Discursos de Perón y Evita

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MOVIMIENTO PERONISTA Consejo Superior LAS 20 VERDADES PERONISTAS 1º) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo. 2º) El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista. 3º) El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un circulo, o a un caudillo; lo es sólo de nombre. 4º) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan. 5º) En la NUEVA ARGENTINA el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume. 6º) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista. 7º) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca. 8º) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres. 9º) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional. 10º) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor. 11º) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes pero no mártires. 12º) En la NUEVA ARGENTINA los únicos privilegiados son los niños. 13º) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene una doctrina política, económica y social: el Justicialismo. 14º) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista. 15º) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad 16º) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ‚ésta al servicio del bienestar social. 17º) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social.

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MOVIMIENTO PERONISTAConsejo SuperiorLAS 20 VERDADES PERONISTAS1º) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.2º) El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista.3º) El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un circulo, o a un caudillo; lo es sólo de nombre.4º) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan.5º) En la NUEVA ARGENTINA el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume.6º) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista.7º) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.8º) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.9º) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional.10º) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor.11º) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes pero no mártires.12º) En la NUEVA ARGENTINA los únicos privilegiados son los niños.13º) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene una doctrina política, económica y social: el Justicialismo.14º) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.15º) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad16º) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ‚ésta al servicio del bienestar social. 17º) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social.18º) Queremos una Argentina socialmente Justa, económicamente Libre y políticamente Soberana.19º) Constituimos un gobierno centralizado, un estado organizado y un pueblo libre. 20º) En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo.

"NO HAY NUEVOS ROTULOS QUE CALIFIQUEN A NUESTRA DOCTRINA NI A NUESTRA IDEOLOGÍA, SOMOS LO QUE LAS VEINTE VERDADES PERONISTAS DICEN"

(Juan D. Perón)

Doctrina Nacional Justicialista

Conceptos fundamentales

Las doctrinas son, generalmente, exposiciones sintéticas de grandes líneas de orientación, y representan, en sí y en su propia síntesis, solamente el enunciado de innumerables problemas; pero la solución de esos problemas, realizada por el exámen analítico de los mismos, no pueden formar cuerpo en esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina misma, así como también de ese análisis surgen formas de ejecución de esa doctrina y de esa teoría. Una doctrina sin teoría resulta incompleta; pero una doctrina o una teoría sin las formas de realizarlas, resultan inútiles; de

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manera que uno no ha cumplido el ciclo real e integral mientras no haya conformado e inculcado una doctrina, enseñado una teoría y establecido las formas de cumplir una y otra. J. D. Perón -

Conducción Política Los objetivos permanentes Una filosofía de vida Las tres banderas del justicialismo La Tercera Posición Justicialista Los objetivos permanentes del justicialismo son la Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación. El justicialismo es una filosofía de vida, simple, profundamente nacional, popular humanista y cristiana, que fijará tres banderas doctrinales, la justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, para lograr los objetivos permanentes del Movimiento: la Felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Nación.

Al decir filosofía de vida, nos está indicando que se trata de un sistema de pensamiento con sus valores y categorías, con su propia concepción del hombre, de la familia, del Estado, de la Libertad, de la Justicia, del Trabajo, de la Economía, de la organización social y política del Pueblo; y de una propia visualización del Mundo y sus relaciones. Al tratarse de una filosofía de vida popular y nacional, indica que se inspira en la experiencia propia del pueblo argentino en su búsqueda de afirmación de su proyecto como Nación. Y es también humanista y cristiano. El Justicialismo parte de un humanismo cristiano; cree en un hombre hecho a imagen y semejanza de Dios; en un ser portador de valores trascendentes y con una inmanente dignidad, acorde a la concepción religiosa que ha definido y caracterizado a nuestra cultura nacional.

Las tres banderas del justicialismoEste nuevo sistema de pensamiento profundamente nacional, popular, humanista y cristiano, ofrecería a nuestro Pueblo tres banderas doctrinales que representaban, a su vez, aquella síntesis de lo social y lo nacional que encarnó el peronismo desde su nacimiento. En efecto las célebres banderas: justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política representan las reivindicaciones que signaron las primeras cuatro décadas del siglo XX en la Argentina, unidas por primera vez en un haz sintetizador. La Justicia Social orienta la solución de la problemática social derivada de la explotación del hombre por el hombre, pero fuera del esquema de la lucha de clases y del internacionalismo que planteaba el socialismo. La Independencia Económica y la Soberanía Política, son banderas que representan la reivindicación nacionalista frente a la dependencia que sufría nuestro país frente al imperialismo y que viabilizaban la Liberación Nacional reclamada, sin endiosamientos al Estado, como planteaba el fascismo, o a razas superiores como había pretendido el nazismo.

La Tercera Posición Justicialista Los dos grandes sistemas de pensamiento anteriores al justicialismo, el Individualismo Liberal Capitalista y el Socialismo 'científico" clasista y estatista, estaban encarnados en el mundo de la postguerra (a partir de 1945), en dos grandes bloques geopolíticos e ideológicos antagónicos, que se habían mantenido Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, frente a las potencias del Eje (la Alemania del Tercer Reich, la Italia Fascista y el Imperio del Japón). La conclusión de la guerra con la derrota del Eje, en Europa con la ocupación de Alemania por las tropas aliadas, y luego en el Pacífico con la utilización de la bomba atómica contra las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki en Japón, abrirán una etapa de reacomodamiento geopolítico mundial que tendrá su formalización en las conferencias de Yalta y Postdam. En ellas los Aliados dividirán el mundo en dos grandes esferas de influencia: una bajo la hegemonía americana y otra bajo la soviética. También partirían Alemania en dos: Alemania Democrática al este y Alemania Federal al oeste. Berlín, la antigua capital del Reich, sería dividida y administrada por las fuerzas militares aliadas (norteamericanos, ingleses, soviéticos y franceses). Se levantaría el Muro de Berlín, símbolo de la división del mundo en dos grandes sistemas. Por primera vez en la historia de las civilizaciones dos grandes "imperios" surgirán como aliados de la guerra y 'enemigos" de la postguerra, pero además por primera vez también, ambos bandos sostenían y defendían convicciones ideológicas antagónicas e incompatibles: las democracias liberales de desarrollo capitalista, por una parte y los socialismos de economías centralmente planificadas, por otra. El mundo parecía dogmáticamente alineado en uno u otro bando y practicaba uno u otro sistema ideológico, cuando en la Argentina nacía una

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nueva concepción filosófica y doctrinal, que a su vez proponía una visión geopolítica diferenciada, a partir de la revalorización del protagonismo histórico de los pueblos en sus luchas por la liberación nacional, de toda forma de imperialismo, y de viejas o nuevas formas del colonialismo.

En ese mundo dividido y alineado militar y estratégicamente, Perón levantaría el justicialismo como la Tercera Posición internacional, no como una posición a mitad de camino de ambos sino, por el contrario, como una propuesta superadora de los antagonismos ideológicos, a partir de una nueva concepción que realizaba en la práctica, con la legitimidad del apoyo mayoritario del pueblo argentino, los sueños de justicia, Libertad y Dignidad de todos los pueblos del mundo.

La primera posición era el individualismo liberal, triunfante a partir de la Revolución Francesa, sobre el que se apoyó el desarrollo del capitalismo industrial. Su consecuencia inmediata fue la 'proletarización' de los trabajadores y la generación de una natural reacción contra las formas de explotación inhumada que había implantado en las relaciones laborales.

La segunda posición sería la que representó a esa reacción contra la explotación: el llamado socialismo "/científico" originado en los estudios y propuestas por Marx y Engels, que convocaban a la lucha de clases y a la solidaridad internacional de los 'proletarios' del mundo, sin barreras nacionales, para implantar la 'dictadura del proletariado' y comenzar a construcción del socialismo hasta llegar al paraíso comunista, donde no habría más clases ni explotación el hombre por el hombre, y ni siquiera Estado pues, desaparecería por innecesario, al ser concebido como simple instrumento de explotación, al servicio de la clase dominante: la burguesía capitalista. Al margen de los erróneos presupuestos sobre los que se desarrollaron ambas posiciones y de lo indemostrable de sus propuestas en al marco del devenir histórico, -que analizaremos más adelante; la realidad que generaron fue: la de la explotación del hombre por el hombre, en la primera y, el de la explotación del hombre por el Estado, con la consecuente pérdida total de la libertad individual, en la segunda.

La Tercera Posición o justicialismo, pretende la armonización de los derechos del individuo con los de la comunidad, con la intencionalidad de obtener la realización del hombre a partir de posibilitarle la efectiva práctica de las virtudes y no, simplemente, dándole más bienes materiales.

El justicialismo implica una preocupación ética y moral. Para lograr un hombre virtuoso en una sociedad virtuosa, será menester asegurar a todos, la posibilidad de practicar aquellas virtudes que lo perfeccionen moralmente. Y ello es Posible sólo si se lo libera de aquellas ataduras materiales que le coartan la libertad, indispensable para que exista la responsabilidad que consienta la virtud del acto que practica.Discursos de Eva Peron

Renunciamiento de Eva Perón

22 de agosto de 1951

En la Asamblea Popular realizada en la avenida 9 de Julio, que se constituyó en Cabildo Abierto del Justicialismo, Eva renunció ante el pueblo a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación.

Excelentísimo señor presidente; mis queridos descamisados de la Patria:

Es para mí una gran emoción encontrarme otra vez con los descamisados como el 17 de octubre y como en todas las fechas en que el pueblo estuvo presente. Hoy, mi general, en este Cabildo del Justicialismo, el pueblo, que en 1810 se reunió para preguntar de qué se trataba, se reúne para decir que quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria. Es el pueblo, son las mujeres, los niños, los ancianos, los trabajadores, que están presentes porque han tomado el porvenir en sus manos, y saben que la justicia y la libertad únicamente la encontrarán teniendo al general Perón al frente de la nave de la Nación.

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Mi general: son vuestras gloriosas vanguardias descamisadas las que están presentes hoy, como lo estuvieron ayer y estarán siempre, dispuestas a dar la vida por Perón. Ellos saben bien que antes de la llegada del general Perón vivían en la esclavitud y por sobre todas las cosas, habían perdido las esperanzas en un futuro mejor. Saben que fue el general Perón quien los dignificó social, moral y espiritualmente. Saben también que la oligarquía, que los mediocres, que los vendepatria todavía no están derrotados, y que desde sus guaridas atentan contra el pueblo y contra la nacionalidad. Pero nuestra oligarquía, que siempre se vendió por cuatro monedas, no cuenta en esta época con que el pueblo está de pie, y que el pueblo argentino está formado por hombres y mujeres dignos capaces de morir y terminar de una vez por todas con los vendepatrias y con los entreguistas.

Ellos no perdonarán jamás que el general Perón haya levantado el nivel de los trabajadores, que haya creado el Justicialismo, que haya establecido que en nuestra Patria la única dignidad es la de los que trabajan. Ellos no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado todo lo que desprecian: los trabajadores, que ellos olvidaron; los niños y los ancianos y las mujeres, que ellos relegaron a un segundo plano.

Ellos, que mantuvieron al país en una noche eterna, no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado las tres banderas que debieron haber levantado ellos hace un siglo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía de la Patria.

Pero hoy el pueblo es soberano no sólo cívicamente sino también moral y espiritualmente. Mi general: estamos dispuestos, los del pueblo, su vanguardia descamisada, a terminar de una buena vez con la intriga, con la calumnia, con la difamación y con los mercaderes que venden al pueblo y al país. El pueblo quiere a Perón no sólo por las conquistas materiales –este pueblo, mi general, jamás ha pensado en eso, sino que piensa en el país, en la grandeza material, espiritual y moral de la Patria-, porque este pueblo argentino tiene un corazón grande y piensa en los valores por sobre los valores materiales. Por ello, mi general, hoy esta aquí, cruzando caminos, acortando kilómetros con miles de sacrificios, para decirnos "presente", en este Cabildo del Justicialismo.

Es la Patria la que se ha dado cita al llamado de los compañeros de la Confederación General del Trabajo, para decirle al Líder que detrás de él hay un pueblo, y que siga, como hasta ahora, luchando contra la antipatria, contra los políticos venales y contra los imperialismos de izquierda y de derecha.

Yo, que siempre tuve en el general Perón a mi maestro y mi amigo –pues él siempre me dio el ejemplo de su lealtad acrisolada hacia los trabajadores-, en todos estos años de mi vida he dedicado las noches y los días a atender a los humildes de la Patria sin reparar en los días ni en las noches, ni en los sacrificios.

Mientras tanto ellos, los entreguistas, los mediocres, los cobardes, de noche tramaban la intriga y la infamia del día siguiente, yo, una humilde mujer, no pensaba sino en los dolores que tenía que mitigar y en la gente a que tenía que consolar en nombre vuestro, mi general, porque se el cariño entrañable que sentís por los descamisados y porque llevo en mi corazón una deuda de gratitud para con los descamisados que el 17 de octubre de 1945 me devolvieron la vida, la luz, el alma y el corazón al devolverme a Perón.

Yo no soy más que una mujer del pueblo argentino, una descamisada de la Patria, pero una descamisada de corazón, porque siempre he querido confundirme con los trabajadores, con los ancianos, con los niños, con los que sufren, trabajando codo a codo, corazón a corazón con ellos para lograr que lo quieran más a Perón y para ser un puente de paz entre el general Perón y los descamisados de la Patria.

Mi general: aquí en este magnífico espectáculo vuelve a darse el milagro de hace dos mil años. No fueron los sabios, ni los ricos, ni los poderosos los que creyeron; fueron los humildes. Ricos y

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poderosos han de tener el alma cerrada por la avaricia y el egoísmo; en cambio, los humildes, como viven y duermen al aire libre, tienen las ventanas del alma siempre expuestas a las cosas extraordinarias. Mi general: son los descamisados que os ven a vos con los ojos del alma y por eso os comprenden, os siguen; y por eso, no quieren más que a un hombre, no quieren a otro: Perón o nadie.

Yo aprovecho esta oportunidad para pedir a Dios que ilumine a los mediocres para que puedan ver a Perón y para que puedan comprenderlo, y para que las futuras generaciones no nos tengan que marcar con el dedo de la desesperación si llegaran a comprobar que hubo argentinos tan mal nacidos que a un hombre como el general Perón, que ha quemado su vida para lograr el camino de la grandeza y la felicidad de la Patria, lo combatieron aliándose con intereses foráneos.

No me interesó jamás la insidia ni la calumnia cuando ellos desataron sus lenguas contra una débil mujer argentina. Al contrario, me alegre íntimamente, porque yo, mi general, quise que mi pecho fuera escudo para que los ataques, en lugar de ir a vos, llegaran a mí. Pero nunca me dejé engañar. Los que me atacan a mí no es por mí, mi general, es por vos. Es que son tan traidores, tan cobardes que no quieren decir que no lo quieren a Perón. No es a Eva Perón a quien atacan: es a Perón.

A ellos les duele que Eva Perón se haya dedicado al pueblo argentino; a ellos les duele que Eva Perón, en lugar de dedicarse a fiestas oligárquicas, haya dedicado las horas, las noches y los días a mitigar dolores y restañar heridas.

Mi general: aquí está el pueblo y yo aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos los humildes, a todos los trabajadores, a todas las mujeres, niños y hombres de la Patria, que en su corazón reconocido han levantado el nombre de una mujer, de una humilde mujer que los ama entrañablemente y que no le importa quemar su vida si con ello lleva un poco de felicidad a algún hogar de su Patria. Yo siempre haré lo que diga el pueblo, pero yo les digo a los compañeros trabajadores que así como hace cinco años dije que prefería ser Evita antes de ser la esposa del presidente, si ese Evita era dicho para calmar un dolor en algún hogar de mi Patria, hoy digo que prefiero ser Evita, porque siendo Evita sé que siempre me llevarán muy dentro de su corazón. ¡Qué gloria, qué honor, a qué más puede aspirar un ciudadano o una ciudadana que al amor del pueblo argentino!

Yo me siento extraordinariamente emocionada. Mi humilde persona no merece el cariño entrañable de todos los trabajadores de la Patria. Sobre mis débiles espaldas de mujer argentina ustedes cargan una enorme responsabilidad. Yo no sé cómo pagar el cariño y la confianza que el pueblo deposita en mí. Lo pago con amor, queriéndolo a Perón y queriéndolos a ustedes, que es como querer a la Patria misma.

Compañeros: Yo quiero que todos ustedes, los del interior, los del Gran Buenos Aires, los de la Capital, en fin, los de los cuatro puntos cardinales de la Patria, les digan a los descamisados que todo lo que soy, que todo lo que tengo, que todo lo que hago, que todo lo que haré, que todo lo que lo que pienso, que todo lo que poseo no me pertenece: es de Perón, porque él me lo dio todo, porque él, al descender hasta una humilde mujer de la Patria, la elevó hacia las alturas y la puso en el corazón del pueblo argentino.

Mi general: si alguna satisfacción podría haber tenido es la de haber interpretado vuestros sueños de patriota, vuestras inquietudes y la de haber trabajado humilde pero tenazmente para restañar las heridas de los humildes de la Patria, para cristalizar esperanzas y para mitigar dolores, de acuerdo con vuestros deseos y con vuestros mandatos.

Yo no he hecho nada; todo es Perón. Perón es la Patria, Perón es todo, y todos nosotros estamos a distancia sideral del Líder de la nacionalidad. Yo, mi general, con la plenipotencia espiritual que me

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dan los descamisados de la Patria, os proclamo, antes que el pueblo os vote el 11 noviembre, presidente de todos los argentinos. La Patria está salvada, porque está en manos del general Perón.

A ustedes, descamisados de mi Patria, y a todos los que me escuchan, los estrecho simbólicamente muy, pero muy fuerte, sobre mi corazón".

Discurso sobre Civismo ante el Partido Peronista Femenino

4 de Mayo de 1950

DISCURSO PRONUNCIADO POR EVA PERÓN EL 4 DE MAYO DE 1950, CON MOTIVO DEL ALMUERZO OFRECIDO EN SU HONOR POR EL PARTIDO PERÓNISTA FEMENINO DISTRITO CAPITAL FEDERAL.

Agradezco emocionada las palabras que acaban de pronunciar la delegada de la Capital, la secretaria de la Junta Metropolitana Femenina, la señora subcensista en representación de todas las compañeras, el señor ministro de Industria y Comercio, que me ha emocionado profundamente, el doctor Cámpora y el compañero Espejo. Han estado aquí representadas las mujeres Peronistas de la Capital, el Poder Ejecutivo, la Cámara de Diputados, y las fuerzas todas del trabajo por medio del Secretario General Confederación del Trabajo. Qué más puede ambicionar una humilde mujer que ha abrazado la causa de los trabajadores, de los humildes de la patria, que se reúna un grupo de mujeres y de hombres de bien para levantar sus copas y brindar por una fiesta que se refiere a mi persona. Ustedes me colman de felicidad en mis sentimientos de mujer, al saber que aquí se ha tendido una mesa de amor, de camaradería, de solidaridad.

Agradezco emocionada todas las palabras que se han pronunciado, como asimismo a las compañeras del Partido Peronista Femenino, por el Distrito Capital, por este acto simbólico, porque nos sirve también para estrechar vínculos, para aunar opiniones y para conocernos mejor, en esta empresa que hemos iniciado de colaborar y apoyar al General Perón. Y ya que el tiene como columna vertebral a la clase trabajadora, nosotras queremos ser una de las vértebras de esa columna maravillosa sobre la cual se apoya, respalda y con la cual trabaja tan tranquilo el General Perón.

Al aceptar de la Asamblea Nacional de Mujeres la inmensa responsabilidad de presidir este movimiento, lo hice porque pretendía, y pretendo, tratar de unir a todas las mujeres Peronistas, y canalizar esa fuerza extraordinaria del Perónismo por el camino de las fuentes creadoras, dignificadoras y grandiosas, por el sentido patriótico de la doctrina Peronista. La responsabilidad era grande; no lo ignoraba, pero la acepté. Y quiero que todas las mujeres del país sepan, una vez más, que Eva Perón ama entrañablemente a todas las Peronistas, a todas por igual, y aun más a aquellas que desde los mas lejanos rincones de la patria trabajan con su corazón puesto al servicio del Líder de la Nacionalidad, el General Perón.

Aprovecho esta oportunidad para darles un consejo, no solo a las mujeres Peronistas del Distrito Capital, sino a todas las Peronistas de la República, subcensistas y censistas de todo el territorio de la Patria. Ustedes tienen una gran responsabilidad, como bien lo dijo el compañero Espejo: la responsabilidad de comprender a todas las compañeras, la de tratar de acercar a la dirección del Partido a todas los elementos capaces, Peronistas de verdad, que vengan con el espíritu de sacrificarse y poner a contribución sus fuerzas en pro de esta causa de la nacionalidad. Deben ser tolerantes, porque hay que tolerar para que nos toleren; deben ser tolerantes, porque hay que tolerar para que nos toleren: deben ser persuasivas y llevar adelante la doctrina, y no solo predicarla, sino practicarla con amor, con espíritu de abnegación y de renunciamiento.

Ustedes piensen que el General Perón nos dijo hace poco tiempo que nos había dado una palanca con la cual podíamos mover el mundo y que lo importante era saber mover la palanca. El medio lo

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tienen. Tienen esa doctrina, tienen a un Líder insustituible, como es el General Perón y tienen una patria maravillosa, como es la nuestra. Pero tienen que trabajar y sacrificarse porque nada se consigue sino por el camino del sacrificio, de la comprensión y del amor.

Les pido a todas ustedes que cuando vean, en cualquier rincón del país, por mas alejado que sea, a una mujer que tiene un corazón bien puesto, como el del 17 de Octubre de 1945, traten de acercarla a nuestras filas y ustedes deben informarme de ello, puesto que yo no tengo el privilegio de estar en todos los lugares de la Patria para auscultar a cada una de las Peronistas que trabajan en pro de nuestra causa. Piensen que nuestro movimiento es grande y que hay cabida para todas, para que trabajemos una para todas y todas para una. Pero que no sea un "slogan" eso de "una para todas y todas para una". Que eso sea una realidad como son las realidades que nos esta dando a manos llenas el General Perón, que tiene el privilegio de amar a todas las Perónistas por igual, sin preferencias por ninguno. Así quiero yo también a las Peronistas. Cuanto mas pequeñas mas las quiero. La que a ustedes les parezca mas insignificante, es la que esta mas cerca de mi corazón. Esta oportunidad creo que es la primera en que tomo contacto con las subcensistas, secretarias y prosecretarias de un distrito como es el de la Capital Federal y la aprovecho para decirles a todas que cualquiera, aunque ocupe un cargo de secretaria o prosecretaria, si se sacrifica colaborando por nuestra causa, puede llegar a ser la futura dirigente del Partido Peronista Femenino. Sacrifiquémonos; no pensemos en horarios ni en nada. Estamos luchando por el ser o no ser de la Patria y, cuando las fuerzas físicas se debiliten, levantamos nuestros ojos hacia la figura de nuestro Líder, el General Perón, que esta quemando su vida en aras de la felicidad de todos los argentinos. Seamos una vértebra poderosa de esa columna de trabajadores que silenciosa pero tenazmente, esta dando a diario muestra de su fidelidad y de su amor hacia el General Perón.

Yo ambiciono a que la rama femenina del Partido Peronista le brinde nada mas que satisfacciones, pero para ello debemos trabajar incesantemente, luchar sin egoísmos y sabernos tolerar mutuamente. Cuando una Peronista tenga alguna divergencia con otra, piense que hay una sola bandera; la del General Perón. Cuando se peleen dos Peronistas, no me traigan a mi el problema porque me causan un gran dolor. Yo quiero ser igual con todas para no ser injusta. En una familia pueden pelearse dos hermanas, pero siempre siguen siendo hermanas. Yo deseo que esta sea una gran familia; la familia que ambiciona el General Perón.

Hoy, nosotras tenemos el privilegio de tener un hombre de los quilates de nuestro Presidente y es por eso que debemos formar esta rama, que hoy se inicia, con toda la perfección y con todo el amor que el quiere. Formemos un partido político que encierre todas las virtudes que los mismos deben tener. Que no sea lo que han sido en nuestro país; algo desagradable y molesto, sino que sea un instrumento principalísimo y valiosa para la grandeza de la Patria. Esa lo lograremos con sacrificio y colaboración.

Deseo que cada una de ustedes, en la circunscripción que representen, le llevan a todas las mujeres Peronistas un abrazo afectuoso y este pensamiento mío, aun a aquellas que no están dentro del partido. Lo que yo quiero decirles es que se sacrifiquen. La que mejor colabore, la que mejor trabaje por la causa, será quien en el futuro quede al frente del Partido. Yo quisiera que surgieran otras mujeres de esas condiciones; lo deseo y así lo espero. Necesitamos valores femeninos jóvenes, ya que tenemos una doctrina maravillosa y un Líder como el General Perón. Debemos actuar en estrecha colaboración con los hombres, animadas por el mismo ideal y constituyendo dos fuerzas paralelas que se complementen, tras el camino que nos ha señalado el General Perón para lograr una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

Empecemos por ser disciplinadas. Seamos unidas; yo quiero que la mujer argentina logre algo, que llegue, que triunfe. La señora de Perón no quiere absolutamente nada para si, sino que las mujeres tengan un arma poderosa en su unidad y que sean organizadas: así triunfaremos, si no, no.

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Por ello estamos constituyendo estas vanguardias del Peronismo. Ello requiere perseverancia y hacer como el General Perón, quien encontró frente a si dos caminos: uno asfaltado, y otra obstaculizado por una tupida maraña. Perón se abrió paso a hachazos por entre esa selva de inconvenientes y obstáculos, hasta entrever al fin, como esta entreviendo ahora, un mañana promisorio para todos los argentinos. El otra camino, tan fácil y cómodo, era el de la entrega, la entrega no solo del pueblo sino de la Patria toda.

Dentro de muy poco tiempo hemos de rendir un homenaje al General Perón; haremos bajar a todas las compañeras del inferior, para que, juntas con las de la Capital Federal, podamos decirle, "presente, mi general", siguiendo el ejemplo de todos los trabajadores, que son misioneros de Perón y desde la cuna hasta la muerte luchar por la doctrina Peronista.

Ustedes deben saber que yo estoy siempre dispuesta para aclarar cualquier malentendido, para reanimarlas y darles confianza y fe; yo quiero ser para las mujeres Peronistas como madre, como la hermana, que trata de comprenderlas, de ayudarlas y de hacer que se entienden y ayuden entre ustedes mismas. Cuando todas logremos esta unidad y este entendimiento mutuo, el General Perón podrá dormir tranquilo su sueno de patriota, sabiendo que su sacrificio no ha sido estéril, y que, a través de los tiempos, la doctrina Peronista se robustecerá y engrandecerá por la obra de la sangre nueva y las ilusiones patriotas de las futuras generaciones.

Yo levanto mi copa para brindar, no por mi cumpleaños que es simplemente el cumpleaños de una descamisada mas, sino para brindar por ustedes, por la felicidad de todas las mujeres Peronistas argentinas, aun por la felicidad de aquellas que viven en las regiones mas lejanas del país. A todas las tengo muy cerca de mi corazón y las estrecho cariñosamente, recordándoles que nadie debe creerse, porque desempeñe un cargo o una función, dueña del Partido Peronista, porque las verdaderas dueñas son las descamisadas de la Patria, las descamisadas del 17 de Octubre de 1945. Nosotros tenemos la enorme responsabilidad de comprender y llevar a la practica y cristalizar los ensueños y los afanes de nuestro Líder, el General Perón. Por el brindo, por el forjador de nuestra nacionalidad, el General Perón. Por el brindo, por el forjador de nuestra nacionalidad, el General Perón, y porque todos los años nos encuentre juntas.Día del Trabajador - Plaza de Mayo1º de Mayo de 1951Mis queridos descamisados: En este día tradicional para los trabajadores argentinos, en este 1º de mayo maravilloso, en que los trabajadores festejan el triunfo del pueblo y de Perón sobre los eternos enemigos y traidores de la Patria, yo quiero hablar con la sola, con la absoluta, con la exclusiva representación de los descamisados.

Yo quiero hablar para Perón, para los trabajadores, para los hombres y mujeres del mundo que quieran compartir con nosotros la gloria de un pueblo que levanta su bandera justa, libre y soberana al tope de todos los mástiles de la patria.

Yo quiero que ustedes me autoricen, que me den la plenipotencia maravillosa y eterna de todos los trabajadores, de todas las mujeres, de todos los humildes, en una palabra, la de todos los descamisados.

Yo quiero que ustedes me autoricen; ustedes que aquí, en esta vieja plaza de nuestras glorias, representan al auténtico pueblo que en 1810, empujando las puertas del Cabildo y gritando "queremos saber de qué se trata", conquistaron su derecho de libertad y de soberanía. Yo quiero que ustedes me autoricen para que diga lo que ustedes sienten; ustedes que, a través de un siglo de oligarquía, de entrega, de explotación, sufrieron la amargura infinita de ver a la patria humillada y sometida por sus propios hijos. No, no eran sus hijos. No, por sus venas no corría sangre de argentinos; por sus venas corría sangre de traidores. Yo quiero que ustedes me autoricen para que

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diga con pocas palabras, con mi escasa elocuencia, lo que ustedes sienten, lo que ustedes quieren que le diga en este día maravilloso de los trabajadores, al general Perón y al pueblo.

Ustedes, que pueden hablar de frente, con la frente bien alta, a la Patria y a Perón, porque ustedes vieron en Perón la última esperanza de la patria y lo siguieron, como se sigue solamente a una bandera, dispuestos a morir por ella o a triunfar con su victoria; ustedes, que tienen derecho a hablar de frente con la Patria y con Perón, porque ustedes, igual que yo, lo siguieron apretando los dientes de rabia y de coraje cuando la oligarquía sin patria ni bandera quiso dejarnos a nosotros también sin patria ni bandera, robándonos el derecho de seguirlo a Perón hasta la muerte; ustedes que pueden hablar de frente con Perón, porque siempre llevarán en el corazón encendido, el fuego de las antorchas que prendimos con los diarios y las revistas para festejar la victoria del 17 de octubre de 1945; ustedes, solamente ustedes, pueden dar a mis palabras el fuego, la fuerza infinita que yo quiero tener, que yo desearía tener para decirle al líder, para decirle al mundo, para decirle a la patria, cómo lo siguen, cómo lo quieren los trabajadores a Perón.

Yo no tengo elocuencia, pero tengo corazón; un corazón peronista y descamisado, que sufrió desde abajo con el pueblo y que no lo olvidará jamás, por más arriba que suba. Yo no tengo elocuencia, pero no se necesita elocuencia para decirle al general Perón que los Trabajadores, la Confederación General del Trabajo, las mujeres, los ancianos, los humildes y los niños de la patria no lo olvidarán jamás, porque nos hizo felices, porque nos hizo dignos, porque nos hizo buenos, porque nos hizo querernos los unos a los otros, porque nos hizo levantar la cabeza para mirar al cielo, porque nos quitó de la sangre el odio, la amargura y nos infundió el ardor de la esperanza, del amor y de la vida.

La Confederación General del Trabajo y los trabajadores por mi intermedio, no necesitamos elocuencia para decirle a Perón que no lo olvidaremos jamás, porque nos hizo dignos y justos, porque nos hizo libres y soberanos y porque cuando nuestra bandera se pasea por los caminos de la humanidad, los hombres del mundo se acuerdan de la patria como de una novia perdida que se ha vestido de blanco y celeste para enseñarle el camino de la felicidad.

Compañeras y compañeros: esta mañana, cuando el general Perón terminó su mensaje de la victoria, dijo que ese triunfo era de la Patria y del pueblo; que era nuestro, solamente nuestro. Y pensé lo que habrán pensado ustedes; que si no fuera por Perón, estaríamos como en los viejos primeros de mayo de la oligarquía, llorando a nuestros muertos en lugar de festejar la victoria.

Estamos de acuerdo, mi general, en que el triunfo es de la Patria y de los trabajadores; estamos de acuerdo en que los trabajadores, los humildes, siempre estuvimos de pie y abrazamos las causas justas, y por eso abrazamos la causa de Perón. Pero, ¿qué hubiera sido de la Patria y de los trabajadores sin Perón? Por eso damos gracias a Dios de que nos haya otorgado el privilegio de tenerlo a Perón, de conocerlo a Perón, de comprenderlo, de quererlo y seguirlo a Perón.

Yo, la más humilde colaboradora del general Perón, pero también como una de las más fervorosas amigas de los humildes y de los trabajadores, felicito a los humildes, a los descamisados, a los trabajadores, y por ello, muy fervorosamente a la Confederación General del Trabajo, por esta fe, por esta lealtad inquebrantable a Perón. Y si a mí me dieran a elegir entre todas las cosas de la tierra, yo elegiría entre todas ellas la gracia infinita de morir por la causa de Perón, que es morir por ustedes. Porque yo también como los compañeros trabajadores, soy capaz de morir y terminar mi existencia en el último momento de mi vida con nuestro grito de guerra, con nuestro grito de salvación: ¡la vida por Perón!Día del Trabajador - Plaza de Mayo1º de Mayo de 1949Compañeras y compañeros:

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Es con inmensa alegría que hoy festejamos el 1º de Mayo, día del trabajador. Es un 1º de mayo de la época peronista, un 1º de mayo de felicidad y alegría en todos los hogares argentinos y trabajadores de la Patria.

Y es con inmensa alegría que vemos a esta muchedumbre apretujada, no con las manos crispadas ni con gesto de rebelión, sino de alegría y batiendo palmas para aclamar al Líder de los trabajadores, que fue el hombre capaz de reivindicar la justicia social por tanto tiempo reclamada por los trabajadores de la patria.

Este 1º de mayo no es el 1º de mayo de la impotencia, no es el 1º de mayo en el que en todos los hogares de la patria había tristeza, desolación y desesperanza. Este es un 1º de mayo en que los obreros han desterrado toda bandera foránea para enarbolar la azul y blanca, la más hermosa de las banderas, la nuestra, la de la Patria.

Hoy los obreros argentinos no entonan más que un himno, el patrio, y no vitorean más que al General Perón, el realizador, el visionario, el patriota que con sus sueños enarboló la justicia social cuando creara ese magnífico edificio, que fue un poco de luz para todos los hogares proletarios de la patria.

Hoy viene la masa trabajadora argentina a rendir homenaje al general Perón; hoy viene la masa trabajadora argentina a festejar este 1º de mayo que es un 1º de mayo de fiesta proletaria; hoy viene la masa trabajadora argentina no como antes cuando desfilaba ante la indiferencia de los anteriores gobiernos, que no tuvieron, tal vez por inercia, por incapacidad o por falta de humanidad, el deseo ni la voluntad de aunar las fuerzas para tratar de llevar un poco de felicidad a todos los hogares proletarios de la patria.

Es por eso que acepté orgullosa la invitación de la Confederación General del Trabajo para dirigirles la palabra en nombre de la más humilde de la patria.

Me siento orgullosa, porque hoy la mujer está de pie, ante esta realidad peronista que vivimos todos los argentinos y que queremos que sea para todos los argentinos del futuro a los que deseamos legarles esta época de bonanza de que gozamos gracias al General Perón.

El general Perón, con sus sueños de patriota, en años anteriores, creó allá, en la Secretaría de Trabajo y Previsión, el basamento de la justicia social. Y creó algo más: la dignificación del obrero argentino. Hoy, en la patria, todos tenemos personalidad, pertenecemos a la era social del general Perón, y por lo tanto afrontamos la inmensa responsabilidad de apoyarlo y de acompañarlo para que las futuras generaciones no nos puedan censurar por el hecho de que habiendo tenido a un Perón, no les hayamos legado a ellos la época de bonanza que estamos disfrutando nosotros.

Sabemos que estamos ante un hombre excepcional, sabemos que estamos ante el líder de los trabajadores, ante el líder de la Patria misma, porque Perón es la patria y quien no esté con la patria es un traidor.

La obra del General Perón es demasiado grande para que la comprendan todos. Unicamente el pueblo la comprende porque el pueblo mantiene intactos los valores morales que nos legaron los grandes de nuestra patria. La historia, con su juicio inexorable, nos encontrará al fin del camino y nos dará la razón; y esos rezagados del despertar nacional no tendrán más que una excusa: su mediocridad, su mezquindad de espíritu y su traición a la clase humilde de la patria.

La obra del general Perón a favor de la clase trabajadora, en pos de la libertad económica y de la soberanía de nuestra patria, es demasiado grande para que la comprendan los espíritus mediocres y mezquinos. La obra del general Perón se agiganta a la distancia y la comprenden los humildes

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porque ellos son los que con su trabajo, su sacrificio y su dedicación construyen la grandeza de la Argentina.

Por eso yo, en nombre de la mujer argentina, vengo no sólo a rendir homenaje al general Perón, sino a la clase trabajadora de la patria porque son ustedes los que están construyendo la gran Argentina. Ustedes acompañaron desde el principio al general Perón; ustedes tuvieron la visión y la comprensión de que se encontraban ante un hombre excepcional, ante un patriota que quema su vida desde el amanecer para legar a los argentinos del futuro, sobre bases justas, una patria grande y soberana. Yo, que he vivido la difícil gestación de esta revolución, sus incertidumbres y su culminación del 17 de octubre de 1945, cuando fui una más confundida en las entrañas de mi pueblo querido; yo, que sé el cariño que siente el general Perón por sus vanguardias descamisadas; yo, que veo al general Perón quemar su vida en aras de la felicidad del pueblo trabajador argentino, puedo decirles de tal pueblo, tal gobernante. Y todavía existen incrédulos que preguntan ¿porqué hay tantos peronistas en la Argentina? Hay peronistas por procedencia popular. El pueblo grita: la vida por Perón. Sí; la vida por Perón, porque si nos faltara él, tendríamos horas escasas para el progreso nacional y para la felicidad de los hogares humildes de la patria. Yo sé que no habría un trabajador, un hombre humilde, una mujer auténticamente del pueblo que no diera la vida en aras de la felicidad de los argentinos y de la patria misma.

Dije que el pueblo humilde y trabajador de la patria era peronista por conciencia nacional, por procedencia popular y por una fe incontenible en el líder, el primer trabajador argentino, el general Perón.

Cuando la Patria estaba lesionada en sus sentimientos más puros, cuando en los hogares argentinos se carecía de todo, cuando los trabajadores no podían tender su mesa, cuando el niño estaba abandonado como lo estaban los ancianos y cuando no había más que desesperanza para todos los humildes y sólo gozaban de felicidad cien familias privilegiadas, surgió un hombre que, cansado de tanta injusticia y de ver sufrir a la patria dominada por capitales foráneos sin bandera, creó la Secretaría de Trabajo y Previsión para remediar tantos males.

Nosotros los descamisados, ante los vende patria, ante los mezquinos y los egoístas, tenemos el sentimiento del desprecio, pero deseamos que vivan para que vean la realidad del general Perón.

Por eso este 1º de mayo es un 1º de mayo que debe ser ejemplo en el mundo convulsionado. La fiesta de los trabajadores argentinos se basa en la felicidad de los humildes que, nobles y bien nacidos, vienen a rendir homenaje al líder de todos los trabajadores del mundo. En nuestra patria ya no existe la olla popular, ya no existe la desesperanza. El general Perón no sólo ha aumentado los salarios, sino que ha hecho algo más: ha dignificado la vida porque ha dignificado al hombre por el hombre.

En nuestra Patria ya no se entonan himnos extranjeros, sino que se canta el nuestro y no se enarbolan trapos foráneos sino que se lleva la inmaculada bandera azul y blanca. En nuestra patria el 1º de mayo es el canto a la vida, a la esperanza y las sonrisas. Los labios del pueblo, que se habían hecho para la sonrisa, por la inercia de los gobiernos despóticos y oligárquicos sólo conocían el odio y las negaciones.

Ellos son los culpables de que nuestro pueblo querido haya sufrido tanto; ellos son los culpables de que el trabajador argentino haya estado sumergido durante 50 años. Pero la historia dará su juicio inexorable y debe hacer justicia al general Perón y a nosotros. A ellos los despreciamos olímpicamente, porque los descamisados no podemos detenernos en nuestra marcha hacia la gran Argentina que está creando para bien de todos, el general Perón, que sabemos, sueña, lucha y trabaja a diario para llevar la felicidad a los 16 millones de habitantes de nuestro suelo y por legar a los futuros argentinos una patria más próspera, más justa y más grande que la que él encontró.

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Hoy vengo a rendir homenaje a este 1º de mayo en nombre de las mujeres de mi patria, que salimos el 17 de octubre a defender al viejo coronel Perón con nuestro corazón criollo que, sabemos, es el mismo que sigue latiendo en el pecho de cualquier peronista, porque es el corazón glorioso del descamisado de 1945.

En nombre de las mujeres de mi patria he abrazado el apostolado de acompañar el general Perón, tratando de imitarlo y de comprender su obra ciclópea y patriótica. Es por eso que tengo una fe inquebrantable en el éxito y unos deseos irrefrenables de quemar mi vida si con ello se alumbrara con la felicidad algún hogar humilde de mi patria.

Quiero terminar con una frase muy mía, que digo siempre a todos los descamisados de mi patria, pero no quiero que sea una frase más, sino que vean en ella el sentimiento de una mujer al servicio de los humildes y al servicio de todos los que sufren: "Prefiero ser Evita, antes de ser la esposa del Presidente, si ese Evita es dicho para calmar algún dolor en algún hogar de mi patria".

Día del Trabajador - Plaza de Mayo1º de Mayo de 1952Mis queridos descamisados: Otra vez estamos aquí reunidos los trabajadores y las mujeres del pueblo; otra vez estamos los descamisados en esta plaza histórica del 17 de octubre de 1945 para dar la respuesta al líder del pueblo, que esta mañana, al concluir su mensaje dijo: "Quienes quieran oír, que oigan, quienes quieran seguir, que sigan". Aquí está la respuesta mi general. Es el pueblo trabajador, es el pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder del pueblo, el líder de la humanidad, porque ha levantado la bandera de redención y de justicia de las masas trabajadoras; lo seguirá contra la opresión de los traidores de adentro y de afuera, que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus víboras en el alma y en el cuerpo de Perón, que es el alma y el cuerpo de la patria. Pero no lo conseguirán como no han conseguido jamás la envidia de los sapos acallar el canto de los ruiseñores, ni las víboras detener el vuelo de los cóndores. No lo conseguirán, porque aquí estamos los hombres y las mujeres del pueblo, mi general, para custodiar vuestros sueños y para vigilar vuestra vida, porque es la vida de la patria, porque es la vida de las futuras generaciones, que no nos perdonarían jamás que no hubiéramos cuidado a un hombre de los quilates del general Perón, que acunó los sueños de todos los argentinos, en especial del pueblo trabajador.

Yo le pido a Dios que no permita a esos insectos levantar la mano contra Perón, porque ¡guay de ese día! Ese día, mi general, yo saldré con el pueblo trabajador, yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con los descamisados de la patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora, porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que, vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras; entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido el país y sus conciencias; porque nosotros vamos a cuidar de Perón más que si fuera nuestra vida, porque nosotros cuidamos una causa que es la causa de la patria, es la causa del pueblo, es la causa de los ideales que hemos tenido en nuestros corazones durante tantos años. Hoy, gracias a Perón, estamos de pie virilmente. Los hombres se sienten más hombres, las mujeres nos sentimos más dignas, porque dentro de la debilidad de algunos y de la fortaleza de otros está el espíritu y el corazón de los argentinos para servir de escudo en defensa de la vida de Perón.

Yo, después de un largo tiempo que no tomo contacto con el pueblo como hoy, quiero decir estas cosas a mis descamisados, a los humildes que llevo tan dentro de mi corazón que en las horas felices, en las horas de dolor y en las horas inciertas siempre levanté la vista a ellos, porque ellos son puros y por ser puros ven con los ojos del alma y saben apreciar las cosas extraordinarias como el general Perón. Yo quiero hablar hoy, a pesar de que el general me pide que sea breve, porque

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quiero que mi pueblo sepa que estamos dispuestos a morir por Perón y que sepan los traidores que ya no vendremos aquí a decirle "presente" a Perón, como el 28 de septiembre, sino que iremos a hacer justicia por nuestras propias manos.

Hay mucho dolor que mitigar; hay que restañar muchas heridas, porque todavía hay muchos enfermos y muchos que sufren. Lo necesitamos, mi general, como el aire, como el sol, como la vida misma. Lo necesitamos por nuestros hijos y por el país en estos momentos inciertos de la humanidad en que los hombres se debaten entre dos imperialismos; el de derecha y el de izquierda, que nos llevan hacia la muerte y la destrucción. Y nosotros, un puñado de argentinos, luchamos junto con Perón por una humanidad feliz dentro de la justicia, dentro de la dignificación de ese pueblo, porque en eso reside la grandeza de Perón. No hay grandeza de la Patria a base del dolor del pueblo, sino a base de la felicidad del pueblo trabajador.

Compañeras, compañeros: Otra vez estoy en la lucha, otra vez estoy con ustedes, como ayer, como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para ser un arco iris de amor entre el pueblo y Perón; estoy con ustedes para ser ese puente de amor y de felicidad que siempre he tratado de ser entre ustedes y el líder de los trabajadores.

Estoy otra vez con ustedes, como amiga y como hermana y he de trabajar noche y día por hacer felices a los descamisados, porque sé que cumplo así con la Patria y con Perón. He de estar noche y día trabajando por mitigar dolores y restañar heridas, porque sé que cumplo con esta legión de argentinos que está labrando una página brillante en la historia de la Patria. Y así como este 1º de mayo glorioso, mi general, quisiéramos venir muchos y muchos años y, dentro de muchos siglos, que vengan las futuras generaciones para decirle en el bronce de su vida o en la vida de su bronce, que estamos presentes, mi general, con usted.

Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que estén alertas. El enemigo acecha. No perdona jamás que un argentino, que un hombre de bien, el general Perón, esté trabajando por el bienestar de su pueblo y por la grandeza de la Patria. Los vendepatrias de dentro, que se venden por cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento. Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos invencibles porque somos la patria misma.Anuncio de la Ley del Voto Femenino23 de septiembre de 1947Mujeres de mi Patria:

Recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza de que lo hago, en nombre y representación de todas las mujeres argentinas. Sintiendo, jubilosamente, que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria.

Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas. ¡Por eso hay en ella crispaciones de indignación, sombras de ocasos amenazadores, pero también, alegre despertar de auroras triunfales!...Y esto último, que traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las casas repudiadas por nuestro despertar nacional, sólo ha sido posible en el ambiente de justicia, de recuperación y de saneamiento de la Patria, que estimula e inspira la obra de gobierno del general Perón, líder del pueblo argentino.

El triunfo de un ideal

Mis queridas compañeras:

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Hemos llegado al objetivo que nos habíamos trazado, después de una lucha ardorosa. Debimos afrontar la calumnia, la injuria, la infamia. Nuestros eternos enemigos, los enemigos del pueblo y sus reivindicaciones, pusieron en juego todos los resortes de la oligarquía para impedir el triunfo. Desde un sector de la prensa al servicio de intereses antiargentinos, se ignoró a esta legión de mujeres que me acompañan; desde un minúsculo sector del Parlamento, se intentó postergar la sanción de esta ley. Esta maniobra fue vencida gracias a la decidida y valiente actitud de nuestro diputado Eduardo Colom. Despide las tribunas públicas, los hombres repudiados por el pueblo el 24 de febrero, levantaron su voz de ventrílocuos, respondiendo a órdenes ajenas a los intereses de la Patria. Pero nada podían hacer frente a la decisión, al tesón, a la resolución firme de un pueblo, como el nuestro, que el 17 de octubre, con el coronel Perón al frente, trazó su destino histórico. Entonces, como en los albores de nuestra independencia política, la mujer Argentina tenía que jugar su papel en la lucha. Hemos roto los viejos prejuicios de la oligarquía en derrota. Hemos llegado repito, al objetivo que nos habíamos trazado, que acariciamos amorosamente a lo largo de la jornada. El camino ha sido largo y penoso. Pero para gloria de la mujer, reivindicadora infatigable de sus derechos esenciales, los obstáculos opuestos no la arredraron. Por el contrario, le sirvieron de estímulo y acicate para proseguir la lucha. A medida que se multiplicaban esos obstáculos, se acentuaba nuestro entusiasmo. Cuando más crecían, más y más se agigantaba nuestra voluntad de vencer. Y ya al final, ante las puertas mismas del triunfo, las triquiñuelas de una oposición falsamente progresista, intentó el último golpe para dilatar la sanción de la ley.

La maniobra contra el pueblo, contra la mujer, aumentó nuestra fe. Era y es la fe puesta en Dios, en el porvenir de la Patria, en el general Perón y en nuestros derechos. Así se arrancó la máscara a los falsos apóstoles, para poner punto final a la comedia antidemocrática.

Venciendo obstáculos

Pero... ¡bendita sea la lucha a que nos obligó la incomprensión y la mentira de los enemigos de la Patria!... ¡Benditos sean los obstáculos con que quisieron cerrarnos el camino, los dirigentes de esa falsa democracia de los privilegios oligárquicos y la negación nacional! Factores negativos que ignoran al pueblo, que desprecian al trabajo y trafican con él, incapacitados para comprender sus reservas combativas. Esas mentiras, esos obstáculos, esa incomprensión, retemplaron nuestros espíritus. Y hoy, victoriosas, surgimos conscientes y emancipadas, fortalecidas y pletóricas de fe en nuestras propias fuerzas. Hoy, sumamos nuestras voluntades cívicas a la voluntad nacional de seguir las enseñanzas dignificadoras y recuperadoras de nuestro líder, el general Perón. Marchamos con las vanguardias del pueblo que labrará desde las urnas el porvenir de la Patria ansiando una Nación más grande, más próspera, más feliz, más justiciera y más efectivamente argentina y de los argentinos.

El derecho y el deber

He recorrido los viejos países de Europa, algunos devastados por la guerra. Allí, en contacto directo con el pueblo, he aprendido una lección más en la vida. La lección ejemplarizadora de la mujer abnegada y de trabajo, que lucha junto al hombre por la recuperación y por la paz. Mujeres que suman el aporte de su voluntad, de su capacidad y de su tesón. Mujeres que forjaron armas para sus hermanos, que combatieron al lado de ellos, niveladas en el valor y el heroísmo.Mis queridas compañeras: ¡Inspirémonos en su ejemplo! Este triunfo nuestro encarna un deber, como lo es el alto deber hacia el pueblo y hacia la Patria. El sufragio, que nos da participación en el porvenir nacional, lanza sobre nuestros hombros una pesada responsabilidad. Es la responsabilidad de elegir.

Mejor dicho, de saber elegir, para que nuestra cooperación empuje a la nacionalidad hacia las altas etapas que le reserva el destino, barriendo en su marcha los resabios de cuanto se oponga la felicidad del pueblo y al bienestar de la Nación.

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Consolidación de una conquista

¡Con nuestro triunfo hemos aceptado esta responsabilidad y no haremos de renunciar a ella! La experiencia de estos últimos años, que puso frente a frente la reprimida vocación nacional de justicia económica, política y social, y los viejos caciques negatorios de los derechos populares, ha de servirnos de ejemplo. En momentos de gravedad, los hombres argentinos supieron elegir al líder de su destino e identificaron en el general Perón todas sus ansias negadas, vilipendiadas y burladas por la oligarquía sirviente de intereses foráneos. ¿Podremos acaso las mujeres argentinas hacer otra cosa que no sea consolidar esa histórica conquista? ¡Yo digo que no? ¡Yo proclamo que no! Y yo les juro que no, a todas las compañeras de mi Patria.

El voto que hemos conquistado es una herramienta nueva en nuestras manos. Pero nuestras manos no son nuevas en las luchas, en el trabajo y en el milagro repetido de la creación.

¡Bordamos los colores de la Patria sobre las banderas libertadoras de medio continente! ¡Afilamos las puntas de las lanzas heroicas que impusieron a los invasores la soberanía nacional!

Fecundamos la tierra con el sudor de nuestras frentes y dignificamos con nuestro trabajo la fábrica y el taller. Y votaremos con la conciencia y la dignidad de nuestra condición de mujeres, llegadas a la mayoría de edad cívica bajo el gobierno recuperador de nuestro jefe y líder, el general Perón.

Luchar por la paz

Tenemos, hermanas mías, una alta misión que cumplir en los años que se avecinan. Luchar por la paz. Pero la lucha por la paz es también una guerra. Una guerra declarada y sin cuartel contra los privilegios de los parásitos que pretenden volver a negociar nuestro patrimonio de argentinos. Una guerra sin cuartel contra los que avergonzaron, en un pasado próximo, nuestra condición nacional. Una guerra sin cuartel contra los que quieren volver a lanzar sobre nuestro pueblo la injusticia y la sujeción. En esta batalla por el porvenir, dentro de la dignidad y la justicia, la Patria nos señala un lugar que llenaremos con honor. Con honor y con conciencia. Con dignidad y altivez. Con nuestro derecho al trabajo y nuestro derecho cívico.

Perfeccionar la democracia

Somos las mujeres, misioneras de paz. Los sacrificios y las luchas sólo han logrado, hasta ahora, multiplicar nuestra fe.

Alcemos, todas juntas, esa fe, e iluminemos con ella el sendero de nuestro destino. Es un destino grande, apasionado y feliz. Tenemos para conquistarlo y merecerlo, tres bases insobornables, inconmovibles: una limitada confianza en Dios y en su infinita justicia; una Patria incomparable a quien amar con pasión y un líder que el destino moldeó para enfrentar victoriosamente los problemas de la época: el general Perón.

Con él y con el voto, contribuiremos a la perfección de la democracia argentinaFrases de Eva PeronMarx según Evita

"Para nosotros Marx es un propulsor. Ya he dicho que vemos en el a un jefe de ruta que equivocó el camino, pero jefe al fin. Como conductor del movimiento obrero internacional, los pueblos del mundo le deben que les haya hecho entender que los trabajadores deben unirse. Es interesante destacar que Marx, como conductor de las primeras organizaciones obreras, interpretó el sentir de las masas, y por este hecho le debemos considerar como un precursor en el mundo. Su doctrina, en cambio, es totalmente contraria al sentimiento popular. Solamente por desesperación o

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desconocimiento de la doctrina marxista pudo el comunismo difundirse tanto en el mundo; se difundió más por lo que iba a construir que por lo que prometía construir."

Eva Perón, Historia del Peronismo, Buenos Aires, Presidencia de la Nación, Subsecretaría de Informaciones, 1953.

Discursos de Juan Domingo Peron:DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Discurso del General Don Juan Domingo Perón ante los delegados del Congreso General Constituyente del partido peronista.

Señores:

En primer término, celebro tener la inmensa satisfacción de poder saludar reunidos a todos los hombres que en estos momentos representar el sentir y traen la representación de las fuerzas políticas que apoyan nuestra obra y nuestro trabajo en todas las latitudes de la República. Lo celebro, señores, porque nuestras fuerzas habían constituido hasta ahora, y especialmente durante las luchas comiciales del 24 de febrero- lo que yo llamo más o menos "una guerra de montoneras"- una fuerza que tenía más entusiasmo y decisión que organización. Y lo celebro más, porque de ahora en adelante someteremos a la capacidad que nos dio ese entusiasmo y esa decisión que suele ser decisivo: la organización.

Señores: Muchas veces he pensado que este movimiento, que nosotros consideramos salvador para la nacionalidad necesitaba consolidarse en el tiempo y en el espacio. De esa consolidación podemos esperar el cumplimiento de todos los postulados que nos han llevado paulatinamente a las realizaciones que, con todo el esfuerzo y venciendo todas las dificultades, estamos salvando; valorando también el entusiasmo y la decisión de esta organización, que todavía es bastante primaria dentro del orden institucional.

Etapa de Organización

Siempre pensé que para los movimientos del tipo como es el nuestro adquieran, dentro del panorama nacional, la relativa perennidad que ellos necesitan para ser útiles, deben seguir a las etapas de aglutinación de las masas un sentido organizativo; es decir, pasando de la primera etapa, que generalmente es gregaria en todos estos movimientos, a la etapa de la organización, y de ésta a la etapa de consolidación, porque sino estos movimientos suelen resultar fragmentarios y no cumplen tanto en el tiempo como en el espacio con la misión que les está encomendada.

Por eso también he dicho muchas veces que este movimiento que nosotros representamos, que ahora está detrás de un hombre, ha de transformarse paulatinamente para colocarse detrás de una bandera y detrás de un ideal. De esa manera le habremos dado el sentido de perennidad a que me he referido.

Nuestra misión no la podemos cumplir en la corta vida de un hombre. Los hombres pasan y las naciones suelen ser eternas. En consecuencia, buscando esa eternidad para nuestra patria y la perennidad para nuestro movimiento, es necesario que lo organicemos con declaraciones de principios, con doctrinas perfectamente establecidas y con cartas orgánicas que den a este movimiento la materialización orgánica que él necesita. Busquemos darle también un alto grado de perennidad que nos prolongue a través de nuestros hijos, de nuestros nietos y de las demás generaciones.

