DISCURSO DESPEDIDA

10
Excmo. Sr. Vicerrector Magnífico Ilmo. Sr. Decano de la Facultad de Humanidades Ilmo. Sr. Director del Departamento de Humanidades Sres. Profesores Compañeros, amigos, padres, Sras. y Sres.: Esto no es una despedida, aunque lo parezca. Es curiosa la contradicción que hoy se da en este salón de actos. Contradicción porque las despedidas suelen ser tristes, pero hoy aquí estamos celebrando que hemos terminado una etapa en nuestra vida, y las celebraciones suelen ser motivo de alegría. El mundo tiene estos engaños. Una cosa puede ser otra y al revés. Un abrecartas puede ser un puñal. Un beso puede ser una puñalada de amor, un amor de mentira. El mundo en el que nos movemos a diario oscila entre la realidad y la fantasía, la realidad que supone el día a día, con sus clases y sus exámenes, y la fantasía que supone soñar con el futuro que nos espera cuando abandonemos esta facultad. Y muchas veces es difícil decantarse por la realidad cuando la fantasía es mucho más llevadera. Esto no es una despedida. Debería ser un hasta la vista: un hasta luego que se tradujese en una cita que nos obligase a volvernos a ver dentro de unos años. De ese modo, con una perspectiva distinta, la que ofrece el mercado laboral al que dentro de muy poco nos enfrentaremos, podríamos entrar a valorar con justicia lo que para nosotros han supuesto estos años. Han sido tres largos años en los que hemos aprendido muchísimos conceptos y teorías, pero que sobre todo, han 1

description

Discurso de despedida de la IV promoción de ByD de Ferrol (2002).

Transcript of DISCURSO DESPEDIDA

Page 1: DISCURSO DESPEDIDA

Excmo. Sr. Vicerrector Magnífico

Ilmo. Sr. Decano de la Facultad de Humanidades

Ilmo. Sr. Director del Departamento de Humanidades

Sres. Profesores

Compañeros, amigos, padres, Sras. y Sres.:

Esto no es una despedida, aunque lo parezca. Es curiosa la contradicción

que hoy se da en este salón de actos. Contradicción porque las despedidas

suelen ser tristes, pero hoy aquí estamos celebrando que hemos terminado una

etapa en nuestra vida, y las celebraciones suelen ser motivo de alegría. El mundo

tiene estos engaños. Una cosa puede ser otra y al revés. Un abrecartas puede

ser un puñal. Un beso puede ser una puñalada de amor, un amor de mentira. El

mundo en el que nos movemos a diario oscila entre la realidad y la fantasía, la

realidad que supone el día a día, con sus clases y sus exámenes, y la fantasía

que supone soñar con el futuro que nos espera cuando abandonemos esta

facultad. Y muchas veces es difícil decantarse por la realidad cuando la fantasía

es mucho más llevadera.

Esto no es una despedida. Debería ser un hasta la vista: un hasta luego

que se tradujese en una cita que nos obligase a volvernos a ver dentro de unos

años. De ese modo, con una perspectiva distinta, la que ofrece el mercado

laboral al que dentro de muy poco nos enfrentaremos, podríamos entrar a valorar

con justicia lo que para nosotros han supuesto estos años. Han sido tres largos

años en los que hemos aprendido muchísimos conceptos y teorías, pero que

sobre todo, han contribuido a conformar en nosotros un espíritu crítico que

acompañará todas nuestras acciones futuras, distinguiéndonos por encima de

aquellos que han pisado otras aulas en otras facultades. Sólo así demostraremos

que hemos pasado por la universidad y que la universidad no ha pasado por

nosotros.

Dentro de muy poco nos separaremos: lo haremos sin traumas y sólo unos

pocos seguiremos en contacto. Es ley de vida: resulta imposible congeniar con

todo el mundo y también es imposible seguir en contacto cuando la distancia y las

obligaciones profesionales o personales desunen a las personas para siempre.

1

Page 2: DISCURSO DESPEDIDA

Pero esta no será una despedida triste, al menos no debería serlo, porque

hoy también estamos de enhorabuena. De enhorabuena porque hoy celebramos

que somos casi diplomados, que nos faltan unos pocos días o quizás meses para

obtener un diploma por el que tanto hemos luchado. Por eso hoy estamos de

enhorabuena, porque hoy vamos a hacer realidad lo que esperábamos conseguir

desde el día que decidimos matricularnos en esta carrera de nombre difícilmente

pronunciable: Biblioteconomía y Documentación.

