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DISEÑO URBANO Y EFICIENCIA ENERGÉTICA GUSTAVO ESPIGADO SILVA Arquitecto urbanista Escuela Superior de Arquitectura de Madrid Hoy en día cualquier ciudad que se precie aspira a ser una Smart City, aunque sus representan- tes no estén seguros de su significado. El concepto, de candente actualidad, presenta diferentes definiciones que están en constante revisión. En función del perfil de quien describe el concepto, se destaca uno u otro aspecto relacionado (no nos libraremos de que lo mismo pase aquí) con que nos damos cuenta de su complejidad y ca- rácter multidisciplinar. Para los que estudiamos la ciudad es una buena señal la relevancia lograda. Es importan- te el debate, y que este alcance diferentes ámbitos de la sociedad. Sin ahondar en las diversas definiciones, po- demos encontrar como denominador común la aplica- ción de sistemas de gestión de los servicios urbanos, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus habi- tantes y de avanzar hacia un desarrollo económico-am- biental sostenible. Es decir, un tema atractivo que difícil- mente encontrará detractores. Desafortunadamente, cuando cuestiones tan complejas y novedosas asumen cierta notoriedad, existe el peligro de transformarse «te- ma-de-moda». En manos de agentes interesados el dis- curso se simplifica para que sea más fácilmente consu- mido. Se trivializa. El debate inicialmente técnico, llega a la sociedad desde la esfera del marketing, tanto in- mobiliario como político. Esto no es exclusivo de las Smart Cities, ya que también lo vemos en conceptos como con la «Sostenibilidad» o el «Desarrollo Sostenible», cuya significado se ha banalizado. Si partimos de una definición como «Las Smart Cities son ciudades que, por medio de las aplicaciones de la tecnología en sus diferentes ámbitos, se transforman en localidades más eficientes en el uso de sus recur- sos, ahorrando energía, mejorando los servicios entre- gados y promoviendo un desarrollo sustentable» (1), tenemos un ejemplo de como algunas veces el con- cepto se limita exclusivamente en la aplicación de los avances en tecnología de la información y de la co- municación, orillando las cuestiones propias de funcio- namiento de la ciudad. En nuestra opinión la «Ciudad Inteligente» es, antes de nada, Ciudad. Y como tal no es un ente simple, donde se desarrolla gran diversidad de relaciones a distintos niveles, intercambios materia- les y de información y donde se realizan actividades de distinta naturaleza. Estamos convencidos de que la mera utilización de nuevas tecnologías no es suficien- te, per se, para promover el desarrollo de una ciudad. En absoluto se pretende minimizar el alcance del avance tecnológico en la gestión urbana. Estos tie- nen un enorme valor como herramientas capaces de suministrar la información necesaria para gestionar de forma eficiente el consumo de recursos, la regu- lación de flujos o la generación de residuos. Su sim- ple aplicación sería útil, pero seguramente alcanzaría cotas superiores de aprovechamiento si fuera sopor- tada por otros criterios propios de la disciplina urba- 37 395 >Ei

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DISEÑO URBANOY EFICIENCIA ENERGÉTICA

GUSTAVO ESPIGADO SILVA

Arquitecto urbanistaEscuela Superior de Arquitectura de Madrid

Hoy en día cualquier ciudad que se precie aspira a ser una Smart City, aunque sus representan-tes no estén seguros de su significado. El concepto, de candente actualidad, presenta diferentesdefiniciones que están en constante revisión. En función del perfil de quien describe el concepto,se destaca uno u otro aspecto relacionado (no nos libraremos de que lo mismo pase aquí)

con que nos damos cuenta de su complejidad y ca -rácter multidisciplinar. Para los que estudiamos la ciudades una buena señal la relevancia lograda. Es importan-te el debate, y que este alcance diferentes ámbitos dela sociedad. Sin ahondar en las diversas definiciones, po-demos encontrar como denominador común la aplica-ción de sistemas de gestión de los servicios urbanos, conel objetivo de mejorar la calidad de vida de sus habi-tantes y de avanzar hacia un desarrollo económico-am-biental sostenible. Es decir, un tema atractivo que difícil-mente encontrará detractores. Desafortu nada mente,cuando cuestiones tan complejas y novedosas asumencierta notoriedad, existe el peligro de transformarse «te-ma-de-moda». En manos de agentes interesados el dis-curso se simplifica para que sea más fácilmente consu-mido. Se trivializa. El debate inicialmente técnico, llegaa la sociedad desde la esfera del marketing, tanto in-mobiliario como político. Esto no es exclusivo de lasSmart Cities, ya que también lo vemos en conceptoscomo con la «Sostenibilidad» o el «Desarrollo Sostenible»,cuya significado se ha banalizado.

Si partimos de una definición como «Las Smart Cities sonciudades que, por medio de las aplicaciones de latecnología en sus diferentes ámbitos, se transforman

en localidades más eficientes en el uso de sus recur-sos, ahorrando energía, mejorando los servicios entre-gados y promoviendo un desarrollo sustentable» (1),tenemos un ejemplo de como algunas veces el con-cepto se limita exclusivamente en la aplicación de losavances en tecnología de la información y de la co-municación, orillando las cuestiones propias de funcio-namiento de la ciudad. En nuestra opinión la «CiudadInteligente» es, antes de nada, Ciudad. Y como tal noes un ente simple, donde se desarrolla gran diversidadde relaciones a distintos niveles, intercambios materia-les y de información y donde se realizan actividadesde distinta naturaleza. Estamos convencidos de que lamera utilización de nuevas tecnologías no es suficien-te, per se, para promover el desarrollo de una ciudad.

En absoluto se pretende minimizar el alcance delavance tecnológico en la gestión urbana. Estos tie-nen un enorme valor como herramientas capaces desuministrar la información necesaria para gestionarde forma eficiente el consumo de recursos, la regu-lación de flujos o la generación de residuos. Su sim-ple aplicación sería útil, pero seguramente alcanzaríacotas superiores de aprovechamiento si fuera sopor-tada por otros criterios propios de la disciplina urba-

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nística. Es fundamental defender el empleo de estasherramientas desde un enfoque multidisciplinar, con-trolando los diversos aspectos que abarcan la com-plejidad de la ciudad. Defendemos que desde la dis-ciplina urbanística, asumida sin presiones externas(especialmente económicas y/o políticas), se lleve acabo la coordinación de las propuestas y actuacio-nes, buscando la comprensión integral del funciona-miento del caso estudiado, sin posturas pre-estable-cidas y utilizando tanto las nuevas herramientastecnológicas como las lecciones aprendidas de lahistoria.

LOS PROBLEMAS DE LA CIUDAD

Creemos que «como forma de organización, la ciu-dad es creativa ya que permite reunirse y comuni-carse, interactuar, a una gran diversidad de personascon oficios y conocimientos diversos…»(2). Las ciuda-des ofrecen diferentes ventajas, oportunidades econó-micas y laborales, información, servicios, facilidades de-rivadas de concentración e interrelación entre personas.Al mismo tiempo, por el crecimiento urbano aparecenefectos negativos que deben ser controlados, comola contaminación ambiental, el consumo masivo derecursos naturales, la desaparición de espacios de des-ahogo, el aumento en el coste del suelo, los desequi-librios sociales, y un largo etc. Teniendo en cuenta prosy contras, dadas las ventajas del que posiblemente seauno de los mayores inventos de la humanidad, debe-mos invertir nuestros esfuerzos en corregir sus disfuncio-nes, reduciendo desventajas y valorizando los benefi-cios.

A lo largo la historia la ciudad ha sido un polo de atrac -ción. Después de la Revolución Industrial ese poderse incrementa, al punto de que en la actualidad haymás personas viviendo en ciudades que en el entornorural. En numerosos casos ese crecimiento urbano noha sido ordenado, y la ocupación se ha desarrolladogeneralmente de forma desequilibrada. El sistema ur-bano, compuesto de diversos parámetros que se inte-rrelacionan, condiciona el desarrollo de todos los queforman parte de él. Entre cuestiones ambientales, so-ciales, económicas, todo converge afectando parabien o para mal en la calidad de vida de sus habitan-tes. Y como tal sistema el estudio aislado de algunosde sus parámetros se debe hacer cuidadosamente,con el fin de no excluir del análisis la influencia que ten-drán unos sobre otros.

