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Diciembre 1975 (año XXVIII) Precio : 2.80 francos franceses

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TESOROS

DEL ARTE

MUNDIAL

Año Internacional

de la Mujer

ITALIA Bailarina etrusca

Esta página, que a lo largo de 1975 ha estado dedicada al Año Internacional de la Mujer,presenta, como despedida de ese Año, este retrato de dama etrusca pintado hace unos 2.500anos. Se trata probablemente de una bailarina y forma parte de un grupo de actores pintados enlos muros de una tumba etrusca descubierta en 1961 en Tarquinia (Italia). A esta «Tumba de loscomediantes» se la considera como una de las más importantes entre las 6.000 (más de 60 conpinturas) que desde hace unos 20 años han podido detectarse gracias a las técnicas modernasen la famosa necrópolis etrusca de Tarquinia.

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El CorreoDICIEMBRE 1975 AÑO XXVIII

PUBLICADO EN 15 IDIOMAS

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Alemán Tamul Turco

Publicación mensual de la UNESCO

(Organización de las Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura)

Venta y distribuciónUnesco, Place de Fontenoy, 75700 París

Tarifa de suscripción anual : 28 francos

Tapas para 11 números : 24 francos

Los artículos y fotografías de este número que llevan elsigno © (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos demás textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempre

que se mencione su origen de la siguiente manera : "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicación. Al reproducirse los artículos y las fotos deberáhacerse constar el nombre del autor. En lo que respecta a tas

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Sandy Koffler

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Redactores

Español : Jorge Enrique AdoumFrancés : Philippe OuannèsInglés : Roy Malkin

Ilustración : Anne-Marie Maillard

Documentación : Christiane Boucher

Composición gráfica

Robert JacqueminLa correspondencia debe dirigirse al Director de la revista

Página

LOS CELTAS

Fuerza y esplendor de la más antiguacomunidad europea de pueblospor Paul-Marie Duval

6 ¿QUIENES ERAN Y COMO VIVIAN LOS CELTAS?por Anne fíoss

16 LAS LENGUAS CÉLTICAS,AYER Y HOY

18 EL TRIPLE ROSTRO DE LA MUJER CELTApor Jean Markale

23 UNA FABULOSA IMAGINERÍA DE METAL

Ocho páginas en color

32 UN ARTE ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO

por René Joffroy

35 CANTARA CELTA PARA VINO GRIEGOFotos

36 JOYAS DE SUEÑOFotos

38 LAS MIL Y UNA CARASDEL ARTE DE ACUÑAR MONEDASFotos

41 LA EUROPA ORIENTAL DESCUBRE

SU PASADO CELTA42 LA LEYENDA DE LOS CELTAS

EN UN CALDERO DE PLATAFotos

44 LAS CIUDADES QUE COMBATIÓ JULIO CESARpor Wolfgang Dehn

49 LOS LECTORES NOS ESCRIBEN

50 LATITUDES Y LONGITUDES51 INDICE DE « EL CORREO DE LA UNESCO »

DE 19752 TESOROS DEL ARTE MUNDIAL

Año Internacional de la MujerBailarina etrusca (Italia)

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Foto © J.V.S. Megaw,Z Leicester, Remo Unido

Nuestra portada

Este número de El Correo de la Unesco está

íntegramente dedicado al arte y a la civiliza¬ción de los pueblos celtas que en el primermilenio antes de nuestra era se establecieron

en gran parte de Europa, desde el Danubiohasta Irlanda. Gracias al desarrollo de las

técnicas científicas se va descubriendo pocoa poco la historia de esos pueblos y desci¬frando los e.nigmas que encierran gran partede sus obras de arte; ello nos permite perca¬tarnos de la originalidad de la civilización cél¬tica y del valor extraordinario del patrimonioartístico que legó a la humanidad. En la por¬tada, una magnifica figura de bronce que ador¬naba un cubo de madera. Data probablemente'del siglo I antes de Cristo y fue encontradaen una tumba de Aylesford, Condado de Kent(Reino Unido). El artista que la realizó en lasIslas Británicas debió de aprender su oficioen algún lugar de la Galia.

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Esta escultura de piedra, descubiertacerca de Praga, en Checoslovaquia, esobra de un artista celta que la esculpióunos 150 años antes de nuestra era. Se

trata sin duda de una cabeza de hombre,

pero no es un retrato sino unarepresentación sobremanera estilizada:ojos saltones y muy juntos, cejas ybigote en forma de volutas,motivo ornamental típicamente céltico.

LOS CELTASpor Paul-Marie Duval

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fuerza y esplendor de la más antiguacomunidad europea de pueblos

EN la historia de Europa puedendistinguirse dos periodos cél¬

ticos: el de los antiguos celtas de laSegunda Edad del Hierro, contempo¬ráneos de la Grecia clásica, de los

reinos alejandrinos y del imperioromano que poco a poco los relegóa las islas británicas donde conser¬

varon sus creencias paganas hasta elsiglo V de nuestra era, y el de losceltas cristianos, descendientes de losanteriores, de Irlanda, Escocia yGales. Una parte de ellos volvieron aArmórica (es decir la Bretaña roma¬nizada) a partir del siglo V y crea¬ron una brillante cultura literaria que

iba a dejar su impronta en toda laEdad Media occidental, gracias a lasmisiones realizadas por monjes irlan¬deses hasta el corazón del continente

europeo.

Se trata, en ambos casos, de pue¬blos de la Europa interior e insular,considerados por los mediterráneoscomo bárbaros al igual que los iberosde España, los germánicos, los escitasde la estepa, los dacios de los Cár¬patos y los tracios de los Balcanes.

¿Cuál era la fuerza de los antiguosceltas? Una buena metalurgia delhierro, aptitudes extraordinarias deasimilación en el plano técnico y cultu¬ral, y un dinamismo demográfico ymilitar que les permitió emigrar, desdelas regiones que se encuentran entreel Rin y el Vltava (o Moldau, río deChecoslovaquia que pasa por Pragay desemboca en el Elba) y que alparecer eran su cuna, hacia el Atlán¬tico, el Mediterráneo, el Adriático, elmar Negro, y llegar incluso hasta elAsia Menor donde fundaron Galacia.

Y, con todo, no conocían la escritura.

En cuanto a los celtas cristianos, suvigor tenía varias causas, como ocupargrandes islas donde los romanos nose habían apoderado de todo, recogerpor escrito el patrimonio de una lite¬ratura oral de un valor comparable alde las epopeyas homéricas, intensifi¬car allí donde habitaban el carácter

propio de su civilización, cultivar y

PAUL-MARIE DUVAL, miembro del Ins-

ittut de France, es profesor de arqueologíae historia de la Galla del Collège de Francey director de la revista Gallia - Fouilles etmonuments archéologiques en France mé¬tropolitaine que publica el Centro Nacionalde Investigaciones Cientííicas. Ha dirigidonumerosas excavaciones arqueológicas enFrancia y en el Magreb. £s autor de La viequotidienne en Gaule (Ediciones Hachette,París) y de Paris antique (Ediciones Her¬mann. París). Actualmente prepara una obrasobre el arte de los celtas en toda Europa,que aparecerá próximamente en la colección" L'Univers des Formes " (Gallimard) quedirige André Malraux.

difundir una fe ardiente de la que danmuestras los ermitaños que rivalizabancon los de los «desiertos» orientales,mantener tenazmente un grupo delenguas y de tradiciones que se con¬servan vivas hasta hoy. Se les debenada menos que la primera gran lite¬ratura europea no latina: las epopeyaso sagas irlandesas y galesas en loque se refiere a la época pagana, yen la Edad Media las leyendas del reyArturo y del Santo Grial, así como susprolongaciones, las novelas bretonas,el personaje de Tristan, los layes deMaría de Francia...

Hubo pues en Europa, aun antes delos imperios romano, bizantino, ger¬mánico y eslavo, unas costumbres yuna lengua célticas que se extendíardesde Irlanda hasta Silesia. Sin em¬

bargo, los celtas antiguos no consti¬tuyeron una nación ni fundaron unEstado o un Imperio que hubierapodido resistir a la conquista romana oa la germánica. Su régimen era el de latribu, del principado, de la hegemoníay de la federación de «clientelas» (osea la adhesión de personas o degrupos pertenecientes a otras tribus).

Hubo así varios países celtas cuyadivisión entrañó, a la larga, su desapa¬rición: la Alemania central y Bohemia,la Galia oriental y luego la central yoccidental, gran parte de Españadonde se formó el pueblo celtíbero, laItalia septentrional tempranamente con¬quistada por los romanos, las regionesdel Danubio (de Austria a Yugoslavia)cuya densidad de población celta eracada vez menor hacia el este, GranBretaña e Irlanda donde fueron a parary arraigaron las migraciones del conti¬nente; en fin, los rastros dejados porlas bandas «galas» en Bulgaria, Greciay el Asia Menor, y los objetos si nolos hombres que llegaron hasta Sile¬sia, Polonia meridional y Ucrania. Todohabía terminado antes de que comen¬zara la era cristiana, excepto en lasislas atlánticas.

Los autores griegos y latinos hablande los celtas como de adversarios:

¿no ocuparon aquellos bárbaros Romaa comienzos del siglo IV antes denuestra era y no saquearon el san¬tuario de Delfos un siglo más tarde?Los celtas se mostraban, en efecto,

muy sensibles al incentivo del botíny a los vinos del Mediodía, valientesy orgullosos pero inestables y versá¬tiles. En realidad, la Galia estaba cons¬tituida por un conjunto poderoso depoblaciones que César sólo pudosometer tras diez años de campaña.La Italia septentrional recibió el nom¬bre de «Galia Cisalpina» antes deconvertirse en romana. Irlanda jamásvio legionarios romanos hollar su suelo,

y los intentos de implantación de losromanos en Escocia no tuvieron éxito.

Debemos pues revisar el juicio quesobre los celtas antiguos y particular¬mente sobre los galos emitieron suscontemporáneos mediterráneos. Y sólola lingüística y la arqueología puedenofrecernos ayuda en esta empresa derehabilitación histórica que viene reali¬zándose lentamente desde el siglo XIX.

La unidad céltica, que ahora pode¬mos reconocer en territorios tan vastos

como diversos, se nos manifiesta demanera diversa. En primer lugar, existíauna lengua común a todos, con dife¬rencias dialectales, que conocemosgracias a las inscripciones galas, aalgunas citas en las obras de losautores griegos y latinos y a nombresde lugares dispersos por toda Europa;Londres, York, Dublin, París, Lyon,Leyden, Tongres, Bonn, Viena, Ginebra,Zurich, Bolonia, Milán, y Coimbra sonvocablos célticos, igual que Singidu-num (Belgrado) y Boihaemum (Bohe¬mia). Así han llegado a conocersecentenares y miles de palabras perosólo sa han descifrado algunas deellas mediante comparaciones con lasformas antiguas del irlandés, del galeso del bretón y por su correspondenciacon las lenguas muertas indoeuropeasmás cercanas a nosotros, como ellatín y el germánico.

Afortunadamente, la literatura célticamedieval nos proporciona un materiallingüístico sumamente rico. En ella seadvierte también una predilección porlo sobrenatural, una poesía hecha deensueño y de fantasía, una atmósferade encantamiento, un rechazo delrealismo que se opone radicalmenteal clasicismo mediterráneo. Estas ten¬

dencias confirman a posteriori la exis¬tencia de un espíritu común a los celtasde todos los tiempos. En efecto, hoypodemos descubrir expresiones estéti¬cas de esa mentalidad en el arte sutil

y refinado de los celtas antiguos:armas decoradas, ornamentos pre-!ciosos, cerámicas, esculturas, objetosde cristal y monedas, sumamente ori¬ginales y de un estilo singularmente«moderno».

Ese arte céltico recibe generalmenteel nombre de arte de La Teñe, loca¬lidad suiza junto al lago de Neuchâtel;a causa de los importantes descubri¬mientos arqueológicos que allí se hicie¬ron se dio ese nombre a la SegundaEdad del Hierro europea. Se trata de unarte gráfico y plástico, basado princi¬palmente en combinaciones de líneascurvas, con motivos vegetales tomadosde las decoraciones grecolatinas y conestilizaciones figurativas imaginarlas,que se perpetuarán en las ilumina-ciones de los manuscritos irlandeses ^

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. y británicos, en las cruces y las este¬las esculpidas de Irlanda e incluso enalgunas creaciones del arte romano.

En esta esfera cultural por exce¬lencia volvemos a encontrar la unidad

y continuidad de los celtas. La audaciadel dibujo en ciertas monedas galasdemuestra ya una capacidad deabstracción que va a repetirse, detiempo en tiempo, en el arte europeohasta nuestros días.

Existe pues un arte de La Tène queno se asemeja a ningún otro de laAntigüedad. Se trata de un arte suma¬mente refinado, particularmente en laforma de los objetos pequeños, querompe la simetría de los modelos clá¬sicos con una libertad de invención

en la que se refleja la independenciade espíritu de los celtas, siempreprontos a reaccionar contra cualquierconvencionalismo. Pero es al mismo

tiempo un arte riguroso en sus combi¬naciones de líneas curvas y de doblecurvatura, a menudo trazadas conayuda de un compás. Y en la magiade sus objetos de arte y de sus deco¬raciones predominan la abstracción yla creación de seres imaginarlos.

Igualmente original es el politeísmocéltico formado por dioses de la natu¬raleza: fuerzas cósmicas, ríos, mon¬tañas, animales; divinidades mons¬truosas: dioses con tres rostros, laserpiente con cabeza de carnero, eldios con cuernos de ciervo, genios odemonios pequeños a los que cabríacalificar de duendes o duendecillos;

diosas colectivas, a menudo anónimas(las «Madres», que anuncian ya laconcepción de las Hadas), y una grancantidad de dioses locales. En cam¬

bio, el Señor del Trueno está presentede un extremo a otro del mundo céltico.

Estas divinidades arcaicas se asimi¬

laron a algunas divinidades romanasy en Irlanda a los santos del cristia¬nismo: continuidad profunda, ésta delas creencias más caras al ser humano.

Continuidad también en los lugaresescogidos por los celtas, muchos delos cuales están habitados actual¬

mente, como la mayoría de las ciuda¬des francesas, que son de origen galo.Con pequeños desplazamientos topo¬gráficos, e incluso sin ellos, hanconservado su Importancia desde susorígenes. Tal es el caso de Lutecia,que construida en una isla del Senahacia el siglo III antes de nuestra erapor el pueblo céltico de los parisiosy luego reconstruida en la épocagalorromana, volvió a tomar durante elBajo Imperio el nombre de su tribu,transformado en «París». Del oppidumcéltico a la ciudad romana y a la urbemoderna, la evolución es a menudocontinua.

Los pueblos europeos, ya sean ibé¬ricos, latinos, germánicos o anglo¬sajones, húngaros o eslavos, tienen ensu formación, a veces sin saberlo, unelemento étnico y cultural céltico queacaso constituya, entre las fuerzas delpasado que la ciencia nos revela, unode los vínculos de un parentesco queva redescubriéndose poco a poco.

Paul-Marie Duval

I A

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por Anne Ross

Soy el viento en el mar.Soy una ola en el océano.Soy el bramido del mar.Soy un poderoso buey.Soy el halcón en lo alto de la peña.Soy una gota de rocío al sol.Soy un jabalí por el valor.Soy un salmón en el agua cristalina.Soy un lago en la llanura.Soy la lanza victoriosa que combate.Soy un hombre que prepara fuego para una

j cabeza.

Así cantaba Amergin, poeta de la primitiva tradiciónirlandesa, cuando los invasores goideles arrebataronlas tierras de Irlanda a sus divinos adversarios, los Tuatha

De Danaan, el pueblo de la diosa Danu.Buey, halcón, jabalí, salmón, sagrado mar, mágicas

armas, veneradas cabezas degolladas: tales eran losingredientes esenciales de la religión y la mitología delos celtas paganos, que formaban parte integrante desu vida diaria y que tanto contribuyeron a hermanar aunas tribus geográficamente muy dispersas y étnica¬mente muy variadas.

Esos versos nos muestran, además, otra creencia

fundamental, característica de sus cultos paganos: lacreencia en la supervivencia del alma después de lamuerte y su reencarnación en formas humanas, animaleso inanimadas. Otras muchas fuentes célticas confirman

SIGUE EN LA PAG. "

ANNE ROSS, arqueóloga y escritora británica, gozade autoridad mundial en cuestiones de historia ycivilización de los celtas. Ha dado cursos en las

universidades de Edimburgo y de Southampton.Actualmente se consagra con exclusividad a escribirlibros y realizar investigaciones acerca de la prehis¬toria y la historia célticas y otras cuestiones conexas.£s autora de Pagan Celtic Britain (Londres, 1967) yEveryday Life of Pagan Celts (Londres. 1970).Prepara otros varios libros sobre el pasado y elpresente del mundo celta.

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COMO VIVIAN LOS CELTAS ?Entre los celtas, la figura del galloaparece frecuentemente en las monedas

y en los pendones guerreros o comomotivo ornamental en los utensilios

domésticos. El que aquí reproducimosmagnífica síntesis plástica, con la cresta

abierta como un abanico y la cola quesemeja una hoz está recortado en unalámina de bronce y corona la tapadera de unrecipiente cuya forma recuerda la de unasopera. Fue encontrado enBussy-le-Château, en el oeste de Francia.

Musée des Antiquités Nationales,Saint-Germain-en-Laye, Francia

Foto & Belzeaux Zodiaque

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Los rostros estilizados que adornaneste broche céltico, de hace unos

2.400 años, parecen mirarnos fijamente.El de arriba, con su gruesa nariz cuyasventanas están representadas porpuntos, igual que los ojos, es un magni¬fico ejemplo del sentido de lo grotescopropio del arte celta. El de abajo, coro¬nado por una palmeta, es una versióncéltica del sátiro clásico. El broche fuedescubierto en una tumba de Baviera.

LA EXPANSION CÉLTICA

EN EUROPA

que esa creencia era común a todos,los pueblos celtas.

Uno de los primeros poetas galesesconocidos, que debió de vivir en elsiglo VI o el Vil, Taliesin, nacido de ladiosa Cerídwen, compone un poemasimilar, que se refiere a una larga seriede reencarnaciones:

Una vez más transformado,he sido salmón azul,

he sido perro y ciervo,he sido corzo en la montaña,he sido tronco y azada,he sido taladro en la fragua,durante año y mediofui un gallo blanco moteado,ganoso de gallinas.

La tradición de la reencarnación del

alma en forma de animal o de insecto

subsistía todavía en nuestro siglo enel folklore céltico. La gente creía firme¬mente que se podía ver al espíritucuando abandonaba el cuerpo en formade una mariposa o de un pequeñoinsecto, o de un pájaro que revoloteabacerca del moribundo o en la ventana

de su cuarto.

Los escritos clásicos, griegos yromanos, respaldan esos textos lite¬rarios y las modernas creencias popu¬lares: todo parece indicar que se creíafervientemente en la supervivencia des¬pués de la muerte, espiritual e inclusofísica, en la reencarnación en este

mundo, con una sólida presencia en elotro. No era el triste y sombrío mundosubterráneo de los mediterráneos sino

un lugar que superaba al mundo terre¬nal en todos los placeres más codicia¬dos por los celtas paganos: las peleas,los banquetes, la caza, las carreras decaballos, la bebida, la captura deganado, las historias contadas de vivavoz, el amor con mujeres superlativa¬mente bellas, el goce de los sencillosplaceres de la naturaleza.

Hoy podemos preguntarnos: «¿Quié¬nes eran los celtas?» «¿De qué fuentesde información disponemos sobre

ellos?» «¿Cuáles son los elementossingulares de su psique que hicieronde ellos un pueblo original de la anti¬güedad y que les han mantenidointactos hasta hoy en el baluarte occi¬dental de las Islas Británicas y enBretaña, la Armorica de la época deCésar?»

¿Quiénes eran los celtas? ¿Dóndey cuándo situar su origen? Estas pre¬guntas suscitan hoy una larga y per¬sistente controversia entre los estu¬

diosos, y es probable que sigansuscitándola en el futuro. Pero no se

trata ya de una controversia estéril ymuerta. Los adelantos científicos ytécnicos y la combinación de lasnuevas disciplinas con las antiguaspermiten avalar mejor unas conclu¬siones basadas en gran parte en espe¬culaciones teóricas.

