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S abemos realmente cómo ali- mentar a las distintas especies existentes en nuestros cotos? ¿Cuál es el coste de la alimen- tación aportada, su valor cuan- titativo y su calidad? ¿Qué problemas o consecuencias nos puede ocasionar en un futuro próximo a nuestras poblacio- nes cinegéticas este descontrol? Éstas y otras muchas preguntas en cuanto al por qué realizar aportes alimenticios, en qué época, de qué forma, qué cantidad y a quién sí y a quién no se debe ayudar, son las que nos debemos plantear para una adecuada gestión alimenticia de nues- tras especies cinegéticas. Pocos son los propietarios o gestores de fincas agrocinegéticas que conside- ran la nutrición animal como uno de los aspectos fundamentales que garantice el presente y futuro de las especies cine- géticas además de salvaguardar el medio en que éstas se desarrollan. Los desequi- librios que continuamente produce el hombre en su entorno, afectan en gran medida al medio. Análisis de la situación actual Todos somos conscientes del crecien- te interés cinegético despertado en estas últimas décadas. Esto ha facilitado el des- arrollo de una actividad complementaria dentro de las explotaciones agropecua- rias tradicionales, que en algunos casos han permitido a sus propietarios el poder mantener las fincas o cotos. El mercado cinegético actual y el sec- tor económico que éste desarrolla, han abierto una gran perspectiva de futuro. Por otro lado, las actuaciones encami- nadas a potenciar las distintas especies de caza y la posibilidad cinegética de éstas, están muchas veces al límite de lo “razonable” , siendo en muchos casos muy agresivas con las distintas especies cine- géticas y con el medio ambiente. En el caso de la alimentación de espe- cies cinegéticas nos hemos olvidado de analizar lo que debemos o no debemos hacer. Por ejemplo, si se decide en una finca guiar un chaparral, está claro que 56 /HUNTERS REPORTAJE DESPILFARRO EN LA ALIMENTACIÓN EN FINCAS DE CAZA

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Sabemos realmente cómo ali-mentar a las distintas especiesexistentes en nuestros cotos?¿Cuál es el coste de la alimen-tación aportada, su valor cuan-

titativo y su calidad? ¿Qué problemas oconsecuencias nos puede ocasionar enun futuro próximo a nuestras poblacio-nes cinegéticas este descontrol? Éstas yotras muchas preguntas en cuanto al porqué realizar aportes alimenticios, en quéépoca, de qué forma, qué cantidad y aquién sí y a quién no se debe ayudar, sonlas que nos debemos plantear para unaadecuada gestión alimenticia de nues-tras especies cinegéticas.

Pocos son los propietarios o gestoresde fincas agrocinegéticas que conside-ran la nutrición animal como uno de losaspectos fundamentales que garanticeel presente y futuro de las especies cine-géticas además de salvaguardar el medioen que éstas se desarrollan. Los desequi-librios que continuamente produce elhombre en su entorno, afectan en granmedida al medio.

Análisis de la situación actualTodos somos conscientes del crecien-

te interés cinegético despertado en estasúltimas décadas. Esto ha facilitado el des-arrollo de una actividad complementariadentro de las explotaciones agropecua-rias tradicionales, que en algunos casoshan permitido a sus propietarios el podermantener las fincas o cotos.

El mercado cinegético actual y el sec-tor económico que éste desarrolla, hanabierto una gran perspectiva de futuro.

Por otro lado, las actuaciones encami-nadas a potenciar las distintas especiesde caza y la posibilidad cinegética deéstas, están muchas veces al límite de lo“razonable”, siendo en muchos casos muyagresivas con las distintas especies cine-géticas y con el medio ambiente.

En el caso de la alimentación de espe-cies cinegéticas nos hemos olvidado deanalizar lo que debemos o no debemoshacer. Por ejemplo, si se decide en unafinca guiar un chaparral, está claro que

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REPORTAJE

DESPILFARRO EN LA ALIMENTACIÓNEN FINCAS DE CAZA

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procederemos mediante una serie depautas aprendidas: en un primer estadiose dejará que el medio realice su primerdesarrollo, para posteriormente nosotrospoder entresacar y guiar aquellos piesque en un futuro den calidad al monte,además de refugio y alimento a los ani-males. Estaremos garantizando un futu-ro razonable y equilibrado. Con laalimentación pasa lo mismo.