¿Qué hemos hecho, en este orden de ideas, con nuestro movimiento?

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Los movimientos de este tipo tienen dos influencias. Una, la que representa en sí el mismo movimiento, y la otra, la que irradia para el resto de los hombres que forman la Nación y sus instituciones, sean éstas de nuestra ideología o de cualquier otra. En cuanto al primer objetivo, para nuestro movimiento, primero nos hemos puesto de acuerdo en el fondo de nuestra concepción: hemos irradiado a las masas una doctrina que fija nuestra posición, determina nuestras ilusiones y fija los objetivos que queremos alcanzar.

Esto lo hemos logrado por persuasión y por sentimiento, que es como normalmente se llega a las grandes masas. En las masas hay quienes piensan y quienes sienten la aglutinación que llega de una mística común que ha de alcanzar tanto al que piensa por persuasión como al que siente por su corazón.

Este trabajo, tan difícil de realizar, ha sido hecho por nosotros en este movimiento. Una gran cantidad de argentinos piensan y sienten como nosotros. Sin las condiciones a que me he referido, los movimientos de aglutinación colectiva son irrealizables, de manera que el haberlo alcanzado nos crea una posibilidad, pero nos crea también una responsabilidad.

Para responder a esa responsabilidad es que surge hoy el imperativo de organizarse. Tenemos la base de esa organización, que es la misma manera de apreciarlo y una manera semejante de resolverlo.

Es necesario, ahora, dar consistencia racional orgánica a ese movimiento, que hoy solamente está unido, podríamos así decirlo, espiritualmente, para que resista al tiempo y a la lucha que es lo que nosotros consideramos justo y honrado al resto de los argentinos que no piensan y sienten como nosotros.

En eso también ha conseguido el movimiento un avance considerable. Bastaría decir, en este sentido, que nosotros hemos realizado una reforma casi integral de los distintos sectores de la vida nacional en este tiempo.

¿ Cómo fue encarada esa reforma integral? Pensamos que la República Argentina ha ido pasando por sucesivas etapas y transformaciones que han sido trascendentes o intrascendentes, hayan sido ellas encaradas con un criterio acertado o con medios desacertados.

Pensamos que desde 1810 y 1816, en que se dio comienzo a la realización de nuestra independencia política, hasta 1828, en que realmente se realizó esa independencia, fue una etapa constructiva de realizaciones, profundamente trascendental para la Nación y para la nacionalidad. ¿Cómo se realizó eso, señores? Todo el pueblo puso a disposición de esta naciente comunidad de criollos todo lo que tenía, lo jugaron y ganaron, pero quedaron todos desposeídos porque esa larga guerra fue consumiendo todo lo que los argentinos tenían. En esa guerra, cada uno puso cuanto tenía, incluso sangre y vida, y era de esperar que obtenido el triunfo, el beneficio habría de repartirse también poseyendo cada argentino en la medida en que había perdido. Podríamos decir que lograda la independencia política de la Nación, era menester luchar para que esos que todos los habían perdido, que habían quedado totalmente desposeídos, volviesen a recuperar, por lo menos en grado aceptable, cuanto habían puesto al servicio de la Nación.

Sentido y Alcance de las Revoluciones Argentinas

¿Y cuál fue el panorama que contemplaron más de veinte generaciones de argentinos? Toda esa lucha, para la mayor parte de la población, había sido estéril. Por eso, vemos a menudo, o vimos, guerreros, descendientes de guerreros, que pedía limosna por las calles de Buenos Aires. Ya Martín Fierro cantó por primera vez la rebelión de esos hombres que lo habían perdido todo, pero no se interpretó eso como el sentir de esa clase de hombres desposeídos, sino como poema más o menos iluso de los tiempos de la organización nacional. Desde entonces hasta ahora, señores, los

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movimientos revolucionarios populares se han venido sucediendo en la República Argentina en etapas de 12, 10, 8, 7 ó 6 años, pasando a ser la revolución una institución ya constitucional porque los beneficiarios de los golpes de Estado juraron respetar y hacer respetar la Constitución Nacional. Normalmente, en este mismo salón, más de cinco revolucionarios han fracasado desde entonces hasta hoy. ¿Por qué fracasaron? Yo, en mi corta, relativamente corta vida, he visto res revoluciones fracasadas, triunfantes en el golpe de Estado, pero fracasadas como revolución, porque en esta tierra los golpes de Estado han sido todos venturosos, pero una vez en el poder los revolucionarios o beneficiarios de los golpes de Estado, han fracasado todos; y las revoluciones fueron siempre populares.

El pueblo estuvo con las revoluciones, porque el pueblo esperaba algo que no venía. ¿Por qué era eso? Porque cada una de esas revoluciones o seudo revoluciones, interpretó el golpe de Estado como un hecho político y no era un hecho político. Los revolucionarios llegaron al poder y dijeron: "una revolución política cambió los hombres y siguió con los mismos sistemas", pero sin comprender mayormente, de manera profunda, la formación y el fondo de las instituciones argentinas; y así pasaron intrascendentemente, normalmente vilipendiados por el mismo pueblo que estuvo de acuerdo cuando hicieron el golpe de Estado.

Esta revolución del 4 de junio hubiera sido exactamente lo mismo si hubiéramos dejado marchar los acontecimientos por el cauce que parecía más simple y más fácil, cambiando unos cuantos hombres y poniendo otros.

Nosotros interpretamos de distinta manera este movimiento. Nosotros creíamos y creemos que el problema argentino no es un problema político. Es un problema económico- social que la Nación viene reclamando se solucione desde hace casi un siglo que no fue nunca encarado por los movimientos revolucionarios que tuvieron una razón de ser en este problema económico- social y que se desvirtuaron porque encararon las formas y las soluciones políticas que al pueblo argentino no interesaban las soluciones de sus problemas sociales y económicos.

La influencia que nuestro movimiento va a tener en el orden jurídico e institucional ¿cómo la hemos venido realizando hasta ahora? La hemos realizado en forma de adaptar al Estado las necesidades que popularmente surgían. El error más grave que puede cometer un político es no ubicarse en el panorama real de la situación del país, es decir, mirar el espectáculo y no penetrarlo ni conocerlo y, en consecuencia, apreciarlo y resolverlo equivocadamente. Hemos visto cómo hasta ahora en nuestro concepto, se había equivocado el enfoque de esa situación y de ese panorama de la Nación.

Veamos cómo lo enfocamos nosotros y cómo tratamos de resolverlo para que se aprecie cuál es el beneficio que hasta ahora hemos ofrecido con nuestro movimiento revolucionario a la Nación misma y al pueblo argentino en especial.

Señores: ustedes han vivido conmigo esta etapa de la historia argentina y saben también como yo lo que se ha hecho pero yo solamente voy a hacer una rápida revista de las realizaciones trascendentales, no de las pequeñas realizaciones.

Encarar la Revolución, la Reforma Social y Económica

Nosotros encaramos en primer término una reforma social que anunciamos ya en el año 1943. Cuando les voy a decir demostrará que no hemos venido tropezando, sino que somos hombres que firmemente estamos ejecutando un plan que vamos cumpliendo en todas sus etapas. Esa reforma social nace con lo que era fundamental para nosotros. Los tiempos que vivíamos nos iban indicando el camino. A ese dolor de la tierra que tenía sublevada a la mitad de la población de la República Argentina, o a sus tres cuartas partes, durante muchos años, se había ido sumando los que llegaban de Europa, tan descontentos como los que estaban aquí, trayendo a la vez sus propios problemas

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sociales, trasplantando- diremos así- el dolor de otras tierras al dolor de nuestra tierra, con lo cual el problema social había aumentado.

Señores: La reforma social se encaró casi empíricamente, sobre el camino. Se encaró en la única forma en que podía encararse una reforma social; no por el método ideal, porque todavía estaríamos planeando cómo debíamos realizarla, sino por el método real de lo que era necesario hacer y poniéndose a realizarlo inmediatamente, única manera de poner al día, sin pérdida de tiempo, el problema de la justicia social en nuestra tierra, que ya estaba en tren de provocar reacciones que quien sabe a qué extremos podían haber llegado, con pérdida para todos los argentinos, sean éstos ricos o pobres.

Ustedes saben tan bien como yo, cómo se realizó la reforma social. A ella nosotros debimos agregar la reforma económica, porque ésta sentada las bases de posibilidad para la reforma social. Una reforma social que no lleve hacia una reforma económica es siempre relativa: tiene un límite del que no se puede pasar.

La reforma económica trataba simplemente dos puntos fundamentales: mantener dentro del país la riqueza del mismo; repartir esa riqueza equitativamente, sin que hubiera hombres que de esa riqueza sacaran tanto provecho que fueran extraordinariamente ricos, ni hombres que de esa misma riqueza sacaran tan poco beneficio que fueran extraordinariamente pobres.

Declaramos la independencia económica, porque era la etapa final del primer ciclo: mantener dentro del país la riqueza de los argentinos, tapando todos los agujeros e intersticios de donde se escapaba hacía ya tantos y tantos años. Queremos establecer que paulatinamente vaya completando la reforma social, de manera que los beneficios sean equitativamente distribuidos, es decir, en razón directa al esfuerzo y al sacrificio que cada uno de los argentinos realiza.

Señores: Yo podría decirles que estas dos reformas han sido ya cumplidas. Queda por cumplir la tercera etapa, que es su consolidación, porque es inútil que quisiéramos creer que esto está consolidado. En la vida de las naciones, en tres o cuatro años no se consolida nada. Es menester encarar decididamente la tercera etapa, es decir, la consolidación de estas dos reformas: la consolidación de la reforma social y la consolidación de la reforma económica, favoreciendo de esta manera la materialización de una nueva, que es casualmente la reforma política.

Reforma Política

Nosotros, en esta última, consideramos a su vez tres etapas distintas: la primera es la reforma política propiamente dicha, es decir, conformar una serie de principios y una doctrina que con el poder de nuestra fuerza política hemos de imponer al futuro del país, llamando a todos los hombres de buena voluntad a que nos acompañen en esta obra, que consideramos de bien porque está basada- como ustedes habrán visto- en principios morales, sin los cuales la política se vuelve un arma contraria del país. Los que afirman que la política es mala, se olvidan de decir que la política es buena cuando se hace en beneficio del país y es mala cuando se hace en su ejercicio, y ello depende de que esa política se base en principios constructivos o, por el contrario, en principios destructivos. Los principios constructivos son los que nosotros tratamos de introducir dentro de la política argentina, morigerando las pasiones, creando instrumentos de defensa y de bien público afirmándolos en principios morales y de la nacionalidad a fin de dar a nuestra fuerza política un alto grado de constructibilidad, sin lo cual sería una triste fuerza, tanto más triste cuando mas poderosa fuese.

Esa reforma política está dirigida, en primer término, a sacar de las instituciones y de Estado cualquier fuerza que esté al servicio de otra causa que no sea la Nación. Queremos que las instituciones de la República no estén manejadas sino por los funcionarios de la República, y que esos funcionarios sean leales y honrados servidores de la Nación.

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Queremos que la política se realice en los medios políticos pero no más allá, vale decir, señores, haciendo valer aquello por lo que, durante tantos años todos ustedes como yo hemos protestado gritando a quien nos ha querido oír, de que la Nación no puede estar al servicio de la política, sino la política al servicio de la Nación. Eso es cuanto nosotros queremos realizar, y debemos luchar para que así sea.

Creo que la reforma política, después de barrer con el fraude y con todos esos graves inconvenientes con que se ha luchado en la Argentina, durante tantos años, después de liquidar las persecuciones y combinaciones de toda clase que se hacían en perjuicio del Estado, debe hacer desaparecer la política de las instituciones, de modo que éstas sirvan a sus objetivos y finalidades sin la influencia de una determinada política, que bien puede ser destructiva y para mal de la Nación.

Es por ello que nosotros queremos organizar nuestra fuerza política, crear un verdadero partido inteligente, idealista, con profundo sentido humanista, sin lo cual las masas pasan a ser oscuros instrumentos de hombres que pueden ser esclarecidos o pueden ser miserables.

La organización es indispensable para que nos manejemos nosotros y es indispensable para bien de la Nación; porque como muchas veces he dicho, si no somos nosotros quienes hacemos el bien a la Nación, por lo menos le hacemos el inmenso bien de obligar a nuestros adversarios a que también se organicen, para que formen una fuerza orgánica que represente, no el sentir de un sector de la Nación, sino que sea intérprete y ejecutoria de su sentir.

Esa organización es la que nosotros encaramos y en mi concepto tiene dos aspectos que debemos resolver. La de un partido organización político que solamente esté destinado a aglutinar hombres llevados por cualquier sentimiento, que no sea el bien de la nacionalidad, no es un partido político; es una turba política, cuando mucho.

La Fuerza del Espíritu Guía al Hombre

Lo primero que hay que darle a un organismo es su espíritu. Así como un hombre sin alma es siempre un cadáver, un organismo que no posea espíritu o alma colectiva está formada por una serie de principios y sentimientos que individualizan a esa masa, como que piensa, en conjunto, de una manera similar, tiene un objetivo común y se aglutina detrás de un ideal, que también es común , para todos los hombres que la componen. Por esta razón, al hacer los planteamientos básicos para la organización definitiva de nuestro partido, hemos comenzado por fijar claramente los principios y la doctrina, porque ellos representan el alma del movimiento.

Sin una manera similar de interpretar y sin una manera similar de sentir, cuando está aquí dicho es inútil, así grite "Viva Perón"y se llame a sí mismo "peronista".

Para ser peronista no es suficiente haber intervenido en nuestro movimiento; no es suficiente haber sido elegido para una función dentro del mismo, no es suficiente decirlo y que lo digan los demás. Es necesario e imprescindible que cuanto se dice aquí se sienta profundamente.

Eso es lo fundamental de nuestro movimiento y de la organización del mismo. Quien piensa y quien siente lo que aquí se dice, está unido al otro que piensa y siente lo mismo, pero quien piensa distinto, aun cuando se ponga un rótulo en el pecho, no es peronista.

Como vengo diciendo, esto es lo fundamental. Sin eso no existe partido y sin eso no iremos a ninguna parte, porque son las fuerzas del espíritu las que guían y llevan al hombre, aunque él las quiera resistir. No son las fuerzas materiales ni las pasiones la fuerza motriz del hombre. Será el espíritu el que lo llevará y quién no tenga el espíritu inclinado a pensar y sentir de una manera

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similar a la de su agrupación, será siempre un hombre díscolo y difícil dentro de un movimiento de hombres que tienen un mismo sentir y pensar.

Una vez llenado este primer requisito de la organización, es decir, el que lleva a la aglutinación de los hombres por el espíritu, viene el aspecto material, el que muchas veces suele ser un telón que tapa una triste realidad; pero lo que necesitamos, para que esté de acuerdo con el fondo, es decir que sea la representación real de una real unidad.En otras palabras: la organización material no hace sino poner en conjunción y en formación orgánica a hombres que tienen una conformación espiritual exacta o relativamente exacta entre uno y otro.

Este anteproyecto contiene las dos cosas: contiene la organización espiritual, vale decir, la declaración de principios y doctrinas que conforman el alma de nuestro movimiento, y una carta orgánica que le da forma material a esa aglutinación que solamente puede hacerse por el espíritu y el corazón.

Eso es lo que yo quiero que ustedes interpreten en esta declaración.

Nosotros, en la reforma política, comenzaremos por modificar los métodos. Hasta ahora, los partidos políticos contaban solo con una carta orgánica que contenía un sinnúmero de enunciaciones, más o menos vagas, en las que los valores morales brillaban, a menudo, por su ausencia. Nosotros vamos hacia otra clase de iniciación.

Queremos hombres que piensen y sientan como nosotros, que tengan un objetivo similar al nuestro, que estén dispuestos a sacrificarse como nosotros en bien de la Nación. Unámonos para realizar ese sacrificio de beneficio colectivo, para servir solamente a la Nación y para practicar el bien como lo entendemos y como lo iremos perfeccionando durante nuestra marcha.

Tenemos un punto de partida distinto. Sabemos lo que queremos y sabemos adonde vamos.

Bastaría ahora que tuviéramos la fuerza de espíritu suficiente para cumplir cuanto anhelamos.

Señores: Esta organización, que representa para nosotros la verdadera reforma política, sería inútil encararla dándole a la población algunas máximas para cumplir o algunas directivas para realizar. Las reformas se hacen reformando y comenzando por reformarse a sí mismos porque es muy viejo y muy conocido el método que encara la reforma por la reforma de los demás, y ya nadie cree a ese que predica de una manera y obra de otra.El primer aspecto de esta organización- recapitulando- es dar orgánicamente un espíritu al movimiento, con su mística, con sus principios, con la determinación de las grandes normas de ejecución. Eso conforma un estado, diríamos así, espiritual del movimiento, que se entiende algunas veces y que se siente otras. ¡Bendito sea quién puede entenderlo y sentirlo! Y aquel que solamente lo siente, se ponga a estudiar, a trabajar y a meditar, para también comprenderlo. Y aquel que solamente lo comprenda, que le pida a Dios que lo haga bueno para sentirlo. Y no se crea que esto es una "perogrullada", porque hay políticos que han hecho la política durante cincuenta años, sin comprenderla, en tanto que otros lo han comprendido sin haberla hecho jamás.

Factores de Organización

El segundo aspecto es el de la organización material. Esa organización material, ¿cómo ha de realizarse? Toda organización de masas, sean las masas tomadas en un sentido o en otro, implica siempre un problema material de organización similar, porque entre los hombres hay quienes mandan en primer grado, quienes manden en segundo grado y quienes obedecen, sino no puede haber organización material de las masas.

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En primer grado son los que dirigen el conjunto; en segundo grado son los que dirigen las partes, y en tercer grado son las mismas partes que realizan obedeciendo. Sin eso no hay organización, lo que quiere decir, señores, que toda organización implica un problema de tres incógnitas a despejar: el conductor, que es el que maneja el conjunto; los cuadros, que son los dirigentes de segundo grado que dirigen a las partes; y el tercero, la masa. Las incógnitas de esta ecuación se van dilucidando durante la marcha. Es la marcha la que dice quién es el conductor, quiénes son los cuadros y es la marcha quien dice quién es la masa.

Hay muchas distorsiones en este campo de la organización; hay enormes distorsiones. Muchas veces existe un conductor que no merece serlo, pues que ha sido hecho en una convención por decreto, por audacia, o por cualquier otra razón. Cuando ello sucede el conjunto puede ser homogéneo, marchar bien, pero no va a buen puerto, porque no lo llevan a buen puerto. Pero puede suceder también a la inversa: que el timonel central, el que dirige el conjunto, va a buen puerto, pero no puede llegar porque los cuadros que lo sirven durante la marcha disocian las fuerzas.

Pero también, con un conductor capaz, si se desean, pero con una masa indisciplinada que no obedece ni a uno ni a otros, fracasa la organización. De manera que si aspiramos a hacer una organización como ella debe ser, ha de tener un conductor capaz, cuadros capacitados para la conducción parcial y una masa unida doctrinaria y materialmente.Llegamos al cuarto, factor de la organización, que es casualmente, señores, la disciplina. La disciplina es muy buena o muy mala, según se la aplique bien o se la aplique mal. No importa la cantidad de disciplina; lo que interesa es la calidad de la disciplina. Yo soy un hombre formado desde los doce años en la disciplina más férrea que puede existir; soy un amante de la disciplina y soy un defensor de la disciplina. Pero la disciplina, señores, tiene también su límite. Como yo digo siempre, el pan es el mejor alimento, pero a quien se come una bolsa no le resulta el mejor alimento. La disciplina puede ser militar y la cumplen bien los militares con un código de justicia militar, que es de lo más terrible; puede ser eclesiástica, yo creo que no la cumpliríamos ninguno de nosotros; y es porque no somos eclesiásticos. Si a ustedes quieren hacerles cumplir la disciplina militar, no la querrán, porque no son militares. Si queremos entender lo que es la disciplina, es menester que analicemos la verdadera acepción de la palabra disciplina. Nosotros, en esta organización, no necesitamos ni la disciplina militar ni la eclesiástica. Necesitamos la disciplina política, que es distinta a todas las disciplinas.

Concepto de la Disciplina Política

¿En qué consiste la disciplina política? Ofrece dos aspectos, como todas las disciplinas: forma y fondo. ¿ Cuál es el fondo de la disciplina política? Para explicarlo haré un paralelo entre la disciplina política y la disciplina militar.

La disciplina militar encuadrada al hombre, le saca su ropa, le pone otra, le enseña a caminar de otra manera, le enseña a recibir una orden y ejecutarla con inteligencia pero fríamente: va guiada permanentemente por el superior desde que sale hasta que lleva a cumplir su objetivo. Si se detiene en le camino ha de ser por orden superior, es decir, es conducido, en el verdadero concepto, sin ser en ningún caso conductor. Obra por acción de presencia y siempre en conjunto.

¿Qué es la disciplina política? Cada hombre, aun dentro de la masa, obra individualmente, porque es una disciplina confiada a su conciencia y no a la voluntad de uno que manda y que dirige todos los actos.

El militar sale con su tropa y llega al objetivo con ésta, todo en conjunto y a voz de mando algunas veces.

El político está librado a sus propios pensamientos y a sus propias reflexiones. El sólo tiene un punto de partida común y un objetivo adonde debe llegar, y él elige su camino. El marcha por

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distintos caminos y de distintas maneras, individualmente, a su libre albedrío y si no le gusta se vuelve. El marcha con una sola condición: no perturbar a los que marchan con él y llegar simultáneamente al objetivo que se ha fijado por su propia voluntad en el momento en que es preciso que llegue.

Lo que la disciplina política no permite es el engaño. Lo que la disciplina política no tolera es el mal procedimiento.

Lo que la disciplina política impone es la sinceridad y la lealtad en todos los procedimientos y por sobre todas las cosas. En la disciplina política nadie está obligado a realizar lo que su conciencia no le obliga, y en consecuencia, quien quiera realizar un mal acto no solamente corrompe la disciplina partidaria, sino que se hace pasible de que esos hombres que deban obedecerlo sean quienes tengan derechos a mandar a quien está mandado.

Señores: quien realice una trenza o quien efectué una maniobra en beneficio propio no puede imponer ni exigir disciplina a quienes deben obedecer. Por esa razón la disciplina política es una disciplina eminentemente de fondo. Por esa razón también, el conductor no se hace, nace: y, por esa misma razón, los cuadros directivos tampoco se hacen sino que nacen. Desgraciado quien cree que se puede hacer un conductor por decreto o por elecciones. Esto es simple de explicar: conducir es un arte y el artista nace, no se hace. Esta disciplina de que yo oigo hablar tan a menudo, es como muchas otras cosas, que están en todas las bocas y en muy pocos corazones. Mande con dignidad, mande con sinceridad, mande con desinterés y con lealtad, mande con honradez, y será obedecido. Pero mande tergiversando la realidad o con engaños en provecho propio y no del conjunto, mande a base de combinaciones, y verán cómo el mejor conductor no será obedecido.

Y en esto volveré a repetir lo que tantas veces he dicho. Cuando un dirigente manda debe ser obedecido y siempre que esté encuadrado dentro de ese "slogan" que tanto conocemos y que dice: "todos seamos artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie".

Si se manda así, la disciplina no tendremos que imponerla. La disciplina será una consecuencia de la acción que nosotros realizamos. No mandemos nunca lo que no es justo y seremos obedecidos. No impongamos jamás una injusticia, porque eso trae la rebelión de las masas.

De la disciplina podríamos hablar mucho, pero basta decir que para ser obedecidos tenemos que mandar bien.

Desgraciadamente todavía no hemos podido organizarnos, porque los acontecimientos no nos han llevado a esa organización y comenzamos ahora esta nueva etapa del movimiento; vale decir, la etapa de la consolidación del mismo, que ha de lograrse con esta organización que iniciamos. Si la inspiramos en cuanto he dicho, el éxito está alcanzado, pero en caso contrario es inútil que trabajemos durante años y años tras una ilusión que nos resaltará inalcanzable.

Por eso es que hay que llevar a todas partes de la República estas ideas, con el objeto de lograr la formación de un organismo homogéneo.

¿En qué consiste la homogeneidad de ese movimiento? En una cosa muy simple que los hombres olvidan a menudo. Conocer adónde vamos y qué es lo que queremos, es decir, realizar un movimiento que se analice a sí mismo y dé razón de ser por el objetivo que persigue. Una acción absoluta de objetividad en la realización y concepción de todas nuestras cuestiones.

Para llegar a la unidad de eso sólo nos será necesario vivir la situación de la Nación, apreciar el lugar de conjunto de la misma y los problemas que son comunes. De esa apreciación saldrá una misma resolución y una misma manera de resolver los problemas. Esto es lo que el movimiento alcanzará con su organización.

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El organismo suficientemente nos ha traído algunos problemas que ustedes conocen como yo, problemas que comienzan por ser políticos y luego se trasforman en institucionales. De eso no resulta ningún beneficio y sin grades perjuicios para la Nación y especialmente para las lejanas provincias y departamentos donde esos conflictos se producen.

No Hay Nada Superior al Interés del Conjunto

Es desgraciado pensar, aunque explicable, que nosotros, por no tener una oposición con quien combatir, nos estamos combatiendo entre nosotros mismos. Yo no critico a un bando ni a otro. Critico a los dos, porque cuando uno no quiere, dos no pelean. Y porque estas peleas terminan siempre con acusaciones de bandolerismo político en un bando y en el otro lo que habla muy poco a favor de aquellos que no pueden solucionar los problemas. Vale decir, que la solución del problema institucional la posponen a una solución personal.

Pero ahí no termina el mal. Los facciosos crean las facciones, y así el problema adquiere virulencia de segundo grado. Y de las facciones viene la disociación que ya es, diré, de tercer grado y peligrosa.

Cuando dentro de una fuerza política aparece un faccioso que quiere influenciar a un sector para formar una facción, es como cuando se produce una caries en una muela: hay que sacar la muela; no hay otro remedio.

Y ahí, precisamente, está el caso de la disciplina partidaria. Debe haber un organismo -ya se ha creado: son los Tribunales de Disciplina Partidaria- que cuando aparezca uno de estos hombres para quienes el interés personal prima sobre el interés del conjunto, le aplique la condigna sanción: "Señor, usted es personalista; usted quiere trabajar para sí, váyase al campo y trabaje para usted".

Señores: dentro de nuestro movimiento todos trabajamos para todos y no hay cabida para quienes quieran aprovechar el trabajo de los demás y trabaje para él. Todo ello sin contar que a menudo estos facciosos forman cámaras negras de difamación de los propios compañeros organizados, preparando planos de cómo lo van a difamar a Zutano o a Mengano, para hacerle perder el ascendiente partidario y pasar ellos adelante.

Eso no es una falta de disciplina partidaria; eso entra en los límites de la delincuencia común y está descartado que en nuestras fuerzas no pueden convivir tales delincuentes.

Se habla a veces de hombres que tienen grandes aspiraciones y aún de los que tienen ambiciones. Bien, señores, yo en eso tengo mi manera de pensar . Yo pienso que si Napoleón Bonaparte no hubiera sido un ambicioso hubiera muerto como capitán de artillería y Francia no tendría hoy el resplandor de su propia gloria puesta en el resplandor de la gloria de NapoleónDesgraciado nuestro movimiento si no tuviera hombres con aspiraciones y aún hombres ambiciosos, porque esa es una fuerza motriz que el género humano ha recibido de la Divina Providencia, unos en mayor grado y otros en menor grado. Quien se conforma con su suerte de andar por entre las cosas que han creado los demás, es un mediocre. El ser con aspiraciones, que quiere crear cosas nuevas, que no se conforma con andar entre las cosas que han creado los demás, ese es el hombreEsta es una carrera, señores. Es una carrera en que cada uno corre por su andarivel, y el que tiene aspiraciones o ambiciones de ganar tiene que correr más ligero, pero no hacerle trampa al de al lado.

Y, como a nosotros, a las autoridades del partido les toca hacer de jueces, a aquel que no corra por su andarivel o moleste al que corre al lado, lo tenemos que descalificar y lo hemos de descalificar inflexiblemente para poder afirmar la verdadera y única disciplina que debe reinar dentro de nuestro

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movimiento, es decir, la honradez en los procedimientos. Estamos de acuerdo en que se lucha para sobresalir, pero sobresalir por métodos honrados.

EL MOVIMIENTO ACOGE A TODOS LOS HOMBRES SINCEROS Y HONRADOS

Hay otro aspecto que también quería mencionar: me refiero al de los prejuicios y de los preconceptos. Nuestro movimiento ha sido formado por hombres que llegan a él desde los más diversos rumbos. Nosotros no hemos preguntado de dónde vienen, sino que hemos preguntado quiénes son y qué es lo que piensa y hacia adónde van. Esta debe ser una norma para nosotros, porque nuestra aspiración ha de ser que todos los argentinos que piensen como nosotros y que estuvieron equivocados honradamente se coloquen a nuestro lado para luchar, cualquiera sea su procedencia o cualquiera haya sido su equivocación. Nosotros, como un movimiento popular, no podemos "a priori" descartar a los hombres que sean honrados y decentes, vengan de donde vengan, sepan lo que sepan, sientan lo que sientan, siempre que estén de acuerdo en que es necesario ponerse a trabajar sin descanso para corregir los males de la Nación y para llevar nuestra tierra al puerto de la gloria y de grandeza que cada uno de los argentinos bien nacidos debe desear para su patria.

Por eso yo mismo estoy realizando actualmente una política que creo que es justa: una política de acercamiento de todos los hombres que puedan haber pensado de distinta manera que nosotros, siempre que vengan de buena fe a colaborar. Todas las fuerzas son utilizables en nuestro movimiento, si son nobles y leales, y todos los hombres serán bienvenidos si vienen con lealtad y con sinceridad a servir bajo nuestra bandera. Esta amplitud es la que nos va a hacer triunfar. La historia de todos los movimientos del mundo demuestra que los movimientos colectivos fracasan cuando se sectarizan y triunfan cuando se universalizan.

Esa debe ser nuestra concepción del movimiento. Todos deben venir a él con una condición: servirlo lealmente, pensando que dentro de este gran movimiento todo es posible y que todos pueden tener razón. Serán los hechos y la marcha los que nos irán indicando esa razón y si esos hombres han tenido derecho a discutirnos nuestras propias doctrinas. Nosotros no somos impermeables a la discusión, no queremos imponer, queremos proceder, y queremos proceder con los hechos que es el mejor procedimiento que puede utilizar el hombre.

Si nuestro movimiento, con una gran amplitud, sin sectarismos de ninguna naturaleza, sin coerciones que puedan ejercerse en ninguna forma, avanza por el camino ancho de la verdad y de la realidad, no tenemos nada que temer.

Si nos sectarizamos, iremos perdiendo paulatinamente la fuerza con que contamos y nos convertiremos en un movimiento que vivirá en su torre de marfil, pero que no representará dentro de la República, el sentir del conjunto, transformándose en un pequeño organismo que marchará contra la corriente.

Los movimientos populares son también cuantitativos y en la selección de la especie humana es necesario tomar la totalidad de sus miembros, no seleccionando partículas de un pequeño sector que nada representa y que nada es.

Nuestro movimiento es popular. Luego, el pueblo tiene libre acceso a él y dentro del mismo tiene libertad de pensamiento y el derecho a imponer su voluntad, si ella es superior.

Por eso yo uso la tolerancia aun contra la intolerancia. Dejemos ahora las armas y como digo a menudo , tomemos el violín que puede ser más efectivo. Esto es de una gran sabiduría, aunque lo exprese de una manera simplista.

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En la República no tenemos oposición, pero sí tenemos algunos opositores. Con procedimientos honrados debemos ir persuadiéndolos de que están equivocados y que se encuentran colocados en mal terreno, ya que piensan y sienten desde hace años como nosotros. Han dicho muchas veces que es necesario hacer lo que nosotros hacemos, y hoy están en la oposición.

Ello se explica porque andan detrás de posiciones personales y no defienden un movimiento nacional. El hombre priva sobre la colectividad. El egoísmo no es buen consejero.

Por eso estamos empeñados en este movimiento y en seguirlo con alta tolerancia.

DEBEMOS DAR UNA LECCIÓN DE UNIDAD

No deseo alargar más esta conversación que es tan grata para mí. Solamente quiero hacerles llegar un consejo, que tengo la obligación de darles como más viejo. En este congreso partidario que realizamos hemos de dar la sensación al país de que estamos unidos, que pensamos de una misma manera, y que tenemos todos un mismo objetivo, y, sobre todo, lo que tanto predicamos, o sea, ser artífices del destino común y no un instrumento de la ambición de nadie. Debemos destacar que estamos de acuerdo y que vamos a trabajar por el bien de todos. Eso es lo que ha de salir de este congreso.

Si en él nos peleáramos por pequeñas cosas que no tienen importancia, hubiéramos dado un triste espectáculo y quizás fuera un factor de debilidad frente a nuestra propia grandeza. Somos muchos; estamos empeñados en una misma obra; demos el ejemplo de que estamos unidos y que trabajamos y de que no hay intereses personales entre nosotros. Si damos esa lección el partido ha de salir de este congreso tonificado y honrado en sus procedimientos.

Por eso sería hermoso para nuestro movimiento, que un congreso al que concurren hombres de 14 provincias y 9 gobernaciones, se reúnan en representación de sus pueblos peronistas y lleguen a conclusiones exactamente iguales en un acuerdo y en una amistad que nos honra a todos.

Esa lección la debemos dar a todos los demás partidos y a la masa de nuestro partido. Esa lección de unidad, tolerancia, lealtad y sinceridad para con nosotros mismos será el ejemplo más tonificante para la Nación. Si de este Congreso sale una acción de conjunto habremos dado un hermoso ejemplo a la ciudadanía Argentina.

Todos los congresos y todas las convenciones que se realizan terminan siempre mal. Nosotros seremos los primeros que terminaremos en una absoluta armonía y eso representará una conquista mayor que todas las demás conquistas que podamos obtener.

Hemos encarado la reforma social, la económica y la política que la vamos a hacer nosotros y la vamos a mostrar con nuestro propio ejemplo. Después seguirán las otras reformas.

REFORMA DEL DERECHO ARGENTINO

El año que viene iniciaremos la verdadera reforma del derecho argentino. Nuestro movimiento no puede haber terminado con reformar el orden social, el orden económico y el orden político. Es necesario consolidar esas tres etapas con la consolidación jurídica de nuestro movimiento. Esa reforma ya se ha iniciado. Debemos a las Cámaras de la Nación el haber seleccionado el elemento humano para ir reformando nuestra justicia y yo estoy satisfecho de lo que se ha hecho hasta el presente.

Hecha esa parte de la reforma humana, del cambio de los hombres, reformaremos la legislación. El año 1948 ha de ser de profundos cambios en lo jurídico. Hemos de poner al día nuestros códigos de procedimiento y de fondo; hemos de dar al país una verdadera legislación más a tono con los días

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que vivimos. Es anacrónico que en estos días en que se está intentando la navegación estratosférica, en que se emplean 10 horas para venir de Europa a Buenos Aires, empleemos un Código de Comercio que fue hecho para la navegación a vela, cuando se tardaba 6 meses en llegar al continente europeo. Y cito eso como ejemplo, por no citar más.

Hemos de encarar la reforma de los códigos de procedimientos, del derecho del trabajo que ha sido formado alrededor de una ley subsidiaria: la de accidentes del trabajo, a la que se le fueron agregando nuevos adornos como a un árbol de navidad, con nuevas leyes y nuevas disposiciones. Hay que ir a la reforma dela legislación de fondo: ningún movimiento trascendental como el nuestro lo ha dejado de encarar, porque es necesario poner al día la parte jurídica.

Eso representará en el devenir de los tiempos la consolidación de nuestro movimiento, la afirmación definitiva de que nuestras conquistas han sido buenas y que la reforma social, económica y política ha sido real porque ha sido afirmada en el tiempo y justificada y consolidada por la acción de la justicia.

Luego ha de venir la reforma de la educación. Hemos de encarar la instrucción primaria, secundaria, técnica y la universitaria para ponerla a tono porque sería incompleto que reviéramos todo y no tratáramos de instruir a nuestra juventud en el fondo de esas reformas.

Empecemos por educar ya a los hombres dentro de esa concepción doctrinaria, pongamos a su alcance toda esa reforma y eduquémoslos en la ciencia para servir el objetivo de la Nación con unidad de concepción y de acción.Extenderemos esa reforma a la cultura para que las artes y las letras en nuestra tierra comiencen a fructificar ese beneficio de los argentinos, aprovechando el remanente de nuestra cultura y de la cultura europea que hemos heredado, para ir colocando nuevos jalones en la marcha, para no ser los que nos conformemos con andar entre las cosas que otros crearon.

El año 1948 hemos de dar un tono determinante a la reforma para ajustarla a las nuevas concepciones que consideramos justas.

RENACIMIENTO ARGENTINO

Luego seguirán otras reformas largas de explicar, pero que toman todo el resto de las actividades nacionales. Y pensamos que en el año 1949, tal vez en 1950, la Nación entera ha de iniciar un nuevo ritmo de marcha al influjo de todos esos cambios para que todos los hombres y los organismos de la Nación se dirijan hacia un objetivo común de una manera similar y armónica. Si nuestro movimiento cumple eso es probable que pase a la historia como el Renacimiento Argentino.

Y nosotros, en nuestro ambicioso objetivo, aspiramos a que ese Renacimiento Argentino sea la reestructuración de la Nación, política, soberana y económicamente libre.

En esta marcha no habrá fuerza que la pueda detener. Nuestro movimiento tiene que cumplir ese objetivo y lo ha de cumplir solamente si nosotros, que representamos el elemento directivo de esa masa, luchamos incansablemente para conseguirlo y tratando al mismo tiempo que cada uno de los elementos que constituyen esa masa luche también incansablemente detrás de igual objetivo.

Si realizamos esa labor de conjunto con la organización material de nuestras fuerzas el éxito total está asegurado.

Tenemos actualmente el gobierno social, económico y político de la Nación, y tenemos luego la posibilidad con ello de influenciar toda la marcha de la República. Todos los que respondan a nuestra bandera tienen la obligación de secundarnos, luchando incansablemente y con sacrificio si es necesario, para conseguir esos objetivos.

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Estoy persuadido y lo espero, con las fuerzas de mi espíritu de ciudadano argentino, que cada uno sabrá cumplir con su deber.

CONCEPTOS

No hemos hecho otra cosa que cumplir con nuestro deber de argentinos y afirmamos que seguiremos en esta acción para oponernos a todo aquello que no sea para el bien del país y la felicidad del pueblo.

Perón ARGENTINA - 28 diciembre 1945. Pensamos en una nueva argentina, profundamente cristiana y profundamente humanista.

DIOS - 9 septiembre 1944. El mundo del futuro será solamente de los que posean las virtudes que Dios inspiró como norte de la vida de los hombres.

ESTIRPE - 28 junio 1944. La República Argentina es producto de la colonización y conquista hispánica, que trajo hermanadas, a nuestra tierra, en una sola voluntad, la cruz y la espada. Y en los momentos actuales parece que vuelve a formarse esa extraordinaria conjunción de fuerzas espirituales y de poder que representan los dos más grandes atributos de la humanidad: el Evangelio y la Espada.

RAZA - 12 octubre 1947. Para nosotros la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y por nuestro destino. Ella es la que nos aparta de caer en el remedo de otras comunidades cuyas esencias son extrañas a las nuestras, pero a las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para nosotros la raza constituye nuestro sello personal indefinible e inconfundible.

ESPÍRITU - 12 octubre 1947. Al impulso ciego de la fuerza, al impulso ciego del dinero, la Argentina, coheredera de la espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del espíritu.UNIDAD - 6 septiembre 1944. Las fuerzas armadas, las fuerzas económicas y las fuerzas creadoras, unidas en haz insoluble por medio de una sólida cultura ciudadana, son los cimientos sobre los que debe edificarse nuestro porvenir para mantenernos económicamente libres y políticamente soberanos.

HOMBRES - 10 agosto 1944. La Patria se forma en primer término por hombres, y no pueden ser el campo, ni la máquina, ni el dinero, factores que sobrepongan al hombre, que es quien sufre y trabaja; y sin el cual ni los campos, ni los ganados, ni el dinero, tienen valor.

CONDUCCIÓN - 15 diciembre 1944. Al conducir a un pueblo se conducen hombres; hombres de carne y hueso; hombres que nacen, sufren y, aunque no quieran morir, mueren; hombres que son fines en sí mismos, no sólo medios; hombres que han de ser lo que son y no otros; hombres, en fin, que buscan eso que llamamos felicidad.

CONDUCTOR - 11 agosto 1944. Quien aspira a ser, o las circunstancias lo hayan colocado en la situación de conductor de un país, primero ha de conocerlo, luego ha de comprenderlo; y pobre del que se detenga allí, porque también es preciso sentirlo. Se conduce con amor y con entusiasmo; después con talento; y por último, con conocimiento. Pero es necesario pensar que las obras que el hombre produce, como los hijos, si son del amor, son siempre más perfectas y más bellas.

CREACIÓN - 10 junio 1944. El hombre tiene una misión creadora: vivir. Ser es crear, es producir grandes obras. Existir, conservarse, es andar entre las cosas que están hechas por otros. Dividimos al país en dos categorías: una, la de los hombres que trabajan, y la otra, la que vive de los hombres

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que trabajan. Ante esta situación, nos hemos colocado abiertamente del lado de los hombres que trabajan.

JURAMENTO - 3 diciembre 1943. Al defender a los que sufren y trabajan para plasmar y modelar la grandeza de la Nación, defendiendo a la Patria en cumplimiento de un juramento en que empeñé mi vida. Y la vida es poco cuando es menester ofrendarla en altar de la Patria.

BIEN COMÚN - 15 octubre 1944. No apoyamos al trabajador contra el capital sano, ni a los monopolios contra la clase trabajadora, sino que propiciamos soluciones que beneficien por igual a los trabajadores, al comercio y a la industria, porque nos interesa únicamente el bien de la Patria.

CLASES - 14 noviembre 1943. La división de clases había sido creada para la lucha discordante, pero la lucha discordante es destrucción de valores.

POLÍTICA SOCIAL - 29 diciembre 1945. Nuestro movimiento es un movimiento unionista cristiano. No realizamos las tendencias de nadie; sólo consideramos la necesidad de una política social dirigida al bien de los trabajadores argentinos, al mismo tiempo que rechazamos el egoísmo de quienes no nos comprenden.

CONVIVENCIA - 30 mayo 1944. Los representantes del capital y del trabajo deben ajustar sus relaciones a reglas más cristianas de convivencia y e respeto entre seres humanos.

EQUIDAD - 10 agosto 1944. La agitación de las masas es un efecto de la injusticia social. El remedio no ha de estar en engañarlas ni en someterlas por la fuerza, sino en hacerles justicia.

JUSTICIA - 30 julio 1944. Buscamos una justicia retributiva y opondremos una energía inexorable a la explotación del hombre por el hombre. Dentro de la concepción del Estado moderno ya nadie cree que la raza y la potencia de un país estén representadas por su stock de oro o sus depósitos. La riqueza de un país depende: de su potencial humano con su grado de organización, su espíritu de iniciativa y su trabajo: de la extensión y fertilidad de su suelo: de sus plantas industriales; de su tecnicismo y del desarrollo de su investigación técnico-científica: de su red vial y elementos de transporte que faciliten la distribución fácil y el comercio sano y honesto; de una buena organización de crédito y finanzas que dé agilidad al sistema: y, finalmente, de la armonía y solidaridad social. Dentro del grupo de ideas expuestas y teniendo presente el grado de importancia de cada punto mencionado, la economía nacional debe basarse en que el Estado controle sus fundamentosAUTORIDAD - 11 agosto 1946. Comenzamos por reivindicar para el Estado, que junto a los patronos y los obreros forma la tercera parte en todo problema social, ese principio de autoridad que había sido abandonado por indiferencia, por incapacidad o por cálculo. Nadie podrá alegar desconocimiento de la función que le toca cumplir en el futuro.

RESURGIMIENTO ARGENTINO - 24 de febrero 1947. Debo recordar que ante Honorable Congreso Nacional, dije que la evolución de las instituciones humanas y la experimentación de las teorías políticas y económicas permitían, en los actuales momentos, un nuevo planteo tendiente a facilitar el adecuado equilibrio entre el individuo y el Estado, que podría ser el origen de lo que nos adelantamos a denominar el renacimiento argentino.

ECONOMÍA ESTATAL - junio 1947.

Tradicional y dogmática, nuestra política económica descansó en la convicción de que el Estado debía reunir toda participación en el ejercicio de actividades industriales. La experiencia ha demostrado, sin embargo, la imposibilidad de que economías jóvenes y vigorosas como a nuestra aguarden pacientemente a que la iniciativa privada alcance la debida madurez o que, sin adoptar adecuados resguardos, se le confíen actividades o riquezas vinculadas a soberanos intereses.

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TRADICIÓN Y CARÁCTER - 29 diciembre 1945. El Estado debe robustecer el hogar, la escuela y el trabajo por ser los grandes moldeadores del carácter de los individuos, y según sean éstos serán los hábitos y costumbres colectivos forjadores de la tradición nacional.

DEMOCRACIA - 24 febrero 1947. Es natural que esas realizaciones incidan en el problema político, motivo por el que considero indispensable ratificar nuestra fe en las instituciones democráticas y republicanas que nos gobiernan, ya que no faltan opiniones adversas que pregonan su fracaso en el propósito de satisfacer, dentro de la actual interdependencia económica, las necesidades vitales de los individuos.

PARTIDO - 1º diciembre 1947. Es por ello que nosotros queremos organizar nuestra fuerza política, crear un verdadero partido inteligente, idealista, con profundo sentido humanista, sin lo cual las masas pasan a ser oscuros instrumentos de hombres que pueden ser esclarecidos o pueden ser miserables.

MORAL - 6 septiembre 1944. No todos venimos al mundo dotados del suficiente equilibrio moral para someternos de buen grado a las normas de sana convivencia social. No todos podemos evitar que las desviaciones del interés personal degeneren en egoísmo expoliador de los derechos de los demás, y en ímpetu avasallador de las libertades ajenas. Y aquí, en este punto que separa el bien del mal, es donde la autoridad inflexible del Estado debe acudir para enderezar las fallas de los individuos y suplir la carencia de resortes morales que deben guiar la acción de cada cual, si se quiere que la sociedad futura sea algo más que un campo de concentración o un inmenso cementerio.

FRATERNIDAD - 11 agosto 1946. La revolución del 4 de junio ha predicado incesantemente la unión de los argentinos. Esta exhortación tiene un sentido evidente: intentar que cesara entre nosotros el aislamiento de las clases sociales y la búsqueda exclusiva del medro de cada uno sin reparar en la prosperidad o en la miseria ajena; porque cuando un pueblo obedece tan sólo al impulso del egoísmo, prescindiendo del sentimiento claro del bien común, que es el de la fraternidad de los seres libres, viola lo que es ley y condición del progreso y está amenazado de descomposición nacional y de muerte pública.

FE - 11 agosto 1944. Los pueblos sin esperanza terminan por perder la fe; y cuando se pierde la fe en un país no puede predecirse a ciencia cierta cuál será su porvenir.

DERECHOS Y LIBERTAD - 12 septiembre 1946. Es necesario reaccionar contra la debilidad, la cobardía y la indiferencia. Cada uno ha de defender su puesto en la vida, y el que no sepa hacerlo será juguete de un destino que no podrá ser nunca grato ni honroso. El país vive horas de lucha. Vivimos tiempos para hombres guapos, no para cobardes. Cada uno ha defender sus derechos si es ciudadano libre de esta República, en que, para ser libres, lo primero es sentirse libres, y lo segundo, defender la libertad por todos los medios.

ECONOMÍA Y LIBERTAD - 29 diciembre 1945. La libertad hay que asegurarla a fuerza de trabajo, dando primero al hombre la libertad económica, que es fundamental. Nosotros no somos partidarios de la libertad unilateral que se tiene desde hace tiempo, dentro de la cual el rico tiene libertad para hacer todo lo que quiera y el pobre una sola libertad: la de morirse de hambre.

INDEPENDENCIA ECONÓMICA - 9 julio 1947. La independencia económica representa que ya no estaremos limitados en el disfrute de nuestra riqueza sino que ésta será repartida entre todos los habitantes de acuerdo con su esfuerzo y que cada uno de ellos tendrá su destino económico en sus propias manos y será, de una manera directa o indirecta, el forjador de la grandeza económica de la Nación.

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LO ECONÓMICO EN FUNCIÓN DE LO SOCIAL - 8 enero 1947. Para sacar al país del letargo y de la vida vegetativa, queremos lanzarlo en pos de las conquistas económicas y sociales. Sin las conquistas económicas, las conquistas sociales desaparecen rápidamente y no pueden subsistir; y sin las conquistas económicas y sociales las convulsiones políticas se van a ir sucediendo, como lo prueba la historia de todos los tiempos y de todos los países.

CAPACITACIÓN - 23 julio 1944. Para que la mejora de la clase trabajadora pueda ser integral, para que ella abarque todos los ángulos de su zona de incidencia, es fundamental que el obrero aumente su cultura y acreciente su capacidad de producción, pues con lo primero se justificará la elevación social que pretendemos y deseamos para la clase trabajadora, y con lo segundo los mejores salarios serán el inmediato resultado de su mayor y mejor producción.

VALORES ETERNOS - 26 julio 1947. Es necesario también tender a la riqueza espiritual, hacia eso que constituye los únicos valores eternos y que son los que unirán, si es necesario, a los millones de argentinos, en la defensa de la Patria, a costa de cualquier sacrificio.

ORGANIZACIÓN - 2 diciembre 1943. La vida civilizada, en general y la economía, en particular, del mismo modo que la propia vida humana, se extinguen cuando falla la organización de las células que la componen. Por ello, siempre he creído que se debe impulsar el espíritu de asociación profesional y estimular la formación de cuantas entidades profesionales conscientes de sus deberes y anhelantes de sus justas reivindicaciones se organicen, de tal manera que se erijan en colaboradores de toda acción encaminada a extender la justicia y prestigiar los símbolos de la nacionalidad, levantándolos por encima de las pugnas ideológicas o políticas.

GREMIALISMO - 17 junio 1944. La organización obrera es para nosotros la base de nuestros procedimientos, pues no podemos ir a preguntar a cada uno de los obreros cuáles son sus necesidades y cuál la obra que nosotros debemos realizar. Para ello necesitamos la organización obrera. Y que estas organizaciones estén representadas por auténticos trabajadores.

FUERZAS PATRONALES - 9 septiembre 1944. No olvidamos tampoco a las fuerzas patronales, porque ellas representan la grandeza de la Patria y no queremos tampoco que los patrones puedan sentirse amenazados por peligros inexistentes.

PASIVIDAD IMPOSIBLE - 31 diciembre 1943. El país vive un momento decisivo de su historia. El mundo convulsionado señala, con terrible gravedad, la virulencia de los fermentos disgregadores en que pueden cuajar el egoísmo y la indiferencia para con las necesidades de nuestros semejantes. Ante lección tan elocuente, sería suicida la pasividad y la persistencia en aptitudes inoperantes, de simple expectación.

PAZ - 6 julio 1947. Sólo salvará a la humanidad la paz constructiva, jamás la lucha destructora de todos los valores materiales, espirituales y morales.

XENOFOBIA - 8 diciembre 1945. No tenemos prejuicios raciales. Los hombres decentes y de buena voluntad serán siempre bien acogidos en esta Patria generosa y buena.

COMBATIMOS POR LA HONRADEZ - 3 octubre 1945Sabemos que estamos combatiendo contra fuerzas poderosas, nunca más poderosas que hoy porque nunca fueron más ricas. Pero combatimos con armas leales y de frente contra toda especulación, contra todos los que venden y compran el país, buscando que el futuro de la Patria se asegure con la honradez política, con la honradez económica y con la equidad en la distribución social de la riqueza.

ESFUERZO DE TODOS - 11 agosto 1944. En esta hora, que es de recuperación de todos los valores, todas las fuerzas del país deben hallarse unidas. El que sea o que se sienta argentino no

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puede estar ausente de esta restauración. Cada uno debe dar de sí lo que tenga. El que tenga brazos fuertes, sus músculos; el que tenga cultivada su inteligencia pondrá en movimiento su cerebro; y el que tenga caja de hierro repleta de dinero el contingente de su oro.

CONSIGNA - 1 mayo 1944. Creo que las reivindicaciones, como las revoluciones, no se proclaman y se cumplen, sencillamente. Y ese cumplimiento, que nos llevó siempre a preferir los realizadores a los teorizantes, fue la consigna rígida a la que ajustamos nuestra acción estatal. He sido fiel a ella, porque entiendo que mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar.

PREDOMINIO DE LA PAZ - 10 abril 1948. Es mejor y más conveniente para la vida del Estado, como para la de a iglesia, volver a las costumbres sencillas, al predominio de la paz, del amor y de la confianza recíproca entre los hombres y entre las naciones. Para conseguirlo, el Estado a de luchar con grandes dificultades por la complejidad de la vida misma, por las pasiones inherentes a la condición humana y porque, en definitiva, los idearios políticos son múltiples y contradictorios. A la iglesia, en cambio, le ha de ser más fácil porque es única y porque siempre la predicación dogmática ha sido la misma. Y siempre ha tenido un contenido social de repudio a la riqueza y de exaltación del trabajo que nadie ha superado ni siquiera igualado de lejos.Ese contenido social está resumido en las palabras que Jesús dirige a lo apóstoles: "No llevéis oro, ni plata ni dinero alguno en vuestros cintos, ni alforja para el viaje, ni dos túnicas, ni calzado, ni tampoco bastón, porque el que trabaja merece su sustento". Esto quiere decir, si no equivoco en la exégesis, que únicamente el trabajo es la fuente del sustento: el trabajo que redime al individuo y que sirve de base a la grandeza de los pueblos.

ARMONÍA COLECTIVA - 25 junio 1949. Las masas humanas. Orgánicamente constituidas, deben tener un ser armónico, sin el cual no llegan a ser masas organizadas. Esa armonía ha de establecerse por un sentir uniforme, por un conocimiento general y por una acción similar. Piénsese en lo que le ocurriría a un hombre que tuviera que marchar en una dirección y su corazón, su alma, lo impulsara en otra dirección. Mientras las piernas mueven al cuerpo en otro sentido del que desea imaginen si él podría llegar al punto que quiere alcanzar. Con las organizaciones colectivas, ocurre lo mismo; hay que darles un alma colectiva, de modo tal que puedan moverse en forma similar y puedan resolver de manera semejante sus problemas. A ellas hay que infundirles el conocimiento de cómo se mueve, evoluciona y actúa esa masa armónicamente. Finalmente, hay que establecer cómo ha de marcharse y cómo ha de procederse. Lo primero, lo que da el alma colectiva, es la doctrina; lo segundo, lo que le imprime marcha en conjunto, es lo que le proporciona la armonía de conjunto, para que pueda caminar en la dirección que quiera y donde lo guíe su alma y espíritu.

EL TURISMO - 6 enero 1948. El turismo ha de ser para todos. Que cada cual, según sus medios, tenga el descanso reparador de su cuerpo. Que el espíritu de cada cual pueda disfrutar de las bellezas de nuestra Patria, que es de todos, de pobres y ricos por igual.

ACTIVIDADES DEPORTIVAS - 31 enero 1948. Es casualmente en el ambiente deportivo donde las diferencias desaparecen, nace una camaradería superior a todas las otras y se forma el espíritu superior y una grandeza de alma que es lo único que los hombres deben conquistar. Los clubes deportivos son la escuela primaria de esa grandeza espiritual; por eso el gobierno y la Nación están en la obligación de propugnar estas actividades, ayudarlas como una obra de gobierno. En ese espíritu está la grandeza de la Patria, que es inútil buscarla en otras direcciones.

EVOLUCIÓN DE LOS PUEBLOS - 19 febrero 1948. En la evolución de los pueblos oímos muchas veces mencionar las reformas. Es una hermosa forma de la vida humana la evolución y dentro de ella las reformas que permiten llevarla a cabo.En países orgánicos tales reformas deben realizarse con una absoluta congruencia en los fines y con una absoluta armonía en los medios. Si tales reformas no obedecen a esa congruencia y a esa armonía a menudo suelen provocar acontecimientos que perjudican la estabilidad orgánica que

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todas las instituciones humanas deben tener para poder realizar programas y planes de largo aliento. Por eso las reformas no han de ser tan distantes que quiten a la organización su perfectibilidad, ni deben ser tan frecuentes que le resten estabilidad.En el panorama de la vida institucional argentina el factor estabilidad había sacrificado, en mi concepto, ese factor de la perfectibilidad orgánica. Esa evolución que nos llevo a encarecer las reformas integrales representa el verdadero programa que nuestro movimiento ha desarrollado, hasta ahora, con un éxito más halagador que cuanto había podido apreciarse en los prolegómenos de las mismas reformas.

