Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la...

4
Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 - ISSN: 2346-9153 ESTE MES Por Lito Palese ▶ República de Tucumán José María Rosa, conspicuo exponente del revisionismo histórico, en su dilatada y diversificada actividad –que in- cluyó los ámbitos de la política y de la cátedra universita- ria–, escribió numerosos libros. En una de las obras que probablemente menos se asocian con la imagen pública del historiador –“Del Municipio In- diano a la Provincia Argentina (1580-1852)”–, recordó en la página 149 de la edición de 1974 (de Buenos Aires), que tres convencionales del “Congreso Constituyente de la República de Tucumán” –convocado por el entonces gobernador Berna- bé Aráoz– sancionaron una Constitución que promulgaron el 24 de septiembre de 1820, cuyo Preámbulo, estableció: “La Provincia de Tucumán … se declara por su Representación legítima una República libre e independiente, unida sí con las demás que componen la Nación Americana …”. En esa fecha –cuya elección pudo no ser casual– se cum- plía un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán, tras- cendente hito en el proceso de Independencia, en la que en 1812 las fuerzas realistas encabezadas por Pío Tristán fueron derrotadas por el Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano, prócer que dio motivo para la publica- ción de numerosos libros (entre los más recientes: el ensayo Belgrano. Artífice de la Nación, soldado de la libertad”, de Miguel Ángel De Marco; la novela “Amores prohibidos. Las relaciones secretas de Manuel Belgrano”, de Florencia Canale). ▶ Gente de Ramos Mejía El lugar fue parte de la inmensidad que se presentaba ante los ojos del viajero que dejaba atrás las últimas casas de la ciudad de Buenos Aires, en dirección al oeste. Luego, si bien era ya conocido, comenzó a ser clara refe- rencia cuando recibió al ferrocarril que, después de haber recorrido el primer tramo –desde la actual Plaza Lavalle has- ta Floresta– con la tracción de la legendaria locomotora La Porteña, continuó su marcha siguiendo el sendero del sol. Florecieron entonces las quintas como la “… de la calle Gaona …” –que habían alquilado amueblada–, a la que aludió Jorge Luis Borges en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, uno de los cuentos de Ficciones (“quizás el libro más reconoci-

Transcript of Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la...

Page 1: Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la que chicos como Tucho, Lila y tantos como ellos percibieron cómo iba quedando en

Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 - ISSN: 2346-9153

ESTE MES Por Lito Palese

▶ República de Tucumán

José María Rosa, conspicuo exponente del revisionismo histórico, en su dilatada y diversificada actividad –que in-cluyó los ámbitos de la política y de la cátedra universita-ria–, escribió numerosos libros.

En una de las obras que probablemente menos se asocian con la imagen pública del historiador –“Del Municipio In-diano a la Provincia Argentina (1580-1852)”–, recordó en la página 149 de la edición de 1974 (de Buenos Aires), que tres convencionales del “Congreso Constituyente de la República de Tucumán” –convocado por el entonces gobernador Berna-bé Aráoz– sancionaron una Constitución que promulgaron el 24 de septiembre de 1820, cuyo Preámbulo, estableció: “La Provincia de Tucumán … se declara por su Representación legítima una República libre e independiente, unida sí con las demás que componen la Nación Americana …”.

En esa fecha –cuya elección pudo no ser casual– se cum-plía un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán, tras-cendente hito en el proceso de Independencia, en la que en 1812 las fuerzas realistas encabezadas por Pío Tristán fueron derrotadas por el Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano, prócer que dio motivo para la publica-ción de numerosos libros (entre los más recientes: el ensayo “Belgrano. Artífice de la Nación, soldado de la libertad”, de Miguel Ángel De Marco; la novela “Amores prohibidos. Las relaciones secretas de Manuel Belgrano”, de Florencia Canale).

▶ Gente de Ramos Mejía

El lugar fue parte de la inmensidad que se presentaba ante los ojos del viajero que dejaba atrás las últimas casas de la ciudad de Buenos Aires, en dirección al oeste.

Luego, si bien era ya conocido, comenzó a ser clara refe-rencia cuando recibió al ferrocarril que, después de haber recorrido el primer tramo –desde la actual Plaza Lavalle has-ta Floresta– con la tracción de la legendaria locomotora La Porteña, continuó su marcha siguiendo el sendero del sol.Florecieron entonces las quintas como la “… de la calle Gaona …” –que habían alquilado amueblada–, a la que aludió Jorge Luis Borges en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, uno de los cuentos de Ficciones (“quizás el libro más reconoci-

Page 2: Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la que chicos como Tucho, Lila y tantos como ellos percibieron cómo iba quedando en

INALTO - Director responsable: Silvio Palermo - Revista Mensual de Cultura editada por Inalto S.A. - Domicilio legal: Lavalle 1290, Piso 1, Oficina 113, Ciu-dad Autónoma de Buenos Aires. Registro DNDA en trámite. ISSN: 2346-9153 - Año 1 número 1. Septiembre de 2013. Buenos Aires. República Argenti-na - Impreso en Estilos Gráficos S.A., Morón 2761/63, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Septiembre de 2013. © Inalto S.A. Todos los derechos reservados.

do” de ese prestigioso autor, como se señaló en su edición 2012).

