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Coyuntura Análisis Económico y Social de Actualidad CISEPA - PUCP NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2006 Los cien primeros días del gobierno de Alan García Sierra exportadora Los programas basados en transferencias condicionadas de dinero: el caso del programa Juntos Desigualdades, acción colectiva y etnicidad Una mirada a los servicios de saneamiento Cooperación en materia de narcotráfico entre el Perú y los Estados Unidos Cuba: ¿realismo político o realidad? Bolivia: crónica de una historia anunciada Estados Unidos y sus desequilibrios externos: ¿riesgo potencial para el orden económico mundial? NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2006 Año 2 número 9 Precio S/. 10

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Los cien primeros días del gobierno de Alan García

Sierra exportadora

Los programas basados en transferencias condicionadas de dinero: el caso del programa Juntos

Desigualdades, acción colectiva y etnicidad

Una mirada a los servicios de saneamiento

Cooperación en materia de narcotráfico entre el Perú y los Estados Unidos

Cuba: ¿realismo político o realidad?

Bolivia: crónica de una historia anunciada

Estados Unidos y sus desequilibrios externos: ¿riesgo potencial para el orden económico mundial?

NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2006Año 2 número 9

Precio S/. 10

2

temas de análisis

NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2006

DirectorJosé Oscátegui Arteta

AnalistaHumberto Ortiz Ruiz

Comité EditorialPedro FranckeFarid KahhatNelson ManriqueCecilia Rivera

EditoraMaría Isabel Merino

COYUNTURA: Análisis Económico y Social de Actualidad es una publicación bimestral del Centro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (CISEPA-PUCP).

El CISEPA-PUCP, creado en 1966, es el centro de investigaciones de los departamentos académicos de Ciencias Sociales y de Economía, y de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Consejo Directivo CISEPA-PUCP

PresidenteAugusto Castro

MiembrosCatalina Romero Decana de la Facultad de Ciencias Sociales

Patricia Ruiz-BravoJefa del Departamento de Ciencias Sociales

Javier Iguiñiz Jefe del Departamento de Economía

Norma FullerDepartamento de Ciencias Sociales

Pedro Francke Departamento de Economía

José Rodríguez Departamento de Economía

EDITORIAL

TEMAS DE ANÁLISISLos cien primeros días del gobierno de Alan GarcíaRomeo Grompone

Sierra exportadoraFernando Eguren

Los programas basados en transferencias condicionadas de dinero: el caso del programa JuntosLuis García

Desigualdades, acción colectiva y etnicidadIsmael Muñoz

Una mirada a los servicios de saneamiento Raquel Yamujar

Cooperación en materia de narcotráfico entre el Perú y los Estados UnidosOscar Vidarte

Cuba: ¿realismo político o realidad? Luis Popa

Bolivia: crónica de una historia anunciadaGabriela Camacho

Estados Unidos y sus desequilibrios externos: ¿riesgo potencial para el orden económico mundial?Víctor Miranda

ANÁLISIS ECONÓMICO Y SOCIALSituación económica nacional Sector real Indicadores indirectos del nivel de actividad Empleo Sector monetario y bancario Mercado de renta fija y renta variableSector públicoSector externo

tabla de contenido

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El contenido de COYUNTURA no expresa necesaria-mente la opinión del CISEPA ni compromete la posición institucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Comentarios y/o sugerencias:[email protected]://www.pucp.edu.pe/invest/cisepa/

ContactoAv Universitaria cdra 18 s/n - San Miguel, Lima 32 - Perú626-2000 anexo 4350, 4339

ISSN: 1818-1996Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú nº: 2005-5935

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización expresa de los editores.

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Quienes esperaban una reforma tributaria tendrán que seguir haciéndolo; solo deseamos que no crean que el descuido es la causa por la cual esta no se pro-pone e implementa. Lo mismo es válido para quienes aguardaban un impuesto a las sobreganancias mine-ras, para quienes creían que se iba a producir una reducción general de los precios de los servicios de telefonía, así como para todos aquellos que consi-deran que el nuevo gobierno ha perdido el tiempo durante estos tres primeros meses. También, segu-ramente, para los que aún confían en un retorno a la Constitución de 1979.

La política, que a varios les parece el reino de la improvisación permanente, del cambio súbito y re-pentino, es, desde nuestra perspectiva, mucho más parecida a las tragedias griegas, pues una vez que el personaje ha sido definido, y luego de que sus orí-genes y vínculos han sido especificados, el desenlace solo puede ser el que finalmente ocurre. Los griegos atribuían el desenlace a la voluntad de los dioses; no-sotros, más secularmente, tenemos que indicar que las alianzas políticas y los intereses que son represen-tados explican con bastante claridad las acciones que los agentes políticos realizarán... y para esto no es necesario viajar a Delfos.

¿Y la oposición?, como se podrán dar cuenta no la hemos mencionado hasta ahora. Por el mo-mento la oposición organizada en partidos políti-cos no es habida, por esto podemos escribir este editorial sin referirnos a ella con profundidad. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los descontentos se movilizan cuando hay partidos, pero también cuando estos están curando sus heridas.

El Director

lgunos analistas señalan que estos cien primeros días del nuevo gobierno han sido desperdiciados pues no se han dictado las medidas que, según ellos, debie-ron haberse dictado. No nos es posible concordar con esa conclusión, pues proviene de un análisis de parte.

A nuestro entender, el partido que está en el go-bierno y el presidente han tomado las medidas más importantes que un gobierno tiene que tomar. Nos referimos a las alianzas políticas que darán sustento a sus acciones durante los largos —que podrían resul-tar larguísimos— cinco años que tendrán a su cargo el manejo de los asuntos del Estado y la conducción del país. Entre estas acciones destacan, por supuesto, la alianza implícita —pero no por ello menos efecti-va— con los restos del fujimorismo y con parte del cogollo de Unidad Nacional y otras organizaciones de la misma orientación, así como la consolidación de la relación con Estados Unidos —para lo cual era esencial la firma del Tratado de Libre Comercio—, con Colombia y, de manera especial, con Chile —aun a costa de ceder posiciones en la defensa de los in-tereses nacionales, postergando indefinidamente la discusión de los temas centrales que, desde el Trata-do de Ancón, constituyen los obstáculos principales para el mejoramiento de las relaciones del Perú con ese país—. El deterioro de la relación con Bolivia es la natural consecuencia de las opciones de política exterior que el nuevo gobierno ha tomado.

La reciente medida que busca controlar a las ONG con acciones que no se tomaron ni siquiera durante el período fujimorista —y que ha sido rechazada en muchos espacios— es un hecho más que apunta en la dirección que hemos mencionado. Parafraseando una expresión popular y antigua, en política se puede afirmar «Dime con quién te alías y te diré quién eres», a lo que podríamos añadir: «Y te diré también qué orientación tendrán las medidas que podrás tomar».

editorial LOS CIEN PRIMEROS DíAS DEL

GOBIERNO DE ALAN GARCíA Romeo Grompone*

Investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP)

temas de análisis

Si es cierto que el estilo es el hombre, los primeros cien días del gobierno de Alan García parecerían, solo desde una primera y superficial observación, un tanto sorprendentes. Quizá por nuestros prejuicios o como consecuencia de nuestras opiniones como sociólogos o politólogos —y no únicamente del que escribe estas líneas—, esperábamos que se desatara una marcha a todo vapor. No se podía evitar pensar en ello, tomando en cuenta los antecedentes políticos de García, no solo ni tanto los de su gobierno anterior, sino el estilo con el que promovió la candidatura que lo ha llevado ahora a la presidencia.

Y sin embargo, si revisamos lo ya realizado, creemos identificar una cuidadosa estrategia en sus relaciones con el sector privado, en su política exterior, en sus vín-culos con las Fuerzas Armadas y en sus proyectos de descentralización, entre los temas que considero más relevantes. Me tomo la libertad, para no hacer tedioso el texto, de formular ahora una pregunta que en una exposición académica ortodoxa debería ir al final: ¿este acercamiento a las elites económicas tiene como ob-jetivo consolidar el frente interno con sus actores más influyentes como rasgo que se va a mantener en el fu-turo, o bien tomará luego medidas más controvertidas para quienes ahora lo apoyan, con la ventaja de haber obtenido una aprobación primera a su gestión? No me atrevo a formular un pronóstico. Quizá el propio Gar-cía no lo sepa y actúa al estilo de Haya de la Torre en sus ultimas décadas, «esperar y ver», tal como lo hiciera notar Julio Cotler.

Señales que no cesan, sus vínculos con las principales empresas

Con relación al sector privado, destaca el llamado acuer-do sobre aporte voluntario de las mineras de 3,7% de sus utilidades. El presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, que parece estar encargado de preci-sar lo que el titular del Ejecutivo señala en términos ge-nerales, aduce —lo que tiene lógica, se esté de acuerdo con ello o no— que un impuesto a las sobreganancias dilataría la posibilidad de contar con una considerable

inyección de fondos. Y, eventualmente, enfrentaría al país a complicados procesos en los que tiene compe-tencia la jurisdicción internacional, en especial con el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Rela-tivas a Inversiones (CIADI). Lo que no quita que esta decisión y este acuerdo —previstos para el quinque-nio— no definen una política de gobierno o de Estado sobre un asunto crucial

La posición asumida hace ingresar el tema en un cal-culado juego de pronunciamientos y de silencios. Por un lado, la declaración de la Sociedad de Minería y Pe-tróleo acerca de que si hubiera proseguido el conflicto entra la empresa Yanacocha y los pobladores de Combayo el aporte voluntario peligraría. Califiquemos el hecho como nos parezca: velada amenaza, chantaje o argumentos razo-nables. En cualquier hipótesis, queda la pregunta: ¿qué habría pasado si no se llegaba a una solución? Y en el marco esta-blecido, si los buenos oficios interpuestos otra vez por Del Castillo no hubieran tenido efecto, en el orden de políticas establecidas un desenlace probable habría sido la represión a los campesinos. Distinto es el caso de la toma de instalaciones de Pluspetrol por parte de las comunidades nativas achuares ante la evidente conta-minación del río Corrientes. Puede conjeturarse que la rápida intervención de la Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, estaba previendo una reacción del gobierno en defensa de la empresa y forzaba, con su actitud, a la negociación, después de una inicial controversia con el presidente del Consejo de Ministros.

El Congreso aprueba la eliminación de la renta básica en telefonía, el Ejecutivo la observa entendiendo que podría afectar la estabilidad jurídica. La política de un partido articulado —en este caso el APRA— tiene la ventaja de la cohesión y las dudas sobre las razones por las que surgen las incoherencias. En este plano, parecen estar sobrando las explicaciones que las atribuyen a la discrepancia, a la falta de consultas previas o al mero azar. Hasta donde consigue interpretarse, de lo que se trataba esta vez era de poner en primer plano al presi-* Artículo elaborado el 25 de octubre de 2006, nota de la editora.

En cualquier hipótesis, queda la pregunta: ¿qué habría pasado si no se llegaba a una solución?

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dente como garante de la inversión privada ante cual-quier desborde legislativo, y como mensaje en segundo tramo, ante cualquier desborde social.

En otro plano —un tanto distinto— se sitúa la discusión sobre la estabilidad laboral y el despido arbitrario, que fue un ofrecimiento en la campaña electoral del presi-dente. Aquí hubo indicios de tratamiento del tema por parte del Congreso, discrepancias o acaso presiones empresariales —no tenemos cómo saberlo— y un rá-pido repliegue de los parlamentarios apristas respecto a lo que parecía ser su primera posición. Argumentaron que se trata de un concepto superado en la legislación laboral; que, en todo caso, a quien le corresponde to-mar las decisiones principales es al Consejo Nacional de Trabajo, ya que allí participan gremios empresariales, laborales y del Estado. Al explicar su cambio de orien-tación, sustituyen el término empleo por el de empleabi-lidad, de indudable procedencia neoliberal, más allá de que pueda estarse de acuerdo o no con su pertinencia, lo que no corresponde juzgar aquí. En lo que no pare-cen quedar mayores dudas es en que poco tiene que ver con un discurso socialdemócrata, más allá de los cambios experimentados durante los últimos años por este movimiento.

Los inicios de una política exterior de largo alcance

En relación con la política exterior, parece haber indi-cios de un diseño cuidadoso, pensado con detenimien-to, acorde con lo que parecen sus objetivos: privilegiar las relaciones con Chile y España, y tomar una mayor iniciativa respecto a Estados Unidos de lo que hiciera el gobierno anterior. Con Chile se realiza un Acuerdo de Complementación Económica firmado por José Gar-cía Belaunde y Alejandro Foxley. Se conviene también realizar reuniones regulares entre los cancilleres y los ministros de Defensa de ambos países. Luego de una reunión con María Teresa Vega, vicepresidenta de Es-paña, Del Castillo enfatiza la importancia de garantizar la estabilidad jurídica de los contratos con inversionistas extranjeros.

Este acercamiento le permitiría al gobierno afirmarse en algunos objetivos. En primer lugar, dar señales in-equívocas de que no hay que temer que se tomen me-didas agresivas de reforma en el tratamiento del capi-tal privado, como está ocurriendo en otros países de la región. En el plano personal, acaso García pretenda convertirse en el líder de las tendencias socialdemó-cratas de la región, afines tanto con Michele Bachelet

como con José Luis García Zapatero. En la arbitrariedad de mis interpretaciones, creo que forma parte de las preocupaciones del presidente asumirse como un líder continental. Para ello, no basta simplemente presentar-se como muro de contención ante las políticas de Hugo Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia, sino presentar una propuesta alternativa que, en algunos as-pectos, se distanciará de la ortodoxia económica que, por ahora, parece estar siguiendo paso a paso.

Con Estados Unidos, García busca una relación política y no solamente económica, lo que no estaba en condi-ciones de plantear Toledo o acaso ni siquiera formaba parte de su proyecto. En esa línea y con relación al problema de la coca y el narcotráfico, retoma los temas de la responsabili-dad compartida —que se habían dejado de lado en los años precedentes— y las llamadas extradiciones proactivas en que el Perú toma la iniciativa para promover que se juz-gue en Estados Unidos a personas vinculadas a los carteles detenidas en el país. Y para las zonas donde se cultiva coca, sugiere una reorientación de políticas cre-diticias y de mercado que sirvan para reducir las áreas sembradas, evitando el desembalse de conflictos socia-les y, desde esa base, solicitar un aporte de mayores fondos.

El Tratado de Libre Comercio pasa a ser dirigido por personalidades con mayor visión política y estratégica, se compartan o no sus ideas: Hernando de Soto y Fe-lipe Ortiz de Zevallos, nuevo embajador peruano ante el gobierno de Estados Unidos. Hernando de Soto de-clara algo que no deja de llamar la atención y es que, en las actuales condiciones, solo 2% de los empresarios peruanos podrían ingresar al nuevo mercado. Cabe in-terpretar, entonces, que el país debe reconvertirse o las consecuencias del acuerdo nos ocasionarán graves perjuicios. Quizá porque el autor de estas líneas des-confía de las casualidades, piensa que lo que quiere se-ñalar el gobierno, de este modo tan indirecto, es que, en relación con el TLC, conviene esperar. Esta orientación debe de haber sido negociada con algunos grupos em-presariales, lo que acaso explique las críticas del último ministro de Producción del gobierno de Toledo, Alfredo Ferrero, aduciendo «falta de liderazgo» en García, lo que

Con Estados Unidos, García busca una relación política y no solamente económica, lo que no estaba en condiciones de plantear Toledo o acaso ni siquiera formaba parte de su proyecto.

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temas de análisis ni para sus seguidores ni para sus detractores parece ser,

por cierto, su mayor problema. La prórroga de la vigen-cia del acuerdo temporal de preferencias arancelarias (ATPDEA) parece confirmar nuestra interpretación.

Definiendo correlaciones en las Fuerzas Armadas, buscando alianzas

Alan García ha planteado, con particular énfasis, el tema de una presunta necesidad de reivindicación de las Fuer-zas Armadas, cuya primera expresión, más que simbóli-ca, es haber llevado al vicealmirante Luis Giampietri a la vicepresidencia de la República y luego a la presidencia de la Comisión de Inteligencia del Congreso. El proble-ma es asumido desde el lado más peligroso, más radical: los temas de derechos humanos, y no desde los relati-vos al fortalecimiento de la institución.

Esto puede llevar a pensar, con inquietantes dosis de realismo, que podría establecerse una alianza entre mi-litares y grupos de civiles conducida por el presiden-te. Giampietri señala persecuciones injustas a soldados y marinos, y sigue cuestionando las conclusiones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Cuando asume la presidencia por el viaje a Estados Unidos de García, en la ceremonia por el Día de la Marina, viste uniforme militar y respalda el conjunto de hechos de guerra. García señala, por su parte, la «obsesión por exagerar las cosas», que lleva a que a muchos valiosos integrantes de las Fuerzas Armadas se los califique arbi-trariamente de sospechosos. Increpa, luego, a quienes critican a los soldados en armas, a los combatientes, pero que a diferencia de ellos no arriesgaron su vida ante el avance subversivo.

En este tema, todavía no nos atrevemos a formular una interpretación definitiva. Todo indicaría, sin embargo,

que en este ambiente de agitación, parecen estar-se definiendo, en forma oblicua, correlaciones de fuerza en el ejército, y que se trata de hacer jugar los ascensos mili-tares, en toda su escala jerárquica, a favor de los intereses del gobierno. Quizá no discurran por caminos separados esta

defensa del papel de las Fuerzas Armadas en la gue-rra interna —que, por otra parte, la CVR reconoce, y García lo sabe— y las irregularidades denunciadas en

la construcción de la carretera a Cabana que estuvo a cargo de Provías y el Ejército. No obstante que la Con-traloría General de la República no le encuentra indicios de culpabilidad, el general Rafael Hoyos es puesto en situación de disponibilidad, alterando la probable línea de promociones en el ejército.

En esta línea de interpretación, las piezas parecen ar-marse y se entiende el ataque a las ONG, y en particu-lar al Instituto de Defensa Legal (IDL). Probablemente no se trata solamente de una injustificada aversión, si bien esta aversión existe. Se encuentran también en juego reformas básicas del Estado en las que el IDL ha tenido una interven-ción destacada, particu-larmente en relación con las Fuerzas Armadas y la justicia. Las medidas suge-ridas por esa ONG van a ser vistas con una nota de desconfianza. Entre éstas está, como nos lo recuer-da un reciente trabajo de Carlos Basombrío y Fernan-do Rospigliosi, la estricta subordinación de las Fuerzas Armadas a la autoridad democrática, el control civil de los servicios de inteligencia, un adecuado dimensiona-miento de su personal «flexible y modular» de acuerdo con las necesidades del país, normas para una buena ad-ministración de sus ingresos, y competencias acotadas y subordinadas de la justicia militar.

