Dianne es la hija de un gran empresario de Winnipeg. Las ......Desde el otro lado de la puerta...
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Dianne es la hija de un gran empresario deWinnipeg. Las fábricas de supadrecontaminan losríos, loquehacequemuchaspersonasenfermen.ElgrupoterroristaDEMONquiereacabarcon lasfábricasdemaneraviolenta.Undía,intentansecuestraraDianneyaTom.Tomesunamigodelachica,alqueleencantaresolvercrímenes.
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EricWilson
TerrorenWinnipegTomAusten-03
ePubr1.0Titivillus07.09.17
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Títulooriginal:TerrorinWinnipegEricWilson,1979Traducción:PedroBarbadilloIlustraciones:GawinRowe
Editordigital:TitivillusePubbaser1.2
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UNPERROfuriososeabalanzósobreTom.—¡No!—gritó,dandounrodeo.Conungolpemetálico,lacadenaunidaalcollardetuvoalperro.Temiendoquela
cadenano resistiera,Tomsedirigiónerviosohaciaunaarboledadonde leesperabasentadasuamigaDianne,quelesonrió.
—Yaheoídoladraralperro.Veoquehasvueltoafracasar.Tomseencogiódehombros.—Algúndíaatravesarésinservistovuestrosistemadeseguridad.—Lodudo.Papátieneguardasyperrosportodalafinca.Nopuedepasarnadie.—Yopuedohacerlo.Arrodillándoseenel suelo,Tomse sirviódeuna ramitaparaesbozarunnuevo
plan que permitiera eludir el sistema de seguridad. Mientras tanto se acercósilenciosamenteunhombre.
—Tienequeirsedentro,señoritaDorchester.Diannesuspiró.—Estodetenerguardaespaldasescomoestarenlacárcel.—Puedequesí—dijoTom—,peroresultaemocionantevenirdevisita,contodo
estesistemadeseguridad.Diannesacudiósucabellerarubia.—Nome gusta nada tener guardaespaldas, Tom, perome imagino que estarán
sólohastaquelapolicíacaptureaesosterroristasdeDEMONquehanamenazadoconraptarme.
—DEMONamenazóatupadreparaobligarleacerrarlasfábricasque,segúnellos,estáncontaminandoelmedioambiente.¿Porquénolascierra?
—¡Ni hablar! Papá piensa que lo que los terroristas quieren es destruir lasindustrias Dorchester, y lo que menos les importa es proteger el medio ambiente.Dicequenuncadarásubrazoatorcer.
Siguieron al guardaespaldas por el bosquecillo y luego salieron a una sinuosacalzada. Cerca había unmuro de ladrillo. Un guarda vigilaba la pesada puerta demaderaquedabaaccesoalafinca.
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El guarda hizo un gesto al guardaespaldas para que se acercara y abrió unventanucode lapuerta.Miraron fuerayparecíanpreocupados.Tomseacercóparaescucharloquehablaban.
—ElAyuntamientosiemprenosavisacuandomandantrabajadores—dijounodeellos.
Elotroasintió.—Cuandollegueacasa,llamaréporteléfonoalAyuntamiento.Hayalgoqueno
megusta.DesdeelotroladodelapuertallegabaelruidodelasmáquinasyTompudover
algunoshombresentrajedefaena,excavandoenlacarretera.—¿Qué sucede? —preguntó, al tiempo que el guardaespaldas de Dianne
reemprendíalamarcha.—Nada—dijoelhombre,aunqueparecíapreocupado.Pasadoun recodo encontraronuna casa impresionante conmurosdepiedra.Al
acercarseaella,losenfocóunacámaradetelevisiónyunguardaabriólapuerta.Unavezdentro,losdejaronlosguardasyTomsedirigióaDianne.—¿Ha instalado tu padre algún nuevo dispositivo de seguridad desde la última
vezqueestuveaquí?Ellaasintióylellevóhastalapuertadeungransalón.—¿Notasalgo?Tomrecorriócon lavistael salón,perosóloviomueblesantiguosycuadrosal
óleoconmarcosdorados.—No,nadaespecial.—Se trata de un detector ultrasónico que emite ondas de alta frecuencia. Si
alguienentraenelsalón,interfierelasondasyponeenmarchalaalarma.
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—¡Fantástico!—dijoTom,apuntándoloensucuadernodenotas—.Tupadreseadelantasiemprealosmalhechores.
—Esperemosqueasísea.Salieron del vestíbulo y se dirigieron hacia una sala donde los esperaba un
refrigerio;Diannesirviódosvasosdeleche,mientrasTomcentrabasuatenciónenungrantrozodetartadechocolate.
—Escucha, Dianne. He decidido poner de nuevo a prueba vuestro sistema deseguridad.
—¿Quévasahacerahora?Tomobservólasestanteríasrepletasdelibrosencuadernadosenpiel.—¿Tendránchinchesesoslibros?Dianneseechóareír.—Alosumohabrátermitas.Tombajóeltonodevoz.—Sesuponequelosguardasvigilancuandotúestáseneljardín,¿no?Dianneasintió.—Ycuandosalesdelafinca,llevasunguardaespaldas.—Asíes.—Miplanconsisteenllevarteporeljardínysalirdelafincasinquelosguardas
se den cuenta. Sólo para demostrar que el sistemade seguridad no es tan perfectocomotupadrecree.
—¿Ycómolovasahacer?Tomsonrió.—Dame otro trozo de tarta para coger fuerzas y luego te demostraré el
contrasistemadeTomAusten.MientrasDiannepartíael trozode tarta,Tomsefijóen lacoleccióndeespadas
antiguasdelseñorDorchester.—Eso debe valer una fortuna. No me extraña que DEMON llame a tu padre
capitalista.Diannelemiróenfadada.—¿Quieresquetetirelatartaalacara?—Noteenfades.Yopiensoquetupadreesuntipointeligente.—¡Es una persona fabulosa! Además, las Industrias Dorchester dan trabajo a
muchagente,nosóloaquíenWinnipeg,sinoentodoManitoba.¿Quéhaydemaloenello?
Tomseencogiódehombros.—Piensoquenada,peroescuchéaalguienenlatelevisiónquedecíaquelagente
noquería trabajar en las fábricasporqueestabancontaminandoelmedio ambiente.PoresopusoDEMONunabombaenlafábricadeWhiteRiver,paraobligaratupadreacerrarla.
—Aquella bomba estuvo a punto de matar a mucha gente. Papá dice que eso
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demuestraquealosterroristassólolespreocupahundirlasIndustriasDorchester.—Esocreo—Tomquitóconcuidadolacapadeazúcardelatartaparacomérsela
primero—.¿Quiénesesedelcuadro?—preguntóconlabocallena.Diannemiróelcuadroquerepresentabaaunjovendepelorubioyojosazules.—EsmihermanastroPowell.Mispadres tuvieronuna fuertediscusión sobre si
colgarlooguardarloeneltrastero.—¿Porqué?—Papá está aún enfadado con Powell porque le dijo que debería cerrar sus
fábricasantesdequeacabasenconManitoba.HubounasescenasviolentasyPowellsemarchódecasa.
—¿Dóndeviveahora?—Nadielosabe.Desaparecióynocreoquepapáhaganadaporsaberdóndeestá.—¿Porqué?—Papá tenía una piel de tigre frente a la chimenea, y Powell la hizo trizas la
nocheenquesemarchó.—Esonoestuvobien.Diannesepusoenpie.—Vamosacomprobartuplanantesdequecambiesdeidea.Tenpresentequelos
guardasseenfadaránsinosven.—¡Imposible!Dejaron el cuarto y salieron al vestíbulo, cubierto de espesas alfombras, y se
detuvieronjuntoalapuertadelsalóndelosmueblesantiguos.Sobreloscuadrosalóleolucíanunospequeñosfocosdeluz.Tomestudiólahabitación.
—¿Estácerradaaquellapuertaquedaalpatio?—Sí.Puedesverlallaveenlacerradura.—Porahíespordondesaldremosdelacasa.Eslaúnicapuertaquenonecesita
vigilante,acausadelsistemaultrasónicodeestahabitación.—¡Esperaunmomento!¿Quépasarácuandosuenelaalarma?—Notepreocupes.Saldremosmuchoantesdequelosguardaslleguenaquí.Dianne lemiró indecisa, peroTomestaba convencido de que su plan no podía
fallar.Echóunvistazo al vestíbulo para comprobar quenohabía ningúnguarda, yluego,llenandodeairelospulmones,tomóaDianneporlamanoyselanzócorriendoconellaporlahabitación.
Elruidodelaalarmaatronótodalacasa.
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ELAGUDOsonidodelaalarmarompióelsilencio,seguidoacontinuaciónporeldeunasirena.Unperroladróenalgunaparteyalguiengritó.TomyDiannellegaronalapuertadelpatio;Tomgirólallaveysalieronafuera.
Lasirenaavisabadesdeloaltodelmuro,ylosguardassellamabanunosaotros,altiempoquesalíandeentrelosárbolesysedirigíancorriendohacialacasa.
—¡Poraquí!—gritóTomaDianne.Cruzaronvelozmenteelpatio,saltaronunavallabajaycayeronsobreunmacizo
deflores.Llegaronaunaarboledaysedetuvieronparatomaraliento.—¡Idiota!—dijoDianne—.¿Quéesloquehashecho?Tommiró horrorizado hacia la casa, en elmomento en que salía un guarda al
patio;estehizogestosaunhombrequehabíaenelcaminoparaqueseacercara,ydespuésentródenuevoenlacasa.
—Noesperabatodoesto—dijoavergonzado.—¡Papásevaaponerfurioso!Seadentraronporentrelosárboles,cercadelcamino,enbuscadelapuerta.Tom
estabasegurodequeelagudosonidodelaalarma,queseoíaportodalafinca,haríaqueelguardadelapuertasealejara,conloquepodríansaliralacallesinservistos.
Pero estaba equivocado. El hombre permanecía en su sitio, paseando sin cesarantelapuerta,preocupadológicamenteporelsonidodelasirena,perosinabandonarsupuesto.
—¡Demonios!—murmuróTom, deteniéndose tras un árbol—.Debería haberseido.
—¿Yahoraqué,tíolisto?—Ya hablaremos luego. Tenemos que llegar a la calle para demostrar que el
sistemadeseguridadtienemásagujerosqueunquesosuizo.—Tucabezasíquetieneagujeros.Nodebíahaberteconsentidoestalocura.—¡Nopuedofallar!
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Conunasonrisaradiante,Tomsedirigióhaciaelguarda.—¡Hola!—dijotratandodeparecerjovial—.¿Quésucede?Elhombrelosmiró,desconfiado.—¿Quéestáustedhaciendoaquí,señoritaDorchester?Deberíaestardentrodela
casa.Diannemurmuróunarespuestaydiounapatadaalagravilladelcamino.—Nosepreocupe—dijoTomamistosamente—.Hemosquedadoenvernoscon
unodenuestrosprofesores, en la calle.Nos traeun trabajoparahacer en casa, asíque,porfavor,abralapuerta.
—¡Nihablar!—dijoelhombre,negandoconlacabeza—.Nadie…Enesemomentoseoyóelestruendodeunaexplosiónquedestrozólapuerta.La
pesadamoledemaderasaltódecuajoycayóalsuelo;almismotiempo,Tomylosdemásfueronlanzadoshaciaatrásporlafuerzadelaexplosión.
Medio inconsciente, Tom observó asombrado a los hombres que entraban,corriendo y en silencio, por el hueco donde había estado antes la puerta. Eran losmismostrabajadoresqueanteshabíanvistoatravésdelventanucodelapuerta.
Aúnllevabanloscascosdondeseleía:WinnipegRoadWorks,peroocultabansusrostroscongafasdeesquiareibanarmados.
—¡Ahíestálachica!—gritóunodeellos.—¡Cógela!—dijo otro hombre apuntando al guarda con el arma—.Y tú no te
muevas.SevolvióhaciaTom.Porunmomentosusojoslemiraronamenazadoramentea
travésdelasrendijasdelasgafasdeesquiar.Luego,levantóunbrazoydijo:—Llévatetambiénaestechico.Seacercócorriendounhombre,quecogióaTomporelpeloyloempujóhaciala
calle.Tomtratódesoltarse,perosehacía tantodañoquenotuvomásremedioque
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seguirledandotraspiés.Teníalanarizllenadelolordelexplosivo;unasmanosfuerteslolevantaronylo
echaron al suelometálicodeuna furgoneta.Se cerró la puerta, se oyó el ruidodelmotorenmarcha,yelsuelocomenzóavibrar.
AbriólosojosyviolacabezarubiadeDianne.Juntoaella,habíadoshombresenmascaradossentadosenunbanco.
