Dialnet-SobreLaImaginacionEticaDeVictoriaCamps-2043773

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Sobre la imaginación ética de Victoria Camps Camps Amelia VALCÁRCEL Universidad de Oviedo Herederos e hijos de la Ilustración, aún no nos hemos hecho a la idea de nuestra radical diferencia con el pasado. Cuantos argumentos presen- ta Victoria Camps en su libro La Imaginación Etica no tiene otro objeto que promover, con una violencia que la tersura de su estilo encubre, ese lúcido despertar. La ética, para siempre alejada de los dioses y también superada la se- guridad de que sus códigos y el destino del mundo coinciden, sigue, sin embargo, cayendo en la vana afición de teologizar. Insiste en el sistema- tismo o deriva su necesidad de la «pura estructura» de la razón práctica, mediada en el lenguaje, cuando no inventa para su uso exclusivo nuevas divinidades. Obsesionada desde la Ilustración por el fundamento, lo bus- ca dando bandazos ente un Kant y un Hegel contados a la medida del tiempo presente: se autonomiza en lo epistémico o se vuelca a «lo sabido y querido» intermitentemente. Esa obsesión de fundamento le parece a Victoria la misma esencia del lastre teológico. Por el contrario, la inma- nencia utilitarista, cuya admisión es todavía una salida, se desdeña cuan- do abre un campo de discusión verdadero. Alejados de las polémicas de fundamentación, cruz escolástica del presente, que nada interesan por- que nada nuevo añaden, la entrada en terrenos inseguros nos hace fértil el esfuerzo teórico de la ética; esfuerzo que debe ejercerse en codificar- decodificar la realidad, en apuntar alternativas, en proponer transitorias verdades. La acción moral exige propuestas, veredictos, soluciones. El que ellas se reflejen sobre un bien ganado historicismo, que las relativiza, no eli- mina su necesidad inmediata: simplemente complica y hace interesante la discusión. A escala humana necesitamos algo nuevo, cuyas raíces son sabidas y antiguas, autonomía y felicidad; algo firme respecto a los valo- res y los deberes, conociendo sus aspectos relativos yanómicos. Teorema, vol. XV /1-2. Editorial de la Universidad Complutense. Madrid. 1985 -- --- - - -

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No se pero es bueno

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  • Sobrela imaginacinticadeVictoriaCampsCamps

    Amelia VALCRCELUniversidaddeOviedo

    Herederose hijos de la Ilustracin, an no noshemoshechoa la ideade nuestraradical diferenciacon el pasado.Cuantosargumentospresen-ta Victoria Campsen su libro La Imaginacin Etica no tieneotro objetoque promover,con una violencia que la tersurade su estilo encubre,eselcido despertar.

    La tica,para siemprealejadade los diosesy tambinsuperadala se-guridad de que sus cdigosy el destino del mundocoinciden,sigue,sinembargo,cayendoen la vana aficin de teologizar.Insiste en el sistema-tismoo derivasu necesidadde la pura estructurade la razn prctica,mediadaen el lenguaje,cuando no inventapara su uso exclusivonuevasdivinidades.Obsesionadadesdela Ilustracin por el fundamento,lo bus-ca dando bandazosente un Kant y un Hegel contadosa la medida deltiempopresente:seautonomizaen lo epistmicoo sevuelcaa lo sabidoy querido intermitentemente.Esa obsesinde fundamentole pareceaVictoria la misma esenciadel lastre teolgico.Por el contrario, la inma-nenciautilitarista, cuyaadmisinestodavaunasalida,sedesdeacuan-do abre un campo de discusin verdadero.Alejadosde las polmicasdefundamentacin,cruz escolsticadel presente,que nada interesanpor-que nada nuevoaaden,la entradaen terrenosinsegurosnoshacefrtilel esfuerzoterico de la tica; esfuerzoque debeejercerseen codificar-decodificarla realidad, en apuntar alternativas,en proponertransitoriasverdades.