En este sentido es interesante analizar la cuestión dela eficiencia energética, uno de los aspectos más re-levantes del concepto de Smart City. Dados nuestroshábitos, actividades y por supuesto los medios em-pleados para suplir todas nuestras demandas, elconsumo de energía es necesario en un grado ele-vado en cualquier sector, tanto el industrial como elresidencial, de servicios, transportes… y la ciudad, co-mo medio donde se desarrollan estas actividades, esun consumidor de primer orden. Analizar exclusiva-mente la cuestión energética en el entorno urbano sin

tener en cuenta sus orígenes e implicaciones nos lle-varía a un resultado parcial. No deberíamos simple-mente actuar sobre las infraestructuras de genera-ción, transporte y consumo de energía, manteniendoun enfoque limitado y sectorial. Es fundamental re-conocer para qué se consume la energía, donde,en que cantidad, qué ocurre con las pérdidas o losresiduos generados.

Una Ciudad Inteligente debe contar con sistemas pa-ra reconocer, analizar y controlar estos consumos, yla actuación directa sobre las infraestructuras es ne-cesaria, pero sin perder de vista la configuración de laciudad, con el fin de optimizar la actuación. De hecho,una vez que la ciudad no es estática, sino que semantiene en constante cambio, ¿no sería interesan-te promover el cambio de la misma hacia un mo-delo de racionalización del consumo y desarrollo óp-timo de las infraestructuras?

La realidad construida actual es herencia de la pues-ta en práctica de anteriores teorías urbanas y de suadaptación a las transformaciones sufridas en la so-ciedad y en el entorno. El estudio de lo existente, pa-ra la posterior propuesta de una nueva ordenaciónes práctica habitual en el urbanismo (por lo menos enteoría). Menos común es el análisis crítico de las pro-puestas anteriores, como forma de evaluar las me-didas aplicadas. En este sentido, aun acertando enla identificación de problemas, seguimos utilizandomecanismos similares a los propuestos en anterioresproyectos, que han demostrado no ser del todo efi-caces. La zonificación de la ciudad según áreas mono-funcionales, la dispersión urbana, el descontrol en lasdimensiones de red viaria o de zonas verdes son cons-tantes, cuyas consecuencias dañinas son visibles en mu -chos casos, pero que siguen presentes en los actualesplanes de ordenación sin apenas cambios.

Por todo esto planteamos este artículo no desde la de-finición del concepto de «Ciudad Inteligente», sino en elreconocimiento previo de la complejidad de la «Ciu -dad a secas». Proponemos un breve repaso a los prin-cipales modelos urbanos desde finales del siglo XIX, vi-sibles en nuestras ciudades, para a partir de ello incidiren la relación de estos con el comportamiento ener-gético del conjunto de la ciudad, en función de las ne-cesidades, flujos y actividades generadas, y de su adap-tación a la demanda de la sociedad actual, con el finde aprovechar las experiencias del pasado como ba-se para las estrategias actuales. Se trata de dar un pe-queño paso atrás… para coger impulso.

LA CIUDAD INDUSTRIAL. LOS ENSANCHESDECIMONÓNICOS

Una gran parte de los problemas que encontramosen nuestras ciudades tiene su origen en la expansiónurbana como consecuencia de la Revolución Indus -trial. La evolución de la industria cambia la ocupacióndel territorio, primero en Inglaterra, y de forma similaren los demás países que posteriormente emprendie-

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ron su industrialización. Las concentraciones industria-les resultantes generaron grandes aglomeracionesjunto a ciudades existentes, gracias al desarrollo dela máquina a vapor y apoyado en el avance deltransporte motorizado.

Esas aglomeraciones se generaron sin apenas planifica-ción y sin control sobre las características más bá sicasde calidad de la nueva edificación. Se fueron forman-do por la yuxtaposición ad infinitum de infra vi viendaspara la clase trabajadora, que dejaba el campo en bus-ca de oportunidades. Más allá de las condiciones de laedificación, desde el punto de vista de la organizaciónurbanística no había regulación, y no se daban las con-diciones sanitarias más básicas. Entendiendo que en elconjunto de la ciudad ese problema es una cuestióncolectiva dado el enorme riesgo de epidemias, a lo lar-go del siglo XIX en Gran Bretaña, se desarrollan diferen-tes normas que regularon tanto la vivienda obrera, co-mo la infraestructura sanitaria.

De esta forma se desarrollaron las bases de la regla-mentación urbanística de la ciudad industrial a me-diados del siglo XIX. Se centraron en la ordenaciónde «las servidumbres impuestas por las realizacionestécnicas –el ferrocarril primordialmente– y de los ser-vicios invocados por los higienistas para remediar lasdeficiencias sanitarias de las instalaciones paleoin-dustriales»(3). La racionalización de los medios paraorganizar el incremento de población, las necesida-des de transporte y nuevas redes de infraestructuraseran necesidades comunes. Pero también lo era ga-rantizar la seguridad y modernizar la imagen de nue-va ciudad burguesa. De estas soluciones, tanto téc-nico-sanitarias como económicas, estéticas o deseguridad, es consecuencia la nueva configuraciónformal, en favor una mayor regularidad en todas susdimensiones, facilitando el diseño y mejorando eldesempeño de los servicios urbanos.

Es posible hacer una doble interpretación del mode-lo. Por un lado representa un cambio frente a la ciu-dad histórica, una vez que supone una ampliaciónsin precedentes, la mejora de las condiciones sani-tarias, la dotación de nuevas infraestructuras y una ma-yor jerarquización del espacio público, sin contar conque la regularización parcelaria favorece la construc-ción de edificios más amplios y mejor ventilados. Perodentro de esta revolución se mantiene el léxico ur-bano tradicional, es decir, emplea los mismos ele-mentos urbanísticos de la ciudad tradicional, mane-jándolos de una forma más racional. En la ciudadindustrial seguimos viendo calles conformadas poralineaciones de edificios en manzanas cerradas, plazas,edificios singulares que actúan como focos, parques,etc. En palabras de López de Lucio, estas actuacio-nes «suponen la última etapa de una evolución se-cular de la ciudad, la codificación y racionalizaciónúltimas de la ciudad de manzana cerrada que vie-ne evolucionando desde la propia aparición del fe-nómeno urbano en Europa»(4).

El conjunto de actuaciones realizadas en París por elBarón Haussmann es el ejemplo más importante del

que pasa a ser modelo para diferentes ciudades eu-ropeas (5). En España el crecimiento de las grandesciudades se resolverá a través de los conocidos «En -san ches». Al contrario de lo que ocurre en Paris, los pro -yectos como los ensanches de Madrid y Barcelona,ambos aprobados en 1860, apenas actúan sobre latrama existente. Son añadidos a la ciudad histórica,pero por su extensión y por el trazado regular que po-co se parece al diseño de lo existente, son como unanueva ciudad que viene a complementar la ante-rior. Estos propondrán unas densidades menores queen la ciudad preindustrial, pero permitiendo generarun «espacio social intensamente urbano; donde elvalor de la proximidad y la posibilidad de los despla-zamientos peatonales son notas características» (6).

Posiblemente lo que mejor caracteriza a los ensancheses que mantienen, o incluso incrementan, la com-plejidad y la variedad del núcleo histórico. Lo hacenbuscando una configuración que responda racional-mente a las demandas de la sociedad industrial. Esacomplejidad tiene que ver con la variedad de usosy actividades que se implantan, ya que no son sola-mente viviendas, sino también están presente el co-mercio, equipamientos, servicios, oficinas, pequeñostalleres, etc.

