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    RevistaDiálogos de Saberes

    ISSN 0124-0021Revista No. 27

     Julio-diciembre de 2007Págs.: 25-49

    EL CONSEJO DE ESTADO FRANCÉS

    DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN*

    Rafael Ballén ** 

    Universidad Libre, Bogotá, D.C.

    RESUMEN

    Este artículo estudia la composición, estructura y funcionamiento del Consejode Estado francés creado por Napoleón. Para obtener la información necesaria,el investigador principal y los estudiantes que actuaron como auxiliares deinvestigación recurrieron a fuentes exclusivamente documentales. Se consultaron varios textos sobre el período revolucionario, relacionados especialmente conlos debates sostenidos en la Asamblea Nacional Constituyente, en cuyo senouno de los temas en que se centró la discusión fue la división de poderes. En

    esta investigación se utilizaron básicamente dos métodos: el histórico y elcomparativo. Las tres conclusiones más importantes a que se llegó son:

    1. El tema de mayor discusión de los revolucionarios fue la justicia, en lo cual senota una gran influencia del pensamiento clásico griego.

    2. Napoleón nombró en el Consejo de Estado a las personas influyentes quemás se habían destacado en la Revolución.

    3. En el vértice de la estructura del Consejo de Estado se encontraba el propioNapoleón.

    PALABRAS CLAVE

    Política, Estado, revolución, Consejo de Estado francés, estructura.

     ABSTRACT

     This paper studies the composition and the structure of the French Council of State created by N APOLÉON BONAPARTE, and the manner in which it operated. Inorder to obtain the pertinent information, the head researcher and the studentsthat officiated as assistant researchers tapped exclusively documentary sources.Several texts on the Revolutionary period were consulted, especially those related

    Fecha de recepción del artículo: 23 de julio de 2007.

    Fecha de aceptación del artículo: 28 de septiembre de 2007.*  Artículo producto de la investigación sobre el Consejo de Estado colombiano y la incidencia delpensamiento político europeo en su origen, estructura y funcionamiento, que adelanta el grupo Hombre,Sociedad y Estado,  reconocido por COLCIENCIAS, Categoría A. Este grupo desarrolla la línea deinvestigación Teoría política y constitucional , y está adscrito al Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas dela Facultad de Derecho de la Universidad Libre, entidad que financia el proyecto.** Investigador de la Facultad de Derecho. Universidad Libre, Sede Principal.

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    Rafael

    Ballén Molina wi th the discussions he ld at theNational Assembly, where the divisionof power was one of the centralsubjects of debate. Basically, twomethods were resorted to in thisresearch: historical and comparative.

     The three most important conclusions were the following 

    1. Justice was the revolutionaries’most argued issue, which revealsthat they were strongly influencedby Classical Greek thought.

    2. Napoléon Bonaparte appointed tothe Council of State the influentialpeople who had been the mostconspicuous ones during the

    Revolution.3. Napoléon Bonaparte himself 

    stood at the apex of the structureof the Council of State.

    KEY WORDS

    Politics, State, revolution, FrenchCouncil of State, structure.

    INTRODUCCIÓN

    En un artículo anterior ( Diálogos de Saberes núm. 25) se investigó el Consejode Estado francés en el Antiguo Régimen.Continuando con el mismo proyecto deinvestigación, en este artículo se abordael estudio del Consejo de Estado francésa partir de la Revolución. Comprende elperíodo revolucionario, la separación depoderes y la justicia administrativaretenida, el sistema de la administración-juez, el ascenso de Bonaparte al podery el Consejo de Estado napoleónico. Seanalizan la convocatoria de los Estadosgenerales y las mutaciones que estecuerpo heterogéneo experimentópara transformarse en AsambleaNacional Constituyente, de grandesconfrontaciones y acuerdos.

     También se investiga el debate que losconstituyentes adelantaron sobre laseparación de los tres poderes:legislativo, ejecutivo y judicial, puesantes de entrar en el tema de laestructura del nuevo Estado en el

    texto de la Constitución, losasambleístas se dedicaron a estudiarel contenido de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En elmarco de este debate, la polémica másaguda fue sobre el alcance del artículo16, que sintetiza la filosofía de laseparación de los poderes. Ahí está elporqué de la ubicación de la justiciaadministrativa francesa en el poderejecutivo y no en la estructura del

    poder judicial, como ocurre con otrasexperiencias europeas y en la mayoríade los países de América Latina.

    Igualmente, se menciona el tratamientoque le dio al Consejo de Estado la nuevaley: 16-24 de agosto de 1790 y 14 deoctubre de 1790, y se hace una síntesisde la Constitución de 1791 y de la reformade 1795, que creó tres organismos: elConsejo de los Quinientos, el Consejo

    de Ancianos y el Directorio. Por último,se estudia otra parte de la memoria delNuevo Régimen: la promulgación de laConstitución del año VIII (25 dediciembre de 1799), mediante la cualBonaparte creó el Consejo de Estado.Sobre este organismo, específicamente,se mira la composición, la estructura y el funcionamiento.

    1. PROBLEMA 

    En el mudo académico, aun en elespecializado en derecho administrativo,se sabe que el Consejo de Estadofrancés fue creado por Napoleón,pero se desconocen las particularidadesque rodearon a ese organismo en elperíodo revolucionario y durante losdiez años siguientes. Con fundamento

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    en esa realidad, se pretende responderesta pregunta: En lo inmediato, ¿quécircunstancias precedieron el Consejode Estado francés creado porNapoleón, y cuál era la composición,la estructura y el funcionamiento de

    ese cuerpo consultor?

    2. METODOLOGÍA 

    En esta investigación se combinaron var ios métodos. Aunque los dosbásicos fueron el histórico y elcomparativo, también sirvió de apoyoel analítico-deductivo. Mediante elmétodo histórico se pudieron ubicarlos contextos sociales y políticos en

    medio de los cuales N APOLEÓN creóel Consejo de Estado francés. Meapoyé en el método comparativo parabuscar y explicar las similitudes y diferencias entre el Consejo de Estadodel Antiguo Régimen y el que surgiódespués de la Revolución. El métodoanalítico-deductivo fue determinantepara examinar el material bibliográficoconsultado.

    3. CONTENIDO

    3.1 Período revolucionario

    Una revolución es una transformaciónradical de las institucionesfundamentales del Estado y lasociedad, una ruptura con el pasado y un anhelo incontenible de progreso y bienestar. Eso pretendió ser laRevolución francesa. ¿Por qué sepresentan revoluciones dentro de lasociedad? Porque la sociedad no esuna rígida pieza de acero, un enormebloque compacto que no se puedapenetrar y mover. La sociedad es algo vivo y actuante, está constituida porseres vivos, y la vida es movimiento,evolución constante, pues no somosmás que el resultado de cuatro mil

    millones de años de evolución de la vida sobre la Tierra.

    La sociedad se mueve de revoluciónen revolución. La historia nos enseñaque todos los avances sociológicos,

    económicos y políticos de lahumanidad se han logrado a partir derevoluciones. Para decirlo con mayorexactitud, la historia de la humanidades una cadena de revoluciones:múltiples revoluciones religiosas,incontables revoluciones políticas,revolución de esclavos y plebeyos,revolución comercial, revoluciónintelectual, revolución industrial,revolución agrícola, revolución de la

    burguesía liberal, revolución socialistay, la penúltima, la que aún vivimos, larevolución tecnológica de la información,resultante de la combinación de lainformática y las telecomunicaciones,y que ha eliminado el tiempo y ladistancia.

    La Independencia de los EstadosUnidos de América y la RevoluciónFrancesa son hechos que producen

    una ruptura profunda en el ordenpolítico-institucional, aunque sincambios profundos en el ordeneconómico. Estas dos revoluciones seproducen en un mismo contextohistórico, hasta el punto de que encuanto a la expedición del cuerpojurídico que recoge los presupuestosfácticos de una y otra, sólo hay unadiferencia de cuatro años: 1787 laamericana y 1791 la francesa.