El nombramiento de Sofía Macher como presidenta del Consejo de Reparaciones de la Presidencia del Consejo de Ministros le quitaría fuerza a este argumento. Esta designación inesperada —si se tiene en cuenta los acon-tecimientos anteriores— se explica probablemente por una disposición negociadora de Del Castillo —que ade-más le sirve para resguardar su espacio de poder— re-lacionada con la pugna con Luis Giampietri y Mauricio Mulder. Como señaló Macher en sus primeras manifes-taciones, la competencia de este grupo se circunscribe al registro único de las víctimas individuales y colectivas de la violencia política. Esta decisión no puede haber sido tomada sin el aval de Alan García. Considerando el conjunto de las opiniones del presidente sobre el tema durante este periodo, podemos pensar que quizá este apoyo le otorga la oportunidad de desempeñar su deseada función de arbitraje en el momento en que se tomen las resoluciones finales.

Todo indicaría, sin embargo, que en este

ambiente de agitación, parecen estarse

definiendo, en forma oblicua, correlaciones

de fuerza en el ejército.

Entre éstas está, la estricta subordinación de las Fuerzas Armadas a la autoridad democrática, el control civil de los servicios de inteligencia

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En estas condiciones, probablemente el actual ministro de Defensa, Allan Wagner, pueda constituirse en un per-sonaje incómodo al que, sin embargo, por ahora, por su gravitación intelectual y política, conviene no desplazar. De hecho, las únicas reformas del Estado planteadas por Jorge del Castillo en la sesión que le otorgara el voto de confianza fueron la relativa a la reorganización del Poder Ejecutivo y una nueva ley que regula la carre-ra en la administración pública. Podría interpretarse que el APRA se lleva bien con el Estado realmente existente, y conoce las zonas neurálgicas desde donde puede ejer-cer influencia política

El impulso de reformas descentralistas

El gobierno de García realiza, finalmente, lo que de-nomina su shock descentralista, algunas de cuyas me-didas, aparentemente, no fueron objeto de consulta en el Consejo Nacional de Descentralización, en otra reiterada muestra de un buscado y excluyente protago-nismo presidencial. Quizá, como expresa el grupo Par-ticipa Perú, lo más importante es la transferencia a los gobiernos regionales de competencias sectoriales con los recursos presupuestales para que este objetivo pue-da, finalmente, cumplirse con fecha límite en diciembre del 2007. Y un Plan de Regionalización e Inversión Des-centralizada que otorgue incentivos para la formación de nuevas regiones, reiterando una conveniente política pública que, no obstante, por ahora es rechazada por los ciudadanos. Ello se expresó en el referéndum sobre el tema convocado por el gobierno de Toledo. Junto con ello, planes piloto para la municipalización de la educa-ción y la salud, lo que suena razonable. Nos parece, a diferencia de lo que opina Participa Perú, que es correc-to que los directores regionales sean nombrados por el presidente de la región y no por concurso público, si se trata de fortalecer a los ejecutivos departamentales y asegurar la coherencia de su gestión. Aparentemente, este conjunto de medidas no contempla el tema de una reforma fiscal; solo se refiere al impuesto general a las ventas y no hace alusión alguna al impuesto a la renta y al impuesto selectivo al consumo.

En todo caso, este conjunto de lineamientos se anuncia a un mes de las elecciones regionales y municipales. El APRA no conseguirá mantener sus 12 presidencias re-gionales —por lo menos, es muy probable su derrota en Arequipa, Cajamarca, Tumbes y Amazonas, entre otras— ni obtendrá el apoyo en otras nuevas. No va a contar, sin embargo, con una oposición articulada. Ollanta Humala no está en condiciones de endosar vo-

tos, en algunos casos debido a que su movimiento está afectado por disidencias internas a la largo de todo el país, y Unidad Nacional presenta candidaturas en 9 de 25 regiones. Por ello, los resultados desfavorables no afectan a García en lo fundamental. Gana la iniciativa en la dispersión de los partidos y movimientos que resulten triunfadores. Dispone ante ellos de un amplio margen de maniobra.

Un escenario favorable para la iniciativa del Ejecutivo

El presidente se encuentra ante un Congreso en el que las únicas bancadas que actúan unificadamente son la de su propio partido y la de Alianza Para el Futuro, y no sería de descontar algunos acercamientos entre ellas en los años venideros. Lourdes Flores Nano parece que-rer mantenerse a la expectativa, quizá por las dificulta-des, dada la política iniciada por García, de definir una línea de oposición que sea coherente con sus propios postulados. Por ello, su actuación se ha limitado a dar opiniones en algunas coyunturas, señalando que la con-tribución voluntaria de las mineras era «un óbolo» y no definía una política impositiva coherente, que tampoco ella llegara a formular. Y no advirtió que su temprana oposición a la eliminación de la renta básica de Tele-fónica iba a favor de los argumentos que esgrimiría el presidente pocos días después.

Ollanta Humala ocasionalmente trata de esbozar un planteamiento de oposición radical que luce poco ar-ticulado —cuando en esta coyuntura tendría mejores condiciones que Flores Nano para recurrir a un discur-so alternativo— y se declara un perseguido político an-tes que cuestionar con algún detalle las decisiones del gobierno. Se enfrenta a la más que previsible división de su organización con una ampli-tud mayor que la que era fácil de prever entre Unión por el Perú y el Partido Nacionalista. Quizá lo más atinado respecto a sus propósitos es haber to-mado la decisión de crear su propio partido. Se encuentra aislado pero en política con-viene ser prudente, y tal vez poniéndose al frente de una oposición desde las protestas sociales pueda recuperar protagonismo. Para Humala son también tiempos de espera, con el riesgo —que acaso no enfrente Lourdes Flores— de ir perdiendo aceleradamente las adhesio-

Ollanta Humala ocasionalmente trata de esbozar un planteamiento de oposición radical que luce poco articulado

temas de análisis

SIERRA ExPORTADORA Fernando Eguren Presidente del Concejo Directivo del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES)

El 7 de octubre fue publicada en el Diario Oficial El Pe-ruano la ley 28890, Ley del Programa Sierra Exporta-dora, que declara de interés nacional «la promoción, fomento y desarrollo de las actividades económicas ru-rales en la sierra, con énfasis en la agricultura, ganadería, acuicultura, artesanía, textilería, joyería, reforestación, agroforestería y turismo», así como de su transforma-ción e industrialización, con el fin de constituir merca-dos nacionales y de exportación «como instrumentos de lucha contra la pobreza y de generación de empleo productivo».

Antecedentes: el Plan Sierra de 1988

No es la primera vez que el gobierno aprista pone en el centro de sus propuestas políticas la promoción del de-sarrollo de la sierra. En el primer período de Alan Gar-cía, su ministro de Agricultura, Remigio Morales Bermú-dez, estableció, en 1988, el Plan de Desarrollo Agrario de la Sierra del Perú.1 Este plan suponía la inversión de

733 millones de dólares en programas de producción, modernización, tecnología, fomento ganadero y desa-rrollo industrial, para el beneficio de 2.100 comunida-des campesinas y cerca de 2,5 millones de pobladores de esa región. Sin embargo, pocos meses después, el nuevo ministro de Agricultura, Juan Coronado Balma-ceda, declaraba que planes como el mencionado «no se llevan a la práctica porque están divorciados de la realidad, son de inspiración centralista, están contra la historia». Así, lo que comenzó con muchos bríos, termi-nó a los pocos meses.

Producto de un año de estudio

En noviembre de 2005 fue publicado el libro Sierra exportadora. Empleo, modernidad y justicia en los Andes (Lima, s/e, 72 páginas), cuyo autor es Alan García. En alguno de sus discursos electorales en el Cuzco, García declaró que había estudiado la propuesta durante un año. Según el autor, la sierra no podía perder otra vez la oportunidad de vincularse a este nuevo movimiento económico de expansión del mercado mundial: «Una vez más la sierra podría quedar marginada de este pro-1 Morales Bermúdez, Remigio. Testimonio: política agraria nacional.

Instituto de Desarrollo Agrario: Lima, 1991.

evidentes ventajas políticas de los cambios en el alinea-miento de los parlamentarios. Acaso esté revisando su propuesta de eliminar las prefecturas, subprefecturas y gobernaciones cuando, declarado el estado de emer-gencia en Chiclayo, es precisamente el prefecto quien asume la autoridad. No parece que a sus principales asesores en temas económicos les entusiasme demasia-do descentralizar en estos meses el Sistema Nacional de Inversión Pública, tal como se comprometiera a hacer. Probablemente, restituya el Ministerio de Pesquería e impulse el Banco Agrario duplicando su capital.

Resulta difícil imaginar a Alan García absteniéndose de impulsar una audaz política social, se compartan o no sus fundamentos. Quizá esté evaluando racionalidades económicas, pero sobre todo el tiempo político para hacerlas, y en este tema, da la impresión de que solo confía en sí mismo.

nes que lo llevaron a tener, en la segunda vuelta electo-ral, 47% de los votos.

El seguimiento de su plan de acción inmediato

Quizá sea un ejercicio inútil. Acaso el presidente no ten-ga en su cuaderno de bitácora los lineamientos de su plan de acción inmediato de 180 días. A veces, poco va-len las previsiones en una política y en una sociedad tur-bulentas como las nuestras. Este artículo fue escrito el 27 de octubre y, sin necesidad de hacer un moroso lista-do de propuestas, impresiona que, en general, la mayor parte de lo ofrecido se haya cumplido. En lo que queda de lo prometido, no me parece que le interese impulsar la ley de renovación por mitades del Congreso ni me-nos la dirigida contra el transfuguismo, ya que ha sacado

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ceso de globalización y de las exportaciones que le da-rían empleo, tecnología y modernidad» (p. 5). La poca familiaridad de García con las condiciones de la agricul-tura de la sierra le permite afirmar que la páprika podría producirse tan solo con agua de lluvia (p. 11); que la falta de buenos caminos no es un obstáculo, pues se trata de transportar los productos con valor agregado como puré de papas, hojuelas de trigo, pasta de tomate y corazones de alcachofa (p. 13); finalmente, que el mi-nifundio tampoco es un problema, pues se trata de que los campesinos se asocien «con un solo producto y con una sola tecnología» (p. 14).

El programa, siempre según el texto publicado, propo-ne convertir 30 mil hectáreas de tierra en cultivos para la exportación en el primer año, y áreas similares du-rante cada uno de los cuatro años de su gobierno, para

completar 150 mil hectá-reas (p. 26). Se alcanzaría esa suma sumando a las 20 mil hectáreas que las cadenas productivas de los exportadores ya están formando —no se precisa en dónde está ocurriendo esto— 130 mil hectáreas logradas «con la colabora-ción activa de los actuales exportadores de la costa para que vinculen a los campesinos de la sierra», y con el crédito agrario y la asistencia técnica pres-

tados por el Estado (p. 28). El financiamiento sería real-mente bajo para metas tan ambiciosas: 102 millones de dólares «de crédito revolvente efectivo para los 5 años calculando las amortizaciones e intereses» (p. 31), ¡680 dólares por hectárea! Concluye García: «Es el programa social productivo de menor costo con mayor carácter sostenible y más alto impacto sobre la miseria» (p. 31). Esta operación crearía 150 mil nuevos empleos y 300 mil más como «afianzamiento asalarial» (p. 35).

Cifras tan extraordinarias llaman al escepticismo y no es de extrañar que la propuesta haya suscitado críticas diversas.

Las correcciones

El presidente ejecutivo del programa, Gastón Benza, ha tenido que reconocer al menos parte de las críticas que,

desde diferentes sectores, se han hecho a la propues-ta presidencial, y algunas han sido incorporadas en la Ley 28890. Como se menciona en el primer párrafo de este artículo, la ley va más allá del apoyo a la producción exclusivamente agraria, para incorporar una serie de activi-dades que, efectivamente, for-man parte de la pluriactividad propia de la sierra rural. En segundo lugar, se ha agregado, también como uno de los ob-jetivos de la ley, el desarrollo del mercado interno, aunque cabe sospechar que esta es más una concesión formal que expresión de una voluntad real. En tercer lugar, Gastón Benza ha tenido que aceptar que la meta de 150 mil hectáreas es una fantasía inalcanzable, y que solo se lo-grará la mitad —lo que sigue siendo una exageración, si tomamos en cuenta que eso equivaldría a alcanzar, en cinco años, el área de cultivos de exportación lograda en la costa después de tres lustros—, mientras que la otra mitad será forestación —que es lo que ya estaba haciendo, con ambiciones más modestas, el Programa Nacional de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos (PronamaChCs)—.

Exportación y pobreza

¿Qué relación hay entre exportar y superar la pobreza? De las tres regiones naturales del país, la sierra ha sido, durante el mayor tiempo de nuestra historia, la más importante región exportadora. Es así desde la Colonia hasta nuestros días.

Los minerales provenientes de la sierra constituyen hoy más de la mitad del valor de las exportaciones totales peruanas, y difícilmente podría argumentarse que hay una relación proporcional entre la importancia econó-mica de la actividad minera y su aporte al desarrollo de la sierra. Por el contrario, la mayor parte de los más importantes departamentos mineros albergan a las po-blaciones más pobres.

En cuanto a otro notable producto de exportación, la fibra y los textiles de alpaca, ha enriquecido a un nú-mero reducido de empresas, pero al mismo tiempo ha mantenido en la postración y la pobreza a decenas de miles de familias de pastores, productores de la fi-bra utilizada para la fabricación de los textiles, sobre todo en la sierra sur. A falta de información reciente, el

El financiamiento sería realmente

bajo para metas tan ambiciosas: 102

millones de dólares “de crédito revolvente

efectivo para los 5 años calculando las

amortizaciones e intereses” (p. 31) ¡680 dólares por hectárea!

Gastón Benza ha tenido que aceptar que la meta de 150 mil hectáreas es una fantasía inalcanzable

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temas de análisis Censo Agropecuario de 1994 registró alrededor de 120

mil familias —alrededor de 600 mil personas— involu-cradas en la crianza de alpacas, llamas y guanacos, 90% de las cuales están en los departamentos más pobres del país: Apurímac, Ayacucho, Cuzco, Huancavelica, Puno y las partes altas de Arequipa. La manera en que la sierra se incluyó en la globalización no trajo preci-samente «empleo, tecnología y modernidad», y menos superación de la pobreza.

Regímenes pasados han intentado mejorar la suerte de estas familias, forzando la elevación de los precios de la fibra. El fracaso de estos intentos se debió a que no to-caron para nada el papel de dominio del oligopolio tex-til, que es el que maneja los precios. El gobierno debe-ría evitar la repetición de medidas similares, anunciadas ya en el libro que comentamos (p. 40) y en el mensaje presidencial del 28 de julio: se «[promoverá] el buen precio y el procesamiento de la fibra de los camélidos sudamericanos», sin precisar cómo y sin hacer mención al papel negativo de los oligopolios, verdadero origen de los bajos precios.

Exportar para desarrollar los mercados internos

La relación entre el incremento de las exportaciones y la erradicación de la pobreza no solo no es evidente sino

que puede incluso consolidar-la. Para que las exportaciones sean efectivamente positivas para el desarrollo socioeconó-mico de la población rural, de-ben ayudar al desarrollo de los mercados internos regionales. La consigna debería ser «ex-portar para desarrollar los mer-cados internos»; en contraste, la exportación por la exportación misma por lo general benefi-cia únicamente a las empresas exportadoras, contribuyendo, por el contrario, a la genera-ción de distorsiones y desigual-dades. Los enclaves mineros son la muestra más palpable de ello, pero también algunos

enclaves agrícolas que se van estableciendo en la costa, con muy escasos efectos positivos para los pequeños productores vecinos.

La predominancia de los pequeños productores en la sierra rural requiere que ellos cumplan un papel cen-tral en el desarrollo de esos mercados y de cualquier alternativa exportadora que pretenda, al mismo tiem-po, generar el desarrollo rural. En esta perspectiva, es estratégica la promoción y el apoyo a las organizaciones de productores para lograr economías de escala. No se alcanzaría este objetivo si la agroexportación serrana dependiese de grandes inversionistas de la costa, que subordinasen al pequeño productor de la sierra y lo redujesen a la condición de asalariado de bajos ingre-sos. Pareciera ser esta, sin embargo, la principal opción del nuevo gobierno, para el cual, según afirmación del flamante presidente en su mensaje de Fiestas Patrias: «Esta clase media agropecuaria y comercial que conoce de mercados mundiales, que conoce de banca, podrá concursar por los créditos de CofIde y del Banco Agra-rio y organizar el gran proyecto de Sierra Exportadora». La noche del 6 de octubre, fecha en que la ley fue pro-mulgada, el presidente García precisó a qué se refería: «Necesitamos que los Romero, los Brescia, los Rodrí-guez Banda estén interesados en Sierra Exportadora, solo así conjugaremos el crecimiento económico y la necesidad productiva».

Los riesgos

Existe un riesgo que el mismo García subraya en el li-bro que hemos comentado: «no habría rentabilidad» para Sierra Exportadora si no se adelanta a la Carretera Transoceánica, pues «la ganadería del sur del Perú y la producción agraria podrían ser amenazadas por el co-mercio brasileño» (p. 42). Riesgos adicionales son los planteados por la sucesión de acuerdos de libre comer-cio firmados y por firmar, sin que se conozcan los im-pactos —siquiera aproximados— que podrían tener en el agro peruano y, específicamente, en los hogares de la sierra. Un estudio de Grade concluye que el impacto adverso sobre los hogares de la sierra rural en el corto plazo puede alcanzar los 100 millones de dólares —en 45 millones en la selva rural y 13 millones en la costa rural—.2

El segundo riesgo es la improbabilidad de que el capital privado se vuelque con decisión en las magnitudes re-queridas por el programa. ¿Por qué habría de hacerlo, si las ventajas en la costa son mucho mayores? ¿El Estado

2 «Vulnerabilidad de los hogares peruanos ante el TLC». Análisis y propuestas, abril 2006, n.º 10.

La consigna debería ser

“exportar para desarrollar

los mercados internos”; en contraste, la

exportación por la exportación misma por lo

general beneficia únicamente a las empresas exportadoras,

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lo reemplazará, entonces? Los tiempos ya no son los de la década de 1980 y el neoliberalismo descubierto del presidente García no va en esa dirección.

