Discernimiento pastoral en los matrimonios irregulares según · discernimiento pastoral que se les...

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1 DIANA LUCIA VILLEGAS _________________________________________ Discernimiento pastoral en los matrimonios irregulares según Amoris Laetitia: Lectura desde el punto de vista de la espiritualidad 1 ________________________________________________________________________________ Introducción Este artículo ofrece una mirada desde el punto de vista de la espiritualidad sobre el discernimiento pastoral que se les debe ofrecer a las parejas en situaciones “irregulares,” o sea a las parejas que conviven en uniones libres, las que han contraído solo matrimonio civil, y los divorciados que sin anulación se han vuelto a casar. Esta es la propuesta central del capítulo 8 de Amoris laetitia (AL). Acompañar a estas parejas en tal discernimiento consiste en asistirlas a evaluar las opciones que tienen con respecto al matrimonio a la luz del ideal del Evangelio; también consiste en ayudarlas a encontrar la manera de crecer hacia este ideal, y a encontrar maneras de integrarse a la comunidad de la iglesia. El discernimiento pastoral en AL se ha interpretado sobre todo desde el punto de vista de la teología moral ya que esta es la disciplina teológica que trata sobre formación de consciencia y discernimiento moral, así como de ética sexual y social, todos estos temas centrales de la teología católica sobre el matrimonio y la familia. En este artículo se ofrece otra mirada o interpretación: la de la espiritualidad, o sea que resalto la importancia de una relación con Dios ya sea para los pastores como para las parejas. Como veremos más adelante, la tradición de la Iglesia enseña que una relación consciente e intencional con Dios es esencial para poder escuchar su voz lo más auténticamente posible. Se sigue que para acompañar pastoralmente a discernir, se necesita la 1 El original de este artículo fue publicado en Marriage, Families & Spirituality ("Matrimonio, familias y espiritualidad") vol. 23/2 (2017). Esta traducción del texto completo al español ha sido publicada con el permiso del editor.

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DIANA LUCIA VILLEGAS

_________________________________________

Discernimiento pastoral en los matrimonios irregulares según

Amoris Laetitia: Lectura desde el punto de vista de la espiritualidad 1

________________________________________________________________________________

Introducción

Este artículo ofrece una mirada desde el punto de vista de la espiritualidad sobre el

discernimiento pastoral que se les debe ofrecer a las parejas en situaciones “irregulares,” o sea a

las parejas que conviven en uniones libres, las que han contraído solo matrimonio civil, y los

divorciados que sin anulación se han vuelto a casar. Esta es la propuesta central del capítulo 8 de

Amoris laetitia (AL). Acompañar a estas parejas en tal discernimiento consiste en asistirlas a

evaluar las opciones que tienen con respecto al matrimonio a la luz del ideal del Evangelio;

también consiste en ayudarlas a encontrar la manera de crecer hacia este ideal, y a encontrar

maneras de integrarse a la comunidad de la iglesia.

El discernimiento pastoral en AL se ha interpretado sobre todo desde el punto de vista de la

teología moral ya que esta es la disciplina teológica que trata sobre formación de consciencia y

discernimiento moral, así como de ética sexual y social, todos estos temas centrales de la teología

católica sobre el matrimonio y la familia. En este artículo se ofrece otra mirada o interpretación: la

de la espiritualidad, o sea que resalto la importancia de una relación con Dios ya sea para los

pastores como para las parejas. Como veremos más adelante, la tradición de la Iglesia enseña que

una relación consciente e intencional con Dios es esencial para poder escuchar su voz lo más

auténticamente posible. Se sigue que para acompañar pastoralmente a discernir, se necesita la

1 El original de este artículo fue publicado en Marriage, Families & Spirituality ("Matrimonio, familias y espiritualidad") vol.

23/2 (2017). Esta traducción del texto completo al español ha sido publicada con el permiso del editor.

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propia relación con Dios. Un enseñamiento fundamental del capítulo 8 propone que existe una

“pedagogía de la gracia” (297) que se puede discernir y con la cual son llamadas a cooperar las

parejas en relaciones irregulares. Tanto los pastores como las parejas que estos acompañan

necesitan una relación con Dios para este discernimiento.

La pastoral y doctrina de AL tiene como base fundamental la misericordia. En este artículo

planteo que la manera mas efectiva de comprender la misericordia con el corazón y no solo con la

mente es experimentando personal y conscientemente el amor incondicional de Dios; ese amor

que nos redime. En última instancia la grandeza y profundidad de la misericordia divina

planteada en los Evangelios está mas allá de la comprensión humana, de tal manera que para

encarnar la misericordia de Dios en el discernimiento pastoral la comprensión de esta tiene que

surgir de un conocimiento basado en la propia experiencia de la gracia y no solo en conocimiento

intelectual y conceptual. O sea que pastores y ayudantes laicos necesitan vivir una relación con

Dios para poder ofrecer la auténtica misericordia de Dios.