LA FELICIDAD DEL PUEBLO - 24 marzo 1948. Algunos dicen que en nuestras construcciones hay un cierto grado de sentido imperialista, pero pretender imperialista en un país de 20 millones de habitantes sólo cabe en la cabeza de algún loco y yo, afortunadamente, no lo soy todavía. Nuestro imperialismo es para arriba, es constructivo: nuestro imperialismo es nuestro trabajo y el fruto de ese trabajo para la felicidad del pueblo, nos hemos propuesto como primer objetivo y para la grandeza de nuestro país que nos hemos propuesto también como objetivo más lejano. Yo no sacrificaré la felicidad del pueblo por la grandeza futura del país, pero tampoco esa grandeza futura por una felicidad efímera: en el equilibrio de esos factores estriba toda nuestra acción de gobierno y todo nuestro convencimiento de patriotas y de argentinos.

SAN MARTÍN - 17 agosto 1948. La vida de San Martín constituye la más gloriosa de las de todos los argentinos de nuestra historia. La vida de San Martín no es para ser solamente mentada: es para ser imitada, para que sirva de ejemplo a los argentinos y para que desde la muerte siga acaudillando a muchos millones de argentinos.

LA EDUCACIÓN MORAL - 9 abril 1949. Algo falla en la naturaleza cuando es posible cocebir, como Hobbes en el Leviatán, al Homo hominis lupus, el estado del hombre contra el hombre, todos contra todos y la existencia como un palenque donde la mayoría puede identificarse con las pobrezas del ave rapaz. Hobbes pertenece a ese momento en que las luces socráticas y la esperanza evangélica empiezan a desvanecerse ante los fríos resplandores de la Razón, que a su vez no tardará en abrazar al materialismo. Cuando Marx nos dice que de las relaciones económicas depende la estructura social y su división en clases y que por consiguiente la historia de la humanidad es tan sólo historia de las luchas de clases, empezamos a divisar, con claridad en sus efectos, el panorama del Leviatán. No existe probabilidad de virtud, ni siquiera asomo de dignidad individual, donde se proclama el estado de necesidad de lucha que es, por esencia, abierta disociación de los elementos naturales de la comunidad. Al pensamiento le toca definir que existe, eso sí, diferencia de intereses y diferencia de necesidades, que corresponde al hombre disminuirlas gradualmente, persuadiendo a ceder a quienes pueden hacerlo y estimularlo, el progreso de los rezagados.

Pero esa operación en la que la sociedad lleva ocupada con dolorosa vicisitudes más de un siglo- no necesita del grito ronco y de la amenaza, y mucho menos de la sangre, para rendir los apetecidos resultados. El amor entre los hombres habría conseguido mejores frutos en menos tiempo, y si halló cerradas las puertas del egoísmo se debió a que no fue tan intensa la educación moral para desvanecer esos defectos, cuando lo fue la siembra de rencores.

MATERIA Y ESPÍRITU - 9 abril 1949. Hemos pasado de la comunión de materia y espíritu al imperio pleno del alma, a su disociación y a su anulación final. Ciertamente, pese al flujo y reflujo de las teorías, el hombre, compuesto de alma y cuerpo, de vocaciones, esperanzas, necesidades y tendencias, sigue siendo el mismo. Lo que ha variado es el sentido de su existencia, sujeta a corrientes superiores.

SENTIDO LÓGICO DE LA VIDA - 9 abril 1949. Lo que caracteriza a las comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus individualidades y el sentido con que se disponen a engendrar en lo colectivo. A este sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba; se alcanza por el equilibrio, no por la imposición. Su diferencia es que así como una comunidad saludable formada

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por el ascenso de las individualidades conscientes posee hondas razones de supervivencia, las otras llevan en sí el estigma de la provisionalidad, no son formas naturales de la evolución, sino paréntesis cuyo valor histórico es, justamente, su cancelación. En la consideración de los supremos valores que dan forma a nuestra contemplación del ideal advertimos dos grandes posibilidades de adulteración: una es el individualismo amoral, predispuesto a la subversión, al egoísmo, al retorno a estados inferiores de la evolución de la vida que intenta despersonalizar al hombre en un colectivismo atomizador.En realidad operan las dos un escamoteo. Los factores negativos de la primera han sido derivados, en la segunda, a una organización superior. El desdén aparatoso ante la razón ajena, la intolerancia, han pasado solamente de unas manos a otras. Bajo una libertad no universal en sus medios ni en sus fines, sin ética ni moral, les es imposible al individuo realizar sus valores últimos, por la presión de los egoísmos potenciados de unas minorías. Del mismo modo, bajo el colectivismo materialista llevado a sus últimas consecuencias, le es arrebatada esa probabilidad- la gran probabilidad de existir- por una imposición mecánica en continua expansión y siempre hipócritamente razonada. El idealismo hegeliano y el materialismo marxista, operando sobre necesidades y calamidades universales que han influido profundamente en el ánimo general, constituyen direcciones cuya resultante será prudente establecer. De la historia, y aun de sus excesos, extraemos preciosas enseñanzas ante las que en modo alguno podemos ni debemos permanecer insensibles. Mientras el pensamiento creía poder sostener lo fundamental, en espacios puramente teóricos, el mundo obraba por su cuenta; pero, si lo fundamental declinó, la fijación práctica de lo abstracto puede ejercer una influencia perniciosa en la existencia común. Resulta entonces necesario detenernos de nuevo a examinar nuestros absolutos y a limpiar de excrecencias y añadiduras superfluas un ideal apto para servir de polo al sentido lógico de la vida.

EL CRISTIANISMO - 9 abril 1949. Una fuerza que clavase en la plaza pública, como una lanza de bronce, las máximas de que no existe la desigualdad innata entre los seres humanos, que la esclavitud es una institución oprobiosa y que emancipase a la mujer; una fuerza capaz de atribuir al hombre la posesión de un alma sujeta al cumplimiento de fines específicos superiores de la vida material, estaba llamada a revolucionar la existencia de la humanidad. El cristianismo, que constituyó la primera gran evolución, la primera liberación humana, podría rectificar felizmente las concepciones griegas, pero esa rectificación se parecería mejor a una aportación.Enriqueció la personalidad del hombre e hizo de la libertad, teórica y limitada hasta entonces, una posibilidad universal. En evolución ordenada, el pensamiento cristiano, que perfeccionó la visión genial de los griegos, podría más tarde apoyar sus empresas filosóficas en el método de éstos y aceptar como propias muchas de sus disciplinas. Lo que le faltó a Grecia para la definición perfecta de la comunidad y del Estado fue, precisamente, lo aportado por el cristianismo: su hombre vertical, eterno, imagen de Dios. De él se pasa ya a la familia, al hogar, su unidad se convierte en plasma que a través de los municipios integrarán los Estados y sobre la que descansarán las modernas colectividades.

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD - 9 abril 1949. Ni la justicia social ni la libertad, motores de nuestro tiempo, son comprensibles en una comunidad montada sobre seres insectificados, a menos que a modo de dolorosa solución el ideal se concentre en el mecanismo omnipotente del Estado. Nuestra comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella donde la libertad y la responsabilidad sean causa y efecto, en que exista una alegría de ser, fundada en la persuasión de la dignidad propia. Una comunidad donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no sólo su presencia muda y temerosa.

LA SOCIEDAD - 9 abril 1949. La sociedad tendrá que ser armonía en la que no se produzca de ninguna disonancia ni predominio de la materia ni estado de fantasía. En esa armonía que preside la norma puede hablarse de un clectivismo logrado por la superación, por la cultura, por el equilibrio. En tal régimen no es la libertad una palabra vacía, porque viene determinada su incondición por la suma de libertades y por el Estado ético y la moral.

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CAMINO DE PERFECCIÓN - 9 abril 1949. Para el mundo existe todavía y existirá mientras al hombre le sea dado a elegir, la posibilidad de alcanzar lo que la filosofía hindú llama la mansión de la paz. En ella posee el hombre, frente a su creador, la escala de magnitudes, es decir, su proporción. Desde esa mansión es factible realizar el mundo de la cultura, el camino de perfección.

EL DERECHO - 24 febrero 1947. El derecho de responder a la realidad social de la hora presente para que sus normas contribuyan a mantener el equilibrio de intereses que, lógica y racionalmente, se deriva del concepto de justicia. Un eminente filósofo del derecho afirmó que el contenido de todo derecho histórico se forma de una serie de deseos, aspiraciones y propósitos que se producen siempre dentro de una situación históricamente determinada y mediante un proceso natural. El legislador sólo elabora la materia histórica que la realidad misma de la vida impone y ha de renunciar a crear, espontáneamente y como por arte de magia, un estado jurídico. Su misión y su poder se limitan a corregir los estados sociales, tal como se los ofrece la realidad.

LA DOCTRINA AL SERVICIO DEL BIEN - 25 julio 1949. La consolidación de la doctrina será la base de la consolidación del movimiento; con la consolidación del movimiento habrá terminado un ciclo. Los reformadores están destinados a quemar su tiempo. El hombre muere; sólo sus ideas pueden quedar. Los peronistas no harían nada con un viejo o con un muerto; con la doctrina lo harían todo e impulsarán la evolución del país, adecuando la doctrina al momento histórico nacional, poniendo nuevas fuerzas al servicio del bien y nuevas formas de ejecución al servicio de nuevas conciencias. Esto es progreso; el esquematismo y la rutina son rémora, son atraso; por ese camino no se va lejos. ¡Pobre país y desgraciados de nosotros si no fuéramos capaces de comprender cuándo llega el momento fatal!LA VOLUNTAD POPULAR - 25 julio 1949. Dentro del Partido Peronista de lo que se trata es de lo siguiente: en cada organismo se discute, cada uno discute sus propias ideas y las defiende con todo su calor y energía, pero cuando se vota y ganan los otros, es de peronistas decir: "ustedes son más y nosotros ponemos el hombro y los ayudamos, aún cuando antes estábamos en contra". Porque ese señor que en un cuerpo colegiado quiere hacer siempre su santa voluntad no sirve par esos cuerpos colegiados. A ése hay que mandarlo a que haga de dictador en alguna parte. De manera que es necesario obedecer a lo que la mayoría resuelva, porque es la única manera, en los medios democráticos, de hacer cumplir la voluntad popular.

¿QUÉ ES EL PERONISMO? - 20 agosto 1948. ¿Qué es el peronismo?, han preguntado algunos legisladores en el Congreso, hace pocos días. El peronismo es humanismo en acción; el peronismo es una nueva concepción en lo político, que descarta todos los males de la antigua política: es una concepción, en lo social, que iguala un poco a los hombres, que les otorga iguales posibilidades y les asegura un porvenir para que en esta tierra no haya ninguno que no tenga lo que necesita para vivir, aún cuando sea necesario que los que están derrochando a manos llenas lo que tienen no dispongan de ese derecho, en beneficio de los que no tienen; lo económico, procura que todo lo argentino sea para los argentinos y que se reemplace la política económica que decía que esta era una escuela permanente y perfecta de explotación capitalista, por una escuela de economía social donde la distribución de nuestra riqueza, que arrancamos nosotros a la tierra y elaboramos nosotros, pueda distribuirse proporcionalmente entre todos los que intervienen para realizarla con su esfuerzo. Eso es peronismo.

Y el peronismo se aprende, no se dice: se siente o no se siente. El peronismo es una cuestión del corazón más que de la cabeza. Afortunadamente, yo no soy de los presidentes que se aíslan sino que vivo con el pueblo, como he vivido siempre; de manera que comparto con el pueblo trabajador todas sus vicisitudes, todos sus éxitos y todos sus fracasos. Yo siento íntima satisfacción cuando veo que un obrero va bien vestido o asiste con su familia al teatro. Estoy entonces tan satisfecho como me sentiría yo en la misma situación del obrero. Eso es peronismo.

UNA SOLA CLASE DE HOMBRES - 20 agosto 1948. Si nunca he concebido la posibilidad de que en el mundo haya grupos de hombres contra grupos de hombres, naciones contra naciones, menos

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puedo concebir que porque los hombres practiquen un distinto culto puedan ser enemigos. ¿ Cómo podría aceptarse, cómo podría explicarse, que hubiera antisemitismo en la Argentina? En la Argentina no debe haber más que una sola clase de hombres: hombres que trabajen por el bien nacional, sin distinciones. Son buenos argentinos, cualquiera sea su procedencia, su raza o su religión, si diariamente laboran por la grandeza de la Nación, y son malos argentinos, por mucho que hablen o griten, si no ponen todos los días una piedra para construir el edificio de la felicidad y la grandeza de nuestra Nación. Eso es lo único que la Argentina debe diferenciar entre los hombres: los que construyen y los que no construyen: los que hacen bien al país y los que no lo hacen. Por esa razón en esta tierra libérrima, mientras yo sea Presidente de la República, nadie perseguirá a nadie.

DERECHOS Y GARANTÍAS INDIVIDUALES -11 septiembre 1948. la Argentina se encuentra entre las naciones que han advertido la necesidad de la transformación, especialmente en los aspectos sociales y económicos. Los derechos y las garantías individuales que tienen fuerte vinculación con las ideas de la Revolución Francesa, han de subsistir en cuanto afirman la dignidad humana y la libertad de los hombres. El principio no se modifica por el hecho de que la libertad de cada uno tenga que ser limitada por la libertad de los demás, ni tampoco porque se acentúe la necesidad de defender el interés colectivo por encima del interés privado. Así por ejemplo, la libertad correlativa al derecho de propiedad se ha de entender restringida por el concepto de su función social.

EL MUNDO DEL FUTURO - 5 octubre 1948. El mundo del futuro será sólo de los que posean las virtudes que Dios inspiró como norte de la vida de los hombres. La República Argentina es producto de la colonización y conquista hispánica, que trajo hermanadas a nuestra tierra, en una sola voluntad, la Cruz y la espalda. Y en los momentos actuales parece que vuelve a formarse ese extraordinario conjunto de fuerzas espirituales y de poder que representa los dos más grandes atributos de la humanidad: el Evangelio y la espalda.

DOCTRINA CRISTIANA - 5 octubre 1948. El imperialismo ruso defiende el comunismo, vale decir, la explotación del hombre por el Estado. El otro grupo defiende el capitalismo, vale decir, la explotación del hombre por otro hombre: no creo que para a humanidad ninguno de los dos sistemas puede subsistir en el porvenir. Es necesario ir a otro sistema, donde no exista la explotación del hombre, donde seamos todos colaboradores de una obra común para la felicidad común, vale decir, la doctrina esencialmente cristiana, sin la cual el mundo no encontró solución, ni la encontrará tampoco en el futuro, porque no creo que para solucionar las miserias el mejor medio sea la guerra, que produce una miseria mayor. No creo tampoco que para solucionar los problemas que el mundo tiene puedan aferrarse a soluciones que han fracasado en los hechos, porque el capitalismo ha fracasado y el comunismo también. Son sistemas sobrepasados por los hechos, están luchando por una cosa que el mundo en el futuro no podrá adoptar. A esta posición es la que se ha llamado en este país la "tercera posición" o sea el justicialismo.

LA LIBERTAD - 11 octubre 1948. La cuestión substantiva que debemos plantearnos es la de la libertad. Pero no ciertamente esa libertad ficticia con la que los agitadores engañan frecuentemente a la humanidad, si no la gran libertad que es, ante todo, autodeterminación ante la responsabilidad. La libertad nonos permite hacer en todo momento lo que deseamos, sino que nos permite elegir entre las diversas posibilidades que el hombre puede elegir entre varias. Pero si al hombre se le cierran todos los caminos excepto una, si se le convence de que no existe más que una manera de sentir, de pensar y de obrar, ese hombre deja fatalmente e ser libre; es simplemente el instrumento mecánico de una doctrina superior, de una fuerza absoluta. Es la espada de una intransigencia sólo comparable a los peores absolutismos de la Historia.

PROPAGANDA TENDENCIOSA - 11 octubre 1948. Sin libertad, no hay, no puede haber verdadera expresión de la inteligencia humana, como no habrá arte en la agonía de las fuerzas naturales de la inspiración. ¿De qué libertad puede gozar el pensamiento encarcelado por las

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noticias de la propaganda tendenciosa? Esa propaganda avanza todos los días, como una inmensa muralla que nos oculta la verdad; nos dejan en libertad física, pero nos aprisionan dentro de la muralla de la propaganda, que dice cuanto conviene a sus intereses, pero no a los intereses públicos.

LA VERDAD Y LA LIBERTAD - 11 octubre 1948. No olvidemos que así como el cuerpo es materialmente sólo alimento, la personalidad, el espíritu, la mente humana no son más que idea, conocimiento transformador. La libertad no se configura plenamente sino en la verdad y la verdad es una sola y universal. El momento es difícil y nadie escapa al rigor de su incidencia. Abundan, por fortuna, los hombres y los pueblos que se han impuesto como ideal fundamental la defensa de ese ideal de libertad. La experiencia ha enriquecido su concepto al dictarnos que ésta no se produce donde falta una certera conciencia de la responsabilidad. La novela, el teatro, el cine son las modernas academias donde los pueblos aprenden a pensar, a sentir, a crearse su ideal íntimo, a representarse su vida ideal y a situarse ante la realidad del mundo circundante.

El espectáculo moral eleva su espíritu, del mismo modo que lo envelice y lo mancha la visión de toda deshonestidad. De una escena afortunada, de unas palabras rápidamente pronunciadas, depende a veces la estructuración moral de muchos seres, cuya formación intelectual no es capaz de resistir a los efectismos momentáneos del arte. He aquí el concepto de responsabilidad que va aparejado al de libertad, concepto que ciertamente no se refiere sólo a la moral, porque abarca la ética, la formación del padre, del ciudadano, del hombre que respeta la ley y tiene un alto sentido de la convivencia. Es difícil atenerse en todo momento, sobre todo cuando el torbellino de la inspiración invade al creador, a las máximas sociales y éticas y a la solución del más pedagógico de los recursos. Pero no hay duda de que un más elevado concepto de la responsabilidad impide siempre el extravío. Hoy, cuando la libertad se ve amenazada, cuando son muchos los pueblos que sufren violencia, cuando todo parece confabulado para retener y apagar la fecunda llama del genio es, precisamente, cuando con más interés debe el mundo formularse el problema de la libertad y la responsabilidad y cuando con más ardor deben los intelectuales consagrar su existencia y obra al triunfo de la dignidad humana. Intentarán dividir el pensamiento en dogmas para luego avasallar el de los que restan auténticamente libres, pero nada podrán si éstos, plenamente conscientes de su elevada misión, se mantienen infatigables en la brecha.

LA LIBERTAD INDIVIDUAL - 25 octubre 1948. En un sistema tal como el preconizado por las constituciones del siglo pasado, la libertad individual ha establecido el verdadero desequilibrio que existe entre los hombres que poseen poder o influencias y los hombres que están desposeídos de todo poder y de toda influencia. Y la ley les decía: "Ustedes son iguales". ¿ Y yo me voy a conformar con que la ley les diga que son iguales, mientras estoy viendo todos los días que no puede haber una desigualdad mayor entre ese potentado que compra la ley, que compra al juez, que compra al abogado y el otro pobre diablo que no puede ni siquiera comprar para comer. ¡Ah! ¡Pero los tienen libertad! Uno tiene libertad para explotarlo al otro y al otro le queda una sola libertad: la de morirse de hambre!

LUCHAS EN CONJUNTO - 13 noviembre 1948. Yo estoy luchando por cambiar en nuestro país el espíritu individualista, porque creo que es un complejo de inferioridad. Una de las verdades más grandes del hombre moderno es renunciar a su yo, para compartir ese yo con lo demás; y esa escuela es la que nos llevará al triunfo. Nuestra raza latina de profundo y amplio genio, ha pasado al segundo orden dentro de la humanidad porque no ha sabido formarse en equipos y luchar en conjunto. Otros pueblos, quizás con menor inteligencia que la del nuestro, trabajando por equipos nos han superado. Esa es la realidad y la verdad. Si a nuestro pueblo le hacemos cambiar el sentido individualista para que trabaje por equipos, superaremos ese espíritu de inferioridad.

LOS HOMBRES DEL 49 - 1º mayo 1949. Otros hombres y otros tiempos, influidos por nuevas ideas y nuevas formas de vida, verán la necesidad de modificar las disposiciones de la nueva Constitución, de ajustar nuevamente sus preceptos, de perfilar contornos que ya resulten borrosos o desvaídos. Sería injusto pretender que nuestra obra fuere imperecedera, pero la buena fe con que

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han actuado cuantos han intervenido en las reformas actuales nos permite esperar que, cuando nuevas reformas sean necesarias, los hombres el 49 merezcan el mismo respeto y reverencia que nosotros hemos sentido y proclamado por los hombres del 53.

REFORMA CONSTITUCIONAL - 1º mayo 1949. La constitución de 1853, pese a su bondad intrínseca relacionada con la época de su promulgación, estaba anticuada en muchos extremos y entorpecía las actividades nacionales, por ello requería urgentes modificaciones. Si en proclamar su reforma existiese alguna responsabilidad, la recabo totalmente para mi y no quiero compartirla ni siquiera con aquellos que desde hace muchos años venían afirmando lo mismo y que ahora, por pasión política, quieren hacer ver que el que toca un punto o una coma de ella significa un atentado a nuestra tradición y a nuestros próceres. Y como la modificación de cualquier texto constitucional representa un hecho histórico, la responsabilidad aludida la recabo tanto ante el juicio de mis contemporáneos como ante el juicio de la Historia.

NECESIDAD DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL - 1º mayo 1949. Es inútil el empeño de sostener que la Constitución de 1853 no ha sido obstáculo para el desarrollo de la Argentina. El argumento es capcioso por múltiples consideraciones, dos de ellas fundamentales: que la evolución de la Argentina, como la de todo el mundo, se ha verificado desde mediados del siglo pasado hasta la segunda década del presente dentro de una misma tendencia u orientación política y económica, mientras que en los últimos treinta años las cuestiones sociales adquieren importancia capital y llevan al mundo a una completa transformación: que cualquier texto legal es bueno para cualquier eventualidad siempre que se esté dispuesto a desconocerlo o a vulnerarlo con apariencias legales cuando lo exijan imperativos de la realidad.

En este segundo aspecto radican dos posiciones distintas en el modo de considerar la función pública. Para unos la esencia de a ley no tiene mayor importancia porque lo interesante es arbitrar los modos (cubriendo siempre las formas externas) de aplicarla en provecho propio y en perjuicio ajeno. Es indiferente que la ley electoral sea buena o mala, porque para quienes adoptan la posición que podríamos llamar "formalista" será el fraude, encubierto si se puede y descarado si no se puede, la norma verdaderamente rectora del sufragio. De nada sirve una legislación social de apariencias protectoras de los obreros si luego se dispone de los organismos de aplicación suficiente para desconocer o para limpiar los derechos de los trabajadores.

Por eso cuando nuestros opositores afirman que la Constitución anterior era lo bastante dúctil como para permitir el desenvolvimiento social del país, dicen una verdad desde su punto de vista, porque no era obstáculo a la evolución siempre que se dirigiese en un sentido determinado, vale decir, siempre que se mantuviese dentro de los conceptos predominantes en el siglo pasado en materia política, económica y social.

RESPETO DE LA LIBERTAD INDIVIDUAL - 1º mayo 1949. El espeto a la libertad individual no puede ser, en una concepción moderna, un derecho ilimitado, no ya porque ese derecho se ha de armonizar con el de lo demás sino porque en ningún caso se ha utilizar como elemento de lucha contra la esencia misma de la libertad. Únicamente al amparo de un inconsciente liberalismo incontrolado se ha hecho posible la propaganda de regímenes de despotismo que han acabado por la implantación, en naciones de tipo democrático, e sistemas de tiranía de izquierda o de derecha. A quienes tal posibilidad no les inquiete y no vean la precisión de precaverse contra ella será porque en el fondo la desean y añoran una dictadura capitalista o una dictadura proletaria, según sea la posición que ocupen dentro de la organización social.

VOZ ARGENTINA - 11 abril 1949. La argentina se ha colocado en el camino del mundo. La Argentina esgrimirá ahora su verdad permanente. La argentina dirá su diaria inquietud, su resolución vital, su aporte metódico al progreso general de los pueblos. Esta voz que lanzamos

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hacia el horizonte es la voz de una nación que puede dejarse escuchar y quiere dejarse escuchar apelando al fondo insobornable de eficiencia que hay en la verdad. Esta voz argentina llegará al extranjero, sin retaceos ni matices burdos. Esta voz llegará con un acento legítimo, directo, hablando a los demás como habla consigo mismo, leal pero implacable, porque la buena fe de las causas se conoce por el cuño de las obstinaciones. Y nuestra obstinación es la obstinación natural del hombre que sabe donde está su camino y se resuelve a seguirlo, desechando la tergiversación, la mentira encubierta de grandilocuencias. Nuestra voz es voz de fe en el destino futuro del hombre, concebido como criatura con derecho a inalienables prerrogativas. La de trabajar y disponer del fruto de su trabajo. La de prever y la de precaverse. La de advertir y la de comunicar periódicamente su vital experiencia humana. Estamos haciendo una fragua de nuevos hombres y esta voz argentina tendrá cada día su optimismo de creación, su gozo de ensayo, su realismo, su sinceridad.

UNIVERSIDAD Y LIBERTAD - 9 abril 1949. He dicho en una oportunidad, y quiero repetirlo hoy delante de los muchachos de esta Universidad, que la Historia de la humanidad es el texto de cuando ha sufrido la libertad en el mundo, vale decir, que es el texto de la tragedia de la libertad del hombre y de los pueblos durante los siglos que ha vivido la humanidad. Si esa libertad ha de tener su bandera levantada para que no sea abatida jamás, debe tenerla en la Universidad Argentina. Es ahí donde debe estar el fuego sagrado de la lucha por la libertad del hombre por la libertad de la Patria. Si en la Universidad Argentina no estuviese ardiente fogosa esa llaga, es probable que el destino nos anunciara la caducidad de nuestra Patria. Mientras haya universidades que levanten esa bandera de libertad y que estén decididas a superarse a sí mismas para que ellas se prolonguen en el tiempo, nuestra Nación será libre y será grande.

PERFECTIBILIDAD CONSTITUCIONAL - 19 mayo 1948. La reforma de la Constitución Nacional es una necesidad impuesta por la época y por las necesidades de una mayor perfectibilidad orgánico-institucional. Por grande que fuera el sentido de previsión de nuestros constituyentes, el mundo ha evolucionado de una manera tal que cuanto se estableciera hace un siglo ha debido ser influido por la fuerza de nuevos y decisivos acontecimientos.La evolución es para los pueblos un agente de rejuvenecimiento indispensable y permanente y si bien la estabilidad constitucional debe imponer un espíritu de prudencia ante toda reforma es menester también, a favor de la perfectibilidad constitucional, no aferrarse o excederse en el mantenimiento de prescripciones arcaicas o inconducentes, por haber sido sobrepasadas por el tiempo y por los hechos , al solo efecto de mantener un respeto y una prudencia que pueden ser perjudiciales para el pueblo y para la República.

NUEVOS CONCEPTOS - 27 enero 1949. La evolución e los pueblos y el simple transcurso cambian y desnaturalizan el sentido de a Legislación dictada para los hombres de una época determinada. Cerrar el paso a nuevos conceptos, nuevas ideas, nuevas formas de vida equivale a condenar a la humanidad a la ruina o al estancamiento. Al pueblo no pueden cerrársele los caminos de la reforma gradual de sus leyes: no puede impedírsele que exteriorice su modo de pensar y de sentir y los incorpore a los cuerpos fundamentales de su legislación.

DEFENSA DE LA LIBERTAD - 27 enero 1949. O hubiéramos reparado en nada si para devolver su verdadera vida al pueblo argentino hubiera sido preciso transformar radicalmente la estructura del Estado; pero, por fortuna, los próceres que nos dieron honor, patria y bandera y los que más tarde estructuraron los basamentos jurídicos e nuestras instituciones, marcaron la senda que indefectiblemente debe seguirse para interpretar el sentimiento argentino y conducirlo con paso firme hacia sus grandes destinos. Esta senda no es otra que la libertad individual, base de la soberanía; pero ha de cuidarse que el abuso e la libertad individual no lesione la libertad de otros y que la soberanía no se limite a lo político sino que se extienda a lo económico o, más claramente dicho, que para ser libres y soberanos no debemos respetar la libertad de quienes la usan para hacernos esclavos o siervos.

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Por el instinto de conservación individual y colectivo, por el sagrado deber de defender al ciudadano y a la Patria no debemos quedar indefensos ante cualquiera que, alardeando de su derecho a la libertad, quiera atentar contra nuestras libertades. Quien tal pretendiera tendrá que chocar con la muralla que le opondrán todos los corazones argentinos.

MENSAJE A LA POSTERIDAD - 27 enero 1949. Con las reformas proyectadas por el Partido Peronista, la Constitución adquiere la consistencia de que hoy está necesitada. Hemos rasgado el viejo papelerío declamatorio que el siglo pasado nos trasmitió; con sobriedad espartana escribimos nuestro corto mensaje a la posteridad, reflejo de la época que vivimos y consecuencia lógica de las derivaciones que habían experimentado los términos usados en 1853.El progreso social y económico y las regresiones políticas que el mundo ha registrado en los últimos cien años han creado necesidades ineludibles: no atenderlas, proveyendo a lo que corresponda, equivale a derogar los términos en que fue concebida por sus autores.

VALOR DE LOS PRINCIPIOS - 27 enero 1949. Hay que tener el valor de reconocer cuándo un principio aceptado como inmutable pierde su actualidad. Aunque se apoye en la tradición, en el derecho o en la ciencia, debe declararse caduco tan pronto lo reclame la conciencia del pueblo. Mantener un principio que ha perdido su virtualidad, equivale a sostener una ficción.

EL PUEBLO ARGENTINO - 11 enero 1949. Pueblo Argentino, lleno de sinceridad y de patriotismo, desprendido, sin ambiciones, que solamente está luchando por hacer la grandeza de nuestra tierra; pueblo argentino que nos ha demostrado su lealtad y su grandeza: pueblo argentino que ha demostrado, a lo largo de la Historia, que cuando no se lo engaña él no traiciona jamás a sus conductores; pueblo argentino, finalmente, que llega hasta los umbrales de esta reforma de la Constitución y entrega a sus representantes la autorización para modificar, seguro de que sabrán interpretarlo y cumplir sus deseos.

LIBERTAD, JUSTICIA Y SOLIDARIDAD - 11 enero 1949. Yo creo que la antigua fórmula de la libertad, igualdad y fraternidad, en nuestros días tiene que ser cambiada por la de libertad, justicia y solidaridad, de modo de poner al día el concepto de esa libertad, conjugada al impulso de otros sentimientos que el egoísmo y el individualismo.Esa libertad, conjugada así, puede ser efectiva. De otra manera es un engaño y los pueblos engañados reaccionan tarde pero violentamente. Lo que queremos evitar a la República es que se vea frente a esa reacción tardía pero violenta, porque la destrucción de valores no es lo que aconsejamos para la República.

REFORMA ECONÓMICA, POLÍTICA Y SOCIAL - 11 enero 1949. Se impone una reforma política, una reforma económica y una reforma social que venimos sosteniendo desde hace mucho tiempo y que es lo que el pueblo argentino ha aceptado como su propio programa de acción. Por ello las masas populares argentinas se han volcado al peronismo y lo han votado en proporción inigualada en toda la historia política de la Nación. No se debe a hombres; no se debe a nada. Simplemente se debe a que lo que hemos interpretado fielmente, a que hemos sabido poner en acción esa interpretación popular y a que hemos sabido realizar una obra que el pueblo anhela, con la cual él está conforme.

LA CONSTITUCIÓN DEL 53 - 11 enero 1949. La virtud más extraordinaria que tiene la Constitución de la Nación Argentina del año 1853 estriba, casualmente, en la suprema síntesis que ha realizado para dar el fundamento constitucional en tan escaso número de artículos, que expresan en forma completa todo lo que una constitución debe contener. Yo he querido respetar esa síntesis porque, evidentemente, la Constitución de 1853 fue hecha por hombres extraordinariamente inteligentes. Comparándola con muchas otras instituciones ampulosas, detalladas, prescriptivas y reglamentarias, que desvirtúan el concepto de lo que debe ser una constitución, afirmo que esta constitución Argentina ha sido realizada por hombres que han dejado patente el sello de su inteligencia en esta síntesis maravillosa de ciento diez artículos que cuánto más se analiza aparece

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más grande y más perfecta. Yo he querido respetar esa síntesis y quiero rendir culto a la inteligencia de esos hombres que supieron llegar a ella para dar una idea general de fondo en las concepciones constitucionales argentinas, que pudieran ser interpretadas y reglamentadas por la legislación a cargo del Congreso de la Nación. Sería un crimen destruir esa idea de inteligencia de nuestra Constitución y por esa razón no solamente hemos respetado su texto sino que, en los agregados y nuevas prescripciones constitucionales, nos hemos ceñido a la misma síntesis que hicieron los constituyentes del año 1853, porque no queremos que en el futuro se nos juzgue como hombres que no hemos sabido ponernos a la altura de la capacidad de aquellos que realizaron esta obra maestra del derecho constitucional.

ASEGURAR LA IGUALDAD - 11 enero 1949. Se había sostenido hasta ahora que todos los argentinos eran iguales ante la ley y se creyó asegurar esa igualdad dando a cada uno la libertad de proceder por su libertad y contra la libertad de los demás en nombre de una igualdad que desde ese momento resultaba desigualdad. Creo yo que esa igualdad frente a la ley ha de estar condicionada a las posibilidades de su realización, compensando las debilidades naturales de un sector con derechos que los pongan a cubierto contra todo avance de los otros sectores de mayor influencia o de mayor poder económico. De ello surge la necesidad de equilibrar las actuales desigualdades económicas con derechos mínimos, para que el hombre no esté sometido a abusos de otro sector más poderoso o influyente.

Perón habla a la juventud peronista5 de junio de 1963En lo profundo, el problema argentino es un problema de generaciones: la vieja generación demoliberal burguesa que puja por subsistir y la nueva generación evolucionista que anhela imponer otras formas de vivir y progresar. La decisión en esta lucha de generaciones está en el tiempo. El futuro es de la juventud y si no mediaran otros factores, la supresión biológica aseguraría el triunfo a los jóvenes. Sin embargo, hay que acelerar el proceso, porque la evolución del mundo no espera. He ahí la función de una juventud que tenga conciencia de la hora que vivimos y de la misión que le corresponde. Pocos pueblos en el mundo han alcanzado la madurez política del argentino y pocos, en su conjunto, saben como él lo que quieren, pero nunca, en la historia política Argentina se ha presenciado una manifestación más monstruosa de falta de respeto a la voluntad popular, con el cinismo de afirmar que se lo hace en el nombre y defensa de la democracia. Es preciso comprender que nuestro país está viviendo horas decisivas y que, de las soluciones que se alcancen ahora dependerá el futuro que podrá ser venturoso o luctuoso, según seamos capaces de proceder con grandeza para luchar por los intereses de la Patria o no. La juventud, a quien corresponderá ese futuro, tiene también la responsabilidad de asegurarlo. Nada estable y duradero puede fundarse sobre la mentira, por eso frente al caos institucional de la República, los mismos culpables de provocar el desequilibrio y la miseria, se sienten ahora alarmados por la situación y aconsejan los mayores desatinos, sin percatarse que el Pueblo Argentino ha evolucionado lo suficiente como para que sus palabras no le suenen a sarcasmo. Esa evolución nos lleva imperceptiblemente pero de manera firme hacia la revolución y no habrá fuerza capaz de evitarla. Por el camino del Justicialismo, se ha de realizar en nuestro país el fatalismo evolutivo. Es evidente que ha terminado en el mundo el reinado del imperio burgués y que comienza el gobierno de los pueblos. Con ello, el demo liberalismo y su consecuencia el imperialismo, han cerrado su ciclo. Ante la tragedia que vive el país, ha llegado el momento en que la vanguardia de la Patria, representada por su juventud, se una y organice para alcanzar el más alto grado de preparación compatible con su misión y la grave responsabilidad que le incumbe. Para alcanzar tan alta finalidad es indispensable que la unión y solidaridad juvenil se realice en forma indestructible, con un alto sentimiento de Patria, una absoluta determinación de imponer nuestra doctrina y una firme resolución de vencer. Sólo en la fortaleza y decisión de tornarse invencibles, se puede basar la seguridad de la Liberación del Pueblo Argentino. Cuando la juventud esté unida y organizada, cuando en poco tiempo pueda ser ejemplo de disciplina peronista, se encontrará en condiciones de luchar en todo terreno y el éxito de la etapa final del proceso argentino estará asegurado. Debemos demostrar al mundo que nos observa, lo que puede la firme actitud de un Pueblo cuando su lucha

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está fundada en los sagrados principios de la justicia, de la libertad y de la soberanía. La Patria reclama en estos días la inquebrantable decisión de la juventud de luchar por ella. Todos sabremos cumplir con nuestro deber ante la Historia, si estamos animados de una profunda fe peronista, si realmente nos decidimos a luchar por el Pueblo y sí estamos resueltos a enfrentar cualquier sacrificio.PERON HABLA A LA JUVENTUD PERONISTA (Primera reunión) 7 de febrero de 1974 He escuchado las opiniones de los señores, y quisiera circunscribir un poco más el tema. Porque, hablando sobre generalidades, no se llega a concretar una cosa más o menos firme.El problema que nosotros estamos interesados en plantear, en primer término, es político-ideológico. En la juventud peronista, en estos últimos tiempos, especialmente, se han perfilado algunos deslizamientos cuyo origen conocemos, y que permiten apreciar que se está produciendo en el Movimiento una infiltración que no es precisamente justicialista.

El Movimiento ha demorado, a lo largo de 30 años de existencia, su absoluta falta de sectarización. El Movimiento ha sido cualquier cosa menos sectario. Nosotros hemos brindado siempre dentro del Movimiento la amplitud más absoluta; pero esa amplitud tiene su límite. Es decir, nosotros no queremos poner un cartabón para que cada uno piense estricta y sectariamente lo que nosotros afirmamos, pero no podemos admitir que con ese pretexto se pretenda meter dentro de nuestro Movimiento ideologías y doctrinas totalmente extrañas y antagónicas a nuestra manera de sentir y de apreciar.

Este es el problema. No escapemos del problema, porque hay que plantearlo crudamente, como es. En otras palabras, hay mucha gente que ha tomado la camisa peronista para hacer deslizamientos, no bien disimulados, hacia ideas con las cuales nosotros no estamos de acuerdo, es decir: con las que el Movimiento no está de acuerdo. Y esto se ha manifestado ya, abiertamente, en algunos sectores, llámense como se llamen. A mí no me interesa el nombre; me interesa qué hay dentro de ese nombre, y esto es lo fundamental para nosotros.

No se puede organizar creyendo que esa tarea es sólo juntar gente, que bien puede estar engañada, o no estar en la realidad, o pensar de otra manera.Organizar no es juntar gente; es aunar voluntades conscientes con una finalidad, es decir, con un objetivo. Cuando digo voluntades conscientes, quiero decir hombres a los cuales se les haya dicho "Nosotros queremos esto. ¿ Lo quiere usted también? Venga con nosotros". "¿No quiere usted esto? Allá usted".

Nosotros, durante treinta años, hemos venido haciendo esto. Claro que hemos soportado dieciocho años durante los cuales, primero, nos quisieron destruir por el terror, fusilándonos; después nos quisieron absorber engañosamente, para asimilarnos a otras cosas que nosotros nunca hemos querido. A continuación, nos quisieron dividir. Otros emplearon las tres cosas juntas. Ninguno de los cuatro métodos les permitió sacar la menor ventaja sobre el peronismo; pero ahora hemos llegado a un momento en que todos gritamos las mismas cosas, aun cuando todos no tenemos las mismas intenciones. Eso es previo a cualquier organización. No interesa lo que se grite; interesa lo que se siente y lo que se piensa, y también lo que se hace, que no siempre es confesable. Entonces, a eso debemos ir, antes de tratar el problema de la organización o de lo que debemos hacer.

Debemos dilucidar este asunto, como ya lo planteé en otra oportunidad. La juventud, como todos los demás argentinos, tiene derecho a pensar y a sentir como le parezca.Este es un derecho inalienable del hombre dentro de la democracia, que es lo que defendemos. Lo que no puede ser es que nos estemos tirando la suerte como entre gitanos: decimos que somos una cosa y a lo mejor somos otra. Esto hay que plantearlo descarnadamente. Si no lo planteamos de esa manera, y seguimos así, en tropel y entreverados, las cosas no podrán ser buenas ni ahora ni más adelante.

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Aquí hay que trabajar hasta alcanzar una unidad de criterio, descartando todo aquello que no convenga a es finalidad. No se obliga a nadie a estar en el movimiento peronista. A la juventud, en fin, la queremos toda y a todos. Sabemos el mérito que tienen en el trabajo y en la lucha que han realizado. No, eso no lo niega nadie, ni lo puede negar. Eso ya está en la historia. Hay héroes y hay mártires, que es lo que se suele necesitar en esta clase de lucha. Pero eso ha sido en la lucha cruenta, que ya ha pasado. ¿Por qué nos vamos a estar matando entre nosotros? ¿Para seguir diciendo que somos valientes? Esto es una cosa que no es difícil de comprender.

Después de la guerra de los treinta años, Federico el Grande debía desmovilizar su ejército, pero se dijo: No. Un ejército que ha guerreado durante treinta años yo no lo quiero en Alemania; y lo mandó a Río Grande do Sul. Aquí vino a parar ese ejército desmovilizado, y no tardó mucho tiempo en comenzar a hacerle la guerra a los brasileños en San Pablo y Río Grande, que se llamó la Guerra de los Farrapos. Pero aquí tenemos que cambiar la modalidad ; no podemos seguir pensando que lo vamos a arreglar todo luchando, peleando y matándonos, Ya pasé esa época; ahora viene otra.Los que quieren seguir peleando, bueno, van a estar un poco fuera de la ley, porque ya no hay pelea en este país.

Hay pacificación, que es la base sobre la cual nosotros hemos armado todo nuestro quehacer y hemos fijado nuestros objetivos, para pelear, si hay que pelear, yo decreto la movilización y esto se acaba rápidamente; convoco a todos para pelear, y van a pelear organizadamente, uniformados y con las armas de la Nación. Pero no es eso en lo que estamos. Con eso no vamos a hacer sino echar al país un paso más atrás de lo que está. Para dar pasos adelante tenemos que hacer primero la pacificación, después el ordenamiento. No interesa cómo.

Yo no quiero que sean todos justicialistas en el país, no convendría que así fuera. El Justicialismo está demostrando con muchas acciones que se da cuenta, de que es necesario una oposición que, de cuando en cuando, le pise los talones y le haga realizar lo que hay que hacer. Eso lo comprendemos porque no es de esta época, sino de todos los tiempos. Por eso quiero dejar bien sentado que el problema a resolver en este momento, antes de pensar en una organización, es ver quién es quién, quiénes constituyen el Justicialismo dentro de la juventud y quiénes no.

¿Qué vamos a hacer? No los vamos a juntar a todos mediante artificios, que no van a ser reales porque va a haber muchos que se metan diciendo viva Perón y están pensando que se muera Perón. Ustedes comprenderán que esto no puede ser; hasta es una falta de ética política. En el país no se ha dado nunca el fenómeno de la infiltración política. Es la primera vez que se da en la historia de la República Argentina esto de gente que se infiltra en un partido o movimiento político con otras finalidades que las que tiene dicho movimiento. Ha sido inteligente que nunca lo hayan hecho, porque esto no puede tener éxito desde que va a llegar un momento en que se los va a descubrir y se les vendrá la estantería abajo. Es una cosa natural que no suceda, y no sé dónde puede haber ocurrido; pero acá está sucediendo.

Lo que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo; si no, pasarán cosas verdaderamente aberrantes, como un grupo de peronistas que se opone a que se sancione al terrorismo.Entonces, ¿están en el terrorismo? El peronismo no está en el terrorismo; por lo tanto, el peronismo está contra el terrorismo, porque es el Partido del Gobierno, el movimiento del Gobierno. ¿Cómo se puede conciliar una cosa con otra? ¿Cómo se puede estar en el gobierno y no dar los medios indispensables para que él se pueda defender? ¿Qué quieren: que el Gobierno caiga?

Es decir, hay cosas que verdaderamente no se pueden explicar. Antes de pensar en una organización, hay que pensar que sea realmente una organización, y no una bolsa de gatos que dentro de poco empiecen nuevamente a mostrar las uñas. Por ello, es necesaria esa purificación.

Aclaremos bien que muchos de ellos no saben lo que piensa o qué es el Justicialismo y, al no saberlo, se podrán fuera de él, sin darse cuenta. Sacan solos los pies del plato. Muchos otros, en

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cambio, lo hacen inconfesablemente, con una finalidad distinta de la nuestra. Esos arrastran a mucha gente.En todas las fracciones políticas siempre existen los que con gran propiedad han sido llamado "idiotas útiles", que, sin saber, se incorporan detrás de una tendencia que a lo mejor es totalmente la inversa de lo que ellos quieren. Son idiotas, útiles para los otros.

Por eso digo que la juventud tiene en estos momentos un problema; el mismo que tenía hace cuatro meses cuando yo la reuní y les dije: "Muchachos, tienen que organizarse". Les aclaré: cuidado, organizarse no es juntar gente ni poner engañados detrás de un dirigente que a lo mejor merece todo, menos ser dirigente". Lo mejor que debe tener un dirigente es su conducta. Un dirigente que está diciendo una cosa y queriendo hacer otra es el peor dirigente que puede haber, porque en medio de todo es un estafador; un estafador de la fe de los demás.

En esto, si no se tiene bien claro quién es quién, no se puede realizar una organización. En estos momentos, la masa no tiene problema si el problema está exclusivamente en el horizonte directivo. Por lo tanto, es un problema de los dirigentes, y éstos ¿qué deben hacer? Decir quién es quién. Decir quién es quién ya es mucho más fácil. Además de esto, deben decir qué es lo que quieren. Porque han tenido hasta la imprudencia -dentro de su mala intención- de comunicar abiertamente lo que ellos son y lo que quieren.

Lo venimos viendo. Tengo todos los documentos y, además, los he estudiado. Bueno, ésos son cualquier cosa menos justicialistas. Entonces, ¿qué hacen en el Justicialismo? Porque si yo fuera comunista, me iría al Partido Comunista y no me quedaría ni en el Partido ni en el Movimiento Justicialista.Quiero dejar sentado que nosotros debemos ir pensando en aclarar este punto; si no, es inútil que nos organicemos, porque vamos a juntar gente engañada, y aquí la que queremos es juntar gente que esté plenamente convencida de nuestra doctrina y de nuestra ideología. Esos son los que sirven los otros, no.

Al que va engañado y al que va con una segunda finalidad no hay que organizarlos; a ésos hay que dejarlos que sigan así como están, hasta que se vayan. Pero el problema está en el horizonte directivo, es decir: los dirigentes. Para mí, la falla de organización que se ha hecho en la juventud está, precisamente, en los dirigentes, y hay que acordarse de que las organizaciones no valen tanto por el número de sus adherentes como por la calidad de sus dirigentes, y si nosotros los justicialistas, pensamos que esos dirigentes pueden ser de otra tendencia y no del justicialismo, no puede haber para nosotros peores dirigentes.

Los he escuchado a los muchachos, y estoy de acuerdo con todos ellos, pero para un proceso ulterior. Antes tenemos que dilucidar ese asunto: ¿Somos o no somos justicialistas? ¿Estamos en el Justicialismo, o estamos en alguna otra cosa que no es precisamente el Justicialismo y que no la critico? Cada uno puede, pensar lo que quiera, pero tiene que colocarse en el tablero político, allí donde le corresponde estar, y no meterse a hacer enredos entre los otros que no piensan como él.

Para mí éste es el concepto. Un profundo conocimiento de la situación me ha llevado a esta conclusión. Antes de organizamos, tenemos que pensar -la masa ya sabemos lo que es- en el horizonte directivo. Quién es quién en ese horizonte. No interesa que represente mucho o represente poco; para mí, un malvado, aunque represente mucho, es mucho peor que uno bueno que represente muy poco.

Así es como veo yo el problema político. Prefiero un dirigente honesto que tenga diez detrás de él y no un deshonesto que tenga diez mil, porque ese es el que me va a derrumbar a la larga.Este es el problema, muchachos, sobre el que hay que pensar y sobre el que hay que empezar a trabajar poco a poco. No creo que todavía debamos empezar a hacer, porque la organización es la herramienta, como muy bien ha dicho el compañero: se hace para realizar un trabajo, no para realizar todos los trabajos.Cada organización tiene una finalidad, desde que es instrumento. No le vamos a dar a un dentista una pala, ni a un jardinero un escalpelo, porque no les van a servir.

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Tenemos que hacer una organización para lo que debemos realizar. Esa organización ha de ser para la Reconstrucción Nacional, en primer término, y para la Liberación Nacional, en segundo término. No queremos liberar ruinas; queremos liberar una nación. No queremos liberar un cadáver; queremos liberar un ser que trabaje y se desenvuelva.

En estos momentos, no podemos hablar todavía de liberación. ¿Liberación de qué, si todo lo tenemos hipotecado? Un país que debe siete mil quinientos millones de dólares, al exterior, y tres billones de pesos en lo interno, ¿no creen ustedes que es un país hipotecado? Primero tenemos que liberarnos de esa hipoteca, y cuando lo hayamos hecho, debemos poner al país en pie y marchar hacia sus grandes destinos. Sin eso, ¿para qué nos queremos liberar?

Compañeros: Este es un asunto que debemos pensarlo muy seriamente. Todos esos que hablan de la tendencia revolucionaria, ¿qué es lo que quieren hacer con la tendencia revolucionaria? Yo sé que hay muchas fallas, ¿pero en qué gobierno no hay fallas? Sé que hay muchos que no sirven, pero no los puedo echar porque hay una ley que no me lo permite. Esa ley de prescindibilidad, que se pidió, ha permitido sacar a mucha gente que, como decía el compañero, hasta hace poco eran gorilas.No sé si lo seguirán siendo, porque ahora hay muchos gorilas que se han afeitado.

El proceso que estamos haciendo lo hemos llamado de Reconstrucción; pero al decir Reconstrucción no queremos decir arreglar sólo las casas, la economía o la industria, sino también los hombres. Es cuestión de estar en contacto con ellos para darse cuenta de cómo han quedado. Lo difícil es conseguir los mejores, porque el hombre bueno no se viene a ofrecer. El que lo hace, generalmente, no lo es. Al hombre capaz hay que ir a buscarlo a su casa. Todo ese trabajo es de Reconstrucción.

Por eso, muchachos, antes de terminar esta charla de hoy, les pido que para la próxima reunión piensen -y así tratamos el asunto del horizonte directivo, que es lo que nos interesa, porque es el verdadero problema que existe en este momento-, piensen en quién es quién.

Eso es lo que necesitamos saber, pensando que más vale un buen hombre al frente de cinco -como ya lo he dicho- que uno malo al frente de cinco mil. Yo me quedo con ese que está con cinco y no con aquel otro que tiene cinco mil.

DISCURSO DEL TENIENTE GENERAL PERÓN ANTE EL CONGRESO DE LA NACIÓN EL 1° DE MAYO DE 1974

SEÑORES SENADORES Y SEÑORES DIPUTADOS:

Antes de dar lectura al mensaje del Poder Ejecutivo, deseo presentar en nombre de éste, el más profundo agradecimiento a los señores Legisladores, que han hecho posible la aprobación de leyes que eran absolutamente indispensables. Y en esto quiero también rendir homenaje a los señores senadores y diputados de la oposición, que con una actitud altamente patriótica no han hecho una oposición sino una colaboración permanente que el Poder Ejecutivo aprecia en su más alto valor.

En una ocasión solemne como ésta, ante un Congreso reunido en idéntica oportunidad a la de hoy, hace exactamente veinte años, dije al pueblo argentino dirigiéndome a sus representantes: "Nunca me he sentido otra cosa que un hombre demasiado humilde al servicio de una causa siempre demasiado grande para mí, y no hubiese aceptado nunca mi destino si no fuera porque siempre me decidió el apoyo cordial de nuestro pueblo".

La conformación de nuestra doctrina, que pueden aceptar todos los argentinos, porque tiene caracteres de solución universal - y que incluso, puede ser aplicada como solución humana a la

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mayor parte de los problemas del mundo como tercera posición filosófica, social, económica y política - constituyó la primera etapa de lo que podría denominarse la "despersonalización" de los propósitos que la revolución había encarnado en mí; tal vez porque yo sentía desde mucho tiempo antes vibrar la revolución total del pueblo, y estaba decidido, tal como lo expresé a los trabajadores argentinos el 2 de diciembre de 1943, a "quemarme en una llama épica y sagrada para alumbrar el camino de la victoria".

La doctrina fue adoptada primero por los trabajadores. "Yo los elegí para dejar en ellos la semilla". "Lo acabo de expresar: ¡Ellos fueron mis hombres!". "Elegí a los humildes; ya entonces había alcanzado a comprender que solamente los humildes podían salvar a los humildes".

Recuerdo que, cuando me despedía de la Secretaría de Trabajo y previsión el 10 de octubre de 1945, entregué a ellos todos mis ideales, diciéndoles más o menos, estas mismas palabras:

"No se vence con violencia: se vence con inteligencia y organización"; "las conquistas alcanzadas serán inamovibles y seguirán su curso"; "necesitamos seguir estructurando nuestras organizaciones y hacerlas tan poderosas que en el futuro sean invencibles"; "el futuro será nuestro".

Antiguas palabras éstas, pero conservan aún toda su vigencia. Regresan hoy a esta alta tribuna para señalar el curso de nuestro irreversible proceso revolucionario y de una vocación nacional de grandeza, que no se pueden torcer ni desvirtuar.

Vivimos tiempos tumultuosos y excitantes. Lo que antes apareciera como simple hipótesis y, generalmente, como teoría negada o discutida, es hoy una realidad universal que está determinando el curso de la historia.

La masas del Tercer Mundo se han puesto de pie y las naciones y pueblos hasta ahora postergados pasan a un primer plano. La hora de los localismos cede el lugar a la necesidad de continentalizarnos y de marchar hacia la unidad planetaria.

Felizmente, este tiempo que nos toca vivir y dentro del que somos protagonistas inevitables, nos encuentra a los argentinos unidos como en las épocas más fecundas de nuestra historia.

Es un verdadero milagro el que podamos ahora dialogar y discrepar entre nosotros, pensar de diferente manera y estimar como válidas distintas soluciones, habiendo llegado a la conclusión de que por encima de los desencuentros, nos pertenece por igual la suerte de la Patria, en la que está contenida la suerte de cada uno de nosotros, en su presente porvenir.

Nuestra Argentina está pacificada, aunque todavía no vivimos totalmente en paz. Heredamos del pasado un vendaval de conflictos y de enfrentamientos.

Hubo y hay todavía sangre entre nosotros; reconocemos esta herencia inmediata a que me he referido, y extraemos de ella la conclusión de su negatividad. Pero no podemos ignorar que el mundo padece de violencia, no como episodio sino como fenómeno que caracteriza a toda esta época. Que caracteriza, diría a toda época de cambio revolucionario y de reacomodamientos, en que un período de la historia concluye para abrir paso a otro.

Nosotros hemos encarado la Reconstrucción Nacional. Entre sus más importantes objetivos está el de reconstruir nuestra paz. Lo lograremos. No hay nada que no pueda alcanzarse con nuestras inmensas posibilidades y con este pueblo maravilloso al que con orgullo pertenecemos.

No ignoramos que la violencia nos llega también desde fuera de nuestras fronteras, por la vía de un calculado sabotaje a nuestra irrevocable decisión de liberarnos de todos asomo de colonialismo.

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Agentes del desorden son los que pretenden impedir la consolidación de un orden impuesto por la revolución en paz que propugnamos y aceptamos la mayoría de los argentinos.

Agentes del caos son los que tratan, inútilmente, de fomentar la violencia como alternativa a nuestro irrevocable propósitos de alcanza en paz el desarrollo propio y la integración latinoamericana, únicas metas para evitar que el año 2000 nos encuentre sometidos a cualquier imperialismo.

Superaremos también esta violencia, sea cual fuere su origen. Superaremos la subversión. Aislaremos a los violentos y a los inadaptados. Los combatiremos con nuestras fuerzas y los derrotaremos dentro de la Constitución y la Ley. Ninguna victoria que no sea también política es válida en este frente. Y la lograremos. Tenemos no sólo una doctrina y una fe, sino una decisión que nada ni nadie hará que cambie.

Tenemos, también, la razón y los medios de hacerla triunfar. Triunfaremos, pero no en el limitado campo de una victoria material contra la subversión y sus agentes, sino en el de la consolidación de los procesos fundamentales que nos conducen a la Liberación Nacional y Social del Pueblo Argentino, que sentimos como capítulo fundamental de la liberación nacional y social de los pueblos del continente.

