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    Revista Latinoamericana de Biotica

    ISSN: 1657-4702

    [email protected]

    Universidad Militar Nueva Granada

    Colombia

    Amor Pan, Jos Ramn

    Dignidad Humana y Discapacidad Intelectual

    Revista Latinoamericana de Biotica, vol. 8, nm. 13, julio-diciembre, 2007, pp. 88-105

    Universidad Militar Nueva Granada

    Bogot, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=127012923008

    Cmo citar el artculo

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    Jos Ramn Amor Pan*

    DignidadHumana y

    DiscapacidadIntelectual

    Jos Ramn Amor Pan (A Corua, Espaa, 1966) es Doctor en Teologa Moral por la Universidad Pontificia Comillas (1997), en donde ejerci ladocencia entre los aos 1995 y 2001. Durante ese periodo ense tambin en la Facultad de Ciencias Experimentales y Tcnicas de la UniversidadSan Pablo-CEU y en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos. En la actualidad reside en su ciudad natal, en dondees Director de la Residencia Universitaria Jos Sardina, escribe en el peridico La Voz de Galicia y en el semanario catlico Vida Nueva. Tambin

    colabora en Radio Voz. Es miembro de la Asociacin de Biotica Fundamental y Clnica y del Instituto de Estudios Sociosanitarios Varela de Montes.Sus principales son: Afectividad y sexualidad en la persona con deficiencia mental(Madrid, 20002), Introduccin a la Biotica(Madrid, 20052), Eticay discapacidad intelectual Madrid, 20072. Email: [email protected]

    *

    Alrededor del 10% de la poblacin mundial, o sea 650 millones de personas, vive con una discapacidad, de los cuales

    en torno a 100 millones son personas con una discapacidad intelectual. Constituyen la mayor minora del mundo.

    La actitud de terceros ante la persona con discapacidad intelectual ser ticamente satisfactoria slo cuando llegue a

    respetar, valorar y promover en ella su dignidad humana.

    RESUMEN

    Discapacidad, dignidad, respeto.Palabras Clave

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    Fecha Recepcin: Abril 25 de 2007 Fecha Aceptacin: Mayo 29 de 2007

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    RevistaLatinoamericana de

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    More or less 10% of the world population, it means 650 million people, live with disability, 100 million of them, they

    have intellectual disability. They are the minority.

    The attitude of the third party with people with disability will be ethical only when they respect, value and promote the

    human dignity.

    ABSTRACT

    Disability, dignity, respect.Key Words

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

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    Pasados ya los dos primeros trienios del nuevo mile-

    nio, tristemente marcados por los atentados del 11S y del

    11M, dos preguntas asedian mi conciencia: de qu las-tres ha de liberarse la moral para conformar una conciencia

    planetaria? Qu nuevos retos tendr que afrontar en ade-

    lante la biotica en un mundo globalizado? Probablemente

    pocas expresiones se hayan popularizado ms a lo largo

    del siglo XX que sta de la dignidad humana. Ignoro si

    tiene fecha exacta de nacimiento, ms bien entiendo que

    es un concepto que se fue elaborando a lo largo de

    mucho tiempo y con mltiples aportaciones de di-

    ferentes fuentes y tradiciones. Pero de lo que no

    cabe la menor duda es que la promulgacin de la

    Declaracin Universal de los Derechos Humanosporparte de la ONU el 10 de diciembre de 1948 marc un antes

    y un despus claramente delimitados. En el prembulo de

    dicha declaracin se afirma que la libertad, la justicia y la

    paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la

    dignidad intrnseca y de los derechos iguales e inalienables

    de todos los miembros de la familia humana, y el artculo

    primero proclama: Todos los seres humanos nacen libres

    e iguales en dignidad y derechos. Normalmente las pro-

    clamaciones solemnes de enunciados que aparentemente

    Creo que no hace falta abundar en los ejemplos, aunque

    no est de ms recordar en unos tiempos en los que la

    libertad de investigacin parece absoluta y la panacea atodos los males de la Humanidad- que desde el comienzo

    de la Segunda Guerra Mundial se realizaron, en Alemania

    y en los pases ocupados, experimentos mdicos cri-

    minales en gran escala sobre ciudadanos no alemanes,

    tanto prisioneros de guerra como civiles, incluidos judos

    y personas asociales. Tales experimentos no fueron ac-

    ciones aisladas o casuales de mdicos o cientficos que

    trabajaran aislados o por su propia responsabilidad, sino

    que fueron el resultado de una normativa y planeamiento

    coordinados al ms alto nivel del gobierno, del ejrcito y

    del partido nazi, practicado como parte del esfuerzo deguerra total. Fueron ordenados, aprobados, permitidos

    o sancionados por personas que ocupaban cargos de

    autoridad, las cuales estaban obligadas, de acuerdo con

    los principios de la ley, a conocer esos hechos y a tomar

    las medidas necesarias para impedirlos y ponerles fin1.

    No me voy a detener en este asunto, pues nos llevara

    mucho ms lejos que los lmites estrictos de este artcu-

    lo, pero recomiendo la lectura, entre otros, del libro de

    J. Cornwell, Los cientficos de Hitler (Paids, Barcelona

    son claros y evidentes obedece a que en la prctica y a

    veces tambin en la teora- no resultan ni tan claros ni tan

    evidentes. Tres toques de atencin: el desengao lcido de

    utopas fracasadas, la denuncia mayutica de los sofismas

    que abundan y la crtica esperanzada hacia un futuro mejor.

    Se trata de encontrar referentes morales que, volviendo

    a la realidad social de la que han debido partir, sirvan de

    crtica y de orientacin para la accin justa, para avanzar

    hacia horizontes de plenitud humana.

    La conciencia moral de la Humanidad no haba salido

    bien parada de la Segunda Guerra Mundial por las atrocida-des que unos y otros haban cometido durante la contienda.

    2005). Tan slo recordar que prcticas similares se rea-

    lizaron en otros muchos pases, como lo acontecido en

    la Willobrook State School, una institucin norteameri-

    cana para personas con discapacidad intelectual en la

    que se infect deliberadamente a nios con el virus de

    la hepatitis, bajo condiciones controladas, con el obje-

    tivo era conocer mejor la historia natural de la enfer-

    medad y comprobar los efectos de la gamma-globulina.

    Resulta sorprendente que los mismos que se horroriza-

    ron de los experimentos de los mdicos nazis pudieran

    mostrarse tan acrticos en relacin a lo que sucedi ensu propio pas2.

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    En los tiempos antiguos la idea de que unos seres humanosdeban estar sometidos de manera absoluta a otros se consi-deraba algo tan natural que virtualmente nadie la cuestionaba.Filsofos de tanta trascendencia histrica como Aristteles oPlatn no tenan ningn reparo en aceptar la esclavitud.

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    En los tiempos antiguos la idea de que unos seres

    humanos deban estar sometidos de manera absoluta a

    otros se consideraba algo tan natural que virtualmentenadie la cuestionaba. Filsofos de tanta trascendencia

    histrica como Aristteles o Platn no tenan ningn

    reparo en aceptar la esclavitud. A los esclavos se los

    compraba y se los venda como si fueran simples obje-

    tos, el trato que reciban dependa exclusivamente del

    arbitrio de su amo, quien poda cometer con ellos mil

    atropellos y crmenes de gran crueldad y saa, lo nico

    que importaba era su capacidad de trabajar de sol a sol,

    estaban sujetos a los castigos corporales y a la explota-

    cin sexual, quedaban en definitiva al margen del reino

    moral que protega a los seres humanos verdaderos.Slo en fecha tan reciente como el ao 1962 se puso fin

    oficialmente a la esclavitud en la pennsula Arbiga. Por

    no hablar de la discriminacin en EEUU de los negros o

    del apartheid sudafricano, cuyo simple recuerdo debera

    hacer sonrojar de vergenza a ms de uno. Insisto, no

    hace tanto tiempo de esas prcticas.