    Por cuanto hay hechos que no sepueden desconocer, es preciso aceptarque las dos revoluciones se influyeronmutuamente. No se puede olvidar queel rey de Francia, Luis XVI, acusadopor todos de ser un monarca procliveal absolutismo, fue el primero enreconocer la naciente república

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    Rafael

    Ballén Molinaestadounidense. Fue en Versallesdonde los líderes independentistasfirmaron los tratados con Inglaterra,y fue al monarca francés a quien ledieron las gracias Hamilton, Davis,Franklin y los demás voceros de las

     Trece Colonias norteamericanas.

    Sobre la influencia recíproca de las dosrevoluciones, dice Alexis de Tocqueville que con frecuencia seatribuye la francesa a la americana,pero que eso obedece “más a lo queen Francia se pensaba en el mismomomento que a lo que entonces sehizo en los Estados Unidos”. Y agregaque, mientras que en Europa la

    Revolución americana no era aún sinoun hecho nuevo y singular, entre losfranceses sólo hacía más sensible eimpresionante lo que ellos creíanconocer. “Allá asombraba –dice–; aquíacababa de convencer. Al parecer losestadounidenses no hacían más queejecutar lo que nuestros escritoreshabían conocido; daban la sustanciade la realidad a lo que nosotrosestábamos soñando”1.

    En ese marco revolucionario esimposible entender los cambiosacaecidos en la administración dejusticia de Francia –concretamente, lanueva estructura del Consejo deEstado– sin dar una mirada al procesode ruptura ocurrido entre 1789 y 1799.Fueron diez años de revueltas y matanzas revolucionarias al cabo delos cuales se produjo el hundimientode un sueño que no era de Francia sinode la humanidad. ¿Cómo sedesenvolvieron los hechos? No resultafácil aprisionar miles de páginas de

    historia en unas pocas cuartillas, peroconviene intentarlo.

    En el Antiguo Régimen, la última vezque los Estados generales se reunieronfue en 1614, durante la crisis que generó

    en la monarquía la sucesión de Luis XIII.En esa ocasión, para resolver la crisisintervino el Parlamento, el cual autorizóla regencia de María de Médicis. Asíque después de 175 años de receso, y con delegatarios e ideales renovados,los tres estamentos fueron abiertossolemnemente en Versalles el 5 de mayode 1789. Las primeras deliberacionescomenzaron con una gran controversiasobre el procedimiento. Se discutió si

    deliberarían en una sola cámara o en tressalas diferentes, siendo partidarios losdiputados del tercer Estado de trabajaren un solo espacio.

     A pesar de que los debates sobre elprocedimiento parecen no tenerimportancia, en aquellos primeros escarceosse gastaron mes y medio. El debatetomó dimensiones revolucionarias conlas intervenciones, el 16 y el 17 de

    junio, de cinco diputados. El primeroen tomar la palabra fue el abadEmmanuel Joseph Sieyès, quienpropuso que aquella asamblea, en vezde llamarse “reunión de los Estadosgenerales”, se denominase “Asambleade representantes conocidos y  verificados de la Nación francesa”. Lasegunda intervención fue la del condede MIRABEAU, quien acogió la idea deSIEYÈS, pero propuso acortar elnombre para que se llamasesimplemente “Asamblea del pueblofrancés”. MIRABEAU  fue confrontadopor Target y Thouret, quienes

    1 DE TOCQUEVILLE, ALEXIS. El Antiguo Régimen y la Revolución . México, Fondo de Cultura Económica,

    1998, pp. 228-229.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    consideraban que el término  pueblo,además de ser demasiado amplio,ofendía la dignidad de la nobleza allírepresentada.

    Después de una segunda intervención

    de Mirabeau, el diputado LEGRANDpropuso que aquel cuerpo político sedenominase “Asamblea Nacional”,nombre que fue aceptado por todos.Constituidos ya en Asamblea Nacional,los diputados prestaron juramento enestos términos: “Nosotros juramos y prometemos, solemnemente declaramoscumplir con celo y fidelidad, lasfunciones de que estamos investidos”.Entre las primeras medidas acordadas

    por la Asamblea Nacional estuvo ladeliberación sobre el espinosoproblema de los impuestos, quepreocupaba a todos: nobles, clérigos,burgueses, artesanos, rentistas,profesionales independientes y campesinos. Después se acordó elnombramiento de cuatro comités quese dividirían el trabajo para agilizar losasuntos por estudiar.

     Aunque las labores de los asambleístasparecían enrumbarse por buencamino, estos propósitos se vieronentorpecidos por la conducta de LuisXVI, quien el 19 de junio en la nocheordenó cerrar el salón de sesiones y poner en la puerta de entrada un avisoen el que se invitaba a los miembrosde los Estados generales a una“reunión urgente para el día 22”. Alencontrar cerrada la sala dediscusiones el 20 de junio de 1789,los diputados del tercer Estado,quienes tenían conciencia de querepresentaban al 96 por ciento de lapoblación de Francia,  propusieronreunirse en la sala de juego de pelota,como sucedió. Allí pronunciaron eljuramento de no separarse antes dehaber dado una Constitución al reino:

    “La Asamblea Nacional, llamada afijar la Constitución del reino, consideraque […] en todo sitio en que sus miembrosestén reunidos, allí se encuentra la Asamblea Nacional y juran, jamássepararse hasta que la Constitución del

    reino esté establecida y consolidadasobre fundamentos sólidos”.

    En los días siguientes los aconte-cimientos se precipitaron. El 23 dejunio la Asamblea Nacional, despuésde una sesión en la cual escuchó alrey, decretó la inviolabilidad de susmiembros por los conceptos en ellaemitidos. A continuación una parte delos diputados del clero y de la nobleza

    se unieron al tercer Estado, hecho queLuis XVI reconoció el 27 de junio. El3 de julio se acordó la fusión de lostres Estados mediante un acuerdo dejusto equilibrio: la presidencia de la Asamblea, hasta ese día ocupada porBailly, se rotaría periódicamente. Porúltimo, el 9 de julio, la AsambleaNacional y los diputados de los tresestamentos, reunidos en una mismasesión, se declararon “Asamblea

    Nacional Constituyente”. Hasta ahíllegó la parte romántica, noble y generosa de la Revolución: sin unagota de sangre, la monarquía absolutahabía dejado de existir gracias a unarevolución política de aristócratas y juristas. Después vendrían la horriblesiega de las mejores vidas y elderramamiento de sangre sin tasa nimedida.

    3.2. Separación de poderes y justicia administrativaretenida

    El estudio de este tema tiene comopropósito enfatizar la forma como elsistema francés de justicia administrativanace de una interpretación heterodoxadel principio de la división de poderes.

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    Rafael

    Ballén Molina Antes de adoptar una decisión que seaparta de la fidelidad ortodoxa alparadigma tripartito del poder, losrevolucionarios reunidos en AsambleaNacional libraron encendidos debates,siendo el poder judicial el centro de sus

    controversias y desvelos. Sin embargo,los estudios, análisis e informes de losconstituyentes no sirvieron para acogerel modelo de Montesquieu, sino paratodo lo contrario: apoyándose en él,derrotarlo. El contexto social y políticoen el que se desarrollaron los debatesy se adoptó el sistema, se describe acontinuación.

    El 19 de junio de 1789 la Asamblea

    Nacional ordenó dividir en cuatrocomités el trabajo que debía realizar,con el propósito de agilizar el estudiode los temas que se encontraban a suconsideración. El más importante deesos equipos deliberantes era eldenominado “Comité de Constitución”,encargado de preparar los temas parala articulación de la Carta Magna. Estecomité estaba integrado por losdiputados Mounier, Talleyrand, Sieyès,

    Lalli-Tollendal, Chermond, Chapelier,Bargasse y Champion de Cicé. Estosconstituyentes realizaron los másagudos debates sobre todos los temasde la Constitución, pero de maneraespecial en lo relacionado con laseparación de poderes, como se puedeobservar en los documentos de laépoca.

