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  • EL BARN DAVILLIERVIAJERO Y COLECCIONISTA

    POR MARA JESS SANZ

    Charles Davillier es uno de los personajes ms interesantes entre los viajeros que visitan Espaadurante el siglo XIX. A esta faceta de viajero se aaden las de coleccionista y protector de artistas, porlo que su testimonio sobre nuestro pas resulta insustituible.

    Charles Davillier is one of the most insteresting persons among the travellers in Spain during theXIXth century. Also Davillier had an important collection of art, and at the same time was a protectorof artists, so his news of our country are basic.

    Los viajes de extranjeros por Espaa son verdaderamente abundantes, especial-mente a partir de la marcha de los franceses despus de 1813. No obstante, antesde la Invasin hubo ya algunos franceses eruditos como Alejandro Laborde, que realizun viaje a la Pennsula en 1806, y posteriormente, en 1820, public su VoyagePittores que et Historique, en el que elabor el primer catlogo monumental de Espaa.Este mismo autor haba realizado en 1808 un ltineraire descriptif de l'Espagne quehaba servido de gua a los generales de Napolen para la Invasin.

    Referir aqu, aunque fuese de pasada la cantidad de viajeros franceses, ingleses,alemanes e italianos que recorrieron Espaa a lo largo del siglo sera una tarea pocoapropiada en este lugar, pero s hemos de mencionar algunas caractersticas de estosviajeros. La mayora de ellos, as como los primeros en llegar fueron los franceses,aunque los ingleses le siguen en nmero'. Al decir de los mismos viajeros franceses,ellos amaban a Espaa, pas conocido con rigor en Europa gracias a ellos, mientrasque los ingleses slo vean defectos en los espaoles. Entre los viajeros alemanes

    1. Sobre los viajeros y especialmente los ingleses en Andaluca consltese Alberich, J.: Del Tmesisal Guadalquivir. Antologa de viajeros ingleses en la Sevilla de/siglo XIX, Sevilla, 1976.

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    abundaban los que venan guiados por su inters cientfico como Justi o Meier-Graefe,mientras que entre los anglo-franceses interesaban ms la noticias periodsticas, elfolklore, la aventura, los aspectos artsticos y monumentales, y sobre todo la idiosin-crasia espaola basada en un romanticismo de pandereta'. Esta Espaa de bandidos,toreros y bailarines, "la Espaa de pandereta", tuvo su origen precisamente en dosviajeros de la primera mitad del siglo, Richard Ford y Tefilo Gautier. Con estas bases,a lo largo de todo el siglo, aventureros, coleccionistas, literatos y simples viajerosinvadirn el territorio nacional vidos de novedades.

    Entre los viajeros franceses ms destacados, anteriores a Davillier, merecenmencionarse el barn Taylor, Edgar Quinet, Alejandro Dumas, padre e hijo, y TefiloGautier, estos dos ltimos vinieron en 1846 para la boda de Isabel II. Cada uno deellos persegua unos fines distintos, pero todos coincidan en buscar la "Espaapintoresca", o diferente.

    El barn Charles Davillier es un interesante personaje cuya labor no ha sido sufi-cientemente reconocida en Espaa.

    Su vida se desarrolla entre 1823 y 1883, y a lo largo de ella demostr estar amplia-mente informado sobre las artes, ser un gran coleccionista, y sobre todo uno de losmejores hispanistas de su tiempo. Seguramente su conocimiento profundo de nuestropas se debi a que su casa de la calle Pigalle, en Pars, era un lugar de encuentro deescritores, pintores, dibujantes y anticuarios, entre los que abundaban los espaoles.As, a sus tertulias de los lunes acudan pintores como Martn Rico, Raimundo y RicardoMadrazo, Fortuny, y Gustav Dor entre otros. La atraccin de las tertulias del barnparece que resida no slo en el inters de las charlas, sino tambin en la contemplacinde las numerosas obras artsticas que formaban su coleccin particular. Esta coleccinparticular se deshizo con motivo de la guerra Franco-Prusiana, pues el barn, atemo-rizado ante su posible prdida, hizo testamento y la cedi en su mayora al Louvre,algunas piezas a la Biblioteca Nacional y otras, las de cermica, al Museo de Svres.Sobre esta coleccin se hicieron algunos trabajos por parte de sus contemporneos'.

