Diapositivas (Informacion) Cap 12 Tamayo

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CAPITULO 12 ESCATOLOGIA Y REINO DE DIOS: EVOLUCION HISTORICA 1. EL REINO DE DIOS EN LOS OTROS ESCRITOS DEL NUEVO TESTAMENTO En el Cuarto evangelio encontramos la expresión dos veces: «El que no nazca de nuevo (o "de arriba")' no puede ver el reino de Dios... El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios» (Jn 3,3.5). Aquí se identifica la salvación escatológica con el reino de Dios. “El centro de gravedad del reino se ha desplazado al mensaje de Jesús como mesías y señor” A medida que va conformándose la cristología, el reino de Dios se concibe como reino de Cristo y el señorío de Dios se torna señorío de Cristo. En los escritos paulinos y deuteropaulinos, «reino de Dios» aparece diez veces; en unos casos, se subraya su carácter escatológico; en otros su actualidad. La dimensión futura se expresa a través de giros como «heredar el reino de Dios» (1 Cor 6,9.10; 15,50; Gal 5,21; Ef 5,5) (2 Tes 1,5). Se habla también de “trabajar por el reino” (Col 4,11). El reino de Dios, que se ofrece como don, requiere a su vez la colaboración del creyente. La presencia actual del reino aparece también en el corpus paulino. El reino de Dios no está en palabras, sino en realidades (1 Cor 4,20). El libro del Apocalipsis combina la profecía con la tonalidad apocalíptica. Por una parte, está vinculado al mensaje profético veterotestamentario y, por otra, se sitúa en la vertiente de la renovación profética neotestamentaria. Jesucristo es presentado como «rey de reyes y señor de señores» (Ap 19,16; cf. 17,14).Al final sale vencedor sobre los reinos políticos, y logra la victoria con una sola arma su palabra, su mensaje. Por otra, el mundo presente se somete al poderío de Cristo, quien da paso a un nuevo cielo y una tierra nueva.

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CAPITULO 12ESCATOLOGIA Y REINO DE DIOS: EVOLUCION HISTORICA

1. EL REINO DE DIOS EN LOS OTROS ESCRITOS DEL NUEVO TESTAMENTOEn el Cuarto evangelio encontramos la expresin dos veces: El que no nazca de nuevo (o "de arriba")' no puede ver el reino de Dios... El que no nazca de agua y de Espritu no puede entrar en el reino de Dios (Jn 3,3.5). Aqu se identifica la salvacin escatolgica con el reino de Dios.

El centro de gravedad del reino se ha desplazado al mensaje de Jess como mesas y seorA medida que va conformndose la cristologa, el reino de Dios se concibe como reino de Cristo y el seoro de Dios se torna seoro de Cristo.

En los escritos paulinos y deuteropaulinos, reino de Dios aparece diez veces; en unos casos, se subraya su carcter escatolgico; en otros su actualidad. La dimensin futura se expresa a travs de giros como heredar el reino de Dios (1 Cor 6,9.10; 15,50; Gal 5,21; Ef 5,5)

(2 Tes 1,5). Se habla tambin de trabajar por el reino (Col 4,11). El reino de Dios, que se ofrece como don, requiere a su vez la colaboracin del creyente.La presencia actual del reino aparece tambin en el corpus paulino. El reino de Dios no est en palabras, sino en realidades (1 Cor 4,20).

El libro del Apocalipsis combina la profeca con la tonalidad apocalptica. Por una parte, est vinculado al mensaje proftico veterotestamentario y, por otra, se sita en la vertiente de la renovacin proftica neotestamentaria.

Jesucristo es presentado como rey de reyes y seor de seores (Ap 19,16; cf. 17,14).Al final sale vencedor sobre los reinos polticos, y logra la victoria con una sola arma su palabra, su mensaje. Por otra, el mundo presente se somete al podero de Cristo, quien da paso a un nuevo cielo y una tierra nueva.

El centro del mensaje del Apocalipsis es el reino escatolgico de Dios, que es tambin y simultneamente reino de Cristo (Ap 11,15; 12,10). Toda la obra tiene su centro de atencin en la consumacin definitiva del reino de Dios.

