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Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonçalves Vidal. FLACSO: Diplomatura en Prácticas escolares y curriculum en contexto Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonçalves Vidal Sitio: FLACSO Virtual Curso: Diploma Superior en Curriculum y Prácticas Escolares en Contexto- Cohorte 18 Clase: Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonçalves Vidal Impreso por: Silvia Agustina Sosa Fecha: viernes, 16 de marzo de 2012, 16:55 Tabla de contenidos Presentación Introducción 1. Relación entre permanencia e innovación 2. La cultura material de la escuela 3. La acción de los sujetos escolares Cierre Después de la clase Bibliografía citada Bibliografía básica Itinerarios de lectura 1

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Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta terica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relacin con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonalves Vidal. FLACSO: Diplomatura en Prcticas escolares y curriculum en contexto

Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta terica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relacin con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonalves VidalSitio:FLACSO Virtual

Curso:Diploma Superior en Curriculum y Prcticas Escolares en Contexto-Cohorte 18

Clase:Clase 1: Cultura escolar. Una herramienta terica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relacin con la sociedad y la cultura. Autora: Diana Gonalves Vidal

Impreso por:Silvia Agustina Sosa

Fecha:viernes, 16 de marzo de 2012, 16:55

Tabla de contenidos Presentacin Introduccin 1. Relacin entre permanencia e innovacin 2. La cultura material de la escuela 3. La accin de los sujetos escolares Cierre Despus de la clase Bibliografa citada Bibliografa bsica Itinerarios de lecturaPresentacinEsta clase tiene como autora a la Profesora Diana Gonalves Vidal, de reconocida trayectoria en el campo de Historia de la Educacin, quien elabor su tesis post doctoral en el tema "Culturas escolares: estudio sobre prcticas de lectura y escritura en la escuela pblica primaria de Brasil y Francia a finales del siglo XIX". La exposicin comienza planteando el surgimiento de los estudios sobre la cultura escolar, para luego dar cuenta de sus aportes a la investigacin y al trabajo de los docentes. Para ello, la autora propone tres ejes de trabajo:1. una reflexin acerca de las distintas posiciones tericas sobre cultura escolar, focalizando en la relacin entre permanencias y cambios de los haceres escolares y en cmo se conciben los mltiples intercambios establecidos entre la escuela y la sociedad.

2. la atencin a la cultura material de la escuela, la cual permite conocer las prcticas escolares y los saberes producidos en el al interior de la misma, as como las soluciones posibles a los problemas enfrentados cotidianamente en la clase.

3. el reconocimiento del lugar central que ocupan los sujetos escolares como agentes sociales, en la construccin de la cultura escolar. La profesora desarrolla el tema de esta clase desde una mirada retrospectiva para discutir cuestiones del presente, como ella misma sostiene en el cierre. Recurrir a la historia posibilita, en este sentido, la desnaturalizacin, el anlisis y la explicacin de las realidades que vivimos y de los contextos que habitamos. Es por eso que los invitamos a leerla en forma de interrogacin, con el propsito de abrir a la posibilidad de problematizar las propias prcticas, de recuperar durante la lectura las propias experiencias pedaggicas y de reconocer qu desea saber cada uno sobre la cultura escolar. Para entrar en tema les proponemos leer detenidamente el ttulo de la clase y les acercamos preguntas que pueden orientar algn subrayado durante su lectura. 1. Qu les sugiere pensar en la cultura escolar como una herramienta terica? Tengan presente esta idea presente en el ttulo de la clase a medida que avanzan en la lectura de cada apartado.

2. Qu ideas se desarrollan en cada uno y justifican la nocin de cultura escolar como herramienta terica?

3. Las fotografas presentadas dialogan con las claras explicaciones conceptuales, qu comentarios les suscita su observacin? Esta es una clase a la que seguramente volvern una y otra vez a lo largo del posgrado porque presenta un recorrido conceptual que enmarca el desarrollo de las clases siguientes. Tal vez sea conveniente que registren sus impresiones, preguntas y comentarios para retomarlos en otro momento.

IntroduccinCmo comprender las relaciones entre la escuela y la cultura? Esta pregunta gener diferentes respuestas por parte de quienes han investigado sobre educacin. En efecto, desde 1960 la funcin social de transmisin de la cultura llevada a cabo por la escuela fue problematizada. Estudios como los realizados por Pierre Bourdieu y Jean Claude Passeron o por Ivan Illich, por ejemplo, reconocieron en esa transmisin los signos de reproduccin de la sociedad y concibieron a la escuela como una maquinaria para la manutencin del statu quo. Ms recientemente, a esa perspectiva se han sumado anlisis que observan a la escuela como productora de una cultura especfica o como un espacio de convivencia de culturas. Por cierto, los cambios de percepcin sobre la funcin social de la escuela remiten a modificaciones producidas en los ltimos aos en el mbito de la sociedad y en sus sistemas de representacin. Dcadas atrs, las denuncias sobre la accin de la escuela como aparato ideolgico del Estado planteaban interrogantes sobre el funcionamiento interno de la institucin. La mirada recaa principalmente sobre los sujetos, con el objetivo de percibir cmo estos traducan en sus prcticas escolares las reglas legales, las normas pedaggicas y los imperativos polticos. Fue en aquel escenario dominado por la idea de la reproduccin que emergieron las investigaciones dedicadas a comprender los usos de los materiales escolares, de los espacios de la escuela y de sus tiempos.Invadir la caja negra de la escuela, mxima reiterada en las investigaciones recientes, ha llevado tambin a examinar las relaciones interpersonales constituidas en el cotidiano escolar, sea en funcin de las relaciones de poder all establecidas, sea en razn de las diversas culturas en contacto (culturas infantiles, juveniles y adultas, culturas familiares y religiosas, entre otras). Desde esta perspectiva, la percepcin de tensiones y conflictos en el ambiente escolar y las formas a travs de las cuales la escuela se hace visible en la sociedad matiza la visin homogenizadora de la institucin escolar como reproductora social.Al mismo tiempo que se afirmaba esta corriente que observaba hacia el interior de la escuela y su produccin cultural, surgi una nueva sensibilidad hacia los despliegues sociales y culturales que supuso la instauracin de la escuela como lugar obligatorio de pasaje de toda la infancia (e incluso de la juventud). Esta mirada torn como problema de investigacin los efectos no siempre previsibles del propio funcionamiento de la escuela en el interior de la sociedad, en la diseminacin y construccin de valores, hbitos y saberes, e instaur la discusin sobre los efectos de la creciente escolarizacin de lo social.En este panorama, el concepto de cultura escolar se ha constituido en una importante herramienta terica para el estudio de las relaciones entre escuela y cultura. Sin pretender realizar un inventario de los diversos modos de entender la cultura escolar, esfuerzo ya realizado (ver, en particular, Vidal, 2005, y Vidal et al, 2004), me gustara llamar la atencin sobre tres cuestiones relativas a los modos de comprender los aportes ofrecidos por esta categora a la investigacin y al trabajo de los docentes. Ellas son: a) una reflexin acerca de la conservacin y la renovacin en la educacin; b) la atencin a la cultura material como elemento constitutivo de las prcticas escolares; c) la valorizacin de los sujetos escolares como agentes sociales. Pretendo trabajar sobre estas tres problemticas en los apartados que siguen, entretejiendo la discusin terica con el anlisis de fotografas y recurriendo a ejemplos tomados del estudio histrico sobre la escuela pblica de San Pablo, Brasil, en el siglo XIX.