    Aunque para nosotros el aspecto ms interesante del Barn es el de viajero culto,sin embargo, tenemos que resear aqu tambin sus aficiones y conocimientos quehicieron que se le considerase como erudito e hispanista. Su principal aficin erael coleccionismo de objetos de arte, y dentro de ellos los comprendidos en el campode las Artes Suntuarias, es decir marfiles, cermica, porcelana, cueros, muebles, vidrios,esmaltes, objetos de plata y oro, etc., entre los que dominaban los espaoles. Estosobjetos parece que los obtuvo principalmente en sus viajes por Espaa, cuyo nmerosegn sus cronistas oscil entre los diez y los veinte.

    2. Sanz, Mi.: "Viajes de franceses e ingleses por Espaaen la segunda mitad del siglo XIX. Su aportacina la Historia del Arte", II Congreso Espaol de Historia del Arte, Valladolid, 1978, pgs. 69-73.

    3. Eludel, P.: Le Barn Davillier, Paris, 1883, y Courajoud: Collection Davillier, Paris, 1885, Davillier,Ch.: Viaje por Espaa, Paris, 1875. Estas noticias se recogen del prlogo de Arturo del Hoyo, edic. 1957.

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    Sobre todos estos objetos que le interesaban escribi algunos o trabajos, o bienintent escribirlos. As, hizo el primer estudio sobre la loza dorada espaola, sobrela orfebrera, sobre los cueros, y tena el proyecto de escribir un gran libro sobre lacermica espaola cuando muri.

    Sus obras publicadas sobre este asunto son:

    Histoire des FaIences hispano-mores ques a refls mtalliques, Paris, 1861.

    Niculoso Francisco peintre ceramiste italien etabli a Seville (1503-1508),Gazette des Beaux Arts, tomo XVIII, Paris, 1865.

    Notes sur les cuirs de Cordoue, Paris, 1878.

    Recherches sur l'olfrvrerie en Espagne au Moyen Age eta la Renaissance,Paris, 1879.

    Le interes tambin la pintura, aunque con menor intensidad, realizando algunostrabajos sobre Velzquez, y sobre su amigo Fortuny:

    Fortuny, sa correspondance, sa vie, son oeuvre , Paris, 1885.

    Atelier de Fortuny, Paris, 1885.Con todo este panorama podemos abordar el Viaje por Espaa con un cierto

    conocimiento del personaje.El viaje al que nos referimos se llev a cabo en 1862, aunque, como ya dijimos,

    el barn estuvo muchas veces en Espaa, antes y despus de esta fecha, concretamenteen la Feria de Sevilla en 1872, acompaado de Raimundo de Madrazo y Fortuny,pero parece ser que l en su relato se refiere al viaje de 1862. Algunos bigrafos suyospiensan que en el texto se relatan tantos acontecimientos, que posiblemente recojaalgunas experiencias de otros viajes. Pero lo verdaderamente importante del viajedel 62 es su acompaante, o mejor dicho el conjunto formado por Davillier, anticuario,erudito, entusiasta y conocedor de Espaa, y Gustav Dor, pintor e ilustrador, yaconocido en Europa, que plasm en expresivos dibujos lo que relat Davillier. Ambosmandaban peridicamente a la revista parisina Le Tour du Monde, dedicada a relatosde viajes, sus escritos y dibujos, que se publicaron por entregas desde 1862, y sloms tarde, en 1874 se edit el relato completo.

    El itinerario, que siguieron fue bsicamente el de Laborde, se inici entrando porla Junquera desde donde bajaron hacia el sur por la costa levantina, para seguir por laandaluza, internarse en las principales ciudades, y continuar hacia el norte por Extrema-dura, ambas Castillas, Santiago, la Rioja, Navarra y el Pas Vasco, para cruzar denuevo la frontera. Segn su prologuista el viaje es muy lento hasta Mlaga, pero desdeah parece apresurarse, excepto durante la estancia en Sevilla, ciudad a la que dedica,junto con sus pueblos, tres captulos, XVII, XVIII y XIX, y parte del XX y XXI, dedi-cados a los bailes y a las corridas de toros, en los que los espacios dedicados a laciudad son los ms extensos.