En lo que sigue, primero resalto la enseñanza de AL sobre la misericordia y su

expresión en una pastoral misericordiosa, pues este es el contexto más importante para el

discernimiento pastoral según AL. Sigue una discusión sobre la importancia de que los pastores

que ofrecen discernimiento a parejas en relaciones irregulares desarrollen su propia relación con

Dios: relación que debe ser consciente y sujeta a reflexión. Tal relación es esencial para formar a

las parejas para que estas elaboren su propio discernimiento. Por último, haré un esbozo de los

principios de teología moral que integrados a una pastoral enraizada en una relación con Dios

resultará en un discernimiento pastoral fiel a la llamada de AL. La lectura desde el punto de vista

de la espiritualidad se presenta como complemento de la lectura a partir de la teología moral, así

ofreciendo una vista más completa y más fiel del ideal pastoral recomendado por AL.

Misericordia

La misericordia es aspecto constituyente de AL, firmada precisamente en el Año Jubilar

dedicado a la mjisericordia,2 la cual, nos dice el Papa, es el corazón del Evangelio. “La Iglesia tiene

la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio

2 El Papa Francisco resalta que AL fue firmado durante el año Jubilar de la Misericordia, ver AL 5.

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debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el

comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno” (AL 309). La

misericordia es el amor incondicional de Dios que tiende la mano a todo ser humano; es amor que

sin considerar a nadie indigno ofrece la gracia de Dios a todo el que la necesita. Consciente de que

Jesús dejó las 99 ovejas para buscar a la que se había descarriado, la Iglesia debe llevar la

misericordia de Dios a todos (AL 309).

La misericordia es expresión de la paciencia de Dios, quien está dispuesto a caminar al paso

de los seres humanos heridos y pecadores que toman tiempo en comprender la verdad y así

poderse abrir a la gracia. Este paciente acompañamiento permite que el corazón se abra al

arrepentimiento y a la transformación. La paciencia de Dios es transformadora, pues al vivirla la

persona tiene espacio para comenzar a abrir el corazón al poder de la gracia.

El sentido [de la paciencia] se toma de la traducción griega del Antiguo Testamento, donde

dice que Dios es «lento a la ira » (Ex 34,6; Nm 14,18). . . . Los textos en los que Pablo usa

este término se deben leer con el trasfondo del Libro de la Sabiduría (cf. 11,23; 12,2.15-18);

al mismo tiempo que se alaba la moderación de Dios para dar espacio al arrepentimiento,

se insiste en su poder que se manifiesta cuando actúa con misericordia. La paciencia de

Dios es ejercicio de la misericordia con el pecador y manifiesta el verdadero poder. (AL 91)

La misericordia restaura la alianza entre Dios y la persona. Como en el caso de la

Samaritana y otros tocados por el amor comprensivo, paciente e incondicional de Jesús, la persona

tocada por este amor, que es la misericordia, es motivada a transformarse hacia el ideal del

evangelio. Como dice AL,

“el verdadero sentido de la misericordia . . . implica el restablecimiento de la Alianza (cf. Juan

Pablo II, Dives in misericordia, 4). Esto aparece claramente en los encuentros con la mujer

samaritana (cf. Jn 4,1-30) y con la adúltera (cf. Jn 8,1-11), en los que la percepción del pecado se

despierta de frente al amor gratuito de Jesús” (AL 64).

Al ofrecernos su misericordia Dios tiene en cuenta que la recepción de esta y el efecto de su

poder transformador toma tiempo. AL nos dice que Jesús acompañaba el camino de los que

tocaba con su amor pues comprendía que los efectos del su amor misericordioso tardarían en

enraizarse. Esta dinámica sobre el proceso de transformación a través de la recepción del amor

misericordioso de Dios es congruente con la perspectiva presentada en este artículo, o sea que se

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requiere tiempo para progresar por un camino espiritual para ofrecer y vivir el discernimiento

pastoral. Nos dice AL “Jesús

. . . miró a las mujeres y a los hombres con los que se encontró con amor y ternura, acompañando

sus pasos con verdad, paciencia y misericordia, al anunciar las exigencias del Reino de Dios” (AL

60). La misericordia es, entonces, oferta incondicional del amor de Dios, amor que redime y

transforma. A partir de este amor Dios nos busca con paciencia y espera a que respondamos. El

amor misericordioso de Dios no juzga por anticipado, más bien invita a que por nuestra cuenta

reconozcamos la verdad. Sin cansarse, Dios nos acompaña a lo largo del camino de

transformación, ofreciendo continuamente su sanación y amor compasivo, dispuesto a perdonar,

al mismo tiempo que nos instruye sobre su Reino. Así nos acompaña al mismo tiempo que nos

insta y exhorta a la transformación.

Acompañamiento Pastoral Misericordioso

Los pastores deben acoger a los que viven en las periferias de las enseñanzas de la Iglesia

con misericordia como la arriba resaltada; los que viven en estas periferias son la oveja perdida

por la cual el pastor dejó a las demás (Lc 15,4). Un acompañamiento pastoral pleno de

misericordia implica tener fe en que como dice Pablo, la gracia pueda hacer mucho más de lo que

imaginamos (Ef 3,20). Esta confianza que presta la fe permite acompañar a las parejas en un

camino de crecimiento en la relación con Dios con paciencia, sin prejuzgar; además dejando

espacio para que obre la gracia.