Las principales fuentes de informa¬ción sobre los celtas, su religión, suvida cotidiana, sus obras de arte y susartesanos son los testimonios de la

arqueología, que nos proporcionanpruebas tangibles de su cultura; losescritos de griegos o romanos (a partirdel siglo VI antes de Cristo), hostileso encomiásticos según los casos; lostoponímicos, los patronímicos y lasinscripciones de origen claramentecéltico; los obras de los primerosescribas irlandeses o galeses cristia¬nos, que conservaron para la poste¬ridad gran parte de las tradiciones ycreencias de sus antepasados.

El folklore de los celtas super¬vivientes, y de las regiones que fueronantaño y durante mucho tiempo esen¬cialmente célticas, puede aportar tam¬bién valiosos materiales corrobora¬

tivos, que hay que manejar, sinembargo, con gran cautela.

Hoy en día contamos con nuevoselementos tales como la datación pormedio del carbono radiactivo y conmétodos científicos que permiten des¬cubrir materiales no visibles a simple

Zona de asentamiento de los

celtas a comienzos del siglo Va. de J.C.

Expansión de los celtas entrefines del siglo V y mediados

del III a. de J.C.

Zona donde nació

el arte llamado de La Teñe

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Forhistorisk Museum, Mpsgaard, Hójbjerg, Dinamarca

vista. En nuestra búsqueda de losorígenes de los pueblos que llamamosceltas, podemos valemos de la paleo-botánica, que nos mostrará hechosdecisivos sobre las plantas y el régimenalimentario en la antigüedad, así comode instrumentos más perfectos deinvestigación lingüística.

Por el momento, los orígenes de losceltas están todavía ocultos en las

tinieblas de la antigüedad. En cambio,su realidad la tenemos ante nosotros,

en sus descendientes, cuyo tempera»mentó y personalidad presentan una«sombrosa afinidad con los de sus

'ejanos antepasados.

Ecos de las tribus poderosas quedurante cientos de años ocuparonamplias zonas de Europa y de AsiaMenor y amenazaron y dominaron acuantos entraban en contacto con

ellos, los encontramos no solamenteentre quienes hablan todavía una len¬gua celta ancestral sino, también en laimpronta que han dejado, de múltiplesy muy sutiles modos, en los países que

surgieron de sus antiguos baluartesincales.

El «temperamento galo» debe muchoal espíritu, a la vivacidad, a la alegríade vivir y al afán de perfección artís¬tica de los celtas. Hace poco tiempo,un profesor de bellas artes húngarodecía en una conversación: «En Hun¬

gría todos somos celtas de corazón.Los soldados pasan, mueren loshéroes, pero el pueblo permanece.»

Tenemos con esto una visión suma¬

ria del mundo celta en su más ampliaacepción; la importancia del mismo esmuy grande para poder comprendercabalmente la trama ulterior de la

historia de Europa. Pero hemos deceñirnos ahora al concepto tradicionalde los celtas, es decir que hemos deconsiderarlos como un pueblo queestaba ya muy desarrollado hacia losaños 800-700 antes de Cristo y cuyaprosperidad llegó a su apogeo entre500 y 250 antes de nuestra era, épocaen que empezaron a desmoronarse su .influencia y su poder sin quedar, sin W

Foto © Ediciones Le Temps, París

El estilo en que un artesano celta delsiglo III antes de nuestra era repre¬sentó esta cabeza de gran duque(especie de buho) recuerda la técnicade las películas de dibujos animadosde nuestro siglo XX. Utilizando hábil¬mente círculos, medias lunas, trián¬

gulos y otras figuras geométricas, lograaquél crear una imagen fácilmentereconocible. Esta cabeza forma partede una pesada asa de bronce (de un kilomás o menos) perteneciente a un grancaldero descubierto en Jutlandia (Dina¬marca). Se cree que el recipiente, bau¬tizado con el nombre de caldero de

Braa, fue fabricado en la región deBohemia -Moravia. Europa central. Supresencia en Escandinavia es uno delos muchos testimonios de la ampliadifusión que el arte céltico tuvo enEuropa.

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Foto © Aerial Photography, Universidad de Cambridge. Reino Unido

, embargo, destruíaos por obra delrápido auge de Roma y de la imposi¬ción de las normas del Imperio romanoa la mayor parte de la Europa céltica.Irlanda se mantuvo al margen delImperio romano, por lo que es hoy unavaliosísima reserva de tesoros proce¬dentes del mundo vital e independientede los celtas prerromanos.

Para poder entender el talante espi¬ritual y la vida cotidiana de los celtashemos de empezar por la aparición,aceptada en general, del mundo celtahacia el año 700 antes de Cristo, comouna cultura original que los especia¬listas llaman de Hallstatt. Se trata, porsupuesto, de un término convencionalque implica que esa cultura nació enlas montañas del mismo nombre, en larigión de Salzkammergut (Austria).

Sabemos hoy que esto no es cierto,ya que los acontecimientos de la pre¬historia europea que anunciaron lallegada de lo que llamamos culturacelta se produjeron en toda Europaaproximadamente al mismo tiempo.Pero la riqueza y la abundancia de losmateriales encontrados en Hallstatt en

el siglo XIX hacen que tal nombreresulte útil para calificar esta fase ini¬cial de la historia céltica.

En esas montañas remotas donde

aun subsisten sus huellas, una aristo

cracia poderosa y una clase laboriosaempleada en las minas de sal, inte¬gradas ambas principalmente por lasprimitivas poblaciones autóctonas delperiodo de los «campos de urnas»(finales de la Edad del Bronce), vivie¬ron y llevaron a cabo una asombrosarevolución tecnológica, igual que sushomólogos de gran parte de Europa.

En el caso de Hallstatt, su riquezaconsistía en la explotación de las ricasminas de sal. La sal es un productomuy valioso; gracias a sus cualidadesse puede conservar la carne y otrosalimentos perecederos, lo que garan¬tiza el abastecimiento durante los

duros meses del invierno nórdico. Es

muy probable que desde una muyremota antigüedad se conocieran tam¬bién sus virtudes curativas.

En dicha reglón se han descubiertotumbas de aristócratas que utilizabanya el hierro, y no el bronce, para fabri¬car sus armas y sus herramientasafiladas, nobles que enterraban a susmuertos en espléndidas cámaras mor¬tuorias de madera la madera pre¬ferida era el roble sagrado bajo untúmulo coronado por una estatuade tamaño natural del héroe difunto

o de su dios, o por una columnasagrada o un poste ritual de madera,

en vez de incinerarlos como hacían

sus predecesores.

En esas tumbas cuidadosamente

excavadas podemos advertir el rastrode un modo de vida y unas creenciasreligiosas que iban a generalizarseentre sus descendientes, los celtas«históricos», aparecidos hacia el año500 antes de Cristo y que han recibidoel nombre erudito de celtas de La Teñe.

En el apogeo de su poder entre esafecha y el año 225 antes de Cristo,más o menos los dominios célticos

se extendían desde el Báltico hasta el

Mediterráneo y desde el mar Negrohasta el océano Atlántico.

Pero volvamos a los celtas de Halls-

tatt. Aunque faltan sobre ellos los do¬cumentos escritos, los reconocemoscomo celtas debido a su cultura mate¬

rial, que con el tiempo se volvió máscompleja y refinada pero que no cam¬bió esencialmente en la segunda fase,esto es, en la de La Teñe.

Algunos de los toponímicos euro¬peos más antiguos dan fe de que enEuropa se hablaban lenguas célticasmucho antes de que los etnógrafos delmundo clásico se refirieran a las cos¬

tumbres de uno de sus vecinos bár¬

baros más ilustres y, desde luego, máspoderosos; incluso mucho antes deque la habilidad técnica de los cel-

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Este «caballo blanco de Uffington», tallado en unbloque calizo de los Berkshire Downs (ReinoUnido), cerca de las ruinas de un fuerte de laEdad del Hierro, se asemeja curiosamente a lasImágenes estilizadas de caballos que aparecenen las monedas célticas. (Véanse las págs. 38 y39). Esta enorme figura mide 110 metros desdela cola hasta el belfo.

tas hubiera Introducido en Europael empleo del hierro al norte de losAlpes y realizado lo que podría tal vezcalificarse de primera gran RevoluciónIndustrial.

No sabemos a ciencia cierta cuáles

eran los dioses que veneraban estosceltas de Hallstatt, pero lo que de ellossabemos nos indica que se diferen¬ciaban muy poco de los de sus descen¬dientes, los celtas de La Tène. Loshallazgos arqueológicos cada vez másnumerosos referentes a aspectos de lareligión céltica pagana, que tiene unosorígenes muy remotos en la prehis¬toria, confirman la tesis de que existíauna casta sacerdotal poderosa; tal vezse trate incluso de los célebresdruidas.

Las honras fúnebres que prodigabana sus muertos en forma de un ritual

muy complejo, depositando en las tum¬bas algunas de las obras más per¬fectas de sus artesanos ornamentos

personales y armas bellamente traba¬jadas, vasijas de gran calidad artística,llenas quizá de cerveza para elsediento viajero en su larga jornadahacia el otro mundo, recipientes demetal e incluso tajadas de carne decerdo, que era el alimento favorito delos celtas, testimonian de la venera¬ción de éstos por sus antepasados ^

El perro, animal doméstico o ser fabuloso, gozó siempre de especialestimación entre los celtas. Tratar a un hombre de «perro» equi¬valía a ensalzar su bravura. Siendo aun niño, Cuchulainn, héroe de

la epopeya irlandesa, da muerte al terrible perro de Culann elherrero (otra figura épica), proeza que le vale su sobrenombre deCuchulainn, es decir «perro de Culann». Y cuando el invenciblehéroe celta muere es por violar uno de sus tabús : el que le prohibíacomer carne de perro. Las historias de perros abundan aun en elfolklore céltico. De todo ello da fe también el arte de los celtas,

como en esta escultura de bronce (de 14 cm de longitud).

Para los celtas, el jabalí era la caza por excelencia y el plato predi¬lecto de dioses y héroes, un animal al que además veneraban comoser mágico venido del Otro Mundo. Los tres jabalíes de bronceaquí reproducidos fueron descubiertos en Neuvy-en-Sullias, cercade Orleans (Francia). El del centro es casi de tamaño natural. Lostres se conservan actualmente en el Museo Histórico del Orlea-

nesado y figuran entre las más bellas muestras de la representaciónescultórica de animales en la Galia.

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.y del culto de las sepulturas, que con¬sideraban como la puerta de accesoa la tan codiciada vida de ultratumba.

Sus carros de cuatro ruedas sím¬bolos de la aristocracia eran enterra¬

dos con el difunto, al igual que losarneses de su caballo. De hecho, se

le proporcionaba a aquél todo lo quehabía de necesitar en la otra vida.Posteriormente los celtas enterraban

el carro ligero de dos ruedas comosigno exterior de dignidad.

Los hábiles artesanos, que ocupabanun puesto de honor en la rígida estruc¬tura de la sociedad céltica al herrerose le consideraba como un ser semi-

divino, dotado de poderes sobrenatu¬rales , confeccionaban vehículos deuna elegancia delicada y, a la vez,robusta.

Los artífices celtas aprendieron azunchar en caliente llantas de hierroen los aros de madera de las ruedas

y a crear medios de transporte a lavez prácticos y de agradable aspecto,muy idóneos para el orgulloso noblecelta y para su buen compañero, elcarretero.

De estos vehículos ligeros tirabandos caballos pequeños, de una razaespecial, uncidos por un yugo en laextremidad de una vara larga y pro¬bablemente cuadrada. Debido a la

estructura de la sociedad céltica, quecomo ya hemos visto era acusadamentearistocrática, había en ella trabajo paramuy diversos artesanos y para susayudantes, y el mecenazgo y la muni¬ficencia de la poderosa nobleza traíaconsigo la existencia de artistas yespecialistas de todo tipo.

Había que construir las casas, queeran de estructura sencilla pero queestaban sin duda muy ricamente amue¬bladas y decoradas; existían cuadrillasambulantes de artesanos que se ofre¬cían para edificar los «oppida» (oplazas fuertes) tan característicosde la vida y del ritual celtas, paraadornar los santuarios y para fabricarespléndidas vasijas y ornamentos, no

solamente para uso de los jefes y desus mujeres sino también para el cere¬monial de canje de obsequios entrefamilias poderosas, con objeto desellar los vínculos de amistad y comopromesa de paz y prenda de pleitesía.

Como vemos, todas las fuentes deinformación sobre los celtas ponen demanifiesto que se trataba de unasociedad muy estratificada, dividida entres clases principales: 1) los sacer¬dotes, poetas, profetas y noblesguerreros; 2) los campesinos y arte¬sanos libres; y 3) la gran masa pri¬vada de libertad que hacía posible laopulenta vida de las clases superiores.

Todo ello estaba imbricado en la

intrincada y arcaica estructura delderecho céltico, que es el sistema jurí¬dico más antiguo y complejo deEuropa. En virtud de estas leyes, nadiequedaba privado de su derecho ni deprotección, por muy humilde que fuerasu condición, a no ser que, por habercometido un grave delito, se le pro¬hibiera la asistencia a los sacrificios

y su propia tribu le repudiara y leobligara a vivir la mísera vida delproscrito.

El empleo de la palabra romana«bárbaro» no es muy acertado; paranosotros, quiere decir hoy un ser sal¬vaje, carente de los beneficios de lacivilización. Los romanos designabansimplemente con ella a quienes no eranni griegos ni romanos. Hasta los ele¬gantes etruscos eran bárbaros para elmundo clásico.

Aunque no se ajustaban a los gustosy a las necesidades de los romanos,las casas celtas resultaban perfecta¬mente idóneas para quienes se pasa¬ban la vida cazando, robando ganado,combatiendo, cultivando la tierra ycumpliendo sus obligaciones religiosas(ya que las creencias y las deidadesde los celtas eran uno de los vínculos

más fuertes entre ellos).

Los romanos preferían el tranquilo

bullicio del foro, la apacible eleganciade los baños públicos, los alimentosexóticos y el culto impersonal de losdioses oficiales. Las casas de techo

de paja de sus vecinos celtas solíanser sorprendentemente espaciosas yproporcionaban suficiente cobijo ycomodidad material a quienes regre¬saban a ellas cansados de una largajornada de actividad a la intemperie.

Las mesas, sencillas y bajas, basta¬ban para los manjares, simples peroabundantes, y para. las copiosas liba¬ciones de cerveza del guerrero aristó¬crata, de vuelta de una escaramuzao de una cacería. No se echaban de

menos las altas y gráciles paredes deimpecable mampostería y el piso demosaico resplandeciente, porque lamirada podía recrearse en bellospomos y copas de metal, en el recon¬fortante fuego que relumbraba en lasexquisitas y maravillosas obras dearte metálicas de los hábiles artistas

y artesanos celtas. La viva llama sereflejaba en las soberbias armas yornamentos personales de los alta¬neros nobles durante sus festines

y en los escudos ricamente decorados,nunca demasiado lejos de sus rece¬losos dueños.

Las rivalidades personales y el ince¬sante afán de distinguirse de los demásguerreros suscitaba en los plácidoscomensales una agradable sensaciónde peligro potencial y la posibilidad deun repentino combate singular queera el método preferido por los celtaspara zanjar sus disputas. No necesita¬ban tampoco pasatiempos exóticospara la sobremesa, como les ocurríaa los romanos ahitos y hastiados.

Los nobles guerreros, el señor y sushuéspedes la hospitalidad era y estodavía un deber cuasirreligioso en elmundo celta se reclinaban a escu¬

char la música de la lira y la bien tem¬plada voz del bardo que cantaba orecitaba las hazañas de antiguoshéroes, narraba historias de los dioses

LOS CELTAS PRIMITIVOS

Vista panorámica de Hallstatt, cercade Salzburgo (Austria). El nombre deesta localidad, situada al pie delSalzberg («montaña de la sal»)

donde desde la Antigüedad seexplotaba la sal gema ha servidopara designar una etapa de lacivilización céltica durante el primermilenio antes de nuestra era. En 1846,

George Ramsauer, director de lasminas de sal, descubrió un antiguosolar funerario donde trabajó durante17 años excavando personalmentecerca de un millar de las 2.500

sepulturas allí existentes. De ellasextrajo un tesoro arqueológico deincalculable valor, gracias al cualquedaba demostrada la existencia deuna civilización céltica durante la

Primera Edad del Hierro (de los años700 a 500 antes de nuestra era). Armas,herramientas, joyas, guarniciones,carros de combate: los hallazgos deHallstatt demuestran la habilidad de

los fundidores y los herreros celtas. Foto © Erich Lessing-Magnum, Parí

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UN GUERRERO DEHACE 2.500 AÑOS

Esta representación de un guerrerode tamaño natural, desnudo

si se exceptúan el casco y elcinturón es una escultura

de piedra del siglo V antes

de nuestra era y fue descubierta

en 1926 cerca de Stuttgart (Rep.

Fed. de Alemania). Primitivamenteinstalada en lo alto de un túmulo

que contenía 16 sepulturas, allíquedó enterrada durante siglos

hasta que fue extraída casi

intacta. Abajo a la derecha,un túmulo celta reconstruido en

Tubinga (Rep. Fed. de Alemania).

y ensalzaba la generosidad y las vir¬tudes del señor de la fiesta.

Todo ello se ajustaba perfectamenteal temperamento del pueblo celta, asu situación geográfica y al modo devida tradicional que había elegido; peropor el simple hecho de que sus cos¬tumbres y sus gustos fueran distintosde los mediterráneos no se puededecir que fueran bárbaros.

Ciertos aspectos de la religión cél¬tica eran desde luego bárbaros parael mundo romano; por ejemplo, la cazade cabezas, los sacrificios humanos yla omnipotencia de los druidas, sussacerdotes. Según una antigua tradi¬ción irlandesa, en las asambleas nadiepodía hablar ante el rey pero éstetenía que guardar silencio a su vezcuando el druida deseaba hablar.

Los celtas creían fervientemente en

los dioses y en los poderes del otromundo, hasta el punto de que la reli¬gión formaba parte integrante de suvida cotidiana. Aunque cada tribu teníasus propios dioses con la salvedadde algunas deidades superiores que alparecer eran veneradas en muy exten¬sos territorios y sus propios relatossobre sus orígenes y aventuras, todaslas fuentes de información disponiblesconvienen en que existía una unidadreligiosa genérica.

El dios de la tribu era el padre de supueblo, su valedor y protector, su cau¬dillo en las batallas y su anfitrión enel festín del mundo venidero. El reytenía que emular al dios en todo.Tenía que estar libre de toda manchay proporcionar a su pueblo prosperi¬dad, verdad y buen gobierno.

La esposa del dios de la tribu erala madre del pueblo. Velaba por lafecundidad del ganado y de las per¬sonas y de sus tierras tribales, en lasque permanecía cuando la tribu, enca¬bezada por su dios jefe, las abando¬naba. Ella se hallaba vinculada a la

tierra, a la que nutría, enfrentándosecon las fuerzas invasoras gracias a suspoderes mágicos y a su divina belleza,que a veces se transmutaba en fealdad

extrema. Era preciso o bien tenerlasiempre propicia o bien destruirla (losceltas no creían que sus divinidadesfueran Inmortales).

Existían además una multitud de

deidades de todo tipo y de espírituslocales, guardianes de pozos sagradoso de arboledas venerables.

La existencia de una religión común,de una casta sacerdotal de druidas

que recibían formación previa duranteveinte años y de una misma lengua,el arcaico sistema jurídico, la aficióna la genealogía, la historia, la mitolo¬gía, la poesía y el intenso cultivo dela enseñanza oral ensamblaron a las

dispersas tribus en un solo pueblo, quepodemos identificar gracias a laarqueología, a los escritos de griegosy romanos, y a sus propias tradicionestransmitidas oralmente por sus des¬cendientes.

A diferencia de los romanos, losgalos llevaban pantalones y capas,adaptados a sus gustos ecuestres; losirlandeses utilizaban túnicas y capas.El ideal celta era el hombre alto, rubio,de ojos azules, corpulento y valeroso.Así es como lo representaron los artis¬tas de sus adversarios clásicos: apa¬sionado en el combate, orgulloso ydespreciativo en la derrota y la escla¬vitud.

