Destellos 165

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Núm. 165 Colima, Col., martes 29 de abril de 2014 Propongo esos instantes de infancia albergada bajo cada párpado de mis ojos, un tren que solvente las vías de mi memoria junto a un tormento de paisajes oscuros, envueltos en las sábanas de mi cama. Propongo el dolor de mi cabeza que se refleja en los vidrios de mi ventana como un espectro desolador del día, en mi intento por despojarme del frío. Propongo el silencio que alivia mi sed, justificando mi debilidad de mis huesos y la cobardía de mis pasos, hundidos en la arena del recuerdo. Un acUerdo

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Suplemento de Lengua y Literatura de la Facultad de Letras y Comunicación.

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Núm. 165Colima, Col., martes 29 de abril de 2014

Propongo esos instantes de infancia albergada

bajo cada párpado de mis ojos, un tren que solvente las

vías de mi memoriajunto a un tormento de paisajes oscuros,

envueltos en las sábanas de mi cama.

Propongo el dolor de mi cabezaque se refleja en los vidrios

de mi ventanacomo un espectro desolador del día,

en mi intento por despojarme del frío.

Propongo el silencio que alivia mi sed,justificando mi debilidad de mis huesos

y la cobardía de mis pasos,hundidos en la arena del recuerdo.

Un acUerdo

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Universidad de Colima

Director: Carlos Ramírez Vuelvas

Consejo Editorial: Ada Aurora Sánchez, Hilda Rocío Leal Viera,

Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara, Krishna Naranjo, Fernanda Fernández

Coordinación: Abelina Landín, Nélida Sánchez

Diseño: Karina Sánchez, César Avila.

Fotografía:Noemi Elizabeth Díaz Muñoz.

Impreso en el periódico“El comentario”

Daniel Peláez CarmonaDirector

ePágina webfdestellosfalcom.blogspot.mx

eFacebookfDestellos Falcom

[email protected]

la opinión aqUí expresada es responsabilidad de los aUtores

Clandestina Fábula DebilidadesSilvana Cortés Alanís (p. 3) Juventino Gutiérrez (p. 3) Samantha Isais Ochoa (p. 3)

Espejo de agua ¿Dónde están los que realmente aman?Nadia Contreras (p. 3) Guillermina Díaz (p. 3)

De la etimología al verso: el camino de la metáfora Deseos peligrosos (Continuación)Lázaro Telló Pedró (p. 4-5) Martín Alejandro Ibarra Ceja (p. 5)

Español coloquial y su enseñanza para estudiantes de L2: un breve análisis del programa del taller EL2 a apartir de la propuesta de Margarita Porroche Mario Antonio Rodríguez Bautista (p.6-7)

El pianoMónica del Carmen Rodríguez Ahumada (p. 7)

Corrido EvidenciaJuan Manuel Suárez Aguayo (p.8) Cynthia Lezama Fregoso (p.8)

Contenido

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SemblanzaUna y otra vez

Me encanta la fotografía porque puedo capturar lo mejor del momento en una sola imagen. Sólo tengo que mirar lo que más me guste y encuadrarlo como quiera. Sé que jamás podré transmitir lo que puedo admirar completamente, pero sí la esencia de lo que sentí al ser espectadora. Estoy fascinada por los paisajes, son mis mejores modelos, me encanta fotografiarlos. Toda la belleza está incluida, sólo necesito escoger qué quiero tomar. La playa es uno de mis favoritos; me deleito en ver el sol besando la línea del horizonte que delimita el mar, sus rayos reflejados en él, la arena tintineando con un brillo único, una que otra gaviota entrometida (descubrí que son muy fotogénicas), siluetas de algún caminante, las nubes degradándose en distintas tonalidades y sobre todo, los rayos de sol indiscretos que en ocasiones se dejan capturar. Contemplar este espectáculo es como un regalo muy especial, y mi parte preferida de todo esto, es que cada día, es diferente, nunca vuelve a ser igual al de ayer. Es por eso que quiero compartir estas fotografías que hablan de ocasiones que jamás se volverán a repetir, únicas… especiales.

Noemi Elizabeth Díaz Muñoz*

*Estudiante de Comunicación.

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ClandestinaSilvana Cortés Alanís*

Te encuentro oculta, sonriendo al abismocon aves nocturnas en la cabezaencendiendo la luz con esperanza de quedarte ciega al primer destello.