AL llama a los pastores a averiguar y sopesar con compasión cuales son los conflictos,

heridas y limitaciones que amarran a los fieles que viven situaciones irregulares, para poder

ofrecerles ayuda misericordiosa. Los pastores deben atender “a quienes participan en su vida [de

la Iglesia] de modo incompleto. . . La Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos

más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, dándoles de nuevo confianza y esperanza”

(AL 291). También hay que buscar con ayuda misericordiosa a todos los atrapados en “el nudo de

la tormenta humana” (308) y aun a los “que, en medio de una situación objetiva de pecado —que

no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— [puedan] vivir en gracia de Dios,

[puedan] amar, y también [puedan] crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello

la ayuda de la Iglesia” (AL 305). Para resumir, acoger a las parejas y familias con misericordia

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implica tender la mano a los que no están viviendo los ideales de la Iglesia, los que carecen de

evangelización, los que están alienados de algunos aspectos de las enseñanzas de la Iglesia, los que

quisieran formar parte de la comunidad eclesial pero se sienten excluidos por temor de ser

juzgados.

El acompañamiento pastoral misericordioso hacia los matrimonios irregulares no debe ser

legalista ni juzgar las circunstancias de las parejas sin evaluar el contexto de sus vidas. AL

recuerda que Jesús no abordaba a las personas juzgándolas de antemano. Un discernimiento

misericordioso crea “un marco y un clima que nos impide desarrollar una fría moral de escritorio

al hablar sobre los temas más delicados, y nos sitúa más bien en el contexto de un discernimiento

pastoral cargado de amor misericordioso, que siempre se inclina a comprender, a perdonar, a

acompañar, a esperar, y sobre todo a integrar” (AL 312)

Indicios de la Gracia en Situaciones Irregulares

Ofrecer acompañamiento pastoral misericordioso implica informarse con compasión y sin

prejuicios sobre el contexto único de cada persona; así se puede comprender que ha llevado a la

oveja a extraviarse; se puede discernir cual es “la divina pedagogía de la gracia” ya presente en la

vida de cada uno; y se puede ofrecer acompañamiento para “alcanzar la plenitud del designio que

Dios tiene para ellos” (AL 297). Por ejemplo, el pastor averigua, ¿A pesar de sus situaciones

irregulares, como están viviendo una vida ordenada y constructiva? Puede ser que la persona ya

camine por un sendero espiritual; puede ser que se considere espiritual pero no religioso, como

ocurre con muchos hoy día, y por consiguiente medite y siga prácticas para un saludable

crecimiento personal. AL especialmente recomienda reconocer y valorar “aquellos signos de amor

que de algún modo reflejan el amor de Dios” (AL 294). Cualquiera que sea la situación de las

parejas, el pastor está llamado a explorar de que manera la pareja está viviendo el amor como

Jesús nos llamó a amar; los pastores deben iniciar su acompañamiento explorando la manera

como la gracia ya está obrando en todo lo bueno que vive una determinada pareja. Por ejemplo,

una joven pareja que convive sin casarse puede estar dedicada al cuidado del padre o madre

enfermo de uno de ellos. Uno de los conyugues puede ser una dedicada enfermera; otro puede ser

profesor en un barrio con problemas sociales y puede estar dedicado a subsanar la situación de

sus alumnos. Los esposos pueden tener una relación de auténtico apoyo y amor de tal manera que

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ya estén viviendo de manera importante el llamado de Gaudium et spes a una relación de pareja

basada en el amor.3 De igual manera, los conyugues que estén casados sin haber obtenido una

anulación pueden vivir su vida atentos al bien el uno del otro y al bien de los que viven a su

alrededor. Todos los ejemplos anteriores resaltan relaciones que tienen en cuenta el bien del

otro, esencia del amor al cual nos llama Jesús. O sea que descubrir como obra este amor en la vida

de los conyugues es un aspecto esencial del discernimiento pastoral, pues a partir de la manera

como ya está obrando la gracia, se deben acompañar las parejas a caminar hacia el ideal de

contraer un matrimonio sacramental. Este proceso es, pues, un aspecto clave del discernimiento

pastoral.

En situaciones en que ha habido un matrimonio sin anulación después de un divorcio, no

solo es importante el discernimiento sobre el bien y el amor que ya opera en la vida de la persona,

sino que se necesita evaluar el nuevo matrimonio. ¿Es el nuevo matrimonio uno que lleva muchos

años, donde hay hijos y donde la familia vive una vida constructiva? Un o los dos conyugues

pueden estar ya involucrados en actividades de la comunidad parroquial. El pastor se debe

preguntar ¿La pareja que aconseja desea formar parte de la comunidad parroquial? ¿Es la pareja

una que lleva una vida constructiva y ordenada pero está alienada de la Iglesia por falta de

evangelización o por nociones erróneas sobre la Iglesia? ¿O es la pareja una en que se juntaron

después de un divorcio acelerado, o una situación en que uno de los conyugues dejó a su antigua

pareja por un nuevo enamoramiento sin haber trabajado su primer matrimonio? O, ¿La pareja

busca obtener la bendición de la Iglesia por convenciones sociales y no demuestra ningún interés

en un proceso de aprendizaje y transformación?4 Aun en los matrimonios que aparecen más

alejados del ideal del Evangelio, los pastores están llamados a discernir donde está ya presente la

gracia. Nos dice AL que es esencial: “Entrar en diálogo pastoral con ellas [las parejas] a fin de

poner de relieve los elementos de su vida que puedan llevar a una mayor apertura al Evangelio del

matrimonio en su plenitud” (AL 293).

Integrar a las familias a la vida de la gracia y a la comunidad parroquial es también un

aspecto importante del acompañamiento a los que viven en situaciones irregulares (AL 299, 312).