La historia celta es muy larga ycompleja y todavía no ha llegado a sutérmino. Los antiguos celtas no semolestaron en consignar por escritosus ideas y sus creencias; en sus tra¬tos comerciales recurrían al latín y algriego. Este ejercicio de la memoriase ha mantenido hasta nuestros días

en las regiones de habla céltica, en lascuales el mayor placer consiste en reci¬tar antiguas baladas y relatos no apren- .didos en los libros sino transmitidos r

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Musée des Antiquités Nationales.

Foto © Belzeaux-Zodiaque

Saint-Germain-en-Laye, Francia

Jinetes de metalLa frecuencia con que la figura delcaballo aparece en las monedas yobjetos de metal de los celtas esprueba de la admiración que éstossentían por ese animal, al queasociaban con algunas de susdeidades. Arriba, un hermoso «carro

cultual », de bronce, que datade los siglos I o II de nuestra era;fue descubierto en Mérida (España)y en él puede verse a un cazadorque persigue a un jabalí. Los artistasceltas solían adornar las guarnicionesde sus cabalgaduras con piezas demetal cincelado. Estos arneses

descubiertos en La Teñe (Suiza),célebre solar celta de la Edad del

Hierro, se conservan, reconstituidos,en el Schweizerisches Landesmuseum

de Zurich. Abajo, una ingeniosacosechadora celta: tirada por unamuía y montada sobre ruedas, susdientes cortan las espigas a medidaque avanza. El dibujo reproduce unbajorrelieve del siglo II antes denuestra era, hallado

en Bélgica.

Dibujo tomado de Kölner-Römer Illustrierte - Historische Museum der Stadt, Colonia'

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W oralmente de generación en genera¬ción.

El poema épico irlandés primitivomás bello es el Táin Bó Cualgne. En élse relata la rivalidad entre la diosa

reina Medb y su marido Ailill por laposesión de un espléndido toro divino,el Donn de Cualgne, y de las guerrasy calamidades que de tal conflicto sederivaron.

Todavía hoy pueden oirse en lasHébridas Exteriores versiones de esta

antigua leyenda, narradas por per¬sonas que nada saben de sus orígeneso de su antigua fuente.

Uno de los fragmentos del antiguorelato irlandés- resume perfectamenteel ideal celta de heroísmo y belleza;en él se describe al joven héroe Cu¬chulainn, recién bañado y revestido deornamentos después de una violentabatalla, tal como se apareció a loscortesanos de su tío, el rey Conchobar.Cuchulainn era hijo del dios pan-céltico Lugh (Lugus) y de la hermanadel rey Deichtire, y el héroe por exce¬lencia del antiguo mundo celta. Diceasí el fragmento:

«Muy bello era, en verdad, el jovenque sé presentó ante los huéspedespara exhibir su galanura, Cuchulainn.Tres clases de cabello poseía: negrojunto a la piel, de color rojo sangre enmedio y, en lo alto, como una coronade dorado pelo. En torno a su cuello,cien torzales carmesíes. En cada uno

de sus ojos, siete fúlgidas gemas.Llevaba un manto claro, elegante,orlado y con cinco pliegues. Sobre elblanco pecho lucía un broche deblanca plata taraceado de oro, comouna brillante luminaria que humillabala mirada con su fulgor. Vestía unatúnica de seda con trenzas y ribetesy orlas de oro, plata y bronce blanco.Asía un espléndido escudo de colorpúrpura, con un borde de blanca platapura y una espada ricamente adornada,con dorada empuñadura. En su carrohabía una larga lanza gris y una afiladadaga, con espléndida correa y ribetesde bronce blanco. Llevaba nueve

cabezas en una mano y diez en la otra,y las levantó ante sus huéspedes.»

«Nueve cabezas en una mano y diezen la otra.» Los celtas no sólo decapi¬taban a sus enemigos sino que ademásveneraban las cabezas cortadas, hastael punto de .que bien puede decirseque éstas simbolizan la religión celtacomo la cruz la cristiana. En uno de los

relatos galeses del Mabinogion, rela¬tivo a Bran, ser gigantesco de origendivino, su cabeza después de habersido separada del cuerpo a peticiónsuya, permanece fresca, como exce¬lente compañero y señor de la fiestadel Otro Mundo, dispensador de ali¬mentos y bebidas para los dioses.

La literatura irlandesa recibió forma

escrita antes que la galesa, porinfluencia de la Iglesia cristiana, queen Irlanda destacó por su austeridadpero dando al mismo tiempo muestrasde amor profundo por su tierra nataly por las tradiciones y la lengua .célticas. r

SIGUE EN LA PAG. 16

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Artistas y artesanos consumados en el trabajo del bronce ydel hierro, los celtas supieron fabricar utensilios domésticosprimorosamente decorados. Arriba a la izquierda, un escudode bronce con incrustaciones de cristal; data del siglo I denuestra era y tiene más de 77 centímetros de largo. Fuedescubierto en el río Támesis, en Londres. Arriba, detalle .

del mismo escudo en que aparecen círculos decorados concristales rojos, que revelan un gran dominio de lascomplicadas técnicas de la metalistería y la decoración. Es .probable que el escudo sirviera más bien para ciertasceremonias que para el combate.

Casco de bronce (a la derecha) que data delsiglo I antes de Cristo; mide 42 centímetrosentre las puntas de los cuernos. Al igual queel escudo, fue encontrado en el Támesis. Tal

vez era un objeto de decoración de algúnsantuario céltico erigido a orillas del río.

Foto © Museo Británico. Londres

Abajo a la derecha, pasador de bronce y hierro de una bridacéltica. Fue descubierto en la República Federal de Alemania,cerca del solar de «Heidengraben», probablemente el oppidumcelta más importante descubierto en Alemania. Abajo, detallede la cabeza que corona el pasador; se han perdido los ojosque llevaba incrustados.

Foto 0 J V S. MegawLeicester. Remo Unido

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Aunque quedan fuertes vestigios de.paganismo en las literaturas irlandesay galesa que son las literaturas ver¬náculas más antiguas de la Europa alnorte de los Alpes , los escribas cris¬tianos fueron demasiado fieles a la

tradición oral como para encubrir loque no fueran manifestaciones extre¬mas de prácticas paganas. ¿Cómoconsiguieron los irlandeses cristianosadaptar ese pasado pagano a su muysincero cristianismo? Es esto algo quepone muy bellamente de relieve elautor del Táin Bó Cualgne, donde sedescribe el mundo celta hacia el siglo Ide nuestra era. La obra termina con las

siguientes palabras:

«Benditos sean quienes recuerdenfielmente el Táin tal como ha quedadoescrito aquí y no le añadan nada. Peroyo, que he escrito esta historia, o másbien esta fábula, no doy crédito algunoa sus diversos episodios. Ciertas cosasson un engaño del demonio; otras,figuraciones poéticas; las hay que sonprobables, y las hay improbables,mientras que otras se proponen de¬leitar a los hombres vanos.»

Anne Ross

Museo Borély. Marsella. Foto © Giraudon. Paris

Las lenguas célticas, ayer y hoyPor lengua céltica hay que entender uno de los grandes grupos de lenguas llamadas

indoeuropeas cuyo origen, según muchos filólogos, se encuentra en algún lugar si¬tuado entre los Balcanes y el mar Negro. Por razones que ignoramos, pero entre lascuales cabe imaginar ciertos factores ecológicos y la presión de poblaciones vecinas,se produjo una gran diaspora de los pueblos indoeuropeos cuyo comienzo los espe¬cialistas en filología fijan hacia el año 2.300 antes de nuestra era.

Con esta diaspora que se fue extendiendo prácticamente a toda Europa, si seexceptúan las regiones de habla finlandesa, húngara y estonia (familia de lenguasugrofinesas) y vasca, la primitiva lengua común indoeuropea empezó a diferen¬ciarse poco a poco hasta formar, en una época histórica posterior, los distintosidiomas europeos y. en su desplazamiento hacia Oriente, el sánscrito.

Las lenguas célticas son muy arcaicas y, al igual que la estructura social de lospueblos que las hablaban, han conservado gran parte de sus formas originales.

Pueden distinguirse tres lenguas célticas o, mejor dicho, tres ramificaciones delcelta. La primera, y probablemente la más antigua, es la que los lingüistas llaman elcelta Q o goidélico (nombre celta de los antiguos irlandeses), que llegó a constituir elgaélico moderno. Esta rama conservó el sonido q de las lenguas indoeuropeas origi¬nales, que más tarde se convirtió en el sonido k, representado por la letra c. Es lalengua que los celtas hablaron y posteriormente escribieron en Irlanda. A fines delsiglo V la introdujeron en Escocia, aunque es posible que ya se la conociera allíanteriormente. También llegó hasta la isla de Man donde todavía se habla entre losmás viejos.

Huellas de esa lengua existen también en el continente europeo pero, por lo general,parece que la lengua común de Europa fue la segunda rama, conocida con el nombrede celta P o britano (nombre celta de los actuales bretones), emparentada con elbretón moderno. También se la hablaba en Gran Bretaña hasta que los asentamientosanglosajones la fueron confinando paulatinamente a Gales, a Cornualles y tambiéna la Bretaña armoricana donde, proveniente de esos países, fue reintroducida a partirdel siglo V.

La denominación de celta P obedece al hecho de que en esta rama el sonido k fuesustituido por el de p. Por ejemplo, en goidélico la palabra «cabeza» es cend enel gaélico moderno, ceann , y en britano penn; asimismo, la palabra mac, que engoidélico significa «hijo», en britano se transforma en map o ap.

La tercera rama, la más problemática de todas, es la que hablaban los píctos,enigmáticas tribus celtas que, en tiempos remotos, ocuparon Escocia, al norte delistmo de Forth-Clyde. Lo poco que sabemos del picto se debe principalmente a unascuantas inscripciones en piedra en las que se reconocen algunos elementos de lalengua céltica, pero que, al igual que su cultura y su arte muy particular aun siendoindudablemente céltico no permiten resolver todavía el problema de los pictosy constituyen tema de apasionada controversia entre los especialistas en la materia.

A.R.

Los dinteles y columnas* connichos ocupados por cráneoshumanos constituyen unode los rasgos más notablesdel gran santuario céltico deRoquepertuse, al norte deMarsella (Francia).Junto con las numerosas

esculturas de cabezas humanas

descubiertas en Roquepertuse,estos cráneos dan fe del culto

a la cabeza humana queprofesaban los celtas y vienena confirmar el testimonio de

los autores clásicos sobre

su costumbre de cortar yconservar las cabezas de sus

enemigos.

Esta extraordinaria máscara

fabricada a partir de una láminade bronce, con su cabello en

espiral, su barba rizada y loshuecos ovales de sus ojos

que probablemente teníanincrustaciones de cristal de

color o de esmalte fue

descubierta en los Pirineos

franceses. Data del siglo IIIantes de Cristo y representaposiblemente alguna divinidadcéltica. El cuello cilindrico yhueco de la máscara permitíamontarla sobre un mangode madera.

Museo de Tarbes, Altos Pirineos, Francia.

Foto © Yan, Tolosa, Francia

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EL TRIPLE ROSTRODE LA MUJER CELTA

por Jean Markale

EN todas las épocas, las socie¬dades humanas han intentado

definir las relaciones entre el hombre

y la mujer en el marco de la parejay de las estructuras sociales existen¬tes. Para lograrlo, han asignado siem¬pre a uno y otra funciones y lugaresrespectivos, que varían sensiblementesegún las costumbres y las tradicionesde cada pueblo.

En los pueblos celtas es decir losantiguos galos, irlandeses, bretonesde la isla de Bretaña de los que pro¬ceden los actuales galeses, y, final¬mente, los bretones armoricanos lasestructuras sociales eran las mismas

que en todos los pueblos indo¬europeos. De ahí su tendencia alpatriarcalismo, a situar en primer planoel papel del hombre.

Sin embargo, resulta sorprendentedescubrir en el análisis de los textos

jurídicos y de los testimonios histó¬ricos, literarios y mitológicos, hastaqué punto los celtas, si se les comparacon otras sociedades de su tiempo, yen especial con las mediterráneas, dis-

JEAN MARKALE, escritor francés, se haespecializado en las civilizaciones célticas.Prolesor de literatura clásica y autor de pro¬gramas de radío y televisión sobre los ce/tas,ha dedicado a su estudio numerosas obras,tales como Les grands bardes gallois, con unprefacio de André Breton (Ediciones Falaize,París, 1956). Les Celtes (1960), L'Épopée cel¬tique d'Irlande (1971), L'Épopée celtique enBretagne (1971), La Femme celte (1972) yLa Tradition celtique en Bretagne armoricaine(1975), obras todas ellas publicadas por lasEdiciones Payot, de París.

frutaban de una situación ventajosa enlo que toca a la condición femenina.Pese a ello, puede afirmarse que, enlo que respecta a las formas de matri¬monio, existían profundas analogíasentre las costumbres célticas y las dela antigua India.

Es un hecho sobradamente conocido

que todos los pueblos mediterráneos,y en particular los griegos y los roma¬nos, mantenían a la mujer en unasituación de minoría de edad perma¬nente. En cambio, los celtas recono¬cían y otorgaban a la mujer derechosque siguen brillando por su ausenciaincluso en las sociedades puritanas delos siglos XIX y XX en Europa occi¬dental.

Las causas de esta particularidadson varias, pero podemos detenernosen una esencial: los celtas que inva¬dieron Europa occidental hacia elsiglo V antes de Jesucristo eran muypoco numerosos. Estaban constitui¬dos fundamentalmente por una éliteguerrera e intelectual, y encontraronen los territorios por ellos ocupadospoblaciones autóctonas mucho másdensas, a las que impusieron sucultura, su lengua, su religión y sustécnicas, pero de las que tomaronciertas costumbres, sobre todo en lorelativo a las relaciones interindivi¬duales.

De ahí que sea en los más antiguospueblos instalados en Europa occi¬dental donde hayamos de buscar esasespecialísimas condiciones del esta¬tuto de la mujer que más adelante

observaremos en el marco de la civi¬

lización celta.

Lo que más sorprende es la relativaindependencia alcanzada por la mujerrespecto del hombre. La mujer podíaposeer bienes propios, siempre que setratase de objetos utilitarios, joyas ycabezas de ganado. El sistema célticoadmitía la propiedad individual mobi-liaria, junto con una propiedad rústicacolectiva. La mujer podía decidir elempleo de sus bienes de acuerdo consu exclusivo criterio, venderlos si asílo deseaba y adquirir otros mediantecompra, prestación de servicios odonación. Cuando se casaba, seguíaconservando sus bienes personales y,en caso de disolución del matrimonio,los recuperaba plenamente.

El matrimonio celta era una institu¬

ción flexible, simple derivación de uncontrato cuya duración no era forzosa¬mente definitiva. La mujer elegía libre¬mente a su esposo, al menos en teoría,pues, en ocasiones, los padres com¬prometían el matrimonio de sus hijaspor razones de oportunidad políticao económica. Pero, incluso en estoscasos, la mujer tenía la última palabra.

Por otro lado, ya dentro del matri¬monio, éste se atenía a la situación

personal de los contrayentes. Si lamujer poseía menos bienes que elmarido, era éste quien dirigía todoslos asuntos de la economía familiar sin

estar obligado a informar a su mujer.En cambio, sí la fortuna del marido yde la mujer eran de volumen similar, .aquel no podía dirigir la economía r

18Musée Historique de l'Orléanais, Orléans. Foto © Jean Suquet, Paris

Obra de un artesano celta de hace

2.000 años, esta espléndida figura debronce reproduce el ritmo y la tensión deuna bailarina en plena danza sagrada.Es uno de los muchos objetos de broncedescubiertos en Neuvy-en-Sullias, aorillas del Loira, Francia.

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> familiar sin el consentimiento de laesposa. Y finalmente lo que sin dudaes un hecho excepcional en la mayorparte de las legislaciones cuando lamujer poseía más bienes que elesposo, era ella quien asumía la direc¬ción de la casa y la hacienda, sinnecesitar para nada el consejo de sumarido.

La historia y la epopeya antiguashan conservado hasta nuestros días

recuerdos muy vivos de tales situa¬ciones, que ponen de manifiesto conelocuencia un hecho incontestable: la

mujer, pese a estar inmersa en lasociedad patriarcal que era la sociedadcelta, logró adquirir y conservar ciertopredominio, así como una autoridadmoral innegable.

También hay que señalar que, por elhecho de casarse, la mujer no entrabaa formar parte de la familia del marido.Seguía perteneciendo a su propia fami¬lia de 'origen, y el precio que el maridohabía de abonar por la compra de sumujer era tan sólo una especie decompensación para la familia deaquella. En caso de divorcio, la mujerrecuperaba su lugar natural en lafamilia de origen.

En determinadas situaciones, sobretodo cuando el marido era extranjero,la nueva familia constituida a raíz del

matrimonio entraba a formar parte deuna categoría especial, vinculada a lafamilia de la mujer, de tal manera quelos hijos nacidos de la nueva parejaheredaban exclusivamente los bienes

y la situación de la familia uterina.Otro tanto ocurría en tas familias de

la realeza, donde la transmisión de la

soberanía se efectuaba a veces porintermedio de la madre o incluso deun tío materno.

Hay en la literatura irlandesa, comoen general en toda la literatura europeade inspiración céltica, rememoracionesmanifiestas de esta práctica, consis¬tente en otorgar a los hijos la herenciadel hermano de la madre. El caso de

Tristan, héroe de una leyenda medievalde origen céltico, heredero de su tíomaterno, el rey Mark, es probable¬mente la más célebre de todas estas

rememoraciones.

Existía, al margen del matrimonio yesta práctica ha persistido en Irlandadurante mucho tiempo, aun despuésde la instauración del cristianismo

una especie de concubinato reglamen¬tado por costumbres muy estrictas.Cualquier hombre, casado o no, podíatomar una concubina. Si estaba casado,le era indispensable conseguir el con¬sentimiento de su legítima esposa.Obtenido tal consentimiento, y trasformalizar un verdadero contrato con

la concubina, ésta se instalaba en eldomicilio del hombre, al tiempo querecibía una compensación personal ysu familia otra.

El compromiso de concubinato seestablecía para un período limitado aun año, contado día a día. Al finalizar

tal plazo, la concubina recuperabala libertad, a menos que se. le ofre¬ciese, y ella' aceptase, un nuevo con¬trato por idéntico periodo de tiempo.

EDAD DE ORO

DE LA MUJER

Entre los primitivos celtas lasmujeres gozaban de un granascendiente en la sociedad.

Correlativamente, las

deidades femeninas ocupabanun lugar importante en sumitología. La notablecabeza de mujer que aquíreproducimos (3) fue esculpidaen algún lugar de Galia hace2.000 años. Los artistas celtas

nos han dejado diversasimágenes de susdiosas. Así, la diosa Epona,representada en esta estatuillade 32 centímetros de alto (1 ),era la protectora de loscaballos y su culto,ampliamente difundido en la

Galia, fue adoptado por lacaballería romana y seextendió a todo el ImperioRomano. La triple diosa-madre (2), tallada en unaestela de piedra de Borgoña(Francia), simbolizaba lafertilidad, el parto y, enocasiones, la guerra, y se lapuede considerar como untestimonio más de la creencia

de los celtas en las

propiedades mágicas delnúmero tres.

1

Esta extraña costumbre, a la que se-ha convenido en calificar de «matri¬monio temporal» o «matrimonio poraños», tenia el mérito de que dejabaa salvo la independencia y la libertadde la ;mujer, ya que ésta no era unçbjeto comprado un día y abandonadootro, sino una persona con la que seconcertaba un convenio. De esta ma¬

nera, si el contrato no era respetado,la concubina tenía la posibilidadde apelar al dictamen de un juez ele¬gido por ella misma entre aquellos queeran considerados más sabios y pru¬dentes, consideración que solía recaercasi siempre en los druidas, quienes,aparte de sus funciones sacerdotales,eran también auténticos jurisconsultos.