Y eso me lleva a contarles una pequeña historia, una historia que

comienza en el año 1999 cuando cerca de 60 estudiantes llegados de muchos

lugares distintos, de orígenes quizás diferentes, decidieron embarcarse en un

proyecto común. Porque todos aquellos jóvenes decidieron que lo suyo era el

mundo de la información, en cualquiera de las variantes posibles. Y para ello se

matricularon en una facultad cuyo nombre despistaba, pero que albergaba en su

interior a gente que compartía con ellos un mismo plan de estudios. Hoy ni

siquiera podríamos decir eso, porque desde este año se ha puesto en marcha un

nuevo plan que promete ser mejor que el anterior, subsanando las carencias que

el primero apuntaba. Esperemos que no ocurra lo que anunció Fellini, que “a

veces algo tiene que cambiar para que todo siga igual”.

Aquellos jóvenes se unieron en pequeños grupos, cuyos miembros con

ligeras variaciones, se han mantenido fieles hasta el final. Una lástima que a

algunos de nosotros nos hayamos conocido al final de nuestro recorrido.

Después de aquel primer año llegó el segundo. Apenas sí se notaba la

diferencia. Bueno, habíamos cambiado de clase y las asignaturas e incluso los

profesores eran distintos, pero lo cierto es que en el aire se respiraba un

ambiente de continuidad que a veces se antojaba insoportable.

El curso 2001-2002 fue distinto. Para algunos, teníamos ya cara de

alumnos de tercero, quizás porque habíamos asumido que nos marchábamos,

que esto se acababa sin que hubiéramos tenido demasiado tiempo para disfrutar

de la vida universitaria Aquel curso será siempre de fácil recuerdo para los que

ejercíamos (y todavía ejercemos) de alumnos universitarios. No eran los años 60

en los que ser rebeldes era casi una obligación necesaria, pero dimos muestras

de que el espíritu del 68, quizás porque lo habíamos heredado de los genes de

nuestros padres, seguía intacto, o casi. Aquel año salimos a la calle a protestar:

2

Page 3: DISCURSO DESPEDIDA

lo hicimos por muchos motivos, pero la LOU, la tan famosa y manida LOU nos

unió a todos los universitarios de España. Por encima de portales y de redes que

pretenden unirnos virtualmente, un sentimiento de rechazo ante una política

quizás mal explicada o mal interpretada, nos obligó a dar nuestra opinión. En la

mente de todos, la gran manifestación de Madrid en la que por vez primera se vio

a miles de universitarios unidos por encima de clases, de condiciones sociales,

de estudios o de cualquier otro elemento. Al final, pasó lo de siempre: las buenas

ideas acaban quedándose en eso, en buenas ideas. Veremos en el futuro que se

ha hecho con la LOU y sólo el tiempo determinará quién tenía la razón.

Pero no todo ha sido protestar. Este año hemos podido por fin acercarnos

con conocimiento al mundo laboral. Las experiencias han sido francamente

positivas: todos hemos podido determinar con cierta claridad que queremos

hacer cuando obtengamos ese ansiado título que ya casi tocamos con los dedos.

Durante más o menos un mes, nos hemos alejado de la rutina de la facultad y

hemos aplicado aquello que aquí hemos aprendido. No ha sido durante mucho

tiempo (ésa es la cruda realidad), pero nos ha permitido relacionarnos con el

mundo al que queremos dedicar el resto de nuestras vidas. Con un poquito de

suerte y siendo un pelín egoístas, nos merecemos aspirar a poder dedicarnos a

lo que queramos. El futuro será sólo de aquellos que sepan jugar sus cartas y

aspirar a lo que consideren mejor, porque sólo así conseguirán algo al final del

camino.

A lo largo de estos años, algunos se han quedado en el camino. También

es verdad que otros se han ido incorporando. Por cierto, me han dicho que

siguen buscando a Gepeto del Río para que vaya a matricularse, así que si

alguien le conoce que por favor avise en Secretaría.