2. GRADUAL DESESCATOLOGIZACIN DEL CRISTIANISMO El cristianismo apostlico vivi bajo la expectativa del fin que se prevea cercano, inminente. La meta no era el mundo, sino el reino. Es en la segunda generacin cristiana, la parusa no se produce con la celeridad con que se esperaba; el mundo sigue su curso sin alterarse y no acusa cambio de ritmo alguno. Los cristianos se preparan para una larga travesa por la historia.Ante el retraso de la parusa, crece el inters por la organizacin de la comunidad cristiana y decrece la tensin escatolgica. La fecha de la parusa nunca lleg a fijarse con precisin.Las consecuencias de la parusa no fueron tan estrepitosas como caba esperar; y ello, como ha observado atinadamente R. Bultmann, por el fenmeno eclesial del sacramentalismo. Este fenmeno comportaba dos nuevos acentos: 1. que por la participacin en los sacramentos las fuerzas del ms all operan en la vida de la Iglesia, debilitndose sensiblemente la tensin presente-futuro; 2. que la participacin en los sacramentos garantiza la salvacin individual del alma, con menoscabo de la preocupacin por la salvacin universal, csmica. 3. la apologtica del retraso. Dios en su infinita misericordia, se argumentaba, consiente la demora del retorno de Cristo para dar tiempo al arrepentimiento.La presencia de Cristo en el culto asegura la presencia de la salvacin. En una Iglesia donde predomina lo sacramental, la escatologa se neutraliza.

3. LA RESPUESTA DEL MILENARISMO El punto de partida de esta doctrina se encuentra en un complejo y exegticamente discutido texto del libro neo testamentario del Apocalipsis,(Ap 20,1-6). La esperanza mesinica juda tiene una dimensin terrena y nacionalista. Pero en el siglo I sufre una modificacin profunda y se bifurca en dos direcciones: una, representada en escritos como 1 Henoc, 2 Henoc, Ascensin de Moiss, que espera la salvacin definitiva fuera de este mundo; otra, que mantiene la esperanza en un reino mesinico terreno y nacionalista, no definitivo ni eterno, sino anticipo y preludio de la era eterna; ese reino durar hasta que se instaure definitivamente el reino de Dios trascendente, universal y eterno. Se trata de un reino intermedio de una duracin entre 40.000 y 7.000 aos, del que disfrutaran los judos piadosos. El milenarismo se formula en los escritos apocalpticos judos.Interpretaciones que ha recibido este texto. La primera, la literal, segn la cual se esperaba que la historia terminara con la instauracin del reino de Cristo sobre la tierra durante mil aos. Fue creencia muy extendida entre los santos Padres hasta el siglo IV. San Justino comparte con otros autores la idea de que los santos viviran durante mil aos en la Jerusaln restaurada y engalanadaIreneo de Lyon da por supuesta la resurreccin de los justos, que tiene lugar inmediatamente antes del milenio. Distingue dos clases de moradores de la tierra renovada: los justos de la primera resurreccin (Ap 20,5-6), que vivieron antes, murieron, resucitan en carne y habitan el milenio, y los supervivientes (derelicti, los llama), que lograron escapar a la muerte bajo el Anticristo y siguen vivos en el momento de la parusa. Los justos de la primera resurreccin disfrutarn, durante el milenio, en carne, del mismo rgimen que los ngeles. y conocern, en carne, la unidad interior que caracteriza a los ngelesAgustn tuvo en la gradual disolucin del milenarismo la nueva situacin eclesial con el giro constantiniano. En la medida en que el cristianismo se convirti en religin oficial del Estado, y la Iglesia cont con el apoyo imperial, fue desapareciendo el inters por la apocalptica quilistica.El significado de la visin del Apocalipsis es que los mrtires tendrn una recompensa especialSan Cipriano ya defendi la idea de que los nicos que disfrutan del paraso inmediatamente despus de la muerte son los mrtires; los dems difuntos justos lograrn entrar en el paraso cuando tenga lugar la resurreccin universal.El milenarismo concibe la salvacin como una realidad radicalmente nueva, colectiva, inminente y terrena. No se busca una reforma, o un cambio gradual, sino una transformacin total. No se atiende slo ni preferentemente a la salvacin del individuo, sino a la liberacin de la colectividad, sobre todo de la colectividad de los justos, de los pobres, de quienes viven sometidos a situaciones inhumanas.