    La accin moral exigepropuestas,veredictos,soluciones.El queellasse reflejen sobreun bien ganadohistoricismo, que las relativiza, no eli-mina su necesidadinmediata: simplementecomplica y hace interesantela discusin.A escalahumana necesitamosalgo nuevo,cuyasracessonsabidasy antiguas,autonomay felicidad; algo firme respectoa los valo-resy los deberes,conociendosus aspectosrelativosyanmicos.

    Teorema,vol. XV /1-2. Editorial de la UniversidadComplutense.Madrid. 1985

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    Mientras el universo tuvo escala humana,por mor de la ideologaola ignorancia,efectosin duda consoladorpara quieneslo asentaron,staafecttantoa hombrescomo a dioses.En esamutuaredefinicinan nosabemos,y quiz nunca sabremos,quin perdi ms. Podemos,sin em-bargo,asegurarque muchos males fueron consideradosinevitables,de-masiados,en opinin de Victoria Camps, tanto fsicos como morales,siesque tal distincin tienealgn sentido.Un mundoen que lo catastrfi-co, la enfermedad,la tortura, la esclavitud,la guerra,la abyeccin,la mi-seria, nosern malesreales,sino triste herenciade la carne.Cosmovi-sin moral del sabio y el santo premodernosque se mantuvohastaquela preguntamoral comenza socavarlas racesdel fanatismoy seimpu-so como preguntaracionalista.

    Y, sin embargo,la [lustracin marc un segundocamino. El funda-mentode la moral no residira en la razn, al fin un sentimientofro.De hozar en ella, lo mism previeneVictoria, poco ms que sus circula-rismos podemosencontrar. En el presente,razn instrumentaly razntecnolgicanosponenenpeligro;su desatarsepuedeamenazarcon aplas-tar los dbilesbrotesde la dignidad humana.As, sin darsea un irracio-nalismo teologizantemotivado por la carenciade fundamentoabsolu-to,Victoria Campsproponela imaginacin.La dignidad humana,esotrode los nombresde la razn prctica, la otra raznherederade las teorasdel moral sense.Se trata de abrir un camino para reintroducirlas.

    La ImaginacinEtica arrastra solapadoslos ecosde todoslos grandesnombresque no secitan. Sus destellosms novedososbrotan de una in-teligentecomplicidad con los clsicos,desdela Sofsticaa los pensamien-tos laicosde la modernidad.No esun libro para academizar,sino parahaceralgo: hacedemasiadotiempoque la tica queocupaa los filsofossedebateenproblemasepistmicos,enocultas intencionesdeabsolutoyno contribuyede modosignificativo a explicar,y menosresolver,las ten-sionesmoralesque los individuos padecen.Si a Victoria Campssiemprele ha tirado msqueel pasodel esal debe,las condicionesque permitensaltar del deberal ser (y ello explica su apegoa la Sofstica, Aristtelesy, ms cercanamentePerelman); si hace tiempo se declar hastiada delos principios generales,de cuya claridad no podemossacar norma tilalguna,ahoray en estaobra arriesgasoluciones.

    Cuandola primera evidenciaesque la filosofa moral de pocoo nadasirve para el obrar, se impone buscar la filogeniade la disciplina: contarcmo las cosashan llegadoa ser lo queson.Precisamente,Victoria sede-senvuelvemuy bien en los temascognitivos,por lo tanto, sabemostrarde modopotentey sencillo los torturadoscaminosde la razn prctica.Lo quenosofreceesuna diafanidadsabiamenteconseguidaque,sin ocul-tarsetrasuna terminologavagao escolstica,resultaserel posofinal deun largo trabajo,profundoy minucioso,cuyainstrumentacintienela de-ferenciadeahorrarnos.Esteesfuerzo,quiznoestbienrecalcarlo,estan-to intelectualcomo moral. Interpretar los paradigmasmoralesdel pasa-

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    do es ya un juicio sobreel presente.Su sabio, su santoy su intelectual,ponennuevoslmitesa una ticaprcticaqueseconsoUdanecesariamen-te en figuras,y con ellas cobra sentido la propuestade anomia, el decli-nar la universalidadcomo medida~la imaginacin.