    Los derechos humanos y la afirmacin de la comn

    dignada humana de todos los seres humanos en la que

    aqullos estn fundamentados- se han ido reconociendo

    a lo largo de la Historia a travs de un lento y nada fcil

    proceso de aprendizaje moral y conquista sociopoltica.Si bien no considero que el hombre sea un lobo para el

    hombre, bien es cierto que los hombres no somos n-

    geles y que desde nuestra ms tierna infancia necesita-

    mos que nos enseen a respetar los lmites que existen

    (muy a pesar de nuestro egocentrismo y codicia) y que

    deben ser observados en aras del bien comn y el ms

    elemental sentido de la moral. El tema de la ascensin de

    la conciencia de las libertades sociales del hombre y los

    derechos humanos es de los ms interesantes y revela-

    dores de la Historia de Occidente. La conciencia clara y

    universal de la existencia de tales libertades y derechoses propia de la Modernidad. La Declaracin de Virginia

    de 1776 es la primera que contiene un catlogo espec-

    fico de derechos del hombre. La filosofa que est en su

    base tiene un tono empirista y prctico, procedente de la

    filosofa de Locke, del iusnaturalismo de los siglos XVII y

    XVIII y de Montesquieu en lo que se refiere a las estruc-

    turas del poder. A ella sigui en 1793 la Declaracin fran-

    cesa de los derechos del hombre y del ciudadano. Pero

    no ser hasta 1948 cuando este movimiento alcance su

    verdadera consolidacin.

    La reciente Carta de los Derechos Fundamentales dela Unin Europeaafirma en su prembulo: Los pueblos

    de Europa, al crear entre s una unin cada vez ms estre-

    cha, han decidido compartir un porvenir pacfico basado

    en valores comunes. Consciente de su patrimonio espiri-tual y moral, la Unin est fundada sobre los valores indi-

    visibles y universales de la dignidad humana, la libertad,

    la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios

    de la democracia y del Estado de Derecho. Al instituir

    la ciudadana de la Unin y crear un espacio de libertad,

    seguridad y justicia, sita a la persona en el centro de

    su actuacin. Sin duda estamos ante una expresin ta-

    lismn, un eslogan, una muletilla que gustan usar abun-

    dantemente, en particular, nuestros polticos. Pero, la

    dignidad humana es algo ms que eso o, como escribi

    Ruth Macklin3, es un concepto vaco del que habra queprescindir cuanto antes?

    Las palabras suelen esconder sus propias trampas.

    Es verdad que en no pocas ocasiones hemos cado en la

    tentacin de la grandilocuencia estril y barata. Pero eso

    no significa que el concepto sea intil o que pueda ser

    reconducido a otros; muy al contrario, en mi opinin, esta

    categora constituye un lugar primario de apelacin tica,

    y as lo demuestra la Historia. Estamos demasiado acos-

    tumbrados a hablar de la dignidad humana y de

    los derechos fundamentales, es cierto. Por lo

    que, tambin hay que reconocerlo, estamosen la peor situacin posible para valorarlos en

    su justa medida. A los occidentales del siglo

    XXI el lenguaje de la dignidad humana nos

    deja totalmente indiferentes. Es un lenguaje

    blando, que a nada compromete. La ciudadana parece

    fatigada. Cmo personas vueltas solamente hacia ellas

    mismas, indiferentes al prjimo tanto como al bien pbli-

    co, pueden todava indignarse, dar prueba de generosi-

    dad, reconocerse en la reivindicacin tica? Pero, qu

    ocurrira si no pudiramos disfrutar de los derechos funda-

    mentales que emanan de nuestra dignidad humana? Porqu no echamos una mirada a aquellas tierras lejanas o,

    dentro de la nuestra propia, a aquellos colectivos que

    los hay- para los que este lenguaje todava tiene mucho

    que decir? Creo que es urgente reactualizar un lenguaje

    moral duro que nos aleje del relativismo y el subjetivismo

    imperantes por doquier, so pena no slo de perpetuar de-

    terminadas discriminaciones sino acentuarlas y volver a

    poner de moda algunas ya pasadas. Mi experiencia en el

    campo de la discapacidad intelectual, en particular, y de la

    dependencia en general as me lo hace pensar.

    La revitalizacin de la exigencia tica resulta tantoms significativa cuanto que nuestra cultura cotidiana, la

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    y convergentes caminos, ha descu-

    bierto que el modo ms seguro y

    eficaz de conseguir la felicidad y lajusticia es afirmando el valor intrn-

    seco de cada ser humano, un valor

    absoluto y axiomtico, que a su vez

    se ha concretado en los llamados

    derechos humanos. Cuando la per-

    sona se convierte en medio y no

    en fin, cuando se la instrumentaliza

    para preservar la cultura o el grupo

    o el desarrollo, cuando se piensa

    que unos individuos valen ms

    que otros, las violaciones de losderechos humanos se justifican f-

    cilmente y el dolor de las personas

    no es tenido en cuenta; el fin acaba

    justificando los medios. El hombre

    acaba convirtindose en un demo-

    nio para sus semejantes6. El ser

    humano es una realidad consisten-

    te por s mismo, ms all de cual-

    quier postulado ideolgico. Homo,

    sacra res homini, escribi Sneca

    en una de sus Epstolas Morales aLucilio (95,33) el hombre es una

    realidad sagrada para el hombre.

    As es, y as debera ser.

    En un mundo perfecto, los dere-

    chos enumerados en la Declaracin

    Universal de Derechos Humanos

    seran suficientes para proteger

    a todos porque los derechos del

    hombre son los derechos de todo

    hombre. Esta debera ser una

    afirmacin clara y evidente, unaautntica perogrullada; pero, por

    desgracia, la realidad es muy terca

    y camina en no pocas ocasiones

    por otros derroteros y nos ensea

    que sa es una verdad que necesita

    ser permanentemente recordada,

    pues corre riesgo de caer en olvido

    cuando se trata de aquellos que

    apenas son tenidos por hombres.

    En la prctica a ciertos grupos

    (como las mujeres, los nios, losinmigrantes y los discapacitados)

    les ha ido peor que a otros y se ha

    hecho necesario promulgar textos

    especficos que tienen por objetopromover los derechos humanos

    de tales grupos.

    Alrededor del 10% de la pobla-

    cin mundial, o sea 650 millones de

    personas, vive con una discapaci-

    dad, de los cuales en torno a 100

    millones son personas con una dis-

    capacidad intelectual. Constituyen

    la mayor minora del mundo. Yo me

    voy a detener, como reza el ttulo

    del artculo, en las personas condiscapacidad intelectual, aquellas

    que sufren un un trastorno del de-

    sarrollo caracterizado por una capa-

    cidad intelectual general significati-

    vamente inferior al promedio (un CI

    de aproximadamente 70 o inferior),

    que se acompaa de limitacio-

    nes significativas de la acti-

    vidad adaptativa propia de

    por lo menos dos de las

    siguientes reas de ha-bilidades: comunicacin,

    cuidado de s mismo,

    vida domstica, habilidades socia-

    les/interpersonales, utilizacin de

    recursos comunitarios, autocontrol,

    habilidades acadmicas funciona-

    les, trabajo, ocio, salud y seguridad.

    Su inicio debe ser anterior a los 18

    aos7. La discapacidad intelectual

    tiene diferentes etiologas y puede

    ser considerada como la va finalcomn de varios procesos patolgi-

    cos que afectan el funcionamiento

    del sistema nervioso central.