Te pienso lejana, sin mundofurtiva, nómada, siempre huyendodejando un espacio, triste hueco.

La muerte sedienta persigue el alba la muerte desierta roba montañasla muerte austera delega un mañana mañana lleno de razón escasa.

Le grito a esos pies con prisa que los ando encontrando los exhorto a tocar la tierra. A seguir caminando.

*Estudiante de Letras Hispanoamericanas.

Ambos somos miel, me endulzas la boca al momento que me tocas, tu mirada se pierde cuando estamos desnudos en la cama. En esa noche escuchamos cómo los búhos cantan, los lobos recorren la habitación, los gatos nos vigilan, los perros nos cuidan y la naturaleza nos cobija. Entonces tu boca besa mi cuello, tus manos recorren con lentitud mi espalda, justo ahí yo te acaricio el rostro, y siento que nuestro calor incrementa en nuestra habitación. Es la primera vez que hacemos el amor hasta derretirnos, sin escondernos de la sociedad como criminales. Después de esta noche, tú y yo nos perderemos en este mundo, tratando de buscar la verdadera felicidad. Ahora digo ¿Quiénes son los que realmente hacen el amor y experimentan el verdadero placer de entregarse olvidándose de la carne? ¿Dónde están los que realmente aman? Estarán escondidos debajo de la cama u ocultos entre nosotros. ¿Cómo se llaman? Tal vez Dios, me diga una noche de estas cuando yo duerma en sus brazos que es el momento de ser amada.

¿Dónde están los que realmente aman?

Guillermina Díaz*

*Estudiante de Periodismo.

Los toros piensan con los cuernos.Cada idea es belicosa.

Mi abuelo decíael pensamiento debe ser fuerte y duro.

Cada cornada es entonces una enseñanza.

Piel desnuda, cansada, sudada.Besos profundos derramaba, besos que tocaron el alma y derrocharon suspiros haciendo cortar la respiración.Quiero sentir su calor en mi piel, quiero pertenecerle a él y probar su dulce miel, en uno, dos o más besos.

DebilidadesSamantha Isais Ochoa*

*Estudiante de Periodismo.

FábulaJuventino Gutiérrez*

*Estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Mi vientre es cántarode agua almidonada.

Las olas de los años se anuncian para siempre; figuraciones dentro de la boca, bajo la lengua.

Embiste el principio de la memoria.

Espejo de aguaNadia Contreras*

*Licenciada en Letras y Periodismo.

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De la etimoligía al verso: el camino de la metáforaLázaro Telló Pedró*

El poeta, dicen, se encarga de hacer metáforas, de hacer versos. De allí la sensación de que un verso deba presentar una metáfora, o de que una metáfora es precisamente un verso. Esto trae muchísimas implicaciones, una de ellas es reducir la poesía y su hecho estético a la hechura de una imagen, o atiborrar de imágenes la obra para comprobar que uno es un poeta. Pero de dónde saca la energía el poeta para hacer metáforas. Los caminos son distintos y depende del temperamento y angustia de cada poeta. Sabemos que la metáfora se nutre del lenguaje, vive en y para el lenguaje. Su existencia está condicionada por su continuo suceder. Partamos con la idea de que la etimología es la osamenta de la palabra. Osamenta por ese carácter de antiguo, de cosa quieta, reservada a las eras geológicas del lenguaje. Osamenta porque es necesaria para que la palabra se articule, se levante y haga resonar el sistro, la campánula o el pandero de la significación. Revisar las etimologías representa la tarea del arqueólogo. De esta manera sabremos que la palabra lápiz y la palabra lápida están unidas por lapids, que es piedra: piedra con la que se escribe, en el primer caso, y piedra en la que se inscribe, en el segundo. Escudriñar los restos óseos de las palabras nos hace maravillarnos de la relación entre amígdala y almendra, entre madre y madera, entre tulipán y turbante. En alguno de tantos ejercicios del tanteo de las palabras uno se encuentra con esto: «'pulsar periódica y rítmicamente (por ejemplo, el corazón o una arteria)': latir 'ladrar (un perro) de manera entrecortada', del latín glattire 'latir, ladrar'». Estamos frente al descubrimiento poético, de súbito entrevemos la relación entre el corazón y el perro. Saltar de este descubrimiento al hecho estético es estancia reservada sólo para contadísimos poetas. Podemos conmovernos frente a una puesta de sol, o sentir el arrebato amoroso, pero pocos podrán llevar esa experiencia al plano de la escritura, de la hechura de un poema. Un poeta primario, al descubrir el súbito de la relación entre un corazón y un perro, entre latir y ladrar, escribiría: mi corazón da ladridos por ti, o mi corazón rabioso ya es extraño de mi pecho, etc. Los poetas cultos saben de estas y demás relaciones. Revisemos un famoso soneto de Góngora, escrito en 1594: DE UN CAMINANTE ENFERMO QUE SE ENAMORÓ DONDE FUÉ HOSPEDADO