    El 4 de agosto de 1789 la Asamblea

     votó la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, preámbulo de lafutura Constitución, que a su vez seríala codificación de las ideasfundamentales de los filósofos delsiglo XVIII: soberanía de la nación,

    igualdad de los ciudadanos, libertadindividual, libertad de pensamiento y expresión, y carácter sagrado de lapropiedad privada.

    El interés y entusiasmo que los

    constituyentes de 1789-1791 pusieronen la separación de los poderespúblicos hicieron que este principiomarcara la diferencia radical entre el Antiguo Régimen y el nuevo orden.La separación de poderes, entendidaen ese momento de manera absoluta,consistía en crear un Estadoconstituido por varios órganos sinrelación alguna entre ellos,confiándosele a cada uno funciones

    bien determinadas. Sin embargo, elprincipio no podía concebirse entérminos absolutos, pues las funcionesy fines del Estado implicaban elconcurso de todos los órganos queconformaban su estructura. A pesarde que a esta conclusión llegaronfinalmente los diputados queredactaron la Constitución, losdebates más polémicos y extensosgiraron en torno a ese tema2.

    El principio de la separación depoderes era ya un paradigma de losfilósofos políticos de las últimasdécadas del siglo XVIII, pero en 1789era completamente ajeno a lasdecisiones oficiales de la monarquíafrancesa, es decir, la teoría iba poruna parte y la praxis por otra. Alcontrario, durante el Antiguo Régimendominaba este otro principio: “Toda

    la justicia emana del rey”. Como sedijo en el primer punto, el rey ejercíatodas las funciones esenciales delEstado. Era legislador, pues sereservaba el derecho a promulgar laley; era el jefe supremo del poder

    2  ARCHIVES P ARLAMENTAIRES, 1ª. serie, t. VIII, p. 243. Cita hecha por: DUGUIT, LEÓN. La separación de 

     poderes y la asamblea nacional de 1789 . Madrid, 1996, p. 5.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    ejecutivo, porque ejercía la supremaadministración y dirigía las tropas y lapolítica externa, y, finalmente,desempeñaba el poder judicial, toda vez que juzgaba en su nombre y enrepresentación del Estado, y resolvía

    él mismo en última instancia cualquierlitigio.

     Aquella virtud, valor o paradigma, lajusticia, que llevó a Platón a escribirsu monumental obra política (laRepública , el Político y las Leyes  ), fue elconcepto que más desveló a losconstituyentes de la RevoluciónFrancesa. Por eso, ninguno de los otrosdos poderes generó tanta discusión y 

    tanto debate, hasta el punto de quefueron necesarios tres informes (hoy los llamaríamos “ponencias”) antes deadoptar el articulado. El primero deesos informes fue presentado el 17 deagosto de 1789 por Bergasse, quienen el introito dijo: “Señores, nuestropropósito hoy es hablarles de laorganización del poder judicial. Essobre todo aquí donde importa no darningún paso sin sondear el terreno

    sobre el cual se debe pisar, de noadelantar ninguna máxima que nolleve con ella el eminente espíritu dela verdad”3.

    Es notoria la influencia del pensamientoclásico griego en la formaciónintelectual de los constituyentes de1789-1791, pues el concepto de estaro no estar ceñido a la ley, que formulóPlatón en el Político  (291e, 293e y 301a), aparece de manera muy claraen este primer informe. En efecto, eldiputado Bergasse dijo: “La influenciadel poder judicial no tiene límites;

    pues, por poco que se reflexione alrespecto, se notará que no existeninguna acción ciudadana que no setenga que considerar como legítima oilegítima, como permitida o prohibida,según esté o no apegada a la ley”. Más

    adelante, y para hacer más explícitaesta influencia, dijo: “Atenas, Espartay sobre todo Roma reconocen estaimportante verdad: Roma, donde elsistema judicial cambió tantas veces,desembocó en una revoluciónconstante en los destinos de suimperio”4.

    El segundo informe del Comité deConstitución lo presentó el

    constituyente Thouret a la AsambleaNacional el 22 de diciembre de 1789.En primer término se refirió a lascoincidencias que tenía con laponencia de Bergasse. “El informe delseñor Bergasse –dijo– sobre laorganización del poder judicial obtuvolos sufragios de la Asamblea: el Comitéde Constitución, habiendo seguido losprincipios de este informe, llegó a var ios resultados diferentes, y se

    congratula de haber encontradocombinaciones más favorables aúnpara la libertad pública”. Más adelantehabló de los abusos de laadministración de justicia y de lanecesidad de que hubiese unacompleta regeneración de ese órganodel poder público: “La reforma de losabusos en la administración de justicia,ofrece a los representantes de laNación una gran tarea que cumplir.El Comité examinó con muchocuidado lo que podía conservar de lasinstituciones antiguas, y piensa que enesta parte, así como en muchas otras,

    3 Ibíd.

    4 Ibíd.

    5 Ibíd.

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       G  r  u  p  o  :   H  o  m   b  r  e ,   S

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    Rafael

    Ballén Molinala regeneración debe ser completa”5.El tercer informe del Comité deConstitución fue presentado por elmismo diputado Thouret el 24 demarzo de 1790. Es el más extenso detodos y, además de reiterar algunos

    principios, está dedicado a laestructura y funcionamiento del poderjudicial. “El poder judicial –dijo Thouret– es de los poderes públicoscuyo habitual ejercicio tendrá la mayorinfluencia sobre la felicidad de losparticulares, sobre el progreso delespíritu público, sobre el mantenimientodel orden político y sobre laestabilidad de la Constitución”. Másadelante reitera en estos términos la

    necesidad de acrecentar laregeneración de este organismo delEstado: “El deseo de Francia se hahecho oír: la reforma de la justicia y de los tribunales es una de susprimeras necesidades, y la confianzapública en el éxito de la regeneración va a acrecentarse o a debilitarse,dependiendo de si el poder judicialestá bien o mal organizado”6.

    En cuanto a organización, Thouretseñala en este tercer informe que unabuena administración de justiciaparece ligada a tres condiciones:“Primero, que los tribunales no seanmás numerosos de lo que exija lanecesidad real del servicio; segundo,que estén bastante cercanos a losusuarios para que el gasto y laincomodidad no priven a ningúnciudadano del derecho de hacerseimpartir justicia, y, tercero, que hayasiempre dos grados de jurisdicciónpero jamás más de dos”. En lo querespecta al primer grado dice: “Elcomité les propone un juez de paz por

    cantón y un solo tribunal real pordistrito. El establecimiento de losjueces de paz es generalmentedeseado; está solicitado por la granmayoría de nuestros cuadernos: esuno de los bienes más grandes que

    pueden ser hechos a los útileshabitantes de las campiñas”. Y sobrelos requisitos para ser juez de pazseñala: “Es preciso que en cadacantón, todo hombre de bien, amigode la justicia y del orden, que tiene laexperiencia de los usos, de lascostumbres y del carácter de loshabitantes, tenga por esto sólo todoslos conocimientos suficientes parallegar a ser, en su turno, juez de paz”7.

    Fuera de los informes rendidos porel Comité de Constitución, se discutíael eje fundamental de la Constitución,la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y, dentro de ésta, elpolémico artículo de la separación depoderes. El 1º de agosto de 1789comenzó este debate con la inscripciónde 56 oradores. Una vez que cada unode ellos expresó sus puntos de vista,

    el 4 de agosto la Asamblea decidió poraclamación que la Constituciónestuviese precedida por dichadeclaración. Tres semanas másgastaron los constituyentes en laredacción definitiva del texto, peroningún artículo tuvo tantos borradorescomo el relacionado con la divisióntripartita del poder. La razón era de vida o muerte: en la separación delos poderes, los constituyentescifraban la garantía de dos derechosfundamentales de la especie humana,la libertad y la vida misma. Por esoRobespierre era más exigente: laseparación de poderes no sólo debía

    6 Ibíd.

    7 Ibíd.

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       t   i  g  a  c   i   ó  n  :

       G  r  u  p  o  :   H  o  m   b  r  e ,   S

      o  c   i  e   d  a   d  y   E  s   t  a   d  o

    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    estar situada dentro de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano,

    sino además hacer parte de laConstitución.