    Cuando veo la plenitud vital

    que estas personas pueden vivir,

    lamento en lo ms profundo de mi

    corazn que no puedan vivirla todas

    y cada una de ellas y que lo alcan-

    zado hasta el momento no sea ms

    que una gota de agua en la inmen-

    sidad del ocano. Y esa plenitudno pueden vivirla todas las perso-

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    En un mundo perfecto,los derechos enumera-dos en la DeclaracinUniversal de DerechosHumanos seran sufi-cientes para protegera todos porque los de-rechos del hombre sonlos derechos de todohombre. Esta deberaser una afirmacin claray evidente, una autn-

    tica perogrullada; pero,por desgracia, la realidades muy terca y caminaen no pocas ocasionespor otros derroteros ynos ensea que sa esuna verdad que nece-sita ser permanente-mente recordada, puescorre riesgo de caer enolvido cuando se tratade aquellos que ape-nas son tenidos porhombres.

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    la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin,

    la Ciencia y la Cultura, la Organizacin Mundial de la Salud,

    el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otrasorganizaciones interesadas,

    Subrayando que en la Declaracin sobre el Progreso y

    el Desarrollo en lo Social se ha proclamado la necesidad de

    proteger los derechos de los fsica y mentalmente desfa-

    vorecidos y de asegurar su bienestar y su rehabilitacin,

    Teniendo presente la necesidad de ayudar a los retrasa-

    dos mentales a desarrollar sus aptitudes en las ms diversas

    esferas de actividad, as como de fomentar en la medida de

    lo posible su incorporacin a la vida social normal,

    Consciente de que, dado su actual nivel de desarrollo,

    algunos pases no se hallan en situacin de dedicar a estasactividades sino esfuerzos limitados,

    Proclama la presente Declaracin de Derechos del

    Retrasado Mental y pide que se adopten medidas en el

    plano nacional o internacional para que sirva de base y de

    referencia comn para la proteccin de estos derechos:

    I.- El retrasado mental debe gozar, hasta el mximo

    grado de viabilidad, de los mismos derechos que los dems

    seres humanos.

    II.- El retrasado mental tiene derecho a la atencin

    mdica y el tratamiento fsico que requiera su caso, ascomo a la educacin, la capacitacin, la rehabilitacin y la

    orientacin que le permitan desarrollar al mximo su capa-

    cidad y sus aptitudes.

    III.- El retrasado mental tiene derecho a la seguridad

    econmica y a un nivel de vida decoroso. Tiene derecho, en

    la medida de sus posibilidades, a desempear un empleo

    productivo o alguna otra ocupacin til.

    IV.- De ser posible, el retrasado mental debe residir con

    su familia o en un hogar que reemplace al propio, y a parti-

    cipar en las distintas formas de la vida de la comunidad. El

    hogar en que viva debe recibir asistencia. En caso de quesea necesario internarlo en un establecimiento especiali-

    zado, el ambiente y las condiciones de vida dentro de tal

    institucin debern asemejarse en la mayor medida posible

    a los de la vida normal.

    V.- El retrasado mental debe poder contar con la aten-

    cin de un tutor cualificado cuando esto resulte indispensa-

    ble para la proteccin de su persona y sus bienes.

    VI.- El retrasado debe ser protegido contra toda explo-

    tacin y todo abuso o trato degradante. En caso de que sea

    objeto de una accin judicial, deber ser sometido a un pro-

    ceso justo en que se tenga plenamente en cuenta su gradode responsabilidad, atendidas sus facultades mentales.

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    Ms all de lo que algunospodran calificar de sim-ples ancdotas, existe unafuerte corriente de pensa-miento que a nivel tericosigue dudando de la condi-

    cin personal de aquellosseres humanos afectadospor una discapacidad inte-lectual. Como ejemplo cabecitar a Peter Singer10, quienestablece una clara dife-rencia entre ser humanoy persona como puntode partida de todo suedificio argumental (notodos los seres huma-nos son personas yslo stas son portadorasde derechos): El hecho deque un ser sea humano, enel sentido de miembro dela especie homo sapiens,no es pertinente para elmal que supone acabar

    con su vida; la diferenciaviene dada ms bien porcaractersticas tales comola racionalidad, la autono-ma y la conciencia de unomismo11.

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    VII.- Si algunos retrasados mentales no son capaces,

    debido a la gravedad de su impedimento, de ejercer efec-

    tivamente todos sus derechos, o si se hace necesario limi-tar o incluso suprimir tales derechos, el procedimiento que

    se emplee a los fines de esa limitacin o supresin deber

    entraar salvaguardas jurdicas que protejan al retrasado

    mental contra toda forma de abuso. Dicho procedimiento

    deber basarse en una evaluacin de su capacidad social

    por expertos calificados. Asimismo, tal limitacin o supre-

    sin quedar sujeta a revisiones peridicas y reconocer el

    derecho de apelacin a autoridades superiores9.

    2. CONVENCIN INTERNACIONAL AMPLIA E

    INTEGRAL PARA PROTEGER Y PROMOVER LOSDERECHOS Y LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS CONDISCAPACIDAD

    Pero, miren ustedes, a pesar de todo, todava hoy,

    cuando ya nos hemos adentrado en el Tercer Milenio,

    estas personas siguen siendo discutidas en su humani-

    dad. Aqu radica el meollo de todo el problema, un proble-

    ma de raz netamente antropolgica, que se emponzoa

    todava ms si sostenemos una moral de corte uti-

    litarista. Y es que la persona con discapacidad inte-

    lectual es en la prctica mirada y tratada como unsub-humano o semi-humano. A veces incluso no es

    mirada; se rehuye inconfesadamente estar ante ella cara

    a cara; y en esa huida apenas consciente los hombres

    le demuestran no estar reconocindola como uno ms

    entre ellos. De vez en cuando aparecen en el Foro de

    Canal Down21 sombras que nos estremecen. Un nio

    que es rechazado en el parque por otros nios y, lo que

    es peor, por comentarios inaceptables de los paps de

    esos nios; una frase cruel escrita por alguien que intenta

    envenenar el ambiente que respiramos; el relato de una

    peregrinacin infructuosa en busca de un colegio al queparece que nunca se llega. En fin, situaciones que dela-

    tan hasta qu punto, todava, en el mundo que conside-

    ramos civilizado se asoman actitudes -y quiz slo vemos

    la punta del iceberg- que no han asumido el planteamien-

    to tico inexcusable, principio fundamental que est en

    el origen de la convivencia inteligente: todos los seres

    humanos, y las personas con discapacidad lo son, nos

    reconocemos como seres dotados de dignidad, es decir,

    poseedores de un valor intrnseco por el hecho de ser

    personas, podemos leer en el Editorial de septiembre

    2006 de www.Down21.org. Para muestra, dos episodiosrecientes acaecidos en Espaa:

    Durante las vacaciones de Navidad 2006 un grupo

    de personas con discapacidad intelectual se fueron de

    viaje a Salou, acompaadas de monitores, y se alojaronen un hotel de la ciudad. En este lugar sufrieron insultos

    y vejaciones por parte de otros clientes del estableci-

    miento.

    Siete jvenes con sndrome de Down, acompaa-

    dos de monitores, deciden pasar un rato en un conocido

    pub de su ciudad, y cul no sera su sorpresa cuando se

    les prohbe la entrada porque aqu no se permiten sub-

    normales.