Las inversiones no son el único problema para esta ima-ginada reconversión masiva hacia cultivos de exporta-ción. La propiedad de la tierra en la sierra está en su mayor parte distribuida entre pequeños agricultores y

minifundistas, cada uno de los cuales toma decisiones in-dependientes sobre lo que va a cultivar —salvo en las co-munidades campesinas, que no son en lo absoluto consi-deradas por el programa—. Por otro lado, uno de los cri-terios importantes de los pe-queños agricultores y campe-sinos al decidir es la aversión al riesgo, tanto económico como climático, lo que lleva al pluricultivo —no a la espe-cialización—, al empleo de variedades resistentes —no necesariamente las más ren-

tables— y al ingenioso aprovechamiento de los distintos pisos ecológicos. La diversidad de cultivos en áreas re-lativamente pequeñas es también un imperativo en una región con ecología tan diversa. Nada más distante del lema «Un solo producto, una sola tecnología».

Un riesgo mayor para la factibilidad del programa es que aparece como vertical: nace de una ley y está diri-gido por un consejo directivo de 12 miembros —siete burócratas del gobierno central, un representante de los presidentes regionales, dos representantes del sec-tor privado nombrados por la Presidencia del Consejo de Ministros y dos representantes de los gremios de

productores, nombrados del mismo modo—. En el mejor de los casos, estos últimos serían los represen-tantes de quienes, se supone, son los beneficiados por el programa, pero sus posibilidades de ser realmente influyentes son remotas.

Se formarán comités ejecutivos descentralizados, con una composición similar a la del consejo directivo, pero en el nivel subnacional. Es de esperar que los gobiernos regionales y los municipios, tanto provinciales como dis-tritales, tengan, pues, un papel menor, si alguno, en la orientación del programa.

Finalmente, hay el riesgo de que Sierra Exportadora sea una propuesta de «colonización interna modernizado-ra» de inversionistas costeños —y de capital extranje-ro— sobre la sierra. Hasta ahora, la propuesta parece basarse en el entendido de que la población serrana no es capaz de orientarse hacia el desarrollo.

Lo positivo del programa Sierra Exportadora es que tra-ta de poner en el centro de la agenda pública a la región más marginada y proble-mática del país. Pero lo hace de modo tal que co-rre el riesgo de no satisfa-cer a nadie, agregándose como una más a la larga lista de frustraciones de la población. Corresponde-ría al gobierno replantear su propuesta tomándose más tiempo para elabo-rarla mejor, consultando con más instituciones y especialistas, y buscando la participación real de los su-puestos beneficiarios.

Un segundo riesgo es la improbabilidad

que el capital privado se vuelque

con decisión en las magnitudes

requeridas por el Programa. ¿Por qué

habría de hacerlo, si las ventajas en

la costa son mucho mayores?

Lo positivo del Programa Sierra Exportadora es que trata de poner en el centro de la agenda pública la región más marginada y problemática del país.

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temas de análisis LOS PROGRAMAS BASADOS EN

TRANSFERENCIAS CONDICIONADAS DE DINERO: EL CASO DEL PROGRAMA JUNTOS Luis García N.

Profesor del Departamento de Economía PUCP

En años recientes, en varios países de América Latina se ha implementado con singular éxito una serie de políti-cas orientadas a reducir la pobreza y el trabajo infantil. Estas políticas consisten en la transferencia de dinero a las madres de familias pobres, que son condicionadas a cumplir ciertos compromisos, como son asegurar la asistencia de los niños a la escuela, la aplicación de va-cunas, la recepción de alimentos, chequeos médicos, etcétera. De esta forma, estas políticas —conocidas en inglés como Conditional Cash Transfers (CCT)— brin-dan una ayuda económica a los hogares en extrema pobreza.

Políticas de este tipo han sido aplicadas en países como México —Programa Progresa-Oportunidades—, Nica-ragua —Red de Protección Social—, Colombia —Pro-grama Familias en Acción—, Brasil —Bolsa Familia—, etcétera. Uno de los más antiguos es el programa mexi-cano Oportunidades, acerca del cual existen numerosos estudios que muestran su impacto o efectividad. En ge-neral, se ha encontrado que, como resultado de la apli-cación de esta política, el trabajo infantil se ha reducido, mientras la matrícula y la asistencia a la escuela se han incrementado. También se ha observado en los niños beneficiarios una reducción en la incidencia de anemia, una menor probabilidad de enfermar, así como una me-jora en los indicadores de nutrición.1

Asimismo, con respecto al programa Bolsa Familia —conocido antes como Bolsa Escola— se han obser-

vado importantes mejoras en los indicadores sociales. Denes2 encuentra que este programa ha tenido éxito en reducir las tasas de deserción y de empleo de los niños de 10 a 14 años. Cardoso y Souza3 y Souza4 señalan que Bolsa Escola incrementó la asistencia a la escuela, pero no observan un efecto claro sobre el trabajo infantil de-bido a que, en Brasil, estudiar y trabajar son actividades compatibles.

Recientemente, el Perú ha entrado en la senda de los programas CCT con el programa Juntos. Se espera que con este mejoren tanto los indicadores de educación —asistencia, deserción, cobertura y trabajo infan-til— como los de nutri-ción y salud —desnutri-ción infantil, mortalidad infantil y materna, anemia infantil, partos institucio-nales y morbilidad—. El programa peruano con-siste en la entrega de cien nuevos soles trimestrales a las madres de los ho-gares identificados, con la condición de que los niños de 6 a 14 años ten-gan una tasa de asistencia escolar de al menos 85%; los niños de 6 meses a 3 años participen en pro-gramas nutricionales, tengan la vacunación completa, reciban suplementos de hierro y se sometan a chequeos de desarrollo y crecimiento; y los niños de 0 a 5 años

1 Véanse Skoufias, Emmanuel y Susan W. Parker. «Conditional Cash Transfers and their Impact on Child Work and Schooling: Evidence from the Progresa Program in Mexico». Economia, 2 (1), 2004, pp. 45-96. Schultz, T. Paul. «School Subsidies for the Poor: Evaluating the Mexican Progresa Poverty Program». Journal of Development Economics 74, 2004, pp. 199-250. Gertler, Paul. «Do Conditional Cash Transfers Improve Child Health? Evidence from Progresa’s Control Randomized Experiment». American Economic Review, 94 (2), 2004, pp. 336-341. Hoddinott, John y Emmanuel Skoufias. The Impact of Progresa on Food Consumption. FCNF Discussion Paper, n.° 150. Washington, D. C.: IFPRI, 2003. Para el caso colombia-no, véase Attanasio, O., E. Battistin, E. Fitzsimons, A. Mesnard y M. Vera-Hernández. How Effective are Conditional Cash Transfers? Evidence from Colombia, IFS Briefing Notes. Londres: Institute of Fiscal Studies, 2005.

2 Denes, Christian Andrew. «Bolsa Escola: Redefining Poverty and Development in Brazil». International Education Journal 2 (4), 2003, pp. 137-147.

3 Cardoso, Eliana y André Souza. The Impact of Cash Transfers on Child Labor and School Attendance in Brazil. Vanderbilt: Vanderbilt University, Economics Department, Working Paper Series, 2004.

4 Souza, André. The Impact of Cash Transfers on School Attendance and School Progression in Brazil. Sao Paulo: University of Sao Paulo, Department of Economics, Working Paper, 2005.

Se espera que con este mejoren tanto los indicadores de educación —asistencia, deserción, cobertura y trabajo infantil— como los de nutrición y salud —desnutrición infantil, mortalidad infantil y materna, anemia infantil, partos institucionales y morbilidad—.

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sean desparasitados. En el caso de las madres gestantes, se les exige controles pre y posnatales; vacunas; consu-mo de suplementos de hierro, vitaminas y ácido fólico, así como la asistencia a charlas de nutrición, salud re-productiva, higiene y preparación de alimentos.

Una característica común de estos programas es que el dinero del subsidio es entregado a las madres del hogar cuando es posible hacerlo. Esta decisión se sustenta en la evidencia empírica, recogida en muchos países, que demuestra que las mujeres tienen una mayor tendencia a gastar el dinero que administran en bienes y servicios que son de utilidad para la familia, en especial para los niños.5

En términos más teóricos, una nueva corriente de pen-samiento ha estado estudiando el comportamiento de los hogares, considerando que las decisiones dentro de estos están sujetas a un proceso de negociación. Entonces, las decisiones de consumo y trabajo de los miembros del hogar dependerán del poder de negocia-ción del padre y de la madre; por esta razón, una trans-ferencia de dinero destinada a las madres asume que ellas tienen cierto poder en el hogar como para poder administrar el dinero recibido. Quisumbing y Maluc-cio6 señalan que el poder de negociación de las parejas depende del control de activos del hogar, la recepción de ingresos no laborales y la amenaza de abandono del hogar. Señalan también que existen otros factores que afectan el proceso de negociación, como son: los dere-chos reconocidos por la ley, el acceso a información, el nivel educativo, el pertenecer a un grupo o red social, el tener habilidades innatas para la negociación, así como la autoestima. Si la madre tiene un poder de negocia-ción pequeño, esto podría generar que el efecto de una transferencia de este tipo se neutralice debido a reasig-naciones de recursos dentro del hogar como parte del proceso de negociación.

Aun así, en términos empíricos, los programas han te-nido un efecto neto positivo, por lo que se puede infe-rir que, efectivamente, el poder de negociación de las madres latinoamericanas no es tan bajo o ha aumen-tado. Por ello, los estudios sugieren que los programas

sociales basados en transferencias hagan entrega de los recursos a las madres.7 En ese sentido, una transferen-cia como la que hace el programa Juntos estaría en el camino correcto, al incrementar el bienestar de los ni-ños y el «empoderamiento» de las mujeres.

Sin embargo, existen algunas características propias del programa peruano y de nuestra sociedad que nos hacen pensar que deberíamos tener cuidado al predecir cuál será, finalmente, el resultado a largo plazo de este pro-grama en la lucha contra la pobreza y el trabajo infantil.

En primer lugar, deberíamos tener cuidado en lo que se refiere al seguimiento y evaluación de los resultados del programa. Una de las mejores formas de observar el desempeño de un programa es estudiando las con-diciones iniciales de la po-blación y luego haciendo un seguimiento del des-empeño de indicadores clave. Por ejemplo, en el caso del programa Pro-gresa-Oportunidades, antes de su implementa-ción se hizo un estudio de línea de base, lo que ha permitido realizar un seguimiento en el tiempo de la población beneficia-da. También se definieron poblaciones que fueron beneficiadas por el pro-grama —grupo «tratamiento»— y poblaciones elegibles pero no beneficiadas —grupo «control»—, con el fin de evaluar el impacto mediante cuasi-experimentos. Algo similar se ha implementado en Colombia en el programa Familias en Acción. En el caso de Juntos, este inició sus operaciones sin un estudio completo de tal naturaleza, empujado más por cuestiones políticas que técnicas.

Sobre la modalidad de entrega del dinero, en la actuali-dad Juntos transfiere una cantidad fija a las madres be-neficiadas que cumplen con los requisitos establecidos por el programa. Si pensamos que tal dinero compensa los ingresos perdidos de los niños que dejan de trabajar, tal monto sería insuficiente para desincentivar el trabajo infantil si los actuales ingresos de los niños trabajado-res fueran mayores que el subsidio. Es sabido que los 5 Thomas, Duncan. «Intra-Household Resource Allocation». The

Journal of Human Resources, 25(4) 1990: pp. 635-664.6 Quisumbing, Agnes R. y John A. Maluccio. Intrahousehold Alloca-

tion and Gender Relations: New Empirical Evidence. Policy Research Report on Gender and Development. Working Paper n° 2. Washing-ton, D. C.: The World Bank, 1999.

7 Véase World Bank. Engendering Development, Washington D. C.: World Bank, 2001.

Una de las mejores formas de observar el desempeño de un programa es estudiando las condiciones iniciales de la población y luego haciendo un seguimiento del desempeño de indicadores clave.

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temas de análisis ingresos de los niños traba-

jadores se incrementan con su edad; por ello, sería re-comendable que el subsidio también se incremente con la edad. Por otro lado, diversos estudios demuestran que en los hogares pobres hay una clara tendencia a no enviar a las niñas a la escuela sino más bien encargarles que-haceres domésticos dentro del propio hogar. Entonces, para incentivar a los padres a enviar a las niñas a la escuela y no dejarlas trabajando en el hogar, el subsidio también debería ser mayor cuando se trate de niñas. Por ejemplo,

en el caso del programa mexicano Oportunidades, el monto del subsidio es mayor si el menor beneficiado es una niña, y además ese subsidio se incrementa con la edad del niño.

Por otro lado, se debe pensar si el programa efectiva-mente incentivará el consumo de las familias y no el ahorro o la inversión en bienes de capital. Un programa de este tipo entrega dinero en efectivo, el cual puede ser gastado libremente en bienes y servicios. Al respec-to, el mencionado estudio del Banco Mundial señala que hay evidencia de que, en algunos países, los hombres tienen una mayor tendencia a gastar en bienes durables y bienes de capital, mientras que las mujeres gastan más en bienes de consumo. Si bien es cierto que al entregar-se el dinero a las madres es más probable que este sea gastado en bienes y servicios que beneficien a la familia, no se puede descartar que dicho monto sea gastado en otro tipo de bienes o que sea ahorrado, sabiéndose que el subsidio recibido es temporal —desaparece cuando

8 Gitter, Seth. Women and Targeted Cash Transfers in Nicaragua. De-partment of Agricultural and Applied Economics, University of Wisconsin-Madison, 2006. Manuscrito.

9 Stecklov, G., P. Winters, J. Todd y F. Regalia. Demographic Externali-ties from Poverty Programs in Developing Countries: Experimental Evi-dence from Latin America. Working Paper n.° 2006-1. Washington, D. C.: American University, Department of Economics, 2006.

la familia deja de ser elegible—. Por ello se hace necesa-rio un adecuado seguimiento y monitoreo de los gastos realizados por la familia en el tiempo.

Existen otros efectos —quizá no deseados— de las transferencias de dinero de este tipo. Por ejemplo, algu-nos estudios han demostrado que una transferencia de dinero puede reducir las horas ofrecidas de trabajo por parte de las madres, lo cual podría disminuir o tal vez contrarrestar el efecto positivo sobre el ingreso familiar de la transferencia monetaria.8 Sin embargo, cabe decir que dicha reasignación de recursos dentro del hogar no afecta los beneficios que se obtienen por el cumplimien-to de las obligaciones requeridas —mayor asistencia a la escuela, vacunas, etcétera—.

Otro aspecto que tal vez podría considerarse es el tema de la migración. En la actualidad, debido a problemas de recursos, solo algunas de las provincias pobres del país se ven beneficiadas por este programa. Aunque Juntos está en fase de expansión, si en el mediano plazo no abarca a todas las localidades pobres, podría generar la migración de pobladores desde provincias no beneficia-das hacia las provincias beneficiadas.

Finalmente, no se debe descartar que exista algún im-pacto sobre la fertilidad. Nótese que una familia se be-neficia del programa si tiene niños en el rango de edad requerido. Si con el paso de los años el niño crece y so-brepasa el rango, se crea un incentivo en la familia para que tenga nuevos hijos y con ello pueda seguir benefi-ciándose del programa durante algunos años más. Con ello, podría surgir un tipo de familia que se convierta en eterna dependiente del programa, lo que no necesa-riamente reduciría la pobreza. En un reciente estudio, Stecklov et al.9 encontraron un efecto positivo del Pro-grama de Asignación Familiar (PRAF) de Honduras so-bre la fertilidad, aunque no hubo tal efecto en Progresa ni en Red de Protección Social de Nicaragua.

Si pensamos que tal dinero compensa

los ingresos perdidos de los

niños que dejan de trabajar, tal monto sería insuficiente

para desincentivar el trabajo infantil

si los actuales ingresos de los

niños trabajadores fueran mayores que

el subsidio.

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La sociedad peruana es fuertemente desigual, pero no solo en el sentido de la desigualdad vertical sino también en el de la desigualdad horizontal. La primera se refiere a la desigualdad socioeconómica entre las personas u hogares que forman la sociedad.1 La segunda se refiere a la desigualdad entre grupos, los cuales pueden definirse cultural y/o geográficamente, bien sea por característi-cas étnicas, raciales, religiosas o de ubicación geográfica. Esta desigualdad abarca diversos aspectos importantes como los ingresos, los bienes y activos, el empleo y el acceso a la renta, y los recursos sociales.2

En el caso peruano, las desigualdades horizontales están impregnadas con características étnicas, las cuales son muy severas en términos económicos, culturales y polí-ticos.3 Dado que los censos no preguntan directamente por el origen étnico; y la lengua materna no es una bue-na aproximación —por ejemplo, las comunidades de la sierra norte de nuestro país solo hablan español—, Figueroa y Barrón4 han analizado el origen étnico en el Perú usando como variables de aproximación (proxy) la historia y la geografía —por ejemplo, haber nacido en la sierra se asocia con origen étnico indígena, excepto para el caso de las áreas residenciales de las mayores ciudades capitales de provincia, donde predominan los mestizos—.

Esta aproximación, con las dificultades de medición que señalan sus autores —en particular con respecto a los

DESIGUALDADES, ACCIóN COLECTIVA Y ETNICIDAD Ismael Muñoz Portugal

Profesor del Departamento de Economía y de la Maestría en Ciencia Política PUCP

migrantes de segunda generación en Lima—, resulta más apropiada que la lengua nativa. Permite apreciar que el origen étnico influye fuertemente en las posibili-dades de educación y empleo, así como en la pertenen-cia a cierta clase social. Encontramos que los empleados tienen casi el mismo número de años de escolaridad, independientemente de su origen étnico. En cambio, los obreros de raza «blanca» tienen 11 años de esco-laridad, mientras que los obreros «indígenas» solo 8, y los indígenas campesinos o autoempleados en el sector informal tienen únicamente 4 años de escolaridad. Tam-bién debemos notar que en las zonas residenciales de Lima, donde menos población indígena vive, la clase de los empleadores y los empleados constituye 55% del total. En las comunidades indígenas de la sierra, el mis-mo grupo representa únicamente 15% del total.

La exclusión ha llevado históricamente a movilizaciones violentas, pero durante los últimos cincuenta años o más, ha sido notable la relativa ausencia de cualquier tipo de movilización étnica. La enorme violencia desata-da por Sendero Lumino-so durante la década de 1980 y primeros años de la de 1990 fue principal-mente un movimiento de tipo clasista; sin embargo, su desencadenamiento violento tuvo enormes implicancias étnicas.5

Pese a ello, posteriormente no ha habido señales de movilización como las ocurridas en Bolivia y Ecuador, ni un desarrollo de la conciencia étnica, tan evidente en Guatemala, Bolivia y Ecuador. En términos generales, el sistema socioeconómico peruano se desenvuelve perpetuándose en medio de desigualdades horizontales extraordinarias que, al parecer, coexisten con reducidos niveles de protesta.