Cuando procedemos en una épocadeterminada del año –exceso de reses,otoñada recia, primavera corta, etc– a rea-lizar una alimentación suplementaria delos animales del acotado, lo único quetenemos en cuenta es que no tengamosque pagar mucho. No valoramos el “cos-te real” de ese aporte, ni su calidad. Con-sideramos que como son especies

montunas encima les hacemos un favor.Este es el gran error.

El despilfarroNos dice el guarda:“Hay que echar a las

reses que el año viene regular...”. La pri-mera respuesta que se nos viene es: ”Aver a qué precio anda el maíz, la remola-cha, la paja, etc”.

Las especies de nuestros montes tie-nen una gran capacidad de adaptación.Las que se encuentran en terrenos cerca-dos sufren los efectos de aclimataciónpor la limitación del espacio, al menos enun principio. Posteriormente y en funciónde la orientación y la gestión que realicela propiedad o gestor, la adaptación serámuy distinta. Es en este punto donde laincidencia de la alimentación es funda-

mental, no sólo por las especies existen-tes sino por la defensa y protección delmonte que las integra.

La alimentación se ha convertido enuno de los factores críticos en este tipode fincas, donde una correcta alimenta-ción permitirá garantizar un futuro razo-nable en equilibrio con el resto devariables de una adecuada gestión.

¿Cómo se apoya o alimenta en laactualidad?

En la mayoría de los casos y siguiendolos consejos de nuestro guarda, decidi-mos que hay que “echar de comer”. ¿Quées lo que realmente está ocurriendo? ¿Esel momento adecuado? ¿Estamos apo-yando realmente o estamos tapando unparche con otro?

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POR JORGE BASELGA AYMERICH(INGENIERO TÉCNICO AGRÍCOLA)

Y BARTOLOMÉ GUTIÉRREZMELLADO (VETERINARIO)

LAS ESPECIES DE NUESTROSMONTES TIENE UNA GRANCAPACIDAD DE ADAPTACIÓN.NO SOMOS CONOCEDORES DELAS CONSECUENCIAS QUE AMEDIO A LARGO PLAZO PUEDEOCASIONAR UN DESCONTROLCONTINUADO DE LAALIMENTACIÓN

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Llegados a este momento nuestra úni-ca valoración consiste en “echar decomer” aquello que no cueste mucho.Generalmente se aportan grandes canti-dades de maíz, o remolacha además deotros productos o subproductos a dies-tro y siniestro. Da igual la época que esoes lo que hay.“Si comen monte cómo novan a comer esto”, ”si lo comen los gran-des ya lo comerán los chicos...”. Es decir,cuando existe una deficiencia estacionalde aporte alimenticio en la capacidad delmedio, -el cual proporciona en la mayo-ría de los casos “todos” los nutrientesesenciales para un adecuado equilibrionutricional de los animales- nosotros locubrimos de un golpe.

En primer lugar, hay que recuperar unade las facetas más importantes de unabuena guardería. La guardería tiene entreotras funciones el conocer el campo entodas sus vertientes, con el fin de poderprevenir o adelantarse con su experien-cia y en la medida de lo posible a lasvariaciones que puedan alterar el estadonormal de las poblaciones cinegéticas.

En otras palabras, todos sabemos queen el campo merece la pena hacer lascosas de una vez. Si nuestra guardería nosindica que en breve habrá que apoyar alcampo, seguramente se debería haberrealizado con anterioridad de forma pre-ventiva.

Por otro lado, es fundamental evaluara quién hay qué ayudar, de qué forma seda esa ayuda selectiva, de qué tipo y enqué cantidad. No es lo mismo ayudar auna cierva en gestación que a un machoadulto con más capacidad de recursos ysin crías a su cargo.

Si el maíz, por ejemplo, al macho adul-to le puede resultar en algunos casos“complementario”, ese mismo alimentopara un gabato puede ser enormemen-te perjudicial. Un hembra de jabalí y susprimalones comerán todos en época deescasez lo que les pongan por delante, yseguramente aparezcan síntomas de dia-rreas o vómitos que debiliten a las críasy hasta perezcan. En caso contrario, lo quetendremos serán animales engrasadoscara al verano, con un mal desarrollo ycon gran probabilidad de contraer enfer-medades infecciosas o parasitarias quecontribuyan a la bajada de defensas,menor crecimiento y posible aumento demortandad. En las hembras gestanteseste tipo de alimentación puede ocasio-nar múltiples patologías, desde desequi-librios hormonales que retrasen laovulación, esterilidad temporal, dificul-tad en los partos, menor descendenciaetc.

