DIRECCIÓN DE FORMACIÓN COLEGIO ALEMAN LA SERENA

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Colegio Alemán de La Serena / Deutsche Schule, Avda. 4 Esquinas S/N, La Serena. Fono-Fax (0-56-51) -2294703 - 2294704, e-mail [email protected]

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INFORMATIVO SOBRE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES EN TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN (TIC). BENEFICIOS, PELIGROS, RIESGOS Y

SUGERENCIAS. ROL DE LA FAMILIA Y EL COLEGIO Introducción

La masificación del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) Durante las últimas décadas ha producido una serie de cambios sociales. Los niños y adolescentes se han trasformado en “verdaderos agentes de penetración y alfabetización tecnológica en los hogares”. (Arón, 1995; Berríos Llarela, 2014; Acedo, A 2016; Marco M., 2010 citado en Acedo A., 2016; Alfaro, 2015, Carbonell y Oberst, 2015, O’Keeffe, Clarke-Pearson, 2011, citado en Rodríguez, A, 2018; We are Social y Hootsuite 2020). El mayor de los cambios hace referencia “Networked Individualism” o” individualismo en la red”, que se caracteriza por el abandono de los espacios públicos por parte la población especialmente niños y jóvenes, generando la “cultura de la habitación”. Los jóvenes pasan gran parte de su tiempo conectados a internet y redes sociales, encerrados en sus dormitorios, siendo una práctica central e indispensable en sus vidas. El desafío es ayudar a los adolescentes y niños, a mantener un equilibrio entre el mundo virtual y real. De manera, que puedan beneficiarse del uso de tecnologías sin caer en comportamientos riesgosos que afectan su salud mental, su integración social y su rendimiento académico. Algunos autores plantean la importancia de educar a los estudiantes sobre el uso saludable de Internet, mientras que otros proponen aumentar el control y generar restricciones sobre su aplicación (Beltrán, R., Gómez, M. y Uriarte, J. 2009; Wellman y otros, 2003, Piñar, M., 2011, Gil, A. 2013, citado

en Acedo, A. 2016) La literatura ya habla de “identidad digital”, “ciudadanía digital”, “internautas del ciberespacio”, “nativos digitales, “e-society”, generación “touch” y generación “multipantalla” “Homozappins” (MacPake, Sthepen y cols, 2007, Prensky, 2011, citados en Berrios, Ll, 2014; Bauerlein, 2008, citado en Acedo A., 2016; Sharple, 2000, Baier y cols., 2003, Lara 2009, citados en López Fernández, M 2017; Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, 2017; Ministerio de Educación, 2019). El informe We are Social y Hootsuite, 2020, reporta que el uso de internet y redes sociales se incrementa cada año. El 2015, 2.831millones de personas utilizaban internet y el 2020 un 59% de la población mundial, que corresponde a 4.540 millones de usuarios que accede a este servicio. Las dos regiones con mayor penetración de internet en la actualidad, son Europa Oriental (92%) y el norte de Europa (95%), Norteamérica (88%). Las regiones con menor penetración de internet son África oriental (23%) y África occidental (36%). (We are Social y Hootsuite 2020). En cuanto al ranking de países con mayor demanda de internet, la encabeza los Emiratos Árabes Unidos (99%), Dinamarca (98%), Corea del Sur, Suiza, Reino Unido, y Suecia con (96%), Países Bajos (95%). España (91%). (We are Social y Hootsuite, 2020). En América Latina, Chile es el país que lidera el uso de Internet (Internet Media Services, 2016). Se estima que el 87.4% de los hogares chilenos, tienen internet y 94% de estos, se encuentra en hogares con familias con hijos que son estudiantes. (SUBTEL, y Brújula, 2017).




Es de relevancia considerar la existencia de un mundo de interconectividad e interdependencia, que responde a la necesidad de involucrarse con los demás desde la diversidad, la heterogeneidad y al mismo tiempo, ser responsables en la propia capacidad autónoma para tomar decisiones, en el manejo de su propia vida. (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, 2017; El informe Delors, 1996 de la UNESCO, OECD,2005, citados en Ministerio de Educación, Gobierno de Chile, 2019). Tanto padres como docentes, necesitan información sobre estudios e investigaciones sobre el uso de TIC, los beneficios, los peligros o riesgos a los que se enfrentan los menores de edad, dado que la tecnología digital ya se encuentra irreversiblemente en la vida de todos. La forma como la utilicemos, determinará el efecto que tendrá en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. El internet de las cosas, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático llegaron para quedarse, creando nuevas oportunidades y también nuevos desafíos: “El internet es una herramienta que siempre se usará para hacer el bien y para hacer el mal. Nuestra labor consiste en mitigar los daños y ampliar las oportunidades que la tecnología digital hace posible” (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, 2017; Rodríguez, J., 2017) ¿Cuáles son los argumentos a favor del uso de TIC? El debate teórico y académico, sobre las repercusiones del uso del Internet y las tecnologías digitales, plantean quienes están a favor valoran sus efectos para la humanidad, al ofrecer oportunidades ilimitadas para la comunicación, el comercio el aprendizaje y la libertad de expresión. Los medios electrónicos y utilización de plataformas comunicacionales permiten fácil acceso a todo tipo de información, rompen las barreras entre aprendizaje formal e informal. Internet, es el canal de comunicación a través del cual se difunde información y permite contactar con cualquier persona o institución en el mundo. (Rodríguez Arce, J., 2017) El desarrollo tecnológico digital, es una gran oportunidad para disminuir la brecha a consecuencia de la desigualdad, producto de la pobreza, el origen étnico, el género la discapacidad y el desplazamiento o aislamiento geográfico, pues permite conectar brindando grandes oportunidades y facilidades para desarrollar aptitudes en el mundo digital. Potencian a través de hardware y software especializados para niños con necesidades educativas especiales, aprendizajes de matemática e idiomas. (Unicef, 2017; OCDE, 2019, citado en Ministerio de Educación, 2019) Han estimulado una enorme creatividad, riqueza de material didáctico, variedad de contenidos multimodales y ampliado el acceso de los niños a una gran cantidad de contenido enriquecedor y entretenido. (Unicef, 2017) Favorece oportunidades de aprendizaje colaborativo y educación en regiones remotas y durante períodos de crisis humanitarias. Permiten acceder a información sobre cuestiones que afectan a sus comunidades y aportan la solución de problemas concretos. La economía digital Ofrece oportunidades económicas al suministrar a los jóvenes servicios de capacitación, búsqueda de empleo, relación de nuevas fuentes de trabajos y oportunidades de emprendimiento y negocio.