    Si la tica no nosayuda demasiado:el filsofomodernoseha hechocon un conceptodeautonomatan formal y tan perfectoqueno nossirveen la prctica ni, por supuesto,noshacefelicesNos complaceestepre-cio por nuestraprecaria autonomaepistmica?Si por lo menosunavezno nosatrevemosa consideradoun fallo garrafal,all nuestrabuenaconcienciadeescolsticosneopositivistas.DesdeluegoVictoria Campsnoesttanseguradequeestecarcter,quehayquienhaceconstitutivo,pesepara bien.

    Viajando encompaade la hermenuticay de la filosofa del lengua-je sedespejaronlos caminos,searrasaron dolos odiosos,seabominaronlas supersticionesy autoritarismos de toda laya pero,hasta aqu hemosllegado.La razn prctica tiene que reconstruir su discurso,puestoquesu espacioexiste,que sigue siendo radicalmentedistinto de cualquierotro. El vindicar enesecontextola imaginacinposeeal menosdosfuen-tes:una, la imagendel moral senseque la liga a la benevolenciay lacompasiny, de esemodo, se retrotraea las solucionesms clsicasdela Ilustracin inglesa.La otra esprocedimental:enfatizaesecarcterdeponerseen el lugar de otro, de hacerprolpsiscon las normas,de repre-sentrselasantesdesu ejercicio,comoesenciafuncionalde la tica;y poraqu retornael modeloaristotlico de prudenciay ejemplo.

    La lgicaconclusines la defensadeuna moralprovisional,no pre-cisamentecartesiana,desereshumanosnodedioses,queencuentresu tie-rra firme en la falta de seguridadesradicales.Que se atreva a afirmarque,enausenciadenormasabsolutasno todoestpermitido,queseaven-ga con nuestroproyectode lo que queremosser sin hacerseilusionesdereconciliaciny sin instrumentarloen medios-fines.Lo quees lo mismo,una moral pacientementeutpica y, sin embargo,de uso comn. En lamisma lnea, reorganizar los componentesutilitaristas sin ramploneraenunamoralcontradictoriay ambivalente,porquela ticaesa la vezeli-tista e igualitaria. Todo ello se resumeen La ImaginacinEtica, meca-nismoy salidaparaciertasperplejidadesquenosonsino frutodeunaabs-traccindesbocada,de la obsesindel fundamentoy, enocasiones,defal-ta de valor.

    La filosofa prctica tiene el deber de moverseen los terrenosinter-mediosy peligrososde la propuesta,el ejemplo, la invencin.Como losjuicios sobre la realidad se hacen sin querer,Victoria Camps trasluceacada lnea que tenemosbuenasrazonespara no disfrutar de la que nos.toca,sin confundirse,sin embargo,enun pesimismobanal.Dehechocon-fa en que el discurso tico la cambie, porque al fin esa nota tienen losdiscursosmarginalesy utpicos:deberser.Pero, una prudenteesperadefuturo no exime de los problemas del presente;el mundo estah para

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    inventarlo, para vivirlo-variarlo, sin que quepa librarse a dogmatismosque nos faciliten la tarea, sino destacandolas facultadesno slo argu-mentativas,sino empticasde la razn prctica.

    En un negocioque, como la filosofa moral, por su propia naturalezano tienefin, seraobtusoqueVictoria Campssacarasu recetarioparticu-lar y diera los nuevosdiez mandamientosdel sujeto libre y autnomo.No lo hace.Invita a que cada cual elija y argumentesus alternativas,searriesguea su vez, se tomea tiempoen serio. Esto es, entenderel pro-yectotico como una empresaabierta, sin dogmasni metas,como la es-peranzadequeel dilogo prosiga.El filsoforenunciaconscientementeal plpito, lugar inmoral para quien lo usay quien le atiende,y slo ad-mite la difcil libertad, herenciahumana,queen cadacasodebesercon-quistada.

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