Consecuencias de una mala nutriciónComo hemos visto en los ejemplos

anteriores, hay consecuencias que sonvisibles pero otras muchas no. Los efec-tos de este tipo de alimentación con uncoste importante llega a convertirse enun verdadero despilfarro de consecuen-cias desconocidas.

El jabalíSabemos que en muchas fincas don-

de la existencia de jabalíes era escasa,desde hace unos años empezaron aaumentar en grandes cantidades, gra-cias a los aportes de enormes cantida-des de maíz. Pasados unos añosempezaron a bajar esas densidades, ylos comentarios que surgen son siem-pre los mismos. ¡No sabemos que pasacon los guarros si hacemos lo de siem-pre! ¡Las cochinas ya no paren o vienencon uno o dos! ¡Seguro que tienen algu-na enfermedad y hay que vacunar! Todoesto y más es consecuencia de una enor-me falta de interés y seriedad a la horade realizar una intervención de estamagnitud en nuestra finca.

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GENERALMENTE SE APORTANGRANDES CANTIDADES DE MAÍZ,O REMOLACHA ADEMÁS DEOTROS PRODUCTOS OSUBPRODUCTOS A DIESTRO YSINIESTRO. TODOS SABEMOSQUE EN EL CAMPO MERECE LAPENA HACER LAS COSAS DEUNA VEZ

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Las resesUn ejemplo claro y conocido de todos

es lo que viene ocurriendo en fincascerradas no hace mucho tiempo. Bastecomo ejemplo el hecho que donde antescomían 100 animales de media durantetodo el año en espacios abiertos, ahoratenemos entre 500 y 600 ejemplares cer-cados, que se les “ayuda”desde hace pocotiempo, y durante determinadas épocasdel año. El daño en el monte es importan-te, ocasionado por la búsqueda de ali-mento necesario de los distintos animalesdurante todo el año para cubrir las defi-ciencias nutricionales ocasionadas por lalimitación de espacio y el desajustepoblacional.

Los aportes en esas circunstancias noson iguales. En espacios abiertos, los pro-pios animales se desplazan a aquellaszonas donde obtienen el suministro que

permita equilibrar sus necesidades ali-menticias. Al limitar sus posibilidades dedesplazamiento, unas veces por no dis-poner de todos aquellos elementos queequilibren su dieta en el nuevo entornoy otras veces la escasez de estos por lapresión o demanda excesiva de sus con-géneres y otras especies sobre los recur-sos, modifican su alimentación.

Las consecuencias se manifestaran dediversas formas, y cuando aparecen losprimeros síntomas visuales en los anima-les, ya se han producido los problemasanteriormente de forma interna, produ-ciendo alteraciones que en cada caso oépoca pueden afectar al desarrollo, elcelo, la gestación, etc.

Las primeros síntomas visuales que seaprecian es el engorde excesivo de lasreses de escasa edad, desarrollos en cuer-na anormales en ejemplares jóvenes, en

fincas con gran cantidad de jabalíes apa-recen problemas de escasa o casi nulaprolijidad además de los enormes costesde todo esto con resultados muy distin-tos. Todo esto son aspectos visibles. Lopeor está por llegar.

Valoración finalAntes de realizar cualquier cambio o

actuación encaminada a aumentar laspoblaciones cinegéticas y su calidad, hayque considerar las posibles consecuen-cias que nuestra decisión pueden produ-cir sobre el medio. Uno de los factoresfundamentales es el control de la alimen-tación. Si incidimos en la alimentación deforma correcta y equilibrada con elmedio, obtendremos poblaciones sanasy estaremos asegurando no sólo el futu-ro de éstas sino el medio en el que se des-arrollan.Es en este momento donde a hay

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UNA CORRECTA ALIMENTACIÓN PERMITIRÁ GARANTIZAR UN FUTURORAZONABLE EN EQUILIBRIO CON EL RESTO DE VARIABLES DE UNA

ADECUADA GESTIÓN

Generalmente se aportan grandes cantidades de maíz(arriba y a la izquierda), o remolacha (sobre estas

líneas) además de otros productos o subproductos adiestro y siniestro.