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    SU VISIN DE ESPAA

    Davillier refleja un inters mltiple en su relato, pero quiz el que ms destaquesea el humano, o como diramos hoy el sociolgico. La vida de la gente, especialmenteen los niveles populares, se aprecia con justeza en la descripcin de los oficios, lasdevociones, las diversiones, el lenguaje. En este aspecto diferencia muy bien los nivelespopulares de los medios y acaudalados, apreciando sus vestidos, sus gustos, sus vivien-das, y el general el tipo de vida diferente que llevaban unos y otros.

    Otro de sus intereses bsicos es el patrimonio artstico espaol, del que se consideraun buen conocedor, estando incluso al tanto de la bibliografa espaola contempornea.Sus descripciones de los monumentos principales que visita la Mezquita, El Escorial,la Giralda, la Alhambra, casi todas las principales catedrales, etc., son bastante rigu-rosas, aunque no profundice demasiado en detalles. Pero adems de los grandes y cono-cidos monumentos, nos describe otras poblaciones por las que pasa, con sus castilloso palacios semiderrudos y que hoy da ya no existen o estn totalmente trasformados.

    La imagen de la Espaa monumental que nos presenta Davillier tiene precisa-mente ese inters, el de mostrar el aspecto de los edificios despus de haber pasadola Invasin Francesa y la Exclaustracin, por lo que algunos conventos, monasteriose incluso ruinas romanas presentan un aspecto ms ruinoso que el actual, como porejemplo el teatro de Mrida, el anfiteatro de Itlica (fig. 1), o el monasterio de Poblet.Como contrapunto nos muestra imgenes de edificios desaparecidos entre la fechasde su viaje y nuestros das, como por ejemplo la antigua crcel de la Inquisicin deBarcelona (fig.2), la Torre Nueva de Zaragoza (fig.3), o el entorno de Torres Bermejasen Granada.

    Ya dijimos que, dentro del patrimonio artstico, su atencin preferente estabaen las Artes Decorativas, que no solamente estudi con detenimiento, sino que formuna importante coleccin de piezas espaolas, hoy repartidas entre los museos antesmencionados. En el viaje se detiene a describir las piezas ms impresionantes, o almenos las que a l ms le interesan, mostrando algunas en los dibujos de Dor. Noobstante, el estudio detenido de ellas se halla en sus dos obras principales: La lozadorada, e Investigaciones sobre la orfebrera en Espaa en la Edad Media y en elRenacimiento.

    LA ESTANCIA EN SEVILLA

    No podemos analizar aqu todas impresiones que plasm el viajero en su relatosobre cada uno de los lugares que visit, pero como dijimos al principio algunas ciuda-des le interesaron ms, o bien se detuvo ms tiempo en ellas, y por ello nos dej unms completo estudio de la ciudad y sus gentes. Entre estas ciudades destacan Valencia,Granada, Madrid, Toledo y Sevilla. Con respecto a esta ltima no cabe duda que

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    a nuestro viajero le interes mucho no slo la ciudad, sino tambin su Antiguo Reino,describindonos los pueblos ms relevantes, aunque realmente el aspecto monumentalde stos no le interes demasiado, llegando a decir de Morn, por ejemplo, que notiene nada notable, y que era conocida hasta haca poco tiempo como lugar de bando-lerismo, como Mlaga y Utrera. Sin embargo, le interesa mucho el carcter de los anda-luces, definindolos como de un gran brio y entusiasmo, como participantes alegresen las romeras y fiestas.

    A la ciudad de Sevilla, como ya hemos dicho, le dedic tres captulos, XVII,XVIII y XIX, y parte del XX y XXI. Su entrada se realiza por el sur, pues vena deCdiz, y los pueblos que menciona son los de este recorrido como Lebrija, Utrera,Alcal, etc., dejndonos testimonio del recin inaugurado ferrocarril de Sevilla a Cdiz,as como de la visita de Isabel II, de la que describe el recibimiento que le hicieronen La Cartuja y los arcos que levantaron.

    Una vez en la ciudad, alojados en una pensin de la calle Sierpes, que era una tpicacasa sevillana con patio lleno de plantas, describe los principales monumentos, plazas,mercados y jardines como los de Cristina, de los que dice se estn demoliendo enese momento.