1. Relacin entre permanencia e innovacinComencemos por la observacin de tres imgenes. Ellas atraviesan y unen diferentes tiempos histricos y espacios sociales. La primera representa un aula de la escuela primaria Caetano de Campos, en el ao 1908, en San Pablo. La segunda retrata la misma situacin de clase, en 1960, en la Escuela de Aplicacin de la Facultad de Educacin de la Universidad de San Pablo. La tercera registra una escuela indgena en el estado de Acre, en 2007.(Archivo Caetano de Campos CRE Mario Covas SEE-SP)

(Archivo MEMO-CME-FEUSP)

Disponible en http://webradiobrasilindigena.wordpress.com/2007/11/05/governo-do-estado-acre-discute-qualificacao-indigena. Acceso 20 de marzo de 2008

Al observar las fotografas, lo primero que identificamos es la notable permanencia de ciertos elementos estructurantes en la organizacin de la clase: la distribucin de los alumnos en filas mirando hacia una misma direccin; la existencia de soportes de escritura, como hojas sueltas, cuadernos y pizarrones; la utilizacin de objetos para escribir, como tizas, lpices y lapiceras; la posicin corporal de los estudiantes sentados en sillas con los brazos apoyados en mesas y los profesores, de pie. Estas imgenes trazan las marcas de aquello que Guy Vincent, Bernardo Lahire y Daniel Thin (2001) denominaron como forma escolar, que David Tyack y Larry Cuban (1999) llamaron gramtica escolar y que Dominique Julia (2001) y Andr Chervel (1990) concibieron como cultura escolar.A pesar de la proximidad, las categoras suponen diferencias que se manifiestan principalmente en los modos en que los autores comprenden la relacin entre permanencia y cambio en los haceres escolares y en cmo conciben los mltiples intercambios establecidos entre la escuela y la sociedad. En el caso de Vincent, Lahire y Thin, con el surgimiento de la escuela como un lugar especfico y separado de otras prcticas sociales, se constituyen saberes escritos formalizados, y se producen efectos durables de socializacin en los estudiantes, diseminndose unos aprendizajes asociados a los modos de ejercicio del poder y propagndose la enseanza de la lengua como construccin de una relacin escritural entre el lenguaje y el mundo, el que configura la llamada forma escolar. Para Tyack y Cuban, la gramtica de la escuela se evidencia en la divisin del tiempo y del espacio, en las clasificaciones y jerarquizaciones de los alumnos y en la escolarizacin de contenidos. Ms all de las diferencias, en ambos casos, es el nfasis en el mantenimiento de las estructuras y la resistencia que la escuela exhibe al cambio, aquello que emerge como principal caracterstica de funcionamiento de la institucin escolar. Estos autores no desconocen que la estructuracin de la escuela ha sido sacudida a lo largo de la historia. La nocin de crisis atraviesa la escritura y se manifiesta, para Vincent, Lahire y Thin, en el sntoma de un traspasamiento de la forma escolar hacia todos los espacios e instituciones sociales prcticas de escritura presentes desde la intimidad de la familia hasta el espacio laboral, favoreciendo el dominio del modo escolar sobre otras formas de socializacin y, consecuentemente, disponiendo la pedagogizacin de lo social. Para Tyack y Cuban, la crisis puede ser percibida como fracaso de las reformas educativas expresada en las dificultades sentidas por las polticas pblicas para alterar el modus operandi de la institucin escolar.Cuban y Tyack, a diferencia de Vincent, Lahire y Thin, no reconocen la pregnancia de la forma escolar para ellos, gramtica de la escuela en relacin con todo el cuerpo social, puesto que la conciben como restringida a la organizacin de la institucin. Alertan, en tanto, sobre el hecho de que las sociedades profundamente escolarizadas tienden a constituir una nocin de aquello que conciben como la escuela real y a rehusar todo aquello que se aleje del modelo, en pos del xito de los proyectos reformistas.Si los anlisis tienen el mrito de hacer percibir los mrgenes, los lmites del discurso y de la prctica de la escuela, como tal vez lo considerase Foucault, dejan una sensacin insatisfactoria de conjurar lo casual, lo aleatorio y esquivar la pesada y temible materialidad (Foucault, 1986: 9) de esa institucin social. Es en ese sentido que los trabajos de Dominique Julia (2001) y Andr Chervel (1990) vienen en nuestro auxilio. Si bien estos autores reconocen los elementos perennes de la cultura escolar, tambin se interrogan por los cambios, hasta los ms sutiles, introducidos en la cotidianeidad. En esta direccin, se sensibilizan por la singularidad de la cultura escolar y por su permeabilidad al cambio. La perspectiva de Julia combina la atencin a las normas y a los intereses por las prcticas, intentando percibir cmo profesores y alumnos traducen las reglas en haceres, expurgan directrices que consideran inadecuadas y seleccionan unos dispositivos en detrimento de otros, en una verdadera eleccin y reconversin de aquello que les es propuesto. Por tanto, esos sujetos se valen de la experiencia (administrativa y docente) construida social e histricamente, lo que comporta elecciones no siempre concientes y expresa mltiples diferencias sociales, sean de gnero, generacin, etnia, clase o grupo social. Es en este sentido que Julia alerta sobre la conveniencia de asociar el estudio de las culturas escolares a la comprensin de las culturas familiares e infantiles. Contraponindose al concepto de transposicin didctica defendido por Chevallard (1985), Andr Chervel aboga por la capacidad de la escuela para producir una cultura especfica, singular y original. Al estudiar la construccin de las disciplinas escolares, en particular la ortografa francesa, Chervel critica los esquemas explicativos que posicionan el saber escolar como un saber inferior o derivado de los saberes superiores fundados por las universidades, asumiendo el papel de la escuela como simple agente de transmisin de saberes elaborados fuera de ella, lugar, por tanto, de conservadurismo, de rutina y de inercia. Para l, la institucin escolar es capaz de producir un saber especfico que emerge del propio funcionamiento escolar y cuyos efectos se extienden sobre la sociedad y la cultura. Para demostrar el argumento, aborda la creacin de la teora de las funciones de los profesores franceses de fines del siglo XIX, lo que evidencia la permeabilidad del espacio escolar a la innovacin. A la luz de esta argumentacin, retomemos ahora las fotografas atendiendo a las diferencias que manifiestan. En cuanto a la primera foto, en el aula hay slo nios, revelando la inexistencia de la coeducacin de los dos sexos, mientras que en las dos fotos siguientes, nios y nias conviven en el espacio escolar. La fuerte homogenizacin de los smbolos republicanos presentes en la primera figura da lugar a otras referencias culturales, como el collar usado por el profesor y por algunos alumnos indgenas, en la ltima. La alteracin de los modos de vestir de los sujetos escolares en las tres imgenes indica la inclusin de varios segmentos sociales por parte de la institucin. Los cambios en la postura corporal en los alumnos invitan a interrogarse por los efectos de las prcticas escolares, de la introduccin de diferentes soportes para la escritura, como los cuadernos, y por la facilidad de la escritura propiciada, por ejemplo, por el ingreso de nuevos instrumentos como la lapicera. Tambin implica cuestionar la difusin y apropiacin de diferentes concepciones pedaggicas.As, sin desconocer la fuerza de los elementos estructurantes de la escuela y su constitucin y consolidacin como institucin social, parece apropiado valorar las alteraciones que se fueron produciendo en la cotidianeidad escolar, sea por iniciativa de las polticas pblicas, sea por accin de los sujetos escolares. En este ltimo caso, vale la pena atender al modo en que los docentes, los alumnos y los administradores han trado y traen a escena, de forma deseada o no, tensiones vividas en el interior de las escuelas y en su relacin con la sociedad en la medida que transforman los problemas escolares en cuestiones sociales al solicitar regulacin al gobierno, como subrayan Chapoulie y Briand (1994).El desafo de comprender la conformacin de la cultura escolar en sus diferentes dimensiones, sincrnica y diacrnica, es esencial para distinguir los modos como ella se manifiesta en los objetos producidos por y para la escuela, y en las prcticas instaladas en su interior por accin de los sujetos escolares. Esos son los temas que examinaremos a continuacin. Antes de realizarlo me gustara efectuar algunas rpidas consideraciones sobre las prcticas escolares. A stas las concibo como prcticas hbridas, fruto de mestizajes, constituidas como un medio donde los sujetos se sitan frente a la heterogeneidad de bienes y mensajes de que disponen los circuitos culturales y como forma de afirmacin de sus identidades sociales, tal como lo postula Nstor Garca Canclini (2003). Para este autor, en el interior de los procesos de hibridacin acontece un pasaje de una cultura a otra o, como prefiere, de una prctica discreta (prctica cultural no hegemnica) a una prctica hbrida (prctica cultural hegemnica). Esta perspectiva es eficaz para entender las prcticas escolares, en primer lugar, porque permite resaltar la productividad y el carcter innovador de las mezclas interculturales, destacando que la hibridacin surge de la creatividad individual y colectiva en la reconversin de un patrimonio cultural. As, el procedimiento confiere positividad a las maneras en que los sujetos culturales se apropian de las polticas educativas, desplazando el anlisis de la crtica del carcter incompleto y contradictorio de estas apropiaciones para el entendimiento de las razones, o mejor, como dira Bourdieu (1996), de la razonabilidad que ellas propician.Adems, en segundo lugar, esta idea invita a identificar las diversas culturas que conviven en el interior de la escuela (como las culturas familiares, infantiles, docentes, administrativas) percibindolas no como aisladas o puras, sino como mestizas; y al mismo tiempo, reconociendo a la escuela como un lugar de frontera cultural, de zona de contacto, y a la cultura escolar como una cultura hbrida.En tercer lugar, el concepto de hibridacin propicia la interrogacin acerca de los modos como los sujetos escolares producen los mestizajes en la activacin de una prctica docente. En el caso de los maestros o profesores, por ejemplo, conduce no slo al cuestionamiento sobre cmo los docentes se apropian de los modelos culturales que circulan en las instituciones de formacin, en sus asociaciones, en el cuerpo legislativo, en la experiencia magisterial, en su propio intercambio con los alumnos, en los intercambios familiares, entre otros, sino tambin interroga cmo estas prcticas discretas se combinan con otras prcticas discretas componiendo nuevas prcticas culturales en el interior del ciclo de hibridacin continuamente reinventado en la produccin de la experiencia docente. Estas cuestiones quedarn ms claras en los apartados que siguen, en la exploracin de los ejemplos propuestos en la escuela pblica de San Pablo en el siglo XIX.