1 La desigualdad en el Perú, documentada por primera vez en 1961, muestra un grado extremo. Los cálculos arrojaron un coeficiente de Gini de 0,61, igual que el de Brasil en el mismo año. Con-sultar Webb, Richard. «Government Policy and the Distribution of Income in Peru, 1963-1973». Cambridge: Harvard University Press, 1977. Más recientemente, la medición del coeficiente de Gini para el año 2003 arroja un resultado de 0,59, mostrando la extraordinaria permanencia de la desigualdad en el Perú. Consul-tar Figueroa, Adolfo. El problema del empleo en una sociedad Sigma. Documento de trabajo 249. Lima: Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006.

2 Stewart, Frances. Horizontal Inequality: A Neglected Dimension of Development. CRISE Working Paper. Oxford: Queen Elizabeth House-University of Oxford, 2002.

3 En general, la desigualdad horizontal es un factor muy importante que contribuye a la inestabilidad social y es fuente de conflictos violentos entre los grupos.

4 Figueroa, A. y M. Barrón. Inequality Ethnicity and Social Disorder in Peru. Working Paper. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú-CRISE-Oxford University, 2004.

5 La Comisión de la Verdad y Reconciliación documentó que 75% de las víctimas fatales fueron de origen indígena.

La exclusión ha llevado históricamente a movilizaciones violentas, pero durante los últimos cincuenta años o más, ha sido notable la relativa ausencia de cualquier tipo de movilización étnica.

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temas de análisis Acción colectiva: características y

posibilidades

¿Por qué no ha habido —en los últimos tiempos— de-safíos mayores al sistema establecido, sean violentos o no? Nuestra hipótesis inicial, en un trabajo desarrollado de manera conjunta con Rosemary Thorp y Maritza Pa-redes, era que la débil propensión a la acción colectiva en el nivel local, que también hemos llamado de nivel «meso», explicaba significativamente la persistencia de la desigualdad horizontal.6

Sin embargo, luego de haber realizado cuatro estudios de caso en diferentes ámbitos locales —Bambamarca en Cajamarca, Espinar en Cuzco, Huanta en Ayacucho y San Juan de Lurigancho en Lima, con las comunida-des huantinas— y, posteriormente, un seguimiento de la movilización social local y regional durante el periodo 1980-2005, lo que se muestra es más bien algo diferen-te. Hemos hallado evidencia significativa de una acción colectiva constructiva en los niveles local y regional.

También encontramos que los dilemas de Mancur Ol-son sobre los grandes números —que implican que la acción colectiva es más probable mientras no se sobre-pase una cantidad pequeña de participantes que pueden administrar mecanismos de incentivos y sanciones para posibilitar la cooperación— y los free riders —«polizo-nes» o personas que aprovechan los beneficios de la acción colectiva de otros sin participar en esta— eran superados cuando existía un fuerte sentimiento de iden-tidad comunal y local, a menudo debido a las condicio-nes adversas. Asimismo, hallamos que el liderazgo no estaba ausente.

Sin embargo, los resultados en términos de superar la pobreza y las elevadas desigualdades horizontales son aún limitados. Asimismo, nuestros casos nos llevan a di-lucidar la enorme importancia del contexto institucional y la naturaleza de la política en el nivel local. Para una exitosa acción colectiva de nivel local, tiene que haber actores con los cuales interactuar en un marco institu-cional coherente. Mucha acción potencialmente inte-resante puede desembocar, finalmente, en un sistema político interesado en sí mismo y corrupto.7

En un sistema político que funciona bien, los interme-diarios —gobiernos locales, partidos políticos— llevan conocimiento y entendimiento acerca de los asuntos macro, más amplios, a grupos de nivel local, para orien-tar su actividad. Los intermediarios pueden facilitar las conexiones con otros niveles, pueden llevar las preocu-paciones o demandas hacia arriba y hacia abajo en el sistema, pueden negociar y pueden comprometerse.

Este rol de la intermediación política debería ser aún más importante en los Andes, pues allí el Estado es visto como algo «lejano y ajeno». En cambio, en el Perú de inicios del siglo xxI encontramos a los partidos polí-ticos —normalmente llamados a desempeñar la fun-ción de intermediarios— en crisis desde los años 1980, mientras que la vida política local sufrió severamente durante el periodo del conflicto armado.

Los casos estudiados también permiten ver por qué la desigualdad suele ser persistente. A las personas rela-tivamente pobres les resulta más difícil la acción co-lectiva, les cuesta más y logran menos resultados. No resulta nada extraño que se decepcionen rápidamente. Los individuos mejor dotados de capacidades pueden manejarse incluso en sistemas institucionales más frági-les, obtener logros, y con frecuencia saben cómo evitar costos. Así, los círculos viciosos y virtuosos se entre-cruzan.

Acción colectiva y descentralización

En el Perú, una buena parte de la acción colectiva en el nivel local ha estado ligada a la búsqueda de descentrali-zación.8 Por tanto, se ha impregnado de demandas fuer-temente locales y regionales, así como de un poderoso sentimiento anticentralista. Han sido los movimientos y frentes regionales los que han motorizado la acción colectiva de respuesta a la política general del gobierno central, en tanto se la ha percibido como contraria a los intereses de la población y de las regiones. Ellos, los

6 Muñoz, I., M. Paredes y R. Thorp. Acción colectiva, violencia po-lítica y etnicidad en el Perú. Cuadernos de Investigación Política, documento de trabajo n° 1. Lima: Maestría en Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006.

7 En esta perspectiva, pueden consultarse estudios que van más allá de la realidad peruana en Tendler, Judith. Good Government

in the Tropics. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1997; y también Evans, Peter. «Government Action, Social Capital and Development: Reviewing the Evidence on Synergy». World Deve-lopment, vol. 24, nº 6, 1995, pp. 1119-1132.

8 El Perú es un país con un problema de centralismo muy grande y antiguo, pues «el hecho de que Lima-Callao produzca el 54% del PBI nacional, ostente el 50% del ingreso y hospede el 35% de la fuerza laboral —la más calificada del país— genera el síndrome de inhibición del crecimiento de las demás regiones». Consultar Gon-zales de Olarte, Efraín. Regiones integradas. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2003, p. 15.

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movimientos regionales, han sido los principales acto-res, y esta disconformidad con el centralismo ha sido la motivación fundamental de la acción colectiva que ha tenido importantes implicancias políticas y organizacio-nales.

El descontento frente a las políticas y manifestaciones del gobierno central ha sido la causa principal de la ac-ción colectiva en el nivel local-regional durante el pe-

riodo 1980-2005, en el cual hemos recolectado una data de hechos sociales.9 Esa es la razón que explica su carácter sobre todo reactivo, pero básicamente no violento y de naturaleza constructiva, que ha incorporado los factores de movilización, participa-ción y negociación. Podemos señalar que en la base de la acción colectiva analizada se halla una fuerte demanda por

descentralización política, económica y de gestión pú-blica.

Cuando se ha presentado alguna manifestación de vio-lencia, el grado de esta, en buena parte de los casos, ha estado «controlado» y ha constituido un mecanismo de negociación. Esto lo observamos en los casos analizados de Espinar y Bambamarca, en los que se usaban las mo-vilizaciones para llamar la atención de las autoridades públicas o de la empresa minera. Pero también hemos encontrado lo mismo en las movilizaciones que deman-dan descentralización o protestan frente a los efectos de determinadas políticas del gobierno central.

Con la descentralización política, el poder también se desconcentra desde el gobierno central hacia los otros niveles de gobierno. La acción colectiva, por tanto, pue-de canalizarse eficazmente a través de instancias más cercanas a la población, y abrirle paso a la participación. De esta forma, el conflicto por el descontento frente al centralismo puede disminuir y los problemas por los que surge también pueden encontrar cauces institucio-nales de solución o reencauzarse hacia los propios go-biernos descentralizados.

Nuestro país está en una etapa de impulso de este pro-ceso de descentralización, sobre todo a partir de que los gobiernos regionales se instalaran en el año 2003 y de la experiencia de transferencia incremental de re-cursos específicos desde el gobierno central a los go-biernos subnacionales. Una hipótesis que resulta luego del análisis histórico de las transferencias interguberna-mentales es que algunas de estas han sido inicialmente logradas por medio de la acción colectiva, como puede ser el caso del canon y el Vaso de Leche. Uno y otro han quedado institucionalizados en el presupuesto nacional y han avanzado en niveles de descentralización hacia los gobiernos locales y regionales.

Dada la fuerte concentración de ingresos y gastos fisca-les que existe en el Perú, el incremento de las transfe-rencias intergubernamentales observadas en los últimos diez años constituye un indicador inicial de des-centralización fiscal, pero para quienes reciben es-tos recursos —munici-pios y gobiernos regiona-les— también representa el desafío de utilizarlos en forma eficiente y promo-tora del desarrollo en sus respectivos ámbitos terri-toriales y poblacionales.

La capacidad de respuesta mediante la acción colectiva constructiva depende muchas veces de la fuerza de las identidades regionales y locales, muy presentes en to-dos los departamentos y que con frecuencia no permi-ten que los actores se pongan de acuerdo entre sí. Un planteamiento que se debe investigar con mayor pro-fundidad es si dichas diferencias locales y regionales son la razón por la que es tan difícil realizar articulaciones de incidencia nacional y sostenida, sobre todo con organi-zaciones que representan a las poblaciones pobres.

Los partidos políticos nacionales se encuentran debi-litados para realizar esta tarea de articulación que so-cialmente les correspondería. Una apreciación que se desprende de lo anterior es que su renovación y for-talecimiento resultan fundamentales para construir una agenda de desarrollo nacional descentralizado, que en-frente la pobreza y las desigualdades.

9 La data recogida ha sido de 436 acciones colectivas en el nivel «meso» en distintas regiones y localidades del país.

En la base de la acción colectiva

analizada se halla una fuerte

demanda por descentralización

política, económica y de gestión

pública.El incremento de las transferencias intergubernamentales observadas en los últimos 10 años constituye un indicador inicial de descentralización fiscal

��

temas de análisis

El acceso a los servicios de saneamiento —agua potable y alcantarillado sanitario— es esencial para mantener una adecuada calidad de vida, pues ambos son funda-mentales para la higiene y la salud.

La provisión de estos servicios es monopólica debido a la necesidad de contar con redes de abastecimiento y a los altos costos hundidos que esto implica. En la medida en que la falta de competencia puede llevar a que la calidad y los precios se alejen de los que se darían en una situación de competencia, los servicios deben ser supervisados para que las tarifas y los estándares de ca-lidad sean los adecuados.

La entidad encargada de normar, regular, supervisar y fiscalizar la prestación de servicios de saneamiento, así como de resolver los conflictos derivados de estos en del ámbito de su competencia, es la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass).

Según cifras de Sunass,1 en su ámbito de supervisión se encuentran 49 empresas prestadoras de servicios de sa-neamiento (EPS) que brindan servicios de agua potable y alcantarillado a 283 distritos a nivel nacional —de un total de 1.793—. Considerando ambos servicios, las EPS administran las instalaciones que sirven a 17,3 millones de habitantes, lo que representa 89,6% de la población urbana y 62,9% de la población nacional. Cuentan con servicios de agua potable y alcantarillado un total de 14,5 y 13,1 millones de habitantes, respectivamente. La EPS Sedapal, que abastece a la capital de Lima y a la provincia constitucional del Callao, es la más importante en magnitud, debido a que atiende a 8,1 millones de habitantes, que representan 46,8% de la población total que está en el ámbito de la entidad reguladora.

Este artículo da una mirada a algunos de los principa-les indicadores de gestión de las empresas que brindan servicios de saneamiento, para dar una idea de cuál es su situación y comparar su desempeño con el que se presenta en otros países de la región latinoamericana.

UNA MIRADA A LOS SERVICIOS DE SANEAMIENTO Raquel Yamujar

Alumna de la Especialidad de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales PUCP

Desempeño de los indicadores de gestión a nivel nacional

Tenemos que, para el año 2005, 83,7% de la población que pertenece el ámbito de las EPS es abastecida con agua potable; la cobertura de alcantarillado es bastante menor, llega a cubrir a 75,3% de esta población. Estos niveles se han mantenido constantes desde el año pa-sado.

1 Informe técnico del ranking de las empresas prestadoras a nivel nacional, al año 2005, Sunass.

Gráfico 1Cobertura de agua potable y alcantarillado 2002 - 2005

Fuente: Sunass. Benchmarking 2002-2005

82,984,5 83,6 83,7

74,375,7 75,0 75,3

2002 2003 2004 2005

Cobertura de agua potable (%) Cobertura de alcantarillado (%)

Otros indicadores de gestión que tienen importancia son la continuidad del servicio, el nivel de microme-dición, los niveles de agua producida y los de agua no facturada, y el porcentaje de tratamiento de las aguas servidas. Los valores para estos indicadores se pueden observar en la tabla 1.

Tabla 1Indicadores a nivel nacional 2002 - 2005

Indicadores 2002 2003 2004 2005Continuidad (horas/día) 17,5 18,3 16,4 18,1

Nivel de micromedición (%) 48,1 52,2 50,7 46,5

Producción per cápita (lt/hab/día) 271 275 255 259

Agua no facturada (%) 45,1 45,2 42,9 43,9

Tratamiento de aguas servidas (%) 20,0 23,2 23,0 24,0

Fuente: Sunass. Benchmarking 2002-2005

La continuidad del servicio es importante porque se-ñala el número de horas diarias en las que los usuarios pueden tener acceso al agua potable para la satisfac-ción de sus necesidades. Lo óptimo sería poder contar con el servicio las 24 horas del día; sin embargo, vemos que los valores fluctúan alrededor de 18 horas diarias, con excepción del año 2004, en el cual Sedapal tuvo

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Otro indicador de gran importancia es el porcentaje de tratamiento de aguas servidas, debido a la contamina-ción que genera el hecho de que las aguas residuales sin previo tratamiento se viertan al mar o a los ríos. Los ni-veles de este indicador son muy bajos, y se han mante-nido prácticamente constantes desde el año 2003; para el año 2005, fueron de 24%.4 Lo más alarmante de esta situación es que el mayor productor de agua potable a nivel nacional, Sedapal, trata tan solo 9% de las aguas residuales producidas en su ámbito antes de verterlas en el mar. Además, para el año 2005, existían 20 EPS, la mayoría pequeñas, que realizaban un tratamiento nulo (0%) de sus aguas residuales.

Comparación de los indicadores a nivel regional

La Asociación de Entes Reguladores de Agua Potable y Saneamiento de las Américas (Aderasa) inició un pro-yecto de benchmarking para la conformación de una base de datos regional, con la finalidad de elaborar in-dicadores de gestión comparables a nivel regional. Los 11 países participantes brindaron información al 2004 acerca de los principales operadores de sus sistemas; así, se recolectaron datos de un total de 54 operado-res. Los países que participaron fueron Chile con 18 operadores, Perú con 9, Argentina y Colombia con 8, Paraguay con 4, Costa Rica con 2, y Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Panamá con uno.5

Las empresas peruanas que participaron fueron las EPS mayores6 —con excepción de Sedam Huancayo— y Sedapal. Por lo tanto, los promedios obtenidos por este estudio son solo comparables entre ellos y no con los niveles nacionales, donde operan EPS de menor tama-ño. Las EPS mayores más Sedapal representan más de 80% de las conexiones totales a nivel nacional.

problemas de sequía2 y registró 17,9 horas de servicio al día.3 De las 49 EPS, solo Emusap Amazonas —que brinda servicios a las provincias de Bongará, Amazonas, Chachapoyas y Luya, del departamento de Amazonas— brinda el servicio con una continuidad de 24 horas. Por otro lado, Emapavigssa, que abastece a la provincia de Nazca, departamento de Ica, brinda el servicio única-mente una hora al día; la sigue Emapa Pasco, del depar-tamento de Pasco, la cual brinda el servicio dos horas diarias.

El nivel de micromedición se refiere al porcentaje de conexiones de agua potable que cuentan con un me-didor operativo; de esta manera, la EPS puede facturar exactamente lo consumido por el usuario. Si no existe medidor, la facturación se realiza por asignación fija de consumo, la cual puede diferir de lo realmente consu-mido e incentivar el desperdicio de agua por parte de los usuarios. Una baja micromedición genera pérdidas comerciales a las EPS debido a que, por lo general, los niveles de asignación son menores que las cantidades efectivamente consumidas. Este indicador se encontra-ba en 46,5% para el año 2005, observándose una reduc-ción con respecto a los dos años anteriores. Además, según la información al año 2005, existen cinco EPS que cuentan con un nivel nulo (0%) de micromedición.

El agua no facturada es el porcentaje de agua producida que las EPS no facturan debido tanto a pérdidas ope-racionales —por ejemplo, roturas de tuberías— como a pérdidas comerciales —por ejemplo, la presencia de usuarios clandestinos o los problemas de micromedi-ción—. Para el año 2005, el porcentaje de agua no factu-rada es de 44% y los volúmenes de producción de agua potable per cápita, de 259 litros por habitante por día. La EPS con menor nivel de agua no facturada es Nor-puno, que brinda servicios a las provincias de Azángaro y Huancané, del departamento de Puno, con 4,1%; y la EPS que registró el mayor nivel de este indicador es Semapa Barranca, que brinda servicios a la provincia de Barranca del departamento de Lima, con 77,3%. Cabe resaltar que la reducción de estas pérdidas permitiría mejorar la continuidad sin que sea necesario un incre-mento en la producción de agua potable.

2 Los resultados de los indicadores de gestión de Sedapal tienen gran incidencia en los cálculos de los indicadores nacionales de-bido a que esta representa 43% de las conexiones totales a nivel nacional.

3 Para el año 2005, la continuidad de Sedapal fue de 21 horas al día.

4 Según cifras de Sunass, se estima que durante el año 2005 se reco-lectaron aproximadamente 981,5 millones de metros cúbicos de aguas residuales, de los cuales 535,8 millones fueron generados por Sedapal.

5 Este ejercicio debe tomarse únicamente de manera referencial debido a la heterogeneidad de las empresas que forman parte del estudio y de las diferencias en el número de operadores por país.

6 Las 49 EPS se subdividen por el número de conexiones con las que cuentan. Así, están las EPS pequeñas (19), que cuentan con menos de 10 mil conexiones; las EPS medianas (20), que cuentan con 10 mil a 40 mil conexiones; las EPS mayores (9), con 40 mil a 200 mil conexiones; y Sedapal, con más de 1,1 millones de co-nexiones.