Puesto que el matriminio era consi¬derado, ante todo, como un contrato,su naturaleza entrañaba la provisiona-lidad y, por ende, podía ser disueltoen cualquier momento. Quiere ellodecir que el divorcio era muy fácil deobtener. Si un hombre se decidía a

abandonar a su mujer, tenía queapoyarse para conseguirlo en motivosgraves. Si tales motivaciones no exis¬tían, no le cabía otra opción, caso deinsistir en el deseo de abandono, quepagar una elevada compensación, queno era distinta de la usual en los casos

de ruptura abusiva de cualquier con¬trato, con independencia de la natu¬raleza de éste.

Pero, en lo que a ella respectaba,la mujer tenía derecho a separarse desu marido cuando éste la infligía malostratos o mantenía en el domicilio

común una concubina que no era desu gusto. Se cita con frecuencia el

Museo de Alesia^AJix-Samt.e-Reine^ FranciaFoto © revista Archeologla, París

caso de un druida que pretendió insta¬lar en su casa a una concubina quehabía sido previamente rechazada porla esposa legítima. Eí druida insistió,mas su mujer le advirtió que, de per¬sistir en su intento, se divorciaría; ycomo la esposa era dueña, de la mayorparte de la fortuna familiar, el druidareflexionó y, finalmente, optó por resig¬narse y someterse a la voluntad desu mujer, abandonando a la concubina.

Pese a que era más frecuente lasolicitud de divorcio a instancias del

marido, las mujeres tenían por igualderecho a hacerlo, y el divorcio podíalograrse casi automáticamente me¬diante una especie de mutuo consenti¬miento. Desde el momento en que seconsumaba la separación de la pareja,la mujer recuperaba la totalidad de susbienes personales y se beneficiaba dela parte que le correspondía en elconjunto de bienes ganados o adqui¬ridos durante el matrimonio.

Esta solución evitaba que la mujersaliera perjudicada, tanto en el terrenoeconómico como en el moral, ya queel divorcio no estaba vinculado a nin¬

gún tipo de culpabilidad: era simple¬mente el refrendo de la caducidad de

un contrato, es decir, la constataciónlegal de un simple estado de hecho.

Naturalmente, el problema de loshijos creaba dificultades. En principio,los hijos pertenecían a la familia delpadre, lo que para ellos era una garan¬tía contra cualquier posible injusticia,ya que la solidaridad familiar inter¬venía en su favor y jamás se veíanen situación de desamparo. No obs¬tante, y para mayor seguridad de que

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Musée des Antiquités Nationales,Saint-Germain-en-Laye, Francia. Foto © Roger Ayral, Paris

3 Museo de Bourges, FranciaFoto © Franceschl-Zodiaque

el niño no pudiera ser abandonado enningún caso, existía una instituciónespecial, destinada a cubrir las posi¬bles consecuencias de un eventualcaso de abandono.

Tal era el sentido de la práctica delfosterage, consistente en una cos¬tumbre familiar en virtud de la cual los

padres enviaban a sus hijos a aprenderoficios manuales, hogareños, Intelec¬tuales o guerreros en el seno de otrafamilia, circunstancia que facilitaba elsurgimiento de lazos entre el niño ysus padres adoptivos, al tiempoque ensanchaba considerablemente elcampo de acción de la vida familiar.

Los niños podían heredar tanto a supadre como a su madre. Por su parte,las hijas no eran descartadas de lalínea sucesoria, aunque ciertamentequedaban algo desfavorecidas en com¬paración con sus hermanos. Pero, con¬siderada en conjunto, la sociedad cél¬tica tal como la conocemos en épocashistóricas, en Irlanda, la isla de Bre¬taña y la Bretaña armoricana, desdeel siglo V antes de nuestra era hastael siglo XII, parece haber hecho cuantole fue posible para proteger la digni¬dad y los derechos de las mujeres,lo mismo que su autoridad moral.Hay muchos ejemplos de mujeres cel¬tas que alcanzaron el poder y desem¬peñaron un importante papel en lavida social. Reinas bretonas históricas,

como Boadicia y Cartimandua, seimpusieron en sus respectivos reinosgracias a la prudencia, la audacia y laautoridad que les eran connaturales.

En realidad, esta situación particularde la mujer en las sociedades de tipo

céltico proviene de la imagen que losceltas se forjaron de este misteriososer, a la vez placentero y temible,dotado del poder de dar la vida. Todala tradición céltica, galesa, irlandesay bretona, insiste en el carácter sobe¬rano de la mujer.

La epopeya irlandesa, recopilada apartir del siglo IX, nos presenta unpersonaje que se sale de lo común,el de Mebdh, reina mítica de Con-naught, Irlanda, que es la encarnaciónde una soberanía que ella dispensó nosólo a su marido, el rey Ailill, sinotambién a sus numerosos amantes, a

quienes, como dicen con gracejo losantiguos textos, «prodigaba la amistadde sus muslos».

Esta descripción,, que nos legaronlos autores de las epopeyas irlan¬desas, se ve corroborada por los testi¬monios de escritores de la antigüedadgrecorromana, que quedaron sorpren¬didos por el temible aspecto y laardiente personalidad de las mujerasgalas, siempre dispuestas a interveniren cualquier querella para defendersus derechos y los de su marido,llegando incluso a tomar parte en loscombates como furias desencade¬

nadas.

La literatura europea de la EdadMedia denominó «ciclo artúrico» a la

serie de epopeyas dedicadas al legen¬dario rey Arturo y sus caballeros de laTabla Redonda. Sin discusión posible,el origen de estas leyendas es céltico.En ellas se nos transmiten retratos de

mujeres sorprendentes, tanto por sucomportamiento como por su impor¬tancia.

La esposa del rey Arturo, la célebrereina Ginebra, que los antiguos textosgaleses llamaban Gwenhwfar, nombreque significa «Blanco Fantasma», esprobablemente el supremo modelo delas mujeres celtas que encarnan ver¬daderamente la soberanía. Efectiva¬

mente, Ginebra se encuentra en elcentro mismo del universo artúrico. Por

su belleza y su valor, es ella quienlogra que los caballeros de la corte deArturo realicen sus hazañas, y mues¬tren su bravura.

¿Acaso no confiesa el famoso caba¬llero Lanzarote que todo su valorse lo infunde el amor de Ginebra? ¿Dequé manera interpretar los múltiplesraptos de la reina, a cargo de miste¬riosos guerreros, sino como el deseode éstos de adueñarse del Poder

representado por ella? En todos losrelatos artúricos, la reina Ginebra

emerge como centro de la corte, comoel auténtico sol que, con sus rayos,ilumina a los caballeros que la formany que no pueden vivir sin la miradaque ella les concede como recom¬pensa por sus proezas.

El personaje de Ginebra, al igual quela mayoría de las heroínas de lasleyendas célticas, tiene algo de reme¬moración de una antigua diosa solar.En todas las lenguas celtas, la palabraSol es del género femenino, y la pala¬bra Luna del masculino. La mujer esel sol. De esto se deduce que, en lostiempos antiguos, los celtas o sus pre¬decesores en el continente europeodebieron practicar el culto a una divi¬nidad solar femenina. El rostro de una ^divinidad de este tipo lo encontramos r

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^en un personaje tan conocido comoIsolda, esposa del rey Mark y heroínade una leyenda famosa en todo elmundo: la historia de su infeliz amor

con el sobrino de su marido, el joveny hermoso Tristan.

En realidad, la leyenda de Tristane Isolda proviene de Irlanda. Allí laencontramos en una forma arcaica queilumina singularmente la función que,en principio, la mujer desempeñaba enlos antiguos pueblos celtas. No se tratade un amor banal. De acuerdo con el

arquetipo irlandés, que es la historiade Diarmaid y Grainné, es la mujer

Isolda o Grainné quien fuerza alhombre a amarla. Es ella, en efecto,quien impone las reglas del juego, consu inflexible determinación de huir en

compañía del hombre amado, para biencomo para mal.

Esta audacia de la mujer, su violentodeseo de arrastrar al hombre a una

aventura pasional, nos llega bajo elaspecto muy edulcorado del filtro amo¬roso que beben por descuido Tristane Isolda. En realidad, este famoso filtromágico no hace otra cosa que traducirla voluntad inquebrantable y casisobrehumana de una mujer capaz de.forzar al hombre a amarla a su pesar,llevándole consigo a la pérdida de suhonor e incluso de la vida.

Esta connotación de tipo literarionos introduce lisa y llanamente enplena mitología céltica, que es dondeprobablemente se conserva con mayorpureza y propiedad el retrato de lamujer celta. Un tema resalta con fre¬cuencia en este marco mitológico: elde la soberanía que ha de conquis¬tarse no sólo mediante la fuerza sino

también por amor.

Muchas leyendas, tanto irlandesascomo bretonas, relatan, con ligerasvariantes, la siguiente historia: variosjóvenes se encuentran perdidos en undesierto y sufren terriblemente de sed.Una mujer vieja, de horrible aspecto,se les aparece y les ofrece agua, acondición de que uno de ellos la bese.Todos se niegan, salvo uno, que gene¬ralmente es el más joven. Este, supe¬rando su repugnancia, deposita unbeso en la mejilla de la repulsivaanciana, que inmediatamente se meta-morfosea en una hermosa joven que ledice: «Yo soy la Soberanía. Con tugesto de amistad, acabas de conquis¬tarme.»

Este tema, u otro de significadosimilar, se da en todas las mitologíasdel planeta, pero en los celtas adquirióun colorido particular que no atenuabaen absoluto su valor simbólico: la

soberanía, encarnada por la anciana,representa una autoridad que está apunto de extinguirse. Por ello tienenecesidad de regenerarse. Pero sóloun hombre joven puede devolverlela juventud. Y de este acto regene¬rador surge una nueva era caracte¬rizada por la armonía y la prosperidaddel reino.

Tal es el sentido de muchas leyen¬das mitológicas, como lo es, en lohondo, el de la búsqueda del Santo

22

Gríal, cuya primitiva versión, de espí¬ritu totalmente pagano, por no decirdruidico, es una especie de apasio¬nada búsqueda del Objeto sagrado ymágico, que sólo es posible obtenercon la ayuda de una mujer de múlti¬ples rostros, perpetuamente presenteen las aventuras del héroe y destinadaa conducirle al lugar y al objeto quepersigue.

Esto quiere decir que, en la imagi¬nación de los celtas, en sus sueñossimbólicamente expresados en leyen¬das, la mujer es la Iniciadora, la queintroduce al hombre en un mundo

nuevo, la que le proporciona unsegundo nacimiento, que es un naci¬miento en el mundo de las realidades

superiores.

Diosa, sacerdotisa de una divinidado mensajera de los dioses: ésta es lavisión que los celtas tuvieron de lamujer y que no es sino el testimoniode un arcaico culto a una divinidad

todopoderosa, que proporciona alhombre el calor de su brillo y le da lafuerza que necesita para cumplir sudestino.

Sin embargo, precisamente porrazón de este poder que encarnabaa sus ojos, la mujer inquietaba a losceltas. De ahí que, incluso en el campode lo imaginario, siempre buscaran elmedio de dominarla. Una leyendagalesa, que se conserva en los relatosdel Mabinogi (recopilación de cuentosmedievales galeses), nos muestracomo el hombre intenta sustraerse al

dominio de la mujer.

La historia es tan sencilla como

elocuente: Arianrod, hija de Don, seniega a reconocer al hijo que ha tenidode su hermano Gwyddyon, y lanzacontra el niño una triple interdicción.No tendrá nombre salvo si es ella

quien se lo da. No tendrá nunca armas,salvo que ella se las proporcione. Y,por último, no tendrá jamás esposa dela raza de los hombres.

Simbólicamente, se trata de unrechazo de la maternidad, con todaslas consecuencias que esto entraña enel plano social. Sin maternidad, elniño carece por completo de existencialegal, lo que equivale a reducirle a lanada. Sólo la intervención de la madre

podrá convertir al niño en miembro dela comunidad.

De esta manera, la leyenda definela importancia de la madre en elsistema social. Pero Gwyddyon decideluchar contra la triple prohibición. Gra¬cias a la ayuda de su tío Math, maestrode magia, se las arregla para queArianrod pronuncie el nombre quellevará su hijo. Este se llamará LieuLlaw Gyffes, que significa «Pequeñode la mano firme».

Sirviéndose también de procedi¬mientos mágicos, Gwyddyon y Lieu,disfrazados e irreconocibles, se apro¬visionan de armas que, engañada,les proporciona Arianrod. Finalmente,Gwyddyon y Math, recurriendo ahechizos y encantamientos, «fabrican»literalmente una mujer con flores yplantas de las colinas. Pondrán a esta

SIGUE EN LA PAG. 31

Páginas en color

UNA FABULOSA

IMAGINERÍA DE METAL

Página 23

Este rostro de bronce (siglo IVantes de nuestra era), que deco¬raba un jarro de madera, fuedescubierto en una sepulturacéltica de Dürrnberg, cerca deHallein (Austria). Sus rasgos

ojos grandes, fino bigote, cejasjuntas sobre la nariz son típicosdel arte céltico de comienzos delperiodo llamado de La Teñe.

Stadtmuseum, Hallein, Austria

Página 24En la mitología céltica las avesocupan un lugar importante: porel hecho de volar por encima de latierra, están en relación con elMás Allá al que los celtas ibandespués de su muerte. La caja de

este carro cultual está adornada con motivos enforma de cuellos y picos; dirlase que le escoltan un

de pájaros. Este objeto de bronce, pertene¬ciente al periodo llamado de Hallstatt (del año 800al 400 antes de nuestra era), fue descubierto enTransilvania (Rumania).Naturhistorisches Museum, Viena, Austria

Página 25Arriba, cabeza de animal ima-

I ginario. Se trata de un fragmentoI de un vaso de bronce (10,5 cmI de alto) encontrado en unaI tumba cerca de Brno (Checoslo¬

vaquia). Data del periodo de La Teñe (del año 400al 100 antes de Cristo).

Moravske Muzeum, Brno, Checoslovaquia

Abajo, clavija de un eje de carro,de 8 cm de largo, en forma derostro humano sumamente esti¬

lizado. Este objeto de hierro re¬cubierto de bronce parece un

personaje caricaturesco (véase la verruga en la nariz).Musée des Antiquités Nationales,Samt-Germaln-en-Laye, Francia

Páginas 26-27Los celtas de laEdad del Hierroincineraban a sus

muertos, colo¬cando las ce¬

nizas en una urna

funeraria. Junto

a ésta, enterrabanen la sepulturaun carro en mi¬

niatura, que sus¬tituía simbólicamente al del difunto. El que aquíse reproduce mide 35 cm de longitud; la altura de ladiosa que sobresale entre el grupo de guerreros esde 22,5 cm. Este carro cultual de bronce, del sigloVil antes de nuestra era, fue descubierto en un túmulode Strettweg, en Estiria (Austria). En él se manifiestanciertas influencias del arte griego arcaico.Landesmuseum Joannéum, Gratz, Austria

Página 28Este animal, en el que la obser¬vación naturalista se une a lo fan¬

tástico, adornaba quizá el cuellode un cántaro y es obra de unartesano de hace 2.300 años.

Aunque con algo de alce, se trataquizá de un toro, animal impor¬tante del bestiario céltico de la

Edad del Hierro. La pieza aparecióen el mismo sitio que el pájaro

reproducido en la portada de atrás.

Moravske Muzeum, Brno, ChecoslovaquiaFotos © Erich Lesslng-Magnum, Paris

Página 29Cubo de cobre con tres frisos en los

I que se representan escenas de lafl vida cotidiana entre los celtas.

I Descubierto en 1882 en Yugos-I lavia por un campesino de laI localidad de Vace, data del siglo VI antes de Cristo. El solar funerarioI de Vace es uno de los más impor-I tantes de la cultura céltica durante

el periodo de Hallstatt.

Foto Narodni Museum, Llubliana, Yugoslavia

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EL LIBRO

DE KELLS

Como jamás fue invadida porlas huestes romanas. Irlanda pudopreservar la lengua, la literatura,el arte y la tradición cultural delos celtas, incluso cuando la

religión cristiana sustituyó alpaganismo en la isla. Los monjesirlandeses recogieron porescrito la literatura oral vernácula

de los celtas, que asf vino a serla más antigua de Europa despuésde las literaturas griega y latina.La tradición ornamental céltica

siguió floreciendo hasta muyentrada la Edad Media bajo elsigno del cristianismo. Una delas obras maestras de este

magnífico arte céltico cristianoes el Libro de Kells, que data defines del siglo VIII o comienzosdel IX. Se trata de un manuscrito

iluminado de los Evangelios, degran formato (33 x 24 cm) ysobre vitela gruesa. Las palabrasiniciales de cada Evangelio ocupanuna página entera profusamentedecorada con la ornamentación

intrincada de los viejos motivosceltas a base de volutas yespirales, aves estilizadas yanimales y monstruos fabulosos.Reproducimos aqui un detalleampliado del comienzo delEvangelio según San Marcos.El Libro de Kells tenía inicialmente

unas 730 páginas, de las quesubsisten unas 670, conservadas

en el Trinity College de Dublin(Irlanda).

Viene de la página 22

criatura el nombre de Blodeuwedd,«Nacida de las flores», y será laesposa de Lieu.

Pero es en este punto donde elpoder paternal y masculino de Gwyd¬dyon se ve contrarrestado. En efecto,Blodeuwedd se casa con Lieu, peroencuentra a otro joven del que seenamora y manda matar a Lieu paralibrarse de la autoridad marital yescapar con su amante. La parte finalde la leyenda trata de la venganza deGwyddyon, quien logra hacer revivira su hijo, mata al amante de su nueradespués de que éste reniega cobar¬demente de ella y, finalmente, sale enpersecución de Blodeuwedd. .

Pero Blodeuwedd es una criatura de

Gwyddyon, producto de su imagina¬ción, por lo que no puede destruirlasin destruirse a sí mismo. En realidad,su criatura se le escapa. La rebeliónde la Muchacha-Flor es una ofensa

intolerable a la autoridad masculina;por tanto, Gwyddyon tiene el deberde castigar a la culpable. Pero, nopudiendo destruirla del todo, decidetransformarla en buho y confinarla enlos dominios de la noche.

Simbólicamente, esta venganza mas¬culina consiste en ocultar a la mujer,esconderla en las tinieblas, con todocuanto esto comporta de culpabilíza-ción y de rechazo.

La leyenda de Blodeuwedd, laMuchacha-Flor que intenta zafarse dela autoridad paterna, que se niega aconvertirse en Mujer-Objeto y quepretende poseer el derecho a la liber¬tad y a la elección propia del hombreamado, acaba en fracaso.

Es posible que este fracaso sea unaimagen de lo que realmente ocurrióno sólo en las sociedades celtas sino

también en otras sociedades más cer¬

canas a nosotros. La mujer ha inten¬tado siempre librarse del yugo mascu¬lino y recuperar su independenciarespecto del hombre.

Pero éste ha pretendido siempretener derechos de posesión sobre lamujer y, al no poder prescindir deella, en tanto que madre, esposa oamante, arrojó sobre su condiciónterribles interdicciones teñidas de

culpabilidad. De acuerdo con lo quenos indican sus relatos mitológicos,parece que los celtas eran muy sensi¬bles a este análisis social. Y existe en

ellos algo semejante a un pesar, unsentimiento de culpa respecto de unaépoca anterior en la que la mujerdetentaba una función más digna deconsideración.

La mujer, expulsada, oculta en lastinieblas del inconsciente, no está, sinembargo, muerta. Sigue.viviendo, igualde bella y misteriosa, dispuesta a re¬surgir en cualquier momento a la luzdel día, es decir al nivel de la con¬ciencia.

Otra leyenda céltica que encontróterreno abonado en la Bretaña armo-

ricana es la de la Ciudad de Is, quenos demuestra la extraordinaria peren¬nidad de la imagen femenina antigua

a través de las superficies confusasde la memoria.

La heroína de esta historia es Dahud,nombre que significa «Bruja Buena» yque es por sí solo revelador. Dahudera la hija del rey Gradlon de Cor-nualles, quien se hizo construir unamaravillosa ciudad a la orilla del mar

o, más exactamente, en un bajío (1).Esta ciudad era Is, y estaba protegidade la marea alta por un gran dique.