—Cierralosojos—leordenóunodeellos.Tomobedeció.Tratódememorizarlascurvasylasparadasdelafurgoneta,pero
prontoperdiólanocióndeltrayectoseguido.—Leesevaaenfadar—dijounodeloshombres.—¿Porqué?—contestóelotro.—Noteníamosprevistohacersaltarlapuertahastalascinco,cuandolosguardas
serelevan.—Yaoístelaalarma.Penséquenoshabíandescubiertoydecidíquenopodíamos
esperarmás.—ALeenolevaagustar.—Tenemosalachica,¿no?—Yademásunchico.Esonoformabapartedelplan.—Escucha.Aquímandoyo.Nomegustaquediscutanmisdecisiones.Tomgrabóensumenteloqueacababadeescuchar.Lee,alascinco,relevodelos
guardas.Deunaformauotradebíadarestainformaciónalapolicía.—¿DóndenosreuniremosconLee?—Enelrefugiodelrío.—¿Ynocuandocambiemosdevehículo?—Porsupuestoqueno.Detodasformas,¿quéimportaeso?—Eljefeesquiendecide;notú,quenoeresmásqueunprincipiante.SeoyóunaexclamacióndeenfadoyTomconfióenqueseorganizaraunapelea,
para intentar escapar con Dianne en medio de la confusión. Pero ahí acabó todo;mientras,lafurgonetadabavueltasporlascallesdelaciudad.
Sinprevioavisopisaronelfrenoylafurgonetachirrióhastaquesedetuvo.Tomoyóelruidodelaspuertasyunasvoces;luego,lebajaronsinmiramientos.
—Veallí—ledijounodeloshombres,señalandootrafurgoneta.Deslumbradoporlaluzdelsol,Tomviomuchoscochesviejosamontonadospor
todas partes. Dirigió la mirada hacia Dianne que se incorporaba lentamente y sedirigió hacia la segunda furgoneta; elmotor estaba enmarcha y un hombre estabaabriendolapuertatrasera.
Derepente,Tomechóacorrer.Elhombrequeestaba juntoa lafurgonetasevolviódesconcertadocuandoTom
pasó corriendo cerca de él, en dirección a los coches abandonados. Sus piesresbalabanen lagravillaycasi sediocontrauncoche;oyógritosencolerizadosaltiempoquecorríadesesperadamenteporunpasilloquehabíaentrelosmontonesde
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chatarraoxidada.Unavieja cercademaderagrisácea le cerrabaelpaso.Viounestrechoespacio
entre dos coches, se introdujo por él y salió por la puerta abierta de un autobúsdestrozado.
Faltabanlosasientosysóloseveíansuscontornospintadosenelsuelo.Miróatravésdeunaventanaqueteníaloscristalesrotos,tratandodeencontrarunlugarmássegurodondeesconderse,perooyóvocesyseagachó.Searrastróhacialapareddelautobús,intentandocalmarlosfuerteslatidosdelcorazón.
—¿Lohascogido?—oyóquepreguntabaunodeloshombres.—Silohubieracogidonoestaríabuscándolo.—Puedeestarencualquierlado.Vayámonosdeaquí.—¿Yledejamosqueseescape?—Cuando encuentren la furgoneta tenemos que estar lejos de aquí. No hay
tiempoparaseguirbuscándolo.Detodasformasnopuedeidentificarnos.Una ligerabrisa se colópor lasdestrozadasventanillasdel autobús, levantando
una polvareda en la que flotaban papeles viejos describiendo círculos. Sobre lacabezadeTom,unpósterdescoloridodecía:Lafelicidadconsisteencenarunbuenfilete; una mosca zumbó a su alrededor, ascendió hacia los rayos del sol ydesapareció.
Tompermaneciódondeestaba, temerosodequeloshombreshubieransimuladoabandonarsubúsqueda.Alpocoratosusmúsculosnopudieronresistirmáslatensiónyseincorporóconcuidado.
Todoestabaensilencio,peroTomesperóunlargoratoantesdesalirdelautobús.Cuandofinalmenteseconvenciódequeestabaasalvo,empezóadarsecuentadelascosastanhorriblesquehabíansucedido.
Dianne había sido secuestrada y él tenía, en parte, la culpa. Había colaboradoinvoluntariamente con los secuestradores, trastocando el sistema de alarma de lafinca,yahoraDiannecorríaunseriopeligro.¡Quéestupidezhabíacometido!
Sintiéndoseterriblementeculpable,TomevocóelrostrodeDianne.—Teencontraré—prometióenvozalta.Elecodevolviósuspalabras:Teencontraré.
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AL DÍA siguiente, al terminar la escuela, Tom se dirigió hacia el río con sucompañero de clase, Dietmar Oban. Resguardados tras un bote de remos volcado,observaronuna filadebarcazas, transformadas enviviendas, que se extendían a lolargodelaorilla.
—¡Agáchate!—murmuróTom—.Sinosven,losterroristasnosabatiránconsusmetralletas.
Dietmarserioentredientes.—Túytusabsurdasteorías,Austen.Hasleídodemasiadasnovelaspolicíacas.Enlafurgoneta,lossecuestradoresdijeronqueseencontraríanconsujefe«enel
refugiodelrío».—¿Yqué?Esopuedeestarencualquierparte.Tommoviólacabeza.—Esas barcazas constituyen un escondrijo perfecto yDEMON podría fácilmente
tenerprisioneraaDianneenunadeellas.—¿CómosabesqueesDEMONelquehasecuestradoaDianne?Puedehabersido
cualquierotro.—Sí, peroDEMON habíamandado una carta al señorDorchester, amenazándole
conraptaraDianne.Estoysegurodequehansidoellos.Meapuestoloquesea.Dietmarserio.—¿Leshasexplicadoalospolicíastubrillanteteoría?—Intentéexponerlesmisideas,peronisiquierameescucharon.Estabanfuriosos
conmigoporhaberhechosonar laalarma,porquecreenque laconfusiónfacilitóeltrabajoalossecuestradores.
—Apuesto a que tu padre estará enfadadísimo. ¡Imagínate! ¡Ocupar un cargoimportanteenlapolicíaytenerunhijocomotú!
Sin querer manifestar lo culpable que se sentía, Tom miró con desprecio aDietmar.
—¡Cuidado con lo que dices!De todas formas,mi padre está fuera, dando uncurso en una academia de policías, en elEste.EsperemosqueDianne esté a salvoantesdequevuelva,porque,sino,mearrancaráelcuerocabelludo.
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—Nocreoquelapolicía tardemuchoenencontrarla.Oíenlaradioquehabíandescubiertohuellasdigitalesmuyclarasenlafurgonetadelossecuestradores.
—¡Eh!—dijoTom—.¿Vesaquello?—¿Qué?—Miralaventanadeaquellabarcaza.Hayunpósterquedice:MueraDorchester.—¿Yqué?—Pues que el padre deDianne es el dueño de las IndustriasDorchester. Es la
persona a la que han amenazado los terroristas deDEMON, así que aquella barcazapodríasersuescondrijo.
—Tucerebronofunciona,Austen.—Tengounplan.—¿Quéselehaocurridoahoraalinteligentemuchacho?—¿Vesesecubodebasuraenlapuertatraseradelabarcaza?Leíenunmanualde
policíaquesepuedenencontrarpistasvaliosasrebuscandoenlabasura.Dietmarseechóareír.—¿Quieresbasura?Puesempiezacontusteorías.—¡Manosalaobra!Tomobservódetenidamentelabarcazayluegoseencaminóhaciaella.Cogióel
cubodelabasurayvertiósucontenidoenelsuelo.—Qué mezcla más variada —dijo, examinando latas vacías de garbanzos,
sémola,higossecos—.Sólohayalimentosextraños,exceptoeste tubode tinte rojoparaelpelo.Aquíhayalgoraro,¿noteparece?
Dietmarnocontestó.—EstoysegurodequeestotienealgoqueverconDEMON—dijoTom,mientras
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esparcíalaslatasporelsuelo—.¿Túquécrees?Tom se volvió enfadado al no obtener de nuevo ninguna respuesta. Dietmar
mirabaaunhombrequeestabadepieenelporchedelabarcaza,conlasmanosenlacadera.
—¿Quéestáshaciendo,jovencito?—¡Ah!—dijoTom,enrojeciendo—.Yo…bueno…—Recogeeso.—Sí,señor—TomcogióalgunasdelaslatasymiróaDietmar—.Vamos,échame
unamano.Dietmarmoviólacabeza.—Túereselgrandetective.Túhassacadotodoeso,asíquerecógelotú.Elhombredelporchemirósorprendido.—¿Undetective?Dietmarasintió.—Creequeestabarcazaesun…—¡Cierraelpico,Dietmar!—¿Unqué?—preguntóelhombre.Dietmaribaaresponder,perosequedócalladoanteelgestoamenazadordeTom.
Elhombreobservósusrostros,peronodijonadahastaqueTomterminóderecogerlabasura.
—MellamoKaufman.Entrad.Tom se limpió cuidadosamente sus dedos pringosos en los vaqueros, mientras
mirabaalseñorKaufman.Supelogrisáceoresultabademasiadolargoparasuedad;unasllamativasgafasnoconseguíanqueparecieramásjoven,ysucamisasólopodíallevarlaunmuchacho.Eraevidentequeteníaalgosospechoso,yTomdecidióseguirindagando.
—De acuerdo —dijo Tom, asintiendo secamente—. Entraremos, pero sólo unminuto.
—Bien,bien.ResultabaevidentequeaDietmarnolegustabalaidea,ycasisecayóaltropezar
conunescalón;Tomlosujetófuertementeporelbrazomientrassubíanlaescalerilladeaccesoalporche.
Enlapuertallegóhastaellosunolorfuerte,quehizotoseraTom.—¿Quéeseso?—Estoypreparandosopadeflordevainillaparacenar.¿Queréisacompañarme?Tommoviólacabeza,extrañadodellugardondeestaban.Portodasparteshabía
plantas,cuyoszarcillostrepabanporlasparedesybordeabanunventanalquedabaalrío. Había algunos letreros como: No fumar o Me gustan las ballenas, y unaestantería repleta deguías de todo elmundoyde libros de cocina sobre alimentosnaturales.
Noseveíaelpósterquedecía:MueraDorchester,peroquizáseocultabadetrás
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deunapuertacerradaquehabíaenlaparedopuestaaellos.Decididoaaveriguarloqueseescondíatraslapuerta,Tomsedirigióhaciaellaconaireinocente.
—¿Tenéishambre,chicos?—preguntóelseñorKaufman.Tomasintió,tratandodeganartiempoparallegarhastalapuerta.—Sí,claro.Tomaremosalgo.—¿Quéospareceunbollodegermendetrigo?Nunca habían oído semejante nombre de comida, pero Tom no quería levantar
sospechas.—¡Estupendo!—Yono—dijoDietmar—.Prefierountrozodetartaounpocodechocolate.—No tengo—el señor Kaufman se dirigió a la cocina—. Prueba un poco de
requesóndesoja.Dietmarparecióponerse enfermo.Sevolvió aTomymurmuróundesesperado
«vámonos»,peronoobtuvorespuesta:Tomestabademasiadoocupadoconelpomodelapuerta.
Estabacerradaconllave.Giró el pomo y se volvió con cara inocente en el momento en que el señor
Kaufmanregresabaconunabandejadecomida.—Heencontradounpocodepasteldezanahorias.Osgustará.Puso la bandeja en el suelo y se sentó a continuación en un cojín grande,
cruzandolaspiernas.Nohabíaningunasillaenlahabitación,asíqueTomyDietmarnotuvieronmásremedioquesentarseenotroscojines.
—Aquítienestubollodegermendetrigo.Congransorpresa,Tomloencontrósabroso.—Noestámalparaserdegérmenes.ElseñorKaufmansonrió.—Elgermendeltrigoeslapartenutritivadelgrano.Tom quiso probar el pastel de zanahorias, pero ya había desaparecido por la
gargantadeDietmar.Lacomidaerasorprendentementebuena.CogióotrobolloymiródirectamentealseñorKaufman.—¿QuépiensausteddelasIndustriasDorchester?Despuésdeunbrevesilencio,aquelhombreseencogiódehombros.—Notengoningunaopiniónrespectoaellas.—¿NoestáustedencontradelasIndustriasDorchester?—Noestoyafavorniencontra.Megustaríaquesusfábricasnocontaminaranel
medioambiente,pero¿quépuedohaceryo?—PodríaunirseaDEMON.Unasonrisa.—¡Yaveo!Sospechasqueyotengoalgoqueverconesosterroristas.¿Porqué?Despuésdeunmolestosilencio,hablóTom.—HevistosupóstersobrelasIndustriasDorchester.
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—Ese póster pertenece ami huésped, Red Smith.Vive en esa habitación cuyapuertaestácerrada—elseñorKaufmansonrió—.Yasabes,lapuertaqueintentabasabrir.
ElsonrojodeTomaumentó.—Losiento.—Notepreocupesporello—dijoelseñorKaufmanriéndose.Tomcogióunpocode requesónde sojaparaocultar suapuroydigerir aquella
última información. ¿Quién sería aquel Red Smith? Su nombre sonaba falso, peropodíaserunapistavaliosa.