Así que fuera de discernir como está ya obrando la gracia en estas personas, el pastor también

3 Gaudium et spes, 47-50.

4 Ver AL 298, 300, 293, 305 sobre la evaluación de casos matrimoniales particulares.

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debe discernir cuales serían las maneras más prácticas de integrar a estos fieles a la comunidad

eclesial. Por ejemplo, ¿podrían participar en grupos de oración, grupos de reflexión sobre la

Biblia, charlas sobre crecimiento espiritual o sobre evangelización? ¿Podrían beneficiarse de unas

reuniones con otra pareja que ya haya pasado de situación irregular a participar en el sacramento

del matrimonio? ¿O podría la pareja aprovechar un retiro o día de oración? ¿O podrían los

conyugues formar parte de algún programa de asistencia a los más necesitados?

Para resumir, deben ser acogidas a un discernimiento pastoral todas las parejas sin reparar

en qué punto del camino se encuentren con respecto a su integración a la doctrina de la iglesia.

Como ya se dijo, esto incluye los marcados por un “amor herido y extraviado” (AL 291) o los que

están atrapados en “el nudo de la tormenta humana” (AL 308). Desde luego también incluye

familias estables y evangelizadas que se han marginado por haberse vuelto a casar sin obtener una

anulación. Esta llamada incluyente a ofrecer misericordia implica que “el discernimiento debe

ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los

límites” (AL 305). Tal discernimiento es un reto personal para el pastor pues requiere que tenga

su propia relación con Dios. Ya hemos dicho que es por medio de tal relación que el corazón

aprende a reconocer la presencia de la gracia. En lo que sigue desarrollo la propuesta de este

artículo: para ofrecer iscernimiento pastoral misericordioso los pastores necesitan involucrarse

en su propio camino espiritual vivido intencional y conscientemente.

Aprender sobre la Misericordia

Para poder ofrecer la compasión y paciencia que supone la misericordia, el pastor tiene que

haber vivido en carne propia esta oferta de Jesús. Muchos autores sobre la vida espiritual han

recalcado que se internaliza el amor de Dios a través de un camino espiritual y la misericordia es

una cualidad esencial y central de este amor. El Papa Francisco ha contado en repetidas ocasiones

que fue la experiencia de la misericordia de Dios lo que empezó una transformación que culminó

en su vocación. Es con el corazón que se aprende como la misericordia invita a la transformación

mientras espera con paciencia; este aprendizaje es fruto de recibir repetidamente la ayuda

inmerecida de la gracia. Se internaliza la misericordia y cuanto es incondicional y gratis a medida

que se vive hasta donde quedaría uno estancado en ciertas circunstancias de la vida si estas se

vivieran sin la ayuda de Dios y su gracia. Por ejemplo, uno puede haber intentado cambiar sin

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éxito cierto comportamiento, ciertas costumbres o ciertos aspectos de a una relación; uno puede

haber buscado perdonar serias ofensas o heridas sin poderlo lograr; uno puede haber

vislumbrado el camino a seguir sin haber sido capaz de hacerlo. Pasar por estas experiencias

resulta en aprendizaje sobre la misericordia cuando se experimenta que se viven de otra manera

al recibir la paciente gracia de Dios que potencia otra manera de obrar. Por mi propio camino

espiritual y el de las personas que he acompañado, he constatado que experiencias como las

siguientes constituyen la mejor manera de aprender a percibir y tratar a los demás con

compasión: el vivir como Dios continúa a sostenernos con su amor aun cuando fallamos y el sentir

cuanto nos ama Dios a pesar de nuestras fallas e infidelidades para vivir según nuestros mejores

valores y deseos. Son estas las vivencias que llevan a poder vivir desde lo profundo de nuestro ser

la misericordia recomendada en AL. “Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia,

porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia” (AL 310).

La transformación requerida para poder vivir la misericordia es fruto del encuentro con

Dios, y a esto alude la sabiduría expresada por muchos maestros de la vida espiritual. Por

ejemplo, Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, hace énfasis en que Dios tiene un infinito deseo de

otorgar su misericordia y está siempre en espera de que abramos nuestros corazones a reconocer

este deseo y así sentir esa misericordia.5 La recepción de esta misericordia y la transformación

para ser capaces de vivirla implica peregrinar a lo largo de un camino espiritual dedicado

conscientemente a conocer a Dios y a conocernos a nosotros mismos a la luz de la mirada de Dios;

este caminar requiere tiempo. El conocimiento de sí mismo según Catalina requiere sobre todo

llegar a reconocer hasta donde nuestras motivaciones son egoístas y hasta donde tales

motivaciones forman la raíz de todo desorden y pecado. En esta clave, conocer a Dios implica

vivir su amor misericordioso como gracia que nos permite salir de nuestras motivaciones y puntos

5 Catalina se dirige a Dios diciendo: “¡Oh Misericordia eterna!” Y agrega: “en tu Misericordia fuimos creados. . . Tu

misericordia da vida, da luz para conocer tu clemencia para con toda criatura: con los justos y con los pecadores. Si fijo mi mirada en la tierra, la veo rebosar de tu misericordia. En las tinieblas del infierno brilla tu misericordia al no imponer a los condenados tantas penas como merecen. Con tu misericordia mitigas la justicia; por ella nos has purificado en la sangre; por misericordia quisiste trato con las criaturas. . . . Donde quiera que intente fijar mi pensamiento no encuentro más que misericordia.” No. 30 en Catalina de Siena, Obras de Santa Catalina de Siena: El Diálogo, Oraciones y Soliloquios. Traductor José Salvador y Conde. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 2011. Estas palabras de Catalina están basadas en su profunda experiencia de Dios y reflejan solo un pequeño ejemplo de sus extensas reflexiones sobre la misericordia de Dios.