    Con respecto a los principales monumentos -Catedral, Alczar, Ayuntamiento,etc., se muestra bien informado, especialmente en lo referente a la Giralda, a la Catedraly a su contenido, pues seguramente leera a los cronistas de la poca, adems de visitarsus monumentos. Le interesan especialmente los edificios decorados con cermica,como el Alczar, Santa Paula y la Casa de Pilatos, ya que segn l mismo confiesaera un estudioso, adems de coleccionista, de la cermica espaola. Su discreta opininsobre el estado de la Universidad se limita a decir que "fue antiguamente casi tanclebre como la de Alcal o Salamanca", lo que trasmite implcitamente que en lafecha que l escribe no lo era. Con respecto al contenido de la capilla queda altamenteimpresionado por los sepulcros italianos de los Ribera.

    Entre toda esta informacin artstica Davillier entremete, como hbil novelista,aspectos de la vida ciudadana, como por ejemplo la forma de vestir de los sevillanos,que difiere entre hombres y mujeres, pues mientras que los primeros siguen la ltimamoda de Paris, las mujeres conservan sus atavos tradicionales, usando flores naturales,mantones de China de color grosella, azafrn, amarillo o limn, "colores que juzgaranridculos en nuestro pas... y les sientan maravillosamente a las damas de Sevilla". Elatuendo se completaba con mantilla negra de encaje. Las majas, cigarreras, y mujeresde clases populares usaban la mantilla "de tira", que era de seda o lana negras con bordeancho de terciopelo.

    Otra de las cosas que llama la atencin del viajero son los nombres de las mujeresque son ms originales que los de los hombres, y tambin refiere los nombres y ape-llidos de los gitanos y gitanas, como diferentes de los de los otros ciudadanos.

    El captulo XVIII lleva por ttulo Panorama sevillano y est dedicado, en su primeraparte, a los teatros, las coplas y los personajes pintorescos, en la segunda a la gentede mal vivir, y a algunos oficios como barberos, sacamuelas o cirujanos. Otra parte

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    describe el barrio de Triana, habitado bsicamente por gitanos, presentando algunaspalabras de su idioma con su traduccin al espaol, y finalmente le dedica un amplioepgrafe a la Fbrica de Tabacos y las cigarreras. La descripcin de Davillier deltrabajo, de las especialidades de las trabajadoras, de los lugares donde se desarrollabancada una de las tareas, yen fin del ambiente que se respiraba en la fbrica constituyeun importante documento histrico sobre la elaboracin del tabaco en Espaa. Enel aspecto humano las cigarreras le atraen tanto como a Dor, que las dibuja tantoaisladas como en grupo (fig.4). Relacionadas con la mayora de las cigarreras se halla-ban las majas, de las que hace interesantes disquisiciones que tratan sobre su persona-lidad, sus vestidos, su lenguaje, es decir, su caracterizacin, y al hilo de estas considera-ciones habla del dialecto andaluz.

    El captulo XIX lo dedica ntegramente a la Semana Santa y a la Feria, con ladescripcin de las procesiones, de los das de salida de cada una de las cofradas, dela vestimenta de los nazarenos, de la estructura y ornamentacin de los pasos, algunode ellos, como por ejemplo el del Silencio, presenta casi el mismo aspecto que enla actualidad (fig.5). As mismo se ocupa de los cultos en la catedral, que le dejanverdaderamente impresionado por la riqueza de las ropas y la abundancia de clrigos.

    El apartado dedicado a la Feria tiene para nosotros el inters de mostrarla talcomo era pocos aos despus de su fundacin, con la compra y venta de ganado,sus casetas, que l llama "tiendas de techo puntiagudo", y que eran en realidad tiendasdonde se vendan bebidas y comidas. La abundancia de gitanos, el paseo de las personasacomodadas, y la msica por doquier animaban la fiesta.

    En el mismo apartado de la Feria describe la romera de Torrijos, muy semejantea las del Roco y Santiponce, que son las tres que refleja en sus captulos dedicadosa Sevilla. Las dos primeras tenan, segn el viajero, su punto lgido en la entradaen Sevilla por la calle Castilla, mientras que la actividad y concurrencia de pblicoen los lugares propios de la romera Torrijos y el Roco apenas ofrecan inters.