—¿QuéhaceRedSmith?—Haempezadoatrabajarenelzoológico,comocuidadordetigres.Apesardesussospechas,Tomsesintióimpresionado.—¡Meencantaríaconocerauncuidadordetigres!¿Cuándovuelveacasa?—Haceaproximadamentetreintasegundosqueregresó.Tomfrunciólascejas.—¿Quéquieredecir?—QuierodecirqueRedSmithestájustamentedetrásdeti.Desconcertado,Tomsediolavuelta;detrásdeélestabaunhombrejovendeojos
brillantes,espesobigoterojoypelollameante.—¿Quiénessonestoschicos?—preguntó.—Sonamigosmíos.¿Quierestomaralgoconnosotros?Despuésdedudarunmomento,dijo:—Deacuerdo.RedSmithsedejócaerenuncojínycogióunbollo.Se locomiórápidamente,
ignorandoaTomyDietmar,yluegosacóunperiódicoenrollado,delbolsillolateraldesuvaquero.
—DEMONhareivindicadoelsecuestrodeDianneDorchester.—Todoelmundolosuponía—dijoelseñorKaufman.—Claro,peroelcasoesqueDorchesterhaofrecidounrescatefabulosoyDEMON
lohadespreciado.Senieganaponerlaenlibertad.—¿Porqué?—QuizáporqueDorchestertrataríadeengañarlos.Probablementeintentaríapagar
elrescatecondinerodelMonopoly.Tomsemovióinquietoensucojín.QueríasalirendefensadelseñorDorchester,
perosesentíaatemorizadoporaqueltipo.—Nosé—dijofinalmente.RedSmithdirigiósumiradaaTom.—¿Nosabesqué?—QueelseñorDorchesterintentaraengañaraDEMON.Yocreoqueloquequiere
esrecuperaraDianne.RedSmithdiounbufido.
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—YaengañóalagentedeWhiteRiver.—¿Cómo?—Cuandoestablecióallí las IndustriasDorchester, dijo a lagenteque lesdaría
trabajo. Se lo dio a algunos, pero la mayoría de ellos enfermaron con el mal deMinamata.
—¿Quéenfermedadesesa?—Esdemasiadodesagradableparahablardeella.—¿YporesopusoDEMONunabombaenlafábrica?PeroRed parecía no querer añadir nadamás y de nuevo dirigió su atención al
periódico.Lahabitaciónpermanecióensilenciomientrasleía.Unmomentodespuéslevantólavista.
—Aquí dice que DEMON intenta doblegar a Dorchester. Apuesto a que no loconseguiráantesdelsábado.
Tom quiso hacerle una nueva pregunta, pero no se atrevió, a causa delcomportamientopocoamistosodeRed.AfortunadamentehablóelseñorKaufman.
—¿Porquéelsábado?—La inauguraciónoficialde lanueva fábricadeaguapesadaestáprevistapara
esedía.Muchosestánencontra,porloque,siDEMONimpidesuinauguración,puedeconseguirungranapoyopopular.
RedobservóunagranfotodeDianneenlaprimerapáginadelperiódico.—Verdaderamente no hay derecho a que secuestren a una joven. Creo, sin
embargo,queDiannelosoportarábien.Esunachicafuerte.—¿Cómolosabeusted?—preguntóTom.EsosojosazulesdeRedseclavaronenTom.—Hacesmuchaspreguntas,muchacho.Tomseencogiódehombros,fingiendoindiferencia.—Soycuriosopornaturaleza.—Perolacuriosidadpuedeserpeligrosa.Asíquetencuidado.Tomtembló.MiróaDietmar,esperandoverunasonrisa,perotambiénsurostro
traslucía temor. Las cosas se iban complicando y quizá sería oportuno que semarcharanantesdequesucedieraalgograve.
—Graciasporlacomida—dijoTomlevantándose.Dietmarsepusoenpiedeunbrinco.—Sí,gracias.Los dos se dirigieron apresuradamente hacia la puerta y luego bajaron los
escalonesdelporche.Tomrespiróprofundamenteysacósucuadernodenotas.—¡Tengoami«hombre»,Oban!Dietmarmiróinquietohacialabarcaza.—Tepuedenoír—dijoenvozbaja—.Vámonosdeaquí.Tom asintió.Tomóunas notas sobre la aversión queRedSmith sentía hacia el
señor Dorchester y su aparente conocimiento de las actividades de DEMON.
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Satisfecho,dioungolpealcuadernoantesdeguardárselo.—Mañana voy a seguir a Red Smith. Conseguiré que diga la verdad o nome
llamoTomAusten.—¿Estásloco?Mantentealejadodeesetipo.Tomdiounapatadaaunapiedraylasiguióconlavistahastaquesehundióenel
río.—Tengounplanperfecto.¿RecuerdasqueKaufmandijoqueRedtrabajabaenel
zoológico?—Claro.Eselcuidadordelostigres.—Bien. Hoy hablé con el señor Stones en clase y prometió ayudarme en un
trabajoquetengoquehacersobrelosreptiles.Hemosquedadoenvisitaralgunavezeljardíntropicaldelzoológico,asíquelepropondréquevayamosmañanadespuésdeclase.
¿Yallíaprovecharásparaacercartealajauladelostigres?Lo has adivinado. Le haré algunas preguntas intencionadas hasta que cometa
cualquiererrorquenosdéalgunapistasobreDianne.DespuéslapolicíadescubriráalrestodelosterroristasdeDEMON.
Dietmarmoviólacabeza.—Teestásmetiendoenunbuenlío,Austen.RedSmithesunhombrepeligroso.—Bastante peligroso—dijo Tom, aparentando valor—.Mañana, a estas horas,
habréconseguidoloquequiero.—No lo niego—dijoDietmar—, pero también es posible quemañana, a estas
horas,estéssirviendodealimentoalostigres.
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DOSSERPIENTESpitóndormitabanenlasramasdeunárbolseco.Tommirabafascinadolosanillosyplieguesdesuslargoscuerpos.Cuandounade
ellasbostezó,abriendoincreíblementesusmandíbulasymostrandoelinteriorrosado,diounpasoatrás,asustado.
—Nomegustaríaencontrarmeesebichoenunacalleoscura.ElseñorStonessonrió.—Seríaunbuenrefuerzoparaelequipodeluchadelcolegio.Tomlevantólavistaparamiraraaquelhombrealtoydelgado.—Creoqueya tengomaterialsuficienteparami trabajo.Graciaspor traermeal
zoo,señor.—Estábien,Tom.YprocuranopreocupartemásporelsecuestrodeDianne—el
señor Stonesmiró en dirección a unamujer joven que observaba otra jaula—.Hedisfrutadoenormementeestatarde.
Tomtratódeocultarunasonrisa.Noeraningúnsecretolainclinaciónquesentíael señor Stones por su colega, la señoritaAshmeade, a la que no había dudado eninvitaralaexcursiónalParqueAssiniboine.
Estando su profesor tan distraído, Tom esperaba no tener problemas paraacercarsehastalajauladelostigresyveraRedSmith.
—¿NovaatomaruncaféconlaseñoritaAshmeade,señor?—Buenaidea,Tom.ElseñorStonestragósalivacondificultadyrebuscóunasmonedasenelbolsillo
mientrasmirabaalaseñoritaAshmeade.Porfin,despuésdefrotarcuidadosamentelainsigniaquesiemprellevaba,conlafrase:Bombasdeneutrones,no,seenderezóysedirigióhacialaseñoritaAshmeade.Hablarontranquilamenteduranteunratolargoy,luego,ellasonrióytomólamanodelseñorStones.
Tom enarcó las cejas. Aquello era una novedad que tenía que comunicarinmediatamenteasuscompañerosdeclase:muchosdeellosestabanconvencidosdequeel señorStonesno tendríaéxitocon la señoritaAshmeade; sinembargo,habíaquereconocerqueestabaprogresando.
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—Ven,Tom—lellamóelseñorStonesconunaampliasonrisa—.Teinvitoaunbatido.
Esperandounaocasiónparaescabullirse,Tomsiguióasusprofesoresatravésdelosjardinestropicales.Aambosladosdelcaminocrecíaunespesofollaje;pequeñosy tranquilos estanques reflejaban los variados colores de las plantas, mientras lospájarosrevoloteabanporencimadesuscabezasparaposarseenlasramasdeárbolesexóticos;eraunbelloespectáculo,perolamentedeTomestabademasiadoocupadaconelsecuestrodeDianneparaapreciarlo.
Mientrassalíandelrecinto,elseñorStonesmiróhaciaelcielogris.—Sigodiciendoquevaallover.LaseñoritaAshmeadeseechóareír.—Y yo insisto en que no necesita el paraguas. Arriésguese algo más, señor
Stones.—LlámemeJohn,porfavor.—Deacuerdo.Ella lecogiódelbrazo,undatomáspara la informaciónqueestaba recogiendo
Tom.SeacordódeRedSmithysacóunchicleparacalmarsusnervios.AlcomenzaramasticarlemiróelseñorStones.
—Escupeeso.—¿Porqué?—Escúpelo, Tom. Estamos realizando una actividad escolar, así que no hay
chicle.Rezongandoporlobajo,Tomtiróelchicleenuncubodebasura.Lereconfortó
unasonrisaradiantequeledirigiólaseñoritaAshmeade.Tomtratabaderecordaralgúnchiste,peronotóuntirónenelestómagoalleerun
letreroquedecía:Tigres.
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—Vamosaverlosperrosdelapradera—propusoparaganartiempo.—¿Nopuedenesperar?—elseñorStonesmirabaansiosamentehacialacafetería.LaseñoritaAshmeadeseechóareír.—Vamos,John,noseaaguafiestas.Vamosaverlos.Ella indicó el camino hacia el cercado. Unos estaban excavando madrigueras,
otros jugandoenel lodo,y losmáshambrientos, sentados sobre suspatas traseras,pedíandecomer.Tomintentódistraerse,peronopodíadejardepensarenRedSmith.
—Dígame,señorStones,¿quéeselmaldeMinamata?Elprofesorlemirósorprendido.—¿Porquélopreguntas,Tom?—Ayerconocíauntipoquelomencionó.—Bien. Cuando el mercurio se va acumulando en el organismo humano, el
cerebro comienza a contraerse lentamente. Eso origina complicacionesmuy serias,comodificultadesparaandaryparahablar.
—Pero¿cómosepuedeingerirmercurio?—Sucedeaccidentalmente.Elmercuriollegaalasaguasdelosríosprocedentede
las plantas industriales y se concentra en los peces. Luego, las personas comenpescado,sinsaberquecontienemercurio.
La señorita Ashmeade dejó de mirar hacia los perros de la pradera; sus ojosdenotabanunaprofundaemoción.
—LaplantadeWhiteRiver,delseñorDorchester,dejaescaparmercurio.Cuandoestuve allí, encontré gente con el mal de Minamata y aquello me impresionóenormemente.
—Esmuytriste—dijoelseñorStones—.SobretodoporquelaplantadelseñorDorchester podría trabajar sin mercurio. Hoy existen métodos que no empleanmercurio,perosonmáscostosos.
LaseñoritaAshmeademoviólacabeza.—El Gobierno podría obligar a que modificaran la fábrica, pero el primer
ministro,Jaskiw,temealseñorDorchester.¡Enquémundovivimos!Tomsesintiómolestoysevolvióhacialosanimalitos.Ahoracomprendíaporqué
RedSmithnohabíaqueridohablardelmaldeMinamata;peronoerarazónsuficienteparaabandonarsuinvestigaciónsobreaquelhombre.
—Tengoalgoquehacer—dijo—.¿Nosvemosmástarde?ElseñorStonesmirósureloj.—Nosreuniremosalascuatroymedia,juntoalajauladelosmonos.Tomseencaminóhacialostigres.Susnerviosestabantensosysepreguntabasiel
zoo,atestadodegente,eraelsitiomásapropiadoparainterrogaraRedSmith.Habíaungrupodepersonasasomadasaungranrecinto,mirandoauncachorro
detigrealquelamíasumadre.Terminadoelaseo,seechósobreellomoylediounsuavezarpazoasumadre;Tomsefijóenlasmanchasdesupiel,peronopudoevitarunrespingoallevantarlavistayveraRedSmith.
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Caminaba lentamente por el otro lado del recinto,mirando, a través de la telametálica,alcachorroyasumadre.Sedetuvoycomenzóahablarsuavementealostigres;losojosaceradosdeRedSmithsesuavizaronconunasonrisacuandolamadresevolvióhaciaél.
Pocodespués,pasóunaviónvolandobajo,conlosmotoresrugiendo,loquehizoquelatigresaaguzaraeloído,yRedsealejó.
Tomsedecidióantesdequelefallaraelvalor.Sedirigiósonrientehaciaélconunamanolevantadaamododesaludo.
—¿Seacuerdademí?Congransorpresaviocómoelhombresonreíaabiertamente.—Claroquesí.Mealegrodevertedenuevo,chico.—Yo…penséquedebíaveniraverle,señorSmith.—LlámameRed.—Deacuerdo.Laverdadesquemegustansustigres.—Escucha,muchacho.Sientohabersidounpocorudoayer.Meafectómuchoese
secuestro.Tom asintió con la cabeza, sintiéndose culpable por haber sospechado de él.