Las fuerzas del orden -pero del orden nuevo, del orden revolucionario, del orden del cambio en profundidad- han de imponerse sobre las fuerzas del desorden entre las que se incluyen, por cierto las del viejo orden de la explotación de las naciones por el imperialismo, y la explotación de los hombres por el imperialismo, y la explotación de los hombres por quienes son sus hermanos y debieran comportarse como tales.

Todo esto -y todos tenemos conciencia de ello- se encuentra en marcha. Cada día que pasa nos acerca a las metas señaladas.

Ha comenzado de este modo el tiempo en que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Ésto sólo es ya revolución de suficiente trascendencia como para agradecer a Dios que nos haya permitido vivir para disfrutarlo.

Estamos terminando con la improvisación, porque no sólo el País lo exige, sino que el mundo no admite otra alternativa.

Se percibe ya con firmeza que la sociedad mundial se orienta hacia u Universalismo que, a pocas décadas del presente, nos puede conducir a formas integradas, tanto en el orden económico como en el político.

La integración social del hombre en la tierra será un proceso paralelo, par lo cual es necesaria una firme y efectiva unión de todos los trabajadores del mundo, dada por el hecho de serlo y por lo que ellos representan en la vida de los pueblos.

La integración económica podrá realizarse cuando los imperialismos tomen debida conciencia de que han entrado en una nueva etapa de su accionar histórico, y que servirán mejor al mundo en su conjunto y a ellos mismos, en la medida en que contribuyan a concebir y accionar a la sociedad mundial como un sistema, cuyo único objetivo resida en lograr la realización del hombre en plenitud, dentro de esa sociedad mundial

La integración política brindará el margen de seguridad necesario para el cumplimiento de las metas sociales, económicas, científico-tecnológicas y de medio ambiente, al servicio de la sociedad mundial.

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El itinerario es inexorable y tenemos que prepararnos para recorrerlo. Y aunque ello parezca contradictorio, tal evento nos exige desarrollar desde ya un profundo nacionalismo cultural como única manera de fortificar el ser nacional, para preservarlo con individualidad propia en las etapas que se avecinan.

El mundo en su conjunto no podrá constituir un sistema, sin que a su vez están integrados los países en procesos paralelos. Mientras se realice el proceso universalista, existen dos únicas alternativas para nuestros países: neocolonialismo o liberación.

La pertinacia en levantar fronteras ideológicas no hace sino demorar el proceso y aumentar el costo de construcción de la sociedad mundial.

Para construir la sociedad mundial, la etapa del continentalismo configura una transición necesaria. Los países han de unirse progresivamente sobre la base de la vecindad geográfica y sin imperialismos locales y pequeños. Esta es la concepción de la Argentina para Latinoamérica: justa, abierta, generosa, y sobre todas las cosas, sincera.

A niveles nacionales, nadie puede realizarse en un país que no se realiza. De la misma manera, a nivel continental, ningún país podrá realizarse en un continente que no se realice.

Queremos trabajar juntos para edificar Latinoamérica dentro del concepto de comunidad organizada. Su triunfo será el nuestro. Hemos de contribuir al proceso con toda la visión, la perseverancia y el tesón que hagan falta.

Sólo queremos caminar al ritmo del más rápido. Y teniendo en cuenta que no todos han de pensar de la misma manera, respetuosos de sus decisiones, habremos de unirnos resueltamente con quienes quieran seguir nuestro propio ritmo.

Latinoamérica es de los latinoamericanos. Tenemos una historia tras de nosotros. La historia del futuro no nos perdonaría el haber dejado de ser fieles a ella.

Paralelamente, nos uniremos a la acción d los países del Tercer Mundo, con los cuales ya estamos unidos en la idea.

Nuestra tarea común es la liberación. LIBERACIÓN tiene muchos significados:

· En lo POLÍTICO, configurar una nación sustancial, con capacidad suficiente de decisión nacional, y no una nación en apariencia que conserva los atributos formales del poder, pero no su esencia

· En lo ECONÓMICO, hemos de producir básicamente según las necesidades del pueblo y de la Nación, y teniendo también en cuenta las necesidades de nuestros hermanos de Latinoamérica y del mundo en su conjunto. Y, a partir de un sistema económica que hoy produce según el beneficio, hemos de armonizar ambos elementos para preservar recursos, lograr una real justicia distributiva, y mantener siempre viva la llama de la creatividad.

· En lo SOCIO-CULTURAL, queremos una comunidad que tome lo mejor del mundo del espíritu, del mundo de las ideas y del mundo de los sentidos, y que agregue a ello todo lo que nos es propio, autóctono, para desarrollar un profundo nacionalismo cultural, como antes expresé. Tal será la única forma de preservar nuestra identidad y nuestra auto-identificación. Argentina, como cultura, tiene una sola manera de identificarse: ARGENTINA. Y para la fase continentalista en la que vivimos y universalista hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el hogar.

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· En lo CIENTIFICO-TECNOLOGICO, se reconoce el núcleo del problema de la liberación. Sin base científico-tecnológica propia y suficiente, la liberación se hace también imposible. La liberación del mundo en desarrollo exige que este conocimiento sea libremente internacionalizado sin ningún costo para él. Hemos de luchar por conseguirlo; y tenemos para esta lucha que recordar las escencias: todo conocimiento viene de Dios.

· La lucha por la liberación es, en gran medida, lucha también por los RECURSOS Y LA PRESERVACIÓN ECOLÓGICA, y en ella estamos empeñados. Los pueblos del Tercer Mundo albergan las grandes reservas de materias primas, particularmente las agotables. Pasó la época en que podían tomarse riquezas por la fuerza, con el argumento de la lucha política entre países o entre ideologías.

Tenemos que trabajar para hacer también del Tercer Mundo una comunidad organizada. Esta es la hora de los pueblos y concebimos que, en ella, debe concretarse la unión de la humanidad.

Finalmente, la liberación exige una correcta BASE INSTITUTCIONAL, tanto a nivel mundial como en los países individualmente.

La organización institucional tendrá que ser establecida una vez clarificado: qué se quiere, cómo se ha de lograrse lo que se quiere, y quién ha de ser responsable por cada cosa.

Venimos haciendo en el País una revolución en paz para organizar a la comunidad y ubicarla en óptimas condiciones a fin de afrontar el futuro.

Revolución en paz significa para nosotros desarmar no sólo las manos sino los espíritus, y sustituir la agresión por la idea, como instrumento de lucha política.

Hemos sido consecuentes con este principio. Así reunimos a los máximos líderes de los PARTIDOS POLITICOS que no integran el Frente Justicialista de Liberación, en diálogo abierto y espontáneo con los Ministros del Poder Ejecutivo Nacional, y seguiremos haciéndolo en adelante.

La JUVENTUD ARGENTINA, llamada a tener un papel activo en la conducción concreta del futuro, ha sido invitada a organizarse. Estamos ayudándola a hacerlo sobre la base de la discusión de ideas, y comenzando por pedir a cada grupo juvenil que se defina y que identifique cuáles son los objetivos que concibe para el País en su conjunto.

Este es el inicio. El fin es la unión de la juventud argentina sin distinciones partidarias; y el camino es el respeto mutuo y la lucha, ardorosa sí, pero por la idea.

Los TRABAJADORES, columna vertebral del proceso, están organizándose para que su participación trascienda largamente de la discusión de salarios y condiciones de trabajo.

El país necesita que los trabajadores, como grupo social, definan cuál es la sociedad a la cual aspiran de la misma manera que los demás grupos políticos y sociales.

Ello exige capacitación intensa y requiere también que la idea constituya la materia prima que supere a todos los demás instrumentos de lucha.

Los EMPRESARIOS se han organizado sobre las bases que han hecho posible su participación en el diálogo y el compromiso. De aquí en más, el Gobierno ha de definir políticamente, actividad por actividad, y comprometer al empresario en una tarea conjunta, para que su capacidad creativa se integre al máximo el interés del País.

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Para identificar el papel de los INTELECTUALES, haya que comenzar por recordar que el País necesita un modelo de referencia que contenga, por lo menos, los atributos de la sociedad a la cual aspira, los medios de alcanzarlos, y una distribución social de responsabilidades para hacerlo.

Este proceso de elaboración nacional tendrá que lograrse convergiendo tres bases al mismo tiempo: lo que los intelectuales formulen, lo que el País quiera y lo que resulte posible realizar.

A ellos toca organizarse para hacerlo. El intelectual argentino debe participar en el proceso, cualquiera sea el país en que se encuentre.

Las FUERZAS ARMADAS están trabajando en el concepto de guerra total y, en consecuencia, de defensa total. La verdadera tarea nacional es la de la liberación, y nuestras Fuerzas Armadas la han asumido en plenitud. La defensa se hace así contra el neocolonialismo y, el compromiso de las Fuerzas es con el desarrollo social integrado del País en su conjunto, realizado con sentido nacional, social y cristiano.

Hay una cabal coincidencia entre la concepción de la IGLESIA, nuestra visión del mundo y nuestro planteo de justicia social, por cuanto nos basamos en una misma ética, en una misma moral, e igual prédica por la paz y el amor entre los hombres.

En cuanto a la MUJER, estamos profundamente satisfechos, como mandatarios y como hombres, de su evolución en nuestra sociedad. Más de veinticinco años pasaron desde que la asignación del derecho de voto femenino terminó con su subordinación política. Nuestras mujeres mostraron desde entonces que pueden trabajar, elegir y luchar como los varones y preservar, al mismo tiempo, los atributos de femineidad y de esposas y madres ejemplares con que impregnan de afecto nuestra vida.

Estas concepciones, que vienen fortificando nuestra acción presente y que constituyen nuestro programa grande para el futuro, configuran el contenido básico del MODELO ARGENTINO que en breve ofreceremos a la consideración del País.

Nuestra Argentina necesita un PROYECTO NACIONAL, perteneciente al país en su totalidad. Estoy persuadido de que, si nos pusiéramos todos a realizar este trabajo y si entonces comparáramos nuestro pensamiento, obtendríamos un gran espacio de coincidencia nacional.

Otros países que han elaborado un estilo nacional tuvieron uno de dos elementos en su ayuda: o siglos para pensarse a sí mismos, o el catalizador de la agresión externa. Nosotros no tenemos ni una ni otra cosa. Por ello, la incitación para redactar nuestro propio MODELO tiene que venir simplemente de nuestra toma de conciencia.

Como Presidente de los argentinos propondré un MODELO a la consideración del país, humilde trabajo, fruto de tres décadas de experiencia en el pensamiento y en la acción. Si de allí surgen propuestas que motiven coincidencia, su misión estará más que cumplida.

El MODELO ARGENTINO precisa la naturaleza de la democracia a la cual aspiramos, concibiendo a nuestra Argentina como una democracia plena de justicia social. Y en consecuencia, concibe al Gobierno con la forma representativa, republicana, federal y social. Social por su forma de ser, por sus objetivos y por su estilo de funcionamiento.

Definida así la naturaleza de la democracia a la cual se aspira, hay un solo camino para alcanzarla: gobernar con PLANIFICACIÓN.

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Habremos también de proponer al País una reforma de la CONSTITUCION NACIONAL. Para ello estamos ya trabajando desde dos vertientes: por un lado, recogiendo las opiniones del País; y por el otro, identificando las solicitaciones del MODELO ARGENTINO.

Quiero finalmente referirme a la PARTICIPACION dentro de nuestra democracia plena de justicia social. EL ciudadano como tal se expresa a través de los partidos políticos, cuyo eficiente funcionamiento ha dado a este recinto su capacidad de elaborar historia. Pero también el hombre se expresa a través de su condición de trabajador, intelectual, empresario, militar, sacerdote, etc. Como tal, tiene que participar en otro tipo de recinto: el CONSEJO PARA EL PROYECTO NACIONAL que habremos de crear enfocando su tarea sólo hacia esa gran obra en la que todo el País tiene que empeñarse.

Ningún partícipe de este CONSEJO ha de ser un emisario que vaya a exponer la posición del Poder Ejecutivo o de cualquier otra autoridad que no sea el grupo social al que represente.

Queremos, además, concretar nuestro pensamiento acerca de la forma de configurar las concepciones de cada grupo social y también de cada grupo político. Concebimos que los criterios formalizados en bases, plataformas u otros cuerpos escritos que expresen el pensamiento de partidos políticos y grupos sociales, no pueden ser otra cosa que su versión de PROYECTO NACIONAL.

Esclarezcamos nuestras discrepancias, y, para hacerlo, no transportemos al diálogo social institucionalizado nuestras propias confusiones. Limpiemos por dentro nuestras ideas, primero, para construir el diálogo social después.

Estas son, señores Legisladores, las principales reflexiones que, como Presidente de todos los Argentino me he sentido en el deber de traer hoy a vuestra alta consideración.

Ante el Congreso de Mujeres

27 de Agosto de 1973

Es un inmenso placer para mí dirigirles la palabra a las dirigentes del Movimiento Peronista en la Rama Femenina, especialmente del interior del país.

Creo que el interior del país representa, tanto en el sector femenino como en los demás sectores de nuestro Movimiento, las grandes reservas espirituales que han de servir para encaminar la vida nacional, un poco salida de cauce después de 18 años de lucha, de desorden y de incuria gubernamental.

Hace ya más de 25 años y por iniciativa de Eva Perón, los legisladores justicialistas concedieron a través de una ley justa y esperada, los derechos políticos a la mujer argentina. Desde entonces hasta nuestros días, ha pasado una larga etapa en la que la mujer, frente a la lucha cruenta que se ha venido desarrollando, ha hecho su acción silenciosa, tranquila pero efectiva, en la propia casa y a través de todas las familias argentinas. Basta pasar por aquí para ver a los pibes de dos o tres años y persuadirse de que ahí está el verdadero maná.

De manera que ese trabajo realizado con verdadera dedicación y amor, es el que el país necesita para que todas las familias argentinas puedan conformar espiritualmente una nación y aventar lejos de sí las pasiones insanas y la delincuencia que, desgraciadamente, ha proliferado de una manera pavorosa en nuestro país; delincuencia que no es solamente, como algunos creen, que se trata de cuatro o cinco chiquilines mal encaminados en los famosos potreros, verdaderas escuelas de delincuencia. Pero esa delincuencia es insignificante frente a otra gran delincuencia que actuaba arriba y que se había apoderado de los resortes del gobierno, terminando por descomponer al Estado. De esa descomposición es preciso volver antes de empeñarse en ninguna tarea de aliento.

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Esto es necesario comprenderlo. La destrucción del Estado ha sido realizada y han quedado los agentes de esa destrucción. Nos basta ver a qué precio se vendió el trigo, la carne, para darse cuenta de que cuando uno aprieta en cualquier lugar, salta una gota de pus.

Esa es la verdadera delincuencia, no la delincuencia común a todas las comunidades en el mundo; insignificante al lado de esa delincuencia de alto bordo. Un infeliz le saca veinte pesos del bolsillo a un pobre que anda por la calle, mientras que el otro le saca millones a todos los argentinos.

Por eso digo que la mujer, en estas circunstancias, tiene una tarea extraordinaria que realizar. Es curioso: cuando en las comunidades y en los pueblos la mujer se dedica solamente a los menesteres de su propia casa y abandona las posibilidades de ser útil a esa comunidad, el país renuncia a la mitad de su verdadera riqueza, porque hoy, como en todos los tiempos, la mayor riqueza de un país reside en sus propios habitantes. Esa es una riqueza a menudo menospreciada, pero se puede comprobar perfectamente cuando compulsa países que no tienen riquezas ni territorios y tienen, en cambio, muchos habitantes. En estos casos, se defienden con esa riqueza humana, que es la mejor riqueza que un país puede tener.

La República Argentina, con su enorme extensión, que llega a casi tres milllones de kilómetros cuadrados, sólo está poblada por 24 millones de argentinos. Se trata, todavía, de un país deshabitado en la mayor extensión de su territorio. Precisamente, ése es uno de los factores más negativos en el desarrollo y en el progreso de nuestro país.

Si nosotros no somos capaces de incorporar a la mujer al rendimiento activo del país, estamos renunciando a la mitad de las posibilidades que tenemos para nuestra grandeza futura.

Imaginen ustedes que de esos 24 millones de habitantes la mujer no trabaje y no actué en las verdaderas actividades del desarrollo y del progreso del país. En este supuesto, evidentemente, estamos quedando con la mitad, que son los hombres. De esa mitad, descontando los jóvenes que estudian o los viejos que ya no actúan, quedarían siete millones escasos sin contar todavía los vagos, que es otro sector.

Es decir, que esos siete millones de habitantes son los que deben sostener el peso del esfuerzo nacional. ¡Qué diferente sería si por lo menos trabajase en las mismas condiciones el sector femenino! Entonces contaríamos con 14 millones de habitantes para llevar adelante el país.

De todo esto se infiere, preferentemente, la necesidad de incorporar a la mujer a la actividad viva del país. La mujer esta en las mismas condiciones del hombre y no debe ser reducida a menesteres inferiores, pues ella puede competir con él en la tecnología, en el trabajo científico, en la investigación y en toda clase de estudios.

Hay un ejemplo que está latente y viviente: China. Era un país donde anualmente se morían de hambre de doce a quince millones de habitantes, porque la producción alimenticia, a pesar del empeño de los habitantes de su territorio no daba para todos.

La sabiduría del sistema instaurado en la República Democrática China dio su lugar a la mujer, y hoy ella rinde a la par del hombre. Ese país, donde anualmente se moría de hambre un sector de gran importancia, no solamente ha satisfecho sus necesidades, sino que ha alcanzado su desarrollo en todos los órdenes y hoy en su día se da el lujo de exportar comida.

Eso en gran parte se debe a la acción de la mujer china que ha tomado en serio la tarea de colaborar y de trabajar. Trabaja en el campo, en las ciudades, en la industria, en la técnica; en todo la mujer está presente. Y para muchas de esas cosas la mujer es mucho más apta que el hombre. De manera que siempre habrá lugar preferente para que las mujeres puedan también ser el factor de desarrollo y progreso que el país está esperando. Y ésta es una cosa fundamental que ya he dicho en otras

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oportunidades. A nosotros, en el país nos está pasando lo que le pasaría a una persona a la que le dijeran: "Vea, señor: usted va a vivir en el Sheraton, pero tiene que pagar los gastos". Evidentemente, no podría vivir ninguno allí.

Nosotros tenemos en esos tres millones de kilómetros algo mucho más grande que el Sheraton, y somos apenas veinticuatro millones para pagar las expensas de esos tres millones. No estamos en condiciones de restarle ni siquiera un chico al trabajo cuando pueda realizar esa tarea.

Compañeras: deseo manifestarles que el movimiento peronista no comienza ahora a darse cuenta de este problema, sino que hace treinta años trató de poner en marcha este desarrollo. Desgraciadamente, en 1955, al perder el pueblo su gobierno legal y constitucional -derribado por un golpe de estado- perdió también las posibilidades de una continuidad que hoy estaría cantando a gloria en este país.

Nosotros, que venimos sosteniendo todas estas necesidades, hemos asistido con dolor a todo cuanto ha ocurrido en la destrucción flagrante que se ha realizado en estos dieciocho años de vegüenza nacional. Hemos visto desaparecer la Fundación Eva Perón, que era una maravilla; hemos visto caer toda la organización asistencial, para no tener hoy un hospital en donde un pobre pueda ir a atenderse sin tener que pagar y llevar sus cosas. Hemos visto a nuestros jubilados arrastrando su pobreza y su desgracia por las calles en reclamo del sueldo que tenían derecho a cobrar.

En fin: para qué entrar más en esto, cuando estamos viendo que por millones se están muriendo los niños en el país a causa de debilidades constitucionales que son, a la vez, miserias fisiológicas y miserias sociales. Esto es lo primero que tenemos que resolver.

Algunos hablan de grandes proyectos para el desarrollo, etc. Primero debemos curar los males que tenemos. No podemos curar sobre el pus; hay que romper la cáscara y raspar hasta el hueso, para después curar.

En toda inmensa tarea de reconstruir lo que han venido destruyendo durante tantos años, la mujer, con su sensibilidad y capacidad, tiene una tarea extraordinaria para realizar. La responsabilidad de las mujeres argentinas es tan grande en este momento como la de los hombres, o mayor, porque en la descomposición moral que ha producido, la mano y la palabra de la mujer tienen una influencia decisiva, mucho más decisiva que la palabra del propio hombre que dirige la casa.

Esta escuela, que será en base a una reforma educacional, se ha de realizar en el Estado, pero cada mujer que ponga un granito de arena en la realización de esa moralización nacional que se ha perdido, estará colocando también un pequeño ladrillo para la reconstrucción de la grandeza futura de nuestra Patria.

Es indudable que la reconstrucción en que nosotros hemos de empeñarnos decisivamente comenzará a colocar sus cimientos sobre esas formas destruidas por la incuria anterior. Tenemos que salvar a a familia, que también está comprometida, porque cuando las comunidades se descomponen y su moral cede, la primera que sufre es la familia. Apuntalar esta institución es la base de nuestro orden futuro, pero es también la responsabilidad más grave que tiene la mujer argentina.

Es para eso que nuestras mujeres tienen que organizarse. No se trata solamente de tener una organización política para votar cuando las circunstancias de elegir bien así lo imponen, sino también de tener una organización viva y latente en permanencia, para que actuando como factor de poder a través de las amas de casa o de las sociedades de mujeres, pueden imponer donde no sea suficiente con sugerir.

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Dicen que el factor más determinante en la grandeza de Esparta fueron sus mujeres. Tanto es así que en la visita de los romanos a Esparta ellas sabían hablar de sus hombres. Y cuando los romanos les decían de la grandeza de las mujeres de Esparta, ellas sabían contestar: "Es que nosotras sabemos dar a luz hombres".

Esa es la tarea de nuestras mujeres: dar a luz hombres, y mantenerlos hombres, cuando se forman y cuando se desarrollan, y aún después, cuando en la pubertad comienzan a accionar.

En este sentido, la mujer es, para nuestra reconstrucción, un factor más importante que todas las instituciones y que todas las asociaciones de moral y demás. Esa es la escuela que se forma desde el nacimiento del niño hasta los seis años, donde se le mete la moral en el subconsciente para que no la pierda jamás.

Es decir, compañeras, que yo considero, después de haber tomado contacto con nuestro país, que el problema más grave que se ha producido ha sido el intento de destrucción del argentino. Porque en eso se ha estado trabajando: para destruir al hombre argentino. No hay duda de que no puede haber una destrucción peor y, en consecuencia, no puede existir ningún empeño más grande para nosotros que el de reconstuir cuanto antes a ese hombre que ha comenzado a destruirse.

Y esa es una tarea que debemos confiar a la mujer argentina. Nadie lo podrá hacer en su remplazo. Para esto es necesario que las mujeres de nuestro Movimiento estén unidas solidariamente en la realización de esta tarea; es para esa tarea que hay que unirse y organizarse.

Indudablemente que a lo largo del tiempo eso ha de reconstruirse con la mayor perfección, sobre todo si conseguimos nosotros reconstruir el Estado, que también ha sido destruido. Ha sido destruido e infiltrado con la destrucción, y eso es, sin duda, después de la destrucción del hombre, la peor destrucción que se ha producido en el país. Hemos de reconstruirlo de cualquier manera sin necesidad de recurrir a medidas cruentas; nos tomaremos el tiempo y, de acuerdo con nuestro slogan, lo realizaremos todo en su medida y armoniosamente.

Y ahora, compañeras, quiero dedicarme un poco al problema político. En este sentido, quiero confesarles a ustedes una decisión de la conducción del Comando Superior de nuestro Movimiento, tomada ya en los comienzos de nuestra lucha, en 1956. Fue la de encarar la lucha política, que sabíamos que un día habría de llegar a ser cruenta y dura, evitando, en esa acción, comprometer a la Rama Femenina de nuestro Movimiento, que bien podía trabajar en otros sentidos menos comprometidos que la lucha activa en el campo insurreccional, en el que, naturalmente, estuvimos tantos años. Es decir, evitarle a nuestras mujeres un esfuerzo que habría de ser realizado por los hombres sin ellas, como decían las espartanas, habían hecho hombres.

La lucha se ha realizado; indudablemente la Rama Femenina ha estado un poco retenida. La consecuencia de ello ha sido una disminución en la actividad de la misma. Hasta cierto punto actuaron los sectores que obedecían a focos de caudillismo, que se sostuvieron merced a la existencia de algunos caudillos y caudillas regionales, a las que no les debemos cargar la culpa de nada, porque el caudillismo, en la acción política, es una excrecencia natural de la misma. Entonces, es como nos ocurre a nosotros, que por ahí nos sale un grano. Eso es natural del estado físico.

Pero ha llegado el momento en que debemos evitar eso, una excrecencia de tiempos anormales de lucha, para cambiarlo por un estado institucional de la misma. Es decir, el Movimiento Peronista ya está en camino de reemplazar su sentido y su formación gregaria para ser transformado en una institución, y esto debe ser así por la simple razón de que el hombre no puede vencer al tiempo; lo único que vence al tiempo es la organización.

Entonces, pensemos que si han pasado años en nuestra lucha, casi exclusivamente gregaria, ha llegada el momento en que por su propia tradición, el Movimiento encare su organización integral,

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respetando, sin duda, su propia tradición, manteniendo una organización política con dos ramas, la Masculina y la Femenina, que nos han dado muy buen resultado. También deben mantenerse la rama sindical y la rama juvenil.

Yo siempre ha propugnado que la juventud tenga su propia organización, y esto es una cosa que me ha enseñado la experiencia. A los muchachos hay que dejarles que desarrollen sus alas y vuelen; no hay que cortárselas, dado que ya el tiempo se va a encargar de arreglarles esas alas. Pero hay que dejar a la juventud que tenga vuelo, y que vuele lo que quiera.

Ya el tiempo se encargará de atemperarlos. Hay que persuadir tanto a las muchachas como a los muchachos, de que el destino es de ellas y de ellos; que nosotros los viejos estamos dando los últimos empujones que nuestra experiencia nos aconseja, en beneficio de ellos. Ya no trabajamos para nosotros; trabajamos exclusivamente para ellos.

Naturalmente, también es necesario que nosotros los viejos nos persuadamos de la necesidad de realizar un trasvasamiento generacional que mantenga joven al Movimiento. Es indiscutible que esto no se puede realizar tirando un viejo por la ventana todos los días, porque indudablemente, la nueva generación ha de llegar a la función preparada, aunque hay algunos muchachos que no agarran si no los ponen de ministros. Desgraciadamente para ellos, el oficio es así, pero hay que ir escalando a medida que la capacidad y el esfuerzo hayan demostrado a los demás lo que cada uno vale. El progreso sistemático es lo que lo lleva a uno a una función de responsabilidad. En política no se regala nada; todo hay que ganárselo. Y después que uno se lo ha ganado, tiene que cuidarlo porque el prestigio es como la riqueza: si uno la derrocha, se quedaHace pocos días un señor político me escribió una carta diciéndome que en vez de hacer una campaña para la elección. Arregláramos el asunto discutiendo por televisión.

Esto me hace acordar a un amigo mío que una vez me propuso un negocio de vender sándwiches de vaca y de pollo. Cuando le pregunté, cómo era eso, me contestó: un pollo, una vaca, vos ponés la vaca. Ah, bueno, dije yo.

Indudablemente que estos inventores del paraguas, a esta altura de nuestra política, no tienen ninguna importancia, Lo que sí tiene importancia es lo que el pueblo decida, y a quien hay que recurrir en estas circunstancias es solamente al pueblo, que no es tan ignorante ni tan atrasado como algunos creen. Y que sobre todo tiene una excelente nariz, porque huele todo a la distancia.

Todos estos factores, compañeras, son los que hacen a la necesidad de organizarce. Y la organización política de la Rama Femenina tiene una importancia decisiva, porque de esa organización han de salir, en el futuro, los grupos para las instituciones de bien público, que la mujer pondrá en marcha en defensa de la propia familia y de la propia comunidad.

Bien, compañeras, yo quiero terminar esta charla pidiéndoles que, cuando regresen a sus respectivas jurisdicciones, les transmitan a todas las mujeres peronistas, mi respeto y mi cariño, pensando como siempre, que ellas son el baluarte moral de nuestro Movimiento.

He visto desfilar delante mío legiones políticas de todo orden y creo que tengo la experiencia suficiente para poder decir que la Rama Femenina ha sido siempre un baluarte de nuestra organización, que no solamente ha trabajado y se ha portado bien, sino que no ha dado trabajo a la conducción y ha ayudado en una medida indescriptible, para que nuestro Movimiento se mantenga.

Eva Perón fundó este Movimiento, lo encaminó, lo organizó y le dio las prendas de su alta moral política. Siempre ha pensado que, como decía Martín Fierro, el nacimiento es lo fundamental, ya que el árbol que nace torcido, nunca su tronco endereza. Este Movimiento nació bien.

Inauguraremos ahora una segunda etapa de esa marcha ascendente de la Rama Femenina.

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Yo espero que llegue, con mi palabra de saludo y de agradecimiento a todas las mujeres peronistas, la exhortación más sincera y mi pedido más empeñoso para que dediquen un poco de actividad a esa organización, hasta conformar una Rama Femenina unida, solidaria y organizada.

Hace muchos años que converso y voy tratando de pasar las grandes reglas y los grandes principios de la conducción a Isabel. Tengo confianza en que ella no nos ha de defraudar. La tarea de la organización general no es un cosa simple, pero ella, ayudada por todas ustedes, puede llegar a alcanzar la organización a que aspiramos en la rama femenina del Movimiento Nacional Justicialista. Los viejos le pasaremos nuestra experiencia, los jóvenes le darán su entusiasmo y su decisión; y entre todos trataremos de hacer una Rama Femenina como hasta ahora, que no sólo ha sido ejemplo sino que también es honor del Movimiento.

Finalmente, compañeras, antes de dar por terminada esta reunión, les ruego que lleven a cada una de las regiones a las que ustedes pertenecen, junto con nuestro saludo más afectuoso, nuestros mejores deseos. Y nos empeñaremos para que a cada una de esas regiones llegue cuanto antes la reconstrucción en que estamos empeñados.

Muchas gracias por todo y saludo a las compañeras.

Discurso de despedida de la Secretaría de Trabajo y Previsión

10 de Octubre de 1945

La calle Perú entre Victoria y Julio A. Roca fue el lugar desde donde, en un improvisado palco, el Coronel Perón pronunció su discurso de despedida –luego de su renuncia al cargo en la Secretaría de Trabajo y Previsión- el día 10 de octubre a las 19,30 horas.

Trabajadores: termino de hablar con los empleados y funcionarios de la Secretaría de Trabajo. Les he pedido como mi última voluntad de secretario de Trabajo y Previsión, que no abandone nadie los cargos que desempeñan, porque se me habrían presentado numerosísimas renuncias. Yo considero que en esta hora el empleo en la secretaría no es un puesto administrativo, sino un puesto de combate, y los puestos de combate no se renuncian, se muere en ellos.

Esta casa, fundada hace un año y medio, se ha convertido en la esperanza de los hombres que sufren y trabajan. Esa esperanza no debe ser defraudada por nadie porque acarrearía las mayores desgracias a nuestra patria.

Despojado de toda investidura, hablo hoy a mis amigos los trabajadores, expresándoles, por última vez desde esta casa, todo lo que mi corazón siente hacia ellos y todo lo que he de hacer en mi vida por su bien.

Si la revolución se conformara con dar comicios libres no habría realizado sino una gestión en favor de un partido político. Esto no pudo, no puede, ni podrá ser la finalidad exclusiva de la revolución. Eso es lo que querrían algunos políticos para poder volver; pero la revolución encarna en sí las reformas fundamentales, que se ha propuesto realizar en lo económico, en lo político y en lo social. Esa trilogía representa las conquistas de esta revolución que está en marcha y que cualesquiera sean los acontecimientos no podrán ser desvirtuados en su contenido fundamental.

La obra social cumplida es de una consistencia tan firme que no cederá ante nada, y la aprecian no los que la denigran sino los obreros que la sienten. Esta obra social que sólo los trabajadores la aprecian en su verdadero valor, debe ser también defendida por ellos en todos los terrenos.

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La Secretaría de Trabajo y Previsión acometió hace un año y medio dos enormes tareas; la de organizar el organismo y la de ir, sobre la marcha, consiguiendo las conquistas sociales que se consideraban más perentorias para las clases trabajadoras. Sería largo enumerar las mejoras logradas en lo que se refiere al trabajo, a la organización del trabajo, a la organización del descanso, al ordenamiento de las remuneraciones y a todo lo que concierne a la previsión social.

Esta tarea realmente ciclópea se ha cumplido con este valioso antecedente: las conquistas obtenidas lo han sido con el absoluto beneplácito de la clase obrera, lo que representa un fenómeno difícil de igualar en la historia de las conquistas sociales.

En el campo de la previsión social hemos comenzado por realizar una propaganda sobre el ahorro -posible con los mejores salarios- y luego propugnamos por el incremento de las mutualidades. Se ha aumentado el número de los argentinos con derecho a jubilación en cifras verdaderamente extraordinarias, y a este respecto cabe destacar la iniciativa de la Confederación de Empleados de Comercio, que constituye un triunfo y un motivo de orgullo para la previsión social argentina.

Hemos defendido desde aquí a todas las organizaciones obreras, las que hemos propugnado, facilitándoles su desenvolvimiento. Desde esta casa no se ordenó jamás la clausura de un sindicato obrero ni se persiguió nunca a un trabajador; por el contrario, siempre que nos fue posible pedimos a las autoridades la libertad de obreros detenidos por distintas causas.

A diferencia de lo que ha sucedido en otras partes o en otros tiempos, las autoridades han defendido a las organizaciones obreras en lugar de molestarlas o perseguirlas. Es así que terminamos de dictar un decreto-ley referente a las organizaciones profesionales. Cuando llegué a la Secretaría de Trabajo, el primer pedido que recibí de los obreros fue la derogación de un decreto del año 1943 en el que se establecía para las asociaciones gremiales un régimen de tipo totalitario.

El primer decreto que firmé en esta secretaría fue la derogación de ese reglamento, y tengo la satisfacción de decir que el último que he firmado es el nuevo régimen legal de las asociaciones profesionales, que difiere fundamentalmente del anterior, y con respecto al cual puedo asegurar que es de lo más avanzado que existe en esta materia. Bastaría decir que bajo este cuerpo legal, el gobierno, que puede intervenir una provincia o una asociación de cualquier orden, no puede intervenir, en cambio, los sindicatos obreros.

También dejo firmado un decreto de una importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico, y la participación en las ganancias. Dicho decreto que he suscripto en mi carácter de secretario de Estado tiene las firmas de los ministros de Obras Públicas y de Marina, y beneficia no solamente a los gestores de la iniciativa -la Confederación de Empleados de Comercio- sino a todos los trabajadores argentinos.

Y ahora, como ciudadano, al alejarme de la función pública, al dejar esta casa que para mí tiene tan gratos recuerdos, deseo manifestar una vez más la firmeza de mi fe en una democracia perfecta, tal como la entendemos aquí.

Dentro de esa fe democrática fijamos nuestra posición incorruptible e indomable frente a la oligarquía. Pensamos que los trabajadores deben confiar en sí mismos y recordar que la emancipación de la clase obrera está en el propio obrero. Estamos empeñados en una batalla que ganaremos porque es el mundo el que marcha en esa dirección. Hay que tener fe en esa lucha y en ese futuro. Venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos.

En esta obra, para mí sagrada, me pongo hoy al servicio del pueblo, y así como estoy dispuesto a servirlo con todas mis energías juro que jamás he de servirme de él para otra cosa que no sea su

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propio bien. Y si algún día, para despertar esa fe, ello es necesario, me incorporaré a un sindicato y lucharé desde abajo.

Al dejar el gobierno, pido una vez más a ustedes que se despojen de todo otro sentimiento que no sea el de servir directamente a la clase trabajadora. Desde anoche, con motivo de mi alejamiento de la función pública ha corrido en algunos círculos la versión de que los obreros estaban agitados. Yo les pido que en esta lucha me escuchen. No se vence con violencia; se vence con inteligencia y organización. Por ello les pido también que conserven una calma absoluta y cumplir con lo que es nuestro lema de siempre, del trabajo a casa y de casa al trabajo.

No debemos por ninguna causa exponer la tranquilidad de un obrero o la felicidad de una familia. Hemos de luchar con inteligencia y organización, y así, el triunfo será nuestro.

Debo decirles que he hablado con el Exmo. Señor Presidente de la Nación, quien me ha prometido que la obra social realizada y las conquistas alcanzadas serán inamovibles y seguirán su curso. Pido, pues, el máximo de tranquilidad a todos los trabajadores del país, tranquilidad y calma es lo que necesitamos para seguir estructurando nuestras organizaciones y hacerlas tan poderosas que en el futuro sean invencibles. Y si un día fuese necesario he de formar en sus filas para obtener lo que sea justo. Mientras tanto que sea la calma y la tranquilidad la que guíe los actos de los obreros para que no se perjudique esta magnífica jornada de justicia social. Pido orden para que sigamos adelante en nuestra marcha triunfal pero, si es necesario, algún día pediré guerra.

Y ahora quiero que demos una vez más ese ejemplo de cultura que han exhibido en esta ciudad las masas de trabajadores, les pido a todos que llevando en el corazón nuestra bandera de reivindicaciones piensen cada día de la vida que hemos de seguir luchando inquebrantablemente por esas consignas que representan los objetivos que han de conducir a nuestra República a la cabeza de las naciones del mundo. Recuerden y mantengan grabado el lema "de casa al trabajo y del trabajo a casa" y con eso venceremos.

Para terminar no voy a decirles adiós les voy a decir "hasta siempre", porque desde hoy en adelante estaré entre ustedes más cerca que nunca, y lleven finalmente esta recomendación de la Secretaría de Trabajo y Previsión: únanse y defiéndanla, porque es la obra de ustedes y es la obra ‘nuestra’".

El público se desconcentró en manifestación por varias calles céntricas, vivando al Coronel Perón y señalándolo como futuro "Jefe de Estado".

Clausura de la Campaña Electoral

25 de Abril de 1954

Compañeros:

El 24 de febrero de 1946, el pueblo argentino reconquistó el ejercicio de sus derechos electorales, pues, con anterioridad, al fraude se agregaba una limitada representación ciudadana. Los padrones de 1946 incluían solamente 3.950.000 ciudadanos, es decir, que apenas votaba el 25 por ciento de la población, y el gobierno peronista ha agregado a esos registros a 5.350.000 ciudadanos, figurando en primer término la mujer, olvidada hasta entonces de las decisiones electorales; los suboficiales del ejercito; el clero regular; la ciudadanía de tres provincias nuevas, de todos los territorios y de las poblaciones argentinas de las tierras australes. En estas elecciones votarán 9.300.000 ciudadanos, cantidad que supera el 50 por ciento de la población total.

El gobierno del movimiento nacional peronista, desea asegurarse de esta manera que constituye real y verdaderamente un gobierno del pueblo.

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Los gobiernos que trabajan para el Pueblo no temen jamás a la voluntad del mismo pueblo. Por eso tratamos de lograr la más fiel expresión; de esa voluntad. Preferiríamos que el pueblo nos hiciese pagar, con su abandono, los errores que pudiésemos haber cometido, antes que gobernar sin el respaldo poderoso que es la fuerza popular que nos viene acompañando desde 1946, cada vez con mayores multitudes y con un afecto cada vez mas firme, porque arraiga en una conciencia social también mas sólida.

En el parágrafo siguiente de su discurso el .general Perón, en su carácter de presidente de la Nación, dió normas para toda la ciudadanía, y recordó que en otras ocasiones impartió esas normas unicamente para el Movimiento Peronista:

En esa oportunidad -explicó el orador- deseo que estas normas cívicas para el acto comicial sirvan para todo el electorado, pues ya he advertido que los adversarios del gobierno van adoptando nuestros sistemas.

Comenzó la explicación de esas normas subrayando que votar es un derecho y que los derechos no se discuten: se defienden.

Después de referirse a la necesidad de no omitir ningún sacrificio para depositar el voto, y de imanifestar que nadie debe excusarse, pues los que no votan son indignos de participar en la felicidad y en la grandeza común que ambicionamos consolidar, indicó:

Dar por descartada la victoria de la mayoría no exime a nadie del cumplimiento de ese derecho.

El voto que apoye a la mayoría contribuirá a fortalecer sus decisiones. El que apoye a la minoría -por "negativista" que ella sea- vale más que una voluntad ausente en el comicio, pues cuando todos los ciudadanos de una nación se interesan por el bien común, esa nación está salvada y puede mirar tranquila el porvenir.

A continuación el general Perón advirtió a todos acerca de la necesidad de informarse previamente del lugar del comicio, cuidar que las boletas no contengan marcas ni perforaciones, no efectuar borratinas, votar las listas íntegramente, ya que, descontado el apoyo del pueblo, el gobierno nacional y los provinciales deben consolidar su labor orgánica. Agregó que por una razón que no es de política, sino que es una "razón de Estado", solicitaba a todos aquellos decididos a votar por el Movimiento Peronista que lo hagan por listas íntegras, sin borrar ni añadir un solo nombre.

Expresó que a fin de que en este orden de cosas no haya confusiones, se daría lectura a las listas completas de candidatos del Movimiento Peronista, tarea que de inmediato cumplió un locutor actuante en la asamblea.

Finalizada la lectura de los nombres de los candidatos, el general Perón reanudó su exposición, formulando una serie de advertencias y recomendaciones para el acto comicial. Señaló que las boletas pueden ser marcadas en el cuarto oscuro con mala fe por algún mal ciudadano perteneciente a los partidos que practicaron el sistema del fraude, razón por la cual es conveniente -indicó-que cada ciudadano lleve su boleta de votante.

Agregó que la libreta de enrolamiento o cívica debe ser puesta en lugar seguro, a fin de evitar sustracciones con fines fraudulentos. En el momento de votar no debe ser entregada a otro que no sea la autoridad de la mesa, que será quien luego la restituya.

Cada ciudadano tiene no sólo el derecho sino la obligación legal de denunciar a quienes compren o a quienes vendan o hayan comprado o vendido libretas de enrolamiento o cívicas.

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Mientras un ciudadano actúe en el ejercicio de su derecho electoral, no deberá usar distintivos partidarios ni emitir opiniones que identifiquen su filiación política. Las autoridades partidarias deben cuidar permanentemente el desarrollo de los comicios, denunciando cualquier irregularidad al Ministerio del Interior.

También destacó que la mujer argentina, gracias a la organización eficiente del partido Peronista Femenino, sabe ya cómo debe cumplir con su deber electoral y puntualizó que ella merece por parte de todos los ciudadanos electores la más amplia colaboración a fin de que ningún inconveniente dificulte su acceso al comicio.

Seguidamente aconsejó que con anterioridad al comicio el ciudadano no debe concurrir a ninguna fiesta, procurando permanecer en su domicilio y, a la vez, debe denunciar cualquier inconveniente que se le opusiere en el ejercicio de su derecho electoral.

Asegurarse-prosiguió-el medio de transporte; no beber alcohol y evitar toda clase de incidentes que puedan privar de libertad al ciudadano.

Si el patrón le cierra la tranquera con candado, rompa el candado o la tranquera o corte el alambrado y pase a cumplir con la Patria. Si en vez de cerrarle los caminos del comicio quiere ganar su voto con favores llevándolo con él en su coche, acepte la invitación, pero en el cuarto oscuro haga usted su voluntad votando por el partido de sus ideas y no por el partido de su patrón.

Cuando no haya automóviles o camiones que faciliten su acceso al acto electoral, concurra a votar a pie o a caballo, o en cualquier otra forma, pero no retroceda ante nada.

Destacó luego el general Perón que en el acto comicial debe exigirse el respeto que merece la dignidad del ciudadano, no permitiéndose que sea puesta en tela de juicio la honradez de su conducta.

Recordó finalmente que la responsabilidad como ciudadano elector no termina en la emisión del voto, pues debe considerarse una obligación asegurarse de que puedan votar los familiares, amigos y conocidos, recordándoles y facilitándoles el acceso al comicio.

En lo que respecta a los dirigentes, señaló que el día de la elección deben consagrarlo totalmente al cumplimiento de sus funciones partidarias, atendiendo a los ciudadanos que necesiten consultarlos y cuidando todos los detalles propios del acto comicial.

El general Perón terminó su alocución expresando:

Nuestro Movimiento se empeña en una nueva batalla electoral fácil, pero que debe servirnos de gimnasia para mantenernos en permanente actitud combativa.

Desde los días de nuestros triunfos augurales del 17 de Octubre y del 24 de febrero, no hemos dejado de organizarnos y de capacitarnos. Esta nueva elección pondrá en evidencia esa organización y esa capacidad.

Nuestra generación justicialista enfrenta a la reacción que pretende retrotraer la historia de una época superada por nuestros hombres y por nuestros tiempos. Espero de todos y cada uno el esfuerzo decidido e inteligente para el triunfo aplastante de nuestros ideales.

El bienestar del pueblo nos impone a todos el sacrificio de luchar por su consolidación definitiva. El porvenir de la Patria bien vale nuestra decidida actitud de su defensa.

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Para nosotros no se trata de vencer en una elección mas. Queremos aplastar definitivamente en comicios puros y limpios a la reacción anacrónicamente organizada a base de caudillos sin calidades ni cualidades para invocar la representación de nuestro pueblo y de nuestro tiempo.

Que cada uno sepa cumplir con su deber de argentino y de peronista.

CONDUCCIÓN POLÍTICA

INTRODUCCIÓN

Aceptando una invitación del señor director de la Escuela Superior Peronista, me comprometí para comenzar hoy los cursos con una disertación referente a la organización, objeto y funcionamiento de la Escuela. De manera que mis primeras palabras quiero que sean de agradecimiento a las amables palabras del señor ministro y de la señora de Perón, pensando en que son más bien dictadas por el corazón y la mística peronistas de quienes han expuesto tan simpáticas ideas para mí. Pero indudablemente, esta Escuela tiene una doble misión: la primera, formar justicialistas, y la segunda, exaltar los valores peronistas para servir de la mejor manera a la doctrina justicialista.

CORRELACIÓN ENTRE DOCTRINA, TEORÍA Y FORMAS DE EJECUCIÓN

He tenido una preocupación, desde hace mucho tiempo, referente a la instauración, dentro de nuestro movimiento, de una Escuela destinada a ir desarrollando nuestra doctrina.

Las doctrinas son, generalmente, exposiciones sintéticas de grandes líneas de orientación, y representan, en si y en su propia síntesis, solamente el enunciado de innumerables problemas; pero la solución de esos problemas, realizada por el examen analítico de los mismos, no puede formar cuerpo en esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina misma, así como también de ese análisis surgen las formas de ejecución de esa doctrina y de esa teoría. Una doctrina sin teoría resulta incompleta; pero una doctrina y una teoría sin las formas de realizarlas, resultan inútiles; de manera que uno no ha cumplido el ciclo real e integral mientras no haya conformado e inculcado una doctrina, enseñado una teoría y establecido las formas de cumplir una y otra.

EVITAR LAS INTERPRETACIONES HETERODOXAS

Esa es la razón fundamental de la existencia de una Escuela, porque eso ya no puede quedar librado a la heterogeneidad de las interpretaciones de los hombres ni al examen analítico de cada uno, sino que, para conformar esa doctrina es necesario elaborar un centro donde la dignificación paulatina de cada una de las concepciones doctrinarias vaya desarrollándose y presentando formas de ejecución prácticas y racionales. Esa es, en el fondo, la razón de ser y la necesidad de la Escuela.

UNIDAD DE ACCIÓN Y DE CONCEPCIÓN

Claro está que este enunciado, singularmente simple, es realmente difícil de realizar, en su conjunto y en forma acabada, porque no interviene en la vida mi de un movimiento tan grande como nuestro Movimiento una concepción, sino también una acción. Y debemos confesar que la acción está siempre por sobre la concepción, porque en este tipo de preparación de multitudes lo que hay que presentar en un punto de partida es una unidad de concepción, para que esa unidad de concepción, consecuente en la marcha del tiempo, vaya realizándose con absoluta unidad de acción. Solamente así es posible vencer en los grandes movimientos colectivos.La unidad de concepción está en la teoría y en la doctrina; y la unidad de acción está en la buena conducción del conjunto de esta doctrina y de esta teoría. Vale decir que se trata de poner en marcha no solamente la idea, para que ella sea difundida, sino la fuerza motriz necesaria para que esa idea sea realizada, que es lo que interesa. Por eso, la Escuela Superior Peronista, que será una

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Escuela que ha de cumplir cuatro funciones fundamentales, permitirá la realización de ciclos completos, desde la concepción, hasta la realización terminal.

LAS CUATRO MISIONES DE LA ESCUELA SUPERIOR

Para ello, en primer lugar, es función y es misión fundamental de la Escuela desarrollar y mantener al día la doctrina. En segundo término, es su misión inculcarla y unificaría en la masa. En tercer lugar, debe formar los cuadros justicialistas. Y en cuarto lugar debe capacitar la conducción. Vale decir, trabajar para la formación de los conductores del Movimiento.

DESARROLLAR Y MANTENER AL DÍA LA DOCTRINA

Decimos desarrollar y mantener al día. Desarrollar: nosotros hemos concebido una doctrina y la hemos ejecutado, y después la hemos escrito y la hemos presentado a la consideración de todos los argentinos. Pero esa doctrina no está suficientemente desarrollada. Es sólo el enunciado, en forma sintética, del contenido integral de la doctrina. Será función de cada uno de los justicialistas argentinos, a lo largo del tiempo, ir poniendo su colaboración permanente hasta desarrollar el último detalle de esa doctrina, para presentar también, finalmente, una doctrina más sintética que la nuestra, más completa que la nuestra.

EL PROCESO NATURAL PARA EL DESARROLLO DOCTRINARIO

Ese proceso es el proceso natural que la inteligencia pone en marcha para todas las concepciones y creaciones de la vida. Va de la síntesis al análisis, y del análisis vuelve a la síntesis. Lo primero es, diríamos, la premisa circunstancial, quizá empírica o ideal.Estas cuatro misiones, difíciles en sí, para desarrollar y mantener al día la doctrina, para inculcarla y unificarla, para formar los cuadros y para capacitar a los conductores, son funciones de largo alcance, de extremada dificultad y de un trabajo permanente en la vida constante, no sólo del organismo, sino de toda la esfera de acción que su enseñanza alcanza. Por esa razón he querido presentar y hacer una rápida exégesis de cada una de estas funciones.El análisis es lo que permite la consistencia ideológica a la propia doctrina. De ese análisis y desarrollo surgirán millones de facetas no alcanzadas a percibir por el autor de la síntesis, quien después volverá nuevamente a la conclusión final, que, a través del filtro del análisis, la completará y la perfeccionará. Nosotros hemos hecho la primera operación. Hay que realizar la segunda y la tercera, para que la inteligencia pueda decir que este cuerpo contiene el menor número de errores por causas que puedan haber escapado a la percepción del análisis y de la síntesis de los hombres que han trabajado en ella.

SOLO LOS GRANDES PRINCIPIOS SON ETERNOS...

Por esa razón desarrollar la doctrina será función de la escuela, será función de los profesores y será función de los alumnos, a medida que la capacidad vaya dando a cada uno las armas necesarias para profundizar y analizar los nuevos aspectos de nuestra propia doctrina. Será también función el mantenerla al día. Las doctrinas no son eternas sino en sus grandes principios, pero es necesario ir adaptándolas a los tiempos, al progreso y a las necesidades. Y ello influye en la propia doctrina, porque una verdad que hoy nos parece incontrovertible, quizá dentro de pocos años resulte una cosa totalmente fuera de lugar, fuera de tiempo y fuera de circunstancias.

PROFUNDIZACIÓN Y ADAPTACIÓN DE LA DOCTRINA

Por eso será necesario no solamente desarrollar, sino también que en esta Escuela se sienten las bases necesarias para ir profundizándolas y adaptándolas a la marcha del tiempo. Una doctrina hoy excelente puede resultar un anacronismo dentro de pocos años, a fuerza de no evolucionar y de no

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adaptarse a las nuevas necesidades. Por eso hemos puesto, como primera tarea para la Escuela, el desarrollarla, terminarla y despué mantenerla al día, para adaptarla a la evolución.

INCULCAR LA DOCTRINA EN LAS MASAS

Decía que la segunda función que yo asigno a la Escuela es unificar e inculcar nuestra doctrina en la masa. Las doctrinas, básicamente, no son cosas susceptibles sólo de enseñar, porque el saber una doctrina no representa gran avance sobre el no saberla. Lo importante en las doctrinas es inculcarlas, vale decir, que no es suficiente conocer la doctrina: lo fundamental es sentirla, y lo más importante es amarla. Es decir, no solamente tener el conocimiento. Tampoco es suficiente tener el sentimiento, sino que es menester tener una mística, que es la verdadera fuerza motriz que impulsa a la realización y al sacrificio para esa realización. Las doctrinas, sin esas condiciones en quienes las practican, no tienen absolutamente ningún valor.

LA TEORÍA BASTA CONOCERLA

Y si una doctrina debe inculcarse, la teoría es suficiente con que se la conozca. ¿Por qué? Porque la fuerza de realización está en la doctrina y no en la teoría. La doctrina, una vez desarrollada, analizada y conformada, debe ser artículo de fe para los que la sienten y para los que la quieren. La teoría es solamente la interpretación inteligente de la doctrina y la forma <~ ejecutarla es ya la acción mecánica en el empleo del esfuerzo para llevarla a cabo. Por esa razón, lo primero es artículo de fe, como ha dicho la señora de Perón; lo segundo es de la inteligencia; y lo tercero es del alma, y de los valores morales.

NO SOLO DEBEN FORMARSE ERUDITOS, SINO TAMBIEN APÓSTOLES

Si esta Escuela se conformara con dictar clases de nuestra doctrina, con enseñarla en su concepción, no cumpliría con su misión; indudablemente, eso sería cumplir, quizá, pero cumplir a medias. La función de esta Escuela no es sólo de erudición, no es solamente la de formar eruditos, sino la de formar apóstoles de nuestra doctrina. Por esa razón, yo no digo enseñar la doctrina: digo inculcar la doctrina, entre las funciones de la Escuela Superior Peronista. Y además de inculcarla, unificaría.

LA UNIFICACIÓN DE LA DOCTRINA

Todas las doctrinas han sufrido terribles deformaciones en el mundo, y las deformaciones doctrinarias tienden a la diversificación de los grupos que las apoyan y terminan por disociar a las comunidades que las practican. No hay doctrina en el mundo que haya escapado a este tipo de deformación, por falta de unidad de doctrina. Por eso es función de la Escuela la unificación de la doctrina, vale decir, dar unidad de doctrina a los hombres; en otras palabras, enseñar a percibir los fenómenos de una manera que es similar para todo:, apreciarlos también de un mismo modo, resolverlo: de igual manera y proceder en la ejecución con una técnica también similar. Eso es conseguir la unidad de doctrina, para que un peronista en Jujuy y otro en Tierra del Fuego, con el mismo problema, intuitivamente estén inclinados a realizarlo de la misma manera, a través de la operación de cualquier inteligencia, que va desde la percepción al análisis, del análisis a la síntesis, de la síntesis: a una resolución y de la resolución a la ejecución.

ES FUNDAMENTAL CONSERVAR LA UNIDAD DOCTRINARIA

Si conseguimos que todos los peronistas en la República Argentina, cualquiera sea su situación de lugar y de tiempo, lleguen a poner de acuerdo este proceso, nosotros habremos unificado la doctrina, porque en cualquier parte que estemos tendremos la unidad absoluta de doctrina. Esta también es función de la Escuela, y está considerada esa función como la principal autodefensa de nuestro propio Movimiento y de nuestra propia doctrina. Nuestra doctrina puede ser desvirtuada, puede ser destruida y, en consecuencia, nuestro Movimiento puede ser disociado y puede ser

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destruido por la mala interpretación de la doctrina y por la falta de unidad de doctrina que practiquemos los mismos peronistas. Por esa razón, entre todas las funciones que pueden asignarse, yo he puesto en estas cuatro cuestiones, como las más importantes, tanto la forma de inculcar como la forma de mantener la unidad.

FORMACIÓN DE LOS CUADROS PERONISTAS

Como tercer asunto, o tercera misión, creo que sigue en importancia ¡a formación de los cuadros. Los cuadros peronistas deben ser cubiertos, no solamente con hombres que trabajen para nuestro Movimiento, sino que también deben ser predicadores de nuestra doctrina. Todas los movimientos de acción colectiva, si necesitan de realizadores, necesitan también de predicadores. El realizador es también hombre que hace sin mirar atrás. El predicador es el hombre que persuade para que todos hagamos, simultáneamente, lo que tenemos que hacer.