20

temas de análisis En el gráfico 2 se observan los valores obtenidos por

este estudio para cuatro indicadores. Las coberturas de agua potable y alcantarillado sanitario de las empresas peruanas se encuentran bastante cercanas al promedio regional. Sedapal muestra niveles mayores que estos promedios. Con respecto a la cobertura de agua pota-ble. Las EPS mayores se encuentran 8% por debajo de lo que sería el promedio regional; sin embargo, Sedapal tiene una cobertura mayor en 3%. Por otro lado, las EPS mayores se encuentran en el promedio de cober-tura de alcantarillado sanitario, que se ubica en 70% a nivel regional, siendo la cobertura de Sedapal mayor en 14%. Con respecto al agua no contabilizada, las EPS mayores tienen un nivel mayor en 8% que el nivel re-gional de 40%, y el de Sedapal se encuentra cercano pero es menor que este.

Sin duda, el indicador más preocupante es el de trata-miento de aguas servidas. Según este estudio, el pro-medio regional es de 61% de tratamiento. Las EPS ma-yores tienen un nivel de tratamiento de aguas servidas inferior en 18% a este promedio, y el nivel de Sedapal es tan solo 16% de este.

87,0

70,0

40,0

61,0

78,870,1

47,8 43,1

89,8 84,4

38,0

9,7

Cobertura de agua potable

Cobertura de alcantarillado

Sanitario

Agua no contabilizada

Tratamiento deaguas servidas

Promedio Adesara Perú EPS mayores Perú Sedapal

Fuentes: Aderasa y Sunass.

Si bien, según el estudio de referencia de Aderasa, algu-nos de los indicadores comparados presentan un desem-peño cercano al promedio regional —con excepción del tratamiento de aguas servidas—, hemos observado que los indicadores se han mantenido prácticamente cons-tantes desde el año 2002, sin una mejora significativa. A pesar de que las EPS tienen muchas limitaciones para invertir, es importante que lo hagan, pues las inversiones en infraestructura permitirán mejorar los niveles de co-bertura así como los demás indicadores de gestión.

Gráfico 2Indicadores de gestión (%)Año 2004

La cooperación durante el gobierno de Alberto Fujimori

Luego del crecimiento del tráfico de estupefacientes durante los años 1980 —como producto de la crisis económica en la región—, el aumento del control por parte de Estados Unidos y, por ende, el incremento en el precio de la droga, en la década de 1990 se vieron im-portantes avances, sobre todo en lo que posteriormen-te sería conocido como el «éxito del Perú en la lucha contra el narcotráfico».1

LA COOPERACIóN EN MATERIA DE NARCOTRÁFICO ENTRE EL PERÚ Y ESTADOS UNIDOS Óscar Vidarte Arévalo

Profesor del Departamento de Derecho PUCP y de la Fundación de la Academia Diplomática del Perú

A pesar del fracaso de la sustitución de cultivos —los agricultores siempre van a preferir sembrar coca por tratarse de un cultivo tradicional, con un alto precio y un mercado estable2— y de la difícil, por no decir anti-democrática, política de Estados Unidos de certificar a los países que colaboran en la lucha contra las drogas,3 la cooperación entre Estados Unidos y el Perú explica los resultados obtenidos.

Desde muchos años atrás, en Estados Unidos ya era evidente que acabar con este flagelo no solo dependía

1 Como se vera más adelante, este no solo significó la disminución en el trafico ilegal de drogas sino también la reducción en el área cultivada.

2 Con esto, la potencia mundial logra la colaboración de estos paí-ses en la guerra contra las drogas. Véase Hamony, Ronald. Tráfico y consumo de drogas. Consecuencias de su control por el gobierno. Madrid: Unión Editorial, 1991, p. 186.

3 Cotler, Julio. Drogas y política en el Perú. La conexión norteamerica-na. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1999, p. 46

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de la vigilancia fronteriza y demás medias internas, sino también del control en el lugar de origen, con lo cual la cooperación internacional adquirió una importancia mayor en la política de este país destinada a detener el tráfico de narcóticos.4 En esta lógica, la cooperación en materia antidrogas entre Estados Unidos y el Perú se convirtió en una herramienta fundamental en la dis-minución del cultivo y el tráfico de drogas; el principal mecanismo utilizado en este terreno es el apoyo econó-mico, que se materializó en el envío de dinero al Perú para fines claramente establecidos —programas socia-les, programas de erradicación, sustitución de cultivos, etcétera—. De esta forma, de 2 millones de dólares de ayuda que el Perú recibió en 1985, se pasó a 18 millones en 1993, a 75 millones en 1999 y a 80 millones en 2000.5 El Perú llegó a ocupar el primer lugar en la región como receptor de ayuda estadounidense.

Además de recibir considerables sumas de dinero, en materia económica también fueron muy importantes los actos unilaterales de Estados Unidos tendientes a incrementar el ingreso a su mercado de productos pro-venientes de los países andinos. De esta manera, surge primero el Andean Trade Preferences Act (ATPA) y lue-go el Andean Trade Preferentes and Drug Erradication Act (ATPDEA), como una forma de ayudar a los países que colaboran en la lucha contra las drogas. Ambos han permitido que el Perú aumente considerablemente sus exportaciones, además de consolidar a Estados Unidos como su primer socio comercial.

Por otro lado, en materia de seguridad, los años 1990 vieron una importante alianza entre Estados Unidos y el Perú, y más específicamente entre la Central de Inte-ligencia Americana (CIA) y los servicios de inteligencia peruanos, encabezados por Vladimiro Montesinos. No solo nos referimos a la instalación de la conocida base de Santa Lucía en el valle del Huallaga sino también a una relación privilegiada entre las agencias antes men-cionadas, lo cual permitió una importante cooperación militar y de inteligencia. Este vínculo puede sustentar el hecho de que la ayuda de Estados Unidos a nuestro país haya continuado hasta casi el final del gobierno del ex presidente Alberto Fujimori, a pesar de una serie de infracciones contra la democracia y los derechos humanos.

Finalmente, y no menos importante, tenemos que refe-rirnos a la cooperación en materia de interdicción aérea instaurada a comienzos de la década. Aunque se exage-raron mucho los éxitos de esta,6 fue importante como una herramienta más en la lucha contra el narcotráfico. Su pico más alto fue la incautación de 22 aeronaves en 1995; luego se pasó a 7 en 1996 y a 11 en 1997.7 A pesar de estos resultados claramente irregulares, la in-terdicción produjo el aumento en el costo de los vuelos de transporte de drogas, de tal forma que de 30 mil dólares en 1994 se pasó a 180 mil dólares en 1997,8 todo lo cual, de alguna manera, influyó en la reducción del tráfico aéreo y en el cultivo de la droga.

Así, mientras que durante muchos años el número de hectáreas cultivadas de coca se mantuvo constante —entre 100 mil y 120 mil—, a partir de 1995, justo en los mismos años en los que la cooperación entre Estados Unidos y el Perú se consolidó, se dio todo un proceso de reducción para llegar, al año 2000, a las 34.100 hec-táreas cultivadas.9 Si bien encontramos factores exter-nos que también favorecieron la reducción del cultivo, la cooperación señalada fue fundamental.

La cooperación y el regreso a la democracia

La década de 1990 termina con problemas en materia de interdicción aérea. El derribo por error de una avioneta en la que viajaban misioneros estadounidenses significó la suspensión de esta cooperación. Pero como veremos más adelante, y a pesar de la ayuda que significó la inter-dicción para combatir el tráfico de estupefacientes, ya para este entonces la forma de comerciar la droga había mutado: en lugar de utilizar la clásica vía aérea, cada vez era más común el tráfico por vía marítima.

Mucho más preocupante aún fue el fin de la alianza en-tre el gobierno del presidente Fujimori y el gobierno de Estados Unidos. Si bien este estrecho vínculo tuvo como actores importantes a los servicios de inteligencia de ambos países, también es cierto que la amistad entre el gobierno peruano y el estadounidense superó esta simple relación.

Instaurada la democracia, los niveles de cooperación entre el Perú y Estados Unidos se vieron mermados.

4 Hamony, obra citada, p. 165.5 McClintock, Cynthia y Fabián Vallas. La democracia negociada: las

relaciones Perú-Estados Unidos (1980-2000). Lima: Instituto de Es-tudios Peruanos, 2005, p. 200.

6 Ibídem, p. 217.7 Ibídem, p. 200.8 Ibídem, p. 218.9 Ibídem, p. 200.

22

temas de análisis La interdicción nunca logró recuperarse y el apoyo eco-

nómico fue considerablemente reducido, sobre todo durante el gobierno de transición del ex presidente Va-lentín Paniagua. A pesar de esto último, ya para los años 2002 y 2003 puede notarse cierta recuperación en la ayuda económica relativa a la lucha contra las drogas —62 y 68 millones de dólares en ayuda—.10

Habría que tener en cuenta el desarrollo del Plan Co-lombia como una variable negativa en este difícil pano-rama de cooperación. La aplicación de este programa generó la búsqueda de nuevos terrenos para sembrar coca, lo cual debería haber generado el aumento de su cultivo en nuestro país. Sin embargo, la lenta recupera-ción en materia de cooperación permitió que el área de cultivo de coca no aumentara; por el contrario, se vio reducida, siguiendo la línea de los últimos años.

Por otro lado, a partir del año 2003, las negociaciones en torno a un posible Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Perú y Estados Unidos buscaron consolidar la cooperación en materia económica iniciada con el ATPA y el ATPDEA. Aunque este tratado se encuentra íntima-mente relacionado con la política de Estados Unidos en la región luego del fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), para el Perú significa la posibili-dad de institucionalizar los beneficios económicos en el intercambio con su principal socio comercial.

Irónicamente, todo lo avanzado en el campo del TLC como una herramienta que, entre muchas otras, pue-de ayudar a nuestro país en la guerra contra las drogas, promoviendo nuevos mercados para los agricultores que no tienen otra opción que dedicarse al cultivo de la coca —como el propio ex presidente Alejandro To-ledo lo ha mencionado en varias ocasiones—,11 se ha visto afectado frente a la reducción gradual de la ayuda económica en materia antidrogas por parte de Estados Unidos desde 2004.12

La visita al Perú del secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, en agosto de 2005, tuvo como uno de sus principales objetivos lograr que nues-tro país —que es parte de la Corte Penal Internacio-nal (CPI)— firme un acuerdo con la potencia del norte

para otorgar inmunidad a sus connacionales frente a la CPI. El problema surgió cuando se trató de vincular el TLC que se venía negociando con Estados Unidos con el acuerdo de inmunidad que Rumsfeld buscó durante su estadía en el Perú. Los hechos nos han demostrado que la presión de Estados Unidos no estuvo relacionada con el TLC —el libre comercio con América Latina pa-rece ser una prioridad para la administración estadouni-dense— sino más bien con la ayuda económica relativa a la lucha contra las drogas. De esta forma, y a pesar del pedido del entonces primer ministro Pedro Pablo Kuczynski al secretario de Defensa para aumentar la asistencia económica en materia antidrogas,13 esta no solo no se incrementó sino que, por el contrario, se vio reducida, como hemos señalado.

Ante la reducción de la cooperación estadounidense, el Perú se ha visto obligado a aumentar la erradicación forzada de los cultivos. A pesar de esta política, se ha producido un incremento: el número de hectáreas cul-tivadas de coca llegó a 42 mil y 48 mil en los años 2004 y 2005, respectivamente.14 Además, y esto es más pre-ocupante aun, también se han intensificado las protestas de los cocaleros contra la erradicación forzada de su principal medio de subsistencia.

La cooperación hoy en día

Nuestro país se encuentra prácticamente obligado, por la presión de Estados Unidos, a cumplir una serie de metas en materia de lucha contra las drogas. De esta forma, ante la cada vez menor ayuda norteamericana, el Perú se ve obligado a acudir a medidas poco aprecia-das por la población directamente afectada.15 Esto es más grave todavía si se toma en cuenta que existe el consenso de que parte del problema es la fatal ausencia del Estado en las zonas donde se encuentra instalado el negocio de la droga,16 lo cual podría contrarrestarse con la ayuda de un país como Estados Unidos, que también se ve seriamente afectado por este flagelo.

A pesar de esto, el TLC con Estados Unidos se encuen-tra en su fase final. El reciente cambio de gobierno del Perú no ha afectado el interés de ambos países por

13 El Comercio, 17 de agosto de 2005.14 McClintock y Vallas, obra citada, p. 292.15 Para muestra, el reciente enfrentamiento entre las fuerzas del or-

den y los cocaleros en Sión, el cual acabó con la muerte de tres campesinos. El Comercio, 12 de setiembre del 2006.

16 «Conclusiones de los participantes y de los campesinos de la hoja de coca». El Comercio, 5 de marzo de 2006.

10 Ibídem, p. 291.11 «Tiene que ver directamente con la sustitución de cultivos. Si te-

nemos mercados para producir otros productos, entonces con-tribuiremos a la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico». El Comercio, 19 de agosto de 2005.

12 El Comercio, 7 de febrero de 2006.

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Una introducción necesaria

Desde el 31 de julio de este año, los medios de comuni-cación no han dejado de propagar noticias sobre Cuba y la enfermedad de su presidente, Fidel Castro. Pero las noticias han sido pocas comparadas con las especulacio-nes y los deseos.

El gobierno cubano, en su peculiar estilo guiado por su doctrina de seguridad nacional, ha sido muy escue-to en dar noticias. Primero, una proclama a la nación del comandante en jefe anunciando su estado de salud y la operación, y diciendo que le delegaba al general del ejército Raúl Castro sus funciones como presidente del Consejo de Estado y primer secretario del Partido Comunista. Segundo, un breve comunicado, también escrito por el propio Fidel, en el que informaba cuál era su situación en ese momento y además agradecía el optimismo de sus partidarios, pero decía que había que prepararse para recibir «noticias adversas». Poste-

CUBA: ¿REALISMO POLíTICO O REALIDAD? Luis F. Popa

Profesor del Departamento de Ciencias Sociales PUCP y ex diplomático cubano

riormente, el recibimiento de Raúl al presidente vene-zolano Hugo Chávez y el encuentro entre este y Fidel. Después, todo lo demás han sido especulaciones de los cubanólogos exiliados en Miami, y aquí en el Perú, de algunos que dicen ser expertos y no conocen la historia ni la realidad cubana.

Por otro lado, están los deseos: en La Habana y en otras latitudes, los partidarios de Fidel hacen votos porque se restablezca y retome las riendas de la dirección del país, mientras que en Miami se celebran fiestas, se hacen au-gurios y se habla de los planes para regresar a Cuba, no a vivir sino a reclamar propiedades —de acuerdo con la famosa Ley (extraterritorial) Helmes-Burton, cuyo con-tenido prometo explicar en otra ocasión—.

Desde el siglo xIx, Cuba marchó por tres carriles: in-dependencia, autonomía y anexionismo. La indepen-dencia frente a España; la autonomía con España para convertirse en provincia española; y el anexionismo, es

consolidar este instrumento de integración. Durante la campaña electoral, Alan García fue un duro crítico de este convenio, pero una vez en el gobierno, ha empeza-do a esforzarse para que sea ratificado por el Congreso de Estados Unidos. El nombramiento de personalidades de la talla de Hernando de Soto —representante pleni-potenciario encargado de promover el TLC— y Feli-pe Ortiz de Zevallos —embajador del Perú en Estados Unidos— es una prueba de ello.

Por último, y como muestra de una esperanzadora me-jora en la cooperación entre ambos países en materia antidrogas, se están logrando acuerdos en torno a po-ner en marcha planes de interdicción marítima.17

En la actualidad, la mayor parte del comercio ilegal de drogas se realiza por el mar. Mediante la coordinación

17 El Comercio, 26 de julio de 2006.

entre los Orión P-3, la Fuerza Aérea y la Marina de Gue-rra del Perú, además de hacer esfuerzos por impedir el tráfico de estupefacientes, se puede aumentar el costo de este, con lo cual se desincentiva el negocio. Esta me-dida, como es evidente, haría caer el precio de la hoja de coca, y por ende, debería lograr reducir las hectáreas cultivadas sin necesidad de recurrir a formas de erra-dicación forzada que solo producen enfrentamientos y protestas entre la población civil directamente afectada y las autoridades.

Como se ha visto, enfrentar esta problemática requie-re el compromiso de todos los países implicados. De lo contrario, cabe la posibilidad de que países como el nuestro no solo no logren resultados positivos en su lu-cha contra este flagelo, sino que, a pesar de lograr cum-plir las metas previstas, se deteriore la relación entre sectores importantes de la población y el Estado cen-tral, con lo cual se podría estar generando un problema aún mayor y con consecuencias todavía más negativas en la guerra contra las drogas.

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temas de análisis decir, convertirse en un estado más de Estados Unidos

de América. La autonomía es parte del pasado y de la tristeza de los españoles —recordemos que Cuba, junto con Puerto Rico, fueron sus últimas colonias en Améri-ca—, al punto de que, cuando pierden algo, dicen «más se perdió en Cuba», a pesar de que, hoy en día, España es el mayor inversor en este país del Caribe, en espe-cial en el área de turismo. La independencia —unida al pensamiento de su padre, José Martí— y la autonomía constituyen el pilar del gobierno cubano frente a los 48 años de diferendo con Estados Unidos. El anexionismo nunca murió, estuvo latente, y en estos días ha revivi-do bajo la batuta de un tal Máximo Sarracino y de su Partido Anexionista Cubano, Florida y Cuba: Un Solo Estado.

Realidad cubana

Estos 48 años de régimen socialista-marxista, en los que se ha aplicado una mezcla de leninismo con nacionalis-mo guiado por el pensamiento fidelista, han producido una fuerte y rica diáspora cubana en Miami y una con-tundente militancia revolucionaria en la isla. Esto hace que la realidad cubana resulte compleja y difícil frente a cualquier cambio que se quiera producir. En Cuba hay una disidencia dispersa en un sinnúmero de partidos y movimientos que tienen dos grandes problemas: por un lado, son fuertemente reprimidos por el régimen castrista; y por otro, viven de las migajas que Estados Unidos les concede a través de la Sección de Intereses Norteamericana (SINA), una especie de embajada no oficial anexa a la embajada de Suiza. El primer factor, la represión, determina que la disidencia no pueda levan-tar cabeza en la búsqueda de un apoyo popular y tran-site sin rumbo. El segundo, la dependencia de Estados Unidos, hace que los disidentes sean acusados reitera-damente por el gobierno de ser agentes norteamerica-nos que subordinan los intereses nacionales a los de la gran potencia. El único que guarda distancia respecto a Estados Unidos e incluso es un acérrimo crítico de Was-hington es el comandante guerrillero de origen español Eloy Gutiérrez Menoyo, presidente del Partido Cambio Cubano, quien después de estar preso durante 20 años debido a su alzamiento en armas contra Fidel Castro, ser liberado y vivir en el exilio, decidió regresar a Cuba y desde ahí luchar por la vía pacífica.