Por supuesto que los ensanche también tienen proble-mas, como la carencia de zonas verdes o la excesivaocupación de las manzanas. Cierto es que algunas deestas cuestiones se hubiesen minimizado de haberseseguido fielmente las determinaciones originales de susplanificadores. Por ese motivo el estudio de los proyec-tos, tanto de José María Castro para Madrid, como deIldefonso Cerdá para Barcelona, es una gran ayuda ala hora realizar un análisis riguroso de lo finalmente eje-cutado. En este sentido es relevante el caso barcelo-nés, cuyo modelo inicialmente propuesto abordabaaspectos que hubiesen generado una ciudad no so-lamente con más espacios verdes, sino también conuna configuración edilicia más variada y poli-céntrica.Habría adelantado ideas, como la edificación abierta(eso sí, manteniendo la base de la alineación a viarioque garantiza la imagen de la calle corredor) que pos-teriormente fue defendida por la ciudad del Movi -miento Moderno (7) (ver ilustraciones1 y 2, en la pági-na siguiente).

En ambos casos la ocupación de las manzanas su-peró lo establecido en los planes originales. El incre-mento de alturas o la ocupación del patio central demanzana, consecuencias de la presión especulati-va, perjudicaron la calidad final de las viviendas y delentorno urbano. En este sentido la peor parte se lle-va Madrid, que ha permitido un mayor fondo edifi-cable y una ocupación más densa de las manza-nas, posibilitando la existencia de viviendas interiores,sin ventanas a calle o a patios de manzana amplios.

La multifuncionalidad de la trama de los Ensanchespermitió el desarrollo de una ciudad dinámica, dondelos diferentes servicios se pueden encontrar con des-plazamientos cortos y sin la dependencia de mediosde transportes motorizados. En cuanto a esto pode-

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mos encontrar diferencias entre los ejemplos. MientrasCerdá planteaba una ciudad poli-céntrica, sin fun-ciones asignadas y sin segregación social por zonaspreviamente establecida (el mercado ya se encar-garía de ello), Castro plantea la ocupación de de-terminadas actividades por áreas e indica una sepa-ración por estratos sociales. Sobre la importancia de laciudad histórica, en Madrid asume un papel de cen-tralidad, mientras en Barcelona se trata como pree-xistencia sin mayor peso específico. De todas formasno podemos, incluso en el caso de Madrid, hablar deuna zonificación funcional estricta, una vez que granparte de las actividades y servicios se encuentran dis-tribuidos. Además, las distancias entre las partes de la

ciudad siguen siendo reducidas, con que las nece-sidades de los flujos de personas se pueden resolvercon relativa facilidad.

La densidad jugó un papel fundamental en el mode-lo, aunque una pequeña reducción de la misma, taly como se pretendía en los proyetos originales, en fa-vor de una menor ocupación de las manzanas, con larecuperación de los patios ajardinados o de la reservade más zonas verdes, hubiese mejorado la calidad delentorno y de la vida de sus habitantes. La densidad fa-vorece no solamente la demanda de transporte, sinoespecialmente en la complejidad y la riqueza de la co-nexión entre personas en el espacio urbano.

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ILUSTRACIÓN 1ANTEPROYECTO DE ENSANCHE DE MADRID

FUENTE: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/10/Madrilgo_Castro_zabalgunea%2C_1861.jpg.

ILUSTRACIÓN 2PROYECTO DE ENSANCHE DE BARCELONA

FUENTE: http://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Cerd%C3%A1#mediaviewer/File:PlaCerda1859b.jpg.

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En general, la experiencia de los Ensanches en Españasignificó un avance importante de la ciudad tradicio-nal, y aunque haya aspectos mejorables, ha alcanza-do resultados aceptables. Desafortunada mente, en lu-gar de buscar soluciones a los problemas que sedetectaban, se apostó por modelos alternativos.

LA CIUDAD MODERNA

El crecimiento de las grandes ciudades europeas semantiene a principios del siglo XX y la Primera GuerraMundial agrava la situación, con el parón en la cons-trucción durante el conflicto (8) y el éxodo rural. Con elfin del mismo, urge un incremento del parque residen-cial en las grandes ciudades europeas. Diferentes ca-pitales desarrollan programas, en muchos casos bajola intervención del Estado, para la construcción de vi -viendas. Bajo este panorama aparecen las propuestasdel llamado Movimiento Moderno, maduradas entreel fin de la guerra y la crisis del 29. Para sus defenso-res, las intervenciones que se venían realizando so-bre la ciudad histórica no eran suficientes para acogerla nueva realidad técnica, motorizada e industrial. Lasociedad de la máquina debería garantizar la mejo-ría en la calidad de vida, imposible en las viejas ciuda-des colmatadas donde los automóviles y las perso-nas se mezclan peligrosamente, donde el ruido y elhumo están presentes junto a las viviendas y dondeel sol no es capaz de alcanzar a todos los hogares,abigarrados en los grandes centros urbanos.

La Ciudad Moderna debería apoyarse en los avancesya alcanzados por el desarrollo industrial, contandocon una arquitectura en relación directa con la téc-nica, la economía y la sociedad. Desde una concep-ción propia de la lógica productiva, los edificios re-sultantes deberían estar agrupados de acuerdo con susfunciones, con el fin de alcanzar en estos sectores unagestión eficiente. El conjunto de sectores, es decir, la

ciudad, debería garantizar la correcta relación de laspartes con el todo, posible gracias al desarrollo de losmedios de transporte. El carácter estrictamente racio-nal de esa propuesta metodológica descompone laciudad en «piezas» funcionales para que sean cons-truidas de forma especializada, teniendo en cuentala identificación de cuatro funciones básicas: habi-tar, trabajar, descansar (ocio) y el transporte.

La vivienda encabeza los primeros esfuerzos del Movi -miento Moderno, en su papel «como centro de laspreocupaciones urbanísticas» (9). Siguiendo la lógica ra -cionalista, la vivienda se diseña desde la optimizacióndel espacio, de la simplificación, evitando lo superfluo.Se persigue la vivienda mínima, como fórmula paraconstruir con eficiencia de medios, respondiendocon economía a la enorme demanda de alojamien-to digno.

Esas viviendas de tamaño ajustado se organizan enedificios construidos según criterios y técnicas indus-triales, el taylorismo, el uso del acero y el hormigónarmado. Para alcanzar una mayor economía era ne-cesaria la estandarización y repetición. Su disposicióndebe garantizar a las viviendas el acceso al solea-miento y al aire puro. Eso conlleva tipos edificatorioscomo los bloques de desarrollo longitudinal y pocoespesor, o las torres (aunque estas, por el elevadocoste de estructura fueron menos comunes). A su vez,estos edificios se distribuyen sobre el terreno buscan-do la mejor orientación solar, con independencia deltrazado del viario, y con una determinada distancia en-tre ellos con el fin de evitar las sombras arrojadas (verilustración 3).

Se propone una composición que independiza la ali-neación viaria de la edificación, con que desapare-ce la llamada «calle-corredor», es decir, la calle tra-dicional espacialmente definida por los planos defachadas de los edificios alineados a viario. El des-

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ILUSTRACIÓN 3DIAGRAMAS CON DISTANCIAS ÓPTIMAS ENTRE EDIFICACIÓN SEGÚN ALTURA, DE W. GROPIUS

FUENTE: http://www.ruralise.co.uk/contemporary-farmsteads-3/gropius-density-diagram-2/

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arrollo desvinculado del viario rodado genera un nue-vo espacio público situado entre los edificios. La ve-getación está presente en dicho vacío, que funcio-na como acceso peatonal, acercando la naturalezaa la vida de los habitantes de este entorno exclusi-vamente residencial, no contaminado por las chimene-as de las fábricas, y donde los automóviles tienen acce-so limitado. Para soportar este modelo de separaciónfuncional era fundamental contar con una in fraes truc -tura de transporte robusta. Es destacable la importanciaque concede una figura como Sigfried Giedion al trans-porte, y más concretamente al automóvil:

«La constitución fundamental de la ciudad contem-poránea requiere la recuperación de la libertad deesas tres cosas; del tráfico, de los peatones y de losbarrios residenciales e industriales. Esto tan sólo sepuede lograrse separándolos. (…) Hoy en día tenemosque abordar la ciudad desde un nuevo ángulo, dicta-do por la llegada del automóvil, basado en considera-ciones técnicas, y correspondiente a la visión artísticanacida en nuestra época: el espacio-tiempo» (10).