Descaminado, enfermo, peregrino,

en tenebrosa noche, con pie incierto, la confusión pisando de el desierto, voces en vano dió, pasos sin tino. Repetido latir, si no vecino, 5 distincto oyó de can siempre despierto, y en pastoral albergue mal cubierto piedad halló, si no halló camino. Salió el Sol, y entre armiños escondida, soñolienta beldad con dulce saña 10 salteó al no bien sano pasajero. Pagará el hospedaje con la vida; más le valiera errar en la montaña, que morir de la suerte que yo muero.

No añadiré líneas a la casi agotada revisión de este poema. Lo que quiero es resaltar el Complemento de Objeto Directo de los versos quinto y sexto: «Repetido latir, si no vecino, distinto oyó de can siempre despierto». Góngora, famoso por elevar al español a la dignidad del latín, está utilizando latir como ladrar o mejor dicho latir es el cultismo de ladrar. El primer comentador de la obra de Góngora, García de Salcedo Coronel, al referirse de este poema escribe: «oyó distintamente, aunque apartado, latir sin cesar un perro siempre despierto [...] en la noche, que es cuando vela su ganado o casa [...] Y mediante haber oído el latir del perro, llegó a un pastoral albergue mal cubierto de paja...». García de Salcedo Coronel repite en su comentario el mismo verbo latir. Entre 1925 y 1935, Pablo Neruda escribe uno de los libros fundamentales de la poesía hispanoamericana: Residencia en la tierra. El surrealismo, el empuje de las vanguardias, la revalorización de poetas antiguos como Góngora y Francisco de Aldana revitalizan el lenguaje y los poetas, guardianes de él, entregan líneas que se fijan para siempre en la memoria. En su poema “Tango del viudo”, Neruda después de una enumeración donde el lenguaje se sacude el polvo de las eras escribe:

Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas recostadas como detenidas y duras aguas solares, y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos, y el perro de furia que asilas en el corazón, 30

El verso treinta es tremendo: hay un gran acierto en el uso del verbo 'asilar' en la

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*Estudiante de la Universidad Autónoma de México.

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Deseos peligrosos(Continuación)

Martín Alejandro Ibarra Ceja *composición de la imagen; hay un hipérbaton en 'furia de perro' que traspone por 'perro de furia'; además la metáfora que ya está implícita en la palabra 'latir' vuelve a brillar, a llenarse de gracia. Es decir que hay palabras que ya tienen la metáfora pendiente de ser expresada y sólo el gran poeta, el que tiene la lira adecuada la hará resonar desde los remotos sótanos. La osamenta que aparentaba el lodo y la suciedad pasa por el río del tiempo y se lava. Lo antiguo deja de ser antiguo. «Las edades poéticas se unen en una memoria viva. La edad nueva despierta a la antigua. La edad antigua revive en la nueva. La poesía no es nunca tan una como cuando se diversifica» escribió acertadamente Gaston Bachelard.