El embargo o bloqueo económico es un componente importante de cualquier proceso de cambio que se abra en Cuba. La diferencia no es semántica sino conceptual,

pues para Estados Unidos no se trata de un bloqueo, ya que no es un acto de guerra, mientras que para Fidel Castro sí lo es pues constituye un acto de guerra abier-ta. La economía cubana nunca marchó bien, según mu-chos, debido precisamente a este embargo o bloqueo. Pero otros sostienen que economía es la peor asignatu-ra del gobierno cubano, pues incluso cuando este contó con la superayuda soviética, malgastó los recursos en el contexto de guerras extracontinentales emprendidas en el marco del internacionalismo proletario, así como en ayuda técnica y médica a los pueblos del llamado Ter-cer Mundo.

Sin embargo, el bloqueo o embargo ha generado que gran parte de la población cubana rechace a Estados Unidos culpándolo de la precariedad económica del país, y de esta manera se ha levantado la figura de Fidel Castro como si fuera David contra Goliat. En el exilio de Miami, los llamados verticales —los duros, en térmi-nos de Guillermo O’Donnell—, liderados y representa-dos en el Congreso de Washington por dos senadores —Mel Martínez y Bob Meléndez— y tres congresistas cubano-americanos —Iliana Ros-Lethinen y los herma-nos Díaz-Balart, republicanos—, son quienes, en forma oficial, no solo hacen que se mantengan las sanciones económicas a La Habana, sino que buscan permanente-mente que esta situación se agrave con nuevas medidas más fuertes, que a veces van más allá de lo económi-co, comercial y financiero, pues abarcan reglas estrictas para el envío de remesas a las familias en Cuba y la limi-tación de los viajes de los cubano-americanos a una vez cada tres años.

En el plano interno, hay apoyo a Fidel Castro. Este existe a pesar de la doble moral de algunos cubanos, que públicamente declaran simpatizar con el régimen mientras, por otra parte, lo critican y tratan de irse del país para acogerse a la llamada Ley de Ajuste Cubano de los años 1960, que permite que todo cubano que lo-gre ingresar en territorio norteamericano por cualquier vía sea admitido en este país, privilegio del que no goza el resto de latinoamericanos. Hay un gran sector de la población de más de 40 años que apoya incondicional-mente la revolución. Entre los jóvenes, quizá esto varíe, pues muchos de ellos anhelan el modo de vida de sus familiares en el exterior. Una parte se lanza a cruzar el peligroso estrecho de la Florida apoyándose en la re-ferida ley —que no necesariamente otorga visas; for-malmente, Estados Unidos da 20 mil visas anuales, pero esto a veces no se cumple— y otra no lo hace porque carece del dinero para viajar.

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Se comenta que hay muchas fisuras al interior del régi-men, que existen tres grupos importantes: los llamados «talibanes» —formados directamente por Fidel—, que provienen del llamado Grupo de Apoyo del Coman-dante en Jefe, entre los que destacan el canciller Felipe Pérez Roque, Carlos Valenciaga —ayudante personal de Castro—, el vicepresidente Carlos Lage y otros. En segundo lugar está el grupo de los «comandantes histó-ricos» que han acompañado a Fidel por más de 50 años. Y finalmente, el de los «generales africanos», pertene-cientes al entorno de Raúl Castro; muchos lucharon en la Sierra Maestra siendo niños, fueron guerrilleros en América Latina y combatieron en las campañas militares cubanas en África —Angola y Etiopía—.

Pero todo esto son especulaciones. Tanto en el partido como en el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucio-narias existe toda una mística en torno a la fidelidad a Castro. Su hermano Raúl siempre ha actuado imbuido

en esta mística, siempre ha sido —y es— el se-gundo de a bordo. Raúl Castro se ha distinguido por su permanente fide-lidad a su hermano, aun en los momentos más di-fíciles. Nunca ha preten-dido situarse a la altura de Fidel. Él se siente un organizador, planificador y estratega militar. No es una persona a la que le

guste la publicidad. Busca fomentar la unión y la amistad entre sus subordinados, obviamente guiadas por el prin-cipio rector de la fidelidad a Fidel. Entre los hermanos Castro, incluyendo a Fidel, Raúl es el que une a la familia y se preocupa por todos sus miembros. Es un pragmáti-co. Cuando se produjo el derrumbe de la Unión Soviéti-ca y Cuba entró en una crisis económica tremenda, con especiales efectos respecto a la alimentación del pueblo, Raúl fue el que dijo «hoy son más importantes los frijoles que los cañones», y de esa manera convenció al partido y a Fidel de que había que abrir los llamados «mercados campesinos» para que la población tratara directamente con el productor sin el intermediario estatal y así tuviera acceso directo a los alimentos. Fidel era renuente a esta medida pues consideraba que los mercados campesinos constituían un nicho de enriquecimiento, con lo cual surgirían nuevos ricos y, por ende, privilegios sociales de un grupo. Pero la realidad cubana exigía esa apertura y la tesis de Raúl dio resultados.

Una Cuba post Fidel

Se analizan, se comentan y se vaticinan muchos escena-rios acerca de lo que ocurrirá una vez que Fidel Castro desaparezca físicamente. Pero insisto en que estos de-bates pecan de mucha falta de visión de la realidad pues no tienen en cuenta el choque de intereses. Primero, después de 48 años de régimen socialista-fidelista, exis-te una gran masa de personas que postularán por las ideas castristas y su legado, por lo cual el Partido Comu-nista de Cuba —o como se llame en el futuro— seguirá siendo una fuerza importante en la sociedad de la isla. Segundo, el llamado exilio histórico no podrá ser tan intransigente; tendrá que mostrarse flexible y realista, y dejar atrás consignas tan fuera de lugar como la de tener, durante 72 horas, «licencia para matar a todos los comunistas». Eso es buscar una guerra civil. Tercero, las transiciones nunca las han hecho los sectores «duros» de ambos bandos sino los moderados; por eso el ex presidente español Felipe González dice que, en su país, fueron los jóvenes de ambos sectores —que no tienen rencores del pasado— los que posibilitaron el Pacto de la Moncloa. Cuarto, la ausencia de Estados Unidos sería algo vital pero imposible; el gran país del norte estará presente, por lo cual sería conveniente que tuviera un gobierno menos imperial y más moderado que el actual. Quinto, el tema de las propiedades confiscadas —fábri-cas, tiendas, tierras e inmuebles— debe ser solucionado en la forma más racional, evitando perjudicar a los sec-tores más desposeídos, que tienen viviendas gracias a que el gobierno cubano se las dio.

Cuba podría ser uno de los primeros países de Améri-ca Latina. Cuenta con el mejor recurso que se puede tener en un mundo globalizado: una población culta y educada, además de altos niveles de salubridad pública. La inversión nacional y extranjera debe tener presen-te esto. Por el momento, solamente estamos frente a un problema de salud del líder máximo de un proceso nacional. Pero aun si Fidel Castro se recuperara, ya no podría mantener el ritmo físico de antes; la delegación de muchas de sus funciones es un proceso irreversible. Si Raúl Castro asume todo el poder, Cuba continuará en el mismo proyecto, salvo rectificaciones económicas, quizá al estilo chino y vietnamita.

El tránsito en Cuba no es inmediato. Será un proceso más o menos de mediano plazo, que necesariamente pasará por muchas etapas, razón por la cual la extrema derecha radical tendrá que suspender sus festejos.

Raúl Castro se ha distinguido por su

permanente fidelidad a su hermano, aun

en los momentos más difíciles. Él se

siente un organizador, planificador y

estratega militar.

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temas de análisis

Hay un comentario recurrente que recuerdo de mi in-fancia: «A Bolivia no le puede ir peor. Siempre que pa-rece que nos vamos a desbarrancar, salimos adelante». La afirmación, cuando yo era niña, siempre me sonó de lo más mágica: Bolivia, una suerte de país con vida propia, independiente de sus moradores, salía adelante de maneras inexplicables e inentendibles para mí o para cualquiera.

Cuando la democracia boliviana cumplía 19 años y los cambios distaban de ser tangibles, me empecé a pre-guntar por la veracidad de la afirmación y por la magia de mi país. Dos años después, cuando Gonzalo Sánchez de Lozada se iba entre gritos que pedían su cabeza, obtuve mi respuesta, y es que la afirmación nunca fue cierta. Bolivia no era mágica ni saldría adelante por sí sola, pero además el creerlo constituía gran parte del problema.

Un problema cuyas raíces se pueden encontrar en una historia escrita antes que vivida, una historia que perma-nentemente nos llevó la delantera. El gobierno siempre terminaba dictando lo que en la realidad ya era un he-cho, y las decisiones se convertían siempre en imposi-ciones; ergo, más parecía que sucedieran por arte de magia que porque alguien las tomaba. Nuestra reforma agraria, por ejemplo, solo puso en el papel lo que lle-vaba años sucediendo: los campesinos habían tomado las tierras.

Nada lo ejemplifica mejor que la última semana del ré-gimen de Sánchez de Lozada, un gobierno que nunca

tuvo muy en claro qué quería y mucho menos cómo lograrlo, tanto así que cuando llegó al poder no tenía un plan de gobier-no. Cuando el viernes de aquel octubre negro, hace ya tres años, la gente que todavía no se había mani-festado en las calles salió a bloquearlas pidiendo un referéndum, poco hubiera

importado si se lo llamaba consultivo o vinculante; y si

BOLIVIA: CRóNICA DE UNA HISTORIA ANUNCIADA

Gabriela CamachoAlumna de la Especialidad de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales PUCP

bien no hubiera arreglado la gestión de Sánchez de Lo-zada, probablemente le habría permitido ganar uno o dos meses de oxígeno. Más de veinte sectores distintos estaban ya movilizados por el tema del gas y el presi-dente no se había dado por enterado. En medio de la conmoción, diversos sectores apelaban también a muy diversas soluciones: los cívicos cruceños, a una refunda-ción de Bolivia; y Felipe Quispe, a la creación del Kolla-suyo.1 La solución del ministro de Defensa: disparar.

El fin de semana la situación se salió por completo de control, y cuando llegó el lunes, ya nadie quería un refe-réndum ni soluciones que incluyeran a esos gobernan-tes: querían su renuncia. Cuando ese mismo día Sán-chez de Lozada sale a hablar y promete un referéndum consultivo, la posibilidad de tomar la decisión de convo-car a esta consulta y de decidir de qué tipo iba a ser esta ya le había sido arrancada de las manos: la historia se le imponía. Los días que siguieron no fueron diferentes. El viernes, cuando Sánchez de Lozada decide renunciar a través de una carta, lo hace porque la población ya no pedía su renuncia sino su cabeza.

En una semana, repetimos una y otra vez nuestra his-toria, en la cual la indecisión de unos cuantos llevó a la imposición de muchos. En una semana, esa falta de compresión por parte del gobierno de que «guerra avi-sada no mata gente» dejó un saldo de sesenta muertos. Era un pueblo que poco a poco dejaba de creer en la representación y creía un poco más en la imposición. Y por desgracia, no se trataba de un pueblo cohesionado internamente, sino de uno cuyos distintos grupos plan-teaban intereses muy diversos.

Años de frustraciones y falsas esperanzas llevaron a que la gente dejara de creer que alguien más es capaz de representar sus intereses, y no hay ningún factor más fuerte que ese para resquebrajar una democracia.

A partir de los años 1980, Bolivia fue el conejillo de In-dias —y uno muy fiel— de todo experimento político o económico que Occidente realizó con el fin de sacar

1 La Prensa, especial octubre. La Paz, 15 de octubre de 2006.

Cuando Sánchez de Lozada decide

renunciar el viernes a través de una carta,

fue así porque la gente ya no pedía su

renuncia, pedía su cabeza.

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adelante a los países del Tercer Mundo, hacia la demo-cracia y el desarrollo. Jeffrey Sachs llegó personalmente a salvar a Bolivia del déficit en el que se encontraba, y este siguió después de haberse todo aquello que pres-cribía el Fondo Monetario Internacional.

Lo mismo se experimentó en el ámbito político: se propuso que en el Parlamento se llevara a cabo la se-gunda vuelta para forzar una mayor alianza y un mayor

consenso entre partidos. Tuvimos también a un vi-cepresidente indígena, Víctor Hugo Cárdenas, puesto ahí para apaciguar a las masas más que para tomar decisiones. Y ni las reformas económicas ni Víctor Hugo Cárdenas ni una segunda vuelta en el congreso significaron cambios verdaderos ni mejoras reales en las con-diciones de vida de la ma-

yor parte de la población. Todo esto estuvo tristemente llevado de la mano de seguir políticas norteamericanas de erradicación de la coca que no sirvieron más que para alienar aún más a quienes ya sufrían las consecuen-cias de que el país no mejorara.

Poco a poco, plan fallido más plan fallido, año tras año de estar «al borde del abismo», se sumaron en las men-tes de quienes veían que la situación no solo no iba a mejorar para ellos, sino que tampoco iba a mejorar para sus hijos. El gas era más chivo expiatorio que verdadero culpable del conflicto. La gente no sentía que sus de-mandas estuvieran siendo oídas, y eso se tornó patente cuando se vio que meses de protestas sobre el gas no parecían causar ningún tipo de reacción por parte del gobierno.

Cuando la situación se volvió intolerable en 2003 y fa-llamos en ver nuestros propios errores, solo pudimos encontrar un culpable: la Constitución. Eran las reglas de juego las que nos habían impedido avanzar, y era necesario cambiarlas si queríamos salir adelante. De al-guna manera, se prestaba como una solución apta para diversos grupos: «Si las cosas no funcionan bien ahora debido a las reglas, una vez que se haga la constituyente las reformularé para que me favorezcan».

Carlos Meza tampoco pudo ver la magnitud del proble-ma y después de un periodo en el que no hizo nada más

que decirle sí a todo el que pidiera algo —incluyendo a quienes querían una constituyente y a quienes no— y de tres renuncias —que, seguramente, lo harán entrar en el récord Guiness—, la última no se le perdonó. Lo que Meza pensó que iba a ser una renuncia más sin re-nunciar realmente, se le volteó con rapidez. El legado que además dejó fue una serie de grupos de intereses encontrados a todos los cuales había dicho que sí a pe-sar de que pedían asuntos incompatibles.

Cuando Evo Morales salió elegido como presidente, la situación venía deteriorándose a una velocidad impac-tante. Evo no supo leer lo que estaba pasando: cuando en las elecciones 54% de la población votó por él, 54% de la población no votó por Felipe Quispe, el candidato «indígena» verdaderamente radical que quería la sepa-ración del Kollasuyo. Una población altamente politiza-da, que había experimentado el cambio de cinco presi-dentes distintos en menos de diez años, difícilmente le daría un respiro. Para bien o para mal, sus movimientos fueron seguidos muy de cerca, y al primer intento de radicalizar su discurso, empezó a perder puntos. Aho-ra, pierde aproximadamente dos por semana y no pa-rece que el descenso vaya a detenerse. Según Apoyo, en agosto tenía 61% de aprobación frente a 52% en septiembre.

El verdadero problema no es si se queda o no como presidente sino el legado que deja: un pueblo conven-cido de que la representación no funciona y de que, si quieres algo, necesitas pelear tú por ello. Un ejemplo claro lo deja la huelga de trans-portistas en la ciudad de La Paz hace un par de semanas. Empezó como un paro en contra de una medida de la alcaldía paceña de cambiar las rutas de circulación del transporte público, y cuan-do lograron su cometido de sentarse a negociar, el tema ya había pasado a segundo plano. Las demandas eran otras, y la idea subyacente consistía en lograr sentarse cara a cara con el gobierno para planteárselas, porque la percepción es que ningún canal político convencional puede funcionar.

Movimientos sin tierra, movimientos sin casa, coopera-tivistas, transportistas, cocaleros, mineros asalariados,

Y ni las reformas económicas, ni Víctor

Hugo Cárdenas, ni una segunda vuelta

en el congreso, significaron cambios

verdaderos ni mejoras reales en las

condiciones de vida

Y el verdadero problema no es si se queda o no como presidente sino el legado que deja, un pueblo convencido de que la representación no funciona y que si quieres algo necesitas pelear tú por ello.

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temas de análisis la Central Obrera Boliviana (COB), empresarios, cam-

bas, collas: ya nadie busca el consenso ni a una persona capaz de representar sus intereses a la vez que los de otros, porque la historia los ha hecho escépticos frente al tema. Hugo Banzer subió a la presidencia con una idea en mente: limpiar de su nombre el calificativo de dictador. Tuto Quiroga lo sucedió y tomó decisiones con la mira de lanzarse en las elecciones del 2008, sin pensar en las necesidades que tenía el país en ese momento. Sánchez de Lozada buscaba reivindicarse frente a lo que el pueblo consideraba unas pésimas privatizaciones. Y Meza, simplemente, quería mantener a todos contentos sin tener que decidir nada. Morales se perfilaba como un cambio fuerte, pero su agenda ahora ha resultado ser de reivindicación étnica y su capacidad de controlar el país es francamente imperceptible.

Y ahora, el consenso, la representación, el simple y lla-namente ceder han dejado de ser opciones para la po-blación. El país se ha visto sumido en una guerra campal de intereses encontrados y de personas dispuestas a lu-char por ellos, personas que, además, no perciben que se pueda dar un resultado «win-win» por el momento. Y la pregunta no es si alguien tiene razón, porque segu-ramente todos la tienen en cierto grado. La pregunta que permanece es si el gobierno va a poder hacer algo o si, una vez más, la historia se impondrá a la fuerza sobre este y de qué manera lo hará esta vez. Pero más pre-ocupante aún es si Sudamérica va a hacer algo sobre el tema o si continuará con su silencio, dejando que Bolivia se le imponga con una secesión, una guerra civil o una total anarquía interna.

La economía de Estados Unidos se apresta a finalizar el presente año caracterizada por:

1. Una desaceleración de su tasa de crecimiento, in-fluenciada por el alto precio del petróleo registrado durante la primera parte del año; una disminución en el ritmo de crecimiento del sector inmobiliario, lo cual ha afectado la capacidad adquisitiva de una parte de la población reduciendo su consumo; y los efectos de una política monetaria contractiva apli-cada por la Federal Reserve (FED) desde junio de 2004.

2. Presiones inflacionarias tanto en el indicador sub-yacente como no subyacente de la inflación. Ante este factor y el enfriamiento del nivel de actividad, la FED se ha visto en la necesidad de evaluar si es necesario aumentar su tasa de interés —con lo cual se controla la inflación pero se deprime el nivel de actividad— o, por otro lado, mantenerla inalterada —con lo que no se influye negativamente sobre el nivel de actividad pero podrían quedar tal cual las

ESTADOS UNIDOS Y SUS DESEQUILIBRIOS ExTERNOS: ¿RIESGO POTENCIAL PARA EL ORDEN ECONóMICO MUNDIAL?