    Ms all de lo que algunos podran calificar de sim-

    ples ancdotas, existe una fuerte corriente de pensa-miento que a nivel terico sigue dudando de la condicin

    personal de aquellos seres humanos afectados por una

    discapacidad intelectual. Como ejemplo cabe citar a

    Peter Singer10, quien establece una clara diferencia entre

    ser humano y persona como punto de partida de todo

    su edificio argumental (no todos los seres humanos son

    personas y slo stas son portadoras de derechos): El

    hecho de que un ser sea humano, en el sentido de miem-

    bro de la especie homo sapiens, no es pertinente para el

    mal que supone acabar con su vida; la diferencia viene

    dada ms bien por caractersticas tales como la racio-nalidad, la autonoma y la conciencia de uno mismo11.

    Concretando un poco ms, este modelo antropolgico

    conjugado con una visin utilitarista de la moral conducen

    a nuestro autor a la siguiente conclusin:

    La diferencia entre acabar con la vida de un recin

    nacido discapacitado y uno normal no reside en un su-

    puesto derecho a la vida que tiene el segundo y del que

    carece el primero, sino en otras consideraciones diferen-

    tes sobre el hecho de acabar con la vida. Lo ms eviden-

    te es que a menudo existe una diferencia en la actitud de

    los padres. Normalmente, para los padres el nacimien-to de un hijo es un acontecimiento feliz () Quizs los

    padres, con razn, se arrepientan del nacimiento de un

    hijo discapacitado. En este caso, el efecto que tendr la

    muerte del hijo sobre los padres puede ser una razn a

    favor, y no en contra, de matarlo () Los recin nacidos

    son seres sensibles que no son ni racionales ni cons-

    cientes de s mismos. Por lo tanto, si consideramos a los

    recin nacidos en s, independientemente de las actitudes

    de sus padres, dado que la pertenencia a su especie no es

    pertinente para su categora moral, los principios que rigen

    la maldad de matar animales no humanos, sensibles perono racionales ni conscientes de s mismos, deben ser

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

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    RevistaLatinoamericana de

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    aplicables tambin en este caso () Cuando la muerte

    de un nio discapacitado conduce el nacimiento de otro

    nio con mayores perspectivas de tener una vida feliz, lacantidad de felicidad total ser mayor si se mata al nio

    discapacitado. La prdida de una vida feliz para el primer

    nio est compensada por la ganancia de una vida ms

    feliz para el segundo () Hoy en da, los padres pueden

    decidir mantener o destruir a sus hijos discapacitados

    slo si da la casualidad de que la discapacidad es detec-

    tada durante el embarazo. No existe una base lgica para

    limitar la decisin de los padres a estas discapacidades

    concretas. Si no se considerase que los recin nacidos

    discapacitados tienen derecho a la vida, digamos, una

    semana o un mes despus de nacer se permitira a lospadres, previa consulta con sus mdicos, decidir basn-

    posible, se deberan suprimir. Pero, en el caso del infan-

    ticidio, es nuestra cultura la que tiene algo que aprender

    de otras, sobre todo ahora que, como ellos, estamos enuna situacin en que debemos limitar el tamao de la

    familia13.

    Sigue diciendo nuestro autor: No existe una acusada

    distincin tica entre lo que hicieron y lo que la mayora

    de las mujeres embarazadas hacen cuando se les propo-

    ne un aborto porque el feto que llevan tienen sndrome

    de Down. En ambos casos, la decisin no es en un prin-

    cipio de la incumbencia del Estado ni de los mdicos, le

    concierne principalmente a la familia en que nace el beb

    () se podra conceder un perodo de veintiocho das

    despus del nacimiento antes de que se aceptara queel recin nacido tiene el mismo derecho a la vida que los

    dose en un conocimiento mucho ms amplio sobre el

    estado del recin nacido de lo que es posible antes de

    nacer () De cualquier forma, la cuestin principal estclara: matar a un recin nacido discapacitado no es moral-

    mente equivalente a matar una persona; y muy a menudo

    no es malo en absoluto12.

    El siguiente prrafo es especialmente hiriente y

    mordaz, as como magnfico exponente del enorme

    desconocimiento que Peter Singer tiene de las perso-

    nas con sndrome de Down y de sus potencialidades de

    desarrollo: No podemos esperar que un nio con sn-

    drome de Down toque la guitarra, sienta aficin por la

    ciencia ficcin, aprenda una lengua extranjera, charle con

    nosotros sobre la ltima pelcula de Woody Allen o seaun atleta, jugador de baloncesto o tenista importante ()

    Las madres japonesas son famosas por la dedicacin a

    sus hijos y esto era compatible con la tradicin del mabiki

    o adelgazamientode bebs. Las comadronas japonesasque asistan los partos no daban por sentado que el beb

    fuera a vivir; en vez de ello siempre preguntaban si el

    beb se iba a quedaro se le iba a devolvera cualquier

    lugar del que se creyera que vena. No es necesario decir

    que en Japn, como en todas estas culturas, a un beb

    que nace con una grave discapacidad se le devolvacasi

    siempre. La reaccin oficial de Occidente a estas prcti-

    cas es que son espantosos ejemplos de los valores br-

    baros de la moralidad no cristiana. Yo no comparto esta

    opinin. El que disienta no tiene nada que ver con el re-

    lativismo cultural. Algunas prcticas no occidentales porejemplo la circuncisin femenina- estn mal y, si fuera

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    Algunas prcticas no occidentales por ejemplo la circuncisinfemenina- estn mal y, si fuera posible, se deberan suprimir.Pero, en el caso del infanticidio, es nuestra cultura la que tienealgo que aprender de otras, sobre todo ahora que, como ellos,estamos en una situacin en que debemos limitar el tamao dela familia.

    O97

    DIGNIDAD HUMANA Y DISCAPACIDAD INTELECTUAL /Jos Ramn Amor Pan

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    hecho accidental de que uno disponga de capacidades

    fsicas o mentales ms o menos extendidas no aumenta

    ni disminuye este valor y esta dignidad fundamentalesde la persona. La esencia de lo humano se asienta en la

    consideracin de cada persona como portadora de valor

    por s misma, con poder de desarrollo y crecimiento per-

    manentes sea en el grado que sea, y en la consideracin

    del ser humano como tal ser en unin del otro. Ambos

    aspectos entretejidos en complejidad la individualidad

    y la pertenencia al colectivo humano- configuran la vida

    de cada uno de nosotros. La persona lo es; sin ms,

    siempre y en toda circunstancia, comienza afirmando

    la Confederacin Espaola de Organizaciones a favor de

    las Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS) ensu Cdigo tico (Madrid 2006, p. 9). Y sigue diciendo un

    poco ms adelante (p. 10):

    La persona con discapacidad intelectual, como indi-

    viduo, como persona, en cuanto tal ser humano, tiene

    valor en s y por s misma. Con sus limitaciones y capa-

    cidades es un ser humano con su dignidad, en esencia

    como cualquier otro. Es, en consecuencia, un individuo

    con sus caractersticas, intereses y fines propios e irrepe-

    tibles con dignidad y valor propio, equiparables a los de

    cualquier otra persona. Desde el respeto a la dignidad y al

    valor intrnseco, entendemos que la persona est sujetaa un proceso dinmico de cambio que le va generando

    necesidades, deseos, creencias y opciones individuales.

    Buscamos la calidad de vida, garantizando el derecho a

    una vida digna y al autogobierno, tratando a cada persona

    siendo conscientes de las diferencias individuales. En re-

    lacin con este valor se desprende, por tanto, el principio

    de la autodeterminacin entendida bsicamente como el

    derecho de toda persona a ser agente causal, actor, al

    menos parcial, del propio destino. Otro principio orien-

    tador de normas ticas es el de la individualidad, que

    orienta hacia acciones y actitudes de respeto a la dife-rencia, a la identidad propia, y de apoyo al perfil exclusivo

    de necesidad de cada persona; no cabe aqu un colectivo

    indiferenciado, homogeneizado, de personas con disca-

    pacidad, cabe cada persona, digna en s, plena, deman-

    dando del entorno apoyos concretos individualizados y en

    momentos concretos.