Según la leyenda ya cristianizadaque ha llegado hasta nosotros, Dahudllevaba una vida muy disoluta. Conde¬nada por Dios y por los hombres, pro¬bablemente por haber desafiado lasleyes patriarcales al convertirse ensoberana absoluta de su ciudad, acabópereciendo, y con ella todos sus sub¬ditos. Un golpe de mar sumergió a laCiudad de Is. Pero la leyenda añadeque Dahud siguió viviendo en el fondodel mar, en su maravilloso palacio, yque allí espera el momento propiciopara emerger de nuevo a la superficiede las aguas. Cuando esto ocurra, laCiudad de Is volverá a ser la más her¬

mosa y rica del mundo.

Como puede verse, el símbolo esaquí sobremanera claro: la soberaníafemenina es ocultada, tragada por lasaguas, en las tinieblas del incons¬ciente. Pero el día que emerja a la luzse realizará la armonía en el mundo ylos hombres recobrarán el Paraíso Per¬

dido en el que reina, todopoderosa yeterna, la Mujer-Sol, que da la viday procura el éxtasis de amor.

Esta es la razón de que entre lasgrandes leyendas célticas encontremostantas aventuras fantásticas de héroes

que parten en busca de la mujer entodos sus aspectos y bajo los rostrosmás extraños.

En algún lugar del océano, allí pordonde el sol se oculta, hay una tierramaravillosa que algunos llaman la Islade Avalon. Es la isla de los Manzanos.

En ella hay árboles que dan frutodurante todo el año, y la enfermedady la muerte son desconocidas. Carac¬terizan a esta isla la belleza, la armo¬nía, el color, la riqueza y la fecundidad.Y sus habitantes son sólo mujeres.

Mujeres misteriosas, hadas, divini¬dades de los tiempos antiguos, queesperan a los héroes bastante audacespara embarcarse en las más locasaventuras. Y los hombres, después dearrojar a la mujer a las tinieblas, sepasan la vida buscando esta Tierra dehadas, porque saben que no alcanza¬rán la dicha más que cuando recu¬peren su pureza primitiva, la de unparaíso perdido.

La aventura céltica acaba siempreen las orillas de la Isla de las Mujeres.

Jean Markale

(1) La palabra Is significa bayo. La Ciudadde Is es pues la Ciudad Baja.

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UN ARTE

ENTRE LO REAL

Y LO FANTÁSTICO

POR su calidad y su originalidad,el arte céltico merece ser consi¬

derado como una de las corrientesestéticas más notables de la historia

de la humanidad.

Hablar de arte céltico supone mante¬ner un equívoco que surgió el siglopasado, al empezar a descubrirse ma¬nifestaciones de un arte original, hastaentonces totalmente Ignorado. Esteequívoco persiste todavía en ciertasobras recientes, en las que se calificande «célticos» monumentos megalíticosconstruidos varios milenios antes.

Hay especialistas que consideran alos hombres de la Edad del Bronce,es decir los de la primera mitad delsegundo milenio antes de nuestra era,como protoceltas. Otros, en cambio,estiman que la aparición de los celtascoincidió con las civilizaciones de la

Edad del Hierro, pero la mayoría delos autores están de acuerdo en quesólo cabe considerar como estricta¬

mente céltico el periodo correspon¬diente a la Segunda Edad del Hierro.

Ahora bien, en ese periodo se pro¬dujeron tantos cambios que cabe pre¬guntarse si se trata de la evolución deuna misma cultura o si, por el contrario,

RENÉ JOFFROY, conservador jefe del Museode Antigüedades Nacionales de Saint- Cermain-en-Laye (Francia), ha realizado numerosasexcavaciones en so/ares prehistóricos y proto-históricos de su país, especialmente en el deloppidum del Mont-Lassois, en Víx (Cóte-d'Or) ; allí descubrió en 1952 la sepultura deun noble que contenía magnliicos objetos deorigen ítalogriego. Entre sus obras Figuran Latombe de Vix (Presses Universitaires de France,1954), Les sépultures à char de l'âge du fer(Picard. 1958) y L'oppidum de Vix et la civili¬sation hallstattienne finale dans l'est de la

France (Les Belles Lettres. 1960).

esas modificaciones dan fe de la

influencia de elementos extranjeros ode nuevas poblaciones.

Esta Segunda Edad del Hierro,llamada también de La Teñe, ha sidosubdividida en varios periodos, habidacuenta de la diversidad de los mate¬

riales arqueológicos descubiertos.

¿Cuáles son los antecedentes esté¬ticos del arte de La Teñe? En realidad

son múltiples, debido a los inmensosterritorios que ocupaban los celtas y alos contactos, mucho más numerososde lo que solía pensarse antes, conlas llamadas civilizaciones clásicas ytambién con el arte de las estepas.Pero parece evidente que el arte deLa Teñe debe muy poco al de la Pri¬mera Edad del Hierro.

Se ha hablado a veces de un corte

entre la civilización de Hallstatt y lade La Teñe; en arte, hay verdadera¬mente solución de continuidad. El arte

de la Primera Edad del Hierro se basa

en un geometrismo rectilíneo, mientrasque las dominantes del arte céltico sonlas curvas convexas y cóncavas enla¬zadas.

La mayor parte de los objetos son

por René Joffroy

La belleza formal de los objetos revestíatal importancia para los celtas quefabricaban una simple vajilla de usodoméstico con el mismo esmero que susmás preciados adornos. Su buen gustoy refinamiento les llevaba incluso aenmendar y embellecer artículosimportados que, a su juicio, resultabandemasiado modestos. Por ejemplo, estetazón de madera de fabricación griegaque los celtas recubrieron con unarejilla de oro (abajo). A los artesanos dela región renana, donde fue descubierto,se les consideraba maestros consumados

en la técnica del metal repujado. En lapágina de la derecha, un detalle de doscollares de oro desenterrados

casualmente en 1962 por una excavadora,en Ertsfeld, Suiza. En esas joyas, quedatan del siglo IV antes de Cristo (aligual que el tazón), el orfebre celta haentrelazado criaturas semianimales ysemihumanas, conjugando así de maneraarmoniosa lo real y lo imaginario.

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de uso normal, armas, joyas y cerá¬micas más o menos decoradas. Con

la salvedad de algunas piezas deescultura, localizadas en el sur deFrancia y en el valle del Rin, no sabe¬mos prácticamente nada de la arqui¬tectura, por la sencilla razón de queno se empleaba la piedra en la cons¬trucción de las viviendas, que eransimples cabanas de madera y de barroy Paja.

Cabe intentar una cronología de losdiferentes estilos que se sucedierondurante el medio milenio de expansióndel arte céltico, cronología que puedaservirnos de hilo conductor para orde

nar la infinita complejidad de las mani¬festaciones de ese arte.

A mediados del siglo V antes denuestra era, el arte céltico manejabaya los temas principales que iba a uti¬lizar en lo sucesivo. El mundo griegole había proporcionado un motivobásico, la hoja de palma. Sin embargo,la hoja de palma céltica se diferenciade la griega, en el sentido de que sesimplifica y a la vez se complica y seadorna con elementos parásitos quela recargan hasta el extremo de quedesaparece su carácter primitivo.

En un primer momento se observa

todavía una cierta rigidez o, más exac¬tamente, una simetría; en el siglo IVsurgen diversos elementos que seentremezclan, ensamblan y fundenpara dar origen al llamado estilo deWaldalgesheim (Alemania).

Junto al geometrismo curvilíneo, aveces exuberante, aparecen elementosnuevos, antropomorfos y zoomorfos,que se incorporan a él. Ahora bien, losartistas celtas no sentían respetoalguno por la realidad y deformabanlos animales, que se vuelven mons¬truosos y retorcidos para ajustarse auna decoración cada vez más compleja. '.

La pureza de líneas y la solidez r

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ornamental ceden el paso a la flexibili¬dad, la acumulación y la demasía. Esteafán de enriquecimiento de las formasse observa en ciertas copas de origengriego, descubiertas en Alemania, quepara sus poseedores celtas resultabanpoco suntuosas, por lo que les aña¬dieron láminas de oro en su superficieexterna.

Esta técnica de aplicación de rejillasde oro es la empleada en un cuencode madera descubierto en Schwarzen-

bach (Alemania) y en el oenochoe(ánfora para el vino) de Eygenbilsen(Bélgica). En las joyas de oro, loscollares y las pulseras hay una asom¬brosa variedad de estilos.

En el cantón de Uri, en Erstfeld(Suiza), el reciente descubrimiento devarios collares de oro nos ha dado aconocer nuevas manifestaciones de

ese arte, en el que los elementos ima¬ginarios van unidos a un notable sen¬tido de la composición: monstruoshumanos y animales deformados, quese entremezclan y retuercen.

Al penetrar las producciones metá¬licas del mundo italogriego en elmundo céltico, que las apreciaba mu¬cho, en particular la vajilla de bronce

ánforas para el vino (oenochoes.),sítulas (o cubos) , se recargaron conadornos, aplicándose por ejemplo alos oenochoes fajas de oro repu¬jado e incluso copiándose a veces elrecipiente, si bien la imitación superaal modelo original.

Así, por ejemplo, un oenochoe des¬cubierto en Dürrnberg (Austria) tieneun pico trilobulado de factura céltica,adornos de follaje en sus lados, unasa que lleva en su base una cabezahumana enmarcada en unos motivos

en forma de S y, en el borde, doscuadrúpedos imaginarios cuya cabezatermina en una larga trompa.

Los dos oenochoes descubiertos en

Francia, en Basse Yutz, cerca de Metz,son ciertamente los más bellos ejem¬plos de arte céltico de inspiración clá¬sica pero adaptados al gusto bárbaro.Las vasijas están ricamente decoradascon pequeños discos y placas de coral,el asa tiene la forma de un animal

extraño, y en el borde hay otros ani¬males pequeños y tan monstruososcomo aquél.

Este empleo del coral, que era unamateria ignorada o despreciada en elmundo clásico, fue muy corriente enel arte céltico como ornamento de

múltiples objetos. Más tarde, al aca¬parar los mercados de Extremo Orientela producción del coral mediterráneo,hará sus veces el esmalte rojo, quehasta el final de la época de La Teñeserá utilizado con gran frecuencia.

Los carros de combate pequeñosvehículos de madera, ligeros, con dosruedas y tirados por dos caballosllevaban unos discos de bronce calado

que dan fe de la gran destreza técnicade los artistas celtas, capaces de con¬vertir el metal en finas rejillas y enverdadero encaje.

Ciertas tumbas del Marne, en parti¬cular las que contenían el cuerpo del

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Salzburger Museum. Salzburgo, AustriaFotos © Erich Lessmg-Magnum, Paris

Cántara celta

para vino griego

Los celtas tenían fama de ser grandes bebedores.Gracias a sus relaciones comerciales con el mundo

mediterráneo, importaban de Grecia vino que llegabapor el puerto de Massilia (Marsella), entre otros. Laforma y la decoración de sus recipientes son notablespor su finura y elegancia, como atestigua este magnificooenochoe o cántara de vino, de bronce, encontrada en

Dürrnberg (Austria), que data aproximadamente de finesdel siglo V antes de nuestra era. La juntura superior delasa representa el cuerpo arqueado de un monstruo(arriba) que devora una cabeza humana ; la junturainferior (arriba a la izquierda), una cabeza rodeada devolutas. A ambos lados del gollete, un animal fantástico(a la izquierda) cuya cabeza y cuya cola se prolonganformando espirales. Sobre su lomo se perfila un pájaro.

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pJoyas de sueñoEntre los celtas, tanto los hombres

como las mujeres eran muy aficio¬nados a las joyas. Joyas célticas deépocas, estilos y metales diferenteshan aparecido de un extremo a otrode Europa. 1) Torques o collargalo adorno preferido de losceltas formado por ocho cuerdasentorchadas, de una aleación natural

de oro y plata, hallado en Snetti-sham, Inglaterra. 2) Broche debronce, de unos 4 cm de diámetro,con motivos calados (Bussy-le-Châ-teau, Francia). 3) Detalle de unbrazalete de oro (Waldalgesheim,Rep. Fed. de Alemania). El estilo,sumamente particular, de la deco¬ración a base de formas ovoides,

espirales y arcos, delata quizás unainfluencia escita que, según algunosespecialistas, fue asimilada porun solo orfebre, ese hipotético«Maestro de Waldalgesheim» queal parecer vivió junto al Rin a finesdel siglo IV antes de nuestra era.4) Brazalete de oro, del siglo IIIantes de Cristo, encontrado en

Aurillac (Francia); pese a ciertasemejanza con algunas formas vege¬tales, los motivos decorativos sonabstractos. 6) Aro de bronce(París). Data del siglo III y estáadornado con tres máscaras humanas

que pueden representar versionesgalas del rostro de Cuchulainn,héroe épico de Irlanda. 5) Fíbula debronce (Manetin, Checoslovaquia);el personaje mide 8,8 cm de alto. Esposible que originariamente tuvieraincrustaciones de coral en los agu¬jeros del cuerpo y de los pies.

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36Musée des Antiquités Nationales. Saint-Germain-en-Laye, Francia1'Foto © Betzeaux-Zodiaque f'

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Rhein-Landesmuseum, Bonn, Rep. Fed. de AlemaniaFoto © J,V S. Megaw, Reino Unido

Zapadoceské Muzeum, Pilsen, ChecoslovaquiaFoto © tomada de Art or European Iron Age,por J.V.S. Megaw. Nueva York, 1970

jefe, enterrado en su carro de combate,encerraban espléndidos ejemplos deese arte. En unas placas caladas ytriangulares, que sirvieron quizás deextremidades de un pértigo, hay undibujo en forma de dos eses contra¬puestas como una lira, mientras unosbastoncillos de coral realzan la base.

En algunas tumbas se han encon¬trado cascos cónicos de chapa debronce que llevan hojas de palmagrabadas o perlas de coral. El másbello de todos es, sin embargo, el deAmfreville-sous-les-Monts, en Calva¬dos (Francia). Es más tardío y consisteen una especie de solideo de broncecon una franja de oro estampada y undibujo de trísceles, que son unas figu¬ras ternarias con espirales, típicamentecélticas.

Al hablar del arte céltico no cabe

pasar por alto la impresionante masade joyas de bronce, entre las queabundan los collares, las pulseras ylas fíbulas.

Las pulseras, que han aparecidotanto en las tumbas femeninas como

en las masculinas, consisten en una

varilla lisa o con espirales y unostrazos grabados, paralelos u oblicuos.Las más de las veces están abiertas,con unas extremidades que se uneno que terminan en unas protuberan¬cias llamadas tacos. En ciertos casos,la varilla está calada en forma de

anillos.

Los collares rígidos están consti¬tuidos por una barra de metal, habitual-mente de bronce, que termina en unostacos más o menos voluminosos, a

veces huecos, en cuya periferia hay undibujo retorcido, con múltiples eses oespirales en relieve. A principios de laSegunda Edad del Hierro los llevabanlas mujeres pero, más tarde, pareceque quedaron reservados a los héroeso a los dioses, como ciertos volumi¬nosos ejemplares de oro, por ejemploel de Mailly-le-Camp, descubierto hacepoco en Champaña y conservadoactualmente en el Museo de Anti¬

güedades Nacionales de Francia.

Los vestidos se abrochaban con

fíbulas, que llevaban unos adornos tanvariados como refinados. En las de

Champaña, los motivos son relativa¬mente sencillos; en cambio, en Europacentral conocemos toda una serie de

las llamadas «fíbulas con máscaras»,

en cuya confección los artistas celtasdaban rienda suelta a su imaginación:animales imaginarios, unidos a repre¬sentaciones antropomórficas que soncasi caricaturas, un mundo irreal, fan¬tasmagórico en el que cohabitan larealidad y una visión onírica, el natura¬lismo y una galería de seres prodi¬giosos.

Las representaciones cefalomórficases decir en forma de cabeza

parece que tenían, además de su inten¬ción puramente estética, un sentidomágico o religioso. Se ha podidoincluso hablar de una «exaltación de la

cabeza», debido a la reiteración deeste motivo en joyas y discos orna¬mentales.

Este rito se observa también en la

arquitectura: el pórtico de un santuariodescubierto en Roquepertuse (Bou-ches-du-Rhóne), en Francia, y conser¬vado actualmente en el Museo Borelyde Marsella, aparece adornado conunos alveolos que contienen todavíacráneos humanos. Se trata de un testi¬

monio excepcional, dado que los celtasno construían con materiales dura-y

deros, y tan sólo después de la con¬quista romana se generalizó el empleode la piedra.

Parece, sin embargo, que los «ga¬los», o celtas de Galia, realizaronobras esculpidas. César habla, enefecto, de simulacra. ¿Se puede inter¬pretar esta palabra en el sentido deestatuas? En Francia no se ha descu¬

bierto hasta ahora ninguna estatua depiedra anterior a la conquista, pero enAlemania hay columnas adornadascon cabezas humanas (Pfalsfeld, Holz-gerlingen).

Pese al gran número de tumbasconocidas, no poseemos ningunaescultura gala; tan sólo en Provenza,sin duda por influencia de los ligures,ha aparecido, además del santuario deRoquepertuse, la representación deuna divinidad bicéfala, una especie deJano de labios finos y nariz rectilínea.

En Msecke Zehrovice (Checoslova¬quia), se ha descubierto en una espe¬cie de cercado dedicado al culto una

curiosa cabeza de guerrero de ojossaltones, rostro aplastado y bigotes ycejas extrañamente incurvados enforma de volutas (Museo de Praga).El collar del guerrero permite fecharesta extraña cara en el siglo I antesde nuestra era, pero la influencia deeste arte original se prolongó muchodespués de la conquista, ya que sehan decubierto ídolos de piedra o dechapa de bronce en zonas puramentegalorromanas. Citemos, entre otros, elDios de Euffigneix (Haute-Marne), enFrancia, que lleva un collar de tacosy es una estatuilla de piedra caliza.En su pecho está representado unjabalí y en sus costados pueden verseun ojo y una oreja. ¿Se trata quizásde un dios cazador?

La estatua, conocida con el nombrede Dios de Bouray, consiste en doscasquetes de chapa de bronce. Ladivinidad está representada en cuclillasy sus pies parecen terminar en pezu¬ñas; los ojos, esmaltados, confierenuna cierta fijeza a la cara. Por des¬gracia, esta obra notable no ha apa¬recido en un solar arqueológico sinoen el lecho de un río.

Las representaciones de figuras son,sin embargo, una excepción. Los celtasno solían dar forma humana a sus

dioses. Cuando el jefe celta Brenosaqueó los templos de Delfos en elaño 278, se escandalizó viendo que lasimágenes de los dioses tenían formahumana, lo cual era para él un verda¬dero sacrilegio. En efecto, si bienlos galos adoraban las fuerzas de lanaturaleza, sólo las representaban deun modo simbólico. Así, por ejemplo,se ha pensado que las ruedas y lasespirales representaban el rayo, y los

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DE ACUNAR MONEDASEl arte céltico tiene en la acuñación de monedas una de sus

expresiones más notables. J.os artistas celtas tomaroncomo modelos las monedas griegas, pero los motivos hele¬nísticos clásicos se transformaron rápidamente en una ima¬ginería típicamente céltica. Por extraño que parezca, hastahace poco no se había reconocido la belleza y la originalidadde las monedas célticas.

CABEZASLas monedas de la parte superior de esta pagina muestrancomo se modifica una cabeza de dios griego, tal como apa¬rece en una moneda de plata (1) acuñada por Filipo II deMacedonia en el siglo IV antes de nuestra era. La represen¬tación realista se transforma en un revoltijo de volutas ycurvas ; la cabellera se representa mediante una serie deespirales y contraespirales cuyo volumen se expande a ex¬pensas del rostro (3, 4 y 5) o adopta ia forma de hojas debulbo (7). La cabeza estalla en multitud de fragmentos (6 y9) o presenta el aspecto de un extraño jeroglífico (8).

CABALLOSLas monedas de la media página inferior nos presentan a suvez la metamorfosis del caballo, uno de los motivos preferi¬dos del arte céltico. El modelo clásico (n° 2, que es el reversode la moneda n° 1 de arriba) se desintegra en puntos ytriángulos, comas y signos de exclamación, patas desarticu¬ladas y cuerpo ovoide, formando una soberbia combinaciónde formas semiabstractas (10, 12 y 13) y abstractas (11). Enla moneda número 12 un centauro (figura mitológica decaballo con cabeza de hombre) se resuelve en una explosiónde volutas y curvas, a inconmensurable distancia de su mo¬delo griego.