2. La cultura material de la escuelaEn las fotografas que observamos anteriormente, la presencia reiterada del lpiz y la lapicera o del papel y del cuaderno indica la ntima y estrecha relacin entre el universo de la escritura y la invencin de la escuela moderna. De hecho, los objetos y productos de la escritura ocupan un lugar significativo en el conjunto de las prcticas escolares y administrativas de la escuela. Los vestigios de esa economa escrituraria proliferan en el mbito escolar bajo la forma de resultados de las relaciones pedaggicas (el ejercicio y el cuaderno de clase, por ejemplo); residuos de las acciones gestoras (los hechos histricos y los procesos, entre otros); efectos de construcciones de saberes sobre el alumno, el profesor y la pedagoga (fichas antropomtricas, informes y exmenes) o, incluso, derivaciones de una prctica escritural escolar (el diario de los alumnos o el boletn de los profesores).Tomados en su materialidad, los objetos de escritura permiten no slo la percepcin de los contenidos enseados, sino tambin comprender el conjunto de los haceres activados en el interior de la escuela. Adems de los enunciados registrados en cuadernos, planos de aula, ejercicios y anotaciones administrativas, cabe destacar la manera en que el espacio grfico de la hoja de papel es organizado determinando usos (hoja impresa, papel pautado, cuaderno, hoja lisa), utilizando frmulas indicativas de inicio y cierre de actividades, definiendo una jerarquizacin y una jerarqua de saberes y sujetos, solicitando informaciones que permiten la identificacin (como fecha, nombre, lugar), estableciendo un espacio de escritura para el alumno, el profesor y el administrador a travs del recurso de mrgenes y campos especficos, y remitiendo a diferentes habilidades, usos y posiciones de poder. Se destacan las dimensiones fsicas de varios soportes de escritura escolar, como el nmero de pginas y el formato de los pizarrones, pizarras individuales, cuadernos, trabajos escolares, carpetas, fichas de alumnos, libretas de profesores; bien como la asociacin del papel a otros materiales. Emerge como relevante la referencia a varios objetos de escritura como tiza, lpiz, lapicera, crayones, as como los cdigos constituidos para su uso, por ejemplo, el color rojo utilizado para la correccin, en tanto el azul se usa para la realizacin del ejercicio.Pero si la escuela se produjo (o se produce) como correlato de la diseminacin de la cultura escrita, las relaciones pedaggicas se efectan por el recurso de la oralidad. Es por medio de ella que los profesores y los alumnos traman su cotidianeidad. Los vestigios, en este caso, son escasos. En sentido estricto, ellos estaran restringidos al siglo XX, cuando surgieron los grabadores y las filmadoras. Sin embargo, es posible considerar que los testimonios de esa oralidad sean captados por la escritura, en las marcas que las prcticas orales han dejado en un espacio de la hoja del cuaderno, como una prueba entre otras. Pero no slo eso. Las relaciones orales se producen en la escuela tambin a partir del contacto de los sujetos escolares con los objetos muebles, tarimas, relojes, globos, crucifijos, entre muchos otros y de la frecuentacin de espacios aula, patio, corredor, biblioteca. Este conjunto que podramos llamar difusamente cultura material de la escuela, considerado en su serie, permite conocer las estrategias de formacin de la corporeidad de los sujetos impuestas por los mecanismos de poder. Al mismo tiempo, observado en su singularidad, puede ofrecer elementos para la percepcin de tcticas de subversin, como dir Michel de Certeau (1994), inventadas por alumnos y profesores. Se trata de una percepcin que entiende que la cultura escolar se efectiviza por prcticas escriturarias y no escriturarias (orales o corpreas) en las que se accionan dispositivos constitutivos de los haceres de la escuela, en lo que concierne a lecciones y usos de la materialidad puesta en circulacinPara apreciar estas cuestiones, tomamos tres imgenes. La primera es la representacin de una escuela de enseanza mutua, producida por el equipo del Museo Virtual de la Escuela (universidad Nacional de Lujn, Argentina) y expuesta en el VIII Congreso Iberoamericano e Historia de la Educacin, realizado en Argentina en noviembre del 2007. La segunda es un aula de la escuela primaria Caetano de Campos, tomada en 1895. La tercera es una imagen de la Escuela Primaria del Instituto de Educacin de Ro de Janeiro en 1934.(Archivo Pessoa. Fotografa de Diana Vidal)