    ¿De dónde tomaron los constituyentes

    revolucionarios de 1789-1791 elprincipio de la separación de poderes?De acuerdo con los discursospronunciados en el seno de la Asamblea Nacional, aquéllos tuvierontres fuentes de inspiración: laConstitución inglesa, la Constituciónestadounidense y la obra Del espíritu de las leyes  de Montesquieu.

     Al respecto de la Constitución inglesa,

    éstas son las huellas que guiaron a losconstituyentes: “Conozco los viciosde la Constitución británica –dijoMounier–, pero sigo estandoconvencido de que no se puedeorganizar con cierta perfección ungobierno monárquico sin acercarse alos principios de los ingleses”. Eldiputado Alexandre de Lamethseñaló: “¿Acaso no tenemos sobreInglaterra la preciosa ventaja de poder

    establecer de golpe todas las partes denuestra Constitución, mientras que lasuya ha sido hecha en distintas épocasy en varias veces? Ellos han tenido quetransigir con los prejuicios, nosotrossólo debemos consultar los derechosy los intereses del pueblo”. En fin, elconstituyente Salle agregó: “Inglaterrano goza de libertad política; gozasolamente de libertad civil, gracias asus excelentes leyes penales. El puebloinglés se cree libre, dice Rousseau, y se equivoca claramente; sólo lo esdurante las elecciones de suParlamento; el uso que hace de sulibertad bien merece que la pierda”.

    La Constitución de los EstadosUnidos de América, votada por elCongreso de Filadelfia el 17 de

    septiembre de 1787, también merecióel estudio de los constituyentes de1789-1791, como se puede concluirde la lectura de tan sólo un fragmentode las intervenciones. El diputadoChampion de Cicé, en la sesión del

    27 de julio de 1789, dijo: “Hemostomado parte en los acontecimientosque han devuelto su libertad a la Amér ica se ptentr ional ; el la nosmuestra sobre qué principiosdebemos apoyar la conservación dela nuestra, y es el Nuevo Mundo,donde no habíamos llevado antañomás que cadenas, quien nos enseñahoy a defendernos de la desgracia dellevarlas nosotros mismos”.

    La obra de Montesquieu no sólo seconsultó; algunos apartes suyosfueron reproducidos por losconstituyentes de la Revolución. Esnotoria la influencia, especialmente,del capítulo VI del libro XI de Del espíritu de las leyes . Mounier, en suinforme, transcribe el principio generalde Montesquieu: “Para impedir latiranía –dice–, es absolutamente

    indispensable no confundir con elpoder de hacer las leyes el que debehacerlas ejecutar; si su ejecuciónestuviese confiada a quienes lasestablecen, no se considerarían nuncasujetos por leyes anteriores”.

    El constituyente Bergasse, en suponencia, también reprodujo un trozotomado de la obra de Montesquieu.Conviene leer los dos textos. Bergassedice: “Hay, como es sabido, dos tiposde libertad, la libertad política y lalibertad civil. Ésta, consiste en lafacultad que todo ciudadano tiene dehacer lo que no está prohibido por laley”. Montesquieu, señala: “La libertadpolítica de un ciudadano depende dela tranquilidad de espíritu que nace dela opinión que tiene cada uno de su

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    Rafael

    Ballén Molinaseguridad. Y para que exista libertades necesario que el Gobierno sea talque ningún ciudadano pueda temernada de otro”. Y un párrafo másadelante agrega sobre este mismoprincipio de la democracia: “Tampoco

    hay libertad si el poder judicial no estáseparado del legislativo ni delejecutivo”8.

     A su vez, Montesquieu se habíainspirado en la Constitución inglesa de1688. En efecto, el propio Montesquieu,en el párrafo trascrito, trae un pie depágina alusivo a la seguridad y confianza de los ciudadanos ingleses,cuyo texto dice: “Aun cuando un

    hombre tuviese en Inglaterratantos enemigos como cabellos tienela cabeza, no pasaría nada; y esmucho, pues la salud del alma es tannecesaria como la del cuerpo”. Sinembargo, hay que tener en cuentaque los constituyentes de laRevolución le hicieron una adiciónde procedimiento: la solución de loslitigios en que se encontraranimplicados los funcionarios del poder

    ejecutivo no podían confiarse a lostribunales, pues, de hacerlo, elejecutivo quedaría subordinado alpoder judicial9.

    En su obra Revolución francesa y administración contemporánea , el profesorEduardo García de Enterría analizalas ideas de Locke y de Montesquieu,y estudia el tema de la separación de

    poderes. Señala que la estructura y elcontenido del Estado que recoge elprincipio de la separación de poderesse resumen “en este esquema simple:leyes, tribunales y orden público”10.

    Según García de Enterría, el poderlegislativo “es para Locke el que haceel derecho, pero claramente incluye ensus funciones, además de las genuinasdel legislativo de Montesquieu, las queen este autor serán más tardeespecíficas del poder judicial”. Lainterpretación de García de Enterríatiene arraigo indiscutible en laspropias palabras de Locke, pues elpensador inglés indica que, para su

    elaboración, las leyes requieren untiempo “bastante corto”11, y, encambio, su aplicación es permanente,razón por la cual, “necesitamos quehaya un poder siempre en ejercicioque se encargue de la ejecución de lasmismas mientras estén vigentes. Deahí surge el que con frecuencia seencuentren separados los podereslegislativo y ejecutivo”12.

    En su análisis, el tratadista españoladvierte que Mostesquieu ordenó “losmismos idénticos poderes de Lockeen una nueva sistematización: ellegislativo de Locke lo respeta inclusocon el mismo nombre, perodesglosando de él para constituir unpoder sustantivo, la función de juzgar,el poder federativo pasa a ser enMontesquieu el poder ejecutivo”. Y 

    8 MONTESQUIEU. Del espíritu de las leyes . T. I. Barcelona, Orbis, 1972, pp. 143 y 144.

    9 DUGUIT, LEÓN. La separación de poderes y la asamblea nacional de 1789 . Madrid, Centro de Estudios

    Constitucionales, 1996, pp. 12-27. También: LÓPEZ, CHANTAL  y CORTÉS, OMAR . Constitución de 1791.

    http//www.nod32.com.

    10 G ARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO. Revolución Francesa y administración contemporánea . 4ª ed., Madrid, Civitas,

    1994, p. 28.

    11 LOCKE, JOHN. Ensayo sobre el gobierno civil. Madrid, Alba, 1997, pp. 140-160.

    12 Ibíd., p. 159.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    agrega que lo que se mantiene intactoen los dos pensadores que precedierona la Revolución fue el contenidofuncional del Estado: ley y tribunales,por una parte, y fuerza pública, por laotra. Es brillante pero “elemental”,

    como él mismo dice, la síntesis quehace García de Enterría. Éstacorresponde al extracto más elocuentey lúcido de la obra de Monstequieuen lo que respecta a la separación depoderes:

    Hay en cada Estado tres clases de

    poderes: el poder legislativo, el poder

    ejecutivo de los asuntos que dependen

    del derecho de gentes y el poder

    ejecutivo de los que dependen delderecho civil.

    Por el poder legislativo, el príncipe, el

    magistrado, promulga leyes para cierto

    tiempo o para siempre, y enmienda o

    deroga las existentes. Por el segundo

    poder, dispone de la guerra y de la paz,

    envía y recibe embajadores, establece

    la seguridad, previene las invasiones.

    Por el tercero, castiga los delitos y 

    juzga las diferencias entre los

    particulares. Llamaremos a este poder

    judicial, y al otro, simplemente, poder

    ejecutivo del Estado13.