Víctor MirandaAlumno de la Especialidad de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales PUCP

presiones al alza del nivel de precios—. Por el mo-mento, la FED ha preferido mantenerla en el nivel de 5,25%.

3. Un pronunciado desequilibrio en su sector exter-no, recogido principalmente por el déficit en cuen-ta corriente de la balanza de pagos, el cual, en la actualidad, se encuentra en niveles históricamente altos. La balanza de cuenta corriente registra las transacciones de bienes, servicios, rentas y transfe-rencias corrientes entre residentes y no residentes de una economía. El año pasado, llegó a alcanzar US $ 791.5 mil millones de dólares o 6,4% del PBI esta-dounidense.

Es precisamente este último punto el que ha merecido profunda reflexión por parte de economistas y organis-mos multilaterales como el Fondo Monetario Interna-cional (FMI), debido a la importancia que conlleva para el resto de la economía mundial. Dado que el sistema financiero internacional se encuentra sumamente inter-conectado por el creciente proceso de globalización

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1 «Is the U. S. Current Account Deficit Sustainable? And If So How Costly Is Adjustment Likely to Be?». NBER Working Paper 11541.

que impera en el mundo, el modo en que Estados Uni-dos ajuste finalmente su déficit externo tendrá conse-cuencias que se harán sentir no solo sobre su propia economía sino sobre la de todo el planeta.

El déficit en cuenta corriente de Estados Unidos ha per-manecido sostenidamente en niveles bastante altos, y para este año se proyecta que llegue a la cifra de US $ 869.1 mil millones de dólares o 6,6% del PBI. En pala-bras de Sebastian Edwards,1 no se encuentra en la his-toria moderna el caso de un país que haya experimen-tado un déficit externo tan marcado como el que tiene Estados Unidos desde el año 2000. Este mismo autor sostiene que la evidencia señala que en el primer año de ajuste del déficit, la economía se contraería entre 3,6 y 5 puntos porcentuales del PBI y, tres años después, aún se encontraría debajo de su tendencia de largo plazo.

mediano plazo. Podemos ver que la tendencia del tipo de cambio dólar-euro ha ido a favor de la apreciación de la moneda europea, favoreciendo la competitividad de las exportaciones de Estados Unidos.

Se debe mencionar que en una economía mundial fi-nancieramente integrada, el flujo de capitales desde uni-dades con superávit —principalmente países asiáticos, países exportadores de petróleo y países emergentes con un nivel alto de reservas internacionales— hacia unidades con déficit —en este caso Estados Unidos— es una práctica normal. Sin embargo, en la actualidad, los niveles de flujos hacia Estados Unidos para cubrir sus desbalances son tan grandes que hacen pensar en la po-sibilidad de que se produzca un ajuste, ya que este tipo de brechas tiene que corregirse, tarde o temprano.

En un trabajo reciente del FMI2 se resalta el hecho de que la economía estadounidense, a pesar de mostrar

2 «US Dollar Risk Premiums and Capital Flows». IMF Working Paper n.º 06/160.

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Gráfico 2Déficit en Cuenta corriente de Estados UnidosEn porcentaje del PBI

Fuente: World Economic Outlook, setiembre de 2006.

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Gráfico 3Tipo de cambio dólar-euro

Fuente: Reserva Federal de St. Louis.

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Balanza comercial Balanza en Cuenta corriente

(*) Estimado

Gráfico 1Balanza comercial y balanza en Cuenta corriente de Estados UnidosEn US $ miles de millones

Fuente: World Economic Outlook, setiembre de 2006.

Ciertamente, es por la vía de la reducción en el nivel de actividad que las brechas externas suelen corregirse, ya que al disminuir el nivel mencionado las importaciones responden corrigiéndose a la baja y así decrece el défi-cit de la balanza comercial, principal componente de la cuenta corriente. Asimismo, el tipo de cambio también contribuye, pues, al depreciarse, permite que aumen-ten las exportaciones, con lo cual se favorece la balanza comercial. Economistas como Olivier Blanchard y Paul Krugman mencionan que para alcanzar una posición sostenible en cuenta corriente, se debe producir una depreciación real del dólar de entre 2% y 4% en el

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temas de análisis un retorno menor que la de otros destinos financieros,

ha podido atraer una importante cantidad de capitales, y se menciona la existencia de una «prima de riesgo negativa». Esta estaría en línea con las características de liquidez, profundidad financiera y resguardo a los inversionistas extranjeros, que son parte de los rasgos del mercado financiero estadounidense. En esa forma, los capitales —dice el documento— no guardarían relación con los diferenciales de tasas de interés y factores macroeconómicos como sostenibilidad de deuda y diferencial de crecimiento económico entre Estados Unidos y otros países, y habría razones con-cretas que movilicen a los inversionistas para financiar el déficit estadounidense.

Sin embargo, como se ha señalado, esta situación no se puede mantener indefinidamente. Gastar más de lo que se recibe como ingresos conduce a una posición que no puede ser ventajosa por tiempo indefinido, pues acentúa una dependencia del capital externo y otorga un importante margen de maniobra para los tenedo-res de activos de Estados Unidos, pues cuando decidan deshacerse de estos, influirán marcadamente sobre el tipo de cambio.

Las soluciones para enfrentar este problema en forma estructural pasan por impulsar políticas que ayuden a aumentar la tasa de ahorro de los hogares e impulsar el ahorro nacional a través de una consolidación fiscal.3

El tema que subyace en esta reflexión es por cuánto tiempo permanecerá el déficit en esta magnitud, en qué

3 Estados Unidos también afronta un marcado déficit fiscal. Para el año fiscal 2006 registró una cifra negativa de US $ 247.7 mil millo-nes.

forma se producirá el ajuste y cuáles serán sus posibles consecuencias.

Actualmente, Estados Unidos atraviesa una desacelera-ción en su crecimiento que algunos economistas se han animado a interpretar como un escenario de prerrece-sión y hasta de una posible estanflación. Al respecto, el 27 de octubre se darán las cifras preliminares del PBI para el tercer trimestre de 2006 de Estados Unidos, dato que nos dará más luces sobre estos posibles es-cenarios, mientras que el 25 de octubre se realizará la reunión de la FED y sabremos si mantiene su tasa de interés en el nivel actual o si decide alterarla.

Sin duda, el escenario más conveniente para la econo-mía mundial es que las correcciones que se tengan que hacer en Estados Unidos se produzcan suavemente, sin presionar demasiado el tipo de cambio ni disminuir en forma abrupta el nivel del PBI. Es de interés colectivo que el ajuste se produzca sin brusquedad para que las economías que mantienen relaciones comerciales con la principal economía del mundo —entre ellas la perua-na— no se vean afectadas drásticamente. Sin embargo, el riesgo está presente y resulta importante interiorizar-lo. Como se ha visto, la evidencia señala que el ajuste es una realidad a la que no se le puede dar la espalda y que, tarde o temprano, se manifestará. Economistas como Nouriel Roubini creen que el ajuste se producirá en forma abrupta; otros opinan que la transición será suave. Sea como sea, una disminución en el crecimiento de la principal economía del mundo nunca es una buena noticia para economías pequeñas como la nuestra.

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Esta sección de COYUNTURA: Análisis Económico y Social de Actualidad publicado por el CISEPA-PUCP, ha contado con la colaboración de: Lady Baltazar, Luis Damián, María Deza, Milagros Deza, Karla Lessel, Gina Marino, Pablo Navarrete, óscar Pascual, Eliza Seguín, Giannina Vaccaro, Irina Valenzuela, Raquel Yamujar.

situación económica nacional

SECTOR REAL

Evolución del PBIProducto bruto interno (PBI)En variaciones porcentuales

Mensual 1/ Acumulada 2/ Anualizada 3/

Marzo 10,3 6,8 6,7Abril 3,6 5,9 6,5Mayo 7,0 6,6 6,7Junio 6,9 6,6 6,8Julio 9,0 7,0 7,1Agosto-06 9,2 7,3 7,3

Fuente: INEI1/ Respecto a similar mes del año anterior2/ Respecto a similar periodo del año anterior3/ Últimos 12 meses respecto a similar periodo del año anterior

Según el Instituto Nacional de Estadística (INEI), du-rante el periodo enero-agosto de 2006 la producción nacional registró un crecimiento de 7,3% con respecto del mismo periodo del año anterior, mientras que en agosto creció en 9,2%, siendo la segunda tasa más alta registrada en lo que va del año.

PBI por sectoresPBI SectorialEn variaciones porcentuales

2006/2005Sectores May Jun Jul Ago Ene-agoAgropecuario 1,0 0,4 7,9 11,6 4,6Pesca -23,0 -6,2 -5,4 6,9 -2,0Minería e hidrocarburos 9,7 5,1 1,7 -1,5 4,9Manufactura 2,6 6,5 5,6 9,9 5,5Electricidad y agua 4,1 6,5 8,5 7,2 6,1Construcción 19,3 16,0 11,6 21,3 15,3Comercio 4,7 8,3 13,3 12,0 9,6Otros servicios 1/ 8,8 7,3 9,6 10,6 7,7Derechos a Ia importación y otros impuestos

9,0 9,1 11,9 -0,4 5,5

PBI 6,5 6,9 9,0 9,2 7,3

Fuente: INEI1/ Incluye servicios gubernamentales y otros servicios.

Según el INEI, el crecimiento registrado durante el pe-riodo enero-agosto de 2006 se debió al buen desempe-ño de la mayoría de sectores. Destacó el crecimiento de los sectores construcción (15,3%), comercio (9,6%), electricidad y agua (6,1%), y manufactura (5,5%).

AgropecuarioProducción del sector agropecuarioEn variaciones porcentuales

2006/2005May Jun Jul Ago Ene-ago

Agropecuario 1,0 0,4 7,9 11,6 4,6Agrícola -1,2 -2,7 8,2 16,3 4,0Caña de azúcar 33,7 -4,1 - - 10,3Café 15,4 20,5 52,8 57,9 35,1Algodón 12,6 -37,3 43,1 233,0 -2,5Arroz 4,2 -27,9 -23,6 49,7 -4,2Papa -10,0 10,4 23,5 - -4,6Pecuario 6,0 6,2 7,5 7,0 5,7Aves 7,9 6,3 9,5 7,8 6,2Vacunos 5,6 6,9 5,0 6,2 5,9

Fuente: INEI

Según el INEI, entre enero y agosto de 2006 la produc-ción agropecuaria acumulada registró un incremento de 4,6% debido al buen desempeño de los subsectores agrícola y pecuario, que crecieron en 4,0% y 5,7%, res-pectivamente.

El crecimiento del subsector agrícola se basó en la ma-yor producción de algunos productos que lo compo-nen: café, espárrago, caña de azúcar, zapallo, frijol de grano seco, cebolla, pallar de grano seco, entre otros. Mientras que el crecimiento del subsector pecuario se debe a la mayor producción de aves, vacunos, porcinos, leche fresca y huevos.

PescaProducción del sector pescaEn variaciones porcentuales

2006/2005May Jun Jul Ago Ene-ago

Consumo directo -1,5 -16,5 58,1 11,2 19,3Congelado -9,8 -32,1 40,6 -3,2 12,3Enlatado 94,0 115,1 379,8 38,4 101,3Fresco -0,4 -5,4 42,4 34,9 16,3Curado 6,6 -19,5 33,3 -38,3 17,2Consumo indirecto -37,1 6,9 -83,4 -44,4 -35,7Anchoveta -37,1 6,9 -83,4 -44,4 -35,7Otras especies -78,5 -100,0 - - 422,0Total -23,0 -6,2 -5,4 6,9 -2,0

Fuente: INEI

análisis económ

ico y social

�2

temas de análisis De acuerdo con el INEI, entre enero y agosto de 2006

la actividad pesquera registró una caída de –2% con respecto a similar periodo del año anterior debido al menor desembarque destinado al consumo indirecto (-35,7%), consecuencia de la menor extracción de la especie anchoveta, lo cual, a su vez, es producto de la mayor cantidad de días de veda en comparación con el año anterior. Por otro lado, se registró un mayor des-embarque de las especies destinadas al consumo huma-no directo (19,3%), entre las que destacan las especies destinadas a la fabricación de enlatados (101,3%) y al procesamiento del curado (17,2%).

Minería e hidrocarburosProducción del sector minería e hidrocarburosEn variaciones porcentuales

2006/2005May Jun Jul Ago Ene-ago

Minería e hidrocarburos 9,7 5,1 1,7 -1,5 4,9Minería 10,5 5,0 1,1 -2,7 5,1Cobre -4,1 7,2 6,1 -3,1 4,6Zinc 0,4 4,1 -2,7 6,7 -4,9Oro 26,9 7,0 -1,9 -6,1 11,5Plata 19,3 8,0 14,7 1,0 6,8Hierro 20,4 -13,6 13,1 -2,8 8,2Plomo -0,4 2,4 -1,6 -6,4 -3,0Hidrocarburos 2,6 5,9 6,9 9,7 3,4Petróleo crudo1/ 3,8 2,5 4,6 6,4 1,6Gas natural -4,4 24,1 19,0 26,9 15,3

Fuente: INEI1/ Incluye líquidos de gas natural

Según el INEI, durante el periodo enero-agosto de 2006 el sector minería e hidrocarburos registró un cre-cimiento de 4,9% con respecto a similar periodo del año anterior, producto del buen desempeño de los dos subsectores que lo componen: minería (5,1%) e hidro-carburos (3,4%).

El crecimiento de la producción minera se debió al incremento de la producción de oro (11,5%), hierro (8,2%), cobre (4,6%) y plata (6,8%), que fue contra-rrestado en parte por la reducción de los volúmenes producidos de zinc (-4,9%) y plomo (-3,0%). Cabe indicar que en agosto se registró una caída en la pro-ducción minera (-2,7%) debido a la paralización de las

Fuente: Ministerio de la Producción

Según el INEI, durante el periodo enero-agosto de 2006 la actividad manufacturera presentó un crecimien-to acumulado de 5,5% con respecto a similar periodo del año anterior, debido al importante crecimiento del subsector fabril (6,6%) y al moderado desempeño del subsector primario (0,7%).

El crecimiento de la producción fabril no primaria se debió al incremento de la producción de bienes inter-medios (7,7%), bienes de consumo (5,6%) y bienes de capital (19%).

En el subsector primario destaca el crecimiento de las ramas industriales de carne y productos cárnicos (6,2%), metales preciosos y no ferrosos (4,7%), y la refinería de azúcar (11,6%).

operaciones productivas de Yanacocha y Shougang Hie-rro Perú por la protesta y la huelga de los trabajadores de estas empresas.

Por otro lado, la evolución positiva del subsector hidro-carburos se debió a la mayor producción en la actividad extractiva de gas natural (15,3%) y de petróleo crudo (1,6%).

ManufacturaEvolución de la producción manufactureraVariaciones porcentuales anualizadas

-10,5

-6,8

-3,2

0,5

4,2

7,8

11,5

15,2

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05 Sep

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Total No primaria Primaria

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NOVIEM

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- DICIEMBR

E 2006

Fuente: ASOCEM

Cabe indicar que en el reporte de inflación de septiem-bre del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se proyecta un crecimiento del sector construcción de 12,6% en 2006, lo que haría esperar que las ventas de cemento sigan una tendencia ascendente durante lo que resta del año.

Producción de energía

De acuerdo con el Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES-sInaC), duran-te el periodo enero-septiembre de 2006 la producción acumulada de energía aumentó en 7,5% con respecto al mismo periodo del año anterior. Asimismo, eleCtroPerú tuvo una participación de 30,5%, mientras que Genera-ción Eléctrica de Lima (edeGel) y Duke Energy Egenor (eGenor) obtuvieron 23,7% y 8,8%, respectivamente.

Producción de energía por empresaEne-sep 1/ Participación

Empresa 2005 2006 Var. % (%)ELECTROPERÚ 5.148,7 5.422,6 5,3 30,5EDEGEL 3.425,8 4.220,7 23,2 23,7EGENOR 1.522,4 1.568,7 3,0 8,8Otros 6.450,0 6.580,4 2,0 37,0Producción total GWh 16.546,9 17.792,4 7,5 100,0

Fuente: COES - sInaC

1/ Al 29 de septiembre del 2006

Fuente: EPE - INEI

Según la Encuesta Permanente de Empleo (EPE), duran-te septiembre la PEA ocupada de 14 y más años de edad alcanzó los 3.909 millones de personas, registrando un aumento de 4,8% con respecto al mismo mes del año anterior. Por otra parte, la tasa de ocupación de Lima Metropolitana fue de 91,8%.

Durante septiembre, la tasa de desempleo abierto —que relaciona la PEA con deseos de trabajar y que busca activamente empleo con la PEA total— fue de 8,2%, y registró una reducción de 1,1% con respecto a septiembre de 2005.

Empleo por sector económicoVariaciones porcentuales anualizadas

INDICADORES INDIRECTOS DEL NIVEL DE ACTIVIDADVenta de cemento

Según la Asociación de Productores de Cemento (aso-Cem), durante el periodo enero-septiembre de 2006 el despacho de cemento nacional tuvo un crecimiento de 9,1% con respecto a similar periodo de 2005, mientras la exportación de cemento presentó un crecimiento de 4,6% en similar periodo. Con ello, la venta total de ce-mento registró un crecimiento de 14,7% en el mismo periodo de análisis.

Ventas totales de cementoEn miles de TM

EMPLEOTasa de ocupaciónPersonas ocupadas sobre PEA

Fuente: EPE - INEI

Según la EPE, en septiembre el empleo creció en dos de los cuatro principales sectores analizados en Lima Me-tropolitana: manufactura (5,1%) y servicios (13,5%). Mientras tanto, construcción (-7,6%) y comercio (-9,1%) experimentaron un caída respecto a similar mes de 2005.

250

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E05 F M Ab M Jn Jl Ag S O N D

E06 F M Ab M Jn Jl Ag S

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5

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15

Ene-

06

Feb

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May Jun Jul

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Sep

Manufactura ConstrucciónComercio Servicios

87,0

89,4 89,6

90,3

89,8

90,9

91,5

90,7

92,4

91,1

92,3

90,5 90,7

92,091,8

90,9

91,892,1

89,6

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90,0

Ene-

05 Feb

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May Jun Jul

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Sep

Oct

Nov Dic

Ene-

06 Feb

Mar

Abr

May Jun Jul

Ago

Sep

��

análisis económ

ico y social

Fuente: BCRP

Por otro lado, en septiembre las tasas de interés activa y pasiva en moneda nacional se ubicaron en 23,9% y 3,3%, respectivamente, mientras que las tasas de in-terés en moneda extranjera activa y pasiva fueron de 10,6% y 2,1%, respectivamente.