A la hora de analizar las realizaciones es importante re-conocer que se percibe en su evolución temporal uncambio de enfoque que responde no solamente a unproceso de maduración, como también a los diferen-tes enfoques de los personajes que en cada momen-to asumieron el protagonismo del movimiento.

Desde el final de la Primera Guerra Mundial observamosla relevancia de un importante grupo de arquitectosque defendían una mayor presencia en la admi nis tra -ción pública, investigando sobre cuestiones económi-cas, de construcción industrializada, en lo referente aldiseño e incluso tomando una postura política para ga-rantizar la gestión del parque residencial. Estos tuvieronla oportunidad de aplicar sus tesis gracias a la proliferaciónde administraciones de izquierdas en Centroeuropa en-tre los años 20 y principios de los 30, y el resultado es

visible en los trabajos de Ernst May y su equipo enFrankfurt, Bruno Taut en Berlín o de J.J.P. Oud en Rotterdam(ver ilustraciones 4 y 5).

Si bien esas experiencias contaron con el apoyo delas administraciones locales (algunas veces con im-portante soporte económico (11), tenían que adap-

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ILUSTRACIÓN 4BARRIO DE KIEFHOEK, ROTTERDAM. J.J.P. OUD

FUENTE: http://www.nieuws.top010.nl/kiefhoek

ILUSTRACIÓN 5PROPAGANDA EN LA CONTRA-CAPA DE LA REVISTADAS NEUE FRANKFURT. VISTAS DE LA COLONIA DE

HELLERHOF, DE MART STAM

FUENTE: http://www.nieuws.top010.nl/kiefhoek

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tarse a una realidad nada propicia a delirios utópi-cos, y contaron con presupuestos ajustados para re-solver la carencia de viviendas sociales. Esto significóla construcción de colonias de viviendas basadas en larepetición de unas unidades habitacionales reunidas enedificios lineales de hasta unas cinco plantas como má-ximo, en general situadas fuera de los núcleos consoli-dados, donde el suelo era más barato. No se asumíala complejidad de dar respuesta a otras funciones pro-pias de la ciudad, como el trabajo. De esta forma, lasnuevas colonias eran dependientes de la centralidadexistente, o sea, de la ciudad histórica.

Con la llegada de los años 30 asume el protagonis-mo la figura de Le Corbusier, que defiende un dife-

rente posicionamiento del arquitecto frente a la so-ciedad, asumiendo una postura apolítica y sin cuestio-nar el sistema socio-económico establecido (12).Durante los años entre guerras, Le Corbusier evolucio-na desde la investigación hasta un modelo de ciudadcompleto y coherente en su discurso y que respondea la demanda de una sociedad maquinista e industrial.Lo presenta por todo el mundo, como una solución ex-portable a cualquier país, en un intento de difundir susideas a través de dibujos ideales y propuestas sobre ciu-dades existentes. Su modelo de ciudad ideal consta deunos edificios de gran altura, lineales, con quiebros de 90grados (los llamados redents, ver ilustraciones 6 y 7),dispuestos a gran distancia entre ellos. Estos se levan-tan del suelo sobre pilotes, al igual que las autopistas,

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ILUSTRACIÓN 6MAQUETA DE LA CIUDAD DE 3 MILLONES DE HABITANTES. LE CORBUSIER

FUENTE: http://www.archdaily.com/411878/ad-classics-ville-radieuse-le-corbusier/

ILUSTRACIÓN 7UNA DE LAS LÁMINAS DE “VILLE RADIEUSE” EN LA QUE SE COMPARAN DIFERENTES CIUDADES CON LA MISMA ESCALA

FUENTE: Boesiger, Willy. Le Corbusier 1910-65. Pág. 316. 7ª Edición. Editorial Gustavo Gili, Barcelona (2000)

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con el fin de dejar libre el terreno. Este se convierte enun gran parque, con total libertad de movimientos pa-ra los peatones, y donde se disponen las escuelas, tea-tros, campos deportivos, etc. Para completar el conjun-to en los sectores donde se desarrolla el trabajo, grandesrascacielos de oficinas en una posición central, y conlas industrias más periféricas, también se distribuyen poresa superficie verde que todo cubre.

Defendía una ciudad de altas densidades, superio-res a los 1.100 residentes por hectárea, necesaria paraactuar como lugar de reunión e intercambio. Al mis-mo tiempo plantea una ocupación reducida, de un20%, con el fin de liberar suelo evitando repetir los ma-les de la ciudad tradicional (ilustración 7, enpáginaanterior). Ese modelo apenas se llega a realizar. Dehecho el bloque de gran altura que Gropius y LeCorbusier defienden como mejor opción por su ele-vada densidad y menor consumo de suelo, así co-mo por la posibilidad de compartir servicios comu-nes, fue muy poco frecuente durante las décadasde los 30, 40 y 50 por razones económicas y cons-tructivas (13).

En la mayor parte de las realizaciones modernas fi-nalmente llevadas a cabo, podemos encontrar unasdensidades medio-altas (entre 50 y 100 viv/Ha), quesin alcanzar los ambiciosos valores propuestos por elarquitecto franco-suizo, no es un resultado despre-ciable. Pero no es posible llegar a esa complejidadurbana que favorece la interrelación entre los habi-tantes. Como indica López de Lucio, «este tipo de re-alizaciones ejemplifica perfectamente la progresivaderiva del racionalismo urbanístico hacia la ciudad re-sidencial sin atributos urbanos, donde la apli cación me-cánica de los principios de mono-funcionalidad, orien-tación óptima y equidistancia entre bloques conducea resultados da interés cada vez menor» (14).

Otra consecuencia es que incluso después de la Se -gunda Guerra Mundial, cuando el modelo de ciudadmoderna pasa a ser referencia en diferentes partes delglobo, la construcción íntegra de ciudades según elmodelo corbuseriano apenas se lleva a cabo. En ge-neral, el urbanismo moderno fue aplicado parcialmen-te, en periferias o en reconstrucciones posteriores a laguerra, pero en mayor o menor medida con la presen-cia de pre-existencias que respetar. En un modelo queproponía la superación de la ciudad tradicional por sus-titución, la coexistencia de ambos tipos no garantizaun funcionamiento adecuado.

Los principales resultados de estas realizaciones es-trictamente residenciales, se perciben no solamenteen su entorno, sino también en la ciudad existente.Su proliferación genera una situación de doble polari-dad «zona residencial - zona administrativa/comercial/representativa», provocada por la monofuncionalidadde los nuevos barrios, y el peso de la representatividadde los viejos centros. Esa relación de interdependen-cia determina un flujo de desplazamiento periódico.Y mientras los nuevos barrios dimensionan desde susorígenes sus infraestructuras para soportar estos des-

plazamientos, la ciudad tradicional pre-existente seve obligada a transformaciones costosas para ab-sorber a la población «foránea». Esta cuestión llevaa percepciones deformadas de la realidad, siendonormal achacar a una falta de previsión los problemasde congestión del tráfico y contaminación atmosfé-rica encontrados en los Ensanches decimonónicos,cuando estos tienen «su origen en los desplazamien-tos que se generan en periferias urbanas y metropo-litanas hacia los centros, atravesándolos o circundán-dolos» (15).

La influencia del urbanismo moderno persiste en elplaneamiento actual especialmente en lo que se re-fiere a la zonificación funcional. Esta simplificación,útil en lo que se refiere a la gestión del suelo, tienecomo consecuencia las demandas en transporte yacomentadas. Además, la excesiva especializaciónde los sectores dificulta la existencia de la necesariacomplejidad urbana y la «interacción de personascon oficios y conocimientos diversos» señalada líne-as arriba.