Realmente,Redestabasiendomuyamable.—¿Dóndeestátucompañero?—¿Dietmar?Probablementeencasa,viendoalgúnrolloenlatelevisión.Redseechóareír.—Hablandodecasa,allíesdondemevoyvolando.Encantadodeverte.—Lomismodigo.Tom observó cómo se alejaba Red, preguntándose si debía abandonar tan
fácilmente su investigación. Decidido a seguirle, dio unos pasos, pero se detuvocuandounaniñasedirigióaRed.
—Oiga,señor,¿sonsuyosestostigres?—Bueno,yosoyunodesuscuidadores.—Debeserelmejortrabajodelmundo.—Tienesrazón—dijoRedsonriendo.Latigresasaltóaunaplataformademadera.Sesentóenellayempezóarascarse
elhocicoconunapata;unodelosespectadoresmoviólacabezaconadmiración.—Esunanimalprecioso.Consupielsepodríahacerunaalfombraestupenda.Redmirócondurezaaaquelhombre.—¿Lodiceenserio?—¿Quélepasa,amigo?—Yonosoysuamigo—dijoRed,enfadado—.Nomegustalagentequepiensa
queunostigresinocentessirvenparahaceralfombras.Elrostrodelhombrecomenzóaenrojecer.—Calma,muchacho.Fuesólouncomentario.—Uncomentarioestúpido.
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Semiraronferozmenteconlospuñoscrispadosyluegoelhombresealejó.Tomsintióescalofríos;ciertamente,RedSmithteníagenio.
Latigresaoteóelaireyresopló.Redsetranquilizóalverla;luego,vioaTomyseacercóaél.
—Habráspensadoquetengomalgenio.Tomseencogiódehombros.—Lostigresacabaránpordesaparecersiselossiguematandoconesafinalidad
—Redmoviólacabeza—.Yoconocíaunoqueteníaunapieldetigre.Medabatantarabiaquelahicepedazos.
El corazóndeTomdiounbrinco.Sevolvió temblandoparamirar a la tigresa,mientrasrecordabalaspalabrasdeDianne:«LanocheenquePowellsemarchó,hizopedazoslaalfombra».
—Bueno,chico,voyacontinuarmitrabajo.—¡Espere!Yo…Bueno,quierohacerleunapregunta.—¿Dequésetrata?—¿Legustaríaconoceramiprofesor?—Enotromomento.—¡Porfavor!Essólounminuto.Redsonrió.—Deacuerdo;siestanimportante…Tomfingióalegrarse,perosumentenodejabadedarvueltas.Estabaconvencido
dehaberdescubiertoalgo importante;Redera,enrealidad,Powell,eldesaparecidohermanastrodeDianne,elquehabíadestrozadolapieldetigredelseñorDorchester.
Powellera rubio,peroTomrecordóel tubode tinte rojoparaelpeloquehabíaentrelabasuradelabarcaza,ylaformaenquehabíahabladodeDianne,comosilaconocierapersonalmente.SiaestoseuníasuaversiónporelseñorDorchesteryelhechodehaberabandonadosucasa,noeradescabelladoaventurarquesehabíaunidoalosterroristasdeDEMON,quecompartíansuaversiónhaciasupadrastro.
—¿Esesetuprofesor?—¿Qué?—dijoTom,sobresaltado,puesestabaabsortoensuspensamientos.—Esetipoaltoqueestámirandoalosmonostienepintadeprofesor.—Sí,esees.LapolicíadebíainterrogaraRedinmediatamente,puesTomestabasegurodeque
sabíadónde seencontrabaDianne.Tratandodeencontrarunmediodeponer sobreavisoalosprofesores,TomtocóelbrazodelseñorStones.
—Señor—dijoconvoztemblorosa—,quieropresentarlea…RedSmith.El señor Stones se volvió y estrechó la mano de Red. Durante un instante su
comportamientofueamistoso,perosusojosseensombrecieroncuandoTompresentóalaseñoritaAshmeade,quesequedómirandoelhermosorostrodeRedyluegolesonrióabiertamente.
—Encantadodeconocerle—dijofríamenteelseñorStones,dándolelaespalda.
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La señorita Ashmeade cogió al señor Stones por el brazo y se volvió paracontemplarunmandril.Redsealejóparamirarungibónquedabaenormesbrincosdeunladoaotrodelajaula.
Sinperdertiempo,Tomseacercóalosprofesores.—Escuchen—susurródesesperadamente—.CreoqueRedestá relacionadocon
DEMONyquesabealgoacercadeDianne.Tenemosqueavisaralapolicía.La señoritaAshmeade se quedó impresionada, pero el señorStones se limitó a
levantarlascejas.—¿Yaestásjugandootravezadetectives,Tom?ElrostrodeTomsevolvióescarlata.—¡Esverdad!¡Hayquearrestarloinmediatamente!Antes de que pudiera contestar el señor Stones, regresó Red y se apoyó en la
barandilla.—Esemandrilpodríaganarunconcursodefeos.La señorita Ashmeade esbozó una sonrisa, pero Tom sabía que le había
preocupadolanoticia.Posiblemente,siélconsiguieraqueRednosalieradelzoo,ellapodríaescabullirseytelefonearalapolicía.
Un hombre, con un mechón de pelo blanco, y que había estado observandoatentamente almandril, sacó un cacahuete del bolsillo.Lo tiró hacia la jaula, perotropezóconlatelametálicaycayóalsuelo.
Elanimalnolograbaalcanzarelcacahueteyensurostrosedibujóunaexpresióntriste.
—Pobre animal—dijo el señor Stones. Inclinándose hacia adelante, empujó elcacahuetehacialajaulaconelparaguas.
Comounrayo,elmandrilagarrólatelanegradelparaguas.ElseñorStonessequedóanonadado.Tiródelparaguas,peroelmandrillotenía
asidofuertemente.—¡Suéltalo!El animalgruñóyTom,queobservaba la cara ruborizadade suprofesor,hacía
esfuerzosparanoreírse,altiempoqueelforzudomandriltirabadelparaguas.Inmediatamentesecongregóunamultituddecuriososyunhombresacóundólar.—¡Apuestoporelmono!Esmásfuertequeeseseñorlarguirucho.TodoelmundoserioylaseñoritaAshmeadesevolvióenfadadahaciaelhombre.—Tengacuidado,omiamigoleromperálacara.Elhombredelmechónblancohizoalgúncomentarioy laseñoritaAshmeadele
contestó, pero su respuesta se perdió entre las carcajadas de la gente; Tom estabaemocionadoalverquehabíasalidoendefensadelseñorStones.
—Vamos,señorStones—leanimó—.Hagaunesfuerzo.Casitodoelparaguasestabayadentrodelajaula,cuandoseabrióconunsúbito
chasquido.Inmediatamenteseoyóelruidodelatelaalserdesgarradaporelanimal.ElseñorStonesmirócompungidoalanimal,queestabadestrozandoelparaguas
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con losdientes, y luego se abriópaso entre la concurrencia.Tomse alegródequeRedlesiguierayledieraungolpeamistosoenlaespalda.
—Malasuerte,profesor.Esolepasaporllevarparaguas.—Penséqueibaallover.UnminutodespuéssaliólaseñoritaAshmeadedeentrelamultitud.—Hetenidounaspalabrasconesospalurdosquesereíandeusted,John.—Gracias—dijo él, animándose cuando la señorita Ashmeade le tomó por el
brazo.Redmirósureloj.—Mevoyacasa.—¡No!—dijoTom—.Nosevayaaún.—¿Porquéno?Tomdudóuninstante, intentandoencontraralgunaexcusa.Entoncesescuchóel
silbidodeuntren.—¿Porquénomontamoseneltrendelparque?Redparecíaazorado.—¿Porquénotevascontusprofesores?—Esquetienenquellamarporteléfono.—¿Losdos?—Sí—dijoTom—.Eltrenestáahí.Red.Yaverácómolegusta.—Esoespero—dijoRed,siguiéndole.Lareproduccióndeunalocomotoraantigua,paradajuntoaunaestacióndevivos
colores,dejabaescaparespesasnubesdevapor.Redparecíaimpresionado,mientrasobservabaalconductor,queechabacarbónenlacaldera.
—Es una auténtica máquina de vapor. No una imitación, como casi todas lascosasdeahora.
—¿Noleencantamiideadedarunpaseoenella?Redseencogiódehombros.Anduvieron a lo largo del tren, hasta que encontraron sitio en el último de los
vagonesdescubiertos.Elviento susurraba entre los árbolesy secaba el sudorde lafrente de Tom, que esperaba ansiosamente que sonasen las sirenas de la policía.¿Tardaríanmucholosprofesoresenencontrarunteléfonoypedirayuda?
Conunsilbido,eltrensepusoenmarcha.Repicólacampanadebroncedelalocomotora,altiempoqueestadejabaescapar
espesasnubesdevapor.Lospasajeroscomenzaronahablaremocionadosylasruedasdeacerosepusieronenmarcha.
El tren se adentró en un corto túnel, llenando el aire de humo de carbón. Fueadquiriendovelocidadmientrassedirigíahaciaunbosqueysonóelsilbato.
Unhombredemechónblancosaliódeentre losárbolesysedetuvo juntoa lasvías.Tomechóunvistazoaldesconocido,recordandohaberlovistoantesjuntoalajaula delmandril; pero enseguida volvió a sus pensamientos: ¿dónde estaban esas
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sirenas?—¡Cuidado,chico!ElgritoproveníadeRed.DemomentoTomsesintiótotalmenteconfuso,peroen
seguidaRed le empujó fuera del tren.Al tiempoquegritaba asustado, pudover alhombredelmechónblanco,juntoalasvías,conambasmanosdirigidashaciaeltren.Unsegundodespués,caíaalsueloyrodabahastaunmatorral.
Sequedóquieto,tratandoderecuperarlarespiración.Intentóincorporarseymiróhaciaeltren,quesehabíadetenido.
ElconductorcorríahaciaTom.—¿Estásbien?—Sí,estoybien—dijoTom,aunquesesentíallenodearañazosymagullado—.
Nosepreocupe.Aquellademostracióndevalorfuerecompensadaconunamiradaenojada.—¿Porquésaltaste,muchacho?¿Nosabesqueespeligroso?AquelcomentarioirritóaTom,perosumayorenfadoeraconRedSmith.Nosólo
lehabíatiradodeltren,sinoqueseguíasentadoenelvagón,tantranquilo,ignorandolosapurosdeTom.
Con cara enfadada, Tom se dirigió cojeando hacia el tren. Subió al vagón depasajerosparapedir explicacionesaRed,peroalverloquedóconsternado.Sucaraestabapálida,teníalosojoscerradosyperdíasangreporunagujerodebalaqueteníaenlacamisa.
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LABALAnomatóaRed.Lapolicíallegóenseguidaybuscóinfructuosamentealdesconocidodelmechón
blanco. Era evidente que había disparado sobre Red con una pistola provista desilenciador,perolapolicíaignorabaelmotivo.InterrogaronalseñorKaufmanensubarcaza, pero este declaró que no sabía nada de los asuntos personales de suinquilino.
Mientras tanto, Red yacía en grave estado en el hospital. Se avisó al señorDorchester, quien confirmó que, efectivamente, aquel joven era su desaparecidohijastro.
TomaguardabaconansiedadlasnoticiassobreelestadodeRed,sintiendoquesuinoportunaintervenciónhubieraoriginadoelatentado.Aldíasiguientenoconsiguióconcentrarse en clase y se alegró cuando el señorStones anunció un cambio en elprograma.
—Estatardevamosarealizarunavisitaespecial…Losgritosdealegríalehicieroncallar.Conlasmanosenlascaderasesperóhasta
quelaclasequedóensilencio.—MihermanaesfuncionaríadelGobierno.Sehaconvocadounasesiónurgente
paradiscutir las amenazasdeDEMON y ha invitado a dos clases de nuestra escuelaparaqueasistan.
—¿Podremosirdespuésatomarunashamburguesas?—¿Esquesólopensáisencomer?—elseñorStonesmirósureloj—.Elautobús
yadebedeestaresperandofuera.Ynoloolvidéis:comportaosdebidamente.Sepusieronenpieysalieronatropelladamentehaciaelautobús.Losalumnosde
la señorita Ashmeade ya habían subido y el autobús se llenó de charlas y risasmientrassedirigíahaciaelcentrodelaciudad.
LaseñoritaAshmeadeestabasentadajuntoasusalumnosyleíaunlibro,mientraselseñorStonesestabaatentoalosposibleslanzadoresdebolitasdepapel.
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—Oiga,señorStones—preguntóTom—,¿quécargotienesuhermana?—Es fiscal general. Eso significa que está al frente de la administración de
justiciaenManitoba,queincluyelalaborpolicialyladelostribunales.—¡La labor policial! ¿Le ha contado ella algunos datos secretos acerca de la
investigaciónquesellevaacabosobreDEMON?ElseñorStonessonrió.—Nopuedodecirtenadadeeso,Tom.—Megustaría saber quién piensa su hermana que es el cerebro deDEMON.Mi
teoría es que debe ser alguna persona de aspecto inocente, a la que uno nuncaconsideraríauncriminal.