El buen uso de las redes sociales sirve cómo protección frente a los riesgos derivados de usos inadecuados de las tecnologías de la información y la comunicación. (Acedo, A., 2016). Las redes sociales pueden ser factores protectores que favorecen la salud y el bienestar de las personas, constituyéndose en una novedosa herramienta de intervención psicosocial. Aportan disminuyendo la vulnerabilidad del individuo ante problemas físicos y emocionales, apoyan en situaciones de crisis, favorecen los cambios vitales, la elaboración de conflictos de identidad y vocación, cambios de estatus, roles y elección de modelos conductuales (Estévez y Aravena, 1988, Gottlieb, 1987, Koeske y Koeske, 1990, citado en Arón 1995). ¿Cuáles son los argumentos en contra del uso de TIC? Esta postura considera que el desarrollo digital es una amenaza que mina la calidad y el bienestar personal y merma el desarrollo de las relaciones interpersonales. Quienes ostentan esta postura, plantean los riesgos del uso excesivo de los dispositivos móviles y sus efectos en la salud física, crecimiento, el desarrollo neuronal, el impacto negativo en los resultados del aprendizaje, a consecuencia de la desconcentración producto de realizar actividades no reguladas tales como chatear, en la sala de clases. Así mismo, dificultad de los estudiantes para discriminar información relevante. Problemas para procesar información regulación de los ciclos vigilia-sueño, y el resultado negativo de la luz LED en la disminución de la melatonina, y el impacto en y el crecimiento y sus efectos en la salud física y mental. (H, Graafland, 2018, citado en Ministerio de Educación, 2019). Otro aspecto es la falta de habilidades y conocimientos digitales de los docentes, al no estar familiarizados con recursos digitales. Falta de claridad en la pertinencia y utilidad de herramientas tecnológicas en la sala de clases, provocando un uso inadecuado que afectaría la planificación de clases y la evaluación de los aprendizajes. (OCDE, 2019, citado en Ministerio de Educación, 2019) Estudios asocian el consumo excesivo de redes sociales con sensación de soledad, baja autoestima, bajo promedio escolar y escaso desarrollo de habilidades sociales. También, con aumento de intimidación y creación de nuevas formas de abuso y explotación infantil, producción, distribución y el intercambio de material sexualmente explícito y de otro contenido ilegal, la trata en línea aún prevalecen, no solo en la Web Oscura, sino también en las principales plataformas digitales y redes sociales, facilitado el acceso de niños a contenidos inapropiados y dañinos “sexting”, transmisión en vivo de abuso sexual, acoso cibernético y la exposición a materiales inadecuados en los sitios pornográficos o de apuestas. (Funk y Buchman, 1995, Funk, 1993, Bringas, 2008, citado en L, Menay-López, A, Hanns de la Fuente-Mella, 2014; Agencia la Calidad de la Educación, 2017; e, Echeburúa, y cols, citado en Min Educación, 2019; U. Andes, 2018, citado en Ministerio Educación, 2019). ¿Qué se entiende por redes sociales? El concepto de redes sociales personales se define como “un conjunto flexible de personas con las cuales un individuo mantiene contacto y vínculo social”, generando una relación significativa l de apoyo emocional. (Estévez y Aravena, 1988, citado en Arón, 1995). Esta relación puede ser diaria, como son las expresiones de afecto y empatía de parte de familiares, conocidos y amigos. Asimismo, apoyo en




contextos estresantes, apoyo instrumental, y acciones en situaciones de crisis. Desde esta perspectiva, la red social es un sistema social con estructura propia. Posee propiedades, un tamaño o número de personas que la componen, una dimensión referida al tipo de actividad, (recreación, religiosa, profesional etc.). Intensidad o grado de cercanía emocional o lejanía entre los interactuantes. Una dimensión temporal, en términos de cantidad de tiempo y frecuencia de participación en la red. Todos estos elementos componen un patrón de lazos de interdependencia, que afecta la interacción entre individuos (Gottlieb, 1981, Gottlieb, 1985, Hirsch, 1985, Rook y Dooley, 1985 Wellman, 1981, Uehara, 1990, citados en Arón 1995). Como sistema las redes sociales cumplen la función de proveer apoyo social. Es un proceso es dinámico y transaccional, pues implica siempre un intercambio, la misma persona es proveedor y receptor en sus interacciones. El apoyo social está influido por factores tales como dimensión subjetiva o percepción particular de los interactuantes, patrones culturales, habilidades sociales, edad, género, nivel socioeconómico, características de la estructura de la red, entre otros. (Shumaker & Brownell, 1984 citado en Arón, 1995). Los seres humanos pueden utilizar y adaptar una gran variedad de herramientas para interactuar de un modo efectivo con su contexto, pasando por alto que niños y jóvenes estén cada vez más expuesto a un mundo complejo y con un fácil acceso a múltiples tipos de información a través de los medios y las tecnologías. (Acedo y platero, 2016; P, Cifuentes, 2018; Cifuentes 2019). Otra definición de redes sociales la delimita como “servicio que se presta a través de Internet y que posibilita a los usuarios crear un perfil público donde plasman datos personales e información, contando con herramientas que permiten interactuar con el resto de los usuarios, sean afines o no al perfil” (Inteco, 2009). Antiguamente, en la web 1.0 Los dueños eran Websites, mantenían pleno control sobre la información y una vigilancia en el acceso. En la actualidad, las redes sociales 2.0 son un “servicio que se presta a través de Internet y que posibilita a los usuarios crear un perfil público, donde plasman datos personales e información, contando con herramientas que permiten interactuar con el resto de usuarios, sean afines o no al perfil” (Inteco, 2009). Lo que significa que transforma a niños y jóvenes, desde un simple consumidor, al centro de la información, convirtiéndolo sin saberlo, en un generador o creador de contenidos, en igualdad de condiciones que adultos y empresas, ejerciendo control sobre los propios usuarios de la red social. (Herreros C, 2008, Heredero campos, 2012, citado en Acedo, A, 2016).

Los adolescentes son particularmente vulnerable, pues se encuentran adquiriendo nuevos roles y descubriendo nuevos repertorios de identidades sociales, siendo una de sus tareas la de construir redes sociales, que reflejen estas nuevas identidades. Las redes sociales pueden inhibir o favorecer el desarrollo de una persona en cualquier momento de su ciclo vital, especialmente durante las transiciones de una etapa a otra de la vida. En el caso de los adolescentes, se postula que la red social influye en la forma en la que enfrentan el mundo y en su visión de este y de sí mismos (Estévez y Aravena, 1988, citado en Arón, 1995).