(Archivo Caetano de Campos CRE Mario Covas SEE-SP)

(Foto publicada en 1934 en la revista Archivos del Instituto de Educacin)

Soy conciente del diferente estatuto de las representaciones escogidas. Sin embargo, me sirven al propsito de abordar la materialidad de la escuela poniendo al pupitre como foco central de anlisis. En la primera imagen tenemos un conjunto de mesas y bancos utilizados para los trabajos de enseanza mutua en las dcadas iniciales del 800. La distribucin de los bancos, posiblemente, segua las reglas de jerarquizacin de contenidos, agrupando nios de un mismo estadio de conocimiento, guiados por un alumno monitor, que haca repetir la leccin, conforme las reglas del mtodo, tambin conocido como Lancasteriano. Al final del siglo XIX, ese mobiliario comenz a ser criticado por mdicos higienistas que perseguan, en las diferentes alturas entre mesa y banco y en la falta de respaldo, las causas de miopa y de escoleosis entre los escolares. Alumnos de varias estaturas se sentaban en los mismos lugares. Para algunos, la distancia entre el rostro y la mesa supona una aproximacin del libro a la vista. Para otros, impona un distanciamiento. En ambos casos, una posicin forzada del cuerpo generaba desvos. La solucin vena asociada a la difusin de un mueble especial, definido en funcin del cuerpo infantil en sus diferentes etapas del desarrollo fsico. Surgieron, as, las sillas que, adems de regular la altura ideal entre asiento y mesa, normalizaban la distancia entre el asiento del banco y el borde de la mesa y la inclinacin de esta ltima. Con uno o dos lugares, las sillas, hechas con pie de hierro fundido, deban estar fijas al solo efecto de evitar que su desplazamiento causase otros perjuicios a la salud escolar. El modelo individual es retratado en la segunda fotografa. Se asocia a la difusin de la enseanza intuitiva y el mtodo simultneo. A diferencia del primer caso, los alumnos eran invitados a ver para aprender. Contraponindose a la enseanza verbalista, basada en la memorizacin y repeticin de contenidos, la enseanza intuitiva (o leccin de las cosas, como fue conocida) parta de la observacin de lo concreto para la formulacin del pensamiento abstracto. Por el mtodo simultneo, los alumnos eran dirigidos directamente por el profesor, abolindose la figura del monitor, y las clases eran formadas por estudiantes en el mismo nivel de conocimiento, suponiendo un aprendizaje de todos al mismo ritmo.La crisis del modelo pedaggico de los aos 20 condujo a la aparicin de un nuevo tipo de pupitre, exhibido en la tercera foto. El pupitre individual fue separado en dos muebles distintos (la silla y la mesa) y el hierro fundido, sustituido por un soporte ms liviano de forma tubular. Ms leves y manuables, las mesas y las sillas permitan nuevas combinaciones del espacio escolar, dando oportunidad a la diseminacin de otras estrategias pedaggicas, como la actividad en grupo. La introduccin de este mobiliario en el aula fue concomitante con la difusin de la llamada escuela activa. Orientada por el profesor, el alumno pasaba a construir su propio proceso de aprendizaje en la experiencia vivida, individual y solidariamente, en clase. La escuela activa se aliaba a la escuela del trabajo realizado en colaboracin y pretenda preparar para la vida en comunidad.En el anlisis efectuado hasta aqu podemos captar las propuestas pedaggicas que circularon histricamente. Sin embargo, se nos escapa el uso del pupitre ms all del dispositivo pedaggico. Por tanto, es preciso entretejer las imgenes con otras fuentes. Hagamos un ejercicio slo para la cuestin de la enseanza mutua, tomando los relatos del profesor Antonio dArajo y del inspector Ildefonso Ferreira a mediados del ochocientos en San Pablo (para ampliar la discusin ver Vidal, 2007).En un relato fechado en 1852, Arajo afirmaba que su escuela dispona de los siguientes muebles y utensilios: una mesa de 8 palmos (antigua unidad de longitud antropomtrica) con cajn para el maestro; 3 sillas de esterilla barnizada; 4 bancos de 9 palmos cada uno para el asiento de los nios; un banco de 15 palmos con 6 recipientes para tinta; una campana; un tintero y una caja para arena, ambos de plomo; 11 pizarras; 4 reglas de madera negra; 5 ejemplares para la lectura; 14 traducciones; 5 catecismos de doctrina cristiana de Montpellier; 10 pizarrines (lpices para escribir en pizarra); un conjunto de lpices y 3 tablas de matemtica.An considerando que el profesor contase apenas con 20 alumnos, como constat el inspector Ildefonso Ferreira en su visita a la escuela en 1853, y no con 78 como informaba el maestro en su relato, se percibe que el aula no posea los materiales suficientes para la instruccin. Las clases de lectura deban congregar apenas 5 alumnos cada una, puesto que ste era el nmero de ejemplares y catecismos disponibles. Las clases de escritura no podan contar con ms de 10 alumnos, ya que la escuela posea solamente 11 pizarras individuales y 10 pizarrines para escribir en ellas. La presencia de apenas un arenero y un tintero reduca an ms el nmero de alumnos para las clases iniciales y finales de escritura. Es preciso recordar que la escritura se haca inicialmente en las cajas de arena, utilizando el alumno el dedo como instrumento. Luego pasaba a la pizarra, escribiendo con pizarrines (lpices de piedra). Finalmente, aprenda a usar la lapicera, la tinta y el papel. El pequeo mobiliario indicaba la distribucin de los alumnos en el aula. Muy probablemente el profesor trabajaba con cuatro grados, uno en cada banco, utilizando cada asiento dos alumnos. Tal vez los 20 alumnos formaban cuatro grupos de cinco, lo que permita que cuando un grupo lea los ejemplares de lectura, otro aprenda el catecismo. Por su parte, el tercer grupo estara abocado a la escritura con pizarrines y el cuarto, a la escritura con tinta, pues haba un nico banco con recipientes de tinta.En ese contexto era muy difcil que el profesor respetase las regulaciones publicadas en 1833, en Ro de Janeiro, por el Gobierno Imperial, que pretenda regular la enseanza en las clases a travs del mtodo mutuo. Para tener una idea, la disposicin referente a la lectura discriminaba 16 clases que iban del reconocimiento del alfabeto, las slabas y las palabras a la lectura de la Doctrina Cristiana, la Historia de Brasil, las artes de la Civilidad y la Geografa, indicando una prctica en la que se confundan el aprendizaje de la lengua con la instrumentalizacin para el acceso a los dems saberes escolares. En el caso del profesor Arajo, como en el de los otros maestros que enviaban sus informes a la inspeccin dando cuenta del grado de avance de los alumnos, percibimos que la graduacin de la enseanza de la lectura pasaba de las letras a las slabas de dos o tres letras, a las palabras y al anlisis gramatical. El aprendizaje de la Doctrina Cristiana no apareca como un estadio de lectura, sino como un estudio paralelo, indicando que los alumnos memorizaban ms el catecismo de lo que lo lean.En el entrecruzamiento de fuentes, con atencin a los aspectos materiales de la escuela, nos es posible acercar a las prcticas escolares y los saberes producidos en su interior como soluciones posibles a los problemas enfrentados cotidianamente por profesores y alumnos en el hacer de la clase. Por tanto, emergen las condiciones objetivas del trabajo docente, constituido por el entrecruzamiento de experiencias individuales y colectivas del magisterio, por los saberes sociales y pedaggicos, y por el arte de conciliar el uso del espacio y el tiempo escolar a las necesidades de difusin de los contenidos y la conformacin en el trato con otro (el alumno o el inspector) de relaciones desiguales de poder.