Dietmarserio.—AAustenlellamaneldetectivedechicle,porquesusteoríasestallancomolos
globosdechicle.—¿Quieresquetedéunabofetada,Oban?—¡Quéfuerteeres!—dijoDietmar—.Nohaymásqueverte.—Sí,ytúquécerdoeres—replicóTom—.Nohaymásqueolerte.LaseñoritaAshmeadelevantólavistadesulibro.—Dietmar, deja de meterte con Tom. Al menos está intentando ayudar a
encontraraDianne.DietmarnoreplicóyTomsonrióalaseñoritaAshmeade.—Ustedsabecómohacercallaralosbocazas.LaseñoritaAshmeadepusounmarcadordecueroensulibroyluegomiróaTom
conlapreocupaciónreflejadaensusoscurosojos.—No deberías correr riesgos inútiles, Tom. Estoy segura de que la policía
encontraráprontoaDianne.
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—Esperemos que así sea—Tomobservó las inicialesL.A. en elmarcador decuero—.¿Sonesassusiniciales?
—Sí.Tombajólavoz.—Hacepocomefijéenuncorazón,dibujadoenunapizarra,conlasinicialesL.
A.Unhombrealtoqueandabaporallísehizoeldesentendido,peroledelataronsusdedosmanchadosdetiza.
LaseñoritaAshmeadesonrió.—Estoyseguradequeteestásinventandoesahistoria.—Dígame.¿EsciertoqueensuclasehanhabladodeDisneylandia?Ellanegóconlacabeza.—Heleídoamisalumnosalgunascartasdemispadres,queestándevacaciones
enCalifornia,yunodelossitiosquehanvisitadoesDisneylandia.—Ennuestra clase le hemos estadodando la lata al señorStones para que nos
cuentealgodeDisneylandia,peroéldicequeesepaísnoexiste.LaseñoritaAshmeadeseechóareír,ysevolvióparamirarporlaventanilla,enel
momentoenqueelautobússedeteníafrenteaungranedificio,sededelGobiernoprovincial.
En lo alto del edificio resplandecía, a la luz del sol, la estatua conocida con elnombredeElmuchachodorado.Dietmaryunoscuantoschicossepararonamirarlaalbajardelautobús;otrosseacercaronalaestatuadelareinaVictoria,situadaenlosjardinesdeledificiodesde1904,yqueparecíaunpocoaburrida.
Mientras tanto, Tom se acercó a un grupo ruidoso de gente, reunida junto a laentrada principal del edificio, con pancartas en las que se podía leer: Parar aDorchesteryAguapesada,no.
—¿Quépasa?—preguntóaunamujerquellevabaunadelaspancartas.—Dorchestervaavenirhoyporlamañana.Protestamoscontrasunuevafábrica
deaguapesadadeMonarch.—¿Porqué?—Porqueunaaveríapodríaoriginarunescapedegassulfhídrico.Loshabitantes
deMonarchmoriríanenpocotiempo.—¿Esposiblequeesopuedasuceder?—Dorchesternosepreocupadelacontaminaciónnidelaseguridadindustrial.Ya
han ocurrido pequeños accidentes, y eso que la fábrica aún no está inauguradaoficialmente.Todosestamosmuyasustados.
Sintiéndosesolidario,Tomechóunvistazoalosmanifestantes.Luegosedirigióhacialaescalinatadeledificioparareunirseconsuscompañerosdeclase.
—Dígame,señorStones,¿paraquésirveelaguapesada?—Seempleacomoreguladorenlascentralesnucleares.—¿Cómopuedeserpeligrosaesaagua?—Fabricar agua pesada implica algunos riesgos, Tom. Hay que tener mucho
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cuidadoparaevitaraccidentes.—¿NoesseguralafábricadelseñorDorchester?ElseñorStonesparecíapreocupado,peroesbozóunasonrisa.—Esperemosquesí.Una vez dentro del edificio, el grupo se detuvo en un inmenso vestíbulo de
paredes de piedra. Sobre ellos había una gran bóveda acristalada y, enfrente, unaampliaescalinataqueconducíaalaCámaraLegislativa.
—Esta es la Gran Escalinata —dijo el señor Stones, y luego señaló los dosgrandesbúfalosqueflanqueabanlaescalinata—.Cadaunadeesasestatuaspesamásde dos toneladas. Y ahora, una pregunta: ¿sabéis cómo se las ingeniaron losconstructoresparatransportaresasestatuastanpesadassobreelsuelodemármol,sinarañarlo?
—Niidea—dijoTom;suscompañerostampocoparecíansaberlo.—Dospistas:primera,el trabajose realizóen invierno:segunda,estamoscerca
delrío.NadiedijonadayelseñorStonessonrió.—Lascolocaronsobreunosgrandesbloquesdehieloquesacarondel río,y las
deslizaronsobreelsuelo.LaseñoritaAshmeadeobservólaspeludascabezasdelosbúfalos.—Enlaspraderashabíamillonesdeestosmagníficosanimales.Ahorasóloqueda
unpuñado,acausadelasmatanzasllevadasacaboporelhombreblanco.—Escierto—asintióelseñorStones.—LastribusCreedependíandelbúfaloyvieronaniquiladasuformadevida.Yo
lesdigosiempreamisamigosCreequesusantepasadosdeberíanhaberexpulsadoalosblancosdesuspraderas.
—Un sentimiento noble —remachó el señor Stones, que se volvió hacia susalumnos—.Esteedificioneoclásicotieneelementosgriegosyromanos.NomiréisaMedusao,delocontrario,osvolveréisdepiedra.
—¿Aquién?—preguntóDietmar.—Miradallí.Enlapartesuperiordeunarcohabíaunamujerdeojosblancosybocasonriente;
enlugardecabellosteníaunasserpientesenroscadasalrededordelacabeza.—Segúnunaleyendagriega,sialguienmiraaMedusasevuelvedepiedra.—¡Vayacosa!—dijoDietmar—.Yolaestoymirandoynomepasanada.—Porquetúeresunarataynounhombre—dijoTomriéndose.—¡Ytú,unalcornoque!ElseñorStoneshizounaseñaparaquesecallaranylosalumnoslesiguieronpor
la gran escalinata. Pronto estuvieron sentados en la galería pública,mirando a losmiembrosdelGobierno,queempezabanareunirseenlaCámaraLegislativa.
Entróenlasalaunhombredepelooscuro,quellevabagafas,ysedirigióhaciasupuestopor laalfombraazul,deteniéndoseensucaminoparahablarconalgunosde
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loshombresymujeresqueestabansentadosensusasientosdenogal,dispuestosenformadeherradura.
—EseeseljefedelGobierno,elhonorableDonaldJaskiw—dijoelseñorStones.—¿Dóndeestásuhermana,señorStones?—preguntóTom.—EslaqueestáhablandoahoraconelprimerministroJaskiw.LamujereratanaltaydelgadacomoelseñorStonesyparecíatenersusmismos
gestosnerviosos.Seacariciabaelpeloconsuslargosdedosmientrashablabaconelprimerministro; luegosesentóycomenzóachuparseunauñamientrasexaminabasuspapeles.
TomqueríasaberquédatossecretoshabríaoídoelseñorStonesdesuhermana,referentes a la investigación policial acerca de DEMON. Mientras pensaba cómoconseguiraquellainformación,lagentecomenzóalevantarseytodaslasmiradassedirigieron hacia un hombre que había entrado en la cámara llevando una mazadorada.
Despuésdeunabrevesúplica,todoelmundosesentó,exceptoelprimerministroJaskiw.
—Señorpresidente—dijodirigiéndosealhombredetúnicanegraquepresidíalasesión—,vivimosenunaépocadetemor.UngrupoterroristallamadoDEMONintentadestruirnuestralibertad.¡Peronovamosapermitirlo!
AlgunosmiembrosdelGobiernolevantaronlastapasdesuspupitresygolpearonconellasfuertemente,enseñaldeaprobación.Cuandoterminódehablarselevantóunamujerdepelorizado.
—Esaes laseñoraSteen, líderde laoposición—susurróel señorStones—.SutrabajoconsisteenenjuiciarconsentidocríticolalabordelGobierno.
—Señor presidente —dijo—, aunque yo no estoy a favor de DEMON, deborecordar que sus ataques van dirigidos sólo contra el señor JamesDorchester.Esteseñor, primero envenena nuestros ríos con mercurio, y ahora su nueva fábricaamenaza la ciudad de Monarch con un posible escape de gas letal. ¿Y por qué?Graciasaello,JamesDorchesterpuedepermitirseellujodetenerunreactorprivadoylacasamásgrandedeWinnipeg.¿Noesestoalgoterriblementeinjusto?
Antesdequeelprimerministropudierareplicar,hubounrumorgeneral,mientraslagentedirigíasumiradahaciaunsectordelagaleríapúblicareservadoainvitadosespeciales.
Rodeadodeguardaespaldas,elseñorDorchesterentróenlagaleríaysesentóenprimera fila; echó un vistazo a su reloj, como indicando que le aguardaban otrosnegocios,yelprimerministrotomódenuevolapalabra.
—Agradecemos que hoy, que hacemos una declaración pública contra losterroristas, esté con nosotros el señor Dorchester. Él ha dicho que nada le haráretrocederanteDEMON,ymiGobiernoleapoyaporcompleto.
LaseñoraSteensepusoenpie.—¿Piensa inaugurarmañana la fábrica de aguapesada, a pesar de la oposición
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pública?—¡Sí!Laplantaproporcionará trabajo,ydineroen formade impuestos,que se
dedicaráalaeducaciónyalaconstruccióndehospitales.YobrindomitotalapoyoalainauguracióndeunanuevafábricayalaluchadelseñorDorchestercontraDEMON.
PocodespuésseincorporóelseñorDorchester,dirigióungestodeasentimientoalprimerministroysemarchó.Tomseacordódelosmanifestantesysepreguntósiseoriginaríaalgúnalboroto.
—Vuelvoenseguida—susurróalseñorStones.Cogidoporsorpresa,elprofesornopudoreaccionaratiempoeimpedirqueTom
salieradelagalería.Mientrasbajabapresurosolagranescalinata,oyófuertesgritosenelexterior.
Ahora habíamuchosmanifestantes y las pancartas se agitaban por doquier. ElseñorDorchesterseencontrabaenmediodelamultitud,discutiendoconunamujerencolerizada.
—¡Llévesesufábricaaotraparte!—gritaba—.¡Nolaqueremos!—¿Noquierenustedespuestosdetrabajo?—No,sinospuedencausarlamuerte.—No habrá ningún escape de gas.Mis instalaciones nunca han tenido ningún
accidente.—¡Esoesmentira!—lamujerempujóhaciaadelanteaunhombreyamayor—.
DígaleaDorchesterloquelepasóausted,señorPosner.ElhombremiróelrostroamenazadordelseñorDorchesterysepusoajuguetear
conlosbotonesdesucamisadetrabajo;estabamuynervioso.—Yo…,bueno,noquierocausarproblemas.—¡Animo, viejo!—gritó alguien entre el gentío—.Dígale aDorchester lo que
verdaderamenteestáocurriendoenMonarch.Sindejardejugarconlosbotones,elhombresepasólalenguaporloslabios.—Bien, mi granja está cerca de su fábrica, señor Dorchester. Durante la
construcción,unodelosempleadosdelaplantadejóunaválvulaabiertayseprodujounescapedeproductosquímicosdeuntanque.Sefiltraronenelarroyodemifincaylodejócontaminado.
ElseñorDorchestermiróatentamenteelrostrodelanciano.—¿Québebeahora,señorPosner?—Almacenamoselaguadelluviaenbarriles.—¿Cómoestá?—Bueno,laverdadesquesabemuybien.—¡Entoncesnohayningúnproblema!Elancianomirabaindeciso,perolamujerestabafuriosa.—¡Claroquehayproblemas!ElseñorPosnertienederechoaunaindemnización,
ysucompañíaseniegaapagársela.—Entonces,lomejorquepuedehaceresiralostribunalesyprobarsuacusación.
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—Notienemediosparahacerlo.—Losiento—elseñorDorchestermirósureloj—.Notengotiempoparahablar
más.Hizo una seña a sus guardaespaldas, que entraron en acción, empujando hacia
atrásalosmanifestantesparaabrirlepaso.Instantesdespuésentróensucocheysemarchó.
Tom observaba la multitud, que se movía de un lado para otro, sintiéndosemolestoporloquehabíapresenciado.Apesardesuprobadalealtadhaciaelpadredesuamiga,cadavezveíamásclaroporquélagenteodiabaalseñorDorchesteryporqué,incluso,algunosseidentificabanconlaposturadeDEMON.
En un extremo del grupo de manifestantes, Tom divisó a un hombre con unmechóndepelocastaño.SucorazónseestremecióalpensarqueaquelhombrepodíaserelquedisparósobreRed,aunque,desdelejos,nopodíaestarseguro.
CuandoTomseacercabaparaexaminarlemejor,elhombre tiró lapancartaquellevabaysealejórápidamentedelosjardinesdeledificiodelaLegislatura.
Trasdudarunmomento,Tomlesiguió.
