DistopiaEducacionposmoderna

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Autor: Gerardo Delgado. Abstract: El actual trabajo escrito pertenece a un alumno de la Licenciatura en Ciencias de La Educación cursando el último semestre y la asignatura de Futurología de la Educación. El escrito puede definirse como una invitación a incluir las bondades de la corriente posmoderna en nuestras escuelas sin por ello describirse a sí misma como escuela posmoderna. Retoma elementos de las explicaciones de posmodernidad según Jean-François Lyotard y las vincula con elementos de la educación actual, especialmente por aportaciones ideológicas de Illich y Reimer. El trabajo es una distopía en forma de díptico y pretende dar luces al lector respecto a su postura en torno a sus ideas de posmodernidad educativa y sus aplicaciones en la escuela. El primer apartado es titulado la falsedad y el espejismo de la escuela posmoderna y en un segundo apartado se explica la virtud y aportación del posmodernismo en la educación.

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Licenciatura en Ciencias de la Educación

Futurología Educativa

8vo Semestre

Mtra. Nancy Zambrano

Educación y

posmodernidad

Gerardo Delgado Dávila

Monterrey N.L. a 6 de Junio de 20091

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Índice

Educacón y posmodernidad

1. Introducción.................................................................2

2. La Falsedad y el espejismo de la escuela posmoderna.........................................................................................2

3. Virtud y aportaciones de lo posmoderno en sentido educativo.........................................................................4

4. Conclusión...................................................................6

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1. IntroducciónExisten variadas posturas para relacionarse con el término posmodernidad, sin embargo al referirnos a la relación posmodernidad-educación existen quienes muestran recelo a siquiera pensar que su modelo de enseñanza se encuentre por así decirlo “diluido” o “afectado” por tendencias de incredulidad y anomía con respecto a las instituciones sociales; mucho más en lo que si el punto de vista se refiere a la escuela y el estado-nación o en su relación con el rigor “científico”. Pero la posmodernidad tiene dentro de su gracia elementos que son vislumbrados en los actuales sistemas de enseñanza y que sin embargo pocos se deciden descubrirlos en las practicas o hacerlos públicos en el discurso.

El actual trabajo escrito pertenece a alumnos de la Licenciatura en Ciencias de La Educación cursando el último semestre y la asignatura de Futurología de la Educación. El escrito puede definirse como una invitación a incluir las bondades de la corriente posmoderna en nuestras escuelas sin por ello describirse a sí misma como escuela posmoderna. Retoma elementos de las explicaciones de posmodernidad según Jean-François Lyotard y las vincula con elementos de la educación actual, especialmente por aportaciones ideológicas de Illich y Reimer. El trabajo es una distopía en forma de díptico y pretende dar luces al lector respecto a su postura en torno a sus ideas de posmodernidad educativa y sus aplicaciones en la escuela. El primer apartado es titulado la falsedad y el espejismo de la escuela posmoderna y en un segundo apartado se explica la virtud y aportación del posmodernismo en la educación.

2. La Falsedad y el espejismo de la escuela posmoderna

Podría pensarse que en la actualidad la escuela ha sido afectada por la corriente

posmoderna. Hablar de posmodernismo implica vericuetos incluso en su definición1,

pero existen algunos puntos generales que pueden hablarnos de que el

posmodernismo realmente ha afectado la historia, la cultura y sobre todo a la escuela.

Así, hablar de una escuela posmoderna es entrar en terrenos de definición y debate.

Lyotard (2001) expone que la posmodernidad pertenece a una etapa de

reinterpretación de la realidad desde su tesis de la caída de los metarrelatos. Es decir,

el ¿cómo puede hablarse de la racionalidad como virtud si conocemos la bomba

1 Una de las bases de lo posmoderno consiste precisamente en la diversidad y la inconmensurabilidad, en la imposibilidad de uniformización de las definiciones y sistemas de pensamiento.

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atómica? ¿cómo hablar de las maravillas de la ciencia si hemos descubierto también

los accidentes nucleares como el de Chernobil? la pureza de los estados y los

nacionalismos, el amor a la raza, si recordamos tantos genocidios.

