Determinacion sexual

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La filosofía de Aristóteles (384 A.c.-322 a.C.), junto a la de su maestro Platón, constituye el legado más importante del pensamiento de la Grecia antigua. Sólo 30 de sus obras, de las más de 170 que escribió, se han conservado. Aunque durante mucho tiempo el pensamiento aristotélico se vio eclipsado por el prestigio de Platón, a partir del s. XII los pensadores árabes, especialmente Avicena y Averroes, ayudaron al renacimiento del pensamiento aristotélico, reivindicado por Bacon y San Alberto Magno y transformado por santo Tomás de Aquino en base de la teología cristiana. ARISTÓTELES. Los grandes interrogantes de la Embriología han preocupado siempre al hombre. También a Aristóteles. Para él, el sexo era determinado según el calor de la pasión del progenitor masculino durante el coito. A mayor pasión, mayor probabilidad de engendrar un varón. Por ello, aconsejaba a los jóvenes fecundar a sus parejas en el verano para tener hijos varones. En cuanto a diferenciación sexual, las mujeres serían como “hombres mutilados” en los que se hubiesen detenido tempranamente el desarrollo de sus estructuras (sobre todo genitales) porque el frío de las entrañas de la madre había prevalecido sobre el calor del semen paterno. Fue bien entrado el siglo XX, tras el redescubrimiento de las leyes de Mendel y las investigaciones sobre los cromosomas sexuales, cuando, por primera vez, en 1905, en insectos, se correlacionó el sexo femenino con los cromosomas sexuales XX y el sexo masculino con el par cromosómico XY, es decir, se demostró que la determinación sexual se debía más que a sucesos ambientales, a la participación de los cromosomas de los núcleos de las células germinales.

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La filosofía de Aristóteles (384 A.c.-322 a.C.), junto a la de su maestro Platón, constituye el legado más importante del pensamiento de la Grecia antigua. Sólo 30 de sus obras, de las más de 170 que escribió, se han conservado. Aunque durante mucho tiempo el pensamiento aristotélico se vio eclipsado por el prestigio de Platón, a partir del s. XII los pensadores árabes, especialmente Avicena y Averroes, ayudaron al renacimiento del pensamiento aristotélico, reivindicado por Bacon y San Alberto Magno y transformado por santo Tomás de Aquino en base de la teología cristiana.

ARISTÓTELES. Los grandes interrogantes de la Embriología han preocupado siempre al hombre. También a Aristóteles. Para él, el sexo era determinado según el calor de la pasión del progenitor masculino durante el coito. A mayor pasión, mayor probabilidad de engendrar un varón. Por ello, aconsejaba a los jóvenes  fecundar a sus parejas en el verano para tener hijos varones. En cuanto a diferenciación sexual, las mujeres serían como “hombres mutilados” en los que se hubiesen detenido tempranamente el desarrollo de sus estructuras (sobre todo genitales) porque el frío de las entrañas de la madre había prevalecido sobre el calor del semen paterno.

Fue bien entrado el siglo XX, tras el redescubrimiento de las leyes de Mendel y las investigaciones sobre los cromosomas sexuales, cuando, por primera vez, en 1905, en insectos, se correlacionó el sexo femenino con los cromosomas sexuales XX y el sexo masculino con el par cromosómico XY, es decir, se demostró que la determinación sexual se debía más que a sucesos ambientales, a la participación de los cromosomas de los núcleos de las células germinales.