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ELHOMBREnoparecíadarsecuentadequeleseguían.Poco después desapareció entre los árboles de la orilla del río. Tom estaba
indeciso, sabiendoqueel señorStones se enfadaría si novolvía enseguida con suscompañeros.Finalmente,respirandoconfuerza,seadentróentrelosárboles.
No veía al hombre, pero en el interior del bosque se oía un crujido de ramas.Procurando no hacer ruido, se adentró entre unos arbustos y encontró el rastro deunaspisadasenelbarro.Sorteabaarbustosymatorrales,atravesandozonasarboladasyalgunosgrandesclaros.Unabrisafríallegabadelrío,moviendolashojassobresucabeza.
Depronto,algogolpeóelagua.Tomsesobresaltó,perovioqueeraunpatoquesehabíalanzadoalaguaverdosa
ysucia.Aunqueintentósonreír,elcorazónlelatíaconfuerza;deseabavolverse,peroporelmomentonopodíahacerlo.
Siguió adelante, orientándose por el ruido de las pisadas. Estaba rodeado deverdor,brillantedondelaluzdelsolalcanzabaaacariciarlashojas,yoscurodondelosarbustosestabanalasombra;portodaspartesseveíanracimosdebayasdecolorrojofuerte.
Laspisadassedetuvieron.Porunmomento creyóque le habíandescubierto.Luegoviouna figuraque se
movíamásalládelosárbolesqueteníadelante;eraelhombredelmechón,quesubíaunacuestacubiertadehierbaysedirigíahaciaungrupodeviejasviviendas.Llegóauna puerta abierta y entró. Tom tomó algunas notas sobre aquellas viviendas.Constaban de varios pisos; había manchas de humedad en las sucias paredesamarillentas,ymultituddehierbajoscrecíanenloscanalonesdedesagüedelaguadelluvia.Ungransaucellorónponíauntoquedegraciaalconjunto,aunquemásalláseveíauncocheabandonado,sinruedas.
Tomtensólosmúsculosysubiólacuesta.Suspiesresbalaronenlahierba,peronotardóenllegarjuntoalapuerta.
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Unas escaleras de madera que subían en espiral penetraban en la lóbregaoscuridad.Tomapoyóunamanoenlabarandillaysellenódesuciedad;delapareddesconchada colgaban trozosdepintura reseca.Porun instante recordó la elegantebellezadelaCámaraLegislativa.Luegohizounesfuerzoycomenzóasubir.
Enelprimerdescansillohabíaunapuertademaderaconelnúmero1pintadoencolormarrón.Consumocuidado,Tomapoyó lacabezacontra lapuerta,esperandooírvoces.
Nada.Arriba había otras puertas. Mientras subía, las pisadas vacilantes de Tom
resonabanenmediodelsilencio;unpálidoreflejodeluzdelsol,queproveníadeunaventanamuysucia,ledescubrióunamariposamuerta,atrapadaenunatelaraña.
Seoíamúsicaenelpisodearriba.Tompudoescucharpartedeunacanción,queseinterrumpióderepente.
—Esoestámejor—dijounhombre—.Detestotusdiscos,asíquenolospongascuandoyoestéaquí.
—No es motivo para que seas tan antipático, Harlan—dijo una mujer—. Noolvidesquevoluntariamentemehicecargodeestepiso.
—Esonomeinteresa.Ahora,dimedóndehasdejadolacompra.Hubounsilencio,yluegolavozdelamujerresonómáscerca.—Sientosertaninútil,peroyasabesquenopuedosubircajas.Tomdio lavuelta,buscandounsitioparaesconderse.Sepegóa lapared, justo
antesdequeseabriera lapuerta; segundosdespuésoyóunospasosquebajaban laescalera.
Lamúsicacomenzóasonardenuevo.Decididoaecharunvistazodentro,Tomseacercóalapuertadelpisoyllamó.
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—¿Quiénes?—preguntólamujer.—TraigounmensajeparaHarlan.Lapuertaseentreabriósólolojustoparamostrarleunosojoscastañososcuros,un
rostro moreno y un pelo negro largo. Tras un instante de indecisión, el rostro seanimóconunasonrisa.
—¡Sieresunmuchacho!Entra.LapuertaseabriódeparenparyTomvioquesetratabadeunajovencree.La
indialeextendiólamano.—¡Hola!YosoyAnnie«Cieloquehabla».—MinombreesTom.—Harlannotardará.MientrasAnniesedirigíahacialacocina,Tomobservóquecaminabaconcierta
dificultad.Susarticulacionesparecíanestarrígidasydiountraspiés.—¿Quierestomaralgo?—No,gracias.Annie puso un poco de pan en una tostadora y cogió un frasco de café
instantáneo.Juntoaél,enlarepisa,habíaunanotaquedecía:Annie,dileaHarlanquellegaréelsábadoaprimerahora.Lee.
Conunamezcladeexcitaciónytemor,TomrecordóhaberoídoelnombredeLeeenlafurgonetadelsecuestro.¡Ahorasíqueprogresabansusinvestigaciones!
La tostadora crujió y saltaron dos tostadas. Annie extendió mantequilla sobreellas,conunamanoquetemblabaligeramente.
—Tengo que irme—dijoTom, preocupado ante la idea de queHarlan pudieraregresarderepente.
—Aúnno.Esmuyaburridoestarsolaenestepiso;meencantaríacharlarunratocontigo.
—Deacuerdo,perosólounmomento.Anniepasóaunahabitacióndemueblesdescoloridosysesentóenunamecedora
demadera.—¿Aquéhasvenido,Tom?Élseacercóalaventanaabiertaymiróhaciaabajo,observandoelríoyelbosque
paratranquilizarse.—Comoledije,traigounmensajeparaHarlan.—¿Cuáleselmensaje?—Bueno.Esconfidencial.—¿Dequiénes?Tomconcentrósumiradaenelpaisajeexterior,sintiendoqueelsudorhumedecía
supiel.—DeLee.—¡Ah!TomobservóaAnnie;estamordisqueabauna tostadaynadahacíasuponerque
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sospecharaalgo.—SinovieneHarlan—preguntó, forzandolavozparaqueparecieranatural—,
¿dóndepodríaencontrarle?—QuizáenMonarch.Creoquesealojaavecesenunagranjaquehay juntoal
río;oquizáloencuentresenlaciudad.—¿Monarch? ¿No es allí donde las IndustriasDorchester inauguranmañana la
fábricadeaguapesada?—No,siDEMONhacealgo.—¿Quéquieredecir?La jovenparecía unpoco azorada, como si comprendiera quehabía dicho algo
quenodebía;luegosonrió.—Bueno,sólosonsuposiciones,peroestoyseguradequeDEMONintentaráevitar
lainauguracióndelafábrica.—¿Porqué?—Por el riesgo que entraña un escape de gas y porqueDEMON es enemigo de
Dorchester.TomsesentóenelsofáymiróindiferenteaAnnie.—¿QuiereustedqueDEMONderroteaDorchester?—¡Desdeluegoquesí!¡Odioaesehombre!ElimprevistotonoderencordesuvozsorprendióaTom.Lajovenerademasiado
bonitacomoparasuponerquepudieraestarimplicadaenlasactividadesdeDEMON.Aunque tambiénpensó lomismodeRedSmith.SiélpudierademostrarqueAnnieeraunaterrorista,conseguiríanarrestaralosdemásyliberaraDianne.
—¿PorquéapoyaustedaDEMON?Annielemostrósusmanos.—¿Vescómometiemblan?—Sí.—YosoydeWhiteRiver,donde las IndustriasDorchesterhanestadovertiendo
mercurioalrío.Aunquenadielosabía,elpescadoquecomíamosestabacontaminadoconmercurio.
—¿QuieredecirqueustedpadeceelmaldeMinamata?Ellaasintió.—Corroelriesgodequedarmeciegaeinclusodemorir.Tomsequedómirándola.—¿Peronopuedenhacernadalosmédicos?—No hay cura—dijo ella con una sonrisa triste—.Así que ya ves lo que las
IndustriasDorchesternoshanhecho,amíyamuchosdelosmíos.—Esalgoterrible.¿PorquénodemandanalseñorDorchester?Annieserio.—Esoesloquemipadreestáintentandohacer.Inicióelprocesohacedosañosy
aún está en los primeros pasos. Las Industrias Dorchester tienen medios para
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prolongarelcasotodoloquequieran,yporesohayquetomarotrasmedidas.—¿Comoponerunabombaenlafábrica?Ellaasintió.—¿Peroquépasaconlosobreros?Muchospodríanhaberresultadoheridos.—Se les avisó—Annie se inclinóhaciaadelante—.Puedeparecer equivocado,
Tom,pero¿quéotraformahaydeevitarqueDorchestercontaminetodalaregión?—Nolosé—dijoTomapesadumbrado.TodohacíasuponerqueAnnieformaba
partedeDEMON,peroaqueldescubrimientosóloconsiguióentristecerlemás.—¿YquémedicedeDianne?—dijoalrato.—¿Quién?—DianneDorchester,lachicaquesecuestraron.—Estoyseguradequeestábien.—¿PorquélaraptóDEMON?—Nolosé.Alprincipiopenséquequerríanunabuenacantidaddedinero,pero
parece que no es ese el motivo. De todas formas, yo sólo sé lo que dicen losperiódicos.
¿Estaríamintiendo?Tomobservósusojoscastañooscuro.Apesardesuaspectoinocente,nohabíadudadequeellahabíaparticipadoenelatentadoconlabombaenlaplantadeWhiteRiver.
SeoyóunruidometálicoyAnniemiróhacialapuerta.—EseesHarlan.Siemprelecuestatrabajometerlallaveenlacerradura.Salióconpasovacilantedelahabitación.Tomselevantódeunsalto,buscando
dónde esconderse; el único sitio que había era detrás del sofá, pero Harlan loencontraríaallíenseguida.
¿Quéhacer?Corrió hacia la ventana. Estabamuy alta y corría el riesgo de lesionarse, pero
aquelloquizáfueramejorqueenfrentarseaHarlan.A su derecha vio el techo de un porche, justamente debajo de la habitación
contigua.Sevolviórápidamenteycorrióalvestíbulo.El hombre del mechón blanco entraba en aquel momento en la habitación,
llevandounagrancajadecartón.Estavezpudoverleperfectamenteelrostroysupo,sinlugaradudas,queeralamismapersonaquehabíadisparadosobreRed.
—¡Eh!—dijo el hombre—. Tú eres el entrometido que estaba con Dianne y,luego,sentadoeneltrenjuntoaRed.
—No—dijoTom,retrocediendodeespaldas—.No.Usteddebereferirseaotro.—¿Quéestáshaciendoaquí?—Nada —dijo Tom, con una voz que más parecía un susurro—. Me he
equivocadodepiso.Annieparecíasorprendida.—Pero,Tom,¿notraíasunmensajeparaHarlan?Tommoviólacabeza.
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—¿Harlan?No.Yoqueríadecirotrapersona.HarlanmiróaAnnieyluegoaTom.—Notemuevas,muchacho.Quierohablarcontigo.—Nopuedoentretenermeahora.Meesperamiprofesor.—¡Hedichoquenotemuevas!Harlanseagachóparadejarlacajaenelsuelo.AlmismotiempoTommiróasu
derechayviounampliodormitorioconunaventanaabierta.¿Estaríaelporchebajoaquellaventana?
Rápidamentesemetióeneldormitorioycerródegolpelapuerta,queatrancóconunsillón,ysedirigióhacialaventana.
Como si se tratara de una pesadilla, pareció tardar una eternidad en cruzar lahabitación. La puerta golpeó contra el sillón. Harlan juraba enfadado y lamaderacrujiócuandogolpeósuhombrocontraella.
TompasósuspiernasporelalféizardelaventanaenelmomentoenqueHarlanirrumpíaeneldormitorio.Losojosnegrosyfuriososdelhombrelemirarondesdeelotroextremodelahabitación.
—¡Vuelveaquí,chico!—No—dijoTomconvozdébil.Annieentróenlahabitación.—¿Quiénerestú,Tom?¿Porquémehasmentido?—Nohementido,Annie.TeníaquedecirleunacosaaHarlan.—¿Quées?TommiróaHarlan,querespirabaconfuerzamientrasunavenalatíaensusien;
eraevidentequesepreparabaparacruzardeunsaltolahabitación.—Escuche,Harlan.ConozcotodoloreferenteaustedyaLee.Séqueustedesson
losjefesdeDEMON,asíquenopueden…Tomno llegóa terminar la frase.De repenteHarlancruzó lahabitaciónyTom
saltósobreeltechodelporche.Teníaquellegaralbosque.Seacercóalbordedelporche,sepusoderodillasyseagarróalcanalóndelagua.
Cedió este con su peso y se desprendió de la pared. Tom notó un vacío en elestómagoalcaerhaciaadelante,ydioungritoantesdellegaralsuelo.
Setambaleó, luchandopormantenerelequilibrio.Harlansedisponíaa lanzarsesobre él; Tom lo miró durante un instante, esperando que desistiera de la caza, yluegoechóacorrerhaciaelbosque.Cuandolasramassecerrarontrasél,pensóqueya estaría a salvo. Pero eran demasiado delgadas para ocultarle del todo y nuncallegaríaaledificiodelaLegislaciónteniendotrasél,tancerca,aHarlan.
