Diferencias entre el Mester de Clerecía y el Mester de Juglaria.

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Javi Gombao ® a Alta Edad Media fue una larga etapa condicionada por un contexto de guerras, duras condiciones de vida y una gran pobreza cultural, de ahí que son escasas las manifestaciones literarias de este periodo. Todas estas producciones se fueron transformando u olvidando a medida que la sociedad evolucionó. Así pues, estas actividades literarias estuvieron ligadas a los estamentos sociales de la época y se produjeron por el impulso de una colectividad, así que no existía aún el concepto de autoría. Por un lado, las gentes sencillas del pueblo llano generaron la poesía lírica tradicional (s. X-XI), espontáneos cantos líricos muy primarios; y por otro lado se desarrollaron dos escuelas literarias de poesía narrativa: el mester de juglaría (s. XIII) y el mester de clerecía (s. XIII-XIV). Aun perteneciendo estas producciones a la literatura medieval, ambos mesteres mantienen características y objetivos coincidentes y diferentes como citaremos a continuación. En primer lugar, el contexto del mester de juglaría estaba marcado por un mundo de heroicidades y de guerras, y por consiguiente daría lugar a un género narrativo específico, la Épica (con fuentes históricas que luego derivarán en leyenda) surgido por la necesidad que tenían los pueblos de ensalzar a sus héroes para estimular a sus guerreros o afianzar el sentimiento nacional. Los divulgadores de estos cantos épicos eran lo juglares que tenían unas virtudes características: la gracia, la destreza mímica, la improvisación, dotes de recitador… y también solían “hacer gala” de algunos vicios y defectos. Por tanto, se encargaban de difundirlos oralmente (dado que la cultura era precaria y los hombres letrados escaseaban) a un auditorio popular para cumplir funciones noticieras, propagandísticas y lúdicas. En cambio, en el mester de clerecía, con la formación de los “burgos”, los monjes o los cleros -personas religiosas instruidas- salen de sus monasterios, acuden a centros urbanos y producirán sus obras en castellano (con fuentes bibliográficas variadas y textos piadosos) donde se incluirán fórmulas coloquiales que las hagan más asequibles al pueblo al que se las transmitirán de forma oral y además, el hecho de que fueran personas de letras y cultos, hicieron que estas composiciones las dejaran escritas e iban dirigidas a un auditorio popular pero también lector, teniendo una proyección didáctica con una función doctrinal y moralizante. En segundo lugar, los temas que solía albergar el mester de juglaría eran el reflejo de una hazaña bélica, partiendo de un hecho histórico. En términos generales, el héroe suele encontrarse en una situación difícil, en un país que también atraviesa un período de difíciles momentos. Sus hazañas y su valentía, le devolverán al honor y se fomentará su sentimiento nacional, y con el tiempo las historias se impregnaran en toques legendarios. Por tanto, el tono es épico, exaltado y vehemente del recitador. Sin embargo, la temática que presenta el otro mester era variado, generalmente extraído de textos latinos, de los que se desprenden hazañas moralizantes y religiosas, es decir, historias de santos, milagros de la Virgen o historias moralizadoras de la Antigüedad, de modo que el tono solía ser irónico y picarón. L

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Documento donde se informa las diferencias y coincidencias de estos dos mesteres.

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Javi Gombao®

a Alta Edad Media fue una larga etapa condicionada por un contexto de guerras,

duras condiciones de vida y una gran pobreza cultural, de ahí que son escasas las

manifestaciones literarias de este periodo. Todas estas producciones se fueron

transformando u olvidando a medida que la sociedad evolucionó. Así pues, estas actividades

literarias estuvieron ligadas a los estamentos sociales de la época y se produjeron por el impulso de

una colectividad, así que no existía aún el concepto de autoría. Por un lado, las gentes sencillas del

pueblo llano generaron la poesía lírica tradicional (s. X-XI), espontáneos cantos líricos muy

primarios; y por otro lado se desarrollaron dos escuelas literarias de poesía narrativa: el mester de

juglaría (s. XIII) y el mester de clerecía (s. XIII-XIV). Aun perteneciendo estas producciones a la

literatura medieval, ambos mesteres mantienen características y objetivos coincidentes y diferentes

como citaremos a continuación.

En primer lugar, el contexto del mester de juglaría estaba marcado por un mundo de

heroicidades y de guerras, y por consiguiente daría lugar a un género narrativo específico, la Épica

(con fuentes históricas que luego derivarán en leyenda) surgido por la necesidad que tenían los

pueblos de ensalzar a sus héroes para estimular a sus guerreros o afianzar el sentimiento nacional.