    Después del intenso debate de losrevolucionarios, influidos por losteóricos de la Ilustración, surgen almenos dos preguntas: ¿cómo quedóel principio de la separación depoderes en la nueva ley?, y ¿qué hay de cierto en la aplicación del mismo?La nueva ley está constituida por unaserie de decretos y disposicionesemanados de la Asamblea Nacional apartir del 17 de julio de 1789. Enefecto, el 13 de julio de 1789 hizo uso

    de la palabra el conde de Virieu parapresentar una moción por medio dela cual la Asamblea debía hacer unnuevo juramento: confirmar susdecretos y deliberaciones que nofuesen suscritos por el rey. Después

    del acalorado debate que suscitó esamoción, la Asamblea dijo en lopertinente: “En fin, la AsambleaNacional declara que persiste en susdecretos precedentes y en especial, losdel 17, 20 y 23 de junio último; y lapresente declaración será remitida, porel presidente de la Asamblea al rey, y publicada por la vía de la impresión”.

    La fuerza y la validez de estos decretos

    fueron ratificadas por el inciso quintodel artículo 8º del título séptimo de laConstitución de 1791, cuyo textodeclara: “Los decretos emitidos porla Asamblea Nacional Constituyenteque no estén incluidos en el Acta deConstitución serán ejecutados comoleyes, y las leyes anteriores no derogadosserán igualmente observadas, mientrasno hayan sido, ni decretos ni leyes,revocados o modificados por el poder

    legislativo”.

    El dogma de la separación de poderes,aparte del artículo 16 de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano,

    y del texto de la propia Constitución,lo señaló el legislador revolucionarioen la ley 16-24 de agosto de 1790,cuyo artículo 13 dispone: “Lasfunciones judiciales son distintasy se mantendrán siempre separadas delas funciones administrativas; losjueces no podrán, bajo pena de abusode funciones (  forfaiture  ), obstaculizaren modo alguno la actividad de loscuerpos administrativos, ni convocarante sí a los administradores por

    13 MONTESQUIEU. Ob. cit., p. 143.

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    Rafael

    Ballén Molinacausa de sus funciones”. A la deagosto la complementó la ley 7-14de octubre de 1790, que prescribe:“Las reclamaciones por incompetenciaque se refieran a los cuerposadministrativos no serán en ningún

    caso de la competencia de lostribunales, sino que serán sometidosal rey, jefe de la administracióngeneral”. En consecuencia, elconcepto de la separación de poderesimplica el control de la administraciónsobre sí misma.

    En la separación de poderes ellegislador revolucionario aplicó esteprincipio: “Juzgar a la administración

    es también administrar”. Estaconducta de los revolucionarios seexplica por una doble razón: históricae ideológica. De una parte, traduce la voluntad del legislador revolucionariode romper con la práctica de losparlamentos o tribunales supremos dejusticia, los cuales, en el último tramodel Antiguo Régimen, no cedieron alpoder real y paralizaron sus tentativasde reforma. Y, por otra parte, refleja

    sobre todo la nueva concepción de laseparación de poderes que impondrála organización de las relaciones entrelos poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y que será adoptada por laConstitución de 3 de septiembre de1791.

    En relación con la segunda preguntaque hemos formulado –¿qué hay decierto en la aplicación del principio dela separación de poderes?–, es precisoreconocer que el régimen francésdesvirtúa el verdadero sentido de ladivisión tripartita del poder que,aunque sólo se vino a conocer en la

    obra de Montesquieu, era un anhelosupremamente antiguo. La filosofía dela división tripartita del poder o delsistema de gobierno mixto tiene comofinalidad establecer frenos y contrapesosde un poder sobre el otro, y, en este

    caso, el poder judicial es el llamado aaplicar esos frenos y contrapesossobre los otros dos poderes. Por eso,el resultado de esa legislación fue elaumento de la omnipotencia y de laarbitrariedad de la administración, conel camino completamente libre porqueno tenía jueces que la controlaran14.

    Para García de Enterría losrevolucionarios, sencillamente, son

    disidentes del principio: “En síntesis –dice–, el proceso puede explicarse enestos términos: los revolucionarios, enel momento de plasmar el Estadonuevo, siguen una interpretaciónclaramente disidente de la ortodoxiadoctrinal que representaban”15.

    Para Tocqueville, a quien cita varias veces García de Enterría, excluir alpoder judicial del control de la

    administración era una consecuencianatural de la centralización en la quehabía desembocado la Revolución.Ésta, según Tocqueville, había logrado“un cuerpo único ubicado en el centrodel reino”, que reglamentaba “laadministración pública en todo el país”.“No hay cuerpos administrativossecundarios –dice Tocqueville– nicuerpos que puedan actuar sin previaautorización”. No fue el pleno podery la fuerza lo que se impuso: “Fue unaobra de paciencia, de habilidad y detiempo”. Agrega que la Revoluciónhabía dejado a los viejos poderes susantiguos nombres y honores, “pero

    14 LETOURNEUR , M AXIME. Ob. cit., p. 3.

    15 G ARCÍA DE ENTERRÍA. Revolución Francesa y administración contemporánea . Ob. cit., p. 41.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    poco a poco les había arrebatado suautoridad”. Y remata con la causa porla cual la centralización que impuso laRevolución pulverizó el principio dela separación de poderes: “En estagran empresa sólo le había estorbado

    el poder judicial; pero también ahíacabó por apoderarse de la sustanciadel poder, no dejando a sus adversariosmás que la sombra de éste”16.

    3.3. El sistema de laadministración-juez

    En su obra Las transformaciones de la  justicia administrativa , García de Enterríaseñala que de la interpretación

    heterodoxa del principio de separaciónde poderes surgió, en el sistemafrancés, “una «justicia» administrativasingular y atípica”. El tratadistaespañol cita la obra del francés G.Bigot, para quien el sistema de laadministración-juez no fue unapretensión de la ley de 1790, sino queresultó “ser el fruto de un duroenfrentamiento ulterior, tras elresuelto autoritarismo con que la

    administración napoleónica la invocópara potenciar su funcionamiento”.Este choque entre el derecho positivoy el autoritarismo de la administración –según los dos autores citados– nosobliga a mirar a continuación demanera muy breve, dos asuntos: poruna parte, además de la ley de 1790que ya se analizó, las normasconstitucionales de 1791 y de 1795 y,por la otra, la administración-juez oministro-juez, que se prolonga hastala sentencia Cadot de 13 de diciembrede 1889.

    ¿Qué es una Constitución? Fue lapregunta que se hicieron los miembros

    del Comité de Constitución. Esteinterrogante fue respondido por eldiputado Mounier, en su intervencióndel 3 de julio de 1789, en los siguientestérminos: “Hemos pensado que unaConstitución no es otra cosa que un

    orden fijo y establecido en la manerade gobernar; que este orden no puedeexistir si no está apoyado en reglasfundamentales, creadas a través delconsentimiento libre y formal de unaNación, o de quienes ella escogió pararepresentarla”.

     Aunque la Cons ti tución de laRevolución Francesa es conocidauniversalmente como la Constitución

    de 1791, fue elaborada durante unafracción del año de 1789, durante todo1790 y un tramo de 1791. Por estarazón, los delegatarios que cumplierontan importante reto la denominaronla Constitución de los años 1789, 1790y 1791, y así lo declararon en variasde sus normas. Ésta fue la terceraConstitución expedida en la historiadel constitucionalismo occidental. Laprimera está conformada por un

    conjunto de actas y no por un textoúnico que condense los principios obases fundamentales del ordenamientojurídico superior: es la Constitucióninglesa, que difiere en mucho delconcepto de Constitución que se tieneen el resto de Europa y en América.La segunda es la que emerge, comoconsecuencia de la independencia delas Trece Colonias de Norteamérica,el 17 de septiembre de 1787.