Debíaesconderse.Pero ¿dónde? Por unmomento consideró la posibilidad de subirse a un árbol;
miróhaciaelrío.Allíhabíaunárbolcaído;sutroncoeralosuficientementegruesocomoparaocultarle.
Mientras corríadesesperadamentepor entre losmatorrales, sintió en supiel los
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arañazosdealgunasramasespinosas;atravesóunclarodelbosqueyllegóalaorilladelrío.Saltóalotroladodeltroncoysedejócaerjadeanteenelsuelo.
«Nopierdaslaserenidad»,sedijoasímismo.Oyóelchasquidodeunasramas,queprocedíadelbosque.Luego,alruidodelas
ramassiguióelroncojadeodeHarlan,quetratabaderecuperarelaliento.—¡Esinútilqueteescondas,chico!SuvozsonabatancercaquelosnerviosdeTomseestremecieron.—Notengasmiedo.Salparaquehablemosyluegotepodrásircontuprofesor.Tom observó el tronco del árbol, que era lustroso donde le faltaba la corteza.
Percibióelalegrepiardeunpajarilloenelbosque,seguidodeunrevoloteodealas.—Muybien.Notardaréenencontrarte.Chasquearon de nuevo las ramas porque Harlan reanudó su búsqueda por el
bosque.Cuandoelruidosealejó,Tomsacóconcuidadolacabeza.Laluzdelsolsefiltrabaentrelosárboles;unahojasecacayó,balanceándoseen
lasuavebrisa.Nosepercibíaningúnotromovimiento.¿HabríaabandonadoHarlanlabúsqueda?
La esperanza invadiómomentáneamente aTom, pero enseguida volvió a oír elruidoderamaspisadas.Harlanregresaríaprontoybuscaríadetrásdeltronco.
Tommiró hacia el río. Un sauce llorón se inclinaba sobre él y sus numerosasramassemovíanconlacorriente.Lastupidashojasdelárbolleproporcionaríanunbuenescondrijo.
Rápidamenteescondió loszapatos, loscalcetinesy losvaquerosbajoel tronco.Lostapóconhojassecasyseintrodujoenelaguasuciadelrío.
Estabamuy fría y una espesa capa de lodo se adhirió a sus pies.Unas hierbasverdesyviscosas le arañaronmientras sedirigíahacia el sauce, dondepermanecióocultoporsusramasyconelaguahastaelpecho.
Harlanllegóalclarodelbosque.Seacercóaltroncocaído,mirótrasélysealejó.Tom se sentía satisfecho de haberle engañado, pero su alegría se esfumó al darsecuentadequenopodríapermanecermucho tiempodentrodeaquellaagua tanfría.Notendríamásremedioquevolveralaorilla,dondeleaguardabaHarlan.
Tompensóquedeberíaentregarse,peroseacordódequeHarlanhabíaintentadomataraRedyque,portanto,erapocoprobablequequisieralimitarseacharlar,comolehabíadicho.
Unaráfagadeairemoviólasuperficiedelagua.Tomobservólasondulacionesyluego miró hacia la otra orilla. No era una distancia muy grande y ya habíaatravesado anteriormente el río a nado, pero nunca con el cuerpo atenazado por elmiedo.DudóunmomentoyluegorecordólaferozmiradadeHarlan.
Comenzóanadar.Enseguidaseanimóalsentirensu rostro lacariciadelsolysabiendoquecadabrazada,cadagolpedesuspies,leacercabanmásalasalvación.
Pero¿quépasaríasileveíaHarlan?AunqueTomintentabaapartaresepensamientodesumente,noveíaelbosquey,
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portanto,sesentíaindefenso.Nadóconmásenergía,peroelmiedoseconvirtióenpánicoysedetuvoparamirarhaciaatrás.
Leseparabayaunabuenadistanciadelsauce.EnlaorillavioaHarlanconalgoentrelasmanos.Luego,levantóambasmanosendirecciónaTom;cercadeélsaltóunchorrodeagua.
Harlanbajólasmanos,miróaTomylasalzódenuevo.Alversaltarelaguaotravezjuntoaél,TomrecordóqueaRedlehabíadisparadoconunapistolaprovistadesilenciador,ycayóenlacuentadeloqueestabasucediendo.
Una mariposa blanca revoloteó alrededor de su cabeza. Con un esfuerzodesesperadodesusbrazos,Tomsesumergióbajoelagua.
Enelsilencioquelerodeaba,vioalgoquecortabaelaguadejandounaesteladepequeñas burbujas.Comenzó a bucear a favor de la corriente, dejando que esta lealejararápidamentedellugar.
Al poco rato comenzaron a dolerle los pulmones; parecía que iban a estallardentrodesupecho.Intentóolvidareldolor,peronotuvomásremedioquesacarlacabezaparapoderrespirar.
Cuandoemergió,elsolformabareflejosplateadosenlasuperficiedelagua.Hizounainspiraciónprofundaysesumergiódenuevo,desviándoseunpocoendirecciónalaorilla.
Repitió la operación dos veces más, hasta que, por fin, sintió que sus dedostocaban unas hierbas y fango. Sacando con cuidado la cabeza por encima de lasuperficie,miróalotroladodelrío.
No le resultaba conocido y pasó un rato hasta que comprendió lo lejos que lehabía llevado la corriente. Localizó finalmente el sauce, pero no había rastro deHarlan.
Tiritando demiedo y de cansancio, salió del río, resultándole difícil creer queestabaasalvo.
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AUNQUETomavisóinmediatamentealapolicía,Harlanconsiguióescapar.Sin embargo, no sepreocupóde llevarse aAnnie«Cieloquehabla»y esta fue
arrestada. La joven no opuso resistencia al interrogatorio de la policía y admitióenseguida su relación con DEMON. Confesó que colaboró con los terroristas paraponerlabombaenlafábricadeWhiteRiver,perojuróquenosabíanadaacercadelsecuestrodeDianne.
LapolicíaestabahaciendotodoloposibleporencontraraDianne,ytambiénTominvestigaba por su parte. Como al día siguiente era sábado, inició temprano suspesquisas.Despuésdeunlargorecorridoenunautobúsurbanollegóalcampoysedirigióandandoporuncaminovecinalhasta las inmediacionesdeMonarch,dondeempezósusinvestigaciones.Ahoraseencontrabaentreunosaltosarbustosyelsuelotemblababajosuspies.
Cercadeallíunsemáforoobligóadetenerseaunsolitarioautomóvil.Eltemblorcreciómás ymás y semezcló con el rugido amenazador de un larguísimo tren demercancías que procedía del oeste; las tresmáquinas que lo arrastraban despedíanespesasnubesdehumonegroyeltrenpasóvelozmentecercadeél.
Tom se quedómirándolohasta que sólo fue unpequeñopunto en el horizonte.Dándosecuentadequeel tiempopasaba,sacósucuadernodenotaspararepasarladescripcióndelascasasquehabíaencontradocercadelrío.
Habíaestado investigandosinéxitoenaquellascasas,buscandoalgúnrastrodeHarlan.RecordóloquelehabíadichoAnnie,quesealbergabaavecesenunagranjajunto al río, en Monarch, y lo que los secuestradores habían comentado en lafurgoneta, acerca de reunirse con su jefe en un lugar junto al río.Ahora se dirigíahacialaciudad,paraversileencontrabaallí.
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El cielo estaba cubierto de negros nubarrones.De cuando en cuando se oía untruenoybrillabaalgúnrelámpagoaislado.UnfuertevientosedesatómientrasTomcaminabaporelsuciocamino;aambosladosseextendían,porlapradera,inmensossembradosdecolorpardo;frenteaélsealzabaelesbeltocampanariodeunaiglesia,quesobresalíaporencimadelascasasdeMonarch.
Seveíauncochedestartaladojuntoaunacasaque,evidentemente,necesitabaserpintada. La siguiente casa junto a la que pasó Tom era del mismo estilo que laprimera,aligualquelatercera.SeadivinabaasíporquécreíaelseñorDorchesterquesufábricadeaguapesadabeneficiaríalaeconomíadelpueblo.Quizálesorprendieracomprobarquealosvecinoslesinteresabamássuseguridadqueeltrabajo.
Unafiladepequeñastiendasdemaderasealineabaalolargodelacalleprincipal.Lamáscercanaexhibíaunabanderadescolorida,desgarradaporelviento,enlaqueseleía:TiendadeComestibles.Tomabriólapuertayentróenella.
—¿Quierealgo?Unachicaestabasentadadetrásdelmostrador,leyendounanovela.Tomcruzóel
suelocrujienteyseapoyódisplicenteenelmostrador.—¿Tienechicle?—Cójaloustedmismo—lachicaseñalóhaciaungrantarrodecristal—.¿Alguna
cosamás?—Sí,sólounainformación—Tompagóelchicle—.Estoybuscandoaunhombre
depelocastañoconunmechónblanco.¿Lohavistoustedporelpueblo?—No.Tombajólavoz.—Puedeserimportante.—¡Yamíquémeimporta!Lachicasepusodenuevoaleer.Desconcertadoporsurudeza,Tomsaliódando
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unsuaveportazoycontinuósucamino.Unhombrevestidodevaqueroestabasentadoenunasillajuntoaunatiendade
ropaparahombre;lasillaestabaapoyadacontralaparedyelhombreparecíadormirbajosusombreromarróndealasanchas.AunquesubocaysucaranoseparecíanalasdeHarlan,Tomobservóatentamentesurostroantesdecontinuarsucamino.
Elcieloretumbóyunagruesagotadeaguacayóenelpolvodelacalle.AlcaerotrasobrelacamisadeTom,dejandounamarca,apresuróelpasohaciaunedificioqueteníaunletreroenelqueseleía:SalóndeJuegosdeBob,yentró.
Tompermanecióuninstanteenlapuertaviendocómocaíaelaguadelasnubesnegras y luego se volvió y observó el interior del salón. Unas cuantas personasestabansentadasjuntoalmostrador,bebiendocaféycharlandoconunacamarera;enelotroextremodelsalónhabíaunasmáquinaselectrónicas,mientrasqueelresto,enpenumbra,estaballenodemesasdejuego.
—¿Quieresalgo,chico?Tomsonrióa lacamareraynegócon lacabeza.Cruzóun tramodel salónyse
acercóparaobservaraunchicopecosoquetratabadeconseguirunapartidagratisenuna máquina Grand-Prix. Una bola de acero inoxidable rebotaba alocadamentecontra unos obstáculos de goma y el chico sonreía con satisfacción, mientras unfuertebong,bong,bongyresplandecienteslucesdecoloresindicabansupuntuación;sóloalcanzó46.000puntos.
—¡Malasuerte!—dijoTom,mientraselchicodabaunapatadaalamáquina—.¿Quieresunchicle?
—Sí,claro.EsperóaquehicieraestallarunpardeglobosyluegolepreguntósobreHarlan.
ElchicosequedópensativocuandoescuchóladescripcióndelhombreyTompensóquepodríasacarlealgo.
—¿Quieresqueteinviteaunapartida?—Claro.La máquina se tragó la moneda de Tom y el chico volvió a jugar. Hubo un
inesperadocrujidoalchocarlabolacontraelcristal,peroelchiconoparecíacontentoyseenfadócuandoperdiódevistalaúltimabola.
—¡Mevoydeaquí!—dijo.—Espera unmomento. Tienes que ayudarme.El tipo al que busco puede estar
planeandohacerestallarhoyunabombaenlafábricadeaguapesada.—Estásbromeando—elchicosequedómirandoaTomconlosojosmuyabiertos
—.¿Selohasdichoalapolicía?—Claroquesí,peroesetipohadesaparecido.¿Estássegurodenohaberlevisto?Elchicofrunciólafrentemientraspensaba,peroacabónegandoconlacabeza.—Nopuedo recordarlo.Dime, ¿qué pasará con el primerministro Jaskiw y su
mujer?¿Saltaránporlosaires?—Nocreo.Heoídoen la radioquevendrándesdeWinnipegenunhelicóptero
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que tomará tierra dentro del recinto de la planta.Nadie podrá evitar el sistema deseguridad e introducir una bomba dentro de la fábrica, peroHarlan habrá pensadocolocarlaporallícerca.
—Mevoy.Alomejorpuedoveralgo.El chico se marchó del salón de juegos. Lamentando haber desperdiciado su
dinero,Tomdirigiósumiradaalagentequeestabaenelmostrador,dudandoaquiéninterrogaracercadeHarlan.Enesemomentoentróenelsalónunarachadeviento,alabrirlapuertaunhombrealto.
TomdiounbrincoalreconoceralseñorStones.El profesor se quedó junto a la puerta, parpadeando para adaptar la vista a la
oscuridad interior, y luego se acercó al mostrador y se sentó. Con el corazónlatiéndoleconfuerza,Tombuscóunsitiopordondeescapar,perolaúnicasalidaeralapuerta.
Procurandono ser visto, se dirigió hacia ella con cuidado.Casi estaba a salvo,cuandolacamarerasedirigióaél.