Cuando ya los loteos y subdivisiones más importantes se habían realizado y el lugar presentaba profundas transfor-maciones, en septiembre de 1964 la Ley 6.802 de la Pro-vincia de Buenos Aires declaró “ciudad al actual pueblo de Ramos Mejía”.

Ciudad a la que su gente le dio peculiares características y la hizo trascender.

Su gente es la de hoy y la de ayer. La que se quedó y la que se fue, incluyendo aquellos que habiendo ido por otros caminos no dejaron de recordar su paso por Ramos Mejía, como los casos de notorias personalidades que no han per-dido ocasión adecuada para exteriorizar ese recuerdo.

Claro está que entre esa gente se deben computar a los que embellecieron el lugar con sus quintas y a los que tu-vieron a Ramos Mejía como meta de sus vacaciones o de sus fines de semana.

Pero todo parece indicar que para llegar a la actual fiso-nomía fueron decisivas las migraciones que protagoniza-ron a través de los años mujeres y hombres como los perso-najes de la novela Una pequeña familia (1951), de Bernardo Verbitsky, también autor –entre otras obras– de Villa Mise-ria también es América, de quien se dijo que habría sido el primero en utilizar la expresión “villa miseria”.En Una pequeña familia, Luisa y Eduardo, con sus peque-ños hijos Tucho y Lila, bajaron del tren, accedieron a la Av. Rivadavia, esa que –dice el autor– “nacía en Plaza de mayo y se perdía en la pampa”, caminaron algo más de seis cuadras, pasando por “un gran quintón como los de San Isidro”, para alcanzar un pasaje sin asfalto, donde estaba ubicada la casa que habían alquilado, a pocas cuadras de la fábrica Danubio, que estaba rodeada de una arboleda.

Como tantos de la vida real, esos personajes pensaron en una vida mejor de la que tuvieron en el departamento que habían dejado –inclusive por las posibilidades de juego para los chicos en un barrio que aún tenía baldíos– y al lle-gar a la casa alquilada, festejaron la existencia de un jardín y comprobaron la solidaridad de las vecinas para superar el primer problema (no había agua corriente y el bombeador no funcionaba).

Para ir al trabajo, Eduardo –el personaje de Verbitsky– empleaba 10 minutos para llegar caminando hasta la esta-ción, 20 en el tren, 7 en el subterráneo y otros 7 en tranvía. Pese a las combinaciones, ese viaje de tres cuartos de hora resultaba más placentero que el que tenía que hacer desde el departamento, en colectivos repletos.

No debe resultar tarea fácil calcular cuántas pequeñas familias cumplieron un recorrido similar al de los perso-najes de la novela de Verbitsky o se instalaron en Ramos Mejía por causas u objetivos parecidos al de éstos.

Sabemos que fueron muchas, y por los relatos de memo-riosos pobladores –como Don Paco y otros– hubo épocas

en las que incluso se dijo que por consejo médico se deci-día residir en la cercana Ramos Mejía, porque su arbolado ambiente favorecía las funciones pulmonares.

Los hijos de quienes llegaron en esas épocas tuvieron ocasión de caminar por los bulevares de Belgrano y de Av. de Mayo, de ver el arco que en el comienzo de ésta daba la bienvenida a la ciudad de Ramos Mejía, de reclamar una vuelta más en la calesita de la Casa de Auxilios, o de pedirle a papá de ir hasta la Av. Rivadavia para ver pasar el tren.

La Ramos Mejía de Borges (lado norte) y la de Verbitsky (lado sur) era la de una época en la que chicos como Tucho, Lila y tantos como ellos percibieron cómo iba quedando en el recuerdo –a medida que llegaban otras muchas personas–, para dar paso a la bulliciosa ciudad actual, producto de la gen-te de hoy y de ayer, de la que se fue y de la que se quedó.

▶ Las estigmas

El 20 de septiembre de 1918 –cuando estaba próxima la conclusión de la Primera Guerra Mundial–, quien naciera como Francesco Forgione recibió las llagas o estigmas en sus manos y pies, que llevaría con grandes sufrimientos y resignación durante 50 años.