Desde una visión crítica, la posmodernidad no resultaría una superación a la

modernidad como una reinterpetación crítica de los alcances de las posturas de

progreso líneal y ponderación suma del occidentalismo etnocéntrico. Según Espinosa

(2006) en ética en la encrucijada, la posmodernidad parecería más bien un estadío

entre una modernidad sólida y una etapa que entrevera diversidad de acoplamiento de

los esquemas modernos2

Expresarse en términos de posmodernidad implicaría estar pasado de moda,

identificarse con corrientes que se anclan a la época de la cultura hippie, el movimiento

beat y las luchas estudiantiles de finales de los 60.3 Implicaría identificarse con una

postura que dejo de existir de manera pura hace ya más de dos décadas.

Gilles Lipovetsky en tiempos hipermodernos (2006) define la actual época como una

tendencia a los “hiper” especialmente ésta se puntualiza en una sociedad de consumo

basada en el individualismo. El indiviuidualismo contemporáneo entonces identifica al

ser humano como ser de consumo y para el consumo. De modo que la era

hipermoderna da lugar a la burocracia, la disciplina y la esclavitud de las

neoinstituciones más mercantiles que públicas. La paradoja de la época posmoderna

es que pondera el individualismo pero crea también un sistema más dependiente. El

individuo es hiperestimulado, busca la satisfacción en el consumo, y la tendencia en el

consumo se visulmbra en un cambio de consumismo material al consumismo

experiencial. Estas situaciones definitivamente reconceptualizan la manera de ver la

escuela y del papel que esta tiene en una sociedad futura, Incluso reconceptualizan el

papel del ser humano como consumidor y bien de consumo.

“La cultura posmoderna es la cultura del archipelago. Nada es homogéneo. Es el triunfo

de la heterogeneidad” (Colom y Melich, 1995, p. 53) La posmodernidad inventa nuevos 2 Para Bauman esto podría referirse como modernidad líquida, conviene remitirse a la obra homónima (

3 Colom y Melich (1995) explican cada uno de estos movimientos en el capitulo 1 de su obra Después de la modernidad, Nuevas filosofías de la educación posmoderna.

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valores, pero todos ellos andan huérfanos de fundamento. Lo que realmente propone

la pedagogía posmoderna, si es que se pudiese hablar de alguna es una

contraeducación. Como diría Jameson citado por Colom y Melich (2006, p. 53)

“Lo que fascina al posmodernismo es precisamente el paisaje

“degradado”, feísta. kitsch, de series televisivas y cultura de Reader’s

Digest, de la publicidad y los moteles, del “último pase” y de las películas

[…] la bibliografía popular, la novela fantástica o de ficción científica,

materiales que ya no se limitan a “citar” simplemente”

3. Virtud y aportaciones de lo posmoderno en sentido educativo

Decíamos con anterioridad que la educación de escuela se entiende como

institucionalización y si posmoderno es enemigo del último entonces no podemos

hablar de una escuela posmoderna, a lo más de una educación con tendencias

contraeducativas. Existen citaciones a escuelas proclamadas como “posmodernas”;

estás asimilan aspectos del comunismo en lo que respecta a la resistencia y la

capacidad crítica, la resistencia hippie en el sentido del retorno a la naturaleza, el

pacifismo, la liberación sexual y la búsqueda de un nuevo sistema económico.

Un caso identificado es el de la escuela de Blat en Ibiza, documentada por Colom y

Melich (1995) en Nuevas filosofías de la educación; ésta se fundamenta en las

experiencia de Sumerhill y se asienta en principios de igualdad absoluta entre

personas, el desarrollo máximo de la creatividad, la etnodiversidad, una educación

sexual fundada en la libertad y el conocimiento mutuo entre sexos, una conciencia

política asentada en valores como el pacifismo, la libertad y la antiautoridad.

Si quisiera hablarse de una educación posmoderna habría que pensar desde luego en

términos de contraculturalidad. La posmodernidad es un movimiento contrainstitucional

por lo que tal educación se parecería mucho a lo que Illich ya planteaba con su

propuesta de desescolarización, específicamente en su obra “La sociedad

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desescolarizada” o bien a la denuncia de Reimer en “La escuela ha muerto, alternativas

en materia de educación.” Para ambos autores el problema de la escuela reside en la

consolidación de un mundo tecnocrático formador de enajenados.