3. La accin de los sujetos escolaresLa discusin, as, nos remite al lugar central que los sujetos ocupan en la construccin de la cultura escolar. A pesar de la constatacin, esa obviedad no fue percibida hasta hace no mucho tiempo. Fue recin a partir de los aos `70 que profesores y alumnos pasaron de ser vistos como instrumento de mediacin o de reproduccin de la sociedad o de objetos de recepcin e inculcacin de normas sociales, a ser considerados sujetos privilegiados del proceso de enseanza-aprendizaje, por las elecciones que efectan y los saberes que producen. El cambio de paradigma implic una alteracin en los anlisis sobre la escuela y la escolarizacin, no slo por la introduccin de nuevos objetos de investigacin, sino tambin por la produccin e incorporacin de otras referencias tericas y metodolgicas.Investigar la prctica docente, comprendiendo la interseccin del saber y de la accin de profesores, inst la indagacin sobre la mezcla de voluntades, gustos, experiencias, casualidades que fueron consolidando gestos, rutinas y comportamientos identificados como propios de los docentes: el modo particular de organizar la clase, de moverse en el aula, de dirigirse a los alumnos, de utilizar los recursos didcticos y, asimismo, la manera de organizar la relacin pedaggica. El vnculo entre experiencias de vida y el ambiente socio-cultural tambin pas a ser objeto de reflexin, traducido en cuestiones sobre el impacto del estilo de vida del profesor dentro y fuera de la escuela, de sus identidades y culturas sobre modelos de enseanza y de prctica educativa; sobre la influencia de los ciclos de vida docente en las elecciones de la carrera; sobre el modo en que los incidentes crticos en la vida de los docentes modifica su percepcin de la prctica profesional; o sobre cmo las decisiones relativas a la carrera pueden ser influidas por aspectos del propio contexto profesional, situando al profesor en relacin con la historia de su tiempo (Goodson, 1992).En ese movimiento, los sujetos de la educacin adquieren contornos recortados por determinantes de gnero y generacin. Comprender el gran contingente femenino del magisterio, especialmente primario, supuso un inquietante desafo para la investigacin. Incit, en un primer momento, a focalizar en el proceso de feminizacin docente. Ms recientemente, ha propiciado indagaciones sobre la asociacin entre magisterio y gnero femenino, destacando las experiencias personales (Nelson, 1992) y las estrategias movilizadas en el aula (Rousmaniere 1994) que aseguran a la mujer la permanencia y el ascenso profesional. Por otro lado, atender a las relaciones interpersonales establecidas en la escuela tambin supuso extender los mrgenes de investigacin, incorporando preocupaciones hasta entonces inexistentes como, por ejemplo, el lugar de las culturas infantiles, juveniles y adultas en la conformacin de prcticas de cuidado y de violencia en el interior de las escuelas o en los modos en que los sujetos significan sus identidades sociales.Si bien las historias de vida, autobiografas e historias orales temticas han emergido en ese escenario como metodologas de inters renovado por la posibilidad de dar voz a los sujetos de la educacin, es necesario reconocer que las fuentes producidas por esas metodologas no son las nicas de las que podemos valernos. El recurso a la fuente fotogrfica, como el resto de la documentacin escrita, tambin permite apreciar cmo los sujetos se enfrentan a las imposiciones y construyen sus recursos individuales y colectivos en el interior de la escuela. En la imagen siguiente vemos un ejemplo. La fotografa fue tomada en 1908 y representa a un profesor rodeado de sus alumnos de un grado de la escuela primaria Caetano de Campos.(Archivo Caetano de Campos CRE Mario CovasSEE-SP)