Liquidez y emisión primaria

Según el BCrP, al 22 de septiembre la liquidez del sis-tema financiero en moneda nacional alcanzó un saldo de 70.761 millones de nuevos soles, lo que representa un crecimiento de 3,6% con respecto al mes anterior. Por otra parte, la liquidez en moneda extranjera alcanzó un saldo de 12.369 millones de dólares, registrando una caída de –0,7% con respecto al mes anterior.

Evolución de la liquidez del sistema financieroVariaciones porcentuales anualizadasSECTOR MONETARIO Y

BANCARIOTasa de interés

De acuerdo con el BCrP, al 4 de octubre de 2006 el promedio de la tasa de interés interbancaria en mone-da nacional se redujo con respecto al 27 de septiembre del mismo año, pasando de 4,55% a 4,48%; mientras que en septiembre, la tasa promedio mensual fue de 4,51%.

Corredor de tasas de interés referencialPuntos porcentuales Fuente: BCRP

Al 30 de septiembre, el saldo de la emisión primaria fue de 11.586 millones de nuevos soles, registrándose un incremento de 0,9% con respecto al mes anterior. Esta subida se produjo como resultado de los vencimientos netos de los certificados de depósitos del BCrP y las compras de moneda extranjera en la mesa de nego-ciación. La subida fue parcialmente compensada por la venta de dólares al sector público, las menores compras temporales de los títulos valores y los mayores depósi-tos del sector público, y los depósitos overnight.

Inflación

Según el BCrP, la tasa de inflación de septiembre fue de 0,03% con respecto al mes anterior, registrándose un acumulado de 2% durante los 12 últimos meses. La in-flación de septiembre se explica por los incrementos en los precios de los rubros alimentos y bebidas (0,1%), y alquiler de vivienda, combustible y electricidad (0,2%).

Inflación e inflación subyacenteVariaciones porcentuales mensuales

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

4,5

5,0

5,5

E-05 F M M Jn Ag S N D E-06 M Ab Jn Jl S

Overnight

Crédito por regulación monetaria

Tasa interbancaria

0

5

10

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25

30

35

E 05 F M A

b M Jn Jl

Ag S O N D

E 06 F M Ab M Jn Jl Ag S

Liquidez total

Liquidez en nuevos soles

Liquidez en dólares

Fuentes: INEI y BCRP

-0,60

-0,40

-0,20

0,00

0,20

0,40

0,60

0,80

E-05 F M Ab M Jn Jl Ag S O N D

E-06 F M Ab M Jn Jl A S

InflaciónInflación subyacente

Coyuntura A

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NOVIEM

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- DICIEMBR

E 2006

Fuente: BCRP

Cabe anotar que en la semana del 5 al 11 de octubre el BCrP intervino en el mercado con la compra de 117 millones de dólares y la venta de 30 millones de dólares para el pago de la deuda pública externa.

Reservas internacionales

Reservas internacionales netas y posición de cambioEn millones de dólares

Según el BCrP, al 10 de octubre las reservas interna-cionales netas (RIN) alcanzaron los 15.351 millones de dólares, mostrando un aumento de 179 millones de dó-lares respecto del cierre de septiembre. Este aumento se debe principalmente a los mayores depósitos del sis-tema financiero (187 millones de dólares), compras ne-tas de moneda extranjera (45 millones de dólares), au-mento de los depósitos del sector público (37 millones de dólares) y mayor rendimiento de las inversiones (un millón de dólares). Sin embargo, fue contrarrestado por la menor valoración del oro (60 millones de dólares), la venta de moneda extranjera para el pago de la deuda pública externa (30 millones de dólares) y la disminu-ción de los depósitos del fondo de seguros de depósitos (3 millones de dólares).

Créditos

Según el BCrP, al 22 de septiembre, el crédito del sector financiero al sector privado —descontando las inversio-nes en acciones y las primas por cobrar de inversionis-tas institucionales— en moneda nacional aumentó en 2,1% respecto al mes de agosto, registrando un saldo de 25.981 millones de nuevos soles. Asimismo, el cré-dito al sector privado en moneda extranjera registró un crecimiento de 0,8%, alcanzando un saldo de 13.310 millones de dólares.

Evolución del crédito del sistema financiero al sector privado1/

Variaciones porcentuales anualizadas

Por otro lado, en septiembre la inflación subyacente aumentó ligeramente en 0,08% con respecto al mes anterior, registrando un acumulando de 1,5% en los 12 últimos meses.

Tipo de cambio

Según el BCrP, continuaron las presiones apreciatorias en el mercado cambiario. Así, al 11 de octubre la apre-ciación de tipo de cambio fue de 0,05% con respecto al cierre de septiembre y de 1,8% con respecto a los úl-timos 12 meses, registrándose una cotización de 3,246 nuevos soles por dólar.

Tasa de devaluación del nuevo sol

Fuente: BCRP

Fuente: BCRP1/ Ajustado. Se descuentan las inversiones en acciones y las primas por cobrar de

inversionistas institucionales al crédito total al sector privado.

Según la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), en agosto de 2006 el crédito directo de la banca múl-tiple disminuyó en 134,8 millones de nuevos soles con respecto al mes anterior. Esta disminución se debió a la abrupta caída de los créditos comerciales en 436,1 millones de nuevos soles durante el mismo periodo. No

-7,0

-5,5

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-2,5

-1,0

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E-05 F M A M J Jl A S O N D

E-06 F M A M J J A S

Tasa de devaluación mensualTasa de devaluación anual

7.000

8.000

9.000

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11.000

12.000

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14.000

15.000

16.000

E-05 F M Ab M Jn Jl Ag S O N D

E-06 F M Ab M Jn Jl Ag S

RIN

6.500

7.000

7.500

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8.500

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Reservas internacionales netas (RIN) Posición de cambio

0

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39

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05

F M A M J Jl A S O N D

Ene-

06

F M A M J Jl A

Crédito total

Crédito en nuevos soles

Crédito en dólares

�6

análisis económ

ico y social

Fuente: SBS

Por otro lado, según la SBS, el indicador de morosidad de la banca múltiple —definido como la cartera atrasa-da (créditos vencidos y en cobranza judicial) entre los créditos directos— se ubicó en agosto en 1,9%, por-centaje menor con respecto a agosto de 2005, el cual fue de 2,9%.

MERCADO DE RENTA FIJA Y RENTA VARIABLEBolsa de Valores de LimaIndicadores bursátiles

obstante, esta caída fue contrarrestada por el aumento de los créditos de consumo, hipotecario para viviendas y de microempresas en 206,4, 87,7 y 7,1 millones de nuevos soles, respectivamente.

Evolución del crédito directo por tipo de créditoMillones de nuevos soles

Según el BCrP, al 11 de octubre de 2006, los índices ge-neral (IGBvl) y selectivo (IsBvl) de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) cayeron en 1,3% y 1,6%, respectivamente, con respecto al mes anterior. Cabe destacar que duran-te la última semana, la BVL redujo las pérdidas que ve-nía registrando en las semanas anteriores; esto se debió a la mayor demanda de acciones mineras y del sector construcción, que fue favorecida por las expectativas positivas respecto de los estados financieros del tercer trimestre. El monto negociado ha aumentado en 63,8% respecto del mes anterior, alcanzando los 1.915 millo-nes de nuevos soles.

Oferta pública primaria

Según la Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores (Conasev), en el periodo enero-septiembre de 2006 la inscripción de emisiones por oferta pública primaria en el Registro Público del Mercado de Valores alcanzó los 1.989,9 millones de dólares, registrando un incremento de 59,2% con respecto a similar periodo del año anterior.

Inscripciones y colocaciones de oferta pública primariaMillones de dólares

Emisiones inscritas Emisiones colocadas Acumulado Acumulado

2005 Ene-sep

2006

Var % 2006/ 2005

2005 Ene-sep

2006

Var % 2006/ 2005

Acciones 1,9 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

B. arrendamiento financiero

254,0 55,0 2,8 114,0 32,0 2,9

B. corporativos 1.005,8 1.598,7 80,3 648,1 810,9 74,1

B. hipotecarios 10,0 0,0 0,0 15,0 0,0 0,0

B. de titulización 277,2 93,4 4,7 265,4 86,6 7,9

Obligaciones corto plazo

297,7 117,6 5,9 299,9 100,3 9,2

Certific. depósito negoc.

239,3 125,3 6,3 131,9 64,1 5,9

Total 2.085,9 1.989,9 100,0 1.474,4 1.093,9 100,0

Proporción 2006/2005

122,2%

Programas de emisión

1.588,6 1.941,8

Fuente: Reporte Mensual del Mercado de Valores, septiembre 2006Elaboración: Gerencia de Investigación y Desarrollo de la CONASEV

Según la Conasev, entre las emisiones inscritas durante el año 2006 los valores más importantes siguen sien-do los bonos corporativos, con una participación de 80,3%.

Fuente: BCRP

250

485

720

955

1.190

1.425

1.660

1.895

2.130

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Indi

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c.19

91=

100

Monto negociado

IGBVL (dic. 1991=100)

24.000

24.680

25.360

26.040

26.720

27.400

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28.760

29.440

30.120

30.800

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1.645

2.340

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3.730

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7.205

Con

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MES

Créditos comerciales Créditos a microempresas (MES)Créditos de consumo Créditos hipotecarios para vivienda

Coyuntura A

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E 2006

Operaciones del gobierno central

Ingresos y gastos del gobierno centralMillones de nuevos soles

2006 Acumulado

Mar Abr May Jun Jul AgoEne- ago

2006

Var. real % 2006/

2005

Ingresos corrientes

4.340 6.531 4.104 3.962 4.505 4.159 35.329 28,1

Gastos no financieros

3.231 3.059 3.380 3.185 3.998 3.339 25.495 10,9

Ingresos de capital

15 35 6 23 74 17 259 -10,8

Resultado primario

1.123 3.508 730 799 582 836 10.093

Intereses 341 155 445 471 445 799 3.887 19,5

Resultado económico

783 3.353 285 328 137 38 6.205

Fuente: BCRP

Según el BCrP, durante el periodo enero-agosto de 2006 el resultado económico del gobierno central registró un saldo positivo de 6.205 millones de nuevos soles, ma-yor en 4.616 millones que el registrado para el mismo periodo del año 2005. Este resultado es producto del superávit primario, que ascendió a 10.093 millones de nuevos soles gracias al crecimiento, en términos reales, de los ingresos corrientes (28,1%).

Gasto fiscalGastos del gobierno centralMillones de nuevos soles

2006 Acumulado

Mar Abr May Jun Jul AgoEne-ago

2006

Var. real %

2006/2005

Corrientes no financieros

2.982 2.759 2.981 2.819 3.555 2.985 23.111 10,5

Remuneraciones 929 941 973 979 1.232 995 8.092 14,7

Bienes y servicios

773 755 975 760 846 830 6.061 11,6

Transferencias 1.279 1.063 1.034 1.080 1.477 1.160 8.959 -0,8

Gastos de capital

249 300 398 366 442 354 2.384 15,0

Gastos no financieros

3.231 3.059 3.380 3.185 3.998 3.339 25.495 10,9

Fuente: BCRP

Según el BCrP, en el periodo enero-agosto de 2006 los gastos no financieros del gobierno central alcanzaron los 25.495 millones de nuevos soles, incrementándose en 10,9%, en términos reales, con respecto al mismo periodo del año anterior. Por su parte, los gastos co-rrientes no financieros y los gastos de capital se incre-mentaron en 10,5% y 15%, respectivamente.

Recaudación tributaria

Según la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (sunat), los ingresos tributarios del gobier-no central en el periodo enero-agosto ascendieron a 30.767 millones de nuevos soles, lo que significó un incremento real de 27,5% con respecto a similar pe-riodo de 2005. Este incremento estuvo liderado por el aumento de la recaudación del impuesto a la renta y del impuesto general a las ventas (IGV), tanto interno como externo.

Ingresos tributarios del gobierno centralEn millones de nuevos soles

2006 Acumulado

Mar Abr May Jun Jul Ago

Ene-ago

2006

Var. real %

2006/ 2005

Impuesto a la renta

1.492 3.792 1.290 1.282 1.643 1.322 13.191 63,5

Impuesto gene-ral a las ventas

1.682 1.684 1.776 1.828 1.801 1.756 13.981 17,4

Interno 862 953 930 1.000 992 961 7.732 13,1

Externo 820 731 846 829 810 795 6.250 23,2

Impuesto selec-tivo al consumo

384 339 358 268 315 340 2.689 -5,9

Otros ingresos tributarios

159 351 292 301 297 295 2.070 8,5

Impuesto a la importación

250 215 236 222 223 238 1.812 -14,1

Devoluciones -374 -324 -409 -494 -459 -406 -3.070 9,2

Ingresos tributarios

3.606 6.068 3.553 3.417 3.832 3.556 30.767 27,5

Fuente: SUNAT

sector público

��

análisis económ

ico y social La recaudación por impuesto a la renta se incrementó

en términos reales en 63,5%, principalmente como re-sultado del incremento de la recaudación de pagos por segunda (80,9%) y tercera categoría (88,4%), así como de las regularizaciones (57%).

Asimismo, el ingreso por impuesto general a las ventas registró un incremento en términos reales de 17,4% respecto a similar periodo de 2005, como consecuencia del dinamismo de la actividad económica —reflejado en el crecimiento de las ventas y de las compras gra-vadas declaradas por los principales contribuyentes—, así como de las permanentes acciones de fiscalización y cobranza llevadas a cabo por la sunat.

Por otro lado, la recaudación acumulada del impuesto selectivo al consumo disminuyó en 5,9% con respecto a similar periodo de 2005, producto de la reducción de las tasas impositivas a los combustibles efectuada a lo largo del año.

La recaudación acumulada por otros ingresos se in-crementó en términos reales en 8,5% con respecto a similar periodo de 2005, hecho que se explica por los ingresos de la sunat por concepto de multas, la con-tribución al Servicio Nacional de Capacitación para la Industria de la Construcción, el impuesto al rodaje, los tributos derogados y otros tributos aduaneros.

sector externo

Balanza comercial

Según el BCrP y sunat, durante el periodo enero-agosto de 2006 la balanza comercial registró un saldo positi-vo de 5.088,5 millones de dólares, lo que significó un crecimiento de 71,2% con respecto al saldo registrado en el mismo periodo del año anterior. Este resultado se explica por el mayor incremento en valor de las ex-portaciones (35,0%) con respecto a las importaciones totales (21,1%).

Exportaciones e importaciones totalesMillones de dólares

Exportaciones e importaciones

Según el BCrP y la sunat, entre enero y agosto de 2006 las exportaciones totales acumuladas alcanza-ron 11.265,1 millones de dólares, ya que crecieron en 35,0% con respecto a similar periodo del año anterior. Este hecho se explica por el crecimiento del valor de las exportaciones tradicionales y no tradicionales en 40,3% y 20,3%, respectivamente. Asimismo, para el periodo de análisis, las exportaciones tradicionales y de produc-tos mineros representaron 76,8% y 60,2%, respectiva-mente, del valor de las exportaciones totales.

Por otro lado, en agosto las exportaciones totales al-canzaron 1.929 millones de dólares, registrando un crecimiento de 29% respecto del mismo periodo del año anterior. Entre los principales países de destino se ubicaron Estados Unidos (18,03%), China (10,89%) y Chile (7,45%).

Según el BCrP y sunat, durante el periodo enero-agosto de 2006 las importaciones totales acumuladas alcanza-ron 9.447 millones de dólares, creciendo en 21,1% con respecto al mismo periodo del año anterior. Resalta el

Fuentes: BCRP y SUNAT

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690

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Ene-

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Exportaciones totalesImportaciones totales

Coyuntura A

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CIS

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CP

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NOVIEM

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- DICIEMBR

E 2006

crecimiento de las importaciones de capital y de insu-mos en 33,5% y 19,1%, respectivamente.

Por otro lado, en agosto las importaciones totales, im-pulsadas por el fuerte dinamismo de la demanda interna, alcanzaron 1.250.49 millones de dólares, con lo cual se registró un crecimiento de 14,6% respecto del mismo periodo del año anterior. Entre los principales países de origen de las importaciones se ubicaron Estados Unidos (14,28%), Brasil (13,10%) y China (11,39%).

Riesgo país

El Emerging Makets Bond Index Plus (emBI+) mide el grado de «peligro» que significa un país en desarrollo para las inversiones extranjeras —mide la diferencia o spread del rendimiento promedio de los títulos sobera-nos peruanos frente al rendimiento del bono del tesoro de Estados Unidos—.

El emBI+ Perú se ubicó, al cierre de septiembre de 2006, en 171 puntos básicos, nivel superior en 36 pun-tos básicos que el del cierre de agosto. Esta subida se debió a un cambio en la metodología de cálculo del in-dicador J. P. Morgan y no a una mayor percepción de riesgo. Cabe anotar que el 29 de septiembre, el emBI+ Perú ha incorporado dentro de su canasta los bonos globales 2025 y 2033, que tienen un spread superior. Por esa razón, el EMBI+ Perú pasó de130 puntos bási-cos el 28 de septiembre a 167 el 29 del mismo mes.

En el nivel de la región, Argentina, Brasil, México y Uruguay tuvieron un aumento de 22, 10, 10 y 3 puntos básicos, respectivamente, mientras que en Colombia y Chile se produjo una disminución de 4 y 1 puntos bási-cos, respectivamente.

Análisis del riesgo país en la región latinoamericanaRiesgo país medido por el EMBI+

FechaEMBI

+ LAT

Perú (BB)

Argen-tina (B)

Brasil (BB)

Méxi-co

(BBB)

Co-lombia (BB)

Chile (A)

Uru-guay (B)

Sep-05 280 138 349 345 136 236 55 310

Dic-05 279 204 499 306 123 239 79 293

Ago-06 209 135 320 223 111 204 84 251

Sep-06 224 171 342 233 121 200 83 254

Variación mensual

15 36 22 10 10 -4 -1 3

Variación a sep 06 1/

-55 -33 -157 -73 -2 -39 4 -39

Variación anual -56 33 -7 -112 -15 -36 28 -56

Correlaciones de los índices

Per - Arg0,10

Per - Bra0,29

Per - Mex0,53

Per - Col0,54

Per - Chi0,10

Per - Uru0,36

Fuente: Reuters1/ Variación registrada con respecto a diciembre de 2005

En el siguiente gráfico se observa que el riesgo Perú se encuentra por debajo del de Latinoamérica y se aproxi-ma a los niveles de los países de grado de inversión, como Chile y México.

Evolución del riesgo paísRiesgo país medido por el índice EMBI +

Fuente: Reuters

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Ene-05 Abr-05 Jul -05 Oct-05 Ene- 06 Abr-06 Jul-06 Oct-06

EMBI+ LATPerúMéxicoChile

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temas de análisis ISSN: 1818-1996