4. REALIZACIN DEL REINO DE DIOS EN EL IDEAL DE CRISTIANDAD La conversin de Constantino produjo un fuerte y positivo impacto en importantes sectores eclesisticos. El poder imperial haba dejado de actuar como instrumento de persecucin y es interpretado como vehculo de realizacin del reino de Dios. Razn poltica y palabra proftica, evangelio e imperio se reconcilian y caminan hermanados en la direccin del reino.

Al imperio se le asigna una funcin salvfica, llegndose a fundir la historia del mundo y la historia de la salvacin.

El emperador asume como funcin propia e irrenunciable la realizacin de la soberana del reino de Dios en la tierra.

Asistimos as a una disolucin del significado escatolgico del reino de Dios y a una acentuacin del significado poltico-imperial. Reino de Dios, imperio e Iglesia se mezclan y confunden.

5. LAS DOS CIUDADES DE SAN AGUSTNLa filosofa agustiniana de la historia trasciende la evolucin sufrida por cada pueblo; trasciende la historia misma. La patria ya no es la propia patria, ni siquiera el universo, como pensaran los filsofos griegos, sino la patria invisible, la ciudad de Dios.

Su obra La ciudad de Dios consta de dos partes. La primera, formada por 10 libros, pretende refutar la tesis de quienes creen que el culto a los dioses, acompaado de sacrificios, reporta la felicidad post morteni. La segunda parte, que consta de 12 libros, constituye la exposicin en positivo sobre la historia humana pensada teolgicamente.

Agustn est viviendo la experiencia de disolucin del mundo antiguo, mundo que para no pocos cristianos pareca perenne por indestructible. Cuando ese mundo se desmorona, todo hace pensar que se est a las puertas de los ltimos tiempos, en la etapa final de la historia, una historia que se haba iniciado en el paraso y que terminaba en un juicio.

Segn el conocido texto agustiniano, la ciudad de Dios se funda en el amor a Dios, mientras que la ciudad terrena tiene su base en el amor de s mismo: Dos amores fundaron dos ciudades. La terrena, el amor propio hasta llegar a menospreciar a Dios; La celestial, el amor a Dios hasta llegar al desprecio de s mismo.

Can es el fundador de la ciudad terrena; Abel es ciudadano de la ciudad eterna. Los ciudadanos de sta son engendrados por la gracia (segn la promesa); los de aqulla, por el pecado (segn la carne). El fin de la ciudad de Dios es la felicidad eterna; el de la ciudad terrena, la infelicidad eterna. Ambas ciudades estn unidas y mezcladas en este mundo y lo estarn hasta el juicio final. Los dos amores, los ciudadanos de una y otra ciudad se entremezclan en el tiempo. Las fronteras de una y otra se entrecruzan sin posibilidad de distinguirse.

6. IGLESIA E IMPERIOLa Iglesia deja de ser resto y se torna imperio cristiano. Los papeles de ambas instituciones se intercambian y se confunden. El papa alcanza rango imperial y asume tareas polticas. Los obispos se convierten en funcionarios del imperio. El emperador, a su vez, busca la consecucin de similar rango en el terreno eclesial. Se autodenomina protector de la Iglesia. El pueblo de Dios renuncia a su carcter escatolgico peregrinaje hacia el reino y se auto- comprende como pueblo cristiano integrado en las estructuras del imperio. La Iglesia renuncia a su funcin de servidora y pasa a ser domina e imperatrix. Hay una poca en que los emperadores se hacen con el control de la Iglesia. En esa teocracia, el imperio predomina sobre el sacerdocio. Sin embargo, a partir del siglo XI se produce el movimiento inverso: El papa se considera investido de plenos poderes, temporales y espirituales, y se cree superior al emperador, a los reyes y a los prncipes. Tal superioridad le da derecho tanto a investir como a deponer a quienes detentan el poder imperial.Bonifacio VIII decreta, en la Unam sanctam, que la sumisin de toda criatura al papa es de necesidad absoluta para la salvacin

7. TEOLOGA DE LA HISTORIA EN CLAVE ESCATOLGICA En medio de este clima en que el reino de Dios se materializa y concretiza en el ideal de cristiandad, surgen importantes movimientos crticos de renovacin eclesial desde una perspectiva escatolgica, que ejercen un importante contrapeso anti institucional. En ellos aparecen tres elementos: radicalismo tico, espiritualismo y entusiasmo milenarista.