“Illich y Reimer postulan un retorno a la responsabilidad y la iniciativa

personal en la educación, denunciado la coacción que supone la

obligatoriedad de la enseñanza […] pues favorece la alienación, la

burocracia y la represión” (Tort, 2001)

Si entendemos ésto como una inspiración posmoderna sobre la educación entonces

lógicamente acuñaríamos algunas de las propuestas de una educación que

prescinde de la escuela. Brevemente recordamos algunas de estas propuestas (Tort,

2001):

1. Lugares para la adquisición de conocimiento como industrias, museos, granjas, salas de

exposiciones.

2. Redes de comunicaciones para poner en contacto necesidades y afinidades de las personas

de las que se puede aprender utilizando para este fin espacios públicos.

3. Una base de datos con personas y entidades que ofrecen propuestas y habilidades

especificas para compartir.

4. Servicios de referencia respecto a educadores independientes que como profesionales se

postulan como educadores para aprendizajes específicos.

Ciertamente algunas de estas propuestas ya se tienen presentes en nuestras escuelas,

o en nuestros hábitos de escolarización, no obstante un posmodernismo puro

prescinde por sí mismo de todo lo que signifique uniformidad, solidez, norma, y

formalidad. El caso más claro de esta situación lo plantea Lyotard (1984) en “La

condición posmoderna”. Al explicitar el sentido de lo “performativo” deja claro como las

actuales epistemologías han sido transformadas de los fundamentos de legitimización

cartesiano-kantiana y han empezado a vislumbrar el conocimiento valido por el uso que

puede hacerse de él; no tanto de quien o de que proviene.

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4. Conclusión

Es imposible admitir el que nuestras escuelas sean posmodernas, cualquiera

que sea el caso. No existe la “escuela posmoderna” en el más puro de los sentidos, el

enunciado por sí mismo resulta una antinomia. Más bien habremos de admitir que la

corriente posmoderna mantiene elementos que pueden mejorar la manera de dirigir el

acceso al conocimiento y la manera en que educamos. Pues al mostrarnos que la

incertidumbre es un elemento que caracteriza nuestra realidad permite adquirir

componentes para la búsqueda de certezas y el acceso/abordaje de nuevos

conocimientos y estilos de enseñar.4

Pensar en la posmodernidad como una corriente actual que enriquece nuestras

escuelas, puede suponer el paso a una educación más solida pero a la vez mucho más

conectada con la vida, útil y pertinente en lo que se supone los métodos de

legitimización de los esquemas de formación y como una nueva tendencia que aporta

elementos y aparta algunos para discurrirlos como marginales. Una adecuación

inteligente de las contribuciones posmodernas en la escuela puede mantenerla vigente,

cercana y comprensible a la realidad extra-aulas además de ser una necesidad para

los esquemas mentales de los estudiantes, que en definitiva no son educados sólo en

la escuela, y que en muchas ocasiones mantienen a la escuela en una jerarquía menor

por ubicarla como desconectada, ensimismada e inútil por su inaplicabilidad.

4 Podrían por ejemplo ahondarse en las relaciones de la paralogía y la performatividad como medio para el mejoramiento de las escuelas, la relación con el error y su utilidad para la construcción de nuevos estilos para aprender y relacionarse con lo real.

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Bibliografía

Colom J. et Mèlich J. (1994). Después de la modernidad. Nuevas filosofías de la

educación, Paidos, Barcelona, pp. 294.

Bauman Z. (1999) Modernidad Líquida FCE. Disponible en web:

http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T14_Docu1_Lamoderni dadliquida_Bauman.pdf.

Recuperado el 29 de Marzo de 2009.

Lyotard, J. (2001). La Posmodernidad (Explicada a los niños). España: GEDISA.

Lyotard, J. (1984). La condición posmoderna. España: Catedra.

Tort, A. (2001). Ivan Illich: la desescolarizacion o la educación sin escuela. en J. Trilla,

El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI (pp. 271-296). España:

GRAO.

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