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de vista egoístas. Una de las recomendaciones más importantes que Catalina hace a sus

seguidores es que pasen tiempo en su celda interior. La celda es una imagen que se refiere al

estado de conciencia que resulta cuando enfocamos nuestra atención en la experiencia interior

donde percibimos la presencia de Dios, su palabra y su acción en nuestras vidas. Observando así

las mociones de nuestro corazón aprendemos a reconocer la acción del Espíritu.

A medida que creamos espacio y tiempo para ponerle atención a nuestra experiencia

interior vamos aprendiendo cuánto necesitamos a Dios y al mismo tiempo cuanto desea Dios

impartirnos su amor para transformarnos.6 Por ejemplo podemos reconocer cuando el Espíritu

nos ilumina sobre los aspectos de nuestro modo de ser que preferiríamos no ver; cuando

empezamos a cambiar podemos reconocer que es Dios quien nos transforma. Esta dinámica

espiritual, vivida conscientemente, nos permite crecer en capacidad de amar, o sea de poder

actuar con atención al bien del prójimo y al bien común.

Entonces, para el tema de este artículo, lo más importante de la enseñanza de Catalina es

que ella resalta y repite en toda su obra que la capacidad de actuar con misericordia por el bien de

los demás es fruto de la transformación que se obra en nosotros a medida que conocemos más y

más nuestra necesidad de la gracia y experimentamos la obra del amor de Dios en nosotros. Para

poder vivir todo esto se necesita crear espacios de silencio y atención a nuestra experiencia

interior. O sea que la enseñanza de Catalina afirma lo que sostengo en este artículo: para aprender

a vivir la misericordia de tal manera que seamos capaces de tratar a otros con la misericordia de

Jesús, se requiere dedicación a un camino espiritual vivido conscientemente. La capacidad de vivir

la misericordia no se puede obtener simplemente por medio de información sobre este ideal.

Aprender a Discernir

En el contexto de la vida espiritual, el discernimiento se refiere al proceso de reconocer la

presencia y la palabra de Dios en los acontecimientos de nuestras vidas y al proceso de reconocer

las mociones del Espíritu en nuestro interior para así poder encontrar la voluntad de Dios. El

6 Catalina ofrece esta sabiduría en múltiples pasajes de su obra y sus cartas (más de 373). He resumido esta enseñanza en

los siguientes artículos en inglés: Diana L. Villegas: “Catherine of Siena’s Wisdom on Discernment and her Reception of Scripture,” Acta Theologica 32/2S (2013), 209-211; y “Continuous Prayer in Catherine of Siena,” HTS Teologiese Studies/Theological Studies 73/3 (2017), a4611, https://doi.org/ 10.4102/hts.v73i3.4611.

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discernimiento, entonces, requiere una relación activa y consciente con Dios, pues es

reflexionando sobre la propia experiencia que se aprende a reconocer las mociones del Espíritu y

la obra de Dios en la propia vida. Como ya hemos dicho, la capacidad de escuchar a Dios requiere

haber seguido un camino espiritual para obtener la transformación necesaria. Maestros clásicos

de la vida espiritual que han enseñado sobre el discernimiento explican de diferentes maneras la

relación entre el discernimiento y un camino espiritual. En sus conocidos Ejercicios Espirituales

[EE] Ignacio de Loyola, gran maestro del discernimiento, propone guiar al ejercitante en un

proceso que le permita conocer a Jesús como lo hicieron sus discípulos en los Evangelios;

conociendo a Jesús la persona desarrollaría el deseo de seguir e imitar a Jesús. Este deseo, fruto de

un peregrinaje interior, resultaría en poder desear más y más lo que desea el maestro y este

creciente deseo lleva a la gracia de la indiferencia - forma de desprendimiento - de los propios

puntos de vista y la propia voluntad. Así, mientras más crezca el ejercitante en desprendimiento

de sus propios puntos de vista, ideas, planes y deseos, más será capaz de auténticamente

reconocer la voz y voluntad de Dios. Este es el principio clave del discernimiento ignaciano. 7

El desarrollo de un desprendimiento que dure mas allá de unos días de ejercicios requiere

compromiso a una vida espiritual. Ignacio enseña que fuera del periodo de ejercicios hay que

continuamente intentar escuchar a Jesús y discernir las mociones diarias del Espíritu para

efectivamente mantener una actitud de desprendimiento-indiferencia y así vivir una vida dedicada

a seguir la voluntad de Dios.