    Por consiguiente, la actitud de terceros ante la perso-

    na con discapacidad intelectual ser ticamente satisfac-

    toria slo cuando llegue a respetar, valorar y promover en

    ella su dignidad humana. Como afirma PERICO, las perso-

    nas con discapacidad intelectual son miembros de la co-munidad humana con pleno derecho15. Todo esto vuelve

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    La filosofa de los derechosfundamentales se iniciar

    con estos temas y estar,naturalmente, muy con-dicionada por el devenirhistrico de esas circuns-tancias sociales. No es unacreacin abstracta, por msque tenga una formulaciniusnaturalista, sino queresponde a una seriede necesidades com-

    plejas sentidas por loshombres de este espa-cio y este tiempo. A partirde estas primeras formu-laciones, los derechos hu-manos evolucionarn enun triple proceso: la posi-tivacin, la generalizaciny la internacionalizacin.

    Una evolucin que todavano ha finalizado, ni muchomenos.

    O99

    DIGNIDAD HUMANA Y DISCAPACIDAD INTELECTUAL /Jos Ramn Amor Pan

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    a recordarse con nfasis en la Convencin Internacional

    Amplia e Integral para Proteger y Promover los Derechos

    y la Dignidad de las Personas con Discapacidad pues,como en la propia exposicin de motivos se seala, se

    observa con preocupacin que, pese a los diversos ins-

    trumentos y actividades realizados hasta la fecha, las

    personas con discapacidad siguen encontrando obstcu-

    los para participar en pie de igualdad en la vida social y

    sufriendo violaciones de sus derechos humanos en todas

    las partes del mundo16. Las formas burdas, descaradas

    y crueles con las que se ha discriminado tradicionalmente

    a las personas con discapacidad intelectual se han hecho

    hoy menos frecuentes y, adems, son denunciables ante

    jueces y tribunales. Pero no slo no debemos bajar laguardia ante las que como hemos visto- an persisten

    de esta clase sino que adems debemos estar muy aten-

    tos a las formas sutiles de discriminacin. No hay que

    extraarse, por consiguiente, de la insistencia que pone-

    mos en subrayar la dignidad humana de estas personas y

    de denunciar y criticar a quien, directa o indirectamente,

    la pone en peligro.

    Toda sociedad humana conlleva un tcito reconoci-

    miento de derechos del hombre, una determinada cos-

    movisin y antropologa. El contenido de tales derechos,

    social y culturalmente determinado, es variable de unasociedad a otra y se halla en ntima conexin con la es-

    tructura profunda de la respectiva sociedad. Pero existen

    unos mnimos universales, que deben ser compartidos

    por todos y a todos obligar. Cuando tanto se habla

    de establecer una alianza de civilizaciones, con-

    viene no perder de vista esto, no sea que lo que

    hemos ganado por un lado lo perdamos por el otro

    al querer ser tan tolerantes y respetuosos Slo en la

    cultura occidental el reconocimiento de derechos impl-

    cito en toda sociedad ha sido objeto de tematizacin ex-

    plcita y amplia. La expresin derechos humanoses unaformulacin histrica, nacida dentro de la etapa moderna

    de la cultura occidental, que recoge las experiencias b-

    sicas de la dignidad humana. El anlisis de su contenido

    habr de tener en cuenta los condicionamientos de su

    gnesis y evolucin histricas, pero al mismo tiempo, ha

    de descubrir la riqueza objetiva que sobrepasa las condi-

    ciones histrico-culturales17, como certeramente pone

    de manifiesto Marciano Vidal. Una formulacin que ha

    tenido un gran xito, que ha sido recogida tambin por

    numerosos documentos eclesisticos, aun cuando en un

    primer momento la jerarqua catlica no estuviese muchopor la labor18.

    Esa toma de conciencia o explicitacin se realiz en el

    siglo XVIII, como ya sabemos, resultado de una serie de

    factores bien identificados, no fue ni mucho menos frutodel azar. El cambio en la situacin econmica y social con

    la aparicin del sistema econmico que desembocar

    en el capitalismo, con el auge y el impulso de una clase

    social progresiva y en ascenso, la burguesa, el cambio

    en el poder poltico con la aparicin del Estado, como

    poder racional centralizador y burocrtico, el cambio en la

    mentalidad impulsado por los humanistas y por la refor-

    ma, con el impulso del individualismo, del racionalismo y

    del proceso de secularizacin, el cambio de la ciencia, la

    idea de persona, de libertad, el contrato social -los dere-

    chos humanos civiles y polticos son la base de cualquiercontrato social, y por tanto son los derechos que deben

    informar las leyes fundamentales, las constituciones,

    razn por la cual estn en el origen del derecho consti-

    tucional moderno- y la nueva consideracin del Derecho,

    sern elementos decisivos en la gnesis de los derechos

    fundamentales19.

    La filosofa de los derechos fundamentales se iniciar

    con estos temas y estar, naturalmente, muy condiciona-

    da por el devenir histrico de esas circunstancias socia-

    les. No es una creacin abstracta, por ms que tenga una

    formulacin iusnaturalista, sino que responde a una seriede necesidades complejas sentidas por los hombres de

    este espacio y este tiempo. A partir de estas primeras

    formulaciones, los derechos humanos evolucionarn en

    un triple proceso: la positivacin, la generalizacin y la in-

    ternacionalizacin. Una evolucin que todava no ha fina-

    lizado, ni mucho menos. Los derechos humanos, convie-

    ne subrayarlo, no son una concesin ni una construccin

    del poder poltico porque, de lo contrario, todo aquello

    que se concede o se construye puede ser revocado o

    destruido. No se olvide que los derechos fundamentales,

    en tanto que reguladores del vnculo entre individuo yEstado, circunscriben la discrecionalidad del Legislador.

    La ruptura del modelo jurdico tradicional de relaciones

    internacionales es el presupuesto del actual proceso de

    positivacin supraestatal de los derechos humanos, uno

    de cuyos mejores exponentes por lo que a nuestro tema

    se refiere es la actual Convencin de Derechos de las

    Personas con Discapacidad20.

    Los derechos humanos encuentran su justificacin

    en la racionalidad tica. Esta fundamentacin se con-

    creta en torno a exigencias que consideramos impres-

    cindibles como condiciones inexcusables de una vidadigna, de una vida realizada. Suponen una cosmovisin

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

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    15/19

    basada en una opcin humanista que necesit un caldo

    de cultivo concreto para poder formularse (que no se

    dio ni se da todava hoy en muchos contextos culturalesy religiosos), que de una u otra forma reconoce el valor

    del hombre por encima de cualquier otra realidad; el re-

    conocimiento de la persona humana como lugar axiol-

    gico autnomo y original; la idea de ser libre y de tener

    libertades. Los derechos humanos encauzan la protesta

    y la profeca de lo humano por terrenos metajurdicos y

    ms all de las concreciones histricas. Responden al

    polo de la obligacin que se me impone aunque no me

    guste.