    La aficin a las danzas espaolas es una de las mayores que muestra Davillier,tratando de remontarse a sus orgenes en la poca romana. Todo ello se trata en elcaptulo XX, que, aunque se refiere a las principales danzas espaolas, las andaluzasocupan el lugar preeminente. En su estudio de las danzas andaluzas describe las quevio en dos lugares de Sevilla dedicados al cante y baile, uno en la calle Tarifa, que erauna academia de baile, pero a la que tambin acudan espectadores que pagaban porel espectculo, y otro en Triana, que era simplemente una reunin de aficionadoscon predominio de gitanos, donde se cantaba cante hondo entre otros cantes. La dife-rencia entre uno y otro lugar, a pesar de estar ambos dedicados a bailes andaluces,era evidente, pues mientras que la academia sevillana contaba con bailarinas profe-sionales o semiprofesionales, que actuaban tambin en los teatros de la ciudad, elespectculo de Triana era claramente popular.

    La variedad de cantes y sobre todo bailes nacionales y andaluces que se practicabanes sorprendente, sobre todo si se compara con la actualidad.

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    La fiesta de los toros le impresion, como a todos los extranjeros, y su primercontacto con ella lo tuvo en Valencia, dedicndole el captulo V completo. Sin em-bargo, a su paso por Sevilla vuelve a tratar de las corridas y de las variantes que enel toreo se daban, as como la existencia de una mujer torera, Teresa Belchi, que nodej de retratar Dor.

    LAS ILUSTRACIONES DE GUSTAV DOR

    Segn los bigrafos de Davillier era Gustav Dor el que instaba al barn a venira Espaa, pero ene! fondo era este ltimo el que aconsejaba al dibujante el viaje, decualquier forma, fuese cual fuese el promotor, la conjuncin de ambos puede decirseque fue verdaderamente acertada. Davillier era un hombre culto, adinerado y equili-brado en sus juicios, adems de ser quiz el ms realista de los viajeros franceses desu siglo. Era tan amante de Espaa que sus innumerables carencias las vea con bene-volencia, pero no las ocultaba, por lo que el lector entrevee a veces aspectos desa-gradables en los que el viajero no se detiene, sino que apenas esboza. Pero su laborhistrica de reflejar el desarrollo de un pas en una poca es de lo ms riguroso, aunquenaturalmente slo reflejara aquellos aspectos que a l le interesaran, es decir, losmonumentales y artsticos, y los pintorescos.

    Dor, era un pintor y sobre todo dibujante reconocido, ilustrador de obras comola Divina Comedia la Biblia o El Quijote4 , y por ello su venida a Espaa acompaandoa Davillier supuso para ste ltimo una ayuda de gran valor. En el Viaje por Espaa,con ms de 300 dibujos firmados, y grabados en Paris por diferentes grabadores,es un artista en busca de inspiracin, que refleja aquello que le interesa pictricamente,y que a veces deforma la realidad para conseguir un mejor efecto esttico. Por ejemplo,la visin del altar mayor de la catedral de Sevilla es irreal pues ha quitado las rejasdel altar mayor y del coro para tener mejor perspectiva (fig.6), haciendo lo mismo.en Toledo. La misma alteracin deliberada vemos en el sepulcro de los Reyes Catlicosen Granada, que aparece aislado con unos grandes espacios laterales, que no existenen la realidad, adems de suprimir las tumbas de Juana la Loca y Felipe el Hermosso.Tambin la vestimenta de los seises y su estatura no se ajustan a la realidad, as comoel tamao de la famosa nfora nazar de la Alhambra, que resulta desproporcionadocon respecto a los personajes que la contemplan (fig.7). Algo que no parece tampoco

    4. Sobre Dor se han hecho bastantes estudios, especialmente sobre su obra dibujada. La edicin delViaje por Espaa de 1957, contiene adems de un interesante prlogo, un estudio final, de Antonio Buero,dedicado a la figura de Dor y a su actividad ilustradora. Otros trabajos posteriores han sido de carctermonogrfico, o bien traduccin y reedicin de sus obras, como Dor, G. y Jestod, B.: London a pilgrimage,Nueva York, 1970, The Dor Biblia Illustrations, Nueva York, 1974, Dor's illustrations for Rabelais,Nueva York, 1978, Bozal, V. (prlogo): Gustavo Dor, ilustraciones para Balzac, Madrid, 1987, Dor,G.: Dor's Illustration for Ariosto 's, "Orlando Furioso": A selection of 208 illustrations, Nueva York,1980, El Quijote de Dor, Madrid, 1990.