Ya en serio, hoy más que nunca debemos acordarnos de ellos, de aquellos

que dentro y fuera de las aulas nos han acompañado en nuestro camino y han

asumido como si fuera suyo nuestro objetivo final. A todos ellos, a los que están y

a los que ya se han ido, a los que han venido hoy aquí y a los que nos esperan

en casa, gracias por vuestro apoyo. Sin vosotros, sin aquellos a los que

queremos y con los que celebramos nuestros pequeños triunfos o nos refugiamos

cuando tropezamos, cualquier pequeña victoria carece de sentido. Compartirlo

con vosotros es hoy nuestro deseo y por vosotros estamos hoy aquí reunidos.

3

Page 4: DISCURSO DESPEDIDA

También es necesario agradecer a nuestro padrino su asistencia hoy aquí.

A pesar de que nos hicieron saber lo apretado de su agenda, sobre todo a final

de curso, podemos disfrutar hoy de la presencia del profesor de la Universidad

Carlos III de Madrid, don José Antonio Moreiro. Era para nosotros casi una

necesidad ponerle rostro a aquel de quien tanto hemos aprendido y a quien tanto

hemos leído, y a quien seguiremos leyendo con sumo placer, porque no hay que

olvidar que nuestro aprendizaje no ha acabado aquí. Pensarlo sería una locura,

porque nunca hay que dejar de aprender. Y no podemos dejar de lado que a

veces quien menos lo pensamos nos está dando las mayores lecciones de

nuestra vida. Así que reiniciemos el mundo cada día aprendiendo algo nuevo.

No podemos tampoco dejar de agradecer a la profesora Carmen Pérez

Pais que aceptara en tan poco tiempo nuestro ofrecimiento para presentarles a

nuestro padrino de promoción. Éramos y somos conscientes de la difícil tarea que

supone presentar a una persona que aunque para nosotros era tan familiar,

ignorábamos si para el resto lo sería. Por ello, muchas gracias en nombre mío y

de mis compañeros.

No sé si se han dado cuenta, pero en este repaso a lo que para nosotros

han supuesto estos años de facultad nos falta un elemento importantísimo por

nombrar: nuestros profesores. De ellos ha dependido nuestra formación. De lo

que nos hayan enseñado o transmitido dependerá seguramente nuestro futuro y

el buen nombre de la facultad de la que venimos. Aunque es verdad que lo que

sabemos de esta Ciencia es gracias a vosotros, no es menos cierto que nuestros

posibles fallos o carencias serán defectos arrastrados desde la carrera. Porque

no podemos obviar que nuestros errores como alumnos quizás, y sólo quizás,

sean en parte vuestros fracasos como profesores. Siendo conscientes de que

vosotros cada día os enfrentáis a un examen diario ante nosotros, vuestros

alumnos, os dedicamos esta pequeña fábula con la que pretendo acabar mi

intervención. Se trata de un breve cuento, con el que se pretende glosar a Gianni

Rodari y a Carlos Casares. Ambos sabían hacer de pequeñas anécdotas grandes

historias. Espero no aburrirles, aunque soy consciente de que en parte sólo quien

ha convivido con nosotros cada día sabrá sobre qué estamos hablando. Tengan

presente que en estos últimos tres años, más de la mitad del tiempo lo hemos

4

Page 5: DISCURSO DESPEDIDA

pasado en esta facultad. Sólo el tiempo dirá si el esfuerzo y el sacrificio, sobre

todo para los que llegamos aquí desde muy lejos, habrá o no merecido la pena.

Érase una vez una facultad pequeña situada en una ciudad pequeña,

antaño puntera en la industria naviera y hoy día aspirante a ser lo que quizás

nunca llegase a ser. En aquella facultad, de profunda herencia militar pero de

diseño futurista, convivían a diario alumnos, profesores y personal administrativo

y de servicios. Rodeados de ingenieros navales y oceánicos y de aspirantes a

enfermeros y podólogos aquellos estudiantes, quizás animados por las

expectativas laborales o por sus gustos personales, habían escogido una carrera

desconocida para muchos: Biblioteconomía y Documentación. Aquellos jóvenes

constituían la IV promoción de aquellos estudios, una promoción ni mejor ni peor

que las anteriores. Quizás diferentes y probablemente no mejores, pero nunca

peores. Simplemente diferentes a las anteriores y futuras promociones.