La enseñanza de Ignacio sobre la conversión necesaria para el discernimiento tiene

relevancia directa para el discernimiento pastoral al cual llama AL. Mientras el pastor más capaz

sea de vivir el desprendimiento del cual habla Ignacio, más capaz será de escuchar a las parejas a

partir de ese desprendimiento. Escuchar con desprendimiento permite apreciar la historia

particular de cada pareja sin juzgarla a priori; además hace posible seguir la inspiración del

Espíritu para que el acompañamiento refleje la perspectiva y voluntad de Dios. Mientras el pastor

7 La enseñanza fundamental de Ignacio sobre la indiferencia (léase desprendimiento) está resumida en el Principio y

Fundamento de los Ejercicios Espirituales: “Es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.” [EE 23]

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más sea como Jesús por cuenta de los Ejercicios Espirituales, más efectivamente ofrecerá

misericordia.

La sabiduría de Catalina de Siena sobre el discernimiento tiene un énfasis diferente al de

Ignacio, pero los dos coinciden en que el discernimiento auténtico requiere un camino de

conversión. Catalina enseña que la capacidad de comprender la realidad y de actuar de tal manera

que uno coincida con la voluntad de Dios varía según el nivel de conversión que tenga la persona

con respecto al conocimiento de sí misma y de Dios (ver arriba la descripción de esta dinámica de

conversión según Catalina). O sea que mientras la persona más haya progresado en la conversión

del egoísmo a la capacidad de ver el bien del otro y de actuar según esta percepción, sus deseos y

percepciones van a coincidir más con la voluntad de Dios.8 Así, el pastor que viva esta conversión

en su propia vida podrá reconocer más auténticamente la acción del Espíritu en las parejas y

familias que acompañe.

Acompañamiento Espiritual

Hemos considerado la importancia del camino espiritual para poder comprender y vivir la

misericordia y para poder discernir lo más auténticamente posible. Por esto propongo que los que

ofrecen acompañamiento pastoral a parejas en situaciones irregulares deberían a su vez recibir

acompañamiento espiritual para profundizar la concientización de su propia experiencia.

Además, deberían recibir entrenamiento en este antiguo ministerio de la Iglesia, también para

profundizar la concientización de su propio camino espiritual, pero más aún para ejercitarse en

una de las tareas clave del acompañamiento espiritual: el escuchar atentamente la experiencia de

cada persona para ayudarla a percibir la presencia de Dios en sus vidas. Tal atención a la realidad

particular de cada persona y pareja es un llamamiento central de AL que resalta la importancia

para el discernimiento verdaderamente pastoral de explorar y comprender el contexto cultural y

la particularidad de cada historia de vida.

Según AL, cada persona y pareja está llamada a eventualmente tomar decisiones con

respecto a su integración a las enseñanzas del Evangelio y la Iglesia. O sea que las parejas

también necesitan aprender la sabiduría de la Iglesia sobre el discernimiento. Así, mientras el

8 Profundizo esta enseñanza en Diana L. Villegas: “Discernment in Catherine of Siena”, Theological Studies 58 (1997), 19-38;

y “Catherine of Siena’s Wisdom and her Reception of Scripture” (ver nota 4).

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pastor más formación tenga en acompañamiento espiritual, mejor podrá formar a las parejas que

acompañe.

Formación de Consciencia y Discernimiento Moral

Al principio de este artículo indiqué que una interpretación del capítulo 8 desde el punto de

vista de la espiritualidad es complementario a una lectura del mismo desde el punto de vista de la

teología moral. Algunas de las dinámicas del camino espiritual arriba descritas, cuando se

integran a conceptos de la teología moral resultan en mejor acompañamiento pastoral según AL.

Un teólogo moral importante resalta que AL llama a cambiar el enfoque de la moral: de

simplemente reconocer y nombrar la verdad moral (lo cual siempre es el primer paso) a discernir

sobre la aplicación de esta verdad moral para la situación particular de cada uno. La práctica del

discernimiento moral consiste en adquirir “la costumbre de consultar la consciencia. . . La teología

moral tiene un nuevo reto: acompañar las personas a que formen sus consciencias.”9 Pues la

formación de consciencia es necesaria para poder practicar el discernimiento moral. Por ejemplo,

si se quiere discernir sobre cómo actuar con respecto a los desplazados, se necesitaría

evangelización sobre la caridad hacia el prójimo proclamada en los Evangelios, así como

formación sobre la enseñanza de la Iglesia con respecto a la justicia social. En el caso del

matrimonio, las parejas en situaciones irregulares que caminen hacia seguir los ideales del

Evangelio y de la Iglesia, y que estén tratando de decidir cómo podrían involucrarse en algún

aspecto de la vida espiritual y sacramental, necesitarían formación sobre la doctrina de la Iglesia

con respecto a los sacramentos, especialmente el del matrimonio, sobre discernimiento moral y

sobre las opciones que tienen de participación en la vida parroquial.

Parte del acompañamiento pastoral recomendado por AL consiste en formar la consciencia

de las parejas en situaciones irregulares, enfocando esta formación según la realidad de que cada

pareja. Dice AL: “estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas” (AL

37). “Ciertamente, que hay que alentar la maduración de una conciencia iluminada, formada y

acompañada por el discernimiento responsable y serio del pastor, y proponer una confianza cada

vez mayor en la gracia” (AL 303).

9 J. Keenan: “Reading Amoris Laetitia in the New Light of Easter”, in: CRUX (2017),

https://cruxnow.com/vatican/2017/04/21/reading-amoris-laetitia-new-light-easter/.