Por lo tanto, no serán plenamente concientes de las consecuencias y riesgos a su integridad personal y la de otros, y de los posibles efectos jurídicos que hay tras el tratamiento automatizado de sus datos personales más íntimos, imágenes, comentarios y ubicaciones. Dado que toda información, queda almacenada en las bases de datos de la red social y está al alcance de muchas personas, que podrían utilizar sus datos con fines lícitos e ilícitos. (Acedo, A. 2016). Las redes sociales proporcionan ocio, la necesidad de socialización, inclusión, sentido de pertenencia a un grupo, modelan creencias y roles. (Ellison, Steinfield, Lampe, 2007, Castillo, 2009, Nadkarni y Hofmann, 2012, Renau, Carbonell, Oberst, 2012, Oberst, Chamarro, y Renau, 2016, citado en Rodríguez, A., 2018). Al mismo tiempo, relacionarse significa iniciar procesos de aprendizaje social, los adolescentes se muestran en las redes sociales de la misma forma que en el contexto cara a cara. Este dato nos hace pensar, que los adolescentes perciben las redes sociales, como una prolongación de su identidad y no cómo una identidad distinta dentro del mundo virtual. Además, en las redes sociales se precipita este aprendizaje de forma accesible y continua, en línea y responde a la necesidad de socialización, que es parte del proceso natural de maduración y desarrollo humano (Boyd, 2014, en Rodríguez, A.2018). pero, se hace más complejo con el acceso ilimitado a diversidad de fuentes de información que amplían el repertorio de contactos sociales, con personas cuyos propósitos y fines pueden poner en peligro su seguridad, e integridad. ¿Qué dicen los estudios sobre uso de redes sociales e internet en niños y adolescentes? ¿A qué edad se inicia el uso de celulares, pantallas y dispositivos electrónicos? Uno de los ámbitos más determinantes es la edad en que los menores tienen su primer smartphone. La recomendación de la AAP (American Academy of Pediatrics), y los Departamentos de Salud de Estados Unidos y Australia, indican que los teléfonos inteligentes no se deberían dar a niños menores de 12 años y recomienda los 14 años, como la edad apropiada. (Halpens, D., 2017). Lo que sí está claro, es que los niños están accediendo a internet y al uso de redes sociales a edades más tempranas. El 33% de los menores de 18 años son usuarios de internet en todo el mundo. (Bringué, Sádaba y Tolsá, 2011, Livingstone, 2013, citado en Berrios, Ll, 2014). En países industrializados, los niños menores de 15 años tienen la misma probabilidad de usar internet que los adultos mayores de 25 años. (Fondo de Naciones Unidas para la infancia, 2017). De acuerdo a la Unicef, 1 de cada 3 usuarios de internet son jóvenes. El grupo entre 15 y 24 años, corresponde al mayor consumidor de redes sociales en el mundo (71%), comparado con el 48% de la población total. (Fondo de Naciones Unidas para la infancia, 2017). En nuestro país, el 54% de los niños entre 6 y 9 años ya utiliza celular para jugar y hablar. Un 65% de los menores entre 10 y 18 años, aunque no tengan celular, tiene acceso a un teléfono móvil. De aquellos que tienen teléfono propio, el 81% posee un móvil nuevo y el 20% tiene «smartphone»




(Bringué, Sádaba y Tolsá, 2011, citado en Berrios, Ll, 2014). En Chile los estudios arrojan que la edad promedio está entre 10,3 años y 11 años, para utilizar por primera vez un celular. A la edad de 11 años el 80% de los niños, tiene teléfono propio. Y un 59% recibe un celular antes de los 10 años. El 22% de los niños menores de 7 años, ya tiene un Tablet y un 35% ya cuentan con objetos tecnológicos. (Livingstone, 2013, citado en Berrios, Ll, 2014) Otros estudios como La “IX encuesta Nacional de Televisión, 2017”, del Consejo Nacional de Televisión, CNTV informa que niños entre 8 y 13 años, poseen teléfono celular con internet y el porcentaje aumenta conforme el niño crece, entre los 14 y 17 años, el 89% ya cuenta con teléfono inteligente. (Halper, D., 2017; Ministerio de Educación, 2019; Cifuentes, P., 2019). American Academy of Pediatrics (AAP), no recomienda que niños menores de tres años se expongan a pantallas, por el exceso de estimulación cognitiva y efectos en el desarrollo neuronal. Entre 18 y 24 meses, el material debe ser de alta calidad, tanto a nivel de contenidos como de juegos, y exposición corta, bajo estricta supervisión parental con el propósito de ayudarlos a entender lo que están viendo. Se insiste que los padres sean "mediadores mediáticos" de sus hijos, acompañen y enseñen a usar las herramientas tecnológicas para “crear, conectar y aprender". (AAP citado en Healthychildren.org, 2016). Entre los 3 y 7 años el número recomendado de horas frente a las pantallas, es de media hora, paulatinamente, conforme el niño crece. En los rangos de edad entre 7 y 12 años, una hora diaria. Y entre una hora y hora y media, para niños cuyas edades fluctúan entre 12 y 15 años. Dos horas diarias, para adolescentes desde los 16 años en adelante. (AAP, citado en Healthychildren.org, 2016).

La Canadian Pediatric Society (CPS) no recomienda televisores o computadores en los dormitorios de los menores de edad y establece que los escolares no deberían dormir con sus teléfonos en la pieza. (Rodríguez, J., 2017). En Chile, el 18 % de los padres establece esa restricción y un 29% prohíbe el uso de celular de noches. (Halper, D., 2017). ¿Qué se sabe sobre la frecuencia y tiempo de exposición a pantallas, celulares y redes sociales de menores de edad? ¿Cuáles son los hábitos de navegación en internet, y uso de pantallas? Se estima que la frecuencia de navegación en internet y uso de TIC es elevada, sobre el promedio de los países industrializados, que regulan el uso de las tecnologías de información y comunicación. En el mundo el promedio, de horas diarias de conexión a internet, en la población mundial, son 6 horas 43 minutos. (We are Social y Hootsuite 2020). En Chile, el promedio de tiempo de exposición y uso de celulares, varía de acuerdo con el reporte de las investigaciones. Más de un tercio realiza esta conexión desde cualquier lugar y a cualquier hora. Algunos estudios plantean un promedio de conexión de 6.8 horas diarias, y otros de 10 horas diarias, en rango etáreo de 10 a 18 años de edad. (Halper, D., 2017; U. de los Andes 2018, citado en Ministerio de Educación

2019).