PREDICADORES Y REALIZADORES

Por eso considero que la formación de los cuadros, que ha de iniciarse en esta casa, es una función principalísima para el éxito de nuestro Movimiento y de nuestra doctrina: formar hombres realizadores y formar también predicadores. Los dos son indispensables para nuestro Movimiento. En esos cuadros quien logre ser a la vez realizador y predicador es, el ideal que puede alcanzar un hombre. Pero hay algunos que no tienen condiciones para realizar. No los debemos desechar, porque ellos pueden tener condiciones para hacer realizar a los otro, lo que ellos no son capaces de realizar. Es indudable que en este orden de ideas, para el Movimiento Peronista todos los hombres que llegan a esta casa son útiles.

CAPACITAR A LOS HOMBRES PARA OUE SEAN MAS ÚTILES

Nuestra misión es capacita4os para que sean más útiles. Debe estudiarse aquí a cada hombre, porque cada uno ha recibido, en diversa dosificación , condiciones que son siempre útiles, activas y constructivas para nuestro Movimiento. Les daremos lar armas que más cuadran a sus inclinaciones y a la misión que deberán desarrollar en la vida peronista, y si lo hacemos bien, ellos nos lo agradecerán y el Movimiento irá progresando paulatinamente, en proporción con la capacidad de que sepamos dotar a nuestros propios hombres. Por eso la función de formar los cuadros de nuestro Movimiento en esta Escuela tiene una importancia extraordinaria, porque en la formación de ellos ya va incluido todo el proceso anterior, de mantener, consolidar y desarrollar nuestra doctrina, inculcarla y mantenerla al día, como ya hemos explicado, que son las cuatro funciones de la Escuela.

CAPACITAR LA CONDUCCIÓN

Ahora, dentro de la formación de esos cuadros, viene un capitulo que es de suma importancia: el de capacitar la conducción. En los movimientos de hombres, en los movimientos colectivos, siempre la función más difícil es la de conducir. Por eso no existen muchos conductores en el mundo y muchas colectividades carecen de hombres que las sepan y las puedan conducir, porque la conducción es un arte, y los artistas no se forman, desgraciadamente, en las escuelas. Las escuelas dan técnicos, pero no dan artistas.

CONDUCTORES NACEN O SE HACEN POR EL TRABAJO

Por esa razón nosotros no decimos que puede ser función de la Escuela el formar conductores, porque los conductores no se hacen. Desgraciadamente, los conductores nacen, y aquel que no haya nacido, sólo puede acercarse al conductor por el método. El que nace con suficiente óleo sagrado de Samuel, no necesita mucho para conducir; pero el que no nace con él, puede llegar a la misma altura

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por el trabajo. Por eso Moltke dijo una vez que el genio es trabajo. Al genio se llega por esos dos caminos. También por la perseverancia, el perfeccionamiento, el trabajo constante, se puede Llegar al genio.

NECESIDAD DE CULTIVAR LAS ARTES

Esas dos concepciones son las que nos apartan de la escuela fatalista del siglo XVIII, donde decían que si los' artistas nacen, no habría necesidad de cultivar las artes, ya que si nace, nacerá sólo, y si no, no llegará nunca a conformar un artista.Yo no creo que todos los artistas hayan nacido. Hay un gran porcentaje que con el trabajo se acerca tanto al genio que ha llegado 4 conseguirlo. Por eso digo que esta cuarta función de la Escuela es quizá la más difícil y la que hay que manejar con una mayor prudencia, para no descorazonar a los hombres y para prestar al Movimiento la ayuda más eficaz, en el orden de su conducción.

TÉCNICA DE LA CONDUCCIÓN

Por otra parte, la conducción, en el campo político es toda una técnica. En el mundo, en general, no se ha estudiado mayormente esta conducción, porque los hombres encargados de realizarla, en su mayoría, no apuntaron a ser grandes conductores desde muchachos. Apuntaron a todas las demás inclinaciones, más o menos convenientes para ganarse la vida o para triunfar en la vida, pero pocos se han dedicado a profundizar lo que es la conducción, pensando a los quince años que a los cincuenta ellos serian conductores. De manera que poca gente se ha dedicado en el mundo a estudiar profundamente lo que es la técnica de la conducción.

LA CIENCIA Y EL ARTE DE LA CONDUCCIÓN

La conducción política es todo un arte, y ese arte está regido por principios, como todas las artes. Si no tuviera principios no seria un arte, así como una ciencia que no tiene leyes tampoco es una ciencia. La diferencia que hay entre la ciencia y el arte consiste en que la ciencia se rige por leyes, leyes que dicen que a las mismas causas obedecen los mismos efectos, y el arte se rige por principios que son comunes en su enunciación, pero que son infinitamente variables en su aplicación, y ahí está la dificultad del arte, porque el arte no presupone solamente la aplicación de leyes, sino también la aplicación de principios en las cuales la creación representa el ochenta por ciento del fenómeno, y la creación ? Lo es producto de una técnica. La creación es producto de una inspiración que los hombres tienen o no.En esa técnica de la conducción es indudable que existen factores ponderables y factores imponderables.

NO HAY RECETAS PARA CONDUCIR PUEBLOS

Por esa razón, en este proceso no se puede aplicar un cálculo de probabilidades, por-que los imponderables son tan grandes como los factores que pueden ser previstos y contrapesados en el cálculo.El empleo de formas rígidas, en esta clase de acciones, no es posible. No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos para conducirlos. Los pueblos se conducen vívidamente, y los movimientos políticos se manejan de acuerdo al movimiento, al lugar y a la capacidad de quienes la acción para manejarlos. Sin eso es difícil que pueda conducirse bien. No es la fuerza, no es solamente la inteligencia, no es el empleo mecánico de los métodos, no es tampoco el sentido ni el sentimiento aislado, no hay un método ideal para realizarlo, ni existe un medio eminentemente empírico. Es decir, es una concentración de circunstancias tan variables, tan difíciles de apreciar, tan complejas de percibir, que la inteligencia y el racionalismo son a menudo sobrepasados por la acción del propio fenómeno. Y para concebirlo hay solamente una cosa superior, que es la percepción intuitiva e inmediata y la contra acción que de ese fenómeno vuelve a reproducirse como fenómeno en la colectividad.

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ACCIÓN INMEDIATA DEL CONDUCTOR

Sin esa acción, rápida, eficaz, donde se aplican los principios y se aprovecha la experiencia, pero no pensando ni en el principio ni en la experiencia, porque si uno analiza ambas cosas, llega tarde y el fenómeno se ha producido en contra de todo cuanto uno había previsto. Es decir, que son acciones inmediatas que deben producir reacciones también inmediatas, donde la inteligencia interviene sólo en parte. Hay una fuerza de distinto orden de percepción, que los hombres tienen o no tienen y que los capacitan o no para tomar por reacción inmediata lo que el racionalismo tardaría mucho tiempo para producir.

UNA FUERZA SUPERIOR

En este sentido, la planificación y todas esas innumerables operaciones que la inteligencia humana ha planeado a lo largo de los ciclos de todos los tiempos de la historia, no son suficientes. Es una cosa que se adquiere, que se posee. Es un fenómeno de aquellos que la inteligencia no puede ni podrá jamás explicar.. Es una fuerza superior. Es muchas veces la suerte, el destino, la casualidad. Pero ellos suelen estar también guiados por una fuerza superior, donde la moral, la razón y la verdad podrían ser tres nombres magníficos para representar esas fuerzas que no podríamos denominar de otra manera.

IMPORTANCIA DE LA INTUICIÓN

Por eso se ha dicho que la conducción es un arte simple y todo de ejecución. Es un arte simple, y todo de ejecución; si... para algunos. Es un arte simple y todo de ejecución como son todas las artes. Pero hay tina interpretación aún de esa fórmula simple de la conducción, y que es casi intuitiva. Por eso yo tengo un poco de fe en que las mujeres capacitadas para esto pueden llegar a grandes destinos, porque en ellas se ha observado más profundamente guardada la intuición, y ese sentido de la conducción tiene mucho de intuición. Conocemos casos, en la conducción, de hombres oscuros que no han cometido casi errores, y de sabios que no han dejado de cometer casi ninguno de los errores que se les presentaron en el camino de la conducción.

LOS PRINCIPIOS Y LA EXPERIENCIA

Lo que aquí se puede enseñar, en la Escuela. es lo que conforma toda la teoría de la conducción, que es simple. Lo primero que se necesita es conocer la parte inerte del arte. La parte inerte del arte es lo que el hombre puede recoger de su inteligencia y reflexión y de lo que la historia presenta como ejemplo. Vale decir, hay una teoría que se conoce, que es conocida, que se puede enunciar con una serie de principios que nacen de la racionalización de los hechos mismos. Es un estudio filosófico de los hechos que cristalizan reglas, que en la mayor parte de los casos han dado buen resultado y han sido aparentes para la conducción. A eso llamamos principios.En la historia hay un sinnúmero de ejemplos, que en tales circunstancias, mediando tales causas, produjeron tales efectos. Y eso le da al hombre la experiencia, experiencia que no puede esperar de su propia persona, porque la experiencia de la conducción llega tarde y cuesta muy caro, puesto que cuando uno la aprende, ya no le sirve para nada.

FORMAR EL CRITERIO PARA LAS RESOLUCIONES RÁPIDAS

Combinando el estudio activo de esos ejemplos, que la experiencia y la realidad presentan como concretos, al análisis, mediante los principios que la inteligencia ha aislado quizá de los propios hechos, uno puede conformar una gimnasia intelectual que le va formando el criterio necesario para la interpretación rápida y eficaz de los hechos y las medidas que en consecuencia puede tomar. Se estudian todos esos ejemplos en la historia de la conducción política, no para aprenderlos por si se repiten, porque en la historia no se repite dos veces ti mismo caso en igual forma. No se estudian

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para aprenderlos: se estudian como una gimnasia para ser más sabios en todas las ocasiones. Y eso, realizado en forma activa, no en forma de conferencia o en forma, diremos, de lección. No, no; hay que trabajarlo; hay que hacer trabajar el criterio propio en cada caso, porque es el criterio el que va a servir en los casos y no el ejemplo ni el principio.

EL FAMOSO CASO DEL GENERAL VERDY DU VERNOIS

Hay un caso famoso de la conducción, que se le presentó al general Verdy du Vernois, citado por grandes autores, en la batalla de Nachau. El había sido, durante veinte anos:, profesor de conducción en la Escuela Superior de Guerra de Francia. Llegó al campo de la batalla y dijo: "¿Qué principio aplico aquí? ¿La economía de las fuerzas?", y el enemigo se venía encima. "¿Qué principio de la conducción aplico aquí?", y el enemigo seguía avanzando y habían ya tomado contacto las vanguardias. "¿Qué ejemplo de la historia me puede inspirar para la batalla?", y el adversario seguía avanzando, y ya se producía la "mélange", como dicen los franceses. Hasta que él se dio cuenta y dijo: "Al diablo los principios y al diablo los ejemplos; veamos de qué se trata, veamos el caso concreto,'. Vio el caso concreto como era, resolvió de acuerdo con su criterio y ganó la batalla.

LLEGAR AL CASO CONCRETO Y OBJETIVO

Las conducciones, de cualquier naturaleza, son todas iguales, porque los que varían son los: medios y los factores; la conducción es una sola cosa. para lo político, para lo social, para lo económico, para lo militar y para todos los órdenes. Quiere decir, señores, que los problemas que la conducción política plantea son casos concretos, a resolverse en sí y concretamente. Si es: necesario, tomar el fenómeno objetivamente; preguntarse en cada caso, como el general Verdy Du Vernois: "¿De qué se. trata?" Y la solución surge sola, y cada vez surge más fácilmente. Eso es lo que capacita para la verdadera conducción. Es el caso el que inspira y es el caso el que se realiza por sí.

CAPACITAR A LOS PERONISTAS

Señores: sobre esto hablaremos mucho durante el año, porque yo voy a dar los cursos de conducción. Analizaremos profundamente toda esta difícil materia. Creo que con ello haremos mucho, pero yo estaré satisfecho si al final de mis cursos he conseguido formar hombres capaces de tomar una resolución y de realizarla, es decir, hombres de acción, porque la conducción ha sido hecha, por la naturaleza, para que se gasten y quemen allí los conductores. La tarea de esta Escuela Superior Peronista, en mi concepto, no será la de formar peronistas: aquí vendrán los peronistas ya formados. La tarea nuestra será la de mejor capacitarlos, y la de poner en sus manos e¡ mayor número posible de armas para hacerlos: vencedores en la conducción de sus respectivas fracciones.

CAPACITACIÓN INDIRECTA DE LA MASA

Nosotros no trabajamos aquí para la masa en forma directa, sino indirecta, influyendo sobre los hombres destinados a encuadrar esa masa y a conducirla, dando a esos hombres lo que en nuestro concepto se necesita para conducir, ya sea en los conocimientos de orden intelectual, como también en las cualidades de orden moral que hay que poseer y que hay que desarrollar en la masa peronista. Por esa razón, nuestra tarea de instruir y de educar debe cumplirse con hombres de cierta evolución, y por eso se llama Escuela Superior Peronista.

ELEVAR LA CULTURA CÍVICA Y SOCIAL DE LA NACIÓN

Siempre se ha hablado, aquí, de la necesidad de educar al soberano, pero nadie se dedicó nunca, seriamente, a hacerlo, quizá por conveniencia política; pero nosotros: esta vez también estamos decididos a no decir, sino a hacer, y estamos iniciando esta acción en cada una de las unidades básicas de los partidos femenino y masculino, como así también en todos los sindicatos, donde ya se

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imparte, en las escuelas sindicales, la enseñanza política correspondiente; vale decir, que nuestra función de dirigentes está destinada a ir elevando la cultura cívica y social de la Nación, y esto que nace hoy, con su célula fundamental, la Escuela Superior Peronista, está destinado a preparar los cuadros que, capacitadamente, han de impartir después, en toda la República, esa enseñanza para la elevación de la cultura cívica y social de la Nación.

LA CAPACITACIÓN POLÍTICA DESCUIDADA POR LA OLIGARQUÍA

Esta función, señores, tiene para 'ni fundamental y recién hemos empezado a realizarla porque, en me-dio del fárrago de trabajo que hemos tenido que realizar, todavía no hablamos podido cristalizar esta idea, que es nuestra desde hice mucho tiempo, casi desde que empezó nuestro Movimiento. Sin embargo, iniciada aquí, en cursos rápidos de capacitación, llegaremos a realizar estudios regulares, tan pronto tengamos la capacidad de local y las posibilidades de hacerlo, en forma no solamente de capacitar, sino de ir formando verdaderos técnicos en esta actividad para la conducción política de la comunidad Argentina. Creo que esto es tan importante como muchas otras profesiones, y que el Estado lo ha considerado fundamental, cuando creó las facultades de ciencias políticas, que, desviadas en su función, no tuvieron, como efecto práctico para el pueblo, absolutamente ninguna misión.

CAPACITACIÓN INTELECTUAL Y ESCUELA ACTIVA

Es indudable, señores, que esta escuela no puede ser una escuela teórica, no puede ser una tribuna de exposición pasiva de muchas ideas, que ya conocemos. Es necesario que en esta escuela se cumplan dos funciones: que se haga un sector de la erudición, para capacitar intelectualmente en el conocimiento de nuestra Doctrina y de nuestra manera de pensar; pero también es necesario que haya otro lector de escuela activa, para formar hombres y mujeres capacitados para esa función; vale decir, que esta erudición será la base que le daremos al criterio de cada uno de los peronistas, para que con ese criterio, evolucionado, informado e ilustrado, pueda tomar buenas medidas y realizarlas bien en todas las ocasiones. Si nosotros seguimos formar conductores mediante la enseñanza racionalizada de nuestra doctrina, de nuestra teoría y de nuestras formas de ejecución, habremos cumplido bien con nuestra misión. Pero si formamos solamente hombres capaces de decir, no habremos cumplido sino la mitad. Tenemos que formar hombres capaces de decir y hombres capaces de hacer, y en este caso se trata de formar, en lo posible, el mayor número de hombres capaces de hacer, porque en este país, hasta ahora, no hemos formado más que hombres capaces de decir.

HOMBRES OUE SEAN CONSECUENTES CON LOS PRINCIPIOS

De manera que la Escuela Superior Peronista ha de ser eminentemente activa. Debe utilizarse un método lo suficientemente activo como para que los hombres se capaciten para obrar, para que pongan en juego su actividad, pero que lo pongan en forma criteriosa, en forma capaz de llegar a conclusiones constructivas, y que a la vez tengan la fuerza motriz suficiente para realizar, porque lo sublime de la solución, como lo sublime de los principios, como lo sublime de las virtudes, no está en la enunciación, sino en la práctica de esas virtudes, de esos principios. Lo que nosotros queremos no es formar hombres que sepan enunciar bien tales cuestiones, sino hombres que cumplan esos principios, que tengan esas ideas y que posean esas virtudes. Si lo conseguimos, habremos cumplido con nuestra función de profesores de la Escuela Superior Peronista, pero si no lo conseguimos, cualesquiera sean la abnegación con que ejerzamos la cátedra y el sacrificio con que la realicemos, habremos perdido lamentablemente el tiempo, y les habremos hecho perder también a los alumnos su precioso tiempo.

HONRAR A LA ESCUELA SUPERIOR PERONISTA

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Yo estoy persuadido de que esto no sucederá. Estamos bien de acuerdo sobre lo que queremos. Ahora nos queda solamente realizar, en esto, la tarea de cuidar nuestra Escuela y elevarla a la consideración de todos los peronistas. Y, sobre todo, señores, de honrarla cada día más, para que esta escuela tenga el prestigio que debe tener dentro de la masa de nuestros partidarios, para que todos la consideren y para que sea un centro permanente de irradiación, no solamente de los conocimientos, sino también de las virtudes peronistas.

LA ESCUELA OBRARÁ SOBRE LA INTELIGENCIA Y EL CORAZÓN

En esta Escuela no hemos de hablar solamente a los alumnos de lo que ellos tienen que hacer para triunfar en la conducción, o de lo que ellos deben hacer para que triunfe nuestro Movimiento, sino también de lo que ellos deben ser para honrarlo y de lo que cada uno de nuestros hombres de la masa debe alcanza? para que podamos decir en el futuro que desde esta Escuela, que trabaja no solamente sobre la inteligencia de los hombres, sino también sobre su alma, hemos irradiado no solamente luz, sino también el calor de las virtudes peronistas, sin las cuales él movimiento justicialista sería un movimiento político, lindo al principio, bueno en la mitad y malo al final.

EL SENTIDO HEROICO DE LA VIDA

Porque, señores, estos movimientos triunfan por el sentido heroico de la vida, que es lo único qué salva a los pueblos; y ese heroísmo se necesita no sola-mente para jugar la vida todos los días o en una ocasión por nuestro Movimiento, sino para luchar contra lo que cada uno lleva dentro, para vencerlo y hacer triunfar al hombre de bien, porque al partido lo harán. triunfar solamente los hombres de bien.

EL TRIUNFO DE LA ESCUELA SUPERIOR PERONISTA

Si la Escuela es capaz de realizar ese esfuerzo -y va a ser capaz por-que pondremos todo cuanto sea necesario para hacerla triunfar-, hemos de ver, en el tiempo, su prestigio aumentado, su acción hornada por todos nosotros y quizás algún día los que sean dentro de varias generaciones alumnos de estos cursos, sus directores y profesores, puedan decir, como decía el señor director de la Escuela, que en esta ocasión, 1º de marzo de 1951, cuando se fundó la Escuela Peronista, ya auguramos que su vida sería larga y proficua, para la Patria en primer término, para nuestro Movimiento en segundo término y para nuestros hombres en tercer término, formando generaciones de argentinos y de justicialistas que cada día fueron haciendo mayor honor a nuestra Patria y a nuestro Movimiento.Si la Escuela cumple, como anhelamos, esa función, corre a lo largo del tiempo con su enseñanza y con sus virtudes, no tengo la menor duda de que en esa ocasión, dentro de varias generadores, tendremos, de esas nuevas generaciones argentinas, el recuerdo, el cariño y el reconocimiento a esta acción que hoy iniciamos en la Argentina, solamente en nuestra Patria, en su felicidad y en su grandeza.

CONDUCCIÓN POLÍTICA

CAPÍTULO I

ELEMENTOS DE LA CONDUCCIÓN

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OBJETO DE LA MATERIA

El objeto de la materia Conducción Política es capacitar para la conducción. Decimos capacitar, no enseñar, porque la conducción no se enseña. La conducción más, bien es una facultad que se desarrolla que una cuestión teórica que pueda aprenderse.

LA CONDUCCIÓN SE COMPRENDE, NO SE APRENDE

La conducción se comprende o no, pero no se aprende. Es el ejercicio del criterio, y el que tiene criterio puede realizar una conducción racional, pero el que no pone en juego su criterio y pretende reemplazarlo por la retentiva o por la memoria, no llega a realizarla nunca. Por eso no es tampoco la conducción misma la que enseña la conducción. Es más bien una facultad de la comprensión.

EL CASO DEL MARISCAL DE SAJONIA

Hay un caso que se cita mucho en "conducción militar". Dicen que el mariscal de Sajonia hizo todas sus campañas durante veinte años montado en una misma muía, y que a pesar de haber hecho durante veinte años todas las campañas, la muía no aprendió nada de conducción.CONDICION ESENCIAL LA PENETRACIÓNCon eso nosotros hemos querido determinar que hay una condición que, en el que abraza la conducción no puede faltar, que es la penetración, la penetración profunda. Por eso hay hombres que durante toda su vida han hecho conducción sin comprenderla y otros que nunca han conducido, pero que saben conducir porque han comprendido la conducción. Esto es, en pocas palabras, el fenómeno de la conducción.POSIBILIDAD DE APRENDER LA TEORÍA Y LAS FORMAS DE EJECUCIÓN En cambio, si bien la conducción no puede enseñarse, existen elementos de la conducción que es necesario aprender. La conducción es un arte y, en consecuencia, como todas las artes, tiene su teoría. La teoría se puede aprender. Y también tiene sus formas de ejecución, que también se pueden aprender.COMPARACIÓN CON LAS ARTES PLÁSTICAS Comparando esto de la conducción con la pintura o con la escultura, que en el fondo son otras de las formas del arte, podríamos decir que los principios' de la perspectiva forman parte de la teoría de ese arte, forman parte de aquello que permite ejecutar, lo mismo que el manejo de los instrumentos, de los pinceles, de los escalpelos, de todo lo que se maneja para hacer las artes plásticas. Son las formas de la ejecución del arte. Pero un hombre, aun penetrando y conociendo la teoría, o sea la perspectiva, el color, el ángulo, los desplazamientos, la colocación, todo eso que forma los grandes principios de la perspectiva para el arte plástico, no haría una obra de arte ni con esos conocimientos ni con el perfecto manejo de los instrumentos de ejecución. Si él no es un artista, si no es capaz de crear dentro de esa teoría y dentro de esas formas de ejecución, no será nunca un buen artista.CONDICIONES NATURALES PARA EL ARTE Y LA CONDUCCIÓN Las obras de arte no se hacen con la teoría ni con los instrumentos de ejecución. Eso se hace con algo que da la naturaleza a los hombres, a todos en una medida diferente. Muchos resultan Miguel Ángel porque han venido dotados de una inmensa cantidad de las facultades de creación; y otros hacen un buen cuadro, que no llega a célebre, aunque posiblemente tenga mejor técnica que la de Miguel Ángel, una ejecución más perfecta, pero le falta algo que ellos no tienen y que solamente hubieran podido dar un Murillo, un Rafael, o cualquiera de los grandes hombres. Una obra de arte no se hace ni con, la teoría ni con las formas de ejecución.Esa es otra de las cosas que hay que conocer dentro de la conducción.TÉCNICA Y ARTE DE LA CONDUCCIÓN Por eso diríamos nosotros que cuando queremos asimilar la teoría y las formas de ejecución del arte de la conducción política, tendremos que imaginarnos que hay una serie de sistemas dentro de los cuales uno puede organizarse y prepararse para la conducción; que eso lo capacita ID cierta medida

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para la conducción, y que cuando mejores conocimientos tiene, se le facilita más la conducción. Eso es lo que nosotros podemos asimilar en un curso de conducción.Lo que yo les puedo dar a ustedes es la técnica; lo no les puedo dar es el arte de la conducción. De la misma manera que uno enseña a tocar la guitarra y da la perfección de la guitarra. Pero esa condición natural con que nace el artista no se puede enseñar. Eso es la conducción.CRITERIO, BASE DE LA CONDUCCIÓN Ahora, la conducción técnica presupone generalmente el ejercicio amplio del criterio. Para la conducción no sirve la memoria, no sirve la retentiva. Es solamente el criterio, criterio que debe estar basado, como todos los ejercicios del criterio, primero en una erudición suficiente. Pero es inútil que un hombre tenga un gran criterio si no ~ los elementos básicos sobre los cuales debe apoyar su criterio. Por eso, dentro de la técnica, está primero la erudición, o sea el conocimiento de sus elementos.LOS MÉTODOSInmediatamente el ejercicio de los métodos, que son únicos en esto. El método objetivo, es decir, por la percepción, y el otro de la reflexión y la observación, o sea el método subjetivo. Eso es lo que pone en juego el criterio, lo que nosotros haremos en la conducción.ESCUELA ACTIVA Y CONDUCCIÓN Esta es por eso una escuela activa. No nos dedicaremos a hacer permanentemente conferencias, sino que también nos ejercitaremos tomando casos concretos de la vida y de la historia de la conducción política, y los analizaremos, no para volverlos a aplicar por si el caso se repite -¡porque no se repite!-, pero si como una gimnasia que nos hará más sabios para todas las situaciones que puedan presentarse en la conducción política. Es decir, es un entrenamiento. Así como el boxeador pega en la bolsa o hace boxeo con el aire. Con eso no le va a ganar a nadie, pero se hace ágil y más diestro.FUNCIÓN DE LA MATERIA Toda esta materia que contiene esta forma de enseñanza tiene una sola función dentro de nuestra acción escolástica. Está destinada a formar hombres capaces de tomar una resolución y de ejecutarla. Si yo consigo a fin de año, en cada uno de los que estudian esta materia, que se capa cite para analizar profundamente una situación, tomar una resolución acertada y ser capaz de ejecutarla, habré cumplido con mi misión. Si no formo esa clase de hombres o de mujeres, no habré cumplido con la misión que me propongo. Por eso, mas' que una tarea escolástica, la mía es toda una escuela activa de conducción. No es cuestión de que yo hable y ustedes escuchen. Eso será por un tiempo, mientras desarrollemos la parte teórica. Después ustedes harán y yo diré si está bien lo que hacen.NO SE PUEDE ENSEÑAR SOBRE EL ERROR La conducción no se puede enseñar de otra manera. Es imposible intentarlo. Claro que. si yo primero no les enseñara un poco a ustedes y no les pusiera temas concretos que ustedes resolvieran y yo corrigiera, tampoco sería el método apropiado. Es decir, si sobre el error de ustedes yo hiciera la corrección. Primero deben tomar la base de toda la materia, que generalmente será nueva para todos ustedes, como lo van a comprobar cuando enuncie el programa.MÉTODO EQUIVOCADO Yo recuerdo que cuando era alumno en esta materia habían importado al país un método, que era el de trabajar sobre el error. Nos proponían un tema; por ejemplo: "Plan de operaciones, análisis de tal operación, juicio crítico". ¿Qué podíamos hacer nosotros, si no sabíamos nada? Había un muchacho del curso que decía que enseñar sobre el error a un individuo que no sabe nada es lo más terrible que puede ocurrirle. Es lo mismo que si a uno que aprende música, el director le dijera: "Siéntese; toque el Himno Nacional, que yo lo voy a corregir". Lo que deseo es darles los rudimentos básicos para empezar a trabajar; y para que pongan la mano en la masa tengan que tener la masa. Una vez que yo haya dado las bases, recién entonces comenzaremos la parte activa.PROGRAMA SINTÉTICO Y PRÁCTICOComo verán ustedes por lo que voy a enunciar en seguida como programa para la materia, son cosas totalmente nuevas dentro de lo que. pueden estar acostumbrados ustedes. El programa que vamos a desarrollar, y que yo trataré de hacerlo lo más sintético posible, es materia demasiado amplia para tratar en clases como las que desarrollamos. En un curso normal la conducción necesita por lo menos de trescientas horas, y nosotros hemos de tener mucho menos. De manera que yo he tenido que hacer una sexta parte de lo que se puede enseñar como conducción. He suprimido, por ejemplo,

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toda la parte de la evolución filosófica de la conducción, es decir, la enumeración de todo el método que se ha seguido desde la antigüedad hasta nuestros días, a través de todos los grandes conductores de la historia.EL EJEMPLO DE LOS CONDUCTORES Todo eso lo daré como más o menos conocido para entrar a analizar algunos casos concretos, también de esos' grandes conductores, tomando los hombres que han triunfado en la conducción de pueblos, que desde la época de los Escipiones hasta la nuestra son bastante numerosos. Habría que tomar a cada uno de esos hombres y estudiar en cada uno de ellos cuál fue el método que le permitió triunfar. Y analizaríamos así, como hizo Plutarco en sus "Varones ilustres", cien personalidades, y diríamos por qué triunfaron en la conducción política. ¡Algún factor debe de haber para que triunfaran, habiendo millones que no triunfaron con él!IMPOSIBILIDAD DE SU ESTUDIOAnalizar así cada hombre a lo largo de la historia es el estudio de la evolución filosófica del arte de la conducción. Pero ello nos llevaría a nosotros por lo menos cien horas, con el fin de poder estudiar cada personalidad.Eso lo dejo librado al criterio de ustedes, para que lo consulten individualmente. Solamente estudiaremos algunos casos de hombres ilustres.LICURGO EL PRIMER JUSTICIALISTATendríamos que comenzar por Licurgo que, en el arte de la política, fue, sin duda, el más grande hombre de la antigüedad, y podemos considerar que él fue el primer justicialista del mundo, por otra parte. Efectiva-mente; él quitó, por primera vez en la historia, la tierra a los: terratenientes, entregándola al pueblo, dividiéndola en parcelas. Así practicó nuestro justicialismo novecientos a ochocientos años antes de Jesucristo. Por eso quizá sea para nosotros el hombre a quien debemos observar con más atención. Fue un triunfador; fue un legislador que dejó a su país una enorme cantidad de leyes, que duraron casi quinientos años. Para que esto sucediera en aquella época1 esas leyes debían de ser muy buenas. Hoy nunca llegan a durar tanto.UN ESTUDIO MÁS EMPÍRICOPor esa razón, si yo tuviera el tiempo necesario, este curso seria un estudio de cada uno de hombres. A través de ellos estudiaríamos la evolución filosófica -de toda la conducción, en todos los tiempos. Pero eso sería demasiado largo. Yo prefiero ser más empírico y comenzar a tornar di-rectamente las formas de la conducción, prescindiendo de toda esa parte, que es sumamente interesante, pero que en realidad es demasiado extensa para poder desarrollarla en un curso regular.ELEMENTOS DE LA CONDUCCIÓN Por eso yo he puesto en la primera bolilla "Elementos de la conducción política". Los tres elementos de la conducción política son: primero: los conductores; segundo: los cuadros auxiliares de la conducción, y tercero:la masa y su organización. El conductor político, trabaja con estos elementos. Dentro de esos elementos están todas las materias con que debe trabajar el conductor político.HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA CONDUCCIÓN La segunda bolilla comprende las "Características de la conducción moderna". Es decir, éste es el capítulo que debía comenzar con todo el estudio de la evolución filosófica de la conducción política, y que yo traigo solamente al momento actual, porque no tenemos tiempo para realizar un examen retrospectivo que nos condujera racionalmente desde la antigüedad hasta nuestros días. En esto, que comprende las características de la conducción política moderna, solamente lomo los antiguos sistemas de partidos políticos, los antiguos me-dios, el caudillismo y la delegación de la conducción; la conducción anarquizada; y, en segundo lugar, los medios modernos.La conducción evoluciona con las conquistas de las ciencias y de las artes, así como también con la cultura cívica.Es decir, en esta bolilla a desarrollar teóricamente voy a hacer un análisis de cómo era la antigua organización y conducción ~ lítica, a la que muchos de nosotros hemos asistido. Es decir, considera remos la antigua inmediata, la anterior a la nuestra, y la nuestra, cuáles son los medios que hemos puesto en ejecución y por qué hemos triunfado sobre esa política anterior. Haremos un análisis de las causas por qué hemos triunfado nosotros, y por qué triunfaron todos los grandes conductores de la historia.

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LA BUENA CONDUCCIÓN SE MIDE POR EL ÉXITO En el arte de la conducción hay sólo una cosa cierta. Las empresas se juzgan por los éxitos, por sus resultados. Podríamos decir nosotros:¡qué maravillosa conducción!, pero si fracasó, ¿de qué sirve?La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde. Y no hay otra cosa que hacer. Lo suprema elocuencia de la conducción está en que si es buena, resulta y si es mala, no resulta. Y es mala porque no resulta y es buena porque resulta. Juzgamos todo empíricamente por su', resultados. Todas las demás consideraciones son inútiles.DOCTRINA, TEORÍA Y FORMAS DE EJECUCIÓN La tercera bolilla es "La conducción y la doctrina, la teoría y la forma de ejecución", es decir, los elementos de la conducción en el aspecto espiritual, intelectual y material de la acción misma. G sea, la doctrina, la teoría y las formas de ejecución. Dentro de esta bolilla tenemos la unidad de concepción y de acción en la conducción. El alma cualitativa, la coordinación espiritual, es la base de la cooperación, de los métodos de ejecución; una misma manera de ver, de apreciar y de resolver: unidad de objeto. Eso es indispensable para la conducción.En cuanto a la teoría y a las formas de ejecución, las tomamos analizadas dentro de la conducción. El desarrollo racional de la doctrina, la tecnificación y actualización. Y tomamos, en la tercera bolilla, la trilogía de la acción, de la doctrina y de la teoría y formas de ejecución.MÉTODO DE LA CONDUCCIÓNLa cuarta bolilla es el "Método en la conducción": la situación, la información, los estudios bases, la observación objetiva y la observación subjetiva. Apreciación de la situación, la premisa, el análisis y la síntesis. La resolución y el plan de acción; y las disposiciones, la ejecución y el control.Así está toda la teoría sobre el método de la conducción. La conducción tiene un método. Así como los cirujanos tienen sus métodos, los clínicos, los ingenieros los suyos, la conducción tiene un método al cual hay que ajustarse; no es nuevo. Descartes; hace más de cuatrocientos años, hizo la enunciación definitiva y permanente del método. Es el autor del método. La conducción sin método no va adelante. El método de la conducción, como es un método de acción, está basado en la observación de la situación, en su análisis, o sea en la apreciación, en su consecuencia, o sea la resolución (cómo se va a resolver el asunto), o sea el plan, y después la ejecución, y ver y comprobar cómo se realiza. Todo eso es el método de la conducción.ORGANISMOS DE LA CONDUCCIÓN La quinta bolilla comprende los "Organismos de la conducción". Empezando siempre por el conductor, su acción directa e indirecta en la conducción. Los auxiliares de la conducción. Esto es lo complicado del arte de la conducción, y es que para conducir no es suficiente un conductor. Se lo necesita a él y a todos sus auxiliares, como así también la información, la acción, la disposición y el control. Es todo un sistema orgánico que condiciona la conducción. Por eso es difícil.La transmisión, los medios técnicos y la acción personal, la ejecución; unidad de acción; amplitud de acción y continuidad de la acción, son los factores que gravitan en la ejecución, lo mismo que el control superior y multilateral, es decir, el control que se ejerce desde arriba y el que se ejerce en los órganos de ejecución.EL CONDUCTORLa sexta bolilla es: la parte teórica. Allí tomarnos y estudiamos:a) El conductor, parte vital, sus condiciones morales, intelectuales y partidarias;

LA TEORÍA b) La teoría, o sea la parte inerte del arte de la conducción; la enumeración de sus: grandes principios, la información, el secreto, la sorpresa, la unidad de concepción, la unidad de acción, son todos factores de conducción. Disciplina partidaria, obediencia, iniciativa, la economía de las fuerzas, la continuidad del esfuerzo, dominio local o circunstancial; el dominio general y permanente, dominio de masa, popularidad, prestigio, libertad de acción, adoctrinamiento, acción solidaria, organización, son todos series de principios de la conducción. Preparación, cultura cívica, selección humana; acción electoral cuantitativa, acción de gobierno cualitativa. La acción política, la acción técnica, el sentido de ubicuidad de la política en la conducción. El sentido popular de la conducción, etcétera. Hay otras series de esto que se convierten en los grandes principios de la conducción política;

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LAS FORMAS DE EJECUCIÓNc) Formas de ejecución; la preparación, publicidad, propaganda, medios de acción, ejecuciónestratégica, ejecución táctica, agentes de ejecución, métodos de ejecución. La lucha, sus objetivos generales y los objetivos limitados. Procedimientos estratégicos y procedimientos tácticos en la conducción política.PARTE APLICADA DE LA CONDUCCIÓNBolilla siete: "Parte aplicada de la conducción". Los ejemplos históricos como fuente de enseñanza,, comentarios: el caso concreto; la situación, la apreciación, la resolución y el plan de acción; el juicio crítico: estudio de situaciones concretas, resoluciones y fundamentos.ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS Bolilla ocho: "Estudios complementarios". Monografías y estudios analíticos sobre temaspolíticos; monografías y estudios analíticos sobre temas doctrinarios; monografías y estudios analíticos sobre tenias de conducción.Tanto lo que se refiere a los ternas políticos como a los doctrinarios tomaremos solamente aquellos que tienen relación directa con la conducción. El estudio de la doctrina ni nada de eso me corresponde a mí, sino a los profesores que dictan esa materia. Yo solamente toco eso en lo que tiene que ver en forma directa con la conducción.CONDUCTORES, CUADROS Y MASAS Empezaremos a tratar hoy la primera parte, o sea los "Elementos de la conducción política". Dijimos que los elementos de la conducción política son: los conductores, los cuadros y la masa. Esa es la arcilla con la cual se trabaja en la conducción política! Debemos conocerlos profundamente, de la misma manera que el escultor va a hacer una obra tiene que conocer cómo se trabaja en arcilla, cómo se trabaja en yeso y cómo se trabaja en piedra y cuáles son las condiciones de la arcilla, del yeso y de la piedra para poder comenzar él no solamente a modelar, sino a dirigir el modelamiento de esos "elementos duros", como los llaman los escultores. Conociéndolos llegará a una forma más perfecta que aquel que trabaja los elementos de su arte.CONOCIMIENTO DE LOS ELEMENTOS DE CONDUCCIÓN Ese perfeccionamiento es la ventaja dc la conducción. Hay hombres que sin haber conducido nunca, conducen bien, y otros, que habiéndolo hecho siempre, conducen mal. Los segundos quizá tengan otros conocimientos que escapan a los primeros. De eso es precisamente, de lo que nos servimos nosotros.Vamos a estudiar cuáles son las condiciones que deben tener esos conductores, cuáles deben ser las condiciones que debemos desarrollar en los auxiliares de la conducción, que son los hombres que encuadran la masa que se conduce, y qué condiciones debe tener la masa para que obedezca y realice un trabajo inteligente, para que no sea una masa inerte, la que los romanos llamaban... "mudo y torpe rebaño" ¡Esta no es la masa que le conviene a un hombre que conduce!PREPARACIÓN DE LA MASA Lo primero que hay que hacer es despertar en la masa el sentido de la conducción. Los hombres se conducen mejor cuando quieren y están preparados para ser conducidos. Es muy difícil conducir una masa que no está preparada; y esa preparación es de dos órdenes: una preparación moral para que sienta el deseo y la necesidad de ser conducida; y otra intelectual para que sepa ser conducida y ponga de su parte lo que necesite para que la conducción sea más perfecta. El último hombre que es conducido en esa masa tiene también una acción en la conducción. El no es solamente conducido; también se conduce a sí mismo. Él también es un conductor, un conductor de sí mismo!.UNA MASA DE CONDUCTORESSi conseguimos una masa de conductores, imagínense qué fácil será la conducción. Estos elementos de la conducción son la base de toda la conducción. Es imposible conducir cuando no existe en estos elementos el sentido de la conducción.PELIGROS DE LA MASA IGNORANTE Algunos creen que una masa se conduce mejor cuando más ignorante sea. Es teoría también de algunos conductores: políticos. Cuanto más ignorante, mejor -piensan-, porque ellos la conducen según sus apetitos. Los , apetitos propios de una masa de ignorantes son malos consejeros para la conducción, porque los apetitos están en contra de la función básica de la conducción: que sea una masa disciplinada, inteligente, obediente y con iniciativa propia. Esa es la masa ideal para conducir,

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es la masa fácil, la que se conduce sola, porque hay momentos que pierde la acción del conductor, que "se va de la mano del conductor", y en esos momentos debe conducirse sola.LA MASA INORGÁNICA ES CAUSA DE CATACLISMOS POLÍTICOS Ese es, en política, un fenómeno que sucede todos los días. Cuando una masa no tiene sentido de la conducción y uno la deja de la mano, no es capaz de seguir sola, y se producen los grandes cataclismos políticos. Así fue la revolución del 6 de septiembre. La masa misma se alzó contra su propio conductor Y lo echó abajo. Era una masa inorgánica, que no estaba preparada para ser conducida. Eso trae graves trastornos.DARLE AL PUEBLO UNA CAUSA PERMANENTEMuchos dicen: "El pueblo está hoy con uno y mañana con otro". ¡hay que preparar al pueblo para que esté con una causa permanente! Si no tiene una causa hay que crearla!...EL CONDUCTOR DEBE SER MAESTRO Por eso conducir, en política, es; difícil, porque a la vez de ser conductor hay que ser maestro; hay que enseñarle a la masa; hay que educarla; hay que enseñar a los intermediarios de la conducción, porque la conducción no se puede realizar con un hombre y una masa, porque esa masa no está encuadrada, se disocia. La masa debe estar encuadrada por hombres que tengan la misma doctrina del conductor, que hablen en su mismo idioma, que sientan como él. Eso es lo que nosotros queremos desarrollar y la tarea principal de la conducción... Sin eso no se puede conducir. Es corno si yo, general, quisiera ir a la guerra contra un país y le dijera al pueblo argentino: "¡Venga un millón de hombres; vamos a pelear" ¿Adónde los voy a llevar? Tengo que tomar al millón de hombres, enseñarles a pelear, desarrollar su instrucción, su intuición de lucha, su espíritu de lucha, darle la causa por la cual luchamos y, entonces sí, nombrar sus oficiales y suboficiales para que los encuadren. Después me pongo al frente y, entonces..., ¡pan comido! SIMILITUD DE LAS LUCHAS HUMANAS En política es lo mismo. La lucha política es lo mismo que la lucha militar, económica, etcétera. Las luchas son todas iguales. Varían los medios y las formas; pero la lucha es siempre la misma. Son dos voluntades contrapuestas, a las que corresponden dos acciones contrapuestas. Las leyes que rigen la lucha son to4as iguales, porque las voluntades son iguales y las masas que luchan son siempre iguales. Siempre se trata de una voluntad que vence a otra; una voluntad que ha puesto en movimiento a una masa contra otra masa.PRINCIPIOS DE LA ORGANIZACIÓN Por eso digo que si esa organización se necesita para todas; las luchas, también se necesita para la lucha política. Se facilita la lucha política cuando esa organización corresponde bien al objeto. Vale decir, que el organizar la masa es necesario proceder cumpliendo los principios de toda organización.LA SIMPLICIDAD Primero, que sea una organización simple; que no sea complicada; porque, si no, no se puede manejar. Por eso, la primera regla de la organización es la simplicidad.

LA OBJETIVIDAD Que sea objetiva, vale decir, que esté organizada con una finalidad específica y que sirva para cada especialidad, porque a menudo la gente quiere organizar una cosa qué sirva para dos': como el sofá-cama, donde uno se sienta mal y duerme peor. Hay que organizar cada cosa para su finalidad, vale decir, que la segunda regla de la organización es la objetividad.LA ESTABILIDAD ORGÁNICALa tercera es la estabilidad orgánica; es decir, que se organice definitivamente y no se cambie todos los días, porque, si no, se conduce a la desorganización. Por eso es necesario un grado de estabilidad; pero si esa estabilidad es demasiado prolongada se anticúa. Pierde el cuarto factor.LA PERFECTIBILIDAD El cuarto es la perfectibilidad, y los que se anquilosan en un sistema y se exceden en la estabilidad, pierden perfectibilidad. La perfectibilidad es la evolución. Es decir, que no se puede estar

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cambiando todos los días de organización, pero tampoco se puede permanecer siempre con la misma organización. Hay que hacerla evolucionar de acuerdo con el tiempo y la situación.NECESIDAD DE QUE LOS PRINCIPIOS SEAN RESPETADOSEsos elementos de la conducción, tanto el conductor corno los intermediarios de la conducción; vale decir, los cuadros y el encuadramiento orgánico de la masa deben estar perfectamente de-finidos en su organización; respondiendo a estos; cuatro grandes principios orgánicos. Dentro de la organización política, eso es suficiente.CONSECUENCIAS DE LOS ERRORES DE ORGANIZACIÓNPor eso ustedes habrán observado que los defectos orgánicos y los errores cometidos en la organización producen una perturbación y alteración permanente en los partidos políticos. Los comunistas expulsan todos los días a veinte o treinta de su organización, cambian las células de fábrica por las de barrio, cambian los dirigentes gremiales por los políticos. ¡De los radicales, no hablemos: lo arreglan todo a sillazos en el Comité Nacional! Los defectos orgánicos los ponen a unos frente a Otros. Todos ésos son errores; orgánicos y cambian de dirigentes como de camisa. Eso los lleva al caos orgánico.EFICIENCIA DE LA ORGANIZACIÓN PERONISTA Nosotros, mal o bien, durante estos cuatro años hemos mantenido un grado de estabilidad, y dentro de ella mi cierto grado de perfectibilidad. Hemos cambiado los sistemas; pero despacito, de a poco. Es: cierto que también, a veces, nos peleamos; pero la sangre no llega al río. Son discusiones pequeñas, "camandulerías" de algunos "caudillitos" que todavía quedan. Eso obedece más que a defectos de nuestra organización a defectos de los hombres. ¡Todos los problemas tienen solución; pero no todos los hombres tienen solución! Alguna vez llega alguien con un problema y me lo entrega. Yo suelo decirle: "Muy bien: el problema yo lo resuelvo; pero usted ¿qué quiere? Porque quién sabe si a usted lo puedo resolver."LOGRAR QUE LA ORGANIZACIÓN SEA PERFECTA, A PESAR DE LOS DEFECTOS HUMANOSEn la organización política tendremos siempre esos defectos, porque son los defectos de los hombres. Pretender que los hombres sean perfectos dentro de los elementos de la conducción sería pretender lo imposible. ¡Lo que nosotros tenemos que tratar es que la organización sea perfecta a pesar de los defectos de los hombres! Cuando construimos una pared no nos fijamos de qué están hechos los ladrillos, y solamente vemos si la pared nos cubre y el techo nos abriga. No pensamos que en los ladrillos se utilizan materiales como el barro y eI estiércol.LA ACCIÓN POLÍTICA ES CUANTITATIVAEn la organización política también hay que pensar en la construcción. Hay que construirel andamiaje orgánico y rellenarlo bien, sin mirar mucho. ¿Por qué? Porque la acción política es cuantitativa.LA ACCIÓN DE GOBIERNO ES CUALITATIVA Si pensamos en el gobierno, allí sí que hay que pensar de otra manera, porque la acción del gobierno es cualitativa. De manera que, al compulsar todos los elementos: de la conducción, nosotros debemos tener, como punto de partida, que la perfección se alcanza en lo orgánico. Hay que trabajar de la periferia hacia dentro. Alcanzada la perfección orgánica se puede alcanzar la perfección humana.PERFECCIÓN HUMANA Y PERFECCIÓN ORGÁNICA Pero lo perfecto humano no se alcanza nunca en la imperfección orgánica. Es decir, que se puede perfeccionar el contenido después de establecido el continente. Antes, es inútil intentarlo. Lo mismo pasa en la organización de un ejército, que en la de un magisterio, que en la organización de un clero o de cualquier otra actividad. Todo eso se rige por una misma ley en la organización.EFICACIA DEL ADOCTRINAMIENTO PERONISTANosotros tenemos ya el continente, y tenemos gran parte del contenido. ¿Por qué? Porque el continente ha cristalizado la organización integral de los elementos de la conducción. Este acto de la creación de la Escuela Superior Peronista, como así también de los Ateneos, de las Unidades Básicas, como también los elementos culturales que ya están dentro del partido, todo eso ya no esta' trabajando sobre el continente, sino que está trabajando sobre el con-tenido. Y esto tenemos que llevarlo hasta la última célula partidaria, educando al último hombre que obedezca a nuestra

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doctrina y que vaya en nuestra conducción. Cuando lo hayamos obtenido, podremos decir: "¡Ahora tenemos los elementos básicos dc la conducción!"INTERPENETRACIÓN DE MASA Y CONDUCTOR En esto, como en todo lo demás, se comienza a construir desde abajo y nunca desde arriba. Es inútil dar a una masa inorgánica y anárquica un conductor. Lo van a colgar. Primero hay que formar esa masa. Sobre ella edificar y, al final, en el vértice de la pirámide, ahí va a estar el conductor, y esa masa lo va a llevar al conductor cuando el conductor no pueda llevarla a ella, porque la conducción no se hace sólo Por medio del conductor.EL EJEMPLO NAPOLEÓNICOLos triunfos de Napoleón no se deben sólo a él. Cuando él no pudo, fue su gran ejército el que lo llevó. ¡Cuántas veces dijo que se llevado por su ejército!EL CONDUCTOR ES A VECES CONDUCIDO Es decir, que la conducción tiene ese fenómeno extraordinario, y el conductor es, a veces, conducido por los propios elementos de la conducción, cuando ellos están capacitados. Pero, si no lo están, la primera vez que flaqueen, ~ conductor se hunde él con todos sus cuadros.SÓLO SE CONDUCE LO ORGÁNICO Y LO ADOCTRINADOQuiero hacerles comprender de que no se conduce ni lo orgánico ni lo anárquico. Se conduce sólo lo orgánico y lo adoctrinado, lo que tiene una obediencia y una disciplina inteligente y una iniciativa que permite actuar a cada hombre en su propia conducción.Esto es simple: un conductor, por genial que fuese, no podría llegar a cada uno de los millones de hombres que conduce. Hay una cosa que debe marchar sola; es decir, la doctrina, que pone a todo el mundo "a patear para el mismo arco". Ya eso le da una dirección a la masa. Luego está la organización, que le da unidad en la ejecución de las cosas. Sin esa unidad de concepción y sin esa unidad de acción, "ni el diablo puede conducir". Es decir, que en la conducción no es suficiente con tener -como algunos creen- un conductor. ¡ No!ORGANIZAR, EDUCAR, ENSEÑAR, CAPACITAR Y CONDUCIR El conductor no es nada si los elementos de la conducción no están preparados y capacitados para ser conducidos. Y no hay conducción que pueda fracasar cuando la masa que es conducida tiene en sí misma el sentido de la conducción. Por eso, conducir es difícil, porque no se trata solamente de conducir. Se trata, primero, de ORGANIZAR; segundo, de EDUCAR; tercero, de ENSEÑAR; cuarto de CAPACITAR, y quinto, de CONDUCIR. Eso es lo (1uC nos-otros debemos comprender. Y en el análisis; sucesivo que hagamos de todo este programa, yo he de ir deslizándoles, con ejemplos fehacientes, cada uno de los elementos de juicio que permitan ir adquiriendo los conocimientos necesarios sobré el conductor, que no lo he de tratar hoy, porque he de dedicar una clase exclusivamente para considerarlo.LOS CUADROS AUXILIARES DE LA CONDUCCIÓN Una clase será para los; cuadros auxiliares de la conducción. Porque algunos creen que si nosotros tuviéramos un conductor para la dirección general y miles de conductores para la conducción auxiliar, de las mismas condiciones del conductor, habríamos ganado algo. No habríamos ganado nada, porque las condiciones que del)e tener el conductor superior no son las mismas que las que debe tener el conductor auxiliar. ¿Por qué? Porque uno es el creador y el otro es el ejecutor de esa creación. El no necesita tener espíritu creador; necesita tener espíritu de observación, de disciplina, de iniciativa para ejecutar bien lo creado por otro.EL PERONISMO FUE EL ÚNICO QUE EDUCÓ A LA MASA Y, finalmente, para terminar esta clase, quiero referirme a la masa. Nosotros quizá seamos, en el orden político, los únicos políticos que en este país nos hemos dedicado a dar a la masa el sentido v el sentimiento adecuado para la conducción. Por eso nos ha obedecido, y han sido posibles un 17 de Octubre y un 24 de Febrero en las condiciones de adversidad tremendas en que nosotros debimos afrontar esos actos decisivos de la vida del Partido Peronista.Si la masa no hubiera tenido las condiciones que tuvo, cuando el 17 de Octubre perdió el comando, perdió la conducción, no hubiera procedido como lo hizo. Actuó por su cuenta; ya estaba educada.FRACASO DE LAS CAUSAS SIN DOCTRINA Sobre este mismo tema analizaremos, próximamente, algunas revoluciones que no tienen doctrina, cómo van muriendo y deformándose, cómo se han perdido, cómo las buenas causas se

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transformaron en las causas más atroces que ha tenido la humanidad por falto de una doctrina que asegurara la consolidación y la continuidad.DEFORMACIÓN DE LOS ELEMENTOS DE LA CONDUCCIÓN Todo eso es siempre un fenómeno de deformación de los elementos de la conducción; por deformación de los conductores, que se transforman, con el poder, en tiranos, o de los cuadros intermedios, que, despertado el apetito, deforman ellos la conducción en la escala intermedia, o por deformación de las masas, que entran en los períodos anárquicos en que todas las masas entran cuando están insatisfechas, no están bien dirigidas o conducidas por los auxiliares de la conducción.DESARROLLO DE LAS VIRTUDES EN LAS MASAS Es decir: todos esos fenómenos, los cuales, muchas veces, la gente no se explica, tienen su explicación en la descomposición de cualquiera de estos tres factores. No son errores, sino más bien son vicios. Y, como siempre, si los errores se modifican y corrigen racionalmente.. los vicios se modifican y corrigen con virtudes. Por eso nunca está de más el desarrollo de las virtudes en las masas, porque con las virtudes las masas dominan todas las posibilidades de anarquismo y de disociación.FRACASO DE LOS POLÍTICOS QUE OLVIDARON LOS ELEMENTOS DE LA CONDUCCIÓNPor eso, señores, en nuestras futuras clases. al considerar el conductor en sí, al considerar los cuadros en sí, las condiciones necesarias y la masa en si, hemos de ampliar este tema. Solamente he querido poner en evidencia, pava que no lo olviden, que no se trabaja en la conducción con otro elemento que con el conductor, con los cuadros que encuadran esa conducción y con la masa que se conduce.Los conductores que se equivocan en esto es porque echan mano de otras cosas y pierden el tiempo en cuestiones secundarias abandonando lo fundamental de la conducción, que son esos tres elementos.Por eso los políticos perdieron la masa del pueblo, porque se dedicaron a algunas "macanas", "desconformaron" la conducción auxiliar, no la mantuvieron dentro de la disciplina, porque, por logrería política, se embanderaron con un pequeño grupo, luego con otro, y ellos fueron los' autores que descompusieron la organización de los cuadros.VANIDAD ESTÉRIL DE LOS CONDUCTORES Algunas veces los conductores creen que han llegado al pináculo de su gloria v se sienten semidioses. Entonces "meten la pata" todos los días. Los conductores son solamente hombres, con todas las miserias, aún cuando con todas las virtudes de los demás hombres. Cuando un conductor cree que ha llegado a ser un enviado de Dios, comienza a perderse. Abusa de su autoridad y de su poder; no respeta a los hombres y desprecia al pueblo. Allí comienza a firmar su sentencia de muerte.