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El discernimiento moral consiste pues en tomar decisiones morales después de consultar la

propia conciencia bien formada. Tal discernimiento no debería limitarse a un ejercicio intelectual

que consista en aprender ciertos principios, reflexionar sobre ellos y luego aplicarlos. Aquí resalto

que si la persona sigue un camino espiritual como ya se ha descrito, la formación de consciencia va

a dar más fruto en un auténtico discernimiento moral. Como vimos, el compromiso de seguir a

Jesús viviendo un camino espiritual disciplinado, resulta en transformación que daría fruto en una

creciente apertura a conocer los valores evangélicos y a integrarlos en la propia vida. Es decir, un

creciente deseo de imitar a Jesús y de encontrar y seguir su voluntad resultaría en mayor apertura

y motivación a integrar valores que puedan ser contrarios a lo que sin transformación parezca

aceptable o aún inevitable. Por ejemplo, una pareja puede considerar aceptable convivir sin

casarse y puede no ver razón de cambiar esta realidad a pesar de ir a misa los domingos. O, una

pareja donde haya divorcio sin anulación puede pensar que su separación de la Iglesia es

inevitable. Para personas come estas el seguir un camino espiritual que lleve a la transformación

podría resultar en un cambio de perspectiva.

Un auténtico camino espiritual también hace posible el poder escuchar la voz del Espíritu

con más y más claridad lo cual permite un discernimiento moral más congruente con los valores

evangélicos. AL se refiere a esta transformación recordando que: “En la medida en que los

esposos traten de escuchar más en su conciencia a Dios y sus mandamientos (cf. Rm 2,15), y se

hagan acompañar espiritualmente, tanto más su decisión será íntimamente libre de un arbitrio

subjetivo y del acomodamiento a los modos de comportarse en su ambiente” (AL 222).

Transformación de los pastores y formación moral

Los pastores que personalmente hayan experimentado transformación fruto de una

consciente relación con Jesús y que hayan por consiguiente vivido un proceso propio de

discernimiento, tendrán más capacidad de reconocer la importancia de guiar a las parejas a

desarrollar una relación con Dios y a enseñarles a escuchar las mociones del Espíritu, así creando

terreno fértil en el cual sembrar la semilla de la formación de consciencia. Cuando el pastor ha

recibido la misericordia paciente de Jesús adquiere la paciencia necesaria para acompañar a las

parejas por un proceso, que puede ser largo, de progresiva apertura a la formación auténtica e

internalizada de consciencia; o sea, tal pastor puede formar conciencia con misericordia. Estos

pastores también saben por propia experiencia que simplemente ofrecer información sobre

doctrina y valores evangélicos no es suficiente para formar consciencias.

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Aspectos Controvertidos Sobre el Discernimiento en el Capítulo 8

No se puede tratar sobre el discernimiento en el capítulo 8 sin notar que ha habido

interpretaciones conflictivas sobre cuales pueden o deben ser temas de legítimo discernimiento

desde el punto de vista de la doctrina católica. Por ejemplo, ¿Puede una pareja en consciencia

practicar control artificial de la natalidad? ¿Hay circunstancias en que alguien divorciado y

casado sin anulación puede recibir la comunión? Ya se han publicado varias obras en diferentes

idiomas dirigidas a la interpretación de AL y su aplicación pastoral. Todas estas publicaciones

tratan desde el punto de vista de la teología moral de cuáles son los temas sobre los que se puede

discernir permaneciendo fieles a la doctrina de la Iglesia. Por ejemplo, dos obras en inglés ofrecen

interpretaciones diferentes;10 y la Conferencia Episcopal Argentina ha ofrecido una interpretación

apoyada por el Papa Francisco.11 Estas diferencias de interpretación indican que los pastores que

ofrezcan acompañamiento a parejas en situaciones irregulares necesitarán formación sobre este

tema y deberán consultar sus respectivas conferencias episcopales. AL indica que “los

presbíteros tienen la tarea de acompañar a las personas interesadas en el camino del

discernimiento de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo. . . este

discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio

propuesto por la Iglesia” (AL 300, refiriéndose a la Relatio finalis del Sínodo 2015)12

Conclusión

10

Cito estudios en inglés pues este artículo fue preparado en este idioma. Ver el capítulo 8 en, J. Hanlon-Rubio: Reading, Praying, Living Pope Francis’ the Joy of Love: Faith Formation Guide, Collegeville: Liturgical Press, 2017; y el capítulo 3 en, “Discerning: A Path in the Light of Truth” in: J. Granados/S. Kampowski/J. Pérez-Soba: Accompanying, Discerning, Integrating: A Handbook for the Pastoral Care of the Family according to Amoris Laetitia, Steubenville, OH: Emmaus Road Publishing, 2017 (publicado originalmente en italiano). Estas dos obras reflejan diferentes interpretaciones de AL. Hanlon-Rubio es teóloga casada, residente en EEUU, mientras los otros autores son profesores en el Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, Roma. 11

La carta de los Obispos Argentinos del 5 de septiembre de 2016 se encuentra en: http://www.infocatolica.com/?t=ic&cod=27336, y la respuesta del Papa Francisco del 6 de septiembre de 2016 se encuentra en: http://www.infocatolica.com/?t=ic&cod=27337. Consultados 17.09.2017. 12

XIV Asamblea General Ordinaria, La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, Relación Final del Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco, Ciudad del Vaticano, 24 de octubre de 2015 (Relatio Finalis).