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    demasiado real es la introduccin de personajes en los principales monumentos, hechoque ya se hecho notar en varias ocasiones. Esta aficin de Dor a colocar personajestpicos y populares en lugares que posiblemente estaban desiertos, o bien ocupadosocasionalmente, seguramente se debe a un intento de sintetizacin de sus visiones,introduciendo aquellos personajes que le interesaban o que l crea que debieron habitaraquellos parajes. As, por ejemplo, la colocacin de personajes tan diversos comocuras con sombrero de teja o bandoleros contemplando el mencionado jarrn de laAlhambra no parece una escena muy real.

    Sin embargo, la mayora de sus dibujos son bastante reales en las visiones deciudades y de monumentos, y sobre todo de escenas y personajes, como los numerososgitanos, toreros y simples campesinos que retrata. En lo que se refiere a la personalidadde algunos de los retratados, es muy interesante el ingls que roba azulejos de laAlhambra y los echa en una bolsita, dedicando una mirada de reojo al espectador(fig.8), o las bailarinas sevillanas con sus vestidos de volantes, corpios, flores ymiradas altivas (fig.9). Ms altivas son an las miradas y aptitudes de las seorasque dibuja, vestidas de modo tradicional con mantn y mantilla en el Levante y en Sur,mientras que otras con traje europeo chaquetas y sombreros, se muestran en unafonda de Burgos, aunque stas seguramente seran extranjeras. Interesante es tambinla representacin del interior de los templos, sin sillas ni bancos, con las mujeressentadas en el suelo segn la tradicin morisca (fig.10), que todava duraba en algunaszonas rurales de Castilla en la primera mitad del siglo XX.

    Aunque, como ya hemos visto, el inters fundamental de Dor son los gruposhumanos, y a ellos se refieren la mayora de los dibujos includos en el Viaje, sinembargo, el reflejo de las ruinas, de los monumentos, y de algunos paisajes se hacecompletamente necesario para la ilustracin del recorrido por Espaa. En el primercaso representa los principales restos romanos de Sagunto, Itlica o Mrida, as mismolas principales catedrales espaolas son dibujadas por dentro y por fuera, mientrasque las construcciones de la poca islmica atraen ms que nada su inters. As, lamezquita, la Alhambra o al Alczar de Sevilla, cuentan con varios diseos de cadauna de ellas.

    DAVILLIER COLECCIONISTA E INVESTIGADOR

    Ya hicimos al principio una referencia a las aficiones de coleccionista e inves-tigador de las artes decorativas espaolas del Barn. Sus estudios se plasmaron enalgunos artculos en revistas francesas, y en dos libros, uno titulado Histoire desFaiences hispano-mores ques a refls mtalliques, Paris, 1861, y el otro Recherchessur l'orfrvrerie en Espagne au MoyenAge eta la Renaissance, Paris, 1879. El primerosupuso el estudio inicial sobre la cermica dorada espaola, pero, dada la aficinde Davillier a esta materia, su intencin era completarlo con el de toda la cermicaespaola, cosa en la que estaba trabajando poco antes de su muerte, por lo que no

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    pudo llevarla a cabo. En el caso de las investigaciones sobre la orfebrera espaoladel Medievo y del Renacimiento el resultado fue muy distinto, ya que el estudio secomplet y se edit, y puede decirse que si el Barn Davillier se conoce hoy en laHistoria del Arte Espaol es precisamente por este libro. La obra escrita en francsno est traducida al espaol hoy da.