Fotos 1, 2, 4 y 9, Hotel de la Monnaie, París. 5, 6, 7, 8, 10, 11 y 13 BibliotecaNacional, París. 3 y 12 Jean Suquet, París.

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trísceles la p/otección mágica delnúmero 3.

También el caldero de Gundestrup(Museo Nacional de Copenhague)plantea problemas. Este gran reci¬piente, fabricado con placas de plata,fue encontrado en una turbera de

Dinamarca y su ornamentación recuer¬da toda la mitología gala. Los espe¬cialistas discrepan sobre su antigüe¬dad. Hay quienes piensan que es delsiglo I antes de Cristo, mientras paraotros pertenece a la era cristiana.

Los artistas celtas demostraron

su talento sobre todo en la fabricaciónde monedas.

En un primer momento, esas mo¬nedas son imitaciones de la estatera

de oro de Filipo II de Macedonia (356-336 antes de Cristo). En una de suscaras hay una cabeza de Apolo coro¬nada de laurel y en la otra la «biga»,o carro de dos caballos, alusión a losjuegos olímpicos en los que habíantriunfado los carros de Filipo.

A partir de este prototipo se fueron«celtizando» los motivos: la cabellera

se convierte en un torbellino de volu¬

tas, trenzas salpicadas de perlas ycopiosos bucles; se ensancha el ojoy se multiplican los símbolos y tópicosdel arte celta clásico: espirales, ruedasy trísceles. El caballo, desarticuladoprimero, se recompone en diversascriaturas irreales, androcéfalas, o essustituido por el jabalí, el pájaro y laserpiente.

Cada tribu tiene sus propíos mo¬tivos, y el estudio de las monedas cel¬tas resulta a menudo difícil porque suesoterismo sólo parece inteligible paralos iniciados.

Cada una de esas monedas es en sí

misma un compendio de ese arte quesupo unir armoniosamente el geome-trismo curvilíneo con la exuberancia

vegetal y las figuras irreales, en underroche de elementos lineales, dis¬puestos con gran libertad. Se trata deun arte ornamental que ignora la ter¬cera dimensión y que, pese a susvariantes locales, influyó considerable¬mente en Europa occidental llegandohasta Irlanda, país que escapó aldominio de Roma y de donde volverá,por una especie de onda de choque, enel siglo IX, gracias a los misionerosirlandeses, contribuyendo a enriquecerlas fuentes del arte románico.

Reno Joffroy

Desde Hungría hasta Irlanda, en numerosas regiones de poblacióncelta se han encontrado diversos objetos en los que pueden versedos rostros en dirección opuesta. Es muy posible que los celtasde la Edad del Hierro vieran en tales figuras el símbolo de lavida y de la muerte : un rostro vuelto hacia el mundo de los vivosy el otro hacia el Más Allá. A veces (a la derecha) las dos carasestán esculpidas en la parte anterior y posterior de una mismacabeza, como en esta escultura de piedra del siglo II antes de nuestraera (23 cm de alto) encontrada en Badacsony-Labdihegy, Hungría.Otras veces aparecen dos rostros gemelos juntos, como enel objeto de bronce reproducido arriba, descubierto en Brno,Checoslovaquia. Se trata de un fragmento de un vaso y data

- del siglo III antes de nuestra era.

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LA EUROPA ORIENTAL

DESCUBRE

SU PASADO CELTA

«I RAS abandonar Irlanda,M después de la conquista

anteriormente descrita, Lobath y supueblo se instalaron en las islas delnorte de Grecia. Allí permanecieronhasta que sus hijos y parientes fueronnumerosos. Aprendieron el druidismoy muchas otras artes en las islas quehabitaron hasta que fueron instruidos,doctos y consumados en esos conoci¬mientos. Se los llamaba Tuatha De,o Pueblo de la Diosa.»

Este fragmento pertenece al antiguoLibro Irlandés de las Invasiones, obraque enumera todos los pueblos quefueron a instalarse en Irlanda y quecontiene, junto a una rica mitología,una gran cantidad de datos históricos.En la tradición antigua hay frecuentese importantes alusiones a una relaciónentre Irlanda y el este de Europa, y lasinvestigaciones arqueológicas que seestán realizando en esa isla ponencada vez más claramente de manifiesto

la veracidad histórica de esa gran

compilación de antiquísma literatura.La controversia sobre los celtas no

es nueva. Durante generaciones haconstituido un complicado tema de dis¬cusión entre especialistas, y aun nose ha llegado a una solución. Ya en1934 el eminente arqueólogo francésHenri Hubert escribía:

«Es en las islas y penínsulas delextremo occidental de Europa dondetodavía se hablan las lenguas célticas.El dilema es el siguiente: ¿sobrevive lacivilización céltica en el confín occi¬

dental del mundo celta porque allíarraigó más sólidamente, o bien porquefue empujada hacia allá? ¿No es justa¬mente en esas regiones donde hemosde buscar la zona principal de asenta¬miento de la población celta, su origen,su tipo más puro? Ya aquí, en el plan¬teamiento mismo de un problemaerizado de dificultades, surge la pri¬mera contradicción.»

Y esa contradicción sigue sin resol¬verse. La atención de los estudiosos

se ha enfocado principalmente sobrelos celtas del mundo occidental, endetrimento de sus hermanos del este

de Europa. Pero, ahora, el renovadointerés por sus orígenes, unido al per¬feccionamiento de las técnicas cientí¬

ficas y lingüísticas, incita a los paísesde Europa oriental a estudiar su pasadocelta y a tratar de determinar la contri¬bución de éste a la formación de la

cultura propia de cada uno de ellos.Conferencias tales como el coloquiointernacional organizado por la Unescoen Hungría en mayo de 1974, con elfin de estudiar el mundo céltico orien¬

tal, son de inapreciable valor. En ellaslos especialistas tienen la posibilidadde reunirse y de intercambiar los re¬sultados de sus trabajos de investi¬gación y las conclusiones a las quehan llegado en tan apasionante campode estudio.

Hubo sin duda una homogeneidadfundamental en todo el vasto mundocelta, pero es natural que existieranvariantes y características regionales.Y es en el este de Europa donde seestán efectuando al respecto los des¬cubrimientos más significativos.

A partir del año 400 antes de nuestraera, los celtas llegaron a constituir lafuerza dominante en las regiones situa¬das al norte de los Alpes, desde Fran¬cia hasta Hungría. Y fue en el estedonde se fabricaron algunas de lasobras más delicadas de metalistería,en las que se advierte el genio de losartistas celtas para el cincelado enrelieve.

Uno de los objetos rituales más sor¬prendentes que hayan creado jamáslos celtas es el caldero de plata encon¬trado el pasado siglo en Gundestrup,Jutlandia (Dinamarca), que fue sin dudadesmontado y abandonado deliberada¬mente como ofrenda votiva en una

turbera. Está trabajado con sumo pri¬mor y todos los motivos ornamentalesson de carácter religioso. Las placasexteriores se hallan decoradas con

imágenes de diversos dioses y diosas,y las interiores con escenas de leyen¬das relativas a su culto. En el fondo

del caldero se representa el sacri¬ficio del toro divino, rito importantede la religión céltica. Todas estasdivinidades y sus atributos son comu¬nes al inmenso territorio sobre el cual

esa religión se extendía.

El caldero data de los años 200 a100 antes de la era cristiana. Inicial-

mente se supuso que provenía de ^Galla y que fue llevado a Dinamarca r

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EL TESORO DE GUNDESTRUP

La leyenda de los celtasen un caldero de plata

Foto Museo Nacional

Copenhague

Entre las obras de arte de la Europa protohistórica que han

llegado hasta nosotros, pocas han suscitado tantos estudios ycontroversias como el célebre caldero de plata encontrado en

1891 en Gundestrup, Jutlandia (Dinamarca), que se conserva

en el Museo Nacional de Copenhague (foto 1). Durante algún

tiempo se supuso que el caldero provenía de la Galia, pero losespecialistas han llegado hoy a la conclusión de que fue fabricadoen algún taller de la Europa oriental céltica posiblemente

en Hungría hacia el siglo I antes de nuestra era. Es probable

que el caldero fuera un trofeo de guerra llevado a Dinamarcay arrojado, como ofrenda, en la turbera donde fue hallado.Tiene 70 cm de diámetro y está formado por placas de plata

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repujada con innumerables figuras de hombres, animales y

personajes imaginarios cuyo simbolismo no ha podido ser

desentrañado todavía. Una de las figuras más notables

del caldero es este personaje que lleva un casco con cuernos

(5), corriente entre los celtas. Otro personaje con cuernas

de ciervo (2), sostiene en una de sus manos una serpiente

y en la otra un torques; entre los animales que lo rodean

puede verse un delfín cabalgado por un hombre. En otra

escena (3) un gigante sumerge a un personaje en una especie de

cubo que quizá representa el propio caldero maravilloso

considerado como fuente de la abundancia. Finalmente (4)

una deidad blande dos animales con figura de dragón.

k con algún propósito en torno al cualsólo caben conjeturas. Pero aunqueesta obra de arte delata una fuerte

influencia céltica, hay en ella un ele¬mento extraño a la tradición gala. Losespecialistas que han venido estu¬diando durante años la magnifica piezade orfebrería han llegado finalmentea la conclusión de que su origen no seencuentra en la Europa céltica deoccidente sino en algún taller impor¬tante del mundo céltico oriental posi¬blemente Dada, quizás Hungría y,en todo caso, de un país familiarizadocon las ideas religiosas propias de losceltas occidentales.

Entre los tesoros descubiertos en losconfines orientales del mundo céltico

figuran magníficas colecciones de vasi¬jas de cerámica aparecidas en variostúmulos funerarios de Sopron, Hungría.Estas vasijas, que datan de fines delsiglo Vil antes de Cristo, presentanun interés particular, no por el valordel material de que están hechas sinopor su decoración. En efecto, éstaconsiste en figuras grabadas por inci¬sión que nos permiten hacernos unaidea clara de la vida cotidiana en esa

interesantísima región donde los celtasdel este y los del oeste parece queconvivieron y desarrollaron su peculiarestilo artístico. La cerámica hallada en

Sopron nos proporciona algunos Indi¬cios sobre las costumbres y activida¬des de los europeos de la época deHallstatt, poniendo una nota de huma¬nidad en los pelados huesos de laarquelogia y en las confusas regionesde la mitología.

En estas vasijas podemos verhombres que luchan entre sí, vestidoscon los pantalones característicos delmundo bárbaro que llegaron a consti¬tuir, junto con el manto suelto, la vesti¬dura típica de los celtas del periodode La Teñe; mujeres con faldas acam¬panadas que luchan también unas conotras recurriendo al arma conocida de

todos los tiempos de tirarse de lospelos; una pareja de amantes que seseparan apesadumbrados; mujeres decabello ensortijado que hilan y tejen,vestidas con trajes en forma de A bajolos cuales pueden verse pantalonescomo los que solían llevar las inglesasde la época victoriana, y adornadascon campanillas; otras que bailan conlos brazos levantados, en ademán deéxtasis, Igual que en las primorosasfigurillas de bronce del santuario druí-dico de Neuvy-en-Sullias, en las orillasdel Loira (Francia), que datan de500 años más tarde; una mujer quetañe la lira, instrumento favorito de losceltas según los autores clásicos; otraque, vestida también con una faldaacampanada y pantalones estrechos,cabalga un caballo encorvado. Y hastapodemos admirar una escena funeral,con un féretro de cuatro ruedas.

El valor de estas vasijas de Soprones inestimable, toda vez que pertene¬cen a una época sobre la cual los es¬critos clásicos no suministran datos

suficientes para completar los descu¬brimientos arqueológicos y de la cualcon excepción de las notables mues-^tras de ropas y prendas de vestir des-r

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y cubiertas en las minas de sal deHallstatt, poco queda en cuestión detejidos para que nuestra imaginaciónpueda cubrir los esqueletos que losarqueólogos extraen de la tierra.

La civilización celta no tuvo comolímite las márgenes occidentales delmar Negro. Los celtas se diseminaronpor el Asia Menor en el año 278 antesde nuestra era. Allí establecieron lapoderosa confederación gálata queestaba formada por tres tribus delnorte de Galia: los tectosagos, lostrocmios y los tolistoboios. Estaspoblaciones conservaron su caráctertribal y su lengua céltica, y San Jeró¬nimo, en el siglo IV, comenta en susescritos la pureza de su lenguaje. TitoLivio hace referencia a las fortalezaserigidas en lo alto de las colinas

rasgo característico de la civilizacióncéltica y en recientes excavacionesse han sacado a luz por primera vezalgunas de ellas. Ciertos gálatasalcanzaron puestos de gran prestigioy poder, llegando a ser sacerdotes delos emperadores romanos en el siglo Iantes de nuestra era, dignidad para laque se requería poseer una considera¬ble fortuna personal.

Pero volvamos al punto de partida.Los romanos llamaron a los habitantesde la Bretaña armoricana y de GranBretaña los veneti, término en el quese contiene la palabra irlandesa fine,que significa tribu o familia. Otropueblo, del que sabemos muy poco,ocupó la rica región del norte delAdriático. También eran conocidoscon el nombre de veneti, pero, a juzgar

por las descripciones de los autoresclásicos, se distinguían de los celtasdel continente europeo por su lenguay por su manera de vestir. Y «de elloscontaban los poetas muchas historiasmaravillosas». Cabe preguntarse si esepueblo enigmático no eran los celtasgoidélicos, cuyo origen constituye unmisterio y de los que sólo se tienenoticia en la antigua Irlanda. Los irlan¬deses vestían túnicas y no pantalones,y hablaban una forma del celta dife¬rente del britano y del galo, aunqueemparentada con estas lenguas. Eran,además, célebres por su rico reper¬torio de cuentos y leyendas.

Las dificultades con que tropiezanquienes se esfuerzan en desentrañarlos milenarios secretos del antiguomundo céltico son enormes, pero noinsalvables. Tal vez sea un error

aferrarse al término «celtas» en lugarde considerar a los primitivos europeosen su conjunto. De todos modos, hayalgo innegable. El trabajo de colabora¬ción e intercambio de conocimientos

entre los especialistas en las diversasramas de las disciplinas pertinentes,unido a una mejor evaluación de laimportancia del material arqueológicoque la Europa oriental ofrece a nues¬tras investigaciones, puede contribuirno sólo a resolver cuestiones tales

como la de quiénes eran los celtas ocuándo y dónde se diferenciaron lasdos ramas principales de ese pueblo,sino brindarnos una comprensión másclara de nosotros mismos y de nuestramoderna comunidad europea.

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ak «fLos celtas eran admirables ^s*^^fconstructores de fortificacio / rnes, tanto si se trataba de

pequeños fuertes de tipo familiar como de ciudades. Y éstas

eran a veces muy extensas. À'-^itUna ciudad céltica como la *. **de Bibracte, en Francia, abar

caba 135 hectáreas (compá wtwaLrese con las dos hectáreas de &Ä3I*.la antigua Troya). En la página m¿ iisgi isiguiente puede verse el planoexterior de la localidad (o del »: - Ém 1«oppidum», como decían los

,

romanos) de Heuneburg, wr**&i ^^nB(Rep. Fed. de Alemania), edi

1 ,ficada en el siglo VI antes deCristo. Sus constructores planificaron la ciudad reservando 1barrios y edificios para loscomerciantes y los artesanos. JfPara protegerla, erigieron pri ' ^rmero empalizadas de madera Jry terraplenes reforzados y. S âk\Àlrr ^posteriormente, una muralla deladrillo (línea blanca gruesa a À^&'la izquierda del plano) y unaserie de torres cuadradas (a la jC^K'derecha). En la otra foto **^^B«i.puede verse una llave de M«*B" 4?bronce del siglo I a. de J.C. V ^"^procedente del oppidum de mH^-. ;¿;ATrisov, en Checoslovaquia. «Jél

'

Foto Museo Nacional, Praga, Checoslovaquia

LAS CIUDADES

QUE COMBATIÓ

JULIO CESAR

por Wolfang Dehn

WOLFGANG DEHN, historiador alemán y miembro del Instituto deArqueología de la República Federal de Alemania, perteneció al departa¬mento de prehistoria del Landesmuseum de Tréveris y dirige actualmenteel de la Universidad Philipps de Marburgo. Es miembro correspondientede los Institutos de Prehistoria de Gran Bretaña y de Italia. Ha publicadonumerosos trabajos sobre la historia de los celias en Renania.

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Dibujo tomado de Kölner-Römer Illustrierte - Historische Museen der Stadt, Colonia

CON la conquista de las Galiaspor Julio César entre los años

58 y 51 antes de nuestra era, trasuna serie de campañas que distaronmucho de ser fáciles, el ImperioRomano adquirió una de sus provinciasmás ricas y hermosas. La Galia abar¬caba entonces la Francia actual. Bél¬gica, los Paises Bajos hasta el Rin ySuiza. La habitaban los celtas, aquienes los romanos llamaban galos.Pero el territorio céltico se extendía

mucho más allá de las fronteras de la

Galia, comprendiendo incluso granparte de Europa central.

Jamás hubo un Estado celta. Las

diferentes tribus, a cuya cabeza seencontraban reyes, jefes u oligarcas,poseían una lengua común y, aunquea menudo combatían entre sí, sehallaban unidas por numerosas costum¬bres, hábitos y formas de vida coti¬diana.

En sus Comentarios a la guerra delas Galias, Julio César pone frecuen¬temente de manifiesto la ayuda consi¬derable que le prestaron los oppida oplazas fuertes de los galos. Eran estosoppida centros de aprovisionamiento,refugios para el invierno o durante laretirada de los ejércitos y, al mismo

tiempo, sitios en los que se concen¬traba la rivalidad de los grupos aborí¬genes, ya que generalmente era lasuerte de toda la tribu la que estabaen juego si los oppida o el oppidumcentral se rendían a los invasores.

De los comentarios de Julio César

se desprende claramente que losoppida constituyeron en realidad lasprimeras ciudades de las Galias; de ahíque tenga razón sobrada para emplearese término latino que significa villa,ciudad e incluso ciudad fortificada.

Los oppida no eran solamente cen¬tros administrativos, puntos donde secruzaban rutas regionales o lugaresde reunión de las tribus. Eran también

centros económicos de orgullososartesanos y comerciantes, aunque ensu mayoría sus habitantes eran «bur¬gueses campesinos», es decir agricul¬tores establecidos en un burgo porrazones de seguridad. Finalmente, lavida religiosa, con sus lugares reser¬vados al culto y con sus sacerdotes,desempeñaba una función importanteen la villa.

Según la tradición antigua, Césarconquistó_yarios centenares de ciuda¬des galas. Se trata seguramente deuna exageración, pero no es fácil

exagerar el número de los oppida.

Cuando huyendo de los germanoslos helvecios abandonaron sus tierras

(la Suiza actual), en el año 58 a. J.C,quemaron siguiendo instrucciones deCésar doce oppida, 400 aldeas y unamultitud de granjas para impedirse así mismos cualquier posibilidad deretirada. Los bitúrigos poseían, ade¬más de su capital comarcal Avaricum(hoy Bourges) de la que se dice queera la ciudad más hermosa de toda

la Galia , por lo menos otros veinteoppida. Estas cifras hablan por sí solas.

Los oppida citados por César esta¬ban casi siempre tan bien situadosque, tras el desarrollo que experimen¬taron bajo la dominación romana,sobrevivieron a los trastornos de la

Alta Edad Media, desempeñando, in¬cluso hasta nuestros días, un papel deimportancia en la historia de las ciu¬dades. Tal es el caso de París el

primitivo oppidum de los parisios,situado en una isla del Sena llamada

Lutetia Parisiorum y de otras muchasciudades como Ginebra (Genava),Orleans (Cenabum), Amiens (Samaro-briva), etc.

Otros oppida fueron abandonados o,,se desplazaron, en la época de losr

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.romanos, debido a ciertas modifica¬ciones de la vida económica o a loscambios en las vías de comunicación.