15

El ministerio a parejas en relaciones irregulares es delicado pero fundamental para la

Iglesia de hoy. La vida en familia y las relaciones de pareja son contextos centrales en la vida de la

mayor parte de los fieles. Así que la manera como la Iglesia les sale al encuentro en estos aspectos

de sus vidas afecta mucho su apertura a una relación con Jesús y a formar parte de la comunicad

eclesial. Por consiguiente, la manera como el presbítero o representante de la Iglesia trata a las

parejas tiene vastas ramificaciones. El Papa Francisco no se cansa de pregonarle al mundo lo que

el mismo demuestra y es que la comprensión y aceptación compasiva sin juicios a priori es lo que

atrae a la gente a Jesús y a su Iglesia. En este artículo propongo que el pastor que ofrece

discernimiento pastoral a las parejas y familias en situaciones irregulares debe por encima de todo

poseer estas cualidades. Para desarrollarlas y crecer en capacidad de ofrecerlas, propongo que es

central tener una relación con Dios. Mientras el pastor más haya vivido la misericordia

incondicional de Dios, y más haya reflexionado sobre esta realidad en su propia vida, más podrá

ser capaz de abordar a las personas en situaciones irregulares con la compasión, comprensión y

aceptación a las cuales llama AL. Hemos visto que formación por medio de estudios no basta para

desarrollar estas cualidades; no es suficiente comprender intelectualmente que es la compasión o

la misericordia. Es necesario haberlas experimentado a través de la relación con Jesús.

Además, los pastores deben tener un conocimiento basado en la experiencia de las

realidades culturales y sicológicas de la vida cotidiana de las familias que frecuentemente puede

estar llena de contradicciones y conflictos que no se pueden resolver con fórmulas teóricas. Como

nos ha dicho múltiples veces el Papa, aplicar moralidad y doctrina sin estar empapado del “olor a

oveja” poco resulta en una acogida pastoral compasiva.

Conocer bien la sabiduría de la Iglesia sobre el discernimiento es también clave para el

delicado ministerio a las parejas y familias. Sobre todo se necesita poder discernir la manera

como las personas y parejas están ya respondiendo a la gracia y viviendo los valores evangélicos

de amor y justicia. AL subraya lo esencial que es este discernimiento para acompañar a los que

están en situaciones irregulares o a los que se sienten en las periferias de la iglesia. La sabiduría

de la Iglesia sobre el discernimiento enseña que el nivel de transformación de la persona

determina la autenticidad con la cual es capaz de escuchar al Espíritu y de actuar según esta

palabra interior. Esto indica que el pastor necesita su propia vida espiritual y camino de

transformación. La preparación necesaria para acompañar el discernimiento de personas en

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situaciones irregulares requiere no solo esta experiencia personal, sino también formación sobre

el acompañamiento espiritual y el discernimiento moral.

Teniendo en cuenta las reflexiones de este artículo ¿Cómo entonces implementar en la

Iglesia el discernimiento pastoral recomendado por AL? Propongo que las diócesis pueden

ofrecer oportunidades de formación que incluyan lo siguiente: elementos básicos del campo de la

sicología sobre como escuchar sin opinar ni juzgar; talleres para concientizar a los pastores sobre

su camino espiritual, con énfasis en la propia experiencia de la misericordia; talleres dictados por

acompañadores espirituales experimentados y bien formados que ofrezcan entrenamiento

práctico sobre como discernir la presencia de la gracia y la práctica del amor evangélico en las

parejas, no obstante aspectos irregulares o exteriores de sus vida; talleres de expertos sobre la

familia resaltando las dinámicas reales que viven las parejas y familias y los factores culturales

que en esa diócesis afectan estas. Además, cada pastor que vaya a ofrecer acompañamiento

espiritual a parejas en situaciones irregulares debería recibir unos días de renovada formación

enfocada en los principios de discernimiento moral presentados en AL (como la ley de la

gradualidad, cf. AL 295).

Estas oportunidades de formación podrían ser de mayor o menor complejidad y duración.

Por ejemplo, se podría ofrecer una serie de talleres de dos días en un período de dos meses.

O se podría dictar cursos de seis meses o un año a los cuales se asistiría un día entero por semana.

Los que hayan completado una serie de estos cursos más largos y de más profundidad podrían ser

considerados los líderes de esta pastoral matrimonial para la diócesis. Esto siempre y cuando

sean personas que tengan trayectoria de probada relación con Jesús y de acompañamiento

espiritual personal. Además, estás personas tendrían que tener ya experiencia pastoral en el

acompañamiento de parejas y familias.

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Diana Lucia Villegas, Ph.D. cursó estudios en el Instituto de Espiritualidad de la Universidad Gregoriana de

Roma y obtuvo un doctorado en teología espiritual de la Universidad de Fordham, Nueva York. Se ha

especializado en el discernimiento, tema de su tesis doctoral, y en la espiritualidad de Catalina de Siena,

sobre cuya obra ha publicado varios artículos en inglés. Publicó un libro sobre la relación entre

espiritualidad y teología y estudia el tema de la relación entre la espiritualidad y la religión. Fue formada

por los Jesuitas en Roma en el acompañamiento de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola y ha

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practicado este ministerio por mucho tiempo. Después de vivir y trabajar muchos años en Estados Unidos

ahora reside en Colombia, su país natal.