Diciembre 2015 - Quinta de Bolívar · La Casa Museo Quinta de Bolívar de hoy recrea al ambiente...

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Diciembre 2015

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Diciembre 2015

La Casa Museo Quinta de Bolívar de hoy recrea al ambiente que vivió el Libertador en el tiempo en que la habitó. Profundas investigaciones hechas por historiadores, restauradores y arquitectos expertos, fueron la base de las intervenciones necesarias para acercarla a la apariencia que tuvo en su pasado bolivariano.

En la historia de esta casa se evidencia una gran cantidad de alteraciones desde su creación. Bolívar la modificó para acomodarla a sus necesidades; y desde que la dejó, sufrió muchos cambios que la alejaron sustancialmente de la quinta en la que él vivió. A lo largo del siglo XIX, gracias a la vecindad con el río San Francisco, fue aprovechada industrialmente; esto causó un gran deterioro con respecto a su propósito original.

Durante casi todo el siglo XX funcionó como un museo tradicional y en el presente siglo, el museo recuperó el ambiente de la casa de descanso de Bolívar. El recorrido temporal, de doscientos quince años, va desde la compra del lote a la ermita de Monserrate, antes que Bolívar la habitara, hasta el museo de hoy. En el recuento de creación, deterioros y reconstrucciones de la Quinta de Bolívar, su más ilustre inquilino, punto obligado de referencia, a veces ha estado presente y otras veces ausente.

El 9 de enero de 1800 Don Antonio Portocarrero y Salazar, contador principal de tabaco en Santafé, compró un lote que hacía parte del globo de tierra de la ermita de Monserrate. En 1803 se terminó de construir esta prestigiosa casa de campo que contaba con todas las comodidades, apropiadas para su momento. Su propietario, quien estableció lazos de amistad con el virrey Antonio José Amar y Borbón aprovechó su quinta para hacerle diversos homenajes; la inauguración se hizo con la celebración del cumpleaños de la virreina, doña Francisca Villanova. En el comedor, Don Antonio mandó pintar una alegoría en honor al nuevo virrey: dos cupidos sostenían una cartela con la inscripción “Amar es mi delicia”.

Portocarrero murió medio año antes del grito de independencia y la casa campestre pasó en herencia a su hija Tadea, quien falleció al poco tiempo. Heredaron, entonces, los hijos de Tadea, menores de edad, y no su esposo don José García del Castillo, debido a que por ser militar en el bando español fue desterrado tras los hechos del 20 de julio. La familia terminó con grandes dificultades económicas, que hicieron que la quinta quedara en grave estado de deterioro. Para sostener la casa la señora Rosa del Castillo, abuela y representante de los herederos, tuvo que alquilarla a una fábrica de papel.

El 17 de junio de 1820 decidió vender la finca, por 2.500 pesos, al señor José Tiburcio Echeverría, representante del gobierno. El vicepresidente Francisco de Paula Santander la compró para regalársela al Libertador en agradecimiento por sus servicios a la Nueva Granada.

La Quinta antes de Bolívar

Ackerman Panorámica de BogotáCa. 1851Litografía iluminada · 64 x 49.2 cmColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

Bolívar ocupó la Quinta por primera vez en 1821. Se hicieron algunos arreglos menores, pequeñas adecuaciones de mobiliario y el cambio de la cartela del comedor: de “Amar es mi delicia” a “Bolívar es el dios de Colombia”. Para el Libertador la Quinta fue sobre todo un lugar de descanso, apreciaba tanto este sitio que en una carta escribió a Santander: “Mándeme usted componer la Quinta, que es donde voy a vivir por enfermo”. Él la ocupó muy esporádicamente; hasta 1830, el año de su muerte, estuvo en seis ocasiones.

En su ausencia la casa se usó de diversas maneras, con eventos que la llevaron nueva-mente al deterioro. Anacleto Clemente, sobrino y protegido de Bolívar, que se encontraba en Bogotá, había usado constantemente esta casa como lugar de fiestas hasta destruirla significativamente. Tanto Santander como su amigo José Ignacio París, se encargaron de restablecerla.

La Quinta de Bolívar también es reconocida por sus jardines. En el tiempo que fue habitada por Bolívar, éstos fueron cuidados por un simpático hortelano español llamado José María Álvarez, que le había servido a Sámano.

Ante la expectativa de dejar el país para siempre, el Libertador le regaló la Quinta a José Ignacio París. En el año de su muerte, el nuevo propietario, le cedió temporalmente el uso de la Quinta a Doña Matilde Baños con el fin de dedicarla a la instrucción pública. En 1846, para honrar la memoria del Libertador, París encargó al artista italiano Pietro Tenerani una escultura de bronce con su pedestal y dos fuentes de mármol para los jardines de la Quinta. La escultura se ubicó en la plaza mayor de la ciudad, que tomó el nombre de Plaza de Bolívar.