La Ciudad-Jardín

Tradicionalmente en los manuales de historia de laArquitectura se presenta la Ciudad Jardín antes de laCiudad Moderna. Ciertamente su origen es anterior, definales del XIX, y que incluso llega a influenciar a los ar-quitectos modernos, especialmente en lo que se refie-re al deseo general de abandonar la ciudad industrialcontaminada y congestionada para emprender ca-mino hacia el encuentro con la naturaleza. Pero estambién cierto que el concepto de Ciudad-Jardín hademostrado tener más recorrido que el percibido enun primer momento. Después de la Segunda GuerraMundial recuperará protagonismo, e incluso servirá co-mo alternativa a la propia Ciudad Moderna.

El movimiento tiene sus orígenes en la tradición delas propuestas utópicas de la primera mitad de siglo XIX,en la construcción de comunidades perfectas y auto-suficientes, capaces de unir los conceptos antagó-nicos de campo y ciudad. En 1898 Ebenezer Howardpublica Tomorrow, a Peaceful Path to a Real Reform (16)describiendo el concepto de Ciudad Jardín. Howardno es técnico, con que se limita a tratar con detalle as-pectos financieros de su propuesta, presentándolocomo un proyecto realista alejado de concepcionesideológicas y utópicas. Acompaña el texto de algu-nos dibujos, que acertadamente indica como dia-gramas o esquemas, una vez que el diseño de la ciu-dad deberá ser desarrollado específicamente parauna situación concreta (ilustración 8, en página si-guiente).

La propuesta plantea unos núcleos urbanos autónomos,de densidad reducida, en el que proclama un equi-librio entre viviendas, la industria, la agricultura, los equi-pamientos y servicios urbanos, de forma a conseguirofrecer lo mejor de la ciudad y lo mejor del campo.Este equilibrio es fundamental para garantizar la estabi-lidad del núcleo como unidad autosuficiente, evitando

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dependencias típicas de los «suburbios-dormitorio» enlos que el binomio «casa-trabajo» genera el trasiegodiario de entrada y salida de las zonas residenciales.Para el funcionamiento del modelo era importante so-lucionar el que se apuntaba como uno los mayores pro-blemas de la ciudad: la especulación urbanística. Laintervención debería desarrollarse de forma unitaria porun promotor convencido del sistema, a través de unproyecto con límites definidos y evitando la alteracióndel modelo por fluctuaciones del mercado.

Como indica Leonardo Benévolo «la ciudad-jardínestará dirigida por una sociedad anónima, propieta-ria del terreno, pero no de las viviendas, de los servi-cios ni de las actividades económicas; cada cual se-rá libre de regular su vida y sus negocios como creaconveniente, sometiéndose únicamente al reglamen-to ciudadano y recibiéndolos beneficios de una con-vivencia regulada. Howard supone siempre que la nue-va ciudad debe ser autosuficiente y basarse en unequilibrio armónico entre industria y agricultura, por ellosugiere que la ciudad-jardín ocupe, con viviendas e in-dustria, una sexta parte del terreno disponible, destinan-do el resto a la agricultura y disponiéndose en torno alnúcleo urbano un cinturón de fábricas, dependientestambién de la misma autoridad» (17) (ilustración 9).

La planificación establecía tanto la ocupación del asen-tamiento como la distribución de actividades. De ahí laimportancia del control a través del reglamento ciuda-dano. En el caso de que una ciudad alcanzara su lí-mite de crecimiento, se propondría establecer otra,cerca y en comunicación con la anterior. De esta for-ma se desarrollaría un sistema de ciudades-jardín lo su-ficientemente cercanas una de otras para permitir unafácil comunicación, sin deformar la estructura de ca-da unidad. El modelo propuesto plantea ciudades-jar-dín de unos 32.000 habitantes como máximo, con al-guna ciudad de rango superior más poblada, unos50.000, formando un sistema poli-céntrico.

Howard llevó a cabo sus teorías, fundando en 1902la sociedad que da lugar a la primera Ciudad-Jardín,Letchworth, a unos 50 km al norte de Londres. Se pro-yecta con extremado detalle en la reglamentaciónque organiza de las actividades, distribución de ser-vicios e incluso control acústico, de plantaciones o detipos de vallas (18). Aunque prevista para 35.000 ha -bitantes, el desarrollo de la ciudad fue lento, a pun-to de que pasados 30 años no se había llegado ala mitad de la población estimada. En lo que se re-fiere al cinturón agrícola, no llega a ocupar la terce-ra parte de la superficie establecida, con el eviden-te desequilibrio del sistema.

Después de la Primera Guerra Mundial se realiza unnuevo intento en Welwyn, a medio camino entre Londresy Letchworth. Se propuso un cinturón agrícola toda-vía más reducido, y una población máxima de 50.000personas. Después del fracaso anterior, una de las cues-tiones a corregir es el diseño urbano, en un intentode alejarse de la estética excesivamente pintorescade Letchworth. Louis de Soissons es el arquitecto res-

ponsable del proyecto, que tampoco alcanza unaimagen más urbana. En Welwyn la operación consi-gue mejores resultados en menos tiempo, aunqueno se llega a superar la cifra de 19.000 habitanteshasta 1946, cuando el núcleo se incorpora al pro-grama de las New Towns. Pero el avance no se pue-de achacar a la aplicación de los principios previs-tos, sino por la cercanía con Londres (unos 35 km) y laexistencia de importantes líneas de comunicación, loque permitía a sus vecinos trabajar en Londres. De estaforma la aplicación de modelo se contradice, y el li-mitado éxito de la operación se basa en los aspec-tos que se pretendían evitar: la dependencia de lagran ciudad y la proliferación de los «suburbios-dor-mitorio».

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ILUSTRACIÓN 8DIAGRAMA DE CIUDAD JARDÍN SEGÚN HOWARD

FUENTE: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Garden_City_diagram.jpg

ILUSTRACIÓN 9DETALLE DEL ESQUEMA DE CIUDAD JARDÍN

FUENTE: http://arqfoodwithoutborders.blogspot.com.es/

G. ESPIGADO SILVA

New Towns

La experiencia de las Ciudades-Jardín en el Reino Unidono se agota en los intentos de Howard, sino que ma-dura durante un largo periodo. Mientras en la Europacontinental el debate urbanístico se centra en las pro-puestas del Movimiento Moderno, en las islas británicasestas aportaciones se estudian con menos entusias-mo, y sin perder de vista las contribuciones localesanteriores.

Debido a esto y a las necesidades surgidas con ell finde la Segunda Guerra Mundial, toma forma el GreaterLondon Plan, aprobado en 1944. Resumiendo, el sis-tema planteado para su aplicación territorial en elentorno de la capital británica consistía en una suce-sión de anillos concéntricos, formando 4 áreas. En el pri-mero, el inner urban ring, se preveía una reducción dela excesiva densidad, con el éxodo de 400.000 habi-tantes. Hacia el exterior, el suburban ring, ya entoncesen parte edificado, debería garantizar un incrementopoblacional nulo y una racionalización de la ordena-ción. Alrededor, el green belt ring, a modo de pulmónverde con equipamientos de ocio en los terrenos yaprotegidos por el green belt act de 1938. Y finalmen-te el outer country belt, como espacio exterior dondese preveía la construcción nuevas ciudades satélite,que serán conocidas como New Towns (ilustración 10).

Hay que esperar a 1946 para divisar los primeros avan-ces en el proyecto, que seguiría conceptualmente elmodelo de Ciudades-Jardín, desde una relación de de -pendencia con la metrópolis londinense (asumido enel momento en que llaman a los nuevos núcleos ur-banos satellite towns), estableciendo para cada nuevoasentamiento poblaciones de entre 20.000 y 60.000habitantes. A diferencia de las experiencias anteriores,se apoya sobre la administración pública para faci-litar la financiación y el área de edificación.