EL CONDUCTOR PERFECTOPor lo tanto, la conducción debe estar en manos de hombres dc un perfecto equilibrio. Napoleón lo definía como un perfecto cuadrado: los valores morales son la base; los intelectuales, la altura. Es necesario que un conductor tenga tanto de unos como de otros. Si logra ese equilibrio, es el hombre de la conducción; pero cuando se le van los valores morales sobre los valores intelectuales, lo llevan a realizar cosas inconsultas, y cuando estos últimos lo sacan de las virtudes, ya no deja "macana" por hacer.LA CONDUCCIÓN ES LA LUCHA Y EL GOBIERNO ES CONSTRUCCIÓNPara terminar, les diré cuál es la formula que la experiencia de tantos años de lucha y de trabajo me han dicho que es la fundamental en la conducción y en el gobierno, dos artes bastante diferentes una de otra. La conducción es la lucha y el gobierno es construcción; pero en los (tos priva esta misma regla, que ha de ser imperturbable, sobre todo cuando los hombres llegan a tener un gran poder y una gran autoridad.DIFERENCIAS ENTRE GOBERNAR Y CONDUCIR Algunos creen que gobernar o conducir es hacer siempre lo que uno quiere. Grave error. En el gobierno, para que uno pueda hacer el cincuenta por ciento de lo que quiere, ha de permitir que los

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demás hagan el otro cincuenta por ciento de lo que ellos quieren. Hay que tener la habilidad para que el cincuenta por ciento que le toque a uno sea lo fundamental. Los que son siempre amigos de hacer su voluntad, terminan por no hacerla en manera alguna. Ustedes han de haber visto esto entre los mismos compañeros. Hay algunos voluntariosos:, que siempre quieren imponer su voluntad, que nunca transigen con los otros. Si trabajan en su circunscripción, todo ha de ser para ellos. Esos son peligrosos, nunca llegan lejos y se matan solos en el cambio. No han sido capaces de desprenderse de ese cincuenta por ciento, e ignoran que, en política, como en todo, "el que mucho abarca poco aprieta".LA REVOLUCIÓN NO SOLO ES SOCIAL Y ECONÓMICA, SINO TAMBIÉN POLÍTICA En las próximas clases trataremos las características de la conducción moderna; vale decir: un ligero análisis de los antiguos; y de los nuevos métodos; cómo nosotros utilizamos los me-dios nuevos para una nueva conducción, y por qué hemos revolucionado la conducción política en el país. Nosotros no solamente hemos hecho una revolución en el orden social y económico, sino también en el orden político; revolución que es mucho más profunda que lo que muchos se imaginan, y que es lo que quiero poner en evidencia en la próxima clase

Acto de proclamación de su candidatura

12 de Febrero de 1946

Llego a vuestra presencia con la emoción que me produce sentirme confundido entre este mar humano de conciencias honradas; de estas conciencias de criollos auténticos que no se doblan frente a las adversidades, prefieren morir de hambre antes que comer el amargo pan de la traición.

Llego a vosotros para deciros que no estáis solos en vuestros anhelos de redención social, sino que los mismos ideales sostienen nuestros hermanos de toda la vastedad de nuestra tierra gaucha. Vengo conmovido por el sentimiento unánime manifestado a través de campos, montes, ríos, esteros y montañas; vengo conmovido por el eco resonante de una sola voluntad colectiva; la de que el pueblo sea realmente libre, para que de una vez por todas quede libre de la esclavitud económica que le agobia. Y aún diría más: que le agobia como antes le ha oprimido y que si no lograra independizarse ahora, aún le vejaría más en el porvenir. Le oprimiría hasta dejar a la clase obrera sin fuerzas para alcanzar la redención social que vamos a conquistar antes de quince días.

En la mente de quienes concibieron y gestaron la Revolución del 4 de Junio estaba fija la idea de la redención social de nuestra Patria. Este movimiento inicial no fue una "militarada" más, no fue un golpe "cuartelero" más, como algunos se complacen en repetir; fue una chispa que el 17 de octubre encendió la hoguera en la que han de crepitar hasta consumirse los restos del feudalismo que aún asoma por tierra americana.

Porque hemos venido a terminar con una moral social que permitía que los trabajadores tuviesen para comer sólo lo que se les diera por voluntad patronal y no por deber impuesto por la justicia distributiva, se acusa a nuestro movimiento de ser enemigo de la libertad. Pero yo apelo a vuestra conciencia, a la conciencia de los hombres libres de nuestra Patria y del mundo entero, para que me responda honestamente si oponerse a que los hombres sean explotados y envilecidos obedece a un móvil liberticida.

No debemos contemplar tan sólo lo que pasa en el "centro" de la ciudad de Buenos Aires; no debemos considerar la realidad social del país como una simple prolongación de las calles centrales bien asfaltadas, iluminadas y civilizadas; debemos considerar la vida triste y sin esperanzas de nuestros hermanos de tierra adentro, en cuyos ojos he podido percibir el centelleo de esta esperanza de redención.

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Por ellos, por nosotros, por todos juntos, por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos debemos hacer que, ¡por fin!, triunfen los grandes ideales de auténtica libertad que soñaron los forjadores de nuestra independencia y que nosotros sentimos palpitar en lo más profundo de nuestro corazón.

Cuando medito sobre la significación de nuestro movimiento, me duelen las desviaciones en que incurren nuestros adversarios. Pero mucho más que la incomprensión calculada o ficticia de sus dirigentes, me duele el engaño en que viven los que de buena fe les siguen por no haberles llegado aún la verdad de nuestra causa. Argentinos como nosotros, con las virtudes propias de nuestro pueblo, no es posible que puedan acompañar a quienes los han vendido y los llevan a rastras, de los que han sido sus verdugos y seguirán siéndolo el día de mañana. Los pocos argentinos que de buena fe siguen a los que han vendido la conciencia a los oligarcas, sólo pueden hacerlo movidos por las engañosas argumentaciones de los "habladores profesionales". Estos vociferadores de la libertad quieren disimular, alucinando con el brillo de esta palabra, el fondo esencial del drama que vive el pueblo argentino.

Porque la verdad verdadera es esta: en nuestra Patria no se debate un problema entre "libertad" o "tiranía", entre Rosas y Urquiza; entre democracia y totalitarismo. Lo que en el fondo del drama argentino se debate es, simplemente, un partido de campeonato entre la "justicia social" y la "injusticia social".

Quiero dejar de lado a los provocadores a sueldo; a las descarriadas jovenzuelas que en uso de la libertad han querido imponer el uso del símbolo monetario en el pecho de damas argentinas cuya imposición rechazaban en uso de la propia libertad; a los pocos estudiantes que han creído "descender" de su posición social si se solidarizaban con el clamor de los hombres de trabajo, sin reflexionar que únicamente su "trabajo" será lo que en el futuro llegará a ennoblecer su paso por la vida; quiero también dejar de lado a los resentidos, a cuantos creyéndose seres excepcionales creían que el favor y la amistad personal podían más que el esfuerzo lento y constante de cada día y el espíritu de sacrificio ante los embates de la adversidad; quiero dejar de lado todo lo negativo, lo interesado, lo mezquino, para dirigirme a los hombres de buena voluntad que aún no han comprendido la esencia de la revolución social, cuyas serenas páginas se están escribiendo en el Libro de la Historia Argentina, y decirles: "Hermanos: con pensamiento criollo, sentimiento criollo y valor criollo, estamos abriendo el surco y sembrando la semilla de una Patria libre, que no admita regateos de su soberanía, y de unos ciudadanos libres, que no sólo lo sean políticamente sino que tampoco vivan esclavizados por el patrón. Síguenos; tu causa es nuestra causa; nuestro objetivo se confunde con tu propia aspiración, pues sólo queremos que nuestra Patria sea socialmente justa y políticamente soberana".

Para alcanzar esta altísima finalidad no nos hemos valido ni nos valdremos jamás de otros medios que aquellos que nos otorgan la Constitución (para la restauración de cuyo imperio empeñé mi palabra, mi voluntad y mi vida) y las leyes socialmente justas que poseemos o que los órganos legislativos naturales nos otorguen en lo futuro. Para alcanzar esta altísima finalidad no necesitamos recurrir a teorías o métodos extranjeros; ni a los que han fracasado ni a los que hoy pretenden imponerse, pues como dije en otra oportunidad, para lograr que la Argentina sea políticamente libre y socialmente justa, no basta con ser argentinos y nada más que argentinos. Bastará que dentro del cuadro histórico y constitucional el mecanismo de las leyes se emplee como un medio de progresar, pero de progresar todos, pobres y ricos, en vez de hacerlo solamente éstos a expensas del trabajador.

En el escaso tiempo que intervine directamente en las relaciones entre el capital y el trabajo, tuve oportunidad de expresar el pensamiento que regiría mi acción. Fueron señalados los objetivos a conseguir y expuestas con claridad las finalidades que nos proponíamos. En este plan de tareas y en las motivaciones que le justifican, recogióse el clamor de la clase obrera, de la clase media y de los patronos que no tienen contraídos compromisos foráneos. Y aún añadiré que éstos no tuvieron inconveniente en acompañarnos mientras creyeron que nuestra dignidad podía corromperse entregándoles la causa obrera a cambio de un cheque con menor o mayor número de ceros, tanto

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más cuanto mayor fuese nuestra felonía. Pero se equivocaron de medio a medio, porque ni yo ni ninguno de mis leales dejó de cumplir los dictados de la decencia, de la hombría y de la caballerosidad. Ligada nuestra vida a la causa del pueblo, con el pueblo compartiremos el triunfo o la derrota.

Las consecuencias ya las conocéis. Comenzó la "guerra" de las solicitadas; siguió la alianza con los enemigos de la Patria; continuó la campaña de difamación, de ultrajes, y de mentiras, para terminar en un negocio de compraventa de políticos apolillados y aprendices de dinamiteros a cambio de un puñado de monedas.

No tengo que deciros quiénes son los "sindicarios señorones" que han comprado, ni "los Judas que se han vendido". Todos los conocemos y hemos visto sus firmas puestas en el infamante documento. Quiero decir solamente que esta infamia es tan sacrílega como la del Iscariote que vendió a Cristo, pues en esta sucia compraventa fue vendido otro inocente: el pueblo trabajador de nuestra querida Patria.

Y advertí que esto, que es gravísimo, aún no constituye la infamia mayor. Lo incalificable, por monstruoso, es que los "caballeros que compraron a políticos" no se olvidaron de documentar fehacientemente la operación para sacarle buen rédito al capital que invertían. Seguros de que hacían una buena operación financiera, la documentaron bancariamente para que el día de mañana, si resultaran "triunfantes" sus gobernantes títeres, los tendrían prisioneros y podrían obligarlos a derogar la legislación del trabajo e impedir cuanto significara una mejora para la clase trabajadora, bajo amenaza de publicar la prueba de su traición.

Una tempestad de odio se ha desencadenado contra los "descamisados" que sólo piden ganarse honradamente la vida y poder sentirse libres de la opresión patronal y de todas las fuerzas oscuras o manifiestas que respaldan sus privilegios. Esta tempestad de odios se vuelca en dicterios procaces contra nosotros, procurando enlodar nuestras acciones y nuestros más preciados ideales. De tal manera nos han atacado que si hubiéramos tenido que contestar una a una sus provocaciones, no habríamos tenido tiempo bastante para construir lo poco que hemos podido realizar en tan escaso tiempo. Pero debemos estarles agradecidos porque no puede haber victoria sin lucha. Y la victoria que con los brazos abiertos nos aguarda, tendrá unas características análogas a la que tuvo que conquistar el gran demócrata norteamericano, el desaparecido presidente Roosevelt, que a los cuatro años de batallar con la plutocracia confabulada contra sus planes de reforma social, pudo exclamar después de su primera reelección, en el acto de prestar juramento el día 20 de enero de 1937: "En el curso de estos cuatro años, hemos democratizado más el poder del gobierno, porque hemos empezado a colocar las potencias autocráticas privadas en su lugar y las hemos subordinado al gobierno del pueblo. La leyenda que hacía invencibles a los oligarcas ha sido destruida. Ellos nos lanzaron un desafío y han sido vencidos".

Creo innecesario extenderme en largas disquisiciones de índole política. La historia de los trabajadores argentinos corre la misma trayectoria que la libertad. La obra que he realizado y lo que la malicia de muchos no me ha dejado realizar, dice bien a las claras cuáles son mis firmes convencimientos. Y si nuestros antecedentes no bastan para definirnos, nos definen, por interpretación inversa, las palabras y las actitudes de nuestros adversarios. Con decir que en el aspecto político somos absolutamente todo lo contrario de lo que nos imputan, quedaría debidamente establecida nuestra ideología y nuestra orientación. Y si añadimos que ellos son lo contrario de lo que fingen, habremos presentado el verdadero panorama de los términos en que la lucha electoral está entablada.

Tachar de totalitarios a los obreros argentinos es algo que se sale de lo absurdo para caer en lo grotesco. Precisamente han sido las organizaciones obreras que me apoyan, las que durante los últimos años han batallado en defensa de los pueblos oprimidos contra los regímenes opresores, mientras que eran (aquí como en todas partes del mundo, sin excluir los países que han hecho la

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guerra, salvo Rusia) la aristocracia, la plutocracia, la alta burguesía, el capitalismo, en fin, y sus secuaces, quienes adoraban a las dictaduras y repelían a las democracias. Seguían esta conducta cuando pensaban que las dictaduras defendían sus intereses y las democracias los perjudicaban, por no ser un muro suficiente de contención frente a los avances del comunismo. Si mis palabras requiriesen una prueba, podría ofrecerla bien concluyente en las colecciones de los diarios de la oligarquía que ahora se estremecen ante cualquier presunto atentado a las esencias democráticas y liberales, pero que tuvieron muy distinta actitud cuando el problema se planteaba en otros pueblos. Y si la prueba no fuese todavía categórica, remitiría el caso el examen de la actuación, de los partidos políticos que han gobernado en los últimos tiempos, y cuyos pronombres, actuando de vestales un tanto caducas y mucho recompuestas, quieren ahora compatibilizar sus alardes democráticos puramente retóricos con la realidad de sus tradicionales fraudes electorales, de sus constantes intervenciones a los gobiernos de las provincias, con el abuso del poder en favor de los oligarcas y en contra de los desheredados.

¿Dónde está, pues, el verdadero sentimiento democrático y de amor a las libertades, si no es en este mismo pueblo que me alienta para la lucha? No deja de ser significativo que los grupos oligárquicos disfrazados de demócratas, unan sus alaridos y sus conductas a esos mismos comunistas que antes fueron (por el terror que les inspiraba) la causa de sus fervores totalitarios, y a quienes ahora dedican las mejores de sus sonrisas. Como es igualmente espectáculo curioso, observar el afán con que esos dirigentes comunistas proclaman su fe democrática, olvidando que la doctrina marxista de la dictadura del proletariado y la práctica de la Unión Soviética (orgullosamente exaltada por Molotov en discursos de hace pocos meses) son eminentemente totalitarias. Pero, ¡que le vamos a hacer! Los comunistas argentinos son flacos de memoria y no se acuerdan tampoco que cuando gobernaban los partidos que se titulan demócratas, ellos tenían que vivir en la clandestinidad, y que sólo han salido de ella para alcanzar la personería jurídica cuando se lo ha permitido un gobierno, del cual yo formaba parte, pese a la incompatibilidad que me atribuyen con los métodos de libertad.

El contubernio al que han llegado es sencillamente repugnante y representa la mayor traición que se ha podido cometer contra las masas proletarias. Los partidos comunistas y socialistas que hipócritamente se presentan como obreristas pero que están sirviendo a los intereses capitalistas, no tienen inconvenientes en hacer la propaganda electoral con el dinero entregado por la entidad patronal. ¡Y todavía se sorprenden de que todavía los trabajadores de las provincias del norte, que viven una existencia miserable y esclavizada, en beneficio de un capitalismo absorbente que cuenta con el apoyo de los partidos, que frecuentemente dirigen los mismos patrones (recuerdo con tal motivo a Patrón Costas y a Michel Torino), hayan apedreado el tren en que viajaba un conglomerado de hombres que, en el fondo, lo que quieren es prolongar aquellas situaciones! Usando de una palabra que a ellos les gusta mucho, podríamos decir que son los verdaderos representantes del continuismo; pero del continuismo con la política de esclavitud y miseria de los trabajadores.

Hasta aquí me he referido a vuestra posición netamente democrática. Permitidme aludir, siquiera sea brevemente, a la mía. No me importan las palabras de los adversarios y mucho menos sus insultos. Me basta con la rectitud de mi proceder y con la noción de nuestra confianza. Ello me permite aseverar, modestamente, sencillamente, llanamente, sin ostentación ni gritos, sin necesidad de mesarme de los cabellos ni rasgarme las vestiduras, que soy demócrata en el doble sentido político y económico del concepto, porque quiero que el pueblo, todo el pueblo (en esto sí que soy "totalitario"), y no una parte ínfima del pueblo se gobierne a sí mismo y porque deseo que todo el pueblo adquiera la libertad económica que es indispensable para ejercer las facultades de autodeterminación. Soy, pues, mucho más demócrata que mis adversarios, porque yo busco una democracia real, mientras que ellos defienden una apariencia de democracia, la forma externa de la democracia. Yo pretendo que un mejor estándar de vida ponga a los trabajadores, aún a los más honestos, a cubierto de las coacciones de los capitalistas; y ellos quieren que la miseria del proletariado y su desamparo estatal les permita continuar sus viejas mañas de compra y de usurpación de las libretas de enrolamiento. Por lo demás, es lamentable que a mí, que he propulsado

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y facilitado la vuelta a la normalidad, que me he situado en posición de ciudadano civil para afrontar la lucha y que he despreciado ocasiones que se me venían a la mano para llegar al poder sin proceso electoral, se me imputen propósitos inconstitucionales, presentes o futuros. Y es todavía más lamentable que esas acusaciones sean hechas por quienes, a título de demócratas, no saben a qué arbitrio acudir o a qué militar o marino volver los ojos para evitar unas elecciones en que se saben derrotados, no porque vaya a haber fraude, sino porque no lo va a haber, o, mejor dicho, porque ya no tienen ellos a su disposición todos los elementos que antes usaban para ganar fraudulentamente los comicios. Vienen reclamando desde hace tiempo elecciones limpias, pero cuando llegan a ellas, se asustan del procedimiento democrático.

Por todas esas razones no soy tampoco de los que creen que los integrantes de la llamada Unión Democrática han dejado de llenar su programa político -vale decir, su democracia como un contenido económico-. Lo que pasa es que ellos están defendiendo un sistema capitalista con perjuicio o con desprecio de los intereses de los trabajadores, aún cuando les hagan las pequeñas concesiones a que luego habré de referirme; mientras que nosotros defendemos la posición del trabajador y creemos que sólo aumentando enormemente su bienestar e incrementando su participación en el Estado y la intervención de éste en las relaciones del trabajo, será posible que subsista lo que el sistema capitalista de libre iniciativa tiene de bueno y de aprovechable frente a los sistemas colectivistas. Por el bien de mi Patria, quisiera que mis enemigos se convenciesen de que mi actitud no sólo es humana, sino que es conservadora, en la noble aceptación del vocablo. Y bueno sería, también, que desechasen de una vez el calificativo de demagógico que se atribuye a todos mis actos, no porque carezcan de valor constructivo ni porque vayan encaminados a implantar una tiranía de la plebe (que es el significado de la palabra demagogia), sino simplemente porque no van de acuerdo con los egoístas intereses capitalistas, ni se preocupan con exceso de la actual "estructura social", ni de lo que ellos, barriendo para adentro, llaman "los supremos intereses del país", confundiéndolos con los suyos propios.

Personalmente, prefiero la idea defendida por Roosevelt (y el testimonio no creo que pueda ser recusado) de que la economía ha dejado de ser un fin en sí mismo para convertirse en un medio de solucionar los problemas sociales. Es decir, que si la economía no sirve para llevar el bienestar a toda la población y no a una parte de ella, resulta cosa bien despreciable. Lástima que los conceptos de Roosevelt a este respecto fueran desbaratados por la Cámara... y por la "Antecámara"..., es decir, por los organismos norteamericanos equivalentes a nuestra Unión Industrial, Bolsa de Comercio y Sociedad Rural. Y conste, asimismo, que Roosevelt distaba mucho de ser, ni en lo social ni en lo político, un hombre avanzado.

Por eso, cuando nuestros enemigos hablan de democracia, tienen en sus mentes la idea de una democracia estática, quiero decir, de una democracia sentada en los actuales privilegios de clase. Como los órganos del Estado y el poder del Estado, la organización de la sociedad, los medios coactivos, los procedimientos de propaganda, las instituciones culturales, la libertad de expresión del pensamiento, la religión misma, se hayan bajo su dominio y a su servicio exclusivo, pueden echarse tranquilos en brazos de la democracia, pues saben que la tienen dominada y que servirá de tapaderas a sus intereses. Precisamente en esa situación está basado el concepto revolucionario marxista y la necesidad que señalan de una dictadura proletaria. Pero si como ha sucedido en la Argentina y en virtud de mi campaña, el elemento trabajador, el obrero, el verdadero siervo de la gleba, el esclavizado peón del surco norteño, alentado por la esperanza de una vida menos dura y de un porvenir más risueño para sus compañeras y para sus hijos, sacuden su sumisión ancestral, reclaman como hombres la milésima parte de las mejoras a que tienen derecho, ponen en peligro la pacífica y tradicional digestión de los poderosos y quieren manifestar su fuerza y su voluntad en unas elecciones, entonces, la democracia, aquella democracia capitalista, se siente estremecida en sus cimientos y nos lanza la imputación del totalitarismo. De este modo llegaríamos a la conclusión de que el futuro Congreso representará un régimen democrático si triunfan los privilegios de la clase hasta ahora dominante y que representará un régimen dictatorial si, como estoy seguro, triuntan en las elecciones las masas de trabajadores que me acompañan por todo el país.

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Más no importan los calificativos. Nosotros representamos la auténtica democracia, la que se asienta sobre la voluntad de la mayoría y sobre el derecho de todas las familias a una vida decorosa, la que tiende a evitar el espectáculo de la miseria en medio de la abundancia, la que quiere impedir que millones de seres perezcan de hambre mientras que centenares de hombres derrochan estúpidamente su plata. Si esto es demagogia, sintámonos orgullosos de ser demagogos y arrojémosles al rostro la condenación de su hipocresía, de su egoísmo, de su falta de sentido humano y de su afán lucrativo que va desangrando la vida de la Nación. ¡Basta ya de falsos demócratas que utilizan una idea grande para servir a su codicia! ¡Basta ya de exaltados constitucionalistas que sólo aman la Constitución en cuanto les ponga a cubierto de las reivindicaciones proletarias! ¡Basta ya de patriotas que no tienen reparo en utilizar el pabellón nacional para cubrir averiadas mercancías, pero que se escandalizan cuando lo ven unido a un símbolo del trabajo honrado!

Nuestra trayectoria en el terreno social es igualmente clara que el político. Desde que a mi iniciativa se creó la Secretaría de Trabajo y Previsión, no he estado preocupado por otra cosa que por mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población asalariada. Para ello era menester el instrumento de actuación y la Secretaría de Trabajo y Previsión resultó un vehículo insuperable a los fines perseguidos. La medida de la eficacia de la Secretaría de Trabajo y Previsión nos la da tanto la adhesión obrera como el odio patronal. Si el organismo hubiese resultado inocuo, les tendría sin cuidado y hasta es posible que muchos insospechados fervores democráticos tuvieran un tono más bajo. Y es bien seguro que muchos hombres que hasta ayer no ocultaron sus simpatías hacia las dictaduras extranjeras o que sirvieron a otros gobiernos de facto en la Argentina, no habrían adoptado hoy heroicas y espectaculares posiciones seudodemocráticas. Si el milagro de la transformación se ha producido, ha sido sencillamente porque la Secretaría de Trabajo ha dejado de representar un coto cerrado sólo disfrutable por la plutocracia y por la burguesía. Se acabaron las negativas de los patronos a concurrir a los trámites conciliatorios promovidos por los obreros; se puso in a la amistosa mediación de los políticos, de grandes señores y de poderosos industriales, para lograr que la razón del obrero fuese atropellada. La Secretaría de Trabajo hizo justicia estricta, y si en muchas ocasiones se inclinó hacia los trabajadores, lo hizo porque era la parte más débil en los conflictos. Esta posición espiritual de la autoridad es lo que han tolerado los elementos desplazados de la hegemonía que venían ejerciendo, y esa es la clave de su oposición al organismo creado. A eso es lo que llaman demagogia. Que el empleador burle al empleado, representa para ellos labor constructiva de los principios democráticos; pero que el Estado haga justicia a los obreros, constituye pura anarquía.

Creo que en esa subversión de las partes en conflicto se encuentra la verdadera obra revolucionaria que hemos realizado y que por su efecto psicológico tiene mayor valor y más amplia trascendencia que todas las demás. Esa es la causa de que todos los arranques se dirijan contra la Secretaría de Trabajo y por eso el empeño de destruirla. No a otra cosa obedecen los rugidos de satisfacción que han lanzado el capitalismo, su prensa y sus servidores cuando en una reciente sentencia la Suprema Corte de la Nación ha declarado la inconstitucionalidad de las delegaciones regionales. Porque la verdad es que esa decisión adoptada pocos días antes de las elecciones trata de asestar un rudo golpe a la Secretaría de Trabajo y Previsión y constituye un primer paso para deshacer las mejoras sociales que lograron los trabajadores. El respeto a las decisiones judiciales no excluye el derecho de comentar y de discutir sus fallos, mucho menos cuanto mayores sean las innovaciones que se hagan a la libertad y a la democracia. Ya llegará, pues, el momento de discutir cuáles son las competencias que en relación al derecho del trabajo corresponden a la nación y cuáles las que son atributo de las provincias. Hasta será fácil demostrar -por opinión de tratadistas muy del gusto oligárquico- que la Suprema Corte, tan rigorista y tan equivocada en esta ocasión respecto a las facultades de aplicación de las leyes del trabajo, ha consentido y aprobado que la nación venga invadiendo desde hace muchos años la protesta legislativa de las provincias. Y conteste que esta parte encuentro acertada su posición, porque las normas del trabajo que tienden a la internalización deben ser nacionales. Lo que no admito es la dualidad de criterio, cuya motivación no me interesa

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de momento. Si alguien quiere encontrar la aplicación, tal vez la halle en una obra de Renard. Ofrezco la cita a mis enemigos socialistas y doy por descontado que entre ellos o entre las asociaciones profesionales seudodemocráticas, se propiciará la iniciación de una nueva causa por desacato y hasta es posible que se tome pretexto de ello para ver si hay militares o marinos que lleguen a tiempo para impedir nuestro triunfo electoral.

Ya sé que cuando se habla de mi obra social, los adversarios sacan a relucir la que ellos han realizado. Examinemos brevemente esa cuestión. Es verdad que los legisladores argentinos han dictado leyes sociales a tono con las de otros países. Pero se ha hecho dentro de un ámbito meramente proteccionista, sin atacar los problemas de su esencia. Meras concesiones que se iban obteniendo del capitalismo a fin de no forzar las cosas excesivamente e ir distrayendo a los obreros y a sus organizaciones en evitación de reacciones excesivas y violentas. Reparación de accidentes de trabajo que muy poco reparan y que prolongan la agonía del incapacitado. Insignificantes indemnizaciones por despido que ninguna garantía representan para el trabajador injustamente despedido, víctima del abuso de un derecho domicial propio de la Edad Media. Mezquinas limitaciones en la duración de las jornadas y en la duración del descanso retribuido. Y, por otra parte, inexistencia de toda protección para los riesgos de desocupación, enfermedad y para la casi totalidad de los salarios, invalidez, vejez y muerte. Régimen de salarios de hambre y de viviendas insalubres. ¿Para qué seguir la relación? Frente a tal estado de cosas, nuestro programa tiende a cubrir todos los riesgos que privan o disminuyen al trabajador en su capacidad de ganancia. Prohibición del despido sin causa justificada; proporcionar a todos los trabajadores el estándar de vida que dignifique su existencia y la de sus familiares. Y, sobre todo esto, las grandes concepciones verdaderamente revolucionarias; tendencia a que la tierra sea a quien la trabaje; supresión de los arrendamientos rurales; limitación de las ganancias excesivas y participación de los trabajadores en los beneficios de la industria. A este respecto, debo consignar que cuando lancé la idea, todas las "fuerzas vivas" y sus satélites nos arrojaron el consabido anatema. La proposición era netamente demagógica. Se iba a la ruina de la sacrosanta economía nacional. Pero los últimos cables nos anuncian que en Estados Unidos se estudia el sistema de participación en los beneficios como medio de atajar los graves conflictos obreros que se han presentado, llegando a fijar en un 25 por ciento el monto de esta participación. Esperemos que con el beneplácito estadounidense, ya no parecerá el intento tan descabellado a nuestros grandes economistas y financieros, serviles imitadores de las modas extranjeras o mansos cumplidores de las órdenes que les llegan desde afuera.

Brevemente me referiré a las ideas centrales que han impulsado nuestra acción en el terreno económico. Sostengo el principio de libertad económica. Pero esta libertad, como todas las libertades, llega a generar el más feroz egoísmo si en su ejercicio no se articula la libertad de cada uno con la libertad de los demás. No todos venimos al mundo dotados del suficiente equilibrio moral para someternos de buen grado a las normas de sana convivencia social. No todos podemos evitar que las desviaciones del interés personal degeneren en egoísmo espoleador de los derechos de los demás y en ímpetu avasallador de las libertades ajenas. Y aquí, en este punto que separa el bien del mal, es donde la autoridad del Estado debe acudir para enderezar las fallas de los individuos y suplir la carencia de resortes morales que deben guiar la acción de cada cual, si se quiere que la sociedad futura salga del marasmo que actualmente la ahoga.

El Estado puede orientar el ordenamiento social y económico sin que por ello intervenga para nada en la acción individual que corresponde al industrial, al comerciante, al consumidor. Estos, conservando toda la libertad de acción que los códigos fundamentales les otorgan, pueden ajustar sus realizaciones a los grandes planes que trace el Estado para lograr los objetivos políticos, económicos y sociales de la Nación. Por esto afirmo que el Estado tiene el deber de estimular la producción, pero debe hacerlo con tal tacto que logre, a la vez, el adecuado equilibrio entre las diversas fuerzas productivas. A este efecto, determinará cuáles son las actividades ya consolidadas en nuestro medio, las que requieren un apoyo para lograr solidez a causa de la vital importancia que tienen para el país; y por último, cuáles han cumplido ya su objetivo de suplir la carestía de los

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tiempos de guerra, pero cuyo mantenimiento en época de normalidad representaría una carga antieconómica que ningún motivo razonable aconseja mantener o bien provocaría estériles competencias con otros países productores. Pero aún hay otro motivo que obliga al Estado argentino a regular ciertos aspectos de la economía. Los compromisos internacionales que tiene contraídos lo obligan a orientar las directivas económicas supranacionales teniendo en vista la cooperación entre todos los países. Y si esta cooperación ha de ser eficaz y ha de basarse en ciertas reglas de general aplicación entre Estados, no veo la forma de que la economía interna de cada país quede a merced del capricho de unos cuantos oligarcas manejadores de las finanzas, acostumbrados a hacer trabajar siempre a los demás en provecho propio. Al Estado, rejuvenecido por el aporte de sangre trabajadora que nuestro movimiento inyectará en todo su sistema circulatorio, corresponderá la misión de regular el progreso económico nacional sin olvidar el cumplimiento de los compromisos que la Nación contraiga, o tenga contraídos con otros países.

Por lo que os he dicho hoy, y por lo que he afirmado en ocasiones anteriores, parecería ocioso repetir que no soy enemigo del capital privado. Juzgo que debe estimularse el capital privado en cuanto constituye un elemento activo de la producción y contribuye al bienestar general. El capital resulta pernicioso cuando se erige o pretende erigirse en instrumento de dominación económica. En cambio es útil y beneficioso cuando sabe elevar su función al rango de cooperador efectivo del progreso económico del país y colaborador efectivo del progreso económico del país y colaborador sincero de la obra de la producción y comparte su poderío con el esfuerzo físico e intelectual de los trabajadores para acrecentar la riqueza del país.

Por esto, en los postulados éticos que presiden la acción de nuestra política, junto a la elevación de la cultura del obrero y a la dignificación del trabajo, incluimos la humanización del capital. Solamente llevando a cabo estos postulados, lograremos la desaparición de las discordias y violencias entre patronos y trabajadores. Para ello no existe otro remedio que implantar una inquebrantable justicia distributiva.

En el nuevo mundo que surge en el horizonte no debe ser posible el estado de necesidad que agobia todavía a muchísimos trabajadores en medio de un estado de abundancia general. Debe impedirse que el trabajador llegue al estado de necesidad, porque sepan bien los que no quieren saber o fingen no saberlo, que el estado de necesidad está al borde del estado de peligrosidad, porque nada hace saltar tan fácilmente los diques de la paciencia y de la resignación como el convencimiento de que la injusticia es tolerada por los poderes del Estado, porque, precisamente ellos son los que tienen la obligación de evitar que se produzcan las injusticias.

Un deber nacional de primer orden exige que la organización política, la organización económica y la organización social, hasta ahora en manos de la clase capitalista, se transformen en organizaciones al servicio del pueblo. El pueblo del 25 de Mayo quería saber de qué se trataba; pero el pueblo del 24 de Febrero quiere tratar todo lo que el pueblo debe saber.

Para terminar y como detalle complementario del aspecto económico, he de referirme brevemente a las orientaciones generales que deseamos seguir en orden a la industrialización que el país necesita.

Ante todo, la afirmación esencial que rige nuestra acción: la riqueza no la constituye el montón de dinero más grande o más chico que pueda tener atesorado la Nación; para nosotros, la verdadera riqueza la constituye el conjunto de la población, el trabajo propiamente tal y la organización ordenada de esta población y de este trabajo.

Es, pues, el elemento humano actual y futuro, el factor que ha de requerir la preocupación fundamental del Estado. Vale decir que ahí se incluye la elevación del nivel de vida hasta el estándar compatible con la dignidad del hombre y el mejoramiento económico general; la propulsión de organizaciones mutualistas y cooperativas; el incremento de la formación técnica y capacitación profesional; la construcción de casas baratas y económicas para obreros y empleados;

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los préstamos para la construcción y renovación del hogar de la clase media; pequeños propietarios, rentistas y jubilados modestos, y estímulos, fomento y desarrollo del vasto plan de seguridad social y mejoramiento de las condiciones generales de trabajo. No puede hablarse de emprender la industrialización del país sin consignar bien claramente que el trabajador ha de estar protegido antes que la máquina o la tarifa aduanera. Y tampoco tengo que repetir que el progreso del trabajador del campo debe ir al compás del hombre de la ciudad. Deben convencerse de que la ciudad, sin el esfuerzo del hombre de campo, está condenada a desaparecer. ¡De cada 35 habitantes rurales sólo uno es propietario! Ved si andamos muy lejos cuando decimos que debe facilitarse el acceso a la propiedad rural. Debe evitarse la injusticia que representa el que 35 personas deban ir descalzas, descamisadas, sin techo y sin pan, para que un lechuguino venga a lucir la galerita y el bastón por la calle Florida, y aún se sienta con derecho a insultar a los agentes del orden porque conservan el orden que él, en su inconsciencia, trata de alterar con sus silbatinas contra los descamisados.

Asegurada la suerte del factor humano, estaremos en condiciones de proseguir el plan de industrialización en sus más minúsculos detalles. Inventario y clasificación de materias primas, energía que produce y puede producir el país; ayudar el establecimiento de industrias, propulsando las iniciativas, estimulando las inversiones de capital y fomentando la creación y ampliación de laboratorios de investigaciones científicas y económico-sociales con amplia colaboración de técnicos y obreros; sistematización de costos en beneficio de productores y consumidores; moderación de las cargas fiscales que graven toda actividad socialmente útil; estimular la producción para abastecer abundantemente las necesidades del país, sin limitar las posibilidades de producción y transformación, sin extirpar viñedos ni restringir el sembradío para evitar que se destruyan los sobrantes que podían reducir el precio, pero que producían ganancias fabulosas a los capitalistas aunque condenaban a cientos de miles de trabajadores a no beber vino y a no comer pan; permitir precios remuneradores al capital que sean firmes y estables, que sirvan de garantía a los altos salarios y aseguren beneficios correctos; incitar el desarrollo del comercio libre y transporte económico, terrestre, marítimo, fluvial y aéreo.

En definitiva, la Argentina no puede estancarse en el ritmo somnoliento a que la condenaron cuantos se lanzaron a vivir a sus costillas; la Argentina ha de recobrar el pulso firme de una juventud sana y de una sangre limpia. La Argentina necesita la aportación de esta sangre juvenil de la clase obrera; no puede seguir con las corrientes sanguíneas de múltiples generaciones de gente caduca, porque llegaríamos a las nefastas consecuencias de las viejas dinastías, que habían muerto físicamente antes de que los pueblos las echaran cansados de aguantarlas.

Esta sangre nueva la aporta nuestro movimiento; esta sangre hará salir de las urnas, el día 24 de este mes, esta nueva Argentina que anhelamos con toda la fuerza y la pujanza de nuestro corazón.

No puedo terminar mis palabras sin referirme a los problemas internacionales. La base de mi actuación ha de ser la defensa de la soberanía argentina, con tanta mayor energía cuanto mayor sea la grandeza de quienes intenten desconocerla, porque desprecio a los hombres y a las naciones que se crecen ante los débiles y se doblega ante los poderosos.

Es posible que mi pasado para actuar en la vida pública sea constante franqueza de mis expresiones, que me lleva a decir siempre lo que siento. Esto me da derecho a que se me crea cuando proclamo mi simpatía y admiración hacia el gran pueblo estadounidense, y que pondré cada día mayor empeño en llegar con él a una completa inteligencia, lo mismo que con todas las Naciones Unidas, con las cuales la Argentina ha de colaborar lealmente, pero desde un plano de igualdad. De ahí a mi oposición tenaz a las intervenciones pretendidas por el señor Braden embajador y por el señor Braden secretario adjunto, de ejecutar en la Argentina sus habilidades para dirigir la política y la economía de naciones que no son las suyas.

Entremos, pues, al fondo de la cuestión; empezaré por decir que el tenor de las declaraciones publicadas en los Estados Unidos de Norte América, corresponde exactamente al de los conceptos

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vertidos por mí. He dicho entonces y lo repito ahora, que el contubernio oligárquicomunista, no quiere las elecciones; he dicho también, y lo reafirmo, que el contubernio trae al país armas de contrabando; rechazo que en mis declaraciones exista imputación alguna de contrabando a la Embajada de Estados Unidos; reitero, en cambio, con toda energía, que esa representación diplomática o más exactamente el señor Braden, se hallan complicados en el contubernio, y más aún, denuncio al pueblo de mi Patria que el señor Braden es el inspirador, creador, organizador y jefe verdadero de la Unión Democrática.

Cuando el señor Braden llegó a nuestro país ostentando la representación diplomática del suyo, la situación era la siguiente: después de un largo e injusto aislamiento que ningún argentino sensato pudo jamás aceptar como justo, la República Argentina fue incorporada al seno de las Naciones Unidas. Suscribió todos los pactos, y con la rectitud que caracteriza su vida de relación internacional, inició el cumplimiento estricto de las obligaciones contraidas. Como corolario de la nueva situación y a fin de darle expresión concreta y efectiva, llegó hasta nosotros de los Estados Unidos la misión Warren.

En una estada breve pero eficaz, esta misión concertó diversos acuerdos con nosotros, acuerdos políticos, económicos y militares, cuya ejecución había de beneficiar a ambos países, dentro de un plan de mutuo respeto y beneficio común.

Cuando el gobierno de la Nación se disponía a dar cumplimiento a cada una de las obligaciones estipuladas; cuando se preparaban los embarques de lino a cambio de combustibles que debíamos recibir y que el país necesitaba urgentemente; cuando se creía que el oro bloqueado en los Estados Unidos podría ser repatriado; cuando, en fin, las dos naciones se disponían a olvidar resentimientos, eliminar malentendidos, reanudar las corrientes culturales y comerciales que fueron tradición en el pasado, todo en una atmósfera de comprensión y cooperación recíproca, llega al país el señor Braden, nuevo embajador de los Estados Unidos de Norte América. Como primera medida, el señor Braden anula todos los convenios a que se había arribado con la misión Warren.

El señor Braden, quebrando toda la tradición diplomática, toma partido a favor de nuestros adversarios, vuelca su poder, que no le es propio, en favor de los enemigos de la nacionalidad y declara abiertamente la guerra a la revolución, pronunciando un discurso en Rosario que llena de asombro, estupor e inquietud a nuestro país, y a todas las naciones latinoamericanas. A partir de ese momento, se suceden los discursos y las declaraciones, y el embajador Braden, sin despojarse de su investidura, se convierte en el jefe omnipotente e indiscutido de la oposición, a la que alienta, organiza, ordena y conduce con mano firme y oculto desprecio.

El pueblo argentino, el auténtico pueblo de la Patria, repudia esa intromisión inconcebible, y su indignación desborda y supera largamente la alegría enfermiza de los qeu se alinean presurosos en las filas del señor Braden. Los viejos políticos venales recogen sus palabras y hacen con ellas sus muletas, se sienten redimidos y perdonados, sin darse cuenta que son ahora más miserables aún, afiliados y subordinados al extranjero, dentro de los propios confines patrios.

El señor Braden revela muy pronto la razón de sus agresiones al gobierno de la revolución, y a mí en particular; es que él quiere implantar en nuestro país un gobierno propio, un gobierno títere, y para ello ha comenzado por asegurarse el concurso de todos los "quislings" disponibles. El señor Braden, para facilitar su acción, subordina a la prensa y a todos los medios de expresión del pensamiento; se asegura por métodos propios el apoyo de los círculos universitarios, sociales y económicos, descollando su extraordinaria habilidad de sometimiento en el campo de la política. Naturalmente, de la política depuesta por la revolución del 4 de Junio.

Logrado su primer paso en la realización del plan denunciado, o sea la unión compacta de todos los enemigos de la revolución, y más especialmente la de mis adversarios, el señor Braden creyó oportuno y conveniente para múltiples fines pasar revista a su pequeño ejército de traidores. No

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encontró para ello mejor que organizar la Marcha de la Constitución y la Libertad, la que se llevó a efecto después de vencer el ex embajador muchas trabas y dificultades.

El señor Braden, en su afán de asegurarse la constitución de un gobierno propio en la Argentina, pactó aquí con todo y con todos, concedió su amistad a conservadores, radicales y socialistas; a comunistas, demócratas y progresistas y pronazis; y junto a todos ellos, extendió su mano a los detritos que la revolución fue arrojando en su seno en sus hondos procesos depuradores. El ex embajador sólo exigía, para brindar su poderosa amistad, una bien probada declaración de odio hacia mi humilde persona.

Los discursos, declaraciones y actos del señor Braden, tanto durante su gestión al frente de la Embajada de los Estados Unidos como en sus funciones actuales, prueban de manera irrefutable su activa, profunda e insolente intervención en la política interna de nuestro país. He dicho ya en otras ocasiones, que las nuevas condiciones imperantes en el mundo han creado una interdependencia entre todos los países de la tierra; pero he fijado el alcance de esa interdependencia a lo económico, sosteniendo el derecho de cada nación a adoptar la filosofía político-social más de acuerdo con sus costumbres, su religión, posición geográfica y circunstancias históricas, si es que en verdad se quiere subsistir con la dignidad y jerarquía del Estado soberano.

Declaro que la intromisión del señor Braden en nuestros asuntos, hasta el extremo de crear, alentar y dirigir un conglomerado político adicto, no puede contar con el apoyo del pueblo y del gobierno de los Estados Unidos. El presidente Truman ha expresado recientemente que todos los pueblos capaces tienen el derecho de elegir sus propios gobiernos. El Senado de los Estados Unidos, al aprobar el nombramiento del señor Braden para su cargo actual, estableció expresamente que no podría intervenir en las cuestiones de los países latinoamericanos sin previa consulta. El mismo gobierno aludido reiteró hace poco la prohibición de intervenir en política de otros países a los hombres de negocios norteamericanos. El propio señor Braden alterna sus amenazas de intervención económica y militar con protestas de no intervencionismo.

Una de las consecuencias más graves de la beligerancia del señor Braden con respecto al gobierno de la revolución, fue la nulidad de los convenios a que se había arribado con la misión Warren, y de los que tanto los Estados Unidos como la Argentina esperaban beneficios recíprocos. El ex embajador, después de anular los convenios mencionados, no sólo no hizo ninguna tentativa para reemplazarlos por otros nuevos, sino que se resistió a tratar la cuestión todas las veces que lo insté a ello. Es que así, naturalmente, el señor Braden creaba más y más dificultades al gobierno al cual yo pertenecía.

La permanencia del señor Braden en nuestro país se caracterizó, pues, por su intromisión en nuestros asuntos; por haber dado forma, aliento y directivas al amorfo organismo político que nos enfrenta; por haber desprestigiado implacable y sistemáticamente a la revolución del 4 de Junio, a sus hombres y a mí en particular, y por último, por haber brindado su amistad a todos los enemigos del movimiento renovador del 4 de Junio, sin importarle para nada su filiación política e ideológica.

En nombre del señor Braden, cuando actuaba como embajador en nuestro país, alguien suficientemente autorizado expresó que yo jamás sería presidente de los argentinos y que aquí, en nuestra Patria, en nuestra Patria, no podría existir ningún gobierno que se opusiese a las ideas de los Estados Unidos.

Ahora yo pregunto: ¿Para qué quiere el señor Braden contar en la Argentina con un gobierno adicto y obsecuente? ¿Es acaso porque pretende repetir en nuestro país su fracasada intentona de Cuba, en donde, como es público y notorio, quiso herir de muerte la industria y llegó incluso a amenazar y a coaccionar la prensa libre que lo denunciaba?

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Si, por un designio fatal del destino, triunfaran las fuerzas represivas de la represión, organizadas, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los trabajadores argentinos la situación de angustia, miseria y oprobio que el mencionado ex embajador pretendió imponer, sin éxito, al pueblo cubano.

En consecuencia, sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con ese acto entregan, sencillamente, su voto al señor Braden. La disyuntiva, en esta hora trascendental, es ésta: O Braden, o Perón. Por eso, glosando la inmortal frase de Roque Sáenz Peña, digo: "Sepa el pueblo votar".

VIII - CARTA AL PRESIDENTE KENNEDY

Madrid, Julio de 7967

Mr. John Fitzgerald Kennedy: Presidente de los Estados Unidos de América.

Con motivo del Congreso de la O.E.A., a celebrarse en Punta del Este, República Oriental del Uruguay, donde no se escuchará la voz auténtica del pueblo argentino, he considerado necesario, por intermedio de ésta, en apretada síntesis, hacerle conocer la opinión del mismo.

Hace pocos días, Usted Señor Presidente, ha afirmado con evidente buen juicio, que los problemas latinoamericanos tienen su solución en la Justicia social. Hace quince años, los justicialistas en la República Argentina afirmamos lo mismo y lo hicimos doctrinaria y acabadamente en realizaciones fehacientes. Estados Unidos e Inglaterra colaboraron para que fuéramos derribados del gobierno, donde estábamos, elegidos por una mayoría sin precedentes en la historia política del país. De estas incongruencias suele estar empedrado el camino que conduce al fracaso. Las consecuencias no pueden cambiar porque hayan variado los presidentes de los Estados Unidos y usted debe cargar con el lastre tan negativo de sus predecesores. En los últimos quince años la República Argentina no ha recibido de Norteamérica sino perjuicios, tanto cuando nos bloquearon en 1947 como cuando la invadieron sus compañías petroleras en 1959. Muchas veces he oído a funcionarios americanos preguntarse por la causa de la adversión que los pueblos iberoamericanos sienten por su país y su gobierno.

Esta es la hora de los pueblos

La explicación es demasiado compleja y larga de enumerar aunque implícitamente puede condensársela en pocas palabras: los días que corren comienzan ya a ser la "hora de los pueblos" anunciada por el Justicialismo hace más de quince años; los Estados Un idos hasta ahora se han dedicado a "ganar gobiernos" (o a comprarlos), en tanto Rusia ha tratado de conquistar los pueblos. Los pueblos son los permanentes mientras los gobiernos son circunstanciales. Las consecuencias se comienzan ya a percibir no sólo en Europa, Asia y África, sino también en Latinoamérica. Esa es una de las principales razones para que los pueblos vean en los Estados Unidos a un enemigo, como enemigo es a menudo el gobierno que apoyan, en tanto Rusia gana en los pueblos cada día mayor número de amigos.

Uno de los peores males que azotan al pueblo y al gobierno norteamericano son sus agencias de noticias y sus cadenas publicitarias, que actúan en todo el continente, dirigidas por la Sociedad Interamericana de Prensa (S.l.P.). No es secreto para nadie que tales agencias y cadenas sirven normalmente intereses muchas veces inconfesables y que detrás de su acción publicitaria no hay más que sofismas y falsedades al servicio de tales intereses. Una prédica dañina de tales órganos de opinión ha pretendido, aunque sin éxito, envenenar a la opinión pública contra las tendencias populares y los hombres que lealmente las servían, utilizando la circulación de infundios y calumnias de todo orden mal disimuladas en las noticias que transmiten, sin percatarse del mal que con ello se hacían a si mismas y a su país. Las consecuencias de tal conducta han recaído sobre los

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Estados Unidos a quienes se cargan (tal vez injustamente) las culpas de la ignominia de sus órganos publicitarios.Esas agencias y cadenas publicitarias reciben el castigo que corresponde a todos los falsarios: que cuando dicen la verdad, nadie la cree. Sin embargo, el mal está causado porque han conseguido crear un clima ficticio sobre una realidad que es totalmente diferente, induciendo al pueblo y al gobierno norteamericanos en un error que a menudo resulta funesto, desde que el hombre procede tan bien como bien informado está. Cuando el engaño es colectivo el perjuicio es sólo para el engañado y muchos de los errores de la política internacional americana tienen su explicación en ese falso panorama informativo.

El caso de la República Argentina es altamente ilustrativo al respecto: en 1946, con la ascensión al poder del Movimiento Justicialista, se inicia en el país una verdadera revolución social que lleva a su frente las tres banderas que constituyen la aspiración del pueblo argentino: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. De nuestras inmensas realizaciones materiales están en el país los testimonios más elocuentes, pero lo que constituye nuestro mayor orgullo es la obra social realizada que llevó un país medieval a ser uno de los estados socialmente más avanzados y poseer uno de los standards de vida relativamente más elevados. Gobernamos con la constitución y la ley y el pueblo afirma aún hoy que el gobierno justicialista aseguró diez años de felicidad y el setenta por ciento de la población era justicialista. Hoy, después de seis años de violencia, arbitrariedad y concupiscencia gubernamental, podemos asegurar que ese porcentaje ha aumentado. Sin embargo, una despiadada campaña publicitaria realizada por las agencias norteamericanas de noticias, apoyada por el mismo Gobierno de los Estados Unidos, se encargó de difundir por el mundo las mayores calumnias e infamias contra nuestro régimen constitucional como preparación para una acción revolucionaria que, con suficiente evidencia, sabemos fue costeada, apoyada y dirigida por Gran Bretaña. Durante los diez años de nuestro Gobierno sentimos el ataque permanente y la persecución más enconada tanto del "State Department" como del "Foreign Office", que fueron desde el bloqueo implícito hasta el sabotaje más abierto y descarado. Ahora, nos preguntamos, si ante semejante evidencia, el pueblo argentino y su único gobierno realmente representativo, deben seguir amando a sus detractores y destructores.

El cuartelazo de 1955

Pero ahí no termina todo. En 1955 se produce en nuestro país un "cuartelazo" que tiene evidente mandato foráneo, cuyas consecuencias no podían ser otras que el desorden, el hambre y la miseria que actualmente está sufriendo su pueblo, porque al desgobierno de la dictadura de Aramburu le ha sucedido una banda de asaltantes políticos que constituye el peor azote que recuerda la historia política argentina. La caída del peronismo, producto de la confabulación de la oligarquía capitalista con los intereses foráneos, no ha podido dar otro resultado que el que está a la vista. Cuando en 1955 al decir de nuestros críticos la situación "era mala", poseíamos una reserva financiera de 750 millones de dólares en caja, un encaje áureo de 850 millones de la misma moneda, no teníamos deuda externa y nuestro comercio exterior se desenvolvía con ventaja merced a los convenios bilaterales. Han pasado sólo seis años desde el día en que fuimos despojados del gobierno y, en ese lapso, se han dilapidado la reserva financiera y la reserva de oro y se ha contraído una deuda exterior de más de 3.000 millones de dólares, después de haber desorganizado el país e imposibilitado la comercialización de su producción. Pero eso no es todo: también se ha perdido toda dignidad y como en los tristes días del "Pacto Runciman-Roca", mendicantes argentinos suelen deambular por los despachos europeos y norteamericanos en procura de alguna limosna que lleva implícito una confesión de incapacidad y desvergüenza.

Pero, si en lo internacional la situación económica es mala en lo interno, es aun peor. Mientras nosotros disponíamos de un presupuesto nacional que no pasaba nunca de los 20.000 millones de pesos, que todos los años cerrábamos con superávit, en la actualidad se dispone de uno no inferior a los 135.000 millones que, por falta de financiación, cierra con casi un 50% de déficit, que en los cinco años pasados se ha ido acumulando como deuda fluctuante. Por eso, la deuda interna que en

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1955, totalmente consolidada, llegaba sólo a los 11.000 millones de pesos, alcanza hoy cifras imposibles aún de calcular. La circulación monetaria que era entonces de 28.000 millones de pesos, pasa hoy los 130.000 millones y, en consecuencia, el valor del peso ha disminuido a menos de la cuarta parte, a pesar de las inyecciones de dólares, que a manera de aspirinas, se hace todos los días en el mercado de monedas argentino.

Los inconcebibles negociados que llevaron a las concesiones petroleras destruyeron toda posibilidad de resolver económicamente el problema de los combustibles. Bastaría considerar para comprenderlo, que el petróleo cuyo precio internacional no pasa de los diez dólares la tonelada, cuesta en la Argentina alrededor de los 17 dólares en la boca del pozo. Si a eso se le agrega que el gobierno argentino se obligó por contrato a proveer cambio a razón de 40 pesos por dólares (cuando en realidad está sobre los 30 pesos) se podrá apreciar lo que puede resolver la extracción leí petróleo argentino. Los servicios financieros que el gobierno argentino debe servir cada año para satisfacer los giros de las empresas extranjeras y las obligaciones contraídas por los aprovechados negociadores del petróleo, es o que está descapitalizando al país y sumiendo al pueblo en la miseria y el dolor. La contrapartida son los empréstitos, remedio que resulta peor que la enfermedad, el peor error que comete el gobierno de os Estados Unidos al concederlos, porque la mitad de su valor se pierde por sobrevaloración del dólar con respecto a su valor adquisitivo, por el aumento de precios producido por falta de licitación internacional, por la pérdida de seguros y fletes y la otra mitad que resta, es generalmente víctima de la codicia de los funcionarios y políticos deshonestos. Pero, al final, el pueblo que no recibe beneficio alguno y que debe pagarlo todo con crecidos intereses, termina condenando al prestatario que, para él, ha resultado un vulgar usurero.

Yo tengo autoridad moral para decirlo y sostenerlo porque en 1945, u. ando me hice cargo del gobierno, declaré que "me cortaría la mano antes que firmar un empréstito" y en los diez años que goberné al país, no solo no se contrató ningún empréstito, sino que se pagó una deuda externa que tenía el país y que pasaba de los 3.500 millones de dólares, cumplimos todos nuestros compromisos, realizamos una amplia justicia social, dimos diez años de felicidad al pueblo argentino, organizamos nuestra riqueza y estabilizamos nuestra economía tanto en lo interno como en lo internacional.

Hambre, injusticia v arbitrariedad para el pueblo

Pero, es tan grande el engaño o la mala fe, que a menudo se sostiene que la dictadura de Aramburu y el "gobierno" de Frondizi han 'mejorado la situación económica de la Argentina". El pueblo argentino sabe bien que es todo lo contrario porque lo experimenta en su bolsillo y en su estómago, vísceras suficientemente sensibles como para influenciarías con la falsa propaganda. Si estas afirmaciones falsas e insidiosas provienen de funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos, como a menudo sucede, ¿cómo se pretende que no sufra 'u prestigio ante los pueblos que conocen la verdad y que generalmente las atribuye a móviles inconfesables en defensa de intereses espurios?Sin embargo, el problema argentino, como el de casi todos los pueblos iberoamericanos, no es simplemente económico como muchos se empeñan en considerar y que es error en que suele incurrir el materialismo de las tecnocracias. Para fundamentar esta afirmación bastaría pensar que esos pueblos forman parte de un mundo que se encuentra empeñado no sólo en comer, sino también en dilucidar un problema ideológico alrededor del cual se mueven los poderes más formidables que ha conocido la humanidad de todos los tiempos. Esos pueblos saben también que su decisión no depende tanto de ellos como de la que ha de producirse pronto quizá a miles de millas de distancia y luchan en la medida de sus fuerzas cada uno en el bando de su preferencia ideológica o en el que las circunstancias fortuitas terminan por arrojarlos.

Un falso enfoque, mezcla de atraso, ignorancia y mala te, pretende desviar el problema argentino hacia un materialismo suicida, que no es sólo negativo, sino que utiliza también todas las formas de la descomposición moral para satisfacer los apetitos y las pasiones de los círculos del privilegio. El proceso argentino, como el latinoamericano, es el despertar de los pueblos en procura de su propio

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destino. La explotación de las masas, inicuamente impuesta para servir intereses foráneos, la miseria insidiosamente provocada como medio de someter al pueblo, la injusticia, la arbitrariedad y la violencia, no son sino secuelas del mismo mal que llevan irremisiblemente a la misma consecuencia: la rebelión de las masas. 'Nuestros gobernantes', usurpadores del poder del pueblo, simulan buscar la solución de todos los males agitando el fantasma del comunismo y la mala situación económica en procura de fácil y graciosa ayuda financiera, aunque sea a costa de entregar el país a los poderes tenebrosos del capitalismo internacional; otros anhelan que la solución llegue por el advenimiento de un nuevo imperialismo, en tanto no se les ocurre pensar que la única solución ha de llegar con la justicia y la soberanía que seamos capaces de conquistar con nuestro trabajo y nuestro sacrificio.