El ejemplo más conocido es el deBibracte (Mont-Beuvray, en la regiónde Morvan), centro urbano de los edua-nos, cuyos habitantes, bajo el reinadode Augusto, fueron desterrados a lavilla de Augostodunum (hoy Autun),situada al este del valle del Arroux

y que acababa de ser fundada.

De la antigua ciudad no subsistieronsino un santuario, actualmente conver¬tido en capilla, y un mercado famosoque aun seguía en actividad hace unoscuantos decenios.

Cuando los comentarios de César

coinciden con los resultados de las

investigaciones arqueológicas moder¬nas, la imagen de los oppida galossurge con mayor claridad aun.

Por ejemplo, Vesontion (hoy Besan-zón), centro urbano de la Sequania, sehallaba particularmente protegido porla naturaleza. En efecto, el río Doubsforma una especie de herradura querodea a la ciudad por tres lados, mien¬tras una alta montaña cierra el pasopor el cuarto.

Esta montaña, bordeada por unamuralla, era como una ciudadela queprotegía la ciudad baja. Quienquieraque desde lo alto de uno de los fuertesexteriores de Besanzón haya contem¬plado la ciudad a sus pies, no podrámenos que coincidir con la descrip¬ción hecha por Julio César. En el cen¬tro de la ciudad actual, dondequieraque se excave el suelo se encuentrannumerosas huellas de la presenciacelta: casas de madera, cerámica yotros utensilios domésticos.

Otro ejemplo más patente aun es elde Bibracte, ciudad antes citada, queal parecer fue la capital de los edua-nos: la villa era, con mucho, la mayor

' y más rica de los oppida de esta tribucéltica.

En aquellos tiempos el lugar debía deofrecer tantos atractivos que el propioCésar, en el último año de su perma¬nencia en las Galias, instaló allí suscuarteles de invierno, aunque la ciudad

situada sobre una colina de 800 me¬

tros de altura era constantemente

azotada por los vientos. En cambio,disponía de excelentes vías de comu¬nicación con el valle del Ródano y delSaona y con el del Loira.

Las excavaciones de Mont-Beuvrayse iniciaron en el siglo XIX. Esta loca¬lidad se extiende apenas sobre unas100 hectáreas de terreno ondulado.

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EL FUERTE

DEL ACANTILADO

A la izquierda, el colosal fuerte depiedra de Dun Aengus, en la islade Inishmore (Irlanda), que selevanta al borde de un acantilado de

100 metros de altura cortado a pico.Inexpugnable para cualquier invasiónpor mar, tres murallas circularesde piedra lo protegían de los ataquespor tierra. Para contener a susenemigos, los celtas de Dun Aenguscubrían de piedras puntiagudas elespacio comprendido entre lamuralla defensiva exterior (unaparte de la cual aparece en elextremo inferior izquierdo de lafoto) y la muralla intermedia. Esosobstáculos aparecen en la fotografíacomo un tapiz de minúsculospuntos. La espectacular fortalezade Dun Aengus abarcaba dentro desus murallas una superficie de cuatrohectáreas, aproximadamente.

Según la costumbre celta, estabarodeada por una fuerte muralla demadera y piedras con un profundofoso delante.

Se tenía acceso a la ciudad porvarias puertas unidas entre sí porcalles bordeadas de casas. Los barrios

eran distintos unos de otros; por ejem¬plo, en una calle había exclusivamentechozas sencillas y talleres en loscuales los artesanos ejercían su oficiode fundidores de bronce, herreros,esmaltadores, etc.

Pero existían también casas de

mayores dimensiones y más espacia¬das entre sí, en las que se entrevé lainfluencia de la arquitectura mediterrá¬nea y que recuerdan las ciudadeshelénico-romanas. Este barrio debía

de estar reservado a la nobleza: allí

habitaban los équités o caballeros. Enlas partes altas de la villa y en susalrededores había mercados cubiertos

y otras construcciones destinadas pro¬bablemente al comercio.

Según los arqueólogos, es posibleque otros grupos de edificios estuvie¬ran destinados a la administración de

la villa o de la tribu. Parece tratarse

de una especie de foro. La presenciade un peristilo que data de la épocaromana inclina a pensar que, inicial-mente, había allí un santuario celta.

Tras el abandono de la ciudad bajo elreinado de Augusto, el santuario y elmercado preservaron las tradicionesde Bibracte, que se han mantenidohasta nuestros días.

una imagen impresionante, aunqueincompleta, del oppidum. Las ruinasdescubiertas pertenecen sólo a laúltima época de la ciudad, es decir alperiodo comprendido entre el fin de lascampañas de Julio César y la reorga¬nización de las Galias llevada a cabo

por el gobierno de Augusto en los pri¬meros años de la era cristiana. ¿Fueaquél un periodo floreciente o brillaronen él los últimos destellos de una

civilización que tocaba a su fin?

En cuanto a Avaricum (Bourges),Julio César cuenta que su oppidumestaba rodeado de terrenos pantano¬sos. Para reforzar esta protección natu¬ral, se había erigido un muroconstruido al modo galo, al que Césarllama «murus gallicus». Se trata deuna serie de estratos formados porvigas horizontales cruzadas, separadospor capas de piedras unidas sin mor¬tero, y con una fachada de piedrasapoyadas contra un terraplén interior.Este tipo de muro galo se ha encon¬trado en numerosas localidades de

origen céltico, desde la Bretaña armo-ricana hasta Baviera. Pero en Bourgeslas fortificaciones romanas y medieva¬les que se edificaron posteriormentehicieron desaparecer toda huella delas construcciones celtas.

La situación se presenta mejor enAlesia, ciudad famosa por la batallafinal entre César y Vercingetórix. Enella han aparecido construcciones quedatan de la época del cerco romanoy el muro galo del oppidum, así como i

Las excavaciones nos han restituido abundantes restos de la ciudad romana

UNA PIEZA

ENIGMÁTICA

A la derecha, disco de bronce de

los celtas cuyos orígenes y finalidadsiguen constituyendo un misterio.En Irlanda se han encontrado objetossimilares. Numerosos especialistashan interpretado el dibujo comouna representación estilizada ygrotesca de un rostro con los ojossaltones y la boca abierta.Se supone que esta pieza, que seconserva en el Museo Británico,

data de los siglos I o II de nuestra era.

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k de Alesia con sus templos, sus talleres

y sus viviendas. La ciudad romana sefue superponiendo sin más a la aglo¬meración celta anterior, de la que

apenas ha quedado nada.

Utilizando una fórmula tan breve

como exacta, César describe como

sigue la ubicación de Alesia: «Laciudad se halla situada en lo alto de

una abrupta montaña a cuyos piescorren por uno y otro lado dos ríos.Situadas a cierta distancia, una serie

de colinas rodean la ciudad, a la misma

altura que ésta.»

El mundo celta va mucho más allá

de las fronteras de la Galia de César.

En su expedición a las ciudades britá¬nicas, el mismo conquistador romanose encontró con tribus celtas cuyos

oppida se asemejaban a los delcontinente.

Aun así, César observó algunas dife¬rencias. Ciertas localidades, que mástarde se convirtieron en ciudades

romanas como Camulodunum (hoyColchester) y Verulamium (actual¬mente Saint Albans), no presentan en

sus vestigios de construcciones prerro¬manas los rasgos urbanos que carac¬terizan a casi todas las construcciones

de las Galias.

Al este del Rin hasta Carintia, a lo

largo del Danubio hasta Budapest y enBohemia y Moravia se han descubiertogran número de localidades fortifica¬das de la última época céltica. Tantopor su situación como por sus dimen¬siones y por su sistema de murallasdefensivas, esas localidades son simi¬lares a las que César pudo ver en lasGalias.

Desde hace unos quince años es

bien conocido el oppidum de Manching,cerca de Ingolstadt, en Baviera. Setrata probablemente de la capital delos celtas vindélicos, abandonada hacia

el año 15 antes de nuestra era, cuandolas legiones romanas se abrían pasoa través de los Alpes durante la cam¬paña que justamente se llama «de losAlpes».

La administración romana eligiócomo centro administrativo otra loca¬

lidad: Augusta Vindelicum (hoy Augs-burgo). Los romanos ignoraban hastael nombre del oppidum que hemosdescubierto en esta ciudad; y losmismos constructores de un edificio

fortificado erigido dentro del oppidumcelta lo ignoraban también, hasta el-punto de que llamaron a su edificio

Vallatum, es decir «lugar vallado»,aludiendo a los restos de los muros

del oppidum.

La situación de Manching es sobre¬manera típica: su semejanza es grandecon Avaricum. El oppidum se hallabasituado al sur del Danubio, cerca de lacalzada que seguía el curso del río enmedio de una red de pequeños ríos

y arroyos protectores. Pero la verda¬dera protección ía ofrecía un murocircular rodeado de un foso exterior.

La superficie así circunscrita - de360 hectáreas.

Cuatro puertas daban acceso aloppidum; por dos de ellas pasaba através de la aglomeración la calzadadel Danubio. Otra daba al río, queseguramente se utilizaba ya como víanavegable. Por último, la cuarta dabaacceso a un camino que conducía alos cercanos yacimientos de hierro,base de floreciente comercio.

Se observan por lo menos dos yquizás tres periodos de construcción,lo que quiere decir que el oppidumtuvo una historia agitada antes dequedar definitivamente abandonado enel siglo II antes de Cristo. Las puertasque presentan la forma característica

de «puertas en zigzag» y que ser¬vían de trampa para atrapar a losposibles asaltantes son, como los

muros de construcción, típicamentecélticas: madera y piedras. La cons¬trucción del muro más antiguo es lamisma que la del «muro galo» descritopor César.

A juzgar por las excavaciones yarealizadas, la superficie intra muros nose hallaba enteramente cubierta de

viviendas; aun quedaba bastante espa¬cio para que, en momentos difíciles, los

habitantes de los alrededores pudieranrefugiarse en el oppidum, con susenseres y, sobre todo, su ganado. Enlos barrios habitados, las calles eranparalelas. Existían fincas relativamentegrandes, separadas por empalizadas.Al parecer la ocupación principal delos habitantes era la agricultura. Otrosedificios pertenecían a artesanos,herreros, carpinteros, talabarteros,vidrieros, etc. Es posible que esosartesanos formaran corporaciones quese concentraban en determinados

barrios o calles.

Hasta ahora no se ha podido des¬cubrir los talleres que producían losobjetos de alfarería típicos de Man¬ching; quizá se hallaban extra muros.Los vestigios de un espacio libre enel centro del oppidum indican que talvez existía allí una especie de foroo, según otros, un lugar de culto.

Si comparamos la organización inte¬rior del oppidum de Manching con elde~ Bibracte, las diferencias saltan ala vista. Pero en ambos casos es

manifiesta la voluntad de organizarordenadamente la superficie cerrada,dividiéndola en barrios perfectamentedelimitados.

Esta planificación del espacio debíade ser general en buen número degrandes oppida, tanto en las Galias

como en las otras regiones célticas.Prueba de ello son las excavaciones

de Hrázany, en Bohemia, y de Staré

Hradisko, en Moravia, que han puestode manifiesto una estructura intra

muros semejante a la de Manching.

En la región habitada por los celtasdurante los siglos II y I antes denuestra era, la civilización urbana pri¬mitiva muestra una unidad sorpren¬dente. Los contactos establecidos con

las civilizaciones contemporáneas sus¬citaron e' desarrollo de la artesanía ydel comercio, favorecieron la adopciónde nuevas técnicas y elevaron la eco¬nomía agraria primitiva a una primerafase de economía monetaria con la

acuñación de monedas. Transforma¬

ciones todas éstas que guardan estre¬cha relación con las modificaciones

introducidas en el habitat urbano.

¿Existieron contactos con el medio¬día de lo que hoy es Francia? ¿O bienhubo una influencia de tribus celtas

establecidas en el norte de Italia? La

cuestión está aun por dilucidar.Pero nadie duda ya de que, en una uotra forma, la creación de los oppidacélticos fue influida por el mundo hele¬nístico y por el romano.

De todos modos, el destino de esos

oppida célticos, en la inmensa regióndonde vivieron los celtas durante el

último periodo de su historia, es muydiferente según el lugar y la época.En la Galia romana fueron muchos los

oppida abandonados, debido a que susituación geográfica no correspondíaya a las nuevas condiciones de vida.Otros subsistieron durante la épocaromana y la Edad Media hasta nues¬tros días. Es el caso, como ya hemosdicho, de París, pero también de Bour¬ges, Besanzón, Amiens, Basilea yotras ciudades actuales.

A menudo el nombre moderno de

una ciudad recuerda el de la tribu galaprimitiva. Así, de los bitúrigos vieneBourges, de los longones Langres, delos mediomatricios Metz, de los ambia-nos Amiens, etc.

Por lo que atañe a los oppida de lasregiones al este del Rin, han desapare¬cido todos. No se conoce una sola

muestra que haya sobrevivido a láépoca romana y a la Edad Media. Alparecer, en esas regiones la civiliza¬ción urbana fue menos vigorosa queen la Galia de César.

Wolfgang Dehn

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Los lectores nos escriben

EL MICROBIO EN LA ESCUELA

Ha sido para mí una agradable sor¬presa leer el número de julio de 1975titulado «Al microbio, la ciencia agra¬decida». Permítanme felicitarles. Es real¬

mente estimulante comprobar cómo losmás distinguidos microbiólogos han sidocapaces de explicar, con tanta claridady sencillez, cuestiones tan complicadas,poniendo de ese modo sus conocimien¬tos al alcance del público en general.

Por otra parte, los dibujos de la his¬torieta ¡lustrada «Don Microbio y sufamilia numerosa», que agradan a chi¬cos y grandes, permiten una compren¬sión sumamente clara de los temas

expuestos. Los niños la han leído congran interés, y puedo dar fe de elloya que me encuentro constantementerodeado de treinta y cinco alumnos.

I. Gobalou

Conde, Ravine de CabrisIsla- de la Reunión

SUBDESARROLLO Y

CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO

He leído con sumo interés El Correo

de julio-agosto de 1974, titulado «Elhombre o el hambre».

En mi opinión, si los gobiernos delos paises subdesarrollados y en víasde desarrollo tomaran medidas encami¬

nadas a mejorar las condiciones socio¬económicas, eliminando el analfabetismoy las atrasadas formas de producción,incorporando a la mujer a las activi¬dades de la sociedad, elevando el nivelcultural, etc., la propia familia planifi¬caría su crecimiento, el número de sus

integrantes, su política demográfica.Por ejemplo, los cubanos considera¬

mos que los problemas del subdesarrollono se derivan del crecimiento demográ¬fico y, por tal motivo, nosotros, elpueblo estudiante y trabajador, nosesforzamos por producir cambios estruc¬turales que impulsen el desarrollo parasalir del atraso en que hemos vividopor más de cien años. Cuba no aplicani propaga política demográfica contesis antinatalistas. Al contrario, desde

el arribo del proletariado al poder, unade las primeras medidas fue reducir elíndice de mortalidad mejorando lascondiciones de vida.

Y cuando hablo de tomar medidas en

los países subdesarrollados y en víasde desarrollo, hago referencia al her¬mano continente africano. Aplaudo ental sentido el artículo de la profesoraMaaze Bekele, a la cual felicito calu¬rosamente por sus planteamientos tanclaros y justos.

Profesor Daniel S. Santana

La Habana, Cuba

LAS IDEAS DE LAS CASAS, HOY

He leído los dos artículos sobre Bar¬

tolomé de las Casas (El Correo de laUnesco de junio de 1975) con sumointerés, ya que gran parte de lo queel gran dominico español sostuvo ytrató de hacer es aplicable a nuestraépoca, particularmente en lo concer¬niente a la libertad y al derecho a ladignidad humana, y no sólo en Amé¬rica Latina.

Con la difusión de los medios moder¬

nos de comunicación y de transporte

se ha elevado rápidamente el nivel deconciencia incluso en las regiones másremotas y pobres. La segunda etapaconsistiría en el análisis de las necesi¬

dades y aspiraciones reales de lospueblos, seguido de una acción eficazpara satisfacerlas. Pero pueden no exis¬tir los medios necesarios para ello ono existir aparentemente. Y es posibleque algunas autoridades se nieguen aaceptar esta mayor participación de lasmasas, considerándola como una ame¬naza para su propia posición.

De ahí que resulte alentador el hechode que las propias Naciones Unidas,como organización plurigubernamental,hayan venido sosteniendo enérgicamentelas ventajas de la planificación social, esdecir de un sistema que tenga en cuentalas necesidades reales de los pueblosy haga uso debido de los recursos dis¬ponibles. Estos conceptos están admi¬rablemente expuestos en el «enfoqueunificado» del Instituto de Investiga¬ciones sobre el Desarrollo, de lasNaciones Unidas.

Las declaraciones de la Unesco, así

como las de la Organización Mundialde la Salud, se basan en una documen¬tación veraz en lo que respecta a laimportancia del personal médico, de suformación y de los servicios de higienerural. Lo mismo puede decirse de losestudios realizados por la OrganizaciónInternacional del Trabajo con miras alAño Mundial del Empleo en 1976.

Pero esas declaraciones, por sí solas,nada pueden lograr. Es preciso que elgobierno de cada país, respaldado opresionado según el caso por supueblo, adopte todas las medidas nece¬sarias para alcanzar mejores niveles devida, por no hablar de los ideales deLas Casas.

J. Alderson

Londres

AFICIONADOS A LA CIENCIA

EN EL MUNDO ENTERO

Prácticamente en todos los paisesexisten aficionados a la ciencia, ya setrate de individuos o de grupos, queestudian el mundo en que vivimos sim¬plemente por el placer que ello lesproporciona. Algunos estudian los insec¬tos, las plantas, las aves y los animales.Otros exploran la historia geológica desu propio medio ambiente. Hay tambiénastrónomos aficionados, como nosotros,

a quienes nos place observar el firma¬mento.

Creo que El Correo podría publicarun número muy interesante utilizandolos trabajos de las personas y gruposque estudian la naturaleza por puraafición y que, pese a este carácter gra¬tuito, han hecho contribuciones impor¬tantes al desarrollo del conocimiento

científico.

Pienso, por ejemplo, en ese jovenjaponés que, gracias a un telescopioinstalado en el techo de su casa, des¬

cubrió hace algunos años un cometa. Oen el inglés Patrick Moore, que realizaun programa regular de televisión titu¬lado «El firmamento por la noche». O enla recién fundada Federación de Socie¬

dades Astronómicas del Reino Unido,

y en los centenares de personas que,con los auspicios de la British MeteorSociety, contribuyen regularmente allevar la cuenta de los meteoros. Aquí

los aficionados están observando tam¬

bién los aerolitos mediante aparatos

fotografieos provistos de un objetivogran angular, aunque este trabajo lorealizan ya profesionales de la Repú¬blica Federal de Alemania y de losEstados Unidos.

Y esto solamente en lo que respectaa la astronomía. Imaginen ustedes todolo que se está haciendo en el campode otras ciencias, como la geología, labiología, la ecología, la botánica, laentomología, etc.

Cyril D. BlountSecretario de la Sociedad Astronómica

de Norwich, Reino Unido

CUANDO LOS IRLANDESES

COMENZARON A COMER ALGAS

En la portada de atrás de El Correode mayo de 1975 se publica, con eltítulo de «Algas en la sopa», la foto¬grafía de una muchacha japonesa quese dispone a comer un bocado de«wakame».

A diferencia de los japoneses queconsideran que las algas constituyenun alimento exquisito los irlandesesse vieron obligados a consumirlascuando ya casi no les quedaba otracosa que comer durante el hambre te¬rrible que azotó a Irlanda en el siglopasado y la grave miseria que sobre¬vino después.

Este plato «exquisito» se consumetodavía en la costa sudoccidental de

Irlanda. Está por demás decir que ya noconstituye un producto básico de laalimentación, puesto que la mayor partede las algas que se recogen va a parara las fábricas de yodo.

J.-P.

París

LOS GITANOS

O ABEL FRENTE A CAIN

Estoy en profundo desacuerdo conalgunas de las opiniones que, acerca delos gitanos, se expresan en El Correode la Unesco de noviembre de 1974.