    Su positivacin fortalece su condicin de norma

    porque su cumplimiento puede exigirse ante los Jueces yTribunales y el Estado tiene obligaciones de las que debe

    rendir cuentas. De este modo, requieren unas fuentes y

    unas garantas: as se convierten en instrumento vlido

    ante la sociedad y su organizacin poltica. La dimensin

    tica, inherente al mismo concepto de derechos huma-

    nos, ejerce una funcin de orientacin en la juridificacin

    de los mismos. La conciencia axiolgica de esta dignidad

    es la que orienta y da sentido a la normativizacin jurdi-

    ca. Se busca impedir la desviacin hacia positivaciones

    contrarias a la autntica realizacin del hombre; aportar

    en el nivel ms profundo de la hermenutica tica, esto

    es, en el nivel de donde brota la normatividad tica. En

    general, dignidad significa, dentro de la variedad y hetero-geneidad del ser, la determinada categora objetiva de un

    ser que reclama -ante s y ante los otros- estima, custodia

    y realizacin (...) En ltimo trmino se identifica objetiva-

    mente con el ser de un ser22.

    La afirmacin del hombre como una realidad consis-

    tente por ella misma y como ncleo fontal de toda reali-

    dad conduce a la consideracin del hombre como subje-

    tividad y no como objeto. El hombre tiene una estructura

    personal y goza de las propiedades de la existen-

    cia personal23. Al reconocer la consistencia del

    hombre en cuanto persona, se comprende lohumano no desde las mediaciones (polticas,

    econmicas, culturales) sino desde la origina-

    lidad de un ser que es realidad fontal y que

    me interpela como un t; un t precisamen-

    te en el que y gracias al que me puedo reconocer como

    un yo. Es reconocer el valor absoluto e incondicional del

    hombre; es considerar al hombre un fin para l mismo y

    nunca reducido a medio; es, en definitiva, ver en el ser

    humano, en todo ser humano, el origen y meta de todo

    empeo moral.

    la clave para la interpretacin de todo el corpus jurdico;

    urgir el progreso en la toma de conciencia de nuevos

    flancos de la dignidad humana; asegurar que ese progre-

    so se realice dentro de la fidelidad a los valores objetivos

    de lo humano.

    El concepto dignidad humana es, en verdad, un

    lugar de apelacin tica21. Se puede decir sin duda

    alguna que la persona, la dignidad humana, es el actual

    punto de partida y la meta de llegada para la reflexinmoral. El tema de la dignidad del hombre est situado

    3. AO EUROPEO DE LA IGUALDAD DEOPORTUNIDADES PARA TODOS. HACIA UNASOCIEDAD JUSTA

    Conviene tener presente que lo que decimos no

    se refiere a una naturaleza abstracta, sino a los seres

    humanos concretos. La dignidad humana ha de tener

    significacin para hombres histricos concretos que se

    mueven dentro de las contradicciones de la realidad. Deah precisamente que en los ltimos aos se luche por

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    Muchas personas querrn aferrarse al estatus superior del serhumano. Estamos tan acostumbrados a hablar de derechos hu-manos, dignidad humana y el infinito valor de la vida humanaque no abandonaremos fcilmente la idea de que ser humano esen s mismo ser muy especial...

    1O1

    DIGNIDAD HUMANA Y DISCAPACIDAD INTELECTUAL /Jos Ramn Amor Pan

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    16/19

    darle un contenido especificado y bien concreto. Todos

    sabemos que en la vida cotidiana subsisten an hoy

    formas de pensar y de actuar que tienden a discriminar a

    las personas, es cierto, ya lo reconocimos en los inicios

    mismos de nuestra reflexin, y lo subrayo nuevamente

    ahora que vamos finalizando nuestro recorrido porque,posiblemente, es la crtica ms extendida al concepto

    dignidad humana. Pero, qu sera de nosotros sin esta

    categora? No quiero ni imaginarlo.

    Por eso el Parlamento Europeo y el Consejo de la

    Unin Europea decidieron declarar el 2007 como Ao

    Europeo de la Igualdad de Oportunidades para Todos,

    porque a pesar de los avances realizados hasta la

    fecha a nivel de la UE para eliminar la discrimina-

    cin y promover la igualdad de oportunidades, an

    queda mucho por hacer. De poco sirve la adopcin

    de medidas legislativas, por muy minuciosamente quehayan sido elaboradas, si no existe la voluntad poltica de

    traducirlas en acciones a largo plazo y no cuentan con el

    apoyo del conjunto de la poblacin. El Ao europeo de

    la igualdad de oportunidades para todos constituir una

    oportunidad para promover una sociedad con ms cohe-

    sin. Su propsito ser que se tome ms conciencia del

    importante acervo de la UE en el mbito de la igualdad

    y la lucha contra la discriminacin, as como movilizar a

    todos los interesados con el fin de hacer avanzar la nueva

    estrategia marco de igualdad de oportunidades de la

    Unin Europea, tambin despus de 2007. El Ao euro-peo procurar concienciar sobre la contribucin positiva

    que las personas, independientemente de su sexo, origen

    tnico o racial, religin o convicciones, discapacidad, edad

    u orientacin sexual, aportan a la sociedad en su conjun-

    to www.europa.eu. La Unin Europea tiene todas las

    razones del mundo para enorgullecerse de su legislacin

    antidiscriminacin, una de las ms extensas del mundo.No obstante, pedir la igualdad de derechos y adoptar

    leyes para intentarlo y garantizarlo no es suficiente para

    asegurar que todo el mundo en la prctica disfrutar de la

    igualdad de oportunidades. Se tienen que dar incentivos

    para provocar un cambio en el comportamiento y la men-

    talidad. Principios y virtudes tienen que caminar juntos.

    Indudablemente falta una aceptacin plena y vital,

    operativa, que conduzca hacia posturas activas por las

    cuales se desechen todas las discriminaciones, veladas

    o manifiestas. No hay que extraarse, por consiguiente,

    de la insistencia que ponemos en hablar de personascon discapacidad intelectual, para subrayar lo sustantivo,

    para remitirnos a lo que las define en la centralidad in-

    tangible e irrenunciable de su identidad. Puede resultar

    a veces una insistencia excesiva, demasiado cansina.

    Pero a poco que recordemos la historia que hay detrs

    y determinadas formulaciones tericas actuales, toda in-

    sistencia puede parecer incluso poca24. Y aun cuando la

    dignidad humana es un apriori tico comn a todos los

    hombres, tal y como venimos insistiendo a lo largo de

    estas pginas, sin embargo en su significacin prxica

    tiene una orientacin preferentemente hacia todos aque-llos hombres cuya dignidad se encuentra desfigurada, y

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    La alegra, la felicidad, la realizacin de s mismo es el deseoms anhelado en lo profundo de todo ser humano, y el primerode todos los deseos. El ser humano busca sentido a su vida ydesarrolla la voluntad de encontrarlo. Hay que poner entusias-mo a la vida. Y todo esto se hace en reciprocidad, en la solida-ridad, en un continuo dar y recibir. El ser humano es meneste-rosidad, es contingencia, es vulnerabilidad llamada a plenituden el encuentro.