De Colonia a Patria

En 1945 recibí una colonia y en 1955 dejé una patria justa, libre y soberana. Cuando observo el panorama que presenta el país en la actualidad y veo entronizadas a la hipocresía y la infamia de unos pocos que escudados en falsas premisas esclavizan preconcebidamente al pueblo con designios ocultos, se me presenta con claridad una diabólica maniobra destinada a provocar concientemente la rebelión de las masas populares hacia objetivos que no son difíciles de desentrañar.

Todo cuando se diga sobre una posible solidaridad de los pueblos iberoamericanos con la causa del capitalismo y sus sistemas, no pasara nunca de ser una falsedad y los gobernantes que lo sostengan, o tratan deliberadamente de engañar, o no representan a su pueblo. Ya es irremisiblemente tarde para obtener semejante solidaridad que puede estar en algunas bocas pero no en sus corazones. Cuando mucho se podrá obtener una prudente tercera posición porque nosotros, los americanos del sud, vemos el problema de muy diverso modo del que lo pueden apreciar los americanos del norte. Para nosotros, el actual estado beligerante del mundo se debe simplemente a que se está dilucidando el signo ideológico que ha de caracterizar al siglo XXI mediante la enconada lucha entre el capitalismo y el comunismo, ambos internacionales. Así el capitalismo defiende las "democracias imperiales" del siglo XIX en tanto el comunismo manifiesta defender las "democracias populares". Es indudable que el siglo XXI será de las democracias sociales porque la historia y la evolución no retroceden. allí donde no triunfen las tendencias sociales del tipo del justicialismo podrá triunfar el comunismo pero jamás el capitalismo ya perimido. Esta es una verdad que por dura que resulte hay que asimilaría porque peor es engañarse a si mismo.Hay que persuadirse también que el comunismo es una doctrina, que podrá o no compartirse pero que, por eso, no dejará de serlo. A las doctrinas sólo se las puede combatir y vencer con otra doctrina mejor. El empleo de la fuerza o de la intriga en sus diferentes formas no están indicadas ni ganarán camino en la solución que se busca. Hasta ahora los Estados Unidos sólo han empleado estas formas equívocas de ejecución y los resultados están a la vista. No es suficiente que el fin que se persiga sea bueno si las formas de ejecución se encargan de demostrar lo contrario. El error de los altos funcionarios norteamericanos que visitan nuestros países y reciben invariablemente una acogida francamente agresiva está precisamente en creer que todo se puede arreglar mediante esporádicas-ayudas económicas y no quieren concebir ni comprender que se trata de causas más profundas entre las cuales no son las menos importantes los comportamientos de las empresas industriales yanquis asentadas sobre las riquezas naturales de nuestros países, que constituyen verdaderas manchas negras en la historia de las relaciones humanas y comerciales de los Estados Unidos con Hispanoamérica. Otra de las razones que más han influido en la animadversión mencionada es la intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos, de las cuales está plagada la historia de nuestras relaciones.

La dictadura y su sucesor

Nuestro país que había vivido diez años de tranquilidad, progreso y felicidad justicialista cae de repente en una terrible dictadura militar que trata de someterlo por el terror a base de fusilamientos (los primeros que se producen en el último siglo por causas políticas), persecuciones, genocidios en

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masa, exilios y prisiones, como toda otra clase de infamias políticas y policiales. Que despojan de sus bienes a todos sus enemigos políticos perjudicando así a millares de ciudadanos, bienes que con la mayor impudicia se reparten entre los altos bonetes de la dictadura. Que derogan la Constitución por decreto y dejan sin efecto todas las reformas sociales realizadas por el justicialismo, para retrotraer la vida del pueblo a las peores épocas de su explotación y su miseria. Entre tanto, Estados Unidos apoya ostensiblemente esta situación con un entusiasmo fuera de todas las reglas y formas habituales en la política internacional, apareciendo a los ojos del pueblo escarnecido como cómplice y causante de todos sus males.

A pesar de ese apoyo descarado, esa dictadura no logra sostenerse en el gobierno y decide llamar a elecciones, a todas luces fraudulentas, proscribiendo previamente a la mayoría del pueblo, al declarar fuera de ley al justicialismo. Es así como se pretende hacer creer que se normaliza la situación argentina a base de cambiar una enormidad con otra enormidad mayor. El seudo "gobierno legal" producto de una opción y no de una elección deja así planteado un conflicto peor. la dictadura militar ha encontrado una puerta de escape a costa de meter al país en un callejón sin salida. Todo esto ha sido apoyado por el Gobierno de los Estados Unidos que lo hacía contra toda justicia y, en cada caso, echándose encima el anatema y el odio de casi todo un pueblo, que por rara coincidencia es uno de los más politizados del mundo.

Hoy, el presidente más desprestigiado de la historia argentina y carente del mínimo de dignidad compatible con esa función, aparece como el personero de los Estados Unidos al que parece no interesarle complicarse con semejante personaje a cambio de ventajas imaginables para el futuro, pero el error es demasiado grosero para que pueda pasar desapercibido al pueblo argentino. Esa gente podrá tener presente, porque algunas circunstancias extraordinarias lo han posibilitado, pero carece en absoluto de porvenir, máxime si como simula está al servicio incondicional del capitalismo y la reacción oligarca. En la República Argentina, si no se hace fraude o se emplea la violencia, vencerá el justicialismo, pero si la reacción utilizando el engaño o la fuerza se lo impide desde el gobierno, vencerá el comunismo en cualesquiera de sus formas pero jamás podrá imponerse la reacción en el futuro argentino. Es una realidad que conocen todos los argentinos y cuyo fatalismo envolverá a unos y a otros en su momento. Así como no nace el hombre que escape a su destino, tampoco los pueblos pueden escapar al suyo.

Como están las cosas en la Argentina no sé si llegaremos nosotros o si llegarán antes los comunistas, pero lo que sí puedo asegurar es que no llegará la reacción. Si las circunstancias fueran forzadas con el abuso de la fuerza o la insidia la entronizara, su vida sería muy efífera porque poco tardaría en ser derribada violentamente por el pueblo, contra el cual es siempre mal negocio luchar. Frondizi ha sido el mejor aliado de los comunistas porque ha creado las condiciones de hambre y miseria necesarias. Los Estados Unidos, complicados con Frondizi y su 'gobierno', no han hecho sino fortalecer y extender el odio, ya que éstos no hacen nada impopular sin arrojar antes las culpas a las "presiones yanquis", a la influencia del Fondo Monetario Internacional o a los poderes ocultos de los intereses imperialistas.

El pueblo argentino vive actualmente en la más plena dictadura, bajo los efectos del "estado de sitio" que suprimió todas las garantías constitucionales y del "Plan Conintes" que puso la vida y el honor de los ciudadanos en manos de los más torvos torturadores y asesinos. Así, en nombre de las fuerzas armadas de la República se han asesinado y torturado ciudadanos en escala jamás conocida, se han proscrito millares de hombres públicos y dirigentes políticos y gremiales como asimismo gimen en las cárceles argentinas una multitud de ciudadanos que han sido condenados por tribunales ilegales, en una parodia de justicia que resulta un escarnio para toda conciencia honrada. Se ha creado el delito de opinión y se castiga con prisión o multa a los ciudadanos por poseer retratos de determinadas personas en sus hogares. Se habla de libertad de prensa y el gobierno se ha incautado de todos los diarios, revistas, estaciones de radio y televisión, formando una verdadera cortina de silencio para todo lo que no sea afecto a sus móviles inconfesables. Si sus adversarios

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políticos publican un libro o un periódico, la policía se incauta de los mismos y reduce a prisión a sus propietarios por orden expresa del gobierno.En Estados Unidos se pregunta a menudo el porqué del odio que demuestra el pueblo argentino a sus funcionarios que lo visitan; la respuesta no es difícil de comprender si se tiene en cuenta el apoyo a semejantes aberraciones, máxime cuando el propio gobierno argentino hace correr la voz que procede así por la oculta presión de los intereses o el gobierno norteamericano.

"Democracia" y "Libertad" Persecución para el pueblo

El justicialismo, declarado fuera de la ley y perseguido en nombre de la "democracia" y de la "libertad" se ha tonificado y purificado. Lo mismo les ha ocurrido a "nuestros compañeros de suerte" los comunistas, que durante mi gobierno, cuando estaban dentro de la ley, en 1953, no alcanzaron a obtener treinta mil votos en total en las elecciones generales de ese año y que hoy pueden computar guarismos que se acercan al medio millón. Nosotros no somos políticos profesionales ni luchamos por intereses de nuestros dirigentes sino por el bienestar del pueblo y la grandeza de nuestra patria, como tampoco nos interesa que nuestra victoria sea inmediata sino definitiva y permanente. Creemos que si estamos en la verdad triunfaremos y sabemos que si no estamos en ella será mejor que no triunfemos.

El mundo está lanzado en una evolución tremendamente acelerada y la dirección de esa evolución es hacia las democracias sociales, lo que coincide en absoluto con la línea sostenida por la doctrina justicialista dando lugar a que podamos considerar a nuestro Movimiento en la propia naturaleza del desarrollo histórico, en tanto nuestros enemigos colocados en la reacción, con métodos del más crudo reaccionarismo, se han colocado "nadando contra la corriente" y se afanan por vencer mediante hechos políticos circunstanciales carentes en absoluto del sustento que sólo puede dar la línea de la evolución histórica.

El problema argentino no puede ser encarado dentro de los conceptos clásicos porque se trata de un hecho nuevo en la política nativa. Las soluciones a la vista son meras soluciones circunstanciales, carentes de trascendencia histórica, en tanto lo permanente es precisamente el proceso histórico que los políticos parecen haber olvidado. Los hechos políticos son meras formas transitorias cuando no se apoyan en el quehacer histórico que es el permanente y es el dominante. Muchos no han comprendido el justicialismo porque parecen estar viviendo aún en el siglo pasado. La fuerza del justicialismo radica en que su línea intransigente está en la propia naturaleza del desarrollo histórico, mientras que las otras tendencias viven y obran en el plano estricta-mente político. Sus éxitos sólo pueden ser éxitos políticos, sin la gravitación ni la permanencia del quehacer histórico. El quehacer político sólo puede adquirir vivencias cuando tiene como sustento la línea histórica.Yo pregunto: ¿si un movimiento popular de gran arraigo como lo es el justicialismo que representa la inmensa mayoría del pueblo, puede permanecer fuera de la ley sin luchar? Y, cerrados todos los caminos de la legalidad, perseguido e imposibilitado de hacer oír su voz, de intervenir en las contiendas electorales y hacer valer sus derechos, ¿puede tener otro camino que el de la conspiración en procura de resolver por la violencia, lo que no puede hacer pacíficamente? Como también pregunto: ¿si todas esas fuerzas justicialistas ven que esa anacrónica situación es apoyada por las grandes potencias occidentales que hacen causa común y sostienen el actual estado de cosas, no se sentirán atraídas por el apoyo que le ofrece el otro bando? Es necesario persuadirse que, en este campo, no se pueden seguir forzando las soluciones con los fáciles expedientes de la arbitrariedad o de la tuerza. porque es muy triste el clima de la injusticia para obligar a los pueblos a vivir en él.De situaciones como ésta, que no son una excepción en el panorama político de Hispanoamérica, no puede ser culpado nadie que no haya intervenido directa o indirectamente en provocarías, pero cuando existe la evidencia de una intervención en la preparación y un apoyo abierto a la continuidad de tal estado de cosas, tampoco puede pretenderse que se libere de responsabilidad a los culpables. Lo sublime de la ecuanimidad no está en los enunciados sino en la ejecución de las acciones. Por

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eso, cuando se pregunta por las causas del repudio popular a los representantes de los Estados Unidos, será porque los pueblos ni aman ni odian sin una razón muy justificada.No hay que culpar inconsultamente al comunismo de la agitación de los pueblos, cuando existen otras causas mayores que explican esa agitación, como tampoco hay que 'fabricar' un comunista en cada uno de los hombres libres que se rebela ante las injusticias flagrantes. Para remediar los males no existe otro remedio que suprimir las causas que los producen porque el comunismo podrá acentuar los efectos, pero no provocarlos si no existen razones que los determinen.

Los terribles errores cometidos, imputables a todos, lo han sido inspirados más en los intereses y las pasiones que en el buen deseo de alcanzar soluciones ecuánimes y permanentes. La falsa información por falaz e interesada, !a presión de los intereses materiales, la superficialidad de los juicios, la ignorancia y a veces la perversidad, explican muchos de los hechos que hemos presenciado, y que nos están llevando imperceptiblemente al desastre. De ello no se puede culpar siempre al adversario porque los -errores son sólo imputables al que los comete y jamás al adversario que los sabe aprovechar con sabiduría y con prudencia. Ya decía Schlieffen, que para que se alcanzara un éxito como el de Cannas, no era suficiente la existencia de un Aníbal, sino que era indispensable que existiera un Terencio Varrón.

Hasta aquí he tratado de esbozar el problema argentino sin inmiscuirme deliberadamente en los demás países de Ibero América, porque considero que cada uno de ellos representa un problema concreto y un caso particular que no podrá resolverse ni con sistemas colectivos de acción, ni con medidas de orden general, aunque en las formas deberán tenerse presente siempre nuestra común idiosincrasia, que nace de la herencia hispánica que todos llevamos con orgullo en nuestra sangre. La historia de más de veinte siglos caracteriza la virilidad de nuestra estirpe: mansa en el hacer pero indómita en la lucha. Se la puede persuadir pero no obligar, se la puede ganar pero no dominar.

La Nación Argentina está hipotecada

Señor Presidente: he recorrido casi una vida, que si me ha cargado de años, también me ha cargado de experiencia, sin que mi corazón haya envejecido. No necesito nada, ni tengo ambiciones de ninguna naturaleza, estoy ya casi por sobre de todas las miserias humanas y terrenas, sólo le hablo como argentino y como hombre del pueblo, que siente la responsabilidad de representar a muchos millones de hombres humildes de mi patria, que ve con dolor la acción destructora de los sátrapas que los encarnecen y los explotan sin conciencia. Que ve asimismo como se va llevando un pueblo deliberadamente a la desesperaci6n desde la cual puede tomar cualquier camino. Que también ve como se marcha insensatamente hacia la destrucción de todos los valores morales e institucionales que sostienen nuestra nacionalidad, prostituyendo las instituciones del orden al complicarlas hasta hacerlas instrumento de los peores latrocinios y de as acciones más innobles, para colocarlas finalmente frente al pueblo. Que no puede observar indiferentemente que una banda de asaltantes aprovecha la coyuntura de los empréstitos con que se nos amenaza, para seguir medrando a costa de la hipoteca de la Nación Argentina.Si se quiere ayudar realmente al pueblo argentino no ha de ser por conducto del gobierno que padece, porque tal ayuda no ha de llegar al pueblo por tan inicuo conducto en forma que tenga nada que agradecer, desde que sus efectos sólo se harán sentir en una mayor abundancia en los círculos causantes y promotores de la actual miseria colectiva, porque ese pueblo que se pretende ayudar, con toda justicia, cuando llegue el día de pagar, podrá protestar por una ayuda que le impone nuevos sacrificios sin haber obtenido ninguno de los beneficios prometidos.Yo se que se hablará mucho de promoción de la riqueza e impulso a la "maltrecha economía argentina" pero también sé que todo ello es sólo un pretexto para enriquecer más a los allegados al gobierno y a las empresas actualmente causantes de la crisis que soporta la economía popular. Yo sé también que se dirá que no se puede sostener una justicia social sin el respaldo de una potente economía, monserga que vienen escuchando veinte generaciones de explotados y escarnecidos. Yo sé, en fin, que se prometerá todo pero también sé que no se cumplirá nada en beneficio efectivo del pueblo, que es lo que ha de buscarse en forma inmediata.

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Para equilibrar la economía argentina, desequilibrada por la acción de seis años de incuria y latrocinios, se necesitará, si se sigue ese camino, no menos de diez años y, en el tren que vamos, dentro de diez años, quién puede saber lo que ya habrá ocurrido. O la ayuda llega al pueblo en forma directa o inmediata o todo esfuerzo será estéril, si no perjudicial. Se impone restablecer la justicia social abolida por la dictadura militar y luego suprimida por el actual gobierno y sin recurrir a medidas expeditivas y directas, nada se podrá hacer. A los Estados Unidos, en las actuales circunstancias, sólo le debe interesar el pueblo argentino, porque de poco le valdrían los títeres que dicen, gobernarlo. Para lograr los fines que se persiguen no es suficiente con disponer de muchos miles de millones de dólares, sino que también es indispensable saberlos emplear para alcanzar los objetivos que se propone.

La "ayuda" a la Argentina y los sindicatos

¿Qué problema es más grave de cuantos tiene en la actualidad el pueblo argentino? -el de poder vivir con dignidad. ¿Cuál es el estado actual de los hombres de ese pueblo? -el noventa por ciento de ellos se encuentran sumergidos, porque mientras se congelaron sus sueldos y salarios, se han liberado los precios de los artículos esenciales y, en consecuencia, su poder adquisitivo no está en proporción a la necesidad. ¿Qué es lo que debe hacerse? -se comprenderá fácilmente que mientras subsista el actual estado de cosas, nada se conseguirá con enriquecer más a los ricos, como no sea hacer aún más odiosa la miseria en medio de la abundancia. Seria largo enumerar exhaustivamente cuanto se debe hacer para restablecer la justicia social que la mala fe de los actuales políticos ha destruido con las consecuencias que presenciamos, pero existe en el país una extensa legislación social que dejó el justicialismo y bastaría con que se cumpliera la mitad de esas leyes, que hoy son letra muerta, para que en muy poco tiempo cambiara la suerte del pueblo argentino y retornaran los días que todos añoran.

Ha de comprobarse minuciosamente el empleo que se haga del dinero que constituya la ayuda anunciada, estableciendo un control efectivo para que se cumplan las leyes sociales a que nos venimos refiriendo. Debe ser condición imprescindible el restablecimiento de los Convenios Colectivos de Trabajo y del Salario Vital Móvil, como asimismo la elevación inmediata de los salarios hasta ponerlos a nivel con el costo de la vida y el incremento de las fuentes de trabajo. En el pueblo, escéptico ya por la acción de sucesivos engaños, nada se conseguirá silos efectos no se hacen sentir en forma inmediata y sostenida.

No contribuyan ustedes con nuevos errores a que la infamia se siga consumando. Si realmente se intenta ayudar al pueblo argentino, no lo hagan a través de un gobierno que ha demostrado ser su peor enemigo, como tampoco por intermedio de las empresas que han sido las causantes de la actual explotación y miseria, háganlo por las organizaciones sindicales que son las únicas que lo representan y los órganos naturales en la defensa de los intereses populares y profesionales, que no sólo pulsan mejor las necesidades de la masa, sino que también son las instituciones más serias y responsables del país.

El Justicialismo: reserva moral de la Nación

Los justicialistas luchamos por el pueblo. No pretendemos poseer el poder sino alcanzar la justicia. Hemos demostrado que sabemos y podemos hacerlo, por eso nos duele contemplar cómo una legión de bandidos y otra legión de ignorantes han ido destruyendo lo que nos costó diez años levantar. He dedicado mi vida al servicio del pueblo y no puedo ver sino con tristeza, ya en el ocaso de mi vida, cómo un grupo de ignorantes irresponsables puede jugar impunemente con su destino.

La actual crisis argentina obedece a un desequilibrio deliberadamente provocado por los más sórdidos intereses, que no alcanzaron a penetrar las consecuencias a que ellos mismos se exponían al hacerlo. Quisieron castigar al pueblo por el delito de haber disfrutado de un cierto grado de

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dignidad, en la vida de la Nación. El golpe de Estado de 1955 y la dictadura militar que fue su consecuencia, fueron los instrumentos de esos intereses, porque permitieron que sus personeros se encaramaran en el poder, desde el cual con la violencia más inaudita, provocaron el desastre de la economía, la anarquía social y el desbarajuste político. En ese caso no les fue difícil a los aprovechados de la situación sacar sus beneficios personales para abandonar luego a su suerte a la Nación. El nuevo gobierno no se ha distinguido de la anterior dictadura sino por haber agregado a la arbitrariedad y la violencia, la insidia y la hipocresía. Se han intensificado los latrocinios y todo amenaza con descomponerse en una medida jamás sospechada.

Si no fuera por el justicialismo, que en diez años de prédica y realizaciones, ha incidido tan profundamente en el alma popular, todo estaría al borde del derrumbe. Sin embargo, son precisamente esas virtudes justicialistas, las que están salvando al pueblo en su lucha contra la satrapía dictatorial; son esas reservas espirituales las que mantienen la cohesión y permiten una guerra sin cuartel y sin descanso contra los verdaderos enemigos del pueblo y de la patria.

Las dictaduras han afirmado que anhelan destruir al justicialismo, instaurado en el país con una doctrina profundamente arraigada en el alma popular, con una teoría en plena ejecución y una organización integral (gobierno, Estado y pueblo) funcionando en todos los estamentos de la comunidad argentina. ¿Con qué van a reemplazar esa doctrina, esa teoría y esa organización? ¿Es que la Nación Argentina empeñada en una misión común puede abandonarlo todo sin caer en la más absoluta anarquía y en el caos más peligroso? Así, se han dedicado a destruir la organización del gobierno, del Estado y del pueblo, paralizando la acción general, sin reemplazar lo orgánico ni lo funcional. Las consecuencias están a la vista.

Sin embargo, con ser esto monstruoso como signo de irresponsabilidad, es poco, ante la intención de destruir los valores morales de la nacionalidad y las virtudes del pueblo argentino. Lo más repugnante de esa acción, es que no la promueve una concepción diferente de carácter ideológico; sino la servidumbre a los más sórdidos intereses foráneos y vernáculos que se oponen al sagrado derecho del pueblo argentino de constituir una nación justa, libre y soberana.

Patriotas y mercenarios

Ahora, esos mismos siniestros personajes que provocaron todo, se asustan y ponen el grito en el cielo porque el comunismo avanza y la justicia los amenaza, pero el que no tiene buena cabeza para prever ha de tener buenas espaldas para aguantar. Ellos son incapaces de comprender estas cosas, insensibles a los ideales y al servicio de sus intereses, carecen de mística ciudadana, es la diferencia natural entre los patriotas y los mercenarios: mientras los primeros no pueden comprender la sordidez de los segundos, éstos no comprenderán jamás el idealismo de los primeros. Ellos son hombres que no sirven una causa y nuestra razón de ser es precisamente esa causa. Pensamos que quien no tenga una causa que defender no merece la vida y que el hombre, aun cobarde y materialista, no escapa a su destino.

Sin embargo, la situación argentina se arregla en seis meses si se procede atinadamente y en vez de hacer política de comité se dedican los esfuerzos a gobernar con orden, terminando con la anarquía política actual que provoca el mismo gobierno con sus pasiones y desatinos. Porque, al contrario de lo que muchos creen, la crisis argentina actual es más política que económica y social. La pasión política que la violencia del gobierno ha provocado es el origen de todos los males porque el pueblo desalentado ha "bajado los brazos" y las organizaciones políticas y gremiales en permanente lucha, consumen sus energías en, neutralizar las violentas provocaciones del gobierno en vez de colaborar en la tarea común.

En último análisis se trata de una crisis de trabajo: destruido el poder adquisitivo de las masas por el envilecimiento de los salarios, el ciclo económico ha entrado en una grave atonía que ha repercutido catastróficamente en el comercio, la industria y la producción, produciendo no sólo graves

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quebrantos financieros a la economía privada, sino también provocando un elevado índice de desempleo y disminución progresiva de salarios que ha desanimado a la mano de obra y al trabajo. Semejante circulo vicioso ha provocado asimismo una marcada espiral inflatoria, provocada por un aumento desconsiderado de los precios, que ha roto toda relación entre los salarios y el costo de la vida, en lo que ha colaborado negativamente el gobierno mediante un empapelamiento sin precedentes por emisiones desenfrenadas de dinero.

Los males que aquejan a la Nación Argentina no se ocasionan en falta de riqueza, sino en una terrible desorganización de la misma y del trabajo nacional. No se necesita dinero para remediarlos sino trabajo, trabajo y más trabajo. Para lograr esto no es suficiente con comprenderlo, sino que es necesario poderlo realizar. Los actuales hombres de gobierno no tienen la autoridad moral suficiente ni el predicamento necesario ante la masa popular para lograrlo. Ese es el verdadero problema cuya solución no ha de alcanzarse hasta tanto los hombres y las condiciones no cambien.

Sintéticamente expuesta, ésta es la situación argentina, en relación con el problema que tanto preocupa a su gobierno. He acotado también muy sintéticamente nuestro pensamiento que, puedo asegurar, es también el del pueblo argentino. Me resta pedirle disculpas por la rudeza de mis expresiones pero siempre he creído que la verdad habla in artificios. Le ruego que, con mi más alta consideración, acepte mi saludo.

Juan D. Perón

Discurso de la Campaña Electoral - Ciudad de Santa Fe

1° de Enero de 1946

Mis queridos amigos:

Sean mis primeras palabras de salutación cariñosa para este hermoso pueblo del cual me despedí hace veinticinco años siendo Teniente Primero, pensando en volver algún día, pero no con la satisfacción de hoy, en que los estrecho a todos en un estrecho abrazo.

Tengo la inmensa dicha de cerrar esta primera fase de mi campaña con esta visita a Santa Fe. He visto en el Norte, las provincias doloridas por el abandono de tantos años; la niñez, víctima de la miseria fisiológica y mucho más de la miseria social, he pensado que todo cuando se critica en mi campaña de justicia social se justifica sólo viendo a un pobre miserable changuito de los altiplanos de Jujuy, hambriento, desnutrido y harapiento.

Puede ser que nuestros enemigos, que se ensañan empleando la calumnia y la mentira, tenga razón en algunas de sus acusaciones. Debo decirles que a pesar de la prensa venal, de sus calumnias, de sus mentiras y sus mueras, cada día vamos teniendo más razón en ser enemigos de ellos y amigos de los pobres.

No somos enemigos de los buenos comerciantes, de los industriales, de los buenos ganaderos ni de los buenos patrones. Somos enemigos de los egoístas, capaces de ser indiferentes a la miseria sin que se les conduela el corazón, porque la única víscera sensible que tienen es el bolsillo. Nuestro Movimiento no busca la destrucción de nadie. Persigue una construcción equilibrada en la que, como hemos afirmado muchas veces, no exista la ignominia de contemplar la riqueza en medio de la miseria. Queremos una política más justa y en esa tarea estamos empeñados. Hemos de realizarla desde el Gobierno o desde lo llano.

Por eso nos reunimos en esta magnífica asamblea que tiene su germen más genuino en la más pura democracia de los pueblos. Se nos dijo primero comunistas, después se nos dijo nazis, lo que demuestra que tomando el punto intermedio resulta lo justo: somos única y exclusivamente

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argentinos. Somos única y exclusivamente argentinos que abogaremos incansablemente por una Patria mejor que soñaron nuestros mayores y a la que demagogos y ladrones, a quienes acusamos y acusaremos eternamente, la desviaron en su provecho.

No luchamos por beneficios personales ni por compromisos políticos, sino por un ideal que todos conocemos y sentimos. En nuestro movimiento no hay fuerzas extrañas ni que vengan allende los mares ni de los grandes capitalistas de la Nación. Luchamos solamente por el beneficio que el Gobierno está en la obligación de dar a su pueblo, que todo lo hace y que no le reclama nada.

Por eso yo invito a todos los ciudadanos argentinos a que reflexionen sobre la hora que estamos viviendo. No estamos fundando un partido político; somos la resultante de una Revolución en marcha que tiene un contenido económico, social y político, que irremediablemente ha de cumplirse. Vamos a la reforma del Estado en que hemos estado sometidos durante treinta años. Partimos del principio fundamental de la Nación después de ciento treinta años de independencia política. Queremos que cada argentino tenga acceso a la tierra y que está sea del que la trabaja y no del que explota su renta.

Nosotros, a quienes se ha acusado de malgastar los dineros del Estado, hemos saneado las finanzas del País. Debíamos ocho mil millones de pesos y hemos pagado cuatro mil millones y durante la guerra abastecimos a los países aliados por valor de otros cuatro millones, suma que en este momento nos deben. Estamos al día, no debemos un centavo a nadie. Por primera vez en la historia del país podemos decir que no debemos del exterior, que tenemos nuestra independencia económica que complementa la independencia política hace 139 años.

Y pensar que los que son nuestros acusadores antaño fueron no los que realizaron obras por ocho millones, sino los que vendieron el país por ocho millones.

Y pensar que en esta tierra como no hay otra en el mundo hemos estado cien años negando la existencia de hierro y carbón, y que en este momento estamos produciendo tres toneladas por hora de hierro y dentro de un año produciremos seis toneladas por hora.

Es que en este país, en vez de hacer alta finanza se la hecho economía doméstica desde el Gobierno.

Se encuentra también lanzada una reforma industrial que ha de permitir al país reconquistarse a sí mismo para no ser tributario eterno de los extranjeros en un Estado de civilización semicolonial. Necesitamos una industria, y hay que conquistarla, aunque sea a pulmón.

De ahí va a salir lo necesario para una distribución equitativa de los beneficios. De ahí va a salir la justicia que propugnamos y necesitamos. Le voy a explicar hoy cuál ha sido nuestra política social y por qué se ha realizado.

La política social del Gobierno de la República es absolutamente racional y obedece a un plan perfectamente preconcebido. Lanzamos desde el gobierno las tres reformas. Primero, la reforma rural, aumentando la riqueza por la explotación de la tierra mediante el Consejo Agrario, entregando la tierra a quien a trabaja. La reforma rural sería la base para el aumento de la reforma, que debía completarse con la acción industrial, transformando esa producción y multiplicado su valor por la industrialización. Con ello, el país, más rico por su mayor producción y multiplicada su riqueza por la industrialización, arrojaría beneficios suficientes para satisfacer la justicia social que propiciamos.

Ése era el orden: primero la reforma rural, después la industrial y, finalmente, la social. Pero hubo necesidad de alterar el orden de la realización.

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Yo era un hombre que llegaba por primera vez al Gobierno. No tenía detrás de mí otra opinión que la de mis amigos, un círculo muy reducido. Necesitaba pensar seriamente en el orden que había de dar a estas reformas.

La reforma social no podía postergarse ni oponerse a la rural e industrial porque si no nuestros obreros, cuando recibieran los beneficios, ya habrían fallecido de inanición. Por otra parte, yo necesitaba el apoyo de las masas obreras para lanzar estas reformas. Por esos motivos, cambié los términos y comencé por la reforma social; los que se llaman a sí mismos las fuerzas vivas reaccionaron y me lanzaron un torpedeamiento sistemático por los diarios a su servicio mediante numerosas solicitadas. Yo, que había previsto el ataque, tres horas después les conté. Inmediatamente, ellos reaccionaron. Pero las masas estaban satisfechas con nuestra justicia social, se hicieron cargo del combate y fue una batalla ganada en Diagonal y Florida por doscientos cincuenta mil trabajadores.

Desde entonces, la oligarquía y esos vivos de las fuerzas se han dedicado a comprar...de contrabando, pero olvidan que para manejar...se necesitan hombres, y ellos no son hombres.

Nuestras reformas están en marcha. Por eso he dicho que somos un movimiento de renovación y que representamos una antorcha en marcha que ilumina un nuevo camino de una Argentina más justa y más digna.

Por eso no hemos cedido ante el extranjero. No hubiéramos tenido ni problema internacional ni problema interno si no hubiéramos decidido a vender el país como se nos solicitaba. Nuestro movimiento respalda esas reformas. Es un movimiento de depuración y de renovación que requiere talento para administrar y dirigir el país; pero quiere también virtud para calificar ese talento, que sin aquélla es una condición negativa en los hombres.

Nuestro movimiento, que respalda las reformas fundamentales que hace cien años espera el país, es un movimiento orgánico. No puede ser una turba política. Por eso he aguardado el fin de este viaje para decir a todos los argentinos de esta tribuna que es necesario organizarse.

Yo soy enemigo de los hombres providenciales. Por eso tengo fe en las fuerzas organizadas, porque la organización es lo único que vence al número, a la violencia, a la maldad y a la mentira.

Ahí nace precisamente la reforma política que complementa la reforma económica y social, porque la reforma social está destinada a consolidar las otras dos reformas.

Esa reforma política ha de venir por los caminos que corresponden.

Uno por el método ideal, desde el Gobierno, por el camino constitucional, y otro por el método real, realizado por el pueblo, formando una verdadera fuerza política organizada, sin la cual repetiremos el fenómeno a que nos tiene acostumbrados la política argentina.

¿Qué es un gobierno orgánico? Es una agregación de fuerzas sólidamente aglutinadas que tiene a su frente a un idealista, que no debe ser forzosamente ni un genio ni un sabio, sino un hombre a quien la naturaleza ha dotado de una condición especial para abarcar un panorama completo que otros no ven. Ese hombre tiene dos o tres discípulos para que cuando muera haya quien lo prolongue en el tiempo y el espacio. Detrás de ellos viene la plana mayor del partido, que tiene ocho, diez o veinte especialistas o técnicos para cada gran rama del Estado, que son los candidatos a ser ministros, y se preparan desde el llano con estudio y sacrificio, y no hay problema del país, por insignificante que sea, que en su rama no lo dominen y tengan la solución, para que, al llegar al gobierno, abran el cajón de su escritorio, saquen el plan y ordenen su inmediata ejecución.

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Detrás de estos técnicos está un cuerpo de especialistas para planificar y más allá de los capitanes, con la masa que apoya la opinión pública para las decisiones del Gobierno.

Ése es un partido orgánico. Analicen cuál ha sido un partido organizado así en la República. Nuestros partidos, por condición gregaria, han nacido detrás de un hombre y no han tenido organicidad. Como consecuencia de ello, cuando un hombre llega al Gobierno, se sienta en la silla y dice: "Ministro de agricultura, Fulano; ministro de Hacienda, Mengano; ministro de Obras Públicas, Sutano", de los cuales muchas veces ninguno conoce los problemas con los cuales va a manipular.

A causa de esa improvisación, hasta que cada uno de ellos toma la mano de lo que tiene que realizar, anda un año a la deriva, para un lado y otro, y como hay veinte aspirantes para cada cargo, se pelean entre sí y el partido se disocia, perdiendo el Gobierno el apoyo de su partido político.

Ambas cosas hacen que el partido pierda, en el primer año de gobierno, todo su prestigio. Después dicen que el pueblo argentino es eminentemente oposicionista porque está siempre contra el Gobierno. No es así; es que el Gobierno, en ese primer año, no deja error por cometer y merece el repudio del pueblo.

Buscamos que nuestro movimiento no caiga en esos errores, y para ello es necesario adquirir organicidad, disciplinarse como fuerza cívica. Que laboristas, radicales y hombres de buena necesidad se unan codo con codo y corazón a corazón para esta gran cruzada de los argentinos.

Quizá esta pueda ser la última oportunidad, argentinos. La ocasión la pintan calva, como dice el pueblo, y el pueblo siempre tiene razón. Es necesario que ahora que la fortuna nos tiende la mano estemos listos para asirla y no largarla jamás. Por eso, cada uno de ustedes ha de luchar incansablemente por la unidad de nuestras fuerzas, por la pureza de nuestros principios y porque hagamos, con nuestro sacrificio y nuestro desprendimiento personal, una obra que nos agradecerán nuestros hijos, nuestros nietos y todas las generaciones venideras.

No deseo terminar estas breves palabras sin recomendarles lo que siempre he recomendado a los obreros que siempre me visitaban semanalmente a la Secretaría de Trabajo y Previsión: Estén atentos a la propaganda de las fuerzas del mal, propaganda que hoy especula con la falta de discernimiento de los hombres y que busca explotar la sugestión colectiva dirigiéndose a presentar un hecho que el olvido general a la desaprensión de los que andan en otros problemas acepta sin reflexionar.

La propaganda constituye el virus de la falacia más absoluta. Ella ha hecho que la conducción de los pueblos no esté en manos de hombres más morales y capaces, sino de quienes pueden pagar una mejor propaganda. Queremos matar esa mentira y para ello existe un solo remedio que Dios ha dado a los hombres: el discernimiento.

He contado siempre a mis amigos un cuento de mi niñez que me sirvió de ejemplo para toda mi vida. Mi padre, viejo estanciero del Chubut, había comprobado unos carneros en la Exposición rural y cuando los recibió dudaba de que fueran realmente buenos. Yo creía que lo eran y le dije que no desconfiara. Él me respondió: "Escucha, hijo", y llamando a un perro grande que tenía, le dijo: "León, León", y León vino. " ¿ Ha visto? Le digo León y vino, pero no es león; es perro", Cuando creamos que es un león, tengamos cuidado, porque puede ser perro.

Lo que yo llamo propaganda preventiva me han dado un gran resultado con mis amigos obreros. Los mismos canillitas, al venderles los diarios, les dicen: "Sírvase, señor; son todas mentiras". Los obreros ya no creen en lo que dice la prensa que se paga. En cambio, la oligarquía que la paga se autointoxica con sus propias mentiras.

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Cuando algunos amigos se afligen porque en Córdoba, donde tuvimos doscientos mil hombres en un mitin y la prensa dice que tuvimos diez mil, se enojan, yo les digo que me alegra mucho, porque los que se engañan son ellos, porque nosotros sabemos que eran doscientos mil.

Mañana esos órganos que se llaman opinión y son empresas comerciales dirán que aquí hubo tres mil personas y que a cada uno le pagamos cincuenta pesos.

Finalmente, les podría decir como Martín Fierro, que nunca olviden los consejos de un padre, que más que padre es un amigo. Sean unidos; no hagan pequeñas diferencias entre hermanos frente al enemigo común.Piensen que estamos empeñados en una lucha en que se juega el ser y el destino mismo de la Nación; porque yo estoy persuadido de que si alguna vez a este pueblo, que ha despertado a la vida cívica y democrática, se le cerrara nuevamente el camino a la administración, a la legislación y al Gobierno, tendríamos la guerra civil.

Somos hombres de paz y de orden; no queremos pelear, queremos votar. No queremos insultar a nuestros enemigos políticos que pasan el día insultándonos. Ellos dicen "Muera Perón". Yo les pregunto: " ¿ Viva quién?"

Les pido unión, desprendimiento personal, valores morales; que elijan a los hombres pensando en la Patria y en nuestro movimiento, que ha de perdurar si los hombres que se eligen son puros y capaces.

¿Quién ha de gobernar Santa Fe? Lo dirán los santafesinos. No he de intervenir jamás en problemas regionales, porque soy un líder de la verdadera democracia, que nace del pueblo, para gobernar al pueblo, para el pueblo.

Elijan bien. ¡Pobre país si volvieran a repetirse los errores del pasado!

Los que han equivocado el camino y han delinquido en la función pública deben ser condenados al ostracismo, a la usanza de los antiguos romanos.

No nos ocupemos de criticar a nuestros enemigos porque tenemos muchos problemas por resolver.

Y antes de terminar, invocando a Dios, les ruego que en este año de 1946 lleven sobre ustedes y sus familias todo el cúmulo de felicidades y bendiciones que ustedes merecen.

Entrevista a Juan Domingo Perón (Le Figaró)

15 de noviembre de 1972

Pregunta N 1: Mi general, Ud. que fue por dos veces presidente legalmente elegido de la República Argentina y renunció en 1955, por no sentirse "l'étoffe d'un Dictateur", sigue sin embargo encarnando a los ojos de muchos europeos el mito del Dictador. ¿Cómo explica Ud. este fenómeno y cómo se definiría a Ud. mismo como hombre político, y sencillamente como "hombre"?

Respuesta N' l: El tiempo suele ser el gran nivelador de las injusticias. Sólo es preciso tener paciencia y confiar en que Dios nos permita conocer su respuesta.

Tal como Ud. mismo lo manifiesta, fui elegido en dos oportunidades como Presidente Constitucional de mi país, por mayoría aplastante y goberné contando con el apoyo popular, como nunca antes y después de mi gobierno hasta el presente lo obtuvo.

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El Pueblo formó parte integral ejecutiva del Gobierno Justicialista, mediante el aporte que los trabajadores ofrecieron a través de sus representantes, que asumieron el Ministerio de Trabajo y Previsión; el Ministerio del Interior; el de Relaciones Exteriores y Culto y otros cargos de relevancia. Además todas nuestras Embajadas tuvieron un Agregado Obrero jerarquizado.

Los casi once años de Gobierno donde aplicamos prácticamente los postulados de nuestra Doctrina Justicialista en beneficio del Pueblo, sus setenta y seis mil obras materiales realizadas en el Primer Plan Quinquenal; el instrumento revolucionario de su Constitución Justicialista, consagrada por el Pueblo legalmente en el año 1949, cuyos fundamentos sociales aún no figuran en ninguna otra Carta Magna son pruebas harto evidentes de que no solamente no fui un Dictador en el gobierno de mi país, sino que fundamenté el respeto a la dignidad de los hombres, de la soberanía de los Pueblos y de la paz universal como expresión de mis sentimientos cristianos.

Y tal como le dijera al comienzo de esta conversación, el tiempo suele ser el gran nivelador y estos diecisiete años de exilio, han demostrado fehacientemente que mi paso por el gobierno de mi país ha sido positivo. El cariño, la lealtad y el agradecimiento del pueblo argentino se ha mantenido incólume, pese a todos los esfuerzos del enemigo por deformar la realidad y pese a todo el potencial de los mercenarios que olvidando sus obligaciones patrias, facilitan la penetración imperialista en su propia Nación.

Millones de argentinos y habitantes extranjeros que han hecho su segunda Patria de la Argentina han tomado como suya mi bandera y prosiguen la lucha por la libertad con el mismo ardor de mis propios comienzos. Los enunciados de nuestra Doctrina toman cada día mayor vigencia y una juventud pujante y clarificada, defiende con sus vidas aquellos postulados de unidad, paz y felicidad que hace más de veinticinco años denominamos como TERCERA POSICION y que hoy se ha plasmado en un TERCER MUNDO que enfrenta al poder imperialista de igual a igual.

Y el paso del tiempo también me ha hecho comprobar muchas otras cosas, que responden por sí solas a su pregunta. Por ejemplo he visto cómo los designios de Dios van mucho más allá de los deseos de los hombres, que en el fuego de sus pasiones e intereses suelen perder momentáneamente la claridad de su Destino.

Hoy a miles de kilómetros de mi Patria recibo la visita de la casi totalidad de mis adversarios de ayer. De hombres que tomaron parte activa en el golpe de Estado contra mi Gobierno y que incluso estaban dispuestos a terminar con mi existencia, cegados por pasiones propias de los hombres. ¡Pues bien! Yo abro las puertas de mi casa a todos aquellos que tengan inquietudes por el destino de la Patria. Tiendo mi mano sin reservas y disculpo errores para que también se puedan disculpar los míos, si los hubiera.

¿No cree Ud. señor periodista, que si realmente hubiera sido un dictador al estilo de las películas, todo lo que le he mencionado NO podría existir?

El hecho de que Europa tenga una apreciación tan errónea de mi actuación como gobernante, está simplemente fundamentado en dos cosas importantes que fueron muy bien aprovechadas por el imperialismo interesado en destruir mi labor de liberación. Una de ellas es que mi período gubernamental coincidió con el estado anímico de posguerra de los europeos, y la segunda que el por todos conocido hoy aparato publicitario de los norteamericanos, trabajó con una intensidad y constancia dignas de mejor esfuerzo. Así, las agencias informativas, las radios y televisiones, como las declaraciones de "conocidas figuras al servicio de la indignidad", propalaron al mundo que yo era un nazi, un fascista, un anticatólico, comunista, etc. ¡El mundo había pasado por pruebas muy duras y las heridas estaban aún muy recientes! Tomaron las aseveraciones y la propaganda tal como les fue presentada y dejaron olvidada en el estante de los trastos viejos. La imposibilidad de

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contrarrestar esa difamación y luego las voces airadas de los depredadores de mi país, que me sucedieron en el gobierno al golpe de Estado, completaron ese panorama que como castillo de naipes se derrumba en el presente con el simple hecho del paso del tiempo, gran nivelador de las mentiras humanas.

Pregunta N 2: Es difícil a veces para el pueblo europeo entender claramente el juego que se está disputando entre el Jefe del Justicialismo por una parte, las Fuerzas Armadas y el Gobierno Argentino por otra parte. Ud. y el General Lanusse parecen coincidir en el hecho de que las elecciones de marzo no son el punto clave de la solución de los problemas. ¿Cuál es ese "punto clave" del necesario acuerdo preliminar (entre los diez que Ud. ha expuesto), y considera Ud. que el último discurso del General Lanusse en Misiones, o su propia exigencia de no entablar diálogo sino con militares, puede ser señal de ruptura?

Respuesta N 2: Querer explicar en una frase a un problema tan complejo, sería vana pretensión de mi parte, sobre todo si nos dirigimos a lectores europeos profundamente adentrados en sus propios problemas, como para extenderse minuciosamente hacia las cuestiones políticas de un continente tan alejado como el nuestro.

Las causas que motivan la angustiosa situación porque atraviesa la República Argentina en el presente, no difieren mucho de las que padecen otros pueblos del mundo, que también luchan por librarse de la injerencia imperialista que ofende a la soberanía de los pueblos. El proceso tiene raíces profundas y antiguas, pero hoy podríamos sintetizarlo como la lucha de un viejo sistema liberal, perimido y anacrónico, contra la realidad pujante de una evolución que avanza sin pedir permiso con la vista colocada, no ya en el destino de un pueblo sino en la unidad de la raza humana.

El sistema demoliberal capitalista muere para dejar paso al nacimiento de sistemas de base social, que se consolidan en el mundo ya, con los más diversos nombres y características, obedientes a las condiciones intrínsecas de los pueblos y adecuadas al pensar y sentir de las nuevas generaciones que los impulsan.

Por ello es que considero que una de las mayores fortunas del pueblo argentino, azotado por la desdicha provocada por la reacción, la constituye nuestra juventud, que en la lucha de todos los días está demostrando su madurez, su capacidad y su decisión inquebrantable de imprimir al futuro el hálito vivificador de sus ideales, esclarecidos por su pensamiento y ennoblecidos por su sacrificio. Cuando una juventud reúne estas condiciones, la comunidad puede contar con su concurso y se puede afirmar que tiene asegurado el triunfo. Ahora hay que buscar solamente dar el paso liberador que permita el libre tránsito de la esperanza de la Humanidad, que está esbozada en esa juventud inquieta, bullanguera y hasta sofisticada, pero que aporta valores y conocimientos que fueron los preciados patrimonios de todos sus antecesores.

Pero de la caída de mi gobierno hasta el presente, los sucesivos "gobiernos" que nos sucedieron fueron solamente medios para facilitar el ingreso del imperialismo en la economía del país cuyos resultados se hacen evidentes en su situación actual. En 1955 dejé el dólar a $ 14,50 y hoy está en el mercado negro a $ 1.500. ¡Esto habla por sí mismo de los resultados de los gobiernos militares de fuerza!

Los continuados fracasos de estos diecisiete años han llevado al país a una cesación de pagos, con una deuda externa exagerada y con su economía destruida, con un pueblo sin fe y con los puños cerrados por la ira que pugna por manifestarse en toda su violencia. En este amargo tránsito las Fuerzas Armadas vieron decaer día a día su prestigio, por la incapacidad de quienes olvidaron sus juramentos de fidelidad patria y permitieron que sus bancos, sus industrias claves y su riqueza ganadera, agropecuaria y forestal, cayera en manos del imperialismo.

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Ante un posible desborde popular, muchos hombres de las tres armas han levantado su voz llamando a la realidad a sus jefes, pero todo ha sido hasta el presente en vano. ¡Hay que retornar a los cuarteles, pero con la dignidad militar que requiere la profesión! ¿Cómo hacerlo? ¡Solamente hay un camino: entregar el Gobierno a la civilidad!

Así parecieron presentarse las cosas con facilidad, pero el enemigo no acepta perder las posiciones adquiridas y presiona de todas maneras al gobierno militar, buscando legalizar constitucionalmente sus "posesiones" para perdurar en el tiempo y en el espacio. Por ello, existen tantos vaivenes electorales y tantas trampas y condicionamientos, que nosotros no podemos aceptar de manera alguna, porque significaría traicionar la confianza que el Pueblo Argentino ha depositado en el Movimiento Justicialista, y sería también tirar por la borda inútilmente toda una vida de lucha por la libertad nacional.

Debidamente asesorados por técnicos especializados norteamericanos, se trabajan todos los sectores nacionales en forma de campañas psicológicas de ablandamiento, se compran conciencias proclives a la inmoralidad, se presionan social, económica y humanamente a entidades y personas, se tortura, se mata y se aprisiona sin discriminación de sexo y edades, buscando continuar el PLAN DE BUENA VECINDAD que el imperialismo capitalista necesita para llegar con poderío al año 2000.

No existe en verdad un PUNTO CLAVE en mis diez puntos para la Reconstrucción Nacional, sino que existe la comprensión de que ante una catástrofe como la que padecemos, es preciso dejar de lado todas las cuestiones personales o ideológicas, para enfocarse en el bienestar del país y unidos y solidarios encaminarlo hacia destinos de paz y de felicidad, que lograremos en breve plazo, solamente con la tranquilidad constitucional realizada sin trampas, ni condicionamientos de ninguna especie.

No hay duda que en este tramo, las Fuerzas Armadas son parte importante para el desarrollo de esta meta, pero cumpliendo su función específica de salvaguardar los intereses nacionales y no de servir como tropas de ocupación del imperialismo extranjero.

En el primero de los Diez Puntos especifiqué claramente lo siguiente, como bases mínimas para la Reconstrucción Nacional: "Inmediata ruptura de ataduras internacionales que afecten a la soberanía nacional y sometan a la Nación argentina a los dictados hemisféricos del imperialismo, tanto en el plano político como en el militar y económico".

Pregunta N 3: Ud. ha dicho que regresaría a la República Argentina cuando pudiera ser útil a la obra de reconstrucción. Todos sus delegados o partidarios afirman sin embargo que, de todas maneras Ud. regresará antes de fin de año. ¿Quiere decir que Ud. subordina su retorno a un acuerdo previo con el Gobierno o que Ud. está dispuesto a volver inmediatamente a Buenos Aires para discutir allá tal acuerdo? y, en ese caso, ¿con quién concretamente?

Respuesta N 3: ¡Comprendo su pregunta! Lamento que no se den a mis declaraciones el sentido exacto y humano que tienen.

Cuando yo digo que solamente deseo volver para ser de alguna utilidad a mi país, lo hago con mi alma puesta en los intereses de la Patria y en la felicidad de mis hermanos que sufren y padecen desde hace tantos años; lo hago porque mi visión de futuro, me indica claramente cuál será el proceso favorable o desfavorable de mi país, si arregla su situación ahora o si por el contrario cae en una guerra civil, que solamente retrasará su evolución en cientos de años, con perjuicio para un mundo que si bien avanza técnica o industrialmente a pasos agigantados, con el aumento demográfico previsto para estos veintisiete próximos años, se encontrará en una carencia de

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alimentación y de materia prima, que son el patrimonio abundante de nuestro Continente Latinoamericano.

Ser útil no significa llegar al país subrepticiamente y crear una situación de fuerza, que todos sabemos cómo comienzan pero jamás cómo terminan, esto hubiera podido hacerlo estando aún en el poder. Ser útil, cuando se tienen setenta y siete años quiere significar no perder el tiempo y aportar todos los conocimientos y experiencia que la vida me ha otorgado en bien de mis semejantes. El poder, a esta altura de mi vida no puede tener atractivo ninguno. Honores y halagos nunca me interesaron, pero debo responder al llamado de millones de argentinos que ven en mi posible gestión su esperanza y su tranquilidad. ¡Esto no puede ser desoído ni acallado por intereses espurios o por pasiones personales! ¡ Cuando la Patria está en juego y peligra, todos sus habitantes deben deponer sus luchas personales para enfrentar al enemigo común!

Mi retorno pues, no está subordinado a ninguna situación especial o acuerdo con persona alguna. Mi retorno al país debe ser una prenda de paz a toda costa. Y si quienes detentan el poder en la actualidad así lo comprenden habrán hecho su más grande servicio a la Nación, de lo contrario pueden cerrar la puerta de la libertad y sumirlo en un estado de confusión que nadie podrá controlar, ni que a nadie beneficiará.

Pregunta N 4: ¿Estima Ud. que puede ser el pacificador de la República Argentina, sin volver a la Presidencia de la Nación?

Respuesta N 4: Mis frases anteriores deben haber clarificado su pregunta, pero considero que Ud. quiere esclarecer al máximo el pensamiento de los lectores del importante periódico "Le Figaro" y por ello con suma minuciosidad va directamente a la cuestión.

Por las razones expuestas en la primera pregunta, por mi conducta de tantos años de exilio, por la razón que el paso del tiempo ha otorgado a mis ideales y por sobre todo por mi permanente lealtad al Pueblo Argentino, es que los componentes del Movimiento Nacional justicialista, me han elegido como candidato a la Presidencia de mi país. Las demás corrientes de opinión agrupadas en la Hora del Pueblo y en el Frente Cívico de Liberación Nacional, apoyan nuestras decisiones en pro de la liberación del país y grupos nacionalistas de las mismas fuerzas armadas, comprenden que mi presencia en el territorio argentino, puede ser motivo de un retorno a la fe perdida, de manera que permita en corto plazo, mediante planes debidamente estudiados y con equipos listos para una labor fecunda, establecer constitucionalmente un estado de pacificación necesario para emprender la marcha hacia su verdadero destino.

Ser o no ser Presidente de la Nación es algo que en verdad me importa muy poco. Lo que interesa no es tener el gobierno y gobernar, sino gobernar de acuerdo a lo que conviene al Pueblo y hacer lo que el Pueblo desea por caminos organizados, sin violencia y con la vista en el futuro, hermanados con todos los Pueblos del Mundo que luchan por la grandeza de sus Naciones y la igualdad de sus Pueblos.

Hemos pasado del individuo aislado a la tribu; de ésta al feudalismo, luego a la nacionalidad; estamos hoy en el continentalismo para acercarnos a pasos agigantados a la universalidad y en esta marcha de los hombres hacia el destino común, cuando se ha vivido como yo lo he hecho, los honores suelen ser carga pesada de muy poco rendimiento, si bien el poder cumplir un destino transmitiéndose hacia los demás en un servicio permanente, permite que al fin de la existencia pueda llevarse uno la tranquilidad de no haber nacido en vano.

Desde cualquier puesto de lucha estoy dispuesto a servir a mi Patria, tal como siempre lo he realizado.

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Pregunta N 5: Tanto en su formación inicial de joven coronel, como en el desarrollo de su política internacional cuando Presidente y después, Europa parece haber jugado un papel importante en sus propios conceptos. ¿Lo juega todavía y, en este caso, por qué, mi General?

Respuesta N 5: ¡Es interesante la pregunta! En la época de la Segunda Guerra Mundial, yo fui designado como observador militar en Europa y aprendí mucho de tal experiencia. A mi régimen traté de aplicar mi experiencia en beneficio del país. Lógicamente no fui comprendido. Es preciso comprender que Argentina es el país más europeo de América y que nuestra posición está compuesta de descendientes de europeos, por lo tanto su cultura, costumbres y hasta su alimentación, se encuentran totalmente matizadas con características europeas. Nuestra sociedad se compone de una clase media en sus más diferentes graduaciones, lo que es un índice de cultura muy superior al resto de los países del continente. Ello tiende lógicamente a una mayor aceptación de la corriente europea en contraposición con la inglesa y la norteamericana.

Creo que Europa conforma una gran potencia como entidad económica y social, cuyas necesidades de expansión en lo técnico e industrial, debe lógicamente trasladarse hacia nuevos horizontes para evitar el decaimiento de la curva estadística. El Continente Latinoamericano, vive en estado de subdesarrollo en algunos casos aislados, y de descapitalización, en su mayoría. La armonía de estas dos necesidades pueden otorgar el punto óptimo de conveniencia. Hace ya muchos años, antes del pacto de Roma de creación del Mercado Común Europeo, yo lancé desde mi gobierno la idea de unidad Latinoamericana con el Tratado de Complementación Económica, al cual se adhirieron muchos países. La ayuda europea nunca fue de tipo imperialista capitalista, sino que se integró nacionalmente respetando la soberanía de cada Nación, prueba de ello es que existen aún en nuestro país, poderosas empresas industriales europeas, a las cuales nuestro gobierno facilitó su desarrollo sin presiones ni condicionamientos de ninguna especie. Poder decir esto abiertamente al final de una vida de lucha, es ya satisfacción suficiente de un deber cumplido.