—¡Eh,chico!¡Queteolvidastubolsa!Tomviounabolsadepapelsobreunadelasmáquinasynegóconlacabeza.—Noesmía—dijo.ElseñorStonessevolvióensutaburete.—¡TomAusten!Yameparecíaqueeratuvoz.Tomprocurósonreír,lamentandonohaberpodidoescapar.Ahoraleregañaríapor
habersemarchadodelaCámaraLegislativa.—Pareceustedundetective,señor.—Venaquí—dijo,haciendounaseñalconlamano.Lentamenteyconcaradecircunstancias,Tomseacercóalmostradoryelevóla
vistahastalososcurosrasgosdelrostrodelprofesor.—Mire, señor.Créameque ayer quise volver para reunirme con el grupo.Pero
estuve siguiendo a un tipo hasta uno de los escondites de DEMON. Luego, mepersiguióporelbosque,medisparóytuvequetirarmealríoparasalvarme.
ElseñorStonesmoviólacabeza.—¿Esperasquemecreaesahistoria?—Esverdad,señorStones.Pregúnteseloalapolicía.ElprofesorobservólacaradeTomyseñalóhaciauntaburete.—Siéntateyteinvitaréaunbatido.Situhistoriaescierta,nopasaránada;perosi
esfalsa,tevasatenerquequedardurantemuchotiempoenlaescuela,despuésdelasclases.
Sintiéndosemejor,Tomsesentófrentealmostradoryexaminóunacoleccióndeantiguas botellas de gaseosa, mientras el señor Stones encargaba los batidos. Acontinuación,elprofesorsevolvióaTomylemirófijamentealacara.
—Dimelaverdad.Tom.¿EsciertoquedescubristeunlocaldeDEMON?Tomasintió.
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—Lo llevabaunamujer llamadaAnnie«Cieloquehabla», y se utilizaba comolugardereunióndelosdosjefesdeDEMON,LeeyHarlan.
ElseñorStoneslemirósorprendido.—¿HasdichoLee?—Sí,señor.¿Ledicealgo?ElseñorStonestragósalivavariasveces.Comenzóahablar,sedetuvoydiolas
graciasalacamareraqueseacercabaconlosbatidos.—Gracias,señorita.Tienenunaspectotentador.Ansiosoporseguirpreguntándole,Tomaguardóimpacientementeaqueelseñor
Stonessacaraeldinerodesubolsillo.PorprimeravezsefijóenqueelseñorStonesllevababotasdecuero,vaquerosyunacamisadecuadros;aexcepcióndelainsigniaconlafraseBombasdeneutrones,no,quellevabasiempre,suvestimentaerasiempreflamante,porloqueladehoyresultabachocante.Sintiéndoseunpocoavergonzadopor suprofesor,Tom sevolvióparamirar una antiguabotella, degruesovidrio decolormarrón.
Despuésdepagaralacamarera,elseñorStonessiguiópreguntando.—Me resulta difícil creer tu historia, Tom. ¿Por qué no ha salido en los
periódicos?—Lapolicíaprefiereguardarsilencio.EsperanatraparhoyaLeeyaHarlan.LosojosdelseñorStonesseabrieron.—¿Deverdad?¿Quéplanestienen?—No lo sé, señor. Tienen la descripción que yo les di de Harlan, así que
probablementeloestaránbuscandoalaentradadelafábrica.—¿QuésabelapolicíadeLee?—Nadaenabsoluto.—¿Estásseguro?—Sí,señor.Evidentemente, al profesor le preocupaba algo. Se pasó unamano por su fino
cabello castaño y a continuación hizo chasquear sus nudillos, uno a uno,mientrasmirabaporlaventanaconexpresiónpreocupada.
TomempezóasospecharqueestuvierarelacionadodealgunaformaconLee.—¿SabeustedalgodeLee,señor?ElseñorStonesnoparecíaescuchar.MiróaTomsinverle,cogiósubatidoylo
bebiódeuntrago.Despuésdesecarselaboca,sebajódeltabureteysedirigióhacialapuerta.
—¡Eh,señorStones!¡Espéreme!Tomcogiósubatidoeintentóbebérselo,peroelprofesorestabayafueraysele
veía cruzar apresuradamente la calle. Tom salió corriendo y sintió en su cara lasúltimasgotasdelatormentaquesealejaba.
ElseñorStonesestabaponiendoenmarchasucoche,yalverqueTomcorríaporlacallehaciéndoleseñas,bajólaventanilla.
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—¿Quépasa,Tom?—¿Dóndevausted?—DevueltaaWinnipeg.—¿Porqué?Elprofesorserioforzadamente.—No paras de hacer preguntas, Tom, pero no dispongo de tiempo para
contestarte.Tengoalgomásimportantequehacer.ConvencidodequeelseñorStonesteníaalgoqueverconLee,ysegurodeque
eraunapistamejorqueandarporahíenbuscadeHarlan,TomsedirigióalapuertaehizoseñasalseñorStonesparaqueleabriera.
—Gracias—dijo subiéndose—.Me vienemuy bien queme lleve de regreso aWinnipeg.
El profesor metió una marcha y comprobó con cuidado el tráfico antes dearrancar.Susmanosseaferrabanalvolantecontantafuerzaquesusnudillosestabanblancos.Tomsepreguntóporquéestaríatantenso.
—¿Leponenerviosoconducir,señor?Elprofesorasintióypisóelfrenoaltiempoqueuncaballosalíagalopandodeuna
callelateral;lachicaquelomontabahizoungestodeagradecimientoalseñorStonesydesapareció.
—¿Has visto?—exclamó, temblándole lasmanos—. EnWinnipeg la gente nomontaacaballoporlacalleprincipal.Enestaciudadestánlocos.
Tomsonrió.—Porcierto,señor,¿cómoesqueestáustedhoyenMonarch?ElprofesormiróaTomyluegovolvióamirarlacalle.—Preguntasdemasiadascosas,Tom.—Losiento—dijoTom,ruborizado.PocodespuéssalierondeMonarchysólodivisabanextensoscamposyelcielo.
Unpájaroblancoseelevóenelaire,giróhaciaunladoyregresóplaneandoconlasalasextendidas;nohabíaningúnotrosignodevida.
ElseñorStonesaclarólagarganta.—Porcierto,Tom,¿quéestabashaciendotúenMonarch?Tompermanecióensilenciounmomento.Mirólasparedesdeunviejocobertizo
ennegrecidasporeltiempo,dudandoloquedeberíacontestaralseñorStones.Alfindecidiófacilitarlealgunainformaciónyobservarsureacción.
—EstabamerodeandoporelpuebloporqueAnniemedijoquequizáencontraraaHarlanenMonarch.Estamañanapreguntéenvariasgranjascercanasalrío.
—¿Conseguisteenterartedealgo?—No—dijoTom—,peromepasó una cosa rara.Mepareció ver a la señorita
Ashmeade.ElseñorStonesfruncióelceño.—¿Qué?
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—YosubíaporelsenderodeunacasayestoysegurodehabervistoalaseñoritaAshmeadeenunaventanadelpisosuperior.Luego,desapareció,yaunquellaméalapuertanocontestónadie.
—¿Quépasóentonces?—Pues nada, que me marché. Probablemente se trataba de otra mujer, y no
querríaquelamolestaran;peroseparecíaalaseñoritaAshmeade.El señor Stones pareció aferrarse con más fuerza al volante. Estuvo callado
duranteunosminutosyluegoaproximóelcocheaunladoysedetuvo.—¿Dóndeestáesacasa?—preguntóconunavozqueeracasiunsusurro.—Juntoalrío—contestóTom,asustadodelsúbitocambioquesehabíaoperado
ensuprofesor—.¿Porqué?¿Pasaalgomalo?—Tom,dejadehacerpreguntasyllévameaesacasa.TomdudóuninstantesiestaríasegurojuntoalseñorStones.Sehabíaapoderado
delprofesorunaemociónintensa,quehacíaquesenotaranaúnmáslasarrugasqueteníaalrededordelosojos,loqueledabaunaspectoalarmante,peroTompensóqueaquellosignificabaqueestabaapuntodedescubriralgoimportante.
—Sigaaquelcamino—dijoseñalándoselo—.Cuandolleguemosalrío, tuerzaaladerecha.
El profesor condujo en silencio, concentrándose en permanecer en el centro deaquelestrechoyenfangadocamino,mientrassuslabiossemovíanensilencio.TomdeseabasaberporquéhabíaidoaMonarchyquéeraloquelehabíadisgustadotanto;pero,porahora,elcocheprecisabatodalaatencióndelseñorStones.
Ante ellos surgió la silueta de la fábrica de agua pesada. Gotas de sudoraparecieronen la frentedel señorStonescuandovioqueelcaminoestabaatestadoporlosquehabíanestacionadosuscochesysedirigíanhacialafábricaconpancartasy distintivos. Tom echó una rápidamirada a losmanifestantes y a los guardias deseguridadquehabíafueradelafábrica,yluegovolvióamiraralacarretera.
ElseñorStonesconsiguiópasarentrelagente,yunminutodespuésTomindicóuncaminolateral.
—Gireahí,señor.Esaquellacasaquehayendirecciónalrío.Elcochegiró,yempezóasaltararribayabajoalentrarenuncamino llenode
bachesqueconducíahastalacasa.Llegaronaunlugartranquilodondenadasemovíaexcepto la hierba muy crecida, que se agitaba con el viento. Una contraventanagolpeabacontraelmurodelacasay,alolejos,seoyóelsilbidodeuntren.
Tomsintióunescalofríoalverasualrededoraquelloscamposvacíos.—¡Quésolitarioestáesto,señorStones!El señor Stones no contestó. Observó las ventanas negruzcas y las paredes de
maderadelacasa,yacontinuaciónsubiólosescalonesquellevabanalporche.Tratódemirardentrodelacasayluegollamóalapuerta.
—Esohiceyo—dijoTom—.Yaverácómonocontestan.ElseñorStonesnohizocasoaTomyllamódenuevo.Elvientoazotóconfuriala
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casa, obligando a encorvarse al profesor y golpeando las contraventanas contra lapared.Cuandopasó la rachadeviento, el señorStonescerróunpuñoyaporreó lapuerta.
—¡Sé que la señoritaAshmeade está ahí dentro!—gritó—. ¡Abran la puerta ollamaréalapolicía!
Silencio.Tomtemblaba.¿Quésucedería?El señor Stones golpeó de nuevo la puerta y luego intentó accionar el pomo.
Moviendo la cabeza, bajó los escalones para reunirse conTom.Estaba a punto dedeciralgo,cuandoseabriólapuertayapareciólaseñoritaAshmeadeenelporche.
—¡Hola,John!ElseñorStonessevolviósorprendidoycontento.Enseguidafruncióelceñoydio
unospasoshacialaseñoritaAshmeade.—¿Quéhapasado?—preguntó.—Losiento.Perdóneme.Aunque la señorita Ashmeade sonreía, sus facciones estaban crispadas. Tom
intentóveralgoenlapenumbraquehabíamásalládelapuerta,peronodistinguiónada.Sintióescalofríos,dándosecuentadequealgogravesucedía.
—Tengoquehablarconusted—dijoelseñorStones.—Nopuedoahora,John.Loveréellunesenlaescuela.—Yaserátarde.ElseñorStonessubiólosescalonesyeltamañodesucuerpoimpidióaTomvera
laseñoritaAshmeade.Trasunabrevecharlaentraronenlacasa.Tomlossiguiórápidamente.Atravesaronelvestíbuloypasaronaunahabitación
enlaquehabíaunossillonesyunsofá.Unaventanadabaalporche;porotraseveíaelcampoy,alolejos,lafábricadeaguapesada.
Mientras la señorita Ashmeade cerraba la puerta, Tom notó una especie dezumbido procedente del techo. Alzó la vista y vio una tira de papel marróndesenrolladaenformadeespiral,enlaqueunasmoscasluchabandesesperadamenteporescapardesupegajosaprisión.
—¿Aquípasaustedlosfinesdesemana,señoritaAshmeade?Enlugardecontestar,miróalseñorStonesconojospreocupados.Tomcogióuna
noveladeunamesayvioelmarcadordellibroconlasinicialesL.A.;luegoladejódenuevosobrelamesa.
ElseñorStonesseaclarólagargantaysepasóunamanoporelpelo.—Tengo que aclarar unas cuantas cosas—dijo a la señorita Ashmeade—. La
primeradetodas,porquémediounplantónestamañana.—Losiento.Nopudeevitarlo.—Pero lo habíamos planeado con todo detalle. Por lomenos, debería haberme
avisado.LaseñoritaAshmeadesedirigióalaventanaysequedómirandofuera.—Quieroquesemarchenlosdosahoramismo.Cojanelcocheyváyanse.
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—Pero…—¡Hagaloqueledigo,John!—¡No, no lo haré!—el señor Stones se dirigió al sofá y se sentó—. No me
marcharédeestacasahastaquemeexpliquetodo.¿Estáclaro,señoritaAshmeade?Apesardelatensión,Tomsonrióantelaformaenquesuprofesorsedirigíaala
señorita Ashmeade, llamándola por su apellido. Se preguntaba la razón d