    H olanda 8.1 7.1 2.2 2.4

    Finlandia 5.1 4.8 2.4 1.5

    Suiza 9.3 — 0.2 1.6

    Francia 8.0 9.9 1.3 1.6

    Reino U nido 13.4 15.7 2.2 2.9D inam arca 9.2 — 2.1 2.1

    A ustria 10.6 — 1.7 2.2

    A lem ania 7.5 7.3 1.2 2.2

    Irlanda 11.1 — 6.5 2.3

    Italia 14.2 — 1.4 3.7

    España 10.1 — 2.3 3.8

    G recia — — 1.8 9.0

    Portugal — — 2.5 4.5

    FU E N T E: N aciones U nidas, 2002. Inform e de D esarrollo H um ano, 2002.

    18 Robert H unter W ade, “The Rising Inequality of W orld Incom e D istribution”, Finance and 

    Development , vol. 38, núm . 4, W ashington, Fondo M onetario Internacional, 2001.

  • 8/18/2019 Desigualda y Pobreza America Latina y Europa Desde 1950

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    Políti ca y Cul tu ra, otoño 2003, núm. 20, pp. 29-51 

    Desigualdad y pob reza: América Lati na y Europ a desde 1950  49

    K enia en 1971. Los niveles m ás bajos han tenido lugar en China en los años

    ochenta —entre 12.1% en 1980 y 16 en 1984—. Los niveles históricos m áxim osde desigualdad han tenido lugar en Am érica Latina (adem ás de Perú, Brasil,

    68.95% en 1960, y Ecuador, 68.26 en 1970) y Á frica subsahariana. D e hecho, casi

    la m itad de la m uestra que contiene la base de datosWorld In come Inequality Database  (algo m ás de cien países) no ha experim entado descensos significati-vos en sus niveles de desigualdad en las últim as décadas. En toda la m uestra,

    sólo pueden identificarse descensos bruscos de las desigualdades en China y

    Cuba, después de sus respectivas revoluciones com unistas. En efecto, en China

    el índice de G ini en 1953 era de 55.8% ; descendió hasta 30.5 en 1964, sólo cinco

    años después, y bajó aún m ás, hasta 27.9 en 1970 (llegando a ser de sólo 18.6 en

    las ciudades chinas en 1977). En cuanto a Cuba, antes de la Revolución había

    una única m edición de 1953, de 57.1% , que se redujo a 28.1 en 1962 y a 27% en

    1978. En am bos casos, el descenso en el nivel de desigualdad fue de 28 a 30%en un par de décadas. Esta evolución es m uy poco frecuente. Incluso en los

    países en los que se han producido descensos constantes o significativos de los

    niveles de desigualdad, han tenido lugar casi siem pre de m anera m uy lenta.

    ¿Se pueden confirm ar increm entos o descensos de desigualdad, al m enos

    para Europa y A m érica Latina? La respuesta que arrojan los datos analizados en

    la sección anterior aconsejan prudencia a la hora de afirm ar que se ha reducido la

    desigualdad en Am érica Latina y tam bién en algunos países europeos. Los argu-

    m entos que se esgrim en para las tendencias m undiales corresponden en reali-

    dad únicam ente a algunos casos europeos, pero resulta problem ático hacerlos

    extensivos al resto de Europa o a Am érica Latina, m ucho m ás al resto del m un-

    do. Asim ism o, se ha podido com probar la variabilidad en los diagnósticos, de-

    pendiendo de los indicadores utilizados, adem ás de la debilidad de algunasseries tem porales, incluso para Europa. En definitiva, no se puede afirm ar que

    la desigualdad se haya reducido ni entre 1950 y 1990 ni en la últim a década. Los

    resultados son am bivalentes.

    ¿Q ué se puede afirm ar respecto de la pobreza? Los defensores de que la

    pobreza se ha reducido ofrecen algunas cifras significativas. Señalan que en las

    últim as décadas del siglo XX el porcentaje de personas pobres se ha reducido

    para los países en desarrollo desde 28.3% en 1987 hasta 24% en 1998, basándo-

    se en el criterio de tener m enos de un dólar por día. Para las personas que

    sobreviven con m enos de dos dólares al día, las cifras se han reducido tam bién,

    desde 61% en 1987 hasta 56% en 1998. Esto ha ocurrido, señala el inform e sobre

    pobreza en la era de la globalización del Banco M undial, “en todas las regiones

    en desarrollo, excepto en África subsahariana, Europa del Este y Asia C entral”.

    Concluyen que en el últim o siglo m ás personas han salido de la pobreza que en

    toda la historia de la hum anidad. Atribuyen a la globalización gran parte de la

    responsabilidad en este logro. Term inan señalando: “N o obstante, paradójica-

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    50 Pilar Gangas Peiró

    Políti ca y Cul tu ra, otoño 2003, núm. 20, pp. 29-51 

    m ente, hay una percepción generalizada de que la globalización está teniendo

    un im pacto negativo en los pobres”.19

     Los niveles de vida, se dice en la m ism a fuente, tam bién han m ejorado.