El consumo televisivo promedio de los niños entre 4 y 12 años, es de 4 horas diarias. Y un 78,2% consume programación para adultos. Se sabe que el acceso a contenidos inadecuados, puede generar problemas conductuales por la falta desarrollo de una postura crítica frente a lo percibido y la escasa madurez y capacidad de asimilación y comprensión de dichos contenidos. (Consejo Nacional de Televisión, 2010, 2012, citados en Berríos Ll, 2014). El estudio de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2017, estima que el 88.8% de los niños y adolescentes usan Internet todos los días o casi todos los días. Otros estudios, estiman que el 80% de niños entre 5-9 años ya navega regularmente en internet y entre el 60% y 70% admite navegar sólo, sin supervisión de adultos responsables. (Bringué, Sádaba y Tolsá, 2011, Livingstone, 2013, citado en Berrios,

Ll, 2014; Cabello, P.,2017). En cuanto variables tales como: con quién se conectan los jóvenes en la red social personal. El nivel socioeconómico y género. Se observa que la mayoría de los jóvenes se conecta con amigos y no con familiares. Hay una mayor proporción de hombres que mujeres v mayor uso de TIC, en niveles socioeconómicos altos. Estudios en Chile muestran que el 85,8% de los adolescentes tiene contacto diario de apoyo social o emocional, con grupos de amigos, compuestos por 7 y 12, participantes. El 69,6% busca a sus madres, sólo cuando requieren apoyo emocional en crisis. Los adolescentes de nivel socioeconómico alto interactúan más tiempo y con más frecuencia, con su grupo de pares. Poseen, mayores redes de apoyo, realizan actividades más variadas y diversas. Mientras los jóvenes de nivel socioeconómico bajo, por la inequidad en el acceso a internet y/o a dispositivos y celulares de última generación, reportan menor participación y acceso a redes sociales de apoyo emocional e instrumental. (Aron, 1995; Berrios, 2014; Halper, 2017; Ministerio de Educación, 2019). En relación a que actividades realizan los menores de edad. El 95% desde los 6 años, usa Internet para ver videos y un 79% para jugar en Internet. Los estudiantes que utilizan con mayor frecuencia Facebook y YouTube, tienen promedios de notas significativamente más bajos, que aquellos que las usan moderadamente. (Bringué y Sádaba, 2008, 2011, citado en Berríos Llarela, 2014; U. Andes, 2018, citado en

Ministerio de Educación, 2019). En nuestro país, un 87% en los niños encuestados expresa que lleva su teléfono celular al colegio y un 71% lo usa dentro de la sala de clases. Y un 60% reconoce que el celular afecta negativamente su rendimiento escolar. (Aron, 1995; U. de los Andes, 2018, citado en Ministerio de Educación, 2019). La OCDE, plantea que en Chile las habilidades digitales y las escuelas aún no han aprovechado el potencial de la tecnología en la sala de clases, para abordar la brecha digital, y preparar a todos los estudiantes con las habilidades que necesitan en el mundo conectado de hoy. El 96% de los estudiantes de 15 años en los países de la OCDE, tienen una computadora en la casa y un 72% la utilizan para hacer sus tareas. (OECD, 2015; Diario Concepción, OCDE, 2020)




En Chile, el 84% de escolares expresa que acceden a Internet para hacer tareas y un 77% declara que aprende a través de vídeos y tutoriales. Mientras que solo un 7.9% menciona participación en discusiones sobre temas políticos o sociales y sólo un 36% utiliza lecturas de noticias en línea. (OCDE, 2015; U. Andes, 2018, citado en Ministerio de Educación, 2019). Hay evidencias en contra del uso de herramientas computacionales y su efecto sobre la adquisición de conocimiento en el aula. Estudios, concluyen que las herramientas computacionales no mejoran el rendimiento académico, alteran la regulación de los ciclos de sueño y generan efectos adversos en su desarrollo neurológico. Los estudiantes tardan más tiempo en adquirir los aprendizajes; la compresión se deteriora al realizar múltiples actividades que dividen la atención. Los dispositivos móviles causa distracción durante el proceso de enseñanza. Estudios, plantean que un 73% de estudiantes no puede estudiar, si no tiene el celular cerca, y un 38% reconoce que se desconcentra, revisando su celular cada 10 minutos. (Wakefield Research, 2011, citado en Halper, 20107; Fried, 2008, Bowman, Levine, Waite, y Gendron, 2010, Lee, Lin, y Robertson, 2012, He, Swenson, y Lents, 2012, Wood, y otros, 2012, Awwad, Ayesh, 2013 Weston, y Cepeda, 2013, Pitchford, 2015, Sana, Bullock, Moyer-Packenham, Shumway, MacDonald, y Watts, 2015, citados en Rodríguez, J 2017; Ministerio de Educación 2019) Otra línea de estudios, plantean que no es el uso de las tecnologías por sí solas la responsable de problemas en el rendimiento de los estudiantes. Existe asociación entre dificultades de rendimiento académico, la frecuencia de uso de tecnologías digitales y la ausencia de conocimientos, falta de habilidades en el manejo de las herramientas digitales y problemas en el procesamiento de la información. Desde esta perspectiva, los estudiantes carecerían de conocimientos avanzados sobre el funcionamiento de las herramientas tecnológicas, dificultad en la adquisición de habilidades para manejar adecuadamente las plataformas computacionales, problemas para encontrar efectivamente información relevante. Únicamente el 20 % combina internet con textos escolares, el 63% busca información en internet sin discriminar la relevancia y pertinencia de los contenidos y el 33 % busca en YouTube. (Jara, I., 2010) Los problemas para procesar información, la debilidad para tomar decisiones, unido a prácticas tales como usar resúmenes de internet o videos explicativos, que generan sensación de dominio de la materia, disminuyen su rendimiento y afectan la calidad de los aprendizajes. Otros estudios apuntan a la disminución del rendimiento académico, asociado al factor de uso no estructurado de TIC en los colegios, y actividades no académicas, tales como revisión de estados de redes sociales, correos electrónicos o jugar. (Jara, I., 2010; Kay y Lauricella 2011, Bellur y cols., 2015, Zhang, 2015, Lau, 2017, citados en Haler, 2017) Otras investigaciones consideran mejoras en el desempeño de matemática en niños de Educación Básica, empleando Tablets. Estos estudios sugieren, que existen aplicaciones computacionales que facilitan el aprendizaje en niños. Los videos mejoran el desempeño de alumnos en química y la multitarea puede prevenirse e intervenirse con diferentes estrategias. (Chen y Yan, 2016 citados en Rodríguez, J., 2017)