Podemos distinguir tres fases o generaciones de des-arrollo del proyecto. En la primera, llevada a caboentre 1946 y 1951, se construyen en los alrededoresde Londres 8 ciudades: Stevenage (1946), Harlow (1947),Crawley (1947), Hemel Hampstead (1947), Hatfield(1948), Welwyn Garden City (ampliación 1948), Basil -don (1949) y Bracknell (1949). Como característicacomún, la estructura urbana de cada ciudad estácompuesta de 3 zonas: un centro urbano, área in-dustrial y área residencial. Esta a su vez se descom-pone en diferentes unidades vecinales (neighborho-od unit), configurando una estructura de clústeres,que deberían estar dotadas de servicios primariospropios con el fin de proporcionar cierta autonomía,garantizando que los trayectos interiores no serían su-periores a 600 metros, favoreciendo así el flujo pea-tonal.

La segunda generación viene marcada por un sensi-ble freno en la financiación y una alteración concep-tual del carácter urbano. En esta fase solamente se pro-ponen dos proyectos de mayores dimensiones: Hook,en Hampshire, con una previsión de 100.000 habitantes

que no sale del papel; y New Cumbernauld, en los al-rededores de Glasgow, previsto para albergar a 70.000habitantes, que se realiza entre los años 1955 y 1967. Seresponde a la crítica formulada sobre las experienciasanteriores, incapaces construir un entorno urbano yaque en lugar de unir los conceptos de campo y ciudad,generaban una solución intermedia que afectaba alcampo sin llegar a construir ciudad. La forma encon-trada fue aumentar la densidad del área residencial, yhacer que esta se desarrollara alrededor (y a una dis-tancia controlada para garantizar los traslados a pie)de un núcleo central con mayor capacidad de atrac-ción para las actividades colectivas.

En New Cumbernauld estas premisas se siguen con elapoyo de características geográficas locales. El re-lieve sobre el que se emplaza el asentamiento con-diciona una estructura longitudinal y limita posterio-res desarrollos más allá de las previsiones iniciales. Lazona residencial se desarrolla de forma compactasin divisiones en unidades vecinales, lo que permite unamayor cohesión urbana. La propuesta de centralidadse basaba en la construcción del centro cívico, unamega-estructura articulada en la trama urbana. Estanunca alcanzó realizar el papel esperado, quizás poruna estética futurista propia de la época, no asimi-lada por los vecinos, quizás porque el modelo decentro cívico-comercial-de ocio cubierto tenga un fun-

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ILUSTRACIÓN 10ESQUEMA DEL GREATER LONDON PLAN

FUENTE: . http://www.macalester.edu/courses/geog261/EsrigWebsite/Images/fig2.jpg

DISEÑO URBANO Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

cionamiento demasiado confuso. Lo cierto es que lafalta de inversión y una situación económica local di-fícil tampoco ayudaron para evitar el fracaso de lainstalación, y de la centralidad (ilustración 11).

Las últimas propuestas se desarrollaron a partir de me-diados de los años 60, en la que las preocupacionescentrales ya no son las presentes en el inicio del pro-yecto. «Además del énfasis que se pone sobre los siste-mas de transporte, las new towns de tercera genera-ción –entre las que sobresalen Runcorn (1964-1965) yMilton Keynes (1968-1971)– se distinguen por nuevasorientaciones metodológicas. Piénsese en la idea deplan-proceso, de participación de los ciudadanos enlas opciones estratégicas, de proyectación flexible yotras similares, que desde entonces han entrado a for-mar parte de la terminología corriente» (19).

A diferencia de New Cumbernauld, se vuelve a con-fiar en un modelo fragmentado y disperso, agrupa-do en diferentes unidades vecinales de baja densi-dad dotadas de servicios básicos. Se vinculan a ungran centro cívico a través de un sistema viario quediscrimina el tráfico peatonal del motorizado. Todoello generando nuevos núcleos para ocupacionesque deberían alcanzar, por ejemplo, los 250.000 ha-bitantes en el caso de Milton Keynes. La intervenciónde la administración pública se reduce en gran me-dida, de forma que parte importante del desarrollo sedebe a la iniciativa privada. En Milton Keynes esa pe-culiaridad se percibe en la ordenación de la centra-lidad, definida a modo de una cuadricula homogé-nea, el quadrillage, con manzanas regulares de unkilómetro de lado, lo que facilita la gestión de las par-celas resultantes. El inconveniente surge de la exce-siva libertad compositiva en la ocupación de lasmanzanas, incapaz de configurar un espacio urba-no coherente. Aunque la trama en cuadrícula pue-

de recordar experiencias decimonónicas, con las ave-nidas principales arboladas a modo de bulevar, las dis-tancias entre alineaciones y la heterogeneidad arqui-tectónica impiden construir un conjunto reconocible.Dicha diversidad no es exclusiva de las manzanas cen-trales, ya que se percibe también entre las unidadesvecinales, lo que aumenta la sensación de composi-ción por unión de elementos distintos (ilustración 12).

La experiencia de las new towns en el Reino Unido,aunque no del todo exitosa, tuvo mucha repercusiónexterior. Las relaciones más directas las podemos en-contrar en propuestas escandinavas y francesas, aun-

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ILUSTRACIÓN 11ANUNCIO DE NEW CUMBERNAULD

FUENTE: http://pavsargonauta.files.wordpress.com/2012/08/vistas.jpg

ILUSTRACIÓN 12PROYECTO DE CENTRO URBANO DE MILTON

KEYNES, SEGÚN HELMUT JACOBY

FUENTE: http://www.mkgallery.org/news/article/2012_01_24/mk_45/

G. ESPIGADO SILVA

que la adaptación a características propias del lugary la situación las separan del concepto original. En elcaso de las villes nouvelles, la apuesta en ocupacio-nes y densidades más altas permitió la generación deun entorno claramente urbano. De las experiencias es-candinavas merece mención las suecas, donde la si-tuación política con el surgir de una socialdemocraciadispuesta a establecer un estado de bienestar combi-nado con una política socialmente progresista, se su-ma a la aportación de técnicos de señalada calidaddirigidos por el arquitecto Sven Markelius. El resultadofue una acertada integración entre política económicay urbanística, un equilibrio adecuado en la descentra-lización de los núcleos y una calidad arquitectónicasuperior.

En el caso del modelo de Cuidad-Jardín es difícil ha-cer una crítica unitaria, una vez que como hemos vis-to, el desarrollo de la idea a lo largo del tiempo y endiferentes entornos permite diferentes lecturas. Es evi-dente que el añorado equilibrio campo-ciudad perse-guido por Howard apenas se alcanzó. Posiblemente lomás interesante de la experiencia haya sido constatarque la mejor solución para un modelo que pretendíarenegar de la ciudad, era justamente compactar yampliar su estructura hasta una imagen más urbana.

MOMENTO ACTUAL

Las anteriores son las teorías que más han influencia-do el urbanismo de los últimos 50 años, y de hechovemos aspectos característicos de estas en partes delas ciudades actuales, con mayor o menor adaptacióna la realidad local. Los debates vigentes han supera-do a los modelos entendidos como dogma, posibili-tando el análisis de aspectos parciales, como la discu-sión entre ciudad geométrica versus ciudad orgánica,ciudad compacta versus ciudad dispersa, ciudad cen-tralizada versus ciudad descentralizada…

Estos tienen la ventaja de permitir el análisis de carac-terísticas concretas, sin la necesidad de asumir todaslas proposiciones del modelo y admitiendo su aplica-ción bajo diferentes escenarios, lo que nos lleva a laposibilidad de generar modelos mixtos. También facilitaponer sobre la mesa de estudio experiencias anterioresdifíciles de catalogar ya que no generaron un modelo,pero que lograron resultados positivos, como es el casodel Plan de Ámsterdam Sur de H.P.Berlage, o los proyec-tos de Peter Behrens en Viena, por citar solamente dosejemplos.

Gracias a ello disponemos en la actualidad de grancantidad de información teórica y práctica, lo quedebería animar a los profesionales relacionados conla disciplina urbanística (20)a seguir desarrollando es-trategias para mejorar el comportamiento de nues-tras ciudades. Pero se percibe una generalizada fal-ta de esperanza por parte de estos profesionalessobre la importancia de su papel y el de la discipli-na. Si bien personajes como Cerdá, Le Corbusier oHoward creyeron en la posibilidad de cambiar la so-ciedad desde sus propuestas urbanas, la misma es-

peranza no se comparte en la actualidad, limitandoel Urbanismo a un ejercicio excesivamente pragmá-tico de gestión administrativa de desarrollos inmobi-liarios y de infraestructuras. Probablemente esta situa-ción de apatía se deba a la falta de aciertos rotundosen las experiencias anteriores más relevantes, llevan-do a la creencia de que no hay una solución válida.