A pesar de ser una foto clsica de un grupo de alumnos, que alude a la organizacin de una escena bastante similar a otras imgenes del universo escolar, y, por lo tanto, apuntando a una invariabilidad del registro fotogrfico de la cultura escolar, podemos identificar en el segundo alumno de la primera fila vestigios de subversin a los cnones de representacin iconogrfica escolar y a las reglas de la institucin educativa. Recortar un detalle nos permite evaluar la expresin de un nio ms de cerca.

Este alumno exhibe la lengua al fotgrafo. Este hecho nos hace reconsiderar la concepcin fuertemente arraigada de que los alumnos del inicio del siglo XIX eran perfectamente disciplinados y altamente respetuosos en el trato con los mayores. Esta pequea subversin del alumno (hoy annimo) evoca un universo de discusin acerca de la cultura escolar, de las culturas infantiles y de la relacin entre generaciones al 1900. La picarda realizada por el alumno suscita la indagacin sobre cmo la escuela lidi con las travesuras que ocurran en el espacio escolar y social, cmo regul la participacin de las familias, en la definicin de rumbos de la educacin, cmo capitul en algunas disputas y cmo se impuso en otras.Tomemos un ejemplo menos episdico que ste, situado a mediados del siglo XIX. El momento es oportuno, porque remite a la primera instalacin de una escuela en San Pablo, en 1846, y, por lo tanto, capta una prctica docente en un perodo en el que los profesores pblicos paulistas, para recibir el pago de sus salarios, eran obligados a informar, en correspondencia al inspector de enseanza, el nmero de alumnos frecuentes enviando mensual o trimestralmente listas de asistencia. Al tomar contacto con esos documentos administrativos, se percibe que los docentes no slo presentaban ms informacin de la que les era solicitada, sino que inventaban categoras con el objetivo de organizar el universo de la escuela, clasificando alumnos y saberes. En la elaboracin de sus reportes de asistencia escolar, la explicitacin de las disciplinas elementales de enseanza, as como el registro de edad, nacionalidad, color y filiacin ampliaba sustancialmente la cualidad de la informacin requerida por el poder pblico sobre la nmina de los alumnos matriculados, declarando su asistencia y aprobacin. Si regresamos an ms en el tiempo, vamos a percibir que los maestros reales de primeras letras traan en los reportes elaborados entre 1800 y 1821 informaciones sobre el nmero de alumnos, lugar de procedencia, edad, condicin social, ocupacin profesional, aprobacin, asistencia y duracin de los estudios, como seala Maria Lucia Hisdorf (1982: 2), superando lo que era determinado por la ley portuguesa. De dnde venan esos modelos de escritura? Esta pregunta lleva a indagar acerca de los modos en que se fue produciendo la experiencia individual y colectiva del magisterio, construida y organizada por los docentes, a partir del momento en que, tornados en funcionarios pblicos, fueron instados a inventar los contornos del ejercicio docente como profesin.A pesar de las diferencias perceptibles en la escritura de los informes por parte de los distintos profesores pblicos de la poca, se explicitan cinco conjuntos de dispositivos:a) contabilidad, expresin en numeracin creciente incluida en la primera columna o en el artificio de informar el nmero de alumnos asistentes al final del cuadro;b) identificacin, manifestacin que cuida especificar nombre y edad adems de filiacin, nacimiento, condicin y color;c) gestin, perceptible en el registro diario de matrcula presente y ausente, evidenciando el inicio del trabajo docente con cada alumno y sus interrupciones;d) evaluacin pedaggica, incluida en el campo de la aprobacin o no de las diversas disciplinas;e) evaluacin social y de comportamiento, en general emergente bajo la forma de observaciones generales, otras informaciones u observaciones y procedimientos.Las razones que llevan a los docentes a organizar sus tablas a partir de estos dispositivos extrapolan una determinacin legal e indican una formalidad de las prcticas docentes en el perodo. Responsables por la administracin tanto como por el funcionamiento de la escuela, los docentes atribuyen a los cuadros el lugar de un triple registro: burocrtico, disciplinar y pedaggico. Es en la confluencia de estos tres rdenes de haceres que los docentes construyen su experiencia profesional. Al mismo tiempo, construan lo que era o debera ser la experiencia docente consignada en rbricas que definen unos caracteres biolgicos, sociales y jurdicos de los alumnos al establecimiento de jerarquas de contenidos y de modos de aprendizaje.

CierreMirar la escuela a travs de los lentes de la cultura escolar permite no slo ampliar nuestro entendimiento sobre el funcionamiento interno de la institucin, sino tambin nos invita a rever las relaciones establecidas histricamente entre la escuela, la sociedad y la cultura. Esto fue lo que intent realizar al buscar ejemplos alejados en el tiempo. Mas las cuestiones observadas por la mirada retrospectiva tambin encuentran posibilidades de discusin en los das de hoy. Percibir el trnsito de los sujetos, las constantes negociaciones entre normas y prcticas, o los aspectos relacionados con la alteracin de la cultura material escolar, son tambin problemticas asociadas a la crisis de la cultura escolar en la actualidad.Finalmente, al ser instados a introducir las nuevas tecnologas de informacin en la cotidianeidad del aula, no estamos los docentes ejerciendo el conocido arte de la docencia hibridando aspectos que se consideran positivos de las tecnologas de la informacin y la comunicacin con metodologas de enseanza que estamos acostumbrados a utilizar con xito en la prctica cotidiana? Al confrontarse con las reformas educativas y los nuevos requerimientos de las polticas pblicas, no estn los alumnos, docentes y administradores negociando constantemente entre lo posible de ser incorporado y lo que es preciso descartar para mantener el funcionamiento de la escuela? Al lidiar con los problemas cotidianos de la escuela, como por ejemplo la violencia escolar, no estn los docentes y familiares demandando al poder pblico una proposicin de nuevas reglas o una revisin de mecanismos que se han mostrado histricamente insuficientes? Y, por ltimo no tiene la escuela y sus sujetos que reinventarse constantemente en respuesta a los desafos a la prctica trazados por la sociedad en su permanente cambio?En esta medida, la cultura escolar es una importante herramienta terica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relacin con la sociedad y la cultura, en el juego tenso de luchas de poder que sobrepasan lo escolar y se expresan en las contradicciones sociales.