Una de las principales fuentes de inspiracin de los movimientos espirituales de talante mstico milenarista y de la teologa de la historia a ellos inherente son los escritos del monje cisterciense calabrs Joaqun de Fiore (1130-1202), considerado por J. Lortz como uno de los precursores de los nuevos tiempos n. Su sistema proftico fue, segn N. Cohn, el que mayor influencia ejerciera en Europa hasta la aparicin del marxismo

Segn su propio testimonio, recibi una iluminacin espiritual donde se le revel el sentido de la historia universal. Esta es presentada como una sucesin de tres edades, presididas sucesivamente por las tres personas de la santsima Trinidad.

A cada etapa nueva precede, segn la visin del monje medieval, un perodo de incubacin. El perodo de incubacin de la primera era va de Adn a Abrahn; el de la segunda, de Elias a Cristo; el de la tercera haba comenzado con san Benito. Basndose en datos del Antiguo y del Nuevo Testamento, J. de Fiore calculaba la culminacin de la historia entre los aos 1200 y 1260. El ideal de Joaqun de Fiore era la implantacin de un orden monstico alejado del mundanal ruido, ideal que pareca hacerse realidad en las fraternidades franciscanas.

8. MESIANISMO DE LOS POBRES A partir del siglo XI surge un mesianismo de los pobres, que se inspira en las profecas apocalpticas y da lugar a la aparicin de movimientos milenaristas de carcter revolucionario e igualitarista. Las zonas donde prenden estos movimientos eran aquellas que estaban pasando por un proceso de cambio socio econmico y por una crisis de superpoblacin. Todo ello desemboca en situaciones de aguda pobreza, explotacin y dependencia, de inseguridad crnica y marginacin social.

La poblacin marginada tena ante s una misin que daba sentido a su vida: transformar la sociedad bajo el fermento escatolgico. El fanatismo milenarista llegaba hasta el e tremo de considerar el exterminio de los no conversos, de los incrdulos, como el primer acto del combate final.

9. EL MILENARISMO IGUALITARIO DE TH. MNTZERLa modalidad ms revolucionaria de la tradicin apocalptica es quiz la del milenio igualitario, que tiene sus precedentes en el husismo y se desarrolla con toda su radicalidad en el telogo anabaptista Thomas Mntzer (1490-1525), lder de la guerra de los campesinos, profeta del milenio igualitario y lugar clsico de la utopa quilistica.Hay en l una fusin entre mstica y apocalptica, un encuentro entre el proletariado minero y el milenarismo.

Para una recta comprensin de Mntzer, Bloch considera fundamentales determinados elementos que fueron descuidados por la interpretacin marxista clsica. Se refiere, en primer lugar, al sueo de establecer el paraso en la tierra, presente en todas las tradiciones utpico-escatolgicas. Los campesinos, liderados por Mntzer, luchaban por instaurar el reino de Dios en la historia, por hacer realidad el sueo utpico de vivir en rgimen comunal. Otro elemento irrenunciable en el proyecto milenarista mntzeriano es la, llamada por Bloch, magia revolucionaria del sujeto, la interioridad del ser humano. Con ello se da un salto cualitativo nada desdeable en el interior de la teora marxista: el sujeto revolucionario no puede reducirse a una categora determinable slo ni principalmente desde la ptica econmica.

El telogo rebelde habla de la identificacin mstica entre Dios y el ser humano, entre Dios y el mundo natural.