    No obstante ser la tercera en ordencronológico, la Constitución francesade 1791 viene a ser la primera pormuchos aspectos: Francia, como lodijo el diputado Mounier el 3 de julio

    16 DE TOCQUEVILLE, ALEXIS. Ob. cit., pp. 143-144.

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    Rafael

    Ballén Molinade 1789, era en ese momento unasociedad políticamente organizadaque, para bien o para mal, se habíadado durante muchos siglos un tipode gobierno. Repetimos las palabrasdel constituyente Mounier: “Sin

    duda, no podemos decir que en Franciaestemos enteramente desprovistos detodas las leyes propias para formaruna Constitución; desde hace catorcesiglos tenemos un rey; el cetro noha sido creado por la fuerza, sinopor voluntad de la Nación”. Hastadónde esa voluntad de la nación fuelibre es tema que hoy se puedediscutir, pero lo cierto es que esasociedad, a través de un extraordinario

    proceso de transformación de unsistema político, social y económico –el Antiguo Régimen–, en un tiemporelativamente corto y bajo lainfluencia de una profunda revolución,dio paso a un nuevo sistema,sometido a una Constitución que seimpuso como modelo, primero enEuropa y luego en el resto del mundooccidental.

    Su diferencia con la Constitucióninglesa es notoria, pues ésta noconstituye un cuerpo jurídico único,con una redacción final, sino unconjunto de actas independientes unasde otras e incluso separadas por siglos.En lo que respecta a la Constituciónfederal de los Estados Unidos, de1787, ciertamente en este caso sí nosencontramos ante una Constituciónescrita, única, estructurada concoherencia. Sin embargo –convieneseñalarlo– también es cierto queestamos ante la Constitución de unEstado no plenamente definido nicomo nación ni como territorio: erantrece colonias que sólo el tiempo y elentramado sociológico y políticoconvertirían en la más poderosanación de la Tierra. Establecidas

    las diferencias con la inglesa y lanorteamericana, la Constituciónfrancesa de 1791, por las característicasdel proceso en que se conformó, asícomo por su redacción final, devieneen el primer documento jurídico-

    político de influencia decisiva en latransición del monarquismo absolutistaal civilismo constitucional.

    En la Constitución de 1791 el rígidoprincipio de la separación de poderesse halla contenido en una serie deprohibiciones y mandatos como éstos.El poder ejecutivo no puede hacerninguna ley, ni siquiera provisional,sino solamente proclamas, conformes

    con las leyes, para ordenar o recordarsu ejecución. Tampoco puedeinmiscuirse en el poder legislativo osuspender la ejecución de las leyes, niemprender nada en el orden judicialni en cuanto a las disposiciones uoperaciones militares.

    En lo que tiene que ver con lajurisdicción contencioso-administrativa,es preciso observar que la

    Constitución de 1791 no creó unórgano o aparato denominadoConsejo de Estado. En cambio, unanueva organización, racional y uniforme, reemplazaba a las antiguascircunscripciones. El territorio sedividió en 83 departamentos,subdivididos en distritos y municipios.Las comunidades de todos estos entesterritoriales se gobiernan por símismas, por medio de consejos y magistrados elegidos. El rey tiene elderecho de anular los actos contrariosa las leyes, expedidos por losadministradores de departamento, y,en caso de una desobedienciaperseverante, está facultado parasuspenderles sus funciones. Estamisma atribución la tienen losadministradores departamentales

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    en relación con los empleados dedistrito.

    El capítulo quinto y último del títulotercero versa sobre el  poder judicial   y ratifica el contenido del artículo 16 de

    la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano  sobre la separación depoderes. En este acápite se declara queel poder judicial no puede, en ningúncaso, ser ejercido por la AsambleaLegislativa ni por el rey. Es perentoriala prescripción que hace el artículo 3ºdel capítulo quinto: “Los tribunales nopueden ni inmiscuirse en el ejerciciodel poder legislativo o suspender laejecución de las leyes, ni entrometerse

    en la función administrativa o citarante sí a los administradores por razónde sus funciones”. Es decir, en esteartículo 3º se mantiene intacto elprincipio contenido en la ley 16-24 deagosto de 1790. Por otra parte, seseñala que la justicia será impartidagratuitamente por jueces elegidos paraun tiempo determinado por el puebloe instituidos por cartas patentes delrey, quien no podrá negarlas.

    La reforma de agosto de 1795, que sedenomina Constitución del año III dela Revolución, en relación con el poderjudicial –en un artículo único–modificó lo prescrito en el artículo 13de la ley 16-24 de octubre de 1790. Lanorma de 1795 dice: “Se prohíbeterminantemente a los tribunalesconocer de los actos de administración,cualquiera que fuere su especie, bajosanción”17.

    Por lo demás, esta reforma tiene que ver, fundamentalmente, con los otros

    dos poderes: legislativo y ejecutivo. Enefecto, esta Constitución establece uncuerpo legislativo compuesto por doscámaras renovables en una terceraparte todos los años: el Consejo delos Quinientos, que vota las

    resoluciones y el Consejo de los Ancianos, que las transforma en leyes.

    El Consejo de los Quinientos , como sunombre lo indica, estaba constituidopor quinientos miembros, elegidospor un período de tres años y con unaremuneración de veintiocho francosdiarios. Sus integrantes vestían túnicablanca y cinturón y toga de terciopeloazul. Sus atribuciones eran proponer

    y votar las leyes, que para tener validezdebían ser aprobadas después por elConsejo de los Ancianos; participaren las declaraciones de guerra y contribuir al nombramiento de losmiembros del Directorio. El Consejode los Quinientos conservó fidelidada la República hasta cuando fue violentamente disuelto por JoaquínMurat y sus granaderos, quienescumplían órdenes de Bonaparte.

    El Consejo de Ancianos   estabaconstituido por 250 miembros cuyaedad debía estar por encima de loscuarenta años y cada uno de los cualesrecibía una remuneración diaria de 33francos. Esta corporación de ancianosera una especie de Senado y, como yase dijo, tenía como función principalaprobar las leyes que proponía elConsejo de los Quinientos. DelConsejo de Ancianos se valióBonaparte para dar el golpe de Estadodel 18 de brumario, inmediatamentedespués de lo cual suprimió tanto estacorporación como la de los Quinientos.

    17 R  AMBAUD, P ATRICK . “La justicia administrativa en Francia (I): introducción, organización, medidas

    cautelares”, en La justicia administrativa en el derecho comparado. Coordinador: Javier Barnes Vásquez. Madrid,

    Civitas, 1993, pp. 278-279.

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    Rafael

    Ballén MolinaEl poder ejecutivo le fue confiado a unorganismo denominado “Directorio”,de cinco miembros elegidos por elConsejo de Ancianos de una lista decandidatos presentada por el Consejode los Quinientos. El Directorio fue

    una forma de gobierno del períodorevolucionario que nació comoconsecuencia lógica de la lucha entrejacobinos y monarquistas. Uno de loscinco miembros del Directorio debíaser reemplazado cada año, pero, comoeste organismo ejecutivo no teníaatribuciones para disolver ninguno delos dos Consejos, y como éstos notenían manera de imponer su voluntada los directores, el golpe de Estado era

    la única salida en caso de desacuerdo.

    Entre los miembros del primerDirectorio estaban Carnot y Barthélemy,quienes eran moderados, y Sieyès y Barras, incondicionales de Napoleón.Estos dos codirectores le facilitaron aNapoleón, tres años más tarde, elgolpe de Estado. En efecto, Sieyés y Barras, para prepararle el camino aldictador, expulsaron el 18 de junio de

    1799 a sus tres colegas de Directorioy los reemplazaron por Roger-Ducos,Moulins y Gohier.

     Vistas así las normas constitucionales,nos aproximamos al tema de laadministración-juez, y para esto nosapoyamos en Rambaud, quien señalaque, debido a que las normas dejabansin juez a los organismos del Estado,había que habilitar a la propiaadministración para cumplir esafunción, convirtiéndose aquélla, así,en juez y parte: “A falta de juez, se leasigna a la propia administración pararesolver en materia contenciosa […].Este sistema en el que la

    administración es a la vez juez y partese mantendrá largo tiempo,mejorándose sin embargo con lasreformas del año VIII (1799)”.

     Agrega el profesor Rambaud que esa

    condición de administración-juez fueejercida primero en el orden local pordeterminación de la ley 7-11 deseptiembre de 1790, la cual les atribuyóesa competencia a los directores dedepartamentos y de distritos. Segúnel mismo autor, a la administracióncentral le asignó esa facultad la ley de25 de abril-25 de mayo de 1791 y, apartir de la Constitución del año III,a los ministros. Entonces estos altos

    dignatarios adquirieron la competenciade ministro-juez, que se mantuvieron“hasta la desaparición del sistema sinque, por lo demás, existiera una basenormativa expresa para ello”18.