Los mejores resultados apuntan al uso moderado de herramientas computacionales en la escuela. El rendimiento escolar mejora el logro de los aprendizajes significativos, cuando se utilizan las herramientas digitales, con moderación, comparados con los estudiantes que las utilizan ocasionalmente. Entre mayor es la frecuencia de uso de TIC, peores son los resultados, independientemente de variables socioculturales, socioeconómicas y características demográficas de los estudiantes. (OCDE, 2015 a) ¿Qué rol tiene la familia, cuáles son los riesgos y efectos del control parental en las actividades relacionadas con el uso las TIC y cuáles son las recomendaciones? La familia es la estructura social básica. En ella se producen los aprendizajes más valiosos para la vida, durante el proceso de socialización que incluye la enseñanza de valores, significados y normas. La familia forja la autoestima y confianza en sí mismo. Es el principal agente de prevención primario, en ella se ensayan todas las conductas y actitudes, que luego se llevan a cabo en otros contextos. Los valores personales como la autorrealización, disciplina, libertad y honestidad, junto a valores sociales como la justicia, solidaridad, lealtad, altruismo o generosidad, se aprenden en la familia. Por lo tanto, ejerce una fuerte influencia en el desarrollo y adquisición de conductas apropiadas en el uso de las TIC. (Livingstone, Helsper, 2008, citado en Berrios, Ll, 2014), Castellano Sánchez y otros, 2006 citado en Muñoz Villegas, N.,2016, López Fernández, M., 2014, citados en Rodríguez, A., 2018). Las generaciones actuales han crecido utilizando las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), mientras los adultos han aprendido sobre la marcha, ocasionando una brecha digital intergeneracional. El 42% de los chilenos adultos, carece de las herramientas básicas uso de TIC, para la economía digital, lo que pone en evidencia que Chile debería enfocarse en generar políticas de capacitación en este ámbito. (OCED, 2015; OCED, 2020; Diario Concepción, OCDE, 2020) Es posible que, por esta razón, muchos padres por desconocimiento de las herramientas computacionales y uso de las redes sociales, se limitan casi exclusivamente al control de tiempo que sus hijos se conectan a las redes. El 50 % consulta a sus hijos que actividades realizan en internet, pero, no los acompañan, ni median tales aprendizajes. Sin darse cuenta de la relevancia de atender a los contenidos y requerimientos de mediación parental y acompañamiento que niños y jóvenes necesitan. Los padres son los responsables de establecer criterios de seguridad y responsabilidad para el uso adecuado de las TIC. (Unicef, 2017; Muñoz Villegas N,2018). En términos muy generales, retomando los datos ya descritos sobre la edad de inicio, frecuencia y los hábitos de consumo de tecnologías de información y comunicación, los estudios concluyen que el problema, por lo tanto, no es tecnológico, sino de control y regulación parental. Existe un déficit educacional parental con respecto a la normativa o a la implementación de mejores prácticas de supervisión. La mayoría de menores de edad navega sin supervisión, sólo un 9,5 % de menores utilizan Internet en compañía de sus padres. Un 19% de los alumnos manifiesta que padres utilizan sistemas para restringir páginas inapropiadas. 25% de los estudiantes refiere que sus padres, regulan el acceso a internet, juegos y aplicaciones. Además 84% de los niños manifiesta tener clave




en su teléfono, únicamente el 28% afirma que sus padres tienen acceso a su contraseña. (Berrios, Ll, 2014). La Encuesta Nacional Uso de Tecnologías en Escolares 2016, reporta que un 37% de los estudiantes, refiere que son sus padres determinan a qué edad pueden tener su propio dispositivo. (Halpens, D.,

2017). En otro estudio, el 36% informa que es vigilado por sus progenitores a la hora de navegar. (Berrios, Ll, 2014). En relación a las actividades que son permitidas en el uso de Internet, la mayoría de los menores indican que sus padres les conceden, entrar a redes sociales Facebook, subir fotos y vídeos, descargar películas y vídeos, ver vídeos desde YouTube, conexión ilimitada y jugar on-line. (Smahel, Wright,

Cernikova, 2015, Thege, Woodin, Hodgins, y Williams, 2015 citado en Rodríguez, J, 2017). Considerando que la mayoría son menores de 13 años, no tienen la edad mínima para crear un perfil, a la que se accede mediante un formulario con datos personales que Facebook solicita a sus usuarios, mayores de 14 años. Un 46,4% de menores de afirma tener consentimiento parental para acceder a internet, jugar on-line, y conectarse a redes sociales. Un 31,5% manifiesta que puede jugar con desconocidos on-line. (Bringué, Sádaba y Tolsá, 2011, citados en Berríos Llarela, 2014). Únicamente el 7% de los menores, refiere que sus padres les prohíben chatear, descargar archivos y jugar en línea. Y sólo el 3% de los encuestados afirma que sus padres les prohíben acceder a una red social. (Berrios, Ll, 2014). Por lo mismo, es importante que los padres tomen consciencia de los efectos sociales del uso de tecnología, y entiendan que, si bien esta tiene beneficios, cuando no hay una regulación apropiada, aumentan los riesgos y consecuencias a la integridad física y salud mental de los menores de edad. (Arón, 1995; Unicef, 2017; Halper, D., 2017; Ministerio de Educación, 2019). Los adultos requieren promover pautas de acceso seguro a internet, con el fin de evitar riesgos tales como adicción, ciberacoso, «grooming», (conductas y acciones emprendidas por un adulto, a través de Internet, con el objetivo deliberado abusar sexualmente de menores). «sexting» (envío voluntario de mensajes de contenido sexual en una relación de confianza). En Chile el 50% de los niños y en el 33% de las niñas, menores de 10 años expresan haber conocido físicamente a un amigo virtual. (Bringué y Sádaba, 2008, Bringué, Sádaba y Tolsá, 2011, García y Bringué, 2007, Garmendia, y cols., 2013, Living stone, 2013, citados en Berrios, Ll, 2014). Otra línea de investigación plantea que el factor más importante para aprender a utilizar las herramientas tecnológicas con responsabilidad y prevenir riesgos que vulneren la integridad física, adaptación social y emocional de los hijos, hace referencia a la calidad de las experiencias digitales y la eficacia de sus relaciones interpersonales y familiares. El uso de Internet reforzaría el bienestar, el sentido de pertenencia y el uso consciente y responsable. Los niños que presentan sentimientos de soledad, trastornos emocionales, presentarían problemáticas familiares y el uso de redes sociales, exclusivamente agravaría las dificultades existentes. (Arón, 1995; Unicef 2017).




Las familias que realizan regulación de horarios o disponen límites en los contenidos y espacios de uso de tecnología y acompañan en los aprendizajes de las TIC, no sólo contribuye en la prevención de conductas de riesgo, si no que mejoran en sus hijos la percepción de satisfacción con la vida, sus relaciones familiares, su capacidad de autorregulación, capacidad para superar obstáculos, el manejo de sus actividades, asignación de prioridades, planificación de su tiempo, mayor eficiencia en el rendimiento académico, (Zimmerman, 2002, Rosario, 2008 citado en Halper, D., 2017). ¿Qué dice la legislación comparada y la chilena en cuanto a la protección de niños y adolescentes en las redes sociales? Los tratados internacionales universales relativos a la protección de la privacidad están reconocidos en el artículo 12 de la declaración Universal de los Derechos Humanos: señala “nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques a su honra o su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”. La Asamblea General de Naciones Unidas, (1989), reconoce el derecho a la protección de la vida privada en el artículo 16 de la Convención de los Derechos del Niño. La Unión Europea (2000) establece en su artículo 8: el resguardo al derecho a la protección de los datos como un derecho fundamental de los individuos de la carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea “toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que en la conciernan. Estos datos se tratarán de modo legal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento de la persona afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la ley. Toda persona tiene derecho a acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación. El respeto de esta norma quedará sujeta al control de la autoridad independiente” En el artículo uno, su objeto es “la protección de las libertades y los derechos fundamentales de las personas físicas, y, en particular el derecho a la intimidad en lo que respecta al tratamiento los datos personales”. En la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto San José de Costa Rica, establece en su artículo 11 sobre la protección de la Honra y la Dignidad: 1.-“toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad” 2.- “Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni ataques ilegales a su honra o reputación.” 3.- “Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques” En el artículo sobre Derechos del Niño se determina que: “todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de niño requiere por parte de su familia, de la sociedad y del Estado”. La Constitución chilena no contiene una norma expresa en relación a la protección de datos