Salí al centro y me paseé por el jardín hasta que el ardor en la panza me recordó lo tarde que era. Comí una torta al vapor en los portales. Antes de irme le pregunté al tortero si había algo interesante que hacer la ciudad en estos días, él me recomendó un lugar barato para cenar y pasar la velada allá por la calle Torres Quintero. Como a eso de las 8:30p.m. salí nuevamente de mi habitación rumbo al lugar que me había recomendado don Polo, como supe luego que se llamaba el tortero. Caminé unos cuantos metros calle abajo y ahí lo encontré, aquel club social se llamaba “Churruca”. De no ser por el letrero de neón rojo, no se distinguiría de aquella pared continua y homogénea que eran los edificios de esa calle. Enfrente, del otro lado de la calle había una placa la cual contaba la estadía del cura Hidalgo en ese lugar. El lugar era inmenso. Al entrar había una sala con sillones de piel en color café al lado izquierdo y del derecho una barra atendida por un cantinero de calvicie naciente, vestido de negro con chaleco y moño rojo. Pasé a la siguiente sección por una puerta de madera tallada. Era el restaurante y doblaba y doblaba en dimensiones al recibidor de la entrada. El aroma era delicioso y postergué el aventurarme hacia la tercera puerta. Me acerqué al capitán que se encontraba de pie frente a su podio anotando algo en un libro negro y le pedí una mesa. Él me preguntó si venía con alguien más, a lo cual contesté que no, entonces revisó en su grueso libro y tas un instante me dijo que una pareja había solicitado una mesa compartida y si tenía alguna molestia en unírmeles. A pesar de nunca oír en mi vida el término “mesa compartida” dije que no y me pidió que los siguiera. Él me guio por las mesas repletas de comensales hasta donde cenaba un matrimonio mayor, como entre sus cincuentas. Eran blancos, de cabellos rubios canos y se les notaba a leguas que eran extranjeros. El capitán nos presentó, ellos eran los Von Shaftwerr. Tomé asiento y casi de manera instantánea apareció un mesero quien me preguntaba qué deseaba mientras me ofrecía sugerencias. Ordené carne de conejo a recomendación del amigable hombre alemán que tenía por un lado. La cena trascurrió entre pláticas y anécdotas. Quise hacer alarde del poco alemán que sabía, el cual había aprendido tras unas negociaciones que tuve en Guadalajara, pero la primera vez que me dirigí al hombre por herr él me contestó en español decente que “estábamos en México y podía decirle don, o Bastian a secas”, a lo cual respondí si frau Von Shaftwerr preferiría que la llamara doña. Confieso que temí por cómo reaccionarían pero conseguí romper el hielo y los dos rieron. –Britta –dijo ella–. No volví a sentirme en apuros hasta que don Bastian me preguntó si sabía el significado u origen del nombre del establecimiento. En mi vida había oído mentar la palabra “churruca”, peo ¿qué posibilidad hay que uno vacacionistas alemanes sepan más de cultura mexicana que yo? Use mi facilidad de palabra e inventé una historia apócrifa de la guerra de independencia la cual Bastian y Britta oyeron fascinados. Nos despedimos cuando el mesero trajo las cuentas y ellos me informaron sus planes de volver la noche siguiente. Se levantaron para retirarse y los despedí con un auf wiedersehen. Fue justo en el momento cuando se iban que la vi a ella por primera vez. Era la muchacha más guapa que había visto jamás. Su piel era blanca y su melena rizada era de un rojo intenso. También en ese preciso momento me inició una comezón en el dedo donde tenía la argolla. Razoné conmigo mismo sobre lo imposible e indebido de aquellos pensamientos y mejor me enfoqué en descubrir lo que ocultaba la puerta de ébano y cristal cortado. Era un salón de baile casi tan grande como el restaurante. Estuve ahí un par de horas sentado en una de las sillas que recorrían en fila tres de las paredes del lugar y se detenían antes de toparse con el escenario. Sobre él tocaba una banda vestida de conjunto negro y saco blanco cuyos integrantes se movían entre todos los instrumentos que pudiera ponerse sobre un entarimado. En el tiempo que estuve ahí tocaron todos los géneros posibles, de cualquier época y en cualquier idioma. Con cada cambio de canción y estilo se daba uno de danzantes. En mi vida llegué a oír al más clásico jazz seguido por algún éxito del género norteño y cerrar con lo más movido de la electrónica. Soy un amante de la música en general y ese lugar era como el mítico Vaes dothrak donde los de caché convivían en armonía con los de bota y sombrero y estos con los jóvenes modernos. (Continuará en el siguiente número.)

*Estudiante de Letras Hispanoamericanas.

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Español coloquial y su enseñanza para estudiantes de L2: un breve análisis del programa del Taller EL2 a partir de la propuesta de Margarita Porroche