    Las últimas palabras de Rambaudcoinciden con el análisis crítico quehace Bigot y que destaca con muchoentusiasmo, García de Enterría, así:

    Debe notarse, sin embargo, que, como

    ha demostrado recientemente la

    excelente investigación de G. Bigot

    […], esta ley de 1790 a que el texto se

    refiere y en la que la doctrina francesa,

    desde hace más de dos siglos, ha

    pretendido ver la primera piedra de la

    concepción de una jurisdicción

    administrativa especializada, en su

    origen no pretendió en absoluto

    tal efecto, sino, simplemente,

    consagrar el principio abstracto de

    división de poderes, del cual, ciertamente

    no se derivaba directamente la

    exclusión judicial de los asuntos en que

    la administración fuese una parte.

    En el texto [de Bigot] se explica

    18 Ibíd., pp. 279-280.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    sucesivamente cómo pudo llegarse,

    finalmente, a esa consecuencia19.

    Como se dijo al comienzo de esteepígrafe, la teoría de la administración-juez o ministro-juez –sin norma legal

    que la sustentara– se prolongó por casiun siglo, hasta el 13 diciembre de 1889,fecha en la cual, mediante la sentenciaCadot, el Consejo de Estado sereconoció juez de derecho común.

    De acuerdo con los antecedentes, elingeniero director de caminos y acueducto Cadot, le reclamó almunicipio de Marsella el pago de dañosy perjuicios por haberle suprimido su

    empleo. La ciudad rehusó aceptar lareclamación, y Cadot presentódemanda ante los tribunales ordinarios,los que se declararon incompetentesestimando que la relación que lo vinculaba a Marsella no tenía el carácterde contrato civil de arrendamiento deservicios. Ante la negativa, Cadot sedirigió al consejo de prefectura, que asu vez se declaró incompetente porcuanto la demanda no se fundaba en

    la ruptura de un contrato de ejecuciónde obras públicas. En su tercer intento,el peticionario recurrió al ministro delInterior, pero éste respondió que si elConcejo Municipal de Marsella nohabía acogido su demanda deindemnización, el titular de la carteraministerial no podía resolver la solicitudpor sí mismo. Fue entonces cuandoCadot sometió su demanda al Consejode Estado.

    El alto tribunal consideró que de lanegativa del alcalde y del concejo

    municipal de Marsellla de aceptar lareclamación de Cadot, había nacidoentre las partes un litigio del cual debíaconocer el Consejo de Estado. Asimismose reconoció como juez de derechocomún en primera y última instancia

    de los recursos de anulación de losactos administrativos y de los recursosde plena jurisdicción que se promovierancontra las entidades públicas20.

    3.4 El período napoleónico

    Quien sería el creador del Consejo deEstado francés, Napoleón Bonaparte,nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega), en el seno de una

    familia noble pero pobre. Fue becariodel rey en la escuela de Brienne y obtuvo el grado de subteniente deartillería a los dieciséis años. Cuandosobrevino la Revolución, en 1789,ambicionó desempeñar un cargopolítico en Córcega, pero el partidoseparatista de Paoli predominó sobreel de los jacobinos, al que pertenecíaBonaparte. Dos circunstancias fuerondeterminantes en la obtención del

    título de general de brigada: su papeldecisivo en el asedio de Toulon, endiciembre de 1793, y su amistad conel representante en la misión, Jean-Paul Barras, quien más tarde sería unode los cinco miembros del Directorio.

    Como buen pragmático, Napoleónsabía acomodarse fácilmente acualquier situación. El propioBonaparte dijo en una ocasión: “Fuehaciéndome católico como acabé conla guerra de la Vendée, haciéndomemusulmán como me establecí en

    19 G ARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO. Las transformaciones de la justicia administrativa: de excepción singular a la 

     plenitud jurisdiccional. ¿Un cambio de paradigma? Cizur Menor (Navarra), 2007, pp. 32-37.

    20 LONG, M ARCEAU y otros. Los grandes fallos de la jurisprudencia administrativa francesa. Bogotá, Ediciones

    Librería del Profesional, 2000, pp. 21-23.

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    Rafael

    Ballén MolinaEgipto, haciéndome ultramontanocomo me gané a los espíritus en Italia.Si gobernase un pueblo judío,restablecería el templo de Salomón”. Aplicando el principio de cambiar conlos vientos que soplasen, a la caída de

    Robespierre vegetó en París, ocultandosu desgracia. Pero pronto buscó aBarras, quien para entonces ya era unode los cinco miembros del Directorio,y éste le concedió el mando delejército de Italia, cargo que a la vez leproporcionaría un puesto sin rival.Completó su buena racha en elmanejo de la vida su matrimonio conla seductora Josefina Tascher de laPagerie, viuda del general Beauharnais,

    quien había sido amante del inefablemiembro del Directorio Jean-PaulBarras21.

    En la primavera de 1796 Napoleóninició sus campañas imperiales.Frisaba los veintisiete años cuando,frente a treinta mil hombres, logróromper la alianza entre austriacos y piamonteses, y obligó a estos últimosa firmar un armisticio el 7 de mayo de

    1796. Luego vinieron cuatro victoriasdecisivas: Castiglione (5 de agosto),Bassano (8 de septiembre), Arcole (17de noviembre) y Rivoli (17 de enerode 1797). Finalmente, la capitulacióndel 2 de febrero puso a toda Italia delnorte en sus manos. Mientras Napoleónandaba en guerra, las elecciones de laprimavera de 1797 llevaron a lascorporaciones legislativas (Consejosde los Quinientos y de Ancianos) auna mayoría de monárquicos y elDirectorio ordenó el arresto de losdiputados revolucionarios.

    Después de las anteriores victorias,Napoleón fue recibido en Francia

    como un héroe, hasta el punto de quesu popularidad le hacía sombra alDirectorio. Dice Platón en la República (566e) que “el tirano promueve antetodo algunas guerras, para que elpueblo tenga la necesidad de un

    conductor”. Eso hizo Napoleón luegode que se le acabara el programa quetanta gloria le había dado: la guerracon Italia. En efecto, Bonaparteorganizó una invasión a Egipto, paralo cual alineó una flota de 55 buquesde guerra y otra de 280 quetransportaba 38.000 hombres de lomás selecto, con varios centenares deadministradores, eruditos, artistas y escritores, es decir, todo lo necesario

    para suplantar un Estado por unimperio.

    Conforme al plan previsto, el 18 debrumario (9 de noviembre de 1799),con el apoyo incondicional de dosmiembros del Directorio –Roger-Ducos y Sieyès– y la neutralidad deBarras, Napoleón se hizo dar elmando militar de París. Entre tanto,los otros dos miembros del Directorio

    fueron detenidos. Los dos consejos –e l de lo s Quinientos y el de Ancianos– decidieron trasladarse aSaint-Cloud con el pretexto de unaconspiración, lo que no pasaba de serun ardid. El 19 de noviembre losdiputados jacobinos del Consejo delos Quinientos reaccionaron a favorde la legitimidad y hablaron de ponera Bonaparte fuera de la ley. Éste llegóa la corporación para explicar susplanes políticos y militares, pero fueconfrontado por los jacobinos.Finalmente, los diputados rebeldesfueron expulsados de la sala desesiones por los granaderos deNapoleón, instruidos por Luciano

    21 M ALRAUX , ANDRÉ. Vida de Napoleón contada por él mismo. Bogotá, Suramericana, 1994, P. 100.

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    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    Bonaparte, quien presidía el Consejode los Quinientos.