Bolívar en la Quinta

Marcucci C. Simón Bolívar1883Litografía · 50 x 43 cmColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

Tras la muerte de José Ignacio París la propiedad pasó a su hija Manuela Paris de Tanco. Desde entonces la Quinta tuvo muchas transformaciones. Se usó como sitio de reunión de la Sociedad Filotémica, una asamblea de la alta sociedad para combatir las juntas democráticas de artesanos. Posteriormente funcionó el colegio de Santa Ana, para señoritas, regentado por la institutriz Ana Parini de Lasalle. Durante el golpe militar de Melo contra el gobierno de José María Obando, en este lugar fue atendido el general Tomás Herrera, herido en la Toma de Bogotá.

La señora París de Tanco vendió la Quinta al señor Diego Uribe quien hizo varias reparaciones a la casa, intervino el mirador dotándolo de cristales en las ventanas y mejoró los jardines altos. En dos años cambió tres veces de dueño hasta el señor Jasón Gaviria que, aprovechando la vecindad con el río San Francisco, instaló una curtiembre llamada “La Tenería de la Quinta de Bolívar”. Las transformaciones requeridas para este negocio implicaron la casi desaparición de los jardines.

Al finalizar el siglo XIX los alrededores de la casa de campo se integraron a la ciudad en un contexto de sector industrial, lo que causó un gran deterioro. Simultáneamente con la tenería, en la Quinta funcionó una casa de salud y una fábrica de una bebida alcohólica conocida como “Pita o cabuya”, de marca Bolívar. En el inicio del siglo XX la ciudad incorporó a la Quinta y se creó el Paseo de Bolívar, como parte de la reconstrucción y saneamiento del área que por el desarrollo industrial, el derrumbe de las riberas del río y las malas condiciones de higiene habían deteriorado el sector. Matilde Moncada, la última propietaria de la Quinta antes de ser museo, tuvo la intención de vender la casa a unos extranjeros que la iban a demoler. El gobierno y la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá emprendieron varias estrategias económicas para salvar la casa que perteneció al Libertador. La Quinta de Bolívar se compró el 21 de marzo de 1919 con el fin de crear un museo que preservara el legado de Simón Bolívar.

La Quinta sin Bolívar

Gumercindo Cuellar Histórico Mirador del Libertadorca.1930Reproducción impresa de fotografía · 9 x 12 cm (negativo)Colección virtual Banco de la República – Biblioteca Luís Ángel Arango

En noviembre de 1919 se creó la “Junta de la Quinta y Museo de Bolívar” que, con ayuda de la Sociedad de Embellecimiento, asumieron la tarea de organizar el “museo bolivariano”; con el propósito de recopilar y resguardar las pertenencias y recordar el legado del Libertador. Con objetos traídos del Palacio de San Carlos y del Museo Nacional en 1921, el museo se consolidó y se abrió al público al año siguiente. En la década de los 30’s la administración la asumió la Sociedad de Embellecimiento, hoy llamada de Mejoras y Ornato; ésta se encargó de significativos arreglos, como la protección del río, el empedrado de los caminos en los jardines y el enriquecimiento de la colección.

En 1946, en el contexto de la IX Conferencia Internacional Panamericana, se hicieron aún más mejoras. En los años 50’s recibió una gran donación de objetos y documentos de Bolívar, parte de la colección particular del ex presidente Eduardo Santos. En la década de los 60’s la Sociedad de Mejoras y Ornato administró el museo en convenio con el Ministerio de Obras Públicas. En 1975, un año después del robo de la espada por el grupo M-19, se declaró como monumento nacional y cuatro años después se ordenó la construcción del Jardín Bolivariano.

En 1991 el museo emprendió la labor de restauración, para devolverle el aspecto campestre que tuvo en los años que la habitó Bolívar. Después de tantos usos y tantas manos por las que pasó la Quinta, que la alejaron de su función original, el museo de Bolívar se convierte en la actual Casa Museo Quinta de Bolívar. Un lugar unificado con el propósito de devolverle el ambiente de cuando la habitó su más ilustre inquilino.

Bolívar en el museo

Revista El Gráfico Fachada de la Quinta de BolívarOctubre 11 de1919Reproducción impresa de fotografía · 27 x 19,5 cmColección Casa Museo Quinta de Bolívar ·

Ministerio de Cultura

Cronología1800. El 9 de enero Don Antonio Portocarrero y Salazar compró el lote a la ermita de Monserrate.