Le ruego transmita a todos los lectores de "Le Figaro" mi cordial saludo y mi recuerdo afectuoso para ese gran hombre que se llamó Charles de Gaulle.

Entrevista a Juan Domingo Perón (Crisis)

Autor: Pino Solanas y Octavio Getino, Revista Crisis, 1974.

A mediados de 1971 Fernando Solanas y Octavio Getino realizaron para el grupo Cine Liberación un largo reportaje a Juan Perón. Se trataba de una singular experiencia cinematográfica: un trabajo para que las bases del movimiento justicialista pudieran elaborar y discutir con su máximo dirigente, una actualización política y doctrinaria para la toma del poder. La película, de dos horas cuarenta minutos, incluye fragmentos musicales y fotomontaje en las primeras secuencias. De allí en adelante, sólo el general Perón explicitando la doctrina y la práctica del movimiento justicialista. Este material fue exhibido, legal o clandestinamente, en sindicatos, reuniones de militantes, agrupaciones estudiantiles. Incluye dos cortes para posibilitar la discusión entre los espectadores. CRISIS ofrece fragmentos del guión en la convicción de que tanto la experiencia cinematográfica como la palabra del dirigente justicialista son de singular importancia. En particular hoy, a casi tres años de realizado el film. Hoy, en los días siguientes que Perón anunciaba.

Parte IEl justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo

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SOLANAS: Nuestra liberación es inseparable de la Liberación Continental. ¿Debemos coordinar también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta lucha del Tercer Mundo la que puede universalizar la liberación del hombre?PERÓN: ¡Natural! Es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos dentro de esta línea, estamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados con la idea de la Liberación del Continente, trabajamos para eso. Y creemos que la juventud, la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición, porque esa será la posición del futuro.SOLANAS: Esta concepción, digamos, esta vocación independentista y liberadora, ¿es también continuidad de las viejas vocaciones nacionales, la "Guerra Patria"?PERÓN: ¡Y... natural, natural! En nuestro país no es un secreto para nadie que el imperio inglés se fundó sobre los despojos del imperio español. Nosotros, colonia española, pasamos a ser colonia inglesa.Por eso en la Argentina ha habido una línea anglosajona y una línea hispánica. La línea hispánica ha sido la que siguió con la idea independentista, la otra es la línea colonial.Y en nuestro país, la línea nuestra es la línea de, diremos, de la Primera Junta, que era independentista. Rosas, que defendió eso: Irigoyen, que fue otro hombre que defendió también. Y Perón. Todos los demás gobiernos argentinos han pertenecido a la línea anglosajona y la han servido, de una manera directa e indirecta. De manera que todo esto tiene una continuidad histórica en el mundo. Pero tiene también, en cada país, una continuidad histórica, porque los países están viviendo el reflejo del resto del mundo.Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica -que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de integración continental-, que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente: Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente para conformar una integración que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo y tomen de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio.El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero la historia prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialistas.GETINO: ¿Qué es lo que define, hoy, en la Argentina, a una persona como peronista?PERÓN: Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel que cumple la ideología y la doctrina peronista. Por otra parte nosotros esto lo hemos aclarado bien en el Movimiento: hay un decálogo peronista, donde dice cuáles son las diez condiciones básicas que debe llenar un hombre para ser, sentir y poderse decir peronista.En ese sentido, con todo lo que ha pasado en el país, yo pienso que habrá un sector malintencionado, pero más que nada ha sido un sector desaprensivo e ignorante. Y el bruto es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente. De manera que todo esto que uno va echando a la balanza, en la apreciación de los hombres, debe servirle para calificar y para compensar; eso es conducción. Los hombres son útiles en la medida de su capacidad y su buena intención. El hombre bien intencionado, aun cuando no sea muy capaz, suele servir.Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus pasiones y tiene sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales son los que desvían y deforman la actuación peronista. Porque no podemos pedir que en cada peronista haya un santo o un héroe, ésos no salen todos los días. Es bastante con que sea un hombre, con que sea un hombre con sentido y con sentimientos peronistas. Es lo más que podemos exigir.Un hombre de nuestro Movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser un hombre del pueblo.El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y dependemos. Y allí radica el derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar para el beneficio común, como lo establece un viejo

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apotegma peronista: "Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie". Los hombres que vengan al peronismo deben hacerlo con la voluntad decidida de poner todos los días algo de su parte para ennoblecerlo y dignificarlo.Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista.El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.Dice Mao Tsé-Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada negativa, para el trabajo de conjunto que demos realizar.Ahora, hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede ser lo que dice Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente defiende un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política, además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente. Y hay horas distintas en la política: en 1955 fue la hora de los enanos; 1971 es la hora de los logreros. Entonces, naturalmente, son esos intereses los que han venido y siguen jugando. Pero el peronismo debe darse cuenta de que cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar, porque el Justicialismo creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista". Entonces, ¡Cómo es posible que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente debe luchar!SOLANAS: ¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor; ¿Puede definir al aliado?PERÓN: Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos nosotros. También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir cuando conduce es establecer claramente cuáles son sus amigos y cuáles sus enemigos", y dedicarse después, esto ya no lo dice Mao, lo digo yo, al amigo; al amigo, todo; al enemigo, ni justicia. Porque en esto no se puede tener dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que luchamos nosotros es un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre todo, nosotros no tenemos que tener suspicacias en este sentido, porque ninguno de los grupos que se incorporan al peronismo, con buenas y otras veces peligrosas intenciones, nos harán peligrar a nosotros. Porque todavía nadie ha conseguido teñir el océano con un frasco de tinta. En toda la marcha de nuestro Movimiento hemos demostrado que no ah habido fuerza política capaz de enfrentarse con nosotros, y en el futuro habrá menos, porque hoy ya esas cosas se están esclareciendo convenientemente como para que cada argentino pueda pensar lo que le conviene al país. Ahora, indudablemente quizá eso no sea lo que le convenga a él. Por la, diremos, compartimentación de intereses. Pero lo que le interesa y conviene al país es indudablemente la realización de nuestras ideas, y no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga y triste experiencia de dieciséis años de desorganización, de desgobierno, de injusticia y de arbitrariedad.Los enemigos de la patria son los enemigos del pueblo. La Argentina actual es un satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía y de la burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra del imperialismo como de la oligarquía y de la burguesía. Pero especialmente opuesto al gobierno que les sirve, y a las fuerzas de ocupación, que lo hacen posible.Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro peronista estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas: esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos. Lo importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo. Hay que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor de todas las prédicas.Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros, todos los que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos y, en el carácter de tales, les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso.

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Somos solidarios con todos los pueblos del mundo que están luchando contra los enemigos de la patria grande.

Parte IIConducción política y guerra integral.

PERÓN: Lo que necesita nuestra juventud es organizarse. En otras palabras, las masas no valen ni por el número ni por la capacidad de sus componentes: valen por la clase dirigente que tienen a su frente. De ahí la importancia de los dirigentes de conducción y de los dirigentes de encuadramiento, de la ejecución de la lucha táctica. Pero todo esto necesita una unidad de concepción y una unidad de acción. La unidad de concepción pertenece al comando estratégico y la unidad de acción pertenece a todos los comandos de lucha táctica. Así debe ser, desde un punto de vista ideal, la organización de las fuerzas. Indudablemente, que de la clase de conductor que se tenga depende en gran medida el éxito al que debe aspirarse. Siempre he pensado en este tipo de técnica de la conducción. Yo digo siempre que si Dios bajara todos los días a la Tierra a resolver el problema planteado entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto. Y no habría faltado un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque el hombre es así. Entonces, hay que copiar en eso a la naturaleza, que es en la naturaleza donde está inspirada esta técnica. Lo demás, bueno, los demás procedimientos son similares a esto. En política no hay nada directo, no hay nada violento, no hay nada que llegue a forzar la voluntad de los hombres, sino a promover esa voluntad, concebirla y lanzarla. El conductor político es un hombre, que hace por reflejo lo que el pueblo quiere. El recibe la inspiración del pueblo, él la ejecuta y entonces pueden tener la absoluta seguridad que lo va a realizar mejor, porque los pueblos difícilmente se equivocan.Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista. El conductor siempre trabaja para los demás. Jamás para él. Hay que vivir junto a la masa, sentir sus reacciones, y entonces recién se podrá unir lo teórico y lo real: lo ideal a lo empírico.Bien, la conducción política tiene un sin número de características que llevan a comprenderla. La política no se aprende, la política se comprende, y solamente comprendiéndola es como es posible realizarla racionalmente. Decía el Mariscal se Sajonia que él tenía una mula que lo había acompañado en más de diez campañas, pero decía también:"La pobre mula no sabe todavía nada de estrategia". Lo peor es que él pensaba que muchos generales que también lo habían acompañado sabían lo mismo que la mula. En la política pasa más o menos lo mismo: hay hombres que toda su vida han hecho la política, pero nunca la han comprendido. Y otros que , sin han haberla hecho, la han comprendido. El éxito será siempre para este que la haya comprendido, no para el otro que pretendió aprenderla. Porque la política es una sucesión de hechos concretos, en cada uno de los cuales las circunstancias varían diametralmente. Hay cosas que son semejantes y que pueden dar inspiración: pero igual no hay nada.El deber de vencer es indispensable en la conducción; aquel conductor que no sienta el deber de vencer, difícilmente va a vencer en cualquier acción. El que quiere conducir con éxito tiene que exponerse. El que quiere éxitos mediocres que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada.SOLANAS: ¿Cuál es la misión de la conducción estratégica y cuál la de la conducción táctica y cómo se articulan, General?PERÓN: Lo estratégico toma el conjunto de las operaciones. Yo, en este momento, soy el conductor estratégico; tengo cuatro misiones: mantener la unidad del Movimiento; mantener la unidad de doctrina; encargarme de las relaciones internacionales y revisar las grandes decisiones tácticas que puedan tener influencia en la situación de conjunto. El comando estratégico maneja el conjunto, sin detallar. La conducción táctica maneja la lucha en el teatro de operaciones. Por eso yo puedo ser el conductor estratégico a quince mil kilómetros, no podría ser el conductor táctico. El conductor táctico es el Consejo Superior que está allá, dirigiendo el conjunto de operaciones de la lucha en el propio terreno de operaciones y él debe estar conectado con todas las fuerzas que accionan en cualquiera de las formas que esta acción táctica se realiza. Táctica es la lucha directa, estrategia la conducción de conjunto.

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GETINO: La lucha electoral, ¿es táctica o estrategia? PERÓN: La lucha electoral es táctica. Ahora la orientación de eso la da la estrategia. No se puede decir cuándo termina la estrategia y cuándo termina la táctica, están ensambladas una con otra.Es indudable que la articulación, tanto del dispositivo estratégico como del dispositivo táctico para la lucha, trae, en algunos sectores, un cierto grado de confusión, porque no todos pueden comprender ni conocer lo que se está realizando a su lado, lo que indica que cuando uno está en una lucha de esa naturaleza y está conduciendo una lucha de conjunto, cada uno debe mirar al frente, no mirar al costado; el compañero está también en una tarea y en una acción. ¿Cuáles son las fuerzas que en este momento, por ejemplo, están en acción? Hay fuerzas sociales, fuerzas económicas y fuerzas políticas, cada una de ellas tiene una misión, están coordinadas y están conducidas. Eso es lo que da el dispositivo. El dispositivo aquí no es esquemático, los dispositivos políticos son de acuerdo a las circunstancias como surgen las articulaciones.La sabiduría está en poderlas encaminar coordinadamente hacia un objetivo y una acción común. Es lo que se está haciendo actualmente en la conducción de nuestro Movimiento. En este momento, dentro del panorama nacional y frente a la dictadura, hay tres acciones: una es la guerra revolucionaria, otra es una insurrección que parece proliferar en el ejército, con los generales y todas esas cosas, y otra es la línea pacífica de la normalización institucional. Son las tres acciones que se están realizando.Quizás el camino mejor fuera la normalización institucional. ¿Por qué? Y, es la que se puede alcanzar en menor tiempo. Ahora, tiene un inconveniente: la mala intención. E indudablemente se pretende hacer una trampa como nos han venido haciendo en los dieciséis años de guerra que llevamos, porque piensen que estos son dieciséis años de guerra de los cuales hemos ganado nosotros cinco o seis batallas, la última ganada es posiblemente la decisiva. Este enemigo se siente vencido y comienza a retirarse. Nosotros, ¿qué tenemos que hacer frente a un enemigo que se retira? ¡Perseguirlo! No dejarle levantar cabeza. Es lo que hacemos en esta conducción.Pero siempre que un enemigo se siente vencido busca la negociación, busca la mesa de negociaciones. En la negociación cada uno quiere sacar ventaja, y algunos, como nos pasa a nosotros allá en nuestra guerra, quieren hacer trampa. Pero para que se pueda hacer trampa en una mesa negociadora tiene que haber un tramposo, pero tiene que haber un tonto que le haga el juego, ¿no?... El secreto está en que ese tonto no exista. Nosotros tenemos una larga experiencia que ha venido pasando en el país durante dieciséis años. Cada vez que han hecho una acción nos han querido meter la mula, digan que nosotros no los hemos dejado y seguimos en la lucha. Bueno, pero ahora esto puede ser un intento más, porque ya tenemos esa experiencia. Los hombres que están negociando ahora del otro lado -enfrente nuestro- son los mismos que antes nos hicieron trampa. Le hicieron trampa al Pueblo, no a nosotros, con los gobiernos pseudoconstitucionales y las dictaduras que los sucedieron. Pero, ¿qué es lo que ocurrió? El país estaba en una economía de abundancia, ellos llegaron y lo condujeron a una economía de miseria. Ahora, nosotros, si llegamos, tenemos que volver a una economía de abundancia, y eso es lo que pondrá en evidencia las consecuencias de esta lucha.Hay sectores activistas que hacen la guerra revolucionaria: ésos están luchando a su manera. Pero todos están luchando por un mismo objetivo. Ahora, eso en el orden político; en el orden económico, ¡también!; existen, con el orden económico, enfrentadas, dos grandes fuerzas: una la Confederación General Económica que está con la causa nuestra. Frente a eso está la Unión Industrial Argentina, que no es ni unión, ni es industrial, ni es argentina. Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente no son industriales, sino que hay de todo allá adentro... y además, no es argentina, porque son todos los gerentes de las compañías extranjeras que han tomado a nuestro país. Entonces, esas fuerzas también juegan. Por otro lado está la Confederación General del Trabajo, que es la fuerza social, que es la fuerza de toda la organización sindical, ellos también están haciendo su lucha en su faja. Ahora, por ejemplo, allí, dentro de eso hay algunos que defeccionan; bueno..., donde hay muchos dirigentes algunos defeccionan... Hay otros, en cambio, que son firmes: la lucha que se está librando dentro del organismo es la misma lucha que libramos nosotros en todos los terrenos, no es que allí haya una cosa diferente, ¡no!, es lo mismo.

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Los peronistas han de hacerse a la idea de que son ellos y solamente ellos los que han de poner el esfuerzo y, si es preciso, el sacrificio. La peor de todas las actitudes es permanecer inactivo cuando el destino del país está en juego.

Parte IIITransvasamiento, organización y socialismo nacional.

PERÓN: Hemos hablado de la necesidad de un transvasamiento generacional. Ello emerge de la necesidad insoslayable de mantener el estado juvenil del Movimiento. Se trabaja normal mente para el futuro, y ese futuro por fatalismo histórico y biológico, diremos así, corresponde a las generaciones jóvenes. Un movimiento que sea, o que represente, una revolución trascendente, difícilmente puede ser realizado por una generación, sino por varias de ellas. La historia es bien clara en esto: la Revolución Francesa tuvo casi treinta años de preparación a través de los enciclopedistas. Bien, ya treinta años es una generación; la Revolución Rusa tuvo como sesenta; el pobre Lenin fue el que preparó todo eso y no pudo alcanzar sino una pequeña parte de la revolución y quedó marginado. ¿Por qué? Y, porque la generación que lo sucedió lo reemplazó. Es indudable que esto da un derecho a la juventud, es el derecho de intervenir en el quehacer actual, preparando el cambio generacional. Si no, los movimientos envejecen y mueren; lo que se trata es precisamente; de hacer ese cambio generacional a fin de que se remoce el movimiento, se perfeccione y se adapte a las nuevas etapas. Las revoluciones cumplen normalmente cuatro etapas: la primera que es la doctrinaria -son los enciclopedistas de los franceses y es Lenin en Rusia, en la Revolución Rusa; la segunda etapa es normalmente la toma del poder, o el Golpe de Estado, -es Napoleón del 18 de Brumario y es Trozky con los Mil en Moscú-; la tercera etapa es, diremos, la etapa que da verdaderamente la ideología, que inculca eso, esa ideología -es Napoleón en el Imperio, y es Stalin en la Revolución Rusa. O sea la Etapa Dogmática, donde se mete el dogma; se mete en la forma que hay que meterlo, el dogma no se puede meter digamos ... solamente con lindas palabras, sino también es con otra acción que hay que meterlo, y la cuarta, definitiva, es la institucionalización de la Revolución, y es la primera República Francesa después de la Revolución, y es Kruschev que anula el culto a la personalidad a fin de reemplazarlo por la institucionalización. Claro, cada una de estas etapas lleva un largo, largo recorrido en la Historia. Y los mismos hombres difícilmente llegan. Entonces esa preparación -diremos así- para las nuevas generaciones, es lo que hemos llamado nosotros el transvasamiento. Es decir, que es necesario ir preparando los dirigentes, porque las masas evolucionan solas ... y cuando están imbuidas de una ideología y puestas en marcha por una doctrina, las masas continúan, pero los dirigentes son los que deben ir evolucionando en sí y preparándose para las nuevas circunstancias. Normalmente las ideologías no cambian, sino en largos períodos de la historia. Ha habido ideología para la Edad Media, ha habido para la etapa capitalista, hay ahora una para la etapa socialista, en fin, pero duran siglos las ideologías. En cambio las doctrinas -que son la forma de ejecución de esa ideología-, esas varían con las circunstancias de la aplicación. A medida que se va aplicando esa ideología, la circunstancias, el tiempo, el espacio, en fin ... cambian. A ese cambio es al que nosotros debemos ir acostumbrando a las nuevas generaciones. Esos dirigentes que se forman para las nuevas generaciones deben ir bien en claro, a través de una preparación humana acabada, que permita dar continuidad; es decir ... que una generación pueda entregar sus banderas a la que le sigue, para que ella las haga triunfar, aplicándolas de acuerdo con las circunstancias y el lugar en que eso ha de realizarse. Nuestras banderas de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política son inamovibles: por lo menos por un largo período de nuestra historia serán inamovibles.Naturalmente que el capitalismo con su ... diremos, su fuerza, que es el liberalismo, está luchando por no ceder, como los señores feudales lucharon con la Revolución Francesa; también para no ceder. Pero indudablemente los acontecimientos históricos del mundo nos están llevando a esa evolución que ya es insoslayable y que en las tres cuartas partes del mundo ya las han aceptado.Ese es el transvasamiento generacional del que nosotros hablamos. Yo siempre les digo que le metan nomás. Porque peor que nosotros los viejos no lo van a hacer. Vea el mundo que les dejamos: por macanas que hagan, peor de lo que nosotros hemos hecho, no lo van hacer.

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SOLANAS: General, hoy el justicialismo explicita que su objetivo de gobierno es realizar el socialismo nacional. Como la palabra socialista ha sido usada también para denominar proyectos antirrevolucionarios o reformistas, o social-demócratas como los europeos, e incluso social-imperialista, ¿qué sería para nosotros el justicialismo?PERÓN: Bien, efectivamente, la determinación del término socialista, hoy en el mundo es muy difícil, porque toma una enorme gama de extensión, que va desde, diremos, un movimiento internacional dogmático hasta uno abiertamente democrático. Dentro de eso hay miles de gradaciones y uno puede observar en los cinco continentes los distintos sistemas, todos basados en un socialismo.Ahora, existen las monarquías con gobiernos socialista, existen los movimientos marxistas, también socialistas pero del otro extremo. Entre la extrema izquierda y la extrema derecha se escalonan todos los socialismos habidos y por haber. Nuestro Movimiento en ese sentido es mucho más simple, es indudablemente de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea sobre la justicia social, que es la base de toda nuestra promoción revolucionaria. El socialismo nuestro puede caracterizarse así: en estos dos siglos, como ya he dicho anteriormente, se ha producido un avance extraordinario que supera a los diez siglos precedentes. Esto ha estado en la máquina, la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.SOLANAS: El capitalismo.PERÓN: Es el capitalismo, nacido en la Revolución Francesa, que en estos dos siglos, desde la Revolución Francesa hasta ahora, ha hecho un sistema que, no podemos negar, ha hecho avanzar el mundo de una manera extraordinaria. Especialmente en el aspecto científico y técnico. Pero los pueblos con esos medios técnicos se han esclarecido por la facilidad de la dispersión de las noticias, del conocimiento, y esos pueblos se dan cuenta de que se ha avanzado estos dos siglos extraordinariamente, pero a costa de un tremendo sacrificio de los pueblos. Entonces los pueblos piensan hoy, ese mismo avance podrá ser más lento quizá, pero se puede hacer sin necesidad de sacrificar a los pueblos. El justicialismo lo que anhela es eso, seguir luchando por un progreso, quizá no tan rápido como ha sido el de estos dos siglos, pero sí más justo.Nosotros queremos que ese sacrificio desaparezca, y que se realice el mismo trabajo sin sacrificio, sólo con esfuerzo. Eso es el justicialismo. Ahora que es socialista, natural que es socialista, porque busca esas formas de convivencia con gran acento en el aspecto social. Es decir, que el hombre sea de la comunidad, pero la comunidad también sea del hombre. Es decir, para nosotros el gobierno justicialista es aquel que sirve al pueblo, que no sirve otro interés que el del pueblo, y hace l o que el pueblo quiere. Y dentro de esas formas, él va luchando por la grandeza de la comunidad en que vive. Congeniar lo individual con lo colectivo, ése es el proceso revolucionario nuestro, y el hacerlo es una de las formas de socialismo.SOLANAS: ¿Y, al mismo tiempo esto sería el proyecto socialista del justicialismo, un socialismo argentino para los argentinos, autónomo, General?PERÓN: Natural, porque cada comunidad tiene su propia idiosincrasia y sus propios valores intrínsecos que es necesario respetar. No son iguales dos comunidades, son las características distintas en las que influye hasta la situación geográfica absoluta, la situación geográfica relativa, la raza, en fin ... un sinnúmero de circunstancias que gravitan sobre la formación de esa comunidad.En consecuencia lo que queremos es una cosa para argentinos realizada por los argentinos. Y si en eso es necesario sacrificar algunas cosas, será necesario sacrificar otras. Ese es el proceso de pesos y contrapesos que no toda comunidad establece, el verdadero equilibrio de realizaciones. Eso es lo que nosotros aspiramos a hacer con el justicialismo.El hombre podrá independizarse, solamente, en una comunidad organizada. Donde cada uno haga lo suyo, realizándose dentro de la comunidad que también se realiza. Ya que es muy difícil que un hombre pueda realizarse en una comunidad que no se realiza. La comunidad organizada tiende hacia ese fin, y por eso nosotros a nuestro proceso ideológico anunciado, lo hemos llamado la COMUNIDAD ORGANIZADA. Porque es la comunidad organizada, precisamente, aquella donde el hombre puede realizarse mientras se realizan todos los hombres de esa comunidad en conjunto.Entrevista a Juan Domingo Perón (Siete Días)

Autor: Alberto Agostinelli. Revista SIETE DÍAS, diciembre de 1968.

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Cumplidos trece años en el exilio, el ex presidente comienza a ser un misterio, un ente nebuloso para las jóvenes generaciones de argentinos. Para desentrañarlo, un redactor de SIETE DÍAS ( Alberto Agostinelli) tuvo acceso a su refugio en la Puerta de Hierro: por primera vez Perón concede una entrevista basada en el exclusivo propósito de trazar un cuadro de su vida doméstica. El informe que sigue es el resultado de esa inspección: el desterrado habla de sus gustos, su conversión a la filosofía yoga, su estrategia para mantenerse lozano y dicharachero a los 73 años. Por supuesto, opina sobre Juan Carlos Onganía, las Fuerzas Armadas, los sindicatos y su propio papel en el proceso político nacional.

Luego de detener un taxi en el corazón de Madrid, el turista preguntó al chofer:

-¿Cuánto me costaría viajar a los lugares históricos más próximos?

-No mucho. Verá usted ... –respondió el taxista, mientras sacaba su libreta-. Al Museo del Prado lo llevo por unas 28 pesetas, al Escorial por 500 y ... disculpe: usted es argentino, ¿verdad? –Después del sí, el chofer cerró la libreta y murmuró-: También puedo llevarlo hasta la residencia de Perón, dar dos vueltas a la manzana, lentamente, para que usted tome fotografías, y traerlo de nuevo aquí por sólo 400 pesetas.

-Pero 400 pesetas vienen a ser unos 2.500 pesos argentinos. ¡Es una barbaridad! –protestó el turista.

-No crea. Tengo el plano exacto del lugar y soy amigote de los policías que vigilan la entrada. De modo que podrá sacar fotografías del exterior sin ser molestado.

Subrepticiamente, el chofer intentaba burlar al desprevenido extranjero. Su oferta no era tan ventajosa como pretendía: tres de cada cinco taxistas madrileños están en condiciones de prestar el mismo servicio por la mitad de precio. Es que, desde hace unos cinco días, el chalet que habita Juan Domingo Perón en el suburbio de Puerta de Hierro (una zona equiparable a la de Acassuso en Buenos Aires) ha ingresado tácitamente a la Guía Turística de Madrid y alrededores.

En sólo 15 minutos, un automóvil puede cubrir la distancia que separa la Puerta del Sol, en pleno centro madrileño, del apacible y custodiado refugio que el ex presidente construyó hace ocho años. “Y eso de construir no es solamente una palabra –aclara el general-. Yo elegí el terreno, compré los árboles (porque aquí el verano no es tan fresco como en Olivos, ¿sabe usted?), boceté el tipo de casa que quería y terminé decorándola a piacere, como dicen los italianos”.

Hasta el día de su mudanza, Perón alquiló a 20 mil pesetas mensuales un suntuoso departamento en Madrid. “Pero era tonto y peligrosos continuar viviendo allí –reflexiona-. Tonto, porque me sentía encarcelado en un calabozo de lujo. Peligroso, porque por esa canaleta se me escurría toda la plata”. Con este razonamiento y un millón de pesetas en la mano, Perón concretó lo que él denomina con orgullo “el mejor y único negocio de mi vida”. Hay quienes no creen que haya sido el único y tampoco el mejor. Lo cierto es que, según la aritmética del general, “luego de ocho años cuadrupliqué la inversión”.

TENER Y NO TENER

Muchos argentinos suponen que Perón habita un palacete descomunal en la mejor zona de Madrid y que dedica la mayor parte del día a contabilizar las ganancias que le brindan sus inconfesables negocios. Algo de eso es cierto. La hectárea que abarca su residencia limita con la del embajador de Japón y con los dominios de dos millonarios españoles. A pocos metros de su quinta corre la carretera que conduce a El Pardo, donde consume sus días el otoñal caudillo Francisco Franco. “La

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zona es aristocrática, no lo voy a negar –reconoce el general-. Pero mi casa no tiene nada que ver con todo esto: es más modesta que la que poseen muchos industriales argentinos de medio pelo en Florida, Martínez o La Lucila. Cualquiera puede comprobar con sus propios ojos que no me estoy haciendo el farolero.

Para certificar su afirmación, Perón recorre la planta baja del chalet. “Está es mi base de operaciones: un escritorio chiquito y austero, cuyo único detalle fastuoso parecería ser esta pared de madera. Pero no se ilusione y observe –presiona con su mano la superficie y la pared se comba-. La hice construir con una laminita de aglomerado. Picardía criolla: poca plata y mucha pinta ...”.

Un pequeño living, un comedor y un salón completan el escenario de recepciones donde el general recibe a sus visitantes, “cuando éstos vienen en tropel”, como él mismo especifica. La planta baja comprende, además, una cocina sencilla, una habitación para la cocinera y otra para dos domésticas (las tres españolas). “Como puede advertirse –acota Perón con una sonrisa-, es una casa justicialista del portón al balcón, del balcón al sillón ... como diría esa chica María Elena Walsh; la misma que grabó el tango El 45. Ese que dice: ¿Te acordás hermano qué tiempos aquellos, cuando el que te dije salía al balcón? ¡Qué bárbaros! Comenzaron a meterme hasta en la música pop ...”.

El general festeja ruidosamente cada una de sus humoradas. La risa es uno de los ingredientes que mejor dosifica en el diálogo: no transcurren más de tres minutos sin que, por una razón u otra, no sonría o suelte una de sus sonoras carcajadas. Si no tropieza con la situación o con la broma que justifiquen su hilaridad, las inventa.

La planta alta del chalet comprende tres pequeñas suites, un dormitorio, vestuario y baño. “Una la ocupo yo, otra mi señora y la tercera está reservada a huéspedes circunstanciales –detalla-. Como podrá sospechar, está siempre ocupada: los argentinos no me dejan vivir en paz”.

Cuando Perón insiste en afirmar que su residencia no posee más de lo indispensable, que no tiene tesoros ocultos y que no se vale de esa circunstancia para jugar un rol de “espartano o jesuita”, no exagera. Cualquier argentino que visite su residencia experimentará una extraña sensación: le resultará demasiado modesta para servir de refugio a un presidente que, según coinciden las versiones más controvertidas, no huyó de la Argentina con los bolsillos vacíos. Es más: hay quienes se preguntan si no estarán agotadas las arcas del general. Algunos acreditados periodistas españoles ensayaron una interpretación bastante plausible del problema: “Perón no tiene libertad económica –manifestó a SIETE DÍAS uno de los directivos de Nuevo Diario, de Madrid-. Jorge Antonio le suministra mensualmente una suerte de sueldo o pensión con lo que el general hace frente a sus necesidades de ese período”.

Un periodista del difundido ABC amplió el panorama: “En Madrid se comenta que Perón es copropietario de las gigantescas Galerías Preciado, un supermarket de la capital. Su socia, se dice, sería la esposa de Franco. Es un rumor tan absurdo como sospechar que el ex presidente argentino ha montado una fábrica de perfumes con De Gaulle. La única propiedad del general, además de su residencia, es el hotel El Pez Espada, de Torremolinos, una zona que, en los últimos años, se convirtió en el boom turístico de España. Pero también ese hotel es administrado por Jorge Antonio. Un personaje indefinido que controla cada segundo de la vida del general”.

El general, por su parte, no se esfuerza demasiado en desmentir o discutir las hipótesis urdidas en torno a su solidez financiera. Se considera “feliz” en la situación en que se encuentra, rodeado por cinco personas que atienden cada uno de sus reclamos, junto a sus infaltables perritas caniche (Puchi y Kimona) y a los veinte canarios que, desde el jaulón ubicado en la cocina, alborotan la mansión. Cuando alguien que recorrió toda la residencia termina el circuito preguntándole a J.P. cuántas obras de arte existen en la casa, el general no vacila en responder: “Una sola, yo ...”.

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LOS DÍAS DEL GENERAL

Todas las mañanas, desde hace varios años, una silueta solitaria transita las callejuelas de Puerta de Hierro. Camina, trota, pega saltitos y hace gimnasia como un boxeador que se adiestra para un combate decisivo. En un comienzo, los habitantes de la zona (poco dispuestos a madrugar) se alarmaron por la exótica manía del intruso. Pero, poco a poco, fueron perdiendo el temor y terminaron por acostumbrarse a sus atléticas incursiones. El tesonero gimnasta se llama Juan Perón y de esa manera inaugura cada uno de sus días en España.

“Toda mi vida he sostenido que el sol ha sido creado para servir de despertador a la humanidad –profetiza-. Los que viven por aquí no me hacen caso, pero yo insisto. Durante el verano, me levanto a las cinco; en invierno, a las siete. Desayuno, como todo buen mortal, y salgo a hacer footing. Cuando estoy en Puerta de Hierro acostumbro recorrer alrededor de cinco kilómetros. Cuando me voy de paseo a otra ciudad (Málaga, generalmente) para que los argentinos me dejen unas horas tranquilo, camino un poco más: de ocho a nueve kilómetros”.

En todo ese trayecto J.P. piensa. Asegura que la caminata aclara notablemente sus ideas. Durante la hora y media que suele insumir esa práctica matinal, el general complementa el esfuerzo físico con saludables ejercicios respiratorios. “Conozco a fondo todos los secretos del footing, pues he sido profesor de gimnasia durante mucho tiempo”, recuerda.

A las siete o a las nueve de la mañana, según la estación, Perón vuelve a casa. No siempre lo hace solo. Por más encumbrados que sean los extranjeros que lo visitan a la hora de su caminata, el general no la interrumpe. Por el contrario, se lleva al huésped –sea quien fuere- a recorrer el circuito. Perón, como césar, puede realizar varias cosas simultáneamente: trotar y conversar, saltar y discutir, caminar y contar chistes. No todos los atribulados visitantes que lo acompañaron por las calles de Puerta de Hierro soportaron con estoicidad la experiencia. Diego Ventura, un reportero español que lo visitó hace unos meses y que soportó un footing forzoso, necesitó 10 minutos de reposo antes de comenzar a fotografiar al general.

Luego de la caminata, J.P. se administra cinco o seis mates amargos para comenzar a trabajar con buena disposición. “Comenzar a trabajar equivale a sentarme al escritorio –advierte-. Cinco de los siete días de la semana debo aplazar mis obligaciones para recibir a los argentinos. Ayer, por ejemplo, vinieron a verme más de cien personas. Si la cosa sigue así tendré que recurrir a las audiencias públicas, como el Vaticano ...”.

Los salvoconductos más efectivos para entrevistar a Perón suelen tramitarse en una lujosa mansión de la avenida Castellana, en Madrid, donde tiene su oficina Jorge Antonio. También dieron buenos resultados las cartas de presentación que hasta el pasado 20 de noviembre (día de su muerte) firmaba Jerónimo Remorino, delegado personal del general en la Argentina.

“Hay un tipo particular de visitante que me causa gracia –comenta Perón-. Luego que mi secretario, José López Rega, les informa que no tengo tiempo para recibirlos, se toman la cabeza y recitan un versito que conozco de memoria: ¡Pero es una barbaridad!, protestan. Dicen haber viajado 15 mil kilómetros para verme, que patatín y que patatán. López Rega me transmite la queja y yo le pido que averigüe concretamente cuál es la razón de la razón de la visita. Habitualmente, aseguran que desean conversan conmigo para aclarar tal o cual punto de vista ideológico ... ¡Mentira! Esos no se gastan tanta plata por razones de compromiso histórico: hacen turismo, y de paso ... cañazo. No vienen a verme a mí, vienen a ver al fenómeno”.

HORMONAS PARA EL GENERAL

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López Rega, además de secretario, hace las veces de maître personal de J.P. Él es quien le anuncia que “l bifecito se pasa” cuando los visitantes se empeñan en llevar la entrevista más allá del mediodía.

Los almuerzos de Perón son, generalmente, bastante frugales: “Carne asada, ensaladas, verduras ... En fin, un menú que no altere su presión normal”, informa López Rega. La dieta tampoco debe conspirar contra el sueño del general: la siesta es, para Perón, una obligación casi litúrgica. “Es verdad –reconoce el líder-. Tengo la costumbre de dormir una hora todas las tardes, pero me gusta hacer del día dos mañanas. Cuando me levanto, siempre tengo algo que hacer aquí o afuera. Como dicen los médicos, un trabajo endógeno y otro exógeno...”.

Entre los trabajos endógenos de J.P. gozan de prioridad las clases de esgrima que le prodiga a Isabel Martínez, su esposa. “Son sesiones breves, de una hora de duración –aclara-. Isabel ha progresado notablemente en los últimos tiempos. También practico esquí y equitación, pero en dosis reducidas. Sigo al pie de la letra de un gerontólogo chileno amigo mío: No realice ningún esfuerzo físico que le provoque dolores al día siguiente, me dijo hace algún tiempo. Como podrá imaginar tuve que renunciar a muchas pasiones juveniles ... Es difícil olvidar que uno ha sido boxeador, futbolista, rugbier, polista, jugador de básquet y maestro esquiador. De todas maneras, reconozco que esa experiencia me permite sobrellevar mis años de un modo bastante envidiable”.

Perón no bromea cuando se refiere a su buena salud. A los 73 años, no sólo conserva una claridad intelectual sorprendente y un buen humor inagotable, sino que, además, su aspecto físico corresponde perfectamente al de un hombre 15 años más joven. “Mi receta es muy simple –confiesa-. Ciento cinco miligramos de hormona de potro todas las semanas. Yo no me tiño el cabello, ¿Sabe usted? Esa fórmula sirve para todo ...”.

J.P. asegura que jamás concurre al consultorio de su médico, el doctor madrileño Florez Tascón. “Es él quien viene a visitarme de tanto en tanto. Se toma unos mates, conversa, y de paso me controla la presión. Cuando comprueba que está un poco alta, eleva la cifra para que yo me asuste ... Me hago el asustado y él me receta unos remedios. Yo acepto lo que dice: el hombre es médico y tiene que vivir de su profesión. Voy a la botica y compro los medicamentos, porque el farmacéutico tiene que vivir de eso. Cuando llego a casa tiro los paquetes a la basura, porque yo también tengo que vivir, ¡Qué embromar! ... Con este método he conseguido algo que me hace recordar aquellos viejos colectivos que circulaban por la avenida Rivadavia de Buenos Aires, en mis años mozos. Eran unos trastos viejísimos que echaban humo por el radiador, producían un ruido espeluznante al caminar, se sacudían para todos lados y, cuando frenaban, podía oírse una sinfonía horripilante. Esos colectivos llevaban, en la parte delantera, un cartel que advertía: Hasta Corro. A mí me pasa lo mismo”.

Las pocas tardes que el general no debe atender visitas, aprovecha, aprovecha para pasear por las calles de Madrid. Llama a sus dos guardaespaldas (“que ya son justicialistas”, bromea), aborda su Mercedes Benz 300 S (“Un coche barato en España”, aclara) y se dirige hacia alguna de las confiterías California, en el centro de la ciudad. “Son las mejores que hay España. Los cafés tradicionales que nombraba Hemingway en sus libros han ido desapareciendo poco a poco. Hay pocos lugares agradables donde se pueda pasar el rato charlando de cosas intrascendentes (las cosas serias las digo en casa). Madrid ya no es más la ciudad que era en 1940, cuando tenía 800 mil habitantes. Ahora cuenta con tres millones de ciudadanos que viven como piojos en costura”.

La mayor parte de los madrileños consultados por SIETE DÍAS coincidieron en señalar que, prácticamente, nunca han visto a Perón en compañía de su esposa. Manuel Bueno, secretario de redacción de Nuevo Diario, informó: “El 26 de julio (aniversario de la muerte de Eva Duarte) es uno de los pocos días del año en que el general aparece junto a Isabel Martínez. La pareja concurre a la misa que para esa fecha se oficia en la iglesia de San Jerónimo, en Madrid. Es una ceremonia

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impresionante por la cantidad de personas que asisten a ella. Los españoles no olvidarán jamás que Evita regaló trigo a este país durante la crisis desencadenada por la Segunda Guerra Mundial”.

Perón no abunda en comentarios sobre su actual esposa. En una de las pocas oportunidades que la nombró frente a SIETE DÍAS fue para referirse a una de las funciones que I.M. cumple en la casa. “Ella se encarga de leer y responder las cincuenta cartas promedio que recibo diariamente”.

Cuando no sale de paseo ni tiene que atender visitas, el general trabaja hasta la hora de la cena. Si no tiene nada urgente que resolver o, simplemente, desgano para resolverlo, se dedica a matear y escuchar discos. “Soy un discómano de primera línea –se enorgullece-. Me gusta todo tipo de música, hasta la ye-ye”.

-¿Le gustan Los Beatles? ...

-No, ¡Por favor! –se horroriza-. Me gustan las chicas, las chicas ... ¡Cómo me van a gustar esos espantosos melenudos! Justamente, me acaban de contar un chiste bárbaro. Escuche. Se trata de uno de esos hippies españoles, con melena de profeta, barba de guerrillero y un tufillo insoportable, que viaja en el tren que va a la ciudad de León. A mitad de camino, el hippie le pregunta al guarda: Dígame, señor, ¿me falta mucho para León? El guarda lo mira de arriba abajo y le responde: Pues, hijo mío, creo que sólo el rabo ... ¿No es buenísimo? ¡Cómo me van a gustar esos pichones de trogloditas!”

AL CALOR DE LA NOCHE

Habitualmente, Perón acostumbra mirar algunos telenoticiosos antes de sentarse a la mesa para cenar. “Son los únicos programas de TV que puedo soportar –critica-. El resto es un rollo, como llaman los españoles a algo largo y estéril”.

Algunas noches, el general viola las fronteras de su régimen normal, consumando peligrosas incursiones por la cocina española o italiana. “Uno o dos lunes de cada mes me hago una corrida hasta la Gran Tasca de Manolo, en Ballesta número uno, de Madrid –confiesa-. Allí me castigo con uno de los pucheros, o cocidos, como los llaman aquí, más escandalosos que puedan comerse sobre la Tierra. Fíjese si no es para morirse: le traen a la mesa una fuente así de grande –J.P. abre los brazos como para saludar a un correligionario-, llena de carne de vaca, de gallina, de cerdo ... Con esos chorizos que parecen cartuchos de gelinita y una morcillas de la misma especie. ¡Para qué le voy a contar! Hay que probarlo. Ustedes, en la Argentina, tienen el restaurante Tropezón, que yo frecuentaba luego de salir de los cabarets ... cuando era muchacho, por supuesto. Pero le aseguro que lo que sirven allí parece un juego de niños al lado de esto. Manolo debe almacenar los condimentos en una santabárbara: sus pucheros tienen más explosivos que los que se utilizan en un golpe de Estado. Claro que los que él prepara pueden digerirse sin dificultad...”.

Hay noches en las que Perón decide correr aventuras pantagruélicas en su propia casa. Para ello se pone de acuerdo con la cocinera y le detalla cuidadosamente su plato preferido: “Los fettuccinos al doppio burro, como lo sirven en la cantina de Alfredo, en Roma”.

Luego de una experiencia tan opípara es improbable que el general vaya a otro sitio que no sea la cama. Pero no siempre la jornada de J.P. culmina en una lánguida digestión. “A veces, luego de una cena livianita, me voy al cine –informa-. No es muy frecuente, pero de tanto en tanto me gusta estar sentado una hora frente a la pantalla y ver desfilar algo intrascendente. Detesto pensar dentro del cine: pienso tanto fuera de allí que no vale la pena repetir la hazaña. Por eso me apasionan las películas de vaqueros o pistoleros. Esas en las que mueren todos, como por ejemplo, El feo, el malo y el bueno. ¡Qué película! No queda una sola persona viva ... Claro que como es ficción uno puede irse con la conciencia tranquila”.

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Las noches que Perón tiene ganas de pensar (“la mayoría”, advierte) se dedica a leer. “Me gusta leer en la cama; no hay otro sitio más tranquilo para hacerlo. Normalmente, me acuesto a las diez y me quedo leyendo hasta la una o dos de la madrugada. En realidad, yo no leo ningún libro: los estudio. Actualmente estoy por finalizar Hacia un mundo mejor, de Robert Kennedy, donde pude comprobar con asombro que todavía quedan algunos norteamericanos decentes”.

El 90 por ciento de los libros que descansan en la biblioteca de J.P. son ensayos sociopolíticos, preferentemente editados en Francia. “Como yo entiendo perfectamente el francés aprovecho para adquirir ediciones de ese país. A mi entender, son las mejores de cuantas puedan adquirirse en plaza”.

A la una de la madrugada, Perón apaga la lamparilla de su velador. En ese momento acomete una de las experiencias que más lo enorgullecen: dormir mediante el método yoga. “El primer paso –explica- consiste en concentrar la atención sobre los dedos de los pies. Inmediatamente, hay que comenzar a actuar con la mente sobre los músculos lisos, esos que no se pueden controlar voluntariamente. Cuando el primer objetivo está logrado hay que ir ascendiendo lentamente hasta llegar a la cabeza, que es el último paso para conciliar el sueño. Yo no necesitó ir tan arriba: a los tres minutos de estar en la cama, siento que no tengo más piernas, y apenas llego con mi acción mental a la cintura, ya estoy roncando. Normalmente duermo unas seis horas: los viejos no necesitamos más ...”.

Además de anunciar que está llegando al faquirismo, el general asegura que poner la mente en blanco en cualquier momento y que es capaz de dormir, por lo menos cinco minutos, en el instante más desesperado. También sostiene que la imaginación de los hombres es el mecanismo que más conspira contra el sueño. Él no escapa de ese asedio.

-¿Qué cosas imagina, general, que le impidan dormir?

-Todas las que se extienden desde el macrocosmos hasta el microcosmos. Elija allí dentro la que prefiera.

-Elijo las que están en el medio.

-¡Ah, muy bien! En el medio está la Argentina.

EL EXILIO Y EL REINO

Cuando Perón analiza la realidad argentina apela a ciertas imágenes propias de una ensoñación. “A nuestro país le ha pasado lo que a muchos barcos que navegan en la serenidad hasta que se topan con una ola gigante –compara-. En lugar de montarla, como dicen los marineros, se van de ojo. Es decir, sufren una inmersión violenta, hasta que chocan con un bajo fondo y retornan a la superficie. Si no existe bajo fondo, el barco está inexorablemente condenado. A la Argentina le pasó lo mismo: se fue de ojo. Pero creo que está a punto de tocar fondo en todos los niveles ... Luego del choque volverá a flotar. El choque no tardará mucho en producirse”.

El general no aclara a qué tipo de colisión se refiere. Indudablemente, una de las partes que la protagonizaría sería el gobierno. Pero no precisa si la otra estaría integrada por algunos sectores de las Fuerzas Armadas, de los sindicatos, del estudiantado, del clero. O si consistiría en un frente opositor que agrupara a varios de aquellos. Tampoco establece con claridad qué rol jugaría el justicialismo dentro de ese esquema.

Al requerirle su opinión sobre la aparente beatitud que exhibieron las autoridades argentinas frente a ciertas manifestaciones peronistas (el 8 de octubre pasado permitieron la realización de un congreso en dependencias del club Harrods, en el, en el barrio de Belgrano. Cuatro días después, la Policía

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Federal persiguió al grupo de radicales que realizaba un homenaje a Hipólito Yrigoyen ), y a la sostenida versión de que el gobierno nacional estaría ultimando los preparativos para reunirse con él en Bonn, Alemania Occidental, J.P. se escapa por la tangente. “Algo debe estar pasando –murmura-. Casi todos los gobiernos que han pasado por la Argentina han venido a verme cuando estaban perdidos. Si las actuales autoridades piensan hacer lo mismo, es cosa de ellos. Yo no he patrocinado ningún contacto. Además, no hay que olvidar lo que dice Martín Fierro: Cuando uno está perdido, no lo salvan ni los santos ...”.

Al referirse a los grupos que podrían promover cambios estructurales en la Argentina, Perón se muestra un poco menos elusivo que frente a otras cuestiones. “Es improbable que las Fuerzas Armadas de nuestro país salgan a la calle para defender un objetivo nacional –sospecha-. Ellos siguen una táctica común al cipayismo de todo el continente: atomizar las fuerzas políticas para que, cuando no queden grupos cívicos que puedan sacar la cara por el país, surjan como la única fuerza organizada y en condiciones de asumir el gobierno. No es difícil comprender cuáles son los intereses que defienden las FF.AA. argentinas: está el Fondo Monetario Internacional en la Casa de Gobierno; en el primer piso del ministerio de Ejército hay un cartel que reza United States of America, ARMY; están los boinas verdes en el norte; están todas las comisiones de asesoramiento ... mientras los argentinos no les corten el pasmo al imperialismo, ninguno de los problemas nacionales hallará solución. Es lo mismo que le está sucediendo a Brasil, Panamá, Guatemala, Bolivia ...”.

Los guerrilleros capturados hace pocos meses por la policía tucumana en la localidad de Taco Ralo, no sólo se autocalificaron peronistas sino que, además, aseguraron que uno de sus objetivos era “combatir a los secuaces del imperialismo en el país”. Cuando al general le nombran la palabra guerrilla se convierte en un profesor de dribbling. “Yo no digo que esa técnica sea impracticable en nuestro territorio o que carezca de efectividad –se escuda-. Es una de las 50 mil formas de tomar el poder. En la Argentina su éxito depende de la habilidad con que se la lleva a cabo. Con respecto a los guerrilleros de Taco Ralo, sólo puede decir que no los conozco. No sé si son más o menos peronistas que otros compañeros que no han encarado la lucha armada. Hoy en día hay tantos peronistas que sería muy audaz ensayar una crítica sobre desconocidos ...”.

LOS SINDICATOS Y LAS TRENZAS

El general machaca constantemente que “hay muchos especuladores que juegan con la camiseta de Perón mientras les conviene”. Uno de los terrenos más frecuentados por ese tipo de aventureros es, según estima J.P., el de los sindicatos. “Los dirigentes, en particular, son quienes más padecen esta epidemia: luchan toda la vida por una causa hasta que prueban el almíbar del poder, del auto en la puerta, de un buen sueldo, tal vez de una secretaria buena moza. Entonces comprenden que para gozar de mayor predicamento deben unirse a otros colegas, formar trenzas. Así se produce el divisionismo. Actualmente, en la Argentina, tenemos al gremio de los Independientes: una trenza; dentro de ellos, a Luz y Fuerza: otra trenza. Está la CGT de Azopardo: una trenza; la de Paseo Colón: otra ...”.

Según asegura Perón, ninguna de estas fracciones interpreta su pensamiento. Para él, toda posibilidad en el campo sindical depende de la organización y la unidad. “Todo eso es peronismo –sentencia-. Por supuesto que a mí, dentro de la acción táctico-política me conviene tener un ala combatiente y otra complaciente, pero no tantas. De cualquier modo, eso no interesa. Nada de eso está improvisado. Es parte de una experiencia, una larga experiencia de 25 años”.

Tampoco parece preocuparle demasiado que el justicialismo (“un movimiento nacional que aglutina por igual a oligarcas y obreros”, según su propia definición) padezca la misma dispersión que sufren muchos partidos políticos tradicionales. “Mientras el peronismo siga siendo la única fuerza realmente organizada del país, ese detalle carecerá de importancia”.

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Según interpreta Perón, la izquierda argentina no está tan condenada como muchos sostienen. “El hecho de que ese grupo no esté tan bien estructurado como el nuestro no impide que justicialistas y marxistas podamos trabajar unidos –adelanta-. Estamos dispuestos a pelear junto a ellos, siempre y cuando no sean participes del imperialismo soviético. Este y el americano se están pudriendo sin remedio. ¿Usted se cree, acaso, que el comunismo ruso conserva actualmente la virilidad y la potencia de su etapa inicial? Ellos ya no luchan por la revolución, sino por mantener lo que tienen. En dos palabras, son conservadores. A pesar de las diferencias ideológicas que nos separan de los chinos, siento que ellos están mucho más cerca de nuestro pensamiento. Además, Pekín nos respeta como movimiento revolucionario ...”.

La palabra revolución juguetea constantemente en las frases de Perón. En el mundo actual son revolucionarios los chinos, los norvietnamitas, los universitarios. “Hace unos meses –recuerda-, me dijeron que los estudiantes franceses habían incendiado la Sorbona. ¡Qué bien!, -contesté-. ¡Pero cómo, general! –me censuraron-. ¡Sí, señor, ¡Qué bien!, -respondí-. Cuanto más poder tiene una universidad, más conservadora es, más defiende esquemas perimidos. Hay que quemar de una vez por todas todo eso y construir algo nuevo”.

-¿Los estudiantes argentinos pueden construir algo nuevo?

-Objetivos no le deben faltar –juguetea Perón-. Pero no podemos considerar a la universidad como un compartimiento estanco de la comunidad de la comunidad. Si ésta no está politizada o muestra una apatía brutal hacia las cuestiones de esa índole, la universidad padecerá los mismos males. Además, no hay que olvidar que la última intervención le propinó un golpe demoledor: es como si la hubieran trasladado al siglo XVIII”.

En la búsqueda de responsables de los problemas que actualmente sufre el país, Perón desemboca en la persona del presidente Juan Carlos Onganía. Al juzgarlo, exhibe una precaución singular, como si midiera cada una de las palabras que va a pronunciar. “Es un hombre dominado por influencias tan nefastas que eclipsan las buenas intenciones que pudiera cobijar –puntualiza-. En síntesis, quienes lo rodean lo han hecho un héroe a la fuerza”.

CON LA FRENTE MARCHITA

Resulta sorprendente que Juan Perón, luego de tantos años de exilio en España, conserve intacta su tonada de caudillo provinciano. Ese aire campero que lo asemeja un poco al casi folklórico Don Bildigerno. Él lo sabe y también tiene una respuesta a esa cuestión. “A mí me pasa lo que a los loros: cuando son viejos no aprenden a hablar ... Además –añade-, mi contacto con los españoles es muy fugaz. No cultivo la amistad con ellos por una razón elemental: cuando los invito a casa llega un momento en el que la charla deriva hacia la situación política española. Yo tengo que opinar y eso puede ponerme en aprietos. Mi vida aquí es bastante retenida: a Franco, por ejemplo, jamás lo he visto personalmente. A él le conviene ignorarme por las relaciones que mantiene con el gobierno argentino. A mí también, por un problema de ideología. Recuerde lo que dice Martín Fierro: El que anda en pagos ajenos debe ser manso y prudente ...”.

La mansedumbre y la prudencia no suelen ser buenos remedios contra la nostalgia. “No cabe duda –acepta el general-. Es la enfermedad crónica del exiliado. Pero yo tengo mi propio antídoto: el yoga. No hay éxito que me entusiasme mucho ni fracaso que me aplaste demasiado; yo someto todo a mi voluntad. Creo que en estos trece años he llegado a convertirme en faquir ...”.

-¿Esa es la única diferencia que existe entre Perón de 1955 y Perón de 1968?

-Sí, señor. No hay otra. Soy la misma persona y estoy conforme con mi destino.

-¿Cuál es su destino?

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-El de una generación. Yo he tratado de cumplir metiéndome dentro de ella. Jamás tuve la pretensión de ser otra cosa que un instrumento del destino. Todo lo que hice fue algo que estaba fijado de antemano. En eso soy un poquito árabe ...

-¿Le queda algo por cumplir?

-¡Cómo no!

-Qué, por ejemplo.

-Lo que sea. Sólo pretendo ser útil en lo que pueda. No me considero un hombre providencial. Soy uno más dentro del movimiento y cumplo con la misión que tengo. Podría definirme como un aficionado a la política y un profesional de la conducción. Yo soy un conductor que tiene la manía de copiar a la naturaleza. Siempre tomo como ejemplo a Dios. Si éste bajara todos los días a la Tierra a dirimir los problemas que se suscitan entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto. Hay que copiarlo en todo sentido. Dios siempre aceptó a la providencia, que es quien carga con la responsabilidad de las cosas que Él hace. Como ve, la conducción es un arte ...

-¿Y usted, un artista?

-Naturalmente. La conducción, como cualquier disciplina artística, tiene una teoría y una técnica. El hombre es la parte viviente que las aplica. De acuerdo al óleo sagrado de Samuel que hayamos recibido puede detectarse el calibre del artista. Cualquiera puede dominar la teoría y la técnica de la pintura o de la escultura. También puede aplicarlas y consumar un cuadro o una escultura aceptables. Pero para lograr La Última Cena, habrá que llamarlo a Leonardo; para obtener una Piedad habrá que recurrir a Miguel Ángel ...

-O sea que para crear una Argentina justicialista no queda otro remedio que apelar a ...

Perón no responde. Enciende un cigarrillo y sonríe, librando la respuesta a la imaginación de cada cual.

-¿Pensó alguna vez que la muerte puede sorprenderlo en España y en la posibilidad de no regresar jamás a la Argentina?

-Sí, pero no me preocupo demasiado. Moriré donde me lo fije el destino. No depende de mí: yo me someto a él.

-¿Dónde querría terminar sus días?

-En ningún lado, naturalmente. No pienso mucho en la muerte. Lo importante es no llegar a ella pasando desapercibido. En el mundo nacen hombres extraordinarios que mueren y en su epitafio no se puede escribir nada. Nacen otros, comunes, normales, cuyos epitafios desbordan leyendas. Estos últimos han sido hombres de una causa. Los anteriores se hunden en el anonimato porque no han servido a nada ...

-¿Tiene miedo que su epitafio esté en blanco?

-No. No seré yo quien lo llene.