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que aportar una alimentación adecuadaacorde con las necesidades de cada épo-ca del año, tipo de animal, ciclo del ani-mal y en equilibrio con su entorno.

Los requerimientos no son los mismosdurante el periodo de gestación, de pre-paración para la berrea, de lactancia o decrecimiento o desarrollo de la cuerna.Tampoco tiene que ser igual para ciervas,venados o gabatos, o que para rayones oprimalones que para adultos de cualquierespecie. Así mismo los años y las estacio-nes no son nunca iguales, por lo que unosaños precisarán dos apoyos y otros añoscuatro, cinco o seis apoyos.

Esos requerimientos o necesidades nose deben ni se pueden cubrir a base deun solo elemento o de un pienso tipo, yaque si inicialmente tapan el parche a lalarga podemos tener consecuencias quesi bien se pueden subsanar, recuperar eldaño puede ser más costoso y complica-do que realizar una adecuada gestión dealimentación desde el principio.

Uno de los hechos más significativos esel ver fincas donde el aumento del núme-ro de ejemplares y por tanto la carga gana-dera, junto a la escasez de recursos hanproducido un importante deterioro delmedio, de difícil y costosa recuperación.

Otro aspecto de enormes consecuen-cias es el querer aumentar la calidad delas poblaciones echando simplementede comer. Siempre se ha hecho sin uncontrol real de las necesidades, sin con-siderar el momento o época del año, tan-to para adultos como jóvenes, incluso elmismo producto para todas las especiessiempre a base de maíz, cebada o algúnpienso barato a granel.

Por otro lado, la forma de proporcionarel alimento la mayoría de las veces se rea-liza de forma irregular. Los denominadoscomederos, que generalmente no sonmás que puntos determinados en el cam-po donde se vierten sin control los sacosque a criterio nuestro creemos necesarioy suficiente para matar el hambre o ati-borrar a los animales.

Las consecuencias están empezandoa llegar, pero todavía no somos conscien-

tes de los desastres que sobre nuestraspoblaciones cinegéticas estamos ocasio-nando con el despilfarro y descontrol dela alimentación.

No somos conocedores de las conse-cuencias que a medio a largo plazo pue-de ocasionar un descontrol continuadode la alimentación.

Nos olvidamos de que al cerrar una fin-ca producimos un gran choque de efec-to sobre el ecosistema, que puede versemás o menos afectado en función de lasdistintas actuaciones que realicemossobre ese medio. Todos conocemos losefectos que sobre el medio realizan lasespecies cuando por distintos motivosproducimos graves desequilibrios sobresus poblaciones, y éstas empiezan a tenerdistintas respuestas en su comportamien-to. Estos efectos que son los que vemos,efectos externos, acaban manifestandocomportamientos, actitudes y reaccionesadversas que con el tiempo traen conse-cuencias en la salud de los animales, sufertilidad y fecundidad, la gestación ycomo no la calidad de los trofeos.

Creemos que nos queda mucho porrecorrer en la gestión de las poblacio-nes cinegéticas, y es de vital importan-cia una correcta gestión del mediodonde las distintas actuaciones que selleven a cabo tengan en cuenta el todoy no la parte. Si nos olvidamos de quenuestra finca puede soporta cada año lapresión de las poblaciones cinegéticasde cualquier forma, estamos dejando alcampo de lado. H

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LOS REQUERIMIENTOS NO SON LOS MISMOS DURANTE EL PERIODODE GESTACIÓN, DE PREPARACIÓN PARA LA BERREA, DE LACTANCIA O

DE CRECIMIENTO O DESARROLLO DE LA CUERNA

LOS EFECTOS DE ESTE TIPO DEALIMENTACIÓN CON UN COSTEIMPORTANTE LLEGA ACONVERTIRSE EN UNVERDADERO DESPILFARRO DECONSECUENCIASDESCONOCIDAS

En el próximo número

En el próximo capítulo se darán unas pautasy directrices que se deben tener en cuenta enel manejo de los recursos propios del medio,y la necesidad o no de realizar aportacionessuplementarias en función de los objetivosmarcados en la gestión de cada finca: tipode alimento, épocas, selectividad, etc.Se valorarán los principales aspectos paraun aprovechamiento sostenible y loscuidados mínimos pero esenciales que ensu ausencia pueden ocasionar gravesconsecuencias fisiológicas y de desarrollo:“elementos traza”.

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