1803. Inauguración de la casa, Portocarrero celebra el cumpleaños de la virreina doña Francisca Villanova esposa de Amar y Borbón.

1810. El 1° de enero muere Portocarrero, hereda su hija Tadea Portocarrero de García del Castillo, quien fallece al poco tiempo. Heredan los nietos de Don Antonio, representados por su abuela paterna por ser menores de edad y porque el padre de los niños fue desterrado por servir a los realistas.

1820. El 17 de junio José Tiburcio Echeverría, a nombre del gobierno, compra la Quinta para regalársela a Bolívar.

1821. El 31 se marzo, José María García del Castillo, padre de los nietos de Portocarrero regresó y confirmó la venta. El 27 de octubre de Bolívar pide a Santander componer la Quinta.

1824. El 19 de agosto un señor alemán, de apellido Elbers, quien trajo los primeros barcos de vapor, celebra un elegante almuerzo en la Quinta.

1826. El 6 de agosto Santander escribe a Bolívar que recompuso la Quinta después del deterioro sufrido por los abusos de Anacleto Clemente, sobrino del Libertador.

1827. El 16 de noviembre Bolívar tiene la intención de rematar la Quinta con el fin de obtener fondos para las tropas; un terremoto en Bogotá le hace cambiar de idea.

1828. Manuelita hace una fiesta en la Quinta en la que miembros del Batallón de Granaderos fusilan a un muñeco que representa al general Santander.

1830. El 28 de enero Bolívar regala la Quinta a José Ignacio París.

1846. José Ignacio París encarga una escultura de bronce y dos fuentes de mármol al escultor italiano Pietro Tenerani para los jardines de la Quinta. La escultura queda en la plaza mayor, hoy Plaza de Bolívar.

1848. El 31 de octubre fallece José Ignacio París, su hija Manuela Paris de Tanco hereda la Quinta.

1850. La Sociedad Filotémica se reúne en la Quinta para oponerse a las juntas democráticas de artesanos durante el gobierno de José Hilario López.

1853. El 4 de diciembre el general Tomás Herrera es herido durante la toma de Bogotá y es atendido en la Quinta y muere al día siguiente.

1870. El 5 de noviembre Manuela Paris de Tanco vende la quinta al señor Diego Uribe, quien hace importantes modificaciones a la Quinta. Entre éstas está la intervención del mirador, al que le pone ventanas.

1878. Los herederos de Diego Uribe venden la casa al político y rector de la Universidad Nacional, Manuel Plata Azuero, quien la tuvo dos años.

1880. Durante este año la casa tuvo tres propietarios: Nicolás Vargas, Wenseslao Posada y Jasón Gaviria. El último establece una tenería (curtiembre) llamada “de la quinta de Bolívar”. Los jardines desaparecen casi en su totalidad.

1891. Gaviria le vende la casa a Juan Nepomuceno Rodríguez quien transforma parte en una casa de salud. La tenería continúa funcionando.

1898. Rodríguez le vende la Quinta a Carlos y Teófilo Moncada, quienes establecen una fábrica de una bebida alcohólica conocida como “pita o cabuya”, de marca Bolívar. En la parte superior de los jardines continúa la curtiembre de cueros.

1915. Carlos Moncada arrienda la Quinta a Manuel Peña, con la condición de que arregle los

jardines y modernice la casa. La ciudad ha incorporado los alrededores, que se han deteriorado considerablemente.

1918. Matilde Moncada compra la Quinta. Se inicia un proceso de higienización de la zona, se construye el “Paseo de Bolívar”. La señora Moncada tiene la intención de venderla a unos extranjeros que pretendían demolerla.

1919. El 21 de marzo Matilde Moncada vende la Quinta a Alfonso Robledo, presidente de la Sociedad de Embellecimiento, con el fin de crear el Museo Bolivariano, para resguardar las pertenencias del Libertador. El fin de la compra, además, es el de salvar la casa de Bolívar y transferirla a la nación. Se crea la Junta de la Quinta y Museo de Bolívar.

1922. El 15 de mayo el nuevo museo pasa a la nación y se trasladan los objetos que pertenecieron a Bolívar del Palacio de San Carlos y del Museo Nacional.

1930. El 22 de octubre la Sociedad de Embellecimiento asume la administración de la Quinta.

1939. El 17 de mayo se ordena la construcción del jardín bolivariano.

1946 .Se hacen adecuaciones con motivo de la IX Conferencia Internacional Panamericana que se llevó a cabo dos años después.

1959. El 3 de enero, el ex presidente Eduardo Santos, hace una gran donación al Museo Nacional, la Casa Museo Quinta de Bolívar y a la Casa Museo 20 de julio de 1810.

