Día surrealista

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Día surrealista Cristina Jiménez Vivar Cultura audiovisual (Fotorrelato)

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Día surrealista

Cristina Jiménez VivarCultura audiovisual

(Fotorrelato)

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Sara y sus amigos salieron aquel día de fiesta. Se disponían a volver a sus casas en tren. Al llegar al andén, la estación estaba abarrotada y al subir al vagón no cabía ni un alfiler. A medida que pasaban

las estaciones, el tren se iba quedando, cada vez, más vacío y, entonces, pudieron sentarse en los asientos libres que había al fondo del último vagón. Cuando el vagón parecía que se estaba quedando vacío, en una de las estaciones subió un grupo de gente joven gritando, bebiendo y golpeando todo lo que encontraban a su paso. El grupo de Sara prefirió estar al margen del asunto y se mantuvieron callados.

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Y un par de estaciones más tarde aquel grupo ruidoso se bajó del bajón volviendo la calma al ambiente. Al estar el vagón casi vacío, pudieron acomodarse mejor y entre el cansancio y el traqueteo del tren, poco a poco fueron cerrando los ojos hasta quedarse dormidos. Al llegar a su estación Sara se despertó y al percatarse de dónde estaban empezó a despertar a sus amigos

a toda prisa antes de que el tren cerrase las puertas. Entre los amigos de Sara sólo se veían caras de sueño que se transformaron en asombro cuando vieron que la estación estaba totalmente vacía.

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Recorriendo los pasillos hacia la salida, no encontraron ni un alma, pero mayor fue su sorpresa al descubrir que la calle también estaba desierta y cubierta por una densa niebla. Caminando por las calles

de su localidad solo sentían la compañía de las farolas junto con los ruidos de la noche. De repente, empezaron a escuchar un ruido estridente, entonces, el ruido se fue desvaneciendo convirtiéndose en gritos, maldiciones e insultos de un pobre viejo loco al que ignoraron sin más a pesar de sus advertencias y siguieron su marcha.

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En su camino se toparon con una cuesta muy empinada. Cuando comenzaron a subirla observaron que su final contenía una luz muy grande y brillante que invadía todo.

El grupo de amigos pensaron que se trataba de las luces que desprendía una furgoneta aparcando. Pero cuando llegaron a la cima de la cuesta, aquella luz, que no sabían de donde provenía, se apagó.

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Y al instante apareció una luz verde que se posó sobre ellos y comenzó a cegarles y en ese momento todo oscureció. Al día siguiente, no había ni rastro de ellos, nadie conocía su paradero, no había manera de localizarles… Parecía que los hubieran abducido…

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