Despus de la claseEl conjunto de preguntas que les ofrecemos ahora se refieren al da a da de la escuela hoy. Cmo se construyen, transmiten y modifican las tradiciones y regularidades institucionales de las escuelas? Qu papel juegan el espacio y el tiempo en los modos de hacer de la escuela? Qu rasgos de la escuela permanecen estables a lo largo del tiempo, ms all de las propuestas de reforma?En relacin con los textos de lectura bsica, les anticipamos que cada uno aborda el tema de las culturas escolares enfatizando aspectos diferentes. El primero es una entrevista realizada a Andy Heargraves, socilogo ingls, reconocido internacionalmente por sus estudios en relacin con el cambio educativo, el desarrollo profesional docente y la cultura escolar. All explica, entre otros temas, la importancia y las caractersticas de las comunidades de aprendizaje profesional en la promocin de los cambios en la escuela.El segundo artculo propuesto pertenece a la misma autora de la clase. Diana Goncalvez propone pensar la categora de cultura escolar como herramienta de anlisis sobre la cultura escolar y sus prcticas, tomando el caso del funcionamiento de la escuela elemental de San Pablo en la primera mitad del siglo XIX. Se interroga tambin acerca de las demandas oficiales a ella impuestas y de los saberes sociales que circulaban en el perodo con el fin de identificar los mecanismos de regulacin y de cambio diseados en el interior de la escuela y las formas en como ella se exterioriza en lo social.En el tercer artculo, el antroplogo argentino Nstor Garca Canclini, analiza el uso del concepto de hibridacin en las distintas disciplinas dando cuenta de sus significados y mbitos de aplicacin. Se trata de un concepto fundamental para adentrarse en el enfoque cultural que propone esta Diplomatura. El autor hace especial referencia al estudio de los procesos de hibridacin, ms que a la hibridez. Abordar los procesos de hibridacin permitira captar las relaciones de poder, el despliegue de identidades, las relaciones interculturales. Todas estas cuestiones se ampliarn en las clases del bloque 2. Esperamos que la propia experiencia profesional, la lectura de esta clase y de los textos que se ofrecen como lectura obligatoria sean fuentes de nuevas problematizaciones que los ayuden a pensar preguntas que expresen autnticamente sus inquietudes.Hasta la prxima!

Bibliografa citadaBourdieu P. (1996). Razes praticas: sobre a teoria da ao. Campinas: Papirus.Canclini N. (2003). Culturas hbridas. So Paulo: EdUSP.Chapoulie, J.M. e Briand, J.P. (1994). "A instituio escolar e a escolarizao. Uma viso de conjunto". Educao e sociedade (15) 47, 11-60.Chervel, A. (1990). "Histria das disciplinas escolares: reflexes sobre um campo de pesquisa". Teoria & Educao (2), 177-229.Chevallard, Y. (1985). La transposition didactique du savoir au savoir enseign. Paris: La Pens Sauvage.De Certau, M. (1994). A inveno do cotidiano. Petrpolis: Vozes.Dias, M.H. (2002). Professores da escola Normal de So Paulo (1846-1890): a histria no escrita. So Paulo: Mestrado, FEUSP.Foucault, M. (1986) A arqueologia do saber. Rio de Janeiro: Forense-Universitria.Goodson, I. (1992). "Dar voz ao professor: as histrias de vida dos professores e seu desenvolvimento profissional". In A. Nvoa (ed.), Vidas de professores (pp. 63-78). Porto: Porto Editora.Hilsdorf, M.L. (1982, setembro). "A prtica pombalina no Brasil: alunos de estudos menores na Capitania de So Paulo, nos incios do sculo XIX". Comunicao apresentada no Simpsio Internacional A prtica pombalina no Brasil, Arquivo do Estado de So Paulo, So Paulo, Brasil.Julia, D. (2001). "A cultura escolar como objeto histrico". Revista Brasileira de Histria da Educao (1), 9-44.Nelson, M. (1992). "Using oral case histories to reconstruct the experiences of women teachers in Vermont, 1900-50". In I.F. Goodson (Ed.), Studying teachers lives (pp. 167-186). New York: Teachers College Press.Rousmaniere K. (1994, spring). "Losing patience and staying professional: women teachers and the problem of classroom discipline in New York City schools in the 1920s". History of Education Quaterly, (34) 1, 49-68.Tyack D. and Cuban L. (1999). Tinkering toward utopia. A century of public school reform. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press.Vidal, D.G. (2005). Culturas escolares. Estudo sobre prticas de leitura e escrita na escuola pblica primria (Brasil e Frana final sculo XIX). Campinas, Autores Associados, 2005.Vidal, D.G. (2007). "Culturas escolares: entre la regulacin y el cambio" Propuesta Educativa (28), (www.propuestaeducativa.flacso.org.ar, disponible 08/04/2007).Vidal, D.G., Faria Filho, L., Gonalves, I. e Paulilo, A. (2004) "A cultura escolar como categoria de anlise e como campo de investigao na histria da educao brasileira". Educao Pesquisa. (30) 1, 139-160 (www.scielo.br/pdf/ep/v30n1/a08v30n1.pdf, disponible 08/05/2007).Viao Frago, A. (1995). "Historia de la educacin e historia cultural". Revista Brasileira de Educao (0), 63-82._____ (2001) "Fracasan las reformas educativas?" In: SBHE (Ed.), Educao no Brasil (21-52). Campinas: Autores Associados.Vincent, G. (1980). L" cole primaire franaise. Lyon et Paris: Presses Universitaires de Lyon et Editions de la Maison des Sciences de l"Homme.Vincent, G., Lahire, B. e Thin, D. (2001). "Sobre a histria e a teoria da forma escolar". Educao em Revista (16) 33, 7-48.

Bibliografa bsicaEn la Biblioteca, pueden encontrar una carpeta denominada Clase 1, que contiene la bibliografa bsica, citada a continuacin:

Garca Canclini, Nstor (2003). "Noticias recientes sobre la hibridacin". Revista Transcultural de Msica N7. Heargraves, Andy (2007). "El cambio educativo: entre la inseguridad y la comunidad". Revista Propuesta Educativa (27), 63-69.

Vidal, Diana (2007). "Culturas escolares: entre la regulacin y el cambio". Revista Propuesta Educativa (28).