Para mi es muy de admirar que esepueblo haya logrado preservar su iden¬tidad cultural, su nomadismo y su inde¬pendencia a lo largo de veinte siglosde contacto con el sedentarismo occi¬

dental. A mi juicio, los gitanos son elsímbolo de la libertad y de Abel frenteal Cain que somos nosotros. ¿Por quéesa obstinación en querer matar a Abelobligándole a llevar una vida sedentariay alfabetizándole?

Admito que el hecho de no saber leerconstituye una rémora. Pero, en fin decuentas, los gitanos se las arreglanbastante bien para vivir sin necesidadde ello, realizando al mismo tiempo laproeza de preservar sus tradiciones enun mundo que les es fundamentalmenteextraño y más o menos hostil.

Está bien que se les ayude para queaprendan la lectura y la aritmética, perono más. Y, sobre todo, que no se lesconvierta en sedentarios. Sepamos res¬

petar y preservar una libertad, unaculture y unas tradiciones que, por aje¬nas y a menudo inaccesibles que pue¬dan parecemos', no dejan de formarparte del patrimonio de la humanidad.

Dr. Rémi Durand

Compiègne, Francia

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LIBROS RECIBIDOS

Macanaz, otro paciente de laInquisiciónpor Carmen Martin GaiteTaurus Ediciones, Madrid, 1975

El modernismo

Col. El escritor y la criticaEdición de Lily LitvakTaurus Ediciones, Madrid, 1975

El teatro de los niños

por Giuseppe BertolucciFontanella, Barcelona, 1975

Economía política de la UnidadPopular (Chile)Dos volúmenes

Presentación de M. A. Garretón

Fontanella, Barcelona. 1975

Educación sexual del deficiente

mental. Guia para padres, maestrosy profesionalespor H. L. Fischer y otrosFontanella, Barcelona, 1975

Dentro de los cuatro mares.

Diálogo entre Oriente y Occidentepor Joseph NeedhamSiglo XXI de España Editores.Madrid, 1975

El manifiesto de la educación

por Gérard Mendel y Christian VogtSiglo XXI de España, Madrid, 1975

El animismo y el pensamientoinfantil

por Juan A. DelvalSiglo XXI de España, Madrid, 1975

Marx, Engels y la Revolución de1848

por Fernando ClaudinSiglo XXI de España, Madrid, 1975

La escritura en libertad

Antología de poesía experimentalSelección, prólogo y notas deFernando Millán y Jesús GarcíaSánchez

Alianza Editorial, Madrid, 1975

Intangibles S.A.por Brian W. AldissAlianza Editorial, Madrid, 1975

Los orígenes del psicoanálisispor Sigmund FreudAlianza Editorial, Madrid, 1975

Diez siglos de poesía castellanaSelección e introducción

de Vicente Gaos

Alianza Editorial, Madrid, 1975

Escritos críticos

por James JoyceAlianza Editorial, Madrid. 1975

Los anarquistas. I. La teoríaSelección y prólogo de I. L. HorowitzAlianza Editorial, Madrid, 1975

Breve historia de la químicapor Isaac AsimovAlianza Editorial, Madrid, 1975

Los orígenes de la vidapor L. E. OrgelAlianza Editorial, Madrid, 1975

Razón de ser

por Juan LarreaEdiciones Júcar, Madrid, 1975

La novela en Españapor Manuel Gómez-MorenoEdiciones Júcar. Madrid, 1975

Heterodoxos y prerrománticospor José Luis CanoEdiciones Júcar, Madrid, 1975

Don Felipepor Jean ThiercelinPrólogo de Julio CortázarEdiciones Júcar, Madrid, 1975

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Trigésimo aniversariode las Naciones Unidas

Con ocasión del 30° aniversario de las

Naciones Unidas, el señor Amadou-Mah-tar M'Bow, Director General de la Unesco,ha dirigido al señor Kurt Waldheim, Se¬cretario General, el siguiente mensaje:

« Nacidas del deseo de "preservar a lasgeneraciones futuras del azote de la guerraque, dos veces en el lapso de una vidahumana, ha causado indecibles sufrimien¬tos', las Naciones Unidas continúan ba¬sando desde hace tres decenios su fuerza

en una inquebrantable fe en el hombre...Hace treinta años estábamos aun en los

comienzos del poderoso movimiento de in-dependización de los pueblos colonizados.Nadie podía imaginar tampoco que la largamarcha de la humanidad hacia la dignidady la justicia llevaría a las naciones a poneren entredicho, como lo están haciendoactualmente, las relaciones tradicionalesentre Estados en las esferas económica,

social y cultural... Hoy sabemos que, paraayudar a los pueblos menesterosos a for¬jar por sí mismos los intrumentos de supropio desarrollo y para establecer rela¬ciones auténticamente equitativas entrenaciones soberanas, la comunidad interna¬cional ha de buscar ni más ni menos queun nuevo equilibrio global de los recursosy del potencial intelectual y material de lahumanidad. En un momento en que elsistema de las Naciones Unidas, deseoso

de responder a las expectativas del mundo,está considerando la adopción de medidasinnovadoras para incrementar su eficaciay su cohesión, la Unesco se esforzarácada vez más en aportar a la Organizaciónmadre una ayuda firme, inspirada única¬mente en el deseo de contribuir del mejormodo posible a la común labor».

Un mundo para todos

La magnifica colección de fotografías dela « Photokina > de Colonia, reunida bajo eltitulo de « Un mundo para todos », se expo¬ne al público en la Casa de la Unesco, deParis, del 12 al 19 de este mes de diciem¬bre.

Organizada en colaboración con la Comi¬sión de la República Federal de Alemaniapara la Unesco, la exposición comprendeun centenar de fotografías en blanco ynegro, seleccionadas entre más de 10.000provenientes de todos los paises.

« Un mundo para todos » tuvo un éxitoresonante cuando se expuso por primeravez en Colonia en 1974.

Ayuda para salvara Mohenjo Daro

La República Federal de Alemania acabade hacer un donativo de 375.000 dólares

con destino a la campaña de la Unescopara salvar a Mohenjo Daro, la antiquísimaciudad (unos 5.000 años de antigüedad)que fue el centro principal de la civiliza¬ción del valle del Indo, en Paquistán. Losimportantes vestigios arqueológicos deMohenjo Daro se ven amenazados de des¬trucción total debido a la corrosión provo-

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cada por las sales y a las inundaciones delrio Indo. Paquistán y la Unesco están rea¬lizando una serie de trabajos preparatorioscon vistas a la preservación del lugar. Elobjetivo de la Organización es reunir lasuma de 15 millones de dólares.

Redescubrimiento

de Cartago. Una nueva película de televisión de la

Unesco, « Cartago redescubtérto », mues¬tra como la campaña arqueológica interna¬cional realizada con los auspicios de laOrganización está sacando a la luz del diala antigua ciudad de Cartago, hoy enterradaen el subsuelo de un suburbio residencial

de Túnez. El filme, en color y 16 mm, hasido producido con la colaboración delInstituto Nacional Tunecino de Arqueolo¬gía y Arte y existe en versión inglesa, fran¬cesa, rusa y árabe.

Las

Naciones

Unidas

y la paz

La Administración Postal de las Naciones

Unidas emitió el 21 de noviembre pasadoun sello de correos conmemorativo de las

operaciones de las Naciones Unidas parael mantenimiento de la paz. El sello, cuyodibujo representa una rosa silvestre quebrota de un tallo formado por alambres depúas, rinde homenaje a los esfuerzos queen numerosas ocasiones ha desplegado laOrganización mundial para que cesaranciertos conflictos armados o para que seencontrara una solución a las controversias

políticas entre los Estados, mediante elenvío de observadores militares o de

fuerzas de mantenimiento de la paz a di¬versas regiones del mundo.

En comprimidos...

La malnutrición sigue constituyendo lacausa principal de la mortalidad infantilen los paises pobres del mundo, dondedel 25 al 30 % de los niños mueren antesde los cuatro años de edad.

En los Estados Unidos se está cultivando

una bacteria especial que asimila cualquiertipo de aceite y gracias a la cual podráneliminarse las manchas de petróleo queflotan sobre las aguas.

Nigeria cuenta con 87 clubes juvenilesde la Unesco y Bangladesh tiene más de40 que van a formar una federación na¬cional.

M Según « World Communications » unestudio de la Unesco sobre los mediosmodernos de comunicación en 200 paísesdiecisiete países asiáticos producen actual¬mente más de la mitad de las películas delargo metraje del mundo entero, cuyo totales de 4.000 aproximadamente.

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Page 51: Diciembre 1975 (año XXVIII) Precio : 2.80 francos francesesunesdoc.unesco.org/images/0007/000748/074849so.pdf · Esta escultura de piedra, descubierta cerca de Praga, en Checoslovaquia,

INDICE DE «EL CORREO DE LA UNESCO» DE 1975

Enero

LOS ESQUIMALES. Un pueblo que no quiere desaparecer (Debate sobre los dere¬chos humanos en el Ártico). De los hielos polares a la gran ciudad (A. Stevenson).Una cultura que no debe morir (J. Malaurie). «Yo nací hace mil años» (D. George).Gentes de Payne Bay. En la tundra soviética (V.l. Vasiliev). A propósito de Israel

(A.M. M'Bow). Tesoros del arte mundial: La reina Nefertiti (Egipto).

Febrero

DE MINERALES Y CASAS, DE HOMBRES Y PALABRAS. Arquitectura sin arquitec¬tos (W. Totchtermann). Amadou Mahtar M'Bow (P. Kalfon). Suplemento especialsobre la Unesco: 1. ¿Una era de solidaridad o una era de barbarie? 2. Nuevollamamiento a la tolerancia y a la comprensión (A.M. M'Bow). Los ocultos recursos

minerales de nuestro planeta (K.l. Lukashev). El museo de Niamey, espejo de todoun pais (P. Toucet). Sobre la traducción (O. Paz). Tesoros del arte mundial: La

dama de Cnosos (Grecia).

Marzo

AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER. La mujer en el mundo (H.L. Sipila). Hacia laemancipación de la mujer. A trabajo igual, salario igual. Estudian pero aun sonpocas. Las mujeres y el analfabetismo. Las mujeres y la escolarización. Las muje¬res en la Universidad. «Para nosotras, africanas, la igualdad no basta» (T. Awori).Impresiones de una joven birmana (J.M. Than). El machismo en América Latina

(H. San Martin). Tesoros del arte mundial: Imagen de la liberación (Egipto).

Abril

EL SAHEL. Un drama africano: los condenados del desierto (H. Brabyn). Sequía y

éxodo: 1. Un pueblo privado de su medio secular; 2. El tuareg y su rebaño en

lucha a muerte contra la sequía; 3. Los nómadas, una población al margen de la

economía moderna; 4. Llegaron veinte mil, pero ¿cuántos emprendieron el ca¬

mino? 5. ¿Un éxodo sin esperanza de retorno? (J. Bugnicourt y un equipo de

19 colaboradores). Tesoros del arte mundial: La diosa del agua (México1

MayoiHAMBRE! Para que reine la justicia en materia de alimentos (M. Ganzin). Elhambre en el mundo ¿tiene solución la crisis? (S.A. Marei). Hombres de cinco

continentes hablan. ¿Crisis o escándalo? (R. Dumont). Los campesinos pintores deBali (páginas en color). Las terribles secuelas de la malnutrición (C. Gopalan). En elnoreste del Brasil una experiencia prometedora de lucha contra el hambre

(N. Chaves). Salvar a los niños del mundo (W. Tracy). Tesoros del arte mundial: La

mujer reencarnada (Zaire).

Junio

BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Y LOS DERECHOS DEL INDIO. La larga e infatigable

lucha del «apóstol de los indios» (A. Losada). Libertad y derecho de ser hombre,

pilares del pensamiento lascasiano (J.A. Maravall). Arte y vida cotidiana en Ocea¬

nia (R.S. Duff). La expresión gráfica moderna en Nueva Guinea. La enseñanzasuperior: hacer que la vida entre en la universidad (D Najman). Una orquesta de laEdad de Piedra (S.N. Bibikov). Tesoros del arte universal: La reina de las manos

juntas (Irán).

Julio

AL MICROBIO, LA CIENCIA AGRADECIDA. El nuevo mundo de la microbiología (E.LWollman). Don Microbio y su familia numerosa (Historieta ¡lustrada de J.M. Clé¬ment y S. Assia). Los microbios, arma eficaz contra las enfermedades microbianas(O.V. Baroyan). Los laboriosos microbios (K. Arima). En la base misma de la natura¬

leza un ejemplo de coexistencia pacifica (J.R. Porter). Nuestros antepasados los

microbios (J.W.M. La Rivière). Invisibles basureros y metalúrgicos (A. Sasson). LaUnesco contribuye al desarrollo mundial de la microbiología aplicada (E.J. DaSilvay F. Fernandes). Carta a un microbiólogo en cierne (CG. Héden). Tesoros del artemundial: Bailarina en danza ritual (República de Corea).

Agosto-septiembreHACIA LA LIBERACIÓN DE LA MUJER. Cinco campesinas africanas hablan

(C. Fonseca). Cuando la japonesa enarbola la cuchara de la rebeldía (M. Inukai).Cruzada de las japonesas contra la contaminación (M. Yayori). Cuba: la otra revo¬lución (J.E. Adoum). La imagen de la mujer en el Islam actual (A. Djebar). Delabolicionismo al Women's Lib (I. Kapp). Una empresa condenada a pagar

65 millones de dólares por discriminar a sus empleadas (L. Payer). Las pintoras

aldeanas de Mithila (páginas en color). Una encuesta de la Unesco sobre lacondición femenina en cinco paises (A. Brock). Lo que espera a las niñas: un

destino de subdesarrolladas (E.G. Belotti). Los libros escolares perpetúan clichés y

prejuicios antifeministas (R. Miot). El ama de casa, esa sierva olvidada(K.O. Haarr). El «amo de casa», ese desconocido (E.R. Braaten). ¿Masculino, feme¬nino o neutro' (A.l. Belkin). La situación de la mujer en doce paises socialistas. Las

Organizaciones femeninas No Gubernamentales (J.H. Chaton). La Primera Confe¬

rencia Mundial de la Mujer (M.P. Herzog). Tesoros del arte mundial: Aban, la damade las espigas (Rep. Dem. del Yemen).

Octubre

«STRESS». La enfermedad de la civilización (I. Jorol). La música y el éxtasis

(A. Danielou). La agonía de las selvas tropicales (P.W. Richards). Bulgaria forja unporvenir para su pasado (M. Stancheva). Tesoros del arte mundial: Dama de alto

linaje (Japón).

Noviembre

30 AÑOS DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. (Reunión conmemora¬

tiva del Consejo Ejecutivo de la Unesco). Las Naciones Unidas cumplen 30 años

(K. Herndl). La pesadilla nuclear: 1. ¿Un suicidio colectivo so capa de seguridad?2. A 50.000 Hiroshimas equivale la potencia destructiva de las llamadas armas

nucleares «tácticas»; 3. Pese a los esfuerzos desplegados hasta ahora, casi todo

está aun por hacer si se quiere poner coto a la pavorosa carrera armamentista;4. Un solo submarino puede destruir todo un país. 5. Por trágica paradoja, el

átomo pacífico abre el camino a la proliferación de las armas nucleares (SIPRI).

Desde el otro lado de la tumba dos japoneses testimonian (Cartas de Hiroshima y

Nagasaki). Tesoros del arte mundial: Mujer leyendo (Países Bajos).

Diciembre

LOS CELTAS (P.M. Duval). Redescubrimiento de los celtas (A. Ross). La mujerentre los celtas (J. Markale). El arte céltico (páginas en color). Los celtas y la

creación artística (R. Joffroy). Las ciudades fortificadas (W. Dehn). Los celtas en laEuropa oriental Tesoros del arte mundial: Bailarina etrusca (Italia).

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das las librerías o directamente al agente general de

ésta Los nombres de los agentes que no figuren en esta

lista se comunicarán al que los pida por escrito. Los

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München 71 (Prinz Ludwigshohe). Para « UNESCO KU¬

RIER » (edición alemana) únicamente Vertrieb Bahren¬

felder Chaussee 160, Hamburg-Bahrenfeld, C C.P.

276650. BOLIVIA. Los Amigos del Libro, Casilla pos¬

tal 4415, La Paz; Casilla postal 450, Cochabamba.

BRASIL. Fundaçao Getúho Vargas, Serviço de Publica-

çoes, caixa postal 21120, Praia de Botafogo 188, Rio de

Janeiro, GB COLOMBIA. Librería Buchholz Galería,

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56, Bogotá, Distnlibros Ltda , Pío Alfonso Garcá, carrera

4a, Nos 36-119 y 36-125, Cartagena, J. Germán Rodrí¬

guez N calle 17, Nos. 6-59, apartado nacional 83, Gi-

rardot, Cundinamarca, Editorial Losada, calle 18 A Nos

7-37, apartado aereo 5829, apartado nacional 931, Bogo¬

tá, y sucursales Edificio La Ceiba, Oficina 804, Medellín;

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Trejos S.A. Apartado 1313, San José CUBA. Insti¬

tuto Cubano del Libro, Centro de Importación, Obispo

461, La Habana. CHILE. Editorial Universitaria SA.,

casilla 10 220, Santiago. REPÚBLICA DOMINI¬

CANA. Librería Dominicana, calle Mercedes 45-47-49,

apartado de correos 656, Santo Domingo ECUA¬

DOR. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del

Guayas, Pedro Moncayo y 9 de Octubre, casilla de correo

3542, Guayaquil EL SALVADOR. Librería Cultural

Salvadoreña, S A , Calle Delgado No 117, San Salvador.

ESPAÑA. Ediciones Iberoamericanas, SA., calle de

Oñate 15, Madrid 20, Distribución de Publicaciones del

Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Vitrubio

16, Madrid 6; Librería del Consejo Superior de Investiga¬

ciones Científicas, Egipcíacas 15, Barcelona; Ediciones

Líber, apartado 17, Ondárroa (Vizcaya). ESTADOS

UNIDOS DE AMERICA. Umpub, a Xerox Education

Company, P O Box 433, Murray Hill Station, Nueva York

N Y 10016. FILIPINAS. The Modern Book Co , 926

Rizal Avenue, P O Box 632, Manila D-404

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(CCP. París 12 598-48) GUATEMALA. Comisión

Nacional de la Unesco, 6a caite 9 27, Zona 1, apartado

postal 244, Guatemala JAMAICA. Sangster's Book

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MARRUECOS. Librairie « Aux Belles Images », 281,

avenue Mohammed-V, Rabat. « El Correo de la Unesco »

para el personal docente* Comisión Marroquí para la

Unesco, 20, Zenkat Mourabitme, Rabat (CCP. 324-45).

MEXICO. CILA (Centro Interamencano de Libros

Académicos), Sullivan 31-bis, México 4 D F. MO¬

ZAMBIQUE. Salema & Carvalho Ltda , caixa postal 192,

Beira PERU. Editorial Losada Peruana, apartado 472,

Lima PORTUGAL. Días & Andrade Ltda., Livraria

Portugal, rua do Carmo 70, Lisboa. REINO UNIDO.

H M Stationary Office, P O Box 569, Londres S.E. 1.

URUGUAY. Editorial Losada Uruguaya S.A. Librería

Losada, Maldonado 1092, Montevideo. VENEZUELA.

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Page 52: Diciembre 1975 (año XXVIII) Precio : 2.80 francos francesesunesdoc.unesco.org/images/0007/000748/074849so.pdf · Esta escultura de piedra, descubierta cerca de Praga, en Checoslovaquia,

rv*-

ARTE CÉLTICOEsta cabeza de ave de presa, que adorna un asa debronce, es obra de un artista del periodo de La Tène,civilización céltica que floreció en Europa durante loscuatro últimos siglos antes de nuestra era. Este admi¬rable ejemplo del arte céltico, descubierto en Che¬coslovaquia, se conserva en el Museo Moravo de Brno,en dicho país. Los celtas destacaron sobre todo en el

trabajo de los metales oro, bronce, plata , creandocon ellos las formas más originales y refinadas de suarte, tan diferente de las otras artes de la Antigüedad(véase el articulo de la pagina 32).

Foto ! Erich Lessing - Magnum, Paris