Al entrar el Cristo vivo en las almas, el ser humano se convierte en Dios, asevera Mntzer. Pues bien, el elegido que vive en ese clima de unin comunin mstica con Dios est llamado a llevar a cabo la misin escatolgica encomendada por Dios: aniquilar a los impos, y as abonar el terreno para la segunda venida de Cristo y el comienzo del milenio. Mntzer, l mismo, se siente elegido, llamado a separar el trigo y la cizaa. Ha llegado el tiempo de la siega, afirma: por eso el mismo Dios me ha encargado de la cosecha. He empuado mi guadaa.

10. LA TEORA DE LOS DOS REINOS EN LUTEROSegn Lutero, la humanidad se divide en dos reinos con un jefe cada uno: el espiritual y el terreno, el de los creyentes y el de los no creyentes, el de Cristo y el del maligno. Ambos estn actualmente enfrentados y lo seguirn estando hasta que el reino de Cristo se alce con la victoria. El reino terrestre se caracteriza por la lucha, la muerte y el sufrimiento. El diablo incita a sus afiliados a apoderarse del reino espiritual. Quienes pertenecen al reino espiritual buscan, a su vez, influir en el mundo. As se corre el peligro de confundir ambos reinos, dificultando la accin de Dios. Lutero aboga por la espiritualizacin e interiorizacin de la nocin de Iglesia, por un cristianismo interior y por la neta diferenciacin y oposicin entre el reino espiritual y el temporal.

El reino de Dios en la concepcin de Lutero opera como correctivo de la superposicin reino de Dios Iglesia papal, posibilita, de alguna manera, una imagen democrtica de la Iglesia y comporta un reconocimiento, si bien tmido, de la autonoma de la sociedad y del poder temporal.

11. UTOPAS DEL RENACIMIENTO, REINO DE DIOS SECULARIZADO?

El proceso de secularizacin que tiene lugar con el Renacimiento influye decisivamente en la idea misma del reino de Dios, que pierde gradualmente su tonalidad trascendente y se traduce en modelos utpicos de sociedad. El principal punto de ira de su anlisis crtico es la propiedad privada, a la que considera causa de la miseria, sin razn e hipocresa que asolaban a Europa, y fuente de toda disensin y disfuncin sociales.

En el pensamiento de Moro, la propuesta de un modelo ideal de sociedad y de Estado, de un tipo ideal de convivencia fraterna. Ideal que se caracteriza negativamente por la supresin de la propiedad privada y positivamente por la comunidad de bienes (pertenencia de los bienes a todos los miembros de la sociedad) como requisito de la autntica repblica.

La propiedad privada es distopa; la propiedad comn es eutopa. Utopa es una confederacin de ciudades estructuradas democrticamente, donde todos los ciudadanos trabajan con una jornada laboral de seis horas (tres por la maana y tres por la tarde) y las tareas se distribuyen de manera equitativa; donde se dispone de suficiente tiempo libre para el cultivo del espritu. Realizada en esas condiciones, la actividad laboral resulta grata y gratificante. Las fuentes de subsistencia son la agricultura y la ganadera en zonas rurales, y la artesana en la ciudad. No existe el dinero, habida cuenta de las disfunciones que crea. La economa es colectiva y, por lo general, tiene supervit, que se destina, bien a la exportacin para conseguir productos de que se carece, bien a los pobres de otros pases. En la vida de Utopa no hay dinero ni funciona la moneda.

En Utopa se permite la prctica de diferentes religiones y cultos. En medio de esta experiencia ecumnica hay tres puntos o afirmaciones que todos deben admitir: la existencia de un numen creador y providente; la in- mortalidad del alma, y el rgimen de premios y castigos post-mortem en razn del buen o mal comportamiento en el mundo. El modelo utpico propuesto por el canciller ingls no se basa en revelacin alguna, sino en el ser humano mismo, en la razn; emana de la propia condicin humana que conlleva una mayor justicia y libertad.

12. SOCIALISMO UTPICOEl socialismo utpico es otra de las tradiciones secularizadas del reino de Dios, que tiene su formulacin terica y su despliegue prctico en plena revolucin industrial. El marxismo critica severamente este tipo de socialismo por entender que nace de una proyeccin del cerebro ms que de un anlisis riguroso de la realidad, por creer que era fruto del pensamiento y no de las condiciones de la clase obrera.