En este sentido las preocupaciones actuales acerca delconsumo energético, el cambio climático o el agota-miento de recursos naturales son responsables por unnuevo impulso, animando al desarrollo de nuevas es-trategias. Desde las experiencias previas y sus resulta-dos, y la determinación de nuevos condicionantes an-tes despreciados podemos encontrar en la actualidaddiferentes tesis que, sin llegar a plantear modelos con-cretos son capaces de presentar nuevas propuestaspara las ciudades del presente y del futuro. En los mo-delos antes descritos no se percibe preocupación enlo que se refiere la gestión eficiente de la energía oel control del consumo de recursos naturales, aunqueen cualquier caso su propia configuración condicio-na una forma diferente de actuar sobre estas cues-tiones.

En el caso de las realizaciones decimonónicas debe-mos entender que se emplazan en una sociedad don-de los avances técnicos e industriales inducen la trans-formación de la misma, pero al no haberse difundidopor los diferentes estratos sociales no se genera unadependencia de dichos avances. El diseño de la ciu-dad se adapta a la aparición de las máquinas, pe-ro permite el funcionamiento sin estas. Las distanciasse pueden recorrer andando, y las alturas de los edi-ficios se pueden salvar sin ascensores. La alta densi-dad permite la cercanía de las diferentes activida-des y la industria convive con los talleres artesanos.El problema aparece con la necesidad de adaptaresa configuración con demandas de tráfico motori-zado más intensos, para los que no está pensada.

La Ciudad Moderna establece un discurso distinto, yaque aboga por generalizar los avances conseguidosy basar en su utilización la nueva configuración. Aunquedenúncia como peligrosa la invasión del automóvilo la contaminación, no plantea evitarlos, simplemen-te ordenarlos. Para garantizar una ciudad libre de humoy ruido, con acceso al sol, el aire libre y naturaleza esnecesario apoyarse en la industria y en el automóvil.La cultura moderna era racional y maquinista, y la feen la máquina como solución a todos los problemasal final se ha transformado en dependencia. Si en pe-riodos anteriores los asentamientos se adaptaban a lascondiciones existentes, a través de su configuracióno por el diseño de sus edificios, la sociedad modernaentendía que dicha adaptación no era necesariagracias al uso de la tecnología, con que las ciudadesy los edificios podrían ser iguales con independenciade condicionantes locales.

A su vez la Ciudad-Jardín plantea un modelo dondela relación con la energía es más ambígua. Aunqueel resultado de las experiencias nos lleva a la depen-

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DISEÑO URBANO Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

dencia del centro histórico incrementando su con-gestión y un modelo disperso con baja densidad ygran consumo de suelo, inicialmente defendía la au-tosuficiencia de los nuevos nucleos urbanos, con unaconfiguración más equilibrada.

Partiendo del concepto de Ciudad-Jardín, entre losaños 1980 y 1990 se desarrolló el New Urbanism, quepretendía actuar sobre algunos aspectos no supera-dos, como la reducción del tráfico motorizado, la dis-persión urbana o la imagen urbana del asentamien-to, así como la recuperación de los valores propios dela ciudad histórica europea, que serviría como ejemplode un entorno compacto, diverso y con la compleji-dad urbana buscada, a la que aportar los servicios pro-pios de nuestro tiempo. La propuesta incidía en un es-merado cuidado del entorno construido, y la valoraciónde una arquitectura adaptada al entorno, la preserva-ción del patrimonio histórico, la conservación de laenergía y la accesibilidad (ilustración 13).

Las críticas a esta teoría van desde la excesiva regu-lación del conjunto, que se aproxima a una obra dearquitectura urbana, a los planteamientos excesiva-mente estilísticos. La realización de algunos proyec-tos, como Seaside y Celebration (ambas en Florida)dejaron patente su desarrollo como nuevos subur-bios, con la consideración añadida de que el excesode control, ya no solamente estilístico como tambiénsocial, ha generado unos resultados elitistas que re-niegan de la diversidad proclamada originalmente.

En el caso del Landscape Urbanism, se propone quela organización del entorno urbano no esté basadodesde el protagonismo de los edificios, sino en el pai-saje urbano, entendiendo este de forma global e in-tegradora, tanto natural como artificial, respetandolos procesos de crecimiento naturales. Y una vez másel movimiento pendular de las propuestas urbanasnos llevan a estrategias menos compactas, menosdensas y más dispersas.

En gran medida lo que se evidencia es la imposibili-dad de desarrollar modelos exportables de aplicacióngeneralizada. La necesidad de adaptar cualquier pro-puesta a una realidad concreta y propia de una loca-lización (tanto desde el punto de vista orográfico, cli-mático como también cultural, social y económico) nosrevela la inviabilidad de proponer «recetas», siendo másútil plantear principios o criterios de aplicación adap-tables según la realidad en cuestión.

Ahí encontramos aportaciones acerca de un urba-nismo bioclimático, o de urbanismo ecológico. Tratande alcanzar un equilibrio entre la necesidad socialde construir y mantener nuestras ciudades, y la de-manda cada vez más aceptada de que dicha rea-lidad no debe acentuar la destrucción del entornonatural, el consumo descontrolado de recursos na-turales o el cambio climático. Y para ello proponeentender la ciudad como un ecosistema.

«Un ecosistema es un entramado de relaciones en-tre seres vivos y elementos inertes que forma un con-junto cuya complejidad es superior a la mera sumade sus partes» (21). La aplicación de esa terminologíaaplicada sobre la ciudad deja al descubierto justa-mente la cuestión de la gestión del consumo energé-tico y del flujo de materia. «Un ecosistema cualquieradel planeta se puede describir por los flujos de ma-teria y energía que discurren por él. La materia circulapor los seres vivos y el medio formando un círculo ce-rrado (renovándose continuamente de forma cíclica).En cambio, la energía, en aplicación del segundo prin-cipio de la termodinámica, lo hace en forma de flu-jo que se degrada. Los seres vivos necesitan degra-dar energía y materiales para mantenerse vivos, y laúnica manera de regenerar esta energía entrópicaen los sistemas abiertos terrestres es la utilización dela energía del sol, que, fijada a través de la fotosin-tesis, es utilizada despues por otros seres vivos en lacadena alimenticia» (22).

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ILUSTRACIÓN 13VISTA DE SEASIDE, FLORIDA

FUENTE: http://i0.wp.com/www.nestofposies-blog.com/wp-content/uploads/2013/06/seaside.jpg

G. ESPIGADO SILVA

Los consumos de materia demandados por la ciu-dad actual no se gestionan de forma cíclica, sinoque establecen un sistema lineal (no cerrado) y quegeneralmente tiene un extremo en una parte del pla-neta, desde donde adquirimos las materias primas ylos productos necesarios, y otro extremo en los verte-deros donde terminan sus residuos. En lo que se re-fiere a la energía, al consumo masivo en el entorno ur-bano como consecuencia de sistemas poco eficienteshay que sumar que el funcionamiento de la cuidadse basa en el uso de energías secundarias, como laelectricidad, los derivados del petroleo o el gas, ori-ginarios de recursos naturales finitos (23) y no en ener-gías primarias renovables.

La intención de estudiar la ciudad como ecosistemano parte de un postura naïf, sino por la posibilidad in-cluir toda la complejidad de la realidad urbana. «Porejemplo, para establecer qué limitaciones se impon-drán al tráfico y al estacionamiento de los vehiculos;dónde se situará la actividad productiva; qué com-bustibles se pueden usar para las calefacciones; quéservicios colectivos se potenciarán; qué tasas debenpagar los usuarios; cómo disminuir los costes de man-tenimiento, etc. La solución ecosistémica parece laúnica válida ante problemas complejos y sus inter-aciones en la ciudad actual» (24).