    1O2Biotica

    RevistaLatinoamericana de

    Julio - Diciembre 2007

  • 7/25/2019 Dignidad Humana y Disc Intelectual

    17/19ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    entre los cuales se encuentran las personas con disca-

    pacidad intelectual. Esta categora orienta el dinamismo

    de la actividad humana hacia la meta de la humanizacin.Por esa razn abrir una puerta a las excepciones en un

    tema tan delicado se me antoja una empresa altamen-

    te temeraria y peligrosa, y no precisamente porque sea

    hombre miedoso o apocado sino porque los hechos his-

    tricos estn ah para quien quiera leerlos con un mnimo

    de objetividad y prudencia. Ya es muy difcil de entender

    en trminos morales el aborto eugensico, pero s que

    carecemos de cualquier argumento vlido para justificar

    el infanticidio dse un recin nacido con discapacidad. La

    pendiente que llevara a matar sin justificacin es tan res-

    baladiza que lo mejor es intentar evitarla.El problema es que aceptar una prctica habitual o

    una norma que permita matar puede dar lugar a abusos

    y, ponderando, puede causar ms perjuicios que benefi-

    cios. No es que los abusos se vayan a producir inmedia-

    tamente, pero s irn aumentando con el paso del tiempo

    () Las reglas de nuestro cdigo moral que nos impi-

    den causar la muerte a otra persona no son fragmentos

    aislados. Son hilos en el tapiz de reglas que defienden

    el respeto por la vida humana. Cuantos ms hilos reti-

    remos, ms dbil ser el tapiz. Si analizamos no slo la

    modificacin de las reglas, sino tambin la modificacinde las actitudes veremos que los cambios en la norma-

    tiva pblica tambin pueden debilitar la actitud general

    de respeto por la vida humana. Las prohibiciones suelen

    tener importancia prctica y simblica, y retirarlas puede

    debilitar una serie de hbitos, limitaciones y actitudes

    irremplazables25.

    Cuestionar la idea de la sublime dignidad del ser

    humano y establecer una clara diferencia entre ser

    humano y persona como punto de partida del discur-

    so moral no hace justicia al ser humano y nos mete en un

    fabuloso atolladero, no me cansar de repetirlo: Apenashay nadie que crea realmente que toda vida humana

    tiene el mismo valor. La retrica que fluye tan fcilmen-

    te de las plumas y bocas de los papas, los telogos, los

    especialistas en tica y algunos mdicos se contradice

    cada vez que esas mismas personas aceptan que no ne-

    cesitamos volcar todas nuestras fuerzas en salvar a un

    nio con graves malformaciones, que podemos permitir

    que un anciano con la enfermedad de Alzheimer en grado

    avanzado muera de neumona sin tratarle con antibiti-

    cos, o que podemos suprimir el alimento y el agua a un

    paciente en estado vegetativo persistente26. Estos pos-tulados son inasumibles.

    Muchas personas querrn aferrarse al estatus supe-

    rior del ser humano. Estamos tan acostumbrados a hablar

    de derechos humanos, dignidad humanay el infinito valorde la vida humanaque no abandonaremos fcilmente la

    idea de que ser humanoes en s mismo ser muy especial

    () Puesto que ser miembro de la especie Homo sapiens

    no pertenece a la tica, algunos animales no humanos

    pueden poseer cualquier caracterstica o combinacin de

    caractersticas que consideremos que conceden a un ser

    humano el derecho a la vida, o que hacen por lo general

    que est mal poner fin a una vida humana. Si las poseen,

    entonces debemos conceder a esos animales no huma-

    nos el mismo derecho a la vida que concedemos a los

    seres humanos o considerar que est igual de mal ponerfin a las vidas de esos seres no humanos que poner fin

    a la vida de un ser humano con la misma caracterstica o

    combinacin de caractersticas.

    Del mismo modo, no podemos otorgar justificada-

    mente ms proteccin a la vida de un ser humano de la

    que otorgamos a un animal no humano si el ser humano

    ocupa un puesto inferior al del animal en cualquier escala

    posible de caractersticas relacionadas con l ()

    El derecho a la vida no es un derecho exclusivo

    de los miembros de la especie Homo sapiens,

    es un derecho que poseen, apropiadamente,las personas. Ni todos los miembros de la

    especie Homo sapiensson personas ni todas

    las personas son miembros de la especie

    Homo sapiens27.

    Peter Singer subraya que el propsito de sus argumen-

    tos es elevar la posicin de los animales y no bajar la de

    los humanos: No deseo sugerir que habra que obligar a

    los humanos discapacitados intelectualmente a ingerir co-

    lorantes alimenticios hasta que la mitad muera, aunque es

    cierto que esto nos dara una indicacin ms exacta de si

    una sustancia es segura para los humanos que probndolaen conejos o perros. Me gustara que nuestra conviccin

    de que tratar a los humanos discapacitados intelectual-

    mente de esta forma est mal, se trasladase a los anima-

    les no humanos con niveles de conciencia propia similares

    y con similar capacidad de sufrimiento. Es pesimista en

    exceso contenernos para no intentar cambiar nuestras

    actitudes basndonos en que quizs empecemos a tratar

    a los humanos discapacitados intelectualmente con la

    misma falta de preocupacin que tenemos en la actualidad

    con los animales, en lugar de considerar a los animales

    con esa preocupacin superior que ahora tenemos por loshumanos discapacitados intelectualmente28.

    DIGNIDAD HUMANA Y DISCAPACIDAD INTELECTUAL /Jos Ramn Amor Pan

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    Yo no s de qu rbol caera este autor. La interpretacin que

    hace de la Moral y de la Antropologa es ms que discutible. Se

    trata de una enmienda a la totalidad del pensamiento occidental.Trata beligerantemente de deshacer lo que considera prejuicios

    muy arraigados en nuestra cultura. Parece no darse cuenta que

    anular ciertas limitaciones y conceptos desencadena un desgas-

    te moral que hace muy difcil si no imposible- mantener una

    adecuada sensibilidad tica.

    Para garantizar la vida humana, especialmente la ms dbil y

    vulnerable, la experiencia nos ensea que el autocontrol moral

    no es suficiente, que se necesitan medidas de contencin a

    travs de la moral colectiva y del ordenamiento jurdico, porque

    es fcil pasar de una pequea infraccin a otra infraccin ms

    seria y de graves consecuencias, de un pequeo matar a ungran matar, de una situacin bien delimitada a otra en la que

    los casos de violacin de la dignidad humana se ampliaran y

    multiplicaran. Admitir que la dignidad humana es un concepto

    intil o discriminador ira en contra de la tendencia histrica que

    ha restringido al mximo las excepciones al principio general de

    la inviolabilidad de la vida humana, un principio que ha costado

    mucho enunciar y que, desgraciadamente, todava en la prctica

    cotidiana resulta ampliamente vulnerado. Todo sistema moral

    tiene que admitir la existencia de principios, conceptos y normas

    de carcter universal. Y entre estos est, por lo que a m res-

    pecta, el concepto de dignidad humana. Igualdad no quiere decirhomogeneizar.

    La puesta en prctica de los principios de igualdad, basados

    en nuestra comn dignidad, ha de tomar en cuenta las diferencias

    y la diversidad para asegurar que cada individuo disfruta realmen-

    te de un trato igualitario, tambin las personas con discapacidad

    intelectual. La inclusin de este colectivo en la corriente gene-

    ral de la sociedad no es un acto supererogatorio sino de estricta

    justicia, uno de los pilares bsicos de toda sociedad realmente

    democrtica.

    La alegra, la felicidad, la realizacin de s mismo es el

    deseo ms anhelado en lo profundo de todo ser humano, y elprimero de todos los deseos. El ser humano busca sentido a

    su vida y desarrolla la voluntad de encontrarlo. Hay que poner

    entusiasmo a la vida. Y todo esto se hace en reciprocidad, en

    la solidaridad, en un continuo dar y recibir. El ser humano es

    menesterosidad, es contingencia, es vulnerabilidad llamada a

    plenitud en el encuentro. Por eso mismo, lo miremos por donde

    lo miremos, somos profundamente deudores los unos de los

    otros. Por eso, discriminar a los que aparentemente deben ms

    por ser ms vulnerables y dependientes es, a mi entender, gra-

    vemente injusto. La dignidad ontolgica de la persona es, en

    ltimo trmino, un misterio ante el que todos debemos dar unarespuesta reverencial.