Había nacido el día en el que en la Argentina se celebra-ba el 77 aniversario de la Revolución de Mayo, y el mundo lo conocería como Padre Pío.

Siendo Padre Pío sacerdote en San Giovanni Rotondo, al difundirse que era portador de esas heridas sangrantes, ese pequeño pueblo del sud de Italia se convirtió en un lugar de peregrinación, y la creciente devoción por dicho sacer-dote hizo que confluyeran al mismo millones de personas provenientes de muchos lugares del mundo.

Si bien es imposible resumir en pocas líneas la obra de Padre Pio y los sentimientos que suscitó en vida, cabe se-ñalar que a su empuje y fe se debió la creación del hospital modelo “Sollievo delle sofferenze” (“Alivio de los sufrimien-tos”) en dicho pueblo.

La muerte de Padre Pío, motivó un multitudinario fu-neral.

El Papa Juan Pablo II lo declaró Beato en 1999 y lo ca-nonizó el 16 de junio de 2002 como San Pío de Pietralcina (su pueblo natal).

La devoción por este Santo generó –entre otros efectos– que en San Giovanni Rotondo se construyera una iglesia con capacidad para 4.000 personas, y que en la Argentina se levantara en su honor la Iglesia San Padre Pio de Pietral-cina en Mar del Plata, ubicada en Sánchez de Bustamante 3845 del barrio Faro Norte.

El hombre y el santo motivaron –entre tantas manifes-taciones artísticas– la película “Padre Pio. Tra cielo e te-rra” (“Padre Pío. Entre el cielo y la tierra”) protagonizada por Michele Placido, y numerosos libros, que incluyen los

Page 3: Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la que chicos como Tucho, Lila y tantos como ellos percibieron cómo iba quedando en

editados en Italia (por ejemplo, uno muy pequeño y que se podía adquirir hace muchos años en el lugar de pere-grinación –“La vita del venerabile Padre Pio”, de Angelo Giubelli– y “Padre Pio mio padre”, de Pierino Galeone), en España (“Padre Pio. Los milagros desconocidos del santo de las estigmas”, de José María Zavala) y en Argentina (“Padre Pío. Padre Mario. Milagros de fe”, de Juan Pablo Battisti).

▶ Real Academia Española

En septiembre de 1650 nació Juan Manuel Fernández Pacheco –marqués de Villena–, quien fue fundador (con diez personas más) y primer director de la Real Academia Española (RAE), entidad que custodia la evolución de la lengua castellana y que ya cumplió 300 años de existencia.

El propósito explícito de los fundadores de la Real Aca-demia Española fue la elaboración de un diccionario, para fijar las voces y los vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza.

Es que España carecía de un diccionario, mientras los “primos” franceses e italianos ya lo tenían; los franceses, desde el año 1694, elaborado por la Académie française, que fuera fundada por el cardenal Richelieu en 1635; los italianos, desde el año 1610, confeccionado por la Accade-mia della Crusca, institución creada en 1583.

La Real Academia Española concretó su objetivo en 26 años, y España tuvo su diccionario en 1739, mientras que la Gramática de la Lengua Castellana fue publicada en 1771.

La prestigiosa entidad española –que ha mantenido a través del tiempo el lema “limpia, fija y da brillo” y diversas tradiciones (por ejemplo, sus plenarios semanales, que co-mienzan y terminan con una oración en latín)–, cumplió una gigantesca labor en sus 300 años de existencia y ha te-nido la flexibilidad de aceptar palabras originadas en otros países de lengua hispana, de contar con un Diccionario panhispánico de dudas, y de celebrar congresos internacio-nales de la lengua en dichos países, el tercero de los cuales se celebró en la Argentina –del 17 al 20 de noviembre de 2004, en la ciudad de Rosario–, con la recordada exposi-ción que sobre las “malas palabras” hizo Roberto Fonta-narrosa (autor de “Puro fútbol”, “Una lección de vida”, “La mesa de los galanes y otros cuentos”, “Los trenes matan a los autos”, etcétera).

▶ Les Luthiers. La suerte de los países

Hace ya 46 años que el conjunto musical “Les Luthiers” viene deleitando a los públicos de la Argentina y de los países que han tenido la suerte de contarlos entre sus espectáculos.

Durante esos años, fue creciendo el hoy economista turco Daron Acemoglu –radicado en Estados Unidos, donde es pro-fesor de Economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT)–, quien cumple 46 años en este mes de septiembre, y que se ha ocupado de la suerte de los países, aunque probablemente sin considerar las causas por las cuales algunos tuvieron la for-tuna de haber podido contar con la actuación de “Les Luthiers”.