Mario Antonio Rodríguez Bautista *Sin duda alguna, uno de los principales retos (si no es que el mayor) a los que se enfrenta el estudiante de una segunda lengua es la puesta en práctica del idioma que aprende, en un contexto donde sólo se utiliza este mismo. El estudiante, quien ha pasado por un proceso de aprendizaje y práctica previos, conoce, en mayor parte, el registro culto, las formas “propias” de expresarse en determinadas situaciones, por ejemplo, cómo pedir indicaciones para llegar a una dirección o preguntar la hora. Sin embargo, los hablantes nativos de una lengua no utilizan con frecuencia el registro formal, sino el coloquial; incluso pedir indicaciones para llegar a cierta dirección podría llegar a ser contraproducente para el estudiante de una segunda lengua porque “cuando no se trata de nuestra propia lengua, adecuar el uso lingüístico a una situación determinada es especialmente difícil” (Porroche, 1988). Por esto, realicé un breve análisis al programa del “Taller para estudiantes de español como segunda lengua, Taller EL2” a partir de la propuesta y postulados de Margarita Porroche, quien nos dice que “la variedad que el alumno extranjero de español debe conocer en las primeras etapas de su aprendizaje de nuestra lengua es la variedad estándar”, y, una vez abordadas cuestiones básicas o indispensables para la comprensión de temas posteriores, podremos comenzar a abordar cuestiones del español coloquial, donde “las formas más

simples deben ser enseñadas antes que las más complejas y deben ser presentadas y practicadas en una determinada situación”. Señaló que los estudiantes participantes del Taller EL2 han realizado, en su mayoría, un proceso de aprendizaje previo, aproximadamente de tres años, donde ya tienen noción del uso de la variante estándar o “formal” y han aprendido ciertas cuestiones del registro coloquial, sin embargo, se trata de la variante usada en España, la cual, en el contexto del español mexicano, resulta poco usual. Entonces, se debe orientar al alumno sobre los usos propios del entorno en el que comienza a desenvolverse y proponer las variantes o equivalencias al uso que ya conoce; además, se le “debe señalar en todo momento las diferencias de registros existentes”. Una de las labores de los instructores que impartimos el Taller EL2 es lograr en los alumnos participantes la adquisición del saber idiomático, es decir, la capacidad de expresarse correctamente en una lengua determinada y, una vez logrado, realizar un acercamiento a las variedades lingüísticas que ofrece el español de México, específicamente el hablado en Colima (puesto que es el entorno en el que se desenvolvieron como estudiantes participantes del programa de movilidad estudiantil internacional de la Universidad de Colima). Para esto, durante las sesiones de trabajo se trataron temas que ayudaron a reforzar este saber idiomático, y, a la par, se trabajaron actividades dinámicas en las que se pretendió

estimular la expresión oral, así como también familiarizarlos con la variedad coloquial, haciendo uso de expresiones “populares”. Las sesiones de Taller EL2 encierran actividades de lectura, escritura y expresión oral, además, la inclusión de proyecciones audiovisuales. La planeación está organizada de manera que los alumnos participantes lean y escriban para, más adelante, intervenir haciendo comentarios, intercambio de opiniones e ideas y la expresión de un punto de vista referente al tema tratado durante la sesión, todo esto, siempre buscando una “visión funcional e interaccional del lenguaje” donde el lenguaje funge “como vehículo de comunicación y realización de las relaciones interpersonales”. Otro de los aspectos de relevancia y énfasis es el nivel fonético, donde el registro y la velocidad en la que se habla son factores determinantes en el significado de un mensaje, donde una misma palabra puede tener múltiples significados a partir de la entonación que se le dé. Además, dada la gran variedad de acortamientos léxicos que abundan en nuestro hablar cotidiano, era imprescindible explicar cuáles son sus usos, puesto que hay ocasiones en las que una misma palabra acortada puede tener dos significados diferentes (poli= ‘policía’, ‘polideportivo’). Al respecto, y siguiendo uno de los postulados de Porroche, las formas más simples de acortamiento léxico han sido tratadas hasta este punto, de forma “espontánea”, puesto que durante las actividades se estimula el diálogo

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*Estudiante de Letras Hispanoamericanas