El caso es que según cuentan, en una ocasión alguien retó a aquellos

alumnos a que no serían capaces de elegir cuál de los profesores que les habían

dado clase era el mejor: aquel cuya ausencia se notaba y cuya presencia se

festejaba. Sin duda el reto era atrayentemente complicado, sobre todo porque

suponía juzgar con cierto criterio a aquellos con los que convivían a diario pero

que apenas se habían atrevido a conocer. Pero aceptaron el reto y se pusieron a

debatir. A priori establecieron unos criterios de evaluación que sólo ellos

conocían. Entre ellos, se recuerda como valores positivos la cercanía al

alumnado, el poseer dotes de mando, una gran experiencia previa, el facilitar el

estudio de sus asignaturas, evitar las clase monótonas, dotar a sus clases de un

contundente aparato bibliográfico etc. Al hacerlo, se dieron cuenta de dos cosas:

que estaban juzgando a sus profesores en base a la imagen que sobre ellos

proyectaban a diario, y de que inconscientemente estaban haciendo balance de

lo que allí habían aprendido. Fruto de sus deliberaciones y en honor a

Ranganathan, elaboraron un decálogo. Aquel decálogo contenía los principios de

supervivencia que todo estudiante futuro de Biblioteconomía y Documentación de

Ferrol debía tener presente si quería salir airoso del envite. Pensaron que sólo

así, ejerciendo de experimentados ex alumnos evitarían hacer en el olvido y ser

recordados para siempre por aquellos con los que habían convivido. Aquellos

principios eran los que se enumeran a continuación:

5

Page 6: DISCURSO DESPEDIDA

1. Amarás la biblioteconomía y las ciencias afines sobre todas las cosas,

porque es como un cesto de cerezas: es imposible sacar una sola,

siempre salen varias entrelazadas.

2. No utilizarás abreviaturas propias, sólo las aceptadas

internacionalmente, como que análisis documental se abrevia a. d.

3. Santificarás las clases prácticas, las visitas culturales y las prácticas

externas.

4. Honrarás y saludarás siempre a tus profesores y a la inversa.

5. No criticarás a los que saben más que tú, porque siempre saldrás mal

parado.

6. No disimularás tus errores y aprenderás a disculparte.

7. No hurtarás contribuciones ajenas ni parafrasearás a otros.

8. No dirás que existen idiomas aplicados a la Biblioteconomía, que existe

la catalogación asistida por ordenador y que las nuevas tecnologías son

necesarias en tu formación, sobre todo las bases de datos

especializadas o los Sistemas integrados de gestión bibliotecaria.

9. No acudirás nunca a clase sin tu material de trabajo, sin tu código

catalográfico y sin tu CDU.

10. No codiciarás lo que se imparte en otras facultades.

Estos 10 principios se encierran en dos, que hemos asumido como emblemas de

nuestra promoción: “A información é poder” e “O tempo é diñeiro”.

Tras deliberar durante semanas, cuentan quienes estuvieron allí presentes

cómo aquellos estudiantes reunidos en comunal asamblea decidieron que todos

los que les habían dado clase eran buenos, pero que ninguno destacaba más

que los otros para merecer el honor de ser distinguido como el mejor por encima

de los demás. Y fue así como decidieron seguir siendo diferentes y dejaron en

manos de las siguientes promociones aquella difícil decisión. Dejaron que fuesen

otros porque a ellos les esperaban en otras facultades nuevos profesores de los

que aprender y respetar, ya que aquí no podían seguir formándose en aquello

que les unía: la biblioteconomía y documentación. Y es así como esta fábula se

termina, teniendo presente que quien les ha hablado no es más que un trovador y

mensajero, al servicio de 30 cabezas bien pensantes que no quieren dejar de

lado la oportunidad de reiterar la petición de una licenciatura en documentación

6

Page 7: DISCURSO DESPEDIDA

para Ferrol, porque puede que no nos la merezcamos ni nuestros profesores

tampoco pero, ¿quién es nadie que no nos conoce para juzgarnos?. Mediten

sobre ello, les hará bien.

7