13. REINO DE DIOS Y SOCIEDAD TICA Otro eslabn importante en la secularizacin del reino de Dios es el pensamiento de Kant. En el fondo se trata de una consecuencia de su idea de la Ilustracin, que define como la salida de la persona de su minora de edad y el ser capaz de servirse de su entendimiento sin la gua de otro; el hacer siempre y en todo lugar uso pblico de la propia razn.la mxima de pensar por s mismo es la Ilustracin.

Su racionalismo, considera que la nica verdad universal y necesaria es la verdad de la razn.

Una de las reducciones que Kant lleva a cabo es la de la religin a moral. La religin es afirma, el conocimiento de todos nuestros deberes como mandamientos divinos. La religin autntica es la religin de una vida buena. La buena conducta es lo nico que agrada a Dios; lo dems no pasa de ser mero delirio religioso y falso culto de Dios. Las verdades reveladas no son negadas, sino puestas al servicio de la religin como sentimiento moral. El mismo concepto de Dios lleva derechamente a la moral.

El origen de la religin hay que buscarlo en la exigencia moral inscrita en el ser humano.

De Kant puede afirmarse por una parte que redujo la religin a moral, y por otra que situ a la moral en el horizonte de la religin. En l se confunden moralidad y religiosidad del ser humano.

Para que pueda imperar el principio del bien, los seres humanos establecen una sociedad regida por las leyes de la virtud. Se trata de una sociedad tica, formada por personas que buscan la moralidad. Tal sociedad o comunidad pblica moral que se rige por una legislacin moral divina es la Iglesia invisible.

14. LAS TRES ETAPAS DEL ESPRITU EN LA FILOSOFA DE LA HISTORIA DE HEGELLa tesis fundamental de Hegel sobre la historia es que la razn domina el mundo y que, por lo mismo, tambin en la historia universal ha ocurrido todo segn la razn . Razn que aparece como inmanente al existir histrico. Esta tesis tiene su origen en la idea de Anaxgoras de que el entendimiento absoluto gobierna el mundo, y resulta afn a la teora cristiana de la historia segn la cual es la providencia la que rige el mundo.

La historia es un proceso racional con una teleologa; es un movimiento que tiende hacia una meta determinada ms por la naturaleza del absoluto que por decisin humana alguna. En palabras del propio Hegel, la historia universal es el progreso en la conciencia de la libertad, el despliegue de la conciencia de libertad, el desarrollo (Auslegung) del Espritu en el tiempo; es, para ser ms exactos, el despliegue de la conciencia que el Espritu tiene de su libertad, as como el despliegue de la realidad que brota de dicha conciencia.

La historia es, para Hegel, la marcha de Dios en el mundo.En ese sentido, la historia es vista como un montn confuso de ruinas, como una mesa de sacrificios, en la que han sido inmoladas cantidad de vctimas . En ella, los perodos de felicidad parecen pginas en blanco.

Tres etapas: 1. corresponde a la infancia del Espritu. 2. etapa puede definirse como fase de la juventud y de la virilidad.3. la madurez del Espritu, y corresponde al mundo cristiano. Entonces tiene lugar la plena reconciliacin antes referida.

15. SECULARIZACIN DE LA ESCATOLOGA EN EL MARXISMOEl enigma de la historia se desvela no fuera de, ni sobre la historia, sino en su seno. Lo expresa as Marx en sus Manuscritos de economa y filosofa.La razn de ser de la revolucin por la que aboga Marx es crear una situacin radicalmente nueva en ruptura con el pasado; situacin en la que no slo no se d, sino que ni siquiera sea posible, la explotacin humana. Situacin en la que, tras eliminar de raz las causas estructurales de la injusticia, sea posible la emancipacin de los seres humanos, que ha de desembocar en la igualdad.

En la nueva sociedad, los medios de produccin estn sometidos a los seres humanos, y no viceversa. El viejo modo de produccin debe hacer desaparecer la vieja divisin del trabajo.

La comprensin marxista del ser humano se mueve en una perspectiva intramundana, intrahistrica: El hombre es el ser supremo para el hombre. El ser humano, y no un ser trascendente, puede ser dueo de la historia.