1964. El Ministerio de Obras Públicas asume el pago de los empleados de la Quinta, y la administración queda a cargo de la Sociedad de Mejoras y Ornato.

1974. El 17 de enero el grupo guerrillero M-19 extrae la espada que se cree perteneció a Bolívar.

1975. Con el decreto 1584 se declaró a la Quinta de Bolívar como monumento nacional.

1979. Se construye el jardín bolivariano, en colaboración entre el Ministerio de Obras Públicas y el Distrito Especial de Bogotá.

1991. El gobierno nacional le solicitó a la Sociedad de Mejoras y Ornato que restaurara el museo para darle el aspecto de cuando la habitó Bolívar.

1992. Se inician las obras de restauración.

1998. Se abre al público con el aspecto actual.

Enrique Gómez Campuzano

Bolívar Meditante, El Liberador Reunido con su Estado Mayor, Entrada del Libertador a la Quinta, Bolívar en su Escritorio.ca.1962Plumilla sobre papelColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

La Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá encargó en 1962 a Enrique Gómez Campuzano, una serie de dibujos para ilustrar la guía de la “Quinta y Museo de Bolívar. De las once plumillas de la guía mencionada el autor donó estas cuatro al museo. Las imágenes recrean la cotidianidad del Libertador en su Quinta de Bogotá. En las ilustraciones Bolívar está caminando en el acceso de entrada, con el Estado Mayor en el comedor, a caballo, también en la entrada y en su escritorio en el salón de la estufa. Estas ilustraciones ubican a Bolívar en la casa con el aspecto del museo tradicional.

Sociedad de Embellecimiento de Bogotá

Acta de fundación de la Quinta de Bolívar1919Impreso dorado sobre papelColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

Cuatro meses después de realizar la compra del predio por la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, el 7 de agosto, a los cien años de la Batalla de Boyacá, se consagró la Quinta de Bolívar como monumento nacional. En el homenaje se descubrió una placa que dice: “Por la iniciativa de la Sociedad de Embellecimiento y con la colaboración de la Academia Nacional de Historia se adquirió esta Quita para la Patria”. Al evento, que se registró en la presente acta, asistieron numerosas personas del gobierno nacional.

Ricardo Moros Urbina

Mirador de la Quinta de BolívarInicios del siglo XXAcuarelaColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

En los años 1905 y 1906 Ricardo Moros Urbina hizo una serie de acuarelas con la ciudad de Bogotá como tema. El Mirador de la Quinta de Bolívar hace parte de esta serie. Este pintor académico dirigió la Escuela de Bellas Artes de Bogotá y el Museo Nacional de Colombia en 1940. En esta obra se aprecia el segundo piso del mirador de la Quinta, que fue construido por el señor Diego Uribe y removido en la restauración del inmueble, debido a que no se encontraba en tiempos del Liberador.

José María Espinosa (atribuido)

La Quinta de Bolívar1840Acuarela y témpera sobre papelColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

La vista desde “El Paseo de las Aguas”, después conocido como el paseo de Bolívar y que es actualmente la Avenida Circunvalar, muestra el aspecto que tuvo la Quinta de Bolívar en 1840 y la vista hacia el occidente de la Sabana de Bogotá. Este paisaje está atribuido a José María Espinosa, quien fue uno de los pocos pintores que trabajaron el paisaje a comienzos del siglo XIX. Al fondo del cuadro parece estar pintada la cumbre del Nevado del Tolima, que se observa en días de cielo despejado desde este punto de la ciudad. Espinosa compartió el vecindario de la Quinta.

François Emile de Lansac

José Ignacio Parísca.1845Óleo sobre telaColección Casa Museo Quinta de Bolívar · Ministerio de Cultura

José Ignacio París, amigo de Bolívar, fue quien más estuvo pendiente de las adecuaciones y reparaciones de la Quinta. Como agradecimiento el Libertador le obsequió esta casa el año de su muerte. París quiso hacer un homenaje a Bolívar cuando le encargó al escultor italiano Pietro Tenerani una estatua en bronce de cuerpo entero y dos fuentes talladas en mármol. Ésta se destinó a la Plaza Mayor de Bogotá, que desde entonces asumió el nombre del Libertador.

Investigación, curaduria y textos:

Ivan Sierra, Rodrigo Trujillo

Diseño museográfico:

Camilo Sánchez

Producción y montaje:

PorMil, INC Decals, Héctor Pedraza

Conservación y registro de colecciones:Carolina Bermudez, Ángela Eraso

Comunicación Educativa:Clara Jiménez, Adelaida Campos, Ivan Sierra

Divulgación:Ángela Mejía, Emma Zapata

Administración:Luis Carlos Mejía

Bogotá, diciembre de 2015