Itinerarios de lecturaPara esta clase le recomendamos dos itinerarios de lectura que detallamos a continuacin.Si usted desea profundizar sobre la cultura escolar como herramienta terica, le recomendamos tres textos: - Para ampliar sobre la cultura escolar en tanto construccin histrica y entramado de relaciones, le sugerimos: Julia, Dominique (2001). "A cultura escolar como objeto histrico". Revista Brasileira de Histria da Educao (1), 9-44.El artculo desarrolla la idea de la cultura escolar como objeto histrico. Demuestra que la cultura escolar no puede ser estudiada sin un examen preciso de las relaciones conflictivas o pacficas que ella mantiene en cada perodo de su historia, como al conjunto de las culturas que le son contemporneas. Su trabajo se refiere al perodo moderno y contemporneo, comprendido entre los siglos XVI y XIX. El texto se desarrolla siguiendo tres ejes que ayudan a entender la cultura escolar como un objeto histrico: 1) las normas y las finalidades que rigen la escuela; 2) el papel desempeado por la profesionalizacin del trabajo del educador; 3) el anlisis de los contenidos enseados y las prcticas escolares.Vidal, D.G, Faria Filho, L., Gonalves, I. e Paulilo, A. (2004). "A cultura escolar como categoria de anlise e como campo de investigao na histria da educao brasileira". Educao Pesquisa (30) 1, 139-160.Este texto presenta una sntesis de las investigaciones que entienden que la cultura escolar es apropiada como categora de anlisis en el campo de la investigacin en el rea de Historia de la Educacin. Aborda, tambin, las definiciones de cultura escolar ms utilizadas estableciendo similitudes y diferencias entre ellas. Realiza una revisin bibliogrfica del tema, y finalmente indica algunos de los desafos tericos y metodolgicos que deben ser tenidos en cuenta para el desarrollo de investigaciones en el campo. - Para ahondar sobre el carcter hbrido de las prcticas escolares, le recomendamos: Garca Canclini, Nstor (2003). Culturas hbridas. So Paulo: EdUSP.En este libro, el autor, presenta una discusin de las teoras del modernismo y el posmodernismo, haciendo hincapi en los usos populares del arte culto y de los medios masivos de comunicacin. Canclini contrasta la manera en que la cultura popular moderna, segn es interpretada en los museos, la poltica y el mercado, se entrelaza con las tradiciones populares, produciendo a su vez "culturas hbridas." Sostiene que para estudiar y comprender estas "culturas hbridas," es necesario un enfoque combinado de las disciplinas; la antropologa con la sociologa, el arte y los estudios de las comunicaciones.Si desea leer sobre el aspecto material de cultura de la escuela, le recomendamos:Trilla, Jaume (1999). Ensayos sobre la escuela. El espacio social y material de la escuela. Barcelona: Laertes. Este libro contiene una serie de ensayos referidos a la escuela como lugar. En ellos se analizan los aspectos pedaggicos vinculados con la conformacin del espacio escolar. Se plantean dos modelos de pedagoga escolar en funcin del tipo de relacin que cada uno de ellos estableca con el entorno: 1) la escuela que tiende a cerrarse sobre ella mismo, a construir un espacio denso y aislado del exterior; 2) una escuela abierta, lo ms arraigada posible a su medio y de contornos muchos ms difusos que los del anterior modelo. El libro presenta una serie de imgenes sobre la gnesis del espacio escolar que revelan rasgos de estos modelos.La literatura tambin ha narrado sobre la vida de la escuela. Los siguientes son relatos contextualizados en diferentes pocas histricas:Can, Miguel [1884]. Juvenilia. Ediciones varias.Autor vinculado profundamente a los grupos ms dinmicos de la oligarqua de los 80, escribe esta novela testimonial, que evoca sus experiencias como alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires en la dcada de 1860, en aquel entonces, un internado. Entre la nostalgia y la total aoranza, el autor recuerda episodios que lo marcaron especialmente: su entrada en el colegio, los despertares tempransimos, la admiracin por un profesor, las peleas entre alumnos, etctera. Si bien el relato se circunscribe al mbito del colegio, los conflictos nacionales de la poca se reflejan en las relaciones entre alumnos de las provincias y porteos, por ejemplo.Chitarroni, Luis (1997). El caraplida, Buenos Aires: Tusquest Editores. El relato rememora las aventuras de un grupo de escolares de sptimo grado en una escuela primaria de varones de Buenos Aires, a comienzos de 1970. En la novela se hacen presentes los diferentes sonidos de la escuela: el repertorio auditivo de apellidos y sobrenombres, el discurso de las maestras y maestros, que oscilan entre las hablas del barrio y las aprendidas en la institucin que los form, los insultos en sus diferentes niveles permitidos y prohibidos y los ruidos, resoplidos de ese mundo preadolescente. Lomas, Carlos (ed.) (2002). La vida en las aulas. Memoria de la escuela en la literatura. Buenos Aires: Paids.El libro ofrece numerosos relatos literarios sobre los contextos escolares. Algunos de ellos pertenecen a autores clsicos y otros a autores de actuales generaciones de narradores y poetas. Estn agrupados en tpicos: memoria de la escuela; maestros y maestras; la vida en las aulas; compaeros, colegas, camaradas; los amores escolares; aprobar y suspender; la letra con sangre entra; el odio a la escuela; monotona en las aulas; escuelas pblicas, colegios privados; la imaginacin al saber; amor y pedagoga.Pennac, Daniel (2008). Mal de escuela. Espaa: Editorial Mondadori.En esta novela, Pennac escribe sobre la vida de la escuela pero desde el lugar de los malos alumnos. Es un relato autobiogrfico que captura su propia experiencia como mal alumno y como profesor durante veinticinco aos en un instituto de Pars. El escritor francs reflexiona acerca de la pedagoga y las disfunciones de la institucin escolar, sobre el deseo de aprender y el dolor de ser un mal estudiante, sobre el sentimiento de exclusin del alumno y el amor a la enseanza del profesor.Pineau, Pablo (2005). Relatos de escuela: una compilacin de textos breves sobre la experiencia escolar. Buenos Aires: Paids.Es una seleccin de setenta textos breves algunos autobiogrficos, la mayora ficcionales sobre la experiencia escolar en la Argentina. El libro evoca el paso por las aulas, y destaca la eficacia de la escuela en la conformacin de las identidades y destinos de sus autores. As pasan Miguel Can, Roberto Arlt, Leopoldo Marechal, David Vias, Eva Giberti, Rodolfo Walsh, Manuel Puig, Osvaldo Soriano, Alejandro Dolina, Mara Elena Walsh, y tambin Charly Garca y Pipo Cipolatti, entre otros.

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