    La alegra, la felicidad, larealizacin de s mismoes el deseo ms anhe-lado en lo profundo detodo ser humano, y elprimero de todos losdeseos. El ser humanobusca sentido a su viday desarrolla la volun-tad de encontrarlo. Hayque poner entusiasmoa la vida. Y todo esto sehace en reciprocidad,en la solidaridad, en uncontinuo dar y recibir. Elser humano es menes-terosidad, es contingen-cia, es vulnerabilidad

    ISSN 1657-4702 / Volumen 8 / Edicin 13 / Pginas 88-105 / 2007

    RevistaLatinoamericana de

    Julio - Diciembre 2007

    1O4Biotica

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    Cdigo de Nremberg, en Mara CASADO y otros, Las leyes de la biotica (Gedisa, Barcelona, 2004), pp. 129-133..ABEL, F., Biotica: orgenes, presente y futuro (Fundacin Mapfre Medicina, Madrid 2001), pp. 128-131.MACKLIN, R., Dignity is a useless concept, British Medical Journal 327 (2003) 1419-1420. Ya dediqu un primer trabajo a reflexionarsobre esta materia. Homo homini res sacra. Sobre la dignidad humana, Compostellanum 50 (2005) 261-289.LIPOVETSKY, G., Metamorfosis de la cultura liberal (Anagrama, Barcelona 2003), p. 34. Del mismo autor, El crepsculo del deber(Anagrama, Barcelona 2005).MASIA, J., Fragilidad en esperanza (Descle De Brouwer, Bilbao 2004), p. 278.Cf. MARINA, J.A. VALGOMA, M., La lucha por la dignidad (Anagrama, Barcelona, 2000). KANT escribi: Suponiendo que haya algo cuyaexistencia en s misma posea un valor absoluto, algo que, como fin en s mismo, pueda ser fundamento de determinadas leyes, entoncesen ello y slo en ello estara el fundamento de un posible imperativo categrico, es decir, de la ley prctica. Ahora yo digo: el hombre, yen general todo ser racional, existe como fin en s mismo, no slo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad; debeen todas sus acciones, no slo las dirigidas a s mismo, sino las dirigidas a los dems seres racionales, ser considerado siempre al mismotiempo como fin (KANT, I., Fundamentacin de la metafsica de las costumbres, Espasa Calpe, Madrid 1980, pp. 82-83).AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION, Manual diagnstico y estadstico de los trastornos mentales DSM-IV-TR (Masson, Barcelona2002), p. 47.Ver tambin: AMERICAN ASSOCIATION ON MENTAL RETARDATION, Retraso mental. Definicin, clasificacin y sistemas

    de apoyo (Alianza Editorial, Madrid 1997).Cf. SPECK, O. - THALHAMMER, M., Rehabilitacin de los insuficientes mentales (Herder, Barcelona 1978), p. 16.Asamblea General de las Naciones Unidas, 20 de diciembre de 1971.Este autor naci en Melbourne (Australia) en 1946 y curs estudios en la Universidad de Melbourne y en la Universidad de Oxford. Fueel presidente fundador de la International Association of Bioethics. Desde 1999 est trabajando en la Universidad de Princeton (EstadosUnidos); su actividad acadmica en ella se enmarca dentro del Centro Universitario de Valores Humanos. Es vegetariano y un acrrimodefensor de los derechos de los animales. A partir de sus estudios sobre la vida animal y las comunidades de animales, Peter Singercuestiona la idea de la sublime dignidad del ser humano y se interroga por el fundamento de esta pretendida dignidad que, enmuchos autores del pensamiento tradicional occidental se articula a partir de la idea de alma o espritu. Este autor critica confuerza las deontologas clsicas y considera que esta visin de los animales como elementos carentes de derechos ha tenidocomo consecuencia un uso abusivo, cruel y degradante de los mismos a manos de los seres humanos.SINGER, P., Etica prctica (Cambridge University Press, Cambridge 1995), pp. 224-225.Ibid., pp. 225-236.SINGER, P., Repensar la vida y la muerte (Paids, Barcelona1997, pp. 209-210.

    Ibid., pp. 212-213.PERICO, G., Gli handicappati, membri della comunita a pieno diritto, Aggiornamento Sociale 31 (1980) 163-172.La Convencin Internacional Amplia e Integral para Proteger y Promover los Derechos y la Dignidad de las Personas con Discapacidad,que llev cinco aos de negociaciones (el texto as como todo el proceso de elaboracin puede consultarse en www.un.org), no creaningn derecho nuevo. Lo que sucede es que se necesitaba una norma jurdicamente vinculante para asegurar que los derechos de laspersonas con discapacidad se garanticen efectivamente en todos los lados, en todas las legislaciones nacionales.VIDAL, M., Moral de actitudes III (PS Editorial, Madrid 1988), p. 209.Es justo reconocer con humildad que la actitud de la Iglesia no fue siempre positiva ante los derechos individuales, sobre todo duranteel siglo XIX. Len XIII tuvo que superar la visin negativa del rgimen poltico liberal que haban difundido sus predecesores Gregorio XVIy Po IX. Hay que esperar a la segunda mitad del siglo XX para que la doctrina oficial catlica adopte una postura decidida a favor de losderechos humanos. La encclica de JUAN XXIII, Pacem in terris (1963) marca un hito en la asuncin por parte de la Iglesia Catlica del con-tenido de la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre. A partir de ah los pronunciamientos se suceden: CONCILIO VATICANOII, Gaudium et spes (1965); PABLO VI, Octogesima adveniens (1971); JUAN PABLO II, Redemptor hominis (1979); Documentos de la IIIConferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Puebla en 1979.

    Cf. ANDORNO, R., Biotica y dignidad de la persona (Tecnos, Madrid 1998); AA.VV., Filosofa del Derecho (UNED, Madrid, 2002); CASTROCID, B. (dir.), Problemas bsicos de Filosofa del Derecho: desarrollo sistemtico (Universitas, Madrid 2003); GRACIA, D., Fundamentosde biotica, pp. 122-187; NUMERO MONOGRAFICO, Concilium 300 (2003); PECES BARBA, G., Escritos sobre derechos fundamentales;TORRALBA, F., Qu es la dignidad humana? (Herder, Barcelona 2005).En idntico sentido, hay que mencionar la reciente promulgacin por parte de la UNESCO de una Declaracin Universal sobre Bioticay Derechos Humanos, en cuyo artculo 24 puede leerse: Los Estados deberan respetar y fomentar la solidaridad entre ellos y deberantambin promoverla con y entre individuos, familias, grupos y comunidades, en particular con los que son ms vulnerables a causa deenfermedades, discapacidades u otros factores personales, sociales o ambientales, y con los que poseen recursos ms limitados.VIDAL, M., La dignidad del hombre en cuanto lugar de apelacin tica, Moralia 2(1980) 365-386.RAHNER, K., Dignidad y libertad del hombre, Escritos teolgicos (Taurus, Madrid 1961), vol. II, pp. 245- 246.Cf. ZUBIRI, X., Sobre el hombre (Alianza, Madrid 1986); LAIN ENTRALGO, P., Teora y realidad del otro (Alianza, Madrid 1983).Xabier Etxeberria lo desarrolla muy en su libro Aproximacin tica a la discapacidad (Universidad de Deusto, Bilbao 2005).BEAUCHAMP, T.L CHILDRESS, J.F., Principios de tica biomdica (Masson, Barcelona 1999), pp. 217-219.SINGER, P., Repensar la vida y la muerte, p. 188.SINGER, P., Repensar la vida y la muerte, pp. 201-202.SINGER, P., Etica prctica, p. 98.

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    REFERENCIAS

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    DIGNIDAD HUMANA Y DISCAPACIDAD INTELECTUAL /Jos Ramn Amor Pan