Page 4: Distribución gratuita Septiembre 2013 - Año 1 Número 1 ...(lado sur) era la de una época en la que chicos como Tucho, Lila y tantos como ellos percibieron cómo iba quedando en

El citado economista, escribió junto con su colega nor-teamericano James Robinson –profesor de Harvard– un libro frecuentemente citado es esta época cuando se habla de economía: “Por qué fracasan los países – Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” (“Why Nations Fail – The origins of power, prosperity, and poverty”), cuya idea recto-ra es que son los dirigentes de los países quienes con sus decisiones políticas y económicas generan que sean ricos o pobres.

En la edición argentina de agosto de 2013 –traducción de Marta García Madera– se señaló en la cubierta anterior que George Akerlof (Premio Nobel de economía 2001) ha-bía expresado: “Consideramos que La riqueza de las nacio-nes, de Adam Smith, es un clásico imperecedero. Dentro de dos siglos, lo mismo pensarán de Por qué fracasan los países”.

▶ El destino de una princesa

No todas las princesas logran pasar por la vida como en un cuento de hadas. A veces, irrumpe el drama en su recorrido, como ocurrió en el caso de la princesa Mafalda (sí, el mismo nombre del personaje de Quino).

La principessa Mafalda era hija del penúltimo rey de Italia, Vittorio Emanuele III (de la dinastía Savoia).

Cabe acotar que el último rey italiano fue el hermano de la Mafalda de este drama, Umberto II, conocido como “il re di maggio” (el rey de mayo), porque, habiéndose co-ronado el 9 de mayo de 1946 (por abdicación del padre), partió hacia el exilio como consecuencia del referéndum institucional del 2 de junio de 1946, en el que –mediante el voto– los italianos desplazaron a la monarquía, al optar por la República.

Pero el drama de Mafalda se desencadenó antes de los hechos del párrafo precedente, aunque después de los que provocaron la furia de Hitler, con quien Musso-lini –que había sido designado primer ministro en 1922 (ver, por ejemplo, “Mussolini y el ascenso del fascismo”, de Donald Sassoon)– había terminado aliándose para la Segunda Guerra Mundial en curso.

El 25 de julio de 1943, Mussolini fue destituido por decisión de sus propios camaradas fascistas que inte-graban el órgano supremo del régimen –Gran Consiglio del Fascismo– y al día siguiente fue arrestado por deci-sión del rey Vittorio Emanuele III.

Como consecuencia de ello y por decisión del rey, quedó a cargo del gobierno Pietro Badoglio, quien en los prime-ros días de septiembre del mismo año acordó un armisti-cio con los “aliados”, sin el consentimiento de Hitler, luego de lo cual la familia real y el gobierno Badoglio abando-naron Roma, la que fue ocupada por las fuerzas militares alemanas.

Ese armisticio, acogido con júbilo por el pueblo italia-no, tendría efectos particulares para la princesa Mafalda.

En esos momentos, la princesa Mafalda se encontraba en Bulgaria (en representación de Casa Savoia), con mo-tivo de los funerales del zar Boris III de dicho país, con quien se había casado la princesa Giovanna, hermana de Mafalda.

Habiendo regresado a Roma, encontró desierta la re-sidencia real (Villa Savoia) y –contrariando los consejos recibidos– la princesa Mafalda aceptó confiar en los na-zis, con la esperanza de comunicarse con su esposo –un noble prusiano que integró el Estado Mayor de Hitler, aunque sospechado de ser parte de un complot contra éste–, pero su confianza le hizo terminar sus días en uno de los temibles campos de concentración nazis utiliza-dos por la Gestapo –en alemán, Konzentrationlager, co-nocidos también como KZ–, donde era conocida como Frau von Weber, porque los nazis decidieron ocultar su verdadera identidad.

En el lager de Buchenwald, la princesa Mafalda com-partió penurias con otros prisioneros italianos, hasta que en agosto de 1944 sufrió graves heridas en un bombardeo de los aliados, las que le provocarían la muerte pocos días después.

Antes de perder el conocimiento, la principessa Mafal-da se dirigió a los italianos presentes y les dijo: “Italiani io muoio, ricordatemi non come una principessa ma come una sorella italiana” (“Italianos, yo muero. Recuérdenme no como una princesa, sino como una hermana italiana”).

Entre quienes abordaron el drama de esta valerosa mujer, podemos mencionar al argentino Ovidio Lagos, en su libro Principessa Mafalda. Historia de dos trage-dias.

Las dos tragedias a las que alude el libro mencionado (a la segunda nos referiremos en otra ocasión), atrajeron tam-bién la atención del periodista Mario Markic, quien dedicó uno de los programas del ciclo “En el camino”, para una extensa entrevista con Ovidio Lagos, trasmitida en el canal de cable TN, en abril de 2012.