personales, sin embargo, de acuerdo a lo establecido en el artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en nuestra Constitución artículo 19 número 4 establece que la Constitución chilena asegura el respeto y protección a la vida privada y a la honra de las personas y de su familia. La Corte Suprema en Chile se ha servido de dichos preceptos para condenar casos donde se suben a internet fotos de terceras personas, comentarios denigrantes, siendo este uno de los contenidos esenciales del derecho de protección de datos (Figueroa García, 2013 citado en Acedo, A., 2018) Chile es el primer país de Latinoamérica que promulgó la ley de protección a la privacidad, la ley 19,628 en su artículo 2 letra g) define “los datos sensibles como aquellos datos personales que se refieren a “las características físicas o morales de las personas o a los hechos o circunstancias de su vida privada o intimidar, tales como hábitos personales el origen racial, la ideologías y opiniones políticas, las creencias o convicciones religiosas, los estados de salud físicos o psicológicos y la vida sexual” (Acedo, A., 2018). Los niños y los jóvenes son sujetos de derecho con plena capacidad jurídica, y ostentan una serie de facultades y derechos de los que se encuentran el respeto a su intimidad e imagen personal, lo que implica necesariamente ciertas limitaciones en el uso de las redes sociales para salvaguardar el contenido del derecho fundamental a la protección de datos. El problema principal radicaría, en que los niños no saben acceder a las redes sociales, carecen de la comprensión y conciencia para manifestar consentimiento, sobre las condiciones de privacidad o términos del uso, lectura de las condiciones de contrato. Pues, carecen de los elementos de juicio necesarios para comprender los peligros que puede reportar compartir sus opiniones, comentarios, datos o imágenes personales en las redes sociales. El régimen jurídico existente en Chile, se encuentra lleno de vacíos que podrían afectar la validez del mismo. El consentimiento es un elemento esencial para cualquier contrato, el Código Civil de Chile lo exige en su artículo 1445, para que una persona pueda obligarse eficazmente se establece la presunción general de capacidad, limitándola sólo a quien la ley determine “toda persona legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces” entre las que se encuentran los “menores adultos” en el artículo 1447 (Acedo, A., 2016).

Otro aspecto no menor, se relaciona con el tratamiento los datos y la enorme rentabilidad que ciertos motores de búsqueda de Internet que se dedican a captar datos personales y a comercializarlos generando mercados de datos personales que obtiene ganancias millonarias (Turke, E., 2009, Taylor y Wagman, 2015, Citado en Acedo, 2016) ¿Cuáles son los tipos de Riesgos? Riesgos de contenido: Cuando un niño está expuesto a un contenido no deseado e inapropiado. Esto puede incluir imágenes sexuales, pornográficas y violentas; algunas formas de publicidad; material racista, violento, discriminatorio o de odio; y sitios web que defienden conductas poco saludables o




peligrosas, como autolesiones, suicidio y anorexia. Riesgos de contacto: Cuando un niño participa en una comunicación arriesgada, como por ejemplo con un adulto que busca contacto inapropiado o se dirige a un niño para fines sexuales, o con personas que intentan radicalizar a un niño o persuadirlo para que participe en conductas poco saludables o peligrosas. Riesgos de conducta: Cuando un niño se comporta de una manera que contribuye a que se produzca un contenido o contacto riesgoso. Esto puede incluir que los niños escriban o elaboren materiales que incite al racismo, odio y violencia. Publiquen o distribuyan imágenes sexuales, incluido el material propio. ¿Cuándo se considera una adicción el uso de redes sociales? La Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyó en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), la adicción a los juegos digitales, como una enfermedad que se caracteriza por el control deficiente del juego, o de la actividad compulsiva que obliga a priorizar la conducta adictiva, sobre otras actividades diarias. Para que el trastorno sea diagnosticado como tal, el patrón de comportamiento debe ser lo suficientemente severo para deteriorar significativamente otras áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo y ocupacional. La pérdida de los intereses, la disminución progresiva del rendimiento, de manera tal, que la conducta adictiva termina por paralizar el resto de las áreas de la vida del sujeto. (Alfaro et al., 2015; Echeburúa, 2012 En Rodríguez, A. 2018). Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los niños cuando usan en exceso las nuevas tecnologías, tales como teléfonos inteligentes o “Smartphone”, vídeo juegos, tabletas y el Internet. Los niños y jóvenes, pueden padecer síntomas similares a las adicciones tradicionales. Aislamiento, la actividad adictiva se transforma en la prioridad, presentan labilidad emocional, irascibilidad, cambios bruscos del ánimo, pérdida del control voluntario. Alteración de los hábitos de alimentación y sueño. Se recurre al engaño, para justificar o encubrir conductas adictivas. En casos extremos comportamientos antisociales, tales como hurtos o robos. Aun no existe una clasificación exacta del problema, según el DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) se puede clasificar como un trastorno adictivo no clasificado. ¿Cómo se produce la adicción a la tecnología? Según los expertos, Internet al igual que las apuestas y juegos de azar, refuerzan la gratificación inmediata. Las distintas aplicaciones, ya sea navegar en Internet, visitar chatrooms, message boards, visitar las redes sociales como Facebook, los videojuegos o enviar correos electrónicos y mensajes de texto, refuerzan estructuras impredecibles y variables del placer. Por ello su capacidad adictiva. Al igual que en otros tipos de adicciones, el uso de las tecnologías activa neurotransmisores en áreas del cerebro asociadas al placer. (“centros de recompensa”). Es importante por lo tanto que los padres analicen cuales son las fuentes de recompensa de sus hijos y logren un control adecuado de los estímulos a los que se ven expuestos sus hijos. Aquellos jóvenes que presentan dificultades en cuanto




al uso de las TIC necesitan ser acompañados en su organización personal, reflexionar sobre las necesidades reales y las creadas, fomentar la creatividad y aprender a valorar las cosas en su justa medida. Mas allá de dar un diagnóstico los padres deben estar atentos a las señales que puedan indicar un abuso en el uso de las nuevas tecnologías. Buscar ayuda a tiempo, no subestimar cuando se afectada la vida de niños o jóvenes, solicitar apoyo del Establecimiento educacional y buscar asesoría de un profesional en psicología clínica. ¿Qué es el ciberbullying? El ciberbullying, o acoso cibernético, se ha transformando en uno de los fenómenos más comunes en las comunidades escolares actuales. Se define “como la posibilidad de uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación para hostigar con ensañamiento a una víctima” (Hernández y Solano, 2007, citado en Menay-López, L., y cols., 2014), o “como una manifestación del acoso escolar que se produce mediante plataformas virtuales y herramientas tales como: chats, blogs, fotologs, mensajes de texto para aparatos celulares, correo electrónico, foros, servidores que almacenan videos o fotografías, páginas web, teléfonos celulares y otros medios tecnológicos” (Collell y Escudé, 2004 Menay-