Los divulgadores de estos cantos épicos eran lo juglares que tenían unas virtudes características: la

gracia, la destreza mímica, la improvisación, dotes de recitador… y también solían “hacer gala” de

algunos vicios y defectos. Por tanto, se encargaban de difundirlos oralmente (dado que la cultura

era precaria y los hombres letrados escaseaban) a un auditorio popular para cumplir funciones

noticieras, propagandísticas y lúdicas. En cambio, en el mester de clerecía, con la formación de los

“burgos”, los monjes o los cleros -personas religiosas instruidas- salen de sus monasterios, acuden a

centros urbanos y producirán sus obras en castellano (con fuentes bibliográficas variadas y textos

piadosos) donde se incluirán fórmulas coloquiales que las hagan más asequibles al pueblo al que se

las transmitirán de forma oral y además, el hecho de que fueran personas de letras y cultos, hicieron

que estas composiciones las dejaran escritas e iban dirigidas a un auditorio popular pero también

lector, teniendo una proyección didáctica con una función doctrinal y moralizante.

En segundo lugar, los temas que solía albergar el mester de juglaría eran el reflejo de una

hazaña bélica, partiendo de un hecho histórico. En términos generales, el héroe suele encontrarse

en una situación difícil, en un país que también atraviesa un período de difíciles momentos. Sus

hazañas y su valentía, le devolverán al honor y se fomentará su sentimiento nacional, y con el

tiempo las historias se impregnaran en toques legendarios. Por tanto, el tono es épico, exaltado y

vehemente del recitador. Sin embargo, la temática que presenta el otro mester era variado,

generalmente extraído de textos latinos, de los que se desprenden hazañas moralizantes y

religiosas, es decir, historias de santos, milagros de la Virgen o historias moralizadoras de la

Antigüedad, de modo que el tono solía ser irónico y picarón.

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Como consecuencia de todo esto, los contenidos de estos textos solían carecer de la

originalidad propia de un autor creativo, porque eran extraídos bien de hechos y crónicas históricas

en el caso de las gestas juglarescas, o bien de libros traducidos en el seno del mester de clerecía.

Por otra parte, género de estos dos mesteres coincide con el narrativo donde el autor

cuenta como testigo lo que ocurre fuera de él: hazañas de otros personajes, hechos históricos,

historias ajenas, es decir, desarrollan una historia. El autor es pues, testigo de una realidad, de lo

exterior y se limita a presentar la realidad aparentemente objetiva y externa, utilizando la 3a

persona. Pero también, en el mester de clerecía a parte de este género, maneja otros diferentes,

como por ejemplo, los expositivos con un gran predominio de un lenguaje claro y preciso; los

argumentativos donde aportan la opinión y defienden una tesis para convencer; y en ocasiones

textos expositivo-argumentativo donde no se narra una anécdota ni se establece un diálogo entre

los personajes, sino que se intenta convencer y aconsejar, exponer una opinión.

Con respecto al estilo, el mester de juglaría posee mayoritariamente rasgos de tosquedad,

con un gran predominio del léxico común y patrimonial con predominio del campo semántico bélico

y guerrero. Además, dada su difusión oral, las formas lingüísticas son arcaicas, repetitivas e

inestables, destaca el uso predominante del presente histórico en la narración de un hecho pasado y

los epítetos épicos tan útiles como recurso mnemotécnico de recitación. De la misma manera, no

abundan los recursos artísticos o embellecedores, sino aquéllos que responden a una necesidad

expresiva, o a dar más intensidad y énfasis a lo que se comunica. Ahora bien, en el caso del mester

de clerecía nos hallamos con un estilo variado, complejo, culto y elaborado (figuras estilísticas), con

una gran variedad léxica, la utilización de latinismos que se combinan con palabras populares para

llegar más fácilmente al pueblo, cierto regodeo y “palabrería” retórica.

Por otro lado, la métrica de este mester de juglaría era muy irregular y se caracteriza por

incorporar series indefinidas de versos monorrimos asonantados -pero no siempre-, con una medida

muy variada, aunque predominan los versos hexadecasílabos con una censura o pausa en medio

(dos hemistiquios). En cambio, frente a la irregularidad métrica de la anterior manifestación literaria,

el mester de clerecía comienza utilizando casi exclusivamente la cuaderna vía -estrofa de cuatro

versos alejandrinos con la misma rima consonante: 14 AAAA- que indica la rigidez de su mester y el

dominio de las formulas literarias.

En conclusión, estas dos manifestaciones literarias de la Alta Edad Media, generadas en el

seno de una colectividad, desprovistas de la creatividad propia de un autor individual y transmitidas

oralmente y por escrito (en el caso del mester de clerecía) generación tras generación, estos dos

mesteres presentan coincidencias y diferencias entre ellos, perteneciendo a la literatura de esta

época, y por tanto podemos deducir que todas estas producciones se han convertido en un legado

anónimo que forma parte de nuestro patrimonio y tradición popular.