entre alumnos participantes e instructores, éstos, haciendo uso de acortamientos y expresiones breves, invitando así a los primeros a participar de forma activa en el diálogo. Siendo nuestro español tan rico y con gran variedad de usos léxicos, dentro del contenido programático se incluyen dos sesiones destinadas exclusivamente a la explicación, ejemplificación y práctica del español mexicano como variante dialectal, donde se usaron elementos audiovisuales y lecturas, técnica que va de acuerdo a uno de los señalamientos en “Gramática del español coloquial para estudiantes de EL2”, el cual enuncia que “los materiales […] que presentemos a nuestros alumnos pueden ser muy variados: textos espontáneos grabados y transcritos, películas en las que predomine el español coloquial, algunas series televisivas […] artículos de periódicos y revistas”, entre otros. El contenido programático para Taller EL2 abarca a grandes rasgos cuestiones y particularidades del español, específicamente el hablado en México, tomando en cuenta, y cito a Laguna y Porroche, que dichas “particularidades se entremezclan con rasgos marcados geográfica y socioculturalmente y reflejan convenciones sociales y culturales específicas, así como el contexto comunicativo y la búsqueda de la eficacia comunicativa”. A partir de los señalamientos de Margarita Porroche estudiados en este trabajo, a manera de conclusión, el programa del Taller para estudiantes de español como segunda lengua cumple, en cierta medida, con los requerimientos necesarios para la enseñanza de un registro coloquial del español, sin embargo, cabe mencionar que necesita configuraciones, las cuales, se realizarán según sean pertinentes y a partir de las observaciones hechas durante el trabajo realizado anteriormente, para entonces, impartir el taller con un programa en un segundo momento evaluatorio.

*Estudiante de Lingüística.

Se empezaban a escuchar los acordes del piano, primero con timidez, esporádicos, eran las cuatro de la tarde. Ya lo había olvidado mientras jugaba una cascarita con mis hermanos, en los diminutos espacios entre un carro y otro que pasaban por mi calle, cuando se escuchaba de nuevo, ahora era el principio de una melodía, un poco infantil, inocente. Mientras me quedaba en la banqueta de enfrente con la pelota en la mano, la música inundaba literalmente mis oídos, el viento de la tarde aleteaba en mi falda del uniforme del colegio. A lo lejos escuchaba también los reclamos de mis hermanos para que lanzara la pelota; pero me quedaba absorta y con profunda atención sintiendo desbordarse una música que destilaba tristeza y subía en tono y sentimiento hasta convertirse primero en un allegro que me despertaba la sonrisa, hasta que empezaban a arrastrarse las teclas lentamente. La desconsolada música me incitaba a acercarme, sus sonidos se deslizaban lentamente, penosamente, se detenían y reiniciaban aún con más pena, hasta convertirse en un grito pianístico desgarrador. Mis pasos infantiles cruzan la calle movidos por la compasión y el deseo irresistible de saber que pasa detrás de esa ventana que está enfrente de mi casa y quién sufre todas las tardes. El viento despeja mi fleco cuando llego al pie de la ventana, un instante solamente, porque instintivamente doy un paso atrás… la loca desdentada ha movido la cortina con sus manos delgadas de largos dedos de pianista y me ha mostrado su sonrisa demente.

El pianoMónica del Carmen Rodríguez Ahumada*

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Juan Manuel Suárez Águayo *Corrido

*Estudiante de Letras Hispanoamericanas

Ya llegué de donde andaba,De un clima muy caluroso,

Estaba lleno de gente,Ellos lo llaman Macondo,Tuve que salir corriendo,

Siento un poquito de insomnio.

No se alarmen mis hermanos,Sigan siguiéndome el rollo,Allá encontré muchas cosas:

Risas, colores, sollozos,Pero lo más sorprendenteFue una familia de locos.

Buendía era su apellido,Don José Arcadio el patriarca,

Era el más loco de todos,Y su esposa enajenada,

Úrsula lleva por nombre.Padres son de la plebada.

“Y no me pregunten de donde vengo, que de allá no queda nada”

Tres hijos tuvieron luego,Cuando fundaron MacondoPuros problemas les dieron:

Risas, colores, sollozos.Muy solitarios salieron

Y engendraron a otros locos.

Pa' no alargarles la historia,Les cuento que allá en Macondo

Muchas desgracias calleronCulpa de un gringo ambicioso

Que fue a probar el bananoQue le ofrecieron los locos

La compañía bananeraSe instaló en aquel pueblito

Y la inocencia de antañoPerdieron los macondinos

No se duerman mis hermanosYa se terminó el corrido

¿Es que no entiendes?que no te ayudan¡qué vil experimento eres!que estudios y dibujosson espejismos ocultos,que morirás de cuenta nueva,que sólo prolongan sufrir a medio globo.Que el dolor sólo muere…si aprendes a volar,si aprendes a no sentir, sintiéndolo todosi solo aprendiéramos a ser expertos fingiendo,y nosotros que carecemos de ellodebemos aprender a entenderesta y solo esta existencia.

Cynthia Lezama Fregoso*

Evidencia

*Estudiante de Periodismo.