López, L., 2014). El concepto abarca toda con conductas de burla, difamación, agresión, amedrentamiento e intimidación en contra de un individuo o grupo a través de teléfonos móviles o Internet (blogs, chat, correos, Facebook, etc.), El Bullying implica una interacción cara a cara, víctima-agresor. Agresión directa grupal o individual que implica interacción directa, golpes, empujones, agresión verbal o exclusión social. Se produce sólo en horas en que se está en el colegio. Participan solo aquellos presentes. Y ocurre en el ámbito escolar. Aunque el ciberbullying puede ser considerado como una nueva modalidad o subtipo del bullying (Campbell, 2005, citado en Menay-López, L., y cols., 2014), el uso de medios electrónicos para acometer las agresiones hace que este tipo de acoso tenga características distintas y propias, principalmente relacionadas con el anonimato del agresor. El uso de pseudónimos o nombres falsos para acosar a la víctima. Agresión indirecta a través de medios tecnológicos, ocultamiento que genera impunidad, en cualquier momento, lugar, haciendo muy difícil su seguimiento y aumentando el potencial de indefensión de la víctima (Monks et al., 2009 citado en Menay-López, L., y cols., 2014).

Ciberbullying implica un vínculo de anónimo. Cibervíctima-Ciberagresor. Las plataformas de ciberbullying son teléfono celular, llamadas, mensajería y textos, correo Electrónico con contenido ofensivos, chats, mensajería grabación, desprestigio a través de Facebook, Twitter a través de mensajes, e-mail, imágenes manipuladas. En todos lados y a toda hora. Es una agresión sin límite de alcance, la audiencia puede llegar a ser mundial, por Internet. Genera incertidumbre de no saber quién ha visto las imágenes o mensajes Víctima y agresor. (Grinter y Palen, 2002 Menay-López, L., y cols., 2014).

En el ciberbullying se utilizan distintas plataformas comunicacionales con el objetivo de hostigar con ensañamiento a una víctima. Las herramientas disponibles en Internet ayudan a la propagación de ese comportamiento en el que las víctimas reciben malos tratos de sus iguales, sea a través de




ridiculizaciones, amenazas, chantajes, discriminaciones, todo ello de manera anónima. Respecto a la clasificación de las mismas según la conducta realizada por el agresor. • hostigamiento (envío y difusión de mensajes ofensivos o vulgares). • Persecución (envío de mensajes amenazantes). • Denigración (difusión de rumores sobre la víctima). • Violación de la intimidad (difusión de secretos o imágenes de la víctima). • Exclusión social (exclusión deliberada de la víctima de grupos en la red). • Suplantación de la identidad (envío de mensajes maliciosos haciéndose pasar por la víctima). Entre las consecuencias se encuentran, sintomatología depresivo ansiosa, baja autoestima, descenso del rendimiento académicos, desajustes emocionales, desórdenes alimenticios, enfermedades crónicas, abandonos de domicilios y, en algunos casos, comportamientos violentos y suicidio. (Slonje y Smith, 2008 Menay-López, L., y cols., 2014). Recomendaciones para los padres Retrasar lo más posible la entrega del primer celular al niño. No hay una fórmula mágica ni número que se aplique en todos los casos, pero se sugiere, evitar regalar el primer celular antes de los 12 años, tomando en consideración el grado de responsabilidad, madurez y rendimiento académico. Resguardar y controlar el tipo de material, paginas a las que sus hijos acceden en internet, utilizar medias de control parental en la restricción de contenidos en el uso de redes sociales, y control parental, en los planes de celular, acceso a televisión por cable y televisión digital satelital y acompañar el proceso paulatino de independencia en el uso sano y responsable de los TIC. Factores protectores: 1.- Es evidente que para la entrega de un celular a un niño debe evaluarse la edad, aspectos como la seguridad en el traslado de la casa al colegio y viceversa. Si se le entrega un teléfono por “seguridad”, es recomendable, entregar uno que no sea inteligente (solo para llamadas). Compartir las claves de acceso del teléfono o darles teléfonos sin códigos de acceso, y ojalá hacer lo mismo con sus redes sociales. Que el niño sienta y sepa que su relación y el uso del teléfono debe ser transparente. Establecer un horario de juego de acuerdo a la edad, períodos de descanso que no impliquen el uso de la tecnología. Acordar un número máximo de horas de juego con las pantallas a la semana y apuntar en una libreta el tiempo real de uso. Al terminar la semana, dar una recompensa si se cumple lo pactado. Algo parecido hace la aplicación escandinava Hold, con la cual los estudiantes ganan 10 puntos por cada 20 minutos que no usan el celular. Y esos puntos se pueden cambiar por productos y servicios asociados a la app. Recordar que es indispensable dosificar el tiempo de exposición. Es importante acostumbrarse a apagar el celular y mantenerlo fuera del alcance cuando no se está usando (o el televisor o el PC) disminuye la tendencia a estar constantemente atento. Una forma de desconexión, es salir a pasear