    Se divide en diez captulos, con un ndice de materias y otro de nombres, ademsde 19 litografas de dibujos de plateros barceloneses, colocados al final, y algunosdibujos de Fortuny, Ricardo Madrazo (fig.1 1), Edouard Beaumont y F. Sellier o Sallierentremedio del texto. En la introduccin nos muestra el panorama desolador de losestudios sobre las Artes Decorativas en Espaa, diciendo que as como se ha escritomucho sobre la pintura, no se ha hecho nada sobre el grabado, sobre la escultura delos siglos XV y XVI, sobre el arte del hierro, de las armas, de los bordados, de losvidrios, de los esmaltes y por supuesto de la orfebrera, haciendo notar que sobrela cermica l lleva trabajando ms de veinte aos y an est empezando.

    Su estudio sobre la orfebrera espaola en los perodos mencionados no es unsimple recoger y describir las piezas, sino que el trabajo muestra a un autor comple-tamente informado, tanto por la bibliografa de su tiempo, como por la investigacinen los archivos, no dejando de sorprender que ante un tan rico patrimonio haya tenidoque venir un francs para darse cuenta de su existencia. Los captulos tienen un ordencronolgico empezando en la Antigedad y siguiendo por el Medievo, para dedicarla mayora de ellos al Renacimiento. El ltimo captulo lo dedica a resmenes deinventarios. A lo largo de toda la obra se aprecia su inters por las tcnicas, por lostrminos propios del oficio, por la organizacin gremial, por los mismos orfebres, ypor supuesto por la tipologa de las piezas y sus diseos. Aunque la obra resulta algoanrquica en su organizacin, es tal la cantidad de informacin de contiene, que seradifcil estructurarla de otra manera, a no ser que su extensin fuese mucho mayor.

    No queremos terminar la referencia a este trabajo sin mencionar sus profundosconocimientos del principal terico de la orfebrera espaola del Renacimiento, comoes Juan de Arfe, cuyos libros conoce, analiza, e incluso reproduce algunos de losdibujos de la Varia Conmesuracin. Esta aficin de Davillier por los diseos hizoque estudiara y reprodujera en diecinueve planchas, los modelos que los platerosbarceloneses estaban obligados a hacer previamente a su examen de maestra. Delos siete libros de diseos conservados en el Archivo Municipal de Barcelona, Davillierse ocup de los correspondientes al siglo XVI y al primer tercio del siglo XVII, peronaturalmente ignor aquellos de pocas posteriores. Los dibujos fueron copiadospor Davillier rigurosamente e impresos en litografas, en Pars por Quantn. Los dibujos,de gran calidad, representan joyas y piezas de plata de la poca mencionada, peroadems tienen el gran valor histrico de ir firmados por sus autores (fig.12), y enbastantes casos llevan la fecha en que se realizaron, por lo tanto su estudio, no slonos da nombres de orfebres y fechas, sino que tambin nos permite conocer lastipologas y el estilo de la platera barcelonesa y espaola a lo largo del siglo XVIy parte del XVII. Estos dibujos despus del estudio de D'avillier tuvieron que esperar

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    ms cien aos para volver a ser analizados y estudiados, ya con tcnicas y sistemas deconocimiento modernos 5.

    Finalmente hemos de lamentar que la coleccin artstica del Barn Davillier se ha-lle hoy desmembrada, entre los museos franceses que ya mencionamos. Una recons-truccin de ella slo podra hacerse consultando los inventarios de los tres museos,Louvre, Svres y Biblioteca Nacional, y as podramos conocer adems del contenidode su famosa casa de la calle Pigalle, las piezas adquiridas en Espaa.

    5. Dalmases, N.: Orfebrera catalana medieval: Barcelona 1300-1500, 2 tomos, Barcelona 1992.

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    Lmina I. Anfiteatro de Itlica.

    Lmina 2. Fbrica de Tabacos de Sevilla.

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    Lmina 3. Torre Nueva de Zaragoza.

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    Lmina 4. Paso del Silencio, Sevilla.

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    Lmina 5. Interior de la catedral de Sevilla.

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    Lmina 6. Ladrn de azulejos ingls en la Alhambra.

  • K./00

    F

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    Lmina 8. Diseo de colgante de oro esmaltado,dibujo de Ricardo Madrazo.

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    Lmina 9. Diseo de dibujo cataln para joyas, fechado en 1567,y reproducido por el barn Davillier.