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Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación.

Decía Juan Domingo Perón en su carta a los Pueblos del Mundo en el año 1972 lo siguiente:

“Necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental.

Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la persona humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento.

La lucha contra la contaminación del ambiente y la biosfera, el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de las ciudades y el crecimiento explosivo de la población del planeta debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de las Naciones Unidas con carácter de primera prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la humanidad: ES EL PROBLEMA.”

5 de junio de 2015Día Mundial del Medio Ambiente bajo la consigna del Consumo Sustentable

Ing. Mauricio LisaDirector del Instituto de Políticas Socioambientales de ACEP

5 de junio de 2015

Día del Medio Ambiente

Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación.

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA ha definido la consigna para el día Mundial del Medio Ambiente del año en curso, bajo el lema del consumo sustentable. Advierte Naciones Unidas sobre la necesidad de cambiar los hábitos de consumo, sencillamente porque a este ritmo el planeta no alcanza, y de seguir con el mismo, para el año 2050 se necesitaría tres planetas como el nuestro para satisfacer las mismas necesidades.

Nos preguntamos: ¿las mismas necesidades de quiénes?

En un mundo lleno de inequidades el futuro se presenta inquietante y preocupante por la “cultura del consumo” de unos pocos en detrimento de muchos otros.

La necesidad de revisar y corregir nuestras conductas de consumo no solo es un deber inminente por el agotamiento de los recursos a nivel mundial para las generaciones futuras, sino también como forma de trabajar en la equidad social de las generaciones actuales.

Además, la actual cultura del consumo no solo ha invadido nuestros hábitos económicos y de satisfacción de necesidades, sino que ha contagiado nuestras relaciones humanas y personales quitándoles “humanidad” a las mismas.

Nosotros desde ACEP entendemos que es posible, incluso en un mundo marcado por la inmediatez y “el tener” sobre “el ser”, construir una economía social con valores que nos permitan plasmar modelos de desarrollo sustentables. Para ello es necesario comprometernos en articular desde el Estado y la Sociedad y sus instituciones, ciertos reflejos defensivos que necesitan la inmensa mayoría de los habitantes, de tal manera que tengan la posibilidad de superar las barreras de la mentalidad economicista del actual sistema cultural de consumo, permitiendo su desarrollo integral como personas.

Nuestra militancia desde los valores y principios del Humanismo Cristiano debe llevarnos a transformar el actual “compromiso social individual” tranquilizador de conciencias y sin una mirada trascendental, en un “compromiso social colectivo” para construir un verdadero modelo de desarrollo humano sustentable.

5 de junio de 2015

Día del Medio Ambiente

Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación.

Queremos transformarnos en personas capaces de construir “identidad” e identidades colectivas, para implementar modelos de consumo que permitan y aseguren el desarrollo de nuestros hijos y descendientes en nuestras comunidades. Queremos contagiar y contagiarnos del respeto a la Creación, sencillamente porque en ello radica la felicidad y nuestras posibilidades de realización colectiva.

El Papa Francisco, en su excelente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del año 2013, nos lo decía con notable claridad:

“Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata.

Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve.

Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».

La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.”

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