    Los miembros bonapartistas delConsejo de los Quinientos seencargaron de consumar lo que

    quedaba de la Revolución; para elloconfiaron el poder a tres cónsules:Napoleón Bonaparte, Sieyès y Roger-Ducós, estos dos últimos con carácterprovisional. En diciembre de 1799,Cambacérès y Lebrun fueronnombrados cónsules en propiedad. Así fue como los revisionistas, quienesbuscaban la manera de consolidar larepública burguesa, le abrieron elcamino a la dictadura de Napoleón.

    Los historiadores y aun los tratadistasde sociología jurídica suelen llamar“Consulado” a una etapa que haceparte de la dictadura de Napoleón: esla comprendida entre el 9 denoviembre de 1799 y el 2 de diciembrede 1804. Formalmente es así, pero larealidad es otra: se trata de la tiraníade un hombre que gobernó bajo elimperio de su voluntad. Inicialmente

    fue nombrado primer cónsul por eltérmino de diez años, pero mediantereforma constitucional del 4 de agostode 1802 se le concedió el consulado aperpetuidad. ¿Generosidad del pueblo?No tanto. Simplemente Bonapartehabía preparado paulatinamente cadauno de sus pasos para ascender y afianzarse en el poder.

     A continuación, Napoleón se rodeó

    de todos los atributos y del fasto anexoa la dignidad del cónsul y creó a sualrededor una verdadera corte: cuatrograndes dignatarios y catorce mariscalestitulares y cuatro honorarios. Y,aunque ya lo tenía otorgado aperpetuidad, el consulado no era

    suficiente para calmar su egolatría. Sehizo entonces proclamar por elSenado-consulto, seguido de unplebiscito, “emperador hereditario porla gracia de Dios y la voluntadnacional”, obteniendo 3.572.329

     votos en la consulta. Como Bonaparteno pensaba ir a Roma, dispuso que elPapa Pío VII se trasladara a París paraconsagrarlo emperador. El pontíficerechazó de momento presentarse adicha ceremonia, pero, ante lapromesa de que el catolicismo seríarestablecido en Francia, accedió porfin a los deseos de Napoleón. “El felizefecto –dice Napoleón en carta alPontífice– que sufren la moral y el

    carácter de mi pueblo gracias alrestablecimiento de la religióncristiana […], me llevan a pedirle, contodo respeto, que venga a imprimir elcarácter de la religión en la ceremoniade consagración y reconocimiento delprimer emperador de los franceses”.

    Se hizo la consagración el 2 dediciembre de 1804 en la catedral deNuestra Señora. Aunque asesores y 

    consejeros propusieron que laceremonia se llevara a efecto en laiglesia de los Inválidos por losrecuerdos guerreros que aquélladespertaba, Napoleón se opuso: “Serámejor en Notre-Dame, es más grande,y también guarda recuerdos queapelan mejor a la imaginación; daráun carácter más augusto a lacelebración”. Ese día y en ese lugar,Napoleón tomó con sus propias

    manos la corona del altar y la puso ensus sienes antes de que el Papa se laciñera con las suyas22.

    En su carrera militar y política,Bonaparte copió muchas institucionesy figuras de la Revolución, e incluso

    22 M ALRAUX , ANDRE. Ob. cit., pp. 126-128.

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          D     i      á     l    o   g     o    s     d    e     S

        a      b    e    r    e    s

     

    i

    á

    g

    d

     

    a

         I     N     V     E     S     T     I     G     A     C     I     O     N     E     S

         E     N

         D     E     R     E     C     H     O

         Y

         C     I     E     N     C     I     A     S

         S     O     C     I     A     L     E     S

       I  n   f  o  r  m  e  s   d  e   I  n  v  e  s

       t   i  g  a  c   i   ó  n  :

       G  r  u  p  o  :   H  o  m   b  r  e ,   S

      o  c   i  e   d  a   d  y   E  s   t  a   d  o

    Rafael

    Ballén Molinade los monarcas que la precedieron,sólo que las hizo más conservadoras,centralizadas, jerárquicas y autoritarias.Según su testimonio, no se le escapóla lectura de las actas del Consejo deEstado de Luis XIV ni la célebre frase

    de aquél, referida a los nuevos tiempos:“Quieren destruir la Revoluciónatacando a mi persona; yo la defenderé,porque yo soy la Revolución”. Construyómonumentos, creó tribunales,universidades y escuelas, y expidió loscódigos que sirvieron de modelo almundo burgués no anglosajón. Todoslos franceses fueron felices, menos los250.000 soldados que no regresaronde sus guerras. Y, paradójicamente con

    relación a su frase, Napoleón sólodestruyó una cosa: la Revoluciónjacobina23.

    3.5 El Consejode Estado napoleónico

    La Constitución del año VIII, que fueredactada por Sieyès pero a la cualNapoleón le hizo sustancialesreformas para acomodarla a sus

    intereses pragmáticos, fue puesta en vigor el 25 de diciembre de 1799. Sinembargo, para darle un toque“democrático”, Napoleón convocóun plebiscito en febrero de 1800.

     A partir de la expedición de la nuevaCarta, Napoleón fue investido,durante diez años, de todo el poderejecutivo e incluso de una parte delpoder legislativo, pues a él le competeproponer los proyectos de ley y luegopromulgar las leyes. Los otros doscónsules, Cambacérès y Lebrun, estabanallí sólo como figuras decorativas. ElSenado, constituido por ochenta

    miembros elegidos a perpetuidad,tiene menos importancia. Entre lasfunciones del Senado se encuentraguardar la Constitución y actuar comocuerpo electoral, ya que debe designara los cónsules y a los miembros de las

    dos asambleas legislativas: el Tribunaly el Cuerpo legislativo. El Tribunal estáconstituido por cien miembros y discute los proyectos de ley, pero sinaprobarlos. El Cuerpo legislativo estáconformado por trescientos miembrosy acepta o rechaza los proyectos de ley,pero sin discutirlos. En suma, el Tribunal discute y el Cuerpo legislativoaprueba.

     Al comentar los cambios de laadministración pública acaecidos en1799, Jean Rivero señala que Franciano ha conocido, desde el año VIII,otra revolución administrativa. “Nadaha habido –dice– comparable a latabla rasa de 1799; se ha retocado y modificado, pero no se ha reconstruidosobre bases nuevas”. Esta relativaestabilidad de las institucionesadministrativas contrasta con la

    inestabilidad de las institucionespolíticas y quizá se explique, en parte,por cuanto mantenía una necesariacontinuidad sin la cual la vida nacional,e incluso la de los particulares, habríasido imposible. La administración delaño VIII respondía a un régimenautoritario en el orden político y liberalen el orden económico24.

     Al heredar el sistema judicial muchasde las instituciones del períodorevolucionario, la nueva Constitucióndiseñó una justicia  administrativadistinta a la jurisdicción ordinaria. Sinembargo, era todavía muy precaria y 

    23 HOBSBAWM, ERIC. La era de la revolución, 1789-1848 . Barcelona, Crítica, 2003, p. 83.

    24 R IVERO, JEAN. Derecho administrativo. Ob. cit., pp. 24 y 25.

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          D     i      á     l    o   g    o    s     d    e     S

        a      b    e    r    e    s

     

    i

    á

    g

    d

     

    a

         I     N     V     E     S     T     I     G     A     C     I     O     N     E     S

         E     N

         D     E     R     E     C     H     O

         Y

         C     I     E     N     C     I     A     S

         S     O     C     I     A     L     E     S

       I  n   f  o  r  m  e  s   d  e   I  n  v  e  s

       t   i  g  a  c   i   ó  n  :

       G  r  u  p  o  :   H  o  m   b  r  e ,   S

      o  c   i  e   d  a   d  y   E  s   t  a   d  o

    El Consejo de

    Estado Francés

    después de la

    Revolución

    carente de garantías para los ciudadanosdel común. No obstante, toleraba lacooperación activa, en el conjunto dela obra administrativa, del Consejo deEstado como órgano consultivo quecopia, en lo esencial, los diferentes

    roles del antiguo Consejo del rey.

    En relación con el Consejo de Estado,conviene observar su composición, suestructura y sus funciones. Algunosaspectos de estos tres temas estabanclaramente determinados en laConstitución del año VIII, otrosfueron objet