sin el teléfono móvil. Además, está demostrado que la obesidad es una consecuencia del sedentarismo que acompaña el uso de TIC. No encender la televisión durante las comidas pues induce una mayor ingesta de comida y afecta la comunicación familiar. Establezca períodos o actividades sin teléfono celular. A la hora de comer, por ejemplo, debemos evitar el uso del teléfono. Eso implica que el padre o la persona a cargo dé el ejemplo. Si el padre no demuestra que es capaz de pasar una hora al menos sin ver el teléfono, pues difícilmente el niño sentirá que él puede lograrlo. Entregar su celular a sus padres o guardarlo en una caja que esté a la vista de los mayores, hasta la mañana siguiente. No mantener el celular en el dormitorio a la hora de dormir, pues este genera trastornos de sueño e insomnio, impiden el descanso nocturno, la luz LED de los equipos, puede retrasar la secreción de melatonina (hormona encargada de inducir el sueño). Además, algunos contenidos pueden dificultar la conciliación del sueño, más aún si el contenido es interactivo. Esta alteración en la calidad del sueño puede conllevar estados de ansiedad, depresión. Afecta el crecimiento, deteriorando así su bienestar emocional. (Hooft Graafland, 2018, citado en Ministerio de Educación, 2019). Guardar o cargar sus teléfonos fuera de la habitación (en el living o en el baño, por ejemplo). Y reforzar hábitos, pasatiempos más productivos, como conversar con su familia o leer en la noche. Si el niño usa el celular como reloj despertador, reemplace el celular por un reloj despertador para sacar el teléfono de la habitación. 2.- Generar hábitos de estudio y rutinas cotidianas que incluyen actividades gratificantes diferentes. Evitar el uso de la televisión, el internet como un medio para ocupar o mantener entretenido a los niños. No hacer las tareas con el celular. La recomendación es apagar el teléfono hasta que termine sus tareas y deberes. Así el celular se convierte en un incentivo y recompensa. 3.- Eliminar el hábito del uso de las tecnologías como una rutina, limitar los tiempos de exposición y dar opciones de gratificación diferentes, por ejemplo, el juego libre, el deporte. Direccionar el adecuado uso del tiempo libre, pasar tiempo en familia, coleccionar, juegos de mesa, visitar amigos o familiares, practicar arte o algún deporte, hacer obras sociales, fortalecer en familia juegos tales como, ajedrez, las damas, a las cartas, Cartas Uno, Jenga o Torre de Madera, Dominó y actividades al aire libre. 4.-. Establecer en los equipos de la casa, controles parentales, en general hay instrucciones para esto en los manuales de instrucción. Hay aplicaciones como Control Parental de Nintendo Switch, Moment, Quality Time u Offtime que permiten medir durante cuánto tiempo se usa el teléfono efectivamente, las que pueden servir para poner límites. Seleccionar los videos, programas y películas que ven los hijos, preferiblemente verlos con ellos o seleccionar a que tienen acceso. . Supervisar, dibujos animados, seleccionar lo que ven sus hijos e igualmente en los juegos de video. Poner especial atención a los juegos de rol, muchos niños o adolescentes no diferencian adecuadamente la realidad y la fantasía.




Limitar y controlar el uso de las redes sociales como Facebook y el acceso a paquetes de internet en los teléfonos móviles. Monitorear el uso que hacen los jóvenes cuyos padres les permiten acceder a aplicaciones como YouTube, Facebook, Instagram, Netflix, entre otros, revisando sus últimas visualizaciones o suscribiéndose a su canal, y seguir a los hijos en las redes sociales. Evitar siempre los programas con violencia explícita esto incluye noticieros y telenovelas. Reforzar el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y la potencialización de habilidades y juicio crítico de la realidad. Relacionar sus valores personales y familiares con los que ven. 5.- Anticipar y acompañar el proceso de gestión en las redes sociales que sus hijos realizan. Estar atentos a que material sube una foto, video o contenido inadecuado a alguna red social, sin ridiculizarlo ni atemorizarlo ni castigarlo. La mayoría, carece de información y no tiene clara conciencia de aquello que hace. Explicarle los riesgos y eventuales problemas. Si el problema se repite, es necesario alejarlo por un tiempo de las pantallas, hasta que comprenda las amenazas. Explicarle que todo lo que se publica en internet puede permanecer allí para siempre. Alertar sobre los efectos y riesgos de la publicidad. 6.- Fortalecer los lazos afectivos y la comunicación intrafamiliar. Los padres no deben olvidar que el ejemplo, es lo más importante sus propios hábitos serán los que imiten sus hijos. Generar una fuerte y sana autoestima en los hijos. Fomentar en los hijos el espíritu crítico y la toma de decisiones sabia frente a lo que ven u oyen. Explicar y acompañar el proceso toma de decisiones, y el peligro que implica compartir información privada con desconocidos. Explicarle que es riesgoso para toda la familia, la publicación en redes sociales de su número de teléfono, dirección o correo electrónico. Exponer que en la red abundan los fraudes y que no debe suscribirse a portales desconocidos o compartir información personal o entregar sus claves por correo electrónico o contestar mensajes sobre ofertas y promociones o introducir los datos de la tarjeta de crédito sin antes consultarlo con los padres. 7.- Hablar con los hijos sobre las personas con quien mantienen comunicación virtual y explicar sobre los riesgos. Es importante conversar regularmente sobre ciber-bullying. Hacer distinción entre la identidad real que se construyen en las relaciones cara a cara y las identidades sociales virtuales. La mayoría de las personas en las redes sociales, sube fotos o videos de momentos felices, pareciendo que sus vidas son perfectas. Es común que los niños puedan sentirse menos populares, menos atractivos y menos inteligentes, que aquellos que presumen en las redes sociales. Explicar, con ejemplos, que solo están viendo una selección muy arbitraria y personal de la vida de sus amigos. ¿Qué rol tiene el Colegio en la regulación de uso de TIC en los establecimientos educacionales? Quienes consideran necesario regular el uso de celulares en los establecimientos educacionales,




plantean, que el objetivo no es apartar al mundo escolar del mundo real, ni hacer a la escuela impermeable a las evoluciones de la sociedad. Su objetivo está más bien orientado a introducir una forma de "derecho a la desconexión" de los niños durante el horario escolar, para que puedan centrarse en las lecciones que se les enseñan, como también fomentar la interacción social con sus compañeros. (Cifuentes, P., 2019).

La implementación de leyes debe ser acompañada de un fortalecimiento de la educación de los niños, en el uso responsable de lo digital. Estas lecciones deben permitir que los niños tengan un uso ilustrado de Internet y de las redes sociales, siendo alertados de los riesgos asociados con ellos (difusión de datos e imágenes personales, ciberacoso). (Cifuentes, P., 2019)

Durante las actividades de enseñanza, prohibir el uso de teléfonos móviles proporciona a los

estudiantes un entorno que permita la atención, la concentración y la reflexión necesarias para la actividad, la comprensión y la memorización.

El uso del teléfono móvil durante las actividades escolares y en las escuelas propiamente tal,

provoca muchas disfunciones incompatibles con la mejora del clima escolar. De hecho, es probable que su uso aliente a los escolares a desarrollar prácticas maliciosas o riesgosas tales como el acoso cibernético, o bien a exponerlos a contenido violento o impactante (pornografía).

En el tiempo de recreación de los estudiantes (recreos, almuerzos, por ejemplo), el uso del

teléfono móvil puede ser perjudicial ya que se reduce la actividad física y se limita las interacciones sociales entre los estudiantes.

Desde un punto de vista disciplinario, la presencia y el uso de estos dispositivos móviles, que

muchas veces tienen un alto costo, pueden fomentar en los establecimientos escolares otras conductas delictuales tales como hurto o robos.

Estos dispositivos móviles dentro de sus funciones permiten sacar fotos y videos, funciones

que pueden ser maliciosamente utilizadas por los estudiantes contra otros estudiantes o incluso contra profesores.




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DIRECCIÓN DE FORMACIÓN COLEGIO ALEMAN LA SERENA

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