Se reconoce un constante intercambio de materia yenergía con el entorno natural, denominado «meta-bolismo urbano», y podemos determinar diferentes ci-clos del ecosistema urbano sobre los que actuar pa-ra recuperar el necesario equilibrio entre la ciudad yel medio. Estos ciclos serían el atmoférico, el hidroló-

gico, el de materia orgánica y residuos y el energé-tico. El control sobre estos, aplicando medidas queconfluyen en una vinculación entre las demandas ur-banas y la capacidad del entorno natural de sumi-nistrarnos inputs y de absorber outputs son posibles sianalizadas de forma global, desde acciones políti-co-administrativas, ingenieriles o arquitectónicas.

Aunque la aplicación tiene intenciones integrado-ras,es decir, de incorporar diferentes aspectos com-ponentes de la complejidad de la ciudad en un mo-delo de estudio (25), se echa en falta el tratamientodesde el punto de vista cultural. Sería un error enten-der la ciudad solamente como ámbito donde se pro-ducen intercambios de energía y materia (esa sim-plificación no se acepta incluso por parte de losecólogos). La ciudad es también una construccióncultural, emocional y estética. Volviendo una vez másatrás, sería repetir la simplificación de las cuatro fun-ciones básicas de la Ciudad Moderna, o la ilusión depoder generar un entorno atractivo construyendodesde cero un nucleo teoricamente equilibrado.

CONCLUSIÓN

Para poder comprender el funcionamiento de unaciudad nos dedicamos a su análisis. El análisis, eti-mológicamente, parte de la necesidad de separarel elemento en partes con el fin de, a través del en-tendimiento de las mismas, comprender el conjun-to. Como forma de estudio la estrategia es acepta-ble. Pero existe un problema cuando se invierte elprocedimiento: se trata de construir una realidad des-

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ILUSTRACIÓN 14EL MODELO DE CIUDAD MEDITERRÁNEA COMPACTA Y DIVERSA, SEGÚN SALVADOR RUEDA

FUENTE: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n32/i2asrue.html

DISEÑO URBANO Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

de sus partes, y se olvida o no se considera alguna delas mismas.

La simplificación de la cuidad ha sido una constan-te a lo largo de la historia. Se ha dado en los modelospresentados aquí, se da en la actualidad, en la prác-tica profesional del urbanismo o en la definición in-completa de «Ciudad Inteligente». Creemos que esfundamental un cambio de perspectiva, con el fin deevitar caer en errores pasados.

El reconocimiento de la ciudad como un ecosiste-ma artificial es una aproximación interesante. Y la in-corporación de parametros culturales es algo que seviene desarrollando, por ejemplo en las aportacio-nes de Salvador Rueda, proponiendo por ejemplouna relación directa entre la eficiencia del sistemaurbano, el consumo de energía y la complejidad ur-bana entendida desde las actividades realizadas enla ciudad. Sus ideas son en la actualidad una guíavaliosa para seguir ahondando en la búsqueda deuna iteración equilibrada entre los diferentes compo-nentes de la realidad urbana (ilustración 14, en pá-gina anterior).

Por suerte, no solamente contamos con un bagajecultural urbano extenso, como también con los me-dios técnicos y tecnológicos capaces de lidiar conla ingente cantidad de información que se necesitaprocesar para comprender el funcionamiento del sis-tema. Además disponemos de la oportunidad únicade establecer las directrices para esta construcciónsin la presión de sectores especuladores. Solo nos fal-ta más voluntad política y una mayor demanda so-cial. Esperamos conseguirlas.

NOTAS

[1] Smart Cities. http://paisdigital.org/smart-cities/[2] Terradas, Jaume: Ecología Urbana, Rubes Editorial, Barcelona.

2001[3] Benevolo, Leonardo: Historia de la Arquitectura Moderna,

Gustavo Gili. Barcelona (2007)[4] López de Lucio, Ramón: Vivienda Colectiva. Espacio Público

y Ciudad. Evolución y crisis en el diseño de tejidos residen-ciales 1860-2010. Nobuko. Buenos Aires (2013)

[5] Benevolo, Leonardo: Historia de la Arquitectura Moderna,Gustavo Gili. Barcelona (2007)

[6] López de Lucio, Ramón: Vivienda Colectiva. Espacio Públicoy Ciudad. Evolución y crisis en el diseño de tejidos residen-ciales 1860-2010. Nobuko. Buenos Aires, 2013.

[7] De acuerdo con algunos autores, también nosotros duda-mos del éxito del Ensanche de Barcelona si la ocupaciónde las manzanas se hubiese limitado a 2 de sus lados, co-mo se definía en el proyecto inicial, dada la falta de deter-minación del límite del espacio público resultante, y de lagestión no definida de los espacios no edificados. Sobre laopinión del propio Cerdá sobre las manzanas cerradas oabiertas, ver Sabaté, Joaquin, «Los primeros constructores ola fortuna del Eixample», publicado en la revista Barcelona:Metropolis, nº 76 Otoño de 2009.

{8] La destrucción solamente afecta de forma importante aFrancia, donde se pierden alrededor de 350.000 de vivien-das, según Benevolo Leonardo: Historia de la ArquitecturaModerna, Gustavo Gili. Barcelona (2007).

[9] Extracto de la traducción de la Carta de Atenas, publicadoen: Benevolo Leonardo: Historia de la Arquitectura Moderna,Gustavo Gili. Barcelona (2007)

[10] Giedion, Sigfrie: Espacio, Tiempo y Arquitectura. EditorialReverté Barcelona, Edición definitiva (2009)

[11] Para más información, ver Van Der Woulde, Auke: La vivien-da Popular en el Movimiento Moderno. Publicado en Cua der -no de notas nº 7, Departamento de Composición Arquitectó -nica de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. 1999.

[12] Ciucci, Giorgio. Citado en: Mumford, Eric. The CIAM Discourseon Urbanism, 1928-1960. The MIT Press. 2000. pág.19

[13] López de Lucio, Ramón: Vivienda Colectiva. Espacio Públicoy Ciudad. Evolución y crisis en el diseño de tejidos residen-ciales 1860-2010. Nobuko. Buenos Aires, 2013.

[14] Idem.[15] Idem.[16] Se reedita en 1902 con el título Garden Cities of Tomorrow[17] Benevolo, Leonardo: Historia de la Arquitectura Moderna,

Gustavo Gili. Barcelona, 2007.[18] Idem.[19] Gravagnuolo, B.: Historia del Urbanismo en Europa 1975-

1960. Ediciones Akal. Tres Cantos – Madrid (1998)[20] Aunque desde un punto de vista personal y profesional es-

toy convencido de que el arquitecto es, por lo menos enEspaña, el profesional más indicado para coordinar esa la-bor. No hay dudas de que el carácter multidisciplinar delUrbanismo requiere la aportación de diferentes puntos devista, ya no solo de los arquitectos e ingenieros de caminosque tradicionalmente han desarrollado esta actividad, sinotambién de otros campos, como los biólogos, ingenieros detelecomunicaciones, sociólogos, por ejemplo.

[21] Higueras, Ester: Urbanismo Bioclimático, Gustavo Gili, Barcelona,2006.

[22] Higueras, Ester: Urbanismo Bioclimático, Gustavo Gili, Barcelona,2006.

[23] Para no entrar en debates acerca de la limitación de recur-sos como el petróleo, digamos que entendemos que sonfinitos no porque ya no existan en el planeta, sino por la ele-vada dificultad técnica y coste económico de emprendernuevas explotaciones, una vez que las fuentes de fácil ac-ceso empiezan a escasear.

[24] Higueras, Ester: Urbanismo Bioclimático, Gustavo Gili, Barcelona,2006.

[25] No confundir con un modelo de ciudad, como estructuracuyo aspecto físico sea repetible. Aquí se trata de un mo-delo de estructura conceptual que puede dar lugar a rea-lidades físicas diversas.

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