    Indicadores com o la tasa de m ortalidad infantil ha decrecido a la m itad entre

    1970 y 1997. N o obstante, reconoce el propio inform e, a pesar de los progresos

    m encionados, m ás de cuarenta países en desarrollo, en los que viven 400 m illo-

    nes de personas, han tenido increm entos negativos o cercanos a cero de sus

    rentas per cápita en los últim os treinta años. Adem ás, el núm ero absoluto de

    pobres ha continuado creciendo en todas las regiones, excepto en Asia oriental

    y M edio O riente. En conjunto, a pesar del crecim iento económ ico de m uchos

    de los grandes países desarrollados, la pobreza absoluta en el m undo todavía

    está creciendo.

    Las tendencias sobre pobreza20 diagnosticadas por el Banco M undial son que

    la pobreza extrem a, es decir, la de personas que viven con m enos de un dólar odos por día, se redujeron entre 1987 y 1998, ya que el núm ero de pobres se

    m antuvo constante a pesar del increm ento de población en estos países. Estos

    datos están basados en todos los casos en los ingresos de las unidades fam iliares.

    Agregando por continentes, las cifras ofrecidas por el Banco M undial son las

    contenidas en el cuadro 9 para la incidencia de pobreza absoluta extrem a.

    H ay que decir que las encuestas en las que se basan estos datos cubren

    porcentajes de población que pueden llegar a ser de sólo 52.5% en M edio

    O riente y el norte de Á frica, o de sólo 71.1% o 72.9% , en Asia oriental y el

    Pacífico, sin China, o en África subsahariana, respectivam ente. Cabe sospechar

    que las personas que no han sido incluidas en las encuestas puedan ser precisa-

    m ente las m ás pobres, las que con frecuencia tienen m enor nivel educativo y

    viven en entornos de difícil acceso. Es por tanto legítim o sospechar que proba-blem ente esas cifras puedan ser m ucho m ás altas en realidad, adem ás de no ser

    capaces de reflejar en form a fehaciente la evolución de la pobreza en im portan-

    tes zonas del m undo, precisam ente en las m ás pobres. D e igual m anera, esas

    conclusiones optim istas sobre la reducción de la pobreza no se corresponden

    siquiera con los datos ofrecidos, ya que se puede com probar que esas supuestas

    variaciones son m uy pequeñas, todas ellas m enores que la escasa confianza que

    reflejan esos datos. Cabe resaltar, finalm ente, la evolución negativa de África

    subsahariana, donde casi la m itad de la población vive con m enos de un dólar

    al día, por no m encionar el m antenim iento de las cifras absolutas de pobres en

    el m undo. En definitiva, no hay razones para m ostrarse optim istas tam poco

    respecto de la evolución de la pobreza en el m undo.

    19 B anco M undial, “Poverty in an A ge of G lobalization”, 2000, w w w .w orldbank.org20 Tendencias de la pobreza. B anco M undial. Fuente: w w w .w orldbank.org/poverty/data/treds/

    incom e.htm

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    Políti ca y Cul tu ra, otoño 2003, núm. 20, pp. 29-51 

    Desigualdad y pob reza: América Lati na y Europ a desde 1950  51

    Para concluir, en este artículo se ha realizado un diagnóstico de situación de

    la desigualdad y la pobreza en Am érica Latina y Europa, así com o un análisis

    longitudinal de la desigualdad en un buen núm ero de países de am bas áreas

    geográficas. Se ha podido com probar que buena parte de las conclusiones que

    sugieren que se han reducido las desigualdades y la pobreza en el m undo sepueden aplicar únicam ente a algunos países europeos, pues resulta problem áti-

    ca su extrapolación a otras regiones del m undo. Se ha podido com probar que

    no hay tendencias hom ogéneas en Am érica Latina: hay algunos casos en los

    cuales la desigualdad ha decrecido considerablem ente en las últim as décadas,

    m ientras que otros han experim entado increm entos en el m ism o renglón. La

    pobreza en un buen núm ero de p aíses de A m érica Latina sigue siendo uno de

    los principales problem as que hay que atajar, aunque sorprende, al analizar los

    datos, que los niveles de p obreza pueden cam biar enorm em ente según el indi-

    cador utilizado, com o es el caso de M éxico. Por últim o, los indicadores han de

    presentarse, siem pre que sea posible, en form a com binada, para poder paliar

    los sesgos que las diferentes m edidas introducen en los diagnósticos de situa-

    ción alcanzados. En definitiva, no es posible afirm ar en form a categórica que la

    desigualdad y la pobreza se han increm entado en el m undo y, por tanto, se

    m antiene la necesidad de revisar las políticas públicas aplicadas al desarrollo

    y orientadas a com batir la desigualdad y la pobreza.

    C U A D R O  9.Población que vive con menos de un dólar 

    diario en países en desarrol lo (en mi llones y por centaje de población) 

    Regiones 1987 1990 1998  

    A sia oriental y Pacífico 417.5 452.4 267.1

    26.6 27.6 14.7

    Excluyendo China 114.1 92.0 53.7

    23.9 18.5 9.4

    Europa del Este y Asia central 1.1 7.1 17.6

    0.2 1.6 3.7

    A m érica Latina y el Caribe 63.7 73.8 60.7

    15.3 16.8 12.1

    M edio O riente y norte de África 9.3 5.7 6.0

    4.3 2.4 2.1

    Sur de A sia 474.4 495.1 521.8

    Á frica subsahariana 217.2 242.3 301.6

    46.6 47.7 48.1

    Total 1 183.2 1 276.4 1 174.9  

    28.3 29.0 23.4  

    FU E N T E: Banco M undial, 2000.